Fueguinos en

conflicto

R e c o p i l a d o r Informantes colaboradores:
Roberto A. Ernesto Ipas - Ricardo Grefo – Manuel Rodríguez Sánchez –
Rubén A. Agnes – Flia. Sutherland – Ricardo Oscar Pereyra –
CHENÚ Oscar Domingo Gutiérrez – Juan Carlos Dasseville – Carlos
María Ratier – Apolinario Aguirre y Sra. (Tolhuin) – Francisco
Río Grande “Chule” Díaz (Tolhuin) – Domingo Montes Flores – Mario
2011 Markic (Revista Gente – Bs.As., 1982) – Aida Estela Chaves –
Carmen Valencia – María Hilda Scholles – Letizia Luis Angel -
chenuroberto@ar.yahoo.c
om

Vukasovich 2721 – 9420

Río Grande
PROLOGO A LA ORALIDAD

Los textos que contiene la presente publicación pertenecen al lenguaje oral, con muy pocos
retoques al transcribirlos, al colarlos al papel.

Conservo las grabaciones magnetofónicas de los presentes monólogos testimoniales sobre las
experiencias vividas en el conflicto con Chile (1978), y con Inglaterra (Malvinas) en 1982.

Las transcripciones tienen un valor informativo por referirse a hechos históricos como fueron los
mencionados conflictos, pero creo resultarán interesantes por provenir desde la óptica del pueblo, de la
gente común de la calle que veía pasar aviones, soldados y escuchaba las salvas de artillería en la cercanía
del cabo Domingo y cabo Peña.

Los textos orales expresan también estados de ánimo a veinticinco años de la guerra, y el lector
avezado podrá leer entre líneas detalles proyectivos de personalidad, sexo, regionalismos.

Los discursos son marcadamente direccionales y se ha omitido de transcribir las pocas preguntas
formuladas, que sin embargo se pueden adivinar ante cambios temáticos de los expositores.

El primer corrector consultado se horrorizó diciendo que el escrito estaba lleno de errores
sintácticos, es verdad si se mira con criterios de comunicación escrita.

Los presentes textos son en su origen “ORALES”, salvo en los que se mencionan las fuentes de
origen escrito.

Hubo informantes consultados que se negaron a hablar de los temas propuestos, los hubo que
dijeron haber olvidado, y omití transcribir aquellos de suma pobreza textual.

En la mayoría había emoción, ojos cargados de lágrimas y hasta temor de hablar el tema de las
nacionalidades.

Al escuchar los relatos creo que el pueblo fueguino sufrió antes de los dos conflictos, es decir, sufrió
ante la posibilidad de muerte propia y de sus familias, y de pérdida de su casa y bienes materiales.

Sufrió ante las requisas, apercibimientos de oscurecimientos, sueño liviano y el alistamiento

permanente ante la posibilidad de bombardeo y evacuaciones a lugares alejados de la ciudad.

Todos sabían que había una guerra solo a seiscientos kilómetros, y que los barcos de la Fuerza de
Tareas Británica rondaban la Isla Grand

e de Tierra del Fuego.

Si alguien cree que lo expresado es una exageración recomiendo la lectura del libro “ATAQUEN RIO
GRANDE”, de Jorge Muñoz, Instituto de Publicaciones Navales, Bs. As. 2005, 155p.

La población civil fueguina hizo muchas y notables aportaciones durante el conflicto que reseño en
el epílogo de esta obrita, y si hay errores de dicción , sepa el lector disculpar, nuestro pueblo habla así,
tratará de mejorar.

Roberto A Chenú
Río Grande - 2011
chenuroberto@ar,yahoo.com
LO NO NOMBRADO

El silencio no fue salud, sino muerte.

Ya desde antes de 1976 se había dejado de hablar en ciertas circunstancias, primero cuando en la charla
participaba algún desconocido o indefinido, después, definitivamente, se fue apoderando de las voces un
agónico atragantamiento.
I así par una mayoría el Mundial del 78 significó la fiesta de un pueblo en las calles – aquel pueblo que
había callado, ignorado o elegido ignorar.- Para muchos fue una alegría quebrada antes de sentirse.
I, en ese silencio que corroía por dentro – y lo sigue haciendo aún hoy – estalló una guerra absurda. I lo que
fue un asunto de seguir las noticias – entre tantas otras – en el norte, aquí en los movimientos y en las
disposiciones, y lo peor, el nombramiento de otro enemigo, el chileno”. Durante el 78 entonces tuvimos dos
enemigos a muerte, “el subversivo y “chileno”. Mejor imposible para un sistema basado en construir
monstruos externos.
Sin embargo, ahora, era necesario rápidamente dibujar ese nuevo enemigo para apuntarle al centro del
cuerpo.
Entonces, aquel silencio se convirtió en grito de guerra. I aquí –sobre todo en ese momento – gran parte de
la población es chilena o ligada al país trasandino.
Así, mi vecino, mi compañero de trabajo, mi esposo o esposa, su familia, el panadero, de pronto dejaron de
serlo para transformarse en potenciales enemigos y espías.
El mecanismo del miedo comenzó a funcionar a pleno – se detectan radios en la ciudad que transmitían
posiciones militares, se sospechaba de lo que se compraba en almacenes y mercados cuyos dueños no
eran argentinos “puros”, se presionaba para que se vayan los chilenos y se compraban sus inmuebles o lo
que no podían cargara en su huida a precios irrisorios, en fin, un mecanismo muy similar al que seguía
funcionando con el otro enemigo declarado: el “subversivo” externo como se decía al principio (acusándolo
de marxista foráneo) ya interno, como lo fueron modificando porque encajaba con la teoría de una guerra
civil.
El mecanismo apuntaba otra vez a la culpa: Culpables de los hijos que habíamos tenido, culpables de lo
que pensábamos, de lo que queríamos, culpables de no ser verdaderamente argentinos o de ser chilenos,
culpables en fin de no acusar al otro; cuando éramos nosotros los acusados. I este mecanismo tan salvaje
funcionó en la gran mayoría, como lo sigue haciendo aún hoy. Porque colaboramos fervientemente en que
funcione.
Esa media tinta que nos domina culturalmente, una media tinta cobarde y obsecuente, que nos hace hablar
cuando está completo el cuadro y nos incitan a seguir vaciándolo de contenido, y nos hace callar cuando
nos pasan por delante signos evidentes de perversión y destrucción.
Se calló en los 90 y se sigue hablando de lo mismo hoy cuando se reitera mecánicamente una forma que es
el contenido, seguir hablando cuando la gran mayoría no tiene vos, solo descargas. I en el 82 se gritó al
nuevo y tercer enemigo. Ahora sí era una flor de enemigo. Histórico, potente, y lejano. Como un dios se le
gritó y se lo desafió. Vení, vení si sos guapo. I vino, nomás.
I se acabó el juego del amo y el esclavo.
Porque los que creían ser amos, eran también esclavos.
Volvimos a descubrir nuestra verdadera posición en ese mundo.
Kelpers de los kelpers.
Nada, nadita de nada.
I por eso somos culpables.
I por eso esos mecanismos nos encolumna uno tras otro, a creyentes, periodistas, intelectuales, partidos,
sindicatos, tractorista, vendedores, madres, artistas, a todos nos encolumna nuestra culpa más ingrata y
visceral. Por eso gritamos y callamos hacemos o dejamos de hacer, no vendemos y compramos, cuando
sabemos perfectamente que hay algo que está mal, sin embargo, preferimos cualquier cosa a nosotros
mismos. - Lic. Sociólogo Cesar Sandoval - 2007
 ARGENTINA EN LAS ISLAS MALVINAS
LA GUERRA: CRONOLOGÍA
2 DE ABRIL:
El Desembarco
Las Fuerzas conjuntas argentinas ponen pie en
las islas. El desembarco se hace sin ocasionar
bajas a los británicos ni los Kelpers. En los
enfrentamientos se produce la primera baja de las
fuerzas conjuntas, cae abatido por el fuego
enemigo el infante de Marina Capitán de Corbeta
Pedro Edgardo GIACCHINO. Gran Bretaña alerta
a su Flota y el Consejo de Seguridad de las
Naciones Unidas decide tratar la cuestión.
En la Plaza de Mayo se realiza un acto popular
de adhesión a la recuperación de las Malvinas, el
Presidente da un mensaje al país.
3 DE ABRIL:
La “Task Force”
Oficialmente se informa que las Malvinas,
Georgias y Sandwich del Sur están bajo
soberanía Argentina.
Londres advierte que se aplicarán sanciones
económicas y resuelve el envió de la Task Force
(fuerzas de tareas) en acción punitiva al Atlántico
Sur.
El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas
aprueba la resolución 502, que exige el retiro
argentino de las Islas y la iniciación de
negociaciones.
Votan a favor de la resolución y en contra de
Irlanda, Japón, Jordania, Togo, Uganda, Zaire y
Gran Bretaña. Se abstuvieron: Unión Soviética,
China, Polonia y España.
En contra solo votó Panamá.
El General Mario Benjamín MENÉNDEZ es
nombrado Gobernador Militar de las Islas
Malvinas y se pide una sesión extraordinaria de la
OEA, (Organización Estados Americanos).
3 DE ABRIL:
Ocupación de Georgias
Fuerzas argentinas ocupan las islas Georgias y
se anuncia oficialmente el hecho. Se producen
tres bajas propias.
5 DE ABRIL:
Solidaridad Peruana
La acción argentina provoca la renuncia del
canciller inglés, Lord CARRINGTON. La escuadra
británica parte de su apostadero en Portsmouth.
La Comunidad Económica Europea respalda la
decisión inglesa de aplicar sanciones económicas
a la Argentina, y el Perú define su posición
decidida a favor de Argentina.
Designado por el Presidente REAGAN para
interceder en el conflicto, el General Alexsander
HAIG conferencia con el Canciller Argentino
Nicanor COSTA MÉNDEZ, en Washington.
7 DE ABRIL:
Bloqueo y Convocatoria
Viaja HAIG a Londres, y los ingleses disponen el
bloqueo naval hasta 200 millas de Las Malvinas.
La Argentina convoca a sus reservas y COSTA
MÉNDEZ regresa a Buenos Aires.
8 DE ABRIL:
Intransigencia
Alexander HAIG se entrevista con Margaret
THATCHER, quien se muestra intransigente.
Argentina crea un puente aéreo para aprovisionar
a las tropas destacadas en Malvinas. Se anuncia
que la fuerza naval inglesa navega a la altura de
las islas Azores.
10 DE ABRIL:
HAIG con GALTIERI
El Presidente GALTIERI mantiene una reunión
con HAIG, recién llegado de Londres, mientras
tanto se lleva a cabo otra manifestación popular
de apoyo a la recuperación de las Islas Malvinas.
GALTIERI, desde los balcones de la Casa
Rosada dirige la palabra a los manifestantes.
11 DE ABRIL:
No a la solución y reflexión
PAPAL
Mientras se anuncia que las conversaciones no
han llegado a solución alguna, Juan Pablo II
exhorta a ambos países a deponer actitudes
extremas. HAIG regresa a Londres. COSTA
MÉNDEZ afirma que el diálogo prosigue.
12 DE ABRIL:
Bloqueo
Telefónicamente HAIG comunica a COSTA
MÉNDEZ, desde Londres, que Gran Bretaña es
irreductible. De madrugada, las naves de la Task
Force bloquean las islas, en tanto la flota de Mar
Argentina permanece en sus apostaderos.
12 DE ABRIL:
Posible salida
Mientras GALTIERI comunica telefónicamente a
REAGAN que existe disposición para encontrar
una salida pacífica. HAIG regresa Buenos Aires
desde Londres. Allí la actuación de THACHER
recibe el respaldo de la Cámara de los Comunes.
17 DE ABRIL:
Más conversaciones
Entre tanto, en Buenos Aires prosiguen las
conversaciones de HAIG y autoridades
nacionales, sin conclusión positiva.
10 DE ABRIL:
El TIAR
Costa Méndez anuncia el pedido de aplicación del
Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca
(TIAR) ante la OEA y HAIG regresa a los EE.UU.
20 DE ABRIL:
Los Cancilleres
Por 18 votos a favor y tres abstenciones
logra la Argentina la convocatoria para una
reunión de Cancilleres americanos.
Inspeccionan
25 DE ABRIL:
Ataques Británicos
Se conocen ataques ingleses en distintos puntos
de Georgias (Puerto Leith y Grytveken). El
Teniente de Navío Alfredo ASTIZ, al mando de
los efectivos, firma la rendición sin haber opuesto
resistencia.
26 DE ABRIL:
La respuesta
Hasta la última capacidad defensiva estarán
dispuestas para el combate, informa la Junta
Militar.
30 DE ABRIL:
Los hostiles
Las autoridades argentinas disponen que las
aeronaves y buques británicos sean considerados
“hostiles”. En forma accidental, en Caleta Olivia
cae un helicóptero del Ejército Argentino, donde
perecen 10 militares.
1 DE MAYO:
Primer ataque aéreo
Se comienzan a conocer a través de informes del
Estado Mayor Conjunto las acciones bélicas en el
Atlántico Sur. La aviación británica ataca en
cuatro ocasiones a Puerto Darwin. Desde las
fragatas británicas cañonean Puerto Argentino.
Los intentos de desembarco fueron rechazados
por fuerzas argentinas.
Una fragata inglesa resulta averiada y cinco
aviones Harrier destruidos.
La clase 1961 es convocada. El Presidente
GALTIEREI, en un discurso dirigido al país,
recalca que la Argentina “responderá al ataque”.
2 DE MAYO:
El hundimiento del Crucero
General Belgrano
Fuera de la zona de exclusión declarada por los
británicos, el submarino atómico inglés Conqueror
hunde al Crucero ARA General Belgrano, con un
saldo de 323 víctima entre desaparecidos y
muertos. El Aviso Sobral también ataco, informa
que varios tripulantes murieron. Posteriormente
se informó que fueron ocho, entre ellos el capitán
de la nave.
4 DE MAYO:
Hundimiento del HMS SHEFFIEL
Nuevas incursiones aéreas de los ingleses sobre
Puerto Argentino y Puerto Darwin. Aviones
navales argentinos, equipados con misiles
Exocet, atacan al destructor inglés Sheffield,
hundiéndolo.
5 DE MAYO:
Condena
El delegado argentino condena severamente a los
Estados Unidos por su apoyo a Gran Bretaña. Se
acepta la intervención del organismo como
mediador.
6 DE MAYO:
Paso previo
La U.N. propone, como paso previo a la iniciación
de las conversaciones, el retiro de las fuerzas de
ambos países del archipiélago. Al día siguiente
Londres amplia el bloqueo naval a sólo 12 millas
del litoral marítimo argentino.
9 DE MAYO:
Es hundido el pesquero argentino
“Narval” por la aviación inglesa, quienes también
atacaron con cohetes y ametrallaron a las
embarcaciones de salvamento.
10 DE MAYO:
Exclusión
Gran Bretaña decreta una zona de exclusión
aérea alrededor de la isla de Ascensión,
equivalente a 100 millas náuticas.
12 DE MAYO:
Desde Southampton
Parte, a bordo del trasatlántico Queen Elizabeth,
3000 soldados británicos hacia el Teatro de
Operaciones, entre ellos un regimiento de
“gurkas”. Aviones argentinos causan averías a
dos fragatas, con pérdidas de dos máquinas y un
helicóptero inglés.
14 DE MAYO:
Regreso
Llegan a Buenos Aires los 189 argentinos
capturados en las Georgias. Entre ellos, los
trabajadores cuya presencia en el archipiélago
generó el enfrentamiento. Los aviones británicos
persisten en su ataque a las islas.

15 DE MAYO:
Embarcaciones británicas
cañonean Puerto Calderón, isla de Borbón,
afectando a diez aviones argentinos.
17 DE MAYO:
Por una semana más renueva las
sanciones la comunidad económica Europea.
19 DE MAYO:
Misa concelebrada
Mientras los ingleses persisten en el
hostigamiento aéreo y con Cardenales argentinos
y británicos a concelebrar una misa por la paz.
20 DE MAYO:
Fracaso
Javier PÉRZ DEL CUELLAR, Secretario General
de la O.N.U., anuncia que sus gestiones a favor
de la Paz resultaron inútiles. El gobierno peruano
presenta una propuesta que también fracasa.
21 DE MAYO:
Cabecera de Playa
Luego de sufrir daños de magnitud en cuatro
fragatas y el hundimiento de la Fragata Ardent,
perder tres aviones Harrier y dos helicópteros ,
los británicos logran establecer una cabecera de
playa en Puerto San Carlos. Los combates
aeronavales tuvieron una gran violencia,
reconociéndose en esa batalla el valor de los
aviadores argentinos quienes perdieron seis
aviones y tres helicópteros, las bajas inglesas
estimadas fueron 300.
22 DE MAYO:
Es abatido un Harrier en Puerto
Darwin.
24 DE MAYO:
Son hundidas las fragatas británicas
ANTELOPE Y ARGONAUT.
24 DE MAYO:
Reclamo Papal y avances inglés
Un encendido reclamo por una paz justa y
honrosa formula Juan Pablo II en Londres,
durante su visita. Mientras tanto, las tropas
inglesas engrosadas por nuevos contingentes,
cuatro regimientos con un total de 3800 hombres,
avanzan sobre Darwin y Pradera del Ganso.
Por otra parte, durante una Reunión del TIAR
quedó aprobada una resolución favorable a la
Argentina.
30 DE MAYO:
El invencible
Se informa que la aviación, después de intenso
operativo consigue averiar al portaviones
“Invencible”. Londres no confirmó nunca la
información.
2 DE JUNIO:
Combates, resolución y fracaso
Las gestiones de paz de la ONU volvieron a
fracasar. Avanzadas británicas se encuentran a
20 kilómetros de Puerto Argentino y el Consejo de
Seguridad de la Naciones Unidas aprobó la
Resolución 505 que designa mediador a Pérez
del Cuellar.
3 DE JUNIO:
Con los No Alineados
En la Habana, ante los representantes de los No
Alineados, el canciller Costa Méndez pronuncia
un discurso.
4 DE JUNIO:
Veto
Un nuevo proyecto de cese de fuego es vetado
en las Naciones Unidas por los Estados Unidos y
Gran Bretaña.
8 DE JUNIO:
Llega el Papa
Para convocar a una unión por la Paz llega Juan
Pablo II a la Argentina, en medio de una fervorosa
manifestación.
12 DE JUNIO:
Ataque al HMS GLAMORGAN
Última víctima del Exocet. Las tropas inglesas
avanzan hacia Puerto Argentino en procura de la
batalla final.
13 DE JUNIO:
Penetración
En dificultoso avance, las fuerzas británicas
penetran las defensas argentinas. En Buenos
Aires, por la noche, al saberse el epilogo de la
lucha, se realiza una manifestación solicitando la
no-rendición.
14 DE JUNIO:
Alto el fuego
Entre los Generales Jeremy Moore y Mario
Benjamín Menéndez, respectivamente
Comandante de las Fuerzas Británicas y
Gobernador Militar de las Islas Malvinas, queda
parlamentado al alto el fuego y la consiguiente
rendición.
En Buenos Aires, al tomar conocimiento de los
hechos, en horas de la noche se realiza una
manifestación en rechazo a la rendición, en la que
se produjeron desmanes y fue reprimida por la
policía.
Diario Tiempo Fueguino – Río Grande – 2 de abril de 2001 –
p.17
17 DE JUNIO DE 1982:
Cae la junta militar compuesta por Leopoldo Fortunato Galtieri, Basilio Lami Dozo y
Jorge Anaya.

OCTUBRE DE 1986:
La Cámara Federal de la Capital juzga a los responsables del conflicto con Gran
Bretaña por “impericia en la conducción de la guerra”, entre otros cargos. La sentencia dictada por la
cámara fue la siguiente: “General Galtieri, doce años de reclusión y destitución, Brigadier LAMI Dozo, doce
años de reclusión y destitución, General Menéndez, absuelto.

Graciela Speranza/Fernando Cittadini: PARTES DE GUERRA: Malvinas 1982 – Bs. As. – Ed. Edhasa – 2005

Roberto Chenú – Comisión de regionalización

chenuroberto@yahoo.com.ar
Tel. 02964 – 443145
RECUPERACION ARGENTINA DE LAS ISLAS

A fines de marzo de 1982 comenzaron a formarse dos fuerzas de tareas para arrebatar a los
británicos las islas Malvinas.
La fuerza de tareas anfibia (Fuerza de Tareas 40) estaba integrada por los destructores de origen
británico Santísima Trinidad (buque insignia) y Hércules, las fragatas Drummond y Granville, el
submarino Santa Fe, el buque desembarco de tanques Cabo San Antonio, el rompehielos
Almirante Irizar y el transporte Isla de los Estados.
El Batallón 2 de Infantería de Marina iba a bordo del LST.
La fuerza de tareas de apoyo comprendía el portaviones 25 de Mayo, destructores, el buque
tanque de apoyo a la flota Punta Médanos y el remolcador Sobral.
El portaviones llevaba 4 aviones de ataque Skyhawl, 3 helicópteros Aloette y algunos Sea King.
El comandante del teatro de operaciones era el General del Ejército Osvaldo García, el
comandante de la Fuerza de Tareas Anfibia era el Contralmirante Gualter Allara.
La misión de la Fuerza de Tareas era capturar Puerto Stanley (que pronto sería rebautizado
Puerto Argentino). Los objetivos eran el cuartel de la Infantería de Marina Británica, el aeropuerto,
el faro San Felipe (Cape Penbroke para los británicos) y el control efectivo de la población.
El contralmirante Carlos Busser, comandante de la fuerza de desembarco, ordinó a sus tropas que
la misión debía realizarse, en la medida de lo posible sin muertos ni destrozos.
Los argentinos pensaban apabullar de tal forma a los 80 defensores británicos (un cuartel de
Infantería de Marina que sería sorprendido durante el cambio de guardia), atacándoles con 700
efectivos de su fuerza de desembarco que los británicos no ofrecerían resistencia alguna.
Los argentinos trataban de revertir los sucesos de la década de 1833.
Ofrecerían a los súbditos británicos de las Malvinas una alternativa parecida a la que se les había
impuesto a los argentinos que residían allí un siglo y medio antes una nueva ciudadanía o
indemnización y transporte hacia otros países.
A fines de marzo la frota se aprestaba a zarpar, los vehículos fueron embarcados durante la noche
en el LST, tratando de no llamar la atención, pero la noticia se publicó en la prensa argentina
antes del desembarco.
Todos los buques cargaron municiones y víveres en Puerto Belgrano y Puerto Deseado, situados
en la costa territorial argentina.
El Alte. Irizar se preparó para que pudieran embarcar los expertos del ejército que se necesitarían
para volver a poner el funcionamiento y mantener en buen estado los servicios públicos de Puerto
Stanley, en caso de que los sabotearan los británicos.
Los buques zarparon en forma independiente el 28 de marzo y se dirigieron a Ushuaia, el puerto
más austral de la argentina. Esa noche la fuerza de cobertura se separó y tomó posición.
Los Tacker del portaviones realizaron patrullajes antisubmarinos.
La fuerza invasora siguió hacia el sur, navegando paralela a la costa.
El pan original de dar la vuelta por debajo de la isla y acercarse por el sudeste tuvo que ser
descartado por el mal tiempo.
Al medio día del 29, la fuerza de tares anfibia tuvo que soportar vientos de 40 nudos y mar gruesa.
El rompehielos Irizar, que llegó a las 14 horas tuvo graves dificultades para cumplir su misión, uno
de los helicópteros Puma del Ejército que transportaba, se averió durante la tormenta, al soltarse
las amarras que lo sujetaban; se suspendieron los vuelos de los helicópteros.
El desembarco anfibio previsto para el 30 de marzo se postergó para el 2 de abril y la fuerza de
tareas cambió de rumbo dirigiéndose al norte de las islas para eludir los embates que recibían los
buques.
Para el mediodía del 31, la Fuerza de Tareas 40 sabía que había perdido el factor sorpresa.
 Rex Hunt, el gobernador británico de las islas impartía órdenes a sus fuerzas militares y civiles sin
ningún tipo de reparos.
Quizás haya sido ese momento en que se decidió recuperar las islas.
Los argentinos que monitoreaban todas las transmisiones británicas, modificaron sus planes para
actuar en consecuencia.
Primero se atrasó la hora del desembarco para que éste se efectuara en la oscuridad. Luego se
descartó la toma del faro. Los argentinos sabían que tenían sistema de alarma. Ahora está
fortificado y se había perdido el factor sorpresa. Se concentró toda la fuerza con Pto. Stanley.
La F.T. 40 se acercó a las islas al anochecer del 1º de abril. La invasión comenzó a las 21,15
horas. El destructor Santísima Trinidad fondeó en Pto. Enriqueta al sur del Pto. Stanley.
Comandos y buzos tácticos recorrieron 500 metros en botes de goma hasta llegar a la costa,
guiados por la luz de la luna (por lo general, en esa zona, el cielo está siempre nublado en esa
época del año). Los comandos debían tomar el cuartel de la Infantería de marina británica y la
casa de gobierno, que era la residencia del gobernador y el asiento de la administración británica
en las islas.
A las 02:00 horas del 2 de abril, 10 hombres rana desembarcaron del Santa Fe, que estaba
sumergido frente a la entrada del puerto.
Tenía como misión asegurar la playa para el desembarco.
A las 06:15 horas, el LST Cabo San Antonio entró el antepuerto de Pto. Stanley y comenzó la
principal etapa anfibia desembarcando en playa York.
Inmediatamente después de iniciado el desembarco el Santísima Trinidad comenzó a transmitir en
inglés instando a los isleños a no ofrecer resistencia y evitar todo derramamiento de sangre.
No obstante, los vehículos anfibios recibieron varios balazos al llegar a la costa, los contestaron y
cesó el fuego.
Cuando los vehículos de desembarco llegaron a la ciudad recibieron fuego concentrado de armas
portátiles. Según el Capitán de Corbeta Hugo Santillán, él… “ordenó disparar contra el techo con
cargas huecas y no de fragmentación, para no causar bajas”.
Al escuchar el fuego, los tripulantes de la fragata Drummond pidieron permiso para dar apoyo con
su cañón de 100 mm. Les fue denegado por considerárselo una respuesta excesiva.
Al entrar en Pto. Stanley los vehículos anfibios fueron recibidos por los comandos que habían
desembarcado del Santísima Trinidad.
Parte de ese grupo había hallado el cuartel de Infantería de Marina Británico vacío, de modo que
decidieron atacar la casa de gobierno.
Murió un argentino, el Capitán de Corbeta Pedro Edgardo Giacchino.
A las 09:15 horas se rindió el gobernador Hunt.
En una operación independiente iniciada aproximadamente a la hora en que los vehículos anfibios
comenzaron su desembarco, un helicóptero Sea King del rompehielos Almirante Irizar,
transportaba materiales y tropas al aeropuerto. El buque estaba al sur del faro San Felipe.
Las tropas limpiaron la pista de aterrizaje donde había vehículos estacionados y a las 08:30 horas,
aterrizaron los primeros C-130 de la Fuerza Aérea Argentina. Al día siguiente los efectivos del
ejército que habían llegado en los C-130, viajaban en los buques de la Fuerza de Tareas que los
trasladaron a Darwin, Goose Gren y Bahía Fox donde levantarían posiciones.

Diario Tiempo Fueguino – Río Grande – Tierra del Fuego – a.VII – Nº1600 – 02-04-1996 – p.19
Recopilador: Roberto Chenú - 2007

QUINTERO IGNACIO – (Recuerdos de Tolhuin en 1980)

Instructor de deportes.

Nací en Resistencia, chaco, en 1952. Ingresé a la Isla el 14 de julio de 1980.

Llegué solo en el vuelo nocturno a Río Grande donde había 10 grados bajo cero, mientras que Bs.
As. me despidió con 10 grados.
Llegando a Tolhuin había 22 grados bajo cero.
Había sido contratado por ser técnico electricista para hacer el montaje del aserradero CAMI, del
que eran dueños el Dr. “titi” Pena, Larroque y Castro.
Ya estaba la Escuela Nº5, con Hernán Vaca, como maestro, la familia Suarez y otras familias de
policías.
Viví primero seis meses en la Hostería Kaikén, luego en la cuarta casa, en la tira de Hernán Vaca,
Suarez y familia Tawer.
Había una usina con dos grupos electrógenos, paro sin combustible.
Mandábamos tensión desde CAMI a la comisaría y las cuatro casas.
Luego llegó la familia del “mencho” Oliva, de la estancia La Correntina.
En el 78 “Conejito” (chileno) ya estaba allí.
Vivían el aserradero 10 ó 15 familias. Los Villegas están en Río Grande y también los Calparsoro.
El montaje se terminó en tres meses, luego de viajar a Córdoba volví ese verano con mi esposa
Gladis Pesatti.
Recuerdo la soledad de ese primer Fin de Año.
Veníamos de la ciudad, pero en Tolhuin no había nada, solo el silencio, estábamos solos, los
demás se habían ido. El pueblo para nosotros solos.
Impresionaba la tierra en la ruta, la nube de tierra, creía que era una nube de fuego, pero era
tierra.
Nos costó acostumbramos a la claridad, a las once de la noche era de día, queríamos estando en
Kaikén cenar a esa hora, pero Pítaro y su gente se querían ir a sus casas, el día ya se había
terminado para ellos.
Nos gustaba caminar de un lado para otro, fotografiar mandar al norte el colorido, el fuego, ya que
no todo era nieve.
A las 22:00 cortaba CAMI la luz, luz suave, débil, ya que se cuidaba el combustible.
La casa en Tolhuin era de tres ambientes, una casa grande, pero no teníamos muebles,
juntábamos dos camas chicas para dormir.
El arquitecto Silva nos llevó al negocio de Granja y allí compramos vasos y todo lo demás. Gladis
con tela “lienzo” hizo sábanas y bordados, 101 bordados, muchos bordados, ¡había tiempo de
sobra!.
La escuela era el centro social, nos juntábamos para jugar con la Sra. Kóvacic y las familias
Suarez y Oliva, y Mercado que vive en INTEVU.
Nuestro primer hijo nació en Río Grande.
Había una médica en Tolhuin, pero no ejercía, salvo cuando hubo un accidente, el vuelco del
camión que nos traía de Río Grande y que algo pesado me golpeó en la nuca, pero no fuimos
heridos.
CAMI hacia multilaminados, había tornos, calderas.
Los fines de semana se hacían partidos de fútbol y asados. Había llegado mucha gente nueva, de
la provincia de misiones.
El padre Zinc era el único que iba y rezaba misa en el aserradero.
Suarez tenía un coche R 12 plateado, y Hernán Vaca un Falcon.
Al fin nos fuimos a Río Grande. Yo tuve serias discusiones con el comisario de Tolhuin.
Quintero Ignacio – Río Grande -1999
 Entrevistador: Roberto Chenú - 1999

PATRICIA ALEJANDRA ANDUCEN SALVIVIA

Ama de casa, empleada estatal.

En 1978 era chica, vivíamos en el Bº Obras Sanitarias (Ushuaia), cerca de la actual Escuela Nº16.
Recuerdo que allí vivía con unos tíos, veíamos bajar soldados de la montaña.
Mi tío, el de la bloquera les daga cosas calientes: café, leche, y ellos nos deban pedacitos de
chocolate.
El gobernador militar dijo que en caso necesario ataría a todos lo chilenos junto a los tanques de
combustibles y les prendería fuego.
Nuestro perro “TOFI los seguía a su campamento, eran jovencitos y estaban en carpas. No había
nieve pero sí frío.
En el 82 estaba en Tolhuin.
Allí estaba el director Hernán Vaca y Norma Villordo.
Era una escuela chica la de CAMI.
En Tolhuin esta la casa de los maestros y pocos edificios más.
Hernán Vaca iba a buscarnos en una Citroneta anaranjada, que a veces se empantanaba,
entonces yo iba a la escuela con Pancho Francisco Lewe, que tenía una hermana llamada Cecilia.
El papá de Legue falleció en cuando se incendió su casa en CAMI.
El día anterior había sido su cumpleaños, seguramente había tomado mucho alcohol. Lo
encontraron muerto, quemado, sentado en la cama.
A su mujer el decían: “la Pirilacha”.
En la Gamela de CAMI había un enfermero, le decían: “Doctor”, pero su nombre eran Santi.
Había problemas, había conflictos.
Nos fuimos callados de CAMI, sin decir nada, cargamos las cosas en un camión y nos fuimos.
Mi madre se llama Ercilia del Carmen Saldivia, vive en Margen Sur.
Mi madre es chilena, de la ciudad de Castro, (Chile), y mi padre es de Porvenir, dice que nació en
la Ruta 3, quizá porque su madre estaba viajando en el momento del parto.
El abuelo Saldivia ponía frazadas negras en las ventanas.
Al fondo, el abuelo tenía un ranchito donde hacía carne ahumada.
Comíamos mucha carne de capón y papas. También tenía gallinas y me asustaba con las plumas.
Ya en Río Grande, vivíamos en Rivadavia y Colón.
Iba al Jardín de la Escuela Nº2, con botas de goma porque había mucho barro.
En 1982 estuve en la Escuela Nº10 con el director Luis Felipa.
Los abuelos se fueron a Esquel y luego volvieron.
El abuelo se enfermó del corazón en 1978 y después de una semana de internado murió, le dieron
polenta en vez de sopa.
Vivía al fondo de la casa de su hija María.

Patricia Alejandra Anducen Saldivia – Río Grande – 2007

Transcripción: Roberto A. Chenú - 2007
AIDA ESTELA CHAVES
En 1978 y 1982 tuvimos dos guerras planteadas para justificar la dictadura militar de ese momento
pensando, tal vez, que con un conflicto bélico, reforzaría más esa situación política.
La disputa con Chile se fue presentando entre nosotros con un estrés que se iba incrementando
cada día.
Había muchos menos habitantes y la población chilena y sus descendientes era
proporcionalmente aquí muy significativa respecto a la población argentina venida del norte.
Existía resquemor entre ambos grupos.
La población militar también era importante, existía el servicio obligatorio y había muchos
soldados además, por la inmediata confrontación.
La xenofobia se manifestaba abiertamente.
Eso personalmente me afectaba porque había llegado a conocer a personas chilenas o sus hijos
nacidos aquí y los apreciaba mucho.
La ciudad se fue tiñendo paulatinamente de color verde (el camuflaje militar).
Yo era maestra de la Escuela Nº28 anexo a las F.F.A.A. que funcionaba en el edificio de la
Escuela Nº2, donde concurrían los conscriptos para completar la escolaridad primaria o avanzar
un poco más.
Allí se habían suspendidas las clases un par de meses antes. En las demás escuelas (Jardín Nº1,
Escuela Nº7 e Instituto Don Bosco) las clases continuaron pero antes que finalicen habían
quedado pocos alumnos y docentes porque la mayoría nos fuimos al norte, sobre todo las mujeres
y los niños.
Todo avión que regresaba a Bs.As. se llenaban de gente, hasta los aviones Hércules se usaron
para transporte de pasajeros. Llegaban con pertrechos de guerra y se iban con gente.
En el Hospital (que era solo el casco viejo y tenía pocas camas) se habían reforzado el quirófano
creo que se trajeron elementos para tener mayor capacidad para urgencias.
Allí también todo era verde porque los médicos militares llevaban su traje de combate y
sobresalían por escasos los delantales blancos.
A los civiles que quedaron se les recomendaba cavar trincheras para protegerse, pero ya a medio
metro aparecía el agua, así que era una frustración seria porque no tenían donde guarecerse
durante un bombardeo.
Había una presión sicológica incrementada por los rumores que circulaban.
A mí me impactó una que sugería que el gobernador del momento había dicho que ataría a los
chilenos de Ushuaia alrededor de un gran tanque de gas o petróleo y le prendería fuego si
estallaba la guerra.
En esa época pocas personas tenían teléfono, era casi imposible acceder a uno y si lo conseguía
era carísimo, así que hablar desde el norte con los familiares que quedaron en Tierra del Fuego
se hacía cuando se podía y eso aumentaba la incertidumbre de lo que ocurría.
Recuerdo que la intervención del Cardenal Samoré y la resolución aceptada nos dolió, porque
estábamos convencidos que las islas Lennox, Picton y Nueva eran argentinas, no dejó de ser un
alivio en esos momentos y hoy es casi una alegría porque pienso que la guerra hubiera retrasado
mucho la integración latinoamericana.
Al fin y al cabo no dejo de soñar con la universalización, donde todo territorio sea de quien la
quiera habitar con bondad.
Desde el año 1977 yo trabajaba en la Escuela Territorial Nº7, llamada comúnmente la “escuela de
los chilenos”, ya sea porque los derivaban de la Escuela Nº2 o porque directamente se inscribían,
allí se iban reuniendo en mayor cantidad, aunque muchos ya habían nacido aquí, pero eran de
familia chilena.
Allí conocí un poco de la educación ciudadana que recibían de sus padres, con algunos elementos
válidos que comentaba con mis colegas, y la conveniencia de imitarlos, y no faltaban quienes
veían en esto una falta de nacionalismo.
Cuando regresaron los chicos (los conscriptos) a la escuela contaban escuetamente cómo los
habían preparado psicológicamente, por ejemplo: tomar una colina sabiendo que 2 de 3 iban a
morir allí.
Cuando regresamos y veía en las noticias a la gente de Bs.As. diciendo que habíamos entregado
las Islas, tomé conciencia, una vez más, de la falta de integración de nuestro país.
La guerra de Las Malvinas para nosotros fue distinta.
Ya había más gente; había empezado a impulsar la implementación de la ley 19640 y se habían
radicado algunas fábricas y llegaban gente constantemente, casi como ahora.
Nos animamos más a quedarnos.
Nos enteramos poco antes del desembarco en Malvinas.
Ese día fui al hospital y estaba organizando salir en grupo para festejar en la calle. Encontré a la
Dra. De Olmos, esposa del director del hospital, Dr. Olmos y le hablé sobre la empres que se
había iniciado, ni más ni menos contra la “Reina de los Mares” y por ende contra la OTAN, que
sería una masacre.
Reflexionaron todos y volvieron a sus respectivos lugares de trabajo.
Cuando volvía a mi casa vi pasar a un grupo de alumnos con delantal blanco, escarapelas y la
directora de la Escuela Nº7 (Sra. Noemí hermana de Madero) que espontáneamente le habían
salido a victorear el hecho y subían por Piedra Buena en dirección al mar.
A pesar de mi preocupación o desolación me uní a ellos.
Se podían ver manifestaciones pequeños y anárquicas festejando la recuperación de Malvinas.
Había euforia, se organizaron programas por radio para reunir elementos y dinero para nuestro
soldados.
Se hablaba de contenedores con chocolates, cigarrillos, ropa.
Se hacían donaciones para recaudar fondos con su venta.
Después se dijo que nunca llegaron a los soldados, pero eso lo desconozco.
Defensa Civil se organizó, aparentemente muy bien.
Había jefes de manzana que recorrían las casas informando que debíamos tapar las ventanas
para que no se viera la luz desde afuera.
Al principio se tuvo temor de que escasearan los alimento y el agua.
Recuerdo que comprábamos alimentos no perecederos, harina, aceite, sal fideos, leche en polvo.
En esa época solo llegaban alimentos que se mantenían bien durante mucho tiempo.
No había los lácteos, ni las verduras y frutas que hay ahora.
Estábamos acostumbrados a comprar carne congelada.
Nunca nos faltaron alimentos ni gas. Otra cosa que se decía era que convenía acopiar madera por
si destruían el gasoducto.
La actividad escolar es una de las que más recuerdo porque había una sicosis general, porque se
deban clases de lo que había que hacer ante un bombardeo.
Entonces a los alumnos se los instruía haciéndolos ponerse debajo de la mesitas, y cómo se
realizaba una evacuación, etc.
Me contaban que algunos chicos llegaban al llanto en esos simulacros, tal vez por la forma en que
los adultos nos comportábamos porque también estábamos alterados.
Hubo problemas dramáticos como el caso de la maestra que mataron frente al Casino de Oficiales
debido al nerviosismo de un conscripto imbuido tal vez de la obediencia debida.
Ante la muerte de la maestra se realizó la primera marcha popular en Río Grande durante la
dictadura militar. Fue espontánea, se convocó persona a persona, voz a voz.
Fue una marcha de silencio que pasó por delante del Casino de Oficiales.
Fuimos con mis hijos que eran chicos.
Se hablaba que en el local de al lado del casino (sobre Av. San Martín) había apostado personal
militar con armas largas por si se complicaba la situación.
La tensión era grande, se había complicado más la relación cívico-militar.
Recuerdo que se habló del cambio de actitud de Comandante Robacio después de Malvinas.
Cuando regresó de la guerra, durante una reunión en la Municipalidad, rompió una puerta de una
patada. Yo lo había tratado anteriormente en una reunión en la Escuela Anexa a la F.F.A.A. y nos
había dado una impresión totalmente distinta.
En el 82 las alarmas rojas fueron dos o tres, no fueron muchas, pero las suficientes para
recordarlas toda la vida.
Significaban bombardeo inminente.
Teníamos un corredor angoste en el centro de la casa.
Se nos decía que era el lugar más seguro en un bombardeo. No sé si es así o nó.
Allí poníamos una mesa, arriba un colchón y nos tirábamos debajo de esa mesa.
Cuando escuchábamos la alarma corríamos a la casa, si estaba cerca, y hacíamos eso.
Algunas familias fueron a vivir el casco de algunas estancias, tampoco allí había refugios
antiaéreos. La familia Loffler había ido a la estancia Topic y a nosotros nos dijeron de ir porque se
suponía que era difícil que tiren una bomba allí.
Cada uno pensaba una estrategia para tratar de proteger a su familia.
Nosotros fuimos un día pero nos volvimos a nuestra casa.
La muerte del oficial Pedro Giachino a mi me pareció premeditada, no sé por qué, pero lo sentí
como el preludio de un desastre.
Ya en ese momento se vislumbraba la situación tenía que cambiar, los militares tenían que hacer
la apertura democrática ya que las dos aventuras bélicas le resultaron mal.
Tengo recuerdos de la Asociación Docente.
Fuimos uno de los primeros grupos laborales que dijimos: “vamos a reunirnos orgánicamente y
tener algún peso como agremiados”.
Recuerdo que pedimos una reunión con el Comandante del BIM Nº5 para presentarnos como
Asociación Docente.
La idea era decirle: “nosotros no somos clandestinos, no estamos en la sombra, queremos dar la
cara para formar un gremio docente”.
Allí estaban Pedro Gocek, María del Carmen Villanueva, María Bárbara Torres, creo que estaban
“chachi” Villarreal, Margarita Irsig y otros que no recuerdo, pero éramos pocos.
En el BIM Nº5 nos recibió el Sr. Vals, que no recuerdo qué grado tenía.
Hablamos y así quedó oficializada tácitamente la Asociación Docente.
Tuvimos otra reunión en la Municipalidad con el Gobernador del Territorio Suarez del Cerro, y
recuerdo cómo me miró cuando le expresé que eran lógicos los exabruptos cuando había
opresión, me miró y me pidió que repitiera eso, se quedó pensando, al poco tiempo renunció.
Luego se sucedieron los intendentes y los gobernadores cuando se preveían las elecciones.
En la Escuela Nº7 hubo reunión con un gobernador naval que según escuché fue de tono muy
violento. Cuando vi la plaza de Galtieri no entendía nada, había represión, desparecidos y
enviamos a los conscriptos a una posible masacre y la gente se reunión por miles en la Plaza de
Mayo apoyando a los militares.
El pueblo argentino es emocional, responde a impulsos, además en esa época se estaba poco o
nada informado y aviesamente mal informado.
Aida Estela Chaves – Docente - Río Grande – 2007
Recopilador: Roberto Chenú -2007
MARIA HILDA SCHOLLES – Tolhuin
Ama de casa -
Mi padre era de cutis blanco, pelo negro, sus abuelos eran del norte de Alemania (los del sur de
Alemania eran rubios y hablaban un idioma “gangoso”).
Nosotros tenemos modismos, no dialectos.
Nací en Puerto Rico, provincia de Misiones.
Ingresé a Tierra del Fuego durante 1982. En Misiones estábamos mal, faltaba trabajo, y ahora
sigue igual.
Vine casada con Ernesto Carlos Oldenburg y sus cinco hijos.
En tiempo de los militares no se podía cortar árboles, había que pedir permiso.
Cuando llegó el Intendente Raúl Pérez se comenzó a talar sin límites.
Viví en CAMI, en aserradero.
Mi marido hizo dos casas alpinas, pero al llegar nos dieron un “rancho”, hacía frío y estaba todo
escarchado.
Tolhuin se había fundado en 1972, ya estaba la Escuela Nº5, el Centro Asistencial, y unas veinte
casas, estaban construyendo más que después entregaron.
Íbamos a Kaikén a hablar por teléfono.
Había una maestra con labio leporino, el director era Hernán Vaca.
1982 fue un año muy frío.
Cuando no los venía a buscar el transporte escolar los niños iban a la escuela en trineos, hechos
con medio tambor de plástico azul.
Mi marido a pedido de la empresa, trajo 45 personas de trabajo, electricistas, torneros, carpinteros
(entre estos Cardoso), pero pasaron tres meses y no le pagaban.
Mi hija tenía problemas cardíacos, fui a Bs.As. en el avión sanitario del territorio, el Lear Jeet que
luego se estrelló en el 84 con el gobernador Trejo Noel y su gabinete,
Como la empresa no pagaba usé los ahorros de mi hermano.
En Bs.As. conocí a Favaloro, Matera y otros.
--E. C. Oldenburg: En CAMI nos descontaban una parte del sueldo para el Fondo Malvinas, pero
nunca pareció el dinero. Los dueños eran: Castro Horacio (socio gerente), Dr. “titi” Pena, Saevich,
Gitardu. Hicimos paro, teníamos miedo, intentaron quemarnos la casa.
Para Navidad no teníamos nada, fuimos a pie unos veinte a Ushuaia, llegamos solo seis. En la
ruta nadie nos levantaba.
Nos atendió el vice Gobernador (el gobernador era Suarez del Cerro).
Le dimos plazo de 24 horas o quemábamos la fábrica.
El comandante Robacio desde Río Grande nos mandaba comida (había pica con Suarez del
Cerro).
Hubo algo de arreglo.
Volvimos “a pata” desde Ushuaia, nadie nos quiso ayudar, nadie nos paraba, colectivo Los Carlos
pasaba del largo.
A la gente para Navidad le dieron un kilo y medio de cordero para comer.

A mí me ofrecieron en su momento 10.000 millones de pesos si levantaba la huelga, ¡era una

valija llenas de billetes!.
Yo no acepté, propuse que con ese dinero pagaran a la gente.
En realidad lo que buscaba la empresa era una “Convocatoria de Acreedores”.
Lo consiguieron y la empresa CAMI fue comprada por Salgado.
Sra. M. H. Scholles: Cuando estábamos en CAMI Hernán Vaca me dijo: “cuídese señora, cuide a sus
niños, ese lugar es el centro de la droga”.
Los dueños, el gobernador, hacían orgías, trían hermosas chicas de misiones, hacían fiestas.
Corría el chimento que drogaron y violaron la hija de Ernesto Anchao.
Querían que mi marido robara… llegaron aviones argentinos, los pilotos fueron a CAMI y los
chilenos de la guardia no los dejaron entrar, creyeron que eran pilotos ingleses.
Los pilotos fueron a la Policía y les permitieron entrar para poder dormir, había mucha nieve.
Algunos chilenos festejaron pensando que habían llegado ingleses a la Isla.
Había muchas mujeres chilenas.
En el periférico se adelantaban y me dejaban el último lugar diciéndome: “Usted es de acá”, a lo
que yo respondía: “soy del norte, pero soy argentina”…
En Río Grande conocí al Dr. Quevedo, que cantaba en el coro.
El director del coro el Sr. Ramón Oviedo.
Con la Sra. de Legunda éramos las dos únicas argentinas en el coro, el resto chilenas que nos
discriminaban, nos hacían el vacío total: “chiquita, vete de acá”, me decían.
Hay muchos robos en Tolhuin.

María Hilda Scholles – Turbera Cachén – Tolhuin – 2007

Entrevistador: Roberto Chenú – Tolhuin
CARMEN VALENCIA

Soy fueguina. Hice mis estudios primarios y secundarios en Río Gallegos.

Cuando vuelvo a la Isla recibo un telegrama del Padre Cesar Campos donde me ofrece la
titularidad en el colegio Don Bosco.
En esos tiempos no teníamos luz, las calles no estaban pavimentadas.
Un sector de la ciudad tenía agua y otros no, por lo tanto me venía de la calle Islas Malvinas a pie,
no tenía vehículo, con una linterna. Pasaba a buscar a Susana Arteche que tenía la librería EL
Quijote y no íbamos a la Escuela Nº 2.
Cuando finalizábamos el turno en esa escuela entrabamos al colegio Don Bosco.
Como no había agua en todos los sectores, cada dos cuadras encontrábamos una canilla donde
la gente iba con sus baldes a proveerse.
Le pedimos autorización al Padre Benutti para bañar a los chicos.
Entonces, antes de comenzar nuestra tarea, nos poníamos a bañar a los niños en el colegio Don
Bosco. También logramos que se les diera la copa de leche.
Cuando finalizaba esa jornada, a las 18:00 hs. Entraba a la Escuela 2 de Adultos, donde
concurrían los alumnos del BIM 5, eran muchachos en su mayoría analfabetos que vieron a hacer
el servicio militar.
Los días sábados tenía de 1ro. a 5to. año del colegio Don Bosco como profesora de Educación
Física. Dictaba clase en el gimnasio de la Escuela María Auxiliadora.
Tuve el orgullo con otras colegas de organizar el gremio docente, ente ellas: Giogiosa, Zulema
Lodeiro, Siarreta, Gutraich, Arteche.
En el 78 y 82 tuvimos los dos grandes conflictos, el de chile y el de Malvinas.
Personalmente lo tomé con calma.
Bueno, si está de Dios que te tenga que ocurrir algo, bueno ocurrirá.
Nos quedamos acá en la Isla, continuamos dando clases.
Tuvimos de Defensa Civil, Bomberos, los apoyos suficientes, las instrucciones de lo que teníamos
que hacer dentro de las escuelas con nuestros alumnos, cómo teníamos que actuar.
Recuerdo también que en ese momento yo había renunciado a algunas escuelas, pero aún
estaba en la Escuela Nº8 y en Radio Nacional.
Fui una de las que inauguramos esa radio con Alberto Chenú y otros que recuerdo con cariño.
A través de los informes que daba nuestra emisora comentábamos y estábamos preparados.
Cuando me nombraron a mí en ese cargo tuve que ponerle nombre a la escuela y decidí con los
docentes llamarla “Solidaridad Latinoamericana”.
Para el acto de inauguración pensé: “No voy a colocar la bandera Chilena, con todo el respeto
que se merece, dado que fue uno de los países que no nos apoyó”.
Recuerdo esos momentos.
Vino “sulko” Romero que era Delegado de Gobierno de Trejo Noel y dijo: “No Carmen, no por
favor, colocá la bandera, mirá que nosotros no queremos tener problemas”.
Respondí: “No escúchame, como vamos a colocar esa bandera…ponele otro nombre a la escuela,
pero Solidaridad Latinoamericana no tiene sentido porque yo no voy a colocar la enseña patria
chilena puesto que ellos nos hicieron una traición hablando en criollo”.
Después vino el ministro Rosas y dije: “Bueno, si ustedes quieran colocar otro nombre aquí tienen
mi renuncia, yo renuncio”.
Porque era contradictorio colocar un nombre ajeno a la realidad.
Respetaron mi decisión.
Habíamos instalado en la vereda los mástiles de todos los países latinoamericanos que nos
apoyaron.
En cada aniversario de cada país el alumnado salía a la calle. Escuchábamos el himno del país
con sumo respeto. El docente a cargo decía unas palabras relacionadas con el hecho histórico y
lamentable que nos tocó vivir.
Desgraciadamente este proceder en la actualidad se ha perdido.
No se da a conocer a los medios la parte histórica de cada país.
Tendría que haber perdurado el homenaje a las naciones que nos acompañaron.
Con respecto al quehacer diario en estas fechas, hubo docentes que se fueron a refugiar en
algunas estancias, otros dado su estado de salud o que no soportaban esta situación estaban con
licencia médica.
El resto continuamos dando clase.
Yo tenía en ese momento a mi hija mayor que era muy chiquita, me la llevaba conmigo a la
escuela.
Había un movimiento continuo de aviones.
Se sentía especialmente sobre la escuela Nº8 cercana al corredor de vuelo del aeropuerto.
También teníamos los simulacros, donde debíamos colocarnos debajo de los asientos escolares,
debajo de los marcos de las puertas.
En nuestros hogares teníamos que colocar bolsas de residuos negras en las ventanas.
Cuando salíamos teníamos que colocarnos pilotos blancos, o algo que permitiera identificarnos.
Cuando nos encontrábamos con los militares debíamos decir dónde íbamos, que íbamos a hacer,
y teníamos un cierto tiempo.
Recuerdo que veíamos esos muchachos tan jóvenes de 18 años.
Muy pocos de las Isla, la mayoría de otras provincias del interior.
Con ese frío tan crudo, los hacíamos ingresar a casa y le dábamos la cena y sobre todo para que
tuvieran el afecto humano que era lo que más necesitaban.
Porque uno los veía tan jovencitos en esta situación. Sabíamos que no estaban preparados.
Lo que hice también lo hicieron todos los viejos pobladores de Río Grande.
Porque no nos olvidemos que antes todos nos conocíamos, éramos muy solidarios. Las puertas
permanecían abiertas.
Los que tenían vehículos dejaban las puertas abiertas.
En esos momentos nos poníamos en madres al ver esos soldados, esas criaturas lejos de sus
padres que necesitaban apoyo afectivo y que no lo tenían dados los kilómetros de distancia que
los kilómetros de distancia que los separaba de sus familiares.
La supervisora era Vilma Varas, teníamos 42 alumnos por sección.
Durante 23 años tuve primer grado en el Colegio Don Bosco.
Lo mínimo de alumnos que tuve por curso fue 35.
Algo triste del 82 fue haber perdido tantos jóvenes.
Me pongo en el lugar de esos padres que perdieron un hijo.
Solamente le pido a Dios que no vuelva a suceder.
Uno ve por televisión lo que ocurre concretamente en Irak. Y dice uno: “que países sufridos”.
Que ojalá Dios ilumine a todos nuestros gobernantes, a cada político, a cada funcionario para que
luchen no tanto por la ambición del poder sino por tener un país mejor, una provincia a mejor
donde nuestros jóvenes tengan la oportunidad de un trabajo digno. Donde la honestidad y la
responsabilidad, es decir los valores, vuelvan a recuperarse.
Yo siempre digo que me interesa lo que ocurre a nivel nacional, pero mucho más me interesa lo
que ocurre aquí en mi provincia.
Digo que Río Grande a pesar de la cantidad de habitantes todavía no deja de ser un pueblo, tanto
como Ushuaia.
Es hora de que todos reaccionemos hoy por el bien y el futuro de nuestros nietos, de nuestros
hijos, de la humanidad.
Debemos recuperar los valores.
Si tenemos que manifestarnos, manifestémonos en forma respetuosa, en forma coherente.
Si se lucha por un fin, que se luche.
Cuando nosotros hicimos una medida de fuerza, la hicimos durante noventa días, nos
descontaron los noventa días, no nos devolvieron un peso, pero logamos el objetivo. Creo que fue
en tiempos del gobernador naval Suarez del Cerro.
Yo era la directora de la Escuela Nº14, estaba con Nélida Juich, Luli, ellas también hicieron la
medida la fuerza.
Nos turnábamos en ir a cuidar la escuela pero no firmábamos.
Las tres nos tuvimos que ir a pedir un crédito a Bansud para pagar nuestras deudas.
Cuando alguien está convencido de que está peleando algo justo, que se pelee, pero bien, no
pensando en lo que van a descontar.
Durante el año 67 cuando yo comencé mi trabajo docente en la Escuela Nº2 teníamos comedor
escolar. La Sra. Toledo era la cocinera, teníamos cocina de forma octogonal a leña.
No hubo problemas con los chilenos en el INTEVU, era una comunidad muy solidaria.
Mucha gente chilena se fue a sus lugares de origen porque existieron pícaros que fueron
inculcándoles temor a perder su casa, y tuvieron que vendes sus propiedades, regalarlas,
viviendas que ellos hicieron con tanto sacrificio.
¡Las tuvieron que regalar!.
Los mismos abogados compraron esas viviendas.
Hoy, en la actualidad esos abogados son dueños de esas viviendas.
Nosotros no tuvimos absolutamente ningún inconveniente con la comunidad chilena. Siempre
hubo una relación fluida y solidaria.
Recuerdo que estando en la Escuela Nº8, alguien entró y dijo: “Atacan los ingleses”.
Comenzaron las sirenas, todo
No sabíamos si realmente atacaban, o si era un simulacro.
Actuamos conforme a las indicaciones pero con temor.
En otra situación, durante la inauguración del restaurante Isla Malvinas, propiedad de Horacio
Vera y Teresita Gómez, cerca de radio Nacional, donde actualmente está el bar EPA, estábamos
de fiesta. ¡Ruidosa fiesta!.
Entró alguien y dijo: “Nos atacan los ingleses”.
¡Imagínense!... ¡La gente que salía!... ¡Alguien que se tropezaba!. ¡Lo pisaban!...
Muchas persona se fueron a las estancias, otros no.
Nosotros nos quedamos en nuestros hogares rezando y esperando a ver qué es lo que pasaba.
Pasó lo que nos marca la historia.
Ese dolor tan profundo para esas mamás que perdieron a sus hijos, que se los sacaron de sus
brazos.
No había reuniones políticas en eso momentos.

Carmen Valencia – Docente - 2007

Versión taquigráfica – Recopilador: Roberto Chenú -2007
RICARDO OSCAR PEREYRA
En el año 78 yo me desempeñaba como
meteorólogo en la Base Aeronaval, y lo que
recuerdo de aquel entonces fue la puesta en
marcha de los sistemas de defensa en la
zona de la base y la construcción de
estaciones meteorológicas secundarias en
las estancias.
De allí proviene la extensión de ruta 3 en la
zona de Punta María, y más al norte Ea.
Violetas.
Que yo tenga conocimiento no hubo combate
en la zona de Cabo Domingo, no, no pasaba
nada, no hubo nada.
En la zona de Cabo Domingo el buque de
desembarco Cabo San Antonio descargó
materiales y tropa, pero tiroteo no.
Algún accidente con armamento pudo haber
ocurrido.
En 1978 hubo despliegue de tropas en zona
de fronteras.
En las estancias que ya dije había grupos de
soldados y también en la ciudad.
O sea, la gran mayoría de gente de mi edad
con familia con chicos, optó antes de
diciembre de 1978 de enviar su familia al
norte. Es allí donde nos encontrábamos, en
el Roca, los casados conocidos de muchos
años, para tomar un café, porque éramos
prácticamente mayoría la población
masculina en toda la ciudad de Río Grande.
Meteorología en las estancias quiere decir
que se envió personal que vino de otras
unidades del norte, mas gente nuestra de la
Base Aeronaval, y se colocaron estaciones
primarias de meteorología para recabar
datos.
La Estación Primaria tenía un barógrafo, un
anemómetro, como para dar una primera
aproximación a las posibilidades de
aterrizajes en esas pistas auxiliares de las
aeronaves que estaban en la zona.
Noviembre, diciembre, fueron los meses más
calientes, se preveía que el conflicto iba a ser
alrededor de las fiestas.
.
Yo era en esa época era militar de la Base
Aeronaval.
Desconozco si las estancias aportaban
información porque además estaba el
sistema de Defensa Civil con los
Observadores Adelantados.
Uno de los que recuerdo como Observador
Adelantado era Carlos María Ratier.
Hubo mucha gente en esta función, como el
“gallego” Rodríguez de la armería.
Hugo mucha participación civil en cuanto al
desempeño como Observadores
Adelantados en la zona rural.
Me acuerdo de esa gente, sí.
Y después fui a trabajar al Canal de TV.
A la largo de los años, al hablar con unos y
otros me di cuenta de qué papel desempeñó
cada uno en el 78.
En el 78 Meteorología tenía una central
subterránea y había túneles más que nada
para refugio, como también lugares para
protección de las aeronaves, fuera de la
pista.
En proximidades de las fiestas, no recuerdo
la fecha, hubo un almuerzo grande en el
Batallón, a donde vivieron figuras del norte.
Recuerdo hoy a Villarroel, Maidana, Canela,
Favaloro, el “pato” Fillol, el “loco” Gatti y
todos los que estaban en el mundillo de la
televisión.
Fue un gran almuerzo antes de las fiestas.
Yo viví el 82 acá.
El tiempo estaba como siempre. El viento
estuvo presente.
Pasó todo muy rápido y también así se
desactivó.
Pasaron las fiestas, volvió la familia y siguió
la vida normal.
Hubo aviones, desembarco de fuerzas
propias en caleta La Misión, se utilizaron
unidades de transportes Fueguinos,
camiones y vehículos de todo tipo.
Hubo gran cantidad de tropas dentro de la
ciudad.
Recuerdo que en los monoblocs o
departamentos que están en la calles
Malvinas esquina Moyano, detrás del
Cementerio, estaban habitados por gente de
Marina,
Algunas propiedades de la zona también
fueron ocupadas por navales.
Después siguió el curso normal de la vida en
Río Grande.
No recuerdo haberme cruzado con gente de
Ejército, todos era de Marina.
En aquel momento yo tenía un Citroen 3CV,
(la familia en el norte).
Dormía prácticamente vestido, armado tanto
en la Base como en la ciudad.
El movimiento habitual era ir al Bar Roca a
juntarme con el resto de los conocidos y
éramos todos iguales, siempre alistados en
cualquier momento en cualquiera lugar de la
ciudad.
Se utilizaba el oscurecimiento en los
vehículos con la clásica tapada de los faros
delanteros y traseros.
Hubo gran éxodo de ciudadanos chilenos y
también de sus descendientes, que optaron
por volverse a su patria.
Recuerdo las colas que había en transportes
Sénkovic para irse de la ciudad.
Había prácticas de viajes al campo, donde
tenía que ir la población si sonaban en
determinado momento las alarmas.
Había lugares determinados en las estancias,
o en el campo para las evacuaciones.
No hubo evacuaciones grandes, masivas.
Los lugares en los que habitualmente se
usaban los fines de semana.
Recuerdo que había escasas radios, la
población era de 12.000 o 15.000 habitantes.
En el 78 tenía dos niños varoncitos nacidos
de la mano del Dr. Feullade y la Hna. Carla.
Recuerdo al “topo” Montiel, al “viejo” Palma,
toda una institución como el Padre Zinc,
“coquito” Rodríguez suboficial mayor que era
como el encargado del Batallón.
Otros de aquella época eran: Vergara,
Abendaña.
Cuando se está en un lugar, como la Base
Aeronaval y el Batallón, pese a ser de la
misma arma, no mantenemos muchos lazos
de comunicación, cada uno está en lo suyo,
en su rama.
En meteorología hacíamos guardias de 24
por 24 horas, estábamos prácticamente todo
el día, en momentos así como en el conflicto.
Si, teníamos información satelital, pero se
cortaba…
Como la satélites eran americanos o rusos,
en su pasaje por la zona directamente
transmitían “en blanco”, o sea, no teníamos
información satelital tanto en el 78 como en
82.
Entonces nos tuvimos que mover como se
movía la meteorología a lo antiguo, con
medios propios y con el conocimiento del
personal.
Eran satélites de órbita polar, eran los NOA,
pero al entrar a territorio argentino se
cortaban, y más en la zona del conflicto.
Supóngase que tenía información desde el
norte hasta la zona de Bahía y de allí para
abajo “cero”, nada.
Las observaciones eran horarias: dirección
del viento, presión, temperatura, visibilidad.
Se contaba con una Central.
Meteorológica móvil, montada en un trailer.
Teníamos la que estábamos operando
siempre, teníamos la subterránea en caso
que salir a otro lado.
Era muy reciente lo que había sucedido en
Uganda, la operación Entebe. Se preveía un
ataque chileno de esas características en la
pista de Río Grande.
Por eso dije: dormíamos armados y como las
botas puestas.
Se mantenía el alerta constante durante las
veinticuatro horas.
Del otro lado de la pista había un radar que
se instaló previo esa operación.
Ricardo Oscar Pereyra - Febrero 2007
Transcripción taquigráfica: Roberto Chenú - 2007
MANUEL RODRIGUEZ SANCHEZ
Armero.
Recuerdo que en 1978 se puso en marcha la
Defensa Civil ante una emergencia, una
situación determinada de conflicto bélico.
Se arbitraron todos los medios para la
comunidad estuviera ordenada y protegida.
Felizmente las cosas llegaron a un término
que todos conocemos.
Funcionó la Defensa perfectamente bien en
apoyo a las necesidades que había
efectuado, realizando distintos tipos de
ejercicios: oscurecimiento, evacuación, etc..
Hubo una Defensa Civil muy organizada y
preparada para la tarea que tenía que
cumplir.
En esa época el jefe era Juan Carlos
Apolinaire, Intendente. Estaba el arquitecto
Casas como jefe de Obras Públicas, el Sr.
Leticia, Domingo Palma, Sevillano.
El Comando de Operaciones de Defensa
Civil se integró pidiendo el apoyo de distintas
personas de la comunidad, que a su vez
tenían que ver con cada uno de los distintos
servicios a los que estaban destinados.
Así por ejemple recuerdo que el Sr. Sevillano
estaba destinado a transportes, porque era
un hombre que estaba en contacto con los
vehículos, con los medios.
Filosa estaba encargado de la parte de
comunicaciones porque conocía del tema.
La Sra. Rubio de Mingorance estuvo
encargada de Asistencia Social.
Se trató de ubicar a distintas personas de la
comunidad en tareas afines a su forma de
pensar, actuar y medio de vida.
Defensa Civil tuvo el reconocimiento de
autoridades nacionales en esa oportunidad.
Terminada la emergencia se desactivó el
Comando de Operaciones Defensa Civil que
a su vez dependía de la Defensa Civil
Provincial Ushuaia cuyo jefe en ese momento
era el gobernador Suarez del Cerro.
La Defensa Civil vuelve a actuar en el año
1982 por el tema Malvinas.
Allí vuelve a tener la misma actuación que en
1978, o sea, la orientación preparación de la
comunidad para este tipo de emergencias.
Se brindó inclusive el apoyo que fue
requerido por las fuerzas armadas.
Yo en el año 1978 era gerente del Banco de
la Provincia de Santa Cruz, y tenía una
empresa particular de turismo, que se
llamaba Yaganes Turismo.
Hubo varias Alertas Rojas con motivo del
conflicto Malvinas.
Una Alerta Roja fue en oportunidad de
haberse detectado un helicóptero inglés que
luego se estrello en Chile.
En otra oportunidad la Alerta Roja fue
motivada por la presencia de fuerzas navales
británicas acercándose a Río Grande.
Hubo varia alarmas, nosotros recibíamos
avisos con determinada antelación para
arbitrar los medios de protección a la
comunidad mediante alertas: Alerta Amarilla,
Alerta Roja, o sea, distintos tipos de señales
que iban dando la gravedad del proceso.
Un proceso efectivo no se dio en ninguna
oportunidad.
Defensa Civil también tenía Observadores
Adelantados en distintas partes del territorio,
cuya función era detectar posibles
movimientos que pudiesen generar algún tipo
de perjuicio a nuestra provincia.
Defensa Civil tenía conexión con todos los
servicios: policía, bomberos, hospital, fuerzas
armadas, es decir, había un nexo
permanente con cada uno de estos servicios.
La población estaba dividida en manzanas,
sectores y zonas.
En esa época hubo dificultades para el
traslado terrestre de todo lo que eran
productos hacia la Isla.
Entonces se arbitraron transportes a través
de aviones Hércules, que venían
directamente del continente trayendo las
provisiones y suministros que necesitaba la
población.
Los combustibles llegaban por barco a
Ushuaia y de allí en camión a Río Grande.
En el año 78 ante la proximidad de un hecho
bélico una parte de la población se evacuó
en avión a otras partes del país.
Sin embargo la mayoría de las familias
decidieron quedarse colaborando con
Defensa Civil.
Los integrantes de Defensa civil
trabajábamos permanentemente en la calle,
porque no teníamos horario, de día y de
noche.
Recuerdo que cuando el Batallón se tuvo que
desplazar a Malvinas el Sr. Leticia fue con
ellos llevando un equipo portátil de seis u
ocho duchas que él había ayudado a
construir con otros vecinos, facilitando la
higiene de los soldados en el frente.
Tengo entendido que el Sr. Grefo también
colaboró con la reparación o instalación de
calderas en Malvinas.
Manuel Rodríguez Sánchez – Río Grande – Marzo
2007
Transcripción taquigráfica: Roberto Chenú
ERNESTO IPAS

El “chiste” comenzó en 1978, con tropas, pistas, flota de mar, después se paró el asunto.
Desde la Avenida Belgrano se veía la flota de mar, la silueta de los barcos.
Una noche de luna llena vos veías los buques de la Flota de Mar Argentina en el horizonte porque
estaban haciendo maniobras.
Para mi forma de ver no terminó el conflicto y se fueron todos a su casa.
Se siguió, no en conflicto, pero las tropas estaban aquí.
Se cometieron errores y errores, porque venían gentes del norte a dirigir Defensa Civil y hacían
oscurecimientos a las once de la noche, en diciembre, y es muy jodido oscurecer el sol a las once
de la noche en Tierra del Fuego.
Entonces vos decías: “OSCURECIMIENTO”, y vos veías un sol a las once de la noche, porque
hay sol en diciembre, y vos decías: estamos todos en joda.
Oscurece tu casa, y afuera: ¿Qué hacemos?.
Los que vivíamos acá le tomábamos el tiempo a la gente, le decíamos: ¿Oscurecimiento de
qué?...
Esos errores se fueron corrigiendo en el 82, pero fue otra época, fue invierno, no era verano.
--Yo, tengo amigos que fueron Observadores Adelantados, pero yo justo en el 82 había dejado la
Municipalidad y estaba en un negocio que no me daban los tiempos para hacer eso.
Después del 78 hice algunos trabajos de fotografía para el BIM 5, hice relevamiento fotográfico en
un montón de lugares.
Fotografié planos, cartas, para empezar a buscar fallas que tenían esas cartas de navegación de
costa.
Para levantarlas trabajamos con gente como Domingo Parma que controlaba eso, y detectaba qué
errores había en el terreno.
Digamos: ríos que no eran tales, ríos que salían de una forma y estaban macados hace 50 años
de otra.
Había errores.
Entonces fotografiamos planchuelas de un metro por un metro, hacíamos la fotografía y entraban
cuatro cuadrículas de un plano del batallón.
Al levantarlas empezabas a observar fallas.
De allí copiaba la gente, volcaban lo que encontraban en el terreno en ese momento.
Entonces, se hizo un relevamiento de todo la Isla.
A veces me arrepiento de no haber hecho más cantidad de fotografías por el cambio que hubo en
el pueblo.
De la noche a la mañana había aumentado la población el doble por la cantidad de batallones que
vivieron después del 78.
Yo hice mucho material de diapositiva porque ellos lo usaban para material didáctico.
Entonces íbamos de campaña y yo con ellos.
Como yo trabajaba en Municipalidad tenía la opción de decir: Bueno, me voy cuatro días al
campo, y me iba pedido por el batallón.
Hacia el relevamiento en diapositivas que ellos necesitaban.
Eran imágenes de la parte operativa del infante de marina en la zona.
Todo ese material lo usaban como elementos didácticos para ilustración en otros lugares.
Yo no trabajaba solo, había gente de marina que sabía usar la cámara, pero no sabían hacer un
material didáctico, yo les daba una mano.
Ellos me daban el argumento de lo que necesitaban y yo le agregaba el material fotográfico ya
“secuenciado”.
En la cabecera del lago Fagnano había un vivac, un lugar donde hacían entrenamiento las gentes
de marina, y había soldados jóvenes de la provincia de Misiones, contentos y sorprendidos del
paisaje y nieve.
Acá al soldado se lo trataba bien, mejor que a los del norte.
Acá comían bien, no podían hacer cosas raras porque el frío los hubiera matado.
Algunos pibes ya venían con problemas de salud, por carencias en la comida y todo lo demás,
pero acá comían bien.
Había gente que no se quería ir, estaban chochos.
Después de dos años, tiempo de colimba, los tipos sabían leer y escribir, los mandaban a la
escuela.
Vos veías un montón de cosas que en otros lados no las veías. Eran experiencias lindas.
En 1978 el Jardín Calesita Encantada (cito en calles Don Bosco y Arberdi), fue usado por el Comando de
Comunicaciones con las ventas cerradas con cintas y todo lo demás.
Aquí no se vivió tanto el conflicto 1978.
Donde sí se vivió el conflicto fue en el 82, que se siguió dando clase.
Acá la vivimos, acá no nos contaron nada.
--¿Qué fue lo más pesado?.
--La alarma, la Alerta Roja.
--¿Una o varias?.
--Una. La más grave fue una que teóricamente fue el incidente del helicóptero que después
encontraron en Punta Arenas, fue la más grave.
--¿Qué pasó?...
--I, viste, que si te agarra un oscurecimiento vos estás, sabes que es una prueba, pero eso no era
una prueba, eso era real.
Entonces, la tensión…uno se va cargando, ¿viste?...
Yo tenía un lugar en mi casa con toda la ropa preparada para estar un tiempo en el monte.
Tenía instalado todo, todo preparado para irme salir al monte, mi mujer, mis chicos y yo.
En ese momento tenía dos chicos...
Nos íbamos en el auto, teníamos todo preparado como un montón de gente…
¿Ves?, eso en el 78 no lo hicimos.
Lo vivimos en el 82, porque sabíamos que la pista en cualquier momento iba a saltar por el aire.
Para mí era el objetivo, ¿viste?...
De acá salían aviones, el abastecimiento, Gallegos, acá, bueno…
En Bs.As. jugaban partidos de fútbol.
Acá no teníamos muchas ganas de hablar.
En el 82 estaba en un negocio.
La gente que en el tiempo uno llegó a conocer eran pilotos, eran gentes de distintas unidades de
marina, entonces vos chalaban con ellos, hablaban de cualquier cosa, no hablabas del tema (de la
guerra) como una autodefensa, de no tocar el tema.
I vos, cada dos o tres días de no aparecer por el negocio estabas pensando qué le había pasado,
sin conocerlos.
Era gente que venía al negocio de Alfa, aparte de venir a buscar una película se quedaba a tomar
un café con uno.
Solamente por ese contacto que teníamos semanalmente, y a la semana no aparecía, y al ver a
otro que sabíamos que era compañero de él le preguntábamos qué pasó con fulano…
--No, no lo mandaron a tal lado.
--Ha, bueno…
--O ver el avión y contar los aviones que salían y los aviones que volvían.
Eso lo hacías automáticamente.
Es como, hay una tradición en el norte que vos no tenes que contar cuando llevan a un muerto la
cantidad de gente que lo lleva o los autos que lo acompañan.
I parece vos lo haces automáticamente.
Había diez o veinte coches…
Lo mismo hacías con los aviones.
Mirabas al aeropuerto y contabas los aviones que volvían.
Cuando escuchaban movimiento, mirabas al cielo a ver qué aviones volvían, lo hacías
automáticamente.
Yo tengo gente conocida en los distintos batallones que no quieren tocar el tema de la guerra.
Ojo, a mí, quien sabe yo no me siento tan bien: bien.
Quién sabe si fuera otra persona lo tocaría.
Yo el Himno a Malvinas, recién ahora…ya hace veinticinco años, no lo puedo escuchar.
Mucha bronca me da. Demasiado.
Entonces medio, quien sabe, yo soy el que no quiero tocar el tema o ahondar que pasó.
Porque yo tengo gente conocido que estuvo en Malvinas.

Ernesto Ipas – Jubilado - Río Grande – Febrero 2007

Transcripción taquigráfica: Roberto Chenú
RUBÉN ALBERTO AGNES
La historia nuestra comenzó allá por el 74,
como papá se retiraba de marina tenía ganas
de poner algo en forma particular y le había
comentado que una panadería podía ser un
buen negocio.
Nos pregunta qué opinamos, dijimos:
empecemos, total probamos.
Así alquiló la panadería El Cañón, a Don
Victor Donoso, que tenía a la vuelta de la
Ford, donde ahora está El Sureño.
Allí estuvimos alquilando casi cinco o siete
años.
Después hicimos la panadería nuestra la
Platense, al lado de lo que ahora es Obras
Sanitarias.
Allí empezamos y la estuvimos trabajando
hasta el año 86.
Para ese momento era la panadería que
estaba mejor instalada. Eran todas las
máquinas de último momento que tenía
Argental, era una cosa pensada bien
seriamente.
Después vinieron los problemas del 78, que
fue una cosa bastante difícil, porque trajeron
infinidad de tropas y no tenían con que
proveerles la parte de alimentación a todos.
Nos vinieron a ver a nosotros a ver que
posibilidades de proveerles pan.
Cuando nos dijeron la cantidad, papá me
preguntó a mí y yo dije: sí, se puede. Así fue
que las máquinas trabajaron 23 horas al día.
Todas las máquinas trabajaron, no pararon.
Se hacían 63 bosas de harina por día, de las
cuales 13 eran para el pueblo, y 50 bolsas
para el batallón.
Cincuenta bolsas de harina equivalían a tres
mil kilos de pan que se le proveían a las
fuerzas armadas.
Un solo destino de eso que era María Behety
llevaban 1500 kg de pan.
Después se entregaba el resto a la Escuela
2, que era otro centro de distribución de
alimentos.
La cosa fue muy fuerte para hacerla.
Nos turnábamos para dormir, en mi caso
dormía prácticamente en la panadería.
Teníamos tres turnos completos de
empleados.
Entonces la gente hacía turnos rotativos de
ocho horas.
Estuvimos a ese ritmo dos meses y el
panadero Miguelito “chapalele” que trabajaba
con nosotros con lo que sacó en esos dos
meses y medios se compró la casa.
Las fuerzas armadas pagaban todo, pagaban
bien, dentro de lo estipulado.
Antes de tomar una decisión charlo con la
gente a ver si estaban de acuerdo
implementar ese sistema de trabajo que iba a
requerís dedicación total.
Estuvieron de acuerdo en cómo se
implementaron los pagos, como era la
historia, y se largó y se pudo aguantar eso.
El batallón tenía acá panadería, pero estaba
más dedicado a otra cosa que a eso. Lo que
había eran cocinas móviles, pero como se
creía que si se daba un conflicto no iba a ser
una cosa como para hacer campamentos por
mucho tiempo sino iba a ser cosas más
móviles, entonces estaban dedicados a otras
cosas.
Todos los que estaban disponibles estaban
dedicados armar trincheras y un montón de
cosas más que no a ponerse a cocinar.
Lo que pasó fue que en ese momento era la
única panadería que estaba en manos de
argentinos.
Adentro de la panadería había guardia
armada, porque imagínate, uno ponía algún
tóxico adentro del pan y envenenaba a todos
juntos.

Por ese lado la era incómodo, porque
estábamos continuamente vigilados a dentro,
no había ningún drama, pero se controlaba.
Yo tenía que salir a buscar a toda la gente,
no podía venir la gente caminando porque
había toque de queda.
Entonces no andaba nadie a la noche.
Yo tenía que salir con el camión que estaba
autorizado a circular.
Salía con un guardia armado e íbamos casa
por casa buscando a los chicos con todas las
luces apagadas.
Nos íbamos alumbrando la calle con una
linterna desde el camión.
Buscábamos a los empleados, iban a la
panadería y trabajábamos con todas las
ventanas tapadas cumpliendo con el
oscurecimiento.
Había gas, y esa panadería era puesta con lo
último que había: hornos de tres cámaras,
cargadores automáticos, todas las máquinas
automáticas, a mano no se hacía nada.
Era una panadería que estaba montada para
trabajar casi 45 bolsas por día, pero, bueno
¡tuvimos que hacer 63!
Pero las máquinas eran aptas para 45 bolsas
por día trabajando normal doce a catorce
horas.
Después el ritmo fue normal de la panadería
que no fue nada chiquito por lo que hacíamos
23 bolsas por día.
Nosotros trabajábamos muchísimos.
Después, bueno, errores… papá como
siempre fue muy bueno, mucha gente tomó
la bondad por otro lado.
Se administró económicamente más por esos
lados, y fue dejar todo, pero con la cabeza
bien alta de haber hecho las cosas bien.
En el 78 fue cuando se hizo más pan.
En el 82 el conflicto real no estaba acá en la
Isla, estaba en Malvinas.
En el 78 el conflicto estaba acá.
Era más de lo que se llamaría en su
momento la batalla tradicional o las guerras
tradicionales: mucho movimiento de tropa,
mucha cantidad involucrada de tropas.
Se mandó no solamente pan a Malvinas.
Cuando salían los Hércules de acá llevaban
desde pan, tortas, pizzas, regalos, de todo se
mandaba. Inclusive una vez papá eran las
nueve de la noche y no lo encontrábamos en
ningún lugar de Río Grande.
Este viejito desgraciado no nos dijo nada,
nosotros habíamos preparado como 50 tortas
para la gente del batallón cinco, no nos dijo
nada, se llevó las tortas, se subió al Hércules
y se fue en el Hércules a Malvinas.
Apareció a las 2 de la madrugada de vuelta.
Juntó piedras allá en las Islas y nos trajo una
a cada uno de nosotros.
Se fue a visitar a su gente.
De ahí comentó papá que venía bastante mal
porque vio que la distribución de las comidas
no estaba bien. Vio que los que estaban en
Puerto Argentino estaba muy bien atendidos,
pero los que estaban en las zonas de las
afueras por ejemplo el batallón cinco que no
estaba en Puerto Argentino, estaba un poco
retirado, y no le llegaban provisiones, cuando
estaban a 10 km.
En ese momento todavía no estaban los
ingleses, y no le llegaban provisiones.
Ese mismo problema lo tuvieron acá en el 78.
Movilizaron a la gente pero no se movilizó la
parte de asistencia, la logística. La logística
no tenía nada que ver con desarrollo de
gente que había en la operación un total error
de apoyo.
Vos no podes mandar gente y dejarla
colgada. No, tiene que ir todo
consecutivamente. Acá lo que se hizo fue lo
contrario.
Inclusive acá llegaba gente en el 78 que salía
de Puerto Belgrano para ir a trabajar.
Aparecieron, les dieron el equipo, al avión y
acá. Y desde mi casa llamando a su familia
avisándoles que estaban en Río Grande.
Una cosa así no tiene gollete.
No sé si fue improvisación. Me parece que
como había muchos jefes cada uno se
jugaba su fichita para su lado propio,
olvidándose de la gente que estaba en el
medio.
estás movilizando un montón de gente, que
muchos de esos jefes estuvieron acá
anteriormente, porque acá era un centro de
entrenamiento Batallón 5, acá trían a todos
los guardiamarinas cuando sabía de la
escuela de infantería de mariana los traían
acá el último año o sea, tenía conocimiento
de la zona.
Pero para mí se creían que estaban jugando
a los cawboy, qué querés que te diga… lo
tomé por ese lado.
Están estudiando para no improvisar.
Las técnicas de guerra, de combate son para
no improvisar.
Si en lo que te estás preparando no lo haces,
entonces estuviste de joda, qué queres que
te diga. Y a papá que es militar, le dolía
muchísimo.
A nosotros no ha venido gente de la frontera,
oficiales que estaban con grupos en la
frontera pidiendo por favor, cuando todavía
no estaba hecho el sistema de entregas ni
nada, diciendo que no tenían qué comer.
Hacía tres días que los habían dejado en la
frontera, lo único que le dejaron eran la
raciones “K” que venían en la mochila. Son
raciones chiquititas, 10 x10 x 20 cms., que
tienen 5000 calorías, pero eso tenés que
prender fuego, o sea, es un tipo de ración
muy linda cuando estás en movimiento, pero
cuando voy estás metido en una cueva de
zorro hay que morfar de otra forma.
Y venían los tipos y nos decían que no tenía
qué darles de comer.
Y bueno, nos mirábamos con papá y ¡dale,
dale!...¡les hacíamos pan!...¡que les vas
hacer…¿les vas a decir que no?... ¡esos
tipos no tenían que comer!.
Después sí, a los 15 ó 20 días se hicieron los
centros de distribución pero mientras tanto
los primeros que vieron esos quince días
estuvieron mal, muy mal.
Tengo datos que han ido a algunas estancias
a hablarles a los estancieros y decirles:
miren, esto…
Ya no lo tomo como improvisación.
Porque improvisación sería equivocarse sin
querer, ahora cuando vos estás viendo que
El noventa por ciento les dijeron que sí. Hubo
alguien que les dijo que no, que fue María
Behety.
¿Qué hicieron?... le hicieron una incursión
nocturna y le sacrificaron todos animales de
la cabaña; ¡los animales de la cabaña!
Después se los pagaron. Terminó todo y
después se los pagaron pero los hicieron
sufrir…Los tipos te venían te daban la
documentación, todo, esto se lo van a pagar,
ningún drama.
Lo que sí me divertí es con la gente que se
iba, se iba llorando pidiendo por favor,
grandes señores, señores de ahora, de traje
gris topo, subiendo al 707 de Fuerza Aérea
sin asientos, sentados en el piso,
transportados como ganado y se iban felices
pero tenían miedo.
Yo una vez le pregunté, vos te crees que si
se arma un conflicto realmente entre Chile y
Argentina dónde van atacar, ¿van atacar acá
Río Grande?, no, van atacar a Buenos Aires,
las grandes ciudades.
En una gran ciudad vos te quedas sin agua,
sin luz, y ¿qué comes?... Acá, si tenés un
problema te vas al campo.
Tenés agua, tenés leña, tenés alimento.
Pero hay que pensar. Hay que pensar.
Hubo varias alertas rojas, pero en algunos
momentos nos avisaron que nos fuéramos ya
que había aviones SeeHarier a solo 15 Km.
Yo debí irme a vivir a otra casa, como otros
vecinos que estamos en cercanías de la pista
y el cono de sombra, porque si había un
bombardeo el objetivo era la pista donde
operaban los aviones SuperEtendar con
misiles Exocet.
Andando en el reparto sentía interferencias
en la radio, avisaba el lugar y por
radiogoniometría se detectaron varias radios
clandestinas en los alrededores de Río
Grande que pasaban información a los
ingleses.
A Giachino lo conocí acá en el Batallón 5,
salíamos a hacer tiro al blanco, a él le
Íbamos a hacer ejercicios de tiro en el hangar
de la Base Aeronaval, con las carabinas 22.
Papá se “coló”, pero ninguno de nosotros
estuvo en Malvinas.
Conocer mucho las fuerzas armadas de
adentro y de afuera sí, porque cuando sos
hijo de militares estás más de adentro que
afuera .
Hugo estuvo adentro de las fuerzas armadas,
yo soy Observador Adelantado, estuve acá
en Prefectura, guardia de seguridad en varios
lados, y de allí me mandaron directamente a
trabajar en la panadería porque pasó todo
esto (1978) y ese fue mi destino.
En el 78 hubo varios trabajos que hicieron los
Observadores Adelantados con prácticas de
tiro.
Estuvo todo a quinientos metros de armarse
todo el tema, tal era así que en el 78
nosotros el 23 de diciembre estábamos todos
en la panadería, con las luces apagadas por
fuera, adentro siempre muy poca luz.
Estábamos esperando porque nosotros
sabíamos que el 23… y nos avisaron que se
terminó.
Adentro había trabajando también seis
suboficiales panaderos, había conscriptos
que también eran panaderos.
Inclusive más de una vez vino la gente del
grupo que dirigía, que supuestamente
estaban en María Auxiliadora, que no era tan
así, que allí se suponía que estaba el centro
de comando de todo, pero no era tan así, era
más un bluff.
Realmente estábamos esperando el 23 de
diciembre el inicio del combate.
A las once, once y media de la noche se
avisó que no.
Después nos confirmaron a nosotros que
habían estado casi a quinientos metros de
Navarino, en Puerto Williams, estaban allí
estaban a tiro de piedra.
(Se trataba de las lanchas rápidas, a bordo
de las cuales entre otros estaban el “gringo”
gustaba hacer tiro.
Oscar Aníbal Salzmann de Tolhuin – Chenú
2007) .
La gente ayudó, si, si.
Pero yo me rio de los que se fueron, eran los
que vinieron como los grandes libertadores
que vinieron a ayudar y colonizar estos indios
de la Tierra del Fuego que no sabían nada.
Estos indios de la Tierra del Fuego
estuvieron laborando todos sin ningún drama,
y ellos se C., (les dieron la espalda) y se
fueron a la M.. así de clarito, con todas las
letras.
Te puedo hablar de los que quieras, ¡tengo el
listado completo!.
¡No quedó ningún gerente de banco… se
fueron todos a la M…!!
Los únicos que quedaron fueron los “paisa”
de siempre, que siempre estuvieron acá.
En cualquier avión que llegaba viajaban: en
el Hércules iba sentados en el piso, en el 707
de Fuerza Aérea, porque venía sin butacas
cuando traían a la tropa, así, así, sentados
en el piso pidiendo por favor sentados en el
piso, sentados arriba del bolsito, pidiendo por
favor.
Llegaban con las valijas… ¡no señor! Les
decían, ¡sin valijas!, les tiraban las valijas y
tenían que subir solos.
¡Las pilas de valijas que había en la base
aeronaval!
Los tipos se creían que iban de turistas.
¡Tirá la valija, si querés subir subí!, es un
vuelo militar.
Así se iban, por eso me rio.
Lo que si era temerario era llegar al
Aeropuerto.
Te intimidaba un poco, ¿viste dónde
empezaba la curva?...todo eso hasta el
aeropuerto era bombas, bombas grandotas,
a cientos, apiladas de cada lado, a pilas de a
cinco.
Estaban esas, estaban las ametralladoras
antiaéreas.
En el 78 entraba un avión cada media hora, Las arañas colgantes con las tulipas volaron
¿sabés como temblaba la casa?. todas me las rompieron, con la vibración
Me quedé sin lámparas. saltaba todo.

El Hércules, el 707, y después los aviones Mirage que venían haciendo las pruebas de ataque,
impresionante batifondo bárbaro.
En el 67 el 80% de la población era chilena. No hay porque negarlo.
Acá no vino ninguno a hacer la Patria, son todas mentiras, todos los que nos movimos acá fue por
un motivo económico.
Después uno viene acá y lo empezás a querer, realmente allí lo empezás a querer.
Ahora mismo vos te das cuenta, caminá Río Grande, caminá cualquier lado de Río Grande, y te
vas a dar cuenta qué casa está cuidada cual no.
La casa que no está cuidada es un tipo que se va, pero afuera hay un auto de la gran flauta, tira la
bolilla y se va.
Y están todos así.

Rubén Alberto Agnes – Río Grande – Marzo 2007

Transcripción: Roberto Chenú
GREFO
Yo llego el día 9 de abril a Malvinas, portando
unos grupos electrógenos Honda y un grupo
electrógeno Deutz para instalar allá.
Estaba el batallón alojado en un galpón de
esquila.
Dejándome llevar un poco por el entusiasmo
y porque no había movilidad porque llegué en
un vuelo de carga, me quedé un poco como
turista ese día.
Como turista veo un montón de gente
caminando por la calle de Puerto Argentino
con total naturalidad, a pesar de la invasión.
Tuve la suerte, la oportunidad y el honor de
haber estado y compartido muchos días con
el Batallón 5.
Había una chica, una quinceañera que
caminaba por las calles de Puerto Argentino,
vendía leche que iba ordeñando
directamente de una vaca.
Yo particularmente me puse a conversar con
un señor que iba con una cajita de seis latitas
de cerveza, me pareció como que la gente
miraba con curiosidad y no con temor,
aunque podía haber existido el temor igual,
pero el día nueve no había temor en la gente
que transitaba normalmente,
Yo quise compra unos rollos en un lugar que
era una especie de supermercado West
Store, donde me intercepto un sargento de
ejército diciéndome que había una orden de
que no podía ingresar personal militar
armado al supermercado. Como estaba
acompañado en ese momento con un
soldadito me saqué el cinturón con
cartuchera y una pistola 11.25mm. y un
cuchillo mió. Ingresé a comprar los rollos,
me atendieron con mucha deferencia, y
dentro del local vi también gente de afuera
desarmada que con total corrección
compraba hasta lo que creíamos en ese
momento que no se iba a producir en una
guerra comprando souvenir.
Estuve caminando por las calles.
Si veía tropas nuestra que estaban ocupando
alguna posición con total naturalidad y ningún
momento vi alguna manifestación de
violencia de parte de las tropas argentinas
con respecto de la población de Malvinas.
Lo que sí pudieron haberse sentido molestos
porque nuestro ejército apenas llegó lo
primero que hizo fue cambiar el sentido de
las manos de las calles. Ellos circulaban por
el lado contrario nuestro, y nosotros le
cambiamos la modalidad pintando flechitas.
En Malvinas instalé un grupo electrógeno en
lo que llamó Estacón Aeronaval Malvinas.
Lo hice en compañía de un suboficial llamado
Cortés Luján.
Donde yo decía que el grupo electrógeno
estaba mal instalado por cuanto había un
foco de calor, y se hablaban de bombas
térmicas, y efectivamente cuando se produce
el bombardeo unas de las bombas cae
precisamente donde estaba el grupo
electrógeno.
Pero no porque yo supiera, sino porque
parecía.
Después los grupos electrógenos Honda
eran grupos nuevos que había traído el
batallón, como yo hacía mantenimiento en el
batallón, me habían dado el mantenimiento
de esos grupitos y entonces invitado fui allá
para ponerlos en marcha, enterrar los
escapes para que no hicieran ruido.
Mayormente eso fue la actividad.
Yo tuve la suerte o la desgracia de vivir el
bombardeo del primero de mayo, donde tuve
también la posibilidad de atarle la pierna
amputada al suboficial Hidalgo.
Yo era el niño mimado del batallón, con el
miedo y el pretexto de que Grefo no estaba
dentro de las convenciones de Ginebra, era
el niño mimado.
Pero te puedo asegurar que por el poco
conocimiento militar que tengo, el batallón en
prueba de eficiencia sobre mil y pico de
hombres que llevó perdió solo doce.
El hecho de que le batallón desfilara con su
armamento y que fuera reconocido
internacionalmente, eso hace que uno tenga
el orgullo de decir bueno yo puse un granito
de arena muy chiquitito, habré sido un
marinero se segunda, o grumete pero
legítimo.
Tuve el honor de combatir con gente donde
me gané la vida durante muchos años.
El capital Robacio me tenía que enviar si o si,
porque hay una convención de Ginebre y yo
era un civil que estaba con uniforme militar,
con armamento, como lo puedo demostrar,
participe de algunas escaramuzas, con el
pretexto de que había que salvar el
estandarte del batallón que para eso tengo
un certificado también, entonces me
encomienda una noche el Estado Mayor con
el suboficial Hernández , el capitán Pernía y
Bilardo, que me iban a dar una tarea muy
importante: que el estandarte del batallón no
cayera en manos enemigas.
EL JAMÓN DE ROBACIO
En una oportunidad teníamos a un Guardia
Marina Contador de apellido Pellegrino.
Una noche en el teniente Ricardo y otro,
agarro un jeep Land Rover y vamos a ver
qué podíamos rasguñar para cocinar algo,
todo esto antes del bombardeo. Cuando
vemos un camión Mercedes Benz del
batallón, el único que tenía, cuidado por un
soldadito Colón.
Veo que viene Pellegrino y un soldadito de
apellido Coule chofer de Robacio con un
cajón que tenía botellas de vino Paso de
Indio, un alcohol de quemar, una lata de
palmitos, dos melones, y una pata de jamón
empezada, un poco de pan y otras tonterías.
Veo que lo ponen en el camión y le dicen al
conscripto que no se mueva.
Entonces se me prende la lamparita,
distraigo al conscripto y me robo el cajón.
.
Me lo cargo en el Jeep y lo llevo al PUSO, o
puesto de socorro, donde con Quiroga, el
teniente Suarez y otros oficiales nos
mandamos una regia comilona. Una vez que
nos comimos todo, a la noche, todos
contentos porque se habían escapado de la
famosa Casa Amarilla viene el teniente
Serche y me dice que me esconda porque
Robacio me quiera matar.
El cajón era un regalo del capitán del buque
Buen Suceso al Capitán del BIM 5.
Cada vez que nos encontramos con Robacio
el 2 de abril, todavía me recuerda que le
debo un jamón y los melones.
Grefo – Río Grande – Junio – 1999
Recopilador: Roberto Chenú
JUAN CARLOS DASSEVILLE
Soy argentino, nací en Prov. de Buenos
Aires, pero me dicen “el Alemán”.
Estaban en el Aeropuerto de Río Grande
trabajando para COM.ARCO, empresa que
construía las cabeceras de pista, hangares,
alcantarillas.
Un operario, el Sr. Ovando, chileno traído de
Río Turbio por la empresa manejaba una
retroexcavadora Jhon Deer 310.
Estaba haciendo un zanjeo a órdenes del
capataz Farías, chileno naturalizado.
Ovando había recibido la orden de tantear el
suelo con una pala de mano ante la
existencia de cables de luz y teléfono.
Hacía frío, mucho frío esa mañana.
Como dudaba pala en mano el maquinista, le
dije:
--¡Ma, si!... ¡metele máquina!.
--Ovando dudó un instante pero luego subió
a la máquina y comenzó su trabajo.
Accidentalmente en una de tantas idas y
venidas cortó accidentalmente un grueso
manojo de cables eléctricos, especialmente
el que llevaba energía al RADAR DEL
AEROPUERTO.
Este radar, recuerda el “topo” Montiel, estaba
un poco alejado de la base y era poco visible
alguien avisó: --¡Che, mirá está parado el
radar!.
A los diez minutos vinieron los militares de
ejército, eran unos doce armados.
Preguntaron quién había cortado el cable, ya
que había movimiento de aviones, debían
llegar de Gallegos.
Era muy importante ese radar para
protección de la pista del aeropuerto y la
ciudad.
Enojados agruparon a los obreros y
separaron a los argentinos de los chilenos.
Yo explique lo acontecido una y varias veces
argumentando que era un accidente, que yo
sugerí que le “metiera máquina” porque
había frío y había hielo para estar tanteando
con una pala, pero no hicieron caso.
Bajaron al maquinista Ovando de la máquina
y lo deportaron junto a Farías a los que no
volvimos a ver más.
Los camiones de COM.ARCO por su trabajo
frecuentemente cruzaban la pista y en un
momento se toparon con un avión (creo que
había neblina).
--¡La próxima bomba será para un camión de
COM.ARCO!, dijo el jefe militar que vio la
escena desde la torre de control.
En otra ocasión fue a buscar un camión que
se demoraba en regresar y lo vi llevando
cañones de un lado a otro en prevención de
ataques británicos.
Los choferes y obreros de la empresa la
mayoría eran chilenos, trabajaban 12 ó 13
horas corridas. Les daban “sanguches”
grandes de milanesa y una gaseosa de la
Fuente Azul, que en esa época estaba en
Estrada y San Martín.
Al irse COM.ARCO la gente juntó firmas para
que se quedaran, pero no fue posible porque
era una empresa sería que no daba sobornos
y coimas.
En otra ocasión se descompuso un poderoso
tractor marca TEREX, de 60 toneladas, el
único en la Isla allá en los fondos de
Aeronaval.
Los soldados al pasar lo usaban de blanco y
rompieron asientos y vidrios.
Llamábamos “Teresita” al tractor que tenía
agujeros por todos lados, y costó mucho
llevarlo al norte por su gran peso.
Juan Carlos Dasseville- febrero 2007
Transcripción: Roberto Chenú -2007
ÓSCAR D. GUTIÉRREZ
Hasta ayer la guerra con Chile era un peligro
inminente, hoy es una posibilidad que la
diplomacia vaticana deberá eludir con su
experiencia milenaria.
Lo cierto es que este año (1978) termina, con
su TVcolor y su mundial victorioso
desencadenó en los últimos meses en una
realidad alarmante en torno a la soberanía de
tres islas: Picton, Nueva y Lenox; y en un
despliegue inusual de efectivos en el área
fueguina.
Lloviznaba en Río Grande cuando llegó la
noticia que colocaba al Cardenal Samoré en
la mediación del conflicto austral. En muchos
hogares se comenzó de inmediato a
descolgar todos los elementos que
contribuían al oscurecimiento domiciliario,
prevenciones por un bombardeo nocturno, en
otros donde crecía la beligerancia se maldijo
la sumisión a una voluntad eclesiástica,
cundieron las llamadas telefónicas y
lentamente la guerra fue una maldición
distante.
El año termina sin Massera y sin guerra.
Especulándose si con él en la junta la cosa
hubiese o no habría sido así.
Entre los militares la noticia circuló por
diversos canales. Un centinela disparó una
ráfaga de júbilo cuando supo la noticia por un
transeúnte. Custodiaba los accesos a uns
hospital de campaña, levantado en forma de
carpa sostenida por aire caliente en el patio
de la Escuela Territorial Nro. 2, en pleno
centro de la población.
La nochebuena para él había llegado un día
antes.
Las escuelas habían sido controladas por los
efectivos militares que en creciente número
vistieron de verde la cotidianidad del pueblo.
Hasta el colegio María Auxiliadora debió
ceder sus dependencias para albergar a
parte de la oficialidad aquí destinada.
En este año en que las escuelas nacionales
pasaron a depender del Territorio se dispuso
anticipadamente el cese de las actividad
escolar, al momento en que a través de las
instituciones el norte fueguino se ponía en pe
de guerra.
Un creciente número de habitantes de corta
residencia en la Isla prefirió abandonar su
lugar de residencia.
Los aviones comenzaron a salir llenos y
volver vacíos de gente. Las viviendas
desocupadas tenían “manu militari” un
destino estratégico. Los sectores chilenos de
la población veían crecer el despojo entre
aquellos que indocumentados debían volver
a su país, sin importa lo aquerenciado en
materia de casa, trabajo y relaciones.
Los argentinos naturalizados de origen
chileno fueron limitados en sus
desplazamientos. Si estaban en empleos del
estado, y en algunas empresas se generaron
traslados fuera del área del conflicto para
evitar un factor de peligrosidad con quienes
no se tenía plena confianza de sus
“sentimientos nacionales”.
En el sector norte de la Isla, el de la actividad
petrolera, YPF debió desplazar a sus
trabajadores “chilenos” hacia el campamento
central, siendo reemplazados “en boca de
pozo”, hasta por cuadros administrativos.
El Gran Premio de la Hermandad Argentino
Chilena se corrió en medio de los tanques,
por una pura porfía de los organizadores. En
la emisión radial se prohibió el término
Hermandad, hasta en la definición de la
competencia, y el calificativo Argentino
Chileno. Algunos opinaban que finalmente
las autoridades militares de ambos países
consintieron abrir la frontera para la
competencia, estimando incrementar área
enemiga.
Mujeres y niños dispusieron a su momento
de aviones navales para emigrar a sus
lugares de origen.
Ya no estarían aquí para el momento en que El personal médico, más allá de su
comenzaran a caer las bombas. Muchos no especialidad, debía estar primero al servicio
tan desesperados apuraron las ya de por sí de la urgencia del combate.
prolongadas vacaciones, en tanto que otros
se excusaron por las cuestiones bélicas de
cumplir con sus obligaciones laborales.
Algunos fueguinos nacieron lejos, igual que
en otros tiempos, a consecuencia de la
inseguridad de tener a la hora de requerirlos
los servicios médicos apropiados.
Paz se canta de otro modo, cuando las
tiendas casi no han mostrado juguetes en
sus escaparates. Oscar Domingo Gutiérrez
En el año de los tres Papas muchas familias En: Río Grande en Sepia . TV Fuego Revista –
Noviembre 1998 – P.32 -33 il.
dispersas realizan su evaluación sobre lo Recopilador: Chenú 2007
vivido.
Y tal vez mañana de intereses y pasiones no
permiten aprecial en el momento el valor de
todo lo ocurrido de todo lo esperado
FAMILIA SUTERLAND
Sara Suterland (S): Me acuerdo que tenía
alumnos y al final tuvimos que dejar porque
estaban todas las calles cortadas, soldados
por un lado y por otro y oscurecía
temprano…
B: Eso fue en el 82 mamá, el 78 fue en
verano.
S: Ah, si, en esa época sí.- Recuerdo que mi
hermano llevaba bombas al aeropuerto, que
estaba trabajando con Berbel, y él lo
mandaba a esos viajes, ya que estaba a
disposición de la Marina, de eso me acuerdo.
B: Había ejército y también marina, pero los
que andaban jorobando a la gente en la calle
eran de ejército. No me pregunten qué
batallón ni nada de eso.
S: la gente joven en el 82 la llevaban a hacer
guardia de noche.
Ellos salían de noche, y si uno tenía un
poquito de luz golpeaban la ventana.
B: En el 78, en el colegio de las hermanas se
hacía el sorteo para la rifa de un coche y una
moto.
Primero lo íbamos a hacer un el club San
Martín, después en el colegio Don Bosco,
después se iba a hacer en el mismo colegio
en un lugar más grande, Como ocuparon
todo el colegio de las Hermanas dejaron la
parte vieja de atrás, entonces al final se hizo
el acto de sorteo en el Jardín de Infantes de
abajo, con la gente afuera, previo permiso de
policía, marina, etc…
Hacíamos recuento de todo lo que se había
vendido con la Sra. Tita la escribana, toda la
comisión, y cuando estábamos allí golpearon
la puerta porque no se cual de los jefes
quería comer torta y pedía a la hermana por
si tenía una batidora para facilitarle. Ellos
tenían su cocina y sus cosas, habían
ocupado, todo el colegio, cuanto lugar grande
A veces uno miraba los aviones que entraban
y los que salían, los contaba para ver si
faltaba alguno.
B: Sara no iba a dar clases al Batallón, ella
recibía a todos los hijos de la gente de
Malvinas, y a las mujeres de los Malvinas.
hubo ellos lo ocuparon, ¡pero no habían
traído batidora!.
Entonces nosotros estábamos con el corazón
en la boca tratando de terminar esa rifa. La
gran mayoría se iba a ir, se terminaban las
clases, todo, porque había clases.
Pero ellos querían comer torta, ¿vio?..¡viva la
Pepa!.
Te digo que nos cayó como una patada
sabes dónde.
Ellos estaban como los chicos jugando a una
guerra… nosotros estábamos angustiados.
Eso ocurrió en nov. de 1978.
S: Yo tenía un alumno de una compañía
americana, yo no sabía nada de los hechos
del 78, yo ignoraba todo, y viene y me dice: -
Mire, no puedo venir a clase porque me
llaman con camioneta y todo para ir a la
frontera.
Le digo: ¿por qué a la frontera?
-Y porque parece que vamos a tener guerra
con Chile, me dijo, y se fue.
Estuvo como una semana por San
Sebastián, no se por dónde lo pusieron.
Y allí me enteré yo de lo que estaba
pasando.
B: Había comida, a veces faltaba aceite, pero
creo que los fueguinos nos arreglamos con
poco
La usina estaba custodiada por el grupo
Albatros.
Ellos estaban acantonados en el frigorífico.
Yo iba a la Anónima de la calle Rivadavia y
tenía que esperar que pasaran los soldados,
entonces yo iba, les decía a dónde quería ir,
y después cuando volvía tenía que decirles
que entraba a mi casa, previo que ya me
tenía identificada.
S: En el 82 fue la guerra de Malvinas, fue
más tétrico.
Venían las mujeres a preguntarme a mi qué
oía de la guerra, porque Mario tenía una
radio muy potente y se escuchaba las
Malvinas como estar acá dentro de la casa.
Así que venían a preguntar que oíamos,
porque los maridos en su mayoría eran
aviadores y estaban todos allá.
Me daban mucha lástima los chiquitos.
Había un señor que era segundo
comandante que tenía cinco nenas chiquitas
y ellas venían todos los días dos o tres
veces, me golpeaban la ventana para saber
si yo sabía algo de su papá.
El quiosco se llamaba Talismán, Thorne esq.
Lasserre).
Mi mama (quelper) estaba muy alarmada, la
queríamos mandar a Bs. As. Pero no se
quería mover de acá.
Tenemos muchos parientes en Malvinas.
Últimamente no he llamado, porque antes se
hablaba muy bien a Malvinas, después de la
guerra llegaban muy entrecortados y no se
podía entender. Ahora no he llamado pero
tengo dos primos hermanos y familias.
Las cartas no llegan, dicen que las cartas yo
mandaba no llegaban…no se a dónde iban a
parar.
La única que me llegó a mí fue traída con el
avión de Punta Arenas, que la trajo una
azafata de a bordo.
B: Mi abuela era nacida en Malvinas,
Todos los hermanos, todos se quedaron allá,
y su descendencia está allá.
S: Cuando mi hermano Charly fue a
Malvinas, le hicieron un chiste.
Cuando se bajó del avión le dijeron que
debía volverse porque no tenía la
documentación en orden.
B: A Malvinas fueron vuelos de LADA.
Incluso la planta combustible que teníamos
acá abajo, en la playa, fue llevada a
Malvinas.
Con muy buen criterio Campos decía: los
chilenos atraviesan un barco en el canal de
Beagle y nos quedamos sin combustible,
tenemos que tener combustible acá.
Como antes era muy riesgoso venir de San
Sebastián a Río Grande por los malos
caminos, entonces puso los molos caminos,
entonces puso una planta acá de tanques.
Bueno, esa planta completa se llevó a
Malvinas para que LADE tuviera combustible.
El viaje había sido carísimo. Entonces le
dijeron que debía regresar, la abuela que iba
con él podía quedarse, pero él no.
Entonces él dijo: ¿porqué… porqué?.
-“¡porque yo soy tu primo!...¿no te das
cuenta?
El que atendía el avión y el que estaba en
LADA también era primo hermano, el de la
aduana era primo de éste, o sea que estaba
toda la familia.
S: Hice un noticiero bilingüe sobre Malvinas
en Radio Nacional Río Grande.
B: Malvinas está super adelantada. Cuando
mi abuela fue a las Islas en mil novecientos y
pico…
Ya tenían todo lo que nosotros ahora
estamos conociendo, electrodomésticos,
todo.
Aparte, ellos se criaron de otra manera.
Yo calculo que es difícil volver a pensar
diferente.
Muchos han emigrado a Nueva Zelanda,
Australia, infinidad de lugares.
La incomunicación es lo que los hace
emigrar, porque el estándar de vida es
bueno.
Después hay que ponerse los pantalones de
ellos.
Los argentinos siempre salimos por malas
noticias.
El error fue esa guerra.
Porque antes de irse el Gobernador Campos
hizo buenos acuerdos.
S: él era bienvenido allá con toda su gente.
También se hizo la primera pista de aviones.
(Anteriormente solo llagaban hidroaviones tipo Albatros
o Catalina PVI-Chenú 2007).
O sea, que la comunicación estaba perfecta.
La gente que se enfermaba en Malvinas
tenía atención gratis en Hospital Alvear de
Comodoro y en el Británico de Bs. As.
Yo he estado con gente de Malvinas en la
misma gamela donde estaba gente de YPF
que era derivada a Comodoro.
Tenían dos habitaciones especiales,
frazadas, baño privado y todo para los civiles.
De esa manera se hubiera conquistado bien
y no llegara nunca a una guerra.
La guerra corte todos los lazos.
Fue un gran error.
S: Estaba muy unidos.
Yo hablaba con ellos en el 82 porque mamá
estaba internada también les cuidada a
veces los chicos de noche mientras ellos iban
al teatro.
Porque para ellos Bs. As. Era el paraíso.
En ese momento el Gobernador Campos
hizo toda una alianza con ellos.
Haber perdido la planta Cruz del Sur, desde
donde traíamos nafta y gasoil fue un error
tremendo
Ahora hay que traer combustible desde
Ushuaia.
Viajar a Malvinas era caro, carísimo, porque
la libra vale en las Malvinas más que en
Inglaterra.
Había que cambiar pesos por libras todos los
días.
Malvinas era un lugar muy libre para andar,
muy lindo, pero la plata era un problema.
Ellos tenían plata fuerte, venían acá y
gastaban.
Venían grupos de niños, me los trajeron acá
a la casa.
Aparte tenían el colegio Saint Thomas de Bs.
As. Y otros colegios ingleses, venían los
malvineros y estudiaban.
S: Había una relación muy linda entre ellos y
nosotros.
B: Algunos kelpers son estancieros en la
Prov. De Bs. As., vinieron compraron y se
quedaron.
En Santa Cruz un gobernador le ofreció a la
gente de Malvinas tierras si venían a poblar,
y vino cualquier cantidad, todos ellos
descendientes isleños, todos vinieron de
Malvinas con sus apellidos ingleses,
escoceses, ahora son estancieros en Santa
Cruz.
La señora del administrador de Cullen, ya
fallecido, O’Byrne, quiso ir hace dos años a
Malvinas, pero desistió porque era muy caro,
prefirió ir a Bs. As.
En el campo seguramente se escucha bien
Radio Malvinas, aquí no.
S: El arroyo Barrientos es porque allí se
ahogó ese señor, él y su caballo, hace
mucho tiempo, allá por 1928.
Una noche se escuchó un tiroteo y sonó la
alarma roja, y comentaban que habían
tratado de entrar al aeropuerto por Cabo
Domingo.
Incluso hubo gente que vio entrar heridos al
Hospital.
Pero después todo eso se borró. – allí estaba
la carpa hospital de Geomater que tenía
instrumentos para sacar la presión de los
buzos, y allí trabajaba el médico y dos
enfermeros.
Yo una sola vez durante la guerra de
Malvinas vi entrar cuatro ambulancia acá, y vi
bajar un mucho de una de las cuatro
camionetas, y lo llevaban en una camilla
entre dos, y se notaba que estaba sangrando
porque estaba toda oscura la ropa, estaba
sentado en la camilla.
Hubo muchos accidentes, algunos
estúpidos.
Había soldados en esos galpones de María
Behety y se congelaban porque los pisos
tienen tablas separadas, y el frío viene de
abajo.
Nosotros teníamos el hotel, una vez vinieron
dos soldados, los jueves bajaban los
desparramaban con los camiones, después a
la noche venían otros.
Se venían a bañar.
Chiquito Martinez corría a atender las
llamadas telefónicas de Tucumán, Córdoba,
él los llevaba a María Behety de noche.
Se comentó que hicieron desaparecer cosas,
y el Dr. Gori no se vio más tampoco, se fue
de acá, de Geomater.
Geomater era una empresa que atendía los
buzos con el tema del petróleo en Cruz del
Sur, para el amarre de los barcos, Cuando
había una emergencia en las plataformas
también estaña allí los buzos.
En cuanto al trato a los isleños pudo haber
algunas molestias porque los soldados
tomaban algunas partes de las casas.
Pero estaban los que se llevaban bien con
los soldados.
La tropa argentina fue muy maltratada por los
mismos milicos.
El único dice que sobresalió fue Robacio, que
los tenía entrenados y cubiertos bajo tierra,
mataban corderos, cocinaban y todo.
A los otros no les llegaba la comida. Estos
son testimonios de los mismos ex
combatientes.
S: en el 78 se vio, allí en la escuela 2, como
hacían correr los soldados en mangas de
camisa y estábamos en noviembre.
En junio, en Malvinas se empantanaban los
soldados en el barro y los mismos ingleses
los sacaban y los llevaban a los hospitales y
a algunos les cortaban las piernas
congeladas.
De los dos conflictos, el del 78 fue el más
tétrico por la mala gente que vino.
Los chilenos vendieron todo y se fueron,
también los que se habían criado acá.
Hubo gente que se hizo la guita porque
compró casas por todos lados.
Los chilenos se iban asustados por el mal
trato que les daban.
Recuerdo que a mi suegro Esteban Martínez
Martos iban al aserradero le hacían entregar
madera, y cuando acabó la guerra se3 la
venían a devolver, tanto militares como
civiles.
Había varios que se prendieron.
Siempre hay vivos.
Quedó poca gente de esa época en el
hospital, quizá Rojo, Lausic, Noto, Quevedo.
El hotel estaba en Rivadavia 649, ere la casa
de mi suegro.
Llegaban gentes del avión, llegaban tarde,
llegaban y había que darles algo de comer,
lavar la ropa.
Ellos pagaban todo, no podían salir después
de los ocho de la noche por las calles.
El avión Electra iba y venía a Malvinas
volando a ras de agua para no ser detectado
por los radares.
Un día me contó un piloto que cuando ellos
iban saliendo de Malvinas las bombas iban
cayendo a los costados.
Ellos pudieron levantar vuelo y llegaron a Río
Grande.
Esos pilotos merecen un monumento, iban y
venían todos los días.
En la rotonda y en las rutas estaban los
aviones chicos, por eso no se podía salir de
noche.
Blasco viajaba llevando pasajeros a Ushuaia,
después más regular en los recorridos fue
Romero, con un viaje diario.
Hubo un simulacro en la plaza, un
entablillaron y tenían que ir a buscarlo los de
Defensa Civil, pero el responsable Don
Ibarra, padre del agrimensor, se acostó a
dormir y se olvidó. El pobre soldado quedó
allí varias horas en la plaza esperando, atado
con maderas y sogas hasta que el encargado
de otra manzana lo vio y lo “rescató”.
Las sirenas que sonaban en el 82, todavía 10
años después las teníamos en la cabeza.
Familia Sutherland
Marzo 2007
Transcripción taquigráfica:
Chenú – 2007
 MARIO MARKIC
Periodista – Revista Gente – Bs. As. 13/05/82

Durante todo el día y aunque se acabó – al menos por ahora – el ir y venir de los aviones
militares que llevaron durante las últimas tres semanas. Pertrechos a las Islas Malvinas, para los
catorce mil habitantes de esa ciudad de calles anchas y casas bajas, el tema de conversación en
las casas, bares y confiterías y fundamentalmente en el hotel Ibarra donde se han concentrado los
pocos periodistas que quedan en la isla – siempre es el mismo.

Sólo que ahora la gente está más inquieta que antes: todos los comercios tienen
encendidos durante toso el día sus sofisticados aparatos de radio. Girar el dial para escuchar las
más insólitas versiones sobre la guerra, desde cualquier punto del planeta, es ya una costumbre.

Anoche alrededor de las cuatro y media de la mañana salí sobresaltado del hotel al
escuchar disparos en las afueras de la ciudad que se prolongaron durante media hora. Llamé a la
guardia de la Base Aeronaval preguntando que pasaba. Me contestaron “Imposible informarle”.
Entonces decidí salir con un auto para recorrer algunos sectores de la ciudad, pero lo único que
encontré fue una niebla cerrada…y el silencio. En Río Grande hay una calma tensa como dijo el
intendente Juan Apollinaire, que encabezaba la Junta de Defensa Civil: “De la euforia del 2 de
abril se pasó a otra etapa de preocupación, o mejor dicho, de responsabilidad. Previendo
cualquier enfrentamiento que pueda influir en la zona de evacuación inmediata – porque Río
Grande puede ser zona de evacuación inmediata de heridos se hicieron tres ejercicios de
adiestramiento: uno teórico, otro con la participación de setecientas cincuenta personas de las
calles afectadas a Defensa Civil. Y el tercero con un oscurecimiento de treinta minutos.

Pero no hay problemas de combustible, ni fiebre por arrasar con los estantes de los
supermercados “Me dijo algo que yo mismo pude comprobar. Al revés de lo que pasaba en el “78
nadie piensa en irse”…por lo menos por ahora.

Uno de los tantos rumores que circuló entre la población estos últimos días hablaba de la
suspensión de los vuelos regulares desde y hacia Buenos Aires, Sin embargo, la actividad aérea
es normal, pero la entrada al aeropuerto está vedada para los civiles y las restricciones son cada
vez más rigurosas.

Acabo de estar allí y durante el regreso, Defensa Civil anunció que recomienda no circulara por la
zona del aeropuerto donde anoche también se hicieron ejercicios de adiestramiento. También me
enteré que a partir de hoy martes habrá policías en las calles pidiendo documentos. Hace unas
horas dos periodistas argentinos volcaron canino a Ushuaia y quedaron en medio de una laguna.
Es que la ansiedad de los periodistas crece día a día y entonces es normal el ir venir entre las dos
ciudades en busca de la noticia. Ayer, todos los periodistas británicos – incluso aquellos de los
países inscriptos en la Comunidad Económica Europea y afines de la postura de Gran Bretaña
(aproximadamente 12) fueron invitados a abandonar la Isla. “Porque ésta fue declarada zona de
conflicto y eran tantos los periodistas que para nosotros se hacía ingobernable atenderlos”, según
explicó una alta fuente naval.

En la Base Aeronaval de Río Grande los jefes duermen muy poco. Los periodistas
insistimos en viajar a las Malvinas, pero cada vez que pregunto me dicen: “Bombas o cámaras,
¿usted que llevaría?”. Hubo dos versiones. Una que el avión Boeing 707 interceptado por una
caza británico habría salido de Río Grande. Pero fue desmentido. La otra es que tres aviones de
combate argentinos salieron ayer de Río Grande. Pero fue desmentido. La otra es que tres
aviones de combate argentinos salieron ayer de Río Grande. Pero fue desmentido. La otra es que
tres aviones de combate argentinos salieron ayer de Río Grande, descargaron sus bombas en
Georgia sobre la formación inglesa y volvieron sin problemas al continente. Pero una alta fuente
vaval me lo negaría poco después.

El vuelo mencionado ocurrió el 26 de abril de 1982 con dos aviones BAC

Eso es mentira”, dijo. (
CAMBERRA que debieron volver por mal estado del tiempo, según J.A.C. Cicalesi y S. Rivas. En Revista Seguridad y

Seguridad – Bs.As. 2006)

Otras cosas: los diarios y las revistas de actualidad subieron sus ventas el ochenta por
ciento. Son las veinte horas del martes, y voy a dedicar lo que resta del día para seguir
observando el comportamiento de esta gente. Esta gente que cada vez ve más cercana la
posibilidad concreta de la guerra, pero que no desespera. Antes de empezar a escribir esto, vi
grupos de soldados por las calles paseando y mirando televisión de las vidrieras de los comercios
“Estuvimos en Malvinas el 2 de abril – me dijeron – fuimos a Bahía Blanca y ahora estamos de
vuelta aquí”.

No tienten miedo, ya son veteranos. El sábado pasado, sin embargo empezó

sorpresivamente a las seis de la tarde. Toda la ciudad quedó a oscuras envuelta en la bruma y
parte de la base aérea fue evacuada por seguridad. La radio dejó de transmitir en FM y el
oscurecimiento fue acompañado por el constante ruido de los motores de los aviones. ¿Qué
pasó?...Una fuente me confirmó hoy que esa tarde un avión de reconocimiento siguió el avance
de una formación de buques (cinco en total) que avanzaba de la isla de los Estados hacia Río
Grande.

La población respetó en todo momento las prevenciones del alerta roja: desde el toque se
sirena pasaron cinco minutos para que la ciudad quedara desierta. Los buques, hoy puede
confirmarlo, eran en realidad cinco pesqueros que avanzaban con la típica formación “de cortina”.
De todas manera, pese a los rumores, la probabilidad de un ataque directo a Tierra del Fuego a al
continente sería casi nulo pues no habría fuerza aérea o naval británica que pueda apoyar
semejante intento. Lo cierto es que los jefes navales consideran que la flota británica se desgasta
cada vez más en sus ataques a Malvinas, y a eso se le agrega según me dijo un oficial de Marian
– el pánico que siente por la posibilidad de ser blanco de un misil Exocet disparado de un Super
Etendart como el que destrozó al Sheffield.

Taponar el puerto de Ushuaia tampoco tiene mucho sentido. “el verdadero objetivo de ellos
es otro: las Malvinas – como me dijo ese oficial – y en eso han fracasado”. Hoy estuve en la
“Bahía Paraíso, el buque antártico que en cinco días fue transformado en un hospital flotante,
como cualquier hospital naval de tierra. Llegó el domingo a Ushuaia con parte de los náufragos del
“ARA General Belgrano”.
Tiene el casco rojo, no lleva ningún tipo de armamento, algo que debe ser remarcado en los
actuales circunstancias, y en las distintas partes del casco lleva pintadas siete cruces rojas en
círculos blancos de diez metros de diámetro, de acuerdo con la convención de Ginebra. Tiene
capacidad para 450 camas, tiene cuatro quirófanos y están embarcados treinta médicos y ochenta
auxiliares.
 Otro tema, al comenzar el conflicto existía una lógica preocupación por la actitud de los
chilenos. Ahora. Por ejemplo, las radios chilenas son más equilibradas en el manejo de la
información, aunque todavía en muchos cables el nombre de las islas es doble: Falkland o
Malvinas. Las agresiones de los radioaficionados terminaron y la actitud del gobierno chileno de
enviar al buque “Piloto Pardo” para rescatar a los náufragos del “General Belgrano” es extender
una mano, cautelosa, pero extenderla- como dijeron aquí- hacia la Argentina”. Todo está normal
en Río Grande y Ushuaia. La gente hoy puede leer diarios y revistas que en dos horas se
agotaron. Mientras tanto sigo esperando en el hotel.
Nos dan velas y nos obligan a dejar cerradas todas las ventanas. Sin embargo, restaurantes,
cines, confiterías se las ingeniaron para seguir atendiendo. Ellos, como yo, esperan.

Mario Markic – Enviado especial a Río Grande y Ushuaia

Revista Gente N° 877 – Bs. As. – 13 de mayo de 1982.
Colaboración bibliográfica especial de Wladimir Le Gorlois
APOLINARIO AGUIRRE Y SRA
Yo era policía en 1982-
Nosotros vivíamos en el Bo. Policial de
Tolhuin
Nuestro jefe era el comisario Ibarrola.
El suboficial Díaz ya estaba acá.
También estaba el suboficial Nuñez, que
actualmente está retirado del servicio, que
vive actualmente al lado de Ramírez.
No hubo movimiento de tropas acá.
Se escuchaban aviones que pasaban, no
sabíamos si eran nuestros o de los otros.
A nosotros nos mandaban a cabo San
Pablo.
Estábamos a una semana a orillas del mar.
Íbamos, recorríamos.
¿Radar en San Pablo?...no sé, ¡Nosotros no
teníamos!...¡nosotros fuimos con el FAL viejo
ese que ni para cazar zorros servía!.
Con eso andábamos semanas enteras.
Y el suboficial Díaz también estuvo allí.
La pista de Tolhuin no se usó. Todas esas
cuevas y trincheras quedaron de la pelea con
Chile en 1978.
Nosotros llagamos a Tolhuin en el 79.
Claro, ahí si venían gente de Malvinas, traían
cosas,
Si, había movimiento en la pista.
Había cuatro o cinco casas, hacíamos
oscurecimientos: y se apagaban las velas,
porque iluminábamos a con velas.
No había usina, teníamos prendido el
motorcito de la policía, teníamos velas y
linternas. Para calentarse: el tacho a leña.
Pasaban helicóptero y aviones.
Cuando se los escuchaba pasar se
apagaban las velitas que había.
-(Sra. de Aguirre) Con la Sra. de Díaz
nosotras teníamos una anécdota, porque
estaba ella en el fondo de la casa de policía,
y bueno, nosotros escuchábamos,
estábamos todas a oscuras, y como éramos
las dos mujeres que estábamos con los
chicos, yo decía: “Ohí, escuchá Juana los
aviones, ya teníamos un autito, un Renault 4,
¡vamos al monte a escondernos!”. –No, al
monte no me voz, ¡qué vas a ir al monte sin
nada!... Pero si nos cae una bomba, bueno
cae acá y nuestros maridos nos van a
encontrar, por lo menos muertas nos va a
encontrar.
Pero nos vamos a salir, ¿a qué? ¿a pasar
frío con los chicos?... No, no.
Acá nomás, vamos a quedarnos acá.
Nos quedamos, nos uníamos las dos,
estábamos con los chicos, nos quedamos
con los chicos hasta el atardecer, hasta la
noche, a oscuras.
--(Aguirre). Estábamos bajo régimen militar,
creo era ejército, había muchas tropas por
todos lados.
La policía nos proveía la comida.
--(Sra. de Aguirre). En esa época estábamos
muy bien con los comestibles, nunca nos
faltaron tarros de leche para los chicos.
Todo lo traía la policía.
Esta parrilla es del año 91 0 92 mas o
menos.
Fue la primera parrilla de Tolhuin.
I aquí estamos.
Ya hemos hecho Patria.
Los que viene ahora dicen: “estamos
haciendo Patria”.
Hubiesen venido en esa fecha, a buscar
agua en esas lagunas por ahí, en pleno
invierno, la laguna Khami, debíamos romper
hiela para traer agua. Igual que la leña, con
un serrucho largo de esos antiguos, uno en
una punta y otro en la otra punta íbamos y
veníamos.
Eso usábamos nosotros para
aprovisionarnos en el verano. I cuando se
terminaba la madera en el invierno: ¡al monte
de vuelta a cortar!. No le pedíamos a nadie, a
nadie le decíamos nada.
La policía estaba en el edificio de la ruta 3, y
en el Bo. Policía había una gran caballeriza,
El comisario Ibarrola la desarmó porque era
muy antigua y ya estaba que se caía.
Después ahí hicieron el quincho de policía.
Eran vecinos de esa época los Oliva,
Campito que vive en CAMI, Oyarzo Díaz.
Apolinario Aguirre – Tolhuin – 2007
Transcripción taquigráfica: R.A. Chenú
Tolhuin: 2007
FRANCISCO “chule” DIAZ
Polícía retirado
En 1978 estaba en la comisaría de Río Grande.
Vine de Formosa en 1965, cumpliendo el servicio militar en infantería de marina, clase 45, con
Walter Juan, Bascuñan.
Había oficiales de marina retirados de marina en la policía.
Me tocó cuidar a la gente del Grupo Cóndor: Rodríguez, Dardo Cabo, Giovenco y otros. Estos
detenidos adiestraron un perro de policía que fue de gran utilidad.
En 1982 estábamos acuartelados de guardia, casi un mes.
Mi familia no quiso irse, se quedó.
-“Yo voy a morir en mi tierra”, dijo su señora esposa Amalia Barría.
- En 1982 estábamos en Tolhuin.
Las mujeres nos fondeábamos en el monte porque teníamos que apagar las luces.
Como policía recorríamos a caballo desde el Destacamento San Pablo, en invierno, por la costa
del mar con el difunto cabo Fleitas, hasta Estancia Irigoyen y luego hasta Estancia María Luisa. el
relevo estaba esperando en el Destacamento San Pablo.
Semanalmente nos mandaban el relvo.
Los búnker de la pista de Tolhuien estaban desde 1978.
Había muchos militares del Batallón.
Cuando se escuchaba el ruido de aviones tenían que apagar las luces.
Casi no había negocios, salvo la despensa de doña Elena Gallardo, y el almacén de Tardón cerca
de Hostería Kaikén.
Tardón me prestó unas tres vacar para tener leche para los chicos.
Los militares no usaron la pista de Tolhuin.
Tolhuin se empezó a poblar después del 82, sin gas, agua, luz, pocas calles.
Construyeron varias casas.
El Dr. “titi” Pena las ofreció a todo el personal pero nadie las quiso.
A mí se cansaron de decirme que aceptara una casa nueva, a estrenar, pero yo no quería.
Al final acepté en 1982.
Lo que ocurría era que nos trasladaban cada dos años, y comenzar a pagar una casa que
después de un tiempo deberíamos abandonar para ir a tomar servicios en Río Grande, San
Sebastián, o Ushuaia, no era negocio.
Las cosas cambiaron con el tiempo, y nos pudimos asentar.
La casa la pagamos en quince años siendo la última cuota de $34.
También tengo casa en Río Grande.

EPÍLOGO
Hay vecinos que no aceptaron la entrevista, otros se negaron a contar su versión de
lo ocurrido.- Hubo quienes mintieron, y también hubo refutaciones a dichos del texto.
Varios lloraron al recordar.
Una mano secuestró el texto de Letizia Luis Ángel, lo buscaré y editaré en una futura publicación.
Esa misma persona se arrogó el derecho de censurar lo dicho por Letizia, resabio del
autoritarismo que a veces tenemos los argentinos.
Los testimonios dan pie a muchas interpretaciones. Aceptaré sugerencias y propuestas.
Manifiesto mi agradecimiento a los informantes por decir la verdad.
Roberto A. Chenú DNI 7810348 - CON DERECHOS DE AUTOR.