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Título: Cuando sólo una grabación sirve como prueba del mal desempeño del gerente en una SRL
Autor: Pucci, Isabela
Publicado en: SJA 13/12/2017, 13/12/2017, 25 -
Cita Online: AR/DOC/3788/2017
Sumario: I. El caso.— II. La sentencia de Cámara.— III. La remoción del así llamado "socio-gerente".— IV.
Primera "justa causa" de remoción.— V. Segunda "justa causa".— VI. Los daños.— VII. Conclusiones.
I. El caso
El titular de una mínima porción del capital social de una sociedad de responsabilidad limitada, dedicada a
la actividad inmobiliaria, promovió acción para lograr la remoción del cargo de a quien llama "socio-gerente",
con más la reparación de daños y perjuicios que el actor dijo haber sufrido como consecuencia del actuar
ilegítimo.
La acción se sostuvo en la circunstancia de que no se respetó el derecho a participar en las ganancias, la
realización de operaciones de corretaje inmobiliario en competencia con la sociedad y la falta de confección de
ciertos balances. Se destaca que se ofreció como respaldo probatorio principal la grabación de una conversación
con participación de los litigantes y un tercer socio.
La primera instancia rechazó la demanda en su totalidad al señalar que, de la grabación acompañada, no
resultaba claramente la conducta imputada por el actor; la testimonial rendida era insuficiente y que se había
probado en autos que la contabilidad era llevada en legal forma y los balances habían sido confeccionados.
Recurrida la decisión fue revocada, se dispuso la remoción del llamado "socio-gerente", y se condenó al
demandado a pagar una indemnización. Todo ello fundado en que la primera instancia había considerado sólo
parte de la grabación referida, pues de la grabación completa resultaba el reconocimiento por el demandado de
las actividades en competencia y que no se habían asignado utilidades al actor.
II. La sentencia de cámara
Antes de analizar el fondo del asunto, la Cámara examina la admisibilidad de la prueba principal aportada
por el actor, es decir, la grabación mencionada anteriormente y concluye que, en el específico caso de autos, no
hay motivo que impida examinarla ya que, la conversación registrada fue sometida al peritaje de un experto en
foniatría y éste estableció, sin críticas, que una de las voces grabadas correspondía a la del demandado, y que, en
el contenido del diálogo, no había nada que pudiera entenderse como concerniente a su vida íntima.
III. La remoción del así llamado "socio-gerente"
La primera cuestión que corresponde resaltar de este fallo es que no se distingue en ningún momento entre
el cargo de gerente y la situación de socio del demandado (1). Ya en la demanda se solicita la remoción del
demandado de su cargo de "socio-gerente" y no surge del fallo que, ni en primera instancia ni en segunda, se
aclare la diferencia ni que el doble carácter tenga alguna relevancia (2). Cuestión que resulta fundamental pues
no coinciden los derechos y obligaciones de un gerente con los del socio.
La determinación del incumplimiento del gerente a las obligaciones a su cargo debe realizarse con base en
los arts. 59, 157, 274 y concordantes de la ley 19.550, y las consecuencias de dicho incumplimiento irán desde
la remoción a la obligación de indemnizar los perjuicios causados.
Ahora bien, el incumplimiento de los deberes del socio o del adecuado ejercicio de sus derechos lo será con
base en la Sección VI de la ley 19.550 y demás artículos específicos relativos al estado de socio. Asimismo, la
falta de affectio societatis (mencionada en el fallo) tiene que ver con el estado de socio y no con el cargo de
gerente. Las consecuencias por los incumplimientos a los deberes del socio y por la falta de affectio societatis
van de la exclusión del socio a la disolución de la sociedad e incluirá, en su caso, la obligación de indemnizar
los perjuicios.
IV. Primera "justa causa" de remoción
Resulta de la grabación que el actor manifestó no recibir ganancias "por más de ocho meses", lo cual fue
justificado por sus consocios en el menor compromiso en contribuir con las operaciones comerciales de la
sociedad y en la decisión de repartir las utilidades de acuerdo con la productividad de cada uno. De esta
conversación, y en particular de los dichos del demandado, el sentenciante concluye que "...representa sin
dudas, ...una reprochable desviación de sus deberes como socio-gerente, pues no puede ignorar que constituye
un derecho 'intangible' de todo socio de una SRL el relativo a la oportuna y correcta distribución y percepción
de las ganancias"; y luego se explaya sobre los derechos al dividendo conforme la ley y respecto a que las
ganancias deben distribuirse en proporción al capital integrado por cada socio y no de otra forma.

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La referencia a no recibir ganancias "por más de ocho meses" parece contradecir el principio de que las
ganancias deben repartirse una vez transcurrido el ejercicio, de modo completo, y según resulte, al decir del
fallo, de un balance regularmente confeccionado y aprobado por los socios. Es decir, al momento en que el actor
formuló su reproche no tenía derecho a recibir nada (3).
Luego, se menciona la existencia de un desvío de deberes del demandado como "socio gerente", porque la
distribución y percepción de ganancias es un derecho intangible de todo socio. Sin embargo, si bien el gerente
es quien tiene a cargo la confección de los balances y, eventualmente, aconsejar o no la distribución de
dividendos, el órgano de gobierno es el competente para resolver sobre la distribución de utilidades (4), en el
caso de las sociedades de responsabilidad limitada, los socios, sea en reunión de socios o por el resultado de
consulta que les pueden hacer los administradores. En consecuencia, no hubo desviación de deberes del
demandado como gerente, además de que en la sentencia no se menciona si los socios consideraron o no los
balances y la eventual distribución de dividendos.
Asimismo, en la sentencia se exonera de responsabilidad al demandado respecto a la no confección de los
balances pues fue probado que los libros eran llevados en legal forma y que los balances de 2011 y 2012 fueron
confeccionados con base en ellos. Es decir, el demandado cumplió con su obligación como gerente y con base
en esos balances es que los socios eran quienes debían resolver sobre la distribución o no de utilidades (5).
El fallo también hace mención a la obligación de distribuir utilidades en proporción al capital integrado por
cada socio, no obstante, aún probado el porcentaje de participación sobre el capital social, no surge que se
hubiera cumplido con su integración y en qué porcentaje.
No se advierten otras referencias a pruebas en la causa que demuestren haberse vulnerado el derecho del
socio minoritario a recibir ganancias, que éste hubiera solicitado a la gerencia la convocatoria a reunión de
socios o la consulta para la consideración de los balances y sus resultados. Tampoco se menciona si el tercer
socio recibió o no ganancias, o si las "ganancias" que menciona el demandado en la grabación están registradas
en los libros como comisiones, sueldos, honorarios de gerente o como ganancias distribuidas.
Se dice en el fallo que el hecho de distribuir ganancias de forma distinta a la proporción del capital integrado
"niega obviamente el concepto de affectio societatis", pero he aquí que esa affectio es la que se reconoce como
elemento en la relación entre los socios (6). Si en el caso se juzga la actuación del socio como administrador y
no como socio, lo que se ha de demostrar es la falta de idoneidad para el desempeño del cargo, la culpa o dolo
en la forma de administrar y el perjuicio causado como consecuencia de ello. Se confunden los términos y los
límites se hacen difusos. Si no hay affectio societatis como relaciona el Tribunal, la cuestión resulta ser entre
socios y no hace al carácter de gerente de uno de ellos (7).
V. Segunda "justa causa"
Se menciona que el reconocimiento del demandado en la grabación, sobre el cierre de algunas operaciones
en forma personal, tiene carácter de confesión extrajudicial, demostrativo de la realización de actos en
competencia, y que no fue probado que hubieran sido autorizados. Así, se concluye que el demandado
incumplió sus deberes fiduciarios y comprometió su responsabilidad personal. Si bien es reprochable que el
demandado haya realizado cualquier acto en competencia con la Sociedad, tal como lo señala la sentencia, no
hubo precisión acerca de cuáles y cuántos fueron dichos actos competitivos, ni su alcance ni se probó cuáles
fueron los perjuicios concretos que se causaron al actor o a la sociedad (8).
VI. Los daños
Llega así el fallo al momento de determinar si le corresponde al actor ser resarcido por daños y perjuicios y
establece que le corresponden por dos conceptos: dividendos no distribuidos y ganancias no percibidas por actos
en competencia.
Sobre los dividendos no distribuidos, se fijan en un porcentaje (dado por el de participación en el capital) de
las ganancias que resultan de los balances, mas no se aclara si esos balances fueron o no aprobados por la
reunión de socios, ni si las ganancias son líquidas.
Con relación a las ganancias no percibidas por el actor por actos en competencia, el preopinante, luego de
reiterar la inexistencia de constancias que delaten cuántos y cuáles fueron los actos perpetrados por el
demandado ni cuáles los daños concretos reclamados, establece un resarcimiento en una suma sin ninguna
fundamentación (9).
Finalmente llama también la atención que se determine que del resultado que se dice corresponder al actor
en concepto de indemnización "debe descontársele la suma de ..., cantidad esta última que en la grabación tantas
veces referida aparece mencionada por el propio actor como cobrada por él en concepto de comisión". Con ello,
el fallo desvirtúa la lógica sobre la cual se apoya para decidir como lo hace. Si el actor cobró una "comisión", la
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"comisión" no es utilidad, por lo que no habría motivo para descontarla del monto a percibir por el actor por los
conceptos atribuidos a él en la sentencia, v.gr., utilidades que el actor tenía derecho a recibir. Ahora, si la
"comisión" se descuenta de dichos importes porque fue una utilidad, los socios estuvieron de acuerdo en
distribuir las "utilidades" según el trabajo que hizo cada uno. Lo que finalmente lleva a pensar si la mentada
distribución de utilidades de la que se habla en la grabación no correspondía, en realidad, a comisiones que los
socios se distribuyeron entre ellos en virtud de las ventas que cada uno hizo. En síntesis, no resulta lógico que se
resuelva la remoción del gerente con base en una práctica que el mismo actor aprobó.
VII. Conclusiones
Concluyen estas notas destacando que la grabación sobre la que se apoya la sentencia para decidir la
remoción del gerente, no parece prueba suficiente para tal fin. Fácil es advertir que la conversación incluida en
la grabación habría tenido lugar antes del cierre de un ejercicio completo; que se trata de una conversación entre
socios que no pueden hablar de utilidades, en el sentido estricto del término establecido en la ley, justamente
porque el ejercicio no había finalizado; que en la conversación se habla de la "productividad" de cada uno, con
lo cual se infiere que los socios trabajan para la Sociedad, aunque se desconoce bajo qué conceptos se
distribuían los ingresos (v.gr., sueldo, comisión, ganancias); que la distribución o no de dividendos depende de
la decisión de los socios, y no del gerente como tal, y que, si en la conversación estaban los tres socios como
plasma el decisorio, no queda claro por qué se reprocha al actor su actuación como gerente.
Se coloca especialmente en resalto que, tanto el actor como el tribunal en la sentencia, mantienen la
expresión, propia del lenguaje vulgar, de "socio-gerente" cuando son, claro está, dos posiciones diferenciadas en
una sociedad, con derechos y obligaciones diferentes.
Puede así concluirse que el pronunciamiento final no alcanza a configurar un tratamiento riguroso de la
materia llevada a su conocimiento, tanto más cuanto, en el caso, se evidencia un claro desvío del uso regular de
la forma societaria más próximo a las sociedades que llamábamos de hecho, desvío que, finalmente, conduce a
la decisión definitiva.
(1) Conforme el art. 157 de la ley 19.550, "la administración y representación de la sociedad corresponde a
uno o más gerentes, socios o no...".
(2) El gerente no precisa ser socio necesariamente: "La composición de la gerencia puede ser individual o
colectiva; puede haber un gerente o más, ser socios o no, es decir, se puede traer a un tercero para ser gerente".
ESCUTI, Ignacio A., "Sociedades Comerciales", Ed. Astrea, Buenos Aires, 2006, p. 169; "El o los gerentes
pueden ser socios, pero esto no es obligatorio, pues terceros pueden desempeñarse como gerentes". POLAK,
Federico G., "Sociedad de responsabilidad limitada: en general y su tratamiento en particular para las pymes y
el Mercosur", Ed. Ábaco, Buenos Aires, 1999, p. 163. Entonces, resulta vital aclarar la distinción cuando se
trata de la remoción del gerente y no se requiere la calidad de socio para ocupar el cargo.
(3) "La distribución requiere ante todo un balance aprobado, antes de la aprobación no pueden hacerse
pagos por ese concepto". HALPERIN, Isaac, "Sociedades de responsabilidad limitada", Ed. Depalma, Buenos
Aires, 1980, 8ª ed., p. 210.
(4) "...Corresponde al órgano de gobierno de la Sociedad... decidir sobre la aprobación de los estados
contables y distribuir beneficios...". POLAK, Federico Gabriel, ob. cit., p. 203.
(5) "La aprobación (del balance) por los socios es esencial para la distribución de los beneficios (art. 68)".
Halperin, Isaac, obra citada, p. 207.
(6) "La affectio societatis se entiende como la voluntad de los socios de colaborar activamente con la
consecución de un fin social". FARINA, Juan M., "Derecho de las sociedades comerciales", Ed. Astrea, Buenos
Aires, 2011, p. 120.
(7) Surge claro de la jurisprudencia que la affectio societatis es una cuestión entre los socios y así se ha
dicho "...si no hay affectio societatis y esa predisposición necesaria que debe existir de los integrantes de la
sociedad de actuar en forma coordinada para obtener el fin perseguido con la constitución de la misma,
postergando los intereses personales en aras del beneficio común, los estrados judiciales siempre brindaran
soluciones meramente paliativas o provisorias ya que no pueden sustituir los deberes de colaboración y de
lealtad que corresponden a los socios". CS Santa Fe, 09/09/2014, "N., A. M. L. c. J. Ureta Cortes y Cía. SRL s/
nulidad de decisión de asamblea - recurso de inconstitucionalidad", El Derecho Digital [78349] [2014] y "se
arriba a la conclusión de que estamos en presencia de una conducta que considerada globalmente en su conjunto
es incompatible objetivamente (FARINA, Juan M., "Estudio de Sociedades Comerciales", p. 77; ESCUTI,
Ignacio A., ob. cit., p. 62), con la affectio societatis que debe presidir las relaciones de los socios entre ellos y
contra la sociedad, tomada esta acepción en el sentido que le da Fargosi ("La affectio societatis", Buenos Aires,

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1956), como situación de igualdad y equivalencia entre los socios, de modo que cada uno de ellos y todos en su
conjunto, observen una conducta que tienda a prevalecer el interés común que es modo de realización de los
intereses personales. CNCom., sala A, 24/03/2000, "Gagliardo, Osvaldo E. y otro v. Moiguer, Fernando M. s/
sumario", El Derecho 188-410 [2000].
(8) Favier Dubois cita el fallo "Foretic, Carlos Alberto c. Foretic, Fernando Mario s/sumario" en el cual se
desestimó la demanda de daños por falta de prueba. Se trababa de un socio gerente de una SRL que constituyó
una SA como único director, y que si bien utilizó sus conocimientos en el mercado no se acreditó perjuicio
concreto a la primera sociedad disminuyendo o desviando su cartera de clientes. CNCom., sala B, 15/10/2000.
FAVIER DUBOIS, Eduardo M. (pater) - FAVIER DUBOIS, Eduardo M. (h.), "La prohibición de competencia
en los contratos, en las sociedades y en los concursos: reglas aplicables, pactos y efectos", Errepar DSE nro.
309, t. XXV, agosto 2013.
(9) Según lo resuelto en el fallo, se entendió que el socio reclamó daños en forma personal lo cual quedó
configurado como acción individual de responsabilidad: "cuando el socio o el acreedor es perjudicado
personalmente por el acto del gerente, tiene una reparación propio en reparación del daño que sufre
personalmente. El art. 279, LS, prevé la acción expresamente que resulta de la aplicación del derecho común"
(HALPERIN, Isaac, ob. cit., p. 192) y así, debía probar el daño: "como toda acción indemnizatoria, la acción
individual de responsabilidad está sometida a todos los requisitos que caracterizan a la misma, en cuanto a que
la víctima (el accionista a título particular o los terceros) debe configurársele un daño concreto y demostrado, y
los restantes presupuestos de la teoría general de la responsabilidad". VÍTOLO, Daniel R., "Ley 19.550.
Comentada", Ed. Rubinzal-Culzoni, Buenos Aires, 2008, t. IV, p. 684.

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