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RESUMEN LIBRO DE LAS INCIDENCIAS CONCURSAL.

CAPITULO PRIMERO

Procesos de codificación, descodificación y decodificación

1. Introducción En el 2014 se sanciono la ley 26.994, que aprobó el CCCN derogando el Cód. Civil de Vélez y el
Código de Comercio. En esta obra analizaremos el impacto que provoca el CCCN en el régimen concursal. Si bien la ley
24.522 de concursos y quiebras no fue modificada por el código sancionado, las reformas al régimen concursal resultan
variadas y significativas.
En la actualidad se observa un proceso de recodificacion que se exhibe de manera universal. Sin embargo, dicha etapa
estuvo precedida por otra codificación, que se gesto principalmente en el S. XIX y otra descodificación, que se produjo
en el S. XX. Estos procesos de codificación, descodificación y recodificacion, contradictorios entre si, son el resultado de
profundas tensiones: la codificación es la prevalencia del universalismo respecto al particularismo, del derecho
planificado respecto del espontaneo, del idealismo respecto al realismo. Estas tensiones tienen sus génesis en otras
existentes en el plano axiológico: la codificación es, en definitiva, el triunfo de los valores orden, seguridad, poder y
utilidad sobre los valores superiores humanidad y justicia.

2. Codificación Es un sistema normativo que alcanza su máximo grado de autonomía legislativa por medio de la
codificación propia de los sistemas continentales o escritos. La idea de codificación se vincula al pensamiento
racionalista y de la ilustración que denomino Europa a partir del S. XVIII. El proceso de codificación del derecho privado
tradicional regulaba el tráfico económico de un modo acorde con la economía del Estado liberal decimonónico. La
codificación del S. XX produjo una devaluación del elemento consuetudinario en la formación del derecho. En tal
sentido, BOSSERT señala que la Revolución consideraba a las costumbres fuerzas retardatarias arraigadas en el vulgo
a través del tiempo, y para terminar con ellas era necesario erigir a la ley como única fuente de los derechos y las
obligaciones. La fuente de creación normativa era el Estado, el racionalismo resistía la costumbre, salvo cuando la ley
expresamente se refería a ella. Con respecto al agotamiento de la costumbre como fuente de derecho, los ilustrados
mostraron una desconfianza desdeñosa hacia la costumbre, que fue vista como fruto de un pasado irracional, una obra
de una voluntad anónima, casi siempre popular y carente de las luces solo poseídas por los filósofos cultos y por los
legisladores ilustrados. Por lo tanto, la fuente creadora del derecho era el Estado, que procuro hacer del código un
orden cerrado que brindara todas las soluciones posibles. El movimiento codificador alentado por la razón del
iluminismo, pretendió servir a los intereses de la burguesía confiriéndole seguridad jurídica a través de un derecho que
supuestamente contenía todas las respuestas anticipadas y claramente expresadas. El derecho estaba hecho por los
legisladores, a los jueces se les negaba la capacidad creadora y entonces, la previsibilidad y certeza que suministraba
el derecho era teóricamente perfecta.
La codificación francesa implico un avance con respecto a la codificación antigua, dado que esta comprendía
recopilaciones, pero no códigos. Se trataba de una reunión de diversas leyes dictadas en distintas épocas, que muchas
veces evidenciaban pensamientos contradictorios. Se agrupaban leyes sin saber si estaban o no vigentes, generando
con ello inseguridad, en esta etapa se observa un vinculo muy fuerte entre la codificación y la organización sociopolítica.
La codifican marco una ruptura con el orden jurídico anterior y determino el nacimiento del verdadero derecho civil
moderno. En esta primera etapa de la codificación moderna, se llevo a cabo codificando de forma separada el derecho
civil y el derecho comercial. De esa manera se presento el derecho comercial con carácter excepcional, en razón de que
el estatuto del comerciante se edifico basado en categorías conceptuales del ordenamiento civil. El codificador francés
concibió al derecho comercial con carácter excepcional, remitiéndose para lo general al código civil. En nuestro país, la
codificación francesa también se codifico con el derecho civil y el derecho comercial de manera separada.
También la primera parte del S. XX se pone en escena un proceso de unificación del derecho privado. La tendencia
unificadora presenta importantes antecedentes en Latinoamérica. En nuestro país estas ideas fueron propiciadas por
LISANDRO SEGOVIA, a nivel universal la idea de unificación fue fervientemente expuesta por VIVANTE.
En conclusión el proceso de codificación moderna inicia en el S. XIX y se prolonga durante la primera mitad del S. XX,
momento que a partir del cual se agrega la tendencia de la unificación del derecho privado.

3. Descodificación El S. XX nos presento un nuevo fenómeno: la descodificación. Proceso que se da en ese siglo
quedo reflejado en el pensamiento de IRTI, que hablo de la edad de la descodificación. LORENZETTI sostuvo la
existencia de un big bang legislativo, indicando que este proceso determino el surgimiento de microsistemas legales
autónomos y que estos no son meras especificaciones de la norma general, sino que incluyen derogaciones, reglas
propias en materia interpretativa, procesal, organización de la justicia y hasta sus propios especialistas, congresos y
libros. Indico que la explosión del Codigo produjo un fraccionamiento del orden, similar al planetario. LLAMAS POMBO
sostiene que la descodificación es fruto de la directa intervención del Estado en la vida económica, como de la
ampliación del campo de todo el derecho privado, no solamente el civil, como también de la complejidad que pone de
relieve la realidad jurídica moderna, que a menudo se manifiesta incluso en la concurrencia de normas de naturaleza
diversa sobre un determinado supuesto de hecho. La descodificación del derecho privado es un fenómeno universal que
se presenta en todos los países. El indicado proceso manifiesta de diversas formas, ya sea porque materias
tradicionalmente regladas en el código salen de el y pasan a ser regladas por leyes especiales, o sea porque nuevos
fenómenos del derecho son reglados por leyes especiales. En nuestro tiempo el Código convive con otras fuentes de
jerarquía superior, como la Constitución, el derecho supranacional o el derecho comunitario.
Asimismo la descodificación se produce por la vía de otro proceso del derecho privado del S. XX que es la
constitucionalidad del derecho privado. El proceso de constitucionalizacion del derecho privado para SOZZO “significa,
por un lado que temas típicos del derecho privado son incorporados en las recientes reformas constitucionales y sobre
todo, que se asiste a un fenómeno de revalorización dogmatica de la conexidad de todas las reglas y los Códigos de
derecho privado”. A este proceso de descodificación se lo designa como “descodificación superior”. Además de este
proceso de descodificación, hay que señalar que la coexistencia de un Código Civil y de un Código de Comercio, en
materia contractual, presentaba una innecesaria superposición en la regulación de los contratos civiles y comerciales.

4. Recodificacion Hay una recuperación de la orientación codificadora, aunque sea con códigos mas sintéticos y
apoyados en principios. ALEGRIA sostiene que se observa a la recodificacion como una pluralidad articulada y un
retorno al método de los códigos, no ya como universales, eternos o enciclopédicos, sino como una concentrada mirada
de principios generales, de reglas abiertas, dialogantes con los preceptos propios de cada sector y leyes especiales,
permitiendo así fijar categorías que resuelvan sistemáticamente la pluralidad del lenguaje jurídico. Esta recodificacion
del derecho privado se exhibe como una de las cuestiones de fondo mas debatidas en el mareo de las profundas y
constantes reformas en dicha rama del derecho. La recodificacion se orienta en distintos sentidos en lo interno y en lo
global. Hoy se habla de una recodificacion por parte de aquellos países de tradición codificadora que renuevan total o
parcialmente sus códigos y una codificación que es llevada a cabo por países que carecían de códigos civiles o de
comercio y que empezaron a sancionarlos como consecuencia del ingreso a la economía de mercado. Nuestro CCCN
se presenta como un importante avance en nuestra legislación, al adaptar nuestro derecho a la realidad social del S.
XXI. Es un Código que, a diferencia del decimonónico, no hace centro en la protección de la propiedad, sino de la
persona. Claramente se advierte ello desde el art 1º, cuando al referirse de fuentes y aplicaciones recepta el proceso de
constitucionalizacion del derecho privado. Establece el bloque de constitucionalizacionalidad cuando el precepto
expresa: “los casos que este Código rige deben ser resueltos según las leyes que resulten aplicables, conforme con la
CN y los tratados de DDHH en los que la República sea parte”. Asimismo, es un código democrático, puesto que es el
resultado de un proceso ampliamente participativo, donde se escucharon a todos los sectores de la sociedad.
CAPITULO II

COMPETENCIA CONCURSAL. EXHIBICION GENERAL DE LOS LIBROS DE COMERCIO

A) COMPETENCIA EN LOS CONCURSOS DE PERSONAS QUE EJERCEN ACTIVIDAD PROFESIONAL O


ECONOMICA

5. El nuevo concepto de domicilio real El CCCN tiene una incidencia en la competencia concursal, derivada de
una nueva calificación de lo que se considera domicilio real efectuada por el art 73. El domicilio es un atributo de la
persona que la individualiza. Se expresa que “no podría designarse a alguien concretamente si no la personalizara
unilateralmente por su nombre y ubicación, a fin de que se cumpla sus obligaciones y ejerza sus derechos. Se sostiene
que es una exigencia ineludible del buen orden social que las personas puedan ser ubicadas en el territorio. Es
necesario que exista un lugar determinado en donde se les pueda exigir el cumplimiento de sus obligaciones, el pago de
los impuestos, donde se les pueda notificar judicial o administrativamente, se precisa que las personas tengan un
asiento jurídico, en donde puedan reclamar la protección de las leyes. El CCCN simplifica el régimen de domicilio. Al
respecto, clasifica al domicilio en distintas categorías: a) real (art 73) b) legal (art 75) y c) especial (art 76). Se elimina la
categoría del domicilio de origen que era contemplada en el art 89 in fine del código civil. Se sostenía que era una
especie de domicilio legal. El CCCN trae una nueva definición de domicilio real. Al respecto, en el art 73 expresa “la
persona humana tiene domicilio real en el lugar de su residencia habitual. Si ejerce actividad profesional o económica lo
tiene en el lugar donde la desempeña para el cumplimiento de las obligaciones emergentes de dicha actividad”. El
domicilio real es una especie del domicilio general u ordinario, el que se aplica a la generalidad de los derechos y
obligaciones de una persona. Extiende su eficacia de manera indefinida y universal. Se expresa que el domicilio real
está vinculado de manera directa con la noción de residencia de la persona humana en un lugar determinado, con el
calificante de habitualidad. Las innovaciones que trae el art 73 del CCCN son las siguientes a) se alude a “personas
humanas” y no simplemente a personas. Ello guarda concordancia con toda la regulación de esta categoría que se
contiene en el Titulo I del Libro Primero. B) emplea expresamente el término “residencia habitual” y no solo el de
residencia. Se indica que la ley contempla a la residencia como un elemento constitutivo del domicilio, dado que el
domicilio de la persona se determina en función de su residencia habitual. Entendida esta como el lugar en el habitual y
permanentemente habita una persona. C) se inclina por el sistema de pluralidad de domicilio, dado que considera
domicilio real el supuesto de residencia habitual, pero en caso de que la persona ejerza actividad profesional o
económica el domicilio real es el lugar donde la desempeña para las obligaciones nacidas de dicha actividad. SAUX
sostiene que parecería proponer ahora que existe un domicilio real general y un domicilio real acotado o profesional que
sin llegar a conformar un supuesto de domicilio especial como el descripto en el art 75, limita sus alcances a las
relaciones jurídicas profesionales o económicas de la persona y no a otras. En consecuencia, esta ultima parte del art
73 alude al domicilio real de las personas que ejercen una actividad profesional o económica, tiene incidencia en las
reglas de competencia concursal.

6. Incidencia del nuevo concepto de domicilio real en la competencia concursal. El art 3 de la LC establece,
en sus 5 inc, distintas reglas a fin de determinar quién es el juez competente en un proceso concursal. Es una norma
que determina las reglas de competencia para las distintas especies de procesos concursales que se regulan en la LC.
El art 73 del CCCN tendrá incidencia en el inc 1 del art 3 de la LC, en cuanto se trate del concurso de una persona
humana que ejerza una actividad profesional. El precepto de la LC dispone que corresponde intervenir en los concursos
al juez con competencia ordinaria, de acuerdo a las siguientes reglas: 1) si se trata de personas de existencia visible, al
del lugar de la sede de administración de sus negocios, a falta de este, al del lugar de domicilio. El art 73, si la persona
humana realiza una actividad que no sea típicamente de las que pueden calificarse como comercial, llevando a cabo
una actividad profesional, es competente el juez de su domicilio, pero ahora con la nueva calificación de domicilio, ya no
solo se tendrá en consideración la residencia habitual, como lo estatuía el art 89 del código civil sino que principalmente
ha de tomarse en consideración lo que surge del segundo párrafo del art 73 del CCCN. Ej: un contador público, un
ingeniero o un abogado que resulten insolventes por actos vinculados a su actividad profesional, la competencia
concursal le corresponderá al juez de su domicilio, entendido este como el lugar donde desempeña la actividad
profesional.

ART 73 CCCN INCIDENCIA EN EL INC 1 DEL ART 3 DE LA LCQ Y 89 DEL CODIGO VELEZ

B) COMPETENCIA DEL JUEZ DEL CONCURSO EN LA LIQUIDACION PATRIMONIAL DEL MATRIMONIO

7. Principio legal El art 717 del CCCN expresa que si se ha declarado al concurso o la quiebra de uno de los
conyugues, en la liquidación del régimen patrimonial del matrimonio es competente el juez del proceso colectivo.
8. Efectos. Fuero de atracción esta norma impacta sobre el fuero de atracción y el particular sobre el inc 1 del art
21 de la LC que excluye de aquel a los juicios que se funden en las relaciones de familia. La excepción prevista en el art
21 inc 1 de la LC tiene una larga trayectoria en el derecho concursal nacional. Su fundamento obedece a la protección
especial que merece el interés publico que tutela la institución familiar. Cuando se dicto la ley 26086 que modifico el
fuero de atracción, la doctrina indico acertadamente que se perdió la oportunidad de clarificarlo. La doctrina señalo que
se debería haber determinado correctamente que tipos de juicios fundados en las relaciones de familia quedaban
excluidos del fuero de atracción. Los juicios fundados en relaciones de familia que escapan al fuero de atracción existen
dos tesis: A) Por un lado se sostiene que cualquier tipo de juicio fundado en una relación de familia escapa al fuero de
atracción concursal con independencia. B) Consideran que no todo juicio de familia queda exceptuado del fuero de
atracción, sino solo aquellos donde se debaten cuestiones estrictamente personales.
Confrontando el inc 1 del art 21 de la LC con el art 717 in fine del CCCN cabria destacar que el juez concursal es
competente en la liquidación del régimen patrimonial del matrimonio. El art 717 doce que rige fuero de atracción
respecto de la liquidación de la sociedad conyugal, material que es exclusivamente patrimonial. Ya no es competente en
la liquidación de los bienes de acervo conyugal el juez del divorcio, sino que se atribuye la competencia al juez de
concurso. De manera similar se expresa que se zanja la cuestión respecto de la competencia del juez de concurso o
quiebra que una vez declarada dice el Código, atrae el proceso de liquidación del régimen patrimonial del matrimonio.
Se evitan debates respecto de la excepción al fuero de atracción del art 21 de la ley 25.522 que excluía los procesos
fundados en relaciones de familia. En la liquidación del régimen patrimonial será competente el juez del concurso o la
quiebra. Un sector de la doctrina se manifiesta en sentido crítico a esta reforma dado que el juez comercial estaría
entiendo en cuestiones de familia. Se expresa que ello obligaría a los jueces comerciales a entender en cuestiones de
familia sin que se alcance a comprender como se cumpliría el principio de justicia especializada al que se refiere el art
710.
C) EXHIBICION GENERAL DE LIBROS DE COMERCIO EN CASO DE QUIEBRA O CONCURSO.

9. Introducción El art 320 CCCN establece quienes son los sujetos que tienen la carga de llevar contabilidad. Si
bien el art 320 refiere a obligación, se indica que no estamos ante una obligación sino, frente a una carga, ya que no
existe la posibilidad jurídica de que su cumplimiento se imponga coercitivamente, su incumplimiento solo ocasiona la
perdida de los beneficios que un sistema llevado en debida forma produce. El art 320 del CCCN amplia los sujetos
obligados a llevar contabilidad con respecto al art 43 de Código de Comercio, que establecía que todo comerciante, se
encontraba obligado a tener contabilidad mercantil organizada. El precepto indicado del CCCN dispone: “ están
obligadas a llevar contabilidad todas las personas jurídicas privadas y quienes realizan una actividad económica
organizada o son titulares de una empresa o establecimiento comercial, industrial, agropecuario o de servicios.
Cualquier otra persona puede llevar contabilidad si solicita su inscripción y la habilitación de sus registros o la
reubicación de los libros, como se establece en esta misma sección. Sin perjuicio de lo establecido en leyes especiales,
quedan excluidas de las obligaciones previstas en esta Sección las personas humanas que desarrollan profesionales
liberales o actividades agropecuarias y conexas no ejecutadas u organizadas en forma de empresa. Se consideran
conexas las actividades dirigidas a la transformación o a la enajenación de productos agropecuarios cuando están
comprendidas en el ejercicio normal de tales actividades. También pueden ser eximidas de llevar contabilidad las
actividades que, por el volumen de su giro, resulta inconveniente sujetar a tales deberes según determine cada
jurisdicción local”. En el nuevo sistema proyectado los obligados a llevar contabilidad pueden ser agrupados en cuatro
categorías, a saber: a) las personas jurídicas privadas, donde el fundamento de la existencia contable debe buscarse,
ora en su recurrencia habitual al crédito b) los entes contables determinados sin personalidad jurídica expresamente
obligados por ley, como es el caso de las agrupaciones de colaboración, uniones transitorias y consorcios de
cooperación c) las personas humanas que desarrollan ciertas actividades económicas como son el ejercicio de una
actividad económica organizada, la titularidad de una empresa y la titularidad de un establecimiento comercial, industrial
o de servicios d) los agentes auxiliares del comercio regidos por normas especiales, como es el caso de martilleros y
corredores. Se señala que al extender las obligaciones contables a entes que por ley hoy no la tienen, también se ha
extendido el campo de actuación de los contadores públicos.
10. Ampliación de las facultades de investigación a cargo del síndico. Los cambios en el régimen de
contabilidad tienen su reflejo en las funciones a cumplir por el síndico en el proceso de concursal. La modificación
habida en materia contable implica un ensanchamiento de las facultades de investigación del sindico, quien deberá
determinar si se trata o no de un sujeto obligado a llevar contabilidad en los términos del art 320 del Proyecto. En el
caso de personas humanas deberá determinar si desarrollan o no ciertas actividades económicas, como son el ejercicio
de una actividad económica organizada, la titularidad de una empresa y la titularidad de un establecimiento comercial,
industrial o de servicios. También deberá analizar si hubo eximición por el volumen del giro (art 320 parr 2 in fine) o si,
no correspondiendo por ley, se trata de un caso de contabilidad voluntaria (art 320 parr 1 in fine). Debe tenerse presente
la ampliación de los supuestos facticos en los que se admite la contabilidad informática que puede alcanzar a las
personas humanas (art 329) lo que enfrentara al sindico a mayores situaciones con dichas características debiendo, en
algunos casos, acudir al apoyo interdisciplinario.
11. Investigaciones sobre los libros de comercio. El art 331 del CCCN bajo la denominación de investigaciones
dispone que excepto los supuestos previstos en leyes especiales, ninguna autoridad, bajo pretexto alguno, puede hacer
pesquisas de oficio para inquirir si las personas llevan o no registros arreglados a derecho. La prueba sobre la
contabilidad debe realizarse en el lugar previsto en el art 325, aun cuando este fuera de la competencia territorial del
juez que la ordena. La exhibición general de registros o libros contables solo puede decretarse a instancia de parte en
los juicios de sucesión, todo tipo de comunión, contrato asociativo o sociedad, administración por cuenta ajena y en
caso de liquidación, concurso o quiebra. Fuera de estos casos únicamente puede requerirse la exhibición de registros o
libros en cuanto tenga relación con la cuestión controvertida de que se trata, así como para establecer si el sistema
contable del obligado cumple con las formas y condiciones establecidas en los arts 323, 324 y 325. Nos interesa
abordar la exhibición general de los libros de comercio y su vinculación con el concurso preventivo o la quiebra. La
norma del CCCN que transcribimos tiene un contenido similar a lo establecido en los arts 57 a 60 del Código de
Comercio como también la redacción del art 313 del Proyecto del Código Civil unificado con el de Comercio de 1998. La
exhibición es parcial y limitada al objeto de la controversia o para establecer si el sistema es llevado acorde con las
condiciones establecidas en el Código. Una de las excepciones en las que cede el secreto de la actividad negocial y se
impone la exhibición general es en el caso de concurso o quiebra. El concurso o quiebra es uno de los casos de
excepción en los que puede decretarse la exhibición general de registros o libros contables. En este sentido la norma
transcripta concuerda con lo dispuesto por los arts 11 inc 6 y 88 inc 4 de la LC. La diferencia que encontramos con el art
58 del Cod. de Comercio es que él se aludía a liquidación o quiebra. La actual regulación, con mayor precisión se refiere
a liquidación, concurso o quiebra.
Celebramos que el CCCN utilice la expresión “concursos”. En el caso de la quiebra, la exhibición general de libros es
una consecuencia del desapoderamiento. En tal sentido FONTANARROSA “más que una exhibición general hay un
verdadero desapoderamiento de los libros cuya posesión judicial es otorgada al sindico por el juez” concuerda con la
solución con lo previsto en el art 88 inc 4 de la LC, que impone desde la sentencia de quiebra, como obligación del
fallido, la entrega del sindico, dentro de las 24h, de los libros de comercio y demás documentación relacionada con la
contabilidad. Asimismo, se corresponde con el art 180 de la LC, que establece como obligación del síndico la
incautación de los libros de comercio y papeles del deudor. En el supuesto de concurso preventivo, la exhibición general
de libros es una consecuencia directa del régimen de administración de su patrimonio, pero actúa bajo el control del
sindico (art 15 LC).

CAPITULO III
REGIMEN DE PERSONAS JURIDICAS PRIVADAS. EL CONCURSAMIENTO DEL PATRIMONIO DEL FALLECIDO.

A) LA REGULACION DE LAS PERSONAS JURIDICAS PRIVADAS Y SU IMPACTO EN EL PRESUPUESTO


SUBJETIVO.
12. Introducción. Presupuestos subjetivos. Con relación a este tópico, el CCCN produce transcendentales
modificaciones. La mención de las nuevas personas jurídicas provoca un corrimiento de las fronteras del presupuesto
subjetivo de los procesos concursales. Para la apertura de un proceso concursal, sea de reestructuración o liquidación,
el principio es necesaria la existencia de un presupuesto subjetivo, que hace referencia al sujeto concursable, y un
presupuesto objetivo, que alude a la situación económica y financiera en la que se encuentra el patrimonio concursable.
El presupuesto subjetivo alude a quienes son los sujetos que, ante el presupuesto objetivo que determina la ley, pueden
acceder a un proceso concursal. Hace referencia a las personas o entidades a las que puede aplicárseles este
procedimiento en caso de insolvencia. Refiere a quienes son los sujetos pasibles de concursamiento. NOOD TAQUELA
“la existencia de un sujeto pasivo constituye uno de los presupuestos de cualquier concurso , esto es que no podrá
declararse la quiebra ni otro concurso si no es respecto de una persona susceptible de ser sujeto pasivo de ese
concurso. No existe quiebra sin sujeto. Por su parte, GRAZIABILE sostiene que sin deudor no hay acreedor y por ende
no existe obligación ni impotencia patrimonial de cumplimiento regular. El presupuesto subjetivo se encuentra
establecido en el art 2 de la LC. El citado art declara sujetos concursables las personas de existencia ideal de carácter
privado. Estas se encontraban establecidas en el art 33 parte 2 inc 1 y 2 del Cod. derogado.
En el CCCN las personas de existencia ideal de carácter privado son sustituidas por las personas jurídicas privadas.
Estas se encuentran enumeradas en el art 148 que dispone : “son personas jurídicas privadas: a) las sociedades b) las
asociaciones civiles c) las simples asociaciones d) las fundaciones e) la iglesia, confesiones, comunidades o entidades
religiosas f) las mutuales g) las cooperativas h) el consorcio de propiedad horizontal f) toda otra contemplada en
disposiciones de este Código o en otras leyes y cuyo carácter de tal se establece o resulta de su finalidad y normas de
funcionamiento”.
13. Nuevos sujetos concursales. En caso de las sociedades, las asociaciones civiles, las fundaciones y las
cooperativas no existen mayores cambios, dado que ya eran considerados sujetos concursales de conformidad con el
art 2 de la LC y art 33 incs 1 y 2 del Cod. Civil. No obstante lo novedoso se presenta ante los otros supuestos de
personas jurídicas privadas que menciona el art 148.
A) SIMPLES ASOCIACIONES se las menciona expresamente como personas jurídicas privadas, con lo cual se
acaban todas las controversias que existían frente al derogado. No cabe dudas que son concursables. El Código Civil
derogado existía un intenso debate respecto a si las simples asociaciones previstas en su art 46 eran o no sujetos
concursables. El art 46 del Cod Civil expresaba que “las asociaciones que no tienen existencia legal como personas
jurídicas, serán consideradas como simples asociaciones civiles o religiosas, según el fin de su instituto. Son sujetos de
derecho, siempre que la constitución y designación de autoridades se acredite por escritura pública o instrumentos
privados de autenticidad certificada por escribano público. De lo contrario, todos los miembros fundadores de la
asociación y sus administradores asumen responsabilidad solidaria por los actos de esta. Supletoriamente regirán a las
asociaciones a que este art se refiere las normas de la sociedad civil”. Se observaba que el art 46 del Cod Civil
comenzaba diciendo que NO son personas jurídicas, para luego reconocer que solo eran sujetos de derecho las que se
constituían por escritura pública o por instrumento privado con firma certificada. En consecuencia se afirmo que del art
46 surgían dos tipos de asociaciones: las simples asociaciones constituidas por acto fehaciente, que si revestían el
carácter de sujetos de derechos y las simples asociaciones que no eran constituidas por acto fehaciente. Las que se
constituían por acto fehaciente eran catalogadas como sujetos de derecho, pero no personas jurídicas se les aplicaban
las normas de la sociedad civil los socios respondían de manera subsidiaria y mancomunada. En cambio las que no se
constituían por acto fehaciente no eran personas jurídicas ni sujetos de derecho. En este caso se sostenía que la
disposición penaliza la no constitución por medio fehaciente resolviendo que sus miembros fundadores y
administradores son responsables solidario por los actos de la entidad. Asi una tesis considero que si las simples
asociaciones del art 46 eran sujetos de derecho, pero no personas jurídicas, no podían concursarse. Al no ser personas
no era posible acceder a los remedios concursables. El art 2 de la LC limita la concursabilidad a las personas jurídicas,
siendo las simples asociaciones sujetos de derecho, pero no persona jurídicas, no pueden concursarse. Otra postura
sostuvo que las simples asociaciones podían concursarse esta posición se fundaba en que, teniendo capacidad para
adquirir bienes, tenían patrimonios, siendo responsables frente a terceros y por lo tanto podrían caer en insolvencia. En
la actualidad el art 148 del CCCN califica las simples asociaciones como personas jurídicas privadas, se cierra el
debate, que había ocupado mucho espacio en la doctrina del pasado. Las simples asociaciones citando el art 148 del
CCCN y 2 de la LC, son sujetos pasibles de concursamiento. En la actualidad al afirmarse el carácter de persona
jurídicas privadas, se despejan las dudas que en otros tiempos existían en el ámbito concursal, es decir, que ante la
insolvencia, pueden solicitar la formación de su concurso preventivo, pueden celebrar con sus acreedores un acuerdo
preventivo extrajudicial o pueden ser declaradas en quiebra. El derogado Cod. Civil solo se refería a las simples
asociaciones en el art 46. Por el contrario el CCCN destina 6 arts a las simples asociaciones y las considera personas
jurídicas privadas. En el régimen de las simples asociaciones se desarrollan en los arts 187 a 192. En las simples
asociaciones el acto constitutivo es otorgado por instrumento público o por instrumento privado con firma certificada por
escribano público (art 187). Se indica que esta forma es requerida ad probationem, solo se trata de acreditar de modo
fehaciente la existencia de la sociedad y sus órganos, debiendo trasladarse esta exigencia a cualquier ulterior
modificación estatutaria. Se exige que al nombre de la asociación debe agregársele, de manera antepuesta o
pospuesta, el aditamento “simple asociación” o “asociación simple” (art 187). Respecto de la ley aplicable, se estatuye
un régimen propio reglado entre los arts 187 a 192 CCCN, aplicándose las normas de las asociaciones civiles (art 188)
en este punto se observa una trascendental modificación con el régimen derogado, que establecía que a las simples
asociaciones se les aplicaban supletoriamente las normas de las sociedades civiles. En el nuevo régimen se omiten las
sociedades civiles, por lo tanto correcto que ahora se sujeten a las normas de las asociaciones civiles. La existencia de
las simples asociaciones como personas jurídicas comienza a partir de la fecha del acto constitutivo (art 189). En caso
de que la simple asociación cuente con menos de 20 miembros puede prescindirse del órgano de fiscalización pero se
mantiene la obligación de certificar los estados contables. En este supuesto todos los miembros, aun los que estuviesen
excluidos de la gestión, tienen derecho a informarse sobre el estado de los asuntos y de consultar los libros y registros.
La clausula en contrario debe tenerse por no escrita (art 190). En los arts 191 y 192 del CCCN se diseña un régimen de
responsabilidad que puede tener incidencia en situaciones concursales. Se trata de un régimen de responsabilidad que
resulta mayor que en la asociación civil regularmente constituida. En el art 191 se establece la responsabilidad de los
administradores en caso de insuficiencia de los bienes de la entidad. Así, bajo la designación de “insolvencia” se
dispone que “en caso de insuficiencia de los bienes de la asociación simple, el administrador y todo miembro que
administra de hecho los asuntos de la asociación es solidariamente responsable de las obligaciones de la simple
asociación que resultan de decisiones que han suscripto durante su administración. Los bienes personales de cada una
esas personas no pueden ser afectados al pago de las deudas de la asociación, sino después de haber satisfecho a sus
acreedores individuales”. La responsabilidad que se contempla en este supuesto tiene como sujeto a los
administradores y a cualquier administrador de hecho. El supuesto para que opere esta responsabilidad es que los
bienes de la simple asociación no alcancen a cubrir las obligaciones de la entidad. En este caso, las personas que
ejerzan por vía legal o de hecho la administración del ente resultan solidariamente responsables de las obligaciones
contraídas por las decisiones que hayan suscripto durante su administración. Los bienes personas de los
administradores se afectan en primer término a la satisfacción de sus acreedores personales, respecto de esto se
sostiene que la norma crea un privilegio a favor de los acreedores personales de lo administradores de la simple
asociación, primero cobran ellos y luego con remanente de los bienes de la entidad, se satisfacen las obligaciones
sociales. Asimismo se indica que la norma contempla puntualmente un supuesto por demás especifico, consistente en
que la hipótesis de que tanto la simple asociación como sus administradores resultan insolventes, tendrán prioridad en
el pago de los acreedores de los administradores por sobre los bienes de la simple asociación. En el art 192 CCCN se
alude a la responsabilidad de los miembros. El precepto señala que “ el fundador o asociación que no intervino en la
administración de la simple asociación no está obligado por las deudas de ella, sino hasta la concurrencia de la
contribución prometida o de las cuotas impagas”. Al respecto se indica que el CCCN conserva lo dispuesto por el
antiguo Cod. Civil: la responsabilidad de los socios es subsidiaria, accesoria y mancomunada. Por otro lado, la
disposición viene a solucionar un tema debatido con relación al art 46 del Cod. Civil derogado.
B) CONSORCIO DE PROPIEDAD HORIZONTAL El inc H del art 148 del CCCN incluye como persona jurídica
privada el consorcio de P.H en concordancia con esta inclusión el art 2044 en su primera parte, dispone que “el conjunto
de los propietarios de las unidades funcionales constituyente la persona jurídica consorcio”. Al considerar como persona
jurídica al consorcio de propietarios, se cierra el intenso debate respecto de si es o no un sujeto concursable en los
términos del inc 2 de la LC. Frente al CCCN no quedan dudas de que el consorcio ingreso al elenco de sujetos
concursables. Sin embargo se abre otro debate sobre la necesidad de establecer un régimen especial sobre el
concursamiento del consorcio de propietarios. Importante doctrina expresa que, a pesar de que ahora se los considera
personas jurídicas privadas, no resultan sujetos concursables. Al respecto FAVIER DUBIOS sostiene que en cambio y a
pesar de ser ahora personas jurídicas entendemos que el consorcio de propiedad horizontal no es sujeto concursal en
razón de su estructura y finalidades. La tesis afirmativa fue inaugurada por un antiguo precedente de la jurisprudencia
de Mar del Plata, que entendió que el consorcio de propietarios era un sujeto de derecho, con capacidad para adquirir
derechos y contraer obligaciones, con domicilio y patrimonio propio, que se manifestaba en la vida jurídica por sus
órganos, con representante legal obligatorio y gobernado por la asamblea. Sobre esa base se sostuvo su concursalidad.
No obstante, la jurisprudencia también se expreso en sentido contrario, al sostener que no es un sujeto concursable,
dado que existe una imposibilidad jurídica, fáctica y funcional de decretar la quiebra de un consorcio de propietarios, en
tanto resulta persona necesaria, inevitablemente debe tener continuidad, no pudiendo disolverse con la consiguiente
desaparición del consorcio de la vida jurídica, la indivisión forzosa del inmueble hace ineluctable la permanencia de la
comunidad organizada, y el régimen de este derecho real esta basado en la existencia del consorcio, entre cuya
creación no es optativa, sino automática. En los arts 148 y 2044 del CCCN se disipan las dudas en cuanto a su
concursalidad. Por lo tanto, el consorcio de propietarios, en cuanto persona jurídica de carácter privado, es un sujeto
concursable, a tenor de lo dispuesto por el art 2 de la LC. No obstante se instala un nuevo debate, referido a la
necesidad de establecer un régimen especial que estatuya reglas para su concursamiento. Mientras no se estatuya un
régimen especial, todas estas cuestiones deberán ser discernidas por la doctrina y la jurisprudencia. Uno de los
interrogantes que puede instalarse frente a un escenario concursal del consorcio es cuál es la responsabilidad de los
consorcistas frente a la quiebra del consorcio. En la regulación que el CCCN le procura a la figura del consorcio de
propietarios no encontramos ninguna norma que establezca que la responsabilidad de los consorcistas este limitada. En
este caso, entendemos que deberemos atenernos a lo dispuesto por el art 143 del CCCN que establece el principio de
personalidad diferenciada. El precepto dispone que “la persona jurídica tiene una personalidad distinta de la de sus
miembros. Los miembros no responden por las obligaciones de la persona jurídica, excepto en los supuestos que
expresamente se prevén en este título y lo que disponga la ley especial”.
C) SOCIEDAD UNIPERSONAL La ley 26994 incluye a la unipersonalidad societaria en la ley general de
sociedades. Se modifico el concepto de sociedad contenido en el art 1 así el precepto dispone “ habrá sociedad si una o
más personas en forma organizada, conforme a uno de los tipos previstos en la ley, se obligan a realizar aportes para
aplicarlos a la producción o intercambio de bienes o servicios, participando de los beneficios y soportando las perdidas”.
Se señala que el concepto de sociedad se incluye no solo una génesis contractual, sino también una declaración
unilateral constitutiva. En realidad, se expresa que el precepto no define la sociedad unipersonal sino que se limita a
aceptarlas como posibles en la misma definición de la sociedad. El parr 2 del art 1 se establecen 2 limitaciones por un
lado dispone que la sociedad unipersonal solo se podrá constituir como sociedad anónima por otro, se establece que la
sociedad unipersonal no puede constituirse por una sociedad unipersonal. La sociedad anónima unipersonal es un
sujeto concursable a tenor de lo dispuesto por el art 2 de la LC. Es una persona jurídica privada que presenta patrimonio
propio que, frente a la insolvencia, es un sujeto concursable. Por lo tanto, puede ser declarada en quiebra, solicitar su
concurso preventivo o formalizar con sus acreedores un acuerdo preventivo extrajudicial. No constituye un obstáculo
para su concursamiento que este integrada por un solo socio. La unipersonalidad no tiene incidencia alguna en su
carácter concursable. En caso de eventual confusión total o parcial, podrá aplicarse el instituto de la extensión de la
quiebra por confusión patrimonial inescindible, previsto en el art 161 inc 3 de la ley 24522.

B) REGIMEN DE PERSONAS JURIDICAS PRIVADAS Y SU INCIDENCIA PARA SOLICITAR LA FORMACION


DEL CONCURSO PREVENTIVO.
14. Introducción la legitimación concursal alude a instancia de quien puede disponerse la apertura del proceso
concursal. La legitimación no debe confundirse con el presupuesto subjetivo, se expresa que no debe confundirse el
supuesto subjetivo del concurso con el legitimado activo del concurso, es decir, el sujeto que tiene la facultad de instar
el procedimiento. Abordaremos la incidencia que provoca el art 161, inserto en el Titulo II “Persona jurídica” , este
precepto tendrá incidencia en el art 6 de la LC, que alude a los pasos que deben cumplimentarse para llevar a cabo el
concurso de las denominadas personas de existencia ideal de carácter privado. En nuestro derecho, el único legitimado
para solicitar la apertura del concurso preventivo es el deudor (art 2 y 5 LC), en consecuencia no se admite legitimación
para instar el proceso concursal preventivo en cabeza de los acreedores o de manera oficiosa.

15. Concursamiento de las personas jurídicas privadas En el supuesto de que una persona jurídica privada
pretenda solicitar el concurso preventivo deberá cumplimentar lo que establece el art 6 de la LC. El precepto de
“persona de existencia ideal. representación y ratificación” expresa “tratándose de personas de existencia ideal,
privadas o públicas, lo solicita el representante legal, previa resolución, en su caso, del órgano de administración.
Dentro de los 30 días de la fecha de presentación, deben acompañar constancia de la resolución de continuar el trámite,
adoptada por la asamblea, reunión de socios u órgano de gobierno que corresponda, con las mayorías necesarias para
resolver asuntos ordinarios. No acreditado este requisito, se produce de pleno derecho la cesación del procedimiento,
con los efectos del desistimiento de la petición”. Cuando la LC alude a personas de existencia ideal de carácter privado
debe entenderse por tales las personas jurídicas privadas. El art 6 de la LC establece las pautas generales y
obligatorias que deben observarse para el concursamiento de las personas jurídicas debiendo ser contemplada con el
ordenamiento especial que regule a cada uno de los sujetos ideales. En caso de personas jurídicas de carácter privado
el precepto que analizamos estatuye tres pasos que deben cumplirse tanto para formalizar el concursamiento como
para mantener dicho estado. En consecuencia la persona jurídica privada insolvente que pretenda reestructurar su
patrimonio por medio del concurso preventivo deberá cumplimentar los siguientes pasos que establece el art 6 de la LC
A) Decisión de concursarse: corresponde al órgano de administración. Por lo tanto, este deberá reunirse y deliberar
sobre la presentación en concurso preventivo. Dicha decisión debe tomarse cumplimentando el régimen de quórum y de
mayorías que establece el estatuto de la entidad y quedara plasmada en el libro de actas de reuniones del órgano de
administración. B) Prestación en concurso preventivo: una vez adoptada la decisión de concursarse deviene la
presentación de la demanda de concurso preventivo por ante el órgano jurisdiccional competente, de conformidad con
el art 3 de la LC. Dicha presentación debe ser efectuada por los representantes legales. Es admisible que la demanda
de concurso preventivo sea exteriorizada por representante legal con facultad especial (art 9 LC) bajo la denominación
“Representación voluntaria” dispone que la apertura del concurso preventivo puede ser solicitada, también por
apoderado con facultad especial. En caso de que se opte por esta última alternativa, el apoderado deberá contar en el
instrumento de apoderamiento con facultades especiales para solicitar el concurso preventivo. Esa facultad especial
para concursarse puede estar contenida en un poder general o especial. C) Decisión de continuar el trámite: es lo que
se conoce habitualmente como “ratificación” y debe ser otorgada por el órgano de gobierno. Será necesaria la
ratificación por la asamblea. La decisión de continuar con el trámite debe ser acreditada en el plazo de 30 días contados
desde la presentación en el concurso preventivo. De conformidad con el art 24 del Cod Civil y el art 6 del CCCN, el
plazo comienza a correr desde la medianoche del día que se presento la demanda en concurso preventivo. Los días se
computan como hábiles juridiciales (art 273 inc 2 LC). ¿Que sucede si se rechaza la apertura del concurso preventivo y
se interpone el recurso de apelación? No se suspende el plazo de 30 días para obtener la ratificación, mientras este en
trámite el recurso de apelación. La supuesta suspensión del plazo de ratificación no encuentra fundamento en ninguna
disposición legal. Al respecto, se señala que “no interrumpe o suspende el plazo el rechazo inicial del pedido por el juez,
si se intenta la apelación a que se refiere el art 13, parte 2 y ella prospera”. Se trata de un término perentorio, resultando
extemporánea cual presentación posterior”. Generalmente se acredita la decisión de continuar con el tramite agregando
al expediente una copia certificada por escribano o por autoridad judicial, del acta de la asamblea que delibero y aprobó
la continuación. No será necesaria esta rectificación si antes de la presentación en concurso preventivo se llevo a cabo
una asamblea y en esta se delibero y adopto la decisión de concursarse preventivamente. Se señala que cuando la
decisión del órgano de gobierno ha sido tomada previamente a la demanda concursal resulta innecesaria su prestación
para continuar el tramite, siempre y cuando se haya agregado al proceso mediante la correspondiente copia”. En caso
de que en el término legal no se presente en el expediente la rectificación o de que directamente esta no sea otorgada
por la asamblea, la consecuencia es la cesación del procedimiento con los efectos del desistimiento. Cabe tener
presento lo dispuesto por el art 31 in fine, que se refiere a los efectos de desistimiento, dispone que “ rechazada,
desistida o no ratificada una petición de concurso preventivo, las que presenten dentro del año posterior no deben ser
admitidas, si existen pedidos de quiebra pendientes”. En caso de que no existan “pedidos de quiebra pendientes” podrá
solicitarse nuevamente una presentación en concurso preventivo. En este caso se expresa que no es necesario “contar
con una nueva resolución de parte del órgano de administración, pues el desistimiento por falta de ratificación no
importa la anulación de la decisión adoptada, ni quita merito o virtualidad a las razones de conveniencia u oportunidad
tenidas en cuenta por quienes están a cargo de la gestión de la sociedad para llevar adelante su convocatoria de
acreedores”.

16. Incidencia del art 161 del Código Civil y Comercial en el artículo 6 de la LC. El art 161 del CCCN, bajo la
designación de “Obstáculos que impiden adoptar decisiones” expresa “si como consecuencia de la oposición u omisión
sistemáticas en el desempeño de las funciones del administrador, o de los administradores si los hubiera, la persona
jurídica no puede adoptar decisiones validas, se debe proceder de la siguiente forma: a) el presidente, o alguno de los
coadministradores, si los hay, pueden ejecutar los actos conservatorios b) los actos así ejecutados deben ser puestos
en conocimiento de la asamblea que se convoque al efecto dentro de los 10 días de comenzada su ejecución c) la
asamblea puede conferir facultades extraordinarias al presidente o a la minoría, para realizar actos urgentes o
necesarios; también puede remover al administrador”. El precepto contiene “remedios o soluciones provisorias para
evitar las consecuencias más dañosas de la eventual situación de bloqueo que pudiera afectar el funcionamiento del
órgano de administración” se expresa que “la previsión legislativa evita la parálisis en la conducción del ente,
circunstancia que puede perjudicar el patrimonio de la entidad y el cumplimiento de sus fines”. La norma que
analizamos procura suministrar herramientas que permitan enervar las consecuencias dañosas que se derivan de un
órgano de administración que se oponga de manera sistemática u omita sus funciones, impidiéndose de ese modo la
adopción de decisiones validas. A tal efecto se establecen las pautas que deben seguirse. El art que comentamos
permite al presidente o alguno de los coadministradores ejecutar actos conservatorios, los que deben ser puestos en
conocimiento de la asamblea que se convoque al efecto dentro de los 10 días de comenzada la ejecución. Es decir un
administrador podría ejecutar como acto conservatorio la formación de un concurso preventivo de la persona jurídica
privada. Debiendo en ese caso provocar de inmediato a la asamblea, al efecto de que se tome conocimiento de la
presentación concursal y se delibere sobre la continuación del trámite concursal en los termino del ya citado art 6 de la
LC.

17. La decisión de continuar el trámite del concurso preventivo en el salvataje de la ley 25.284 y el art 161 del
CCCN

La misma solución puede postularse en el supuesto de salvataje de entidades deportivas reglado por la ley 25.284 este
proceso es una especie de proceso concursal de reestructuración. La ley 25284 se titula “Fideicomiso de administración
de entidades deportivas en dificultades económicas” lo que instituye la ley no es un contrato fideicomiso, sino una
especie particular de proceso concursal. Pueden existir disposiciones que acerquen la figura al fideicomiso, pero en su
mayoría se trata de preceptos propios de procesos concursales. Por eso entendemos que no existe tal figura
contractual, sino que la ley 25284 instaura un proceso concursal especial. El legislador, atendiendo a las
particularidades del sujeto insolvente, estatuyo un proceso concursal especial para atender a la insolvencia de las
entidades deportivas. Consideramos que es un proceso de reestructuración, debido a que no solo persigue asegurar el
pago a los acreedores, sino que procura la continuación de las actividades sociales, culturales y deportivas de la
institución. Ceden los principios que rigen la liquidación de los bienes a favor de la continuación de las actividades. La
instauración de un proceso concursal especial para atender a la insolvencia de una clase particular de sujetos, como lo
son las entidades deportivas, es una manifestación de las modernas tendencias del derecho concursal, que ponen en
crisis el principio de unidad de soluciones y la idea de que debe existir un único proceso concursal para todo sujeto
insolvente. La unidad concursal, entendía como un único proceso concursal para todo tipo de sujeto insolvente fue una
de las grandes conquistas del derecho concursal del S. XX. En la actualidad, de cara a un derecho concursal del S. XXI,
la afirmación de un único proceso concursal para todo sujeto insolvente está en franca retirada. Ya no se afirma que ello
resulta lo más eficaz para resolver la insolvencia. Por lo contrario, la tendencia universal es legislar procesos
concursales especiales atendiendo a las particularidades del sujeto insolvente. Es decir que las características de la
insolvencia del sujeto concursal imponen mecanismos concursales especiales. En otros términos, la tendencia actual es
gestar “trajes a medida” considerando el presupuesto subjetivo. A tal efecto, con la ley 25284 crea una solución
concursal especial que permite el pago de los acreedores y la continuación de las actividades deportivas, sociales y
culturales de la entidad deportiva. Con relación a la legitimación, la ley estatuye 2 formas por las que puede accederse
al proceso de salvataje, puede ser abierto de oficio en caso de que la entidad deportiva sea declarada en quiebra (arts 1
y 5) o a solicitud del club insolvente, en el supuesto de que se encuentre tramitando un concurso preventivo (art 6). Sin
perjuicio de las similitudes entre el art 6 de la LC y el art 6 de la ley 25284, se presentan algunas diferencias, por un
lado, el plazo para presentar la ratificación en el expediente, que en el supuesto del concurso preventivo es de 30 días
hábiles judiciales (arts 6 y 273 inc 2 LC); en cambio en el proceso de salvataje se establece un plazo de 60 días hábiles
judiciales (arts 6 y 26 ley 25284 y art 273 inc 2 LC), por otra parte, la restante diferencia es la que mayor relevancia
reviste. En el supuesto de no ratificación o no presentación en término de la decisión de continuar el trámite de concurso
preventivo, el art 6 in fine de la LC dispone que la consecuencia jurídica es la cesación del procedimiento. En efecto, el
precepto dispone que, “no acreditado este requisito, se produce de pleno derecho la cesación del procedimiento, con los
efectos del desistimiento de la petición”. En cambio, ninguna consecuencia se establece en el caso del salvataje para el
supuesto en que la asamblea no ratifique el pedido de conversión del concurso preventivo en aquel proceso. Ante el
silencio de la ley se manifestó la doctrina. GRISPO se inclina por mantener que igualmente se produce la cesación del
procedimiento. CAROSSI afirma que la ratificación debe ser acompañada bajo apercibimiento de quedar sin efecto el
procedimiento. BARBIERI sostiene idéntica tesitura. PERALTA MARISCAL indica que en tal supuesto no existe otra
salida que continuar con el concurso en el estado en que se encontraba antes del sometimiento al régimen de la ley,
aun cuando esta solución generara inexcusablemente una dilación en el trámite del concurso sin contrapartida para los
acreedores. Por lo tanto, si relacionamos el art 6 de la ley 25284 con el art 161 del CCCN cabe postular la misma
solución que señalamos respecto del concurso preventivo de una persona jurídica privada. El art 161 del CCCN al
régimen de la ley 25284 podra presentarse el supuesto de que el presidente o cualquier otro integrante de la comisión
directiva ejerza como acto conservatorio la solución de continuar el tramite bajo el proceso de salvataje de entidades
deportivas, en dicho caso deberá de inmediato convocar a la asamblea para que tome conocimiento del acto
conservatorio ejecutado y decidir si se continua o no dicho trámite, conforme prescribe el art 6.

C) CONCURSAMIENTO DEL PATRIMONIO DEL FALLECIDO


18. Introducción En este punto no existen modificaciones del CCCN con respecto a lo dispuesto por la LC. Por el
contrario el art 2360 del CCCN declara que la masa indivisa insolvente es susceptible de concurso preventivo o de
declaración de quiebra, ello conforme a lo dispuesto en la legislación concursal. El art 2360 introduce algunos términos
que no aportan claridad y que constituyen fuente de importantes controversias jurídicas

19.Masa indivisa insolvente El art 2360 CCCN dispone “Masa indivisa insolvente: en caso de desequilibrio patrimonial
o insuficiencia del activo hereditario, los copropietarios de la masa pueden peticionar la apertura del concurso preventivo
o la declaración de quiebra de la masa indivisa, conforme a las disposiciones de la legislación concursal. Igual derecho,
y de acuerdo a la misma normativa, compete a los acreedores”. El precepto no introduce ninguna novedad, sino que
rectifica la posibilidad de concursamiento del patrimonio del fallecido concuerda la disposición con los arts 2 y 8 de la
LC. Los términos empleados por el art 2360 serán fuente de importante conflictos interpretativos.

a) ¿Hay un nuevo supuesto objetivo para el concursamiento de la masa insolvente? Se presentan dudas
respecto a si el art 2360 del CCCN introduce un nuevo presupuesto objetivo, dado que no utiliza la expresión “cesación
de pagos” o “insolvencia” sino que alude a “desequilibrio patrimonial” o “insuficiencia del activo hereditario”. El propio art
2360 presenta una flagrante contradicción. Por un lado, la designación del precepto refiere la “masa indivisa insolvente”
que en su redacción alude a “desequilibrio patrimonial o insuficiencia del activo hereditario”. Consideramos que es un
error del art 2360 del CCCN no haber utilizado la expresión de insolvencia o de cesación de pagos.
b) ¿Los acreedores están legitimados para solicitar el concurso preventivo de la masa insolvente? La ultima
parte del art 2360 expresa que igual derecho y de acuerdo a la misma normativa, compete a los acreedores. Al
mencionar a los acreedores podría presentarse la duda de si estos pueden pedir el concurso preventivo de la masa
indivisa insolvente. Con ello se estaría contradiciendo lo previsto en la LC, donde la legitimación para instar la apertura
del concurso preventivo solo se reconoce al deudor (arts 2 y 5). Cuando hace referencia al derecho de los acreedores,
se alude a que pueden pedir la quiebra de la masa indivisa insolvente y no el concurso preventivo. El art 2360 establece
que el derecho a los acreedores se concede de acuerdo con la normativa concursal. Con base a la LC el concurso
preventivo no puede ser instado por los acreedores. En consecuencia, ese derecho reconocido a los acreedores de la
masa indivisa insolvente se reduce a la quiebra.
c) Colofón. El art 2360 señala que es una disposición que compatibiliza el ordenamiento civil con el concursal. A fin
de evitar incongruencias, se adopto la solución de la ley especial. De este modo se expresa que lo que se establece no
es nada diferente respecto de las facultades que tiene todo deudor. También se indica que la normativa resulta conteste
con lo dispuesto por el art 8 de la ley 24522 que habilita a los herederos a peticionar el concurso o la quiebra del
patrimonio de la sucesión.

20. Patrimonio del fallecido como sujeto concursable. El art 2 inc 1 de la LC incluye dentro de los sujetos
concursables al patrimonio del fallecido y el art 8 establece el trámite para su presentación concursal. El inc 1 del citado
precepto se establece que se encuentra comprendido “el patrimonio del fallecido, mientras se mantenga separado del
patrimonio de los sucesores”. El art 8 –bajo el titulo de “personas fallecidas”- dispone que, “mientras se mantenga la
separación patrimonial, cualquiera de los herederos puede solicitar el concurso preventivo en relación al patrimonio del
fallecido. La petición debe ser ratificada por los demás herederos, dentro de los 30 dias. Omitida la ratificación, se aplica
el ultimo parr del art 6. De las normas transcripta, resulta que nuestra legislación admite el concurso del patrimonio del
fallecido, siempre que se mantenga separado del patrimonio de los herederos. La separación patrimonial debe existir
respecto de todos los herederos, dado que se señala que “bastaría con que tal cosa no ocurra respecto de alguno, para
descartar la procedencia del concurso que estudiamos”. En el supuesto de que no se mantenga la separación
patrimonial, porque por ej: el heredero renuncia o pierde el beneficio de inventario, “se produce la confusión de
patrimonios de la herencia y del heredero por lo que, es el propio heredero quien resulta insolvente y no la herencia y
procedería el concurso del heredero”. Se expresa que, “asi confundidos los patrimonios, la herencia deja de ser una
universalidad jurídica autónoma susceptible de concurso independiente: quien debe concursarse es el heredero,
supuesto en el cual su activo comprenderá sus bienes anteriores y los heredados y su pasivo a todos los acreedores,
esto es, los suyos y los que eran del difunto”. La solución adoptada por la LC no significa asignar al patrimonio del
fallecido personalidad jurídica o que solo se lo considere sujeto de derecho, sino que se trata de una solución que se
justifica en razones de orden practico, por esta via se satisface a los acreedores del causante, mientras que los
herederos aguardan la posibilidad de recibir un remanente después de pagada las deudas. Se trata de un supuesto de
excepción, dado que la LC admite el concurso de todos aquellos entes que gozan de personalidad jurídica y conforme
indica el art 93 del CCCN, la existencia de la persona humana termina con su muerte. FARINA y FARINA señala el
concursamiento del patrimonio del fallecido “se trata de una situación particular, un patrimonio no es sujeto de derecho,
con lo cual la ley admite una excepción al principio general. VITOLO observa que “ en esta norma el legislador, en
realidad, esta utilizando una expresión elíptica para permitir un determinado tratamiento jurídico de los aspectos
patrimoniales vinculados a la herencia. La ley 24522 admite el concursamiento de “sujetos” y el patrimonio del fallecido
no es un sujeto. GRAZIABILE sostiene que “este es un caso en que no se concursa un sujeto, ya que este no existe
como persona, lo que se concursa es la universalidad de bienes que formaban su patrimonio, de manera similar se
expresa que la “ley ha pretendido resolver una cuestión y da una solución práctica sin que ello implique reconocer al
patrimonio del fallecido la naturaleza del sujeto de derecho. La norma es congruente con la unificación de los concursos
civiles y comerciales en razón de que omite toda referencia a la calidad de comerciante del fallido como establecían
leyes anteriores. El concurso del patrimonio del fallecido no hay efectos personales sobre el deudor, siendo que esta
fallecido, y el concurso seria en relación a los bienes del causante. Los herederos serán sujetos de ciertas obligaciones
positivas del concurso, como son el deber de colaboración, comparencia e información. En caso de quiebra los
herederos no serán inhabilitados ni se les interceptara la correspondencia, pero si deben cumplir con los citados
deberes. MARTINEZ FLORES expresa “en el caso de concurso de la herencia, los deberes de comparecencia,
colaboración e información, recaen sobre los sujetos que pueden estar en condiciones de cumplirlos: los
administradores de la herencia y los herederos. La legitimación de los administradores de la herencia se justifica por la
misma razón que la del propio concursado y la de los administradores de una misma persona jurídica: son los sujetos
que mejor conocen las relaciones de todo tipo relativas a la masa activa y pasiva del concurso y en ocasiones los únicos
que pueden prestar colaboración necesaria para los intereses del concurso. La legitimación de los herederos es clara,
desde luego, si son administradores de la herencia; pero aunque no lo fueran, en la medida en que sus relaciones con
el causante les pueda convertir en sujetos especialmente idóneos para el cumplimiento de tales deberes, y por ello las
mismas razones que se han señalado en el apartado anterior. Es posible que el deber de colaboración no pueda ser
exigido a los herederos con la misma intensidad ni en todos los supuestos en los que sería exigible al propio
concursado y a sus administradores. Habrá que estar a las circunstancias del caso concreto.

A) el concurso de la sucesión y la sucesión concursada: es menester no confundir el concurso del patrimonio del
fallecido (arts 2 y 8 LC) de la situación que sobreviene a la muerte del deudor que se encontraba en quiebra (art 105
LC). El primer caso se denomina “concursamiento de la sucesión” en tanto que el segundo se designa como “sucesión
concursada”.

B) Evolución normativa: la posibilidad de concursar al patrimonio del fallecido no es nueva, la alternativa era admitida en
diversas leyes que procedieron al régimen vigente: 1) Ley 11.719 se ocupaba de esta posibilidad en los arts 4 y 8. El
primero expresaba que la quiebra puede ser declarada después del fallecimiento del comerciante, cuando la muerte se
ha producido en estado de cesación de pagos. La declaración de quiebra no podrá ser pedida por los acreedores sino
dentro de 6 meses contados desde el día del fallecimiento. En consecuencia el precepto admitía que un comerciante
podía ser declarado en quiebra después de su muerte, pero sujeto a las condiciones de que la cesación de pagos se
hubiera producido antes del deceso y que los acreedores del fallido hubiesen solicitado la quiebra dentro del término de
6 meses contado desde el día del fallecimiento. GARCIA MARTINEZ “en la actualidad la quiebra ha perdido el carácter
infamante que tuvo en épocas pretéritas, hoy se la considera simplemente como medio de ejecución colectivo universal
para liquidar el patrimonio de un deudor que llego al estado de insolvencia. De ahí que no deba quitarse a los
acreedores la facultad de pedir la quiebra del causante, son pretexto de respetar su memoria, el citado autor indicaba
que si bien el precepto refería a la muerte del comerciante, también comprendería a los no comerciantes que se
hubiesen sometido voluntariamente al régimen de la ley de quiebra, “pues no existiría ninguna razón valedera para
excluirlos de él”. El art 8 en su ultima parte, expresaba que “los herederos del comerciante o del no comerciante que por
esta ley tiene derecho a pedir reunir de acreedores, podrán proseguir el juicio iniciado o iniciarlo dentro de los 30 días
de fallecido el causante. También señalo que el precepto legal se refiere a los herederos del comerciante o del no
comerciante fallecidos, a poco que se medite sobre el significado del texto, este deberá interpretarse, lógicamente, en el
sentido de que la solicitud de convocación podrá ser presentada por uno o más de aquellos, y no necesariamente, por
todos a la vez. Si se exigiera la presentación de todos los herederos del DE CUIUS, es evidente que tal exigencia podría
ser perjudicial para la herencia y para el propio nombre del causante, por ausencia de algún coheredero o por no estar
resultas las cuestiones que se planteasen entre si, se correría el peligro de que transcurriera el breve plazo de 30 días
que concede la ley de quiebra y perdería el derecho de acogerse al beneficio del concordato preventivo. 2) Ley 19.551:
dispuso el art 2 inc 2 que entre los sujetos pasibles de concurso se encuentra “el patrimonio del comerciante fallecido,
cuando lo solicite un acreedor dentro de los 6 meses del deceso y en el caso del art 8. En el art 8 se expresaba que “los
herederos del comerciante fallecido pueden solicitar el concurso preventivo del patrimonio de su causante, de
conformidad con las siguientes reglas: 1) la petición no puede intentarse después de los 6 meses del fallecimiento, sin
perjuicio del cumplimiento del art 10. 2) la presentación puede ser efectuada por cualquiera de los herederos, debiendo
ser ratificada por los demás dentro de los 30 días. En caso de falta de ratificación, se aplica el último párrafo del art 6”.
El régimen de 1972 contenía 2 innovaciones con respecto a la ley 11.719. En 1er lugar, se amplió el plazo de 30 días a
6 meses, para pedir la apertura del proceso concursal. En 2do lugar, se extendió la posibilidad de efectuar la
presentación a cualquier heredero, debiendo dicha petición ser ratificada por los restantes herederos en el término de
30 días. En cuanto al plazo de 6 meses, con el que contaba el acreedor para pedir la quiebra del patrimonio del
fallecido, la doctrina argumentaba a su favor, señalando que “se explicaba por la necesidad de no mantener mas que
durante un lapso prudencial el estado de incertidumbre”. Se indicaba que la “finalidad de haber fijado un periodo de
tiempo para pedir la quiebra en este caso radica en motivos de seguridad, es decir, que se ha tratado que los derechos
de los terceros no se encuentren sometidos a una eventual declaración de quiebra por un periodo prolongado”. 3) Leyes
22.917 y 24.522 la ley 22.917 mejoro la regulación del instituto. En tal sentido, se derogo el plazo de 6 meses para
habilitar la apertura concursal y se mantuvo la posibilidad de concursamiento de la sucesión, bajo a condición de que se
la mantuviera separada del patrimonio de los herederos. Dicho régimen fue conservado por la ley 24522.

C) Petición de concurso preventivo del patrimonio del fallecido. El art 2 inc 1 de la LC indica que el patrimonio del
fallecido es sujeto pasible de concursamiento. El art 8 establece los pasos a seguir para promover la declaración de
concurso preventivo. Bajo el título de “Personas fallecidas” dispone que “mientras se mantenga la separación
patrimonial, cualquiera de los herederos puede solicitar el concurso preventivo en relación al patrimonio del fallecido. La
petición debe ser ratificada por los demás herederos, dentro de los 30 días. Omitida la ratificación, se aplica el último
párrafo del art 6.

D) ¿Concurso del patrimonio o de la herencia del fallecido? La ley se refiere al concurso del patrimonio del fallecido. En
realidad, lo que se concursa no es el patrimonio del fallecido, sino aquel que constituye su herencia. En tal sentido,
criticando la denominación legal de “patrimonio del fallecido”, se señala que debe entenderse como “comunidad
hereditaria”, “patrimonio sucesorio” o “patrimonio relicto”, cuyos titulares son los herederos.

E) Legitimación para pedir el concurso. El art 8 establece que cualquiera de los herederos puede solicitar el concurso
preventivo en relación al patrimonio del fallecido. La doctrina considera que el término “heredero” debe ser interpretado
en un sentido amplio. “deberá resultar suficiente el hecho de que los herederos se hubieren presentado en la sucesión
abierta para hacer valer sus derechos, con documentación habilitante prima facie y que obtuvieren un certificado que así
lo hiciere constar, para resultar validados también a los efectos de la presentación de la ley 24522. El criterio amplio
permite contener dentro de la calificación de heredero al cónyuge supérstite. Durante el régimen del Cod Civil se
consideraba que también alcanzaba al legatario de cuota. Asimismo, otros autores incluyen al legatario de cosa cierta.
La no acreditación de la calidad de heredero lleva al rechazo de la petición en concurso preventivo. Igualmente, se
reconoce como legitimación al administrador de la sucesión.

F) Ratificación. El art 8 dispone que “la petición debe ser ratificada por los demás herederos, dentro de los 30 días”. El
termino de 30 días es perentorio (art 273 inc 1) y ellos se computan por hábiles judiciales (art 273 inc 2) el comienzo del
computo lo marca la fecha de presentación del pedido de concurso preventivo. La ratificación no será necesaria cuando
el escrito de presentación en concurso preventivo fuera suscripto por todos los herederos. 1) ¿Se requiere unanimidad o
mayoría? la doctrina se encuentra dividida con respecto a si es necesaria la unanimidad de todos los herederos a la
hora de ratificar la petición de concurso preventivo. Los autores se inclinan por requerir la unanimidad de todos los
herederos a la hora de ratificar la petición de concurso preventivo. Los autores se inclinan por requerir la unanimidad,
aunque dicha exigencia tempranamente fue criticada por la doctrina. Este interrogante se vincula a otro, referido a que
sucede si existen disidencias entre los herederos. Algunos autores entienden que ellas deben ser resueltas por el juez
del sucesorio, quien decide si procede o no la ratificación. 2) Exigibilidad del plazo de 30 dias para presentar la
ratificación. El plazo que establece el art 8 para presentar la ratificación es criticado por la doctrina, por resultar breve.
“es claramente insuficiente en caso de que el reconocimiento de la condición de heredero no se hubiera obtenido antes:
sin ese reconocimiento no hay legitimación para otorgar dicha ratificación, y él se obtiene en el marco de un proceso
que, como el sucesorio, es imposible culminación en aquel lapso. 3) Falta de ratificación: la ultima parte del art 8 hace
referencia a las consecuencias que se derivan de la falta de ratificación. Se establece que, “omitida la ratificación, se
aplica el ultimo parr. del art 6”. La falta de aquella implica el desistimiento del concurso preventivo, no pudiendo
presentarse nuevamente en dicho proceso concursal dentro del año posterior a la declaración de desistimiento, si
existen pedidos de quiebra pendientes (art 30 y 31 LC). 4) Aparición de un heredero posterior al proceso concursal ya
iniciado: la aparición, con posteridad a la ratificación al momento en que se adopto la decisión de continuar el tramite, no
implica la declaración de la nulidad de proceso concursal ya abierto, salvo que se demuestre la existencia de dolo o
fraude.

CAPITULO IV

DESAPODERAMIENTO

A) CARACTERIZACION

21. Concepto El desapoderamiento se presenta como el efecto patrimonial más trascendente que provoca la quiebra.
Se dice que es un importante efecto subjetivo, o que constituye el principal efecto de la quiebra. Asimismo señala que
constituye un efecto primario, fundamental e inherente al pronunciamiento de quiebra. También se indica que constituye
el efecto típico de la quiebra y sobre la cual se estructuran las consecuencias jurídicas y se organiza el proceso
concursal. VITOLO expresa que “es la desposesión de los bienes propios, con pérdida del derecho de administración y
disposición, facultades que son transferidas al sindico en la medida fijada por la ley”. El desapoderamiento es el
principal efecto patrimonial que trae consigo la quiebra y es el que permite que los bienes que integran el patrimonio del
fallecido queden bajo la administración y disposición del síndico, habilitando el proceso de liquidación para obtener el
producido con el cual se ha de pagar a los diferentes acreedores concurrentes. Es un mecanismo propio del proceso
concursal que permite al sindico reunir y en su caso reconstruir el patrimonio del deudor insolvente, con la finalidad de
realizarlo y repartir su producido entre los acreedores. El desapoderamiento es una institución conocida y aceptada por
todas las legislaciones, aunque lo regulen de diferente manera. Su origen se remonta a los estatutos de las ciudades
italianas.

22. ¿Cuándo comienza y cuando finaliza el desapoderamiento? El art 106 de la LC, que bajo el título de “Fecha de
aplicación” establece que “la sentencia de quiebra importa la aplicación inmediata de las medidas contenidas en esta
sección” el desapoderamiento comienza con el auto de quiebra. El desapoderamiento tiene ejecutoriedad inmediata con
la sentencia de quiebra. Declarada esta, opera el desapoderamiento. A partir de ese instante, el fallido queda privado de
la facultad de administrar y disponer de sus bienes. El desapoderamiento se moviliza con total prescindencia de la
publicación de los edictos y opera aun cuando la sentencia de quiebra no se encuentre firme, sea por interposición del
recurso de reposición (art 94 LC) o por el levantamiento de la quiebra sin tramite (art 96). El desapoderamiento finaliza
con la rehabilitación. Con ella cesan los efectos de aquel. El art 107 de la LC, dice que “el fallido queda desapoderado
de pleno derecho de sus bienes existentes a la fecha de la declaración de quiebra y los que adquiera hasta la
rehabilitación”. Cabe recordar que el cese de la inhabilitación –que se conoce como rehabilitación- el principio se
produce al año de la sentencia de quiebra.

23. ¿Qué bienes comprende el desapoderamiento? Sistemas latino y germánico. Si tomamos como referencia la
sentencia de quiebra, debemos expresar que el desapoderamiento comprende tanto los bienes presentes como los
futuros. Los bienes de los que el fallido es titular a la fecha de la sentencia de quiebra y los que adquiere después de
declarada esta y hasta su rehabilitación. A la hora de determinar que bienes comprende el desapoderamiento se
desarrollan distintos sistemas. El SISTEMA LATINO, el desapoderamiento se extiende sobre bienes presentes y futuros.
Sobre los bienes de los que el fallido es titular a la fecha de la sentencia de quiebra y los que adquiera hasta su
rehabilitación. Este sistema es el seguido por la mayoría de las legislaciones europeas y latinoamericanas. SISTEMA
GERMANICO solo comprende los bienes de los que el fallido es titular a la fecha de la quiebra. la quiebra solo
comprende los bienes presentes. Sistema seguido por la ley alemana. Nuestra legislación se inscribe en el SISTEMA
ROMANO. En efecto, todos los antecedentes patrios lo han adoptado

24. Bienes excluidos Indicamos cuales son los bienes alcanzados por el desapoderamiento, dicho principio no era
absoluto, sino que reconoce excepciones que se encuentran indicadas en el art 108. En nuestro tiempo se observa un
proceso de “constitucionalizacion del derecho privado”. El derecho privado actual sufre una profunda influencia de parte
del derecho público, desde el derecho constitucional, presentándose de esta manera como un nuevo derecho privado
con perfiles diferentes con respecto al del S XIX. El derecho privado decimonico tenía por objeto la protección de la
propiedad privada. En el Code se exacerbaba la protección de la libertad y de la propiedad. En la actualidad, el
centro de atención del derecho privado se ha desplazado hacia la protección del ser humano, principalmente a partir de
mediados del S XX. La incidencia de la CN en el derecho privado y el fenómeno que se cataloga como la
“constitucionalizacion del derecho privado” aceleraron la crisis de la clásica distinción entre el derecho privado y el
derecho público. Se manifiesta en la influencia que la CN ejerce sobre el derecho civil, constituyendo de cambio o de
energía renovadora del derecho privado. LLAMAS POMBO cita al jurista GALGANO para quien la CN ya no es solo la
fuente suprema del derecho público, sino que sirve también como ley fundamental del derecho privado y es su principal
motor de cambios. MOSSET ITURRASPE, “caracteriza a ese vuelco un interés creciente por tutelar de modo prioritario
a la persona humana, habida cuenta que ella ocupa un lugar central en la disciplina jurídica, pública o privada. La CN
deja de ser fuente de existencia exclusiva del derecho público para incorporar normas reguladoras de las relaciones
entre los entes privados, interparticulares. Asimismo, la influencia de normas constitucionales constituye una forma de
resguardar al ser humano de las tendencias de la economía de mercado. LORENZETTI considera que este fenómeno
permitiría que la tendencia económica producto de las actuales orientaciones emergentes del mercado y el derecho civil
protectorio giren dentro de un círculo que las comprenda y legitime. Este proceso de constitucionalizacion del derecho
privado y el reconocimiento de instrumentos internacionales que gozan de jerarquía constitucional llevan a incrementar
los supuestos de bienes excluidos del desapoderamiento. Existe un convencimiento de que en el centro del derecho de
nuestro tiempo se ubica el ser humano y no la propiedad. Desde el derecho se debe propender a la protección de la
persona humana y en el desapoderamiento se refleja que hay ciertos bienes que se consideran indispensables para la
subsistencia y el desarrollo del fallido y su familia y que por ello deben permanecer al margen del principal efecto
patrimonial que trae consigo la quiebra. El art 108 de la LC establece cuales son los bienes excluidos del
desapoderamiento, constituyendo una excepción a la regla del art 1 parr 2 de la LC, del art 242 del CCCN y del art 743
del mismo cuerpo legal, que alude a los bienes que constituyen la garantía común de los acreedores. ART 108 “BIENES
EXCLUIDOS” dispone “quedan excluidos de los dispuestos en el art anterior: 1) los derechos no patrimoniales 2) los
bienes inembargables 3) el usufructo de los bienes de los hijos menores del fallido pero los frutos que le correspondan
caen en desapoderamiento una vez atendida las cargas 4) la administración de los bienes propios del conyugue 5) la
facultad de actuar en justicia en defensa de bienes y derechos que no caen en el desapoderamiento y en cuanto por
esta ley se admite su intervención particular 6) las indemnizaciones que correspondan al fallido por daños materiales o
morales a su persona 7) los demás bienes excluidos por otras leyes.

B) NUEVOS SUPUESTOS DE EXCLUSION DE BIENES DEL DESAPODERAMIENTO

25. Introduccion el impacto que produce el nuevo ordenamiento respecto al instituto del desapoderamiento es el
establecimiento de nuevos supuestos de exclusión.

26.Frutos de los bienes de los hijos menores inc 3 del art 108 de la LC excluye del desapoderamiento al usufructo de
los bienes de los hijos menores del fallido. Se indica que “tal limitación reside en la tutela que el Estado dispensa al
menor, posibilitando al padre la asistencia de aquel, atendida la función de que debe satisfacer el progenitor”. El citado
inc 3 establece que si quedan comprendidos en el desapoderamiento los frutos de esos bienes. La inclusión de los
frutos era criticada por la doctrina que la calificaba de injusta, debido a que se privaba al menor de los frutos que
pueden ser cuantiosos, destinándolo a la satisfacción de acreedores que no son suyos. El nuevo ordenamiento ya no
existe el usufructo de los padres sobre los bienes de los hijos. La patria postead es sustituida por la responsabilidad
parental y el usufructo es sustituido por la administración de bienes. El art 685 CCCN indica que “ la administración de
los bienes del hijo es ejercida en común por los progenitores cuando ambos estén en ejercicio de la responsabilidad
parental. Los actos conservatorios pueden ser otorgados indistintamente por cualquiera de los progenitores. Esta
disposición se aplica con independencia de que el cuidado sea unipersonal o compartido”. El art 679 CCCN “modifica
sustancialmente el criterio que rige desde siempre” excluye las rentas de los bienes de los hijos. El art en su 1era parte,
expresa que “las rentas de los bienes del hijo corresponden a este. Los progenitores están obligados a preservarlas
cuidando de que no se confundan con sus propios bienes”. Ahora ya no existe más el usufructo paterno con lo cual el
inc 3 de el art 108 de la LC queda vacio de contenido. Si alguna duda se presentara y se pretendiera incluir las rentas
de los bienes de los hijos menores, ellas se disiparían frente a la clara norma del art 679. El precepto indicado no deja
dudas de que “el hijo es el sujeto titular del derecho a percibir las rentas que conforman su derecho de propiedad”. En
consecuencia no cabe duda de que los frutos quedan al margen del desapoderamiento. Nunca el síndico podría
pretender el ingreso a la masa de los frutos de los bienes de los hijos menores del fallido.

27. Indemnizaciones por daño moral y por daño material derivados de lesiones a la integridad psicofísica. El inc
1 del art 108 de la LC excluye a los derechos no patrimoniales. Los denominados derechos inherentes a las personas.
Se trata de bienes indisponibles por su naturaleza, tales como el honor, la intimidad, la dignidad personal, la identidad y
los derechos de familia. “la característica principal de los derechos de esta índole es su dependencia o su relación con
la persona misma del titular, de manera tal que no puede ejercerlos ninguna otra persona, son inseparables de la
individualidad del ser humano. Existieron algunas discrepancias en la doctrina, en el sentido de que en su momento se
entendió por derechos no patrimoniales aquellos que no tenían contenido patrimonial. Acertadamente se indica que “ello
no puede ser así pues la norma no tendría sentido, ya que no existe motivo para desapoderar al fallido de los derechos
sin valor económico”. El inc 1 del art 108 LC debe ser relacionado con el inc 6 que excluye a las “indemnizaciones que
correspondan al fallido por daños materiales o morales a su persona”. Con base en esta norma, el fallido conserva la
legitimación para iniciar o continuar la acción destinada a obtener una indemnización para reparar daños a su persona.
Estas disposiciones deben coordinarse con el art 744 inc f del CCCN que excluye a las indemnizaciones por daño moral
y por daño material derivados de lesiones a la integridad psicofísica. El art 743 establece los bienes que constituyen la
garantía de los acreedores. Consagra el principio de que el patrimonio del deudor es la prenda o garantía común de los
acreedores, constituyendo toda una novedad con respecto al anterior ordenamiento que no consagraba expresamente
dicho principio, pero que lo consideraba implícito por medio de las instituciones que preveían la tutela al crédito. El art
744 establece la nomina de bienes que reputan “inembargables” y que por lo tanto quedan excluidos de la garantía
común. El inc F excluye a “las indemnizaciones que corresponden al deudor por daño moral y por daño material
derivado de lesiones a su integridad psicofísica”. COMPAGNUCCI DE CASO indica que “es una novedad de la ley civil,
dado que ello se puede ver en el derecho laboral, pero resulta una buena salida para todas las personas que reciben
este tipo de resarcimiento”.

C) REGIMEN DE VIVIENDA FAMILIAR

28. Introducción El CCCN dedica todo el capitulo 3 denominado “VIVIENDA”, correspondiente al Título III, “Bienes”, al
tratamiento de la protección de la vivienda. “todo este capítulo es nuevo y no tiene correlato con el Cód. Civil, aunque sí
con el régimen de bien de familia regulado por la ley 14394 al cual sustituye”. Se exhibe una tensión entre la protección
del deudor y la tutela del crédito. Se reemplaza el régimen del bien de familia por el de vivienda, que es mucho más
amplio, en el sentido que ya no tiene solo como eje la protección de la familia sino de la persona individual. La
sustitución del régimen del bien de familia por el de vivienda nos parece adecuada. Una de las críticas que podía
realizarse al régimen de la ley 14394 es que no protegía a las personas sin familia. La citada ley responde a la
concepción clásica, en lo que se refiere a hacer de la familia el eje principal de la norma tuitiva”. Esta concepción se vio
superada por cuanto se considera que “la protección debe recaer directamente sobre la vivienda, más allá de que exista
o no una familia, que no lo sustente”. Esta adecuación es positiva porque recoge una realidad social cada vez más
frecuente de personas que viven solas sin formar una familia. El proyecto adopta la moderna concepción de que la
vivienda merece protección tutelando a la persona humana. PERALTA MARISCAL sostiene que “el régimen regulado a
partir del art 244 CCCN tiene un horizonte marcadamente más amplio. En aquel sistema solo tenía protección la familia
y no la persona individual, situación que se corrige en el actual sistema donde toda persona, aunque viva sola, tiene su
amparo. Constituye un avance significativo porque no hay ninguna razón aceptable que justifique que se proteja la
vivienda de quien tiene familia y no la de quien no la posee.

29. Afectación Se regula en el art 244 del CCCN permite que todo propietario pueda afectar al régimen de vivienda un
único inmueble que este destinado a vivienda, por su totalidad o hasta una parte de su valor. La protección no excluye
la concedida por otras disposiciones legales. La afectación se inscribe en el registro de la propiedad inmueble según las
formas previstas en las reglas locales, y la prioridad temporal se rige por las normas contenidas en la ley nacional del
registro inmobiliario. No puede afectarse más de un inmueble. Si alguien resulta ser propietario único de 2 o más
inmuebles afectados, debe optar por la subsistencia de uno solo en ese carácter, dentro del plazo que fije la autoridad
de aplicación, bajo apercibimiento de considerarse afectado el constituido en el 1er termino. Se permite afectar un
inmueble destinado a vivienda “por su totalidad o hasta una parte de su valor”. En la doctrina se expresa que “esta es
otra novedad puesto que en el sistema de ley 14394 no era posible efectuar una parte del inmueble. Solo se la podía
vincular en su totalidad, y si superaba el valor máximo de afectación entonces no había protección posible. La
importancia de la nueva normativa, desde que permite una protección parcial a quien posee un inmueble de gran valor,
lo que por un lado asegura la vivienda y por el otro evita el abuso que significa proteger la vida lujosa del deudor
mientras su acreedor no puede cobrar lo que es legítimamente debido. El art 245 CCCN se refiere a quien se encuentra
legitimado para solicitar la afectación, otorgándosela al titular registral del inmueble, aclara que deben solicitarla todos
los cotitulares conjuntamente. La afectación puede disponerse en un acto de ultima voluntad. El precepto dice que “el
juez debe ordenar la inscripción a pedido de cualquiera de los beneficiarios o del Ministerio Publico, o de oficio si hay
beneficiario incapaces o con capacidad restringida”. Se contempla el supuesto de divorcio o cese de la convivencia. Se
expresa que la afectación “también puede ser decidida por el juez, a petición de parte, en la resolución que atribuye la
vivienda en el juicio de divorcio o en el que resuelve las cuestiones relativas a la conclusión de la convivencia, si hay
beneficiarios incapaces o con capacidad restringida”.

30. Instrumentación el art 244 párr. 2 del CCCN, la afectación “se inscribe en el registro de la propiedad inmueble
según las formas previstas en las reglas locales, y la prioridad temporal se rige por las normas contenidas en la ley
nacional del registro inmobiliario”. PERALTA MARISCAL sostiene que “implica una mejora del sistema del art 35 de la
ley 14394 que daba efecto a la constitución desde su inscripción en el Registro Inmobiliario correspondiente. Se permite
la retroactividad de la registración a través del sistema de reserva de prioridad regulado en la ley 17801.

31. Beneficiarios se establece en el art 246 del CCCN las disposiciones expresa: Son beneficiarios de la afectación: a)
el propietario constituyente, su cónyuge, su convivencia, sus ascendientes o descendientes b) en defecto de ellos, sus
parientes colaterales dentro del 3er grado que convivan con el constituyente”. Una diferencia con el art 36 de la ley
14394 es que se reconoce como beneficiario al conviviente. No se limita el concepto de familia a la que se funda en el
matrimonio. La jurisprudencia reconoció a condóminos concubinos como beneficiarios del régimen del bien de familia.
PERALTA MARISCAL indica que “se declara posible beneficiario al conviviente no cónyuge, en otra diferencia
importante con el sistema anterior que amplía el horizonte de protección. Esta incorporación se correlaciona con la
posibilidad de que una persona individual pueda afectar un inmueble como objeto de protección. Se expresa que
“significa un avance trascendental ya que este pasa a estar amparado aun cuando no tenga familia”.

32.Habitacion el art 247 del CCCN se refiere a este tópico expresando: “Si la afectación es peticionada por el titular
registral, se requiere que al menos uno de los beneficiarios habite el inmueble. En todos los casos, para que los efectos
subsistan, basta que uno de ellos permanezca en el inmueble”. PERALTA MARISCAL “la norma es clara en cuanto a
que no es necesaria la convivencia conjunta de los beneficiarios en el inmueble afectado. Es suficiente que uno lo haga.
Sin embargo por imperio del inc b del mentado art, en caso de que los beneficiarios sean parientes colaterales, es
necesario que convivan con el constituyente.

33. Subrogación real el art 248 del CCCN manifiesta que la afectación “se transmite a la vivienda adquirida en
sustitución de la afectada y a los importes que la sustituyen en concepto de indemnización o precio”. Una disposición
que toma como fuente el art 238 del proyecto del Cod. Civil unificado con el Cod. de Comercio. No existe una norma
similar a la ley 14394. Es una solución acertada que tiene operatividad tanto en un escenario con ejecución como sin
ella. Le permite al deudor cambiar de inmueble, sabiendo que la protección se trasladara al nuevo. La protección que
tenia respecto del primero de los inmuebles se traslada al que se adquiere con posteridad. El inmueble adquirido queda
afectado al régimen de vivienda, con efecto retroactivo a la fecha de la primera afectación. En tanto que reviste utilidad
en un escenario de ejecución, en el sentido de que el remanente que quede de la ejecución, después de satisfechos los
acreedores a quienes no les era oponibles la afectación, le corresponde al deudor y si con ese dinero el adquiere otro
inmueble este quedara afectado al régimen de vivienda, con efecto retroactivo a la fecha de la primera afectación. Es
una norma que tiene gran trascendencia concursal, recogiendo la solución propuesta por la doctrina, la jurisprudencia y
reconocida en algunas disposiciones registrales. La posibilidad de la subrogación real concuerda con la teoría de las
masas separadas que esbozara una de las autoras del nuevo Código. De acuerdo con esta teoría, solo tienen derecho
a pedir la desafectación del inmueble, y promover la ejecución, los acreedores anteriores a la constitución, a quienes
esta no les era oponible. El remanente no beneficia al resto de los acreedores, sino que le corresponde al fallido.
Respecto del destino del remanente, como alternativas que el remanente sea entregado al fallido, sin tomar en
consideración el destino que le dará a esos fondos o que, bajo el control del tribunal y del síndico, el remanente deba
ser aplico por el fallido a la adquisición de un nuevo inmueble, que sustituirá al que fue ejecutado. El inmueble goza de
igual protección que el bien originariamente afectado. El proyecto del cod civil unificado con el cod de comercio acogió
la tesis de la sustitución en el art 238 que –bajo el titulo de subrogación real- expresaba que “la afectación se transmite
a la vivienda adquirida en sustitución de la afectada, o a los importes que la sustituyen en concepto de indemnización”.
En consecuencia, la redacción del actual art 248 del CCCN que estamos comentando concursa con la norma del
proyecto con algunas diferencias. La doctrina recibe con beneplácito la figura de la subrogación real incorporada al art
248 del CCCN. PERALTA MARISCAL sostiene que “la norma en comentario, permite que se opere este instituto con
relación a un inmueble afectado como respecto de otro inmueble y del dinero obtenido por su enajenación o como
indemnización sustitutoria, es una importante saludable novedad respecto del régimen anterior. Es una solución justa
porque desde el punto de vista del deudor, la imposibilidad de concretar la sustitución le provoca una suerte de
esclavitud a residir indefinidamente en el mismo lugar aunque no se ajuste a sus necesidades: por otro lado, no
perjudica los derechos de los acreedores por cuanto para ellos no varía la situación: a quienes les era inoponible la
primera afectación les será inoponible la segunda, y así el primer inmueble hubiera sido subrogado por dinero, de todas
maneras no hubieran contado con él para satisfacer sus acreencias de permanecer originaria. FLAH Y AGUILAR “la
incorporación de este instituto permite extender la protección en forma interrumpida al inmueble o valores que
sustituyen al afectado originariamente. Su inclusión no solo tiene significación para el constituyente sino que afecta al
resto de la familia en caso de existir más de un beneficiario, que independientemente de la titularidad del derecho, tiene
un derecho a la vivienda de base constitucional que se vería avasallado, de no permitirse la subrogación real. Además,
prioriza el interés de los acreedores por sobre la protección de la vivienda constituiría una solución disvaliosa y
atentatoria del espíritu del cod. fundado en principios constitucionales.

34. Efecto de la afectación. Inoponibilidad a los acreedores de causa anterior. El art 249 del CCCN expresa que la
afectación “es inoponible a los acreedores de causa anterior a esa afectación. La vivienda afectada no es susceptible de
ejecución por deudas posteriores a su inscripción, excepto: a) obligaciones por expensas comunes y por impuestos,
tasas o contribuciones que gravan directamente al inmueble b) obligaciones con garantía real sobre el inmueble,
constituida de conformidad a lo previsto en el art 250 c) obligaciones que tienen origen en construcciones u otras
mejoras realizadas en la vivienda d) obligaciones alimentarias a cargo del titular a favor de sus hijos menores de edad,
incapaces, o con capacidad restringida. Los acreedores sin derecho a requerir la ejecución no pueden cobrar sus
créditos sobre el inmueble afectado, ni sobre los importes que la sustituyen en concepto de indemnización o precio,
aunque sea obtenido en subasta judicial, sea esa ordenada en una ejecución individual o colectiva. Si el inmueble se
subasta y queda remanente, este se entrega al propietario del inmueble. En el proceso concursal, la ejecución de la
vivienda solo puede ser solicitada por los acreedores enumerados en este art”.

a) Fuente. La de este art se encuentra en el art 239 del proyecto cod civil unificado con el comercial

b) Oponibilidad de la afectación a los acreedores de causa anterior. Tiene incidencia en los procesos concursales y
en su redacción implica adoptar las tesis predominantes en la actualidad, tanto en la doctrina como en la jurisprudencia.

En los 2 primeros parr. Consagra el “efecto principal de la afectación”. PERALTA MARISCAL “constituye el corazón del
sistema de protección”. Desde el punto de vista concursal este precepto consagra la teoría de las masas separadas y
resuelve el debatido problema sobre el destino del remanente, en caso de coexistencia entre acreedores anteriores y
posteriores a la afectación. Se reconoce que los acreedores posteriores a la constitución en ningún caso puede verse
beneficiados cobrando con el inmueble. Frente al régimen de la ley 14394, el supuesto de la coexistencia de acreedores
anteriores y acreedores posteriores a la afectación fue un tema que genero un encendido debate. En razón de que se
trataba de una situación no contemplada expresamente ni en la ley 14394 ni en la ley 24522. Se había elaborado
diferentes teorías que trataban de explicar si, desafectado el inmueble al régimen del bien de familia, su producido
beneficiaba a la totalidad de acreedores o solo a los anteriores, a quienes la afectación les resultaba inoponible. La
solución se encontraba precedida por un debate que residía en determinar si se otorgaba prioridad a la protección de la
vivienda familiar o por el contrario se le daba primacía a la protección del crédito y a la celeridad negocial. En la doctrina
y en la jurisprudencia se elaboraron diferentes tesis: 1) Tesis que sostenía la incorporación del bien al activo del
concurso existiendo algún acreedor a quien no le era oponible la constitución era una propuesta que otorgaba prioridad
a las normas y principios concursales sobre las disposiciones que tutelaban la vivienda familiar. Se admitían dos
variantes: una que podríamos calificar como extrema y otra moderada. La primera sostenía que con la sola existencia
de los acreedores anteriores el inmueble debía ser desafectado y de esa manera aprovechaba a toda la quiebra,
liquidándose el activo en la quiebra y beneficiando a todos los acreedores, tanto a los anteriores como a los posteriores,
era suficiente la existencia de un crédito anterior a la afectación del inmueble como bien de familia para que se
produjera la desafectación, siendo el inmueble desapoderado y liquidando en la quiebra. producida la desafectación, el
inmueble quedaba desafectado para todos los acreedores y a favor de todos los acreedores. La segunda entendía que,
desafectado el inmueble, se cobraban primero los acreedores anteriores y el remanente pasaba a integrar el activo
falencial. La diferencia entre una y otra variante radicaba en que en la primera los acreedores concurren
igualitariamente sobre el inmueble desafectado que ingresa en el activo falencial y en beneficio de los restantes
acreedores es el remanente. En cualquiera de sus dos variantes fue sostenida por un importante sector de la doctrina.
Las criticas que cabe sobre esta teoría a) otorga una preeminencia extrema a los principios concursales hasta el punto
de olvidarse por completo de la protección de la vivienda familiar. Debe procurarse el respeto de los principios
concursales de la universalidad y de la igualdad de los acreedores, pero ello no debe conducir a la eliminación de otro
valor tan importante como lo es la protección de la vivienda familiar b) la aplicación desde el principio de igualdad o
paridad en el tratamiento de los créditos no justifican la solución propuesta, en virtud de que no se observa una
afectación a tal principio, por otorgar un trato diferente a acreedores que AB INITIO se encuentran en una situación
disímil. Los acreedores anteriores a la constitución del bien de familia desde el inicio se encuentran en una diferente
situación respecto de los acreedores posteriores, en razón de que estos últimos no cuentan con ese bien como prenda
o garantía común de sus créditos. C) los acreedores posteriores a la constitución del bien de familia que no poseen el
derecho a ejecutar el inmueble se ven en una mejor situación por la quiebra del constituyente. Si este último no
estuviera en quiebra, dichos acreedores posteriores no tendrían posibilidad alguna de cobrar su crédito. Si se trata de
una obligación contractual, el tercero que celebro un contrato con el constituyente conocía que dicho bien no forma
parte de la garantía de su crédito por estar afectado al régimen del bien de familia d) prescinde del art 38 de la ley
14394 que establece que la inmebargabilidad e inejecutabilidad del inmueble respecto de las deudas posteriores a la
inscripción del bien de familiar opera aun en caso de concurso o quiebra e) la solución propuesta por esta tesis resulta
axiológicamente reprochable, por generar situaciones de injusticia. Injusto beneficiar a los acreedores posteriores a la
afectación del bien de familia con un producido que la ley no les otorga. Así resulta injusto otorgar prioridad a los
principios concursales en detrimento de la protección de la vivienda familiar. 2) Tesis de las masas separadas o teoría
de la “masita” según esta tesis –a la cual adherimos- como lo establecía en el art 38 de la ley 14394, la situación de
quiebra no provocaba una modificación del régimen de oponibilidad e inoponibilidad del bien de familia respecto a los
acreedores del constituyente. Solo conservaban el derecho de agredir patrimonialmente al inmueble los acreedores
anteriores a la afectación como bien de familia, a quienes dicha constitución les resultaba inoponible. Los acreedores
posteriores no podrían beneficiarse por la sola circunstancia de que coexistieran en el proceso concursal liquidativo
acreedores anteriores y posteriores. La ley establecía la inembargabilidad e inejecutabilidad del inmueble respecto de
estos últimos acreedores. Los autores citados propusieron como solución formar una masa separada constituida por el
bien de familia, a la que concurren en la etapa liquidativa solo los acreedores con derecho a ejecutar dicho inmueble. No
se trataba de la formación de un concurso especial, sino de una forma técnica de distribución que no requería de una
norma expresa que la consagrase como consecuencia de lo que venimos exponiendo, en caso de existir remanente,
este debía ser entregado al fallido. Esta tesis ha encontrado una importante adhesión en la doctrina nacional asimismo
fue receptada por importante jurisprudencia, donde se sostuvo que, “cuando en la quiebra de uno de los conyugues
existen acreedores anteriores y posteriores a la afectación del inmueble como bien de familia, su desafectación solo
beneficia a los primeros”. Por otro lado, es la solución que adopto el proyecto del cód. civil unificado con el de comercio
que se ocupa de esta temática en el cap. III, denominado “VIVIENDA” del título III, “PATRIMONIO”. En su art 239
establece quienes tienen derecho a ejecutar el inmueble afectado al régimen de vivienda, como también a quienes
beneficia el producido de la ejecución y el destino que debe darse al remanente. El texto proyectado establecía que “la
vivienda afectada no es susceptible de ejecución por deudas posteriores a su inscripción. Solo se puede requerir su
ejecución por: a) obligaciones del titular anterior a la inscripción b) impuestos, tasas o contribuciones que graven
directamente al inmueble, y expensas comunes c) obligaciones con garantía real sobre el inmueble constituidas de
conformidad a lo previsto en el art siguiente d) obligaciones causadas en construcciones u otras mejoras realizadas en
la vivienda e) obligaciones alimentarias a cargo del titular. Si hay concurso, la ejecución de la vivienda puede ser
solicitada y beneficia exclusivamente a los acreedores enumerados en este art. El remanente de la ejecución se entrega
al propietario.3) Tesis que subordina el destino del remanente al momento en que el fallido es rehabilitado esta posición
trataba de resolver el problema del destino del remanente de la liquidación. Se consideraba que el remanente se
restituía al fallido o ingresaba a la masa, tomando en consideración el instante en que aquel se generaba. Si el
remanente de la liquidación del inmueble se originaba antes de que el fallido estuviese rehabilitado, los fondos caían en
el desapoderamiento y beneficiaban a los acreedores posteriores, a quienes les resultaba inoponible la constitución del
bien de familia. Si el remanente ingresaba una vez operada la rehabilitación, este debía ser entregado al fallido. No
compartimos el criterio expuesto, en razón de que era una tesis que olvidaba que el bien de familia. En cambio si el
remanante ingresaba una vez operada la rehabilitación, este debía ser entregado al fallido. No compartimos el criterio
expuesto, en razón de que era una tesis que olvidaba que el bien de familia, al resguardar la vivienda familiar de la
agresión patrimonial de los acreedores. El error de la citada tesis residía en distinguir el destino del remanente
basándose exclusivamente en el criterio temporal del ingreso de los fondos.

c) Destino del remanente se reafirma el criterio de que los acreedores posteriores no tienen derecho alguno al
remanente, se expresa que si el inmueble se subasta y queda remanente, este se entrega al propietario del inmueble. Al
comentar esta disposición PERALTA MARISCAL sostiene que “se supera de esta manera un arduo debate
interpretativo que suscito la ley 14394, asimismo se indica que “adopta el criterio según el cual el activo liquidado
pertenece solo a los acreedores anteriores a la afectación, y si hay remanente se entrega al propietario”.

d) Legitimados para la desafectación y ejecución del inmueble. Se procura aclarar el problema respecto de quien se
encuentra legitimado en caso de un proceso concursal para pedir la desafectación y ejecución del inmueble afectado al
régimen de vivienda. Se confiere legitimación a los acreedores que se enumeran en el art, es decir los acreedores a
quienes no les es oponible la afectación de la vivienda en el régimen que estudiamos. Se procura concluir con el debate
respecto de la legitimación del síndico, al adoptar la tesis predominante, que excluye a tal funcionario de la legitimación
para pedir la desafectación del inmueble. En este sentido se expresa que se dispone también en el proceso concursal,
la ejecución de la vivienda solo puede ser solicitada por los acreedores enumerados en este artículo y si bien parece
claro que el sindico se encuentra excluido de la posibilidad de pedir la desafectación, hubiera sido preferible que la
cuestión se aclarara específicamente para evitar debates al respecto. En la doctrina MEDINA considero que solo el
acreedor con derecho a ejecución podía pedir la desafectación, mientras que no goza de dicha legitimación el síndico.
La citada autora entendía que la solución debía encontrarse resolviendo previamente a quién beneficia el producido; si
solo a los acreedores con derecho a ejecución o también a los que carecen de ese derecho de agresión. La autora
señalo que es el acreedor con derecho a ejecución quien debe solicitar la desafectación y no la sindicatura, en razón de
que el acreedor tiene derecho a renunciar a la facultad requerida y conformarse, después de verificado su crédito, con
cobrar a prorrata con los demás acreedores. Sin perjuicio de esta posición, la mayoría de la doctrina reconocía
legitimación activa al sindico, aunque algunos autores, si bien admitían la legitimación del órgano sindical, manifestaban
que existían importantes argumentos que podrían avalar la posición contraria. En la doctrina se indica que, para mitigar
la imposibilidad jurídica del sindico para instar la ejecución del bien, se propicia que el órgano concursal convoque a los
acreedores a los que la inscripción del bien de familia les es inoponible y los inste a prestar su conformidad (art 119 LC).
Con lo dispuesto en el art 249 in fine se reafirma el criterio de la CSJN y se endereza claramente de ese modo a excluir
la legitimación del sindico, si bien entendemos que la reforma apunta claramente a esa exclusión, consideramos que
hubiera sido conveniente que la norma lo estableciera de manera expresa. De ese modo, no hubiera quedado margen
alguno para el debate.

35. La desafectación por abuso de derecho. El CCCN incorpora el abuso de derecho en el Cap. 3 del Título
Preliminar. Este capítulo va dirigido al ciudadano. La doctrina considera que el abuso del derecho es un instituto que
encuentra sus raíces en la CN de 1949, que procura mitigar la concepción individualista del derecho. El CCCN lo
incorpora en el Titulo Preliminar, alude en el art 10, que indica que “el ejercicio regular de un derecho propio o el
cumplimiento de una obligación legal no puede constituir como ilícito ningún acto. La ley no ampara el ejercicio abusivo
de los derechos. Se considera tal el que contraria los fines del ordenamiento jurídico o el que excede los límites
impuestos por la buena fe, la moral y las buenas costumbres. El juez debe ordenar lo necesario para evitar los efectos
del ejercicio abusivo o de la situación jurídica abusiva y si correspondiere, procurar la reposición al estado de hecho
anterior y fijar una indemnización”. Esta norma resulta aplicable en el supuesto de que se afecte al régimen de vivienda
un inmueble que exceda notoriamente las necesidades del deudor y su familia. Mediante la prueba de este extremo y
con base en el art 10 del CCCN podría articularse la desafectación. Parte de la doctrina señala que el sindico tendría
legitimación, dado que lo que la ley veda es su legitimación para pedir la desafectación cuando existen algunos de los
acreedores mencionados en el art 249 que son los que tienen la legitimación para pedir la desafectación. Por lo tanto,
se indica que si podría pedir la desafectación en caso de abuso.

36. Frutos el art 251 del CCCN bajo el acápite de “frutos” expresa que “son embargables y ejecutables los frutos que
produce el inmueble si no son indispensables para satisfacer las necesidades de los beneficiarios”. La fuente de la
disposición es el art 241 del proyecto del cod civil unificado con el cod de comercio. Asimismo, reproduce el criterio del
art 39 de la ley 14394 aunque simplificando esta impedía en cualquier caso de embargo de los frutos por encima del
50% (art 39). Esta norma puede tener aplicación en el ámbito concursal. Los frutos del inmueble pertenecen a su
propietario. Ante su quiebra, los frutos que se devengan hasta la fecha de la rehabilitación podrán ser alcanzados por el
desapoderamiento, siempre que no resulten “indispensables para satisfacer las necesidades de los beneficiarios”. Si no
se da esta ultima característica, esos frutos, ante la quiebra del propietario del inmueble, serán alcanzados por los
efectos del desapoderamiento. El precepto tiene eficacia en las relaciones externas; frente a los terceros acreedores. En
consecuencia podrían demostrar que los frutos no resultan “indispensables para satisfacer las necesidades de los
beneficiarios” y con ello provocar que los frutos sean alcanzados por el desapoderamiento. Cabe entender que el
embargo de los frutos se extiende, en principio a los naturales y no a los civiles, puesto que el bien debe ser habitado
por alguno de los beneficiarios.

37. Limitación a los honorarios profesionales en los concursos preventivos y quiebra. el parr. 2 del art 254 del
CCCN establece que “en los juicios referentes a la transmisión hereditaria de la vivienda afectada y en los concursos
preventivos y quiebras, los honorarios no pueden exceder del 3% de la valuación fiscal. Tiene una fuerte incidencia en
los profesionales que intervienen en los procesos concursales. Esto llevo a que en las sucesivas reformas concursales,
por una criticable decisión de política legislativa, se resolviera una sensible reducción de las escalas arancelarias. Sin
perjuicio de las críticas de la doctrina, cabe indicar que el 2do parr. Del art 254 se inscribe en la tendencia de reducción
de los honorarios de los profesionales que intervienen en los procesos concursales. En caso de que el único bien que
integra el patrimonio del fallido sea el inmueble afecto al régimen de vivienda, los honorarios de los profesionales no
pueden exceder el 3% de la valuación fiscal. A partir de allí se observan 2 considerables impactos que tiene el precepto
sobre el régimen de regulación de honorarios de los profesionales intervinientes en los concursos y quiebras. Podemos
señalar que se observa una doble reducción en la regulación de honorarios. Por un lado, la base regulatoria tomara en
cuenta la valuación fiscal de inmueble y no ya el valor probable de realización que informa el sindico a través del
informe general (art 39 inc 2). La valuación fiscal es sensiblemente inferior al valor probable de realización y de ello se
deriva un reducción en el monto a regular. Por el otro, el límite que emerge de esta norma puede colisionar con los
topes mínimos establecidos por la LC. En dicho caso se señala que “por aplicación del principio interpretativo que indica
que la ley especial prevalece sobre la general, debe estarse a los topes establecidos en este Cód.”.

D) CONCURSO O QUIEBRA DEL CONYUGE COMO CAUSAL DE SEPARACION JUDICIAL DE BIENES

38. Caracterización. El art 475 del CCCN menciona las causas por las cuales se extingue el régimen de comunidad. En
el inc d del citado precepto se menciona “la separación judicial de bienes”. “es una acción autónoma destinada a hacer
cesar la comunidad de gananciales hacia el futuro sin que ello importe la disolución del vinculo matrimonial”. El art 477
se menciona los motivos por lo que procede la separación judicial de bienes. El supuesto del inc b dispone que “la
separación judicial de bienes puede ser solicitada por uno de los cónyuges…. b) si se declara el concurso preventivo o
la quiebra del otro cónyuge”. La relación con el cod civil derogado la encontramos en el art 1294 que aludía al concurso
como causal de separación.
39. Cuestión terminológica. La expresión concurso generaba discrepancia en la doctrina entre quienes consideraban
que era sinónimo de falencia y quienes la entendían como compresiva también del concurso preventivo. El texto actual
ya no habla de concurso sino que alude al “concurso preventivo” como a la “quiebra”. KRASNOW sostiene que
“vinculando el texto actual con el derogado, se comprueba que el primero es mas preciso y completo: el art 1294 del
cód. Civil derogado incluía la causal con la sola mención de concurso: mientras que el art 477 además de introducir la
“quiebra” deja en claro a través del enunciado que la causal procede después de la declaración judicial de concurso o
quiebra.

40. Valoracion critica. Un sector de la doctrina critica que se mantenga esta causal. Asi expresa que es curioso que se
mantenga dentro de las causales de separación judicial de bienes al concurso preventivo o la quiebra en virtud de las
criticas que el actual art 1294 ha sufrido al habérsele cuestionado su sentido y utilidad en relación con el régimen de
separación de responsabilidades. Expresa que cabe destacar que no hemos podido al menos que sorprendernos de
encontrar nuevamente plasmada la causal de disolución del régimen patrimonial matrimonial por separación judicial de
bienes, concurso o quiebra de uno de los conyugues, temeroso de perder su eventual derecho a los gananciales frente
a un espeso concursado o quebrado. También expresa que el mantenimiento del concurso preventivo o quiebra como
causal de separación judicial de bienes continua siendo una norma de dudosa utilidad que no debió ser mantenida en el
CCCN.

CAPITULO V

INCIDENCIA DEL REGIMEN DE OBLIGACIONES Y DEL DERECHO DE DAÑOS

A) LAS OBLIGACIONES A PLAZO FRENTE A LOS PROCESOS CONCURSALES.

41. Introducción las obligaciones pueden clasificarse de diferentes maneras. En accidentes o modalidades que pueden
alterar su eficacia, se clasifican en puras y simples y en modales. Las primeras son las que no están sometidas a
ninguna modalidad, en las segundas se ubican las obligaciones a plazo, las condicionales y las que contienen un cargo.
El art 350 del CCCN señala que “la exigibilidad o la extinción de un acto jurídico pueden quedar diferidas al vencimiento
de un plazo”. El plazo hace referencia a cierta distancia entre 2 límites temporales. Se expresa que “se denomina
ordinariamente plazo al lapso que media entre la celebración del acto y el acaecimiento de un hecho futuro y necesario,
al cual está subordinado el ejercicio o la extinción de un derecho. También que es “un acontecimiento futuro y cierto que
suspende la exigibilidad o la extinción de un derecho y que produce sus efectos sin retroactividad”. Del mismo modo,
sostiene que es la clausula en virtud de la cual se difieren (plazo suspensivo) o se limitan en el tiempo (plazo resolutorio)
los efectos de un acto jurídico. De manera similar se indica que es la modalidad que subordina la exigibilidad de un acto
jurídico al transcurso de un espacio de tiempo. Del mismo modo, se expresa que “es el decurso del tiempo a cuyo
término, futuro y cierto, se subordina la exigibilidad del acto jurídico”. El plazo presenta los siguientes caracteres: a) es
futuro, en esto se asemeja a la condición un acontecimiento que vendrá b) es cierto o necesario lo que fatalmente
ocurrirá c) sus efectos no son retroactivos, opera (desde ahora). Existen diversas clasificaciones del plazo. En primer
lugar, cabe distinguir el suspensivo del resolutorio. El primero también es conocido como inicial, y es aquel en el cual se
difieren los efectos del acto jurídico hasta el cumplimiento del término fijado. El segundo es denominado también como
extintivo o fina, y es aquel en el cual el transcurso del tiempo hace cesar la exibilidad de la obligación. La fecha en que
debe ocurrir el vencimiento del plazo se clasifica en cierto o incierto. En el primero se conoce de antemano el momento
de su realización o se conoce perfectamente cuando ocurrirá su vencimiento. Asimismo se expresa que es aquel en el
cual “puede ser determinado astronómicamente, vale decir basta con recurrir al calendario para saber cuando llegara el
término”. En el segundo, no se sabe la fecha en que ha de cumplirse. Desde el punto de vista de donde surge o
atendiendo al origen existen tres especie. El plazo legal surge de la ley, el judicial emana de una sentencia y el
voluntario es el establecido por los otorgantes de un acto.
42. Beneficiario del plazo. El art 570 del Cód. derogado el plazo se presumía estableciendo a favor de ambas partes,
salvo que por el objeto de la obligación o por otras circunstancias resulte haberse puesto a favor del deudor o del
acreedor. El CCCN cambia la regla, al sostener que el plazo en principio se considera establecido en beneficio del
obligado, salvo que por la naturaleza del acto o por otras circunstancias se lo estime en beneficio del acreedor o de
ambas partes. El art 351, bajo el título de “beneficiario del plazo” dispone que el plazo “se presume establecido en
beneficio del obligado a cumplir o a restituir a su vencimiento, a no ser que, por la naturaleza del acto, o por otras
circunstancias, resulte que ha sido previsto a favor del acreedor o de ambas partes”. La fuente de esta disposición la
encontramos en el art 183 del Anteproyecto de 1954 y en el art 1184 del Cód. Civil y Comercial Italiano de 1942. En
caso de que las partes, al celebrar un negocio jurídico, convengan de manera expresa en beneficio de cuál de ellas se
otorga el plazo, se debe respetar lo pactado. Sin embargo, no es habitual una estipulación de este tipo y en el supuesto
de que no exista ninguna previsión respecto a favor de quien se concede esta modalidad, hay que atenerse a lo que
dispone el art 351 del CCCN. Este dispone que el plazo convenido se presume establecido en beneficio del obligado a
cumplir o restituir a su término. En consecuencia, de conformidad con el art 351, presumiéndose el plazo convenido en
beneficio del deudor, este podría cumplir su obligación antes de la expiración del plazo, aun contra la voluntad del
acreedor.

43. Las obligaciones a plazo. Aquellas que están sujetas al elemento accidental determinado plazo. Se expresa que
en las obligaciones a plazo, el ejercicio de los derechos de las partes está supeditado a que transcurra el tiempo
indicado, ya sea para que comience ese ejercicio (plazo suspensivo) o para que el mismo cese (plazo resolutorio).
Asimismo se señala una fecha determinada. Las obligaciones a plazo se caracterizan por la certeza de la llegada del
día de su cumplimiento.

44. El CCCN y la caducidad de los plazos. El art 353 del ordenamiento mencionado alude a la caducidad de los
plazos, adoptando a nuestro criterio la tesis correcta y clarificando una cuestión que genero un incesante debate en la
doctrina. El nuevo texto distingue entre quiebra y concurso preventivo, estableciendo acertadamente que solo el primero
de los procesos produce la caducidad de los plazos. El precepto dispone que el obligado a cumplir no puede invocar la
pendencia del plazo si se ha declarado su quiebra, si disminuye por acto propio las seguridades otorgadas al acreedor
para el cumplimiento de la obligación o si no ha constituido las garantías prometidas, entre otros supuestos relevantes.
La apertura del concurso del obligado al pago no hace caducar el plazo, sin perjuicio del derecho del acreedor a verificar
su crédito y a todas las consecuencias previstas en la legislación concursal. Celebramos que el CCCN haya abordado
expresamente el problema, suministrando claridad y cerrando en cierta manera el debate, adoptando la tesis que nos
aparece apropiada.
a) La regulación en el Código Civil su art 572 disponía que el deudor constituido en insolvencia y los que representen
no pueden reclamar el plazo para el cumplimiento de la obligación. Cabe formular una serie de precisiones
terminológicas. La expresión insolvencia era utilizada por el legislador en distintos preceptos aunque era una institución
sobre la que no había legislado. Es preciso recordar que la redacción de este art proviene de la ley 1196 denominada
“fe de erratas”. La redacción original del precepto fue tomada por VELEZ y expresaba lo siguiente “el deudor constituido
en quiebra y los que lo representen no pueden reclamar el plazo para el cumplimiento de la obligación”. Refería a
quiebra y no a insolvencia. Con lo dispuesto en el art 572 se redacto el art 753. Este ultimo precepto disponía que
“puede el acreedor exigir el pago antes del plazo, cuando el deudor se hiciese insolvente, formando concurso de
acreedores. Si la deuda fuese solidaria, no será exigible contra los codeudores solidarios, que no hubiesen provocado el
concurso”. La expresión insolvencia que refieren los textos citados tenía su lógica a las soluciones vigentes en la época
del Cód. Cuando VELEZ se refiere a “constituido en insolvencia” lo hace respecto del deudor comerciante como del no
comerciante y para una solución liquidativa. Por lo tanto, se hacía mención a las 2 soluciones que desde el derecho de
la insolvencia se preveían en aquella época: la quiebra para los comerciantes y el concurso civil para los no
comerciantes. Los dos institutos eran liquidativas, y en esa línea deben ser interpretadas las disposiciones, debido a
que el procedimiento se vería perturbado si existieran todavía créditos no exibiles. Por otra parte, la causal de
caducidad no era simplemente la insolvencia sino que era menester una sentencia que declarase que el deudor estaba
en insolvencia. Es decir, no se refería a una quiebra de hecho que no tiene virtualidad para producir efectos jurídicos
sino a una quiebra de derecho.
b) La situación en la ley de concursos
1- Quiebra: el art 128, 1era parte de la LC, bajo el título de “vencimiento de plazos” expresa que “las obligaciones del
fallido pendientes de plazo se consideran vencidas de pleno derecho en la fecha de la sentencia de quiebra” a)
fundamento de la solución legal: la quiebra trae como efecto el decaimiento de los plazos a los que se encuentran
sujetas las obligaciones del fallido. De este modo, los acreedores deberán insinuar su acreencia en el pasivo concursal,
sin tener que esperar el vencimiento originario de las obligaciones. La solución es coherente con el desapoderamiento y
con los principios de colectividad de acreedores y con el de concurrencia. La caducidad se produce de pleno derecho a
la fecha de la sentencia de quiebra. No resulta necesario que el juez de la quiebra dicte una sentencia disponiendo
específicamente al respecto. Se trata de “una solución coherente con la naturaleza del instituto falencial” como también
es “una solución eminentemente practica a los fines de la liquidación del dividendo y del pago a los acreedores en
moneda de quiebra”. el precepto “pone de manifiesto la incidencia de la quiebra sobre las obligaciones existentes, en
este caso; con plazos aun”. Se indica que “a la fecha de la quiebra se cristaliza el patrimonio del deudor y por ello todos
los créditos han de ser exigibles y se han de mensurar a esa fecha”. También expresa que “estamos ante un
vencimiento legalmente impuesto, que sustituye al convencionalmente establecido, y que tiene una finalidad
eminentemente practica a los fines de la liquidación del dividendo y del pago a los acreedores en moneda de quiebra. el
fundamento estriba en que “frente a una situación de liquidación del patrimonio del deudor, para que cumpla su función
de garantía, respetando el principio de igualdad de los acreedores, es manifiesta la conveniencia de tener a todos los
créditos como vencidos a fin de pagar de acuerdo a la ley del dividendo en cada oportunidad en que haya fondos para
distribuir y recurrir lo menos posible a reservar para pagos futuros. B) Delimitación subjetiva y objetivas: 1) delimitación
subjetiva: solo resultan alcanzadas las obligaciones del fallido, aquellas en las que el hoy fallido en la relación
obligacional ostenta la calidad de deudor, o sea, las que el debe cumplir, no quedan atrapadas las obligaciones en las
que el fallido es acreedor, esto es, titular de un crédito contra un tercero. En este caso, ante la quiebra corresponde al
síndico procurar su cobre, de conformidad con el art 182 de la LC, pero deberá hacer en los plazos legales o
convencionales que se hubieran convenido. No podría el sindico alegar una anticipación en el vencimiento por causa de
la falencia. En lo ateniente a la delimitación subjetiva, el decaimiento de los plazos se produce respecto de los socios
ilimitadamente responsables (art 160 LC). El efecto que estudiamos no se extiende a los fiadores del fallido ni a los
codeudores solidarios, en razón de que seria totalmente injusto extenderle el vencimiento a terceros ajenos al proceso
liquidativo. 2) delimitación objetiva: solo aquella obligación no vencida al tiempo de la quiebra, pero concertada bajo la
modalidad de plazo. Se indica que la expresión pendientes de plazo indica genéricamente a todas las obligaciones no
vencidas al tiempo de la declaración de quiebra sea su término voluntario (o convencional), legal o judicial, cierto o
incierto, determinado o indeterminado, expreso o tácito. Si bien parece abarcar solo a las obligaciones dinerarias se
aplica también a las obligaciones de dar cosas (ciertas o inciertas), cantidades de cosas, de hacer o no hacer, sujetas a
plazo, debido a que no existen razones para discriminarlas. No quedan atrapadas en el ámbito objetivo de la disposición
las obligaciones condicionales, futuras y las sometidas a pactum de non pretendo. El análisis de las obligaciones
condicionales exige partir de la noción de condición. Se expresa que la condición implica la subordinación de la
existencia de la obligación a un acontecimiento futuro e incierto. La diferencia con el plazo es que la condición puede o
no suceder, es esencialmente incierta. Por contrario, el plazo ha de ocurrir fatalmente por ello la condición depende de
la existencia misma de la obligación y en cambio, el plazo solo refiere a la exigibilidad. La condición admite una primera
clasificación que es decisiva debido a que de ella deriva importantes secuencias en cuanto a sus efectos. La condición
es susceptible de clasificarse en suspensiva y resolutoria. En la primera especie lo que se halla subordinado a ella es el
nacimiento de un derecho. En la segunda lo que depende del hecho incierto es la extinción del derecho. En el caso de
la condición suspensiva el acto no produce sus efectos sino a partir del momento en que aquella se cumple. Por el
contrario, si es resolutoria los efectos comienzan a producirse desde la celebración del acto, pero cesan si acaece la
condición. Las obligaciones condicionales en el proceso concursal se expresa que en el caso de la obligación
condicional, podría decirse que a los fines prácticos del concurso, podría aplicarse analógicamente la regla, lo que
llevaría a que el acreedor pueda insinuarse, pero en realidad como tal verificación será condicional, porque el hecho
incierto y futuro no se haya cumplido, la verificación tendrá la modalidad de la obligación, es decir que el caso de la
condición suspensiva, como no se ha cumplido, el acreedor no tendrá derecho al dividendo hasta el acaecimiento del
hecho y en el caso de la resolutoria, como es el acreedor AB INITIO podrá verificarse y cobrar en moneda de quiebra
pero dando garantía de restitución para el caso de que la condición se cumpla. Las obligaciones futuras refieren a
“todos aquellos supuestos en que existiendo una relación jurídica, esta se constituye de tal modo que no alumbra un
derecho actual sino una mera situación jurídica de pendencia. Estas no quedan atrapadas en la prevención legal,
porque jurídicamente no existen a la fecha de la quiebra. se trata de un crédito futuro y no actual. En cuanto al PACTUM
DE NON PRETENDO –obligación de no pedir- surge de la voluntad de los contratantes y consiste en un pacto de
aplazamiento. Es decir, acaecida la quiebra el pacto de aplazamiento pierde su finalidad y el vencimiento anticipado
que establece el art 128 de la LC provoca la exigibilidad de la obligación alcanzada por esta estipulación. C) Momento
en que opera el vencimiento de los plazos el art 128 de la LC es claro al respecto. El decaimiento de los plazos opera
de pleno derecho a la fecha de la sentencia de quiebra. la caducidad se produce desde el mismo dia en que fue dictada
la sentencia de quiebra. ¿Qué ocurre en el supuesto de revocación de la sentencia de quiebra por admisión del recurso
de reposición o por conversión? La declaración de quiebra provoca de pleno derecho la caducidad de los plazos. La ley
no distingue, este efecto se produce aun cuando no se encuentre firme la sentencia de quiebra. Qué sucede en el
supuesto de que la sentencia de quiebra se revoque, sea porque se admita alguno de los recursos específicos de la LC
prevé respecto a ella o que se acoja la conversión de la quiebra en concurso preventivo. El recurso de reposición tiene
como finalidad revocar la sentencia de quiebra. se trata de un medio de impugnación de la sentencia de quiebra, que se
interpone ante el mismo tribunal que la dicto para que realice un nuevo examen y eventualmente la revoque. Se indica
que constituye una verdadera acción, ejercida a través de una demanda que contiene la pretensión de desacreditar los
presupuestos concursales, con alegación fáctica y ofrecimiento de prueba. El levantamiento de la quiebra sin tramite es
una variante de la reposición. Sostiene que no se trata de 2 vias recursivas diferentes entre si, sino que por el contrario,
se presentan como una opción para el deudor. El levantamiento de la quiebra sin tramite puede ser entendido como una
reposición sin sustentación. La conversión implica que el deudor quebrado a pedido de acreedor (quiebra directa
necesaria) que no se encuentre dentro del periodo de inhibición del art 59 de la LC, puede requerir la cesación de la
quiebra y la apertura del concurso preventivo, dentro del plazo que fija la ley y siempre que satisfaga los recaudos
formales del art 11. En caso de que se revoque la sentencia de quiebra los plazos mantendrán su validez en los
términos originariamente pactados. Lo mismo sucedería en caso de que se revoque la quiebra y se abra un proceso
concursal preventivo por intermedio de la admisión de la conversión.
¿Qué sucede en caso de avenimiento? El avenimiento es un modo de conclusión de la quiebra. se indica que supone el
consentimiento con el levantamiento o conclusión de la quiebra de un deudor, prestado por los acreedores verificados y
declarados admisibles, mediante escrito cuyas firmas deben ser autenticadas por notario o ratificadas ante el secretario
del juzgado interviniente antes de la ultima enajenación de los bienes del activo de la quiebra.
Frente a este modo conclusivo de la quiebra hay que distinguir si hubo o no distribuciones parciales. En caso que
existiera ese suceso los efectos ya cumplidos mantienen su validez, de manera que lo cobrado por los acreedores en
esas oportunidades tiene carácter solutorio y mantendrán por el saldo los derechos que le correspondían antes de la
quiebra o los que les correspondan según el convenio privado concluido con el fallido para obtener el avenimiento. En
tanto que si no ha habido distribuciones parciales, los acreedores retomaran sus derechos en la forma que estaban
originariamente o como los hayan acordado para otorgar el avenimiento.
En el supuesto de que existan obligaciones no vencidas a la fecha de la quiebra, tampoco lo estuvieran a la fecha del
avenimiento y si este no estatuye un acuerdo modificado, el plazo retoma su vigencia.

¿Qué ocurre con quienes no concurrieron a sede concursal a solicitar la verificación de su crédito? El criterio en la
doctrina es que la conclusión de la quiebra no provoca la extinción del crédito del acreedor que no concurrió. Por lo
tanto, este debe considerarse subsistente en cuanto no haya transcurrido el plazo de prescripción que según el derecho
de fondo corresponda aplicar. Creemos acertada esta solución, debido a que no existe en la quiebra una norma similar
a la prevista en el art 56 de la LC para el concurso preventivo. Si el legislador hubiese querido que la conclusión de la
quiebra provoque la extinción de los créditos no concurrentes lo habría establecido de manera expresa, como lo hizo en
el concurso preventivo. En consecuencia en este caso los plazos tendrán vigencia, según hayan vencido o no en la
obligación originaria.
2) Concurso preventivo el decaimiento de los plazos es un efecto de la quiebra, previsto expresamente en el art 128
de la LC. El legislador guarda silencio respecto a que sucede con las obligaciones a plazo en el concurso preventivo. La
cuestión a si el concurso preventivo provoca o no la caducidad de los plazos es arduamente debatida en nuestra
doctrina. Por otra parte, el caso de concurso preventivo la situación no está resuelta expresamente y por lo tanto que no
se produce la caducidad de los plazos. Importante doctrina que argumenta a favor de la aplicación para el concurso
preventivo la misma solución prevista para la quiebra. Consideramos que dicha posición es desacertada dado que
provoca la caducidad de los plazos como consecuencia de la apertura del concurso preventivo seria desconocer las
finalidades de este proceso e atentar gravemente contra el éxito del proceso de reestructuración. CASTAÑON sostiene
que entendemos que si y ello en virtud de lo dispuesto en el art 33 de la LC que exige que verifiquen los créditos todos
los acreedores por causa o titulo anterior a la presentación. En consecuencia se unifican todos los acreedores
quirografarios y se los somete a un patrón común que es el importe de sus créditos en moneda de curso legal y luego
de ese proceso se los somete a todos al cumplimiento del acuerdo homologado. Se produce un corte al momento de la
presentación como consecuencia del cual se cristalizan las obligaciones a esa fecha y se impide cualquier medida
tendiente a exigirlas sometiendo su suerte a resultas de la junta de acreedores y posteriores tramites. GRAZIABILE
comparte la posición de POTHIER ante la insolvencia declarada del deudor desaparece la confianza tenida por el
acreedor al momento de contratar, en virtud que el deudor recurre al órgano judicial voluntaria o compulsivamente a fin
de normalizar la crisis económica que soporta y ante el hecho de que no puede cumplir regularmente con sus
obligaciones. Agrega que mas alla de ello, el mismo proceso concursal produce efectos propios que obligan a concluir
que tanto en el preventivo como en el liquidatorio, debe aplicarse el principio. El primero de estos efectos es la
suspensión y fuero de atracción que ejerce el proceso concursal respecto de las acciones individuales de contenido
patrimonial. Y como segundo efecto, en ambos proceso concursales se produce la cristalización del pasivo a fin de
visibilizar el perfecto cumplimiento de sus fines, manteniendo imperiosamente la PAR CONDICIO CREDITORUM y
visibilizando el cobro de los créditos. Concluye que tanto en el concurso preventivo como en la quiebra todos los
acreedores de causa o titulo anterior a la presentación en concurso preventivo o decreto de quiebra tienen la carga de
verificar su crédito, no quedando excluidas las obligaciones a plazo. Resulta esta la única forma de producir la
homogeneidad de la masa pasiva con relación a la exigibilidad de los créditos concurrentes. Además la cristalización del
pasivo concursal, producida como consecuencia de la necesaria verificación de todos los créditos de causa o titulo
anterior a la presentación en concurso preventivo queda a las resueltas del periodo de exclusividad. FASSI y
GEBHARDT sostiene que la solución podría razonablemente extenderse, aun sin texto expreso, al caso de concurso
preventivo. Por lo contrario calificada doctrina sostiene que el concurso preventivo no produce la caducidad de los
plazos. RIVERA señala que “el solo hecho del concurso preventivo no es una causa de caducidad de los plazos. El
legislador concursal ha previsto ese efecto solo para la quiebra, y mas allá de la interpretación que se dé a los art 572 y
753 del Cód. Civil lo cierto es que hoy la cuestión está regida por la ley de concursos, la que no dispone que el concurso
preventivo cause la extinción de todos los plazos. Agrega que por demás como ya se dijo, puede interesar al deudor la
conversación del plazo, por lo que puede interesar al deudor la conservación del plazo, verbigracia en créditos con
garantía real a largo plazo, por lo que puede continuar pagando esas deudas sin afectar la PAR CONDICIO
CREDITORUM y evitando asi agravar su situación pues mantiene diferidas en el tiempo obligaciones que de hacerse
exigibles serian de imposible cumplimiento. Asimismo, expresa lo mismo puede suceder en la obligación de restituir una
cosa dada en comodato al que se ha fijado plazo, no tendría sentido que ese plazo se considere vencido y obligase por
ende a restituir la cosa inmediatamente. LORENTE indica que entendemos que la norma del art 128 LCQ no es
aplicable analógicamente al concurso preventivo. Ello dentro del procedimiento liquidatorio resulta absurdo obligar al
acreedor a esperar el vencimiento del término frente a un deudor quebrado, pero dicho principio no es aplicable, lisa y
llanamente, al concurso preventivo. Continua expresando que el vencimiento anticipado de las deudas a termino frente
a la crisis patrimonial resulta completamente diferente si se trata de un procedimiento concursal que logra su objetivo
con la liquidación de los bienes del deudor y la satisfacción de los acreedores legítimos, que cuando el procedimiento
concursal se ordena a la superación del estado de insolvencia mediante un convenio entre deudor y acreedores que
permita reorganizar y conservar la empresa insolvente. Luego indica que la interpretación analógica no es suficiente en
este caso, puesto que los principios que inspiran la caducidad de los plazos frente a un proceso concursal universal
liquidatorio, no son idénticos, ni siquiera análogos, a los que dan fundamentos al mismo instituto frente a un
procedimiento tendiente a salir de la crisis patrimonial mediante acuerdos alcanzados con los acreedores. En
consecuencia, concluimos que los vencimientos anticipados de las obligaciones previsto en el art 128 LCQ, no resulta
aplicable analógicamente al concurso preventivo, y que la remoción del art 20 LCQ al art 753 del Cod. Civil debe
limitarse a: 1) acreedores relacionados con el deudor en virtud de contratos en curso de ejecución con prestaciones
reciprocas pendientes 2) para permitir que los acreedores de obligaciones no vencidas cumplan con la carga de
presentarse a verificar sus créditos (art 32) y 3) para créditos que carezcan de privilegios, en particular los regulados en
el art 241 LCQ.
El tribunal revoco el fallo del A QUO, no analiza el tema de caducidad sino que concede la autorización porque la
considera comprendida dentro de los actos que se pueden hacer con autorización judicial (art 16 LC). Si bien el fallo
apuntado no ingresa en el tema de la caducidad de los plazos, la solución adoptada por la Sala solo puede sostenerse
si se interpreta que el concurso preventivo no provoca decaimiento de los plazos. En definitiva, si puede autorizarse a
seguir pagándose créditos privilegiados es porque estos acreedores titulares de obligaciones a plazo no ven que este
esté decaído. La caducidad del plazo causaría un grave perjuicio tanto al concursado como al acreedor. Al primero, el
no mantenimiento de los plazos provocaría una grave afectación que atentaría contra el éxito de la solución preventiva,
dado que podría ver ejecutados ciertos bienes que pueden ser esenciales para la conservación de la empresa. Al
segundo, lo obligaría a verificar y luego llevar a cabo la ejecución de las garantías, cuando en realidad le resultaría más
provechoso seguir cobrando su crédito en los plazos establecidos. También acredita la idea de que el concurso no
causa la caducidad de los plazos, la posibilidad de seguir pagando una moratoria fiscal una vez abierto el proceso
concursal. Una vez abierto el proceso concursal el deudor puede pedir autorización en los términos del art 16 LC para
seguir pagando un crédito fiscal de conformidad a la moratoria o convenio acordado antes de la presentación en
concurso preventivo. En la quiebra los acreedores quirografarios deben esperar la liquidación para cobrar de acuerdo a
la ley del dividendo. La caducidad en este caso tiene como objetivo el de poner a todos los acreedores en un pie de
igualdad frente a la distribución del dividendo y la utilidad práctica de no tener que formular reservas para los
vencimientos que se fueran operando en el futuro, si es quiebra liquidativa, o con las variantes propias de cada forma de
conclusión de la quiebra. Los presupuestos subjetivos y objetivos en la quiebra y en el concurso preventivo son
idénticos, las finalidades de las soluciones concursales difieren diametralmente. Por eso, no podemos transpolar una
norma pensada para la quiebra al concurso preventivo. La quiebra persigue una liquidación ordenada del activo falencial
en beneficio de todos los acreedores. Dicha liquidación debe ser lo más rápida posible para causar el menor perjuicio a
los acreedores y al concursado. La dilación en el tiempo determina que los acreedores cobren menos y que el fallido
sufra las consecuencias de seguir atado a un estado de quiebra con las consiguientes derivaciones negativas que ello
implica. A fines de asegurar los objetivos del proceso liquidativo se moviliza como principal efecto patrimonial el
desapoderamiento del cual el fallido pierde las facultades de administrar y disponer respecto de los bienes que integran
su patrimonio. En el concurso preventivo se excluye la idea de liquidación y la afectación patrimonial sobre el deudor ya
que este seguirá con la administración de su patrimonio, aunque sujeto al contralor del sindico. Opinamos que le
acreedor titular de un crédito no vencido contra el concursado preventivamente, deberá solicitar la verificación de su
crédito y una vez admitido en el pasivo concursal se encuentra legitimado para decidir sobre la propuesta de acuerdo
preventivo.
3-Acuerdo preventivo extrajudicial es un instituto que permite al deudor, mediante acuerdos suscripto con sus
acreedores, remover la insolvencia o las dificultades económicas o financieras de carácter general que afectan a su
patrimonio. Existe una primera instancia estrictamente privada, de negociación, en donde el deudor procura acordar con
sus acreedores la forma de cancelar sus obligaciones, aspirando a superar la crisis que afecta a su patrimonio.
Posteriormente, al solicitarse la homologación, se convierte en un mecanismo concursal. A partir de esa etapa se inserta
dentro del marco de la LC y tiene una finalidad concursal, en razón de que se concurre a un órgano jurisdiccional a los
efectos de su homologación, para que se produzcan efectos típicamente concursales. Entendemos que no existe
caducidad de los plazos. No puede aplicarse analógicamente la solución prevista en el art 128 LC, que rige
exclusivamente para la quiebra. En consecuencia, no puede verificarse nunca la caducidad de los plazos de las
obligaciones que no están comprendidas en el acuerdo.

45. La respuesta del Código Civil y Comercial de la Nación Este procura solucionar las controversias que
describimos en los puntos anteriores y a nuestro criterio adhiere a la tesis correcta. El art 356 bajo el título de
“caducidad del plazo” dispone que “el obligado a cumplir no puede invocar la pendencia del plazo si se ha declarado su
quiebra, si disminuye por acto propio las seguridades otorgadas al acreedor para el cumplimiento de la obligación, o si
no ha constituido las garantías prometidas, entre otros supuestos relevantes. La apertura del concurso del obligado al
pago no hace caducar el plazo, sin perjuicio del derecho del acreedor a verificar su crédito, y a todas las consecuencias
previstas en la legislación concursal”. Además para los créditos con garantía real el art 2197 bajo el título de “realización
por un tercero” establece que “si el bien gravado es subastado por un tercero antes del cumplimiento del plazo, el titular
de la garantía tiene derecho a dar por caduco el plazo, y a cobrar con la preferencia correspondiente”. La primera parte
del art 353 hace referencia a la quiebra, reiterando la solución receptada por el art 128 párr. 1 de la LC. La última parte
expresamente dispone que la caducidad de los plazos no se produzca por la apertura del concurso preventivo.
KEMELMAJER DE CARLUCCI señala de este modo, se ha intentado no perjudicar los arreglos a los que el deudor
concursado pueda llegar con sus acreedores aclarando que la solución no impide ni la verificación del crédito ni del
resto de los derechos acordados por el ordenamiento concursal. GRAFEUILLE sostiene que “de este modo, queda
zanjado el debate doctrinario que existía con anterioridad a la sanción del Cód. Civil en vigor, en punto a la extensión
del concurso preventivo del efecto consagrado en el art 128 de la ley 24522. Asimismo, con la redacción de este
dispositivo queda despejada toda duda, en atención a que regla expresamente el CCCN que la apertura del concurso
no hace caducar el plazo, por lo que el acreedor de causa o titulo anterior a la presentación en concurso, deberá
presentarse a verificar en el proceso concursal de conformidad a lo que dispone el art 32 y concs. Del régimen
alimentario. Por el contrario GRAZIABILE, quien realiza una doble crítica, en primer lugar su ataque es de orden
terminológico y en segundo lugar en cuanto a la solución adoptada. Expresa que la mención de la “apertura en
concurso” presenta una ostensible imprecisión técnica “porque se entiende sin distinciones, por concurso, a cualquier
proceso universal concursal, es decir, la quiebra, el concurso preventivo e incluso el acuerdo preventivo extrajudicial”.
Agregando que “la norma en su primera parte se refiere a la quiebra y en la segunda, en forma redundante, a ella y a
los demás procesos concursales. Finalmente critica la solución del Código indicando que “aun así, entendiendo, sin
cortapisas, que la mención hace referencia al concurso preventivo, la norma cae en saco roto porque prevé luego que el
acreedor no pierde el derecho a verificar su crédito y a todas las consecuencias concursales. Implica que queda
sometido al concurso y mantiene la carga de verificar su crédito de causa o titulo anterior a la demanda de concurso
preventivo y quedara sometido a la eventual homologación del acuerdo. Entonces esto hace que la caducidad de los
plazos pendientes se produzca en el concurso preventivo, pues el acreedor debe verificar su acreencia, de causa o
titulo anterior a la demanda de concurso preventivo, por aquellos supuestos en que la obligación no se encuentre
vencida. Con dicha acreencia participa en el proceso concursal, principalmente en la conformación del acuerdo y es ella
la que quedara novada en caso de que aquel resulte homologado”. Asimismo se sostiene que “aparece aquel una
modificación de la situación vigente que deberá ser interpretada en sus justos términos dada la redacción final del párr.
Legal”. Para nosotros, la respuesta del CCCN nos parece acertada, adopta una posición acorde a las finalidades del
concurso preventivo. Se trata de una solución práctica que mantendrá “viva” la posibilidad de negociación entre el
deudor y sus acreedores. Por otra parte, los acreedores no sufren perjuicio alguno con la solución propuesta, dado que
pueden verificar su crédito ej: decidir sobre las propuestas de acuerdo preventivo que exteriorice el deudor. La sanción
del Código y la inclusión de la norma que analizamos terminaron con más de un siglo y medio de debate jurídico y dara
certeza tanto al deudor en su solución preventiva como a los acreedores en orden a los derechos que le competen en
un concurso preventivo. Asimismo la norma proyectada habilita con nitidez la posibilidad de solicitar al juez del concurso
la autorización judicial para seguir pagando a plazos los créditos de acreedores laborales, fiscales o muñidos de
garantía real convenidos antes de la presentación concursal.

B) LAS OBLIGACIONES EN MONEDA EXTRANJERA EN EL CONCURSO PREVENTIVO

46.Introduccion Hasta la entrada en vigencia el CCCN esos créditos se verificaban en la moneda de origen, se
convierten en moneda de curso legal al solo efecto del computo del pasivo y de las mayorías y su pago se rige por lo
que disponga el acuerdo. Los cambios que en este punto provoca el CCCN resultan transcendentes. El nuevo régimen
legal trae una fuerte incidencia en la forma en que deben abonarse estas obligaciones originariamente verificadas en
moneda extranjera. Si bien esas obligaciones siguen verificándose en su moneda de origen los cambios radican al
momento del pago. Realizaremos un análisis del art 19 de la LC luego, se analiza como cobraba el acreedor en moneda
extranjera a la luz del Cod Civil derogado y como cobra a partir del CCCN.

47. Texto legal El tema aparece contemplado en el art 19 párr. 2 última parte de la LC. En el primero de los parr. Se
regula la denominada “cristalización del pasivo” que alude al efecto de la suspensión de los intereses de los créditos de
causa o titulo anterior a la presentación en concurso preventivo. En el segundo párr. se contemplan los efectos del
concurso preventivo sobre las deudas no dinerarias y las deudas en moneda extranjera. El art dispone que “las deudas
en moneda extranjera se calculan en moneda de curso legal, a la fecha de la presentación del informe del sindico
previsto en el art 35, al solo efecto del computo del pasivo y de las mayorías”. La redacción es similar a la que
establecía el art 20 de la ley 19551. Solo se incorporo el adverbio “SOLO” y se reemplaza “EL COMPUTO DEL PASIVO
Y DE LA VOTACION” por el “COMPUTO DEL PASIVO Y DE LAS MAYORIAS”. La última modificación responde a que
la ley 24522 se sustituyo el sistema de “votación” en la junta de acreedores por el de negociación de la propuesta de
acuerdo preventivo en el periodo de exclusividad.

48. Diferencias con la conversión de las obligaciones NO dinerarias. La primera parte del segundo parr. Del art 19
de la LC refiere a la conversión de las obligaciones no dinerarias. El precepto dispone que “las deudas no dinerarias son
controvertidas, a todos los fines del concurso, a su valor en moneda de curso legal, al dia de las presentaciones o al del
vencimiento, si fuere anterior, a opción del acreedor”. En el supuesto de las deudas no dinerarias la conversión es
definitiva; en cambio, en las deudas en moneda extranjera la conversión es al solo efecto del computo del pasivo y de
las mayorías. En el caso de las deudas no dinerarias la conversión se realiza a la fecha de la presentación en concurso
preventivo o a su vencimiento si fuese anterior, a opción del acreedor, en tanto que en las deudas de moneda
extranjera, la conversión la realiza el sindico al momento de la presentación del informe individual.

49. Fundamento de la norma. GRAZIABILE y GARCIA BAMNILL radica en el hecho de que, como en el acuerdo, en
principio, puede pactarse el pago de las obligaciones en moneda de origen, pero es necesario que a los fines del
cómputo de las mayorías se calculen en moneda de curso legal. No existe novación objetiva de la obligación, pero se
trata de una forma justa de participación de los acreedores titulares de este tipo de créditos dentro del concurso
preventivo. PRONO expresa que tiene como fundamento la necesidad de homogenizar los créditos a fin de evitar
distorsiones que se traduzcan en un trato desigual.

50. ¿Cómo debe insinuarse el acreedor titular de un crédito en moneda extranjera? El acreedor al insinuarse al
pasivo concursal debe solicitar la verificación del crédito en su moneda de origen. El síndico, al momento de presentar el
informe individual del art 35 LC, debe realizar la conversión a moneda del curso legal. En caso de que dicha tarea no
sea llevada a cobo por el síndico tanto el pretenso acreedor como el concursado pueden presentarse en el expediente y
solicitar que se realice la conversión. Será el juez, quien, al momento de dictar la resolución de verificación de créditos –
art 36 LC- practique la conversión siempre tomando como referencia la fecha del informe individual del síndico.

51. ¿Qué cotización debe tomarse para llevar a cabo la conversión? GRAZIABILE y GARCIA BAMBILL “en cuanto
al tipo de cotización que debe tenerse en cuenta, preferimos el mercado de cambio financiero al tipo de vendedor pues,
es allí, donde se cotiza la moneda extranjera con el libre juego de la oferta y la demanda, aun con la injerencia del
BCRA en algunos casos, lo que lo adecua a la realidad económica. El mercado comercial es específico para ciertas
operaciones y se estipula cánones muchos más rígidos. Sin embargo, entendemos que deberá aplicarse dicha
cotización cuando la obligación tenga relaciones directa con las operaciones ligadas por el tipo especial de cambio”.
Asimismo “hay que resolver a cual cotización de la moneda extranjera hay que estar, cuando existen dos mercados:
financiero y comercial. No obstante, resulta difícil realizar el cálculo a la fecha de presentación del informe individual. Se
señala que los tribunales funcionan por la mañana y por lo tanto no se puede adivinar la cotización de la moneda en ese
día. La ley en todo caso debió remitir al tipo de cambio del día anterior a su presentación del informe. JUNYENT BAS y
MOLINA SANDOVAL sostiene “el cálculo se efectúa a la fecha de presentación del informe individual y no de su
confección. Por esta razón el síndico deberá realizar el cálculo del valor de la moneda extranjera minutos antes de su
presentación. Si la moneda extranjera vario su cotización, deberá presentarse una rectificación haciendo la salvedad de
la modificación del valor final en pizarra de esa moneda. CASADIO MARTINEZ “debe tomarse una fecha anterior, pero
próxima, en virtud de que es prácticamente imposible hacer los cálculos al mismo día de la presentación. Si entre esas
fechas por alguna circunstancias extraordinarias, vario notablemente la cotización de esa moneda extranjera, el sindico
deberá presentar un informe ampliatorio, con los nuevos guarismos.

52. ¿Cómo cobra el acreedor titular del crédito en moneda extrajera? ROULLION antes de la ley 23928, los
acreedores en moneda extranjera sufrían una doble conversión, una para participar en la junta y otra para cobrar. Lo
primero que debemos señalar es que el carácter no definitivo de la conversión determina que no hay cambio de objeto
de la obligación por lo tanto, el acreedor tendrá derecho a percibir las cuotas concursales, en moneda extranjera
pactada originariamente, al menos que otra cosa se dispusiera en el acuerdo homologado. El art 43 de la LC establece
que para el acuerdo preventivo cuya propuesta no consistiera en quita o espera debe expresar la forma y tiempo en que
serán definitivamente calculadas las deudas que existiesen en moneda extranjera. Si el acuerdo consiste en quita o
espera, la deuda debe se debe pagar en moneda peticionada al momento de la verificación del crédito. Por el contrario,
si la propuesta no consistiere en quita o espera, sino en otra formula concordatoria el acuerdo debe determinar la forma
en que serán definitivamente calculadas las deudas en moneda extranjera con relación a las prestaciones que se
estipulen. BARREIRO y LORENTE “si se estableciera la entrega de un bien o acciones de una sociedad en pago es
claro que deberá determinarse cuando y como se convierten las obligaciones reconocidas en moneda extranjera a los
efectos de saber que porción del bien o qué cantidad de acciones le corresponden. El concursado tiene que satisfacer la
deuda en moneda extranjera al cambio del día del pago, ya que el acuerdo preventivo solo tuvo por objeto reducir el
monto o prolongar el vencimiento pero no las demás condiciones de la prestación: esto es, entregar la suma de dinero
de curso legal en el país necesaria para adquirir la moneda extranjera, según las oscilaciones del mercado y
prescindiendo de los equivalentes que pueden establecer determinadas obligaciones legales. En definitiva, debe abonar
en moneda nacional al tipo de cambio del mercado libre, en su caso, el día del pago. A partir de la convertibilidad que
modifico los arts 617 y 619 del Cod. Civil el acreedor se aseguraba el pago de moneda pactada. El primero establecía
que si por el acto por el que se ha constituido la obligación, se hubiere estipulado dar moneda que no sea de curso legal
en la República, la obligación debe considerarse como dar sumas de dinero. El segundo disponía que si la obligación
del deudor fuese de entregar una suma de determinada especie o calidad de moneda, cumple la obligación dando la
especie designada, el dia de su vencimiento. A partir de la ley 23928 se asimila la moneda extranjera a la suma de
dinero y ya no se trata de una clausula estabilizadora, como antes, sino una verdadera obligación de dar dinero. La
posibilidad de pagar en moneda nacional se daría a caso de que asi lo estipulara el acuerdo, siempre que el deudor
categorizara a los acreedores en moneda extranjera y estos aprobaron la propuesta ofrecida a esa categoría, la que una
vez homologada provocaría la novación de la obligación. Al respecto se indico, que si categoriza todas las deudas
admitidas o verificadas en moneda extranjera y obtiene la aprobación de ambas mayorías en una propuesta de acuerdo
que dispone la conversión a moneda de curso legal, opera una novación, pero esta tiene su causa en el art 55 de la
LCQ, no en el 19 del mismo cuerpo legal. Cabe realizar las siguientes conclusiones preliminares: a) la conversión que
establece el art 19 de la LC no es definitiva, solo lo es al efecto del pasivo y del computo de las mayorías. Es decir, la
conversión es al efecto de decidir sobre la propuesta de acuerdo, pero no con relación al cobro de la acreencia. B) el
acreedor debe verificar su crédito en la moneda extranjera y el sindico debe convertirla en moneda de curso legal a la
fecha de la presentación del informe individual. C) dicho crédito se atenderá conforme a lo que establezca el acuerdo
preventivo que se homologue. Si el concursado categorizo a los acreedores en moneda extranjera, les formulo una
propuesta de acuerdo preventivo que implicaba la novación de la obligación y la conversión definitiva a moneda de
curso legal, y en ella obtuvo las mayorías legales que prescribe el art 45 de la LC, pagara a los acreedores en moneda
de curso legal. La causa se encuentra en el art 55 de la LC y no en el art 19 dado que en este ultimo la conversión no
era definitiva. D) no resulta posible que el concursado al categorizar “mezcle acreedores en moneda extranjera y
acreedores en moneda nacional, ofreciendo una propuesta que consista en un pago en moneda de curso legal y
obteniendo las mayorías con aquellos últimos acreedores. En caso de que ocurra este supuesto, existiría una propuesta
abusiva que obliga al magistrado a no homologarla de conf. Al art 52 inc 4 de la LC. En este caso se estaría utilizando la
categorización en perjuicio de los acreedores en moneda extranjera. E) Conf. Al art 43 de la LC el acuerdo preventivo
cuya propuesta no consistiera en quita o espera debe expresar la forma y tiempo en que será definitivamente calculadas
las deudas que existiesen en moneda extranjera. F) Si el acuerdo consiste en quita o espera, la deuda se debe pagar
en la moneda peticionada al momento de la verificación del crédito. Si la propuesta no consistiera en quita o espera el
acuerdo debe determinar la forma en que serán definitivamente calculadas las deudas en moneda extranjera con
relación a las prestaciones que se estipulen.

53. Las obligaciones en moneda extranjera frente al Código Civil y Comercial el art 765 que expresa: la obligación
es de dar dinero si el deudor debe cierta cantidad de moneda, determinada o determinable, al momento de constitución
de la obligación. Si por el acto por el que se ha constituido la obligación, se estipulo dar moneda que no sea de curso
legal en la República, la obligación debe considerarse como de dar cantidades de cosas y el deudor puede liberarse
dando el equivalente en moneda de curso legal”. CASIELLO “las obligaciones de dar sumas de dinero, que aunque
pocos artículos del Código se ocupan de ellas, tienen sin duda, por su uso frecuentísimo, y por el volumen de las
relaciones jurídicas que se instrumentan con el dinero, una importancia mayúscula en la vida diaria de los ciudadanos
del país. Habría que agregar, como indica CALDERO, que la problemática de las obligaciones de moneda extranjera ha
dado un giro abrupto con la sanción del CCCN. El texto califica a la obligación de moneda extranjera como de dar
cantidades de cosas. Se cambia el sistema actual en el que desde la convertibilidad las obligaciones de dar moneda
extranjera son consideradas como obligaciones de dar sumas de dinero. Se retorna de esta manera al criterio que
establecía el art 617 del Cod. Civil con anterioridad a la ley 23928. El CCCN consagra, con epicentro en la segunda
hipótesis del art 765, un retorno al régimen originario del Código Civil – art 617 disponía que la obligación de dar
moneda sin curso legal en el país debía considerarse como de dar cantidades de cosas-. También se sostiene que el
cambio introducido es altamente significativo, no solo desde el enfoque económico de las relaciones jurídicas de
contenido patrimonial sino también desde la óptica de las repercusiones en el seno de la sociedad en su conjunto, ya
que la nueva normativa vuelva al esquema anterior a la reforma introducida por la ley 23928 en los arts 617 y 619
derogado Cod. Civil. Por lo tanto, cambia radicalmente a futuro el escenario de los créditos en moneda extranjera en el
concurso preventivo. Con el CCCN dichos créditos pasan a considerarse como obligación de dar cosas y no como una
obligación de dar sumas de dinero. Por lo tanto, el deudor se libera entregando el equivalente de moneda nacional y ese
equivalente se determina a la cotización del dólar oficial. Un sector de la doctrina considera que el art 765 del CCCN no
resulta una norma indispensable. Se expresa que “el sentido del art 19 de la LCQ continua siendo el mismo, con la
salvedad de que la conversión de las deudas en moneda extranjera a moneda de curso legal lo será no solamente a los
efectos del computo del pasivo y de las mayorías sino que a todos los efectos del concurso siempre y cuando las partes
no hubiesen acordado expresamente al momento de constituirse la obligación del deudor podra librarse entregando
únicamente la cantidad correspondiente de la especie designada. Se indica que es una norma supletoria. Si la entrega
de la moneda extranjera ha sido pactada como elemento esencial del vinculo, de tal modo que sea imprescindible para
la cancelación de la deuda que el obligado entregue la moneda pactada, sin poder suplirla por una suma de dinero
nacional equivalente, ello es válido y debe cumplirse entregando la cantidad de moneda de la misma especie y calidad
pactadas. Una solución diferente implicaría incumplir con el principio de identidad del pago (art 868 CCCN).

D) COMPENSACION

54. Introducción Es un modo extintivo de las obligaciones. GAGLIARDO “es una causa de extinción de las
obligaciones dispuesta por la ley para simplificar las relaciones jurídicas entre los que tienen obligaciones reciprocas,
siendo aplicable a las obligaciones civiles y a las mercantiles. El art 921 del CCCN suministra una definición expresa: “
la compensación de las obligaciones tiene lugar cuando dos personas, por derecho propio, reúnen la calidad de
acreedor y deudor recíprocamente, cualesquiera que sean las causas de una y otra deuda. Extingue con fuerza de pago
las dos deudas, hasta el monto de la menor, desde el tiempo en que ambas obligaciones comenzaron a coexistir en
condiciones de ser compensables”. El art 922 prevé 4 clases de compensación: legal, convencional, facultativa y judicial
A) COMPENSACION LEGAL: es la que dispone la ley, aun contra la voluntad de alguna de las partes, es un tipo básico
de compensación, que funciona ministerio legis cuando se cumplen todos los requisitos previstos en el derecho
positivo. Se requiere que sea opuesta por la parte demandada, no es declarada de oficio. Sus efectos son retroactivos
al momento en que ambas deudas comenzaron a coexistir. Los requisitos para que opere se establecen en el art 923
del CCCN a saber: 1) ambas partes deben ser deudoras de prestaciones de dar 2) los objetos comprendidos en las
prestaciones deben ser homogéneos entre si y 3) los créditos ser exigibles y disponibles libremente, sin que resulte
afectado el derecho de terceros. B) COMPENSACION CONVENCIONAL se produce por el acuerdo de las partes
(acreedores y deudores recíprocos). Operan por imperio de la autonomía de la voluntad. Se requiere la coincidencia de
voluntades de las partes, sin que interese el monto, la naturaleza de las obligaciones y demás exigencias prevista para
la compensación legal C) COMPENSACION FACULTATIVA se presenta cuando una de las partes reúne todos los
requisitos para la compensación legal, en tanto que a la otra le falta alguno de esos requisitos. La compensación se
produce por la concesión que realiza quien se encuentra en condiciones de compensar legalmente porque cumple con
los requisitos, hacia quien no reúne todos los requisitos y por ende no podía compensar legalmente. El art 927 expresa
“la compensación facultativa actúa por la voluntad de una sola de las partes cuando ella renuncia a un requisito faltante
para la compensación legal que juega a favor suyo. Produce sus efectos desde el momento en que es comunicada a la
otra parte”. D) COMPENSACION JUDICIAL se produce por resolución judicial. La decretan los jueces en sus
sentencias, declarando admisible y procedente, total o parcialmente, un crédito alegado por el deudor demandado que
pretende a su vez ser acreedor del actor. El juez, dando por cumplidos los recaudos condicionantes, decreta la
compensación en ejercicio de su voluntad.

55. La regulación en la ley concursal. El art 130 la compensación solo se produce cuando se ha operado antes de la
declaración de la quiebra. KEMELMAJER la compensación en el proceso concursal ha sido siempre materia difícil de
resolver. La solución de la LC ya se encontraba contemplada en la ley 19551 y era similar a la que contenía la ley
11719. En el art transcripto la compensación solo tiene efecto si se ha operado antes de la sentencia de quiebra. en
consecuencia, si antes de la declaración de la quiebra los créditos del fallido y de la contraparte eran liquidos, exigibles
y se encontraban expeditos, se produce la compensación, extinguiéndose de ese modo las obligaciones hasta el
importe de la menor. Declarada la quiebra, no puede operar la compensación. El fundamento reside en mantener el
trato igualitario de los acreedores frente a la falencia. Una solución distinta dejaría a quien indebidamente la invoque en
mejor situación que el resto de los acreedores que podrían ver limitado el cobro de su acreencia por el producido
insuficiente de los bienes que integran el patrimonio del deudor. La LC contiene 2 excepciones: uno de ellos en el art
211 a favor de los acreedores con garantía real sobre el bien que adquiere, en la medida del alcance del bien asiento
del privilegio. El otro incorporado por la ley 26684 en el art 203 bis permite compensar los créditos de los trabajadores
que integran la cooperativa de trabajo que pretenden adquirir la empresa.

56. El artículo 930 del Código Civil y Comercial y la compensación en los proceso concursales. Refiere a las
obligaciones no compensables. El precepto dispone “No son compensables…. F) Los créditos y las deudas en el
concurso y quiebra, excepto en los alcances en que lo prevé la ley especial”. En esta materia no encontramos mayor
incidencia, sino que simplemente para evitar regulaciones contradictorias se remite al régimen concursal. La novedad
que trae el art es que no solo refiere a que no son compensables créditos y deudas en la quiebra sino que agrega en el
concurso. En la regulación del concurso preventivo no hay una norma similar a la del art 130 de la LC. Ante ello, el
interrogante residía en determinar si la compensación estaría prohibida en el concurso preventivo y permitida solo en los
casos que prevé la norma como ocurre en la quiebra.

D) LA INCIDENCIA DEL REGIMEN DE RESPONSABILIDAD POR DAÑOS EN LAS ACCIONES DE


RESPONSABILIDAD DE REPRESENTANTES EN LA QUIEBRA

57. Introducción la responsabilidad de los administradores de las sociedades en situación de insolvencia está presente
en los estudios doctrinales. Los escasos fallos referidos a la responsabilidad concursal de los administradores
societarios obedece a que la regulación daba en 1995 por la LCQ al régimen de responsabilidad de los representantes
vino a cercenar la promoción de estas acciones. No obstante ello no quita la relevancia que en la actualidad exhibe la
problemática de la responsabilidad de los administradores de sociedades de manera general, señalándose que en los
últimos tiempos se presenta como un tema de candente importancia. Nos proponemos abordar el impacto que las
modificaciones al régimen del derecho de daños, llevado a cabo por el CCCN, provocan a la responsabilidad de los
representantes (arts 173 a 176 LC).

58. Insolvencia. Un escenario de insuficiencia patrimonial y la necesidad de la recomposición patrimonial. Los


procesos concursales actualmente, se caracterizan por una insuficiencia patrimonial, que resulta difícil que con lo
producido de la liquidación se logre satisfacer a la totalidad de los acreedores concurrentes. Se considera que la quiebra
es el reino de la escasez o la crisis de la insuficiencia constituye el punto de partida mas relevante del derecho
concursal. DOBSON observo el escaso interés de los acreedores quirografarios en particular del proceso, y concluyo
que ello se debe a las escasas posibilidades de recupero de su crédito. Frente a la insuficiencia patrimonial que implica
un proceso concursal cabe poner en funcionamiento diversos mecanismos que tienen por objeto recomponer el
patrimonio del deudor. Es decir, debe permitir que este vuelva a cumplir su función como prenda o garantía común de
los acreedores. En tal sentido, entre otros instrumentos de recomposición patrimonial, cabe hacer extensiva la quiebra
respecto de aquellas personas que se encuentren en alguna de las hipótesis que establecen los arts 160 y 161 de la
LC, responsabilizar a los administradores o terceros que dolosamente hubieran producido, facilitado, permitido o
agravado la situación patrimonial del deudor o la insolvencia (art 173 y ss), retomar al activo los bienes que han salido
indebidamente de el o revisar actos que han sido otorgados en violación a la pars condicio creditorum (arts 118 y 119).

59. Las dificultades que se presentan en el ejercicio de la acción de responsabilidad de los representantes con
la regulación de la ley concursal. Uno de los instrumentos que suministra la LC al efecto de “mitigar” la insuficiencia
patrimonial esta dado por las acciones de responsabilidad de los representantes en quiebra. Consideramos que la
actual regulación que presentan no constituye un eficaz mecanismo de protección de los acreedores. Luego de la
reforma de la ley 24522 de 1995 la regulación presenta determinadas limitaciones para la promoción y el acogimiento
de la pretensión resarcitoria. Estas limitaciones constituyen obstáculos que determinan que en la praxis concursal no
funcionen eficazmente en la recomposición patrimonial. Las distintas cuestiones que en la actual regulación de la LC
constituyen los indicados impedimentos. Efectuaremos un particular estudio del factor de atribución, sobre este
presupuesto de la responsabilidad es en el que impactaría con mayor intensidad el nuevo régimen de derechos de
daños del CCCN. A) La autorización previa de los acreedores: las acciones de responsabilidad de los representantes
pueden ser promovidas por el síndico o cualquier acreedor. En primer caso, el órgano concursal, previo a incoar la
acción deberá obtener la autorización que prescribe el art 119, ultima parte, de la LC, es decir, deberá alcanzar la
autorización de la mayoría simple de capital quirografario verificado y declarado admisible. En segundo caso, con el art
120 el acreedor interesado deberá previamente intimar al sindico para que inicie la acción, quedando habilitado después
de transcurrido el plazo de 30 días para promover la acción a su costa. El sistema de la previa autorización de los
acreedores, para el supuesto de que el síndico promueva alguna acción de recomposición patrimonial, fue incorporado
en el art 119 de la LC al regularse la acción revocatoria concursal o inoponibilidad por conocimiento de la cesación de
pagos. Es exigible para las acciones de responsabilidad de los representantes, en virtud de lo dispuesto por el art 174 in
fine de la LC. Este dispone que a los efectos de la promoción de la acción rija el régimen de autorización previa del art
119 3er párr. En consecuencia, en el supuesto de que el síndico pretenda ejercer la acción de responsabilidad
concursal contra los administradores societarios, previamente deberá recabar la autorización de la mayoría simple de
capital quirografario verificado y declarado admisible. Frente a la exigencia de la autorización de los acreedores la
doctrina se entra dividida. Por un lado, los defensores del sistema, consideran que los acreedores son los únicos
titulares de los derechos crediticios contra el deudor insolvente y quienes tienen el poder de decidir si van a arriesgarse
a la promoción de una acción judicial, con la finalidad de percibir un dividendo concursal mayor. Este sector se
argumenta que los acreedores son los únicos que pueden tomar la decisión de autorizar la promoción de la acción,
debido a que si esta es rechazada las costas que se generen en este proceso se cobraran en la quiebra como gastos
de conservación y justicia del art 240 postergando a los créditos de los acreedores quirografarios. Por el otro, un sector
mayoritario de autores opinan que el retorno de esta exigencia no encuentra justificación y que constituye una
restricción para la promoción de las acciones de recomposición patrimonial. Nos manifestamos en el sentido contrario
de la previa autorización de los acreedores para promover las acciones de inoponibilidad por conocimiento de la
cesación de pagos y las de responsabilidad de representantes en la quiebra. Sostenemos que la exigencia de la
autorización de los acreedores funcionan como una limitante para la promoción de las acciones de recomposición
patrimonial. Ante el escenario de insuficiencia patrimonial que implican los procesos concursales, el legislador debería
haber facilitado el acceso a la justicia para promover este tipo de acciones y no colocarle limitantes. Con esta exigencia
se contribuye a generar una irresponsabilidad de los administradores. Por otra parte, este recaudo puede dar lugar a
que se cercenen acciones de recomposición patrimonial, mediante la convivencia entre acreedores y el fallido. También
estas acciones pueden fracasar ante el desinterés de los acreedores, quienes son concurren al acto en donde deben
expresar su voluntad respecto a si autorizan o no al sindicó a promoverla. Esta actitud de los acreedores se encuentra
motivada por la circunstancia de que saben que en la mayoría de los procesos concursales las posibilidades de
recuperar su crédito son escazas. ARAYA indica que si el argumento de la tesis que exige la autorización reside en que
los acreedores pueden verse perjudicados debido a que la quiebra debería pagar las costas si la acción es rechazada,
también cabria reflexionar que los acreedores se verían beneficiados si la acción procede. En la actualidad el requisito
de la previa autorización de los acreedores constituye un severo obstáculo para la promoción de estas acciones. Esta
exigencia se flexibilizo en los últimos tiempos por la labor de la jurisprudencia y de la doctrina en cuanto a la forma de
recabar la autorización, al valor que cabe asignarle a las ausencias y abstenciones de los acreedores e incluso
admitiendo casos excepcionales la exigencia sea cumplimentada con posterioridad a la promoción de la acción. B) El
computo del plazo de prescripción: art 174 de la LC “la acción… prescribe a los 2 años contados desde la fecha de
sentencia de quiebra”- encontramos otra modificación que introdujo la ley 24522 respecto de la ley 19551. La
prescripción debe contarse desde la fecha del dictado de la sentencia de quiebra con independencia de que ella se
encuentre firme o no. Marca diferencia con la ley 19551 dado que está en el art 167 disponía que la acción prescribía a
los 2 años contados desde la sentencia de quiebra se encontraba firme. El texto actual para que empiece a correr el
plazo de prescripción no es menester que la sentencia de quiebra se encuentre firme. Por nuestra parte, entendemos
que resultaba apropiado el texto 19551 que hacía correr el plazo de prescripción desde el momento en que la sentencia
de quiebra se encontraba firme. El texto actual al exigirse que la prescripción se computa desde la sentencia de quiebra,
nos podemos encontrar con la situación de que el sindico se encuentre obligado a iniciar una acción para evitar su
prescripción y que luego de tramitarla se torne abstracta, al admitirse por ej la conversión de la quiebra en el concurso
preventivo o el recurso de reposición interpuesto contra la sentencia de quiebra. Ambos tramitan por vía incidental, lo
cual la resolución que pone fin al incidente resulta apelable (art 285 LC) y en consecuencia, la tramitación de estos
mecanismos que procuran remover la quiebra puede llevar en su trámite, en primera o segunda instancia, un lapso
temporal mayor al de los 2 años que prevé la ley como plazo de prescripción de la acción de responsabilidad de los
representantes. La acción de responsabilidad puede volverse abstracta al desaparecer la quiebra. Por otro lado, existe
otro conflicto, que se suscita cuando aun no se encuentra fijada la fecha de inicio de la cesación de pagos, que se
sostiene que es un presupuesto para el inicio de las acciones que estamos estudiando. Algunos autores sostienen que
aun cuando no exista fecha de inicio de la cesación de pagos deberá iniciarse la acción, apegándose de ese modo a la
literalidad de la norma del art 174 de la LC, que refiere a 2 años desde la sentencia de quiebra. Otros opinan que la falta
de fijación de la fecha de cesación de pagos por resolución firme opera como causal de dificultad o imposibilidad de
hecho que impide el ejercicio temporal de la acción, considerando que ello habilita la aplicación del instituto de la
dispensa de prescripción. La dispensa no es ni un supuesto de suspensión ni de interrupción de la prescripción. C) El
factor de atribución. El dolo y sus dificultades probatorias: con el nombre de factor o factores de atribución se hace
referencia al fundamento del deber de reparar o de la indemnización. El mayor obstáculo para que prospere la acción de
responsabilidad de los representantes se encuentra el factor de atribución, establecido por la ley 24522. Esta ley
dispuso como único factor de atribución al dolo. La prueba del factor de atribución subjetivo dolo resulta de extrema
dificultad y al no estar acreditado este presupuesto de la responsabilidad civil determinara el rechazo de la demanda. La
ley 24522 al disponer al dolo como único factor de atribución trajo consigo una importante diferencia con respecto a la
ley 19551 en el régimen anterior establecía como factores de atribución el dolo o la infracción a normas inderogables
por la ley. Al mencionar la expresión en infracción a las normas inderogables de la ley, dio lugar a un debate entre
quieres circunscribían el factor de atribución al dolo y quienes consideran que en la fórmula legal quedaban
comprendidos tanto el dolo como la culpa. El actual cerro dicho debate al consagrar en el texto legal la tesis restrictiva,
admitiendo solo al dolo como factor de atribución. ROITMAN señala que “si se admitiera, el obrar culposo, se podrían
revisar todos los actos realizados por la sociedad fallida durante el periodo de cesación de pagos, mas el año adicional
de retroacción y cuyo plazo de prescripción no se computa desde que se produjeron los hechos sino desde que se dicte
la sentencia de quiebra. Admitir la culta para supuestos tan limitados es no dar seguridad a las transacciones
comerciales, que requieren para su eficacia plazos breves de impugnación y certeza de firmeza definitiva. El régimen
vigente en la LC solo adopta al dolo como factor de atribución. En dicha ley no hay una calificación de este. Por lo tanto,
debemos recurrir a las disposiciones del ordenamiento civil, donde presenta diversas aceptaciones. La noción que nos
interesa es la del dolo delictual, como elemento del delito civil. A la luz del derogado art 1072 del Cod Civil, el dolo
consistirá en la ejecución de las conductas tipificadas por el art 173 de la LC, a sabiendas y con intención de causar el
daño a otra persona o a los derechos de otro. Los elementos caracterizantes del dolo delictual son la ejecución de un
hecho “a sabiendas” y “con intención de dañar”. La primera expresión refiere al conocimiento por parte del agente del
resultado dañoso que seguirá a su acción. En la segunda se resume en la intención nociva. Consideramos que fue un
desacierto del legislador de 1995 circunscribir el factor de atribución al dolo. Las razones que nos lleva a argumentar en
tal sentido son las siguientes: 1) la supresión de la posibilidad de que la culpa pueda considerarse un factor de
atribución debe ser analizada en el contexto filosófico de la ley 24522. En tal sentido la ley es una ley de una economía
de mercado. Al dictar una ley de profundas implicancias económicas como la LC, responde una decisión de política
económica y esa decisión general ganadores y perdedores. 2) la solución de la ley de 1995 está en franca
contradicción con las soluciones del moderno derecho de daños, que experimenta un ensanchamiento de sus fronteras.
En la actualidad, ya no hablamos de responsabilidad civil sino de derecho de daños, dado que ya no se pone el acento
en el victimario, hoy se protege a la víctima. Ya no se mira tanto la conducta del sujeto deudor para castigarlo sino que
se observa el interés del sujeto acreedor para repararle el daño sufrido 3) el administrador in bonis se encuentra en una
situación mas gravosa que el administrador de la sociedad quebrada. El representante de una sociedad en quiebra
responde solo por su dolo. Por el contrario, el administrador de una sociedad in bonis responde tanto por dolo como por
culpa. El art 59 de la LGS expresa que “los administradores y los representantes de la sociedad deben obrar con lealtad
y con la diligencia de u buen hombre de negocios. Los que faltaren a sus obligaciones son responsables, ilimitada y
solidariamente por los daños y perjuicios que resultaren de su acción u omisión. Deben adecuar su conducta al marco
legal que fija el precepto, actuando con la lealtad y la diligencia de un buen hombre de negocios. Se señala que como el
ordenamiento jurídico no puede exigir que los administradores de bienes ajenos tengan éxito en toda las decisiones que
tomen, ni puede tampoco precisar que deben hacer en cada caso que se les presente, se conforma con dejar sentado
una suerte de marco para juzgar su conducta, y poder así precisar si actuaron o no conforme a derecho. Adoptar un
modelo abstracto, como lo es el de un “buen hombre de negocios” la LGS se ubica en el clásico régimen romano de la
graduación de la culpa. Asimismo se señala que las referidas pautas de conducta establecidas en el art 59 de la ley de
sociedades, facilitan la acción de responsabilidad, en el sentido de que probado el incumplimiento de uno u otro deber,
la responsabilidad del administrador se presume. El art 274 de la LGS regula la responsabilidad de los directores de la
S.A estableciendo en su primera parte que “los directores responden ilimitada y solidariamente hacia la sociedad, los
accionistas y los terceros, por el mal desempeño de su cargo, según el criterio del art 59, así como por la violación de la
ley, el estatuto o el reglamento y por cualquier otro daño producido por dolo, abuso de facultades o culpa grave”. Se
observa una contradicción entre los referidos arts de la LGS con el art 173 de la LC, dado que los primeros al atribuir
responsabilidad resultan más severos que el ordenamiento concursal. La circunstancia genera como consecuencia que
en los procesos concursales en muchos casos se ejerce la acción social de responsabilidad en lugar de las acciones
propias de la responsabilidad concursal. La alternativa que comentamos esta prevista en el art 175 de la LC que indica
que ejercicio de las acciones de responsabilidad contra socios limitadamente responsables, administradores, sindico y
liquidadores, corresponde al sindico. El segundo párr. del precepto se refiere a las “acciones en trámite” y dispone que
“si existen acciones de responsabilidad iniciadas con anterioridad, continúan por ante el juzgado del concurso. El sindico
puede optar entre hacerse parte coadyuvante en los procesos en el estado en que se encuentren o bien mantenerse
fuera de ellos y deducir las acciones que corresponden al concurso por separado”. La acción de responsabilidad
societaria en el proceso concursal tramite ante el juez del concurso y la quiebra provoca la ineficacia de la renuncia o
transacción resuelta por asamblea. En conclusión, consideramos que fue un desacierto la supresión de la culpa como
factor de atribución en el régimen concursal. Al establecer como único factor de atribución al dolo se limita
considerablemente la promoción de estas acciones, con el consiguiente perjuicio a los acreedores.

60. El Código Civil y Comercial de la Nación y su impacto en las acciones de responsabilidad concursal de los
administradores. Las modificaciones del CCCN en materia de derecho de daños traerían al régimen de
responsabilidad de los representantes previsto en la LC. BOQUIN indica que si bien los autores del CCCN señalaron
que este modifica la LC, constituye una verdad a medias, debido a que la modificación del derecho de daños es
profunda y con ello la reforma influye en forma directa en la acciones de responsabilidad. Y agrego que el CCCN tiene
una incidencia fundamental en el ejercicio de las acciones de responsabilidades.

A) El factor de atribución y la figura del dolo eventual. Uno de los obstáculos más importantes para que prospere la
acción de responsabilidad de los representantes, reside en el factor de atribución y sus dificultades probatorias. La LC
no contiene una calificación de dolo y que ella debía encontrarse en el ordenamiento civil, en la figura de dolo delictual.
En relación con esto último es que se operan modificaciones en el régimen concursal de responsabilidad de los
representantes, debido a que existe una nueva clasificación del dolo como factor de atribución subjetivo del deber de
reparar, dado que este comprende no solo el dolo directo sino también el dolo eventual. El art 1724 establece que los
factores subjetivos de atribución son la culpa y el dolo. Este último es “la forma más agravada de un factor subjetivo”.
Asimismo, en el último párr. Indica que “el dolo se configura por la producción de un daño de manera intencional o con
manifiesta indiferencia por los intereses ajenos”. En consecuencia, el impacto que el nuevo ordenamiento provoca en
las acciones de responsabilidad de los representantes, en la LC, reside en una nueva calificación del dolo directo sino
también el eventual. El primero se produce “cuando existe la voluntad concreta de dañar”. El segundo “la acción no se
ejecuta para causar el daño, pero el autor del hecho desdeña el daño que puede causar”. Nuestro criterio, el CCCN nos
encontramos con una nueva noción del dolo delictual, una versión ampliada, influirá en el ámbito que estudiamos
facilitando su prueba y aumentando los casos de responsabilidad de los administradores. De este modo, con el
ordenamiento en exegesis, la noción del dolo como factor de atribución se revitaliza y sale del eclipse en el cual la
doctrina lo había ubicado, ampliando su utilidad y flexibilizando su prueba en las acciones de responsabilidad de los
representantes. La regulación del dolo en el CCCN permite comprender conductas que no quedaban alcanzadas en la
noción de dolo del art 1072 del Cod. Civil derogado. Nuestro criterio, resulta fácil comprender como dolosas conductas
de los administradores que realizan actos que si bien no tienen como propósito ocasionar el daño, en su ejecución el
agente se representa la posibilidad de daño y sin embargo continua con su accionar en total menosprecio del resultado
dañoso. En tal sentido, pueden quedar atrapadas como conductas dolosas realizadas por un representante que
continua operando la sociedad en insolvencia, sin articular los mecanismos societarios y concursales necesarios para
evitar el daño a los acreedores. El administrador se representa el resultado dañoso, pero continua operando y
realizando actos con total menosprecio a los acreedores. La ampliación de la noción de dolo tiende a ser más eficaz el
sistema de responsabilidad de los administradores y desde el plano axiológico, a realizar el valor justicia. Muchas
conductas de los administradores, que hasta hoy quedaban impunes debido a la imposibilidad de acreditar el dolo,
quedaran atrapadas a través del nuevo concepto de dolo que contiene el CCCN. FAVIER DUBIOS acota esta
ampliación, señalando “la responsabilidad concursal se amplía a partir de una nueva definición legal de “dolo” que
incluye a la “indiferencia por intereses ajenos” (art 1722)”. BOQUIN expresa “esta nueva aceptación del dolo civil
semejante al dolo eventual penal determinara que ciertas conductas reprochables a los administradores,
representantes, mandatarios o gestores de negocios antes solo calificadas como culposas sean consideradas dolosas y
por ello susceptibles de ser cuestionadas a través de una acción de responsabilidad concursal en la medida que se
encuentren vinculadas con la producción, facilitación, permisión o agravamiento de la situación patrimonial del deudor y
su insolvencia conf. lo dispone el art 173 LC.
b) La función preventiva del derecho de daños. Un impacto trascendente por la consagración de la función
preventiva del derecho de daños. La función de prevención del derecho de daños y el especial el deber de evitar el daño
o su agravamiento también serán de aplicación a los administradores de sociedades insolventes. El art 1708 establece
“las disposiciones de este Titulo son aplicables a la prevención del daño y a su reparación”: LOPEZ HERRERA expresa
“este art es una innovación importante. El cód. de Vélez no contenía ninguna disposición que hablara de las funciones
de la responsabilidad. Partida de la base de la concepción antigua de la responsabilidad civil solo pensada para
indemnizar” lo relevante es que se consagra la función preventiva del derecho de daños. Esto responde a las modernas
tendencias del derecho de daños que consideran que este no solo tiene como función la reparación, sino también la
prevención. El art 1710 establece el “deber de prevención del daño”, indicando que “toda persona tiene el deber, en
cuanto de ella dependa, de: a) evitar causar un daño no justificado b) adoptar de buena fe y conforme a las
circunstancias, las medidas razonables para evitar que se produzca un daño, o disminuir su magnitud, si tales medidas
evitan o disminuyen la magnitud de un daño del cual un tercero seria responsable, tiene derecho a que este se le
reembolse el valor de los gastos en que incurrió, conforme a las reglas del enriquecimiento sin causa c) no agravar el
daño, si ya se produjo”. Entre los arts 1711 a 1733 se regula la acción preventiva. El art 1711 dispone que “la acción
preventiva procede cuando una acción u omisión antijurídica hace previsible la producción de un daño, su continuación
o agravamiento. No es exigible la concurrencia de ningún factor de atribución”. La legitimación en el art 1712 expresa:
están legitimados para reclamar quienes acreditan un interés razonable en la prevención del daño. El art 1713 se ocupa
de la sentencia que admite la acción preventiva, estableciendo que “la sentencia que admite la acción preventiva debe
disponer, a pedido de parte o de oficio, en forma definitiva o provisoria, obligaciones de dar, hacer o no hacer, según
corresponda, debe ponderar los criterios de menor restricción posible y de medios más idóneo para asegurar la eficacia
en la obtención de la finalidad”. Con respecto al Cod. Vélez este no interesaba la prevención del daño, dado que se
seguía una concepción decimonónica que concebía a la responsabilidad civil como una sanción o reacción frente al
daño. La función preventiva del derecho de daños y las normas que el CCCN dispone para la prevención del daño,
encuentran un terreno fértil en el ámbito de la responsabilidad de los administradores de las sociedades insolventes.
Puede resultar de gran importancia para prevenir la insolvencia o para evitar su agravamiento. En consecuencia, la
acción preventiva abre la posibilidad que ella pueda ejercerse durante el trámite del concurso preventivo. En tal sentido,
un acreedor que observa que los administradores durante el trámite concursal realizan actos que pueden agravar la
insolvencia puede intentar esta acción para prevenir el daño, es decir, el agravamiento de la insolvencia.

C) Imposibilidad de atenuación judicial de la responsabilidad. El art 1069 del Cod. Civil, que establecía que no
puede atenuarse judicialmente la responsabilidad cuando el agente haya obrado con dolo. El art 1742 del CCCN bajo el
título de “atenuación de la responsabilidad” señala que “el juez, al fijar la indemnización, puede atenuarla si es equitativo
en función del patrimonio del deudor, la situación personal de la víctima y las circunstancias del hecho. Esta facultad no
es aplicable en caso de dolo del responsable”. En definitiva, el precepto del CCCN bajo el título de “atenuación de la
responsabilidad” señala que “el juez, al fijar la indemnización, puede atenuarla si es equitativo en función del patrimonio
del deudor, la situación personal de la víctima y las circunstancias del hecho. Esta facultad no es aplicable en caso de
dolo del responsable”. En definitiva, el precepto del Cod Civil derogado así como el del CCCN hacen aplicación del
principio de la responsabilidad civil que refiere a la agravación del tratamiento para el dolo. Se considera correcto el
mantenimiento de esta solución dado que de lo contrario se conspiraría contra la finalidad preventiva de la
responsabilidad civil.

D) Dispensa de la prescripción El CCCN mantiene el instituto de la dispensa de la prescripción, aunque aumenta el


plazo para el ejercicio de la acción una vez desaparecidas las causales de hecho que impedían su ejercicio. De 3
meses ese plazo se eleva a 6. La doctrina considera que el plazo de 3 meses era muy exiguo. El art 2550 dispone “ el
juez puede dispensar de la prescripción ya cumplida al titular de la acción, y el titular hace valer sus derechos dentro de
los 6 meses siguientes a la cesación de los obstáculos”. En caso de que a la fecha de la prescripción de la acción no se
encuentre fijada la fecha de inicio de la cesación de pagos, el síndico podrá invocar esta circunstancia para no sufrir las
consecuencias jurídicas de la prescripción cumplida. Una vez fijada esa fecha, podrá iniciar la acción en el término de 6
meses desde el dictado de la sentencia que fijo el inicio de la cesación de pagos. La extensión del plazo de la dispensa
beneficia la promoción de la acción.

E) Determinación del plazo de prescripción de la acción societaria ejercida en la quiebra. Algunos autores
considera que el plazo de prescripción era el de 10 años previsto por el art 846 del cod. de comercio, en razón de que el
sindico es un tercero en relación con la sociedad. Otros entendieron que la quiebra aparece como un tercero respecto
de los civilmente responsables y, por lo tanto, se aplicaba el plazo de prescripción de 2 años que prescribe el art 4037
del cod civil para los supuestos de responsabilidad civil extracontractual. Asimismo, autores postulaban la aplicación de
un plazo de 3 años, de conformidad con el derogado art 848 inc 1 del cod de comercio. Hoy por aplicación del segundo
parr. del art 2561 del CCCN que dice que “el reclamo de la indemnización de daños derivados de la responsabilidad civil
prescribe a los 3 años”.

F) El valor del silencio como manifestación de voluntad en la obtención de la autorización de acreedores del art
119 de la ley concursal. Uno de los obstáculos para la promoción de estas acciones esta dado por la exigencia de la
obtención de la previa autorización de los acreedores para promover la acción de responsabilidad de los
representantes. En este ámbito puede impactar el art 263 del CCCN que alude al valor del silencio. El precepto dispone
que el silencio opuesto a actos o a una interrogación no es considerado como una manifestación de voluntad conforme
al acto o la interrogación excepto en los casos en que haya un deber de expedirse que pueda resultar de la ley, de la
voluntad de las partes, de los usos y prácticas, o de una relación entre el silencio actual y las declaraciones
precedentes. El texto se asemeja al art 919 del Cod civil derogado con 2 trascendentales modificaciones. Por un lado,
se suprime el supuesto del deber de explicarse por las relaciones de familia. La supresión resulta adecuada dado que el
supuesto era una redundancia atento a que quedaba comprendido dentro del deber de expedirse por ley. Por el otro
incorpora entre las excepciones al silencio, el deber de expedirse que puede resultar de los usos y prácticas y de la
voluntad de las partes. El impacto en materia concursal respecto del sistema de autorización de acreedores puede
observarse con la excepción al silencio que impone el deber de expedirse resultante de los usos y prácticas. La
incorporación de esta excepción es criticada por alguna doctrina. En relación con la promoción de la acción existe una
gran duda de si el silencio de los acreedores puede interpretarse como asentimiento. Se suscitan dudas con relación a
cual es el valor que se le asigna al silencio de un acreedor. El silencio de los acreedores no puede ser considerado
como un asentimiento para la promoción de la acción. Algunos han sostenido que si bien el silencio de los acreedores
no puede ser interpretado como consentimiento, el juez podía asignarle el carácter de consentimiento si así lo hubiere
establecido en el auto respectivo. Se considera que el silencio puede tomarse como conformidad a la promoción de la
acción cuando el acreedor fue notificado por un medio fehaciente y que garantice el real conocimiento de aquel y
cuando el decreto respectivo expresamente contenga el apercibimiento de que, si no se pronuncia, su silencio será
tomado como consentimiento. A la luz del art 263 del CCCN puede considerarse una práctica que impone el deber de
expedirse. En este sentido, se indica que “por ende, esa jurisprudencia mayoritaria, a la luz de las pautas fijadas por el
nuevo art 263 del CCCN, me llevan a reconsiderar la cuestión y la interpretación que la admisión del silencio como
manifestación de voluntad positiva por parte de los acreedores al inicio de las acciones de recomposición patrimonial,
configura un uso y practica del fuero que habilitan la expectativa por parte de los legitimados activos que han obtenido
las mayorías necesarias para demandar.

61. Conclusiones el impacto que provoca el CCCN en el régimen de responsabilidad de los representantes, reglados
en el art 173 y ss de la LC. Si bien no hay una reforma directa a las normas de la LC, si hay modificaciones
trascendentes por intermedio de las innovaciones que se proyectan en el régimen del derecho de daños. la modificación
en el concepto de dolo, incluyendo no solo el dolo directo sino el eventual, facilitara la promoción de las acciones de
responsabilidad concursal de los administradores al provocar una flexibilización en el concepto en orden a su prueba. La
consagración de una función preventiva de la responsabilidad civil ante la insolvencia incide profundamente en el ámbito
de las acciones de responsabilidad de los administradores. Con el CCCN se da paso a la posibilidad de ejercer por
parte de los acreedores una acción preventiva tendiente a evitar la insolvencia, o en el supuesto de que la sociedad ya
este inmersa en dicho estado patrimonial, a evitar su agravamiento. Consideramos positivo este impacto, porque tiende
a ser más justo el sistema de responsabilidad de los administradores.

CAPITULO VI

INCIDENCIA DEL REGIMEN DE LOS CONTRATOS

A) LA REGULACION DEL CONTRATO DE FIDEICOMISO Y SU IMPACTO CONCURSAL

62. Introducción el art 1666 del CCCN bajo el acápite de “Definición” indica “hay contrato de fideicomiso cuando una
parte, llamada fiduciante, transmite o se compromete a transmitir la propiedad de bienes a otra persona denominada
fiduciario, quien se obliga a ejercerla en beneficio de otra llamada beneficiario, que se designa en el contrato, y a
transmitirla al cumplimiento de un plazo o condición al fideicomisario”. La definición ubica l fideicomiso en el ámbito
contractual, manteniendo la posibilidad de constituirlo por actos entre vivos u originados en una disposición de última
voluntad (arts 1699 y 2493). Se trata de un contrato consensual, bilateral, forma, típico y puede ser tanto oneroso como
gratuito.

63. El cese del fiduciario por quiebra. El art 1678 del CCCN establece mediante 5 inc las causales por las cuales cesa
el fiduciario. La fuente del precepto está dada por el art 9 de la ley 24441 y el art 1464 del proyecto de 1998. El precepto
dispone que “el fiduciario cesa por…. D) quiebra o liquidación”. LORENZETTI expresa que la quiebra o liquidación
tienen como presupuesto la insolvencia, lo que frustra la confianza depositada en el fiduciario y se justifica plenamente
su cesación, por la sola declaración. A su vez, se coordina con el art 1679, que establece la sustitución del fiduciario. En
el tercer párr. dispone que “en los restantes casos de los inc b, c y d del art 1678, cualquier interesado puede solicitar al
juez la comprobación del acaecimiento de la causal y la indicación del sustituto o el procedimiento para su designación,
conforme con el contrato o la ley, por el procedimiento más breve previsto por la ley procesal local. En todos los
supuestos del art 1678 el juez puede, a pedido del fiduciante, del beneficiario, del fideicomisario o de un acreedor del
patrimonio separado, designar un fiduciario judicial provisorio o dictar medidas de protección del patrimonio, si hay
peligro en la demora”. El art 1464 refiere a la quiebra del fiduciario y no ala del patrimonio separado. LISOPRAWSKI el
art 9 de la ley 24441 –fuente del art 1464 del CCCN- la ley no prevé la cesación del fiduciario por la causal de la
liquidación forzosa del patrimonio fideicomitido.

64. La insuficiencia de los bienes fideicomitidos. El art 1687 del código en exegesis expresa que “los bienes del
fiduciario no responden por las obligaciones contraídas en la ejecución del fideicomiso, las que solo son satisfechas con
los bienes fideicomitidos. Tampoco responden por esas obligaciones el fiduciante, el beneficiario ni el fideicomisario,
excepto compromiso expreso de estos. Lo dispuesto en este art no impide la responsabilidad del fiduciario por
aplicación de los principios generales, si así corresponde. La insuficiencia de los bienes fideicomitidos para atender a
esas obligaciones, no da lugar a la declaración de su quiebra. En tal supuesto y a falta de otros recursos provistos por el
fiduciante o el beneficiario según previsiones contractuales, procede su liquidación , la que esta a cargo del juez
competente quien debe fijar el procedimiento sobre la base de las normas previstas para concursos y quiebras en lo
que sea pertinente. El art que transcribimos contempla 3 cuestiones: a) régimen de deudas (art 1687 párr. 1) b)
responsabilidad del fiduciario (art 1687 párr. 2) y c) liquidación ante la insuficiencia de los bienes fideicomitidos (art 1687
párr. 3).
A) DEUDAS. Es tratado por el primer párr. del art 1687 del CCCN. Establece que los bienes fideicomidos constituyen la
garantía de las obligaciones contraídas por el fideicomiso. JUNYENT BAS “El patrimonio fideicomitido es la prenda
general de los acreedores del fideicomiso, que son aquellos titulares de créditos emergentes de las obligaciones
contraídas para la ejecución del fideicomiso, es decir que deben guardar relación con los fines del instituto”. En
definitiva, a través del contrato de fideicomiso se instaura un “patrimonio separado”, exento de la acción singular o
colectiva de los acreedores del fiduciario, como así también de los fiduciante, salvo la acción de fraude. De este modo,
las deudas que se contraen en la ejecución de fideicomiso se satisfacen con los bienes fideicomitidos.

B) RESPONSABILIDAD DEL FIDUCIARIO El segundo párr. del art 1687 expresa que “la norma señala que en el caso
que el titular fiduciario realice algún acto de transgresión según la ley, como cuando pida oportunamente la liquidación y
agrave la situación de insolvencia por el paso del tiempo, será pasible de adjudicación de responsabilidad por
incumplimiento a su deber”.

C) LIQUIDACION DEL FIDEICOMISO INSOLVENTE. Se señala que el CCCN intenta dar un principio de solución a
una de las cuestiones que provoco las mayores críticas de la doctrina respecto del régimen que prevé la ley 24441. En
el tercer párr. del art 1687 se regula la liquidación del fideicomiso, para el supuesto de que los bienes fideicomitidos
resulten insuficiencia a que aluden los citados preceptos debe ser entendida como “insolvencia” o “cesación de pagos”.
Otros consideran que “insuficiencia” y “cesación de pagos” son presupuestos diferentes. Al respecto LORENZETTI, el
art 16 de la ley 24441 sostenía que “la insuficiencia es un concepto novedoso en el ordenamiento jurídico argentino”,
agregando que “la insuficiencia es una relación económica que se establece entre el patrimonio fideicomitido y las
obligaciones contraídas en la ejecución del fideicomiso, por lo tanto es un concepto más restringido que la cesación de
pagos que relaciona al patrimonio con todas las deudas y no solo con una clase de ellas”. GAMES y ESPARZA, el art
16 de la ley 24441 se manifestaron en sentido crítico con respecto al presupuesto que posibilita la liquidación de los
bienes. Los autores plantean su reproche en dos sentidos. Por un lado, al adoptarse como presupuesto la “insuficiencia”
se aparta del principio general, que es el estado de cesación de pagos o insolvencia; puesto que se indica que las
excepciones a dicho presupuesto se señalan en el art 1 de la LC, la cesación de pagos es un presupuesto de las
legislaciones concursales de avanzada, y que el apartamiento ha sido realizado sin fundar y explicar el porqué de la
conveniencia de tal política legislativa. Por otro lado, critican el presupuesto mismo de la insuficiencia, alegando que no
parece que tenga relación con un concepto dinámico del patrimonio, sino que parece hacer referencia a un aspecto
estático, puntual, matemático o numérico, pero sin que existan pautas de cotejo. Asimismo la doctrina critica la
imprecisión del término “insuficiencia de los bienes fideicomitidos”, incluyendo activos y pasivos, en una visión dinámica
de él. En caso de que se constate la indicada insuficiencia ante la falta de recursos provistos por el fiduciante o el
beneficiario, no corresponde la declaración de la quiebra, sino la liquidación. El CCCN mantiene el fideicomiso fuera del
régimen del concurso y la quiebra, tal como lo estatuyen los arts 16 y 24 de la ley 24441. No obstante, se adopta una
tesis intermedia al disponer que la liquidación es llevada a cabo por el juez competente, “quien debe fijar el
procedimiento sobre la base de las normas previstas para concursos y quiebras, en lo que sea pertinente”. De este
modo se produce una diferencia sustancial con el art 16 de la ley 24441 que disponía una liquidación ordinaria
extrajudicial a cargo del fiduciario. Este precepto disponía que “la insuficiencia de los bienes fideicomitidos para atender
a estas obligaciones, no dará lugar a la declaración de su quiebra. en tal supuesto y a falta de otros recursos provistos
por el fiduciante o el beneficiario según visiones contractuales, procederá a su liquidación, la que estará a cargo del
fiduciario, quien deberá enajenar los bienes que lo integren y entregara el producido a los acreedores conforme al orden
de privilegios previstos para la quiebra; si se tratase de fideicomiso financiero regirán en lo pertinente las normas del art
24. La liquidación ordinaria extrajudicial a cargo del fiduciario recibió acertados reproches de la doctrina. GREGORINI
CLUSELLAS indicaba en tono crítico la circunstancia de que el fiduciario determinaba el estado de insolvencia y era a
su vez el liquidador, convirtiéndose de ese modo en juez y parte, lo que determinaba una concurrencia de atribuciones
poco aconsejable. ARAYA señalo que “este supuesto de insuficiencia de bienes fideicomitidos no genera, por
prohibición legal, la aplicación del régimen de ejecución colectiva propio del sistema concursal, sino que impone la
liquidación de los bienes, a través de un hibrido que no es estrictamente la ejecución individual, ni alcanza a ser un
proceso de ejecución colectiva. FARINA sostuvo “el articulo es cuestionable en varios aspectos y totalmente
insuficiente. Lo optimo hubiera sido permitir expresamente la posibilidad de presentar el fideicomiso en concurso o
quiebra, o prever un procedimiento similar en vez de dejar un vacío legal que a la postre desnaturalizara estos institutos
y generara un inimaginable caos. El art habilita una liquidación privada lo que resulta totalmente extraño a nuestro
sistema jurídico. El cambio sustancial que se produce con el art 1687 del CCCN, respecto al 24441 es un pasaje de una
de una liquidación extrajudicial a cargo del fiduciario a una liquidación judicial. Se indica que la liquidación judicial. Se
indica que la liquidación del fideicomiso “paso a ser una cuestión a resolver por el fiduciario a una cuestión judicial”. El
avance del Código se exhibe en que la liquidación ya no estará a cargo del fiduciario sino del juez competente, el que
debería fijar el procedimiento sobre la base de las normas contenidas en la LC en la medida que sean pertinentes.
Frente a la solución del referido art 1687, se indica que “da una solución mas racional a la problemática que produce la
laguna del régimen extrajudicial de liquidación del patrimonio fiduciario insuficiente que establece el citado art 16. A ello
se agrega que “la disposición aparece como una solución intermedia entre el actual régimen de extrajudicialidad
extrema y la incorporación lisa y llana del fideicomiso como sujeto pasible de concurso o quiebra. La nueva normativa
sigue excluyendo la instancia del concurso preventivo y el APE, pero permite el acercamiento del instituto a las normas
de la quiebra, como el régimen mas compatible para una liquidación forzosa. PRONO “El CCCN ha creado un supuesto
concursal un supuesto que se aparta de los modelos o tipos legales conocidos”. CARREGAL el sistema actual opina
que “la justicia actuaba en forma subsidiaria. En cambio ahora es menester recurrir siempre al juez (art 1687 CCCN),
aun cuando exista un solo acreedor que este conforme con lo que resuelva el fiduciario. Otra vez la adición de costos,
de trámites y de tiempo que no son siempre necesarios. No nos convence esta modificación. Felizmente se ha
mantenido la imposibilidad de declarar el concurso a un fideicomiso”. Un sector de la doctrina considera que la
regulación dada por el CCCN sigue siendo insuficiente, se señala que si bien se establece una liquidación judicial a la
que se aplican las normas de la LC, no se somete al patrimonio fideicomitido a dicha regulación, lo que constituye un
error. Por nuestra parte, creemos que el CCCN representa un importante avance al referir ahora a una liquidación
judicial, pero sostenemos que se ha quedado a mitad de camino. La remisión a la LC es positiva, pero insuficiente. Esa
genérica remisión serian aplicables las normas de la verificación de créditos, dado que resulta necesaria la
determinación de pasivo, la presentación de los informes individual y general, el dictado de la resolución del art 36,
hubiese sido conveniente someter el fideicomiso a la regulación concursal, permitiendo por ej su concurso preventivo.
La actual remisión es positiva en cuanto importa la superación de la liquidación extrajudicial a cargo del fiduciario, no
obstante, resulta insuficiente y el tema seguirá siendo fuente de inagotables controversias.

B) LA OPONIBILIDAD DEL BOLETO DE COMPRAVENTA INMOBILIARIA FRENTE A LA QUIEBRA O CONCURSO


DEL VENDEDOR.

65. Introduccion la oponibilidad del boleto de compraventa inmobiliaria a la quiebra del vendedor tiene una larga
trayectoria en la historia de nuestro derecho concursal. El objeto es analizar el impacto que el CCCN provoca sobre el
art 146 de la LC que regula la oponibilidad del boleto de compraventa inmobiliaria a la quiebra del vendedor.
Estudiaremos la regulación que trae consigo el art 1171 del CCCN marcando sus diferencias con la regulación obrante
en el art 1185 bis del Cod. derogado y el art 146 de la LC.

66. Evolucion jurisprudencial y legal del tratamiento concursal del boleto de compraventa.

A) El plenario “Lozzi” El boleto de compraventa aparece como un producto de la realidad social con antelación a su
recepción normativa. Surge como una necesidad del trafico negocial. LORENZETTI señala que “la aceleración de la
vida económica se enfrento con la desaceleración de los tramites notariales y registrales”. La mayor utilización del
boleto de compraventa frente a la carencia normativa dio lugar a vastos conflictos jurídicos, dado que “para el régimen
jurídico se trataba de un contrato preliminar o incompleto por la falta de forma legal, las partes, en cambio, entenderían
haber llegado a un acuerdo definitivo”. El primer jalón lo constituyo el plenario “lozzi”, donde por mínima mayoría se
consagro una tesis “rigurosamente jurídica pero decepcionante”. Se sostuvo que el boleto de compraventa de inmueble
era inoponible a la quiebra del vendedor, debiendo, en consecuencia, el acreedor verificar el precio pagado como
crédito quirografario.

B) La reforma de la ley 17.711: el art 1185 bis del CCCN. La doctrina emanada del plenario “Lozzi” causo “conmoción
en el ambiente jurídico de la época”, e instalo el tema en el trámite de reforma del Cod. Civil. En 1968 se modifica el Cod
Civil y se incorpora el art 1185 bis que hace oponible el boleto de compraventa a la quiebra del vendedor, siempre que
se cumplan los requisitos instituidos en el precepto. Dicho art disponía que “los boletos de compraventa de inmuebles
otorgados a favor de adquirentes de buena fe, serán oponibles al concurso o quiebra del vendedor si se hubiere
abonado el 25% del precio. El juez podrá disponer en estos casos que se otorgue al comprador la escritura traslativa de
dominio. La reforma es una consecuencia de la realidad social. A mediados de la década de 1960 aumentaron las
quiebras de empresas constructoras. Frente a la quiebra de la empresa vendedora los acreedores se veían frustrados
de obtener la escrituración del inmueble, cuya operación de venta se había instrumentado por boleto de compraventa,
en razón de que si se aplicaba la doctrina emanada del plenario “Lozzi” su crédito no se dirigía a obtener la
escrituración, sino que se constituía con el precio pagado. Los acreedores titulares de un boleto de compraventa no
podían concurrir al concurso pidiendo la escrituración, sino que debían hacerlo pidiendo la verificación de su crédito
dinerario. Frente a la quiebra de la constructora los acreedores con boleto de compraventa se veían insatisfechos, dado
que ellos no se perseguían el cobro de un crédito dinerario, no querían incorporarse al proceso concursal, por el
contrario, aspiraban a salir de el y buscaban el otorgamiento de la escritura traslativa de dominio. La solución del art
1185 bis del Cod. Civil permitió evitar posibles fraudes de empresas constructoras. Antes de su incorporación al Cod. las
empresas constructuras podían iniciar un emprendimiento con el dinero de los adquirentes por boleto y luego quebrar
dejándolos sin vivienda. Antes de la sanción del art 1185 bis del Cod se repetían “actos de verdadera delincuencia
económica que afectaban a los compradores de buena fe de inmuebles de propiedad horizontal que, quiebra mediante,
veían esfumarse los ahorros fruto de años de sacrificio y abstinencia”.

C) Ley 19.511: el artículo 150 de la ley concursal. En 1972 se sanciona la ley 19.551, que modifica el régimen de
concursos quiebras. El art 150 limita la aplicación del art 1185 bis del Cod. Civil a los inmuebles con destino de
vivienda. Con dicho régimen se paso abruptamente de una situación de desprotección del adquirente por boleto, a un
especie de superproteccion. Se argumento desde la doctrina que “en el afán de proteger al adquirente con boleto tantas
veces esquilmado, se ha pasado al otro bando, rompiendo el debido equilibrio”. Así surge la necesidad de buscar límites
para evitar la connivencia que podía existir entre el adquirente y el fallido vendedor. El sistema de la ley 19551 recibió
las criticas MORELLO, expreso “el régimen de la ley de concursos, significa un retroceso en la evolución institucional del
boleto. Lo emplaza como “promesa” pese a ser un contrato firme de compraventa”. GARCIA MARTINEZ critico la
limitación, expresando que la distinción no resultaba justificada. SCARPELO sostuvo que el ultimo párr. del art 150 de la
ley 19551 en cuanto limitaba la protección a los inmuebles destinados a vivienda era inconstitucional, al vulnerar el art
16 de la CN y los arts 6 y 8 de la Const. de la Prov. de Santa Fe.

D) Interpretación judicial respecto al “destino de vivienda”: tiene como protagonista a los jueces, quienes
interpretaron de manera objetiva la expresión “inmuebles destinados a vivienda”. De acuerdo a esta no era relevante la
intención subjetiva del adquirente, ello “implicaría introducirse en factores psicológicos, y por lo tanto subjetivos, de
imposible comprobación por parte de terceros”. Esta interpretación se alegaba que “lo único transcendente es que el
inmueble constituya una unidad habitacional, sin que sea dable considerar la intención del adquirente, esto es, si lo
quiere para vivienda propia o para la utilización de un tercero; de ello se deriva la viabilidad de la demanda aun cuando
el adquirente sea una sociedad, o una persona física que se domicilia en el extranjero”. El criterio objetivo que se
asignaba a la expresión “vivienda” determinaba que el dispositivo legal amparaba a aquella persona que vivía en otra
ciudad y adquiría un inmueble para vacacionar, dejando, en cambio, sin protección a aquella persona que adquiría un
local para desarrollar una actividad mercantil, o a los adquirentes de un terreno cuya finalidad hubiera sido poner en
ellos alguna construcción modesta para su propia habitación.

E) El actual art 146 de la ley concursal: Prescinde del destino de vivienda lo que importa un retorno al sistema del art
1185 del Cod. Civil.

67. La regulación del artículo 146 de la ley concursal. Este art en su segunda parte establece que “los boletos de
compraventa de inmueble otorgados a favor de adquirentes de buena fe, serán oponibles al concurso o quiebra si el
comprador hubiera abonado el 25% del precio. El juez deberá disponer en estos casos, cualquiera que sea el destino
del inmueble, que se otorgue al comprador la escritura traslativa de dominio contra el cumplimiento de la prestación
correspondiente al adquirente. El comprador podrá cumplir sus obligaciones en el plazo convenido. En caso de que la
prestación a cargo del comprador fuere a plazo deberá constituirse hipoteca en primer grado sobre el bien, en garantía
del saldo de precio. El sistema actual divide a la doctrina. Algunos autores formulan sus reparos frente a la flexibilidad
de este y señalan que puede constituir una vía para sacar fraudulentamente bienes del patrimonio del fallido. Otros han
considerado acertada la reforma, que elimino las dificultades interpretativas que se suscitaban en torno a la expresión
“destino de vivienda”.

En el sistema de la LC, para que el boleto de compraventa inmobiliaria sea oponible a la quiebra o concurso del
vendedor se requieren 2 recaudos: que el adquirente sea de buena fe y que se haya pagado el 25% del precio. A)
ADQUIRENTE DE BUENA FE: El adquirente del inmueble por boleto de compraventa que pretende oponerlo a la
quiebra debe ser de buena fe. ROITMAN considero que era un requisito “superfluo” posteriormente modifico su posición
señalando que la exigencia de buena fe no es un requisito superfluo. La incorporación por parte de la ley 17711 de la
buena fe como criterio orientado procura “mitigar la filosofía individualista que trasuntaba el Cod de Vélez, acorde a la
época en que fue redactado. La ley 17771, inspirándose en un fallo plenario tutela al adquirente por boleto de
compraventa, estableciendo en el art 2355 que “se considera legítima la adquisición de la posesión de inmuebles de
buena fe, mediando boleto de compraventa”. El CCCN exalta la importancia de la buena fe al incorporarla como un
principio dentro del Cap. 3 del Título Preliminar. El citado Cap. alude al “Ejercicio de los derechos” al respecto
LORENZETTI que “los 2 primeros Títulos “El Derecho” y “La Ley” contienen guias dirigidas a los jueces y juezas. El
titulo referido al ejercicio de los derechos tiene por destinatario principal a los ciudadanos. De este modo se incorpora la
buena fe como un principio general aplicable al ejercicio de los derechos, complementándose luego con diversas reglas
especificas con aplicación en diversos ámbitos. En el supuesto que estudiamos, la “buena fe” se refiere a la conducta
del adquirente en la concertación del negocio jurídico, y se entiende por ella la ignorancia por parte del comprador del
estado de insolvencia del enajenante. Habrá mala fe si el comprador al momento de la celebración del contrato conocía
la situación de cesación de pagos de su vendedor. La buena fe en este caso exige que el adquirente por boleto no haya
sido cómplice del fraude. En tal sentido, la buena fe debe existir al momento de la celebración del contrato, siendo
indiferente el conocimiento posterior que el adquirente pueda tener del estado de cesación de pagos. FASSI sostuvo
que la buena fe debe existir no solo al momento de la celebración del contrato sino también al momento de pagarse el
precio en el porcentaje que exige la ley. El autor fundaba esta tesis el art 1198 del Cod. Civil derogado, que exigía que
los contratos deben celebrarse, interpretarse y ejecutarse de buena fe. La jurisprudencia ha dicho que “a los efectos de
la oponibilidad del boleto ante el concurso, la buena fe exigida al comprador consiste en su ignorancia respecto del
estado de insolvencia del enajenante. Esta buena fe se presume y debe existir al tiempo de la celebración del contrato.
El conocimiento ulterior es irrelevante. La buena fe se presume y admite prueba en contrario. En consecuencia será el
síndico o algún acreedor quien deberá probar la mala fe del adquirente. Deberán probar que el adquirente conociera
cesación de pagos del deudor o que mediante el boleto de compraventa se pretende sustraer el inmueble de la garantía
patrimonial del deudor. Existe mala fe en el adquirente si se prueba que existía un vínculo de parentesco con el
vendedor. También “no hay buena fe en el adquirente que, ante la inusual modalidad de contratación, la realizo muy
pocos días antes de la quiebra, donde la adquirente originaria de la fallida aparece intervenida judicialmente, pagando el
precio al contado, y ensombrece aun más el negocio que sea un sociedad constituida en el Uruguay sin registración en
nuestro país. B) PAGO DEL 25% DEL PRECIO: El comprador debe haber pagado ese porcentaje del precio,
circunstancia que debe haber acaecido antes de la quiebra del vendedor, haya o no medidado posesión. Este tema fue
abordado por un fallo donde se estableció que “el pago del 25% del precio a que alude el art 1185 del Cod Civil debe
haber sido efectuado por el comprador antes de la falencia del vendedor, haya mediado o no parte del ahora fallido la
entrega de la posesión del inmueble vendido a aquel. La circunstancia de que el pago debe haberse efectuado por el
comprador antes de la falencia se impone por las propias reglas que gobiernan el concurso. Es menester recordar que
desde el dictado de la sentencia de quiebra el fallido sufre los efectos del desapoderamiento falencial (art 106 LC)
quedando privado de la facultad de administrar y disponer de sus bienes (art 107 segunda parte, LC), resultando
ineficaces los pagos que recibiese (art 109 segunda parte LC). Existen controversias a la forma de pago del porcentaje
exigido por la ley. Algunos autores entienden que el pago del 25% del precio solo puede efectivizarse mediante dinero.
Otros admiten que también puede concretarse por medio de una permuta, dación en pago o compensación. Otra
discusión que se presenta gira alrededor de cómo se integra el 25% del precio, señalándose que “este es uno de los
aspectos más discutidos de la doctrina”. El debate reside en determinar si dentro del porcentaje legal solo se computa lo
pagado en concepto de precio o si, por el contrario, se puede incluir otros conceptos, como pago de intereses,
recalculos, multas y gastos de administración. En tal sentido, se ha rechazado la pretensión de contabilizar los intereses
como parte del precio. También se han desestimado diversos pagos efectuados en concepto de gastos de instalación y
comisión de venta para la integración del porcentaje del 25% y la CSJN entendió que ello era ajeno a la instancia
extraordinaria. En lo que concierne a la prueba del cumplimiento de la exigencia legal, incumbe al pretenso acreedor
probar fehacientemente el pago del porcentual exigido por la ley y que este se efectuó antes de la declaración de
quiebra. En tal sentido, resulta insuficiente el valor probatorio del instrumento privado, en el cual se dejo constancia de
que se pago el total del precio acordado al momento de firmarse el boleto. Si bien el reconocimiento expreso de haber
recibido el dinero bastaría para que la operación de compraventa surta sus efectos entre las partes, no es suficiente
para que sea oponible a la masa falencial, requiriéndose en consecuencia que el incidentita acreditara el traspaso
efectivo de los fondos, o cuando menos su capacidad económica para realizar el negocio. La jurisprudencia señala que
basta para la acreditación del pago el otorgamiento del recibo, sin que sea necesario exigirse al adquirente la prueba de
contabilización de dicho pago por parte del vendedor. Se expreso que “el pago del precio, a los fines oponibles un
contrato de compraventa de inmuebles en la quiebra o concurso de enajenante, se prueba con el recibo sin que quepa
exigir al adquirente que además acredite la diligencia del vendedor en contabilizar ese pago en sus libros o constancias
registrales. En cambio fuera de los 2 requisitos abordados precedentemente, no son recaudos exigidos por el art 146 de
la LC la fecha cierta del instrumento, la inscripción registral del boleto y la posesión del inmueble.

68.La regulación en el Código Civil y Comercial El ordenamiento regula el “boleto de compraventa” en el Libro tercer
“Derechos personales”, dentro del Título IV referido a los “Contratos en particular” y en especial en el Cap. 1,
denominado “Compraventa”. La norma ordena la oponibilidad del boleto de compraventa inmobiliaria al concurso o
quiebra del vendedor se prevé en el art 1171. “Oponibilidad del boleto en el concurso o quiebra”: “los boletos de
compraventa de inmuebles de fecha cierta otorgadas a favor de adquirentes de buena fe son oponibles al concurso o
quiebra del vendedor si hubiera abonado como mínimo el 25% del precio. El juez debe disponer que se otorgue la
respectiva escritura pública. El comprador puede cumplir sus obligaciones en el plazo convenido. En caso de que la
prestación a cargo del comprador sea a plazo, debe constituirse hipoteca en primer grado sobre el bien, en garantía del
saldo de precio”. La doctrina señala que la norma es similar a la prevista en el art 146 de la LC, adoptándose la solución
prevista en la ley especial y produciéndose así una “comercialización del derecho civil”. Asimismo, “el precepto
constituye una función del derogado art 1185 bis del Cod Civil y del art 146, ley 24522 de concurso y quiebras. El nuevo
texto mantiene la redacción de la ley anterior, con algunas incorporaciones que provienen de las soluciones imperantes
en la doctrina y la jurisprudencia. Diferencias entre el anterior y el nuevo texto legal: A) EXIGENCIA DE FECHA
CIERTA: Se presenta el impacto con la relación al art 146 de la LC, dado que de él no resulta una exigencia para la
oponibilidad del boleto la existencia de fecha cierta. Tampoco esta última es una exigencia que resultaban del art 1185
bis del Cod. Civil. El CCCN parece cerrar el debate y opta por exigir fecha cierta para la oponibilidad del boleto, también
se exige el art 1170 para que este prevalezca sobre las medidas cautelares trabas sobre el bien raíz. Se denomina
fecha cierta a la fecha que tiene autenticidad, o sea que se la reputa verídica por si misma, al estar escrita en los
instrumentos. La exigencia o no de fecha cierta como recaudo para ser oponible el boleto de compraventa de inmuebles
a la quiebra del vendedor es uno de los temas más álgidos en esta materia. Frente al art 146 de la LC y al art 1185 bis
del Cod Civil que no requieren fecha cierta, se presentaron dos posiciones en la doctrina y en la jurisprudencia. Una
posición sostuvo que no era necesario exigir la fecha cierta del boleto de compraventa atento a que dicho recaudo no
era exigido por la ley y que no podía considerarse al concurso como un tercero ajeno a la relación contractual existente
entre las partes. Otro sector de la doctrina considero que pese al silencio de la ley, la fecha cierta del boleto de
compraventa era un requisito ineludible por aplicación del art 1034 del Cod. Civil, según el cual los instrumentos
privados aun después de reconocidos, no prueban contra terceros o contra los sucesores por título singular la verdad de
la fecha expresada en ellos. Se considero que la exigencia de la fecha cierta otorgaba transparencia a la operación y
que constituía un elemento importante a la hora de inclinarse por su veracidad. Existían diversos fallos que se inclinaron
por la exigibilidad de la fecha cierta y otros que se colocaron en una posición intermedia por cuanto, si bien partían de la
exigibilidad de la fecha cierta, sostenían que la inexistencia de fecha cierta no invalidaba el contrato cuando existían
elementos probatorios que permitiesen inferir la oportunidad y sinceridad del acto. GRAZIABLE opino que si bien la
fecha cierta no es exigida expresamente, “debe quedar acreditado de alguna manera que el contrato es anterior a la
sentencia de quiebra”. Agregando “si bien es cierto que el concurso es un tercero en la relación jurídica nacida del
boleto, la ley no exige expresamente como recaudo de oponibilidad de la fecha cierta, siendo solamente exigible, por
principios concursales inamovibles, que el contrato aparezca de fecha anterior a la quiebra en forma fehaciente”.
CASADIO MARTINEZ sostuvo que “si bien la fecha cierta puede faltarle al boleto, es ineludible que se brinde al
magistrado la certidumbre fáctica de la existencia anterior del instrumento, previo a la apertura del concurso, pudiendo,
no obstante, suplirse su falta acreditando la posesión y buena fe del adquirente. B) PAGO MINIMO DEL 25% DEL
PRECIO: Ya se encontraba previsto en el art 1185 bis del Cod. Civil y en el art 146 de la LC. El pago de ese porcentaje
debe haber acontecido antes de la falencia. Frente al art 1185 bis del Cod Civil y al art 146 de la LC la doctrina se ha
preguntado porque es porcentaje y no otro. BOQUE “porcentaje antojadizo aunque ineludible, que parece tener
antecedente en la ley de loteos 14005, en tanto que establece el art 7 que el comprador puede reclamar la escrituración
después de pagar ese porcentaje. RIVERA, al exigir el pago del 25% del precio la ley realiza un fraccionamiento
producido a través de un corte numérico, señalando que sin duda estos fraccionamientos son arbitrarios, pero es el
resultado de la imposibilidad de indagar las condiciones infinitas de cada uno de los casos o de las personas, por ello la
ley debe efectuar este fraccionamiento y el juez no puede apartarse de él. El CCCN estable que ese pago del 25% debe
ser como “mínimo”. La expresión “mínimo” no aparece ni en el art 146 de la LC ni en el art 1185 bis del Cod. Civil. Con
el agregado la oponibilidad del boleto a la quiebra del vendedor, aun cuando se hubiera pagado un porcentaje menor.
ROITMAN trae a colaboración un fallo de la Cámara Civil y Comercial de Córdoba, en donde se admitió la oponibilidad
del boleto de la quiebra del vendedor cuando se había pagado el 22% del precio. Desde otro punto de vista se mantiene
la exigencia en relación con la buena fe del adquirente. a) Otorgamiento Judicial de la escritura pública: Si se
cumplen las exigencias legales el juez debe disponer el otorgamiento de la escritura pública. El precepto del CCCN se
asemeja al art 146 de la LC y supera al art 1185 bis del Cod. Civil en este ultimo el otorgamiento de la escritura pública
por el juez se expresaba de manera potestativa (podrá). La diferencia sustancial entre los citados arts se encuentra en
que en el último se indicaba que el juez “podrá” otorgar la escritura traslativa de dominio. Por lo tanto, conforme al
régimen concursal el otorgamiento de la escritura traslativa de dominio era un imperativo para el juez (deberá) en tanto
que el Cod. Civil derogado se legislaba como una facultad del magistrado (podrá). El CCCN se inclina por el criterio
imperativo previsto por el art 146 de la LC. ESPER señala que “se unifica, asi, la directriz prevista en el art 146, ley
24522, que también obliga al juez a disponer esa medida, y mejora la expresión potestativa (podrá) que contenía el
desaparecido art 1185 bis Cod. Civil. En la jurisprudencia se ha dicho que si la escrituración deviene imposible por no
encontrarse el bien en el patrimonio del fallido, la obligación se transforma en dineraria y compromete el porcentaje del
precio pactado calculado sobre el valor del bien al tiempo de la declaración de quiebra, siendo debida en los términos
del acuerdo. Ante la imposibilidad de condenar a la fallida a otorgar una escritura traslativa de dominio de un inmueble,
enajenado por boleto a favor de la parte dominio de un inmueble, enajenado por boleto a favor de la parte in bonis,
corresponde rechazar la escrituración que se pretende y transformar la obligación de escriturar en la de pagar daños y
perjuicios. En la doctrina se indica que si deviene de imposible cumplimiento la sentencia que condena a escriturar, la
regla indica que aquella no genera responsabilidad por daños y perjuicios en virtud de lo dispuesto por el art 142 LCQ.
b) Cumplimiento de la prestación del comprador: La ultima parte del art 1171 del CCCN dispone que “el comprador
puede cumplir sus obligaciones en el plazo convenido. En caso de que la prestación a cargo del comprador sea a plazo,
debe constituirse hipoteca en primer grado sobre el bien, en garantía del saldo de precio”. De este modo, la solución
prevista en la última parte del art 146 de la LC que expresa que “el comprador podrá cumplir sus obligaciones en el
plazo convenido. En caso de que la prestación a cargo del comprador fuere a plazo deberá constituirse hipoteca en
primer grado sobre el bien, en garantía del saldo de precio”. En consecuencia el contrato entre comprador y vendedor
ahora fallido se mantiene en las mismas condiciones que las originariamente pactadas. El comprador deberá cumplir la
prestación pendiente a su cargo. El supuesto de que la prestación a cargo del comprador fuese a plazo, este se
mantiene. Si el juez otorga la escritura traslativa de dominio se deberá otorgar en garantía del saldo de precio hipoteca
de primer grado sobre el bien. Mas alla de lo dispuesto nada impide que el vendedor renuncie al plazo acordado para la
integración del saldo de precio y decida abonarlo anticipadamente con la anuncia del juez de la quiebra. La solución
legal –prevista en el art 146 LC y art 1171 del CCCN- del mantenimiento del plazo acordado recibe críticas de algunos
autores. MARTORELL dicha decisión del legislador no es acertada ni funcional preguntándose hasta cuando se habrá
de extender el iter liquidativo. MAFFIA habría que preguntarle a mandrake como se compatibilizaba esta prescripción
con los 4 meses del art 217. GRISPO “Tal cuestión nos resulta, cuanto menos escandalosa, pues si tenemos en cuenta
el carácter eminentemente liquidativo de la quiebra, los problemas prácticos que traerá aparejado la aplicación de esta
nueva regla legal serán disparatados. Sería conveniente establecer, de lege ferenda, que en el caso de que el
comprador optara por escriturar, pague en dicho acto el saldo total del precio”. No compartimos las críticas expuestas,
en razón la norma que analizamos en su génesis procura la tutela del adquirente por boleto, el que se presenta como un
sujeto débil frente a la quiebra del vendedor. Si se exigiera que, ante la quiebra del vendedor, el comprador deba verse
obligado a perder el plazo acordado y abonar el saldo del precio de manera anticipada, el legislador avasallaría lo
acordado entre las partes y perjudicaría al sujeto que tiende a tutelar. Además, el comprador podría sufrir un perjuicio
mayor, perdiendo su derecho a la escrituración ante la imposibilidad de cumplir anticipadamente con el saldo del precio.
En tal sentido, ESPER indica que “la norma concluye con una medida protectoria del derecho del comprador del boleto,
para que no vea reducida su posibilidad de oponer el boleto al concurso o quiebra del enajenante”.

69. Conclusiones. La regulación de la oponibilidad del boleto de compraventa de inmueble a la quiebra del vendedor
fue una forma de dar una respuesta desde lo jurídico a un grave problema social que se presentaba en las décadas de
1950 y 1960 se procuro tutelar al adquirente por boleto de compraventa frente a la quiebra de empresas constructoras.
El art 1171 del CCCN consideramos que no era necesaria la incorporación de esta norma, sino que bastaba con la
regulación prevista en la LC. El citado art impacta en el art 146 de la LC en consecuencia, a partir de su entrada en
vigencia, para la oponibilidad del boleto de compra vente inmobiliaria a la quiebra o concurso del vendedor,
necesariamente el instrumento debe tener fecha cierta. Se incorpora un recaudo que no surge del art 146 de este modo
se termina las discusiones en la doctrina y en la jurisprudencia en este punto. En cuanto a la exigencia del pago del
25% sea como mínimo procura evitar alguna jurisprudencia que en el caso concreto dispuso que aun pagándose un
porcentaje menor, igualmente podía oponerse el boleto de compraventa inmobiliaria a la quiebra o concurso del
vendedor.

C) LA CESION DE DERECHOS FRENTE A LOS PROCESOS CONCURSALES.

70. Introducción. El CCCN suprime la cesión de créditos que contenía el Cod. Vélez y la reemplaza por la cesión de
derechos. La cesión de derechos en el CCCN establece una nueva metodología, superando el Cod. derogado que
regulaba disposiciones que referían a la cesión de derechos que no eran créditos, omitiendo a su vez regular la cesión
de contratos y conteniendo escasas disposiciones sobre las cesiones de derechos hereditarios. En esta nueva
metodología bajo la designación de cesión de derechos se establecen una serie de disposiciones generales sobre la
cesión de derechos y luego se reglan subtipos de la figura. La doctrina expresa “en primer lugar incluye algunas
disposiciones relativas a la cesión de derechos en general y posteriormente regula algunos subtipos que ameritan
normas especificas teniendo en cuenta las particularidades del negocio o de los derechos cedidos (arts 1614 a 1640).
Es decir, el tipo contractual genérico comprende otros subtipos específicos tales como la transmisión de créditos (art
1614 a 1631), de deudas (art 1632 a 1635), de posición contractual (art 1636 a 1640), de herencia (art 2303 a 2309), de
créditos en garantía (art 1615) y la cesión de créditos prendarios (art 1625). Se introducen ciertas innovaciones
interesante que estaban reconocidas y relativamente tratadas por la doctrina civilista y notarialista argentina, pero no
encontraba reposo directo en algún art especifico del Cod. Civil. El CCCN regula la cesión de derechos como una figura
contractual autónoma, superando el criterio que la disciplina como un cap. de la transmisión de los derechos dentro del
marco de la teoría general de las obligaciones. El art 1614 de “definición” califica a la figura expresando que hay
contrato de cesión “cuando una de las partes transfiere a la otra un derecho. Se aplica a la cesión de derechos las
reglas de la compraventa, de la permuta o de la donación, según que se haya realizado con la contraprestación de un
precio en dinero, de la transmisión de la propiedad de un bien, o sin contraprestación, respectivamente, en tanto estén
modificadas por las de este cap.”. Asimismo, el nuevo texto legal estatuye la integración normativa de esta figura con las
normas que regulan la compraventa, la permuta o la donación. Además depende de que se haya acordado o no una
contraprestación a cargo del cesionario. Resultara transcendental el art 1616 que refiere al objeto de la cesión este
representa una gran amplitud. Bajo la denominación de “derechos que pueden ser cedidos” dispone que “todo derecho
puede ser cedido, excepto que lo contrario resulte de la ley, de la convención que lo origina, o de la naturaleza del
derecho”. COMPAGNUCCI DE CASO indica que el art 1616 establece una regla que resulta abarcado de casi todos los
derechos e implica que aun los derechos condicionales, dudosos, litigiosos, eventuales, aleatorios, tienen la cualidad
intrínseca de su credibilidad.

71. Incidencia en el régimen concursal Respecto a la incidencia de la nueva regulación de la cesión de derechos
sobre el régimen concursal, nos interesa analizar de manera especial el art 1623. El citado precepto alude a la
oponibilidad de la cesión de derechos a la quiebra o concurso del cedente. Bajo la denominación de “quiebra o concurso
del cedente” establece que “en caso de concurso o quiebra del cedente, la cesión no tiene efectos respecto de los
acreedores si es notificada después de la presentación en concurso o de la sentencia declarativa de la quiebra”. La
norma resulta similar a la contenida en el art 1464 del Cod. Civil de 1869 con algunas variantes en su redacción que
suministran claridad y precisión en su aplicación práctica. La disposición del Cod Vélez expresaba “en caso de quiebra
del cedente, la notificación de la cesión, o la aceptación de ella, puede hacerse después de la cesación de pagos, pero
sería sin efecto respecto a los acreedores de la masa fallida, si se hiciese después del juicio de la declaración de
quiebra”. La misma tesis se mantiene en el nuevo art 1623 del CCCN solo que ahora se clarifican varias cuestiones. En
tal sentido, ya no refiere únicamente a la quiebra sino también al concurso del cedente. De este modo las cesiones de
derecho para que puedan oponerse al proceso concursal deberán ser notificadas al deudor cedido antes de la
presentación en concurso preventivo o de la declaración de la quiebra. El nuevo art 1623 avanza con respecto a su
fuente, el art 1537 del proyecto de 1998 dado que este no contemplaba la posibilidad de concurso, sino que solo refería
a la quiebra del cedente. La solución plasmada en el art 1623 la sostuvimos en diversas oportunidades. En distintos
trabajos de doctrina analizamos la verificación de derechos económicos o de beneficios económicos derivados de los
federativos en el concurso de entidades deportivas cedentes, donde expresamos que el art 1464 refería solo a la
quiebra, pero que debía ser aplicable también al concurso preventivo. En beneficio de esta interpretación el art 1464 no
mencionaba el concurso preventivo, debido a que nunca podía haber sido previsto por VELEZ en 1869, atento a que no
se conocía su existencia no solo en nuestro país sino en el extranjero. En efecto, el concurso preventivo como hoy lo
conocemos aparece con carácter provisorio y de experiencia en una ley Bélgica de 1883 adquiriendo en 1887 el
carácter definitivo. En nuestro país aparece legislado por primera vez con la ley 4152 de 1902 sin duda era imposible
que el codificador, al redactar el art 1464 tuviera en cuenta el concurso preventivo. Una vez legislado el concurso
preventivo, debía ser considera aplicable también a este proceso concursal. Incluso destacada doctrina cuando
analizaba esta norma aludía tanto a la quiebra como al concurso. En la actualidad la discusión ha sido superada, dado
que el art 1623 alude correctamente tanto a la quiebra como al concurso. Desde otro punto de vista, también nos parece
adecuado el art 1623 del CCCN que, con mejor técnica legislativa, alude a “la presentación en concurso o de la
sentencia declarativa de la quiebra”. Con esta redacción se superan las discrepancias que se suscitaban con relación al
art 1464 del Cod. Civil que utilizaba la expresión “juicio de declaración de quiebra”. Por lo tanto, la cesión no será
oponible al proceso concursal si la notificación se efectúa con posterioridad a la presentación en concurso preventivo o
a la sentencia de quiebra. Los momentos temporales que establece el art 1623 son los correctos, dado que en el
concurso preventivo la fecha de corte patrimonial está determinada por la presentación en concurso preventivo y no por
la sentencia. El concurso preventivo comprende en su faz de universalidad subjetiva a todo pretenso acreedor de causa
o titulo anterior a la fecha de interposición de la demanda de concurso preventivo. En caso de proceso concursal de
salvataje de entidades deportivas para determinar la fecha de notificación y su oponibilidad a la quiebra hay que
atenerse al proceso concursal que lo procedió. Si se llego al salvataje procedido de un concurso preventivo, la
oponibilidad se sujeta a que la notificación se haya efectuado antes de que el concursado opte por continuar el proceso
bajo el régimen de salvataje. Si el salvataje se aplica de manera oficiosa, en caso de quiebra hay que atender a la fecha
de la sentencia declarativa de la quiebra. Consideramos que el art 1623 aventaja al art 1464 del Cod. Civil en orden a
presentar una redacción mas clara y completa.

D) LOS CONTRATOS DE AGENCIA, CONCESION Y DISTRIBUCION Y SU RESOLUCION POR QUIEBRA

72. Introducción Relacionaremos el art 147 de la LC que establece los contratos de agencia, concesión y distribución
se resuelven por quiebra, con las disposiciones que regulan los citados contratos en el CCCN.

73. El artículo 147 de la LC. “Contratos con prestación personal de fallido, de ejecución continuada y normativos”,
expresa que “los contratos en los cuales la prestación pendiente del fallido fuere personal e irremplazable por cualquiera
que puedan ofrecer los síndicos en su lugar, así como aquellos de ejecución continuada y los normativos, quedan
resueltos por la quiebra. Los contratos de mandatos, cuenta corriente, agencia y concesión o distribución, quedan
comprendidos en esta disposición”. El art establece que los contratos que allí se mencionan se resuelven de pleno
derecho. La resolución de estos contratos opera OPE LEGIS por la existencia de la quiebra, sin que sea necesario el
dictado de un auto judicial para producir la resolución contractual. Respecto al funcionamiento GRAZIABILE expresa
que “en principio, se entiende que la resolución del contrato se produce cuando cualquiera de las partes, sin importar el
lugar ocupado en la relación jurídica contractual, se encuentra fallida. Únicamente debe exceptuarse el caso de
contratos con prestaciones INTUITU PERSONAE, en tal supuesto, solo se resuelve cuando el quebrado sea el que
debe satisfacer la prestación. La doctrina señala que la enumeración de contratos que se realiza en el precepto es
meramente enunciativa, y por lo tanto queda comprendido cualquier contrato que presente una prestación personal e
irremplazable del fallido o aquel cuya continuación sea incompatible con la finalidad liquidativa de la quiebra. Categorías
de contratos que se mencionan en la norma: A) CONTRATOS EN LOS CUALES LA PRESTACION DEL FALLIDO
FUERE PERSONAL E IRREMPLAZABLE: Alude a los denominados “contratos intuitu personae” ROUILLON se refiere
a aquellos contratos en los que la prestación no puede ser cumplida después de la quiebra, o al menos, no puede serlo
con igual nivel de calidad”. B) CONTRATOS DE EJECUCION CONTINUADA: Se denomina también de tracto sucesivo.
Atendiendo a la influencia del tiempo en el cumplimiento de las prestaciones los contratos se clasifican en de ejecución
instantánea o de ejecución continuada. Los primeros son aquellos en los que la prestación se cumple en un solo acto y
con ella queda agotado su contenido. Los segundos son aquellos en los cuales las prestaciones se cumplen a largo
tiempo, en momentos diferentes, no se agotan en un solo acto. Asimismo, indica que “son aquellos que tiene por
contenido una prestación o prestaciones cuya ejecución necesita prolongarse en el tiempo”. La clasificación de los
contratos de ejecución instantánea y de ejecución continuada no se encuentra contemplada de manera expresa por el
CCCN. Este último, entre los arts 966 a 970, contiene una clasificación de los contratos en 5 categorías. FASSI y
GEBHARDT sostienen que “si la empresa del fallido ha de liquidarse, no se explicaría mantener la obligación de seguirle
entregando bienes que solo son útiles si la empresa continuara”. GRAZIABLE señala que “la liquidación que importa la
quiebra impone como lógica la resolución de estos contratos, pues existirá imposibilidad de cumplimiento por parte de la
fallida y carecerá de sentido también, ante el cese de la actividad, que se la siga cumpliendo por parte del tercero IN
BONIS. Ello, según si el fallido es sujeto activo o pasivo en el contrato. Se trata de contratos que duran en el tiempo y la
quiebra interrumpe esa particularidad temporal y la posibilidad de cumplimiento. La excepción es que haya dispuesto la
continuación de la explotación de la empresa en quiebra (arts 190 inc 5 y 191 inc 6 de la LC). En sentido afirmativo
ROITMAN pone el ejemplo de un contrato de suministro, donde siendo el fallido el proveedor y quedando mercaderías
en existencia a la fecha de la quiebra resulta mejor que los bienes se liquiden por esta vía que por la del remate. En
sentido negativo GRAZIABILE indica que “no creemos que otra excepción sea la conveniencia en la liquidación, porque
el art 147 LCQ impone la resolución”. Asimismo, existen casos de contratos de ejecución continuada que por imperio del
propio legislador no se resuelven con la quiebra, por ej. El contrato de locación (arts 157 incs 1 y 2) y el contrato de
trabajo (art 196). C) CONTRATOS NORMATIVOS: NICOLAU “es un contrato que las partes estipulan en previsión
eventuales y futuros contratos, con la finalidad de establecer las condiciones que ellos deberán respetar. Establecen
normas generales que acuerdan el marco en que deben insertarse los eventuales contratos. También indica que son
contratos marco que establecen las condiciones generales de futuras contrataciones que pueden darse o no”. Los
contratos normativos son una especie dentro del género de los contratos preparativos, que fijan el marco para la
celebración de futuros contratos. Por eso, se indica que la mención en el art 147 de la LC no resulta relevante. El
fundamento de la resolución del contrato normativo obedece a que frente a la quiebra resulta imposible que se
concreten los contratos previstos por aquel. ROITMAN es el caso de resolución IPSO IURE por excelencia, puesto que
no pueden mantenerse en pie normas que solo persiguen contemplar casos eventuales, que no pueden materializarse
en la quiebra, pues la empresa o el comerciante fallido entran en estado de liquidación. La doctrina señala que la
excepción a la resolución de estos contratos está dada por el supuesto de continuación de la explotación de la empresa
en quiebra. D) CONTRATOS DE MANDATO, CUENTA CORRIENTE, AGENCIA Y CONCESION O DISTRIBUCION: El
art 147 de la LC en su parte final establece que quedan comprendidos en la disposición. En principio, estos contratos se
resuelven como consecuencia de la quiebra. Distintos supuestos de contratos de ejecución continuada. Se celebran
teniendo en cuenta la confianza de las partes y en cierta medida las particularidades de los contratantes, siendo por ello
también en cierta medida las particularidades de los contratos intuitu personae. Si el legislador no los mencionara,
igualmente quedarían comprendidos en la norma del art 147 de la LC. El contrato de mandato se distingue según el
fallido sea mandante o mandatario. En el primer caso, los apoderamientos quedan resueltos por regla general, salvo
aquellos que refieran a cuestiones no alcanzadas por el desapoderamiento. Ej: si el fallido otorgo un poder a un
abogado para terminar un juicio de divorcio, y este no se lo resuelve. En el segundo supuesto, en principio opera la
resolución de los mandatos otorgados al fallido. El fundamento de la solución legal reside en que el fallido con el
desapoderamiento queda privado de la facultad de administrar y disponer sus bienes. Además, la quiebra provoca la
pérdida de la confianza depositada por los terceros sobre el fallido. ROITMAN “El pilar sobre el que reposa este
contrato es esa confianza tenida en cuenta por el poderante al momento de contratar. Esa condición de validez debe
mantenerse incólume durante todo el curso de ejecución del contrato, es decir, el periodo dentro del cual el apoderado
ejecutara las órdenes y encargos de su mandante. La doctrina menciona que no hay interviniente para que, conocida la
quiebra del mandatario, el mandante otorgue un nuevo poder, siempre que dicho mandato no se contraponga con el
nuevo régimen de inhabilitación falencial. Asimismo, con el art 108 inc 4 de la LC no se resuelve el mandato otorgado
por el conyugue del fallido para que este administre sus bienes propios. Respecto a la cuenta corriente el art 147 no
distingue si alude a la bancaria o a la mercantil. Se concluye que quedan comprendidas las dos especies. La resolución
de este contrato se funda en el desapoderamiento, en virtud del cual el fallido queda privado de la facultad de
administrar y disponer de los bienes. La quiebra afecta la esencia de este contrato, que reside en la confianza mutua
que se tienen los contratantes. Como bien acota ROITMAN, la resolución es consecuencia natural de los fines del
proceso de quiebra: la liquidación de los activos del fallido para la satisfacción de los créditos de sus acreedores.
Excepcionalmente, en caso de continuación de explotación de la empresa en quiebra, el juez a cargo del proceso
concursal, mediante una resolución fundada, puede disponer la continuación del contrato de cuenta corriente mercantil,
atendiendo a la naturaleza del contrato y la conveniencia para el concurso. En el caso de la cuenta corriente bancaria
sostenemos que los fundamentos de la solución legal responden tanto a la naturaleza de la figura contractual que
analizamos, a razones prácticas y a las finalidades del proceso concursal. En primer término, el contrato de cuenta
corriente bancaria es intuitu personae, dado que el banco seguramente antes de abrir una cuenta corriente a una
persona analizara las cuestiones personales de quien va a ser su cliente, examinando su situación financiera y demás
condiciones de solvencia. La persona que solicita la apertura de una cuenta corriente en un banco, se vinculara a el
teniendo en cuanta las características particulares de esa entidad financiera. En segundo lugar, las razones prácticas
obedecen a que una vez declarada la quiebra el fallido es desapoderado de sus bienes, quedando privado de la facultad
de administrar y disponer de ellos quedando privado de la facultad de administrar y disponer de ellos. No tendría sentido
mantener una cuenta corriente inmovilizada, que por otra parte, si registra saldo acreedor, los fondos deben ser
transferidos a una cuenta judicial a la orden del juez de la quiebra. En tercer lugar, la quiebra es un proceso
eminentemente liquidativo que requiere una rápida y eficaz realización del activo para pagar a los acreedores
concurrentes. Un tema complejo, es analizar si el contrato de cuenta corriente se extingue o no ante la apertura de un
concurso preventivo. La controversia se suscita dado que es habitual que, al suscribirse el contrato de cuenta corriente
bancaria, se estipule que una de las causales de resolución del contrato es la quiebra o concurso del cuenta corriente.
Consideramos que no puede disponerse el cierre de la cuenta corriente por la presentación o la apertura del concurso
preventivo con las siguientes argumentaciones: 1) el cierre de una cuenta corriente atenta contra el principio de la
conservación de la empresa. ALEGRIA “en el concurso preventivo la conservación de la empresa se muestra con 2
facetas íntimamente vinculadas, como un fin último del proceso a través del acuerdo logrado por el deudor o incluso por
terceros, dentro de un marco de mayor amplitud y diversificación de medios, como lo expresaba la “Exposición de
motivos” de la ley 19551 y también orientando a ese fin como un instrumento necesario para su consecución durante el
proceso que ordinariamente debe desembocar en un acuerdo. Consideramos que el mantenimiento de la cuenta
corriente resulta imprescindible para una empresa concursada, dado que por medio de ella puede pagar sueldos al
personal, pagar de manera bancarizada a sus proveedores y realizar cobros mediantes la transferencia de fondos que
terceros –clientes- le efectúen en dicha cuenta 2) Con relación a lo expuesto en el punto precedente, tenemos que
tomar en consideración la distinta finalidad de la quiebra con respecto al concurso preventivo. La extinción de la cuenta
corriente en la quiebra se fundamenta en la finalidad liquidativa de dicho proceso. La quiebra es un instituto ideado para
los acreedores que persigue liquidar de un modo ordenado el patrimonio del deudor insolvente, a fin de obtener un
producido que se ha de repartir entre los acreedores conforme al orden de prioridades concursales. Por el contrario, el
concurso preventivo no hay liquidación sino que lo que se busca es reestructurar el patrimonio del deudor insolvente. Es
un instituto pensado principalmente para el deudor, otorgarle una oportunidad para que pueda superar la insolvencia
mediante un acuerdo con los acreedores y evitar así la liquidación del activo. 3) Además apoya nuestra tesitura apoya
que no hay una norma dentro de la regulación del concurso preventivo que expresamente disponga la extinción del
contrato de cuenta corriente como si existe en la quiebra. el proceso concursal liquidativo del art 147 de la LC que así lo
prevé. A contrario sensu, si el legislador hubiese querido que la apertura concursal causara la extinción del contrato de
cuenta corriente bancaria lo hubiera establecido de manera expresa. Por lo tanto, es de toda lógica suponer que el
contrato de cuenta corriente debe continuar. 4) También avala la posición que expresamos la ley titulada como de
“prevención de la evasión fiscal” o también denominada “ley antievasion fiscal” (25.345), que bancarizo todo pago
superior a pesos un mil, determinando que en caso que no se observen las formas que indica el precepto no tendrán
efecto alguno. Por lo tanto, es indudable que para que pueda operar normalmente una empresa concursada será
menester que se mantenga la cuenta corriente. La sentencia de quiebra resuelve el contrato de agencia. Expresamente
lo establece en la última parte del art 147 de la LC. En cuanto la solución legal se indica que resulta comprensible en
punto a que la actividad personal del fallido no puede ser reemplazada por el síndico, impidiéndose de esta manera la
continuación del contrato de agencia. Excepcionalmente, podría continuarse el contrato de agencia en caso de que se
ordene la continuación de la explotación de la empresa en quiebra y la prestación pueda ser cumplida por el síndico. En
el caso del contrato de concesión caben las mismas consideraciones que en el de agencia. Excepcionalmente, podría
continuarse el contrato de agencia en caso de que se ordene la continuación de la explotación de la empresa en quiebra
y la prestación pueda ser cumplida por el sindico. En el caso del contrato de concesión caben las mismas
consideraciones que en el de agencia. Se trata de un contrato intuitu personae y de ejecución continuada, que se
resuelve con la sentencia de quiebra. Solo en el supuesto excepcional de continuación de la explotación en quiebra, el
juez del concurso, mediante resolución fundada puede disponer que no se resuelva la concesión.

74. Regulación en el Código Civil y Comercial de la Nación.

a) Representación. Instituto regulado entre los arts 358 a 381. En el art 380 bajo el título de “Extinción” se enumeran
los supuestos en los que el poder se extingue. En el inc g del citado precepto se establece como causal de extinción a
“la quiebra del representante o representado”. En cuanto al fundamento de la solución legal se indica que se debe al
“carácter imprescindible que tienen las partes del vínculo representativo”.

b) Cuenta corriente bancaria. El CCCN se limita a confirmar la solución prevista en el art 147 de la LC. El art 1404
indica las distintas causales de cierre de la cuenta corriente. El precepto es el art 1328 del proyecto de 1998. El texto
avanza respecto al art 792 del Cod. de Comercio, en el sentido de que este solo contenía la causal indicada en el ahora
inc a del art 1404 del CCCN. El cód. de Comercio solo refería a la causal a la que alude el inc A: “Por decisión unilateral
de cualquiera de las partes, previo aviso con una anticipación de 10 días, excepto pactado en contrario”. En el inc B del
art 1404 se indica como causal de cierre de la cuenta la “quiebra, muerte o incapacidad del cuentacorrentista”. Asi se
ratifica la solución del art 147 de la LC. Es importante destacar que el texto solo menciona a la quiebra. no se refiere al
concurso preventivo. Por lo tanto el CCCN consagra la solución sostenida por la mayoría de la doctrina y la
jurisprudencia en orden a que solo la quiebra y no el concurso preventivo producen la resolución del contrato de cuenta
corriente bancaria.

c) Cuenta Corriente. Art 1441 contempla las causales de extinción de la cuenta corriente. “Son medios especiales de
extinción del contrato de cuenta corriente: a) la quiebra, la muerta o la incapacidad de cualquiera de las partes” la
solución concuerda con el art 147 de la LC. La doctrina sostiene que “también se entiende que el concurso y la
disolución de la sociedad priva a los contratantes de su capacidad”. No compartimos esta afirman que lleva a sostener
que la cuenta corriente se extinguiría también en el supuesto de concurso preventivo. Si el legislador hubiera pretendido
que el concurso preventivo extinga el contrato de cuenta corriente o hubiera establecido expresamente. Pero no lo
menciona en el texto, solo alude a la quiebra. Debe tenerse especialmente en cuanta que el concurso preventivo el
deudor no es desapoderado. Por el contrario, conserva la administración de su patrimonio actuando bajo la vigencia del
sindico (art 15 de la LC). En el concurso preventivo supone la continuación de las actividades del concursado y persigue
la reestructuración del pasivo. El contrato de cuenta corriente solo se extingue ante la quiebra. El concurso preventivo
de cuenta corriente solo se extingue ante la quiebra. el concurso preventivo no extingue el contrato de cuenta corriente.

d) Agencia, concesión y distribución. El art 1494 refiere a otras causales de resolución. Las causales allí previstas,
de la agencia, se aplican al contrato de concesión –en virtud al art 1509- y al contrato de distribución –art 1511- . El art
1494 expresa que el contrato de agencia “se resuelve por ….c) quiebra firme de cualquiera de las partes”. La solución
del art 1494 se corresponde con el art 148 de la LC. Objetamos la terminología de “quiebra firme” que utiliza el precepto.
Creemos que basta solo con la mención de quiebra. Al analizar el art 147 de la LC no se resuelven estos contratos si
media continuación de la explotación, y siempre que el mantenimiento del contrato sea posible por parte del sindico y
conveniente para los fines del proceso concursal. La doctrina sostiene que debe representarse la solución legal de la
resolución contractual. Expresa que “esta solución debería representarse pues hay que estar a las circunstancias del
caso y ponderar los fines específicamente concursales. Así como la continuidad contractual puede ser fructífera para el
supuesto de concurso preventivo y el objetivo de reorganización de la empresa: en el supuesto de la quiebra puede ser
necesario que el contrato no se resuelva para mejor vender la empresa en marcha”. Actualmente en una economía de
masas, y en una sociedad de consumo, es muy factible que existan alternativas de “rehabilitación” de cualquiera de los
emprendimientos por lo que sostener que la extinción es de pleno derecho, no parece coherente.

e) Franquicia. El CCCN no dispone respecto a si la quiebra de alguna de las partes causa la extinción del contrato de
franquicia. No obstante, HEREDIA indica que ella se produce en los términos del art 147 de la LC. Pese a que el
precepto de la LC no menciona expresamente a la franquicia se considera que dicho contrato queda comprendido entre
los que se resuelven como consecuencia de la quiebra.

E) CONTRATO DE FIANZA. EXCEPCION AL BENEFICIO DE EXCUSION EN CASO DE CONCURSO PREVENTIVO


O QUIEBRA DEL DEUDOR PRINCIPAL.

75. Introducción. El art 1574 del CCCN define el contrato de fianza expresando que “hay contrato de fianza cuando
una persona se obliga accesoriamente por otra a satisfacer una prestación para el caso de incumplimiento. Si la deuda
afianzada es de entregar cosa cierta, de hacer que solo puede ser cumplida personalmente por el deudor, o de no
hacer, el fiador solo queda obligado a satisfacer los daños que resulten de la inejecución”. Entre los arts 1583 a 1591 se
regulan los efectos entre el fiador y el acreedor. El art 1583 “Beneficio de excusión” expresa que “el acreedor solo puede
dirigirse contra el fiador una vez que haya excutido los bienes del deudor. Si los bienes excutidos solo alcanzan para un
pago parcial, el acreedor solo puede demandar al fiador por el saldo. La regulación del contrato de fianza y en particular
la consagración del beneficio de exclusión como regla implican en cierta manera una avancé del derecho civil por sobre
el comercial. El beneficio de excusión es una consecuencia del carácter subsidiario de la fianza. Significa que el
acreedor primero debe cobrarse con los bienes del deudor principal, procediéndose sobre el fiador cuando aquel no
tenga bienes. En doctrina se señala que “el beneficiario de excusión es el derecho que tiene el fiador de oponerse a la
ejecución de sus bienes hasta tanto se hayan ejecutado todos los bienes del deudor o este caiga en insolvencia”.

76. La pérdida del beneficio de excusión en caso de quiebra o concurso preventivo. El Cod. Civil en el art
2013 disponía “No le es necesaria al acreedor la previa excusión en los casos siguientes… 5) si el deudor hubiese
quebrado, o se hallare ausente de su domicilio de su domicilio al cumplirse la obligación”. El CCCN prevé las
excepciones al beneficio de excusión en el art 1584, en 4 incs. En el inc A se trata del supuesto que nos interesa. En
efecto se dispone que “el fiador no puede invocar el beneficio de excusión si: a) El deudor principal se ha presentado en
concurso preventivo o ha sido declarada su quiebra”. Ahora no solo es excepción al beneficio de excusión la quiebra,
sino también el concurso preventivo.

F) CONTATO A TÉRMINO

77. La regulación en la ley concursal. Art 153 de la LC, bajo la designación de contrato a termino dispone que “la
quiebra de una de las partes de un contrato a termino dispone que “la quiebra de una de las partes de un contrato a
término, producida antes de su vencimiento, acuerda derecho a la otra a requerir la verificación de su crédito por la
diferencia a su favor que exista a la fecha de la sentencia de quiebra. Si a esa época existe diferencia a favor del
concurso, el contratante no fallido solo está obligado si a la fecha del vencimiento del contrato existe diferencia en su
contra. En este caso debe ingresar el monto de la diferencia menor, optando entre la ocurrida al termino de la quiebra o
al termino contractual. Si no existen diferencias al momento de la quiebra, el contrato se resuelve de pleno derecho sin
adeudarse prestaciones. El contrato a término es aquel en que una de las partes se obliga al producirse el vencimiento
de un plazo a entregar una cosa determinada y conforme a un precio inicialmente establecido. Luego de ese plazo el
valor de la cosa hubiera variado, el comprador soportara el aumento o se beneficiara con la consiguiente disminución.
Tal sentido, ROITMAN señala que “las operaciones o contratos a término son aquellos en que las dos partes,
poniéndose de acuerdo sobre un precio, convienen de deshacer la operación a una época determinada, llamada
liquidación”. Respecto a estos contratos a término no se aplican las reglas de los contratos con prestaciones reciprocas
pendientes –art 144, LC- sino las establecidas específicamente en el art 153 de la LC. En este ultimo quedan
comprendidos aquellos que habiéndose concertados no se han consumado por estar pendientes. La doctrina ha
debatido si con la quiebra se produce la resolución del contrato o un vencimiento anticipado del término contractual. Es
ultimo se sostiene que “declarada la quiebra de cualquiera de los contratantes en un contrato a termino no consumado,
en principio se produce la caducidad del plazo pendiente (art 128 LCQ), lo que hace que la operación sea liquidada,
determinándose la existencia de diferencia o no. Al momento de la liquidación cabe determinar si existe diferencia o no
y, en su caso, si esa diferencia es a favor del cocontratante in bonis o a favor del fallido. En caso que exista diferencia a
favor del cocontratante in bonis deberá verificar su crédito como cualquier pretenso acreedor. El crédito es computado
en el pasivo concursal a la fecha de la sentencia de quiebra. Deberá verificar la diferencia que exista a su favor a la
fecha de la sentencia de quiebra. En el supuesto de que a la fecha de la sentencia de la quiebra se constante una
diferencia a favor del fallido, el contratante in bonis tiene derecho a que se respete el termino originario del contrato. De
este modo la quiebra no perjudica al cocontratante in bonis. En tanto que si a la fecha de la declaración de la quiebra no
existen diferencias a favor de ninguno de los contratantes el contrato se resuelve anticipadamente. No existe posibilidad
de reclamo alguno entre las partes por prestaciones pendientes.

78. El impacto del artículo 1429 del CCCN. Este art dispone las normas aplicables a los contratos celebrados en bolsa
o mercado. Establece “los contratos celebrados en una bolsa o mercado de comercio, de valores o productos, en tanto
estos sean autorizados y operen bajo contralor estatal, se rigen por las normas dictadas por sus autoridades y
aprobadas por el organismo de control. Estas normas pueden prever la liquidación del contrato por diferencia; regular
las operaciones y contratos derivados, fijar garantías, márgenes y otras seguridades, establecer la determinación diaria
o periódica de las posiciones de las partes y su liquidación ante eventos como el concurso, la quiebra o la muerte de
una de ellas, la compensación y el establecimiento de un saldo neto de las operaciones entre las mismas partes y los
demás aspectos necesarios para su operatividad”. El precepto ordena que las normas que dicten las entidades
autorizadas y aprobadas por el organismo de contralor pueden prever la liquidación ante eventos como el concurso o
quiebra de una de las partes. En consecuencia, el impacto que provoca el nuevo precepto en el art 153 de la LC radica
en que estas normas reglamentarias pueden disponer una solución diferente a la que establece el ordenamiento
concursal.
CAPITULO VII

DERECHO DE RETENCION, PRESCRIPCION Y PRIVILEGIOS

A) EL DERECHO DE RETENCION Y EL CONCURSO O QUIEBRA DEL DEUDOR.

79. Introducción. Dentro de la tutela jurídica del crédito, el derecho de retención es una figura pensada para garantizar
el efectivo cobro de la obligación contraída, que se integra dentro del sistema de garantías del crédito y de medios de
compulsión sobre el deudor. La figura del derecho de retención tiene sus inicios en el derecho romano. Sus
antecedentes se remotan a la exceptio doli, la facultad concedida al poseedor de buena fe que debía restituir una cosa
al propietario reivindicante que podía resistir esa restitución hasta que le fuera abonados los gastos necesarios y utiles
que hubiera realizado con anterioridad a la sentencia que le imponía la restitución. El CCCN regula al derecho de
retención entre los art 2587 a 2593. El art 2587 bajo el titilo de “legitimación” dispone: “todo acreedor de una obligación
cierta y exigible puede conservar en su poder la cosa que debe restituir al deudor, hasta el pago de lo que este le
adeude en razón de la cosa. Tiene esa facultad solo quien obtiene la detentación de la cosa por medios que no sean
ilícitos. Carece de ella quien la recibe en virtud de una relación contractual a titulo gratuito, excepto que sea en el interés
del otro contratante”.

80. La facultad de retención en caso de quiebra o concurso del acreedor de la restitución. Se encuentra prevista
en el art 2592 inc f el precepto bajo la denominación de “Efectos” alude a la facultad del retenedor. Así, expresa: “La
facultad de retención: … f) en caso de concurso o quiebra del acreedor de la restitución, la retención queda sujeta a la
legislación pertinente”. La fuente del art se encuentra en el art 2531 del Proyecto de 1998. En tal sentido, establecía que
“la facultad de retención: .. e) subsiste en caso de concurso o quiebra del acreedor de la restitución, con sujeción a la
legislación pertinente. También subsiste la garantía real por la que se sustituya”. A pesar de que la aparente similitud de
los 2 textos, existen profundas diferencias. El Proyecto de 1998 derechamente disponía que la retención subsistía con
sujeción a la legislación pertinente, en cambio el actual CCCN remite a la legislación pertinente. Es decir, no proclama la
subsistencia sino que remite a la LC. En definitiva, el actual CCCN en caso de concurso o quiebra del acreedor de la
restitución remite a la LC en virtud de la remisión la cuestión quedaría regida por lo disìesto por los arts 131 y 241 inc 5
de la LC.

81. Quiebra. En este ámbito el legislador concursal estableció 2 preceptos referidos al derecho de retención. El art 131
bajo el titulo de “Derecho de retención” expresa sobre bienes susceptibles de desapoderamiento, los que deben
entregarse al sindico, sin perjuicio del privilegio dispuesto por el art 241 inc 5. Cesada la quiera antes de la enajenación
del bien continua el ejercicio del derecho de retención, debiéndose restituir los bienes al acreedor, a costa del deudor.
Por su parte, el inc 5 del art 241 dispone que “tienen privilegios especial sobre el producido de los bienes que en cada
caso se indica… 5) lo adeudado al retenedor por razón de la cosa retenida a la fecha de la sentencia de quiebra. el
privilegio se extiende a la garantía establecida en el art 3943 del Cod. Civil.

A) Evolución del tratamiento del derecho de retención en caso de quiebra. El tratamiento tuvo un largo recorrido
hasta llegar a los textos precedentemente transcriptos. 1) LEY 17.771: En el art 3946 del Cod. Civil se incorporo un
tercer párr. Que expresaba que “el derecho de retención o la garantía otorgada en sustitución, subsiste en caso de
concurso o quiebra” 2) LEY 19.551: dispone lo siguiente: a) la suspensión del ejercicio del derecho de retención sobre
los bienes objeto del desapoderamiento b) el retenedor debía entregar la cosa al sindico c) la conversión de la retención
por un privilegio especial sobre retención no fue enajenada renace el derecho de retención. La cosa debe ser restituida
al acreedor retenedor para que continúe ejerciendo su derecho de retención con todos sus efectos. Esta solución es una
consecuencia de que la quiebra no provoca la extinción del derecho de retención sino solo su suspensión. 3) LEY
24.522: La ley mantiene el régimen de la ley 19551 sin embargo, con relación al privilegio especial acordado al acreedor
retenedor (art 241 inc 5 LC), prevalece o es postergado por los demás créditos cuyo privilegio especial recaiga sobre la
misma cosa, según que la retención haya comenzado a ejercerse antes o después del nacimiento de los créditos
privilegiados.

B) Análisis de la solución vigente. En el régimen vigente el derecho de retención frente a la quiebra del propietario de
la cosa retenida se basa en lo siguiente: 1) Declarada la quiebra se suspende el ejercicio del derecho de retención. El
retenedor deberá entregar la cosa retenida al síndico. El fundamento de esta solución se encuentra en la necesidad de
liquidar todos los bienes desapoderados. La suspensión del derecho de retención se mantiene a la espera de su
reanudación o de su extinción. Lo primero ocurrirá en el supuesto de que concluya la quiebra, en tanto que lo segundo
sucederá con la enajenación de la cosa retenida. 2) El retenedor obtiene el privilegio especial previsto en el inc 5 del art
241 que prevalece o es postergado por los demás créditos cuyo privilegio especial recaiga sobre la misma cosa, según
la retención haya comenzado a ejercerse antes o después del nacimiento de los créditos privilegiados. El asiento del
privilegio es el bien sobre el cual se ejerce la retención, es decir, el que ha dado lugar al nacimiento del crédito
incumplido. El privilegio se extiende exclusivamente al capital del crédito, en razón de que no se encuentra contemplado
en los supuestos de excepción que indica el art 242 de la LC. La carga de acreditar la fecha de iniciación del derecho de
retención recae sobre el retenedor, quien puede utilizar a tal efecto cualquier medio de prueba. 3) En caso de que
concluya la quiebra, el retenedor podrá continuar con la retención siempre que la cosa no se haya sido enajenada. El
legislador en el art 131 utiliza la expresión “cesada la quiebra”. Esta expresión resulta inadecuada desde el punto de
vista técnico, en razón de que no existe el instituto de la “cesación de la quiebra” por eso los términos indicados deben
considerarse como “conclusión de la quiebra”, entendida esta en un sentido amplio, es decir, comprensivo no solo de
los supuestos previstos en el cap. VII denominado “conclusión de la quiebra”, sino también en los casos que se produce
la revocación de la sentencia de quiebra al admitirse los recursos de reposición o levantamiento de la quiebra sin tramite
(arts 94 a 96) cuando se admite la conversión de la quiebra en concurso preventivo (arts 90 y ss) y cuando se declara la
nulidad de la sentencia declarativa de quiebra.

c) Contradicción entre el régimen del Cod Civil y la ley concursal. Existía una contradicción entre lo previsto por el
art 3946 del cod. civil y lo previsto por los arts 131 y 241 inc 5 de la LC. El art 3946, en su primera parte, expresaba que
“el derecho de retención no impide el ejercicio de los privilegios generales y el tercer y ultimo parr. del precepto decía
que “el derecho de retención o la garantía otorgada en sustitución, subsiste en caso de concurso o quiebra. la
contradicción surgió palmaria en razón de que el ordenamiento concursal ordena la suspensión y a cambio le concede
al retenedor un privilegio especial (arts 131 y 241 inc 5). Cierta doctrina señalo que prevalecía las disposiciones de la
ley concursal por ser posterior y por su especialidad. En la actualidad esta controversia desaparece con el art 2592 del
CCCN que remite a la “legislación pertinente” es decir, remite a la LC y de este modo se adopta la solución que se
propiciaba en la doctrina.

82. Concurso preventivo. A diferencia de lo que sucede en la quiebra, el ordenamiento concursal no regula
expresamente la suerte del derecho de retención frente al concurso preventivo. La doctrina señala que no se aplica la
solución de la quiebra. por lo tanto, el derecho de retención se mantiene. JUNYENT BAS y MOLINA SANDOVAL la
única alternativa que tiene el concursado es solicitar la sustitución por una garantía adecuada, de conformidad con el art
3943 del Cod. Civil hoy derogado y el art 17 de la LC. TANZI y FOSSACECA, “el concursado podrá solicitar la
suspensión del derecho de retención y el juez podrá ordenar, en caso necesario, el otorgamiento de una garantía
sustitutiva. Si posteriormente deviene la quiebra, el acreedor tendrá el privilegio del art 241 inc 5 de la LCQ. BARBIERI
el tema antes de la sanción de la ley 26086 sostuvo que podía efectuarse una aplicación extensiva del entonces art 21
inc 4 de la LC. El autor opina que la ley 24522 no contiene disposiciones expresas respecto al efecto de la apertura del
concurso preventivo sobre el derecho de retención que ejerce un acreedor sobre un bien del patrimonio del deudor
concursado. Teniendo en cuenta que este procedimiento no se aplica el efecto “desapoderamiento” previsto para la
quiebra, lo que implica, en otras palabras, que el deudor mantiene la administración del patrimonio con la vigencia de la
sindicatura entiendo que el derecho de retención puede continuar ejerciéndose sin ninguna complicación adicional. Esta
opinión podría avalarse con una interpretación extensiva del art 21 inc 4, de la normativa concursal. dicho precepto
dispone el mantenimiento de las medidas precautorias trabadas, salvo cuando recaigan sobre bienes necesarios para
continuar con el giro ordinario del comercio del concursado, cuyo levantamiento, en todos los casos, es decidido por el
juez del concurso, previa vista al sindico y al embargante. En consecuencia solo en aquellos supuestos en los que se
solicite la restitución del bien retenido mediante este tramite, si se justifican los extremos requeridos por la norma citada,
podrá determinarse la conclusión del derecho de retención y la devolución del bien al patrimonio del concursado. Parece
que el supuesto de marras debería ser legislado expresamente en el concurso preventivo, maxime cuando este
procedimiento tiende a preservar la continuidad empresarial, pudiendo el bien objeto de la retención ser indispensable
para ello. La doctrina critica que la reforma del CCCN no haya solucionado la cuestión que analizaremos en este punto,
se expresaba que la reforma en nada soluciona el tratamiento del derecho de retención en materia concursal preventiva,
manteniéndose el vacio legal que impera actualmente. En consecuencia, el CCCN remite a la legislación especial. En la
LC no encontramos ninguna norma que se refiera a que ocurre con el derecho de retención en caso de concurso
preventivo. En un futuro se impone la necesidad de regular esta cuestión expresamente en la LC a fin de evitar las
controversias que se suscitan en la doctrina y en la jurisprudencia.

83. Acuerdo preventivo extrajudicial. BARBIERI “en relación al acuerdo preventivo extrajudicial, no veo dificultad para
el mantenimiento del ejercicio de la retención si no se pacta lo contrario en el instrumento contractual respectivo en el
que, reitero, prima el principio de la libertad de su contenido (art 71). Si los suscriptores del acuerdo deciden hacer cesar
o suspender el ejercicio de dicho derecho, será necesaria la conformidad del retenedor en tal instrumento.

B) LA PRESCRIPCION DE LAS OBLIGACIONES TRIBUTARIAS.

84. Plazo genérico de prescripción. El CCCN trae 2 clases de prescripción en el Libro Sexto, titulado “Disposiciones
comunes a los derechos reales y personales”, Título I “Prescripción y caducidad”. En el Cap. I (arts 2532 a 2553), se
han legislado todas las cuestiones comunes a la prescripción adquisitiva y a la liberatoria, tales como su carácter
imperativo, los sujetos de la prescripción, la renuncia y sus efectos, suspensión e interrupción, y dispensa, entre otras.
En el Cap. 2 (art 2554 a 2564) trata de la prescripción liberatoria. El art 2560 establece un plazo genérico de 5 años.
Dispone que el plazo de la prescripción “es de 5 años excepto que este previsto uno diferente en la legislación local”. En
el plazo de la prescripción genérico se observa una diferencia con el art 4023 del Cod. Vélez y el art 846 del Cod.
Comercio que establecían un plazo ordinario de 10 años. Un extenso plazo de 10 años no encontraba justificativo en
nuestro tiempo. La tendencia es reducir los plazos de prescripción, debido entre otros motivos, a los avances de las
comunicaciones. En el CCCN se establecen plazos especiales en el art 2561,un plazo de prescripción de 2 años en el
art 2562 y un plazo de prescripción de 1 año en el art 2564.

85. La doctrina de la CSJN sobre la prescripción de las obligaciones tributarias. La CSJN adopta la tesis de que
las provincias no pueden legislar en materia de prescripción de los tributos. En este sentido, hay que citar lo resuelto en
la causa “filesa” a este decisorio se indica que es el procedente más importante hasta el momento puesto que la misma
CSJN lo utiliza como leading case para resolver causas similares se sostiene que “se ha erigido en un verdadero hito en
la materia y ha sellado el destino de todos los casos que se sucedieron con posterioridad. En este caso, el alto tribunal
sostuvo que las normas provinciales que reglamentan la prescripción en forma contraria a lo dispuesto en el Cod. Civil
resultan inválidas, la prescripción no es un instituto propio del derecho público local sino un instituto general del
derecho. Respecto a este fallo de la Corte se sostiene que “representa un importante antecedente no solo por sus
fundamentos, que no descuidan tampoco la relación “autonomía provincial y autoabastecimiento tributario de las
provincias”, sino porque simplifica la tramitación de los expedientes iniciados tardíamente, luego de años de inactividad,
favorece la seguridad jurídica de los sujetos pasivos por deudas tributarias no intimadas oportunamente, y resulta
asimismo un aliciente para la necesaria agilización de los procesos burocráticos de las administraciones locales.
También señala que “de modo tal que el alto tribunal ha definido una antigua discusión entre quienes adhieren a la tesis
jusprivatista y aquellos otros que adhieren a la posición iuspublicista en la relación habida entre el derecho común y el
tributario. Entre quienes apoyan la proyección del derecho común, contenidos en los códigos de fondo, por el contrario,
sostienen la validez de los ordenamientos locales fiscales, sin injerencia determinante de los cod. de fondo (derecho
común), fundado en el carácter autónomo del derecho tributario. Agregándose “la jurisprudencia que enrola al alto
tribunal en la tesis iusprivatista se consolida, y ha sido acogida por diversos tribunales locales, como la Corte Suprema
de la Provincia de Buenos Aires, en los precedentes: “Fisco de la Provincia de Buenos Aires c/Escudero, Jorge R y
Fisco de la Provincia de Buenos Aires c/ Fadra SRL y otros” y la Corte de Justicia de la Provincia de Catamarca, en la
causa “Administración General de Rentas c/ Fincas de Catamarca SA”. Se señala que la Corte confirmo la doctrina de
“Filcrosa”.

86. La incidencia de las nuevas normas de prescripción en la verificación de obligaciones tributarias.- El art
2560 al que fue objeto de trascendentes modificaciones en el trámite del Congreso de la Nación se introdujeron
reformas al texto originariamente elaborado por la Comisión de Reformas, integradas por los doctores LORENZETTI y
HIGTHON DE NOLASCO y KEMELMAJER de CARLUCCI. En efecto, el texto del proyecto bajo el título de “Plazo
genérico” expresaba que “el plazo de la prescripción es de 5 años, excepto que este previsto uno diferente”. El texto que
termino sancionando y convirtiéndose en ley expresa que “el plazo de la prescripción es de 5 años, excepto que este
previsto uno diferente en la legislación local”. A su vez, esta redacción concuerda con las modificaciones que también el
Congreso efectuó al art 2532, agregando una última frase que dispone que “las legislaciones locales podrán regular
esta ultima en cuanto al plazo de los tributos”. El texto que elaboro la Comisión de Reformas indicaba bajo el acápite de
“Ámbito de aplicación” que “en ausencia de disposición especifica, las normas de este Cap. son aplicables a la
prescripción adquisitiva y liberatoria”. El texto finalmente sancionado trae la siguiente redacción: “en ausencia de
disposiciones especificas, las normas de este Cap. son aplicables a la prescripción adquisitiva y liberatoria. Las
legislaciones locales podrán regular esta ultima en cuanto al plazo de tributos”. COLOMBRES, el art 2532 sostiene que
“con este agregado en la parte final del art 2332 del CCCN se zanja la discusión permitiendo a los ordenamientos
locales fijar los plazos de prescripción liberatoria en cuestiones que tengan que ver con los tributos. MARQUEZ y
CALDERIB “del juego armónico de los arts 2532 y 2560 no queda claro si las leyes locales podrían prever plazos
diferentes en materia no tributaria, entendemos que la especificación brindada en la primera de las normas impone
limitar esta facultad a esta exclusiva materia”. SPISSO “si conforme la doctrina del tribunal cimero la regulación de los
aspectos sustanciales de las relaciones entre acreedores y deudores corresponde a la legislación nacional, por imperio
del art 75 inc 12 de la C.N, por lo cual los gobiernos locales no pueden dictar leyes incompatibles con lo que los cod. de
fondos establecen al respecto, ya que, al haber atribuido a la Nacion la facultad de dictarlos, han debido admitir la
prevalencia de las leyes del Congreso y la necesaria limitación de no sancionar normas que las contradigan. Esta
limitación alcanza al propio Congreso cuando actúa como Legislatura de la Cap. Federal (art 75 inc 30 C.N), impide a
este delegar a los gobiernos locales facultades que la Constitución le ha asignado al Gobierno nacional. Del texto
expreso del art 75 inc 12 de la C.N deriva la implícita pero inequívoca limitación provincial de regular la prescripción y
los demás aspectos que se vinculan con la extinción de las acciones destinadas a hacer efectivos los derechos
generados por las obligaciones de cualquier naturaleza, resulta irrita la legislación que importa desplazar la CN para
delegar en los gobiernos locales facultades que la carga magna le ha asignado al Gobierno federal. El agregado
efectuado a los arts 2532 y 2560 es desacertado, mientras el primero se refiere a los plazos de la prescripción
liberatoria en materia tributaria, la literalidad del segundo podría inducir a una errónea interpretación en el sentido que
se ha delegado a los gobiernos locales el fijar el termino de prescripción tanto de la adquisitiva como de la liberatoria y
respecto de todas las materias de competencia de los gobiernos locales. Si no se hubiesen introducido estas
modificaciones la prescripción de los tributos provinciales quedada atrapada en el plazo de prescripción de 2 años que
prevé el art 2562. Dicho art dispone que “prescriben a los 2 años… c) el reclamo de todo lo que se devenga por años o
plazos periódicos mas cortos”. En consecuencia, las modificaciones de la prescripción tendrán incidencia en la
verificación de créditos de las obligaciones tributarias que realicen los organismos fiscales provinciales. Con lo cual ya
no se podría alegar la doctrina que emerge de “Filcrosa” para solicitar la prescripción de los créditos insinuados por el
organismo fiscal. Por lo tanto, la prescripción de los tributos provinciales y municipales se rige por las normas locales,
sin que sean de aplicación las disposiciones del CCCN.

C) PRIVILEGIOS

87. Introducción. La incidencia de los privilegios contenida en el CCCN trae al régimen de concursos y quiebras. Los
privilegios se encuentran regulados principalmente en 2 normativas: en el ordenamiento civil y en la LC. También
resultan privilegios de otros ordenamientos como la ley de navegación, el Cod. Aeronáutico, el Cod de minería, la ley de
entidades financieras, la ley de contrato de trabajo, etc. El problema en la práctica es que estos regímenes no presentan
una regulación armónica, sino que por el contrario se exhiben contradicciones que terminan desencadenando lo que la
doctrina califico como caos legislativo. Además se pone de manifiesto la pluralidad de privilegios como su dispersión en
diversos ordenamientos legales, da origen a que esta sea una de las materias de mayor complejidad dentro del sistema
de derecho privado. ALLENDE y MARIANI DE VIDAL los privilegios exigen una unidad legislativa, en otras palabras que
los mismos sean tratados en una sola ley o en un solo Cod., sin que importe mayormente cual es el Cod. que los
recepta o que se trate de una ley especial sobre la materia, lo principal e importante es de que haya un solo cuerpo
legal al respecto. Por otro lado, se sostuvo que la ley 24522 había dado un paso adelante hacia la unificación de los
privilegios. Por medio del art 239 al establecer que “existiendo concurso, solo gozaran de privilegios los créditos
enumerados en este Cap, y conforme a sus disposiciones. Con ello se buscaba establecer un régimen de privilegios
concursales más cerrado que el que rigió hasta 1995. Por el contrario, la doctrina sostuvo que casi nada se había
avanzado en ese sentido. El CCCN regula los privilegios en el Libro Sexto “Disposiciones comunes a los derechos
personas y reales”, Titulo II “Privilegios”, se compone de 2 capítulos: Cap. I “Disposiciones generales” arts 2573 a 2581
y Cap II “Privilegios especiales” arts 2582 a 2586. Si bien no logra la tan deseada unificación de los privilegios, implica
un significativo avance legislativo. Asimismo, el régimen del CCCN rige en las ejecuciones individuales guarda cierta
analogía con la regulación de privilegios contenida en la LC. Hay que realzar que el CCCN toma como punto de partida
para establecer su regulación el régimen de privilegios de la LC. Por ello sostenemos que si bien no se ha alcanzado la
unificación, igualmente es un trascendente paso adelante a la hora de una simplificación de los privilegios. Este
supuesto más que sostener la existencia de la incidencia del CCCN en la LC habría que indicar que el camino es
inverso. Es decir, la regulación de la LC es que ha impactado en el régimen de los privilegios del CCCN, debido a que
como ya indicamos es la ley la que ha marcado el camino regulatorio que se siguió en el CCCN.

88. Concepto. La LC no contiene una definición de privilegios. El Cod. Civil suministraba una definición de privilegios.
Vélez en el art 495 señalo que las definiciones son extrañas a los textos legales, a menos que ellas sean de carácter
legislativo, en el sentido de que tiendan a “restringir la significación del término de que se sirva, a las ideas que reúnan
exactamente todas las condiciones establecidas en la ley”. En el art 3875 proporcionaba una definición de privilegios
que resulta de carácter “legislativo”, disponía “el derecho dado por la ley a un acreedor para ser pagado con preferencia
de otro, se llama en este cod. PRIVILEGIO”. El CCCN trae una calificación de los privilegios que implica un avance al
superar la discusión sobre su naturaleza. El art 2573 bajo la designación de “Definicion. Asiento” expresa en su primera
parte que “privilegio es la calidad que corresponde a un crédito de ser pagado con preferencia a otro”. Durante la
vigencia del Cod Civil de 1869 se desarrollaron diversas teorías: A) Una posición considero que eran derechos reales.
Tesis fundaba en que emergen de la ley y se ejercen sobre cosas. E sostiene que algunos privilegios otorgaban un
derecho de persecución (art 3885) y se argumentaba que su falta de enumeración en el art 2503 del Cod. Civil como
derecho real no impedía asignarle ese carácter, dado que existían otros derechos reales no mencionados en dicha
norma. B) Una segunda posición considero que se trataba de derechos personales. No nacen de la autonomía de la
voluntad sino de la ley c) Tesis de neto carácter procesal sostuvo que se trataba de un derecho subjetivo procesal del
acreedor, consideraba que no eran ni derechos reales ni personales, dado que no reposaban sobre determinadas
calidades de los derechos crediticios sino en determinadas calidades de las acciones que protegen a los créditos. D)
Finalmente, otra tesis considero que se trataba de cualidades o modalidades que acceden a ciertos créditos.

89. Clasificación. Los privilegios se clasifican en especiales y generales. Esta clasificación atiende a las cosas que
constituyen el asiento del privilegio. En el primero de los casos, recae sobre bienes determinados, y en el segundo,
sobre el conjunto o masa de bienes. Se observa una importante innovación del CCCN. Los arts 2579 y 2580 disponen el
primero bajo el acápite de “Procesos universales. Régimen aplicable” expresa que “en los procesos universales los
privilegios se rigen por la ley aplicable a los concursos, exista o no cesación de pagos”. En el segundo, “Privilegios
generales”: “los privilegios generales solo pueden ser invocados en los procesos universales”. El Cod. Civil de 1869
regulo tanto los privilegios especiales como los generales. El CCCN solo mantiene en su regulación a los privilegios
especiales, aunque con una simplificación y actualización de estos últimos siguiendo a la LC. Por lo tanto, ahora al
señalarse el régimen de privilegios de la LC rige en los procesos universales, existiendo o no cesación de pagos y que
los privilegios generales pueden ser invocados en los procesos universales hay una exportación del régimen concursal
al proceso sucesorio. Tal sentido indica que si el proceso universal rige la ley concursal y no el CCCN.

90. Caracteres. A) Nacen de la ley: emergen de la ley. Su fuente es la ley y no pueden ser creados por la autonomía de
la voluntad. Tampoco pueden ser creados por los jueces. El silencio de la ley sobre si determinado crédito es
privilegiado, no puede ser suplido por las partes o por el juez. En el CCCN este carácter emerge del art 2574 bajo la
designación de “ORIGEN LEGAL” expresa que “los privilegios resultan exclusivamente de la ley. El deudor no puede
crear a favor de un acreedor un derecho para ser pagado con preferencia a otro, sino del modo como la ley lo
establece”. B) Son accesorio del crédito que es el principal: El art 3877 del Cod. Civil de 1869 señalaba que “los
privilegios se transmiten como accesorios de los créditos a los cesionarios y sucesores de los acreedores, quienes
pueden ejercerlos como los mismos cedentes”. C) Indivisibles: El privilegio subsiste hasta la integra satisfacción del
crédito. BORDA “la preferencia existe hasta tanto el crédito haya sido pagado íntegramente y no se extingue
parcialmente por el pago parcial”. JUNYENT BAS y MOLINA SANDOVAL “el privilegio descansa sobre toda la cosa
afectándola íntegramente al total y cada parte de ella, sin que la división de esta ultima pueda disminuir el alcance de
aquel”. MARIANI DE VIDAL “la indivisibilidad de los privilegios consistiría en que todas y cada una de las cosas o cosa a
las cuales afecta un privilegio y cualquier parte de esa cosa o cosas, le estarían sujetas hasta tanto toda la deuda y
cada una de sus partes no haya sido satisfecha. Es decir, si se paga una parte del crédito con ello la cosa afectada al
privilegio no queda liberada en una parte equivalente, de modo tal que al producirse la venta de ella, sobre todo el
precio que se obtenga podrá cobrar con preferencia el acreedor privilegiado el 50% impago de su crédito. Si se paga
parcialmente el crédito, el privilegio no cede en función de ese pago parcial sino que subsiste hasta que la totalidad de
la deuda haya sido pagada. El mantenimiento del privilegio hasta la integra satisfacción del crédito será posible en la
medida que subsista el asiento sobre el cual ejercerlo. D) De interpretación restrictiva: en materia de privilegio rige la
interpretación restrictiva en el sentido de que no pueden crearse privilegios por analogía y en caso de que se presenten
dudas sobre la existencia del privilegio hay que estar por su existencia. Por lo tanto, en el caso concreto, ante la duda,
la acreencia es quirografaria.

91. Renuncia al privilegio. La situación del crédito laboral en el proceso concursal. El art 2575 del CCCN el citado
precepto comienza señalando que “el acreedor puede renunciar a su privilegio” se trata de un derecho disponible y por
lo tanto el acreedor está facultado para renunciar al privilegio. Se prevé la renuncia en caso de concurso preventivo. El
art 43 de la LC dispone que la renuncia al privilegio no puede ser inferior al 30% del crédito, y en caso de privilegios
laborales no puede ser inferior al 20% del crédito, debiendo seguirse para tornar efectiva la renuncia el procedimiento
previsto en dicho precepto. Los privilegios de los créditos laborales encontramos una diferente solución en el CCCN y la
LC. En el art 2575 ultima parte, expresa “el privilegio del crédito laboral no es renunciable, ni postergable”. En la LC se
establece expresamente la posibilidad de renunciar al privilegio de los créditos laborales. Esta renuncia es admitida en
el derecho argentino desde la sanción de la ley 24522 de 1995, que modifico el art 43 de la LC y derogo el art 264 de la
LCT. Los privilegios de los créditos laborales resultaban irrenunciables, también en el marco de un proceso concursal. El
origen se encuentra en el art 33 de la ley 11719 que establecía que “no es renunciable el privilegio de los factores,
empleados u obreros del peticiónate”. Posteriormente, el mismo criterio se traslada al art 50, tercer párr., de la ley 19551
que dispuso que “No es renunciable el privilegio que proviene de la relación laboral”. El art 264 de la LCT bajo el acápite
de “irrenunciabilidad” expresaba que “los privilegios laborales son irrenunciables, medie o no concurso”. Se produjo con
la ley 24522 que expresamente modifico el art 43 de la LC. “a estos efectos, el privilegio que proviene de la relación
laboral es renunciable, debiendo ser ratificada en audiencia ante el juez del concurso, con citación a la asociación
gremial legitimada. Si el trabajador no se encontrare alcanzado por el régimen de convenio colectivo, no será necesaria
la citación de la asociación gremial”. Por lo tanto, en nada modifica el CCCN la renunciabilidad al privilegio laboral que
establece el art 43 de la LC. El art 2575 que declara la irrenunciabilidad del privilegio laboral es aplicable a situaciones
IN BONIS, en tanto que el citado art 43 resulta aplicable al supuesto de concurso preventivo. En tal sentido, entendemos
que la primera norma no modifica la segunda ya que rigen en situaciones distintas: in bonis no es renunciable y en el
concurso preventivo sí.

92. Extensión. Se refiere a la porción del crédito que goza de privilegio. “Se hace referencia a que parte del crédito
queda abarcado o protegido con el privilegio”. Abordada por el art 2577 que dispone que “el privilegio no se extiende a
los intereses, ni a las costas, ni a otros accesorios del crédito, excepto disposición legal expresa en contrario”. No se
encuentra una norma similar en el Cod. Civil de 1869. Por el contrario, si se observa una regla similar en la regulación
de los privilegios en la LC. El art 2577 halla su concordancia con el art 242 de la LC. Es otro caso mas donde se logra
cierta unificación al seguir la solución de la LC. Este ultimo bajo el acápite de “Extensión” establece una regla general, y
enumera las excepciones. El art 242 señala que “los privilegios se extienden exclusivamente al capital del crédito, salvo
en los casos que a continuación se enumeran en que quedan amparados los privilegios: 1) Los intereses por 2 años
contados a partir de la mora de los créditos enumerados en el inc 2 del art 241 2) Las costas, todos los intereses por 2
años anteriores a la quiebra y los compensatorios posteriores a ella hasta el efectivo pago con la limitación establecida
en el art 126, cuando se trate de créditos enumerados en el inc 4 del art 241. El privilegio reconocido a los créditos
previstos en el inc 6 del art 241 tienen la extensión prevista en los respectivos ordenamientos”. Por lo tanto, la regla
general que emerge del art transcripto es que los privilegios solo alcanzan al capital. La regla que establece el art 2577
del CCCN es consecuencia del carácter excepcional que presentan los privilegios, y por ende de la interpretación
restrictiva que se impone en este ámbito. Se expresa que “dicho carácter restrictivo de los privilegios justifican que no se
extiendan ni a los intereses, ni a las costas y otros accesorios”. Las excepciones al art 2577 se reglan en el art 2583. En
los supuestos de excepción también se sigue la solución de la LC. El art 2583 en el Cap. 2 referido a los “Privilegios
especiales” y también se denomina “Extensión” establece que “los privilegios especiales se extienden exclusivamente al
capital del crédito, excepto en los siguientes casos: a) los intereses por 2 años contados a partir de la mora, de los
créditos laborales mencionados en el inc B del art 2582 b) Los intereses correspondientes a los 2 años anteriores a la
ejecución y los que corran durante el juicio, correspondientes a los créditos mencionados en el inc E del art 2582 c) Las
costas correspondientes a los créditos enumerados en los inc B y E del art 2582 d) Los créditos mencionados en el inc F
del art 2582, cuyo extensión se rige por los respectivos ordenamientos”.

93 Computo. El art 2578 alude al computo, expresando que si se concede un privilegio en relación a un determinado
lapso, este se cuenta retroactivamente desde el reclamo judicial, excepto disposición legal en contrario. El computo
hace referencia los privilegios que se conceden con relación a un determinado lapso temporal, verbigracia, el privilegio
de las remuneraciones debidas al trabajador por 6 meses (art 2582 inc b). El art alude al momento del reclamo judicial.

94. Privilegios especiales. El Cap. 2 refiere a los “Privilegios especiales” y se compone de 5 preceptos que son los
siguientes: a) El art 2582 que contiene la enumeración de los privilegios especiales b) el art 2583 que refiere a la
extensión c) el art 2584 que sienta la regla de la subrogación real d) el art 2585 que alude a la reserva de gastos e) el
art 2586 que refiere al conflicto entre los acreedores con privilegio especial.

a) Enumeración. El art 2582 mediante 6 inc enumera los créditos que gozan de privilegio especial. 1) Privilegio
constructor: el art 2582 dispone que tienen privilegio especial sobre los bienes que en cada caso se indica: a) los gastos
hechos para la construcción, mejora o conservación de una cosa, sobre esta. Se incluye el crédito por expensas
comunes en la P.H. El precepto sigue la solución prevista en el art 241 inc 1, de la LC consagrando el privilegio del
constructor o el privilegio del conservador. El citado art expresa que tienen privilegios especiales. Los gastos hechos
para la construcción, mejora o conservación de una cosa, sobre esta, mientras exista en poder del concursado por cuya
cuenta se hicieron los gastos. Vélez lo incorporo al Cod Civil tanto para los muebles –arts 3891 y 3892- como para los
inmuebles –art 3931 a 3933- tomando como fuente el Cod. de Napoleón. Si comparamos el art 2582 del CCCN y el art
241 inc 1 de la LC se observa que los textos presentan algunas diferencias. Cabe aclarar que el art 2582 no modifica el
art 241 inc 1. Los preceptos se aplican en situaciones distintas. El primero se emplea en ejecuciones individuales, en
tanto que el precepto de la LC se aplica en procesos universales. El art 241 exige que los gastos hayan sido hechos por
cuenta del concursado. Esto debe interpretarse en el sentido de que el concursado debe haber requerido que los gastos
se hagan. No existe esa referencia en el art 2582. Asimismo la LC exige que la cosa exista en poder del concursado con
relación a esta expresión se sostiene que la cosa constituye el asiento y si la cosa ha salido del patrimonio del deudor,
no hay privilegio por falta de asiento, por lo que el crédito será quirografario. Cuando decimos que la cosa se encuentra
fuera del poder del concursado no significa que esté en poder de un tercero por un titulo por el que no se le transfirió la
propiedad, por ej, la cosa que se encuentra en poder de un tercero en virtud de un contrato de locación. El concursado
es el propietario del inmueble locado y si sobre el efectuaron construcciones, mejoras o reparaciones no sería razonable
ni justo que el resto de los acreedores se beneficie con esos trabajos y quien lo realizo quede privado de un privilegio
del que hubiera gozado si la cosa era utilizada por el concursado. No se debe confundir el poder jurídico sobre la cosa
con la tenencia sobre ella. Por otro lado, el art 2582 indica que se incluye el crédito por expensas comunes en la P.H
con esto se sigue el criterio que sostiene la doctrina que interpreta en ese sentido el inc 1 del art 241 de la LC. El inc A
del art 2582 se considera que quedan incluidos en el privilegio del conservador, los créditos por expensas en los
conjuntos inmobiliarios propiamente dichos aun en la hipótesis de que sujeten al régimen de P.H. Se señala que
también se debe incluir a los gastos del sistema en el tiempo compartido (art 2995 inc d y 2098 del CCCN) y la cuota del
servicio para el mantenimiento y funcionamiento del cementerio privado (art 2108 inc b).

2) Privilegios de los créditos laborales. El inc B del art 2582 asigna el privilegio especial a diversos créditos debidos
al trabajador y determina el asiento del privilegio. El precepto dispone: “tienen privilegio especial sobre los bienes que
en cada caso se indica… b) los créditos por remuneraciones debidas al trabajador por 6 meses y los provenientes de
indemnizaciones por accidentes de trabajo, antigüedad o despido, falta de preaviso y fondo de desempleo, sobre las
mercaderías, materias primas y maquinarias que, siendo de propiedad del deudor, se encuentren en el establecimiento
donde presta sus servicios o que sirven para su explotación. Cuando se trata de dependientes ocupados por el
propietario en la edificación, reconstrucción o reparación de inmuebles, el privilegio recae sobre estos”. La protección de
los créditos laborales a través de la asignación de un privilegio tiene una larga trayectoria. Su primera manifestación
esta en la legislación francesa, tanto estatuaria como codificada. VELEZ y ACEVEDO consagraron la preferencia en el
Cod de Comercio hasta que se llego a la doble regulación: laboral y concursal. Este privilegio reside en la naturaleza
alimentaria del crédito laboral. La redacción del precepto es prácticamente idéntica a la prevista en el art 241 inc 2 de la
LC establece que los créditos laborales gozan de privilegio especial, con el agregado de un segundo párr. que hace
referencia al privilegio del crédito debido al trabajador ocasionado en la edificación, reconstrucción o reparación de
inmuebles. En el ordenamiento concursal existe doctrina que considera que los créditos laborales pueden acceder al
primer rango reconocido al denominado privilegio del constructor cuando se originan en tareas de construcción, mejora
o conservación de una cosa. El asiento del privilegio esta dado por las mercaderías, materias primas y maquinarias.
Requiere que estas sean de propiedad del deudor y que se encuentren en el establecimiento donde haya prestado sus
servicios o que sirvan para su explotación. El CCCN al establecer el asiento del privilegio sigue estrictamente lo reglado
por el art 241 inc b de la LC y se aparta de lo dispuesto por el art 268 de la LCT, que tiene una redacción mucho mas
amplia. En este ultimo precepto se incluye también como asiento del privilegio al “precio de fondo de comercio, el
dinero, títulos de créditos o depósitos en cuentas bancarias o de otro tipo que sean resultado de la explotación”. Ante la
mayor extensión del asiento que resulta del art 268 de la LCT cabe preguntarse si este resulta vigente aun despues de
la entrada en vigencia del art 2582 inc b, del CCCN. MARIANI DE VIDAL presentan ciertas desarmonías entre la
regulación del CCCN y la LCT, por lo que propone interpretar que el nuevo régimen especial de privilegios que contiene
el cod. deroga al anterior régimen especial de la LCT. PADILLA “al menos no tendrá validez dicho régimen laboral en
todo lo que se oponga al presente Cod. ley posterior”.

3) Privilegio de los créditos por impuestos, tasas y contribuciones de mejoras. El art 2582 inc c acuerda privilegio
especial a los impuestos, tasas y contribuciones de mejoras que se aplican particularmente a determinados bienes.
Dispone que “tienen privilegio especial sobre los bienes que en cada caso se indica…. C) los impuestos, tasas y
contribuciones de mejoras que se aplican particularmente a determinados bienes, sobre estos”. La redacción de este inc
se asemeja al art 241 inc 3 de la LC, aunque presenta una mayor amplitud al incluir la contribución de mejoras. El art
241 inc 3 de la LC otorga privilegio especial a los impuestos y tasas que se aplican particularmente a determinados
bienes, sobre estos. Frente de la LC se plantea el interrogante si se extiende o no a la contribución de mejoras. La
doctrina por tesis negativa en virtud de que el texto no las menciona, solo alude a los “impuestos y tasas”. Se indica que
no comprende a las contribuciones, por no estar mencionadas y ser los privilegios de interpretación estricta. De manera
similar se indica que no se encuentran amparados con este privilegio especial las contribuciones, ni las multas fiscales,
por no estar mencionadas en el texto legal y atento la interpretación restrictiva que rige los privilegios. El CCCN incluye
expresamente a las contribuciones de mejoras. Por el contrario, en una ejecución individual goza de privilegio especial
en virtud de lo dispuesto por el indicado art 2582 inc c.

4) Privilegio del retenedor. El art 2582 expresa que “tienen privilegios especial sobre los bienes que en casa caso se
indica… d) lo adeudado al retenedor por razón de la cosa retenida, sobre esta o sobre las sumas depositadas o
seguridades constituidas para liberarla”. Se sigue la solución del art 241 inc 5. Además el art 2582 debe coordinarse con
el art 2592 que alude a la facultad del retenedor.

5) Privilegios de los créditos con garantía reales. “tienen privilegio especial sobre los bienes que en cada caso se
indica… e) los créditos garantizados con hipoteca, anticresis, prenda con o sin desplazamiento, warrant y los
correspondientes a debentures y obligaciones negociables con garantía especial o flotante”. La redacción es
prácticamente idéntica a la prevista en el art 241 inc 4 de la LC. Se observa como novedad que se concede un privilegio
al acreedor anticresista. El art 241 inc 4 acuerda privilegio a los créditos garantizados con prenda. El art 2582 inc e,
también acuerda privilegio a los créditos prendarios referido a las “prendas con o sin desplazamiento”.

6) Privilegios que emergen de los ordenamientos especiales. El art señala que “tienen privilegios especial sobre los
bienes que en cada caso se indica:… f) los privilegios establecidos en la ley de navegación, el Cod. Aeronáutico, la ley
de entidades financieras, la ley de seguros y el Cod de minería. La redacción del art 2582 inc f concuerda con el art 241
inc 6 de la LC.
B) Extensión de los créditos con privilegio especial. El art 2583 del CCCN “Extensión” indica que “los privilegios
especiales se extienden exclusivamente al capital del crédito, excepto en los siguientes casos: a) los intereses por 2
años contados a partir de la mora, de los créditos laborales mencionados en el inc b del art 2582 b) los intereses
correspondientes a los 2 años anteriores a la ejecución y los que corran durante el juicio, correspondientes a los
créditos mencionados en el inc e del art 2582 c) las costas correspondientes a los créditos enumerados en los inc b y e
del art 2582 d) los créditos mencionados en el inc f del art 2582 cuya extensión se rige por los respectivos
ordenamientos. Esta disposición se relaciona con el art 2577. Asimismo tiene relación directa con el art 242 de la LC.
Este ultimo dispone que “los privilegios se extienden exclusivamente al capital del crédito, salvo en los casos que a
continuación se enumeran en que quedan amparados por el privilegio: 1) Los intereses por 2 años contados a partir de
la mora de los créditos enumerados en el inc 2 del art 241 2) las costas, todos los intereses por 2 años anteriores a la
quiebra, y los compensatorios posteriores a ella hasta el efectivo pago con la limitación establecida en el art 126 cuando
se trate de créditos enumerados en el inc 4 del art 241. El privilegio reconocido a los créditos previstos en inc 6 del art
241 tienen la extensión prevista en los respectivos ordenamientos. Por lo tanto, el art 2583 sienta como regla general
los privilegios por su carácter excepcional solo se extienden al capital del crédito. No se extienden a los intereses, a las
costas ni a cualquier otro accesorio. Siendo los privilegios de carácter excepcional deben interpretarse de manera
restrictiva no pudiendo extenderse analógicamente a otros supuestos no contemplados en la ley. Esa es la regla
general. No obstante, no es absoluta dado que como resulta del propio art 2583 hay 4 casos de excepción: 1) créditos
laborales del inc b del art 2582, el privilegio se extiende a los intereses por 2 años contados a partir de la mora 2)
créditos con garantía real. También comprenden a los intereses por 2 años anteriores a la ejecución y los que corran
durante el juicio. 3) costas correspondientes a los créditos laborales y a los créditos con garantía real 4) créditos
emergentes de ordenamientos especiales. En este caso la extensión se rige por los respectivos ordenamientos.

c) Subrogación real. Novedad que trae el CCCN. Consagra el principio de subrogación real en el art 2584. Se trata de
una norma que no tiene vinculación directa con el Cod. Vélez dado que no se previa en este una disposición análoga.
Por el contrario, si existe dicho instituto en el art 245 de la LC. El art 2584 establece que “el privilegio especial se
traslada de pleno derecho sobre los importes que sustituyen los bienes sobre las que recae, sea por indemnización,
precio o cualquier otro concepto que permite la subrogación real”. En la LC esta regla se consagra en el art 245 que
expresa que “el privilegio especial se traslada de pleno derecho sobre los importes que sustituyan los bienes sobre los
que recaía, sea por indemnización, precio o cualquier otro concepto que permita la subrogación real. En cuanto exceda
de dichos importes los créditos se consideran comunes o quirografarios para todos sus efectos, salvo lo dispuesto en el
art 246 inc 1. La subrogación real determina que si se produce la venta del bien el privilegio se traslada al precio y en
caso de siniestro a la indemnización. En la jurisprudencia se considero que por vía de este principio podía cobrarse un
acreedor hipotecario que gozaba de un privilegio especial del art 241 inc 4 cuyo asiento estaba dado por el bien
enajenado. En dicho caso, se había interpuesto una acción de revocatoria concursal (art 119 LC) pero además se
encontraba pendiente la percepción del precio de enajenación. En consecuencia, se considero que aun en el supuesto
de que no prospere la acción de inoponibilidad concursal, en virtud de lo dispuesto por el art 245 podía subrogarse en el
precio pendiente de percepción.

D) Reserva de gastos. El instituto se encuentra previsto en el art 2585 del CCCN que guarda concordancia con la
reserva de gastos que regula el art 244 de la LC. El art 2585 “Reserva de gastos” dispone que “antes de pagar el crédito
que goza de privilegio especial, del precio del bien sobre el que recae, se debe reservar los importes correspondientes a
su conservación, custodia, administración y realización. En todos los casos, también debe calcularse una cantidad para
atender los gastos y los honorarios generados por las diligencias y tramitaciones llevadas a cabo sobre el bien y en
interés del acreedor”. Conf. al precepto transcripto, antes de pagar el crédito que goza de privilegio especial se deben
reservar los importes correspondientes a su conservación, custodia, administración y realización.
E) Conflicto entre acreedores con privilegio especial. El art 2586 regula el orden de cobro de los privilegios
especiales y lo hace siguiendo al art 243 de la LC. Este último contempla menos supuestos de conflictos. En efecto,
bajo la designación de “Orden de los privilegios especiales” dispone que “los privilegios especiales tienen la prelación
que resulta del orden de sus incs, salvo: 1) en el caso de los incs 4 y 6 del art 241 en que rigen los respectivos
ordenamientos 2) el crédito de quien ejercía derecho de retención prevalece sobre los créditos con privilegio especial si
la retención comenzó a ejercerse antes de nacer los créditos privilegiados. Si concurren créditos comprendidos en un
mismo inc y sobre idénticos bienes, se liquidan a prorrota”. La redacción del art 2586 del CCCN es mas extensa. Señala
que “los privilegios especiales tienen la prelación que resulta de los incs del art 2582, excepto los siguientes supuestos:
A)- los créditos mencionados en el inc F del art 2582 tienen el orden previsto en sus respectivos ordenamientos B)- El
crédito del retenedor prevalece sobre los créditos con privilegio especial si la retención comienza a ser ejercida antes de
nacer los créditos privilegiados. C)- El privilegio de los créditos con garantía real prevalece sobre los créditos fiscales y
el de los gastos de construcción, mejora o conservación, incluidos los créditos por expensas comunes en la P.H, si los
créditos se devengaron con posterioridad a la constitución de la garantía. D)- Los créditos fiscales y los derivados de la
construcción, mejora o conservación, incluidos los créditos por expensas comunes en la P.H, prevalecen sobre los
créditos laborales posteriores a su nacimiento E)- Los créditos con garantía real prevalece sobre los créditos
devengados con posterioridad a la constitución de la garantía F)- Si concurren créditos comprendidos en un mismo inc y
sobre idénticos bienes, se liquidan a prorrota”. Para determinar el orden de los privilegios especiales se adopta como
regla el orden de los incs, salvo las excepciones que prevé el precepto. En caso de privilegios especiales emergentes
de leyes especiales se rige también en los supuestos de conflictos por sus respectivos ordenamientos. Las excepciones
que prevé la norma se fundan en una cuestión temporal. Se expresa que “se hizo plena aplicación, en estos casos de
conflicto, del principio prior in tempore, potior in iure”. En caso que concurran créditos comprendidos en un mismo inc y
sobre idénticos bienes se aplica la regla de liquidación a prorrata.

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