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Fueguinos en conflicto II

Por Roberto Chenú

Fueguinos en conflicto II contiene más testimonios vividos por vecinos de la


Isla durante los conflictos con Chile en 1978 y Gran Bretaña en 1982.

Río Grande Agosto del 2011


MAESTRA ANGÉLICA ROJAS

Ocurrió entre el día 20 y el 25 de diciembre de 1982, según recuerda Domingo Montes, que
escribió una sentid poesía recordando a la difunta.
Angélica Rojas era maestra y catequista, joven, y al día siguiente de lo ocurrido tenía pasaje
para viajar al norte, ya que se marchaba de vacaciones.
El conflicto Malvinas estaba muy fresco.
Aún había muchos militares en la Isla, y un suboficial, cabo, montaba guardia en la puerta
del casino de oficiales en la avenida San Martín, en Río Grande.
Angélica viajaba en el asiento trasero de un coche con sus amigas, y pasaron frente al Casino,
sin escuchar la voz de “ALTO” del centinela.
Dieron unas vueltas y se les ocurrió volver a pasar por el mismo lugar, pero sin escuchar una
nueva voz de “ALTO” del mismo soldado, que alzó el fusil FAL y disparó contra el coche.
Los ocupantes dicen no haber escuchado nada, quizá charlaban, escuchaban música, pero no
escucharon nada.
Siguieron viaje y solo después de un rato notaron que Angélica no hablaba, y luego vieron
las manchas de sangre.
Fueron al hospital pero ya era tarde.
La maestra había fallecido.
Hubo denuncia policial. e investigación naval.
El centinela fue detenido y estuvo preso un tiempo.
En el año 2009 visitó la Isla el capitán Carlos Robacio, que en esa época había sido el jefe del
BIM 5, (Batallón de Infantería de Marina).y a mi pedido explicó lo ocurrido, diciendo que
realmente “fue un accidente”, que el soldado no debió disparar su arma, pero lo hizo y estuvo
preso un tiempo, pero al fin quedó en libertad por falta de méritos.
Es posible que hubiera otras dos muertes más, pero busco mayor información.

¡¡¡ GRANADA !!!

Ocurrió en la Base Aeronaval de Río Grande.


Todos estaban advertidos (1982) que los ingleses en algún momento intentarían atacar la
Base.
En el libro de Jorge Muñoz “ATAQUEN RÍO GRANDE”, operación MIKADO, 1ª. Ed.
Buenos Aires, Instituto de Publicaciones Navales – 2005, se describen razones y
fundamentos del proyecto británico.
Y es que esa Base era el asiento de los “avioncitos franceses”, como decían los ingleses,
refiriéndose a los Super Etendard, y de los temidos misiles Exocet.
En ese lugar además de los aviones mencionados estaban los mecánicos, repuestos y talleres
que mantenían las naves mencionadas y de otros aviones como los viejos pero activos A4B
Skyhawk.
En las calles y parajes adyacentes se veían prolijamente embaladas cajas de municiones e
incluso misiles.
Cada hora y a veces en menos tiempo callados tractores movían y cambiaban de lugar cuanto
avión había en la Base, para desorientar las fotografías satelitales que se tomaban
inevitablemente desde el espacio.
Todo el personal estaba atento a las órdenes y señales.
Pero ese día sonó la alarma de ataque.
Posiblemente fue el día que detectaron aviones ingleses volando en cercanías de cabo Peñas,
a solo diez minutos de Río Grande.
En esa situación la consigna era “cubrirse”, o protegerse donde se pudiera, en el lugar donde
se estaba.
Un suboficial cumplió la orden estando en el comedor del Casino de Oficiales.
Se tiró al suelo atrás de un mostrador, que en realidad era una heladera.
Un silencio mortal reinaba en toda la base.
No volaba una mosca.
Todo el personal estaba acurrucado en cuanto rincón había disponible esperando explosiones
y estampidas… pero nada ocurría…
El suboficial a pesar de la oscuridad reconoció la heladera… abrió con cuidado la puerta,
tanteó con cuidado y encontró una manzana, pero se le ocurrió una idea: arrojó la manzana
gritando con fuerza: ¡¡¡ GRANADA !!!.
Sus vecinos escondidos se pegaron al suelo esperando la estampida mortal, pero nada
ocurrió.
¡ No existía la granada !.
Cuando se levantó la alarma se descubrió la verdad, y al chistoso de la granada.

Juan Kaikén 2009.

RUTINA DE GUERRA

Un suboficial recuerda que en enero de 1981 llegó de pase a la base Aeronaval de Río
Grande. El jefe de la base era el gordo Davini, y el segundo un piloto de aviones A4Q que
luego fue derribado en Malvinas.
La vida trascurre normal en la base hasta el mes de abril de 1982.
Una semana antes hacíamos ejercicios. El suboficial Montiel cavaba fosos y hacía los
BUNKER, con una máquina, que luego techaban con troncos, nailon y tierra.
De allí que le pusieron el sobrenombre de “el topo”.
La sorpresa fue el 2 de abril.
No sabíamos nada… hacíamos ejercicios pero no sabíamos para qué era.
Ejercicios nocturnos, cortes de servicio, oscurecimiento.
Después del 2 de abril empezaron a llegar los del G:A:I (Grupo de Apoyo Insular, con base
en Punta Indio, creado durante el conflicto del 78).
Se los ubicaba en diferentes Bunker de la base.
Había Bunker de armamento, depósito de combustible, alojamiento de personal.
Al aeropuerto llegaban los infantes, también por barco, que fueron desplegados en distintos
lugares de la Isla.
Llegaban aviones C130 de Perú y trajeron cañones 120 mm. como ayuda y también aviones
de Bolivia trayendo distinto equipamiento bélico.
Fueron los únicos países latinoamericanos que nos ayudaron.
Perú ofreció los MIG 21, que tenía la fuerza aérea más grande de Latinoamérica.
Trascurrían todos los días con preparativos bélicos.
A su vez, a nosotros nos destinaban a distintas partes de la ciudad para preparar la población
por un posible ataque. Yo fui destinado en varias oportunidades a la usina de Río Grande y a
la policía, los cuales todos estaban bajo nuestras órdenes en cuanto a qué hacer ante un
posible ataque.
Se militarizó a todos: usina y policía.
Hubo dos alarmas de ataque a la base aeronaval, en el mes de mayo, no recordando bien los
días ocurridos.
Después de la primer alarma se empezó a la noche a desplegar los aviones en la ruta
complementaria C (ruta al aeropuerto) y en la ruta 3.
La segunda alarma fue dada por el centinela que estaba en el campo de antenas de la base
aeronaval; fue alarma silenciosa (sin sirenas), de que había movimientos y sombras que se
acercaban a la base desde la laguna.- Nos ordenaron cubrir los puestos de combate y dos
PANAR (blindados con ruedas y una ametralladora 12.7 mm. apostados en la cabecera de
pista y abrieron fuego, entre las una y las cuatro de la mañana.
Nosotros, los que estábamos apostados también abrimos fuego hasta que se dio la voz de
alto.
Los infantes recorrieron la zona, no encontraron nada.
A la mañana se efectuó un reconocimiento, del cual yo estuve presente y se encontraron
manchas de sangre, como que se dirigían hacia la laguna, desapareciendo en ella. En ese
momento el oficial que estaba a cargo nos dijo: --- “ No se hagan problema, son manchas de
sangre de ovejas “.
Volviendo a la base, desde ese día se reforzó todo el perímetro.
En varias oportunidades viajé a Malvinas a llevar repuestos de generadores y electricidad,
pero nunca fui asentado en el libro de vuelo, porque viajaba “como carga”. Volábamos en
varios aviones, salían a la mañana y volvían a la tarde, según la situación en Malvinas.
Tardaban entre una y dos horas.
Los aviones militares no tenían asientos, cada cual se acomodaba como podía y donde podía.
Allá, en las islas, estaba el GAI Malvinas, que era el encargado de mantener la pista y las
instalaciones del aeropuerto.
Sonó la alarma frente al banco Nación de Río Grande.
Jorge Colazo era jefe de manzana, entre muchos otros, y pedían que la gente se quedara en
sus casas, se coloquen bajo las mesas y dinteles y se cubrieran con una manta para protegerse
de las esquirlas.
La gente salía a la calle y contaba los aviones que salían, y después de dos horas contaban los
que volvían, y lloraban por los que no volvían.
Había una camioneta doble cabina entre los muchos vehículos civiles que se utilizaron y que
todavía está en la Base Aeronaval y nunca fue reclamada por nadie. (1984).
Funcionaba Radio Nacional, que desde las 20.00 horas hasta las 18.00 de la mañana
transmitía en FM, para que no sea escuchada por el enemigo, y de 08.00 a 20.00 en AM,
aumentando la potencia como guía de los aviones, porque la AM llega a Malvinas.
La Base de Río Grande no se mencionaba en los medios informativos nacionales e
internacionales, como se nombraba a Río Gallegos, Comodoro Rivadavia, Puerto Deseado.
Eso nos daba demasiada bronca, porque desde aquí salía la mayor cantidad de operaciones
aéreas y estaban los aviones Super Etendard.

Roberto Chenú: recopilador 2011.

LOS CIVILES DE RÍO GRANDE

Hubo una discusión entre Domingo Palma, suboficial retirado de marina, a cargo de
comunicaciones Defensa Civil Río Grande, y otro militar de la Base Aeronaval local.
Palma sostenía, que en caso de ataque a la ciudad, se debía sacar a la población de sus casas
y llevarlas a otros lugares fuera del área de ataque.
El suboficial retirado de Base Aeronaval, en cambio, opinaba lo contrario, apoyado en la
experiencia de los ataques aéreos alemanes sobre Polonia, por la gran congestión en las rutas
y consiguiente masacre.
Palma redactó planes para esa contingencia, que se guardaron bajo llave en un armario
metálico.
Dichos planes, preveían el traslado de la población civil a determinados lugares, próximos a
la ciudad, con capacidad para alojar temporariamente a cientos de personas Entre estos
lugares estaban estancias vecinas: María Behety, con el galpón de esquila más grande del
mundo, Est. José Menéndez, Misión Salesiana, Campamento YPF.
También se previó la existencia de una quinta columna formada por chilenos y sus
descendientes que podrían sabotear la ciudad: usina eléctrica, planta potabilizadora de agua,
sistemas cloacales, hospitales, escuelas, base aeronaval, planta de gas, caminos principales,
redes telefónicas.
Existió un listado de estos ciudadanos simpatizantes del enemigo, que en caso de necesidad,
podían ser reunidos y alojados en un campo de concentración en las viejas y abandonadas
instalaciones del frigorífico CAP, en la margen sur del río.
No hubo ataque masivo a la ciudad, y no hizo falta el campo de concentración.
Algunas estancias, especialmente de la zona boscosa, que estaban avisadas debían preparar
grandes cantidades de leña para calefaccionar a los desplazados.
COMUNICACIONES:
Para la época de los conflictos se había diseñado e instalado una
extensa red de comunicaciones por VHF.
La mayoría de las estancias habían adquirido sobrevaluados equipos de comunicaciones.
Un vecino hizo muy buenos negocios vendiendo radios de onda corta.
Desde la central RG1 de Río Grande, se interconectaban las estancias con el mundo por una
línea telefónica: 24163, con tráfico comercial y privado. Durante los conflictos el sistema
se usó como una alerta temprana: heridos, vuelo de aviones, personas extrañas, ayuda en
casos de grandes nevadas, evacuaciones.
Tengamos en cuenta que era la época de ENTEL, no había telefonía digital, solo por cable y
limitado.
El operador de radio de la Estancia Sara, Pedro, era el enlace con las lejanas estancias del
norte de la Isla.
Cuando se planteó la necesidad de designar una estación de enlace (cabecera) para las
estancias de zona sur hubo dificultades, la mayoría no reunían condiciones de ubicación,
salvo una estancia cercana a Río Grande.
El diálogo entre el viejo Palma, contado por él mismo, y el estanciero fue el siguiente:
--- Ustedes pueden ser la mejor cabecera de las estancias de zona sur.
--- No, no es posible.
--- Ustedes cuentan con buenos equipos-
--- No puede ser.
--- Pero ustedes escuchan y son escuchados por todas las estancias, casi hasta península
Mitre.
--- No, claro que no.
--- ¿Porqué no?...
--- Porque nosotros representar a la Reina.
Efectivamente, no fueron la cabecera solicitada, y en otra oportunidad debieron ser
reprendidos por realizar comunicaciones en idioma inglés.
La Sra. Patricia Anducen Saldivia me dice que todas las estancias tenían túneles donde se
escondían, cuando venían los militares, los obreros chilenos indocumentados, que eran la
mayoría del personal.
El fallecido comisario Aníbal Allen me recordó que solo se deportaba a los indocumentados.
Escuché testimonios de descendientes kelpers e ingleses que aseguraban haber recibido
malos tratos.
Una vecina kelper, residente en Río Grande con lágrimas en los ojos me dijo:
--- En santa Cruz me dijeron…”Gringa de mierda”.
Hubo abusos contra ciudadanos chilenos y en menor cantidad británicos.
LOS KELPERS
El señor Grefo, ex combatiente de Malvinas, me manifestó que había expresas disposiciones
militares de no molestar a los kelpers.- Incluso al ingresar en un Pub, el personal militar
debía hacerlo sin armas… Grefo debió dejar su pistola en manos de un centinela cercano,
para poder ingresar y comprar un rollo de película.
Pues bien: un pelotón sacó de su hogar a toda una familia y la tuvieron de plantón frente a
una pared, durante dos horas, incluida una mujer con su bebé en brazos.
Hay información de kelpers en una estancia donde cayó un avión argentino, que ayudaron al
piloto, lo alojaron un tiempo y luego, ya repuesto, lo llevaron a las líneas argentinas.
Las fuerzas argentinas cambiaron los carteles y la circulación de las calles, cosa que ofendió
a los kelpers, y que aun en día lo recuerdan como un gesto poco amigable y autoritario.

TANGO 60
Durante el conflicto con Chile en 1978, la Fuerza Aérea Argentina desplegó a lo largo de la
cordillera de los Andes la “Red de Observadores del Aire”, integrada por radioaficionados
que con sus propios vehículos y equipos de radio, alertaban a la posible incursión de aviones
extraños.
Son muchas las anécdotas que se cuentan.
Integré en alguna ocasión estos grupos de observadores.
Pero estando en mi casa escuché un día el llamado de una estación que se identificó como:
Tango 60.
Me explicó que estaba muy lejos de Buenos Aires, y que por favor lo comunicara
telefónicamente con su familia que hacía mucho tiempo no veía.
Llamé al número indicado, lo envié por onda corta vaya a saber donde, y escuché
emocionado el diálogo entre esposos e hijos.
Tiempo después me enteré que las estaciones Tango correspondían a la provincia de Santa
Cruz.
Posiblemente en algún lugar alejado de la cordillera los Observadores del Aire, sin armas,
con sus largavistas y sus equipos de radioaficionados cuidaban las espaldas de la patria.

MALVINAS
En 1829 Luis Vernet fue nombrado gobernador de las Islas Malvinas por la autoridad de
Buenos Aires.
En 1931 la fragata norteamericana Lexington entró de noche con bandera francesa a Puerto
San Luis (actual Puerto Argentino) y al amanecer, ya con bandera propia, apresó a la goleta
Águila (criolla), tomó prisioneros, destruyó barracas, quemó la pólvora, clavó cañones y se
llevó todo lo que se le ocurrió.
La Lexington se fue, dejando destruida y semidespoblada la floreciente colonia argentina.
En 1833, la corbeta inglesa Clio tomó por la fuerza, pero sin violencia el poblado y el
gobernador Pinedo se marchó a Buenos Aires, en la goleta Sarandí sin combatir, siendo
castigado por ello.
Desde esa época, argentina reclama en vano las Islas.
En 1982, más exactamente, un 2 de abril, al amanecer, fuerzas militares argentinas
desembarcan en Malvinas y las recuperan.
Gran Bretaña, con una poderosa flota, tecnología bélica de primer mundo y apoyo de Estados
Unidos de Norte3américa, combate hasta recuperarlas.
En Río grande, pequeña ciudad fueguina, la población vive pendiente de los acontecimientos
bélicos, como la gente de Vernet y Pinedo días antes de ser atacados.
La proximidad de la flota británica, invisible, pero peligrosa es motivo de preocupación.
La intensa actividad de Defensa civil y el ejército con preparativos y ejercicios llama la
atención, pero son los aviones con sus idas y venidas los que a preocupan a la gente.
Domingo Palma cuenta que al despegar los aviones vuelo a Malvinas, la gente se asoma y los
cuenta, viéndolos alejarse sobre el mar, y cada uno vuelve a lo suyo.
Después de una hora y media, a lo sumo dos, regresan las primeras máquinas exhaustas del
combate y de combustible buscando pista donde descansar.
Los vecinos salen nuevamente al oír los roncos truenos de motores, y los cuentan uno a uno.
Todos saben.
Eran ocho.
En la pista solo cuatro.
Las miradas van al cielo, a las aguas esperando a los restantes.
Uno llega rezagado y desciende como puede, con el fuselaje lleno de agujeros
Pasa el tiempo.
Es inútil esperar los restantes.
En Malvinas, tres se quedan para siempre.
Gran Bretaña con su flota sigue siendo dueña de los mares.
Sus misiles y radares interceptan el ingenio y el coraje de pilotos que con poco hacen mucho,
pero pagan la osadía de pelear al león inglés.
--- Viejo Palma… yo te veo algunas veces en la playa y me juego que seguro estás de
guardia, por si alguno de los tres vuelve a la pista, rezagado o perdido de Malvinas, desde el
mar.
--- Los conocía a todos, yo les enseñé supervivencia, algunos se enojaban… salieron
buenos… también los tres que no volvieron.

Chenú Roberto 1999 (En: FIFLFIL, lecturas fueguinas – Río Grande – 1999).

¡¡ ANDÁ TRANQUILO !!
El difunto Don Flores, me contaba que algunos vivillos aprovecharon la situación del
conflicto en 1978 para apropiarse de decenas de propiedades de ciudadanos chilenos.
Pagaban algún dinero al chileno que debía irse a su país por estar indocumentado y le decían:
--- ¡Andá tranquilo!... Yo te cuido la casa…. después arreglamos… firmame la venta de la
propiedad.
Cuando pasado el conflicto volvía a la Isla el chileno ya no tenía casa ni terreno, el nuevo
dueño era el vivillo que le había dicho: “¡¡ Andá tranquilo !!”.
Uno de estos aprovechadores fue el dueño de la gomería situada en la esquina de Bilbao y
Piedra Buena, que llegó a tener más de 25 propiedades, y que su hija sigue aprovechando.

CARLOS ALMONACID
En 1978 era difícil comunicarse con Tierra de Fuego y desde Tierra del Fuego.
En el centro de Río Grande ENTEL poseía cinco cabinas para comunicaciones de larga
distancia.
Como la población ya crecía a pasos agigantados, daban un número de llegada para hablar, y
la espera no era muy cómoda.
Como no podía comunicarme desde Bs. As. con mi familia decidí escribir una carta.
¿A quién se la enviaría?... Recordé el nombre de un compañero de estudios que trabajaba en
las oficinas de Aerolíneas Argentinas: Carlos Almonacid.- Fui al correo y mandé la carta, sin
dirección de calle y sin número.
Al tiempo, me contestó y entre otras cosas me dijo que ya no trabajaba más en Aerolíneas,
pero como era conocido lo ubicaron y le entregaron el sobre.
Cosas de la solidaridad fueguina.
En Tolhuin había un solo teléfono, en una casilla pequeña y se aplicaba el mismo mecanismo

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