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La antropología filosófica estudia la naturaleza humana, su origen, esencia y lugar en el cosmos. Se centra en el estudio del ser humano como objeto y sujeto del conocimiento filosófico. Integra conclusiones de otras disciplinas para dar respuesta a preguntas existenciales sobre el ser humano y ofrecer una visión global de su naturaleza.
La antropología filosófica estudia la naturaleza humana, su origen, esencia y lugar en el cosmos. Se centra en el estudio del ser humano como objeto y sujeto del conocimiento filosófico. Integra conclusiones de otras disciplinas para dar respuesta a preguntas existenciales sobre el ser humano y ofrecer una visión global de su naturaleza.
La antropología filosófica estudia la naturaleza humana, su origen, esencia y lugar en el cosmos. Se centra en el estudio del ser humano como objeto y sujeto del conocimiento filosófico. Integra conclusiones de otras disciplinas para dar respuesta a preguntas existenciales sobre el ser humano y ofrecer una visión global de su naturaleza.
Definición: Es la disciplina que estudio la naturaleza del hombre en el mundo, su
origen, su esencia, su problemática, su puesto en el cosmos, y su destino histórico.
Se centra en el estudio del hombre en sí mismo como objeto y a la vez como
sujeto del conocimiento filosófico.
La antropología filosófica se nutre de los resultados que le proporcionan la
antropología física y la social, para construir una reflexión filosófica que dé respuesta a las preguntas existenciales y ofrezca una visión global del ser humano. Esa reflexión habrá de tomar en consideración asuntos tales como la conciencia que el ser humano tiene de la propia muerte, la experiencia de la libertad y la consecuente responsabilidad sobre sus actos que se deriva de la posibilidad de elegir qué hacer y qué no hacer.
El tema general de la antropología filosófica es el fenómeno humano, es decir, la
serie de manifestaciones que atestiguan la presencia del hombre. Interesan especialmente aquellas manifestaciones que entrañan un cierto enigma o paradoja, tales como el fenómeno del conocimiento científico, de los juicios de valor, de la libertad, de la comunicación interpersonal y de la religión.
Objeto de estudio: Es el hombre en sí mismo; que toma al ser humano
como objeto a la vez que sujeto del conocimiento filosófico.
Características:
El ser humano se debe a un desarrollo temporal (historia) y a la vez a un
“proyecto” que le configura como alguien en desarrollo, nunca acabado. Reúne las conclusiones de las ciencias especializadas y las disciplinas filosóficas, para tratar de identificar de manera sistemática las características de la especie humana y su posición específica en el mundo y el entorno natural. Marca un punto de inflexión en la filosofía por medio de la crítica del idealismo y del dualismo cartesiano, con una concepción del hombre como una unidad física y psíquica Se basa esencialmente en el análisis del ser humano ya sea desde su dimensión corporal (ser natural) como en su dimensión espiritual (alma).
Preguntas fundamentales: ¿Qué es el hombre? ¿De dónde viene? ¿Cuál es su
propósito? ¿Qué es la muerte? ¿Qué diferencia al hombre de las demás entidades que existen en la realidad?, ¿cuáles son los componentes fundamentales de su ser?; no en el sentido material funcional físico con que pueden estudiarlo sea la anatomía o la fisiología, sino con referencia a lo que constituye lo más diferencial y personal de su ser, ¿cuáles son los determinantes de su condición espiritual y racional?
Breve historia de la antropología filosófica:
La pregunta por la naturaleza humana constituye una de las interrogantes
fundamentales en la historia del pensamiento occidental Desde la aparición del hombre la pregunta sobre la existencia humana es un continuum sin intervalo. No es una cuestión banal, ya que se trata de determinar cuáles son las dimensiones fundamentales de nuestra condición, qué podemos esperar en el futuro.
En la Edad antigua diversos autores ofrecieron reflexiones filosóficas sobre el ser
humano. Como síntesis de sus ideas podemos evocar a algunos de ellos. Sócrates, quien propone una mirada reflexiva sobre sí mismo; Platón, quien sostuvo que el hombre tiene un alma unida a un cuerpo y necesita mover a ambos simultáneamente (Timeo), si bien el alma tiene el primado sobre el cuerpo (Fedón, República). Aristóteles en cambio, sostuvo que el hombre es una sustancia compuesta de cuerpo y alma.
En la edad media, profundamente teocéntrica, la reflexión antropológica partía de
la concepción del hombre como hecho a imagen y semejanza de Dios, reflejando la posesión de inteligencia y su capacidad de amar.
Con el cambio de paradigmas de los siglos XV y XVI, dos momentos
particularmente antropocéntricos: el Renacimiento y la Ilustración- empiezan por desarrollar un esfuerzo constante de la filosofía por aclarar el concepto que el hombre tiene de sí mismo, y su situación en el mundo.
A partir del siglo XVII pudo empezarse a considerar el hombre
independientemente de la teología. Se abre una nueva perspectiva: el hombre ya no se entiende solamente desde su hipotética naturaleza, ni desde una perspectiva sobrenatural, sino que se liga a su acción: a sus producciones, a sus obras y a sus relaciones con los otros hombres.
En el siglo XVIII Inmanuel Kant quien concibió la antropología como filosofía
primera, cuando sus preguntas “¿Qué puedo conocer?” (epistemología), “¿qué debo hacer?” (ética) y “¿qué puedo esperar?” (religión) remiten todas a una gran pregunta: “¿qué es el hombre?”.
El énfasis que se ponga en el carácter de sujeto trascendental del ser humano
(Kant, Husserl), o en su historicidad (Hegel, Marx), o en su carácter de ser social definido esencialmente por el trabajo , o en su carácter de ser carencial para la acción (Gehlen), o en su carácter de homo faber (Bergson), o en su carácter de ser simbólico (Cassirer); el énfasis que se ponga en considerar la existencia como prioritaria, por encima de una hipotética esencia (Heidegger, Sartre y el existencialismo), etc., determinará las distintas orientaciones de la antropología filosófica