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NUEVA DOCTRINA PENAL

199618

Director
Julio B. J. Maier

Secretario de Redacción
Alberto M. Binder

Consejo Consultivo Nacional

Jcsé t Cafferata Nores
Enrique Mari
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Editores del Puerto s.r.l.

Buenos Aires
1996
 SOBRE LA GARANTíA DEL JUEZ IMPARCIAL
A propósito de las causales de recusación no escritas en las
leyes "infra-constitucionales" y cuáles son los tribunales
competentes para resolver en la jurisprudencia de la Cámara
Nacional de Casación Penal

Gustavo A. Bruzzone*
I. Introducción
El presente trabajo es un intento de sistematización de algunos de los
fallos que la Cámara Nacional de Casación Penal argentinal ha pronun-
ciado respecto de los motivos que d~terminarían el apartamiento de un
juez fundado en su previa intervención funcional como juez en un a~;unto pe-
nal y Jel trámite a seguirse en eSÍ\'s casos, que hace al prc-blema de ct:ál
es el "tribunal competente" para dirimir la "recusación"2.
Se trata, en definitiva, de una cuestión de interpretación de normas,
básicamente de los arts. 55 y 61 del Código Procesal Penal de la Nación3
y que -como siempre-, de acuerdo al espíritu y a la ideología con que el
intérprete se enfrente al problema, volcará una interpretación en un sen-
tido más respetuoso de la garantía de imparcialidad o no.
A mi criterio, los ángulos de aproximación al problema se deben cen-
trar, necesariamente, en dos cuestiones:
a) desde la garantía de imparcialidad del juzgador;
b) desde la consolidación de un modelo acusatorio de enjuiciamiento
penal.
La primera de ellas es la que ha ocupado en forma más intensa los ar-
gumentos utilizados por la doctrina y la jurisprudencia, encontrándose
veladamente -"entre líneas"-las más de la veces la segunda, incluso, en

* Profesor Adjunto Interino, Facultad de Derecho y Ciencias Sociales, UBA.

1 En adelante, referida como CNCP.
2 Como quedará explicitado más adelante el trámite que debe seguirse en los supuestos
de "inhibición" sí tiene expresa regulación en losarts. 57 y en la primera parte del 61 del
CPPN; no así en punto a las recusaciones, circunstancia que ha generado las diversas inter-
pretaciones que serán analizadas más adelante.
3 En adelante CPPN; este código entró en vigencia en Argentina a nivel federal el 5 de
septiembre de 1992.

541
Jurisprudencia
fonna inconsciente. Por este motivo se quiere dejar claramente expuesto
que todos los razonamientos se encuentran motivados desde esas dos
perspectivas, sin perjuicio de que la mayoría de ellos se vinculan, en apa-
riencia, a los primeros. Al perder la dimensión de la segunda cuestión se
correría el riesgo de reducir el problema al no advertir que, también, en
esta materia de lo que se trata es de realizar todos los esfuerzos que se en-
cuentran a nuestro alcance para llegar a la implementación, de "hecho",
de un modelo de enjuicimiento penal que responda efectivamente al pro-
grama constitucional4. Con lo dicho, queda claro que se parte del presu-
puesto que de las constituciones inspiradas en el modelo estadounidense
del siglo XVIII -como la Argentina de 1853/60/1994- surge una detenni-
nada clase de enjuicimiento penal que, sistemáticamente, ha sido negado
por razones históricas y condicionamientos culturales fuertemente arrai-
gados en el espíritu inquisitivo, pero que de ninguna manera tendrían que
admitirse por razones de lege lata "infra-constitucional".Por ejemplo, la
modificación de la legislación procesal federal producida en Argentina en
1992 supone un desafío de interpretación desde esta perspectiva para po-
ner el acento, por su caráct~r mixto, más en el lado acusatorio que en el
inquisitivo, cue~tión que se reitera a lo largo de todo el proceso refonna-
dor exi~tentc en América Latina5. E"'1el proceso de refOlma que existe e~
4 Que el modelo acusatorio es preferible al inquisitivo responde no sólo a razones cons-
titucionales, sino también a lo relacionado con la falsa puja entre "eficiencia" y "garantías"
presentándose como más eficaz y garantista. No obstante esto de ninguna manera supone
aceptar el modelo acríticamente; sus inconsecuencias también son importantes -aunque no
de la entidad del modelo inquisitivo- cuestión que no es posible desarrollar en este lugar.
5 Como es sabido, los países latinoamericanos se vieren influidos en sus legislaciones pro-
cesales (códigos) por las leyes inquisitoriales españolas antenores a su refonna procesal penal
en 1882 que introdujo en sus instituciones, aunque tímidamente, el mov!miento innovador
que se estaba gestando en Europa continental y que reconocía influencias del modelo proce-
sal francés de 1808. Paradójicamente, nuestras constituciones inspiradas en el modelo esta-
dounidense de distribución y organización del poder, lamentablemente, hasta el día de la fe-
cha, no han podido desterrar las prácticas procesales inquisitoriales que suponen una mani-
fiesta contradicción con el molde constitucional que las debía inspirar.
Los principios y garantías de nuestras constituciones republicanas conducen necesaria-
mente a la nítida separación de las funciones de acusar, defender y juzgar; y, también, al es-
tablecimiento de un juicio oral y público con participación popular, que se encuentre funda-
do en una acusación producida por el órgano encargado exclusivamente de acusar como cul-
minación de una etapa (de recolección de pruebas) realizada directamente por él y bajo el
control del órgano jurisdiccional. sólo, cuando pudieran estar comprometidas garantías cons-
titucionales.
Por el contrario, nuestras legislaciones procesales siguen manteniendo la nefasta figura
del "juez de instrucción" con un sistema registral escrito, y en muchos casos secreto, en don-
de la regla es la delegación de funciones; donde los actos y las decisiones procesales trascen-
dentes se realizan sin la presencia del juez natural. Por su parte -y como se intenta explicitar
en este trabajo-Ias causales de recusación para los jueces encargados de dictar sentencias no
alcanzan a la actividad que ellos hayan realizado en la etapa instructoria confundiendo en un
542 Gustavo A. Bruzzone
Jurisprudencia
nuestro continente esta cuestión es de vital importancia y es, precisamen-
te, desde las reglas en materia de recusación donde podemos advertir
enormes contradicciones6.
Como se señalara más arriba, en Argentina se adoptó a nivel nacional
(federal) el sistema que en muchas de sus provincias (nivel local) rige des-
de 1940 (prov. de Córdoba)7.
Se podría discutir en qué porcentaje se componen los llamados mode-
los mixtos: cuánto de acusatorio y cuánto de inquisitivo. Todos aquellos
o juicio
mismo órgano las funciones
siguen absolutamente
de acusar y juzgar y, las facultades reconocidas a los jueces de
influidas de conceptos inquisitivos, lo que se evidencia, muy
especialmente, de "derecho", en la forma en que regulan sus facultades a partir del arto 354
CPPN y, de "hecho", en la forma en que dirigen los interrogatorios en el debate.
6 Así. por ej., en la "Ley del Menor Infractor" (LMI) que actualmente rige en El Salvador,
donde si bien la instrucción se encu.entra a cargo de los fiscales y se encuentra expresamente
prohibido ingresar prueba por lectura (sin perjuicio de las habituales excepciones) el juez que
controla la labor fiscal en la ei:.1pa rle recolección de prueba es el mismo que en la etap<l in-
termedia y en el juicio (!). Al no haberse previsto expresamente una norma al respecto la ir.-
sensibilidad -fruto de la mentalidad inquisitiva- :le los ví'eradores les impide advertir la enor-
me contradicción q..;e e!io supone. Niagún sentido tiene la norm¡; del arto 87 LMI, que impi-
de valorar prueba anticipada si ella no es producida en la vista de causa, si ello ocurre ante el
mismo juez. El impedimento de que no puede incorporarse prueba por lectura salvo los ca-
sos expresamente contemplados (art. 79 LMI), se convierte en letra muerta al ser el mismo juez
el que interviene en las tres etapas en que se estructura el proceso de menores salvadoreño.
El sentido de una regla como la del arto 87 LMI consiste en permítirle al juez, tribunal. ju-
rado, escabino, en definitiva: al órgano que habrá de "conocer y decidir", que habrá de fallar,
no encontrarse contaminado con antecedentes del asunto preservando su imparcialidad. Ese
es el momeIlto en el que deberá formar su convicción y, con base en las reglas de la sana crí-
tica, emitir su opinión respecto de !as pruebas que produzcan las partes, sin pQsibilidad de que
se remitan a constancias escritas anteriores, ello, para preservar la inmediatez que debe exis-
tir entre el juzgador y la prueba.
Si el juez ya sabe cuáles son las pruebas ningún sentido tiene el arto 87 LMI, es más, si el
juez que interviene en la etapa preparatoria es el mismo que el de la vista pública, el artícu-
lo ha sido, de hecho, derogado.
y,
En síntesis: la existencia de un mismo juez para las tres etapas deroga el arto 87 LMI en
definitiva, el carácter acusatorio de toda la reforma. Los jueces siguen siendo los encargados
de llevar adelante todo el asunto como en el sistema inquisitivo derogado legalmente pero no
de hecho.
7 La excepción en ese contexto vino dada por la provincia de Córdoba en la República Ar-
gentina que desde 1939 cuenta con una ley procesal que preve un juicio oral. público, con-
tradictorio y continuo. Esa ley procesal, aunque tímidamente, se emolaba en una tendencia
más acorde con el modelo constitncional de raiz anglosajona que conduce a un sistema acu-
satorio. El impacto de aquel código fue grande repercutiendo años después, no sólo en la ca-
si totalidad de las provincias argentinas, sino incluso en Costa Rica, país de nuestro contexto
geográfico que fue el primero en adaptar su legislación procesal a ese modelo. Por ello, no es
casualidad que sea nuevamente Córdoba la que con su refonna procesal de 1991 impulse,
nuevamente, un cambio (Ley nO 8.123, sancionada el5 de diciembre de 1991). Cf. el comen-
tario introductorio que de ella realiza José 1. CAFFERATA NORESen su Introducción al nuevo Códi-
go procesal penal de la Provincia de Córdoba. Ley 8.123, Marcos Lerner Editora Córdoba, 1992.
Sobre la garantía del juez Imparcial 543
Jurisprudencia
que críticamente se han ocupado de esta cuestión le han asignado el ca-
rácter de Ninquisitivo reformado", es decir, poniendo el acento sólo sobre
uno de sus aspectos8.
Sin dejar de ser correctos los argumentos que permiten llegar a esa
conclusión muchas veces han omitido efectuar un esfuerzo tendiente a
corregir la fuerte impronta inquisita de códigos procesales como el que
hoy rige a nivel nacional. Por ese motivo, la crítica en sí. sin propuesta de
interpretación de lege lata en armonía con el texto constitucional y Con
proyecciones paralizantes en lo inmediato, exclusivamente, de legeferenda
debería ser modificada. Hacer una interpretación de la ley procesal sólo
desde ella y justificar incluso inconsecuencias constitucionales por el he-
cho de que la ley Ninfra-constitucional" así lo establece constituye un gra-
ve error por asignarle a una posible reforma de la ley expectativas que
confrontadas con la verdadera Nreforma" que se debe operar en la menta-
lidad de los operadores del sistema habrá de fracasar. Si bien las leyes son
un indicativo de cambio, aquellas que regulan la forma en que resolvemos
los conflictos son mucho más difíciles de imponer que las que definen los
propics conflictos.
Existen, a su vez, algunos condicioll<unientos locales que deben ser
considerados rew que, alterados mínimamente, se repiten en todo el con-
tinente. Luego de la reforma constitucional argentina de 1994 el Ministe-
rio Público Fiscal se ha constituido en órgano extra-poder con funciones es-
pecíficas en punto al ejercicio de la acción penal pública. La función juris-
diccional de esa forma ha quedado reservada a lo que efectivamente debe
ser: exclusivamente limitada a conocer y decidir pero sin injerencia en lo
relativo al ejercicio de la acción penal, lo que ratifica lo dispuesto en el art.
5° de! CPPN Y e! principio del ne procedat iudex ex officio9.
8 Visto en proyección histórica y referido al código del cual fue calcado el actual código
federal podemos decir que, de manera aislada, la refarma cordobesa del 1939 había tenido por
finalidad principal jerarquizar el juicio plenario reduciendo la instrucción a mero rol prepara-
torio; pero, ese propósito nunca se logró debido a que la instrucción jurisdiccional operó -co-
mo metafóricamente lo describe CAFFERArANORES- como un verdadero "caballo de Troya", ya
que ése era el verdadero momento del juicio. Una mentalidad formada en la rutina que ha-
bía 'impuesto el sistema anterior condujo a la desnaturalización de la reforma, quedando el
juicio reducido a una mera comprobación acerca de la eficacia de las pruebas colectadas en la
etapa instructoria.
Para decirlo con palabras de CAFFERATA NORES, en relación al proyecto de reforma de la
ley procesal cordobesa de 1991:
"La novedad fundamental del Código radica en haber invertido la regla anterior. De
acuerdo con el ordenamiento abrogado, el principio general era la instrucción a cargo de un
Juez y la excepción, la citación directa a cargo del Agente Fiscal. Hoy la situación es inversa:
la investigación penal preparatoria se lleva a cabo por un fiscal-Fiscal de Instrucción- por re.
gla, y sólo en el caso excepcionalísimo de un imputado con privilegios constitucionales la rea-
liza un juez -Juez de Instrucción-"; d. Introducción al nuevo..., cit., pág. 73.
9 AsÍ. al anotar el arto 180 del CPPN en Código Procesal Penal comentado y concordado, LEVE-
NE (H), CASANOVA s, LEVENE(N) Y HORTEL;Depalma,
2" ed. 1993, pág. 143.
544 Gustavo A. Bruzzone
Jurisprudencia
Sin olvidar que el modelo procesal que nos rige es Nmixto", el carácter
acusatorio que se desprende de él impone, a mi criterio, la imperiosa ne-
cesidad de dejar a salvo lo poco que en ese sentido tiene o, mejor dicho,
lo poco que de acusatorio los jueces se han encargado de borrar, ya que la
invariable línea jurisprudencial de la CNCP ha convertido al actual código
procesal en más inquisitivo que el anterior.
Por ejemplo, lo resuelto por la Sala 1 de la CNCP en: NSánchez, Rafael
Oscar sI recurso de inconstitucionalidad" (c, n° 635, reg. n° 917, del
19/2/9610), el criterio, invariable, tendiente a desvirtuar el carácter acusa-
torio, se ha extendido, sin fisuras, a la interpretación efectuada del art.
348 del CPPN cuando analógicamente su aplicación se extendió a los re-
querimientos de instrucción en NBlanca N. Ávila" (CNCP,c, n° 7, Sala 11
del 2/7/93), no sin contradicción por parte del juez BISORDI quien en "Fe-
rreyra" (CNCP, c. n° 101, Sala 1 del 14/4/94) había sentado la doctrina, a
mi criterio, correcta, luego ratificada (por ya haberlo dicho in re NTarife-
ño") por la Corte Suprema de Justicia de la Nación argentinall en NGar-
10 Se podría afirmar -como se hace en "Sánchez"- que la garantía del debido proceso, en
consonancia con los fallos citados de la CSJN, se encuentra a salvo por la existencia, técnica-
mente, de una "acusación" al considerar con ese carácter los "alegatos" del fiscal de juicio. De
una acusación que, si bien se vió motivada en un acto de "control" emanado de otro poder
del Estado, constituye. en definitiva una acusación. Y que, con base en esa acusación (el re-
querimiento de elevación "obligado" por imperio legal) formalmente se cubren las expectativas
de reconocerse en el caso los momentos de: acusación, defensa, prueba y sentencia. Y es pre-
cisamente la circunstancia de que exista un imperativo legal de esas características lo que vi-
cia la voluntad del Ministerio Público desde el punto de vista de su independencia lesionan-
do por e~a vía el debido proceso.
Efectivamen((, como en los casos tratados por la CSJN en "Tarifeño", "Garáa" y Catto-
nar", aquí tampoco hay acusación fiscal, entendiendo "acusación" en el sentido amplio de
"ejerddo de la acción penal pública" por el Ministerio Público. El que acusa es el órgano juris-
diccional. Y ello le está vedado constitUcionalmente de manera expresa por lo dispuesto en el
arto 120 de la CN, habiéndose violado de esta forma la independencia y atribuciones del Mi-
nisterio Público, lo que, por otra parte debe ser visto como un conflicto de competencias de
órganos del Estado que acentúa el carácter federal del conflicto.
De la misma forma, al constituirse la Cámara de Apelaciones en acusador se viola la ne-
cesaria bilateralidad que debe existir entre acusación y defensa frente al juez imparcial. lesio-
nándose la garantía implícita del debido proceso (art. 33 CN y 18, también de la CN). La ne-
cesaria existencia de: acusación, defensa, prueba y sentencia, no sólo se presentan como ac-
tos formales considerando el proceso en su totalidad. Se deben encontrar implícitos en todos
y cada uno de los actos del proceso, siendo un requisito indispensable que los órganos a su
cargo se encuentren claramente diferenciados.
El arto 348, lejos de constituir un supuesto asimilable al "control de los actos de gobier-
no", supone una intromisión inconstitucional que erige a un poder diverso y ajeno al ejerci-
cio de la acción directamente en acusador por la afectación de las garantías en las que deriva
alterando el actual reparto de competencias entre los poderes del Estado.
II En adelante CSJN.
Sobre la garantfa del juez imparcial 545
Jurisprudencia
cía, José Armando" (Recurso de hecho - 22/12/94, c. 91 XXVII)y, espe.
cialmente, en HCattonar, Julio Pablo" (c. 408, XXXI,rta. el 13/6/95)12.
Los fallos mencionados de la CSJN permiten derivar, en forma cohe-
rente, cuál es la extensión que le otorga al principio implícito en la Cons-
titución Nacional del debido proceso (art. 33 CN). La Corte ha elaborado
una sabia jurisprudencia que inclina todo el peso sobre el modelo que,
inexorablemente, habrá de ser aplicado y que responde armónicamente
con el programa constitucional que se adecua, sin fisuras, al modelo acu-
satorio13. La necesidad de que se verifique en el proceso los momentos de
acusación, defensa, prueba y sentencia, no sólo se representan en él como
un "todo", sino que se ven necesitados de constatación en cada uno de sus
actos y momentosl4; en donde los encargados de llevados a cabo, con ma-
yor énfasis luego de la reforma de 1994, se ubican en cabeza de órganos
diferentes e independientes entre sí: la de acusar en el Ministerio Público,
la de conocer y juzgar en el Poder Judicial.
12 Ver, en este sentido, lo que manifestara, junto con Miguel G. PONS, en el trabajo El mo-
delo acusatorio en la jurisprudenda de la Cámara Nadonal de Casad6n Penal, publicado en "Cua-
dernos de Do~trina y Jurisprudencia PenaJ", Ad-Hoc, Buenos Aires, nO O..págs. 219 y ss. Ver.
asimismo, Acusad6n y sentencia c,'ndenatoria en fa juri.prudencia de la Cámara Nadonal de Casaci6n
Penal, de Grabiel 1. f.NITUAY Emilio A. CAPPUCCIQ,en "Nueva DOdrina PenaJ" 1. Ail996, págs.
139 y ss.; en particular d. la nota 1, referida a bibliografía espedfica.
l3 De otra opinión Julio B. J. MAIERY Máximo LANGERen: Acusaci6n y sentencia (leído y
discutido en el seminario que el Prol. MAIERdirige en la Facultad de Derecho y Ciencias So-
ciales de la UBA), también publicado en este número. En ese trabajo, en el marco de un aná-
lisis tendiente a justificar la posibilidad que tiene el tribunal de juicio de condenar pese al pe-
dido absolutorio del ministerio público, se sostiene que "los fallos de la Corte Suprema son,
en general, erróneos", atendiendo -pareciera- exclusivamente a argumentos "estructurales"
del procedimiento vigente; es decir: desde la ley infra-constitucionaJ. Las "derivaciones ines-
perad~s" que se imputan a la CSJN como prohijadas de sus afirmaciones dogmáticas par~cie-
ran derivarse del modelo procesal (acusatorio) que, entiendo, se desprende de la Constitución
Nacional y que mejor se compatibiliza con la forma republicana de gobierno.
Desde ese ángulo se puede afirmar que -pese a no ser la intención de los autores e inclu-
so pudiendo reconocerse que las conclusiones a las que arriban son correctas de acuerdo al mo-
delo procesal mixto que nos rige- se sobrevalora la "estructura" de la ley infra-constitucional
frente al modelo de enjuiciamiento que claramente se desprende de la Constitución Nacional.
Ver también, en este sentido, D' Álbora Francisco, Subordinad6n de la sentencia condenatoria
al alegato fiscal (art. 393 del CPP), en "La Ley", 1996-A, p. 66.
14 Por ejemplo, desde el momento en que una persona es imputada de un delito tiene de-
recho, en el contexto de sus garantías formales, a conocer las pruebas que se alzan en su con.
tra y cuál es la subsunción efectuada del hecho para poder organizar mentalmente su defen-
sa material y requerir el asesoramiento técnico que estime necesario. Así, un detenido inco-
y 16 En la falsa puja que se pretende presentar entre "eficiencia" vs. "garantías" el modelo
municado debe conocer en ese momento las pruebas la subsunción para sustraerlo de la si-
tuación etérea y de incertidumbre
en la qne se lo coloca. En ese "limbo", que sólo se justifica
-si es que se justifica- por los fines del proceso, al detenido/incomunicado se le debe hacer sa-
ber la imputación/acusación con todos los elementos de hecho y de derecho que se tengan
para justificar ese estado. Esa es la única forma en que se respetará el debido proceso en la in-
teligencia de la doctrina que la CSJN ha elaborado sobre el debido proceso y, por otra parte,
determina la correcta interpretación de los arts. 104, 184, incs. 8°, 9° Y última parte, 197,205
Y concordantes del CPPN.
546 Gustavo A. Bruzzone
Jurisprudencia
Ésta pareciera ser la misión que la Constitución argentina tiene asig-
nada a los jueces, no la de perseguir los delitos, y por ese motivo toda
usurpación que el Poder Judicial realice de esa función constituirá tanto
una lesión a la independencia del Ministerio Público violando lo dispues-
tOen el arto 120 CN como una lesión a la garantía implícita del debido pro-
cesO al constituirse los jueces en órgano de acusación (art. 33 CN), y, con-
secuentemente, lesionará irreparablemente la defensa en juicio al verse
confundidas en un mismo órgano ambas funciones convirtiendo al Poder
Judicial en parcial y vedándole al imputado la posibilidad de defenderse de
la acusación que, un órgano diferente al que debe juzgar, le dirige.
El modelo constitucional fue elaborado en consonancia con una cul-
tUra que partía, en lo referente a la forma de resolver sus conflictos pena-
!es, del modelo acusatorio. De allí que los constituyentes hayan previsto
el juicio por jurados (arts. 24, 118 Y 75, inc. 12, CN) lo que no puede ima-
ginarse sin el modelo acusatorio; ello se encuentra reafirmado, a su vez,
por la totalidad de los artículos que se refieren a la regulación del juicio
político 53, 59, 60 Y 114, n° 5, CN, donde la estructura siempre consiste
en un órgano que acusa y otro que juzgal5. Esto remarca y deja claramen-
te a salvo la garalltía de imparcialidad.
Invariablemente la Constitución aludt directamente o utiliza la termi-
nología propia de una regulación que, en lo atinente a la resolución de
conflictos penales, es sentida y pensada desde el modelo acusatorio. La re-
forma constitucional argentina de 1994 no ha hecho más que acentuar las
cosas tal cual fueron establecidas desde nuestra fundación institucional
como nación.
Si la doctrina, los legisladores, jueces y demás funcionarios no han
'sentido" el mandato constitucional en la dimensión que aquí se lo expo-
ne se debe al enorme peso de la cultura inquisitiva que, heredada de Es-
paña, todavía nos gobierna y de la cual no hemos podido, aún, indepen-
dizarnos. Pero esta circunstancia no debería de ninguna manera paralizar-
nos y todos los días de nuestro trabajo judicial debemos replantearnos
hasta qué punto seguimos inmersos en la cultura inquisitiva, que sólo en-
gendra confusión, ineficiencia16, arbitrariedad y negación de garantías bá-
15 Ver en este sentido BINDER,Alberto, en Introducd6n al Derecho Procesal Penal, Ad-Hoc,
Buenos Aires, 1993, págs. 93 y siguientes.
inquisitivo resulta claramente perdedor. Partiendo de la premisa de que las garantías deben
ser respetadas, la negadón sistemática que importa un modelo inquisitivo ya lo toma ¡nefi-
ciente en ese sentido. Por otro lado, la supuesta" eficiencia" que obtiene ese modelo de reso-
lución de los conflictos penaJes se ha mostrado, también, como ineficiente, ya que no resuel-
ve los conflictos sino que, generaJmente, los agrava por el alto grado de concentración que
genera. Aunque relativo a la puja procedimiento escrito vs. oraJ se pueden reproducir aquí,
por su impronta claramente inquisitiva, gran parte de los datos aportados por Gustavo COSA-
Sobre la garantía del juez ~mparclal 547
Jurisprudencia
sicas. Ante una ley procesal "mixta" el esfuerzo por interpretarla confor_
me al modelo constitucional debería ser un imperativo de cada mañana.
Por ello, cada acto del procedimiento donde las funciones de acusar y
juzgar se ven confundidas lesiona seriamente las garantías antes mencio_
nadas y con ellas todo el modelo constitucional. Desde esta perspectiva es
como debería ser analizada la garantía de imparcialidad del juzgador y no
como una problemática exclusivamente limitada a la existencia de causa-
les de recusación escritas o no en las leyes infra-constitucionalesI7.
n. Fundamentos
La sola circunstancia de haber intervenido en la instrucción, produ-
ciendo actos que pueden haber permitido valorar, incorporar o rechazar
pruebas de cargo o descargo, sea de manera directa, dirigiendo la investi-
gación preliminar en la etapa de instrucción del sumario, o al controlar la
labor fiscal por haber delegado la instrucciónl8, o, haber controlado, por
vía re cursiva, interlocutorios dictados durante la instrucción, o, por haber
emitido opinión como integrante de la cámara de apelaciones controlan-
do la ausencia de requerimiento fiscaL tanto al inicio del asunto como al
momento de la elevación a juicio por vía del "controljurisdtccional"19, de-
D dicas
COYen su trabajo El mito de la no impunidad, editado por el Centro de Investigaciones Jurí-
y Sociales de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad Nacional
de Córdoba, nO 1, 1988, en donde se puso de resalto la enonne ineptitud que el 'Código de
Obarrio' tuvo para resolver los conflictos para los que fue pensado.
17 De acuerdo con lo expuesto, la consecuencia a la que debemos arribar es que la estruc-
tura de la actual ley procesal es inconstitucional destacándose dentro de ello la nefasta figura
del juez de instrucción.
Aquí, por su claridad se debe mencionar el precedente más coherente que se registra en
esta línea de pensamiento; se trata de la resolución del entonces Juez de Sentenria de la Ca.
pital Federal Luis CEVASCO,en la causa nO 1456, c. 'Rilo, Antonio', del 3/9/91, donde declaró
inconstitucional el Libro ID del Código Obarrio, disponiendo librar oficio al Congreso de la Na-
ción para que se implementara el juicio por jurados; hay transcripción íntegra de la resolu-
ción en 'No Hay Derecho', nO 5,1991, págs. 14 y 15.
18 Como, por ejemplo, se encuentra regulado en el arto 196 del CPPN que establece que:
'El juez de instrucción podrá decidir que la dirección de la investigación de los delitos de ac-
ción pública de competencia criminal quede a cargo del agente fiscal... Los jueces en lo co-
rreccional. en lo penal económico, de menores, en lo criminal y correccional federal de la Ca-
pital Federal y federales con asiento en las provincias, tendrán la misma facultad.....
19 El arto 348 del CPPN establece que cuando el juez de instrucción: no esté de acuer-
do con el sobreseimiento pedido por el fiscai' de que el asunto no sea elevado a juicio'... da-
rá intervención por seis (6) días a la Cámara de Apelaciones. Si ésta entiende que correspon-
de elevar la causa a juicio apartará al fiscal interviniente e instruirá en tal sentido al fiscal que
designe el fiscal de cámara o al que siga en orden de turno'.
Aunque la ley procesal argentina guarda silencio respecto de los 'requerimientos fiscales
de instrucción', es decir, al inicio del asunto, la Sala TI CNCP 'legisló' in re 'Blanca Ávila' la
aplicación analógica del citado arto 348 para esos supuestos; para d. el fallo citado ver' Cuader.
nos de Doctrina y Jurisprudencia Penal', nO O, apéndicejurisprudencial. págs. 323 y siguientes.
548 Gustavo A. Bruzzone
Jurisprudencia
~.termina el apartamiento del juez para intervenir en el juicio (o plenario)
::y,
. asimismo, conocer del recurso de la sentencia que de él se derive.
De igual forma, en el supuesto de una organización verticalizada como
generalmente imponen los códigos mixtos, la circunstancia de haber in-
tervenido en la instrucción también genera un motivo de apartamiento
para conocer, como integrante de una cámara de apelaciones, interlocu-
tOrios de ese asunto en grado de apelación.
Asimismo, impide que intervenga en el juicio el juez que ha dictado
sentencia en un mismo hecho respecto de otro coimputado o el que ha in-
tervenido en la instrucción -como juez de instrucción o de cámara- en la
misma situación2o.
La intervención como fiscal o defensor se encuentra, a mi criterio, fue-
ra de toda discusión, con independencia del "grado" de intervención que
pueda haber tenido: siempre debe ser apartado del asunto sin perjuicio de
que su intervención pueda ser considerada como meramente incidental.
En estos supuestos el haber sido siquiera formalmente parte en el asunto
impide su intervención como juez.
En definitiva, y expresada genéricamente, la opinión aquí sostenida se
extiende a todo tipo de intervención en la etapa sumaria que haya poten-
cialmente contaminado al juez frente a la garantía de imparcialidad.
Lo que se reafirma al apartar al juez del asunto es, en definitiva, el mo-
delo acusatorio, permitiendo que un órgano diferente al jurisdiccional sea
el encargado de impulsar la acción penal sin contaminación alguna pre-
servándolo de su función específica.
No obstante lo aquí expuesto, como se puede detectar en la jurispru-
dencia de los tribunales argentinos, estos han construido un doctrina con-
traria a lo que aquí se sostienp fundada en "grados" de intervención que
habilitan o no para poder ser juez (de instrucción, de cámara, de juicio o
de ejecución) en el asunto, incluso cuando :;e ha sido fiscal en él.
Como muestra se pueden citar algunos precedentes de la Cámara Fe-
deral en lo Criminal y Correccional de la ciudad de Buenos Nres que vie-
ne a representar, en forma elocuente, el estado de la cuestión. Por ejem-
plo: ante la excusación de un, ahora, juez de instrucción que, antes, inter-
vino en un mismo asunto como fiscal. se sostuvo que:
la inhibición de un magistrado debe apreciarse con un criterio am-
plio, a fin de garantizar en extremo la imparcialidad en sus actuaciones
(conf. c. 24.777, B.C.R.A., reg. n° 239 del 30 de abril de 1993...".
se afirma expresamente haber dado recomendaciones nada menos
que a la parte acusadora en autos, aportando elementos que abonan la ve-
racidad de la afirmación".
20 Ello se produce tanto ante los supuestos de rebeldía como en los casos de separación
de causas por cualquier motivo.
Sobre la garantía del juez imparcial 549
Jurisprudencia
"La intervención del Ministerio Público se plasmó en diversas intervencio_
nes en que se emitió opinión acerca de conductas de los imputados, requiriendo di-
versas medidas de prueba..." (el resaltado me pertenece).
Reconocieron, por último, que esa circunstancia encontraba "expresa
recepción legislativa en el inc. 4° del arto 75 del Código de Procedimientos
en Materia Penal, razón por la cual a fin de resguardar la necesaria ecua-
nimidad que debe imperar en el proceso, se hará lugar a la excusación de
marras". AsÍ, en las causas n° 26.905 y 26.950,26.981, todas ellas llama-
das: "Cavallo, G. R. s/ excusación", reg. 649 y 652, ambas del 7/9/95, y n°
721 del 22/9/95. En los tres casos la redacción es idéntica y sólo se modi-
fican las cuestiones de "hecho" vinculadas al grado de intervención.
Adviértase que el código -versión Ley 2.372 y sus modificatorias- só-
lo se refería a haber "intervenido como fiscal". Como surge de los funda-
mentos del fallo, pese a la claridad de la norma que no exige "grados" de
intervención, para la Cámara Federal no es así, lo que los conduce a tener
que efectuar todo ese razonamiento a efectos de establecer el "grado" de
intervención que pueda haber afectado la imparcialidad del, ahora, juez.
Lo que se reitera bajo la vigencia de la actual ley procesal. En un caso
similar se reconoció que el haber formulado el requerimiento de iastrucción del
arto 180 del CPPN "es .le la entidad que configura la causal de inhibición que ex-
presamente preveé el arto 55 inc. 1 de la norma formal citada, cuyo objeto es
el de evitar que el juez vea afectada su imparcialidad como consecuencia
de su actuación previa como órgano oficial de persecución" (cf. c. nO
26.973, "Cavallo, G. R. s/ inhibición" reg. nO710 del 22/9/95; en ese asun-
to se citó c. n° 25.984 "Oyarbide, N. M. s/ inhibición", reg. n° 68',20/9/94.
La actual norma que regula la cuestión es todavía más amplia que la
anterior; establece que el juez se deberá inhibir cuando "hubiere interve-
nido en el mismo proceso como funcionariú del ministerio público...", lo
que amplía la causal a todos aqnellos que dEsde el Ministerio Público pue-
dan haber actuado en la calidad aludida.
La pregunta es: ¿cuándo una intervención no tendrá esa entidad?, es
decir: ¿cuándo no habrá de sub sumir en la causal de inhibición del inc. l°
del arto 55 CPPN?
La Cámara Federal lo ha sostenido en los siguientes casos bajo el si-
guiente argumento:
"El Dr. Gabriel R. Cavallo en sus presentaciones como fiscal y su fiscal
adjunto se limitaron a solicitar medidas de prueba tales como la ampliación
de la pericia caligráfica... antecedentes del legajo de personalidad del en-
causado, determinación del efectivo patrimonial, entre otras" (sin resalta-
do en el original), aclarando que:
"Esos dictámenes no importan adelanto de opinión sobre el objeto del expedien-
te, ni cabe atribuirles el carácter de intervención que prevén los arts. 75 inc. 4°y 77
del Código de Procedimientos en Materia Penal, como motivo de excusación,
550 Gustavo A. Bruzzone
Jurisprudencia
no comprometiéndose en modo alguno, dado su contenido, la imparciali-
dad del ahora juzgador" (cfr. c. n° 27.018, 3/10/95, reg. n° 764, "Cavallo
G. s/excusación").
Este criterio es reiterado, por ejemplo, en un caso donde las "medidas",
que no importaron para la Cámara Federal "adelanto de opinión", consis-
tieron en "requerir prueba documental e informativa y la vista de actuaciones de
la Fiscalía Nacional de Investigaciones Administrativas" (c. n° 26.823, 30/8/95,
reg. n° 602, también de G. Cavallo).
Según surge de estos precedentes lo determinante para dar por subsu-
mida la causal lo constituye el "adelanto de opinión" y no el haberse in-
formado de las actuaciones desde el rol del Ministerio Público. Por ello re-
sulta coherente que la Cámara Federal le otorgue ese carácter al requeri-
miento de instrucción del arto 180 CPPN.
Pareciera, en consecuencia, imposible, luego de la reforma operada en
1992, detectar un caso en donde se admitiera que un fiscal actuara luego
como juez en un mismo asunto, ya que el requerimiento de instrucción
constituirá siempre (?) un acto indispensable en la intervención del mi-
nisterio fiscal.
En cuanto a excusadonc$ de actuales camaristas que con anterioridad
actuaron en el asunto (Omo jueces de instrucción se sostiene un criterio
de "grados" similar. Por ej.: en la causa n° 25.916 "Irurzun, Martín s/ ex-
cusación", del 5/9/94 reg. n° 604, ante la excusación del juez de instruc-
ción devenido camarista, ésta fue rechazada ya que:
"la intervención del nombrado como juez de primera instancia... fue
en reemplazo del titular del juzgado en que la causa se hallaba radicada,
habiéndose limitado a tener presente lo resuelto por esta Cámara...".
"las citadas decisiones de mero trámite no importan adelanto de opi-
nión sobre el objeto del expediente ni implicaron su estudio, por lo que
no corresponde atribuirles el carácter de intervención en la causa que pre-
veen los arts. 75 inc. 4° y 77 del Código de Procedimientos en Materia Pe-
nal, ya que no se vio comprometida dada la índole de su contenido la im-
parcialidad del ahora integrante de este tribunal de alzada...".
En igual sentido se resolvió en la causa n° 24.910, del 12/9/94, reg. n°
627 en donde la intervención había consistido, reemplazando al titular del
juzgado, en haberse limitado a "ordenar la remisión del expediente por 48
horas en virtud de haber sido solicitado por la justicia de instrucción y a
tener por producida y presente la vista que se confiriera a la querella a los
fines del arto 457 del Código de Procedimientos en Materia Penal". Éstas,
también, fueron consideradas resoluciones de "mero trámite".
La afirmación relativa a que la intervención en el asunto no implicó su
estudio y que por ello no se encuentra comprometida su imparcialidad
frente al caso parecieran constituir un doble reconocimiento, por un lado
el de la delegación de funciones y, con ello, por otro, el del desconoci-
Sobre la garantra del juez imparcial 551
Jurisprudencia
miento que tienen los jueces de lo que finnan, o, por lo menos, de la nu-
la importancia que le otorgan a los escritos que presentan las partes o a la
forma que tienen de razonar.
Si para poder apartarse como juez se reconoce que "el estudio" del ca-
so puede suponer parcialidad, cómo es posible que frente a un fiscal que
requiere pruebas se pueda sostener seriamente que no estudió el caso.
Adviértase que no se dice en las "planchas" (los modelos) de rechazo uti-
lizadas por la Cámara Federal que los fiscales no lo estudiaron. Pero si en
el supuesto del juez el "estudio del caso" es mencionado como causal de
apartamiento, no se justifica cómo para el fiscal no lo es. Salvo, claro es-
tá, que se piense directamente que los fiscales, por delegación, tampoco
lean lo que firman.
No obstante, se debe reconocer, ateniéndonos a la realidad de nuestros
tribunales, que en la casi totalidad de los asuntos los jueces son imparcia-
les a la hora del juicio pese a su antervención en la etapa instructoria. Ello
por efecto de la extendida delegación de funciones existente.
Las denominadas "Reglas de Mallorca "21
Claramente esta cuestión fue aludida en las denominadas Reglas míni-
ma~de las Naciones Unidas para el procedimiento penal ("Reglas de Mallolca"),
las que por la diversidad de nacionalidades de los juristas que las redacta-
ron permite sostener que es opinión extendida en el concierto internacio-
nal. Dice la "Regla 4a":
"Regla 4a
1) El enjuiciamiento y fallo, en materia penal, estarán siempre a cargo
de jueces independientes sometidos únicamente a la ley.
2) Los Tribunales deberán ser imparciales. Las legislaciones nacionales esta-
blecerán las causas de abstención y recusación. Especialmente, no podrá formar
parte del Tribunal quien haya intervenido anteriormente, de cualquier modo, o
en otra función o en otra instanr:ia en la misma causa. Tampoco podrán hacerla
quienes hayan participado en una decisión posteriormente anulada por un Tribu-
nal superior.
3) Toda persona tendrá derecho a ser juzgada por los Tribunales de
Justicia ordinarios con arreglo a procedimientos legalmente establecidos.
4) El juzgamiento, en caso de delitos graves, deberá ser competencia
de Tribunales colegiados. Los delitos leves o faltas, podrán ser juzgados por
Tribunales unipersonales".
21 Para confrontar las "Reglas de Mallorca" ver:Anexo' del libro de Enrique BACIGALUPO,
La impugnación de los hechosprobados en la casaciónpenal y otros estudios, Ad. Hoc, Buenos Aires,
1994, págs. 105 Y ss., sobre la importanda de este precedente para la doctrina mundial o, por
lo menos, para nuestra área de influenda cultural, basta sólo repasar las personalidades que
integran la Comisión de expertos, pág. 116 Y el haber sido realizada con el aval de las Nacio.
nes Unidas.
552 Gustavo A. Bruzzone
Jurisprudencia
Ésa es, de momento, la recomendación de las Naciones Unidas y la opi-
nión prácticamente unánime de la doctrina mundial, siendo el criterio
adoptado en la práctica totalidad de las legislaciones de nuestra área de in-
fluencia cultural y de la jurisprudencia de sus tribunales.
No obstante, y más allá de la claridad que para mí ofrece el tema, de-
ben ser señaladas dos cuestiones recurrentemente mencionadas, por
ejemplo, por los jueces argentinos:
a) en primer lugar, la cuestión de la "estructura del código", debido a
que la práctica había determinado con la anterior ley procesal (Código de
OBARRIO),que tanto en el fuero federal como en este fuero penal econó.
mico, y en el ámbito de la justicia correccional, el juez que instruía en un
expedierite también conocía en la sentencia definitiva, cuestión que se re-
petía en lo que hace a los tribunales de alzada22. La jurisprudencia en es.
te sentido fue pacífica sin que existan, en realidad, mayores precedentes
al respecto.
Sintéticamente se puede decir que: al estar regulado de esa forma en
la ley "infra-constitucional" se lo aceptaba, y se lo acepta, sin cuestiona-
mientas.
b) En segundo lugar. por la "sensibilidad" de los jueces quienes, pese a
ser recusados en los casos que en partlcular por estos motivos, no se ten-
drían que ver afectados en su condIción, genérica, de "imparciales" con la
que conocen en el resto de los asuntos.
Como enseña MAtER, conviene recordar que no es la honorabilidad de
un magistrado lo que se cuestiona, sino el temor de parcialidad. Por ello se
puede decir que aun el juez honorable puede ser tachado de parcial23.
No se trata de poner en duda la vocación por la justicia del magistrado cuestio-
nado, ni de sugerir que actuará en el caso con malicia hacia el procesado, sino, sim-
plemente, de que por más íntegra y virtuosa sea una persona, nadie puede ser juez
y parte, nadie puede ser, a la vez o sucesivamente, perseguidor y juzgador.
y esto es precisamente lo que sucede cuando un magistrado que actuó
en la instrucción interviene luego en el debate, pues si bien los roles de
acusar y de sentenciar formalmente se hallan separados y atribuidos a ór-
ganos estatales diferentes en nuestro ordenamiento procesal, lo cierto es que
durante el sumario el magistrado instructor, además de velar por que se cum-
plan las garantías constitucionales del procedimiento, es el verdadero encar-
22 No ha podido ser investigado aquí el problema de orgauizadón judidal que representa
para un modelo "mixto" como, por ej. el "Código de Córdoba" de 1939, el establecer "tribuna-
les de cámara" con la doble fundón de ser alzada de las apeladones de los interlocutorios dic-
tados por los jueces de iustrucdón y, a su vez, tribunales de juido en los mismo asuntos; es evi-
dente que, de ocurrir esto, la garantía se ve pulverizada por una incorrecta ley de organizadón.
23 Como crítica en la doctrina puede verse el trabajo de Alberto LOZADA:Imparcialidad y
jueces federales,publicado en la "Revista de la Asodación de Magistrados y Fundonarios de la
Justicia Nadonal", año n, nO 5, nov. 1989, págs. 67 y siguientes.
Sobre la garantíadel juez imparcial 553
Jurisprudencia
gado de llevar adelante la persecución penal en contra del imputado, merced a las
amplias facultades instruáorias que le permiten llevar adelante la investigación y
la recolección de las pruebas.
Es que, tal como lo señalaba OBARRIOal presentar su proyecto de códi-
go procesal, el temperamento que debe asumir quien debe sospechar del imputa_
do, formularse hipótesis acerca de su culpabilidad y buscar la prueba que las de-
muestre, es incompatible, por más buena voluntad que se tenga, con la abstención
espiritual, que asegure la imparcialidad, de quien debe limitarse a arbitrar entre
dos partes contrincantes (el fiscal y la defensa).
Precisamente las funciones estatales de perseguir y requerir la aplica-
ción de la pena, por un lado, y de juzgar, por el otro, han sido histórica-
mente separadas (a partir de un juez inquisidor omnímodo que las abar-
caba a ambas) en razón de esta imposibilidad -desde el punto de vista psi-
cológico- de que la persona que ha debido presumir y perseguir la culpa-
bilidad del imputado para poder llevar adelante eficientemente la instruc-
ción, pueda ahora despojarse de la posibilidad de que, en razón del tem-
peramento que debió asumir para ello, nazca en él ahora la convicción de
que el enjuiciado es culpable.
Es éste, en definitiv3., el fundamento del temor de parcialidad que da
su~tento a que sean recusados, y no el prejuzgamiento, en el sentido de
"... la emisión de opiniones intempestivas y extemporáneas respecto de
cuestiones pendientes que aún no se encuentran en estado de ser resuel-
tas" ni la sospecha de que el juez recusado se inclinará maliciosamente en contra
del acusado.
El hecho de que se admita que un mismo juez pueda intervenir en la
etapa instructoria y, luego, sentenciar por razones, exclusivamente, de
practicidad o presupuestarias, no puede ir en contra de derechos expresa-
mente previstos.
Pero ya en este punto es importante destacar que, si bien la anterior
estructura de la ley procesal (Código de OBARRIO)permitía que un mismo
juez interviniera en ambas etapas, la actual lo veta expresamente.
El sistema, la estructura y la arquitectura de la nueva ley procesal no
lo admiten.
III. Argumentos
III. 1. Antecedentes extranjeros
La circunstancia de que un mismo juez dicte sentencia luego de haber
instruido, o haber actuado como juez de cámara controlando por vía re-
cursiva lo actuado en la instrucción, responde a una cuestión histórica de
orden práctico y económico, pero de ninguna manera se puede decir que
ello sea acorde con los principios que surgen ni de la letra ni del espíritu
del nuevo código y, mucho menos, que sea compatible con nuestro texto
constitucional y con tratados internacionales incorporados a la CN en
1994, en lo que se refiere a la imparcialidad del juez.
554 Gustavo A. Bruzzone
Jurisprudencia
Precedentes de los tribunales de todo el mundo avalan esta posición y,
los legislativos europeos, por ejemplo, han adecuado sus disposiciones le-
gales en el sentido de separar claramente la tarea del órgano que recoge
la prueba del que la valora. Lo que se manifiesta, también, en la tenden-'
da latinoamericana a amoldar sus legislaciones procesales al modelo acu-
satorio dejando de lado el inquisitivo reformado como el que hoy nos ri-
ge en el ámbito nacional.
En efecto, el Tribunal Constitucional de España, en dos casos acumu-
lados presentados por los mismos jueces que debían tramitarlos, declaró
la inconstitucionalidad Y nulidad de la ley Orgánica 10/1980 en su arto 2
párr. 2° referido al procedimiento de urgencia que permitía a un mismo
juez realizar medida~ instruc:orias y p~esidir el debate~4.
.
Asimismo, esta 1mea jUrIsprudenClal fue reconocIda por el TrIbunal
Europeo de Derechos Humanos en diferentes sentencias, entre ellas:
"De1court" del 17/1/70, "Piersack" del 1/ 10/82, y, muy especialmente en,
"De Cubber" del 26110/84 donde se detectó la quiebra de uno de los de-
rechos humanos de la Convención Europea de Derechos Humanos, Ro-
ma, 4/11/50: el derecho de 3er juzgado por un juez imparcial (art. 6°,
párr. l°).
Atendiendo a que el dl:recho se repiLe textualmente en los tratados
que rigen para nuestra área de influencia, su trascendencia ~s i~~ntica, ~l-
gunos de los cuales se encuentran incorporados a la ConstItucIOn NaCIo-
nal: así, Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (16/12/66),
res. 2200 A (XXI) de la Asamblea General de las Naciones Unidas, que es-
tabkce en su art. 14, n° 1: "Toda persona tendrá derecho a ser oída.. por
un juez o tribunal competente, independiente e imparcial establecido por
la ley..."; Convención Americana sobre Derechos Humanos (Pacto de San
José de Costa Rica, 22/11/69), arto 8, n° 1: "Toda persona tiene derecho a
ser oída... por un juez o tribunal competente e imparcial..."25.
Es decir: nos encontramos ante una cuestión que reconoce amplia ad-
hesión en el contexto de la doctrina y la jurisprudencia internacional.
IlI. 2. Antecedentes nacionales
Pero, incluso, podemos citar los propios precedentes nacionales, uno
de ellos muy reciente, y otro que yafue planteado en julio de 1882.
24 La posible acumulación de funciones de instrucción y fallo en un mismo órgano juris-
diccional se encuentra abordada en 'Jueces para la democracia', Ed. Unigraf, Madrid, octu-
bre de 1987, págs. 19 y siguientes.
25 Ver en este sentido el desarrollo efectuado del tema por Julio B. J. MAIER,en Derecho
Procesal penal argentino, t. 1b, Hammurabi, 1989, págs, 484 y ss.; asimismo. en la 2a edición del
libro de MAIERcitado, publicado por Editores del Puerto. Buenos Aires, 1996. t. l. págs. 739
y
ss.; también en CLARIAOLMEDO,Derecho Procesal Penal, t. l. págs. 312 y ss.; como así también,
ver sobre el tema. Alberto G. LOZADA,ya citado.
Sobre la garantfa del juez Imparcial 555
Jurisprudencia Jurisprudencia

El primero de ellos se refiere a la redacción que, en definitiva, había Según lo expuesto más arriba, más de 100 años después, nuevamente
tenido el primer inciso del artículo 55 del nuevo CPP. En su texto origina. la necesidad de acondicionar las necesidades de la totalidad de los juzga-
rio claramente decía: dos federales del país a una cuestión de presupuesto vuelve a privamos en
"El juez deberá inhibirse de conocer en la causa cuando exista uno de el territorio de la Capital Federal de tener un sistema procesal respetuoso
los siguientes motivos: de la garantía del juez imparcial.
1) si en el mismo proceso hubiere pronunciado o concurrido a pro- Como vemos el problema no es nuevo y el contexto económico y so-
nunciar sentencia o auto de procesamiento...". cial en el que fue planteado se ha modificado sustancialmente; no obstan-
La claridad de la norma era tal que hubiera evitado toda duda, sien. te ello todavía no ha recibido una respuesta adecuada por parte de los jue-
do, por otra parte, la interpretación correcta desde el punto de vista cons- ces a cuyo cargo está velar por el respeto de la Constitución Nacional, y
titucional. no justificar las falencia s presupuestarias o de infraestructura del Estado.
Lamentablemente, la ley 24.12126 produjo una modificación del ind. El nuevo código daba la respuesta adecuada y, equivocadamente, fue
so en cuestión suprimiendo directamente la parte transcripta más arriba27. modificado el artículo respectivo por una ley posterior que se basó -apa-
Aparentemente, uno de los motivos se debió a que, de mantenerse esa rentemente- exclusivamente en motivos prácticos, cuando por su tras-
regla de inhibición, se podría producir un colapso en el ámbito de la jus. cendencia, se debió haber previsto un mecanismo de turnos y asignación
ticia correcciona128. del trabajo ante la justicia correccional que se adecuara al precepto origi-
Como vemos, una cuestión de índole eminentemente práctica deter. nario y no suprimirlo, en virtud de la garantía que está en juego.
mina que se vulnere conscientemente una garantía constitucional que ha- Es decir: todo lo contrario de lo que surge de la jurisprudencia extran-
ce a la necesaria imp'lrcialidad que debe representar un juez para la per- j~ra citada. El TEDH condena a Bélgica por tener un procedimiento "co-
sona sometida a proceso y para los intereses del Ministerio Público. rreccional" violatorio de un derecho, y le indica que lo adecue a su pro-
El otro motivo 0.e esta mOlificación del artículo 55 en su redacctón ori- cedimierto "criminal". En nuestro país, a la inversa, se prevé una clara
ginal se relaciona con la integración de los tribunales de juicio en el "in- regla de inhibición para todoslos casos, pero para adecuarlo a las necesi-
terior" del país donde, en algunas secciones, actuarán como jueces de cá. dades de los casos "correccionales" se permite que se violen reglas del
mara y de juicio; aquí lo que se advierte es la reiteración de la cuestión pre- procedimiento criminal en lo que hace a la integración de los tribunales
supuestaria29. de juicio.

26 Hasta donde he podido indagar no existe registro en el Congreso de la Nación. en nin.

guna de las dos cámaras, que nos permita saber los motivos que condujeron a los legislado. Entiendo que es Íhlposible ser más claro; seguía así:
o
res a suprimir esa parte del inciso; es decir: no hay registros en la comisiones de "Derecho Pe. "El juez que dirige la marcha del sumario, que practica todas las diligencias que en su
nal" y de las transcripciones del debate parlamentario en diputados -donde se introdujo la re. concepto han de conducir a la investigaojón del delito y de sus autores y cómplices, está ex-
fOfila-. sólo consta que su actual redacción fue propuesta por el diputado Alberto D. PIOm puesto a dejar nacer en su espíritu preocupaciones que pueden impedirle discernir con recto
(del Partido Justicialista) sin ninguna otra aclaración o debate de miembros presentes. En se- criterio la justicia y por lo tanto, la culpabiliad o inculpabilidad de los procesados".
nadores la ley fue aprobada sin debate en particular. Ello habla de la importancia que nues- "Este peligro no existe cuando la instrucción está a cargo de un juez que cesa en sus fun-
tros legisladores le asignan al tema. ciones luego de terminada, para pasar la causa a otro que se encargue del fallo. previas las
27 Cf. 2° párrafo del arto 88 de la ley citada. pruebas y discusiones del plenario".
28 Parece claro, no obstante. que si este argumento no puede sostenerse ni siquiera en el "En el libro primero, de acuerdo con una de las disposiciones del título preliminar, se es-
tablece que el juez sumariante, siendo de los del crimen de la Capital, en ningún caso podrá
ámbito correccional. en otros ámbitos es mucho menos plausible.
dictar sentencia definitiva en la causa".
Se debe señalar que desde la implementación del proceso inquisitivo reformado en Fran-
"Como se notará la reforma a este respecto de la organización actual de nuestros tribu-
cia a comienzos del siglo XIX (Código de Instrucción Criminal francés de 1808), para los asun.
nales. se limita a los jueces del crimen del fuero común en el distrito de la Capital. Habría de-
tos que podemos denominar como "criminales", los órganos estatales -el que recoge la prue-
seado hacerla extensiva a la jurisdicción seccional; pero me ha detenido una consideración de
ba y el que la valora- se encontraban claramente diferenciados. Conviene aclarar que los pre-
la cual no podía prescindir. Las causas criminales cuyo conocimiento compete a los jueces fe-
cedentes jurisprudenciales del TC español y del TEDH que se mencionan más arriba se refie-
derales son muy reducidas en su número".
ren a procedimientos abreviados en orden a los ilícitos de poca entidad.
29 Por su importancia y claridad basta tan sólo transcribir la parte pertinente: deáa el De. Concluyendo por ese motivo en que:
Manuel OBARRIOal Ministro Eduardo WILDEen su nota explicativa del proyecto que fue ley "Crear un juez de cada sección para atribuirle simplemente la formación de los sumarios sería gra-
var al Estado con una erogacióJ:/considerable sin responder a las necesidades ineludibles o premiosas'
de la nación hasta hace poco, el 15 de julio de 1882: (d. págs. 14 y 15 del Código de Procedimientos en Materia Penal. editado por Abeledo-Pe-
La conveniencia de separar las funciones del juez que debe instruir el proceso y del que debe termi-
" rrot; sin resaltados en el original).
narlo por la sentencia definitiva absolutoria o condenatoria, está arriba de toda discusión".

556 Gustavo A. Bruzzone Sobre la garantía del juez imparcial 557

Jurisprudencia Jurisprudencia

Por el absurdo, se puede sostener que al suprimirse la primera pane
del inc. 1° del arto 55 del CPP, un juez que instruye -directamente o Con-
trola por delegación- podría integrar el tribunal del juicio oral y, si fuera
ascendido con la misma velocidad del trámite de la causa, conocer de ella
en casación, y, luego, como ministro de la CSJN por el asunto federal (1).
IV. Las causales de recusación no escritas en la ley
"infra -constitucional"
Un argumento muy extendido hace referencia a que no es posible admi-
tir otra causal de recusación que aquellas que enumera taxativamente la ley. A mi
criterio es claramente incorrecto por diferentes motivos.
Como bien señala MAIER:
"... ninguna regulación abstracta puede abarcar todos los motivos posibles que,
en los casosfuturos, pueden fundar concretamente, la sospecha de parcialidad de
un juez" .
Es por ello que, agrega:
"resulta razonable permitir, a quienes pueden recusar, invocar y de-
mostrar otro motivo que funde seriamente el temor de parcialidad en el
caso concreto30".
Por ot:a parte, que no se encl1entrenvesc:itas" en la ley procesal no
significa que no estén previstas en otra parte del ordenamiento o que sur-
jan como contradiciendo garantías constitucionales. Es decir: no están es-
critas en la ley "infra-constitucional" pero surgen de la letra y el espíritu
de la Constitución Naciona131.
Por lo expuesto hasta aquí, se debe entender que la modificación intro-
ducida en el arto 88 de la Ley 24.121 al inciso l° del art. 55 es insconstitu-
cional. por ser violiltoria de una garantía implícita (art. 33 CN) que surge
de la forma republicaaa de gobierno, y para hat.:er efectiva la inviolabili-
dad de la defensa en juicio (art. 18 CN) que supone el juzgamiento por
parte de un juez imparcial. Garantía que, por otra parte, ya se había con-
vertido en explícita al ser ratificado el Pacto de San José de Costa Rica que
30 Obra dt., 1" ed., págs. 486 y siguiente.
31 Ver, en este sentido, el artículo El debate, de Alberto BOVINO,publicado en El nuevo Có-
digo procesal penal de la Nadón. Análisis crítico, Julio B. J. Maier compilador, Buenos Aires, Edi-
tores del Puerto, 1993, págs. 167 y ss., en particular pág. 189; del mismo autor pero más ex-
tensamente desarrollado en lmpardalidad de los jueces y causales de recusadón no escritas en el nue-
vo Código procesal penal de la Nación, en "La Ley", del 22112/93, págs. 3 y ss.; los trabajos de Bo-
VINO,por otra parte, se encuentran hoy dtados en la nueva edidón (2") del libro de MAIER
mendonado más arriba, ver en parto notas 20 y 21, de la pág. 155, y 30 Y 31 de la págs. 759
y s.; en este mismo sentido el voto del juez Leopoldo SCHIPPRIN en la causa "Monteverde, Clau-
dio G." fallada e115i3/93 por la Cámara Federal de La Plata, publicado en "Jurisprudenda AI-
gentina", n° 5849, octubre 6 de 1993, con comentario de Luis DARRITCHON, Las garantías y la
prevé expresamente en su art. 8, nO 1, y que es, luego de la reforma
constitucional de 1994, parte integrante de ella en su arto 75, inc. 22.
Por ello, se impone a continuación repasar algunos de los fallos de la
de la CNCP que se refieren a la interpretación que se ha efectuado de los
arts. 55, 58 Y 61 del CPPN, en primer término respecto de la posibilidad
de que el juez que interviene en la instrucción luego pueda hacerla en el
juicio dentro de la supuesta taxatividad de las causales del arto 55 del
CPPN;por último, se habrá de abordar la cuestión vinculada a la interpre-
tación de la frase "tribunal competente" del arto 61 del CPPN.
.rv. 1. Los jueces correccionales en la ciudad de Buenos Aires
Iv. 1. 1. El fallo "Recusación planteada por la Defensora Oficial doctora Cecilia
Mage" (c. nO95, reg. 85 "Espíndola Paredes, Bias Domingo" de la Sala I1 de la
CNCPdel 15/2/94)
Sin duda, en relación a la cuestión aquí planteada, uno de los prece-
dentes que registra la CNCP con mayor trascendencia es el que se generó
en la causa "Cecilia Mage" citada y, no sólo por la cuestión de fondo sino
también en lo que toca a la interpretación que se hizo de cuál es el órga-
no competente en la inteligencia del art. 61 del CPPN para reslJlver la
cuestión, lo qm: será analizado más adelan!e.
En dicho asunto la Defensora Oficial ante el fuero correccional de la
ciudad de Buenos Aires, Dra. Cecilia MAGE, recusó a la titular del Juzga-
do Nacional en lo Correccional nO 3 luego de haberse notificado de la ci-
tación a juicio, por entender que la circunstancia de haber actuado como juez
a cargo de la instrucción la inhabilitt!ba para ser la juez de/juicio.
La Dra. MAGEpara fundar la recusación utilizó, básicamente, idénticos
~rgumentos a los expuestos en este trabajo.
La totalidad de los integrantes de la Sala n rechazaron la recusación
considerando yue:
(primer párrafo que se transcribe)
Hoo. el planteo formulado no obedece a ninguno de los motivos restric-
tivamente enumerados en el art. 55 del Código Procesal Penal, que en for-
ma taxativa establece las únicas causales por las que el juez deberá inhi-
birse de conocer en la causa (com. arto 58 del C.P.P.N.),la solicitud de re-
cusación resulta notoriamenteimprocedente,circunstancia que releva al tri-
bunal de celebrar la audiencia prevista en el art. 61 del catálogo ritual" (el
resaltado a la frase "notoriamente improcedente" me pertenece).
y agregaron:
(segundo párrafo transcripto)
"Por último, corresponde señalar que es un criterio general del actual
ordenamiento procesal que un mismo juez investigue y juzgue en los de-
litos reprimidos con pena privativa o no de la libertad cuyo máximo no
()

exceda de tres años (confr. arts. 27 -incs. 1 Y 2°_, 29 -inc. 2°_ y 33, inc.
recusadón.

558 Gustavo A. Bruzzone Sobre la garantía del Juez Imparcial 559

Jurisprudencia
2°), quedando claramente establecida la voluntad del legislador Para es.
, 'a ser salvada estableciendo un orden de turnos o sorteos para que los
casos y re forza d a por 1a exc 1USlOn-a
" traves de la ley 24,121- del p .
párrafo del arto 55 de la ley 23.984",
Iv. 1. 2, Consecuencias de la doctrina delfallo "Cecilia Mage"
Dos son las consecuencias principales que se desprenden de "Ce .
Mage". En primer lugar, atinente a la cuestión planteada como de f .
que, ante los delitos de "menor cuantía" de trámite correccional, eI°n.
mo juez que instruye puede dictar sentencia ello, debido a la estru::U
del código que así lo ha previsto.
En segundo lugar, y que abarca a la anterior, que las causales preVÍ
tas en el arto 55 del CPPN son las únicas que pueden invocarse32. S.
Iv. 1.3. Análisis de la doctrina delfallo "Cecilia Mage" en su primer consecuenci'a;
en el trámite correccional eljuez puede ser el mismo en la etapa de instrucción y en
el juicio
Entiendo que la primera doctrina que se desprende del prec~dente de-
be ser an~lizada armonizando lo considerado en ambos párrafos, y no to-
mando aisladamente cada uno de ellos. En realidad, lo determinante de la
doctrina que surge del fallo se encuentra en el segundo párrafo que com-
pleta el primero.
Ello es así, toda vez que, aun cuando no se comparta lo resuelto en
punto a que en delitos de "menor cuantía" pueda ser un mismo juez el
que instruya y dicte sentencia, no es posible negar que, objetivamente, la
propia ley establece un único juez para ello. Es decir: el sistema y la estruc-
tura del código han previsto esta circunstancia, lo que no sucede para las causas de
trámite criminal.
Cabe traer a cuento una cuestión generada mientras se discutía el pro-
yecto que cOllcluyó siendo la actual ley procesal de la Nación.
Antes de que fuera reformado el originario arto 55 en el segundo pá-
rrafo del arto 88 de la ley 24.121 se generaba realmente un conflicto. De-
tectado por los expertos fue debatido en algunas jornadas y congresos de
la especialidad que se celebraron para difundir y comentar el entonces
proyecto de ley que se debatía en el Congreso de la Nación. En uno de
ellos -específicamente celebrado en la Facultad de Derecho de la UBA- se
planteó la cuestión de que con su redacción originaria, la justicia correc-
cional se vería impedida de actuar, al no haberse previsto la figura del
"juez correccional de sentencia". Se señaló que esa contradicción sólo po-
32 Este segundo criterio, fue reiterado por la Sala TI al fallar en: "Inddente de recusadón
promovido por la defensa de Rugo Méndez en la causa nO 154 del T.O.C. nO 7', C. nO 324, reg.
nO 345 del 22/12/94; y "Canevaro, Ignado R. y otros s/inc. de recusadón',
C. n° 605, reg. nO
631 del 29/9/95.
560 Gustavo A. Bruzzone
Jurisprudencia
SIllOSjueces correccionales se repartieran los asuntos luego de haberlos
"truido.
\ Advertida la contradicción -claramente de organización judicial-, na-
';e dudaba, sin embargo, de las bondades de una disposición que separa-
.~las funciones del juez que instruye del que dicta sentencia, adecuando
teste Illodo los criterios a lo sostenido por la doctrina nacional e inter-
';adonal Y a la jurisprudencia internacional de los -como mínimo- últi-
.
os 100 años (desde mucho antes de OBARRIO en la doctrina, incluso na-
'onal, Y desde la sanción del Código de Instrucción Criminal francés de
808). Con lo expuesto quiero dejar sentado que nadie dudaba -ni duda-
ue el juez que instruyó no debe dictar sentencia, sólo que ante la estruc-
ra del codigo que se estaba por sancionar se debía salvar la contradic-
'ón organizativa de alguna manera.
Claro que nadie dudaba que separar las funciones en la causas "más
graves", es decir, criminales, estaba -para utilizar las claras palabras de
OBARRIO en el siglo pasado- "arriba de toda discusión".Por ello la reforma
finalmente introdu~ida generó un lamentable retroceso como ya fue ex-
puesto extensamente.
En consecuencia, partIendo de 1<:propia doctrina del fallo ésta no seria
deaplicacióna las causasm'minales ya que la estructura de la actual ley pro-
cesal ha separado claramente las funciones de instruir de la de juzgar los
delitos criminales.
Iv. 1. 4. El sistemay la estructuradel nuevo código deforma
El "Código LEVENE",expresamente, prevé un único juez para los deli-
tos de "menor cuantía" o "correccionales"; esa es la estructura y arquitec-
tura legal; por ello lo resuelto en "Cecilia Mage", aunque es contradicto-
rio con la Constitución Nacional, podría decirse que se adelUa a la letra de
la ley "infra-constitucional"; es decir: goza de apariencia de legalidad pe-
se a su contradicción con la ley fundamental.
Es por este motivo que el primer párrafo transcripto, en cuanto se re-
fiere a la taxatividad del arto 55, no puede ser analizado aisladamente, ya
que su complemento se encuentra en el segundo párrafo transcripto, que
habla de la voluntad del legislador sobre la estructura legal. Y es que el le-
gislador previó -para los delitos "más graves"- un juez para instruir y
otros tres para dictar sentencia, siendo, incluso, otro el órgano que revisa
los interlocutorios de los jueces de instrucción (Cámara de Apelaciones).
Aunque no esté expresamente previsto, a nadie -creo- se le podría
ocurrir que un juez de instrucción ascendido a camarista pudiera revisar,
al ocupar ese cargo, en grado de apelación los interlocutorios por él dicta-
dos (!).
De la misma forma, ¿de qué manera habrá de cumplir acabadamente
el devenido juez de juicio la obligación impuesta por el art. 354 de verifi-
Sobre la garantíadel juez imparcial 561
Jur/sprudencia
car el cumplimiento de las prescripciones de la instrucción realizada por
él (por él tanto como juez de instrucción como de cámara)? Dicho más
claramente, ¿podrá acabadamente verificar las prescripciones de su propia
instrucción?
Sin perjuicio de la contradicción que encierra la afirmación, se Podría
argumentar que con la anterior ley procesal los jueces federales -los que
actúan en lo penal económico también lo son- hacían esto a diario y so-
lían declarar la nulidad de sus propios actos al actuar como jueces de seno
tencia33, pero esa era la estructurade la anteriorley, no la de ésta.
Siguiendo el razonamiento expuesto por la Sala II en "Cecilia Mage",
si no se quiere incurrir en una notoria contradicción y no es intención
desvirtuar absolutamente la letra, estructura, arquitectura y espíritu de la
nueva ley -más allá de las garantías constitucionales comprometidas- se
debe concluir que un juez que actuó en la instrucción de un sumario cri-
minal -como instructor o camarista- no puede dictar sentencia en ese
asunto.
Por estos motivos, el caso resuelto en "Cecilia Mage" es absolutamen-
te diferente y limitado al ámbito de los delitos leves, pero no aplicable pa.
ra el caso del juez de instrucción o camarista, ya que es un criterio general
del actual ordenamiento procesal que un juez investigue, otro tribunal (de tm
miembros) controle su trabajo y un tribunal-compuesto por otros tresjueces-, to-
dos distintos, juzgue en los delitos reprimidos con pena de la libertad de más de
tres años.
Es decir: "Cecilia Mage" constituye doctrina (en mi criterio equivocada) pero só-
lo de aplicación para los asuntos de trámite correccional; nunca para los que re-
quieren tramitar por la vía criminal.
La aclaración también debe hacerse extensiva a los jueces federales
(donde deben estar incluidos los integrantes del fuero en lo penal econó-
mico) para los supuestos mencionados en el inc. 2° del art. 33 del CPPN.
Ésa, y no otra, sólo puede ser la interpretación que debe hacerse de la
doctrina del fallo aludido.
Iv. 1. 5. Un problema de interpretación "auténtica": las denominadas "Reglas de
Mallorca" y un intento de salvar una notoria contradicción
Deseo reiterar que si bien las "Reglas de Mallorca" no tienen ninguna
operatividad, debemos reconocerles autoridad científica e institucional por
haber sido propuestas en el marco de una convocatoria de las Naciones
Unidas y por el nivel científico de los que participaron en su redacción.
El fallo "Cecilia Mage" se encuentra suscripto -junto con los jueces
VERGARAy FÉGOLI-por el actual juez Pedro DAVID;el Dr. DAVIDen su condi-
33 Se debe reiterar aquí el comentario de Alberto LOZADAantes atado. con el que se coin-
dde plenamente.
562 Gustavo A. Bruzzone
Jurisprudencia
ción de experto representando a las Naciones Unidas, integró la Comisión
redactora de las "Reglas de Mallorca", que si bien prevén en la última par-
te del apartado 4° de la regla 4" que "Los delitos leves o faltas, podrán ser
juzgados por Tribunales unipersonales", fijan en el apartado 1° de la regla
2" que "las funciones investigadoray de persecución estarán estrictamente
separadas de la función juzgadora", aclarando en el apartado 2° de la ci.
tada regla 4" que "especialmente,no podrá formar parte del Tribunal (dejuicio)
quien haya intervenido anteriormente,de cualquier modo, o en otrafunción o en
otra instancia en la misma causa".
Para que esta regla sea coherente con lo dicho en "Cecilia Mage" se de-
be realizar la siguiente interpretación: cuandose dice podrán serjuzgados los
delitos leves o faltas por Tribunales unipersonales se está refiriendo a "juzgar" en
un sentido amplio comprensivo también de la actividad de instruir.
De esta forma, y en esta suerte de interpretación "auténtica", es evi-
dente, que si el hoy juez DAVIDadhirió a ese criterio en esa oportunidad la
interpretación correcta del fallo no puede ser otra que la propuesta aquí
y, por ello, insisto, el caso del juez quP. actúa en la instrucción, que luego
es juez dP.ljuicio, es diferente del supuesto de nuestro juez correccional.
Deseo agregar, no obstante, que de acuerdo al conte~:to en el que se
asienta la disposdón de que "los delitos leves o faltas, podrán ser juzgados
por Tribunales unipersonales", previsto en la última parte de la Regla 4",
para este supuesto tampoco sería posible que lo juzgue el mismo que ins-
truyó, ya que en la segunda parte de la misma regla es antecedente y com-
plemento de su parte final. Es decir, incluso para estos casos leves el juez
que juzga debe ser otro distinto del que instruyó, sólo que se puede admi-
tir un tribunal unipersonal.
Entiendo que ello demuestra que la interpretación propuesta parecie-
ra más acorde con la garantí¡:: en juego y que el Dr. DAVIDinterpreta la pa-
labra "juzgados" de la última parte de la Regla 4" en el sentido amplio in-
dicado más arriba. En caso contrario su posición como "juez" sería alta-
mente contradictoria con la que tiene dicho como "experto"34.
Iv. 1. 6. El problema en el "interior" del país
Asimismo, cabe señalar que la ley de .organización", nO 24.050, sin
perjuicio de haber previsto para las cámaras del interior del país la doble
función de ser también tribunales de juicio, ello se debió a similares argu-
mentos a los utilizados en su hora por OBARRIOpara la justicia federal, pe-
ro que no pueden ser de aplicación para el ámbito de la ciudad de Buenos
Aires, donde la estructura del código se vería seriamente afectada tal cual
como fue prevista y, por otra parte, la aspiración del legislador es la de ge-
nerar órganos diferentes a las cámaras para que en un futuro puedan ac-
34 Todo lo expuesto, sin perjuido de que exista una disidenda que desconozco.
Sobre la garantfa del juez imparcial 563
Jurisprudencia
tuar como tribunales de juicio. Pero es claro que la ley de organización e
este punto no puede alterar la estructura del código y, claro está, tampoc~
violar la Constitución Nacional.
Iv. 1. 7. Análisis de la doctrina del fallo "Cecilia Mage" en su segunda
consecuencia: no hay otras causales de recusación que las previstas expresamente
el arto 55 del CPPN (art. 58)
Por otra parte -manteniéndonos en la crítica al primer párrafo trans-
cripto de la resolución citada- el carácter restrictivo que se le quiere asig-
nar a las causales previstas en el arto 55 de ninguna manera puede llevar
a calificar de "notoriamente improcedente" a la solicitud de la defensora
MAGE.
Las garantías que se encuentran comprometidas conducen a tener que
apartamos de poder realizar afirmaciones tan contundentes y descalifica-
doras. La supuesta taxatividad con que se han enumerado las causales de
excusación o recusación no resiste el análisis al ser confrontada con la
Constitución Nacional; por ello, nunca puede ser la letra de la ley proce-
sal la que dirima esta cuestión.
Por otra parte, la jurisprudencia en innumerables oportunidades h:t
acertado la causó.l de "violenciamoral" nú registrada en disposición legal
alguna; por ello, no se entiende por qué los funcionarios judiciales pue-
den inhibirse de conocer en un asunto en base a causales no escritas pe-
ro no ser recusados por otras tampoco escritas, en los textos "infra-cons-
titucionales" .
A continuación se intentará presentar esta cuestión presentando la
contradicción de la que parte.
V. Diferencias entre recusación y excusación. Presentación y su
crítica
v. 1. Doctrina del fallo "Pistrini, Mario C.y otros s/ rec. de casoe
inconstitucionalidad", C.nD248, reg. nD68/95 de la Sala III (9/5/95)
Un claro ejemplo de la forma de razonar en este sentido es el que plas-
ma la Sala III en "Pistrini" al señalar que:
"... Comportando las causales de excusación impedimentos de carácter
subjetivo, es que debe interpretárse!as con cierta amplitud, siendo desta-
cable que en la práctica se han aceptado otros motivos distintos de los pre-
vistos por la legislación procesal, con fundamento en la no taxatividad de
la norma respectiva (art. 55 del Código adjetivo), apuntándose a una ma-
yor garantía de imparcialidad. Esto así, pues 'No parece sensato imponer
al juez que intervenga en un proceso, con respecto al cual considera que
está afectada su imparcialidad' (conf. Clariá Olmedo, 'Derecho Procesal
Penal', T. 1, p. 326, Córdoba, 1984)".
564 Gustavo A. Bruzzone
Jurisprudencia
Es notable como la preocupación está puesta en cabeza de los jueces a
quienes se supone depositarios de un grado de confianza que los separa
del resto de los mortales.
La Cámara continúa de la siguiente manera:
"En consecuencia, dicen, el examen acerca de la procedencia de! apar-
en tamiento debe subordinarse a un plano netamente formal, a diferencia de
los supuestos de recusación, donde las partes se ven limitadas a invocar sólo las
causales enumeradas en el arto 55 de la ley de rito, siendo su apreciación de natu-
raleza restrictiva (con! arto 58 ibidem)".
Para agregar acertadamente luego, con cita de CLARtAOLMEDO,que:
"Debe... ponerse de manifiesto que la excusación, al igual que la re-
cusación, tienen por fin asegurar que e! juez sea un tercero imparcial en
el proceso, sin colocarlo en el trance de herir o violentar sus sentimien-
tos, evitando al mismo tiempo cualquier duda sobre la justicia de sus de-
cisiones..." .
Este fallo de la Sala III debe ser tomado en forma aislada y exclusiva-
mente como ejemplificativo de la forma en que la jurisprudencia razona
la aparente diferencia existente entre causales de recusación .- y de excusa-
ción, tratando con gencrosidad a las ~egundas35.
BOV1N036,cOElentando un faBo de característica:. similares es especial-
mente claro sobre esta cuestión al comentar el siguiente caso:
"El Tribunal Oral en lo Criminal y Correccional Federal n° 2, por su
parte, en la causa n° 2 'Escalante Cortez, Pedro si ley 23737' rechazó el
pedido de inhibición de uno de sus miembros -Pons-, quien la solicitara
por haber dictado, como juez de instrucción, la prisión preventiva del im-
putado. Sin embargo los otros dos miembros del tribunal-Velasco y Mu-
gaburu- rechazaron la inhibición. En la resolución, se afirma, en primer
lugar, que desde el punto de vista del derecho positivo no existe causal
que justifique e! apartamiento, por lo que cabe concluir que el legislador
no ha considerado esta situación como lesiva de la garantía constitucional
del debido proceso. A ello se agrega que no ha sido invocada la violencia
moral, razón por la cual no se acepta el apartamiento. Para finalizar se
destaca que la delicadeza y el profundo sentido ético de quien solicita su
inhibición no hace más que confirmar la inalterabilidad de su imparciali-
dad para juzgar el hecho".
y agrega:
"La resolución merece, al menos, las siguientes críticas: a) se identifi-
ca al derecho positivo con el articulado en el CPP; b) se coloca, exclusiva-
35 No obstante se debe adelantar que la Sala ID ya había interpretado en otras oponuni-
dades en fonna amplia las causales de recusación. Por ello, si bien puntualizan una diferencia
entre unas y otras no llegan a afinnar que el catálogo del ano 55 CPPN es taxativo. En caso con-
trario este fallo sería contradictorio con todo lo dicho anterionnente en distintos precedentes.
36 Imparcialidad..., citado.
Sobre la garantía del juez imparcial 565
Jurisprudencia
mente, en manos del legislador la dedsión sobre si el supues~o alegado
implica o no una violación del debido proceso y la garantía de lIllp~rciali-
dad; c) se rechaza la inhibición, entre otras razones, porque no se lllVOCÓ
la 'violencia moral' que, en los propios términos del tribunal, tampoco
constituye 'derecho positivo', sin explicar por qué cabe dejar de lado lo
dispuesto por el CPP cuando se trata de la violencia moral del magistrado
y no en otros supuestos que claramente afectan ~u imp~r<:ialidad; d) se
confunde la honorabilidad del magistrado con su lmparaahdad frente al
caso concreto, vinculándose, de este modo, las causales de apartamiento
con un reproche al juzgador; y e) peor aún, se confunde, como en el ca-
so anterior, una garantía del justiciable, que fundona de pleno derecho,
esto es, advertida de ofido por los jueces, con un problema del juez -de él
mismo- y ello a pesar de la consideradón del propio juez que advirtió su
afectación" .
Efectivamente, es de hacer notar que en un asunto posterior el juez
PONSinvocó la violencia moral y sus colegas allí sí, y sin que se encuentre pre-
vista legalmente, hideron lugar a su apartamient037. Debe destacarse que
PONSen esa oportunidad razonó, básicamente, como se hace en el presen-
te escrito, pero lo único que interesó a sus colegas fue la invocación de la
causal no escrita de ~a "violencia meral". En esa oportunidad ra;.onó PONS
con un argumento que merece ser transcripto literalmente:
"...la real y plena vigencia de la garantía constitucional del debido pro-
ceso no puede depender de la fortaleza espiritual e integridad moral de ca-
da magistrado para admitir las críticas a su labor anterior -léase instructo-
ria- y apartarse de esos juicios o consideraci~~es. No dud?,de que la mayo-
ría de los magistrados que integran el Poder JudICIal de la NaClon son capac~s .~e
proceder de la manera expuesta, mas considero que debe s~ e~~lstema de en}UI.~.-
miento, a modo de garantía, el que debe resguardar a los }ustlczables de la debl.l-
dad cle carácter o la necf'dad de los jueces" (el resaltado me pertenece).
La cita de BOVINOy los argumentos de PONSme permitirían omitir ma-
yores comentarios sobre la cuestión de la supuesta t.axa~ividad. de las cau-
sales de apartamiento. La ley aplicable es la constltuaonal SIempre por
sobre las leyes comunes, si es que alguna importancia tiene el cont:ol de
constitucionalidad de las leyes que todos los jueces deben hacer al mter-
pretarlas. , .
No obstante, comparto el criterio de aquellos que entienden que sena
excesivo aceptar cualquier causal de recusación, ya que generaría !a posi-
bilidad de apartar a un juez que, por motivos extralegales, no se qUIere co-
mo instructor o juzgador de un asunto; pero en supuestos como éste, en
donde se comprometen garantías y donde existe opinión favorable de la
37Cf. TOF nO 2, causa nO 16 'Waldman, C. sI inf.ley 23.737', reg. nO 21, fallada el 30 de
julio de 1993.
566 Gustavo A. Bruzzone
Jurisprudencia
doctrina nadonal e internacional, las causales no escritas deben admitirse.
Pero como luego se verá, otras salas de la propia CNCP han reconoci-
do, parcialmente, los argumentos aquí defendidos.
V. 2. Reconversión de una recusación en excusación. La necesidad de
coherencia jurídica
Como se expuso precedentemente, la jurisprudencia suele realizar una
interpretadón más generosa de las causales de excusación que de las de
recusación. Ahora debemos planteamos un caso altamente extendido en
donde luego de ser recusado un juez, por causales no escritas, se inhibe,
luego, de conocer por "violencia moral" pero motivada, exclusivamente,
en la recusación y a efectos de resguardar su "integridad" o "decoro" o
"para evitar suspicadas" o, fórmulas similares.
Ocurre que en estos casos los tribunales tienden a admitir la causal de
inhibidón fundada en razones de "violencia moral" pero rechazan la mis-
ma como causal de recusación38. Por ello, toda "inhibición" posterior a la
recusación no es legítima en términos formales en la propia inteligenda
de su rechazo como recusación, Ya que si efectivamente los que rechazan
son de la convicción de que no existe como causal, nunca tendrían que
aceptar la inhibición posterior por "violencia moral" (7) que reconoce co-
mo único fundamento el planteo de recusaciónl
Ello evidencia la incoherenda y arbitrariedad que manifiesta esa for-
ma de resolver el conflicto al fijar una mayor amplitud para los jueces que
las que puedan detectar las partes.
Pareciera que la "violencia moral" debe tener como sllstento una cir-
cunstancia previa, autónoma y objetivamente comprobable, independien-
te a todo planteo de recusación, para ser auténtica .violencia moral". Por
ello, ante esos casos el único camino jurídicamente coherente a seguir es
rechazar, también, la inhibición por "violencia moral sobreviniente".
De acuerdo con el trámite previsto en el art. 57 CPPN se debería recha-
zar la inhibición posterior por "violencia moral" por carecer de sustento
legítimo y declararse incompetentes para resolver la recusación rechaza-
da para que conozca la CNCP.
Como bien dice la Sala In en "Bianchini" (1)39éste trámite no admite,
analógicamente, la aplicadón de lo previsto en el art. 57 del CPPN, y "sólo si el
magistrado recusado acepta la recusación articulada y se aparta del cono-
cimiento de la causa se aplicará, por expreso mandato del arto 61... el pro-
cedimiento previsto por el arto 57 para la inhibición", siendo, por otra par-
te la CNCP el "tribunal competente" para conocer de la recusación de un
38 Como ocurriera en el caso del juez PONS. en ese caso correctamente, incluso como in-
hibición, pero incoherentemente aceptada luego como 'violencia moral'.
39 C. n° 253, reg. nO 153/94, del 25/10194.
Sobre la garantfa del juez imparcial 567
Jurisprudencia
miembro de un tribunal colegiado por ser la solución que mejor" asegura
la imparcialidad de quien resuelve la incidencia, que no será, entonces, un par de
aquel contra el cual se articuló la causal sino la alzada". Luego se habrá de vol-
ver sobre este punto.
Este caso, debido a la sensibilidad de los jueces ante legítimos planteos
de recusación es más habitual de lo que se supone.
VI. La causal de "prejuzgamiento"
VI. 1. Doctrina de los fallos: "Gutiérrez, Gerardo M. sI recusación " (c. n°
589, reg. n° 573 del 1818195 de la Sala I) y "Salías, Juan E. y otros sI rec.
de casación" (c. nO 281, reg. n° 30195 del 1513195 de la Sala III): existen
causales no escritas en los textos "infra-constitucionales"
Por ello, y en apoyo de la necesidad de efectuar una relativización del
extremo rigor formal que surge de la afirmación efectuada por la Sala n,
en cuanto al carácter restrictivo de los motivos enumerados en los arts. 55
y 58 del CPPN, resulta claramente pertinente traer a cuenta la opinión con-
traria que la Sala 1 sostuvo en la causa "Gutiérrez" citada.
En efecto, en dí:.:ha oportunidad la Sala 1 tuvo que expedirse sobre la
reCllsación planteada por el defensor respect.) de la totalidad de los miem-
bros de un tribunal oral (el roc n° 4) por haber "emitido opinión" sobre
la intervención en el hecho de su defendido, en momento de dictar sen-
tencia respecto de otro coimputado, cuando aquél se encontraba rebelde.
La Sala 1 -integrada en esa oportunidad por los jueces BISORDI,CATU
CCIY MADUEÑO-razonó de la siguiente manera:
"oo. Si bien el prejuzgamientono estáprevistocomo causal de recusaciónen el
arto 55 del Código Procesal Penal de la Nación, las precisas referencias que
en este
caso particular el tribunal que condenó a E.H.R. por el homicidio calificado de
E. D.S. hizo respecto de un tal 'Marcelo', entonces prófugo, y que se identifiró como
el ahora procesado Gerardo Marcelo Gutiérrez vinculándolo inequívocamente con
aquel delito, importan una anticipada opinión a su respecto, que permite a las par-
tes presumir la solución que se dará a su juicio".
y agregan, poniendo el acento en el centro del planteo que aquí se
realiza:
"En consecuencia, porque la recusación tiende a asegurar la imparcialidad del
juzgador y las garantías constitucionales del debido proceso y la defensa en juicio,
resulta aconsejable que sea otro tribunal el que juzgue a Gutiérrez".
VI. 2. "Salías" de la Sala III
En este caso, que accedió a la casación por recurso fiscal con motivo de
lé\, nulidad decretada por vicios formales de los actos iniciales de la inves-
tigación por un tribunal de juicio, en un asunto vinculado a una infrac-
ción de la ley de drogas. Con independencia de esa cuestión, estrictamen-
568 Gustavo A. Bruzzone
Jurisprudencia
te vinculada a la nulidad, el tribunal había razonado, asimismo, que la
cantidad de estupefaciente incautado era "insignificante", razón por la
cual el fiscal ante la Cámara de Casación entendía que los jueces habían
prejuzgado.
En este caso se aclaró hasta qué punto había sido innecesaria la refe-
rencia efectuada respecto de la cantidad de estupefaciente incautado y de
qué forma se salva esa circunstancia en general cuando los jueces son re-
queridos de resolver cuestiones, anticipadamente. que se vinculan con el
fondo.
Reiterando una vieja jurisprudencia de la Corte dijeron:
"... la actuación de los señores Magistrados al dictar el pronunciamien-
to en el incidente en cuestión -se refieren a la nulidad por vicios del pro-
cedimiento inicial- resulta propia de sus respectivas funciones legales. y
corresponde analizar si dicha actuación se ha producido en la medida im-
puesta por el debido y legal ejercicio de sus atribuciones específicas. Se
trata entonces de dilucidar si en el caso concreto, resultaba necesario pa-
ra resolver la nulidad deducida que los señores Jueces emitieran la opi-
nión que (se) cuestiona..,".
y agregan:
"Enseña la Excma. '-:::orteSuprema de Jl1stici.ade la Naci6n que el pre-
juzgamiento consiste en revelar con anticipación al tiempo de dictar sen-
tencia, una declaración de ciencia en forma precisa y fundada sobre el mé-
rito del juicio, o bien que sus expresiones permitan deducir la actuación
futura de un magistrado por haber anticipado su criterio, de manera tal
que los interesados alcanzan el conocimiento de la solución que dará al
pleito por una vía que no es la prevista por la ley de garantía de los dere-
chos comprometidos (conf. CSJN, N.66.XXII "Neuquén, Provincia del cl
Estado Nacional sI regalías", rta. 22/ll/29)".
La opinión sobre la "insignificancia" de la cantidad de droga incautada
fue considerada carente de relación con el tema que debían decidir y, por
ello "absolutamente inncesaria". Por otro lado, atento a que esa opinión
se encontraba altamente vinculada al tema de fondo los jueces fueron
apartados haciéndose lugar a la recusación interpuesta4o.
Aunque no es posible extenderse aquí sobre el punto, esta circunstan-
cia se encuentra siempre presente respecto de las potestades otorgadas a
nuestros tribunales de juicio por el arto 354 y siguientes del CPPN. La im-
parcialidad del tribunal siempre -o casi siempre- estará comprometida al
otorgársele facultades tan amplias que llegan a la posibilidad de "instruir
40 Aunque no es posible desarrollar esta cuestión más extensamente. como me señalara
Fabrido GUARIGUAal comentar este trabajo. habría que establecer una distindón entre el juez
que prejuzga "condenando" del que lo hace "absolviendo", siempre teniendo en cuenta que
la garantía de impardalidad es del imputado. De ser correcto este punto de vista la Sala III ha.
bría fallado en contra de la garantía.
Sobre la garantra del juez Imparcial 569
Jurisprudencia
suplementariamente" o "disponer de la recepción de la prueba pertinen-
te" ante el silencio de las partes (!)41.
En síntesis: dos son las consecuencias importantes que se extraen de
estos precedentes:
1°) se centra la cuestión de las recusaciones desde la óptica de la ga-
rantía del juez imparcial;
2°) se reconocen, en consecuencia, causales "sin texto infra-contitu-
cional";
3°) la causal de "prejuzgamiento" es expresamente reconocida pese a
no estar enumerada en el arto 55 del CPPN sin perjuicio de lo dispuesto en
el art. 58 idem.
En "Gutiérrez" la Sala 1 de la CNCP centra el problema de las recusa-
ciones en la garantía constitucional del juez imparcial y por ello, interpre-
tando la ley "infra-constitucional" en armonía con la ley "constitucional",
se aparta del rigor formal inconstitucional sentado por la Sala II en "Ceci_
lia Mage" y reconoce que hay causales no escritas en la ley procesal pero
que surgen de la Constitución42.
Por su parte "Salías", que se inscribe en la misma línea, si bien fija pau-
tas d<:.ras relativas a la forma en que se debe intervenir anticipadamente
pero muestra lét contradkdón existente con las facultades legi1Jmente re-
conocidas a los tribunales de juicio por el Código LEVENE.
VI. 3. Fallos complementarios a "Gutiérrez"
VI. 3. a. La doctrina del fallo: "Urquiza, Cristián y (Urquiza) Osear sI cuestión de
competencia" (e. n° 311, reg. 909 del 1212196 de la Sala 1)
Aunque lo resuelto en "Urquiza" no representa explícitamente una ra-
tificación del criterio sentado en "Gutiérrez" nos permite advertir el crite-
rio amplio y generoso en resguardo de las garantías comprometidas utili-
zado por la Sala 1. lo que lo ubica dentro de una misma línea de interpre-
tación extensiva, in bonam partem, en favor de salvaguardar la imparcialidad
del juzgador.
41 Esta cuestión, que nos conduce a la necesidad de planteamos la incorporación de una
etapa intermedia, no puede ser desarrolla aquí más extensamente; ver en este sentido FisCil-
les y polítiCil criminal. Una aproximación al proceso de selección de los delitos que llegarán al juicio oral,
en El Ministerio Público en el proceso penal, Ad-Hoc, Buenos Aires, 1993, págs. 187 y s., con d-
ta de A. BoVINo.
42 Se podría discutir si la clara contradicción "conceptual" y "en abstracto" entre dos fa-
llos de diferentes salas de la CNCP: uno afirma Que no hay causales "sin texto" y el otro Que sí
hay, pero sin analizar las causales en concreto, al ser invocados ambos precedentes, deja, o no,
abiena la cuestión en los ténninos exigidos por los ans. 10 Y 11 de la Ley n° 24.050 para la
obtendón de un fallo plenario. Pareciera que la cuestión "en abstracto" nunca podría moti-
var la reunión al plenario; por ello siempre se tendría Que introducir la cuestión de la causal
en concreto, pero resuelta la cuestión en concreto la doctrina que las niega, en general, Que-
daría desvinuada.
570 Gustavo A. Bruzzone
Jurisprudencia
En este caso los jueces de un tribunal oral (el n° 1 en lo Criminal Fe-
deral de Rosario) se habían excusado de conocer como jueces de ejecu-
ción de las penas de dos condenados por ellos mismos, en razón de haber
sido denunciantes de aquellos por manifestaciones vertidas en el transcur-
so del debate.
La causal invocada por los jueces fue la prevista en el inc. 1 del arto 55
°
CPPN que, en'lo atinente, establece que el juez deberá inhibirse de cono-
cer en la causa cuando "hubiera intervenido en el mismo proceso como... de-
nunciante...".
En un primer momento la inhibición fue rechazada por entenderse
que los jueces no habían realizado una "auténtica" denuncia y que sólo
adhirieron al pedido formulado por el fiscal de juicio en los términos del
arto 371 del CPPN que se refiere a los "delito(s) cometido(s) en la audien-
cia" cuestión que, conjugada armónicamente con lo dispuesto en el inc.
1° del arto 177 del CPPN también los obligaba a denunciar.
No obstante ello la Sala 1 razonó de la siguiente manera:
"... El acta labrada en consecuencia, que contiene la relación del hecho
(como prescribe el art. 371 cit.), dirigida al señor juez federal en turno cun
la finalidad que se investigue ese suceso que protage>nizaron como vícti-
mas por más que haya sido precedida di::la presentación del fiscal dé;jui-
cio, no la priva de su calidad de denuncia, efectuada por losjueces. Por lo tanto,
la situación de los magistrados excusados se adecua a la prevista en el in-
ciso primero del artículo 55 del código de fondo (sic);",
aclarando sobre este punto:
"y aunque así no fuera, cabe destacar que la situación de violencia física y mo-
ral sufrida por los señores magistrados integrantes del tribunal oral de referencia...
justifica la excusación que solicitaron".
Sin perjuicio de compartirse la solución final del caso, se debe señalar
que el verdadero motivo para tenerlos por apartados del asunto es otro, y
que se relaciona directamente con el planteo aquí formulado.
Las funciones propias como jueces de ejecución los inhiben de poder
conocer en asuntos donde hayan dictado sentencia. Así como el juez de
instrucción no puede ser, en el mismo asunto, el (o los) del juicio tampo-
co pueden serio de la etapa de ejecución de la pena impuesta por encon-
trarse comprometida, también, la garantía del juez imparcial.
Pero lo cierto es que, como se señaló más arriba, la Sala 1pone en evi-
dencia en este fallo su vocación amplia en la protección de la garantía im-
plicada al interpretar las causales de apartamiento de los jueces en forma
extensiva más allá de lo que el legislador "común" haya escritoen la ley de
forma para poder cumplir con lo que el legislador "constitucional", tam-
bién, escribióen la ley fundamental.
Sobre la garantra del juez imparcial 571
Jurisprudencia
VI. 3. b. Los pronunciamientos de la Sala IlI: "Bianchini, Leandro sI recusación"
(c. n° 253, reg. 153194 del 25110194 y, reg. n° 173194 del 16111194)y "Vejo
Rodríguez, Isidoro sI recurso de queja" (c. nO278, reg. n° 209194 del 23112194)
Aún sin tener la claridad del fallo "Gutiérrez" de la Sala 1, no puede
decirse que la Sala nI no comparta el criterio de que, efectivamente, exis-
ten más causales de recusación que las escritas en la ley "infra-constitu-
cional" .
Dos precedentes de esa sala son extremadamente claros al indicar cuál
es la garantía comprometida en esta problemática y la dejan a salvo debi-
damente. Me estoy refiriendo a "Bianchini (Ir (e. n° 253, reg. n° 153/94
del 25/10/94) y "Vejo Rodríguez", indicadas más arriba.
Y, como se destacará, también en "Bianchini (2)"43, al resolverse en
concreto la cuestión planteada y en donde en ningún momento se alude
a la peor doctrina.
VI. 3. c. "VejoRodríguez"
Si bien no es un caso estrictamente de recusación, por sus fundamen-
tos, mutútis mutandi, es de absoluta y pertinente invocación en este caso.
Llegado el asunto a la instancia de casación por otrcs motivos, la Sala
nI adv irtió una irregularidad en punto a la notificación de las partes sobre
la integración de una de las salas de la Cámara Nacional de Apelaciones
en lo Penal Económico y dijo:
"oo. Sin perjuicio de las consideraciones precedentes, este Tribunal ad-
vierte la existencia en la causa de otras irregularidades procesales diversas
a las señaladas por el recurrente -que por su naturaleza y efectos mere-
cen un tratamiento anterior a la alegada por el impugnante-, esto es, la
ausencia de notificación a las partes de la designación del DI. Hendler co-
mo integrante de la Sala 'B' de la Cámara de Apelaciones. Por ello, las ex-
cepcionales particularidades del caso, y dado que tales vicios afectan con
carácter de nulidad absoluta tanto la decisión de fsoo.como la obrante a
fsoo.de los autos principales, indican, con el propósito de evitar un dispen-
dio jurisdiccional innecesario, la conveniencia de abrir la queja y resolver
al respecto, habida cuenta que de ser mantenidos generarían consecuen-
cias de insuficiente o imposible reparación ulterior (CSJN Fallos:
306:1312)".
Luego de ello, el tribunal pasa a analizar las disposiciones del Regla-
mento para la Justicia Nacional en lo referente a la integración de los tri-
bunales de cámara, destacando lo dispuesto en su arto 111 en punto a la
necesaria notificación, personal o por cédula, de la integración del tribunal, se-
ñalando al respecto:
43 Causa nO 253, reg. n° 173/94.
572 Gustavo A. Bruzzone
Jurisprudencia
"oo. Tal disposición tiene por objeto otorgar a las partes la posibilidad de recu-
sar a los magistrados designados lo que hace a la garantía de una más recta admi-
nistración de justicia".
y, como consecuencia de ello, agregan:
"En tal sentido, esta Sala entiende que la violación a la norma mencio-
nada ut supra (art. 111 del RJN) configura el supuesto previsto por el arto
167 ine. l° del código de forma que preve bajo pena de nulidad la inobser-
vancia de las disposiciones concernientes a la constitución del tribunal".
Luego de aclarar en donde se evidencia la "omisión" en la notificación
y señalar los motivos que conducen a tener que declararla nulidad de ofi-
cio,puntualizan que:
"... la falta de notificación de la integración del Tribunal, compromete el prin-
cipio de inviolabilidad de la defensa en juicio con la consiguiente afectación de la
garantía constitucional del debido proceso -arto 18 de la Constitución Nacional-
(Conf. comentario al arto 167 del C.P.P.N. en el 'Código Procesal Penal de
la Nación" (ley 23.984) comentado y concordado por Levene (hijo), Ca-
sanovas, Levene (nieto) y Harte!, pág. 131)".
Como se afirma más arriba, este fallo es sumamente esclarecedor so-
bre la preocupación que ~os miembros de la Sala nI (integrada en esa
oportunidad por los jueces CASANOVAS, ~IGGI y TI'AGA1\'T)tienen. en esta
materia, sobre la garantía del juez imparcial la que, aunque no la mencio-
nan se infiere de toda la resolución transcripta y, por otra parte, mencio-
na los derechos y garantías de los que siempre fue derivada, pese a que no
estaba "escrita" expresamente en el texto constitucional hasta 1994. Ello,
con independencia de que igualmente se encontraba incluida en el catá-
logo abierto de garantías implícitas que surgen de la forma republicana de
gobierno (art. 33, CN).
Aunque se puede correr el riesgo de equivocar un pronóstico, parecie-
ra que ante una declaración de nulidad "de oficio" fundada en esas razo-
nes, parece poco probable que la doctrina que elabore esa sala pueda sos-
tener la inconstitucional tesis, invariablemente seguida, por la Sala II a
partir de "Cecilia Mage".
Y, en efecto, los precedentes que la Sala nI registra sobre la interpreta-
ción de los arts. 55 y 61 del CPPN, si bien merecen un análisis separado,
se reiteran en sus fundamentos "trascendentes".
VI. 3. d. Los dos precedentes que se registra la causa n° 253 "Bianchini, Leandro"
"Bianchini O)" (c. n° 253, reg. 153194 del 25110194)
Sobre este precedente, que atañe en particular a la competencia de la
CNCP para conocer en las recusaciones en la inteligencia del art. 61 del
CPPN, habré de ocuparme más adelante. Baste por el momento señalar
que la preocupación de los jueces expuesta en "Vejo Rodríguez" sigue en
pie, al destacar que si interpretan el citado art. 61 como atribuyéndoles la
competencia a la CNCP en esa materia es, entre otras cosas, para asegurar
la imparcialidad de quien resuelvela incidencia (d., en particular, Cons. 5°).
Sobre la garantíadel juez imparcial 573
Jurisprudencia
"Bianchini (2)" (c. n° 253, reg. 173/94 del 16/11/94)
Como se señaló precedentemente, luego de declararse competentes
para conocer en la recusación en "Bianchini (1)" para, entre otras cosas
asegurar la "imparcialidad' del juzgador, al tratar en "Bianchini (2)' espe:
cíficamente la causal de recusación en ningún momento se refirieron a la
imposibilidad de alegar causales no escritas en la ley "infra-constitucional"
o algo por el estilo.
El planteo giró en torno a determinar si el motivo invocado -"prejuz-
gamiento' del ine. 10° del arto 55 CPPN, como causal de recusación sobre-
viniente- había sido interpuesto dentro del término legal (art. 60 CPPN).
Fue por la extemporaneidad que el planteo que se declaró inadmisble,
pero en ningún momento se hicieron acotaciones sobre el carácter taxa-
tivo de la enumeración de causales del art. 55 CPPN.
Por ello, puede concluirse que la restrictiva e inconstitucional doctrina
de la Sala 1I en esta materia no es seguida ni por la Sala I -expresamente
en "Gutiérrez'- ni por la Sala 1II -implícitamente en "Bianchini (2)'-.
VII. La interpretación del arto 61 del CPPN: ¿cuál es el "tribunal
competel1te" para resolver la recusadón de un órgano
jurisdiccional en la etapa de juicio?
Esta cuestión, de organización judicial, no se encuentra resuelta por la
ley procesal; no está prevista, por lo menos, de manera expresa.
Tampoco, hasta la fecha, ha sido tratada, formalmente, por la CNCP
ni en sus acuerdos generales para fijar "el reglamento de funcionamien.
to de la CNCP y los tribunales orales" -por vía de superintendencia-; ni
por la vía del dictado de las "normas prácticas" necesarias para aplicar la
ley procesal como dispone el art. 4° del CPPN, que, sin perjuicio de la de.
legación expresa, o no, que haya realizado la Corte Suprema de Justicia
de la Nación, es de todo lógica que recaiga en la Cámara Nacional de Ca.
sación Penal.
Este vacío ha generado jurisprudencia contradictoria entre ]as diferen-
tes salas de la CNCP y su Presidencia. Esto ha conducido -como era ob-
vio- a que los tribunales inferiores interpretaran la regla del arto 61 del
CPPN, también, en forma dispar.
Los antecedentes que pasaré a relatar fundan estas aseveraciones.
VII. 1. La CNCP como "el tribunal competente" del arto 61 del CPPN:
"Daniel Muñoz" (Sala 1) y "Cecilia Mage" (Sala Il) como leading case
Dictamen del fiscal Romero Victorica en "Daniel Muñoz"
El primero en expedirse, institucionalmente, sobre esta cuestión fue el
fiscal ante la CNCP Juan Martín ROMEROVICTORICAen la causa "Daniel Mu-
ñoz' de la Sala 144y, aunque esa sala -como se verá- con posterioridad pa-
574 Gustavo A. Bruzzone
Jurisprudencia
recie:a modificar el criterio, al remitirse a "los fundamentos y conclusiones
del dIctamen del señor Fiscal de Cámara' hizo suyos esos argumentos.
Si la intervención de la CNCP fue rechazada no se debió a que no se
considerara "tribunal competente" para resolver la recusación planteada,
sino que el planteo había sido introducido con anterioridad a la "citación
a juicio'.
Dijo ROMERO VICTORICA en esa oportunidad:
"... Llega a esta instancia la presente incidencia proveniente del Juz-
gado Nacional de Ira. Instancia en lo Correccional nO 3, a fin de que por
el mecanismo instituido por el art. 61 del C.P.P., se resuelva en definitiva
sobre I~, no admisión de la recusación interpuesta por la querellante de
autOS... .
"En razón de ello, esa Excma. Cámara me ha corrido vista sobre la
competencia del Tribunal. Adelanto mi opinión en sentido negativo'.
"Ello así, pues en la causa... no se ha producido la citación a juicio, re-
sultando entonces competente para resolver la cuestión la Cámara Nacio-
nal de Apelaciones en lo Criminal y Correccional de la Capital Federal.....
Advirtiendo y aclarando, en punto a la competencia de la CNCP, dejó
sentado que:
."Tal solución, es a cri.erio de este Ministerio Público la c.Jrrecta,pues VVEE ad-
qUIeren competencia en este tipo de trámite, una vez producida en la causa la cita-
ción a juicio, momento en el cual, la Cámara Nacional de Casación Penal se trans-
forma en alzada del tribunal oral unipersonal en lo correccional' (sin resaltado
en el original).
Concluyendo en que la CNCP era incompetente por ese motiv045.
Es por e!l.o que el precedente es invocado con posterioridad por la Sa-
la III; especIfIcamente en 'Bianchini"46. más allá de que luego la Sala I pa-
reciera modificar el criterio.
VII. 2. "Cecilia Mage" de la Sala 11
Amén de las consideraciones ya señaladas sobre otros problemas, en
.
dIcho as~nto, e,xpresament.e -y sin remisiones-la CNCP se ocupó del pro-
blema, sIendo este, en reahdad, su primer precedente "directo".
También proveniente de la justicia correccional se planteó en el caso
luego de que una jueza fuera recusada, Con posterioridad a la notificación
de la "citación a juicio", y no hiciera lugar. La recusación fue elevada por
44 Dictamen en causa nO II3, reg.
n° 120, de la Sala 1: 'Muñoz, Daniel sI recusaáón' del
IW2/~ '
45 Por otra parte, la remisión efectuada al punto a) Considerando
3° de 'Jajan, Emilio sI
rec. de ca~aáón' (c. nO 76, reg. nO 114. del 4/2/94 de la Sala 1) aclaran la posiáón fiscal so-
br.e :1. caracter de alzada de la CNCP respecto de los jueces correccional luego de la átaáón
a jmoo.
46 Causa
n° 253, reg. 153/94 del 25110/94.
Sobre la garantía del juez imparcial 575
Jurisprudencia
ella directamente a la Cámara de Casación por entender que era éseel tri-
bunal competente para conocer.
Aquí también hubo dictamen favorable del fiscal ante la CNCP Pedro
NARVAIZcon criterio idéntico al de su colega ROMEROVICTORICA.
La Sala II
sostuvo en el punto 2°:
NQueeste tribunal resulta el órgano jurisdiccional competente para de-
cidir el planteo formulado por la Dra. Mage, habida cuenta el estadio pro-
cesal en que se encuentra el expediente.
NDeberepararse que el arto 405... otorga al juez en lo correccional las
atribuciones que le corresponden al tribunal de juicio y a su presidente.
En esa calidad, la magistrada interviniente en estos obrados citó a juicio a
las partes -arts. 354 y 406 id.-, de lo que surge la competencia de esta Cá-
mara para intervenir en la presente".
NElloes así, pues el control de las resoluciones adoptadas por los ma-
gistrados durante la etapa del juicio puede ser sólo el casacional, y si bien
no nos encontramos frente a alguno de los recursos previstos en el arto 23
del ordenamiento instrumental, inequívocamente toca a este tribunal in-
tervenir en la recusación que nos convoca por ser, en esta etapa procesal
el Superior jerárquico del Juzgado en lo Correccional".
VII. 3. Los fallos posteriores de la Sala II
En las ya mencionadas causas NRugo Méndez" y NCanevaro"47, la Sa-
la n sostuvo su competencia para conocer de las recusaciones de órganos
de juicio, en estos dos casos, refiriéndose, en concreto, respecto de la re-
cusación de la totalidad de miembros de tribunales orales.
Con estos fallos el criterio quedó ampliado, expresamente, a la totali-
dad de los órganos jurisdiccionales de juicio: correcional en la etapa de
juicio y tribunales orales.
VII. 4. El antecedente de la Sala III: "Bianchini" (1)
Por su claridad, se impone su transcripción casi íntegra:
"... El arto 61 del C.P.P.N.claramente dispone que el juez que no admi-
ta la recusación deberá remitir el escrito presentado con el informe corres-
pondiente al 'tribunal competente' que, previa audiencia en la que se reci-
birá la prueba e informarán las partes, resolverá de manera inimpugnable".
NSinembargo, el texto legal no especifica cuál es ese 'tribunal compe-
tente' al que hace referencia, circunstancia que ha acarreado distintas in-
terpretaciones en el caso de recusación de tribunales colegiados, como
surge de las presentaciones del incidente en estudioN.
47 Causas de la Sala TI: nO 324. reg. nO 345 del 22/ 12/94 y, nO 605, reg. nO 631 del 29/9/95,
respectivamente.
576 Gustavo A. Bruzzone
Jurisprudencia
"Ahora bien, evidentemente el arto 61 citado consagra a un tribunal
distinto como competente en el asunto y en su texto difiere de lo estipu-
lado en el art. 57 que regula el trámite de la inhibición, por lo que no pare-
ce admisible su aplicación analógica. De tal forma, si se recusa a miembros de un
tribunal colegiado y éstos no admiten la causal, no existe norma alguna que habi-
lite a los demás debidamente integrados, a resolver sobre el punto".
"Sólo si el magistrado recusado acepta la recusación articulada y se
aparta del conocimiento de la causa se aplicará, por expreso mandato del
arto 61 citado, el procedimiento previsto en el arto 57 para la inhibición.
No así, en el supuesto que el juez no la consienta, porque en tal caso el
código dispone que deberá remitir el escrito presentado con el informe co-
rrespondiente al 'tribunal competente' para que resuelva, diferenciando
claramente el trámite a imprimir en ambas situaciones".
"En consecuencia, el tribunal competente al que la norma se refiere
será, en cada caso, el superior jerárquico del recusado (conf. comentario
al artículo 61 citado en "Código Procesal Penal comentado y concordado"
Levene (h) y otros, pág. 53). Por otra parte, esta soluciónasegurala impar-
cic:lidadde quién resuelve la incidencia, que no será, un par de aquel contrú el cual
se articuló la causal sino su alzada".
"En es'.e orden de ideas compete a esta Cá.:nara Nacional de Casación
Penal conocer en el presente incidente por ser instancia de revisión de las
resoluciones adoptadas por los tribunales de juicio. Ello así en tanto el
control de las decisiones adoptadas por los magistrados durante esta eta-
pa procesal sólo puede ser casacional y es esta Alzada, en el caso, el tribu-
nal superior jerárquico que ineludiblemente deberá entender en la cues-
tión (en igual sentido, Sala n, causa nO 95 'Recusación planteada por la
Defensora Oficial doctora Cecilia Mage', Reg. nO 85 del 15/2/94 y Sala I
causa n° 113 'Muñoz, Daniel sI recusación' de! 10/2/94, Reg. n° 120 y
Corte Suprema de Justicia de la Nación, competencia N° 736, XXIV, 'Ló-
pez, Esteban Emilio pl .lesiones' del 16 de junio de 1993 y competencia n°
115, XXVI, 'Almaraz, Rodolfo Aníbal sI infracción ley 23.737' del 5 de
abril de 1994)".
Luego de ello, y "en cumplimiento de lo previsto en el art. 61 del
CPPN" resolvieron declarar su competencia pidiendo los autos principales
para resolver en el incidente; resolución que lleva las firmas de los jueces
TRAGANT y CASANOVAS.
VII. 5. El órgano al que se refiere el arto 61 del CPPN es otro de la misma
jerarquía y fuero: criterio de la presidencia de la CNCP desde 1995
La presidencia de la CNCP fue ocupada a partir de 1995 por eljuez Ro-
DRÍGUEZBASAVILBASO,cargo que en 1996 desempeña el juez BISORDI.
Salvo que el asunto ingrese generado por alguna cuestión de compe-
tencia -como, por ej., ocurrió en "Gutiérrez" de la Sala 1-, invariablemen-
Sobre la garantradel juez Imparcial . 577
Jurisprudencia
te, en el período indicado, se ha sostenido que "el órgano al que se
re el arto 61 del C.P.P.N. es otro de la misma jerarquía y fuero".
El criterio de recurrir a los "pares" ha sido -aunque no se haya dicho
expresamente- e! de aplicar analógicamente lo dispuesto para las cámaras
de apelaciones en el art. 31 del decreto ley 1285/58 (texto según ley
23.637, arto 10) y el arto 109 del Reglamento para la Justicia Nacional (Ac.
del 17112/1952 CSJN, texto acto al 3013/88), de vigencia en los tiempos de
la anterior ley procesal.
Asi, por ejemplo en uno de sus más recientes casos, "Incidente de re-
cusación, Juzgado Correccional n° 8, Secretaría n° 63", resuelto el 6 de
agosto de 1996, donde en auto de la presidencia se dice:
"... Por ser criteriode este Tribunal (conforme causas 'Moreno, Mario R.
y otros sI robo en poblado y en banda' del r.o.c; nO 5, n° de sistema
3096/95' y 'Recusación interpuesta por el Dr. Gonzalez -let~ado apodera-
do de la querella- en causa n° 19 seguida contra Fontevecchla, Jorge sI in-
jurias' del Juzgado Correccional n° 9), que el órgano al que se refiere el arto61
del c.P.P.N. es otro de la misma jerarquía y fuero, procédase por Secretaría Ge-
ner¿1! a desinsacular entre los Juzgados Correccionales en turno, al señor
Juez que deberá entender en el presente incidente.. Fdo: Alfredo H. Bi-
súrdi, Ante mí: Víctor Eduardo :-lurte!, Secretario General" (sin re~altado
en el original).
Por los precedentes citados y transcriptos de las Salas 1, 11Y III resulta
incorrecto afirmar que ese sea e! "criterio de! Tribunal", a lo sumo, es el
"criterio de la Presidencia del Tribunal" y por e! período correspondiente a
los jueces mencionados. Muy probablemente, el año entra~te, ese criterio
se modifique al ser ocupado el cargo por alguno de los miembros de las
Salas II, III o, incluso la IV, que no registra antecedentes sobre el punto
'hasta donde he podidc indagar). Y, también, como intentaré de~arrollar
~ continuación, por la propia Sala I, con independencia de la opinión de
quienes, casualmente, sean sus integrantes.
VII. 6. Los antecedentes sobre "inhibiciones" registrados por la Sala I:
"Urquiza" y "paulucci, Ornar O. sI inc. de inhibición" (c. n" 830, reg. 993,
2314196)
Como ya fuera expuesto, el primer precedente que registra la CNCP
atribuyéndose la competencia en la inteligencia de! arto 61 de! CPPN pro-
viene, aunque indirectamente, de la propia Sala I. En efecto, fue en "Da-
niel Muñoz" donde la sala al hacer propios los "fundamentos" del fiscal se
inclinó por esa tesis.
El dato de que la Sala I modificó ese criterio con posterioridad no pue-
de inferirse directamente de sus fallos, sino de la opinión personal que co-
mo presidentes sostuvieron dos de sus integrantes como fue expuesto.
Ello, debido a que en dos de los tres casos que se detectaron y, en que
fue convocada a resolver sobre cuestiones atinentes al art. 55 del CPPN,lo
578 Gustavo A. Bruzzone
Jurisprudencia
'zo por asuntos en donde los jueces se habían inhibido y donde era de
~plicación el trámite dispuesto en e! arto 57 infine del CPPN48.
Esos asuntos fueron "Urquiza' ya citada y la causa "Paulucci" y, como
digo, se trataba de inhibiciones. Si la CNCP conoció en "Urquiza" fue -co-
IllOse habrá de exponer- por motivos ajenos al arto 61 y donde tampoco
puede hablarse de una incorrecta aplicación del trámite previsto en la úl-
tiIna parte del arto 57 del CPPN.
Lo dispuesto en "Paulucci", donde un miembro de un tribunal colegia-
do se inhibía debió ser directamente resuelto por los restantes miembros
del tribunal (art. 57 "in fine" del CPPN), como correctamente se resolvió.
VIl. 7. La recusación aceptada planteada en "Gutiérrez"
Este es uno de los supuestos aludidos por la Sala III en "Bianchini" (1)
Y donde si bien el trámite comienza por recusación se puede re convertir
en inhibición.
El fallo "Gutiérrez" ya fue citado más arriba. En este asunto si bien no
se extendieron sobre el particular es necesario reconocer que, sin decirlo,
sí intentan dejar expuesta la modificación del criterio sentado en "Daniel
Muñoz", pero para un supuesto equivocadu, ya 'lue en el r.aso eran com-
petentes por otro motivo, lo que invalida, de esta manera, e! cambio de
criterio, y permite sostener que para la Sala 1 el precedente sigue siendo
"Daniel Muñoz".
Veamos. Luego del relato de los antecedentes del caso el fallo dice,
que:
"oo. pese a que la elevacióna esta Cámara, debióser decididapor el tribunal,
entendiéndose que el presidente ha obrado por el mandato del cuerpo colegiado ha
de reselversesin más trámite la incidencia... (Cons. 3°).
H
Podría uno preguntarse qué han querido significar al entender "que el
presidente ha obrado por el mandato del cuerpo colegiado', pero más allá
de ello, que puede prestarse a diferentes interpretaciones, resignando su
posición, afortunadamente49, se ocupan del tema.
Pues bien, la referencia de que le tendría que haber correspondido al
roc n° 11 (que la rechazó) resolver la recusación dirigida a la totalidad de
48 En este punto se pueden recordar las claras consideraciones hechas por la Sala III en
el fallo "Bianchini" (1) antes tratado.
49 Digo" afonunadamente", ya que ello posibilitó que la Sala 1 -integrada en esa ocasión
por los jueces BISORDI,CATUCCIy MADuEÑo- pronunciara un importante precedente respecto
de la garantía del juez imparcial.
Ese fallo, junto con "Bianchini" (reg. nO 153/94) y "Vejo Rodríguez, Isidoro sI recurso de
queja" (c. nO 278. reg. n° 209/94, del 23112/94), ambos de la Sala III, constituyen, por la doc-
trina que se extrae de sus fundamentos. precedentes paradigrnáticos en la defensa de la ga-
rantía del juez imparcial. la inviolabilidad de la defensa en juicio y el debido proceso.
Sobre la garantia del Juez Imparcial 579

Jurisprudencia
los integrantes del TOC n° 4 (a quienes les fue planteada y la aceptaron)
y no a la CNCP es incorrecta.
Me explico: como se advierte, este caso se equipara en su trámite al de
la "inhibición" ya que los jueces recusados (los tres miembros del tribunal
oral) admitieron la recusación. Por ello, si la CNCPdebióconocer no fue por
vía del arto 61delCPPNsinopor haberse trabado una cuestión decompetencia en-
tre dos tribunales de igual grado (orales) y fuero50 y ello, debido a que la inhibi-
ción en pleno de un tribunal colegiado o, el supuesto equiparable deaceptación de
una recusación por todo el tribunal, no se encuentra prevista en la ley procesal y
excedelo normado en la última partedelarto57 delCPPN.
Por ello, este caso es equiparable a "Urquiza" y, como ya fuera expues-
to, "Paulucci" es otro supuesto. En consecuencia, la referencia a que la
cuestión "debió ser resuelta por el tribunal" (por el TOC n° 11) es inco-
rrecta y la doctrina de "Daniel Muñoz" sigue vigente de acuerdo a la to-
talidad del universo de casos aquí expuestos.
Este extremo, a su vez reconoce otra justificación en el hecho de que,
de la misma forma que se exige de los recurrentes en casación que se ha-
gan cargo de los antecedentes jurisprudenciales que registre el tribunal51,
las propias salasde!tribunal no pueaen modificar su doctrina sinfundarlo hacién-
dose cargo de sus propios precedentes, lo que no ocurrió en eSle caso, más allá
de la opinión individual de algunos de sus integrantes. . , .
Por ello, también, "Daniel Muñoz" sigue siendo la doctnna vabda de la
propia Sala 1.
Si algún fallo con trascendencia es omitido sólo pueden per~ene~:r. a
las Salas 1 y IV; ya que el criterio d~ las otras, por su contundenaa, dlfICIl-
mente pueda ser alterad052.
VII. 8. ¿Es el presidente de la Cámara Nacional de Casación Penal un
"primus inter pares "?
Para que una cuestión de estas características sea resuelta, l~ego de
formarse el incidente respectivo, se lo debe elevar a la CNCP y, al mgresar
por Secretaría General de ese tribunal, ser derivado, luego del sorteo de
estilo, a la sala que resulte desinsaculada.
50 Sobre la competencia de la CNCP para conocer respecto de conflictos entre tribunales
inferiores es indispensable el análisis de "López", cuestión de competenda nO 736, XXN. de la
CSJN, la que resuelve el tema planteado en el caso.
51 Ver, por ej., entre otros, "Gargaglione, Filomena s/ rec. de queja", Sala I, c.no 6 del
2/4/93.
52 No obstante, creo que con los fallos mencionados se estaría invocando -y dejando
asentada-, acabadamente, la cuestión formal para cubrir los requisitos, en el marco de las
exigencias de los arts. 10 y 11 de la Ley 24.050, para que la CNCP resuelva, oportunamente.
en pleno, la cuestión. Lo que sería indispensable que ocurriera.
580 Gustavo A. BrUilZOne
Jurisprudencia
No obstante, de seguirse el criterio sostenido por la Presidencia de la
CNCP todo hace suponer que será reenviado a los jueces o tribunales de
igual rango Yfuero para que resuelvan la recusación, en franca contradic-
ción con la doctrina de las salas L TIYIII ya que, como fuera expuesto, ese
es el actual criterio de la Presidencia de la CNCP53.
Ahora bien, ¿puede el Presidente de la CNCP modificar la doctrina de las sa-
las del tribunal?; ¿se le reconoce, al que ocasionalmente ocupa el cargo de
Presidente de ese tribunal, semejante poder jurídico?
Creo que no. No hay norma alguna que autorice a derivar semejante
interpretación y si al reglamentar las facultades de superintendencia se
delegó su gobierno y control en la Presidencia fue una decisión adoptada
por el cuerpo colegiado en donde no se le reconocieron más facultades de
las que legalmente surgen de las leyes de organización y las anárquicas
acordadas de la CSJN dictadas al respecto, que hasta la fecha han impedi-
do que el aparato de administración de justicia penal nacional cuente con
un reglamento que unifique su accionar.
En consecuencia, aquél que ocasionalmente ocupa la Presidencia de la
CNCPno es un primus inter pares con facultade<;para modificarla doctrina
de las salas y, mucho menos cuando esta doctrina es uniforme, como fue-
ra expuesto más arriba, atento a que lo dicho por la Sala 1en "Daniel Mu-
ñoz" no fue válidamente modificado, ni siquiera implícitamente.
VIII. Conclusiones
Más allá de pequeñas contradiciones, las Salas 1 y IlI54 respetan en su
interpretación la garantía de imparcialidad al vinculado a la cuestión de
las causales de recusación. No así la Sala II que desde un criterio ultrarres-
trictivo viola la garantía.
Para las Salas 1 y III existen más causales de recusación que las enu-
meradas en el art. 55 del CPPN; para la Saló. II no.
En cuanto a la competencia para resolver las recusaciones, tanto la Sa-
la 1 -con las salvedades efectuadas-, la II como la III comparten el cri-
terio de que la CNCP es el "tribunal competente" a que se refiere el arto
61 CPPN55.
Ello determina, por último, que la Presidencia de la CNCP no puede
alterar esta cuestión.
53Cf. "Incidente de recusación, Juzgado Correccional nO8, Secretaría nO63", resuelto, por
presidencia, el 6 de agosto de 1996, antes citado.
54 Sobre todo la Sala ID en 'Pistrini".
55 El criterio de los fiscales ante la CNCP también parece ser uniforme. Sin haber detec-
tado pronunciamientos por parte del fiscal PLEE,igualmente podemos afirmar que por la opi-
y Ricardo WECHS-
nión de ROMEROVICTORICAen "Daniel Muñoz", NARVAIZen "Cecilia Mage"
LERen "Bianchini (1)". el 75 % de los fiscales que actúan ante ese tribunal interpretan la fra-
se "tribunal competente" de la misma forma que los pronunciamientos citados. Es decir, que
esta cuestión reconoce uniformidad desde el interés institucional del Ministerio Público.
Sobre la garantía del Juez imparcial 581
Jurisprudencia
La necesaria separación de funciones del órgano que persigue del que
juzga, requiere de nuestra atención constante para que no sean vías indi-
rectas, como las cuestiones de organización judicial. las que afecten la ga-
rantía de imparcialidad y para que, por esta vía, se pueda fortalecer el Hla_
doH acusatorio de nuestros códigos Hmixtos".
Cámara Nacional de Casación Penal
Recusación planteada por la Defensora Oficial
doctora Cecilia Mage
Buenos Aires, 15 de febrero de
1994.
y VISTOS: Y CONSIDERANDO:
1°) Que la señora Defensora Ofi-
dal. doctora Cedlia Mage, recusó a
la titular del Juzgado Nadonal en lo
Correcional nO 3, doctora Susana
Nocetti de Angeleli, en oportunidad
en que la magistrada citara a juido a
las partes (arts. 354 y 406 del Códi-
go Procesal Penal de la Nadón) -fs.
2/8-.
Que la señora juez no hizo lugar
a la recusación formulada y en cum-
plimiento de lo dispuesto por el artí-
culo 61 del catálogo elevó las actua-
dones a esta Cámara, en la inteli-
genda de que resultaba éste el tribu-
nal competente para dirimir la cues-
tión planteada en los términos de la
referida norma.
Recibidos los autos, esta Sala
otorgó intervendón al Representante
del Ministerio Público a los fines de
que se expidiese sobre la competen-
da del Tribunal. Evacuada la vista a
fs. 15/16 del presente legajo, el dta-
do funcionario entendió que esta Cá-
mara resultaba competente para re-
solver la cuestión recusatoria traída.
2°) Que este Tribunal resulta el
órgano jurisdiccional competente
582 Gustavo A. Bruzzone
583
Causa n° 95 . Sala 11
para decidir el planteo formulado
por la doctora Mage, habida cuenta
el estadio procesal en que se en-
cuentra el expediente.
Debe repararse que el artículo
405 del Código Procesal de la Nadón
otorga al juez en lo correcdonal las
atribudones que le corresponden al
tribunal de juido y a su presidente.
En esa calidad, la magistrada intervi-
niente en estos obrados dtó a juido a
las partes -arts. 354 y 406 íd.-, de lo
que surge la competenda de esta Cá-
mara para intervenir en la presente.
Ello es así, pues el control de las
resoludones adoptadas por los ma-
gistrados durante la etapa del juicio
puede ser sólo el casadonal, y si bien
no nos encontramos frente a alguno
de los recursos previstos en el artícu-
lo 23 del ordenamiento instrumen-
tal, inequívocadamente toca a este
Tribunal intervenir en la recusación
que nos convoca por ser, en esta eta-
pa procesal. el Superior jerárquico
del Juzgado en lo Correcdonal.
Basta advertir que la Cámara Na-
donal de Apeladones en lo Criminal
y Correcdonal entiende en los re-
cursos interpuestos contra las deci-
siones dictadas por los jueces de ins-
trucdón, correccional o de menores