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María no es la madre de Dios según la Biblia. La Biblia muestra que María dio a luz a Jesús, el Hijo de Dios, no a Dios mismo. Tampoco Jesús ni los primeros cristianos veneraron a María o la consideraron la madre de Dios. La doctrina de que María es la madre de Dios surgió siglos después en la Iglesia Católica, influenciada por creencias paganas.
María no es la madre de Dios según la Biblia. La Biblia muestra que María dio a luz a Jesús, el Hijo de Dios, no a Dios mismo. Tampoco Jesús ni los primeros cristianos veneraron a María o la consideraron la madre de Dios. La doctrina de que María es la madre de Dios surgió siglos después en la Iglesia Católica, influenciada por creencias paganas.
María no es la madre de Dios según la Biblia. La Biblia muestra que María dio a luz a Jesús, el Hijo de Dios, no a Dios mismo. Tampoco Jesús ni los primeros cristianos veneraron a María o la consideraron la madre de Dios. La doctrina de que María es la madre de Dios surgió siglos después en la Iglesia Católica, influenciada por creencias paganas.
No, la Biblia no enseña que María sea la madre de Dios ni da a entender que los cristianos deban adorarla o venerarla. * Piense en lo siguiente: María nunca afirmó que fuera la madre de Dios. La Biblia explica que ella dio a luz al “Hijo del Altísimo” o “Hijo de Dios”, no a Dios mismo (Lucas 1:32, 35). Jesucristo nunca dijo que María fuera la madre de Dios ni que mereciera devoción. De hecho, cuando una mujer ensalzó de manera especial a María por tener el privilegio de ser la madre de Jesús, él la corrigió diciendo: “No; más bien: ¡Felices son los que oyen la palabra de Dios y la guardan!” (Lucas 11:27, 28). Las expresiones “Madre de Dios” y Theotokos (“la que da a luz a Dios”) no aparecen en la biblia. La expresión “reina de los cielos” aparece en la Biblia, pero no se refiere a María, sino a una diosa falsa a la que adoraban los israelitas apóstatas (Jeremías 44:15-19). Posiblemente, esta “reina de los cielos” era Istar (Astarté), una diosa babilonia. Los primeros cristianos no adoraban a María ni la trataban de una manera especial. Un historiador afirma que los primeros cristianos “habrían rechazado los cultos y probablemente temerían que dar atención indebida a María pudiera levantar sospechas de que la estaban adorando como si fuera una diosa” (In Quest of the Jewish Mary). La Biblia dice que Dios siempre ha existido (Salmo 90:1, 2; 93:2). Como no tuvo principio, no puede tener una madre. Además, María no pudo haber llevado a Dios en su vientre, pues la Biblia deja claro que ni siquiera los cielos pueden contenerlo (1 Reyes 8:27). María fue la madre de Jesús, no la madre de Dios María era judía de nacimiento y era descendiente directa del rey David (Lucas 3:23-31). Contaba con el favor de Dios por su fe y devoción (Lucas 1:28). Dios la eligió para ser la madre de Jesús (Lucas 1:31, 35). Después tuvo otros hijos con su esposo, José (Marcos 6:3). La Biblia muestra que María se hizo discípula de Jesús, pero no da mucha más información sobre ella (Hechos 1:14). ¿Por qué algunos creen que María es la madre de Dios? Los primeros indicios de devoción a María datan de finales del siglo cuarto de nuestra era. En ese tiempo, la Iglesia Católica se convirtió en la religión oficial del Imperio romano. Como resultado, muchos de los que tenían antecedentes paganos se hicieron cristianos, pero solo de nombre. Para ese entonces, la Iglesia ya había adoptado la doctrina antibíblica de la Trinidad. Con la doctrina de la Trinidad, muchos miembros de la Iglesia llegaron a la conclusión de que si Jesús era Dios, entonces María debía ser la madre de Dios. En el año 431, el Concilio de Éfeso proclamó oficialmente que María era la “Madre de Dios”. Después de ese concilio se extendió la mariolatría, la veneración excesiva a María. Y a medida que las personas de origen pagano se unían a la Iglesia, las imágenes y representaciones de la Virgen María iban sustituyendo a sus diosas de la fertilidad, como Ártemis (Diana, para los romanos) e Isis. En el año 432, el papa Sixto III mandó construir una iglesia en Roma en honor a la “Madre de Dios”. La construyeron cerca del lugar en el que anteriormente había un templo en honor a Lucina, la diosa romana del nacimiento. Una escritora describió esta iglesia como “un símbolo duradero de la fusión de los cultos paganos a la Gran Madre con el culto a María después de la cristianización de Roma” (Mary—The Complete Resource).