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“Estados de excepción”
“Constitución Colombiana”
Semestre: 1° - Grupo 4.
Estudiante
Docente
Es decir que, este estado de guerra se caracteriza por una posible confrontación
con otra nación, dicha confrontación se puede presentar en el siguiente aspecto:
Si se generan condiciones que compliquen el ambiente político y diplomático entre
Colombia y aquella otra nación, en este caso existe la posibilidad de tiempo para
que el senado entre a debatir si es conveniente declarar el estado de guerra
exterior, sin embargo la misma constitución deja a disposición del presidente
declarar el estado de guerra o no, como las guerras no tienen una duración
establecida, el estado de guerra permanecerá hasta el fin de la misma o hasta el
tiempo en el que los mismos decretos legislativos señalen; en otras palabras, en
caso de guerra, de la existencia de un peligro público o de otra emergencia que
genere amenaza inminente a la soberanía, independencia o seguridad del Estado,
el Gobierno podrá adoptar disposiciones que, en la medida y por un tiempo
determinado estrictamente a las exigencias de la situación, le permitan repeler la
agresión y recuperar la seguridad en la zona afectada, siempre que tales
disposiciones no sean incompatibles con los derechos fundamentales de los
ciudadanos y las normas del derecho internacional y que no generen
discriminación alguna fundada en motivos de raza, color, sexo, idioma, religión u
origen social.
Estado de conmoción interna (ART. 213) En caso de grave perturbación del
orden público que atente de manera inminente contra la estabilidad institucional, la
seguridad del Estado, o la convivencia ciudadana, y que no pueda ser conjurada
mediante el uso de las atribuciones ordinarias de las autoridades de Policía, el
Presidente de la República, con la firma de todos los ministros, podrá declarar el
Estado de Conmoción Interior, en toda la República o parte de ella, por término no
mayor de noventa días, prorrogable hasta por dos períodos iguales, el segundo de
los cuales requiere concepto previo y favorable del Senado de la República.
Mediante tal declaración, el Gobierno tendrá las facultades estrictamente
necesarias para conjurar las causas de la perturbación e impedir la extensión de
sus efectos. Los decretos legislativos que dicte el Gobierno podrán suspender las
leyes incompatibles con el Estado de Conmoción y dejarán de regir tan pronto
como se declare restablecido el orden público. El Gobierno podrá prorrogar su
vigencia hasta por noventa días más. Dentro de los tres días siguientes a la
declaratoria o prórroga del Estado de Conmoción, el Congreso se reunirá por
derecho propio, con la plenitud de sus atribuciones constitucionales y legales. El
Presidente le pasará inmediatamente un informe motivado sobre las razones que
determinaron la declaración. En ningún caso los civiles podrán ser investigados o
juzgados por la justicia penal militar.
"En materia del estado de conmoción interior los límites impuestos por la
regulación constitucional se reflejan en los siguientes aspectos. En primer lugar, se
exige que los hechos tengan tal gravedad que atenten de manera inminente contra
la integridad territorial, la estabilidad institucional, la seguridad del Estado y la
convivencia ciudadana, y que las circunstancias perturbadoras no puedan ser
conjuradas con las atribuciones ordinarias de policía; en segundo lugar, las
facultades excepcionales del Gobierno se limitan a aquellas estrictamente
necesarias para conjurarlas causas de la perturbación e impedir la extensión de
sus efectos; en tercer lugar, los decretos legislativos expedidos por el Presidente
de la República solamente podrán referirse a materias que tengan relación directa
y específica con la situación que hubiere determinado la declaratoria del estado de
excepción; y en cuarto lugar, el ejercicio de las atribuciones presidenciales debe
respetar principios tales como los de proporcionalidad, necesidad, intangibilidad de
derechos humanos, temporalidad y legalidad" Corte Constitucional sentencia C-
070-200
Estado de emergencia económica, social y ecológica (ART. 215): Cuando
sobrevengan hechos distintos de los previstos en los artículos 212 y 213
que perturben o amenacen perturbar en forma grave e inminente el
orden económico, social y ecológico del país, o que constituyan grave
calamidad pública, podrá el Presidente, con la firma de todos los
ministros, declarar el Estado de Emergencia por períodos hasta de
treinta días en cada caso, que sumados no podrán exceder de noventa
días en el año calendario. Mediante tal declaración, que deberá ser
motivada, podrá el Presidente, con la firma de todos los ministros, dictar
decretos con fuerza de ley, destinados exclusivamente a conjurar la
crisis y a impedir la extensión de sus efectos. Estos decretos deberán
referirse a materias que tengan relación directa y específica con el
Estado de Emergencia, y podrán, en forma transitoria, establecer nuevos
tributos o modificar los existentes. En estos últimos casos, las medidas
dejarán de regir al término de la siguiente vigencia fiscal, salvo que el
Congreso, durante el año siguiente, les otorgue carácter permanente. El
Gobierno, en el decreto que declare el Estado de Emergencia, señalará
el término dentro del cual va a hacer uso de las facultades
extraordinarias a que se refiere este artículo, y convocará al Congreso,
si éste no se hallare reunido, para los diez días siguientes al vencimiento
de dicho término. El Congreso examinará hasta por un lapso de treinta
días, prorrogable por acuerdo de las dos cámaras, el informe motivado
que le presente el Gobierno sobre las causas que determinaron el Estado
de Emergencia y las medidas adoptadas, y se pronunciará expresamente
sobre la conveniencia y oportunidad de las mismas. El Congreso,
durante el año siguiente a la declaratoria de la emergencia, podrá
derogar, modificar o adicionar los decretos a que se refiere este artículo,
en aquellas materias que ordinariamente son de iniciativa del Gobierno.
En relación con aquellas que son de iniciativa de sus miembros, el
Congreso podrá ejercer dichas atribuciones en todo tiempo. El Congreso,
si no fuere convocado, se reunirá por derecho propio, en las condiciones
y para los efectos previstos en este artículo. El Presidente de la
República y los ministros serán responsables cuando declaren el Estado
de Emergencia sin haberse presentado alguna de las circunstancias
previstas en el inciso primero, y lo serán también por cualquier abuso
cometido en el ejercicio de las facultades que la Constitución otorga al
Gobierno durante la emergencia. El Gobierno no podrá desmejorar los
derechos sociales de los trabajadores mediante los decretos
contemplados en este artículo.
Sin embargo, la justificación principal del control constitucional, está dado por la
protección de los derechos frente a la expansión de los poderes presidenciales y al
uso que se haga de los mismos.
A este respecto, la ley estatutaria sobre los estados de excepción, con base en los
tratados internacionales suscritos por Colombia, distingue, entre los derechos, los
que son intangibles – por tanto, inafectables durante los estados de excepción – y
los que no lo son y que, por consiguiente, podrían ser restringidos durante los
estados de excepción.
"Artículo 4°
Ahora en la actualidad podemos ver que claramente hubo un mal manejo y una mala
organización de los gobernantes municipales, departamentales y del país en general tras
haberse declarado el estado de emergencia; Luego de muchos meses de haber estado en
cuarentena, se quedó al descubierto la mala gestión del gobierno de duque,
lamentablemente fuimos catalogados como uno de los peores países en manejo de la
pandemia, lo cual se vio reflejado en los ámbitos sociales, culturales, políticos y
económicos, tras diversas intentos de implementar reformas el pueblo tomó la decisión de
salir a protestar evidenciando el inconformismo de los ciudadanos con el actual gobierno.
Decido terminar mi opinión personal diciendo que hubo un mal manejo y una mala
implementación de los estados excepcionales por parte de los gobernantes.
Conclusiones
Sin bien las facultades extraordinarias pueden considerarse como un concepto abierto en
el sentido que la administración puede atribuirse un sinnúmero de capacidades, es de
entrever que la Constitución Política de 1991 y la Ley 137 de 1994, establecieron
limitantes frente el ejercicio de esas facultades, con el fin de garantizar el respeto a los
derechos humanos, el Estado de Derecho, y evitar el ejercicio de medidas
desproporcionadas o discriminatorias, etc.
En ese sentido, se podrían expedir decretos con fuerza de ley para conjurar la crisis,
siempre que resulten indispensables para ello. Esto se traduce en que su fin únicamente
sea superar las causas de la declaratoria de emergencia y que no existan, o hayan
existido, medidas ordinarias para superar la crisis social de la frontera.
Al lado del control constitucional sobre los decretos dictados en desarrollo de los
estados de excepción, la Corte, desde un comienzo, consideró indispensable
aplicar el control constitucional material – y no exclusivamente formal como en el
pasado - a los decretos que inauguran el estado de anormalidad mediante la
correspondiente declaratoria del estado de excepción. Entre otras razones, que
justifican esta posición, importa puntualizar las siguientes: (i) se trata de un
examen relativo a la existencia del presupuesto objetivo de estado de excepción,
acerca de cuya real ocurrencia no es admisible un juicio de mera discrecionalidad
del Presidente; (ii) este primer decreto es la base de los siguientes que,
normalmente, si tienen una relación de conexidad con aquél, mantienen plena
validez; (iii) si se omite el control material de las declaratorias, se corre el riesgo de
repetir la experiencia que se quiso sepultar con la nueva Constitución: trivializar los
estados de excepción, convirtiéndolos en la regla general por encima del régimen
ordinario de las libertades y los derechos.
De otro lado, al lado del control político del abuso del poder presidencial, se
precisa el control judicial, en razón de que la desviación de los cauces
constitucionales tiene implicaciones jurídico-constitucionales y debe, por
consiguiente, quedar comprendido dentro de la esfera de competencia del máximo
órgano de control constitucional. Finalmente, la naturaleza política de las
decisiones gubernamentales, no puede inhibir al Tribunal Constitucional, pues, el
mismo argumento obligaría a eliminar todas sus competencias, ya que ellas tienen
una connotación eminentemente política, así se desenvuelvan a través de un
método de naturaleza judicial. En todo caso, las dudas que puedan subsistir sobre
la eficacia del control exclusivamente político – que son mayores cuando el órgano
de control corresponde a las mismas mayorías políticas que apoyan al Presidente
hacen todavía más necesario el control judicial.