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ARGENTINA
M. E. Alonso - E. C. Vázquez
1880-1930
LA ECONOMÍA PRIMARIA EXPORTADORA:
DEL RÉGIMEN OLIGÁRQUICO A LOS
GOBIERNOS RADICALES
“No hay que hacerse ilusiones. El hombre no se acuerda del pasado; siempre lo recons-
truye. El hombre aislado es una abstracción. La realidad es el hombre en grupo. Y el
hombre no conserva en su memoria el pasado de la misma forma que los hielos del
norte conservan congelados los mamuts milenarios. Arranca del presente y a través de
él, siempre, conoce e interpreta el pasado”.
Lucién Febvre, Combates por la historia, 1936.
Los autores
Contenidos expandidos
Algunos contenidos de este libro están acompañados por sugeren-
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En las columnas de algunas páginas, el lector puede remitirse a
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ras, mediante enlaces reducidos y códigos QR (quick response o
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Bibliografía . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 136
Revolución
Revolución política
política Reform
Reforma
contra
contra sistema
sistema de de partici
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gobierno
gobierno oligárquico
oligárquico minor
minorías
Fundación
Fundación Fundación
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‘89‘89 ‘91‘91
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‘98‘98
‘99‘99 ‘01‘01
‘02‘02
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‘04
EXPANSIÓN
EXPANSIÓN DEDE
LA LA AGRICULTURA
AGRICULTURA DEDE CEREAL
CEREAL
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LANA
EXPANSIÓN
EXPANSIÓN EXPORTACIONES
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ECONOMÍA
ECONOMÍA PRIMARIA
PRIMARIA EXPORTADORA
EXPORTADORA
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EXPANSIÓN
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1880-1930 El radical
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Reforma
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GOBIERNO OLIGÁRQUICO
OLIGÁRQUICO – DEMOCRACIA
– DEMOCRACIA RESTRINGIDA
RESTRINGIDA DEMOCRACIA
DEMOCRACIA
AMPLIADA
AMPLIADA
99 ‘01‘01
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PicoPico de huelgas
de huelgas Huelga
Huelga universitaria:
universitaria: “Patagonia
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Aproximadamente
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Yacimientos Comienza
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Petrolíferos
Petrolíferos económica
económica mundial
mundial
Fiscales
Fiscales (YPF)
(YPF)
capítulo LA ORGANIZACIÓN DE
1
LA ECONOMÍA PRIMARIA
EXPORTADORA
Desarrollo de las
exportaciones de trigos, según
1870 1890 1899 un grabado de la época.
Colonos en estación de
Chascomús.
La expansión de la ganadería
El desarrollo del La desmerinización
capitalismo en el
sector agrario La producción de ovinos fue la más importante de la ganadería ar-
gentina hasta fines del siglo XIX. Su importancia estuvo relaciona-
da, hasta la década de 1870, con las exportaciones de lana y, en los
El capitalismo se expandió
en el sector agrario porque años siguientes, con las primeras exportaciones de carnes enfria-
logró resolver, con cierto das y congeladas para consumo de los mercados europeos. Durante
grado de eficiencia, cinco esos años, la cría de ganado vacuno se fue corriendo hacia las tie-
problemas simultáneamen-
te: impuso la generalización rras nuevas del sur. De este modo, los vacunos abrían las tierras
de relaciones mercantiles vírgenes de pastos duros y los mejores campos quedaban prepara-
en un nuevo mercado
dos para la posterior cría de ovejas. Las nuevas exigencias del mer-
estructurado para satisfacer,
fundamentalmente, los cado internacional impulsaron la desmerinización, que consistió
requerimientos del inter- en el reemplazo de ovinos merinos por animales de raza Lincoln.
cambio con el exterior;
impuso, a través de la
Estos últimos permitían obtener una carne de mejor calidad y un
importación de manufactu- tipo de lana más adecuada a los requerimientos de la demanda ex-
ras industriales, la adopción terna. La crisis del precio de la lana, en la década de 1860, impulsó
de nuevos criterios tecnoló-
gicos y la introducción de
estos cambios y favoreció la concentración de la producción de ovi-
bienes de capital; logró nos en propiedades cada vez más grandes.
eliminar algunos de los
obstáculos sociales que el
régimen de tenencia de la
tierra oponía a la libre
inversión del capital; creó
condiciones propicias para
disolver o subordinar ciertas
formas de producción no
capitalista e integrar a otras
que, a pesar de mantenerse
como tales, fueron puestas
al servicio del proceso de
valorización del capital;
creó y controló un nuevo
tipo de mercado de trabajo,
estacional y permanente,
destinado a proveer de
mano de obra asalariada a
las empresas capitalistas en
proceso de consolidación. • |
Alfredo R. Pucciarelli, El
capitalismo agrario pampeano,
1880- 1930.
Vista de la ciudad de Buenos Aires desde Retiro, hacia 1900. En la imagen se observa la
chimenea de la fábrica de gas y el avance en la construcción de vías ferroviarias.
Establecimiento cervecero en
Buenos Aires, en 1886.
1857
1860
1870
1880
1890
1900
1920
1924
1910
Profesiones y oficios de los
inmigrantes
1857-1924
http://goo.gl/vkfrK4
Una de las habituales escenas en el comedor del Hotel de Inmigrantes hacia principios de
siglo XX.
1870
1880
1890
1900
1920
1924
1910
Inmigrantes por
nacionalidades
1857-1924
El proceso de urbanización
En las últimas décadas del siglo XIX y los primeros años del siglo
XX, Buenos Aires tenía reputación de ser una de las ciudades más
caras del mundo en relación con la vivienda. Los alquileres de cuar-
tos en conventillos, fondas y bodegones eran realmente elevados y
no guardaban relación con la poca habitabilidad de los mismos.
Una mísera habitación requería alrede-
dor del 25% del salario medio de un
obrero, porcentaje que se elevaba en los
períodos de crisis (1874- 78, 1890-93). El
alquiler se convirtió en uno de los prin-
cipales problemas del presupuesto de
los sectores populares y el aumento de
sus montos fue la chispa que hizo esta-
llar la huelga de inquilinos que se desa-
rrolló durante 1907.
Anuncio de
remate de 30
lotes en el
barrio de
Palermo
(1905).
La elite tradicional
Chacareros en huelga.
2 […] Un millón de emigrados que han llegado ya al país forman cerca de doscien-
tas mil familias, y darían al país doscientos mil ciudadanos, con voto activo para
nombrar ellos mismos quienes defienden y cuiden sus intereses en el gobierno, en
Domingo Faustino
la ley, en el municipio. Con solo un millón de emigrados el comercio de la ciudad de
Sarmiento,
“Siempre la Buenos Aires cuenta cuatrocientos millones de pesos pertenecientes a extranjeros
confusión de domiciliados.
lenguas”, artículo Cuando se cuenten en el país cinco millones de emigrados, su fortuna en capita-
publicado en El
Diario, 15 de les, efectos y mercaderías será de dos mil millones en la misma proporción de hoy,
septiembre de contra setecientos millones que poseerán argentinos. Aquellos dos mil y estos sete-
1887. cientos millones soportarán las cargas públicas, la mala administración de los go-
biernos patrios, los derroches de un Congreso sin el freno de una opinión respetada
tica para muchedumbres que pueden luego contar con millones. ¿Qué hay de incom-
patibles con el interés de los mismos arribantes al indicar la nacionalización, como
remedio?
Sería comprender mal nuestro pensamiento suponer que contamos con que los resi-
dentes naturalizados fuesen en masa de un partido y contra algún gobierno. Lo que que-
remos es que el voto sea una realidad en Buenos Aires, votando en las elecciones muni-
cipales y políticas, aquellos que teniendo propiedad y manejando capitales propenderán
siempre por que prevalezcan las ideas de orden, honradez y economía en el manejo de
los caudales públicos. El voto en favor de la mala inversión, y de la mala política puede
ser numeroso y constante en fuerza de la incapacidad electoral de las muchedumbres,
sin iniciativa, sin inteligencia de los fines del sistema electoral, y predispuestos por tradi-
ción de raza y sumisión colonial anterior a obedecer a impulsión ajena.
Es un hecho único el reconocido en esta América, y es que el voto es forzado, y que
no hay verdadera elección de funcionarios. Hay adopción de un nombre que ya viene
designado. Con la nacionalización de residentes, en las condiciones de moral, inteli-
gencia y propósitos en que se encuentra el comercio de Buenos Aires, su número
agregado al de los argentinos que se encuentran en las mismas condiciones de moral,
inteligencia y propósitos, constituirá una mayoría respetable y respetada que devuel-
va a la grande ciudad la influencia y el rango que le han hecho perder la falta de nú-
mero que oponer a las intrigas de los ambiciosos. ¿No querrían a estas condiciones
ser ciudadanos los residentes, que debilitan a la ciudad por no ser ciudadanos y no
por mantenerla en su rango, por falta de personería política?
DOCUMENTO
OPINIÓN DEL DIARIO LA PRENSA SOBRE UN PROYECTO
DE LEY PARA NATURALIZAR A LOS EXTRANJEROS A
COMIENZOS DEL SIGLO XX
3 La escasísima naturalización y la afluencia de extranjeros dan como resultado una po-
Diario La Prensa, blación de extraños, hondamente radicada social y económica, que tiende a igualar a
20 de mayo de la nacional. El hecho plantea un problema gravísimo. [...] Es indudable que la abundan-
1904. cia de extranjeros desproporcionada con la población ciudadana influye en eso que
llamamos la indiferencia pública en lo que concierne a la política y a la impunidad
moral y efectiva de los gobernantes, amparada por la tolerancia inacabable con que
los protege el interés comercial y económico. [...]
En el campo de nuestra vida pública circula una corriente helada, que enerva las
energías cívicas y destempla el tribunal de la opinión: es el espíritu de los extraños,
en gran número, que no se ocupan sino en sus operaciones mercantiles e industriales,
por cuanto su calidad de tales los aleja de la política. […]
Mi querido amigo:
Carta del escritor
Roberto J. Payró, Mañana, por fin, vamos a desembarcar, con dos días de atraso, y entonces echaré
dirigida a José al correo esta primera carta que te escribo, todavía bajo la impresión de terribles
León Pagano, emociones.
escrita a bordo del
Pelagus, 14 de Mi pasaje de tercera me dio un sitio entre cuatrocientos cincuenta pobres diablos
diciembre de
1903.
como yo, que llenan el entrepuente convirtiéndolo en una especie de plaza de aldea
en día de mercado, pero sin aire, ni luz, ni alegría. Está rebosando de hombres, muje-
res, niños, en revuelta confusión, que hablan todos los idiomas, exhalan todos los olo-
res, visten todos los harapos….
No te puedes imaginar lo que una persona medianamente educada, por mucho
que sea la amplitud de su espíritu, padece en lo físico y lo moral durante uno de estos
viajes dolorosos y deprimentes. Mis compañeros mismos, aunque en su mayoría he-
chos a la miseria, se sienten rebajados de su dignidad de hombres, y se rebelan instin-
tiva e inconscientemente contra ello, manifestando la protesta con su irritabilidad y
mal humor. Considérame en este hacinamiento humano, entre multitud de mareados
que en un principio aumentaban minuto por minuto, con las apreturas, la falta de
aire, el hedor, el contagio inevitable por la excitación y luego depresión de los
nervios….
En los primeros días yo no podía estar sino en el puente, echado de bruces sobre la
borda, mirando el mar, bebiendo la buena brisa del océano, hasta que la fatiga me
obligaba a ir a acostarme abajo, en aquellas mazmorras de madera, en que las camas
parecen oscuros estantes, para mercancías sin valor, desperdicios de humanidad. […]
Mis pobres compañeros, anónimas reses de aquel rebaño encajonado, sufrían
también, y en medio de la noche, entre ronquidos y respiraciones anhelosas, sonaba
de vez en cuando algún terno sofocado, alguna imprecación, algún juramento. […]
6 je. Tenga en cuenta que hay muchas compañías de navegación y cada una de ellas
posee varios vapores que hacen el transporte de los emigrantes hacia la Argentina.
[...] No siempre es fácil encontrar una ocupación en la Argentina porque la cantidad
Manual de
de emigrantes que llegan, provenientes de todas partes del mundo, es muy superior
inmigrante a las necesidades, incluso en la época de mayor trabajo, la de la cosecha de cereales.
italiano, escrito En ese caso, el Comisario de emigración lo hará saber por medio de los diarios; usted
por Arrigo De mismo podrá obtener información más detallada en las oficinas de Emigración. Estas
Zettiry, publicado
por el Real precauciones podrán allanarle el camino, salvándolo de muchos errores [...] Leyendo
Comisariato de atentamente este Manual no hará las cosas con los pies sino con la cabeza.
Emigración de Los preparativos de la partida: Liquidación de bienes. Conviene vender sus bienes
Roma, Italia, en
1913. solo cuando los preparativos de la partida ya estén encaminados. Procure tener un
margen de tiempo para prepararse con calma. [...] Prevea la necesidad de una larga
travesía. No tenga en cuenta los lavados que pudiera hacer a bordo y tenga en mente
que cuando el barco parta para Canarias o en Cabo Verde para cargar carbón, la nave
y los pasajeros se cubren de polvo que ensucia la ropa y obliga a cambiarla.
Pronto a zarpar: La cucheta. Los niños mayores estarán con usted y, según hayan
pagado un pasaje entero, medio o un cuarto tendrán una cucheta entera o parte de
esta. Las cuchetas son de dos plazas, según correspondan a un billete o a un billete y
medio. Su mujer y las niñas o niños pequeños tendrán otra contraseña para acomo-
darse en dormitorios femeninos.
La vida en el barco: Higiene. La higiene es el arte de estar sanos. La salud es el pri-
mer tesoro de la vida y, a bordo, con la vida comunitaria que se lleva, su salud es un
bien precioso no solo para usted sino para sus compañeros de viaje. La escasa activi-
dad, la aglomeración, el contacto promiscuo, el intenso calor, la escasez de agua po-
table buena y el hábito de lavarse poco son las causas que amenazan la salud. Aire
viciado. ¿Sabe por qué hay tanto olor en los dormitorios? Porque la gente se lava poco
o casi no se lava, y también porque no respeta la decencia. Por pereza de ir al baño hay
algunos que orinan en el suelo o hacen cosas peores. El baño. Recuerde que lo acon-
sejé bañarse bien antes de salir del paese. Ahora le digo, báñese, sobre todo si lo hace
con su hijo mayor; al día siguiente lo hará su mujer con la niña, y así de seguido. Será
un buen ahorro para la higiene de los dormitorios. [...] Separación de sexos. La separa-
ción de sexos es rigurosa. Es a la vez, una cuestión de educación y de moral. Ya en los
dormitorios deberán permanecer en silencio por respeto a aquellos que quieren des-
cansar [...].
Hotel de Inmigrantes: Será huésped del hotel por el lapso de cinco días. [...] Tienen
varios comedores, dormitorios para ambos sexos, enfermería, lavatorios y baños, sala
de lectura, jardines de recreación, oficinas de cambio de monedas y correo. El hotel
no tiene cama ni colchones [...]. Cada uno con sus mantas se puede construir un buen
lecho. No será la primera vez que duerma en el piso y recuerde bien que es necesario
tener paciencia. De todos modos se trata de un sacrificio que dura poco tiempo. [...]
Colocación y protección: Oficina de trabajo. En el mismo Hotel de Inmigrantes,
donde se alojará en Buenos Aries, encontrará la Oficina de Trabajo que le hará una
cantidad de propuestas de colocación. En el caso de que no le guste ninguna, usted
podrá ser enviado a tal o cual provincia, por gusto o porque ha tenido noticias proce-
dentemente por un paisano que ya se ha establecido en esa región. [...]
Inmigrantes en la Argentina: Ley de Residencia. Recientemente, y con el fin de im-
pedir el ingreso de delincuentes y de elementos socialmente turbulentos y peligrosos
para la tranquilidad pública, y también para prohibir definitivamente el retorno al
país de aquellos individuos que, por alguno de los antedichos motivos, habían sido
expulsados en virtud de una ley (años atrás llamada de Residencia) fue sancionada
una nueva ley. Ley de Defensa Social. Quien haya sufrido condenas o deba cumplirlas
a causa de delitos cometidos que sean penados con cárcel por la ley argentina, se
verá impedido de desembarcar en calidad de inmigrante. De esta manera, los anar-
quistas, los elementos subversivos y aquellos que hayan sido expulsados del país no
podrán ingresar otra vez. [...]
Truffa all’americana o el “cuento del tío”: Desconfíe de quien no tenga ropas ni au-
toridad para acercarse, no escuche ni historias maravillosas ni casos piadosos y sos-
téngase por el momento incapaz de prestar la mínima ayuda a cualquiera de ellos y
muy especialmente a los que le digan “haber hecho el viaje con usted”, cosa que no
se sabe nunca si es verdad. Sepa que existe un notable sistema para engañar al inmi-
grante que acaba de desembarcar, es el llamado “cuento del tío” .[..]
Ley de tierras: Conviene aclarar desde un comienzo que, si bien son vastas las zo-
nas con tierras fiscales, son pocas las susceptibles de ser colonizadas mediante la
subdivisión en pequeños lotes a precios razonables para el emigrante; por otra parte,
cuenta también el problema de la calidad de la tierra. [...] Conclusión: las tierras ver-
daderamente colonizables por el emigrante y que pueden ser adquiridas a plazos son
pocas, muy pocas. [...]
El ahorro: No especule. Si usted tiene cariño por sus sudados ahorros, jamás espe-
cule, cuente solamente con la fuerza de sus brazos y con la sobriedad de su vida para
agrandar su alcancía. Lo mejor que puede hacer el inmigrante italiano es colocar sus
ahorros tal como se explica en el capítulo siguiente. [...]
Protección al ahorro: Ninguno de ustedes ignora el antiguo y nombrado Banco Ná-
poles. Es este instituto, apoyado en corresponsalías esparcidas por todo el territorio de
la República Argentina, el que cumplirá cualquier operación bancaria; con tal propósi-
to creó un giro postal, mediante el cual el emigrante puede expedir su dinero con un
gasto insignificante y de un modo completamente seguro tanto para ayudar económi-
camente a sus parientes pobres, como para hacer adquisiciones por su cuenta o direc-
tamente depositar en la Caja de Ahorro del reino. [...] Su dinero no correrá riesgo. ¿Com-
prende ahora el inmenso beneficio que le reporta el sistema creado por el gobierno
patrio a través de la protección de sus ahorros?
Palabras finales: Condición de residente. Si usted conserva la simple condición de
residente sin asumir la de ciudadano, no le es lícito discutir, criticar o participar. Usted
trabajará tranquilamente sosteniendo el justo principio de que cualquier partido es
capaz de gobernar bien. De tal forma, ocupándose de sus cosas, no sufrirá nunca la de-
rrota de tal o cual contendiente, y vencedores y vencidos tendrán para usted igual con-
sideración y respeto, ya que la ardua laboriosidad no tiene colores políticos. [...] DOCUMENTO
2
RÉGIMEN OLIGÁRQUICO
La “República restrictiva”
La selección de
los funcionarios
El régimen de gobierno que se consolidó a partir de 1880 estaba
inspirado en las ideas y propuestas que Juan Bautista Alberdi había
Como no existían partidos ni
formulado varias décadas atrás. De acuerdo con ellas, los grupos di- otras instituciones políticas
rigentes fueron organizando un régimen político que procuraba con estructuras formales y
conciliar los valores igualitarios de una “república abierta” a todos, burocratizadas, a partir de
1880 las funciones que estos
con los valores jerárquicos de una “república restrictiva”, circuns- cumplen habitualmente para
cripta a unos pocos. la selección de funcionarios
Con ese fin, diseñaron un régimen de gobierno que confiaba fueron ejecutadas por los
grupos de familias o de
una capacidad de decisión dominante al poder político central, otor- amigos, constituidos sobre la
gaba el ejercicio del gobierno a una minoría privilegiada, limitaba base de lealtades particulares
la participación política del resto de la población y aseguraba a to- (la misma familia, las
amistades de la universidad o
dos los habitantes, sin distinción de nacionalidad, el máximo de ga- el club). Los grupos de
rantías en relación con su actividad civil. familias tradicionales, el club
La “minoría privilegiada” encargada del gobierno y compuesta (el Club del Progreso primero,
el Jockey Club después) y las
por integrantes de las familias de mayor poder económico legitimó facultades de Derecho de las
su poder político en su poder económico y en su educación y prepa- universidades de Buenos Aires
ración para el ejercicio del gobierno. Este criterio de legitimidad y de Córdoba, fueron las
instituciones básicas de
fundado en la riqueza permite caracterizar como “oligárquico” al comunicación entre los
sistema de gobierno que se consolidó a partir de 1880. Este califica- miembros de la oligarquía y,
sobre todo, de reclutamiento
tivo deriva del concepto de “oligarquía”, palabra que proviene del
de funcionarios para el
griego y que la teoría política utiliza para designar al “gobierno de ejercicio del gobierno. • |
los ricos, que generalmente son pocos”.
La primera presidencia de
Ver Roca: 1880 – 1886 (F. Pigna,
M. Dino y C. Mora)
http://goo.gl/7umf9c
En la imagen, renovación de la
comisión directiva del Jockey
Club en mayo de 1904.
El fraude electoral
Los caudillos
electorales
A partir de 1880, los gobernantes mantuvieron las reglas de la de-
mocracia política y convocaron a elecciones en el orden nacional,
Los caudillos electorales
actuaban en todos los
provincial y municipal. Además, desde 1863, las sucesivas leyes
distritos, en la campaña y en electorales nunca restringieron el derecho de sufragio de los ciuda-
las ciudades. Eran instru- danos sobre la base de una determinada capacidad económica o
mentos necesarios. Algunos
testimonios evocan al
cultural. Sin embargo, el gobierno impedía el acceso de los candi-
caudillo como un arquetipo datos de la oposición a los cargos legislativos y se aseguraba la inte-
de lealtad hacia su protec- gración del colegio electoral —encargado de la elección indirecta
tor; otros como un hombre
de lealtades difusas y
del presidente y vicepresidente— con hombres de su confianza.
cambiantes que combinaba, A través de los caudillos electorales, los líderes políticos del par-
según la circunstancia, el tido gobernante controlaban los comicios, interviniendo de diferen-
apoyo con la amenaza. El
caudillo electoral desplega- tes formas en el momento de la emisión del voto por parte de los
ba su acción ofreciendo ciudadanos. Por un lado, intervenían en las comisiones empadro-
servicios, pactando acuerdos nadoras que conformaban el registro electoral y, por otro, con las
cambiantes, haciendo
presente su disconformidad ventajas que les daba el hecho de que el voto era voluntario y no se-
mediante la sustracción de creto, organizaban el “voto colectivo”, el “voto doble”, la repetición
sufragios de una lista del voto y la compra de sufragios. Muy frecuentemente también uti-
cuando sobrevenían arreglos
previos no del todo satisfac- lizaban la violencia, impidiendo que los miembros de las parciali-
torios. Según testigos de la dades opositoras se acercaran a las mesas electorales.
época, uno de estos
caudillos —Cayetano
Ganghi, un italiano y
comerciante de libretas
cívicas que sirvió a los
grandes de Buenos Aires—
le dijo a Roque Sáenz Peña:
“Roca es un poroto a mi lado.
Tengo 2.500 libretas.” Según
estos testigos, él inventaba
la nacionalización de ciertos
extranjeros —entre quienes
tenía un gran prestigio—, y
recogía sus libretas y las
catalogaba y acumulaba
pacientemente. • |
Tomado de Natalio Botana,
historiador argentino contem-
poráneo, El orden conservador.
Una urna electoral según una caricatura de fines del siglo XIX
DOCUMENTO
DISCURSO DE JULIO ARGENTINO ROCA ANTE EL
CONGRESO NACIONAL AL ASUMIR LA PRESIDENCIA DE LA
NACIÓN EN 1880
8
Señores Senadores y Diputados: Julio Argentino
[…] El Congreso de 1880 ha complementado el sistema del Gobierno representativo Roca, 12 de
octubre de 1880.
federal y puede decirse que desde hoy empieza recién a ejecutarse el régimen de la
Constitución en toda su plenitud. La ley que acabáis de sancionar fijando la capital
definitiva de la República es el punto de partida de una nueva era en que el gobierno
podrá ejercer su acción con entera libertad, exento de las luchas diarias y deprimen-
tes de su autoridad que tenía que sostener para defender sus prerrogativas contra las
pretensiones invasoras de funcionarios subalternos. Ella responde a la suprema aspi-
ración del pueblo, porque significa la consolidación de la unión, y el imperio de la paz
por largos años. Su realización era ya una necesidad inevitable y vuestro mejor título
a la consideración de la República será el haber interpretado tan fielmente sus
votos.
En adelante, libres ya de estas preocupaciones y de conmociones internas, que a
cada momento ponían en peligro todo, hasta la integridad de la República, podrá el
gobierno consagrarse a la tarea de la administración y a las labores fecundas de la
paz; y cerrado de una vez para siempre el período revolucionario, que ha detenido
constantemente nuestra marcha regular, en breve cosecharemos los frutos de vues-
tro acierto y entereza. Al tomar a mi cargo la administración general del país, dos pre-
ocupaciones principalmente me dominan sobre todas las demás: el ejército y las vías
de comunicación. El ejército y la armada que significan la integridad y salvaguardia de
la patria en el exterior, y su paz y orden internos, reclaman la atención preferente del
Congreso y del nuevo gobierno. La República cuenta con un ejército modelo por su
abnegación, sufrido en las fatigas, valiente en el combate, leal y fiel a su bandera;
pero a merced del arbitrario, sin reglas de proceder, ni leyes que lo organicen bajo un
plan regular y sistemático.
Consagraré a las reformas que son reclamadas en este ramo mis mayores esfuer-
zos, para evitar los peligros del militarismo, que es la supresión de la libertad, en un
porvenir más o menos lejano, y para hacer del ejército una verdadera institución, se-
gún la Constitución lo entiende y el progreso moderno lo exige. De esta manera, aje-
no al movimiento de los partidos y enaltecido como ya lo está ante la opinión de la
República, podrá en el caso desgraciado en que los derechos de la patria estuviesen
en peligro desarrollar una fuerza incontrastable.
Esta tarea tendrá además un objeto económico, por la supresión de gastos inútiles
que pesan sobre el erario a causa de la imposibilidad en que han estado los gobier-
nos anteriores de fundar una administración civil y militar perfecta en los servicios
que al ejército se refieran. En cuanto a las vías de comunicación, representan para mí
una necesidad imperiosa e ineludible, cuya satisfacción no puede retardarse sin me-
noscabo del bienestar común.
Es indispensable que los ferrocarriles alcancen en el menor tiempo posible sus ca-
beceras naturales por el norte, por el oeste y por el este, con sus ramales adyacentes,
complementando el sistema de vialidad y vinculando por sus intereses materiales a
todas las provincias entre sí.
El que haya seguido con atención la marcha de este país ha podido notar, como vo-
sotros lo sabéis, la profunda revolución económica, social y política que el camino de
hierro y el telégrafo operan a medida que penetran en el interior. Con estos agentes
poderosos de la civilización se ha afianzado la unidad nacional, se ha vencido y ex-
terminado el espíritu de montonera y se ha hecho posible la solución de problemas
que parecían irresolubles, por lo menos al presente. Provincias ricas y feraces solo es-
peran la llegada del ferrocarril para centuplicar sus fuerzas productoras con la faci-
lidad que les ofrezca de traer a los mercados y puertos del litoral, sus variados y óp-
timos frutos, que comprenden todos los reinos de la naturaleza.
Por mi parte, conceptuaré como la mayor gloria de mi gobierno, si dentro de tres
años, a contar desde este día, conseguimos saludar con el silbato de la locomotora
los pueblos de San Juan y de Mendoza, la región de la vid y del oliva; Salta y Jujuy, la
región del café, del azúcar y demás productos tropicales, dejando además de par en
par abiertas las puertas al comercio de Bolivia, que nos traerá los metales de sus ri-
cas e inagotables minas.
Cuento con vuestro apoyo y con el de todo el país para llevar a cabo en el término
indicado, o antes si es posible, estas obras que no serán ni extraordinarias ni superio-
res a nuestros recursos, si sabemos conservarnos en paz. Los demás ramos de la ad-
ministración, tales como la inmigración, la instrucción pública, la difusión de la ense-
ñanza en todas las clases sociales, la protección debida al culto, al comercio, a las
artes y a la industria, son ya deberes normales que ningún gobierno puede desaten-
der. Debo, sin embargo, hacer especial mención de la necesidad que hay de poblar
los territorios desiertos, ayer habitados por las tribus salvajes, y hoy asiento posible
de numerosas poblaciones, como el medio más eficaz de asegurar su dominio.
Continuaré las operaciones militares sobre el sur y el norte de las líneas actuales
de frontera, hasta completar el sometimiento de los indios de la Patagonia y del Cha-
co, para dejar borradas para siempre las fronteras militares, y a fin de que no haya un
solo palmo de tierra argentina que no se halle bajo la jurisdicción de las leyes de la
nación. Libremos totalmente esos vastos y fértiles territorios de sus enemigos tradi-
cionales, que desde la conquista fueron un dique al desenvolvimiento de nuestra ri-
queza pastoril; ofrezcamos garantías ciertas a la vida y la propiedad de los que vayan
con su capital y con sus brazos a fecundarlos, y pronto veremos dirigirse a ellos mul-
titudes de hombres de todos los países y razas, y surgir del fondo de esas regiones,
hoy solitarias, nuevos estados que acrecentarán el poder y la grandeza de la
República.
A pueblos jóvenes y llenos de vida como el nuestro, cuando a su vasta extensión de
territorio y a la liberalidad de sus instituciones, se unen la tierra fértil y un clima pri-
vilegiado, no deben causar admiración estos prodigios que, en condiciones iguales,
se han repetido con frecuencia en la historia de las sociedades humanas.
Somos la traza de una gran nación, destinada a ejercer una poderosa influencia en
la civilización de la América y del mundo; pero para alcanzar a realizar y completar
el cuadro con la perfección de los detalles, es menester entrar con paso firme en el
carril de la vida regular de un pueblo, constituido a semejanza de los que nos hemos
propuesto como modelo; es decir, necesitamos paz duradera, orden estable y liber-
tad permanente. Y a este respecto –lo declaro alto desde este elevado asiento, para
que oiga la República entera–: Emplearé todos los resortes y facultades que la Cons-
titución ha puesto en manos del Ejecutivo nacional, para evitar, sofocar y reprimir
cualquier tentativa contra la paz pública.
En cualquier punto del territorio argentino en que se levante un brazo fratricida, o
en que estalle un movimiento subversivo contra una autoridad constituida, allí estará
todo el poder de la nación para reprimirlo. Espero, sin embargo, que no llegará este
caso, porque ya nadie, ni hombres ni partidos, tienen el brazo bastante fuerte para
detener el carro del progreso de la República por el crimen de la guerra civil. En cam-
bio, las libertades y derechos del ciudadano serán religiosamente respetados.
Los partidos políticos, siempre que no salgan de la órbita constitucional y no dege-
neren en partidos revolucionarios, pueden estar tranquilos y seguros de que su ac-
ción no será limitada ni coartada por mi gobierno. Por la ancha puerta de la Constitu-
ción y de la ley, caben todos los partidos y todas las nobles ambiciones. Así ¿quién
duda que el partido que ha cometido por dos veces, en el espacio de seis años, el
error de pretender reparar por las armas derrotas electorales, podría estar hoy diri-
giendo legítimamente los destinos de la nación, si no hubiera apelado a tan odiosos
extremos? […]
Termino aquí. Honorables Señores, la ligera exposición de los propósitos que trai-
go al gobierno. Intenciones sinceras; voluntad firme para defender las atribuciones
del Poder Ejecutivo nacional y hacer cumplir estrictamente nuestras leyes; mucha
desconfianza en mis propias fuerzas; fe profunda en la grandeza futura de la Repúbli-
ca; un espíritu tolerante para todas las opiniones, siempre que no sean revoluciona-
rias, y olvido completo de las heridas que se hacen y se reciben en las luchas electo-
rales; tal es el caudal propio que traigo a la primera magistratura de mi país. No hay
felizmente un solo argentino, en estos momentos, que no comprenda que el secreto
de nuestra prosperidad consiste en la conservación de la paz y el acatamiento abso-
luto a la Constitución; y no se necesitan seguramente las sobresalientes calidades de
los hombres superiores para hacer un gobierno recto, honesto y progresista.
Puedo así sin jactancia y con verdad deciros que la divisa de mi gobierno será: Paz
y Administración. Para realizarla, cuento con la protección de la Divina Providencia
que nunca se invoca en vano, con el auxilio de vuestras luces y con el concurso de la
opinión nacional que me ha traído a este puesto, y el de todos los hombres honrados
que habitan nuestro suelo.
9
Al pueblo:
El patriotismo nos obliga a proclamar la revolución como recurso extremo y nece-
sario para evitar la ruina del país. Derrocar un gobierno constitucional, alterar sin jus-
to motivo la paz pública y el orden social, sustituir el comicio con la asonada y erigir
la violencia en sistema político sería cometer un verdadero delito del que nos pediría Leandro N. Alem,
Aristóbulo del
cuenta la opinión nacional. Pero acatar y mantener un gobierno que representa la ile- Valle, Mariano
galidad y la corrupción; vivir sin voz ni voto la vida pública de un pueblo que nació li- Demaría,
bre; ver desaparecer día por día las reglas, los principios, las garantías de toda admi- Mariano Goyena,
Juan José
nistración pública regular; consentir los avances al tesoro, la adulteración de la
Romero, Lucio V.
moneda, el despilfarro de la renta; tolerar la usurpación de nuestros derechos políti- López, 26 de julio
cos y la supresión de nuestras garantías individuales que interesan a la vida civil, sin de 1890
esperanza alguna de reacción ni de mejora, porque todos los caminos están tomados
para privar al pueblo del gobierno propio y mantener en el poder a los mismos que
han labrado la desgracia de la República; saber que los trabajadores emigran y que
el comercio se arruina, porque, con la desmonetización del papel, el salario no basta
para las primeras necesidades de la vida y se han suspendido los negocios y no se
cumplen las obligaciones; soportar la miseria dentro del país y esperar la hora de la
bancarrota internacional que nos deshonraría ante el extranjero; resignarse y sufrir
todo fiando nuestra suerte y la de nuestra posteridad a lo imprevisto y a la evolución
del tiempo, sin tentar el esfuerzo supremo, sin hacer los grandes sacrificios que recla-
ma una situación angustiosa y casi desesperada, sería consagrar la impunidad del
abuso, aceptar un despotismo ignominioso, renunciar al gobierno libre y asumir la
más grave responsabilidad ante la patria, porque hasta los extranjeros podrían pedir-
nos cuenta de nuestra conducta, desde que ellos han venido a nosotros bajo los aus-
picios de una Constitución, que los ciudadanos hemos jurado y cuya custodia nos he-
mos reservado como un privilegio, que promete justicia y libertad a todos los hombres
del mundo que vengan a habitar el suelo argentino.
La Junta Revolucionaria no necesita decir al pueblo de la nación y a las naciones
extrañas los motivos de la revolución, ni detallar cronológicamente todos los des-
aciertos, todos los abusos, todos los delitos, todas las iniquidades de la administra-
ción actual.
El país entero está fuera de quicio, desde la capital hasta Jujuy. Las instituciones
libres han desaparecido de todas partes; no hay república, no hay sistema federal, no
hay gobierno representativo, no hay administración, no hay moralidad. La vida políti-
ca se ha convertido en industria lucrativa. El presidente de la República ha dado el
ejemplo, viviendo en la holgura, haciendo la vida de los sátrapas con un menosprecio
inaudito por el pueblo, y con una falta de dignidad que cada día se ha hecho más irri-
tante. [...] En el orden político ha suprimido el sistema representativo, hasta constituir
un Congreso unánime sin discrepancia de opiniones, en el que únicamente se discute
el modo de caracterizar mejor la adhesión personal, la sumisión y la obediencia pa-
siva. El régimen federativo ha sido escarnecido; los gobernadores de provincia, salvo
rara excepción, son sus lugartenientes; se eligen, mandan, administran y se suceden
según su antojo: rendidos a su capricho. [...] En el orden financiero los desastres, los
abusos, los escándalos, se cuentan por días. [...]
Conocemos y medimos la responsabilidad que asumimos ante el pueblo de la na-
ción; hemos pensado en los sacrificios que demanda un movimiento en el que se com-
promete la tranquilidad pública y la vida misma de muchos de nuestros conciudada-
nos; pero el consejo de patriotas ilustres, de los grandes varones, de los hombres de
bien de todas las clases sociales, de todos los partidos, el voto íntimo de las provin-
cias oprimidas, y hasta el sentimiento de los residentes extranjeros, nos empuja a la
acción y sabemos que la opinión pública bendice y aclama nuestro esfuerzo, sean
cuales fueren los sacrificios que demande.
El movimiento revolucionario de este día no es la obra de un partido político. Esen-
cialmente popular e impersonal, no obedece ni responde a las ambiciones de círculo
u hombre público alguno. No derrocamos el gobierno para separar hombres y susti-
tuirlos en el mando; lo derrocamos porque no existe en la forma constitucional, lo de-
rrocamos para devolverlo al pueblo a fin de que el pueblo lo reconstituya sobre la
base de la voluntad nacional y con la dignidad de otros tiempos, destruyendo esta
ominosa oligarquía de advenedizos que ha deshonrado ante propios y extraños las
instituciones de la República. El único autor de esta revolución, de este movimiento
sin caudillo, profundamente nacional, larga, impacientemente esperada, es el pueblo
de Buenos Aires, que fiel a sus tradiciones reproduce en la historia una nueva evolu-
ción regeneradora que esperaban anhelosas todas las provincias argentinas.
El ejército nacional comparte con el pueblo las glorias de este día; sus armas se al-
zan para garantir el ejercicio de las instituciones. El soldado argentino es hoy día
como siempre el defensor del pueblo, la columna más firme de la Constitución, la ga-
rantía sólida de la paz y de la libertad de la República. La Constitución es la ley su-
prema de la nación, es tanto como la bandera, y el soldado argentino que la dejara
perecer sin prestarle su brazo, alegando la obediencia pasiva, no sería un ciudadano
sentar los intereses de todo el mundo, sino los del pueblo trabajador, contra la clase
capitalista opresora y parásita; no hace creer al pueblo que puede llegar al bienestar
y la libertad de un momento a otro, pero le asegura el triunfo si se decide a una lucha
perseverante y tenaz; no espera nada del fraude ni de la violencia, pero todo de la in-
teligencia y de la educación populares.
El desarrollo de la agricultura, de la industria y del comercio, que cada día se ha-
cen en mayor escala, tiene que conducirnos necesariamente a la propiedad colectiva
de los medios de producción y de cambio. El pueblo no será libre, no disfrutará del
producto de su trabajo, mientras no sea dueño de los medios con que lo hace. El Par-
tido Socialista quiere la nacionalización de los medios de producción, lo que en la Re-
pública Argentina será excepcionalmente fácil, porque la propiedad de la tierra está
ya concentrada en muy pocas manos.
Mientras esa nacionalización no se realice, el suelo argentino solo será una ficción
usada por la clase gobernante para infundir interesadamente al pueblo un falso sen-
timiento de patriotismo. Entre tanto queremos desde ya mejorar la situación de la
clase trabajadora, y a ese fin presentamos un programa de reformas concretas, de in-
mediata aplicación práctica, que es la mejor respuesta a los que nos tachan de visio-
narios y utopistas.
El Partido Socialista Obrero sostiene la jornada legal de ocho horas, la prohibición
del trabajo de los niños menores de catorce años, y el salario igual para las mujeres y
los hombres cuando hagan un trabajo igual, medidas tendientes a mantener el precio
de la mano de obra, a asegurar a los trabajadores el reposo necesario, a moderar la
infame explotación de que son víctimas las mujeres, y a hacer posible la educación
de los niños. El Partido Socialista pide la abolición de todas las gabelas llamadas im-
puestos indirectos, que pesan sobre el pueblo. Pide que los gastos del Estado salgan
de las cajas de los capitalistas, en forma de impuesto directo sobre la renta.
Pide que se establezca por la ley la responsabilidad de los patrones en los acci-
dentes del trabajo, para que las víctimas de esos accidentes no tengan que pedir li-
mosna, ni dejen sus familias en la miseria, como premio de sus esfuerzos. Pide la ins-
trucción laica y obligatoria para todos los niños hasta cumplir los catorce años.
Como reformas políticas el Partido Socialista lucha por el sufragio universal y la
representación de las minorías, en todas las elecciones nacionales, provinciales y
municipales.
Quiere la separación de la Iglesia y del Estado, en homenaje a la libertad de con-
ciencia, y para no privar a los católicos del gusto de costear ellos solos el culto en que
ellos solos creen.
Tales son las reformas inmediatas más importantes porque combate nuestro
partido.
Ellas bastan para mostrar que los diputados socialistas no irán nunca al Congreso
como los de otros partidos con carta blanca para hacer lo que más les plazca. Verda-
deros delegados del pueblo, ellos irán con mandato imperativo a sostener ideas bien
determinadas, cuya realización es de la mayor importancia para todos los que
trabajan.
Trabajadores y ciudadanos: Por primera vez en la República el Partido Socialista
se presenta en la lucha electoral, y reclama vuestros sufragios. Vais a dar la medida
de vuestra capacidad política con la acogida que hagáis a nuestros candidatos y
nuestro programa.
Desechad toda opinión preconcebida, meditad sobre vuestros intereses bien en-
tendidos, elevaos a la dignidad de hombres independientes, y en las elecciones del 8
de marzo votaréis por los candidatos socialistas.
3
DE EXCLUSIÓN POLÍTICA
La inflación
LA UNIÓN CÍVICA
El mitin en el
Jardín Florida
Frente a la crisis económica, la oposición política contra la ges-
El mitin del Jardín Florida tión del presidente Juárez Celman fue encabezada por Bartolomé
fue organizado por Leandro Mitre y Leandro N. Alem. Estos dirigentes pusieron en práctica
N. Alem y un grupo de una modalidad política que no era habitual en el país: invitaron a
jóvenes políticos. Bartolomé
Mitre y otros viejos dirigen- los habitantes que no estuvieran de acuerdo con el gobierno a reu-
tes mandaron su adhesión. niones abiertas, denominadas “mitines”.
En esa reunión contra el En el primer mitin, realizado en la ciudad de Buenos Aires, el 1
gobierno de Juárez Celman
convergieron los obreros, de septiembre de 1889, en el Jardín Florida, con la presencia de
los empleados y los 15.000 personas, quedó constituida la Unión Cívica de la Juventud.
artesanos empobrecidos por
Una multitud aun mayor, que según fuentes de la época superó
la desvalorización de sus
ingresos reales, los produc- las 30.000 personas, se reunió el 13 de abril de 1890, en el mitin
tores agropecuarios del Frontón Buenos Aires, para manifestar su desacuerdo con las
perjudicados por la baja de
los precios de las exporta-
políticas oficiales. En esa reunión, la Unión Cívica de la Juventud
ciones, los comerciantes se transformó en la Unión Cívica.
arruinados por la paraliza- Esta fuerza política surgió como una coalición amplia que repre-
ción de los negocios, los
especuladores y bolsistas en
sentaba los intereses de diversos sectores sociales; sin embargo, al
bancarrota, los católicos mismo tiempo, también resultó frágil y circunstancial, ya que tuvo
descontentos por las leyes como único objetivo aislar y derrocar al presidente Juárez Celman.
laicas, los sectores medios
oprimidos por una política En los meses siguientes, la situación del gobierno se agravó
que les cerraba el acceso al cuando algunos grupos del Partido Autonomista Nacional le retira-
poder y a la riqueza, y los ron su apoyo. Julio A. Roca y Carlos Pellegrini no estaban de acuer-
inversores europeos. Al
terminar la reunión, un do con las políticas de gobierno que Juárez Celman había desarro-
comisario le transmitió a llado, porque consideraban que el poder había caído en manos de
Alem la adhesión de una “niños irresponsables”, como calificaban a los dirigentes que rodea-
logia de 33 militares,
dispuestos a combatir por ban al presidente.
“el respeto de la voluntad
popular”. • |
Luis Sáenz Peña y funcionarios del gobierno nacional durante un viaje a París, Francia,
en 1900.
Alem y Roca jugando con muñequitos de papel, según una caricatura publicada en
El Mosquito, en 1891.
Leandro N. Alem.
Ametralladoras emplazadas en
dirección al Paseo Colón
durante la revolución radical
de febrero de 1905.
Marineros y fogonistas en
huelga general, enero de 1904.
Publicada por la revista Caras y
Caretas.
Reunión de conductores de
carros durante una huelga
en 1909
El presidente Roque Sáenz Peña en una sesión del Congreso nacional en 1911, cuando se
debatía la reforma electoral.
El enrolamiento
de los ciudadanos
varones fue un
requisito para
garantizar la
pureza del
sufragio.
DOCUMENTO
LEY N.º 4144 DE RESIDENCIA DE 1902
El Senado y la Cámara de Diputados sancionan con fuerza de ley: ARTÍCULO 1º - El
13 Poder Ejecutivo podrá ordenar la salida del territorio de la Nación a todo extranjero
que haya sido condenado o sea perseguido por los tribunales extranjeros por críme-
nes o delitos comunes. ARTÍCULO 2º - El Poder Ejecutivo podrá ordenar la salida de
Congreso
Nacional, 22 de
todo extranjero cuya conducta comprometa la seguridad nacional o perturbe el or-
noviembre de den público. ARTÍCULO 3º - El Poder Ejecutivo podrá impedir la entrada al territorio
1902. de la República a todo extranjero cuyos antecedentes autoricen a incluirlo entre
aquellos a que se refieren los artículos anteriores. ARTÍCULO 4º - El extranjero contra
quien se haya decretado la expulsión tendrá tres días para salir del país, pudiendo el
Poder Ejecutivo, como medida de seguridad pública, ordenar su detención hasta el
momento del embarque. ARTÍCULO 5º - Comuníquese al Poder Ejecutivo.
DOCUMENTO
MENSAJE DE JULIO ARGENTINO ROCA AL CONGRESO
NACIONAL PIDIENDO QUE APRUEBE LA LEY DE
14 RESIDENCIA
Buenos Aires, noviembre 22 de 1902.
Julio A. Roca Al señor Presidente de la Honorable Cámara de Diputados: Pendiente la sanción del
H. Congreso el proyecto de Ley de Residencia de Extranjeros, el Poder Ejecutivo cree
necesario solicitar su consideración en la noche de hoy, en sesión extraordinaria.
Son de dominio público los sucesos que en este momento se desarrollan en esta
Capital y parte de la provincia de Buenos Aires, con motivo de la huelga en que se han
declarado numerosos obreros de distintos gremios, que amenazan el orden público,
los intereses del comercio y la navegación, y por consiguiente la riqueza pública. Da-
das estas circunstancias, a fin de que el Poder Ejecutivo esté habilitado para tomar
las medidas más eficaces que ellas reclaman, os pide la aprobación del proyecto que
en sesión de esta misma fecha ha tenido sanción del Honorable Senado. Dios guarde
al señor Presidente.
DOCUMENTO
CRÓNICA DEL DIARIO LA PRENSA SOBRE UN CONFLICTO
ENTRE LA POLICÍA Y OBREROS PORTUARIOS DEL BARRIO
15 DE LA BOCA EN 1902
Empeora cada día la situación económica de la clase trabajadora entre nosotros. A
Diario La Prensa, los millares de obreros que se encuentran sin trabajo en esta capital se ha agregado
19 de enero de el contingente numeroso de los mecánicos y calafates, además de los peones de las
1902.
barracas del barrio más comercial de la capital, la Boca. A estos vinieron a incorpo-
rarse los marineros y demás personal de las obras del puerto del Riachuelo, que ha-
bían reanudado hace pocos días su trabajo, con la promesa de que el Ministerio de
Hacienda iba a pagarles los tres meses que se les adeuda, pero que hasta ahora no
han recibido un solo peso, pues se alega que no hay plata para ellos. Puede fácilmen-
pugna provocando una situación de hecho que revela en la forma más evidente a los
trabajadores el profundo antagonismo de intereses que dividen a las mismas.
Que la huelga general robustece el espíritu de lucha acrecentando la conciencia y
fortaleciendo la organización obrera. Por todas estas consideraciones, el IV Congre-
so declara que la huelga general es un arma superiormente eficaz, y aconseja al pro-
letariado capacitarse y ejercerla, no debiendo ponérsele límite de ninguna clase,
pues ella debe surgir espontáneamente en los momentos y circunstancias que sea
requerida.
Cap. LA AMPLIACIÓN DE
4 LA PARTICIPACIÓN
POLÍTICA
El sistema de patronazgo
Entre 1919 y 1922 el uso de los cargos públicos con fines políticos
se convirtió en el nexo principal entre el gobierno y las clases me-
dias. El siguiente comentario publicado en La Vanguardia, en 1922,
muestra la importancia que había adquirido este sistema: “
“La inscripción en los registros del partido viene a ser [...] una es-
pecie de pasaporte o salvoconducto para llegar a cualquier puesto,
sistema que, generalizado con el fin de dar ubicación en las ofici-
nas públicas a las hordas famélicas de la “causa”, ha convertido a to-
das las reparticiones nacionales y municipales en otros tantos asi-
los de incapaces”.
La reforma universitaria
de 1918 (Educ.ar). Ver La Reforma Universitaria
Manifestación de la Federación
Obrera Regional Argentina, en
1915.
La “Semana Trágica”
La "Liga
Patriótica"
En enero de 1919, una huelga realizada por los obreros de los Talle-
Durante la “Semana Trágica” res Metalúrgicos Vasena en demanda de una jornada laboral de
surgió la “Liga Patriótica”, una ocho horas y el pago de horas extra, se extendió a otras fábricas de
organización integrada por
miembros de la elite que
la Capital Federal. Presionado por los empresarios metalúrgicos, el
declaraban defender el orden gobierno decidió imponer el orden enviando primero a la policía y
social y la “nacionalidad más después al ejército, que reprimieron a los trabajadores. Los enfren-
pura del país”. En grupos
armados, recorrían las calles
tamientos se sucedieron durante varios días y hubo alrededor de
de la ciudad en sus autos, cien muertos. Estos hechos fueron recordados como la “Semana
protegían a los rompehuelgas Trágica”.
y fueron muy activos en la
represión de las huelgas. • |
Incendio provocado en
los talleres
metalúrgicos de
Vasena, ubicados en
Urquiza e
Independencia, en la
Ciudad de Buenos Aires.
En el primer enfrentamiento
con la policía, el conflicto en los
Talleres Metalúrgicos Vasena
arrojó el saldo de cuatro
obreros muertos. Durante el
funeral se produjeron nuevos
incidentes que radicalizaron el
conflicto.
En la imagen, obreros y mujeres
del comité feminista
acompañando el cortejo
fúnebre, en enero de 1919.
Terratenientes de la Sociedad
Rural santacruceña, junto con
las tropas del Ejército en el
lugar del conflicto.
La población total en
En 1928, Hipólito Yrigoyen fue elegido nuevamente como presi-
condiciones de votar era de dente de la República. Su segundo gobierno se desarrolló dentro de
7.704.383 (excluidos mujeres un panorama económico internacional muy complicado por la pro-
y extranjeros, que no
votaban). Los inscriptos en el
funda crisis mundial que estalló en 1929 y por la creciente oposi-
padrón electoral fueron ción interna.
1.188.904, y los votantes, Como consecuencia de la división del radicalismo, que se había
745.825. Los votos obtenidos
por Yrigoyen alcanzaron la
producido en 1924, y la imposibilidad de llegar a algún tipo de
cifra de 367.263. acuerdo con los antipersonalistas, el presidente Yrigoyen trató de
Si bien el porcentaje de reafirmar su apoyo social entre los sectores medios. Esta decisión
participación en 1916
—9,6% sobre la población política se puso de manifiesto en la composición del gabinete que
total y 63% sobre el total de lo acompañó en su gestión a partir de 1928: dos de los más impor-
inscriptos— no parece una tantes ministerios, el de Interior y el de Relaciones Exteriores estu-
cifra importante en la
actualidad, sí lo fue en su vieron a cargo de hombres surgidos de los comités barriales y que
época, ya que significaba representaban la tradición radical popular. Además, los represen-
una notable ampliación del tantes radicales en el Congreso eran en su mayoría hijos de inmi-
sufragio comparado con el
período 1880-1916. grantes y muchos de ellos profesionales universitarios. Esta era
El radicalismo ganó en la una diferencia importante en relación con el primer gobierno de
Capital Federal, Entre Ríos, Yrigoyen, en el que un gran número de legisladores radicales per-
Córdoba, Tucumán y
Mendoza y obtuvo la tenecían a familias de la oligarquía.
minoría en Buenos Aires,
Corrientes, Santiago del
Estero, San Juan, La Rioja,
Catamarca, Salta y Jujuy. En
Santa Fe ganaron los
radicales disidentes y los
socialistas obtuvieron la
minoría en la Capital
Federal. • |
La prensa opositora
La disminución
del gasto público Durante los meses previos al golpe, diarios contrarios al gobierno
agitaron la opinión pública en contra de Yrigoyen. El nacionalista
La Fronda, el 1 de julio de 1930 tituló: “Señor Yrigoyen: ¿nos oye?
¡Abajo los ladrones públicos!”, y así encabezó un artículo el 27: “Ya
El efecto de la depresión
económica en las clases no cabe duda de que Yrigoyen está loco”.
medias urbanas aniquiló el Por su parte, La Razón, en el mes de agosto editorializaba acerca de
apoyo popular con el que “La inutilidad del parlamento” y sostenía que “el país no está con-
contaba Yrigoyen. En 1929
todo el sistema de control tento, la opinión no se muestra tranquila, […] hay inquietud, hay
del gobierno dependía de su alarmas, hasta un poco de zozobra”.
capacidad de seguir
apelando al gasto público y
al patronazgo; pero ya a
comienzos de 1930, alertado
ante la amenaza de los
terratenientes, Yrigoyen
comenzó a disminuir poco a
poco, no el gasto en cifras
absolutas (éste continuó
incrementándose, en
verdad) pero sí su ritmo,
hasta llegar a un momento
en que resultó insuficiente
para sostener la estructura
de patronazgo creada.
Incapaz de acoger bajo su
paraguas protector a todos
los que ahora, con la
depresión y el desempleo,
súbitamente exigían esa
protección, la estructura
comenzó a resquebrajarse;
lo más notorio fue la
repentina erosión de los
lazos entre el gobierno y los
comités partidarios. Y el
descalabro del aparato
partidario trajo consigo un
esfuerzo concertado de la
oposición para atacar al
gobierno y usurpar el apoyo
popular. • |
quina de Corrientes y Río de Janeiro se cambiaron varios tiros entre los bomberos y el
pueblo, logrando ponerlos en fuga, refugiándose en las estaciones Lacroze, Corrien-
tes y Medrano. Por la calle Rivadavia el pueblo marcha armado con revólveres, esco-
petas y máuseres. En Cochabamba y Rioja fue volcada una chata cargada de merca-
dería y repartida esta entre el pueblo. En las calles San Juan y 24 de Noviembre, un
grupo de obreros atajó e incendió el automóvil del comisario de la sección 20ª. Todas
las puertas del comercio están cerradas. Los ánimos se encuentran excitadísimos. En
Rioja y Cochabamba un oficial de policía, en un tumulto, recibió una puñalada bas-
tante grave. Estalló un petardo en el subterráneo en la estación Once, quedando el
tráfico interrumpido completamente. Un automóvil de bomberos fue incendiado en
la calle San Juan. Los bomberos entregaron las armas a los obreros sin ninguna resis-
tencia. La policía tira con balas dum-dum, Buenos Aires se ha convertido en un campo
de batalla. Sigue el cortejo fúnebre rumbo a la Chacarita. Los incidentes se repiten
con harta frecuencia.
jor: este había visto quemar un convento; aquel otro; el de más allá, otro también; y
aunque se trataba del mismo, para los efectos de la gente, resultaban quemados to-
dos los conventos de la ciudad, y ello ocurría porque los que aseguraban tal cosa, no
lo habían visto, sino recogido la versión sin tener antes la precaución de enterarse del
lugar del siniestro. En fin, que los alarmistas dado el estado de ánimo del público, ha-
llaron el terreno propicio para propalar sus exageraciones. La prueba es que muchas
versiones que circularon, tratamos de comprobarlas y resultaron falsas. […]
Pero haciendo un relato de los hechos, diremos que la chispa que ha provocado el
incendio, y que ha servido de pretexto para alarmar a Buenos Aires, fue ocasionada
porque los obreros de Vasena, que estaban en huelga, se opusieron a que otros con-
tinuaran el trabajo, y según versiones, por tiros disparados de la fábrica, murieron
unos obreros. Esto dio motivo para tomar represalias y exaltó a todos los obreros, de-
cretando, por consecuencia, los gremios, la huelga general.
El día 9, en ocasión de ser conducidas las víctimas a la Chacarita, se presentaron
los ácratas al sepelio, armados de garrotes y profiriendo gritos destemplados. La po-
licía intervino, queriendo contener los más violentos, pero al pasar el cortejo por los
talleres de Vasena, fue imposible, y los anarquistas aprovecharon para quemar la fá-
brica, lo que se quiso impedir a todo trance.
Un grupo de diez mil obreros continuó hasta el cementerio. Allí, algunos exaltados
por los hechos presenciados, y por los discursos de los anarquistas que los incitaron
a la violencia, se lanzaron a cometer desmanes, los que al ser repelidos por la fuerza
pública, ocasionaron gran número de víctimas.
Desde ese instante, la huelga fue francamente revolucionaria, y los rebeldes no
permitieron la circulación, quemando tranvías, carros, automóviles y obligando a
todo el comercio a un cierre forzoso. El Poder Ejecutivo se vio en la necesidad de to-
mar medidas y pidió fuerzas de línea para guardar la ciudad de atropellos que come-
tían los exaltados. Hubo choques en todos los barrios obreros de la ciudad, llegando
a levantarse barricadas, desde las que se hacía fuego contra los bomberos y vigilan-
tes, armados de fusiles y revólveres.
Por fortuna, el movimiento no estaba organizado, y fue posible atajar el mal por
medio de las tropas. El domingo 12, a pesar de ser día de descanso obligatorio, la po-
blación se sentía tan feliz, después de los días de ansiedad transcurridos, que desde
por la mañana llenaba las calles y al adquirir la seguridad de que el movimiento de
desorden estaba circunscripto a barrios extremos, y ya vencidos los elementos ma-
leantes que se habían cobijado bajo la bandera obrera para entregarse a excesos
condenables, todo el mundo se felicitaba y fraternizaba con los soldados y vigilantes
que habían sabido protegerlos y les demostraban su agradecimiento de todas mane-
ras, aplaudiendo su acción y tratando de hacerles lo más llevadero posible la penosa
tarea, facilitando alimentos y bebida a los vigilantes de facción en los diversos esta-
blecimientos públicos.
Cuando empezaron, a las 9 de la mañana, a circular los tranvías, poniendo en la
calle su simpática nota de normalidad, los viajeros daban seguridad a los guardias y
motoristas, de defenderlos y hacer causa común con ellos si elementos extraños a
nuestro ambiente pretendían atacarlos, lo que no sucedió, a pesar de no estar prote-
gidos los coches por fuerza armada. Solamente las líneas 22 y 74 tardaron en circular
por temor a incidentes en los barrios de Boca y Barracas, donde todavía resistían al
orden algunos elementos maleantes que no tenían nada que ver ni con obreros ni con
trabajadores, sino que buscaban confusión para medrar con sus instintos perversos.
El público no ha hecho sino confirmar con su protesta unánime la absoluta falta de
previsión del Intendente Municipal, que no ha estado ni un solo instante a la altura de
su misión —ni limpieza ni orden en sus servicios, nada, sino abandono— las calles en
un estado imposible. Las basuras arrojadas a la calzada, recién el domingo a medio-
día se empezó a recogerlas en el centro, cuando el proceso de fermentación había
convertido cada montón de desperdicios en un foco infecto.
[…]
Por todas partes se hallaban grupos que comentaban los sucesos; todo llamaba la
atención: el paso de un carro de carne, un cochero que tomaba viaje, un almacén que
se abría, cualquier hecho, por insignificante que fuera, resultaba novedoso. No falta-
ron tampoco los curiosos que deseaban comprobar si las crónicas de los sucesos, he-
cha por los diarios era fiel, y se iban a averiguar: si en tal edificio existían los balazos,
si en tal calle quedaban restos de barricadas, y si la basura de las calles había sido re-
cogida, y cuando satisfacían su curiosidad, lanzaban un suspiro de alivio; su ciudad, su
Buenos Aires, estaba afortunadamente intacta, y podía pasearse por ella sin temor a
tropezar con una bala perdida.
Pero, donde los comentarios se sucedían sin interrupción, era en los conventillos;
las mujeres, sobre todo, tenían mucho que contar: que si el almacenero había vendi-
do el arroz a precios fabulosos, aprovechándose de la ocasión; que si el panadero tal
había vendido a noventa centavos el kilo, que si el carbonero no había querido servir
carbón, que si tal familia lo había pasado con pan y queso, y luego, los pobres niños,
sin leche, en fin, da lástima oír contar a ésas pobres gentes los apuros y privaciones
porque han tenido que pasar.
[…] Algunos, en su afán de exagerar, creían que había llegado el apocalipsis. […] De-
bemos confesar que muchos perdieron la cabeza y, por lo tanto, no pudieron reflexio-
nar que no era posible, que una ciudad de cerca de dos millones de habitantes pudie-
se caer en manos de unos forajidos.
Porque no debemos confundir la causa de los obreros en huelga con los actos de
vandalismo a que se entregaron algunos sujetos, que seguramente, no teniendo nada
que perder, se declaraban pescadores para pescar en río revuelto.
Esperamos que ahora, que la serenidad se ha impuesto, y que los nervios se han
calmado, todos tendremos una sonrisa para disculpar nuestros temores: al fin y al
cabo, la cosa era natural; era la primera vez que se nos presentaba una confusión tan
grande, azuzada por elementos extraños; pero aquí no tenemos nada que temer de
ningún exaltado; nuestro país goza de vida democrática, y en cuanto a la burguesía,
no es patrimonio de ninguna clase privilegiada; cualquier obrero trabajador puede
prosperar libremente. Podrá haber diferencias por cuestiones de salarios entre patro-
nes y obreros, pero con buena voluntad por ambas partes, pronto se arreglan esos
conflictos; no faltan ejemplos para el caso.
De cuantos hechos se ha producido, no debemos inculpar a nadie; quizá es culpa
de todos, pues con nuestra apatía, hemos tenido abiertas las puertas a todo elemento
maleante del mundo entero, sin considerar que esa liberalidad de nuestras leyes no
puede ser apreciada por gentes que desconocen todo sentimiento de patria, y que en
la mayoría de los casos, si los estudiáramos de cerca, veríamos que ese elemento ex-
traño que viene a nuestra tierra a provocar conflictos sangrientos son gentes que en
su mismo país son considerados indeseables, y por lo tanto no tienen más recurso que
la expatriación para escapar a la cárcel.
Nuestro gran Alberdi dijo, en hora sagrada: “gobernar es poblar”; sí, cierto; pero de-
bemos saber con quién. No hemos estado formando nuestra nacionalidad durante
años para verla destruida por hombres a quienes nada debemos, y que no son ele-
mentos útiles ni recomendables.
El campamento
Como los motivos eran concretos y sentidos por todos los trabajadores del campo, la
huelga fue aceptada inmediatamente por todos ellos. Las comisiones recorrían las
estancias y se llevaban a la gente. Luego los diversos grupos se encontraron en un lu-
gar previamente acordado. Esto es el campamento. […]
Ni por un minuto pensaron en revolución, ni siquiera en hacer armas contra la
autoridad.