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El aula de maternal debe tener una dimensión física superior que el aula
de preescolar, ya que los niños y niñas de las etapas, de 9 a 5 años
requieren más espacio para su desplazamiento, también se debe tomar
en cuenta la decoración, entendida como la vinculación a los aspectos
estéticos para crear un salón acogedor, agradable y proporcionado.
Es muy importante que el aula de clases haya que saber elegir el color y
tono de la decoración que se va a decorar, combinar los colores vivos y
pasteles a fin de crear un clima armonioso, acogedor y estético. La
iluminación y ventilación del aula deben ser naturales o artificiales y
suficientes.
En el proceso de la organización se requiere que el maestro tenga en
cuenta la manera como distribuye los espacios al interior del salón de
clase, por lo que esta actividad debe ser prevista antes de que se
comience el período escolar. En esta adecuación deberá evaluar los
materiales a utilizar y definir de qué manera pueden estimular y ayudar al
alcance de los objetivos previstos para cada actividad.
María Montessori basó sus ideas en el respeto hacia el niño y en su
capacidad de aprender, partía de no modelar a los niños como
reproducciones de los padres y profesores imperfectos, sino que fueran
por lo menos un poco más acertados. Concibió a los niños como la
esperanza de la humanidad, dándoles oportunidad de aprender y utilizar
la libertad a partir de los años de desarrollo, así el niño llegaría a adulto
con la capacidad de hacer frente a los problemas de vivir, incluyendo los
más grandes de todos: la guerra y la paz.
A partir de esta diferenciación, se puede decir que cada una (ambiente y
espacio físico) se convierten en elementos fundamentales del quehacer
educativo; además, permite orientar al maestro en cuanto al proceso de
ubicación de objetos en relación a los diferentes actores y la comprensión
de las dinámicas a nivel cognitivo y socioemocional que se pueden
presentar en el desarrollo de las actividades (LEONOR JARAMILLO).
Por otra parte, Froebel resaltó el espacio exterior como facilitador, pues
permite el desarrollo de actividades variadas y espontáneas. Desde su
perspectiva, con respecto al espacio interior, lo más relevante era que
éste fuera amplio y ventilado para que el niño pudiera realizar actividades
variadas y desarrollar sus potencialidades. El tamaño del mobiliario debe
ser proporcional a la estatura de los niños (Peralta, 1996).