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LA MARIALOGÍA Y SUS ENFOQUES ACTUALES

Introducción
La perícopa más antigua que hace referencia a María se
encuentra en una carta paulina: “Pero cuando se cumplió el
tiempo, Dios envió a su hijo, que nació de una mujer,
sometido a la ley de Moisés, para rescatarnos a los que
estábamos bajo esa ley y concedernos gozar de los derechos
de hijos de Dios” (Gal 4, 4-5).
Este texto de la Sagrada Escritura alude a la encarnación de
Jesús, que ame la condición humana. Poniendo de relieve de
esta forma su doble naturaleza o condición divina-humana.
Hay que enfatizar que María es una persona humana, no es una persona divina y debe
colocarse siempre dentro del misterio de Cristo y el Misterio de la Iglesia.
Algunas acentuaciones dogmáticas
María madre de Dios (Éfeso 431), María Siempre Virgen (concilio de Trento; CEC 496), la
Inmaculada Concepción de María fue promulgada por Pío IX, con la bula Ineffabilis Deus
del 8 de diciembre de 1854, define como dogma de fe que María ha sido concebida sin pecado
original. Pío XII, el 1ro. de noviembre de 1950, con la Constitución Apostólica
Munificentissimus Deus, proclama el dogma de la Asunción de María.

Los elementos dogmáticos, tienen un matiz apologético-aséptico, que en no pocas veces


provocan distanciamiento y fundamentalismo católico, no propicios para el diálogo
ecuménico con comunidades cristianas no católicas. No digo que sea malo lo dogmático,
pero es bueno profundizar en elementos y aspectos significativos como los arriba descritos.
Pues muchas veces católicos que dicen ser marianos radicales, están lejos de la verdadera
función de María y de su testimonio de vida.

Algunas invocaciones
La Iglesia invoca a María con diversos títulos: abogada, auxiliadora, socorro, mediadora. “Lo
cual, sin embargo, se entiende de tal manera que no quite ni añada nada a la dignidad y a la
eficacia de Cristo, único Mediador” (LG 62).
Culto especial
La Iglesia honra a María con un culto especial, que es esencialmente diferente del culto de
adoración (latría), que se le da a Jesucristo, a Dios Padre y al Espíritu Santo (LG 66). Este
culto ha sido denominado de especial veneración (hiperdulía). No es un culto separado e
independiente del anterior, sino que está íntimamente relacionado con él y lo favorece.
María mujer
María respondió a Dios desde su condición como mujer.
María madre
María es madre de Jesús Dios, según su humanidad. María es llamada en el NT “madre de
mi Señor” (Lc 1, 43). Es madre, sin embargo, según su humanidad (Éfeso 431; Calcedonia
451). La maternidad de María abarcó toda la existencia, acompañando a su hijo en las
diversas vicisitudes de su existencia (LG 56-59). La maternidad de la María se extiende
también al discípulo amado y a su comunidad (Jn 19, 25-27), lo que la teología ha
considerado como una maternidad espiritual que se extiende a toda la comunidad eclesial.
María mujer Discípula y Misionera
La llamada de María (la vocación), ella responde: “Yo soy la servidora del Señor, que se
cumpla en mi tu palabra”. María concibió en su mente antes que en su seno (San Agustín).
La concepción de Jesús es excepcional (Mt 1, 16-24; Lc 1, 26-38). María es madre y
virgen.
María es más dichosa por “haber escuchado el mensaje de Dios y llevarlo a la práctica” que
por haber llevado en su seno y amamantado a Jesús (Lc 8, 21).
En Lucas abundan los elogios de María: llamada y preparada a ser Madre de Jesús, obediente
y humilde a la misión encomendada. María es proclamada por Isabel “Bendita entre todas las
mujeres y dichosa por haber creído” (Lc 1, 45). María es auténtica “pobre de Yahveh”.
Manifestaciones marianas fundamentales
Amor, veneración, invocación, intercesión e imitación.
Insistencias actuales en la devoción a maría
 Mujer sencilla y humilde.
 Creyente y discípula de Jesus.
 Peregrina de la fe.
 Miembro de la comunidad eclesial.
 La perla preciosa del universo (Teilhard de Chardin).

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