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Palabra de
Dios
DOMINGO XXXII
DEL TIEMPO ORDINARIO
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Hermanos: estamos congregados en la casa de Dios para conocerle más y descubrir cada día su
voluntad. Estemos atentos a su voz y disponibles para obrar. (de pie)
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Oración Colecta
Salmo responsorial 145, 7. 8-9a. 9bc-10
Dios de poder y misericordia, aparta, propicio, de
nosotros toda adversidad, para que, bien dispuestos
cuerpo y espíritu, podamos aspirar libremente a lo R. Alaba, alma mía, al Señor.
que te pertenece. Por nuestro Señor Jesucristo. O bien: Aleluya.
Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor.
Palabra de Dios N° 50 #MeCuidoparaCuidarte
La carta a los Hebreos nos enseña la verdad del sacrificio de Cristo, ofrecido una sola vez y para
siempre, declarando de este modo su triunfo sobre el pecado y la muerte.
Cristo ha entrado no en un santuario construido por hombres –imagen del auténtico–, sino en el mismo cielo,
para ponerse ante Dios, intercediendo por nosotros.
Tampoco se ofrece a sí mismo muchas veces –como el sumo sacerdote, que entraba en el santuario todos los
años y ofrecía sangre ajena; si hubiese sido así, tendría que haber padecido muchas veces, desde el principio del
mundo–. De hecho, él se ha manifestado una sola vez, al final de la historia, para destruir el pecado con el sacrificio
de sí mismo.
Por cuanto el destino de los hombres es morir una sola vez. Y después de la muerte, el juicio. De la misma
manera, Cristo se ha ofrecido una sola vez para quitar los pecados de todos.
Después aparecerá por segunda vez, ya no en relación con el pecado, sino para salvar a los que lo esperan.
Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor.
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En aquel tiempo, Jesús enseñaba a la gente y les decía: —«¡Cuidado con los escribas! Les
encanta pasearse con amplio ropaje y que les hagan reverencias en la plaza; buscan los asientos de
honor en las sinagogas y los primeros puestos en los banquetes; y devoran los bienes de la viuda, con
pretexto de largos rezos. Éstos recibirán una sentencia más rigurosa».
Estando Jesús sentado enfrente del arca de las ofrendas, observaba a la gente que iba echando
dinero: muchos ricos echaban en cantidad; se acercó una viuda pobre y puso dos monedas de poco
valor. Llamando a sus discípulos, les dijo: —«Les aseguro que esa pobre viuda ha puesto en el arca
de las ofrendas más que nadie. Porque los demás han echado de lo que les sobra, pero ella, en su
pobreza, ha dado todo lo que tenía para vivir».
Comentario Biblico
Con este Evangelio hay que tener cuidado, pues las interpretaciones ideologizadas nos querrán hacer
ver que los que tienen bienes o poder son malos mientras que el pobre (esta pobre viuda), es buena.
Sin embargo eso no es así, ya que fueron dos ricos quienes sacaron la cara por Jesús en la cruz
haciendo lo que todos sus seguidores no hicieron: tener el valor de estar en su muerte y enterrarlo. José
de Arimatea y Nicodemo lo hicieron, y no eran pobres. Y hubo un pobre que no fue particularmente
bueno, como fue el mal la ladrón en la cruz que estaba desposeído de todo y le cerró el corazón al
Redentor. Entonces la trasnochada ideología, hay que dejarla atrás, sobre todo con Evangelios como
este que siempre son apetecibles para visiones ideologizadas. Pero ¿Entonces qué es lo que enseñas
el Señor hoy? Lo que los Apóstoles aprendieron: que «hay mayor felicidad en dar que en recibir» (Hech
20,35).
Y esto no tiene nada que ver con el ser rico y poderoso o ser pobre, sino con la actitud vital y los valores.
En el fondo, con el saber donde puse mi seguridad. Pues la riqueza, como la inteligencia, o la salud o
cualquier otra cosa, no son fundamentos estables. Pueden ser cosas que ayuden, pero si pongo en ello
mi corazón, no solo no me llenaré, sino que me daré cuenta que no tienen la capacidad de darme lo que
ofrecen: garantizar la estabilidad. En el fondo, no pueden dar la seguridad que solo da la eternidad. De
hecho el Señor no alaba hoy a los pobres, sino a una pobre viuda: «Les aseguro que esa pobre viuda
ha puesto en el arca de las ofrendas más que nadie. Porque los demás han echado de lo que les sobra,
pero ella, en su pobreza, ha dado todo lo que tenía para vivir». Jesús ¿Qué valora en esta mujer? ¿Que
de todo lo que tiene, o que se quede sin nada, o que sea pobre, o que sea viuda? No, valora que se
abandonó en Dios, como sucede en la primera lectura cuando el profeta en nombre de Dios ofrece algo
inaudito: «El cántaro de harina no se vaciará, la vasija de aceite no se agotará».
Uno se pregunta ¿Qué puede hacer que el cántaro no se acabe si es que objetivamente tiene una
medida? ¿O qué le puede dar seguridad a esta viuda se es que no tiene nada más que lo que dio? Pues
aquello que no se termina y que tiene capacidad de durar hasta la eternidad: «El que beba de esta agua
tendrá nuevamente sed, pero el que beba del agua que yo le daré, nunca más volverá a tener sed» (Jn
4, 13-14). Nadie puede decir esto salvo Jesús; entonces cuando ponemos nuestra seguridad en nuestro
puesto, logro, inteligencia, dinero, ideas, o en el aplauso, o en el cargo que tenemos, o el éxito que
hemos obtenido o cualquier otra cosa, nos volvemos insensatos, pues construimos sobre arena. Ya que
el cántaro objetivamente sí se vacía, y el dinero se acaba; pero lo que no se acaba es el amor y la
promesa de Dios. Por lo que quien se fía en Él, encuentra estabilidad. La pobre viuda si es alabada no
por si es, sino por ser una mujer de Dios.
El mundo de hoy está en crisis no porque unos sean ricos y otros pobres; ello puede ser una
manifestación de la crisis, pero la causa está en haber puesto nuestra seguridad fuera del Señor y
aferrarnos a cosas, objetivas o subjetivas, que lejos de Cristo, no llena ni aseguran nada.
Toca preguntarnos ¿En dónde haz puesto tu seguridad y confianza? Porque Dios ha ofrecido que hagas
lo que hagas, pase lo que pase, «el cántaro de harina no se vaciará, la vasija de aceite no se agotará».
Por eso la enseñanza de hoy no es sociológica, sino espiritual. Ya que poniendo mi seguridad en el
Señor viviré libre, en paz, con alegría y generosidad, sabiendo que, como dice el salmista, «el Señor
guarda a los peregrinos… Sustenta al huérfano y a la viuda… (que) el Señor reina eternamente».
1. Por el Santo Padre, el Papa Francisco, por todos los 10 MIÉRCOLES blanco
miembros de Dios, para que sean fieles en la administración SAN LEÓN MAGNO, papa y doctor de la Iglesia (MO)
de las gracias divinas. Roguemos al Señor. Sb 6,1-11; Sal 81; Lc 17,11-19
11 JUEVES blanco
2. Por los futuros matrimonios, para que fortalecidos por la SAN MARTÍN DE TOURS, obispo (MO)
ayuda de Dios, no dejen de esforzarse por vivir en fidelidad Sb 7,22-8,1; Sal 118; Lc 17,20-25
y respeto mutuo. Roguemos al Señor.
12 VIERNES rojo
3. Por las familias cristianas, para que no olviden su SAN JOSAFAT, obispo y mártir (MO)
vocación de ser comunión de amor a imagen de la Sb 13,1-9; Sal 18; Lc 17,26-37
Santísima Trinidad. Roguemos al Señor.
13 SÁBADO DE LA XXXII SEMANA verde
4. Por todos nosotros, para que siguiendo el buen ejemplo Sb 18,14-16;19,6-9; Sal 104; Lc 18,1-8
de la mujer del Evangelio, aprendamos a entregarnos Se puede celebrar la memoria de santa María en sábado
enteramente a Dios, y ayudemos al prójimo confiando en (blanco).
su infinita misericordia. Roguemos al Señor.
14 DOMINGO XXXIII DEL TIEMPO ORDINARIO verde
Dn 12, 1-3; Sal 15; Hb 10, 11-14. 18; Mc 13, 24-32
Escucha Señor las oraciones de tu familia y ayúdale a
entregarse totalmente a tu servicio. Por Jesucristo
nuestro Señor.