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Es 219
Es 219
José Laguna
Introducción ......................................................................................................... 3
1 Adán y Eva (cuerpos ocultados) ................................................................ 8
2 El Hombre de Vitruvio (cuerpo prescindible) ...................................... 14
3 Benjamina (cuerpo vulnerable) ................................................................. 18
Notas ......................................................................................................................... 29
Preguntas para la reflexión ..................................................................... 31
Todos nacemos desnudos y pobres; todos estamos sujetos
a enfermedades y sufrimientos de todo tipo y, por último,
todos estamos condenados a morir. Por tanto, la visión
de todos estos sufrimientos comunes puede llevar a la
humanidad a nuestros corazones, si vivimos en una sociedad
que nos alienta a imaginar la vida del otro1.
Martha Nussbaum
José Laguna. Teólogo y músico. Miembro del área teológica de Cristianisme i Justícia.
Ha publicado en esta colección: ¿Y si Dios no fuera perfecto? Hacia una espiritualidad
simpática (Cuaderno 102); ¿De la liberación a la inclusión? (Cuaderno 127); Hacerse
cargo, cargar y encargarse de la realidad (Cuaderno 172); ¡Ay de vosotros…! Distopías
evangélicas (Cuaderno 181), Pisar la luna. Escatología y política (Cuaderno 195) y Aco-
gerse a sagrado (Cuaderno 210).
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INTRODUCCIÓN
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plias de los derechos humanos, es una ni muere, toda persona sin excepción
manifestación tardía de la reducción de experimenta la fragilidad y el límite
los reclamos emancipadores de la mo- insoslayable de su cuerpo.
dernidad occidental al nivel más bajo
de emancipación hecho posible o tole-
rado por el capitalismo mundial. Los El paradigma de la
derechos humanos de baja intensidad, vulnerabilidad se presenta
como la otra cara de la democracia de
baja intensidad4. como una impugnación al
modelo esencialista de la
modernidad.
De los derechos de un ser
universal a los cuidados de un
ser corporal
La teoría crítica feminista ha sabido
La ausencia de la semántica de la vul- ver y denunciar las consecuencias polí-
nerabilidad en nuestra cultura jurídica ticas del olvido del cuerpo por parte de
y política no es casual, responde al la filosofía patriarcal sustancialista que
destilado final de un discurso hegemó- determina el discurso de la irresponsa-
nico que en su elaboración histórica ha bilidad ecosocial. Como afirma Seyla
menospreciado sistemáticamente los Benhabib, sin «cuerpo» no existen ni
relatos de la fragilidad humana. Rela- cuidado ni justicia:
tos que siempre han estado presentes
en la cultura pero que han sido cons- La filosofía moral universalista, y en
tantemente ignorados en favor de un concreto las teorías universalistas de
discurso esencialista que ha acabado la justicia, han acentuado nuestro va-
desembocando en la afirmación de un lor como personas morales a costa del
sujeto universal etéreo sin responsabi- olvido y la represión de nuestra vul-
lidades vinculantes. nerabilidad y dependencia como seres
El paradigma de la vulnerabilidad corporales. Tales redes de dependencia
que se está empezando a construir des- y el tejido de los asuntos humanos en
de saberes críticos y epistemologías los que nos hallamos inmersas no son
subalternas se presenta como una im- sólo vestidos que se nos van quedando
pugnación al modelo esencialista de la pequeños o como zapatos que vamos
modernidad. Afirmar la universalidad desechando, sino que son como lazos
de nuestra vulnerabilidad e interdepen- que nos vinculan, lazos que modelan
dencia constitutivas es reconocernos nuestras necesidades morales, nuestras
primariamente como seres corpora- identidades y nuestras concepciones
les, porque es en nuestro cuerpo físico de lo que es la vida buena. El yo au-
donde reside la base de nuestra identi- tónomo no es un yo desencarnado, y
dad, de nuestra fragilidad y de nuestra la filosofía moral universalista debiera
necesidad de cuidados. A diferencia reconocer esa honda experiencia de la
de un «sujeto universal abstracto» que formación del ser humano a la que se
ni sufre, ni siente hambre, ni se fatiga, corresponden el cuidado y la justicia5.
6
La «sustancialización» del sujeto no rado la cosmovisión occidental de la
solo afecta a la definición filosófica del autosuficiencia y el olvido del cuerpo.
mismo, tiene también consecuencias Partiendo de un momento deconstruc-
éticas, jurídicas y políticas de enorme tivo previo nos esforzamos en crear
calado, porque un ser incorpóreo se retóricas «somatopolíticas» que, desde
convierte automáticamente en un in- la semántica universal de la vulnerabi-
dividuo irresponsable. La filosofía tie- lidad, pongan en el centro de la praxis
ne aún pendiente el reto de pensar la social, la exigencia ética de la respon-
universalidad desde la vulnerabilidad, sabilidad y la reivindicación política
el cuidado y la responsabilidad. «Este del cuidado.
punto –dirá Reyes Mate– es importan- Para ir tejiendo el relato político del
te porque la universalidad es como una cuidado propongo detenernos en dos
piedra de toque de cualquier raciona- relatos clave en la configuración de
lidad que se precie. La filosofía no ha los mitos fundacionales de Occidente:
conseguido pensarla sea porque tira «Adán y Eva» y el «Hombre de Vitru-
por elevación y lo que construye es una vio». Mitos que nos permitirán enten-
universalidad abstracta (como hacen der el proceso de descorporeización-
los conceptos), sea porque la concibe irresponsabilidad que cristaliza en el
como la expansión de una particula- modelo de hombre occidental. El aná-
ridad (como hacen los imperios), sea lisis deconstructivo de dichos relatos
como suma en la que solo cuentan los nos situará en el umbral de un nuevo
elementos presentes (lo que excluye a paradigma en el que el icono de «Ben-
los ausentes)»6. La política del cuidado jamina», nombre dado al «cráneo 14»
asume el reto de pensar la universali- encontrado en la Sima de los Huesos
dad desde las singularidades vulnera- del yacimiento de Atapuerca (Burgos),
bles y vulneradas. nos aportará claves para la elaboración
Nuestra contribución a la elabora- de un nuevo mito sobre el origen social
ción del nuevo paradigma de la vulne- en el que vulnerabilidad y cuidado nos
rabilidad se sitúa dentro de los análisis definen y determinan como especie hu-
críticos de los relatos que han configu- mana.
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1 ADÁN Y EVA (CUERPOS OCULTADOS)
13
2 EL HOMBRE DE VITRUVIO (CUERPO
PRESCINDIBLE)
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de nuevo. No debe apurar en esa no- «vitruvios» que afirman no necesitarse.
che el oscuro zumo. Le está destinada Círculos identitarios impermeables a la
otra salida del paso estrecho de la nada, alteridad sufriente, que es la que, en úl-
que no es precipitarse en las fauces del tima instancia, reclama cuidados.
abismo. El hombre no debe arrojar de
sí la angustia de lo terrenal: en el miedo
a la muerte debe permanecer. Urge recuperar y construir
[…] Si la filosofía no quisiera ta- relatos de vulnerabilidad
parse los oídos ante el grito de la hu-
manidad angustiada, tendría que partir para neutralizar el discurso
–y que partir con conciencia– de que neoliberal monocultural.
la nada de la muerte es algo, de que
cada nueva nada de muerte es un algo
nuevo, siempre nuevamente vaporoso, Admitamos por un instante la ve-
que no cabe apartar ni con la palabra racidad de la ficción biopolítica que
ni con el silencio. Y en vez de la nada asegura que todos los seres humanos
una y universal que mete la cabeza en nacemos libres e iguales en dignidad
la arena ante el grito de angustia de la y derechos, y que estamos dotados de
muerte, y que es lo único que quiere la razón y conciencia como afirma so-
filosofía que preceda al conocimiento lemnemente el artículo primero de la
uno y universal, tendía que tener el va- Declaración Universal de Derechos
lor de escuchar aquel grito y no cerrar Humanos de 1948, la cuestión relevan-
los ojos ante la atroz realidad16. te viene a continuación con solo con-
vertir en interrogante lo que el segundo
término del enunciado presenta como
2.2 Vitruvio, ¿un hombre sin imperativo, a saber: ¿por qué el su-
hermanos? puesto de nacer libres conlleva el deber
de comportarnos fraternalmente unos
La autosuficiencia del Hombre de Vi- con otros?, ¿por qué el creernos igua-
truvio lleva a preguntarnos por las les habría de abocarnos necesariamen-
razones que podrían sacarle de su en- te a comportarnos de forma solidaria?
simismamiento para iniciar el camino Sobre esta falacia naturalista (la que
hacia el cuidado del otro; porque, como conecta el «ser» con el «deber») se ha
microcosmos autosuficiente, Vitruvio construido gran parte del pensamiento
posee en su interior las fuentes de su ético, jurídico y político occidental. Un
moralidad y sociabilidad, sabe qué discurso frágil que empieza a mostrar
debe hacer aunque nadie se lo deman- signos de agotamiento. Las grietas que
de. En esa autonomía solipsista reside hoy amenazan el contrato social sobre
el enorme problema de la debilidad el que se asienta el edificio de nuestros
ético-política de nuestros sistemas so- Estados de bienestar son los efectos
ciales actuales. Hemos construido ins- visibles de una cimentación origina-
tituciones morales, jurídicas y políticas riamente deficiente. Aunque la triada
que definen y protegen marcos cerrados revolucionaria «libertad», «igualdad»
de deberes y derechos individuales de y «fraternidad» se presente como un
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sistema sólido vinculado y vinculante, los derechos individuales son una bue-
los evidentes desarrollos de los valores na muestra de ello; pero no debemos
de la «libertad» y la «igualdad» no se ignorar la inversión ideológica que se
han traducido en unas mayores dosis está produciendo en nuestro tiempo
de «fraternidad», por la sencilla razón en el relato de los Derechos Humanos,
de que el fundamento de esta última no una alteración perversa que proclama
se nutre de aquellas. derechos universales de seres humanos
Por más que Occidente se empeñe abstractos como coartada para violar
en hacer derivar deberes de una natu- los derechos reales de individuos con-
raleza humana aparentemente objeti- cretos. ¿Es necesario recordar a los
va, conviene advertir que la ética surge miles de cadáveres de personas «libres
allí donde el sufrimiento del otro exige e iguales en dignidad y derechos» que
mi respuesta; allí donde se rompen la yacen en el fondo de un Mediterráneo
circunferencia y el cuadrado que es- convertido en fosa común?
tablecen las fronteras de la moralidad El mercado neoliberal también en-
previsible. La construcción de la polí- cuentra en el relato de la universalidad
tica del cuidado surge como respuesta una justificación para sus prácticas fi-
a la pregunta de Dios por la suerte de nancieras que teóricamente benefician
Abel: ¿dónde está tu hermano? Un in- a un sujeto planetario global, ignoran-
terrogante que un «Vitruvio» educado do a los individuos concretos que su-
como hijo único no puede llegar a es- fren en carne propia los efectos de una
cuchar. economía depredadora.
Urge recuperar y construir relatos
de vulnerabilidad para neutralizar el
2.3 El colapso de la universalidad discurso neoliberal monocultural que
apelando a los principios solidarios de
No negamos los logros jurídicos y po- un igualitarismo universalista ignora
líticos conseguidos por el discurso de de facto el sufrimiento histórico con-
la universalidad, la generalización de creto de individuos, pueblos y Planeta.
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3 BENJAMINA (CUERPO VULNERABLE)
La pregunta que el equipo de Ana Gra- una infección dental que le impediría
cia y Juan Luis Arsuaga se plantearon comer a no ser que alguien masticara
inmediatamente es si un individuo así por él, o Elvis un individuo con una
podría haber sobrevivido por sus pro- patología degenerativa de cadera que
pios medios en un grupo nómada de le impediría cazar, andar largas dis-
cazadores recolectores. La respuesta, tancias o incluso mantenerse de pie, y
obviamente, era no; si Benjamina so- que, sorprendentemente, murió ancia-
brevivió hasta la preadolescencia es no hacia los 45 años.
porque el grupo cuidó de ella: la ali- Benjamina, Miguelón y Elvis son
mentaron, la trasladaron de un lugar a la evidencia palpable del vínculo com-
otro, le ofrecieron cobijo y abrigo, etc. pasivo de nuestra naturaleza humana;
El caso de Benjamina no es único en una muestra de que la interdependencia
Atapuerca, Miguelón un homínido que y el cuidado nos definen como especie.
murió alrededor de los 35 años padecía Nuestra humanidad se edifica sobre
18
la vulnerabilidad, el primer «contrato tica, es fundamental que el relato de la
social» es un «pacto de cuidados». Si vulnerabilidad se adentre como un ca-
esto es así, volvemos a preguntarnos: ballo de Troya en la noosfera en la que
¿por qué la vulnerabilidad, la interde- se tejen nuestras creencias sociales.
pendencia, la compasión y el cuida-
do no forman parte de nuestros mitos
fundantes?, ¿por qué hemos decidido ¿Por qué elegimos seguir
definirnos como seres autónomos an- construyendo nuestras
tes que como vulnerables?, ¿por qué la
ficción de la autonomía opaca la ver- ficciones sociopolíticas
dad universal de la vulnerabilidad? sobre necropolíticas
No soy ingenuo, no pretendo di- defensivas y no sobre
bujar un paraíso idílico de homínidos biopolíticas de cuidado?
compasivos regidos exclusivamente
por el principio del cuidado, no bus-
co reeditar el mito del «buen salvaje»,
la paleoantropología también aporta La vulnerabilidad, el cuidado o la in-
ejemplos de agresiones, canibalismo y terdependencia no son matices, lla-
violentas alianzas defensivas; pero es madas de atención o sensibilidades a
lícito preguntarse –y sorprenderse– por añadir a una práctica política social-
el sesgo en la selección de los relatos mente aceptada. El cuidado no viene
que fundan nuestros mitos sociales: a adjetivar sustantivos ya establecidos
¿por qué elegimos seguir construyen- (derechos, justicia, democracia, igual-
do nuestras ficciones sociopolíticas dad…), quiere ocupar el lugar central
sobre necropolíticas defensivas y no de aquellos, resignificar la cultura so-
sobre biopolíticas de cuidado? cial y transformar la política. El cuida-
do quiere meterse en el corazón mismo
de la democracia para transformarla
3.1 Construyendo la política del desde dentro. Coincidimos con Joan C.
cuidado: relatos y prácticas Tronto en que ha llegado el momento
en el que el cuidado entre en la confi-
Toda praxis política se sustenta sobre guración de la ciudadanía democrática:
un relato de sentido: previos filosó- «[…] la inclusión de los cuidados en
ficos, epistemológicos, éticos, cultu- las actividades, los intereses y la vida
rales, etc., que conforman un conglo- de los ciudadanos democráticos re-
merado de evidencias incuestionables presenta verdaderamente la próxima
sobre las que construimos nuestras frontera (y puede ser la última) a atra-
instituciones sociales, jurídicas y po- vesar por la teoría de la democracia»18.
líticas. Es lo que Edgar Morin llama Proponemos sustituir el «paradigma de
noosfera17, la atmósfera de creencias Vitruvio» por el «paradigma de Ben-
que nos envuelve y que dota de sentido jamina», romper el relato hegemónico
al mundo. Pues bien, si queremos que de la autosuficiencia y recuperar los
el cuidado forme parte de los elemen- relatos periféricos de la interdepen-
tos configuradores de la práctica polí- dencia. Planteamos definirnos y arti-
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cularnos social y políticamente desde nerabilidad. Lo que nos une a los seres
el cuerpo vulnerable y dependiente de humanos, más allá de nuestras eviden-
Benjamina y no desde el espíritu puro tes diferencias es la vulnerabilidad19.
e irresponsable de Vitruvio.
En un relato aún en gestación es La vulnerabilidad, dirá Judith But-
importante alimentar el campo semán- ler, es una condición que no puede ser
tico que lo dota de contenido. Con el ignorada, superada ni revertida, «[…]
deseo de contribuir al rearme de sig- desde el principio, incluso con anterio-
nificado de la política del cuidado ridad a la individuación misma y por
propongo transitar por algunos de los virtud de nuestra experiencia corpo-
significantes políticos que se esconden ral, somos entregados a otros: esto nos
tras el concepto de vulnerabilidad. hace vulnerables a la violencia pero
también a otra serie de contactos, con-
tactos que van desde la erradicación de
3.2 Somos vulnerables nuestro ser en un extremo, hasta el sos-
tén físico de nuestras vidas en el otro
La vulnerabilidad no es un accidente, extremo.
algo que le ocurre de vez en cuando a No podemos “rectificar” esta si-
un ser autosuficiente e inmune. Aunque tuación. Y no podemos recuperar la
en determinadas circunstancias vitales fuente de esta vulnerabilidad puesto
tomemos especial conciencia de nues- que precede a la formación del “yo”.
tra fragilidad, lo cierto es que siempre No podemos contender de una forma
y en todos los momentos de nuestra precisa con esta condición de estar al
vida estamos atravesados por una red descubierto desde el principio, depen-
oculta de relaciones de interdependen- dientes de aquellos a los que no cono-
cia y cuidado que nos recuerdan una y cemos. Venimos al mundo ignorantes
otra vez nuestra vulnerabilidad consti- y dependientes y, hasta cierto punto,
tutiva. Podemos discutir sobre si todos permanecemos así»20.
nacemos libres e iguales, si poseemos
una naturaleza común como especie
humana, o sobre el significado real de Edificar cualquier
una dignidad universalmente compar- institución social de
tida, pero de lo que no cabe duda es
que todos los seres vivientes somos espaldas a nuestra frágil
vulnerables: condición humana, es
condenarse a cimentarlas
Puede discutirse, y de hecho se discute sobre arenas movedizas.
filosóficamente, si el ser humano goza
de una dignidad especial en el conjunto
de la naturaleza. Se discute si su lugar
preeminente en el conjunto del cosmos Una sociedad fundada sobre la fic-
es verídico o una simple reivindicación ción de que somos autores de nosotros
gremial, pero lo que no entra en el te- mismos y propietarios absolutos de
rreno de la discusión es su radical vul- nuestras ideas, obras y vidas, se resis-
20
tirá a aceptar la vulnerabilidad como humano como responsabilidad. Levi-
clave de bóveda sobre la que construir nas es el autor que con más fuerza ex-
políticas que se considerarán débiles. presa la condición responsiva de toda
Pero ante esta prevención conviene persona; no nacemos libres e iguales,
advertir que edificar cualquier institu- nacemos responsables, urgidos por la
ción social de espaldas a nuestra frá- llamada del Otro sufriente. La pregun-
gil condición humana, es condenarse ta divina por la suerte de todo hermano
a cimentarlas sobre arenas movedizas; anida como llamada interpelante en el
de hecho, la «sociedad líquida» actual interior de toda persona:
bracea entre los lodos de antiguos ba-
rros autosuficientes. La vulnerabilidad es la obsesión por
el otro o la aproximación del otro. Es
para el otro desde detrás del otro del
3.3 Vulnerabilidad e excitante. Aproximación que no se re-
interdependencia ecosocial duce ni a la representación del otro, ni
a la conciencia de la proximidad. Sufrir
Decir vulnerabilidad es decir interde- por el otro, es tenerlo al cuidado, so-
pendencia y, por tanto, relación. De- portarlo, estar en su lugar, consumirse
finir al ser humano como vulnerable por él. Todo amor o todo odio del pró-
es reconocerlo como dialógico frente jimo como actitud, refleja, supone esta
al monologismo del individualismo vulnerabilidad previa: misericordia
autosuficiente. Si el paradigma de la «conmoción de las entrañas». Desde la
autonomía «funcionaba» incluso en sensibilidad, el sujeto es para el otro:
ausencia de seres humanos, el de la sustitución, responsabilidad, expia-
vulnerabilidad solo tiene sentido des- ción. Pero responsabilidad que no he
de la afirmación radical de la socia- asumido en ningún momento, en nin-
bilidad. Aludiendo al pensamiento de gún presente. Nada es más pasivo que
Judith Butler sobre la vulnerabilidad, este enjuiciamiento anterior a mi liber-
Joan-Carles Mèlich insistirá en el ca- tad, que este enjuiciamiento pre-origi-
rácter social de nuestra corporalidad: nal, que esta franqueza. Pasividad de lo
«El cuerpo es mortalidad, vulnerabili- vulnerable, condición (o incondición)
dad, fragilidad, heteronomía, ambigüe- por la cual el ser se muestra creatura22.
dad. La piel, la carne, los sentidos, la
memoria, el deseo, todo ello nos expo- Somos seres vulnerables llamados a
ne nos saca de nosotros mismos y nos responder a la demanda de cuidado de
pone frente al otro. Por eso el cuerpo la vulnerabilidad de otros; un «Otro»
no es del todo nuestro, no es algo pri- que hoy es planetario. Con toda inten-
vado sino público. Mi vida no es com- cionalidad, líneas arriba afirmé que
pletamente mía. Venimos al mundo todos los seres vivientes somos vulne-
necesitados de una hospitalidad y esta rables, rompiendo conscientemente la
condición vulnerable no puede eludir- frontera de lo humano para situarme en
se, no puede ser superada»21. un paradigma holístico en el que ani-
La sociabilidad inherente a nues- males y ecosistemas también reclaman
tra condición vulnerable se declina en reconocimiento y cuidados. La vulne-
21
rabilidad nos acomuna con todos los emboca en la acción política del cuida-
vivientes (humanos y no humanos) en do. Y no por una acción benevolente
el horizonte de «comunidades multies- asimétrica que se compadece de la de-
pecie» que nos obligan a deconstruir ficiencia de otro, sino por una decisión
nuestro concepto de ser-en-el-mundo. igualitaria que se reconoce en la vul-
La semántica de la vulnerabilidad re- nerabilidad compartida. Es cierto que
mite a un paradigma holocéntrico que hay vidas sometidas a un nivel de vul-
antepone el nosotros-vinculado al yo- nerabilidad extremo y, en este sentido,
autónomo de la modernidad. necesitadas de un cuidado mayor (Isa-
bell Lorey distingue entre precarious-
Avanzar hacia una civilización de Ho- ness como vulnerabilidad compartida,
los no es sólo una opción, es un impera- y precarity como distribución política
tivo de supervivencia. Por fortuna no es desigual de la vulnerabilidad24), pero
imposible, ni tampoco inaudito. El tipo sin negar la atención diferencial a es-
de cambio que implica forma parte de tas situaciones de especial precarie-
la evolución de las sociedades humanas, dad, lo que la somatopolítica afirma es
una evolución que empezó con las civi- que todo cuerpo tiene cicatrices, que
lizaciones míticas de la Edad de Piedra, no existe el cuerpo idealizado de Vi-
continuó con las civilizaciones teocráti- truvio; que aunque nuestra naturaleza
cas y los imperios arcaicos y pasó a las utópica proyecte continuamente mo-
civilizaciones humanas basadas en la delos ideales de vida, no deberíamos
razón iniciadas por los antiguos griegos. construir nuestra convivencia sobre los
Ahora el reinado del Logos está llegan- relatos de héroes inmortales.
do a su término: la racionalidad a corto Nunca hemos sido héroes, porque
plazo que subyace a la forma de civili- los héroes no habitan la polis. Para
zación actualmente dominante produce ser ciudadano/a hay que renunciar a
más calor que luz, más consecuencias la autosuficiencia, reconocernos en la
negativas sociales, económicas y ecoló- singularidad de nuestro cuerpo y asu-
gicas que resultados positivos y huma- mir nuestra condición mortal. Esa es
namente deseables. la decisión a la que, a juicio de Javier
Ha llegado la hora de un cambio Gomá, se enfrentan los héroes clásicos.
más: pasar de una civilización de Lo- Aquiles, el hijo de la diosa Tetis, tuvo
gos a una de Holos23. que elegir entre formar parte de la polis
humana abrazando la vulnerabilidad, o
mantener su inmortalidad viviendo en
3.4 Vulnerabilidad: cuerpos el gineceo donde lo escondió su madre.
heridos y singulares
Ser ciudadano de la polis es ser mortal,
La política del cuidado es somatopo- porque para entrar en la ciudad debe-
lítica, se construye sobre los cuerpos mos renunciar a la propia autodiviniza-
singulares y, más específicamente, so- ción. Pero, paradójicamente, cuando lo
bre cuerpos siempre vulnerables. Es el hacemos, hallamos en el mundo finito
cuerpo «herido» de Benjamina el que nuestra auténtica individualidad. Así
desencadena la dinámica ética que des- lo muestra el mito por cuanto Aquiles
22
debió primero –él, el descendiente de mos precisamente porque somos vul-
Zeus, hijo de la diosa Tetis– aprender nerables; y nuestro horizonte, nuestro
a morir, no desear morir pero sí nacer objetivo, es la búsqueda de esa auto-
a la mortalidad social, como requisi- nomía. La vulnerabilidad antropológi-
to previo imprescindible para llegar a ca, intrínseca, es entonces no solo una
ser el héroe que es. Y el héroe deja un afirmación de nuestra impotencia o
ejemplo tras su muerte que la ciudad debilidad, sino –antes bien– una cons-
bendice25. tatación de la vida como quehacer,
como algo por construir, desde nuestra
A diferencia del aura autosuficiente radical finitud»27. Llegar a ser aquello
de los héroes, «la peculiar belleza de que deseamos desde lo que somos es el
la condición humana reside justamente itinerario vital de toda vida humana, y
en su fragilidad y en su vulnerabilidad. «el desde lo que somos» se llama tam-
Somos los hijos del tiempo. Nacemos bién vulnerabilidad.
y morimos en la provisionalidad, en la
insuficiencia y en la insatisfacción»26.
Si esta es nuestra condición, ¿por qué A diferencia del aura
no empezar a construir una polis a la autosuficiente de los héroes,
medida de ciudadanos frágiles y vul-
nerables? la peculiar belleza de la
condición humana reside
justamente en su fragilidad
3.5 Vulnerabilidad y autonomía y en su vulnerabilidad.
Definirnos como seres vulnerables no
implica renunciar a la autonomía. A
diferencia de los animales –y sin ne- La autonomía, la independencia
gar la singularidad de cada uno de los o la autosuficiencia no son puntos de
miembros de las distintas especie–, los partida sino horizontes de llegada. Es
seres humanos no estamos determi- en esta dualidad de seres vulnerables
nados a reproducir rutinas instintivas que aspiran a ser autónomos, en la que
o reacciones defensivas de supervi- se establece la necesaria relación en-
vencia, nuestro campo de decisión es tre ambos términos. En su propuesta
infinitamente más amplio. Hay tantos de ciudadanía cordial, Adela Cortina
horizontes vitales como individuos. La reconoce que el telos humano de una
plasticidad de poder «construirnos» vida orientada por fines morales uni-
nos configura como seres autónomos versalizables constituye una meta final
con capacidad de proyectar nuestros que parte del dato incuestionable de la
propios fines vitales. Una proyección vulnerabilidad:
hacia la autonomía que se hará siempre
desde nuestra vulnerabilidad constitu- No existe la independencia, que ha sido
tiva. «La autonomía –dirá Lydia Fei- el santo y seña de las teorías atomistas,
to– es una tarea, es algo que hay que sino la interdependencia de los iguales.
ganar. Debemos llegar a ser autóno- Las personas, vulnerables de hecho y
23
autónomas en proyecto, se necesitan 3.6 La «somatopolítica» del
mutuamente en el seno de la ciudad Reino de Dios
para conquistar su señorío28.
Lo anticipábamos al inicio de este
La vulnerabilidad tiene una preemi- cuaderno, el cristianismo puede ser un
nencia estructural sobre la autonomía. aliado privilegiado en la construcción
La autonomía no viene a remediar o su- de un nuevo paradigma político del
perar la carencia de una vulnerabilidad cuidado si es capaz de poner en valor
inicial; no se trata de que llegando a ser sus relatos de vulnerabilidad. Propon-
autónomos (si esto fuera posible) deje- go algunas pistas intuitivas que apun-
mos de ser vulnerables. La vulnerabili- tan hacia desarrollos futuros.
dad está presente y acompaña todos y Prostitutas, endemoniados, lepro-
cada uno de los momentos madurativos sos, cojos, ciegos, hambrientos…, los
de una autonomía siempre en proceso, evangelios presentan un mosaico infi-
nunca dejamos de ser vulnerables. nito de cuerpos vulnerados y vulnera-
bles. En íntima relación con esos cuer-
pos, también encontramos en el Nuevo
La vulnerabilidad tiene una Testamento una nutrida colección de
preeminencia estructural prácticas de cuidado, relatos de filia-
ción y experiencias de fraternidad. Re-
sobre la autonomía. latos y prácticas que articulan el pro-
totipo de una política del cuidado tan
novedosa como desconcertante. Desde
La vulnerabilidad pone a la autono- la perspectiva de este cuaderno no re-
mía en su sitio: la desplaza del ámbito sulta descabellado referirse al Reino de
de la naturaleza que pretende dictar Dios como una concreción real de lo
lo que somos, llevándola el horizonte que venimos llamando somatopolítca
de la ética que expresa utópicamente del cuidado. La comunidad carismáti-
lo que deberíamos ser. Una traslación co-política reunida en torno a Jesús fue
que según Paul Ricoeur sitúa a ambas una amalgama de cuerpos disidentes
en el terreno de la paradoja: declarados impuros por el discurso he-
gemónico oficial, cuerpos vinculados
Es el mismo ser humano el que es lo por la filiación común en un Abba cui-
uno y lo otro [autónomo y vulnerable] dador y generadora de prácticas frater-
bajo dos puntos de vista diferentes. Y nas igualitarias basadas en el servicio.
es más, no contentos con oponerse, los Una comunidad en la que Benjamina
dos términos se componen entre sí: la no solo habría sobrevivido, sino que,
autonomía es la de un ser frágil, vulne- en atención a su especial precariedad,
rable. Y la fragilidad no sería más que habría ocupado los puestos de honor.
una patología, sino fuera la fragilidad A pesar de su potencial político-
de un ser llamado a llegar a ser autóno- teológico, los relatos y praxis de cui-
mo, porque lo es desde siempre de una dado evangélico fueron muy pronto
cierta manera. He aquí la dificultad con arrinconados en favor de interpreta-
la que hemos de confrontarnos29. ciones salvífico-terapéuticas. Efectiva-
24
mente, la transmisión teológica de los Buena Noticia la existencia de una so-
contenidos de aquella comunidad so- roridad construida en torno a Jesús en
matopolítica primitiva no aguantó por la que un grupo de mujeres desafiaban
mucho tiempo la mirada del sufrimien- orgullosas la impureza social impues-
to y convirtió los cuerpos vulnerables ta?, ¿el reto somatopolítico de cuerpos
en mera ocasión para el «lucimiento» impuros vinculados en igualdad de
del poder divino. Se privó a los cuer- condiciones con discípulos varones no
pos impuros de su potencial político es tanto o más disruptivo que el poder
vinculante para inscribirlos en el rela- divino de expulsar malos espíritus?
to uniformador de un poder salvífico-
resolutivo. Lo que había que transmitir
a las siguientes generaciones de cris- La relectura somatopolítica
tianos eran relatos de ex-prostitutas, de los evangelios es
ex-leprosos, ex-impuros, personas que
habían sido liberadas de su condición especialmente necesaria
de vulnerabilidad por un Jesús pode- cuando nos acercamos a los
roso dibujado bajo las hechuras de los relatos protagonizados por
héroes clásicos inmortales. Para que el mujeres.
relato cristiano de la vulnerabilidad, la
filiación y la fraternidad pueda contri-
buir al paradigma emergente del cuida-
do necesita deconstruir la teología de Otra muestra de recuperación de
los principios universales y recuperar los cuerpos femeninos en el relato teo-
los relatos de los cuerpos silenciados. lógico lo ofrece la matemática y filó-
La construcción de la política del cui- sofa Esther M. Pericás. Apoyándose
dado ha de rescatar los relatos soma- en reconocidos estudios exegéticos,
topolíticos que el discurso teológico defiende una interpretación inquie-
heroico y heteropatriarcal ha ocultado; tante del episodio en el que una peca-
afortunadamente, algunas teologías fe- dora pública lava los pies a Jesús con
ministas críticas andan en ello. sus cabellos ante la mirada atónita del
La relectura somatopolítica de fariseo Simón (Lc 7,36-50). Según
los evangelios es especialmente ne- ella, el evangelista Lucas, incómodo
cesaria cuando nos acercamos a los con la tradición recibida que refiere
relatos protagonizados por mujeres. el encuentro escandaloso entre una
No pocas interpretaciones teológicas prostituta que agasaja eróticamente a
sesgadas consienten la inclusión de Jesús, y un Jesús que se deja agasajar
ellas en la dinámica del Reino a costa sin ningún atisbo de crítica, transfor-
de despojarlas de sus cuerpos: a Jesús ma el acontecimiento en un relato de
le seguía un grupo de mujeres que, arrepentimiento añadiendo «lágrimas»
«afortunadamente», habían sido cura- donde no las había en el original (ver-
das de malos espíritus y enfermedades sículos 38 y 44)30. Sin los motivos
(cfr. Lc 8,1-3). ¿Por qué ese empeño del llanto, del arrepentimiento y del
en resaltar la purificación de los cuer- perdón ese relato primitivo resultaba
pos femeninos?, ¿no sería igual de excesivamente carnal y políticamente
25
incorrecto para el evangelista. ¿Pero tación no acaba justificando el sistema
no será precisamente ahí, en la inco- religioso-político excluyente?
rrección política de un encuentro in-
condicional y desprejuiciado entre el
Mesías de los judíos y una prostituta La somatopolítica
agradecida, donde reside el germen de desconcierta afirmando
la alternativa somatopolítica del Reino
de Dios? La somatopolítica descon- que los publicanos y las
cierta afirmando que los publicanos prostitutas van por delante
y las prostitutas van por delante en en el Reino de Dios.
el reino de Dios (Mt 21,31), la políti-
ca imperial domestica la provocación
traduciéndola a su favor: «los “publi-
canos convertidos” y las “prostitutas En la interpretación somatopolíti-
arrepentidas” nos llevan la delantera ca, el testimonio de la ofrenda que el
en el Reino», pero esa lectura apocada exleproso pone ante el sacerdote no
lleva a otra política y, mucho me temo, funciona como llave que abre la puer-
que a otro reino. No se trata aquí de ta para la reintegración del expulsado,
negar la fuerza de transformación que sino como constancia de que, en otro
en sus vidas supuso el encuentro con lugar y con otras prácticas, su cuerpo
Jesús, sino dejar claro que su conver- queda reconocido e integrado en una
sión no era una condición para seguir a comunidad no excluyente. Su ofrenda
Jesús sino más bien una consecuencia. testimonia la existencia de una alterna-
La relectura somatopolítica de los tiva política no regida por el discurso
evangelios rompe con las interpreta- y las prácticas del Templo. ¿Por qué
ciones inclusivas y las determinacio- desearía volver al redil normativo del
nes normativas. Desde la perspectiva relato hegemónico puro-impuro al-
de la política del cuidado, los relatos guien que ha disfrutado de la narración
evangélicos no apuntalan el status liberadora de una praxis de cuidado
quo político imperante, antes bien, incluyente y simétrica (no olvidemos
se presentan como grietas que inau- que Jesús «toca» a leprosos participan-
guran nuevas hermenéuticas, nuevas do así de su impureza)? ¿Por qué no
prácticas y nuevos espacios políticos imaginar una comunidad de cuerpos
habitables. La lectura terapéutico- vulnerables con capacidad para gene-
normativa del pasaje de aquel leproso rar relatos y conocimientos subalternos
al que Jesús curó, y al que mandó ir a a la epistemología imperial existente?
presentarse al sacerdote y entregar la Vitruvio puso toda clase de excusas
ofrenda prescrita por Moisés para que para no acudir al banquete. El anfitrión
quedara constancia (Mt 8,1-3), pondrá indignado mandó traer entonces a todos
en valor el poder sanador de Jesús y la las Benjaminas pobres, lisiadas, ciegas
deriva inclusiva de un exleproso que, y cojas que hambreaban cuidados en
una vez sanado, puede reincorporarse plazas y calles (cfr. Lc 14,16-24). En
al sistema normativo que previamente ningún sitio pone que aquellas Benja-
le había excluido. ¿Pero esta interpre- minas invitadas tuviesen que dejar a la
26
puerta del comedor su pobreza, su in- Las concentraciones silenciosas, inclu-
validez, su ceguera o su cojera. Hasta sive las vigilias o los funerales, a menu-
ahora se nos ha explicado el texto alu- do significan más que el simple relato
diendo a la cerrazón de los ricos, a la escrito u oral de los motivos por los que
magnanimidad del anfitrión, a la dispo- se convocaron31.
nibilidad de los invitados, o al carácter
alegórico que ve en los invitados a gen-
tiles y paganos no judíos. Todas estas 3.7 Los tiempos lentos del
lecturas tienen su razón y fundamento; cuidado
pero ¿no es tiempo ya de inaugurar una
lectura somatopolítica que ponga en Terminamos nuestra breve aproxima-
valor la herejía alternativa que generan ción somatopolítica a los evangelios
cuerpos vulnerables compartiendo co- aludiendo a los tiempos pausados del
mida, relatos y sueños sentados alrede- cuidado frente a la urgencia resoluti-
dor de la mesa del Reino? va de la teología clásica. No tenemos
nada que objetar a la tarea teológico-
política que propone «bajar de la cruz
La política del cuidado a los pueblos crucificados», la preca-
reivindica el valor salvífico- riedad no es un estado que sacralizar o
naturalizar, sino una situación injusta
revolucionario de las que combatir cuanto antes; pero, dicho
mediaciones lentas del esto, la política del cuidado reivindica
cuidado. el valor salvífico-revolucionario de las
mediaciones lentas del cuidado. Tan
eficaz es –en un horizonte teológico y
político– la decisión resolutiva de José
Cuerpos disidentes sentados como de Arimatea bajando el cadáver de
comensales de pleno derecho en la Jesús de la cruz (Mt 27,57-60), como
mesa del Reino expresan y anticipan el acompañamiento silencioso de su
performativamente una realidad salví- agonía permaneciendo junto a él a los
fica ya operativa. Como afirma Judith pies de la cruz, como hicieron algunas
Butler: mujeres (Jn 19,25). También el acto
«inútil» de cuidar un cadáver embal-
Ante todo vemos que tiene importancia samándolo con aromas forma parte
que los cuerpos se reúnan, y que estos del relato sorpresivo de la resurrección
ponen en juego significantes políticos (Lc 24,1).
más allá del discurso, tanto del oral Las prácticas políticas de cuidado
como del escrito. En toda su extensión, se acompasan al ritmo del acompaña-
las acciones corporeizadas tienen signi- miento. El héroe salvífico curaría de
ficados distintos que, en sentido estric- forma mágica las lesiones del hombre
to, no son discursivos ni prediscursivos. apaleado al borde del camino, el sama-
En otras palabras, estas formas de reu- ritano utiliza las mediaciones pausadas
nión ya son significantes antes (y apar- del cuidado: vendar heridas, echarles
te) de las reclamaciones que planteen. aceite y vino, montarlo en la propia
27
cabalgadura, llevarlo a una posada, pa- 3.8 Vulnerables del mundo,
gar dos denarios para que lo sigan cui- ¡uníos!
dando (Lc 10,34-35). El héroe tiene el
poder de combatir el hambre de forma El papa Francisco denuncia que en la so-
instantánea, pero la somatopolítica del ciedad del descarte los excluidos no son
cuidado vence la tentación de convertir explotados sino desechos, sobrantes32.
las piedras en pan (Mt 4,3), y pide que Hay vidas tan precarias que no «sirven»
cada uno comparta lo que posee, aun- ni para ser explotadas. Cuerpos invisi-
que solo sean cinco panes y dos peces bles e inservibles que deambulan por
(Mt 14,17); el ritmo de compartir es los márgenes del reconocimiento social
también cadencia de cuidado. y que no aspiran a convertirse en suje-
tos políticos de ninguna sublevación.
Son el lumpen, los pobres de solemni-
Sólo intentamos rescatar dad despreciados hasta por el marxismo
del olvido las prácticas clásico (no conviene olvidar que hasta
los proletarios contaban con su poder
revolucionarias de cuidado de clase –justo ese poder era el que los
que el discurso eficacista ha configuraba como sujetos políticos re-
venido despreciando como volucionarios–). ¿Qué revolución po-
irrelevantes. drán anunciar sujetos que solo cuentan
con el aval político de sus cuerpos im-
potentes?
¿La vulnerabilidad es solo el lugar
Los sillones de escay de los hospi- precario del grito que implora el auxi-
tales son testigos mudos de las miles lio del héroe?, o ¿el tejido somatopo-
de noches sin dormir y los millones de lítico donde se empieza a gestar una
horas de cuidados que muchas perso- esperanza nueva? ¿Solo el poder del
nas, sobre todo mujeres, dedican a sus individualismo autosuficiente es capaz
seres queridos más vulnerables. Horas de construir la política?, ¿no es posible
que no computan en la caja registrado- pensar y edificar la polis desde la «im-
ra del mercado neoliberal, pero que en potencia» de los cuerpos vulnerables?
la somatopolítica del cuidado se rei- Paul B. Preciado, disidente de género
vindican como plusvalía revoluciona- que ha hecho de su cuerpo bandera po-
ria a tener muy en cuenta. lítica, llama a una Internacional soma-
No se trata de contraponer eficacia topolítica que trence cuerpos vulnera-
y cuidado. No estamos proponiendo un bles capaces de descolonizar el mundo
repliegue asistencialista que reniega y transformar la «Terrapolítica». Pue-
de las ineludibles luchas estructurales de que hoy su propuesta no sea más
contra vulnerabilidades inaceptables. que un alegato provocador, pero en las
Sólo intentamos rescatar del olvido las profundidades de su convocatoria se
prácticas revolucionarias de cuidado percibe el eco de una nueva política de
que el discurso eficacista de Vitruvio la vulnerabilidad y el cuidado que ya
ha venido despreciando como irrele- se está gestando en los márgenes de la
vantes. política imperial33.
28
NOTAS
1. Nussbaum, Martha C. (2013). Los límites del drid: Alianza Editorial, pp. 70-71. «[…] aquí
patriotismo. Identidad, pertenencia y «ciuda- sólo quiero limitarme a preguntar si la natura-
danía mundial», Barcelona: Paidós, p. 168. leza de la ciencia no exige separar siempre y
2. Salvo indicación contraria, hablaré de hombre cuidadosamente la parte empírica de la racio-
en su acepción más restrictiva de varón, blan- nal y anteponer a la física propiamente dicha
co, adinerado, adulto y heterosexual. (la empírica) una metafísica de la naturaleza,
3. Cfr. Esposito, Roberto (2005). Immunitas. Pro- haciendo ir también por delante de la antropo-
tección y negación de la vida, Buenos Aires: logía práctica una metafísica de las costum-
Amorrortu, p. 9. bres, teniendo que depurar esas metafísicas de
4. Santos, Boaventura de Sousa (2002). «Hacia cualquier elemento empírico. […] Cualquiera
una concepción multicultural de los derechos ha de reconocer que una ley, cuando debe valer
humanos», El otro derecho, n.º 28, Bogotá: moralmente, o sea como fundamento de una
ILSA, pp. 68-69. obligación, tendría que conllevar una necesi-
5. Benhabib, Seyla (1992). «Una revisión del dad absoluta; cualquiera habrá de reconocer
debate sobre las mujeres y la teoría moral», en que un mandato como “no debes mentir”, o
Isegoría, n.º 6 (1992), pp. 49-50. las restantes leyes genuinamente morales, no
6. Mate, Reyes (2018). El tiempo, tribunal de la es algo que valga tan sólo para los hombres y
historia, Madrid: Trotta, p. 146. no haya de ser tenido en cuenta por otros se-
7. Papa Francisco, Encíclica Laudato si´, n.º 67. res racionales; tendría que reconocer, por lo
8. Riechmann, Jorge (2018). «Ecohumanismo tanto, que el fundamento de la obligación no
en el siglo de la gran prueba», en AA. VV., habría de ser buscado aquí en la naturaleza del
¡Despertemos! Propuestas para un humanis- hombre o en las circunstancias del mundo, sino
mo descentrado, Barcelona: Cristianisme i exclusivamente a priori en los conceptos de la
Justícia, Cuadernos n.º 209, p. 11. razón pura, y que a cualquier otra prescripción
9. Cortina, Adela (2005). Alianza y Contra- que se funde sobre principios de la mera ex-
to. Política, ética y religión, Madrid: Trotta, periencia, incluida una prescripción que fuera
p. 171. universal desde cierto punto de vista, en tanto
10. Las versiones androcéntricas que traducen que se sostenga lo más mínimo sobre funda-
sarx por ‘hombre’: «el Verbo se hizo hombre», mentos empíricos con arreglo a uno solo de sus
se acercarían más al sentido original si dijeran motivos, ciertamente se la puede calificar de
«el verbo se hizo pobre hombre». El himno “regla práctica”, más nunca de “ley moral”».
encarnatorio de la carta a los Filipenses apunta 14. Mèlich, Joan-Carles (2010). Ética de la com-
en el mismo sentido cuando afirma que: Cristo pasión, Barcelona: Herder, p. 143.
Jesús se despoja de su condición divina to- 15. Mates, Reyes (2013), La piedra desechada,
mando la condición de esclavo. (cf. Flp 2,6-7) Madrid: Trotta, p. 29.
11. Peces-Barba, Gregorio (2003). La dignidad 16. Rosenzweig, Franz (1997). La estrella de la
de la persona desde la Filosofía del Derecho, redención, Salamanca: Sígueme, pp. 44-45.
Madrid: Dykinson, p. 21. 17. Cfr. Morin, Edgar (1998). El Método IV. Las
12. Descartes, René (1980). Discurso del méto- ideas, Madrid: Cátedra, p. 117: «Recordemos
do, Madrid: Espasa Calpe, p. 62. que vivimos en un universo de signos, símbo-
13. Kant, Immanuel (2012). Fundamentación los, mensajes, figuraciones, imágenes, ideas,
para una metafísica de las costumbres, Ma- que nos designan cosas, estados de hecho,
29
fenómenos, problemas, pero que, por ello mis- Brevis, Barcelona: Càtedra Ramon Llull Blan-
mo, son los mediadores en las relaciones de querna, p. 324.
los hombres entre sí, con la sociedad, con el 22. Levinas, Emmanuel (2006). Humanismo del
mundo. En este sentido, la noosfera está pre- otro hombre, México: Siglo XXI, pp. 124-125.
sente en toda visión, concepción, transacción 23. Lasloz, Hervin (2013), El cambio cuántico.
entre cada sujeto humano con el mundo ex- Cómo el nuevo paradigma científico puede
terno, con los demás sujetos humanos y, en transformar la sociedad, Barcelona: Kairós
fin, consigo mismo. Es cierto que la noosfera p. 105.
tiene una entrada subjetiva, una función inter- 24. Cfr. Lorey, Isabell (2016). Estado de inseguri-
subjetiva, una misión transubjetiva, pero es un dad, Madrid: Traficantes de sueños.
constituyente objetivo de la realidad. 25. Gomá Lanzón, Javier (2007). Aquiles en el
Esta esfera es como un medio, en el sen- Gineceo o Aprender a ser mortal, Madrid:
tido mediador del término, que se interpone Taurus, p. 66.
entre nosotros y el mundo exterior para hacer 26. Mèlich, Joan-Carles (2012). Filosofía de la
que nos comuniquemos con éste. Es el medio finitud, Barcelona: Herder, p. 24.
conductor del conocimiento humano. Además, 27. Feito, Lydia (2017). «Construyendo la com-
nos envuelve como una atmósfera propiamen- pasión», en Gracia, Diego (coord.), Ética y
te antroposocial. De igual modo que las plan- ciudadanía. II. Deliberando sobre valores,
tas han producido el oxígeno de la atmósfera, Madrid: Fundación Xavier Zubiri, PPC, Fun-
indispensable a partir de ese momento para dación SM, p. 71.
la vida terrestre, igualmente las culturas hu- 28. Cortina, Adela (2010). Justicia cordial, Ma-
manas han producido símbolos, ideas, mitos drid: Trotta, p. 63 (las cursivas son mías).
que se han vuelto indispensables para nuestras 29. Ricoeur, Paul (2008). Lo justo II. Estudios,
vidas sociales. Los símbolos, ideas mitos han lecturas y ejercicios de ética aplicada, Ma-
creado un universo en el que habitan nuestros drid: Trotta.
espíritus». 30. Miquel Pericás, Esther (2007). «Jesús y
18. Citado en Martín-Palomo, María Teresa las prostitutas», en Miquel Pericás, Esther
(2010). «Autonomía, dependencia y vulnera- (coord.), Ellas os guiarán al reino de Dios,
bilidad en la construcción de la ciudadanía», Reseña Bíblica, nº. 54, Estella: Verbo Divino,
Zerbitzuan, n.º 48, Abendua, p. 63. pp. 35-43.
19. Torralba, Francesc (2002). Ética del cuidar. 31. Butler, Judith (2017). Cuerpos aliados y lu-
Fundamentos, contextos y problemas. Madrid: cha política: hacia una teoría performativa de
Institut Borja de de Bioética – Fundación Ma- la asamblea, Barcelona: Paidós, p. 15.
pfre Medicina, p. 247. 32. Papa Francisco, Evangelii Gaudium, n.º 53.
20. Butler, Judith (2006). Deshacer el género, 33. Preciado, Paul B. (2019). Un apartamento en
Barcelona: Paidós, pp. 43-44. Urano. Crónicas del cruce, Madrid: Anagra-
21. Mèlich, Joan-Carles (2014), «La condición ma, p. 42-43.
vulnerable (Una lectura de Emmanuel Levi-
nas, Judith Butler y Adriana Cavarero)», Ars
30
PREGUNTAS PARA LA REFLEXIÓN
2. Dice el autor: «Una de las mayores aportaciones que las religiones pueden
ofrecer a la configuración de un nuevo relato ecosocial es mantener vivas sus
narraciones y sus tradiciones de fraternidad, cuidado y vulnerabilidad». ¿En
qué narraciones y tradiciones religiosas podemos encontrar hoy este nuevo
relato? ¿Qué aspectos del cristianismo pueden ayudar a ello?
6. ¿De qué manera una lectura somatopolítica de los evangelios puede ayudar-
nos a revalorizar una vida más centrada en los cuidados?
31
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Cristianisme i Justícia (Fundació Lluís Espinal) es un centro de estu-
dios creado en Barcelona el año 1981. Agrupa un equipo de voluntariado
intelectual que tiene por objetivo promover la reflexión social y teológica
para contribuir a la transformación de las estructuras sociales y eclesia-
les. Forma parte de la red de centros Fe-Cultura-Justicia de España y de
los Centros Sociales Europeos de la Compañía de Jesús.