Está en la página 1de 21

Julio B. J.

Maier

Derecho·
procesal
penal

Tomo I
© 1996 Editores del Puerto s.r.l.
Tucumán 695 - 2!.! "A"
(1049) Buenos Aires - Argentina Fundamentos
Editado en enero de 1996 por
Editores del Puerto s.r.l.
Buenos Aires - Argentina
Impreso en enero de 1996
en los talleres gráficos de 1
Editorial Universitaria )

San Francisco 454


Santiago de Chile
República de Chile

Published in Argentina
Printed in Chile

Hecho el depósito ele la ley 11. 723 del Puerto s.r.l.


ISBN 987-9120-00-0 Obra completa rústica Buenos Aires - 1996 2ª edición
987-9120-01-9 Tomo I rústica
98799437-8-3 Obra completa encuadernada
98799437-9-1 Tomo I encuadernado
/-?.. .·.. !$.,. /1'tfL:........... .
:i::· ..... .

"i ;,¡·(:.: ::-_., .... fitfltl.. .... '• .. "'''"

A mi. .fam.i.lia., tolerante y abnegada,


y a qllien todos nosotros qllisiéranws. hoy,
poder ofrecer este libro:
a nllestro "Fede".

Tragedia
No eres más,
pero fuiste.
Partiste pronto,
pero amaste y fuiste amado.
Faltas,
pero estás presente en nuestro dolor
y en nuestras desventuras
y en los escasos momentos de alegría,
que hoy vivimos.
B. Imparcialidad de los jueces § 7. Fundamentos constitucionales de la organización judicial

imparciales no son máximas que, en primer lugar, se dirijan a garan- B. IMPARCIALIDAD DE LOS JUECES
tizar a los miembros del Poder Judicial, o a quienes integran un tri-
1. La imparcialidad como elemento de la
bunal, una determinada posición personal, como ocasiones son
pensadas y expuestas algunas reglas que apoyan estos ideales, sino definición del "juez"
antes bien, a la manera de los principios que gobiernan el procedi- La palabra ''jllez" no se al menos en el sentido moder-
miento, normas de garantía para el justiciable. El mismo sentido no de la expresión, sin el calificativo de "i:nipa.rci.a.l" 1 . De otro modo:
expresa la elección de tribunales de enjuiciamiento integrados por ju- el adjetivo "impa.rcia.l" integra hoy, desde un /vista
rados o el mandato de instrumentar un recurso contra la sentencia el concepto "jllez", cuando se lo refiere a la descnpc10n de la activi-
ante un tribunal superior. dad concreta que le es enc01nendada a quien juzga y no tan sólo a las
Se podría decir, en cambio, que lafederalización de la organización condiciones formales que, para cumplir esa función pública, el car-
jlldicial es un principio político que sólo se vincula a la organización go -permanente o accidental- requiere.
misma y ninguna relación presenta con la seguridad jurídica del jus- Tan importante resulta el calificativo para describir la esencia del concepto de
ticiable; ello es así, si se pretende una objetividad extrema que exclu- · ez 0 de su función, que las diversas convenciones internacionales sobre dere-
ya la máxima de su contexto histórico y social, para colocarla en un humanos, hoy texto constitucional entre nosotros, lo han. exigid? al conce-
der al imputado el derecho a un juicio iusto ante un tribunal imparcwl: DUDH,
terreno universal, según se pudo hacer con los demás .principios ex- 10; DADH, 26, II; CADH, 8, n!! 1; PIDCyP. 14, n!! 1; CPDH y LF, 6, n!! 1.
puestos. El principio, sin embargo, alude, desde su mismo título, a un
problema local, a una sociedad cuya unión nacional en me- Ello indica que la descripción de aquello que significa el calificati-
nor o mayor medida, al respeto de ciertas autonomías locales, una de vo determina, básicamente, el concepto de juez, mirado desde su fun-
ellas, la aplicación local de)a ley común. No bien se mira el principio ción. Y, sin embargo, tampoco la determinación del significado de
bajo este prisma, se observa que la interpretación y la aplicación de este adjetivo es, de por sí, sencilla y depende de su contexto cultural
la ley común por los tribunales provinciales constituye un poder re- y político, tanto de reglas relativas al procedimiento que se adopta Y
servado por las provincias al tiempo de formar la unión nacional su norte, como de reglas referentes a la organización judicial2 .. El
(CN, 121 y 75, inc. 12) y ello, principalmente, por razones de seguri- sustantivo i.mpa.rcia.l refiere, directamente, por su origen etimológico
(in - pa.rti.a.l), a aquel que no es parte en un asunto que debe decidir,
dad para sus habitantes; del célebre privilegio impuesto por la Carta
esto es, que lo ataca sin interés personal.alguno. Por otra parte, el con-
Magna anglo-sajona, ser juzgado por los )1leces y por la ley del lllgar (fo-
cepto refiere, semánticamente, a la ausencia de prejuicios a favor o
nnn clomicilii) (cap. XXIV) nuestra Constitución conservó la adminis-
en contra de las personas o de la materia acerca de las debe de-
tración de justicia local (autonomía de las organizaciones judiciales
provinciales) como base de su organización judicial, pero erigió al lu-
gar del hecho en pilar fundamental de la competencia territorial (CN,
118:forum delicti com:missi), y cedió a la Nación (el Estado federal) la 1 La prueba más concreta ele ello la proporciona el mismo_ ele significa-
determinación del poder penal material del Estado (la ley penal: CN, dos de la lengua castellana, pues la afinnación inversa tamb1en e_s co-
75, inc. 12), con la excepción del Derecho contravencional. En ma- rrecta: el adverbio imparcial, en su significado más directo, va
te a la acción de juzgar, y su utilización como adjetivo al sustantivo que a
teria judicial, el Estado federal conservó también el control de la su- quien realiza la acción ele juzgar (juez, árbitro); al mismo tiempo, el sustantivo nnp!1r-
premacía constitucional y la aplicación del Derecho federal propia- cialidad denota la falta de prejuicios en la acción de juzgar. Cf. REAL ACADElVrIA ESPANO-
LA, Diccionario de la lengua espahola, 21 u edición, t. II, p. 1144.
mente dicho, en aquellas materias delegadas enteramente por las
2 Un ejemplo desde el primer ángulo de observación (el procedimiento),
provincias al gobierno federal; el Derecho común sólo en los territo- te, en la investigación de Derecho comparado de CARmó, A. D., sobre El
rios propios (CN, 75, inc. 30).' penal en la Argentina y en los Estados Unidos, que, al contraponer el modelo oflcrnh_sta
(argentino) con el "individualista" (EE.UU.), muestra, desde el de la
Ello a salvo, corresponde comenzar el análisis de las cláusulas
del juzgador, las diferencias ciertamente importantes de ambos SIStemas ,n
constitucionales que determinan los rasgos principales de nuestra or- un ejemplo que privilegia el segundo punto de vista (las de la
ganización judicial. dicial que rigen al juez), básicamente, en ALVARADO VELLOSO, Sus clebe?es .11.facul
tades, en especial, nº 1.1.1.2., ps. 18 y s. y 1.2.1.2.2., ps. 81 y s1g-mentes.

. '

738 739
B. Imparcialidad de los jueces
§ 7. Fundamentos constitucionales de la organización judicial

cidir. Pero el juez -a quien las reglas del proceder lo empujan fuerte-
sobre los valores vigentes y sobre la vida política, por afanes y espe-
mente a lograr determinados fines, incluso en forma de deberes esta-
ranzas similares, .por reglas de conducta -al menos las jurídicas-
blecidos para cµmplir correctamente su función, como, por ejemplo,
idénticas: por lo tanto, asumen frente a la vida prejuicios similares,
el de conocer por las suyas la verdad de un histórico
provenientes de la realidad histórica en la cual viven conjuntamente,
(investigar ex officio, "ofrecer" él mismo medios de prueba para ave-
y nada especial los legitima como i:rnparcia.les frente al asunto, a decir
riguar la verdad, interrogar a los órganos de prueba)-, parte de una
verdad, nada los legitima para juzgar a sus semejantes, que no sea el
posición que no favorece la imparcialidad, sino que, antes bien, la
intento de evitar la violencia de unos contra otros frente a la apari-
imposibilita en origen, pues la ley lo obliga a adoptar la.posición de
ción de un conflicto social, poder característico del Esfado moderno
parte en el procedimiento, a tener interés propio en la decisión, a
(monopolio de la fuerza)4.
abandonar su posición neutral frente al acontecimiento desde algún
Ello indica, desde un comienzo, que el calificativo "imparcial",
punto de vista (la "verdad histórica objetiva", base de su decisión, o
aplicado a la definición de un juez, o la nota de imparcialidad, aplica-
no condenar a un inocente o no condenarlo más allá de_ su mereci-
da a la definición de su tarea, cuando no se los trata como un ideal,
miento y necesidad, pese a la torpeza de su actividad defensiva). In-
sino como un intento de aproximación a él en la vida práctica, no
cluso se puede decir que, a la solución dilemática -relativa-
puede representar un absoluto, sino, antes bien, menta una serie de
que hoy gobierna nuestro orden jurídico en materia de decisión judi-
previsiones, siempre contingen1es históricamente, por ende, relati-
cial (condena o absolución), coincida o no coincida el juez que lleva a
vas a un tiempo histórico y a un"'sistema determinados, cuyo conteni-
cabó esta actividad -extraña en sí a su concepto y función- con los
do se vincula al intento de aproximarse a aquel ideal o de evitar
intereses de los protagonistas del asunto, siempre f9-vorecerá con su
desviarse de él. Hoy esa serie de previsiones, que alguien ha definido
acción el interés básico de alguna de las "partes" o intervinientes en
sintéticamente con la palabra neutra.lida.d.5 , pueden ser esquematiza-
el procedimiento. Por otra,,parte, quien integra un tribunal de justi-
das en nuestro Derecho orgánico, esto es, con abstracción de las re-
. cia -solo o acompañado- no es otra cosa que una_persona, que un
glas del procedimiento, por referencia a tres máximas fundamenta-
ciudadano, idéntico en sus atributos fundamentales a sus demás con-
les, que pretenden lograr en ese ámbito la ansiada aproximación al
géneres, juzgados por él, todos convivientes en un mismo tiempo, co-
mo integrantes de una misma agrupación social y política, y, por lo
tanto, bajo los mismos valores ético-culturales que presiden y gobier-
nan esa asociación. Con abstracción de ciertas calificaciones especia-
les (conocimientos adquiridos, ejercicio profesional, edad, capacidad 4 De allí la trascendencia de la sentencia Nollite iudicare (¡No juzguéis!), atribuida a
para ejercer derechos políticos, etc.), que debe poseer o de las cuales CRISTO, y la demostración de que la palabrajllsticia, como toda obra humana, es tan so-
lo una utopía, una bella utopía, esto es, un ideal que preside la actividad de :os
debe carecer quien juzga (de ordinario no pueden ser jurados los fun- pero que no soporta la petulancia con la que nosotros, los juristas, y, en especial. la mis-
cionarios públicos, los abogados o los sacerdotes de una religión), ma práctica judicial, se refiere a ella, rodeándola de calificativos altisonantes
esas calificaciones no melian el juicio básico antes expresado de que digna, se comparece ante el altm· de la justicia, frase que identifica tribunales con JUSt1-
cia, de allí que el altar sea el tribunal [cf. el poema "A un juez", reproducido por ALVA-
juzgadores y juzgados, quienes deciden y quienes soportan esas deci- RADO VELLOSO, Eljuez. Sus deberes y facultades, notanº 24, ps. 11 y s.]), que, en el contex-
siones, son sólo personas, seres humanos cuyo principio básico de to que rodea su utilización por fallos judiciales, resultan regularmente y a veces
dignidad está representado por la igualdad ante la. ley (CN, 16)3. To- encubren verdaderos intentos ele justificación de lo injustificable. Bastana con que se
concibiera el término justicia o, mejor expresado, tareajudicial o adniinistración dejus-
dos, juzgadores y juzgados, viven en una misma época político-cultu- tici.a, como un servicio público que tuviera como nota distintitiva la imparcialidad, siem-
ral y, por ello, están regidos básicamente por una concepción común pre relativa, referida a las personas que integran el tribunal.
5 Cf. CARRió, AD., El enjlliciamiento penal en la Argentina y en los Estados Unidos, cap.
II, nº 3, ps. 22 y ss., y nº 6, p. 30, cap. III, nu 3.2, ps. 63 y ss., cap. IV, nº 2.3, ps. 129 Y ss.:
el autor hace de esta característica una nota determinante para la explicación y sepa-
ración de dos modelos comparados de procedimiento penal, el "oficialista" y el "indi-
vidualista", lenguaje que también innova para indicar aquello que, tradicionalmente,
3 Y por la necesidad de que ese principio se explique por el requisito de oportunida-
des parejas, si no iguales, de todos frente a ella. conocemos -por partir del modelo europeo-continental- como mayor o menor apro-
ximación a las formas inquisitivas o acusatorias del procedimiento.

.'
740
741
B. Imparcialidad de los jueces § 7. Fundamentos constitucionales de la organización judicial

ideal de la i?nparcia.lidad del juzgador: la independencia de los jueces referencia a la organización judicial, pero sin perder de vista su natu-
de todo poder estatal que pueda influir en la consideración del caso, raleza de garantía individual de un Estado de Derecho. En tanto ga-
la llamada imparcialidad frente al caso, por la relación rantías del justiciable, esas reglas gozan de todas las características
del juzgador con el caso mismo -según su objeto, comprendida la ac- que hemos adosado a la categoría: otra vez resulta imprescindible
tividad previa de los jueces referida al caso, y los protagonistas del alertar contra su utilización y aplicación en contra del imputado7.
conflicto-, mejor caracterizada como motivos de temor o sospecho de
parcialidad del juez, que persigue el fin de posibilitar su exclusión de 2. La independencia judicial
la tarea de J';-lzgar un caso concreto, cuando él afecta su posición im- I. Regularmente, se expresa que la independencia es una caracterís-
parcial, y el mencionado como principio del juez natural o legal, que tica que corresponde al poderjudicia.l como tal, frente a los demás po-
pretende evitar toda manipúlación de los poderes del Estado para deres del Estado, poderes que, según la teoría política liberal, com-
asignar un caso a un tribunal determinado, de modo de elegir los jue- parten el ejercicio de la soberaníaª. Ello resulta natural porque lama-
ces que lo considerarán ad hoc. Estos principios, propios de un Esta- crovisión del sistema político y la teoría liberal que lo preside fijan su
do de Derecho, exigen la determinación de una serie de reglas de rea- atención en la independencia de los tres poderes entre los que se dis-
lización complementarias, que nos proponemos estudiar a continua- tribuye la soberanía, en la competencia u objeto propio de cada uno
ción. de ellos y en la coordinación del, ejercicio de esa competencia propia,
He allí explicado el "principio del principio", aquello que para mí descripta genéricamente, para los conflictos entre ellos o
constituye la esencia del concepto de juez en un Estado de Derecho, prever su modo de solución. Desde este punto de vista, las reglas que
4
que las reglas básicas y las que gobiernan su aplicación intentarán prevén la estabilidad de los jiwces permanentes (CN, 110), la cmnpensa-
realizar con mayor o menor éxito, conforme a los mecanismos que ci.ón por sus tareas, insusceptible de ser disniinuida. (CN, 110), la prohi-
pongan en funcionamientc5 para ello, principio que, según alguna bición para. el presidente (Poder Ejecutivo nacional) de ejercerfunciones
vez ya expresé, "a mi me parece de primera magnitud, con suficien- judiciales (CN,109 ) y el deber general de los jueces de ajustar sus de-
tes merecimientos para estar ubicado entre los principios que impi- cisiones a la ley del Congreso, son sólo aspectos de la independencia
den la manipulación arbitraria del poder penal y básico para explicar y límites de la función judicial, como atributo del Poder Judicial del
el verdadero significado de la independencia judicial y del principio Estado.
del juez natural" 6 . Una buena manera de garantizar la independencia judicial, desde el punto de
Con todo, no por conocidas y reiteradas valen menos un par de vista del poder judicial en su conjunto, no contemplada por nuestra ley suprema,
aclaraciones. La nota de i'rnparcialidad o de neutralidad, que caracte- es determinar constitucionalmente el porcentaje de las rentas de la Nación (pre-
riza al concepto "juez", no es un elemento inmanente a cualquier supuesto) que corresponde a ese poder, como mínimo (cf., por ej., Constitución
de la República de Costa Rica, art. 177, párr. II: seis por ciento) y asegurar la auto-
organización judicial, sino un predicado que necesita ser construido,
nomía de esas rentas.
para lo cual operan tanto reglas referidas a esa organización como
las reglas del procedimiento; este punto se dedicará específicamente II. Pero esta macrovisión del problema olvida que, por su compo-
a las nombradas en primer término. Por otra parte, es preciso no con- sición y organización, el poder judicial es colegiado y la función judi-
fundir el atributo y su portador: no se trata aquí de reglas "de los jue- cial es ejercida por tribunales integrados por jueces diversos que, en
ces" (privilegios), comprendidos en esa corporación una serie de per-
sonas con determinados atributos, sino, por el contrario, de reglas de
garantía "del justiciable", necesitadas quizás de apoyo institucional
y, por ello, clasificadas aquí -más o mer+os arbitrariamente- por su
7 Un ejemplo: el imputado por un juez "parcial" no puede ver desmejorada
su posición -casada la sentencia y remitido a un nuevo juicio- por la utilización ele la
regla.
8 Cf. GONZÁLEZ, Manual, nº 184, ps. 195 y SS., nº 306 y SS., ps. 310 y SS., nº 585 y SS., ps.
6 Prólogo al libro de BrNDER, Introducción al Derecho procesal penal, ps. 17 y
574 y ss.; SORIANO, El nuevo jurado espmfol, 3, ps. 23 y siguientes .

. '

742 743
B. Imparcialidad de los jueces § 7. Fundamentos constitucionales de la organización judicial

cada caso, pronuncian la decisión de autoridad del poder respectivo, Las organizaciones judiciales verticales son propias de los sistemas políticos
jueces que, inch1so, pueden no formar parte de la organización per- autoritarios, características, por ej., de las monarquías absolutas y de su régimen
procesal penal, la Inquisición. Desde el punto de vista de la decisión judicial -no
manente (j1lra.dos). En efecto, la cantidad de casos qtift el poder judi-
siempre de la organización administrativa de los tribunales-, la organización ho-
cial debe resolver con una decisión de autoridad emanada de sus rizontal se corresponde con el régimen republicano, aristocrático o democrático,
miembros propios, los jueces, y la necesidad de que ellos resuelvan el histórico o actual (ver Grecia, Roma[§ 5, C], Derecho germano antiguo [§ 5, B]).
caso sólo según los criterios .de la ley, evitando, en lo posible, la in- En las repúblicas modernas, representativas y democráticas, o en las monarquías
constitucionales (Estado de Derecho), la soberanía popular se manifiesta por la in-
fluencia de factores políticos coyunturales, que operan sobre el caso,
tervención de jueces accidentales, representantes populares en el tribunal de jui-
impone que. a diferencia del ejecutivo, unipersonal en principio, y, cio (jurados o escabinos), y por la segliridad de que ellos fallan sin cohexión con
en todo caso, organizado verticalmente, según el principio de· jerar- el poder político del Estado y evitan, en lo posible, toda su influencia.
quía, erpoder judicial se exprese por intermedio de una serie de ofi-
Se entiende, entonces, por qué la regla que prevé la independen-
cios (los tribunales o cortes de justicia), integrados por una pluralidad
cia o autonomía del criterio judicial debe ser formulada respecto de
de personas (los jueces), quienes no pueden depender del principio
cada uno de los jueces que integra el poder judicial permanente o
de obediencia jerárquica, para garantizar al justiciable la sumisión a
accidentalmente, por intermedio de los cuales ese poder se pronun-
la ley y al caso concreto. Se trata, así, de una organización horizontal,
cia, y con referencia a todo poder del Estado, no tan sólo al poder eje-
en la que cada j1lez es soberano al deci.dir el ca.so conforme a la ley, es-
cutivo o administrativo y al pod<J,er"legislativo, sino también al mismo
to es, él es el poder judicial del caso concreto. Y ello es así; aunque se
poder judicial: "El juzgamiento y decisión de las causas penales se lle-
faculte a alguien para recurrir la decisión de un tribunal y se permi-
4 vará a cabo por jueces imparciales e independientes de los poderes
ta, de este modo, que otro tribunal reexamine el ca'so, desde algún
del Estado, sólo sometidos a la ley"10.
punto de vista, y este tribunal elimine, revoque o reforme la decisión
anterior (por considerarla érrónea), pues las instancias recursivas y
los tribunales creados para llevarlas a cabo no deben""Ser, al menos de
manera principal, expresión de una organización jerárquica, sino,
por el contrario, manifestación de la necesidad de evitar errores judi-
Los recursos nacieron en organizaciones judiciales autoritarias, precisamente para
ciales para garantía del justiciable8. que el soberano (el monarca), que delegaba su jurisdicción en los casos concretos, pu-
diera controlar, por ese medio, cómo sus representantes utilizaban el poder delegado
(Inquisición); esto es, aparecieron cuando las organizaciones judiciales horizontales
(juzgaban asambleas populares o representaciones populares, depositarias de la sobe-
ranía) se convierten en organizaciones verticales (jerárquicas). Pero en un Estado repu-
blicano y democrático la existencia del recurso contra decisiones judiciales no puede
8 Cf. Corwención americana sobre derechos humanos (Pacto de San José de Costa Rica), significar lo mismo; se trata aquí, como pretende incoherentemente el Pacto de San Jo-
art. 8, nº 2, h, bajo el título de garantíasjudiciales. Se confunde, casi siempre, la necesi- sé de Costa Rica, de una garantía sobre la certeza del fallo. Es por ello que, universal-
dad política del recurso, garantía de seguridad del fallo, con la organización exclusiva- mente, los tribunales de instancia están integrados por un número mayor de jueces
mente administrativa de los tribunales y la posición que ellos ocupan en ese esquema. que aquellos que juzgaron en primera instancia o tienen sólo por misión examinar la
Obsérvese que, aparentemente, también incurre en ese error la Convención citada (" ... certeza jurídica del fallo (casación); sobre todo cuando se trabaja con jueces uniperso-
recurrir del fallo ante un juez o tribunal su7Jerior"), con esa interpretación francamen- nales es común permitir la apelación ante un tribunal colegiado, que puede revisar, in-
te ininteligible en el punto, desde el aspecto que ella pretende regular. Supóngase que cluso, el acierto fáctico del fallo (reconstrucción histórica de los elementos históricos
un Estado, cuyo tribunal de mérito competente está integrado por varios juristas e, in- del caso), y también es común que un tribunal de juristas revise el procedimiento se-
cluso, por un número suficiente de jurados o escabinos responsables, determina que guido y la sentencia desde el punto de vista jurídico (corte de casación).
una sola persona (juez) revise el fallo, con facultades para anularlo, revocarlo y refor- En verdad, la única manera de entender la regla de la Convención citada resulta de
marlo; tal "dictador judicial", que decide, en definitiva, unipersonalmente, no garanti- negar su sentido administrativo (jerarquía) y de afirmar su sentido de garantía indivi-
za la exclusión del error, el capricho y el voluntarismo judicial, sino todo lo contrario, dual: siiperior, en ese contexto, sólo significa "con poder para reexaminar total o limi-
por más que se coloque al "dictador judicial" en un escalón "superior",jerárquicamen- tadamente el caso y revocar, reformar o eliminar el fallo anterior".
te. Asistimos hoy al caso inverso: se ha ampliado la cantidad de jueces integrantes de 10 Texto del Proyecto de Código Procesal Penal de la Nación (1986), art. 2, elevado al
la CSN y, sin embargo, la opinión pública generalizada, incluso según encuestas, ad- poder legislativo para su tratamiento en mayo de 1987. Observa claramente todo este
vierte, casi unánimemente, la sumisión de los fallos de la CSN a los intereses del poder problema, al que alude como independencia externa (del poder judicial) e interna (de
ejecutivo en los casos concretos que le toca decidir al tribunal y no recuerda otra inte- los jueces), BERGALLI, Estado democrático y cuestiónjudi.cial, V, B, ps ..98 y ss., incluso pa-
gración: histórica tan dependiente como la actual de esos intereses. ra extraer consecuencias en la organización judicial (cogobierno del poder judicial) .

.'
744 745
B. Imparcialidad de los jueces § 7. Fundamentos constitucionales de la organización judicial

Es en este sentido que las convenciones universales sobre derechos humanos


tomar su decisión. y sólo se le exige que su fallo se conforme con apli-
-hoy incorporadas a nuestra Constitución nacional, 75, inc. 22- otorgan a toda
persona el derecho a ser juzgado por un tribunal independiente e imparcial: De- car el Derecho vigente, esto es, que se someta a la ley. Salvo la ley que
claración universri-1 de derechos humanos, art. 10; Pacto internacifm.al de derechos ci- rige el caso, se prohíbe así que determine su decisión por de
·viles y políticos, art. 14, nu 1; Convención americana sobre derechos humanos (Pacto cualquier tipo y proveniencia. En ello -y no en otra cosa- reside la
de San José de Costa Rica), art. 8, nu 1; Convenio para la protección de los derechos hu-
independencia. jndi.cia.l.
manos y de las libertadesfundarnentales (Convención europea), art. 6, nu l.
Ése es el mismo sentido con el que la Ley Fundamental de la República Federal Cómo se consigue que se someta a la ley, es otro problema. La ley pe?al casti-
de Alemania, art. 97, bajo el título de Independencia de los jueces, y 1a Ley Orgáni- ga al juez que dictare -dolosamente- resoluciones cont:arias a la ley o fundada.s
ca Judicial de e.se país, § 1, rezan, respectivamente: "Los jueces son independien- en hechos falsos (CP, 269); nuestra Corte Suprema ha abierto el recurso extraordi-
tes y están sólo sometidos a la ley"; "El Poder Judicial es ejercido por tribunales nario (inconstitucionalidad), por arbitrariedad, para descalificar sentencias que
independientes, sólo sometidos a la ley". no son "derivación razonada del Derecho vigente" 12 ; todos los recursos
La Constitución de la Nación Argentina, art. 109, prohíbe al poder ejecutivo ción conocidos controlan que no exista, en el juzgamiento del caso, una
·'. "ejercer funciones judiciales, arrogarse el conocimiento de causas pendientes o de la ley que lo rige, tanto de la ley que ;1 para a
restablecer las fenecidas". De su texto se desprende también que el Congreso de su solución, como de aquella que funda la solucion; la revision del procedimien-
la Nación (poder legislativo) carece de atribuciones judiciales (art. 75), como no to, a favor del condenado, procura impedir que los errores fundados
sean aquellas propias del juicio político (para destituir autoridades constituciona- en una falsa apreciación de los hechos, sean irrevisables y autoriza hasta la
les [CN, 53, 59 y 60]), difícilmente ubicables como atribuciones judiciales, y que el cación y reforma de sentencias firmes. Empero, ha sido menester -salvo la revi-
poder judicial (art. 108 y ss.) es el único autorizado para juzgar los .conflictos so- sión- reconocer una decisión última y definitiva: sin ella, el Derecho no
ciales. concretos y para solucionarlos, aplicando la ley. Precisamente es el Congre- reconocería ningún fin práctico(§ l,11>B, 2, d).
so el que, en el orden nacional, crea los tribunales de justicia y dicta su ley gene-
III. Precisamente, para que los jueces sean realmente indepen-
ral de competencia (CN, 75, incs. 20, 30 y 32, y 108), fijando sus1 atrtbuciones, que,
por ello mismo, no pueden ser usurpadas por el propio Congreso. La Constitu- dientes de todo poder del Estado, inclusive del mismo poder judicial,
ción no prevé ninguna regla que prohíba a los mismos tribunales de justicia fun- es que los permanentes, funcionarios estatales, gozan de estabilidad en
cionar jerárquicamente, mediante un sistema de instrucciones, generales o parti- sus empleos, en principio, a perpetuidad -salvo que cumplan o ha-
culares, de órganos superiores hacia los inferiores, pero del principio que impide
yan cumplido los 75 años de edad, momento en el cual cesan en sus
sacar a los habitantes, para juzgarlos, de los jueces designados por la ley (de com-
petencia) antes del hecho de la causa (CN, 18: juez natural) surge claramente la funciones si no se renueva el nombramiento que ahora dura, sola-
ilegitimidad de ese sistema: sólo los tribunales establecidos por la ley y competen- mente, un período de cinco años (CN, 99, inc. 4, III)- y se retribuye
tes para juzgar el caso concreto, según las leyes de competencia y procedimiento sus servicios con una cmnpensación salarial que determina el Congre-
anteriores al hecho juzgado, por intermedio de los jueces que los integran confor- so de la Nación, por ley, imposible de ser dism.i.n1lida. posteriormente,
me a la ley, se pueden pronunciar sobre el caso, libremente y sin estar sometidos
a la autoridad de otra persona, juez o tribunal. Esta es otra de las razones que im-
mientras permanezcan en sus funciones (CN, 110). Empero, la estabi-
pide regular la función judicial por medio de la llamada "jurisprudencia obliga- lidad y la retribución irreducible no son privilegios que obedecen a
toria", como lo disponen los arts. 10 y 11 de la ley de organización judicial vigen- un f1lero personal, prerrogativas prohibidas por la ley suprema (CN,
te en el orden nacional (ley nu 24.050; ver§ 2, D, 2, b)ll. 16), sino, antes bien, necesidades que surgen cuando se pretende ga-
Ello implica que cada juez, cuando juzga y decide un caso concre- rantizarle a la persona juzgada, que s1l juez obedecerá, al decidir su
to, es libre -independiente de todo poder, inclusive del judicial- para caso, a criterios políticos permanentes, determinados por la ley que
establece los deberes y facultades de todos, y no a criterios circuns-
tanciales o del momento, o a órdenes e imposiciones de quienes ejer-
cen los poderes del Estado.
11
DE LA RúA, El recurso de casación, nº 159, ps. 532 y ss., después de una serie de equí- Desde este punto de vista resulta sumamente discutible que los jueces inte-
vocos y argumentos aparentes para demostrar que los fa.llos plenarios de las cámaras grantes del poder judicial, individualmente .s:an titulares del
nacionales de apelación no significan usurpar facultades legislativas, no delegables en cho a que su remuneración mantenga cierto mvel adqmsit1vo, por
tribunales de justicia, observa que "su establecimiento configura una regulación del con sueldos anteriores o con el nivel de vida de otras personas; de alh tambien
ejercicio del poder jurisdiccional: el plenario reduce el ámbito de interpretación en
que normalmente actúa el juez". A este nuevo argumento aparente, sólo cabe respon-
der: ¿es ello posible según nuestra Constitución? ¿o es la misma Constitución la que re-
gula, de la manera descripta en el texto, el ejercicio del poder jurisdiccional y el ámbi-
to de interpretación del juez?
12 Fallos CSN: t. 262, p. 459; t. 268, p. 278 y 113; t. 295, p. 538, entre otros.

•.
746
747
B. Imparcialidad de los jueces
§ 7. Fundamentos constitucionales de la organización judicial

que resulte absolutamente discutible que ellos estén legiti'mad


com d h b· · os para rec 1amar país, los jueces permanentes no son representantes populares, pues
o o su Jetivo, ante los estrados judiciales, una actualiza ·, ,
correspondiente a la pérdida de nivel adquisitivo del la ; e- la voluntad popular, expresada a través de la elección, no interviene
econ_ómicos generales, que afectan la vida de todos en el nombramiento. El sistema de nombramiento, en el orden nacio-
e pais., enos aun parece procedente la vía del amparo S. b .
nal, respondía, antes bien, al equilibrio entre los poderes que confor-
Suprema afirmó estas tres posibilidades en la causa. B in47e8n:'Bargo,
rmo Pero A y t
.
/E d .
: , ., . o ros c • sta o nacional s/amparo" (ED, 1986, t. 116
· , ono-
. . man la soberanía, pues residía en un acto conjunto del poder ejecuti-
ver tamb1en t. 119, ps. 193 y ss.), fallada el 15/11/1985 d' ps. 32 y ss., vo, que propone (el presidente de la Nación), y del poder legislativo,
que· . • amparan o a los Jueces
]Osos y recompomendo su remuneración sobre la base de un , d. que, a través del Senado (representantes de las provincias), presta su
cura establecer la pérdida del poder adquisitivo del dinero. ice que pro-
acuerdo para la designación (CN 86, inc. 5). La reforma de.la Consti-
. es razopable estimar que esa cláusula constitucional (CN 110) t'
tución de 1994 conservó ese sistema sólo para los jueces de la Corte
a j,ueces de las peripecias y avatares -favorabies o
1 . . t e.e pa1.s; en este caso, del empobrecimiento económico Y del envi- Suprema (CN, 99, inc. 4, I). En cambio, ella determinó que los jueces
ec1m1en o, por mflac10n, de su moneda. Para extremar el e· e ,· . de tribunales inferiores serán sugeridos en terna -vinculante- por
·' en de gue::·a, debiera un Consejo de la Magistratura. a crearse, y nombrados por el presiden-
. , e ser es, una I emunerac10n suficiente para poder comprar cosas extran-
Jer as, que podian comprar anteriormente con su salario y 1 te de la Nación, con el acuerdo del Senado (CN, arts. 114 y 99, inc. 4,
bien no son fabricadas en el pa1's o b1' . ' que, por a guerra, o II). Con ambos sistemas se pretende, en conjunción con la permanen-
e • en su prec10 es superio E · ·
buir a nuestra asamblea constitucional una r ., r. s mezqmno atn-
gencia del Estado de Derecho Y tdal qu.e haga pasar la.vi-
cia y estabilidad de los jueces en,. sus cargos, garantizar la indepen-
, d' , · ' • ª m epen enciajudicial ,1 dencia de criterio en el sentido.'expresado, y el pluralismo político e
m ices ,economicos del Instituto Nacional de Estadística y Cens d. , p01 os
numeras se conviertan en el barómetro de la ma . os, e mai:era ideológico de quienes integran, permanentemente, el cuerpo profe-
al sistema republicano ·Q , d. . . yor 0 meno.¡ aproxunac10n
mejor, empíricamente . SI,. por ejemplo, esos Ín'dices congeniaran
sional del poder judicial; ello porque, al no ser designados todos sus
cio de ampar·o ba d ' ·t a vigencia del Estado autoritario anterior al J'ui- integrantes a un mismo tiempo, las distintas fuerzas políticas impe-
se e es a not-1? Y a ' d b · '
época no utilizaron este a ps;sa; puetto que jueces de aquella rantes en cada caso garantizan la formación de un cuerpo cuyos inte-
¿ersonas que acudie1:on a esta grantes no sólo responden a distintas relaciones del poder político, si-
. ' . , un amento, que la existencia de un parlamento y la vigen . d 1 C no, antes bien, dominado más por la idea de profesionalidad, que por
tltuc10n ampar h · ., . cm e a ons-
miedo or a oy su op1mon de todo riesgo, mientras que, en aquel sistema el su pertenencia a una u otra razón política. Tanto es así, que la ley que
• p mantener e, incluso, por su integridad física, era real. ' rige la función de los jueces prohíbe, por incompatible, "toda activi-
f. En la Constltuc10n nacional prescribió que el Congreso de la N aci,
por ey formal, las remuneraciones de los jueces, prohibiendo dad política" (decr. ley 1.285/58, 9).
se graven tributo, impuesto o forma de reducción Las provincias, en sus constituciones, ofrecen sistemas similares:
reza la op1mon de Joaquín V. GONZÁLEZ, citada en el fallo de la Corte Su r ' en ocasiones es el poder legislativo quien nombra al juez, a proposi-
(fm 6!.!). quiere decir que la materia de la prohibición es tod: ción, incluso por ternas, del' poder ejecutivo (Córdoba, texto anterior
10n que, ªJº cualqmer nombre o pretexto lleve a cab 0 · ·
ra disminuir el sueldo de 1 . ' , . el gobierno nac10nal pa- a la reforma); en otras (Chaco), hasta se prevé un Consejo (de la Judi-
cía. La simple omisión d jueces, con propositos de cercenar su independen-
. e Ijar una nueva remuneración . . . - catura), integrado por los tres poderes. Pero las diferencias circuns-
la mdependencia judicial, sobre todo cuando la pérdida tanciales de las formas que son utilizadas para la designación de los
l a moneda es un fen, . . . . is1 ivo e
tes del país De t omeno general, que perjudica por igual a todos los habitan- jueces profesionales, no varían el significado y el valor político que
jueces fijen .sus que es imposible .que .los pretenden esas formas, antes señalados.
de fijar los sueldos de los ju mparo, pues la atribución
la A lo . l en el orden federal, al Congreso de Las formas de selección y designación de los jueces permanentes, por medio
rido a un. de que el sueldo de los jueces está refe- de los otros dos poderes del Estado, exclusivamente, no son reputadas, hoy en día,
pueden adquirir con el mone a :stable, o a la cantidad de cosas que se suficientemente garantizadoras de la independencia externa del poder judicial e
ber concluido con una que permite un ampa.ro por esta razón, debió ha- interna de los jueces que lo componen (lenguaje de BERGALLI, nota n!.! 10). Se abo-
la corrección. que, en todo caso, obligara al Congreso a efectuar ga por la creación de un consejo de lajudicatura, con participación de los mismos
jueces, electos por sus pares, y de los demás poderes del Estado, incluso de los pro-
la misma manera, el sistema de nombramiento y remoción de pios abogados, por tratarse de un cuerpo profesional, consejo que tendría a su
los Jueces permanentes pretende responder a cargo no sólo las tareas de selección y designación de los jueces, sino, también, la
esa idea. En nuestro disciplina del servicio y la remoción de los jueces que desempeñan mal sus fun-

748
749
B. Imparcialidad de los jueces § 7. Fundamentos constitucionales de la organización judicial

1
ciones 3. Ello es, precisamente, lo que propone la reforma de la CN, en sus arts. (CN, 115, I); la ley del Congreso determinará la integración del jurado
114 y 115. Permítaseme expresar mi pesimismo con relación a una mejora del sis-
tema: en verdad, ,creo que sin participación ciudadana en los tribunales de justi-
y el procedimiento a seguir en estos casos; las del.
cia y sin una tradición, no escrita pero estable, relativa a la" independencia de miento permanecen idénticas, el fallo del jurado es irrecurnble y tie-
criterio de los Jueces cuando deciden, cualquier método de selección sólo será, ne los mismos efectos expuestos con anterioridad, salvo la inhabilita-
metafóricamente, pura ilusión. ción para ejercer cargos públicos.
Tampoco hoy se sostiene como postulado -ficto- la necesidad del "apoliticis-
mo" de los jueces en un Estado democrático, carcaza protectora que, en múlti- La nueva reglamentación constitucional prevé (CN, 115, III) un plazo de cadu-
ples ocasiones, esconde la aquiescencia con una "idea" política definida acerca eidad (180 días a contar desde la decisión de apertura del procedimiento), . trans-
.
de la función judicial. Al contrario, la transparencia que provoca la expresión de currido el cual, si no se ha dictado el fallo, corresponde archivar el proced1m1en-
las ideas políticas que, en verdad, tienen los jueces, y el encauzamiento· de esas to con el efecto cancelatorio de la cosa juzgada. Se conoce también, en el ámbito
ideas en un proceso interno democrático, desarrollan un valor propio de esas so- p;ovincial, el sistema de acción popular (acusa cualquier ciudadano) y la forma-
ciedades, el pluralismo ideológico, en el ámbito interno de la organización judi- ción de un tribunal colegiado con representación de todos los poderes del Estado
cial14. e, incluso, del estamento profesional Uury de enjuiciamiento).
Es por esta última razón, aunque también para evitar el excesivo· corporativis- Consecuente con este sistema especial de remoción es el privilegio
mo, que no se descarta la elección popular de los jueces, ni, incluso, la temporali-
dad del cargo, esto es, la quiebra del nombramiento a perpetuidad y, en conse-
que impide perseguir penalmente a los jueces antes de su remoció1:.
cuencia, la designación por tiempo limitado15. Tal privilegio tampoco está concebido como un.fuero personal, prohi-
bido por la ley suprema (CN, 16}, sino como una necesidad propia de
La esta.bilida.d de los jueces permanentes y profesionales en sus
la función, que no puede ser entorpecida maliciosamente con denun-
empleos se asegura al establecer que sólo serán removidos cuando
4 cias o acusaciones infundadas. El privilegio tampoco significa i.nnw.-
desempeñen mal sus funciones o cuando cometan wn delito al ejer-
nida.d, pues la pérdida del cargo, por cualquier razón -no sólo por re-
cerla o con ocasión de su ejercicio, y al prever una forma de enjuicia-
moción-, habilita la persecución penal y coloca al juez en la misma
miento especial para la comprobación de estas circunstancias, cuyo
tribunal sólo puede destituir al acusado, en caso de condena. En el or- posición que a cualquier habitante (CN, 60 y 115).
den nacional se prevé hoy, después de la reforma de la CN en 1994, y La estabilidad, según la reforma de la CN (99, inc. 4, III), dura has-
sólo para los jueces integrantes de la Corte Suprema, el llamado ''jui- ta los 75 años de edad, momento en el cual se requiere, para prose-
cio político", que resuelve provocar la Cámara de Diputados, quien guir en el cargo la del nombramiento, que ahora sólo du-
asume el papel de acusador, por el voto de las dos terceras partes de ra cinco años.
sus miembros presentes, mientras el Senado se constituye como tri- IV. Se ha dicho que la práctica viciada, extendida entre nosotros, que se cono-
bunal de enjuiciamiento, que decide con idéntica mayoría (CN, 53, 59 ce con el nombre de delegación de funciones, afecta y desnaturaliza la exigencia
de la independencia de criterio del juez para decidir el caso 16 . Repárese que el de-
y 60). Nuestra ley fundamental agrega una inhabilitación especial
fecto coloca en crisis, también, la garantía de imparcialidad, incontrolable para
perpetua, como pena: "incapaz para ocupar ningún empleo de ho- los diversos sujetos del procedimiento, pues "la función" no se "delega" ni siquie-
nor, de confianza o a sueldo de la Nación". La reforma constitucional ra en una persona determinada sino de manera impersonal, en alguien
ha previsto, para los otros jueces de la Nación, un jura.do de enjuicia.- la ocasión, asume el lugar del juez innominadamente y usurpa su func10n sin
rniento integrado por legisladores, magistrados y abogados de la ma- constancia alguna 17.
trícula federal, en el marco del llamado Consejo de la Magistratura

16 Esta práctica consiste, sobre todo en los sistemas ele procedimiento por registro o
13
Cf. BERGALLI, Estado democrático y cuestiónjudicial, V, C y E, ps. 102 y siguientes. en los períodos del procedhniento en los cuales la ley impone esta forma de.pro_c,ecler,
14 Cf. BERGALLI, Estado democrático y cuestiónjudicial, V, D, ps. 111 y siguientes. en la intervención ele un auxiliar del tribunal, en lugar del juez, para la reahzac10n ele
15 aquellos actos que, según la ley. corresponde que sean llevados a cabo por Acer-
Cf. BAUMANN, Derecho procesal penal. cap. 3, 2, ps. 153 y s.; también BERGALLI, Esta- ca ele ello, cf. BINDER, Independencia judicial y delegación defimciones: el extrano caso del
do democrático y cuestiónjudiciol. V, p. 118. La reforma constitucional de 1994 transfor- Dr. ]ehyll y Mr. Hyde, ps. 369 y siguientes.
mó en temporario el nombramiento de los jueces a partir de los 75 años de edad (CN,
99, III). 17 va de suyo que la constancia tornaría automáticamente, el acto (por ej.'.
CPP Nación, 167, incs. 1 y 2, con normas idénticas en los clemas cocl1gos). El hecho. P 01

750 751
B. Imparcialidad de los jueces § 7. Fundamentos constitucionales de la organización judicial

3. Imparcialidad frente al caso · arci·az


nnp .... "·, Declaración americana de los derechos y, deberes del hom.bre,
. art.
. 26:. "To-
, .
da persona acusada de delito tierie derecho a ser 01da en forma Y _lmblz-
I. No sólo por ser independiente de los poderes del Estado el juez ca ... "; Convenio para la protección de los derechos humanos y del.as libertades funda-
reúne todas la.s condiciones que garantizan su ecuanimidad al deci- mental.es (Convenio europeo), art. 6: "Toda persona tiene derecho a que su causa
sea vista equitativa y públicamente en un plazo razonable, por un tribunal indepen-
dir el caso. L¿¡t"independencia es una condición necésaria para garan-
diente e imparcial..."; Pacto internacional de derechos civiles y políticos, art. 14, 1:
tizar la ecuanimidad, pero no es la única, ni es, por ello, suficiente. "Toda persona tendrá derecho a ser oída ... por un juez o tribunal c01npetente, 1.nde-
Otra de esas condiciones necesarias es colocar frente al caso, ejercien- JJendiente e imparcial establecido por la ley ... "; Convención americana. derechos
do la función de juzgar, a una person,a que garantice la mayor objeti- huma.nos (Pacto de San fosé de Costa Rica), art. 8, n'l 1: "Toda persona tiene derecho
'Vi.dad posible al enfrentarlo. A esa situación del juez, en relación al ca- a ser oída ... por un juez o tribunal conipetente e imparcial..." (destacado nuestro).

so que le toca juzgar, se la denomina, propiamente, imparcialidad. n. Nuestro Derecho procesal penal, como sucede universalmente,
La imparcialidad no se logra, como la independencia judicial, excluye al juez del cual se sospecha parcialidad, capítulo que se
positivamente, rodeando al juez de ciertas garantías que impidan, ce como a.parta.miento o exchlsión de los magistrados que, en princi-
abstractamente, interferencias de los poderes políticos, .incluso del pio, fueron establecidos para juzgar el caso. Son denominados moti.-
propio poder judicial, a la hora de decidir, sino -por así expresarlo- vos de apartamiento las relaciones abstractas que la ley procesal des-
negativamente, excluyendo del caso al juez que no garantiza suficien- cribe como fundantes de la sospecha de parcialidad. Estos motivos, o
temente la objetividad de su criterio frente a él. Por lo tanto, tampo- bien están relacionados con las H_e(sonas que intervienen en el proce-
co se trata aquí de criterios generales que regulan la función de juz- dimiento (por ej., CPP Nación, 55, incs. 2 y 3: parentesco del juez con
gar Q su relación con los poderes del Estado, sino, por el contrario, de alguno de los demás sujetos intervinientes), o bien con su objeto (por
4
la relación específica de la persona física encargada !de juzgar con el ej., CPP Córdoba, 60, inc. 1: conocer el hecho como testigo), o bien con
caso concreto sometido a su juicio. el resultado (por ej., CPP Córdoba, 60, inc. 3: interés en el proceso).
Las reglas sobre imparctalidad se refieren, por ello, a la posición Esos motivos fundan, para nuestra ley, el derecho de quienes in-
del juez frente al caso concreto que, en principio, juzgar, e in- tervienen en el procedimiento para rec1lsa.r a un juez y obtener su
tentan impedir que sobre él pese el temor de parcialidad. La herra- reemplazo (CPP Nación, 58; CPP Córdoba, 66; CPP Mendoza, 54; CPP
mienta que el Derecho utiliza en estos casos reside en la exclusión del Salta, 53; CPP La Rioja, 56, I; CPP Santiago del Estero, 36; CPP La Pam-
juez sospechado de parcialidad y su reemplazo por otra persona, sin pa, 50; CPP Entre Ríos, 55; CPP Corrientes, 58; CPP Jujuy, 51; CPP.San-
relación con el caso y, por ello, presuntamente imparcial frente a él. ta Fe, 49 y 54; CPP Tucumán, 66; CPP Costa Rica, 33); pero, al mismo
Las reglas y el remedio alcanzan, incluso, a quienes accidentalmente tiempo, fundan el deber deljuez d.e den1lncia.r la. relación y apartarse de
están llamados a ejercer la función de juzgar (jueces no permanentes ofici.o (excusación o inhibi.ci.ón: CPP Nación, 55; CPP Córdoba, 62; CPP
o no pertenecientes al estamento profesional), y no tan sólo a los jue- Mendoza, 51; CPP Salta, 50; CPP La Rioja, 52; CPP La Pampa, 4 7; CPP
ces permanentes o profesionales. Corrientes, 55; CPP Entre Ríos, 51; CPP Santa Fe, 51; CPP Tucumán,
62; CPP Costa Rica, 29). En general, las leyes argentinas contienen los
La garantía deljuez hnparcinl se encuentra en la base del movimiento reforma-
mismos motivos para fundar el deber de apartarse y el derecho a re'"
dor liberal del siglo XVIII y de las declaraciones y tratados sobre derechos huma-
nos: Declaración de derechos de Virginia, Sección 8: " ... juicio rápido por un jurado. cusar; sólo algunos códig·os excluyen el deber del juez de apartarse
cuando existe un pedido expreso de quienes tienen derecho a recu-
sar, para que siga conociendo la causa (CPP Córdoba, 63; CPP Mendo-
za, 52; CPP Salta, 51; CPP La Rioja, 54; CPP Corrientes, 56; CPP Entre
lo demás, parece, en principio. típico penalmente en diversos sentidos (CP, 246, inc. 3, Ríos, 52; CPP Tucumán, 63).
248, 249 y 293) tanto para el juez que ordena, aun genéricamente, este modo ele proce-
Según se observa, los motivos de apartamiento pretenden operar
der Y suscribe el acta, como para el funcionario que lo sustituye. El estudio acerca de
la justificación penal de la conducta o de su carencia de adecuación típica (asentimien- de pleno derecho, sin importar el interés de los intervinientes o suma-
to de todas las partes de un proceso o adecuación social del hecho) sólo procede eri un nifestación procesal. Ello es correcto, en principio, pues la misma
caso concreto y su estudio supera los límites de este libro. De todos modos, los jueces administración de justicia requiere, por definición, imparcialidad
no han admitido estas soluciones. en general, para otros casos, razón por la cual, si son
coherentes, tampoco la admitirán para el suyo propio. frente al caso, aspecto que erige a las reglas relativas a fos principales

752 753
B. Imparcialidad de los jueces § 7. Fundamentos constitucionales de la organización judicial

motivos que fundan la sospecha de parcialidad en normas de orden garantía. En todo caso, lo correcto sería que si el juez, a pesar de esforzarse por
público. Emper,o, se debe reconocer, por una parte, que son aquellos cumplir el deber de obrar imparcialmente, por alguna razón plausible, entiende
que los intervinientes en el procedimiento podrían sufrir el temor de parcialidad
interesados e!f el resultado del procedimiento -cuy9s intereses que-
por su intervención, debería denunciarlo a ellos para que lo estimen y, en su ca-
darán comprometidos en la sentencia-, quienes, en primer lugar, su- so, lo recusen o acepten su intervención. En cambio, la solución de la que parti-
fren el temor de parciali.d ad que funda el apartamiento de los jueces, mos, sin duda autoritaria, postula que, frente a la propia parcialidad en el caso,
y, por otra parte, que ninguna regulación abstracta puede abarcar to- reconocida por el juez (reconocimiento increíble), es ese mismo juez, quien se re-
dos los motivos posibles que, en los casos futuros, pueden fundar, conoce parcial frente al caso, la persona más capacitada para juzgarla, mientras la
20
opinión de quien resulta afectado -del. "garantizado"- carece de importancia .
la sospecha de parcialidad de un juez18. Es por ello
Como se dijo, nuestros tribunales han considerado regularmente que la enu-
que resulta razonable permitir, a quienes pueden recusar, invocar y meración de las causales de recusación establecidas en el CPP es taxativa, con una
demostrar otro motivo que fqnde seriamente el temor de parcialic:Íad interpretación limitativa del alcance de esos motivos. Al menos frente a los códi-
en el caso concretorn. De allí que las reglas sobre el apartamiento de gos actualmente vigentes, esa interpretación no está de acuerdo con la necesidad
los jueces no deban funcionar como clausura de las facultades de los de interpretar extensivamente, y aun aplicar analógicamente. la ley procesal pe-
nal cuando confiere facultades a los intervinientes (CPP Nación, 2) 21 .
intervinientes en el procedimiento (reglamento taxativo), sino en el
En el sentido correcto, el CPP Córdoba (60, ínc. 12) establece como motivo de
sentido de facilitar, para esos casos, el ejercicio efectivo de la facultad inhibición la existencia de "otras circunstancias que, por su gravedad, afectaren
de apartar a un juez (de sustanciación y prueba sencilla, y de alto ín- su imparcialidad"; por lo demás, el CP,P-Córdoba, 66, abriendo aún más la regla-
dice de predecibilidad), sin perjuicio de que el interesado pueda de- mentación, faculta, por una vez, al imputado y a su defensor, a recusar sin causa
mo'strar su temor razonable por la posible parcialidad de un juez, apo- a uno de los jueces del tribunal de juicio. El CPP Tucumán, si bien sigue a la legis-
lación cordobesa (60, inc. 12, citado), decide, incorrectamente, que los intervinien-
yado en razones analógicas que fundan seriamente _su pretensión.
tes no pueden recusar por el motivo allí establecido (CPP Tucumán, 66), circuns-
Para el CPP Santa Fe, 51, de conformidad con cierta líneajurisprudencial ini- tancia que implica la misma confusión criticada a la jurisprudencia mayoritaria
ciada en el ámbito de la organización judicial de la Nación, la posibilidad de ex- de los tribunales de la capital de la República y al motivo de excusación genérico
cusación de los jueces es más amplia que el derecho a recusar de los interesados -violencia moral- previsto adicionalmente en el CPP Santa Fe.
en la sentencia: se incluye, además de los motivos comunes;"'1a "situación de gra-
ve violencia moral que proceda de un motivo objetivamente grave". A pesar del III. Un caso especial de temor de parcialidad se presenta cuando
texto de la ley, que alude al deber de apartarse, el motivo agregado sólo puede un integrante del tribunal de juicio ha intervenido en períodos ante-
fundar un derecho o facultad del juez, cuando, respecto del caso, él se considere riores del procedimiento. El Tribunal Europeo de Derechos Huma-
imposibilitado de ejercer su función. La solución general no es correcta: la impar-
nos (TEDH), en los casos "Piersack" y "De Cubber", admitió los plan-
cialidad no es una garantía del juez sino del justiciable; de tal manera, el juez de-
be ejercer su función -y debe ejercerla imparcialmente-, salvo en los casos en que teas sobre parcialidad del tribunal: en el primer caso, el presidente
la ley le permite rehusar su labor y apartarse de ese ejercicio; en cambio, quien del tribunal de juicio había formado parte del ministerio público con
puede sentir temor de parcialidad de parte del juez, por alguna razón plausible o facultades de supervisión sobre quienes estaban encargados de las ta-
analógica con los motivos expresos de la ley, es el justiciable, a quien ampara la reas de investigación, a pesar de no haber conocido el caso concreta-
mente en el ejercicio de esa función; en el segundo, uno de los miem-
bros del tribunal había intervenido en el caso anteriormente, como
juez de instrucción.
18 Nuevamente los elementos finitos de un concepto no logran prever las notas infi-
nitas que presentan los hechos concretos. El TEDH sostuvo que la imparcialidad de los jueces debe ser apreciada tanto
subjetiva como objetivamente; en este último aspecto, señaló, en "Piersack": "to-
18 Cf. MAIER, La Ordenanza procesal penal alemana, vol. II, § 24, ps. 13 y ss., con algu-
nos ejemplos. El CPP Nación, 55, incs. 2 y 3, no contiene a la relación conyugal por su do juez en relación con el cual pueda haber razones legítimas para dudar de su
sola existencia, como motivo de recusación. Con prescindencia de ello, aun suponien-
do que se pudiera llegar a su inclusión por interpretación extensiva -por ej., del inc.
11- la situación es análoga a la ele las personas unidas por un vínculo de afecto perma-
nente, sin matrimonio. Pero aún más, supongamos el caso de la amante transitoria
que, sin embargo, no es amiga íntima del juez: ¿se toleraría esta relación sin fundar en 20 Idea (modificada en su redacción) de BOVINO, Imparciali.dad de losj'lleces V causales
ella una posibilidad de recusación? Existe una enorme variedad de ejemplos: quien fue de recusación no escritas en el nllevd Código procesal penal de la Nación, N.
novia anterior del juez, el adoptante y el adoptado por una adopción declarada nula, 21 Acerca de ello, cf. BOVINO, Imparcialidad de losjiwces y causales de recusación no es-
el mismo caso con el matrimonio declarado núlo, etcétera. critas en el nuevo Código procesal penal de la Nación.

754 755
B. Imparcialidad de los jueces
§ 7. Fundamentos constitucionales de la organización judicial

debe de conocer en el caso, ya que lo que está en ·ue


es la confianza que los tribunales deben inspirar a los ciudad J ?"
0 ni por su solución, pues, en principio, no se refería a la imparcialidad del tribunal
d d d 't· anos en una soc1e- (Convención europea, 6, n 12 1), sino al principio de defensa y al equilibrio de facul-
emocra. 1ca.. : se considera que, cuando un tribunal de jurados ha sido resi-
tades procesales durante el juicio, pero que, en uno de sus fundamentos expresa-
dido por un Juez ,que ha previamente ejercido como cabeza de la misma .,
ra la idea luego parafraseada en "De Cubber" acerca de que no sólo es imprescin-
del del ministerio público de Bruselas que ha sido res onsable
dible hacer justicia sino, antes bien, debe también parecer que se hace justicia.
el tratarr:1ento del caso acusado, la imparcialidad del tribunal 'era p!ible d p
recer abierta a d d "'22 D d . e apa- Fundado en esos antecedentes, el Tribunal Constitucional del Reino de Espa-
" . . ' .u a . , · el mismo punto de vista, señaló en "De Cubber":
ña26 dictó también una sentencia pionera, en la cual declaraba "inconstitucional
la d1recc10n, practicamente exclusiva, de la instrucción preparatoria
y por tanto nulo el párrafo segundo del art. 2 de la Ley Orgánica 10/1980 ... ", que
he ;cc10nes penales emprendidas contra el requirente, el citado magistrado se
establecía la unificación de la jurisdicción instructoria y de juicio. Importante es,
a ia ya en esta fase del proceso, según toda verosimilitud, una idea so-
bre la culpab11ídad de aquél. En estas condiciones es lecriti·mo t en el caso, remarcar que fueron dos jueces, que habían controlado la instrucción
1 ' º¿ emer que, cuando policial, según lo disponía la Ley de Enjuiciamiento Criminal española (LEC) pa-
.ºs el magistrado no dispondría de una entera libertad de
JUICIO Y ofI ecena, en consecuencia, las garantías de imparcialidad · ra el procedimiento de 11.rgenci.a (enjuiciamiento de delitos menos graves y flagran-
En a tam?ién las apariencias pueden ser importantes; tes), quienes estimaron que su intervención en el plenario dañaba la garantía del
de la ,f
mg:esa citada en, por ejemplo, la sentencia Delcourt del 1 de ene- juez imparcial y, por tanto, requirieron la declaración de inconstitucionalidad de
la regla que, en definitiva, anuló el Tribunal Constitucional27.
ro de 1970 ... no solo se debe hacer justicia: antes bien tambié d b .
se hace justicia"'23. ' n e e parecer que La Constitución española, según confesión del mismo Tribunal Constitucio-

de
ab. t
:::i conclusión, la imparcialidad del tribunal
e ga e1 a I onea para aparecer ante el recurrente como
nal, no contiene en forma expresa el derecho a ser juzgado por un tribunal impar-
cial que, sin embargo, "constituye sin dudp una garantía fundamental de la admi-
1er a a duda. A pesar de que el tribunal mismo [el TEDH] n t : , nistración de justicia en un Estad.o de Q'erecho ... " (idéntica, en el punto, a la Cons-
d d d 1 · · . o enga razon para titución argentina). El mismo Tribunal Constitucional consiente que: "A asegurar
.u .ar, e. ar 1mparcia1Idad
. º
del miembro de la J·ud · t · ·
ica ura que condujo la mvesti-
esa imparcialidad tienden, precisamente, las causas de recusación y de absten-
imi.nar (ver n- 25 supra), reconoce, teniendo en cuen1a los variados
factores discutidos arriba, que su presencia en el b / ción [excusación] que figuran en las leyes", con lo cual admite, a similitud de lo
· . d .. aneo provee fundamentos pa-
ra cierta esconflanza justificada de part d 1 que sucede en el Derecho positivo argentino, que el motivo de imparcialidad es-
., . _ e e recurrente ... La Corte hace hinca-
p1e en que una Interpretación restrictiva del art 6 n'2 1 [d 1 c ., e tudiado en la sentencia no figura en las leyes (a la inversa, admite que, en el ca-
] t bl · ' e a onvenc10n euro-
pea a .err:ente con referencia a la observancia del principio fundamental so, sucede todo lo contrario: la ley manda proceder tal como está objetado).
de la nnparciahdad de los tribunales- no estari'a · Con referencia al temor de parcialidad expresó: "No se trata, ciertamente, de
. , . . ., en consonancia con el objeto y
prnposito de la prev1s10n, que tiene en mente el lugar promine t · poner en duda la rectitud personal de los jueces que lleven a cabo la instrucción
una sociedad de 't· n e que ocupa, en ni de desconocer que ésta supone una investigación objetiva de la verdad, en la
., mocra 1ca, el derecho a un juicio justo dentro del si·gn·r·· d d
la Convencwn ... ". I 1ca o e que el instructor ha de indagar, consignar y apreciar las circunstancias tanto ad-
Vale pena indicar que el TEDH ha fallado otros casos en el mismo sentido24 versas como favorables al presunto reo". Y, sin embargo, "debe abstenerse todo
Se menciona como caso pionero "Delcourt"25 f 11 0 · · juez del que pueda temerse legítimamente una ·falta de imparcialidad pues va en
h h f . , • ª que no mteresa tanto por sus
ec os -e1 iscal as1stia a la sesión en la que el tribunal deliberaba la sentencia-, ello la confianza que los tribunales de una sociedad democrática han de inspirar
a los justiciables, comenzando, en lo penal, por los mismos acusados". De allí la
necesidad de evitar que el juicio plenario "pierda virtualidad o se empañe su ima-
gen externa como puede suceder si el juez acude a él con impresiones o prejui-
cios nacidos de la instrucción o si llega a crearse con cierto fundamento la apa-
22 Sentencia del TEDH del 1 ele octubre ele 1982 E 1 . . . . riencia de que esas impresiones y prejuicios existen ... Ocurre que la actividad ins-
Constitucional Español. sentencia W 145/88 d l 1Ú7/n e mismo sen:1do, Tribunal tructora, en cuanto pone al que la lleva a cabo en contacto directo con el acusado
ción de nuestros tribunales en parte debido'. e 1988. Otra ha sido la mterpreta-
y con los hechos y datos que deben servir para averiguar el delito y sus posibles
tido a su decisión y confunden e; el problema soni.e-
que hacen a la honorabilidad ele los ·u mor . ,e con cuestiones
miento histórico-político del procedim Tal deriva del escaso conoci-
miento de la Ilustración ued, ien o pena actual: precisamente, del movi-
que los jueces del debate:que la regla de
ridad, uno de los principales argumentos a el caso coi: anterio-
cidentales. ' compuesto por Jueces ac- 26 Sentencia N 2 145/88, del 12/7/1988.
27 Uno de esos jueces, Jesús FERNÁNDEZ ENTRALGO escribió, además, un artículo, Lapo-
23 Sentencia del TEDH del 26 de octubre ele 1984.
sible inconstitucionalidad de la acum.ulación de las fnnciones de instrucción y fallo en un
24 Cf. DE LA OLIVA SANTOS, Jueces imparciales I l ... . . " mismo órgano jurisdiccional, ps. 19 y ss., "con fragmentos de la cuestión de inconstitu-
para la vieja crisis de la justicia penal; LOZADA dy nuleva reforma cionalidad promovida ante el Tribunal Constitucional, y admitida a trámite". Sobre la
25 . . • · · · Y )Heces e era es, p. 70.
Sentencia del TEDH del 17 de enero de 1970· , 1 , decisión del Tribunal Constitucional y sus consecuencias: BURGOS LADRÓN DE GUEVARA,
.,pa1s recamado: Belgica. Concepto deljuez ordinario en el Derecho espafwl, ps. 619 y siguientes.

756
757
B. Imparcialidad de los jueces § 7. Fundamentos constitucionales de la organización judicial

responsables puede provocar en el ánimo del instructor, incluso a pesar de sus digas modernos, incluso con una redacción bastante más amplia que
mejores deseos, prejuicios e impresiones a favor o en contra del acusado que in- todavía puede perfeccionarse: CPP Córdoba, 60, inc. 1; CPP Tucumán,
fluyan a la horaI' ,de sentenciar. Incluso aunque ello no suceda es difícil evitar la

60, inc. 129. Correctamente redactada, la regla debe impedir que un
impresión de que el juez no acomete la función de juzgar sin la plena imparciali-
dad que le es exigible". juez que intervino total o parcialmente, dictó o contribuyó a dictar al-
guna resolución en un período anterior del procedimiento, integre el
En el Derecho positivo argentino la misma cuestión se puede plan-
tribunal formado para tramitar o decidir un período posterior; bási-
tear en términos idénticos. En el ámbito federal ella se ha diluido bas-
camente, no pueden integrar el tribunal juzgador aquellos jueces
tante con la sanción del CPP Nación (1991), en tanto él; por sistema,
que, de alguna manera, incluso por apelación de decisiones. del juez
encomienda la instrucción a un tribunal uní personal (el de ins-
de instrucción, contribuyeron durante la instrucción preliminar; di-
trucción) y dispone que el juicio sea realizado por un tribunal juzga-
cho sea de paso, tampoco puede integrar el tribunal que juzga un re-
dor pluripersonal, regularmente integrado por jueces distintos de los
curso aquel juez que dictó o contribuyó a dictar la decisión impugna-
de instrucción. Sin embargo, la misma cuestión está planteada por el
da, ni puede integrar el tribunal que juzga el jllicio de reenvío el juez
texto del Código -y su absurda interpretación en materia de organi-
que dictó o contribuyó a dictar la sentencia casada (anulada).
zación judicial-, cuando se trata del juez y del juicio correccional
La jurisprudencia federal ha rechazado, genéricamente, estos criterios. La ra-
(CPP Nación, 27 y 405). De la misma manera, se puede plantear la
zón del equívoco reside, básicamente, ep que los jueces confunden honestidad per-
cuestión, si el juez que colaboró, total o parcialmente, en la instruc- sonal con temor de parcialidad ele parte del justiciable, motivo este último real de
ción preparatoria o en el procedimiento intermedio, integra, por la recusación, transformando una recusación en una imputación o reproche per-
nombramiento posterior, el tribunal de juicio y la función de sonal que, de existir -tal como.ellos lo interpretan- justificaría el ejercicio de re-
juzgador en el mismo caso. Por otra parte, en provincias todavía liga- cursos más vigorosos que el intentar apartarlos de la decisión de un caso. Así las
cosas, uno solo es el caso conocido por nosotros en el cual se admitió la inhibición
das al procedimiento arcé)iico que rigió en el país desde la conquista del propio juez de un tribunal de juicio, pero sólo en atención a la "delicadeza
española hasta casi el presente, como la de Buenos Aires, por ej., re- personal" del juez inhibido y para evitarle "una violencia moral", caso en el cual
sulta aun natllral, que el juez que pronuncia la sentencia (juez del ple- él ya había contribuido a dictar sentencia condenatoria contra un coimputado (ra-
nario) sea el mismo que aquél que condujo la investigación prelimi- de la inhibición en el juicio separado seguido contra el otro partícipe) 30 . El
nar2s. hecho de que los jueces no comprenden el núcleo del problema, y sólo refieren
los fundamentos de la decisión a la honestidad personal del juez recusado, emer-
Un caso particular de esta misma discusión emergió cuando la ley ge claramente de una sentencia del inis1no tribunal antes citado, al ser recusado
nº 24.121, a escaso tiempo de vigencia del nuevo CPP Nación, modifi- uno de sus jueces porque había colaborado como juez de un tribunal de apelación
có el inc. 1 de su art. 55 (nwti.vos de inhibición) que, en su texto origi- en la confirmación del auto de prisión preventiva, dictado durante la instrucción
nario, reconocía la necesidad de que el juez se inhiba y la facultad de preliminar; la decisión de rechazo del planteo, de los mismos jueces que resolvie-
ron la inhibición anterior, respecto ahora de la recusación del mismo juez que en
recusarlo cuando "en el mismo proceso hubiere pronunciado o con- el caso anterior se había inhibido, toma como argumento principal la probidad y
currido a pronunciar sentencia o auto de procesamiento". La disposi- honestidad personal del funcionario judicial recusado 31 .
ción, aunque insuficiente, es obvia en el sistema de los llamados có-

29 El CPP Costa Rica, 29, inc. 1, es más defectuoso todavía, porque contempla sólo el
28 No quiero ocultar que yo mismo protagonicé, como defensor del acusado, dos ca- caso de los recursos: quien con tribuye a pronunciar la sentencia no puede integrar el
sos -que no nombraré- en los cuales planteé la recusación de los jueces por estos mo- tribunal que examina el recurso.
tivos, incluso con mayores antecedentes que aquéllos que aquí constan, y proponien-
30 "Stocolin, A. M. y Abraharn O. N. s/302 del CP", Tribunal Oral Penal Económico
do la solución sencilla para ambos casos (que el juicio plenario fuera desarrollado por
otro juez con la misma competencia funcional que aquél que había guiado la instruc- integrado por los jueces CORTELEZZI -quien se inhibió-, ÜY'UELA y LANDABURU (quienes
ción, sin éxito alguno: los tribunales alabaron mi escrito y hasta coincidieron con él de decidieron la inhibición), resuelta el 14/12/1992.
lege ferenda, pero entendieron la cuestión de manera distinta al Tribunal Constitucio- 31 Sentencia del tribunal citado en la nota anterior, en "Sosa M. I. s/art. 302 del CP",
nal español, al afirmar que la ley permitía tamaño desatino ... y que, lamentablemente, del 23/11/1992: " ... y por tal razón la Fiscalía teme por la parcialidad del doctor CoRTE-
estaba vigente formalmente; a nadie se le ocurrió algo claro en el texto de mi impug- LEZZI (aunque contradictoriamente se encarga de puntualizar que nadie duda:·
nación: que lo impugnado era, precisamente, /la ley, contraria a la CN. de la imparcialidad en general y mucho menos en este expediente en particular, del c1-

758 759
B. Imparcialidad de los jueces § 7. Fundamentos constitucionales de la organización judicial

La única opinión judicial correcta y erudita que conocemos está consignada caso34 y otro el que juzgaba; para acentuar la imparcialidad de este úl-
en el voto del juez Leopoldo ScmFFRm32. Se trataba de un caso en el cual dos de
timo frente al caso era conveniente, incluso, que ni siquiera se le su-
los integrantes del tribunal de juicio habían decidido previamente confirmar el
auto que impon.íá la prisión preventiva e, incluso, rechazar la excarcelación del
ministrara una carpeta con sus antecedentes35. Está claro, entonces,
imputado. El voto cita los antecedentes europeos antes estudiados, describe la ra- que la función de investigar para decidir si va a realizarse un juicio
zón histórica que conduce a la conclusión, y concluye rechazando por inconstitu- contra una persona, y la de juzgar a esa persona, no puede ser cum-
cional la modificación -antes citada- que la ley n!! 24.121 introdujo al CPP Na- plida por un mismo juez: así como en la estructura del Estado a los
ción, 55, inc. l. Lamentablemente, su opinión quedó en minoría, pues los otros
dos jueces adhirieron al error tradicional, aun a la vista de los fundamentos eru-
poderes ejecutivo y legislativo les está vedada la resolución de los
ditos del voto ,de su colega. conflictos judiciales, de la misma manera, en la estructura judicial,
quien instruyó el proceso penal, total o parcialmente, no puede diri-
Si no nos encontráramos frente a este panorama de la jurispru-
gir el juicio y dictar la sentencia.
dencia y la legislación argentinas, convendría aquí poner un punto
No es necesario acudir a la evolución universal y a ejemplos ex-
final al problema, pues él se encuentra en la base de aquello que se
tranjeros para apreciar el contenido de verdad política de estas afir-
intentó reformar cuando se prescindió de la Inquisición histórica (si- maciones. Muy por el contrario de aquello que piensan los jueces en
glo XIX). Volver sobre esta apreciación resulta tedioso; conviene, an- las sentencias apuntadas -con una única excepción- el Derecho po-
tes bien, resumir una extensa literatura sobre el punto, en su gran sitivo argentino y la literatura npcional contienen innumerables
mayoría de autores argentinos, para que quienes se resisten a practi- ejemplos acerca de la vigencia este principio entre nosotros.
car el principio, puedan, al menos, ubicarse histórica y culturalmen- a) En el único caso en el cual el poder legislativo nacional conoce
te en el mundo. .., una imputación concreta contra alguien, la forma de desarrollo del
Uno de los paradigmas de la revolución liberal deÍ siglo XIX fue di- procedimiento representa un ejemplo claro de la división de funcio-
vidir el poder, para tornar+o .soportable. El procedimiento siguió esa nes procesales. En el llamado "juicio político", la Cámara de Diputa-
misma idea, se intentó distribuir el proceso en "diversos estadios, ba- dos lleva a cabo la investigación preliminar y acusa (CN, 53), y la Cá-
jo órganos diversos, que se deben controlar mutuamente"33. Sintéti- mara de Senadores, cuyos integrantes no han intervenido en la ins-
camente, uno debía ser el órgano que investigaba preliminarmente el trucción del caso, juzgan a la manera de un verdadero órgano de en-
juiciamiento (CN, 59).
De este ejemplo se puede extraer, además, 9tra enseñanza relacionada con el
principio de la imparcialidad del tribunal, medida por la imparcialidad de sus in-
tegrantes: cuando el acusado es el presidente de la Nación, el Senado (tribunal de
tado magistrado)". La decisión define -erróneamente, pues ése no era el motivo con- enjuiciamiento) es presidido por el presidente de la Corte Suprema, según dispo-
creto de recusación- el "prejuzgamiento" con evidente error: no se trata de que la ley sición positiva (CN, 59), pues, de .10 contrario, debería ser presidido por su titular
lo haya obligado a decidir anteriormente en el caso, pues se nos ocurre que si esto fue- natural, el vicepresidente de la Nación (CN, 57). La Constitución intenta evitar,
ra de otro modo, quien decidió sin estar designado por la ley para ello hubiera usurpa- así, el temor de parcialidad que supondría el hecho de poner a juzgar -y a presi-
do funciones, sino que se trata, con10 lo expresa el Tribunal Constitucional español y dir el enjuiciamiento- a un inferior jerárquico directo de la persona sometida a
el TEDH, de evitar que los magistrados del juicio conozcan, previamente, la causa que juicio y, también, a un interesado (el vicepresidente sucede al presidente si éste
deberán decidir -sólo en virtud del debate ante ellos-, y que ingresen al debate inclu-
es destituido).
so con prejuicios inconcientes sobre el caso. El haber dictado, o contribuido a dictar, el
procesamiento o prisión preventiva del enjuiciado constituye suficiente mérito para b) Este ejemplo constitucional no representa otra cosa que la apli-
apartar al magistrado: a cualquiera de nosotros, incluidos los mismos jueces del caso,
no nos gustaría hallarnos en esa situación si alguna vez fuéramos juzgados. Un caso cación de una decisión más general de la Constitución respecto de su
idéntico, por inhibición de quien había sido juez de instrucción y ahora le tocaba juz-
gar, fue resuelto por el Tribunal Oral en lo Criminal y Correcional Federal Nl! 2, causa
Nl! 2, "Escalante Cortez, Pedros/Ley 23.737", decidida el 11/3/1993 (en el mismo senti-
do se resolvió en las causas Nl! 3, 5 y 6, todas ellas decididas en marzo de 1993).
32 Tribunal Oral en lo Criminal Federal de La Plata, integrado por GARRO, SCHIFFRIN 34 Su función, descripta literariamente, pero en forma impecable, en JOFRÉ, Manual
de procedimiento (civil y penal), L. II, p. 169.
y REBOREDO, resuelta el 15/3/1993.
33 Cf. la exposición sencilla de está idea en GóSSEL, El defensor en el proceso pe11al, ps. 35 Cf. CARRIÓ, A. D., El enjuiciamiento penal en la Argentina y en los Estados U11idos, ps.
60 y ss., y, en especial, ps. 63 y ss., donde la palabra neutralidad significa lo mismo que
16 y siguientes.
nosotros expresamos como temor o sospecha de parcialidad. ·

760 761
B. Imparcialidad de los jueces § 7. Fundamentos constitucionales de la organización judicial

idea de unfuiciojusto. En tres ocasiones (CN, 24, 75, inc. 12, y 118) ella proyecto para la Capital Federal (51, inc. 1) un motivo de recusación
ha limitado el poder del legislador procesal al tomar como modelo el
y excusación, que operaba de pleno la de
juicio por jura.dos y obligar al Congreso de la Nación a dictar una ley instrucción como posible integrante del tnbunal de JUICIO: ... s1 en el
general materia. No es necesaria demasiadáimaginación pa- mismo proceso ... ha pronunciado o concurrido a pronunciar auto de
ra advertir que este tipo de enjuiciamiento sólo funciona sobre la ba- remisión a juicio, si ha intervenido como juez de instrucción ... ".
se de un tribunal neutral, cuyos integrantes no han intervenido en la Más extensamente aún se pronuncia Jorge A. CLARIÁ ÜLMEDo 40 :
preparación de la acusación que se juzga en el juicio, ni están afecta-
"Esto hace que, en principio, instruir y sentenciar sean incompatibles, de
dos por motivo alguno que funde la sospecha de parcialidad3°. de surge la conveniencia o, mejor aún, la necesidad de que esas dos activi-
Al menos no fue necesario esa imaginación frondosa en los albores de nuestra dades correspondan a una misma persona dentro de un umco proceso. .
organización nacional (1870). Cuando el Congreso de la Nación intentó cumplir Estas conclusiones traen como consecuencia la necesidad de que el magistra-
con el ideal de la Constitución, el proyecto distinguía claramente la información do interviniente en la primera etapa del proceso sea apartado del conocimiento
preparatoria, la acusación y eljllicio, con órganos distintos para cada uno de estos de la segunda. . . .
momentos, pues partía de la base de "la separación de la instrucción del proceso, De esta manera se protege la imparcialidad del tribunal durante el JUICIO Y la
de la decisión de él"37. El respeto de este proyecto al principio del juez imparcial sentencia ... ".
es tan acentuado, que no sólo permite la recusación sin causa, en materia penal,
sino que, además, contiene reglas para la recusación de jueces y jurados que per- Ya no vale la pena hablar más. La cita de doctrina extranjera po-
miten apartarlos con sólo tornar P.,lausible el temor de parcialidad (art. 264, inc. 5, dría ser interminable, pero, para<J&jicamente, muy breve en su con-
y 412). . tenido, por tratarse de una cuestiii.ón obvia o más que evidente en paí-
c) El mismo CPCrim. nacional (1889) revela que pr.rincipio es co- ses civilizados. Según se observa, se trata de un problema cultural Y
nocido desde antaño en el Derecho argentino. El aútor del proyecto, político, antes que jurídico y, aunque cueste aceptarlo, uno
Manuel ÜBARRIO, dedica e11 la exposición de motivos varios párrafos llos problemas que muestra el atraso cultural de nuestra adm1n1stra-
a explicar el principio. ' ción de justicia. Las reglas jurídicas y su aplicación son, a menudo,
grandes delatoras de situaciones de atraso cultural y social.
La conveniencia de separar las funciones del juez que debe instruir el proce-
so y del que debe terminarlo por sentencia absolutoria o condenatoria, está arri- 4. El juez natural
ba de toda discusión (ver los párrafos siguientes de la misma exposición de moti-
vos, que ilustran sobre la razón de ser de esta comprensión del principio). r. Una buena manera de·asegurar la independencia e imparciali-
dad del tribunal es evitar que él sea creado o elegido, por alguna au-
Y esa misma ley revela que no ha existido vergüenza en lesionar el
principio, concientemente, cuantas veces se ha querido, sin que nues- toridad, una vez que el caso sucede en la realidad (después del caso),
tros jueces reaccionen contra esa lesión. esto es, que se coloque frente al imputado tribunales ad hoc, creados
para. el caso o para la persona a juzgar. Es por ello que nuestra Cons-
d) Los mejores exponentes de nuestro Derecho procesal penal han
titución nacional prohíbe que alguien sea juzgado por comisiones es-
advertido "el grave defecto de que, en algunas provincias, el instruc-
tor actúa también como juez de sentencia"38. Por ello, precisamente, peciales o sea sacado de los jueces designados por la ley antes del he-
cho de la causa (CN, 18).
quienes encabezaron la reforma procesal penal39 previeron, en su
Según vimos, las convenciones internacionales sobre derechos humanos co;1-
tienen la exigencia de que el tribunal sea establecido por la ley y competente seg.i'.n
esa m.isma ley: Pacto internacional de derechos civiles y políticos, 13, n!.! 1; Cmn1encwn
(europea) para la 7Jrotección de los derechos humanos y de las
les, 6, n!.! l. Como se observa, falta la indicación temporal; de ello, segun nuest1 a
3
°Cf. CARRió, A. D., El enjuicir1111ie11to penal en la Argentina y en los Estados Unidos, ps.
63 y siguientes. interpretación, no se puede derivar que se pueda crear por ley un tribm2al ad hoc,
pues resultaría una injerencia del poder legislativo en el judicial, extrana al Esta-
3 7 Proyecto de ley sobre el establecimiento de juicio por jurados y Código de procedi-
miento criminal, redactado por la Comisión nombrada el 6/10/1871, ps. 60 y siguiente.
38 Cf. VÉLEZ MARICONDE, Derecho procesal penal, t. I, p. 376.
39 Sebastián SOLER y Alfredo VÉLEZ MARICONDE.
40 Tratado, t. II, nº 418 a 420, ps. 76 y siguientes.

762
763
B. Imparcialidad de los jueces § 7. Fundamentos constitucionales de la organización judicial

do de Derecho y al sistema republicano: al menos es exigible una ley general de Nuestra ley fundamental atendió, sin embargo, a la influencia de la Constitu-
competencia. ción de los Estados Unidos de América (Enmienda VI), al preocuparse por fijar la
Sin embargo, en el ámbito americano se ha tenido en cuenta la exigencia tem- competencia territorial, que íntegra el principio del juez natural, según veremos
poral: Decla.raci<?fi· americana de los derechos y deberes del hombre, 26, II: "Toda per- (CN, 118).
sona acusada de delito tiene derecho... a ser juzgada por tribunales anteriormen- Lo verdaderamente vernáculo, respecto del punto estudiado, es la determina-
te establecidos de acuerdo con leyes preexistentes, .. "; Convención americana sobre ción del ámbito de validez temporal de las leyes generales de competencia, con-
derechos huma.nos (Pacto de San José de Costa Rica), 6, n!.! 1: "Toda persona tiene de- tenido en la segunda oración del art. 18, preocupación que, según surge de las
recho a ser oída ... por un juez o tribunal competente ... establecido con anteriori- convenciones sobre derechos humanos, es compartida en esta parte de América.
dad por la ley ... " (destacado nuestro).
II. Conforme a ello es claro que nuestra Constitución ha intentado
Nuestra Constitución parece que, en el punto, proviene de dos orí-
asegurar, como garantía para el justiciable, la imposibilidad de mani-
genes distintos: considera ilegítimos como tribunales de justicia, por
pular el tribunal competente para el enjuiciamiento, de tres maneras
una parte, las comi.si.ones especi.ales, esto es, los tribunales ad. lwc, cre-
específicas: al declarar la inadmisibilidad de las comisiones especiales
ados especialmente para el caso o según la persona a juzgar, cláusula
(CN, 18); al impedir que juzguen tribunales creados con posteriori-
que atiende al fenómeno corriente de la tradición inquisitiva euro-
dad al hecho objeto del proceso (CN, 18); y al indicar que, en todo ca-
peo-continental y a nuestra propia tradición; y, por otra parte, se pre-
so, es competente para juzgar el tribunal -federal o provincial- con
ocupa por establecer la vigencia temporal de las leyes que atribuyen
asiento en la provincia en la que ese hecho (y los jurados
competencia a los tribunales, siguiendo cierta tradición .anglo-sajona
que integran el tribunal deben tener su domicilio en esa provincia
que, sin embargo, sólo se refiere a la competencia territonal41.
jurado de vecindad: CN, 118).
En efecto, nuestra historia contiene casos famosos de trib1mt1les de excepci.ón o
Salvo la determinación de la competencia territorial, que :Se in-
comisiones especia.les, tanto particulares (juicio a LINIERS, a ÁLZAGA a los hermanos
REINAFÉ, etc.) como permanentes (creación de una Comisión de Justicia para juz- tegra a la Constitución en el capítulo referido a la competencia (atri-
gar sumariamente las causas de robo ya pendientes y los delitos futuros de esa buciones) de los órganos judiciales, y, por su procedencia histórica,
especie, 20/4/1812), similares a los existentes en el continente europeo, incluso revela un carácter independiente, lo visible es que nuestra ley funda-
después de la formación de las repúblicas y como resabio de" la Inquisición (auto-
mental pretende cerrar toda posibilidad para que los órganos de go-
rización a milicias para atender a la seguridad en los distritos no urbanos, en for-
ma de competencia para juzgar sumariamente42); de allí la preocupación por ana- bierno elijan o determinen el tribunal competente para el caso. Pro-
tematizar los tribunales de excepción, común a las leyes constitucionales euro- cedió, en consecuencia, de mayor a menor, impidiendo, en prüner lu-
peo-continentales (ver notan!.! 41). gar, el peligro mayor y más grosero para.la seguridad individual, las
comisiones especiales, como forma abierta y transparente de determi-
nar que un tribunal de excepción juzgue el caso, y, luego, la posibili-
dad de que tribunales competentes, según una ley general posterior
41 Cf. LOIÁCONO, Los jueces natu:rales, ps. 192 y ss. Él advierte bien los casos vernáculos al hecho, se avoquen al trámite y decisión de causas pendientes, an-
de comisiones especiales ad hoc y ele tribunales especiales permanentes que se sucedie- teriores al comienzo de vigencia de la ley, forma que permitía deter-
ron en los primeros años de la.historia argentina (p. 194), pero se equivoca al creer que
las comisiones especiales fueron únicamente un problema patrio. Al contrario, la Inqui-
minar, encubierta o disimuladamente, con posterioridad al hecho, el
sición europea conoció lo que él llama comisiones especiales pennanentes, al punto ele · tribunal que lo juzga.
que el derecho revolucionario del siglo XIX no se pudo desprender de ellas, en la mis-
ma Francia, hasta finales del siglo (cf. § 5, D, 6, III, y E, 2, VI y 3, III). Un buen ejemplo Aunque la jurisprudencia de nuestra Corte Suprema no ha sido fiel a estos
de la importancia europea del punto son la Ley Fundamental y la Ley de Organización principios 43, se puede leer en Fallos CSN, t. 234, p. 482, la misma explicación an-
Judicial de la República Federal ele Alemania, textos coincidentes casi a la letra con el ele terior: "la garantía de los jueces naturales tiene por objeto asegurar una justicia
la Constitución nacional argentina: Ley Fundamental, art. 101: "Prohibición de los tribu- imparcial, a cuyo efecto prohíbe sustraer arbitrariamente una causa a la jurisdic-
nales de excepción. Los tribunales ele excepción no están admitidos. Nadie puede ser sa- ción del juez que continúa teniéndola para casos semejantes, con el fin de atribuir
cado del juez establecido por la ley". La Ley de Organización Judicial consagra un texto su conocimiento a uno que no la tenía, constituyendo de tal modo, por vía in.di-
idéntico (Cf. GóMEZ COLOMER, El proceso penal alemán,§ 16, p. 445).
42 Cf. ESMEIN, Histoire de la procédllre crimine/le en France, 1u parte, tít. 1!.!, cap. Il, ps.
40 y ss.; 2u parte, tít. 1º· cap. II, ps. 218 y ss., 3u parte, tít. 1º, cap. III, ps. 4 70 y ss., y tít.
2º, cap. N, ps. 54 7 y ss.; cf. citas ele este mismo libro en el texto al cual remite la nota
anterior. 43 Cf. detalle y crítica en LmAcoN'o, Los jueces naturales, ps. 195 y siguientes.

764 765
B. Imparcialidad de los jueces § 7. Fundamentos constitucionales de la organización judicial

recta, una verdadera comisión especial disinrnlada ... La primera parte de la cláusu- IV. Un tribunal de excepción, sin embargo, podría ser creado en la
la constitucional en cuestión establece el principio de que nadie puede ser juzga-
órbita del poder judicial y por el método que la Constitución estable-
do por comisiones especiales al margen del Poder Judicial; la segunda refuerza ese
principio elimipando la posibilidad de que tal prohibición sea violada indirecta- ce (ley del Congreso de la Nación). Ello sucedería si se sustrae la cau-
mente en la forna expresada" (destacado nuestro). sa del conocimiento del tribunal competente según la ley vigente a la
época del hecho punible que se imputa, para atribuírsela a otro tribu-
III. De tal manera, se puede definir a las comisiones especiales co-
nal, elegido o creado por una nueva ley. Esto es, precisamente, aque-
mo violaciones flagrantes de aquello que, para nuestra Constitución,
llo que intenta evitar la cláusula constitucional que reza: "Ningún ha-
es un tribunal de justicia penal, de modo que lo torne dependiente de
bitante de la Nación puede ser ... sacado de losjueces designa.dos por la.
un poder del Estado. Son cm;nisiones especiales, entonces, los tribu-
ley antes del hecho de la. causa" (CN, 18) (destacado nuestro).
nales que administran justicia penal creados en la órbita de.l poder
La regla es clara: en principio, determina, positivamente, que el
ejecutivo o como dependientes de él (CN, 109)44, sea permanente-
único tribunal competente para el juicio es aquél designado como tal
mente, sea para un caso particular.
por la ley vigente al momento en que se comete el hecho punible ob-
Implican también una comisión especial los tribunales federales
jeto del procedimiento; en segundo término, cancela el efecto retroac-
que no son creados por ley del Congreso nacional, según la atribu-
tivo que se pudiera pensar o que el legislador pudiera atribuirle a una
ción exclusiva que prevé la Constitución (CN, 75, inc. 20, y 108), co-
ley de competencia. Las leyes de competencia, entonces, sólo rigen pa-
mo, por ej., aquellos creados por voluntad del poder La
ra. elflltll.ro -regla que, en sí, no necesitaría aclaración-, esto es, para
misma violación del marco de competencia territorial previsto en la
hechos punibles cometidos c;on posterioridad a que entren en vigor, y
Constitución o la colaboración de jurados de una pro\4ncia distinta a
no pueden ser aplicadas para determinar la competencia de los 'tribu-
aquélla en la que se perpetró el hecho punible (CN: 118), nos coloca-
nales respecto de hechos sucedidos con anterioridad a su vigencia, ni,
rían ante una comisión
por supuesto, a causas pendientes, otorgándoseles efecto retroacfrvo45.
Aunque el origen histórico demuestra, junto con la regla,,,,.de la CN, 109, que el
principal problema fue evitar la creación de tribunales por el poder ejecutivo, En apoyo y explicación de este principio, como así también para fundar su ne-
cuerpos de juzgamiento a quienes se considera claramente comisiones especi.ales, gación, se.ha traído a colación la doctrina de la perpet11atio iurisdictionis, fundada
son imaginables otras formas no disimuladas de creación de un tribunal ad hoc, en textos del Derecho romano y de su desarrollo posterior46. Ella indica, según un
inclusive por la misma autoridad del poder judicial, como 'cuando la integración texto de MARCELO, que "todo litigio debe ser terminado allí donde ha comenza-
del tribunal depende de la orden de funcionarios determinados o cuando, si- do"47. El principio se aplicaba tanto cuando, después de radicado un litigio, varia-
guiendo, en principio, un método aleatorio, ese método puede ser o es modifica- ban las circunstancias fácticas determinativas de la competencia, como cuando
do por una decisión particular. variaba la ley de competencia. El principio se mantuvo y desarrolló en las glosas
posteriores y en el Derecho canónico48.
Un principio tan claro no mereció, sin embargo, en épocas modernas, una in-
terpretación uniforme. Piero CALAMANDREI negó su aplicación, expresamente, pa-
ra el caso de variación de la ley de competencia ("mutaciones de derecho ... en vir-
tud de una nueva ley sobrevenida en el transcurso de un proceso ... "49). De la inis-
44 La Constitución nacional argentina proclamada en 1949, art. 29, contenía. des-
pués de la fijación del principio en los mismos términos de nuestra Constitución his-
tórica, la excepción a esa regla: los tribunales militares y los tribunales policiales -a
nuestro juicio también fueros personales, inadmisibles segun el art. 16, CN-. que de-
pendían del poder ejecutivo; a su amparo se sancionó el Código ele ]'usticia Militar (ley 45 Esto es lo que, con acierto, se propuso explicar LOIÁCONO, Los jueces naturales.
nl! 14.029 del 4/7/1951) y el Código de ]11sticia Policial (ley nl! 14.165 del 30/9/1952); el 46 Cf. LOIÁCONO, Los jueces nalllr(lles, III, ps. 198 y siguientes.
primero de ellos todavía rige, con modificaciones: el segundo fue derogado por decre- 47 Cf. 30 Dig., de indiáus, 5, I: u/Ji (lcceptwn est semel i'itdiciums, ibifinem accipere de-
to del Ejecutivo nacional de fecha 4/10/1955. Los tribunales militares son. por
bet.
razon, ei: general, de creación y competencia inconstitucional, según nuestro jui-
48 Cf. CI-IIOVENDA, Ensayos de procesal civil, t. 2, ps. 21 y ss.; la glosa al texto ro-
c10 (cf. CLARIA OLMEDO, Tratado, t. II, n!! 397, ps. 42 y ss.). En el Derecho administrativo
se ha arribado a una conclusión idéntica respecto del carácter de jurisdiccionaliclad mano: Nota quod per sola.m citationem perpetuaturjurisclictio quantum acl cll'nsmn illam
que se atribuye a ciertos actos administrativos y a la existencia de tribunales de esa ín- pro qua quis citatus est, verifica que el nombre de la doctrina corresponde a su desarro-
dole, dependientes del poder administrador: GORDILLO, Tratado de Derecho ad1nini.stra- llo posterior; cf. LOIÁCONO, Los jueces natumles, p. 198.
tivo, t. 1, VII-14 y ss.; LINARES, Derecho admi.nistrati'vo, § 130, p. 163. 49 Cf. CALAlVIANDREI, Instituciones de Derecho procesal civil, t. 2, p.

766 767
B. Imparcialidad de. los jueces § 7. Fundamentos constitucionales de la organización judicial

ma manera se pronunció, en nuestro Derecho procesal civil, Hugo ALSINA: "Las le- en la administración de la justicia criminal, ocurre alguna alteración en las juris-
yes que reglamentan la competencia absoluta son también de orden público y dicciones establecidas, atribuyendo a nuevos tribunales permanentes cierto géne-
pueden aplicarse.a los procesos pendientes"50. ro de causas de que antes conocían otros que se suprimen o cuyas atribuciones
Giuseppe Cr¿:fovENDA es quien rescata la doctrina, según Sbl formulación clara restringen ... ".
y textual, en forma de petición de principio: "En sí misma la nueva ley, en cuan- De esta doctrina de la Corte Suprema nacional y de la que se puede conside-
to atributiva de competencia, se refiere sólo a los procesos futuros"Sl. Y sólo por rar dominante en su seno, históricamente, resulta que la garantía se satisface con
excepción la nueva ley puede de;pojar al juez de la competencia adquirida, en el único requisito de que la nueva ley, aplicable ex post, cree tribunales con carác-
tanto le resulte materialmente (supresión del tribunal) o jurídicamente (incapaci- ter de permanentes; eso no es, con evidencia, lo que dice el texto de la Constitu-
dad para ejercer las funciones antes adquiridas) imposible ejercit¡:¡.rla. ción. Y si la ley común puede vulnerar tan fácilmente el texto de la Constitución,
que pretende también protegernos contra cambios legislativos arbitrarios de la
Ésta es la doctrina que se ajusta a nuestro texto constitucional y que
competencia de los tribunales, la garantía, más que enérgica prohibición de las
nuestra Corte Suprema se niega a reconocer, admitiendo que las nue- comisiones especiales, es meramente formal, pues torna posible la manipulación
vas leyes de competencia, alln cllando nada expresen sobre el punto, se disimulada o encubierta, a través de la ley.
aplican a los casos anteriores y a las causas pendientes52, con total
Fuerza es reconocer, sin embargo, una excepción a la aplicación de
abandono de su doctrina correcta (Fallos CSN, t. 234, p. 482, citada).
este principio, según ya advertía Giuseppe CHIOVENDA en el Derecho
Un caso histórico ilustra esta contradicción53: a Severo CHUMBITA, uno de los procesal civil y para la doctrina de la perpetiwtio iuridictionis. Puede
jefes de la fuerza militar de Felipe VARELA, se le atribuía haber participado en dos
suceder que el tribunal competeqte al momento del hecho desaparez-
rebeliones y los crímenes conexos a ellas; la primera rebelión comprendía el pe-
ríodo 1861-1863 y la segunda había sucedido en 1867; ínterin de ambas, el ca, por ejemplo, en caso de la soberanía territorial sobre de-
14/9/1863, se dictan, como consecuencia de nuestra organizació,.p nacional, las le- terminado territorio (por ej., hechos sucedidos en las Islas Malvinas
yes que definen el delito de rebelión y establecer sobre él la .competencia federal durante la ocupación argentina) o por una transformación total del
(leyes nu 48 y 49; ver § 5, E, 4, II). Dijo el juez de sección de La Rioja, doctor Mar- sistema de administración tle justicia (por ej., reciente reforma del
doqueo MOLINA, citando la CN.i18, y adhiriéndose a la correcta doctrina: "El deli-
to de rebelión y los crímenes comunes durante ella, que se le imputan al procesa-
enjuiciamiento penal que determina una organización judicial com-
do hasta mediados del año 1863, no pueden caer bajo la acciórf.cle los tribunales, qiie pletamente nueva, con tribunales diferentes). Si el.Problema que crea
aún no habían sido creados, ni mucho menos pueden ellos castigar a sus autores la mutación ex post facto de la competencia no está provocado por el
por penas sancionadas para delitos que fueron definidos por leyes posteriores a poder político arbitrariamente, con la exclusiva intención de disimu-
los hechos de que aquél es acusado ... Por estos fundamentos, definitivamente juz-
lar la designación de tribunales nuevos para la atención de ciertos ca-
gando fallo y declaro que este juzgado carece de jurisdicción y es incompetente
para conocer de la participación que se le imputa tomó el procesado en los movi- sos o el juzgamiento de personas determinadas (por ej., quitándole
mientos revolucionarios que tuvieron lugar en esta provincia, desde el año 1861 competencia a los tribunales que ya la habían adquirido, para dárse-
hasta mediados de 1863 y de los delitos comunes que el acusado cometió con oca- la a otros, sin modificar genéricamente la organización judicial exis-
sión de ellos". Ésta es una lección sencilla, pero impecable, sobre lo que significa
tente, en la cual subsisten los tribunales que tenían competencia al
eljuez natura.!, y también, de paso, sobre la garantía penal de la legalidad. En cam-
bio, comenzando así su descolorido peregrinaje por la garantía, la Corte Supre- momento del hecho), la nueva ley general de competencia puede atri-
ma, al revocar el fallo, dijo: "··'que estas garantías indispensables [se refiere a los buir competencia a los tribunales creados con posterioridad al hecho,
"jueces naturales", antes nombrados, a las "leyes ex post facto" y a los "juicios por bajo la condición de que, de ninguna manera, encubra un tribunal de
comisiones nombradas especialmente para el caso"] para la seguridad individual excepción disimulado.
no sufren menoscabo cuando, a consecuencia de reformas introducidas por la ley
Un caso concreto, sucedido entre nosotros, puede ejemplificar la excepción54.
La Constitución nacional de 1949, art. 29, instituía, como excepción al principio
del juez natural, la justicia militar y la policial, la ley nu 14.165, Código de Justicia
Policial, creó los tribunales policiales; después de la revolución de 1955 estos tri-
50 Cf. ALSINA, Tratado, t. I, p. 69. bunales desaparecieron, por efecto del regreso a la Constitución de 1853/60 y la
51 CHIOVENDA, Ensayos de Derecho procesal ci.vil, p. 41.
52 Fallos CSN: t. 114, p. 89; t. 237, p. 394; t. 242, p. 308; t. 256, p. 440; cf. LOIÁCONO, Los
jueces naturales, II, C, 3, p. 196, y III, p. 198.
53 Cf. el texto del fallo del juez federal de sección y de la Corte Suprema en LOIÁCO-
54 Fallos CSN: t. 234, p. 482, donde se reproducen los dictámenes y sentencias aun de
NO, Los jueces naturales, ps. 200 y siguiente. la instancia ordinaria.

768 769
B. Imparcialidad de los jueces § 7. Fundamentos constitucionales de la organización judicial

derogación de la ley n!.! 4.165 (decr. 276/55). Si prescindimos de las irregularida- El mismo voto en mayoría comprendía que el caso era excepcional, por la de-
des jurídicas que creaba la situación política imperante (derogación arbitraria de saparición del tribunal competente al momento del hecho: "No se me ocultan,
una derogación por decreto de una ley contraria a la Constitución por supuesto, las consecuencias de carácter práctico que en este caso pueden de-
que se declaró vigente), al sólo efecto de utilizar el caso para Ya docencia, él es pa- rivar del criterio que sostengo, que pueden llegar hasta la impunidad del delito,
radigmático, pues presentaba la peculiaridad de que el tribunal del hecho (natu- en razón de haber sido suprimido el fuero policial, que debió juzgar al reo". Pre-
ral) ya no existía. El caso, en sí, discurría sobre la posibilidad de variar el tribunal cisamente, el voto en minoría (doctor MuNILLA LACASA), después de parafrasear los
competente, al momento del hecho los órganos de justicia policial creados en la fallos de la Corte Suprema que reducen la garantía al caso de tribunales acciden-
órbita del poder ejecutivo (la Policía Federal), según la regla excepcional de auto- tales competentes ex post facto, según una ley de competencia posterior al hecho,
rización que poseía la Constitució!1 de 1949, y, después de su derogación, los tri- advierte esta situación y de allí deriva (con escaso sentido arg4mental) su solu-
bunales ordinarios de la capital de la República, existentes al momento del hecho, ción contraria, acordando valor a la ley de competencia posterior al hecho: "En el
pero carentes de competencia, en aquel momento, para juzgar el caso. caso de autos hay una imposibili.dad insalvable para que la justicia policialjuzge ... "
La sentencia dictada por la CCC deja enseñanzas indudables, a pesar de que (destacado nuestro).
su resultado final pueda considerarse erróneo. El voto de la mayoría, encabezado Salvando el hecho revolucionario y la tensión que produce en el mundo jurí-
por el doctor Mario A. ÜDERIGO, constituye un compendio de lo que se debe com- dico, pensado como continuidad sin solución, esto es, la abrupta ruptura, en los
prender, en principio, al leer la cláusula de garantía deljuez natural: "Como fácil- hechos, del orden jurídico vigente, éste es un caso típico de los que justificaban,
mente se advierte, dicha cláusula se refiere a dos situaciones distintas: que algún según Giuseppe CmoVENDA, una excepción a la teoría de la perpetua.tia hrrisdictio-
habitante de la Nación sea juzgado por comisiones especiales, o que sea sacado de nis. Pero su debate judicial deja enseñanzas claras no sólo desde este punto de vis-
los jueces designados por la ley antes del hecho de la causa. Preciso es, pues, no ta, sino, principalmente, desde el más ,genérico relativo a la correcta interpreta-
confundir ambas situaciones: la primera, se relaciona con el carácter mermnente ción de la garantía.
accidental del tribunal, con el hecho de que haya sido instituido especialmente pa-
ra juzgar determinado caso o grupo de casos, considerados en c_pncreto; la segun-
Una situación, si no idér:itica, al menos similar, se ha producido
da, con los límites de la competenci.a en funci.ón temporal, es decir, con la posibili- con la reforma del procedimiento penal en el ámbito de fa adminis-
dad de que las normas sobre competencia, en materia penal, puedan aplicarse tración de justicia federal y de algunas provincias. Los nuevos códi-
con efecto retroactivo. En cuauto a lo primero, descarto, desde luego, que la justi- gos, debido a su diferencia sustancial respecto de los antiguos, no
cia del crimen de la capital pueda ser considerada como una comisión especial,
pueden funcionar con la organización judicial anterior e integran sus
dado que se trata de una institución judicial de carácter permanente, de una jus-
ticia ordinaria, en la que no pueden reconocerse ninguno de los elementos que tribunales de manera diferente: ello ha provocado la desaparición de
definen a las comisiones especiales, a los tribunales extraordinarios instituidos los tribunales anteriormente existentes y la creación de otros que res-
para casos concretos y cuya vida institucional termina justamente con el cumpli- ponden a la instrumentación del nuevo sistema; como consecuencia,
miento de su cometido. En este sentido resulta de indudable pertinencia la men- aun con la opción por el procedimiento antiguo que estableció la ley
ción que se hace en el dictamen de fs. 29, de lo decidido por la Corte Suprema de
nº 24.12155, los casos en trámite no quedaron radicados ante los mis-
Justicia de la Nación en el caso registrado en el t. 114, p. 89 de la colección de Fa-
llos de este tribunal.,Contrarian1ente, estimo que la solución de este asunto resul- mos tribunales. Si se cumple la condición negativa de que la modifi-
ta comprometida por el segundo término de la aludida cláusula constitucional, cación orgánica no encubre o disimula un tribunal de excepción, el
en cuanto prohíbe que los habitantes de la Nación sean sacados de los jueces de- principio no resulta afectado5°.
signados por la ley antes del hecho de la causa. En este orden, la norma en exa-
men no autoriza distingo alguno fundado en la naturaleza o carácter -permanen- V. Sin embargo, debido a las excepciones fijadas -ambiguas, sin du-
te o accidental, ordinario o extraordinario- del tribunal que deba juzgar al reo, da-, los resultados de la interpretación son, en cierta medida, insatis-
para limitarse a establecer que no podrá serlo sino por el designado por la ley an-
factorios. En síntesis, sólo fijan una condición clara para el funciona-
tes del hecho de la causa, vale decir, por el que era competente en el momento de
cometerse el hecho que se le imputa. La justicia del crimen, la justicia nacional miento de las excepciones: la desaparición, física o jurídica, del tri-
que el fuero criminal integra, no es una comisión especial, no es un tribunal ac-
cidental o extraordinario, designado para intervenir en determinado proceso, si-
no una institución judicial ordinaria, permanente y con competencia delimitada
por normas de carácter general; pero no era competente para juzgar el hecho de
que en estos momentos se trata, en el momento de cometerse. Estas consideracio- 55 La ley de implementación y de la justicia penal (ley nº 24.121. 12 y
nes bastan, a mi juicio, para decidir que la derogación de la ley que creó los tribu- ce.), establece que las causas en trámite quedarán radicadas ante los tribunales en los
nales policiales, producida con posterioridad del hecho a juzgar, no puede alterar que tramitan, salvo que, con anterioridad a la contestación del traslado de la acusa-
la solución del asunto en orden a la declaración de incompetencia formulada por ción, el procesado o acusado solicite la aplicación del Código nuevo.
el juez de instrucción" (destacado nuestro)'. 56 Cf. BINDER, Introducción al Derecho procesal penal, p. 141.

770 771
B. Imparcialidad de los jueces § 7. Fundamentos constitucionales de la organización judicial

bunal que, según la ley vigente al momento de suceder el hecho juzga- te sentido se ha sostenido alternativamente al menos tres soluciones distintas, el
do, era competente para conocer el caso. La condición permitiría, no lugar de la acción, el lugar del resultado y la llamada teoría de la ubicuidad (que in-
corpora puntos de vista externos al hecho punible: el domicilio del imputado o de
obstante, que negación del principio se arribara Y9- no por la deci- los protagonistas del confücto, para la mejor defensa de sus intereses, y el domi-
sión positiva de crear un tribunal para el caso -o para un grupo de ca- cilio de la prueba, en el sentido de la mayor proximidad de los elementos de prue-
sos o de personas-, sino por la decisión negativa de suprimir el tribu- ba con el tribunal), y se concede prioridad al territorio en el cual, conforme al ca-
nal competente al momento Q.e suceder el hecho juzgado, con lo cual, so, están ubicados los puntos de conexión más importantes o la mayoría de
ellos57.
a pesar de que las posibilidades de manipulación son mer:iores, se eli-
ge al tribunal que juzgará entre los tribunales ya existentes, creados Lo mismo sucede con las reglas que determinan la competencia fe-
por una ley general de competencia, pero entonces incompetente. deral, en especial aquellas referidas a la competencia federal por la
Es aquí, precisamente en este punto, donde entran a jugar crite- materia, incluidas en el rubro las derivadas de la investidura de la
·' rios valorativos que permiten afirmar si la modificación, de proce- persona imputada.
dencia fáctica o jurídica, disimula o encubre la asignación del caso a VII. Los tribunales, en virtud de la cantidad de personas· a las que atiende el
un tribunal de excepción o, por el contrario, es, en ese sentido, irre- servicio de justicia y, por ello, a la cantidad de casos que deben tramitar regular-
mente, están integrados normalmente por un número mayor de jueces que aque-
prochable. llos necesarios, según la ley, comppner el órgano decisor del caso, por inter-
Quizá por vía de ejemplos se pueda explicar mejor el funcionamiento de la re- medio del cual el tribunal se las organizaciones judiciales modernas,
gla estudiada, esto es, por intermedio de casos en los cuales está ausente la condi- las pregunta acerca de quién o quiénes de ellos componen el órgano de decisión
ción principal que opera la excepción. Si un territorio nacional convierte, por concreto se resuelve por las re,qla.s de asignación de casos a los jueces múltiples
ley del Congreso de la Nación, en una nueva provincia, los hechos hipotéticamen- que integran el tribunal, todos -por así decirlo- portadores de la misma compe-
te punibles juzgados por los tribunales federales, en atención a la competencia te- tencia. El principio rector de esas reglas debe evitar la asignación por decisión in-
rritorial del Estado federal hastfi el momento de la vigencia de la ley de provin- dividual, para el caso; por el contrario, debe emplear un método rutinario, que de-
cialización del territorio, deben continuar siendo juzgados por esos tribunales; la rive del azar (sorteo, pesaje de casos por variables genéricas, etc.) y garantice que
la asignación no privilegia un determinado interés de los comprometidos en el ca-
nueva organización judicial provincial, según el principio carece de ju-
so -sin tener en cuenta datos referidos a las personas protagonistas del caso o a
risdicción respecto de ellos y sólo adquiere ese poder en relación a las imputacio-
referencias políticas del caso mismo-, e, incluso, debe evitar la posibilidad de que
nes fundadas en hechos sucedidos con posterioridad a la vigencia de la ley que
alguno de los protagonistas, por dominio del método, elija al juez o a los jueces
crea la nueva provincia o, en su caso, a la ley que crea los tribunales provinciales
individuales que integrarán el cuerpo de decisión (j'orwn shopping). Empero, en
y establece su competencia. De idéntica manera deben ser resueltos los casos en este tipo de organización, la cuestión acerca de impedir la integración de ese cuer-
los cuales se altera el límite territorial enüe dos provincias. po de decisión con un juez elegido para el caso, por alguna razón que pueda per-
VI. Por supuesto, según ya recordamos, las reglas de competencia judicar el interés de alguno de los intervinientes en él, se resuelve a través del
apartamiento del juez por sospecha de parcialidad (recusación, excusación).
constitucionales integran, junto a las reglas de competencia de la le- Nuestra organización judicial, arcaica y obsoleta, mantiene aún, dentro de un
gislación común, la referencia de la garantía. La regla.forum deli.cti co- tribunal cuyos jueces participan de las mismas reglas de competencia, una distri-
mmissi (CN, 118) impone ser juzgado en el territorio en el cual el he- bución de asuntos por cuerpos de decisión rígidos, integrados por las mismas per-
cho ha sucedido, en su caso, el territorio nacional o el de la provincia sonas, cual si fueran tribunales diferentes o de diferente competencia -una suer-
te de tribunales (juzgados, cámaras, salas) dentro del mismo tribunal, todos afec-
en el que fue cometido. La regla rige también para los tribunales del tados por las mismas reglas de competencia-, y procede a dividir los asuntos que
Estado federal, cuando ellos son competentes, y guarda relación con deben decidir sus diversas formaciones por reglas internas, llamadas de turno,
el domicilio de los jurados que, según esa misma disposición, deben que se comportan de una manera similar a las reglas de competencia. Estas re-
glas, sin embargo, no son leyes de competencia, sino, antes bien, de distribución
integrar el tribunal de juicio.
(asignación) de asuntos dentro de un mismo tribunal competente, y, por lo tanto,
Los llamados delitos a di.stm1cia, cuya acción y cuyo resultado suceden en dos no integran el grupo de reglas de referencia del principio estudiado. Ellas deben,
jurisdicciones distintas, aquéllos en los cuales el hecho punible a juzgar -acción
o resultado, o ambos conjuntamente- se desarrolla en varias jurisdicciones y
aquéllos cuyo resultado, afectación o puesta en peligro del bien jurídico, se ubica
en varias jurisdicciones, presentan, respecto de la regla de competencia constitu-
cional, problemas que sólo son por una decisión valorativa. En es- 57 Ver, sintéticamente,§ 6, E, 3, notanº 285, y§ 7, E, notanº 116.

772 773
C. Juicio por jurados § 7. Fundamentos constitucionales de la organización judicial

no obstante, proceder por criterios que eviten la elección interesada o individual C. JUICIO POR JURADOS58
de una determinada integración del tribunal para juzgar el caso (manipulación
de los jueces que,.decidirán). Cuando a pesar de ellas o con ellas se verifica una I. Nuestra Constitución, en varios artículos (24, 75, inc. 12, y 118)
manipulación d€ la integración del tribunal, que engendre la sospecha de parcia- establece la necesidad de que la sentencia penal sea dictada con la co-
lidad de un juez, la vía adecuada es, también, el apartamiento de esa persona y su
laboración de jueces accidentales, no permanentes, ni profesionales,
reemplazo por otra, conforme a los mecanismos procesales correspondientes (re-
cusación y excusación).
que no formen parte de la burocracia judicial, esto es, del núcleo de
funcionarios estatales, profesionales y permanentes (CN, 108 y ss.),
VIII. Se debe ahora aclarar que la cláusula de no se refie- que se ocupan de la administración de justicia. Ello significa, por una
re a los jueG:'.es como personas físicas, esto es, a la permanencia del parte, que la ley fundamental ha adherido a un modelo concreto de
juez X o Z como integrante del tribunal que juzga. De tal manera, la enjuiciamiento penal, que permite a los jurados, representantes popu-
circunstancia de que el juez X integrara el tribunal de juicio en la épo- lares, conocer, controlar y valorar la prueba que decide el caso, y, por
ca del hecho, no determina que deba necesariamente integrarlo en el
la otra, como consecuencia necesaria, que estos representantes del
momento concreto del juicio y la sentencia, cualquiera que fuere la
pueblo de la República estén presentes durante el juicio (procedi-
razón de su ausencia (muerte, renuncia, licencia, etcétera).
miento definitivo) en el que son incorporados los elementos válidos
La cláusula, por el contrario, se refiere sólo al tribunal competen-
para determinar la sentencia y se,, escucha a todos los intervinientes
te según la ley vigente al momento del hecho, cualquiera que fuere
en el procedimiento, que pretep.den influir sobre esa decisión58.
su integración concreta al momento del juicio. Los jueces; designados
conforme a la Constitución, reúnen siempre la capacidad En nuestro Derecho constitucional, la exigencia del juicio por jurados aparece
,,. formal pa- ya, por primera vez, en 1812, Proyecto de la comisión designada para redactar la
ra integrar los tribunales a los cuales están destinados. Respecto de
los jueces, como personas individuales, rigen las reglas relativas a su
imparcialidad (ver sllpra, 2\ las cuales permiten excluirlos en caso de
temor sobre su parcialidad.
58 La bibliografía argentina en la materia es muy limitada: CARBAJAL PALACIO, El juicio
Sin embargo, la regla que manda que las personas que integran el tribunal du- por }lirado; SAGÜÉS, El juicio penal oral y el fu.icio por jurados en la Constitución nacional;
rante el debate son las únicas habilitadas para fallar el caso, determina una inte- TORRES BAS, Eljurado po¡mlar; MOONEY, Eljuicio porjurados en el sistema constitucional
gración cierta del tribunal que diéta el fallo, aunque por razones diferentes, que argentino; STOCK CAPELLA, Elj1úcio porjurados y el sistema procesal de la oralidad; GAVIO-
no están vinculadas con la garantía del juez natural (i.dentidadfísica delju.zgador; LA, Juicio por jurados; HENDLEH, En defensa Esa comprobación asombra, pues
ver § 6, F, 3, IV). En efecto, la única condición de validez del fallo no se refiere, la Constitución nacional y sus antecedentes siempre tuvieron en cuenta la institución
precisamente, a que el tribunal esté integrado con las mismas personas físicas con un énfasis muy particular. A partir del Proyecto de 1986, que preveía un tipo muy
que lo componían a 151 época del hecho, sino, contrariamente, se satisface con es- particular de jurado Uurado escabinado), el jurado volvió a merecer la atención de los
tablecer que los jueces que fallan sean los mismos que presenciaron el debate, juristas argentinos y de algunos extranjeros invitados a participar en el debate: VmGo-
aunque no se trate de las mismas personas que integraban el tribunal al momen- LINI, Tribunales y sociedad: el pueblo y la justicia; CAVALLERO-HENDLEH, Justicia y participa-
ción; CAFFERATA NORES, Integración de los tribunales penales: participación ci'ltdadana;
to del hecho.
SANDHO, Reflexiones sobre eljurndo popular; GELSI BmART, Juristas y legos en la aplicación
IX. No parece que la garantía del juez natural, elevada a principio de la justicia; PELLEGRINI GRINOVEH, La democratización de los tribunales penales: hacia una
nueva justicia penal. Participación ciudadana; GORANSKY, Un juicio sinjurados; BoNORINO
del enjuiciamiento, rija sólo para el Derecho procesal penal y la orga- PERó, La democratización de los tribunales penales n1ediante la participación cimladana en
nización judicial que lo hace efectivo. La Constitución, como en otras el proyecto de reformas al Código de procedimientos en materia penal; PASTOH, Aciertos e hi-
cláusulas de garantía procesal (inviolabilidad de la defensa), no dis- pocresía en una sentencia trascendente; BIDAHT CAMPOS, ¿Hay omisión inconstitucional en
la ausencia de juicio por jurados?; BINDEH, Introducción al Derecho procesal penal, n'l V. a,
crimina, de manera tal que el principio se debe considerar operativo
ps. 77 y ss. y n'l VI, d, ps. 105 y siguientes.
para cualquier rama jurídica. La teoría de la perpetllatio iu.risdictionis, 59 Resulta ridículo el juicio de los jurados a los cuales el fiscal y el defensor les expli-
originada en el Derecho privado, es más que un aval para esta afirma- can el resultado de los actos de instrucción (investigación preliminar) o, en el mejor de
ción. los casos, les leen parte ele las actas desarrolladas durante ese período del procedimien-
to. Lo advierto, no porque lo haya imaginado, pues siempre creí, por experiencia cul-
Acerca de la extensión del principio al Derecho privado, ver Fallos CSN, t. 304, tural, que juicio por jurados representaba también juicio en audiencia pública y oral
vol. 2, p. 1935, caso resuelto por la Corte Suprema por mayoría, con un debate in- ante los jurados, sino porque ésa fue mi experiencia personal en la República ele El Sal-
teresante que enfrenta, otra vez, la correcta intelección del principio (votos en mi- vador, país de "tradición juraelista" pero de mayor vocación por la Inquisición españo-
noría) con su deformación inadmisible (voto de la mayoría). la, según el modelo expuesto al comienzo de la nota.

774 775

También podría gustarte