Está en la página 1de 244

.

S C H E L L IN G
(partasfilosófica s
LECTURAS
Serie Filosofía
DIRECTOR Félix DUQUE

Cualquierformadereproduccide. distnbucide, comunicaciónpublicaotransformaos


deestaobrasOlopoedeser realzadaconlaautoníacide desus titulares. salvoexcep-
ciOoP<wistaporla ley Diríjase aCEDRO(CentroEsparté de^hos Reprográticos.
wiww.cedro.orgl si necesita fotocopiar o escanear algun fragmento deesta obra.

TIT U L O ORIG IN A L Philoiophische Bnefe übfr Dogmatismus und Kntmmui

© E dgar M ar agu at . 2009


de la introducción. traducción y notas

© A bada E ditores , s . l .. 2009


dela preserve ed.Ctoo,
Calle del Gobernador. 18
28014 Madrid
Tel.: 914 296 882
fax: 914 297 507
^^.abadaeditores.com

diseño ESTUDIOjOAQUÍN GALLEGO

producción GUADALUPE GlSBERT

ISBN 978-84-96775-41-1
depósito legal M-754-2009

preimpresión Esc A R oLA L eczin ska

impresión LAVE
F.W.J. SCHELLING
Cartas filosóficas
sobre dogmatismo y criticismo

edición bilingüe
EDGAR MARAGUAT

A B A D A EDITORES
LECTURAS DE FILOSOFIA
AGRADECIMIENTOS

Esta edición fue preparada durante mi estancia como investigador


entre 2003 y 2005 en la Schelling-Kommission de la BC!Jerische Akademie
der Wissenschaften. Esa estancia la hicieron posible, por un lado, los
profesores Arturo Leyte, de la Universidad de Vigo, yJorgJantzen,
Director de la Comisión y Presidente de la Schelling-Gesellschaft, y por
otro el apoyo económico del Ministerio de Educación y Ciencia. A
Arturo Leyte debo también buena parte de la confianza necesaria
para emprender la tarea y le he de agradecer la convicción con la
que presentó el proyecto en Abada Editores. También estoy en
deuda con Félix Duque, por haber reservado entonces un lugar
para mi trabajo en la colección que dirige.
El agradecimiento a la Schelling-Kommission lo quiero hacer
extensivo a todos sus colaboradores habituales y ocasionales por
sus consejos y estimulo, pero en especial a Thomas Kisser, Paul
Ziche, Manfred Durner, Thomas Buchheim, Jorg Fischer, Alois
Wieshuber, Grazyna Szkultecka y Piotr Rezvyk.
Fuera de ella se lo debo aJulian Doepp. Klaus Mulzer, Daniel
DiLiscia y Fernando Guerrero, asi como a quienes me acogieron
de múltiples maneras en Múnich: Ekkehard Wolf, Elke Biendl.
Alex Hersch y Bettina Schroer. Y por encima de todos ellos, como
viene siendo habitual, a mi admirada y sine qua non Berta Pérez.
ESTUDIO PRELIMINAR

I. TRASFONDO Y GESTACION

1. 1 .
Las Gartasfilosóficas sobre dogmatismoy criticismo, publicadas por F. W.
J. Schelling en dos entregas (la primera en noviembre de 1795,
la segunda en abril de I 7 9 6 ), tuvieron dos fines principales
expresos (cfr. su «Advertencia prelim inar»). En primer lugar,
distinguir más precisamente el « criticism o » , el sistema de
filosofía inaugurado p o r I. Kant, del «dogm atism o», el sis­
tema de filosofía representado por B. Spinoza. En segundo
lugar, impugnar el híbrido de ambos sistemas, la «vía media»
entre ellos, que era entonces —a los ojos de Schelling— el neo-
dogmatismo «kantianizado» (se podría decir: «kantianoide»)
que la Escuela Tubinguesa, liderada por el teólogo G. C. Storr,
venía promoviendo a propósito de la recepción de la Crítica de la
r&iónpráctica ( 1788).
El proyecto lo había concebido Schelling en la propia
Tubinga, durante el último año de sus estudios teológicos en la
10 EDGAR MARAGUAT

universidad local. Corno aún no se había presentado a la


prueba final -d e hecho preparo su trabajo de licenciatura
durante Ia composición de las Cartas— Ia obra fue publicada
anónimamente. Corno tendremos ocasión de ver, el contenido
habría puesto en peligro el éxito de esos sus compromisos aca­
démicos. Para entonces Schelling había hecho entrada ya en la
concurrida y agitada escena filosófica. También con fecha de
1795, pero en realidad en septiembre de I794> había sido edi­
tado en Tubinga un estudio de su autoría con el título Sobre la
posibilidad de unaforma defilosofia engeneral. Schelling se apresuró
esos meses a ser el primero en saludar la consumación de la
filosofía trascendental que por entonces prometía, a su enten­
d e r ,]. G. Fichte12. En marzo de 1795, cuando del Basamento de Ia
entera doctrina de la ciencia de Fichte sólo conocía los primeros
parágrafos, había entregado a imprenta su prim er escrito siste­
mático: Sobre elyo comoprincipio de lafilosofía o lo incondicionado en el saber
humano. Con ambas publicaciones comenzó su carrera meteó-
rica, que lo levaría a la edad de veintitrés años a una cátedra en
Jen a. Su ocupación filosófica, no obstante, se remonta al
menos al tiempo de sus estudios filosóficos en el convictorio
evangélico*, de 1790 a 1792. Conocemos los títulos de dos tra­
bajos, lamentablemente no conservados, que presentó el
último de esos años. El prim ero fue quizás una primera ver­
sión del escrito de 1794, a la vez que una discusión de la obra
de K. L. Reinhold; el segundo, por de pronto una defensa de
Kant. Sus títulos fueron, respectivamente: Sobre la posibilidad de
unafilosofa sin apellidos, junto a algunas observaciones sobre lafilosofia elemen­
tal reinholdiana, y Sobre la coincidencia de la Crítica de la r(L'{on teoricay [/a
Crítica de la r(L'{on] practica, en particular con respecto al uso de las categoríasy

1 C fr. F. W .J. Schelling. Bñejwechsei 178 6 -17 9 9 . p. 17 y VomIch. p. 8 o.


2 El internado religioso. Stift. de Tubinga. fundado en 1536 por el duque Ulrich de
Württemberg para promover las carreras intelectuales y eclesiásticas de los jóvenes
locales.
ESTUDIO PRELIMINAR II

[al uso] de la reacción de la idea de un mundo inteligiblepor medio de un fac-


tum en la último 34•
Schelling había ingresado en el convictorio en 1790, de
modo excepcional con tan solo quince años. Su estancia allí se
prolonga hasta I795- Es la época, en prim er lugar, de la discu­
sión de Kant en Tubinga (mediada en buena medida por la
apropiación reinholdiana) y del influjo de la obra de F. H.
Jacobi y a través suyo de Spinoza. Es también la época de flore­
cimiento de la ortodoxia storriana y de la recepción y utiliza­
ción teológica de la prim era filosofía de la religión y la fe de
cuño trascendental o «crítico » : la expuesta en la Gritica de toda
revelación de Fichte, en 1792. y paralelamente en el escrito sobre
La religión dentro de los limites de la mera ratón del propio Kant, ese
mismo año y el siguiente.
Los antecendentes más inmediatos de las Gartos deben verse,
creo, en tres personalidades. En primer lugar en la figura que
I. C. Diez representa en el seno de la recepción tubinguesa de
la füosofía kantiana. Diez ejerció como Repetent en el Convicto­
rio de Tubinga entre 1790 y I 792 +- Pertenecía al grupo de
jóvenes aventajados en los estudios kantianos en que Schelling
cobraría más tarde notoriedad. Su kantismo radical le condujo
en 1792 a la apostasía, a abandonar su puesto en Tubinga y a
mudarse a Jen a, donde inició los estudios de medicina. La
interpretación schellingiana de los postulados kantianos de la
razón práctica en las Gartosfilosóficas -u n a pieza principal de su
argumento— es en buena medida la interpretación que había
favorecido antes Diez.
El segundo antecedente es, por supuesto, el proyecto que
encarnaba Fichte de consumar la revolución kantiana. La

3 C fr. W. G.Jacobs, i;}DischenRew/uhonundOrthodo.rie?, p. 284.


4 El R^rtent Oat. repttitor) asumia competencias docentes secundarias, labores tutoria-
les (especialmente Ia de ayudar a los seminaristas en Ia preparación de exámenes) y
predicas en la Iglesia del Hospital de Tubinga.
12 EDGAR MARAGUAT

importancia de los escritos teóricos fichteanos para Schelling es


muy superior a la de la Crítica de toda revelación. Corno Fichte,
Schelling aspiraba a mostrar las premisas y consecuencias últi­
mas del idealismo trascendental; por de pronto a corregir el
ensayo de Reinhold de una reconducción del sistema crítico a la
llamada «proposición de la conciencia» En opinión de Sche­
lling, Reinhold representaba en los debates filosóficos lo que la
apropiación tubinguesa de la doctrina de los postulados en los
debates teológicos: un sistema híbrido, y por ello incoherente,
con elementos «críticos», pero en el fondo dogmático.
Con respecto a Storr y sus discípulos y seguidores, Schelling
consideró prim ero la posibilidad de escribir una sátira de sus
argumentaciones, pero a la vista del destino de la Critica de
Fichte -q u e Schelling y G. W. F. Hegel interpretaron como
una acomodación, incluso como una ironía, pero Storr y. en
particular, su pariente y alumno F. G. Süskind, entonces Repe-
tent, supieron aprovechar en beneficio de la ortodoxia—Sche­
lling se decidió por un ataque frontal, « co n seriedad» (aun­
que no exento de sorna), de su interpretación de K ant\ El
resultado, las Gartasfilosóficas, no está dominado exclusivamente,
sin embargo, por la impugnación de esa recepción (aunque sea
un objetivo que se mantiene presente hasta el final). Con el
avance de la argumentación gana cada vez más peso el deseo de
perfilar el panorama de la consumación del criticism o, bien
que « a su m an era». En la realización de este otro fin del
escrito se dejan entrever ciertas diferencias con Fichte que el
tiempo irá agrandando. Al respecto es indudable el influjo de
F. Holderlin -q u e había abandonado Tubinga, como Hegel,56

5 C fr.. por ejemplo. K. L. Reinhold. Versuch einerneuen Theom des men.schltchen Vorstellungs-
v r m ^ n , p. 200.
6 C fr. F. W .J. Schelling. Bnefwechsell786 - 1799. pp. 21 s. H egeljuzgó a la Critikaller
Offenbarung culpable del despropósito tubingues, no sin razón (cfr. ibid. . p. 19). EI
propio Fichte quedó descontento con el resultado desde el primer momento.
ESTUDIO PRELIMINAR 13

en 1793, pero se entrevistó con Schelling en 1795 en dos oca­


siones. Holderlin es, a m ijuicio, Ia tercera personalidad signi­
ficativa en el trasfondo inmediato de las Cartas. Vivía por entonces
en Jen a y disfrutaba por eHo del clima de efervescencia que Ia
discusión de las Ieeeiones de Fichte habia generado.
Las Gartos fueron publicadas en el Philosophischesjoumal, una
revista aparecida en jen a en 1795 y que tenia por editor a otro
antiguo alumno del convictorio : F. I. Niethammer. Nietham-
mer habia formado parte de la promoción de Diez y desde 1790
vivia en Jena, en el contexto de los debates sobre Reinhold y
Fichte (Fichte sucedió a Reinhold en 1794 en Ia cátedra local).
Se había mudado ajen a, de hecho, para tratar de resolver con
ayuda de Reinhold sus propias dudas de fe (a lo que, por cierto,
la Critik aller Offenbarung contribuyó no poco). El objetivo de la
revista —auspiciada por la vanguardia filosófica del momento
(Erhard, Schiller, Reinhold, Fichte, Schmid, Schulz, Mai-
m o n ...)- era servir a la consumación de la filosofía crítica como
ciencia y a la aplicación de sus logros a las ciencias particulares 78•
Habiendo abandonado Tubinga en 1790, Niethammer no
tenía relación personal con Schelling. Fue precisamente Diez
—residente dos años más en Tubinga, en virtud de su cargo—
quien medió entre Niethammer y Schelling para que éste escri­
biera una contribución a la revista*• El 21 de julio de 1795
Schelling escribió a Hegel anunciando la aparición de la p ri­
mera entrega de las Briefe (que, de hecho, envió el 13 de
agosto9). Es de suponer que trabajó en ella, pues, desde la con­
clusión de Sobre elyo, en marzo, hasta entonces. Las seis cartas
finales —bastante más largas, en conjunto, que las cuatro p ri­

7 Cfr. F. I. Niethammer, «Vorbericht über Zweclr. und Einrichtung diesesJournals».


p. [viiil.
8 Cfr. I. C. Diez, BriefachselundKant&heSchrifien, p. 337 y F. W .J. ScheUing, Briejivechsel
1786-1799, p. 30.
9 C fr. F. W .J. Schelling. Briejivtchíell786 -J 799 ^p. 30 .
14 EDGAR MARAGUAT

meras—las envió por fin a Niethammer el 22 de enero de 1796.


En el escrito que acompañó al envío del segundo original
Schelling pidió a Niethammer que respetara la opción por el
término «dogm atism o», que durante el proceso de edición de
la primera entrega fuera transformado sistemáticamente, sin
conocimiento de Schelling, por «dogm aticism o»'0 Una dis­
tinción precisa entre ambos en las nuevas cartas —propiciada
quizá en parte por la propia injerencia de Niethammer—daba
entonces razón de la preferencia.

1.2.
Para cuando Schelling inició sus estudios filosóficos en
Tubinga la obra de Kant ya dominaba el horizonte intelectual.
A la primera resistencia anti-idealista Kant había reaccionado
en 1787 con una reedición mejorada «aquí y allá» de la pri­
mera Critik, que gozó de una sección propia dedicada a, preci­
samente, la «refutación del idealismo». Kant pretendía hacer
sonora la equivalencia entre idealismo trascendental y « re a ­
lismo em pírico». Sin embargo, antes de que los nuevos énfasis
y las nuevas aclaraciones pudieran tener efecto, Jacobi puso en
circulación una nueva versión de la objeción. La Critik era para
él, en virtud de la doctrina sobre el pap.el de las cosas en sí mis­
mas o el llamado «objeto trascendental» en el surgimiento de
las representaciones, sin más inconsecuente “•En su opinión, si no
renunciaba a la premisa de que no tenemos acceso alguno a las
cosas tal y como son, de que nos las habemos meramente con
representaciones (apariencias de las cosas), el desarrollo cohe­
rente debía conducir a una radicalización del idealismo: al
«más poderoso idealismo», a lo que por entonces se vitupe­
raba con el nombre de «egoísmo especulativo»'2.10

10 C fr. ibid., p. 40.


11 De acuerdo con Reinhold a la Crilik derl'f'inen Vemunft se le reprochó cada cosa y su con­
traria; cfr. BriejeübtrdieKantiM:hePhiiosophie, vol. I, pp. 104 s.
ESTUDIO PRELIMINAR 15

El conjunto de las dificultades con que los lectores de la Cri-


tik toparon, entre las que la sombra de la inconsecuencia no fue
la m en or'3, hizo emerger en unos p ocos la inclinación a la
reescritura de la filosofía trascendental. Esos pocos vieron la
necesidad de salvar la unidad de la crítica poniendo en eviden­
cia su principio implícito. De entrada fue Reinhold quien
estableció con ese fin la proposición (o principio) de la co n ­
ciencia (<<a cada representación le pertenece un sujeto repre­
sentador y un objeto representado, los cuales deben ser dife­
renciados por la representación a la que ambos pertenecen» ).
Con tanto éxito que, para cuando Schelling ingresó en la uni­
versidad, la discusión de Kant no podía disociarse ya de la dis­
cusión de los prim eros frutos de esa co n creta reescritura. El
proyecto de Reinhold no tardó en sucum bir, con todo, a la
crítica escéptica, pero leal, de otros kantianos (en privado a la
de Diez, concretamente, pero debe destacarse también la de J .
B. Erhard). Hubo de ser reform ulado, prim ero por el propio
Reinhold, pero más notoria y radicalm ente por Fichte, como
el proyecto de derivar las formas a priori de la sensibilidad y del
juicio a partir del yo, del yo <<absoluto>> 1234\ El efecto perverso
de los ensayos de reescritura de la filosofía crítica fue reunir a
los opositores de Kant con los opositores, simplemente, de la
reescritura. Esos años fue un tópico preferido de los debates
filosóficos el discernimiento del espíritu de Kant en la letra de
sus obras. Kant mismo, que había pretendido en la Critik que
entendiéramos a Platón m ejor que Platón mismo, no podría
protestar, desde luego, por el atrevimiento hermenéutico.

12 F. H.Jacobi. DavidHume. p. 229.


13 Prueba de ello es que diez anos después tanto Fichte com o Schelling consideraban
que el cargo por inconsecuencia aun tenia que ser discutido (cfr. «Zweite Einlei-
tung in die Wissenschaftslehre für Leser, die schon ein philosophisches System
haben», pp. 234 ss. y F. W. J. Schelling. Ideen einer Phiíosophie derNahir, p. 74 - nota).
14 También en esto fue Diez pionero, si bien Fichte barrunta el proyecto al menos
desde 1791: cfr. D. Henrich, Grundlegungawdem I ch, p. 1407.
i6 EDGAR MARAGUAT

Uno de los objetos más espinosos de esas discusiones fue la


doctrina de las ideas de la razón en la primera Critica y el papel
de esas ideas en la segunda (de hecho la hegemonía de los temas
kantianos en los debates de la époea deriva sobre todo de los
intereses teológico-morales avivados por la publicación de la
Grundlegung der Metaptysik der Sitten [ 1785] y la Critica de 1788).
Desde luego tenía implicaciones teológicas inmediatas, y por
ello es comprensible que ocupara bien pronto a Schelling
(recuerdo que el segundo de los specimina presentados en 1792
tenía por tema la concordancia entre las dos críticas kantianas
respecto a, entre otras cosas, la realización de la idea de un
mundo inteligible). Con respecto a la idea de Dios Kant había
dictaminado que ninguna de las pruebas teóricas tradicionales
(ontológica, cosmológica, físico-teológica) era procedente. No
obstante, en la Critica de la rwión práctica la afirmación (con
«in ten ción p ráctica») de los «o b jeto s» tradicionales de la
metafísica especial se hizo posible, es más, obligatoria, bajo la
forma de los postulados de la razón (en su u s o práctico). A
pesar de las prevenciones de la exposición (aludidas por los
paréntesis de la oración anterior), la nueva ortodoxia teológica
entendió, o quiso entender, que Kant salvaguardaba, en fin, la
practicabilidad de un argumento moral'5^ Más tarde, a la hora
de la reedición de 1809 , Schelling presentó sus Cartas filosóficas
como una refutación de ese tipo de argumento.
Mientras se hacía esperar un pronunciamiento de Kant aún
más explícito y desde luego más detallado sobre materias teoló­
gicas, en el convictorio penetró la reacción deJacobi a la crítica
trascendental al dogmatismo16^El papel deJacobi en la forma-

15 Véanse, sin embargo, las advertencias sobre la validez de la prueba moral de la Kntik
der Urteilskraft, §§ 90 s.
16 D. Henrich estima que Ia influencia deJacobi en Tubinga comienza en 1790 (es decir,
al ailo siguiente a Ia segunda edición de las Spm^-Bnefo) y. por tanto, que afectó aun a
Hege! y a Holderlin, pero no a la promoción de Niethammer, y que a Schelling lo
ESTUDIO PRELIMINAR 17

ción filosófica de la generación postkantiana es seminal y a la


vez polivalente. Jacobi era un hombre de fe y un ferviente rea­
lista (en el convictorio disfrutó, por ello, de la admiración del
Ordinario de filosofía: J . F. Flatt), pero simpatizó con la crítica
de los limites de la facultad de conocer. Es más, en las polémi­
cas cartas sobre el spinozismo lessingiano, publicadas en 1785 y
reeditadas y ampliadas en 1789 , había sostenido que sólo la
moderación del afán por demostrar podía evitar que la razón se
viera conducida a conclusiones dogmáticas'7- El efecto de esa
polémica sobre el panteísmo de Lessing fue reforzar la imagen
de respetabilidad de la filosofía de Spinoza. Es obvio que esa
imagen rehabüitada es la que penetró con fuerza entre los estu­
diantes tubingueses, especialmente Schelling, y fue presupuesta
en las Gartosfilosóficas. Aun así, la conocida declaración de Sche-
lling - e n carta a Hegel del 4 de febrero de 1 7 9 5 - de haberse
convertido en un spinozista se explica insuficientemente por el
estudio dejacobi: repárese en que Schelling asume que la con­
fesión va a sorprender a su amigo'8 La inversión fichteana del
spinozismo —desconocida entonces por Hegel, intelectual­
mente marginado en Suiza—es co-determinante.
La posición dejacobi en las cartas sobre Spinoza, más desa­
rrollada en la segunda edición (en particular en el importante
Apéndice VI), se puede resumir así: ( i ) la razón no es capaz de
probar lo Incondicionado, pero esto no es un límite de la
razón, sino un honor de lo Incondicionado; ( 2) de lo Incon­
dicionado que no puede ser probado tenemos sin embargo una
certeza tan indisputable como la certeza que tenemos de nos­
otros mismos (incluso mayor, mayor al menos que la de nues-

hizo desde el comienzo (KonsteMattonen, p. 207). Se conservan notas de lectura de


Holderlin de las Spino&-Bnefe («Zujacobis Briefen über die Lehre des Spinoza»).
La presencia dejacobi en los escritos dejuventud de Schelling es casi constante.
17 C fr. F. H.Jacobi, Uebtrdiel*hredesSpino&. pp^ 4 *- 43 ^
18 C fr. Bnejivtchsth 786 - i 799 . p. 22.
18 EDGAR MARAGUAT

tra existencia condicionada); ( 3) se sigue de ahí que la filosofía


debe partir de lo Incondicionado, y no llegar a él por el recurso
conceptual de un regreso a condiciones cada vez más altas; ( 4 )
si confiamos solo en esos recursos, no podemos pensar lo
Incondicionado como un principio personal y trascendente.
Schelling hizo pronto suya la visión de que la filosofía debe
partir de lo Incondicionado - o , como él dirá a menudo, de lo
.Absoluto- sin pretender probarlo. Su primera obra sistemática
lo insinuó ya en el título y lo practicó y razonó en sus páginas,
y el testimonio anterior de las cartas a Hegel lo corrobora.
Parece obvio que éste es el sentido principal en que se vio con­
vertido en un spinozista. Pero sobre él influyó Jacobi, en mi
opinión, en otros dos sentidos. En primer lugar, insisto, al
convencerle de la dignidad de la opción dogmática (en general
éste fue un rendimiento, diríase, involuntario, pero obvio, de
la obra d e jaco b i). Y, por otro lado, al llevarle a abandonar,
también involuntariamente, todo «concepto ortodoxo» de lo
Incondicionado (es decir, precisamente el concepto que de
todos modos favorecíajacobi, y, por supuesto, el establishment
teológico). En este último punto Schelling parecía también
haber «avanzado» por entonces mucho más que Hegel, que en
la correspondencia de esos meses pregunta a su amigo con
recelo, extrañado por un paso de una carta previa, si no cree
que alcanzamos a elevarnos a un Dios personal'9^
La recepción teológica dejacobi en Tubinga no fue precisa­
mente entusiasta. No sólo daba crédito a Spinoza, sino que
negaba la posibilidad -c o m o Kant, 0 incluso más tajantemente—
de cualquier prueba relativa a Dios. Por entonces, como ya dije,
era la dogmática de G. C. Storr la que daba el tono en Tubinga.19

19 Cfr. F. W .J. Schelling, Briefwtchsel 1786-1799 p. 20. Schelling interpreta que la pre­
gunta es si no cree que por medio de Ia prueba moral llegamos a un ser personal. Su
respuesta. que ilumina sobremanera Ia posición a Ia que se habia visto conducido.
es: vam os-bien que por otros medios— todavía mcis lejos.
ESTUDIO PRELIMINAR 19

L a fig u r a d e S to r r , h is tó r ic a e in te le c tu a lm e n te , n o es d e s p r e ­

c ia b le . I n c lu s o su s c o n t e n d i e n t e s y su s e s c é p t ic o s e s t u d ia n t e s le

tu v ie r o n s ie m p r e r e s p e to . E s im p o r ta n te sa b e r ta m b ié n q u e lo

q u e v i n o a s e r , p o r su m e d io , la p o s ic ió n o r t o d o x a , e r a o r i g i ­

n a l m e n t e u n a r e a c c i ó n a la g e n e r a c i ó n a n t e r i o r d e e x é g e t a s ,

p a r t id a r ia d e in t e r p r e t a r m u c h a s e n s e ñ a n z a s d e la E s c r it u r a

c o m o u n a « a c o m o d a c i ó n » a la m a n e r a d e p e n s a r y s e n t i r d e

tie m p o s r e m o to s . D e h e c h o , f u e r o n S t o r r y su c ír c u lo q u ie n e s

se a u t o d e f in ie r o n , in d ir e c t a m e n t e , a c u s a n d o d e « h e t e r o d o ­

x a s » a e sa s t e n d e n c i a s . S t o r r q u i s o q u e se v o lv ie r a a h o n r a r la

« l e t r a » d e la E s c r it u r a y q u e n o se p u s ie r a s i m p le m e n t e a l s e r ­

v ic io d e la lla m a d a « r e l i g i ó n s u b j e t i v a » . L a s d o c t r i n a s b íb lic a s

d e b ía n s e r to m a d a s y a s u m id a s c o m o v á lid a s y v e r d a d e r a s n o p o r

su s e n tid o o su b e n e fic io , s in o p o r q u e e n to d o ca so su c o n t e ­

n id o e r a d iv in o . E s c o m p r e n s ib le q u e e sta n u e v a o r t o d o x ia

f u e r a c a ta lo g a d a b a j o e l r ó t u lo d e « s o b r e n a t u r a li s m o » .

T a m b ié n e s c o m p r e n s ib le q u e lo s e s p e c t a d o r e s d e e s to s

m o v im ie n t o s p r e v ie r a n u n c o n f l i c t o e s t r id e n t e e n t r e la s c o n s e ­

c u e n c ia s d e la r e v o l u c i ó n t r a s c e n d e n t a l f i l o s ó f i c a y e l r e t o r n o

d e la t e o l o g í a a p o s i c i o n e s m á s t r a d i c i o n a l e s . A s í le o c u r r i ó ,

c o m o ya a p u n té , a I. C . D ie z , q u e e n p r iv a d o a l m e n o s n o

d u d a b a e n d e c l a r a r i n c o m p a t i b l e s la é t i c a k a n t i a n a y l a t e o l o g í a

m o r a l, c o n s i d e r a r la R e v e la c ió n i m p o s i b le s in m á s y t a c h a r d e

h u m a n a a l a E s c r i t u r a 2° .

E l c u r i o s o e f e c t o d e la s d i s c u s i o n e s d e D i e z e n T u b i n g a f u e

q u e l a o r t o d o x i a e n c a j ó l a C r i t ik a lle r O f f e n b a r u n g y e l e s c r i t o s o b r e

D i e R e li g i ó n m u c h o m e jo r d e lo e s p e r a d o . A l fin y a l c a b o n i

F ic h te n i K a n t f u e r o n ta n le jo s c o m o D ie z . P o r s u p u e s to ,
a m b a s o b r a s r e p r e s e n ta b a n e l d e s e o n a tu r a lis ta d e d a r p o r
b u e n a s ó l o la e x é g e s is q u e d a a la E s c r i t u r a o R e v e l a c i ó n u n 2
0

20 C fr. I. C. Diez. «Über die Moglichkeit einer Offenbarung», en Bnejiv.cfalundKontxhe


Schnfien, pp. 115-150.
20 EDGAR MARAGUAT

sentido racional. Pero Fichte dio por sentado que la Revelación


era en todo caso posible. Es más, que para una humanidad
ofuscada en el uso de la razón por la relajación o corrupción de
las costumbres era recomendable2I. Kant, por su parte, no se
pronunció en ningún lugar sobre la divinidad o no divinidad
de la Escritura, y evitó la impresión de querer competir con la
teología bíblica. Además, desarrolló incluso en su escrito una
doctrina racional de la redención -u n a posibilidad que algu­
nos, por las dificultades del concepto de satisfactio vicaria, habían
descartado inicialmente.
Storr mismo escribió unas Observacionessobre la doctrina filosófica
de la religión de Kant, en latín, que Süskind tradujo y completó con
un apéndice sobre la obra de Fichte: «Observaciones sobre el
fundamento derivado de principios de la razón práctica de la
convicción de la posibilidad y realidad efectiva de una revela­
ción, en relación con el ensayo de Fichte de una Critica de toda
revelación». Se puede decir que ambos escritos (y la labor recen-
sora d e j. F. Flatt) inauguraron una segunda fase de la recep­
ción tubinguesa de Kant. Sus autores pretendieron de hecho
ejercer una crítica inmanente de los textos a debate. Trataron
de explotar, como era recomendable, la doctrina kantiana de
una fe racional. La propia ambigüedad de los pronunciamien­
tos kantianos al respecto hizo posible la apropiación en benefi­
cio de la ortodoxia. Desde luego Kant había asumido que sin
creer en Dios no podemos tener la esperanza de una realiza­
ción moral en el mundo y que la fe fortalece la formación de la
disposición moral pura, haciendo ver la ley moral como la
voluntad de un ser supremo.
Süskind en particular mostró cómo hacer uso de esta estra­
tegia argumentativa de cuño naturalista para llegar a recomen­
dar incluso la asunción de doctrinas del todo positivas, y a la

21 C fr. J. G. Fichte. Crififc aller Offenbarung. pp. 55. 105.


ESTUDIO PRELIMINAR 21

postre armonizar aun el principio mismo de la autonomía con


el sometimiento a la autoridad de la Iglesia. Para quien no
hubiera aceptado ya de antemano la validez de esa autoridad,
no obstante, el eonjunto de las razones, la mezcla de principios
y tradieiones, difieilmente podia librarse de ofreeer el aspeeto
de una mezeolanza ineonsistente. Se puede imaginar lo mueho
que debió irritar a Diez -am igo personal de Süskind- ver a su
viejo eompañero prestar este servicio -e o rru p to r del espíritu
kantiano—a la ortodoxia22.

1.3.
Corno he dieho, Sehelling formó parte del polémieo círeulo
de reeeptores entusiastas de las doetrinas kantianas en que se
movió Diez. En 1795 las autoridades del eonvietorio observa­
ban eon reeelo ese eíreulo e incluso se toleraban despreciar
moralmente a sus miembros (para haeer justicia a la situación,
no obstante, habría que decir que el despreeio era recíproeo).
Sin Diez (que había apostatado y marehado a je n a ), ni H ol-
derlin (también en jen a), ni Hegel (en Berna), no es implau­
sible que Sehelling valiera por la eabeza de esa disidencia inte-
leetual. Flatt, que entre tanto vino a oeupar plaza en la
Faeultad de Teología, no dudó en ver un fondo ateo en el
eserito Sobre elyo. En las Gartasfilosóficas el ataque a la ortodoxia,
de todos modos, iba a ser mueho más explíeito. Al final de la
<<Oetava earta», por ejemplo, en una frase que el propio
Sehelling eliminó de la segunda edición (y que en todo easo
perteneee a la parte publieada euando había abandonado ya
Tubinga), se asumía que quien no asoeiara a la idea de un ser
infinito, eomo hacía Lessing, una representaeión, angustiosa y

22 Oe hecho Süskind, antes de retornar al convictorio como Rep.tent, habia manifestado


dudas con respecto a Ia inspiración divina de las Escrituras y Ia satisfacción vicaria
del sacrificio de Cristo (y. por lo demás. fue también amigo personal de Sehelling
y Hege!).
22 EDGAR MARAGUAT

dolorosa, de aburrimiento infinito no encontraría remedio en


la filosofía (cfr. infra, p. 177).
Desconocemos si cuando Diez pidió a instancias de Nie-
thammer que Schelling enviara una contribución al Philosophis-
chesJournal, lo hizo solicitando o invitando a una crítica del
«kantism o» tubingués. Pero no es implausible: Schelling era
el autor más prometedor de cuantos habían tenido un contacto
inmeditato - y no sólo por medio de las publicaciones—con esa
recepción. Además, seguramente Diez sabía que Schelling
estaba de acuerdo con él en un punto principal. Ambos pensa­
ban que la certeza que se deriva del uso práctico de la razón no
podía ser exportada a otros ámbitos como una verdad teórica*3^
Desde luego fue una de las tesis principales de las Cartas, que
resume la apropiación schellingiana del «postular» kantiano y
había sido antes una insistencia de Diez. En esto ambos se dis­
tanciaban netamente de la reacción dejacobi a la «crítica» de
la razón.
Por entonces Schelling había visto apuntalada esta interpre­
tación en los escritos de Fichte de 1794; del modo más expreso
en la recensión de Aenesidemus (el libro del escéptico G. E.
Schulze contra Kant y Reinhold), un artículo que según algu­
nos se convirtió en el escrito fundacional del idealismo «abso­
lu to». Fichte enfatizaba en sus apretadas páginas que la certeza
del propio yo es una certeza práctica o subjetiva, sin que esto
pueda tomarse por un dem érito. El yo (que no habría que
confundir, en todo caso, con el yo empírico, sino tom ar por el
yo de la razón) no es sólo para sí mismo yo, sino que es, en
absoluto, sólo de esa manera. La doctrina sobre esta certeza era
a grandes rasgos, por lo demás, la dejacobi, sólo que restrin­
gida aparentemente al yo. Schelling, que hizo suyo el teorema y23

23 C fr. I. C. Diez. Briefwechsel undKantische Schrften, pp. 53 s. y los comentarios de D.


Henrich en Grundlegungaus dem ¡ch, pp. 206-226.
ESTUDIO PRELIMINAR 23

lo desarrolló en Vom Ich, escribió expresamente que Dios -d e


ser, y ser un yo (cosa que no quería prejuzgarse)- sólo podía
ser principio de su propio saber, pero no del nuestro (o para
nosotros). Es comprensible que la admiración que Flatt sentía
por Jacobi no pudiera hacerla extensiva a su alumno.
En el fondo, cuando más tarde —respondiendo a las críticas
d e J. B. E rh ard - Schelling aclaró que el principio del yo abso­
luto por el que él abogaba en beneficio de una construcción
sistemática de la filosofía era un postulado (no una verdad
objetiva o teórica), estaba expresando en otros términos el
mismo pensamiento 2+. En este punto no debería verse un
cambio de parecer entre Sobre elyo y el tiempo de composición
de las Carlas (la respuesta a Erhard, conocida como <<Antikri-
tik>>, es de octubre de 1796, y algunos la han tomado por eso,
en mi opinión equivocadamente, por una revisión de sí
mismo). A mi juicio habría que verlo más bien entre el escrito
de septiembre de 1794 (Sobre la posibilidad de unaforma defilosofía) y
las dos obras siguientes. En esa primera publicación filosófica
Schelling se había com prom etido, en la línea reinholdiana,
con una filosofía que parte de una proposición fundamental.
En la propia Tubinga este compromiso le valió la crítica ama­
ble de un profesor: J . F. Abel. Aún a comienzos de 1795 escri­
bió a Hegel que una vez establecido el principio correctamente
todo lo demás quedaba decidido. Pero esta confianza fue aban­
donada explícitamente en la segunda entrega de las Cartas. Y ya
en Sobre elyo había asumido que el edificio de la filosofía no
podía cimentarse sobre conceptos o proposiciones muertas. La
alternativa la había mostrado, insisto, Jacobi. Con sus propias24

24 D. Henrich considera que, en el caso de Schelling al menos, la doctrina sobre la dig­


nidad de la certeza practica podia estar respaldada por la doctrina platónica de la dig­
nidad ontológica de las ideas (Gnmdlegungaus dem lch. pp. 1585 s.). Sabemos, de hecho,
que Schelling.., habia ocupado tempranamente del estudio de Platón (lleg<> a compo­
ner un estudio del Iimro). Pero, por otro lado, nadie ignora que Kant mismo habia lla­
mado a los «objetos» de la razón «ideas» en continuidad con la tradición platónica.
24 EDGAR MARAGUAT

palabras se proclamó en ese texto la vocación más alta de la ver­


dadera filosofía 25^
El resultado de estas influencias fue la confesión de lo que
ha venido a llamarse un <<spinozismo de la subjetividad».
Ahora podemos entender en qué sentido. Schelling juraba una
filosofía que partía de un principio no demostrable: lo Incon­
dicionado o Absoluto (de acuerdo también con Jacobi y
Fichte), para la que no valían, como dije, los conceptos tradi­
cionales de Dios (como tampoco para Lessing), pero que veía
eso Incondicionado en el yo que presupone la facultad de toda
síntesis (como Reinhold cada vez más y, desde luego, Fichte,
pero ya antes, en Tubinga, Diez, aunque todos de maneras
diversas). Este era su horizonte, al menos, cuando compuso
Sobre elyo, y en todo caso cuando pretendió sorprender a Hegel
con esa confesión. En mi opinión, no obstante, entre el pri­
mer escrito de 1795 y las Cartas parece que Schelling tomó cierta
distancia respecto al proyecto fichteano. Sin duda la rotundidad
de la refutación teórica del dogmatismo de Sobre elyo se desvane­
ció. Corno veremos, la tesis de las Cartas fue más bien que en el
terreno de la teoría no podía resolverse el litigio entre la filo­
sofía crítica y la dogmática (una tesis, en todo caso, de la letra
kantiana). De ese modo la importancia dé la doctrina del pos­
tular por razones prácticas se enfatizó aún más. Esto no significa,
sin embargo, que en otro sentido las Garlas no supusieran un
distanciamiento respecto al ideal spinozista que el 4 de febrero
había aireado ante Hegel y articulado después en Sobre elyo.
En estos recientes desarrollos no es desdeñable, como ya
apunté anteriorm ente, la relevancia de la influencia de una
tercera figura: F. Holderlin, con por entonces tantas ambicio­
nes filosóficas como poéticas. Aunque ya no vivía en Tubinga, y
al parecer no había habido correspondencia entre ellos desde

25 F. W .J. Schelling. Vomích. p. 77.


ESTUDIO PRELIMINAR 25

su marcha 2b, sabemos, como dije, que él y Schelling tuvieron


ocasión de entrevistarse en 1795 en dos ocasiones. Holderlin
había sido alumno de Fichte e n je n a y estaba más informado
que Schelling de las reacciones que venía suscitando la discu­
sión del Basamento de la entera doctrina de la ciencia (que Schelling en
todo caso no conocía bien). Para cuando se encontraron por
primera vez en julio en Tubinga parece que ya había puesto por
escrito sus reparos a Fichte en las notas que hemos venido a
conocer como «Juicio y s e r » 2627- La objeción principal de ese
sucinto texto se dirige contra el pensamiento de que lo Incon­
dicionado pueda ser considerado un yo. Para Holderlin es, con
todo derecho, un ser, pero no un yo ni algo idéntico a sí
mismo, pues tanto la yoidad como la identidad presuponen
una división, y la presuposición de lo Incondicionado es más
bien, precisamente, la de una unidad previa a toda división.
En mi opinión, la tesis de las Garfas de que en su consuma­
ción criticismo y dogmatismo coinciden, y concretamente en
perjuicio del yo, representa un acercamiento a la posición hol-
derliniana (veremos luego que a Holderlin mismo, empero,
no le satisfizo completamente; pero también veremos que
Fichte acusó precisamente esa corrección). El propio Holder-
lin diagnosticó en una carta a Niethammer después de su
segundo encuentro, en diciembre, que Schelling había cam­
biado de rumbo antes de haber llevado a las últimas conse­
cuencias su anterior proyecto. En todo caso la huella de esos
contactos se halla ya en la prim era de las Garfas filosóficas de la
segunda entrega: en la concepción cara a Holderlin de que la
filosofía ha de seguir siendo filosofía, sin consumarse como
ciencia acabada, en beneficio de la libertad del saber.

26 Schelling se queja en carta a Hegel del 6 de enero de 1795 de que Holderlin no haya
pensado en quienes siguen en Tubinga ni una sola vez (flricjivechsW I786- 1799- p. 15).
27 No es implausible que. como sugiere M. Frank. esos reparos esten dirigidos tanto
contra Schelling como contra Fichte (cfr. >Uncnd/ichcAnná'heru"![<. p. 734 )
26 EDGAR MARAGUAT

También se da entonces entre Schelling y Holderlin una


coincidencia que no parece casual. Ambos entienden que la
certeza de lo lncondicionado es el fruto de una intuición, un
saber inmediato, no sensible, y por ende «intelectual». Pero
ambos, a diferencia de Kant, y seguramente para distinguir esta
noción de la intuición intelectual de la impugnada en la Critica
de la rmón pura, escriben <<intellectuale Anschauung», en lugar
de, como seria más normal, <<intelektuelle Anschauung». No
es torpe ver aquí también la huella de la conversación y sinto­
nía (insisto: limitada) entre los dos amigos filokantianos28.

II. C o n t e n id o de LA O B R A

11.1.
La «Advertencia prelim inar» anuncia, como dije, los dos
propósitos del escrito: por un lado, trazar distintamente la
frontera entre el criticismo y el dogmatismo y, por otro, preve­
nir contra el nuevo dogmatismo que se disfraza de filosofía
« c rític a » (con el riesgo de hacer irreconocible la alternativa
entre ambos sistemas). Vamos a examinar las diez cartas aten­
diendo al cumplimiento de estos propósitos (de modo que,
inevitablemente, algunas subtramas o temas secundarios, más o
menos accidentales, serán aquí marginados).
Los temas particulares de las cartas, a la luz de esos propó­
sitos, son los siguientes. La Primera carta introduce en la polé­
mica sobre el sentido de los postulados kantianos de la razón;
la Segunda carta aísla la malinterpretación, a impugnar en la
obra, de la filosofía kantiana; la Tercera carta trata de los m éri­
tos y limitaciones (pero no deméritos) de la Critica de la rt^npura;

28 Sobre esta noción schellingiana. cfr. X. Tilliette. &helling Unephilosophieen devtnir. vol.
1. pp. 96-99 (especialmente las notas 29 y 30).
ESTUDIO PRELIMINAR 27

la Cuarta carta expone la provisional victoria teórica del criti­


cismo sobre el dogmatismo; la Quinta carta presenta la Critica de
la rCl{on pura, según su espíritu, como canon de todo sistema de
filosofía; la Sexta carta trata del problema común a toda filoso­
fía y de su resolución general; la Séptima carta defiende una
única solución para ese problema general e introduce la inter­
pretación spinoziana de esa solución; la Octava carta pretende
poner en evidencia la equivocación que soporta la interpreta­
ción spinoziana de esa solución; la Novena carta defiende que
la distinción entre el sistema dogmático y el crítico estriba sólo,
en última instancia, en el diverso espíritu del postulado que
resuelve el problema com ún a ambos; la Décima carta sirve un
balance de las anteriores.
Por tanto, si dejamos a un lado la Ultima carta, que, insisto,
a la luz de los propósitos de la obra no es más que un balance
de las reflexiones de las demás, la obra tiene tres partes. La pri­
mera (cartas I y 2) contiene la discusión de la apropiación teo­
lógica de Kant (idea de un Dios moral, explotación teórica de
los postulados de la razón en su u s o práctico, doctrina de la
debilidad de la razón). La segunda (cartas 3 a 5) contiene la
interpretación schellingiana de la Critica de la rC1{. 6npura (rendi­
mientos, efectos, espíritu). La tercera (cartas 6 a 9 ) es final­
mente la que traza la distinción entre criticismo y dogmatismo,
en beneficio del prim ero. Por supuesto, no quiero decir que
no se presenten anticipos y miradas atrás en casi todas las cartas.
De acuerdo con esta articulación, bastante evidente, voy a
proponer a continuación un resumen esquemático de las tesis
decisivas del escrito, que puede servir de guía al lector.

11.2.
La parte más polémica de la obra se dirige contra «ciertos exé-
getas>> de la filosofía kantiana. Schelling no nombra a ninguno
de los aludidos, pero esas páginas están repletas de citas veladas
EDGAR MARAGUAT

y términos típicos de la recepción teológica tubinguesa. Se trata


de una teología que adopta maneras kantianas, pero trabaja en
beneficio de las habituales argumentaciones dogmáticas. De
una teología que pretende, en particular, derivar de la filosofía
práctica de Kant un nuevo argumento «m o ral» para probar la
existencia de Dios y. por cierto, de Dios como un ser moral.
El principal reproche contra esa recepción es, como ya dije,
que tomara el fruto de los postulados de la razón en su uso
práctico por un tener por verdadero, es decir, que entendiera
que la ganancia de los postulados era en todo caso alguna suerte
de certeza o seguridad respecto a una verdad teórica (una cues­
tión de hecho), especialmente la presunta verdad de la existen­
cia de un ser supremo que detentaría los atributos divinos tra­
dicionales. Estos exégetas creyeron en general que la invalidez
de los raciocinios relativos a los temas históricos de la metafí­
sica especial (alma, mundo, Dios) estaba basada en una «debi­
lidad de la razón». Y quisieron entender que la preocupación
del criticismo era mostrar con exactitud esa debilidad y. a par­
tir de ella, demostrar que el dogmatismo no es demostrable,
pero tampoco refutable.
De todos modos el desafío a esta recepción no proviene
meramente de una disputa sobre la fidelidad de las respectivas
interpretaciones. En las dos primeras cartas se desarrolla más
bien una crítica inmanente de la nueva teología, dirigida con­
tra la idea de Dios moral, por una parte, y a la postre contra el
lugar de Dios, de un dios cualquiera, en un sistema filosófico.
Contra la idea de Dios en general -u n a vez es entendido como
una causalidad absoluta objetiva—Schelling objeta que no deja
lugar para nosotros, para nosotros como seres libres, como
«sujetos», en el sistema filosófico. Schelling ve en la cualifica-
ción de Dios como Dios moral, precisamente, un intento deses­
perado de asegurar nuestra existencia ante Dios. Una intención,
sin embargo, que es en el propio Schelling principal y que, de
ESTUDIO PRELlMiliAR 29

hecho, será en última instancia la que decida para él en favor


del criticismo en la disputa con el dogmatismo. Contra la idea
de Dios como Dios moral, por su parte, Schelling arguye que
no puede hacer compatible su absolutez y su sometimiento a
una ley (que presuntamente no habría diseñado él mismo de
modo arb itrario)29^ Más tarde (Octava carta) invocará en su
contra la idea cartesiana y spinoziana de un Dios que ni
siquiera puede actuar de acuerdo con fundamentos racionales.
Pero el asalto fundamental contra el abuso teológico afecta
más bien, insisto, a la comprensión del postular. Schelling
enfatiza que el objeto de los postulados no es - n o puede s e r-
un objeto del saber, sino un objeto del actuar. Los postulados
son propiamente tareas (en palabras de K ant), objetos de la
voluntad, y sólo como tareas tienen cabida y sentido los temas
de la metafísica especial en la nueva filosofía. Ahora, Schelling
era consciente de que en este punto capital sí estaba ofreciendo
una interpretación de K ant: <<Para quien se enoja porque la
exposición arriba del curso de la Crítica de la razón pura no
está copiada literalmente de ella no están escritas estas cartas»
(p. 107 , nota)3031. Pero sólo a través de esa interpretación perci­
bía un verdadero carácter revolucionario en el planteamiento
kantiano. Corno escribiera a Hegel, para él (al menos para él),
Kant había removido —o quitado de en medio (weggeraumt)-
todo, y no simplemente proscrito unos medios e inventado
otros para los viejos fines3’. Debe decirse que sólo la percep­
ción del carácter revolucionario de las palabas kantianas por

29 Al fin y al cabo, para Kant mismo una voluntad moral es una voluntad que debe
vencer el influjo de resortes no morales y, por tanto, no Ia voluntad divina.
30 Corno poco Kant habia sido ambiguo al respecto: «La t ercera cuestión, a saber,
¿qué puedo esperar si hago lo que debo?, es practica y teórica a la vez. de modo
que lo practico nos lleva. solo como hilo conductor. a dar una respuesta a la cues­
tión teórica y. si ésta se eleva, a la cuestión especulativa» (B 833)'
31 Aunque tal vez superficialmente, Reinhold estaba de acuerdo (cfr. < Ueber die bis-
herigen Schicksale der kantischen Philosophie», p. 13).
30 EDGAR MARAGUAT

medio de la lectura de las Gartasfilosóficas sería signo de la buena


comprensión de estas últimas.

11.3.
Las tres cartas siguientes se consagran a reinterpretar el sentido
de la primera Critica kantiana. La Tercera y la Cuarta razonan
que Kant no es culpable de la torcida apropiación dogmática
de su pensamiento. La Quinta finalmente se centra en dar
cuenta positiva del espíritu de su obra.
En opinión de Schelling, Kant no pudo evitar dar ocasión
a esa malinterpretación. Gonvenía hacer partir su examen de
un punto común a todos los sistemas, a saber, la síntesis teórica
(el juicio teó rico ). Pero esto tuvo como consecuencia que la
victoria sobre el dogmatismo no se produjo en el terreno
donde es plenamente satisfactoria. Al ser la Crítica un mero exa­
men de la facultad de conocer, la refutación del dogmatismo
resultó sólo negativa. A los dogmáticos les fue posible imputar
entonces a nuestra facultad de conocer la no demostrabilidad
de sus creencias. Su error, a los ojos de Schelling (como a los
de Fichte), fue tomar nuestra facultad de conocer por algo
accidental, que bien pudiera ser de otra manera.
Kant había mostrado de todos modos que la síntesis teórica
está referida en última instancia a algo incondicionado. Sólo
que alzarse a eso incondicionado exigía dejar atrás la síntesis, es
más, cancelar su condición de posibilidad (a saber: un sujeto
enfrentado a un objeto). De modo que el examen de la facul­
tad de conocer por parte de Kant había conducido de hecho a
m ostrar que la disputa sobre principios incondicionados no
podía zanjarse en el terreno de la síntesis teórica. En este
punto todos los sistemas debían coincidir.
Vista así, la Critica de la razón pura pretendía establecer un
canon para todos los sistemas filosóficos. Schelling la celebra
por eso como la «auténtica doctrina de la ciencia» (p. 15 ; de
ESTUDIO PRELIMINAR 31

un m odo en que la alusión polémica a Fichte es evidente).


Corno tal ostentaría el mérito de haber derivado la necesidad
de postulados prácticos con que decidir el carácter de un sis­
tema filosófico cualquiera de la idea misma de sistema filosó­
fico (una necesidad que, sin claridad pero eficazmente, se
habría impuesto siempre, en opinión de Schelling, en los ver­
daderos sistemas del pasado). También por ello no habría con­
venido que la Crítica se explayara sobre el espíritu particular,
específico, de los postulados (o el postulado) del criticismo.
Pero entonces el recurso al postular ya no debería ser tornado
por la seña de identidad de un sistema crítico. Schelling
advierte ya aquí que es sólo el espíritu «criticista» de los pos­
tulados lo que hace de un sistema un sistema de criticismo. Por
lo demás, Schelling consideraba que Kant había dejado coexi-
tir por de pronto a los dos grandes sistemas al hablar de apa­
riencias a cuya base se hallan cosas en sí mismas, incluso que
había aplicado su método más bien al nuevo dogmatismo que al
criticismo, si bien a él habría que atribuirle asimismo la funda­
ción primera del criticismo (cfr. p. 12l).
La evidencia ganada por la Crítica de que los sistemas se con­
suman por medio de postulados prácticos tiene para Schelling
otra consecuencia: no hay un sistema de validez general, sólo el
canon -la Crítica m ism a- goza de validez general. La ciencia en
conjunto se presenta entonces corno una tarea en cierto sentido
infinita. Tanto al final de la Quinta carta corno al comienzo de
la Sexta se sienta incluso que los dos sistemas enfrentados (criti­
cismo y dogmatismo) persistirán para la libertad «m ientras
existan seres finitos» (p. 127) o, al menos, «mientras no estén
todos los seres finitos al mismo nivel de libertad» (p. 131).

11.4.
La Quinta carta (la primera de la segunda entrega) funciona
corno gozne de las dos mitades de la obra. Recapitula y con­
32 EDGAR MARAGUAT

suma por un lado la interpretación de Kant y anticipa por otro


los términos en que se van a distinguir definitivamente criti­
cismo y dogmatismo para, acto seguido, favorecer el primero.
A este segundo propósito de Ia obra se dedicarán entonces las
cuatro cartas siguientes (el verdadero grueso del escrito). No es
por ello extraño que al comienzo de la Sexta se halle un pasaje
que a mi juicio podría servir de epítome del escrito entero.
Habiendo dicho que todos -e s decir, los d o s- sistemas filosó­
ficos com parten un único problema para el que caben dos
soluciones, se declara: «Cuál de las dos [soluciones] elegimos,
eso depende de la libertad de espíritu que hemos adquirido
por nosotros mismos. Tenemos que ser aquello de lo que quere­
mos dárnoslas teóricamente, pero de que lo seamos no nos
puede convencer sino nuestros esfuerzo por llegar a serlo. Este
esfuerzo realiza nuestro saberante nosotros mismos; y este resulta,
justo por eso, puro producto de nuestra libertad» (p. 131).
El esquema de las cuatro cuartas (6 a 9 ), o sea, del resto de
la argumentación, es bien claro. Se presenta primero lo que se
toma por el problema común a toda filosofía. Se defiende
entonces que sólo hay una solución razonable para el p ro ­
blema, si bien se puede interpretar de dos modos diversos.
U no de ellos compromete con el dogmatismo, el otro lo san­
ciona el criticismo. De esa manera se distinguen el uno del
otro. Si se favorece entonces el criticismo, es porque se pre­
tende que la interpretación dogmática de la solución se basa en
una confusión (Tauschung, también «engaño» o «ilu sió n »).
El problema que comparten, el problema por antonom a­
sia de la filosofía, es el siguiente: ¿cóm o puede salir lo Abso­
luto de sí y contraponerse un mundo? Para poder abordarlo,
razona Schelling, hemos de abandonar el terreno de la oposi­
ción al mundo o, lo que viene a ser lo mismo, hemos de
abandonar el terreno de la experiencia (de hecho Schelling
formula ocasionalmente el problema así: ¿p o r qué o cóm o es
ESTUDIO PRELIMINAR 33

q u e h a y [ u n t e r r e n o d e la ] e x p e r i e n c i a ? ) . O c u r r e , n o o b s ­
ta n te , q u e si a b a n d o n a m o s e l te r r e n o d e la e x p e r ie n c ia , q u e es

t a m b i é n e l t e r r e n o d e l a s p r u e b a s , p u e s e s e l t e r r e n o d e la s

c o n d i c i o n e s y l o c o n d i c i o n a d o , y a n o p o d e m o s p l a n t e a r la

p r e g u n t a . D a r u n a r e s p u e s t a s e r ía a lg o así c o m o p r o b a r u n a

p r u e b a o , m e jo r , c o m o d a r c o n la p r u e b a d e to d a s la s p r u e ­

b a s. L a s o lu c ió n d e l p r o b le m a r e s u lta se r q u e n o h a y , o n o

p o d e m o s to le r a r , u n tr á n s ito d e lo A b s o lu to a lo c o n d ic io ­

n a d o . T a l tr á n s ito es in c o n c e b ib le . E s ta es la ( b e lla , s im p le )

ú n ic a s o lu c ió n , q u e S p in o z a h a p r e s e n ta d o d e fo r m a e je m ­

p l a r . R e s p e c t o a l m u n d o u o b j e t o d e la e x p e r i e n c i a , p o r t a n t o ,

s ó lo q u e d a la p o s i b i l i d a d d e v e r lo c o m o u n o c o n l o i n f i n i t o

( p o r d e c i r l o a s í: s ó l o q u e d a la p o s i b i l i d a d , o q u i z á d e b e r , d e

d e v o lv e r l o f i n i t o a l o i n f i n i t o ) .

E sa s o lu c ió n -la cau sa a b s o lu ta , in c o n d ic io n a d a , del

m u n d o e s u n a s o la c o s a c o n su s c o n s e c u e n c ia s - p u e d e a c e p ­

ta rs e s e g ú n d o s in t e r p r e t a c io n e s . I m p o r t a n t e es te n e r p r e s e n te

q u e n i n g u n a d e e l l a s e s u n a c o n s e c u e n c i a te ó r ic a d e l a s o l u c i ó n .

S o n m á s b ie n d o s m o r a le s a lte r n a t iv a s c o n s t r u id a s s o b r e esa

s o lu c ió n . S c h e llin g e n t ie n d e q u e la r e in t e g r a c ió n d e lo f in it o

e n lo i n f i n i t o , p o r lo q u e a n o s o t r o s r e s p e c ta , p u e d e p r a c t i ­

c a r s e d e d o s m o d o s . O b i e n n o s e s f o r z a m o s p o r s u c u m b i r e n la

i n f i n i t u d d e u n A b s o l u t o t o m a d o p o r u n o b j e t o : es d e c i r , n o s

a b a n d o n a m o s a u n a p a s iv id a d ilim ita d a ; o b ie n n o s e s fo r z a m o s

p o r a b s o lu tiz a r n u e s tr a lib e r ta d , p o r u n a a c tiv id a d s in lím ite s o

c o n d ic io n e s . D ic h o d e o t r a m a n e r a : o b ie n c a n c e la m o s n u e s ­

t r a s u b j e t i v i d a d , o b i e n la a b s o l u t i z a m o s . L a p r i m e r a i n t e n c i ó n

es e l p r o g r a m a d e l d o g m a tis m o ( la m o ral d o g m á tic a ) ; la


s e g u n d a , e l p r o g r a m a d e l c r it ic is m o ( la m o r a l c r ít ic a ) . E n e l

p r im e r c a s o , lo A b o lu t o es in te r p r e ta d o c o m o u n o b je t o ; e n e l
s e g u n d o , es in te r p r e ta d o c o m o u n y o .
L a O c ta v a c a r ta es p o r d e p r o n t o u n e x c u r s o p a r a e x p lic a r
c ó m o se le h i z o a S p in o z a s o p o r t a b le e l p a n o r a m a d e la a u t o -
34 EDGAR MARAGUAT

cancelación. La explicación que se ofrece es sumamente sim­


ple: se le hizo soportable porque en realidad no se lograba librar
de sí mismo, no lograba pensarse cancelado, ya que, de hecho,
no podemos librarnos de nuestro propio yo (cfr. pp. 161 ss.,
nota). Spinoza no hacía otra cosa, a juicio de Schelling, que
objetivar la intuición de lo intelectual en nosotros. Era víctima
de una ilusión doble: tomaba lo Absoluto, vislumbrado en sí
mismo, por un objeto absoluto, y creía además poderse desem­
barazar, en la práctica, de sí mismo.
El resto de la carta presenta entonces la tesis decisiva de la
discusión sobre el deslinde entre los dos sistemas filosóficos,
que en la Novena carta será retomada y razonada: pensado en su
consumación, tambie'n el criticismo trae consigo la cancelación delyo. Es una
tesis anticipada de hecho en cartas anteriores, cuando se adver­
tía que sobre lo Absoluto no se puede discutir. Schelling enfa­
tiza ahora que con la libertad absoluta tampoco son compati­
bles la conciencia y la autoconciencia. A la postre, la calma
absoluta que impone la moral dogmática y la ilimitada actividad
que exige la moral del criticismo son una y la misma cosa.

11.5.
Dogmatismo y criticism o, pues, están referidos a la misma
consumación: conducen ambos a la anulación de uno mismo
(com o Schelling escribe: « e n ambos casos todo es para mí
o b jeto», p. 179). Al menos así es, si pretenden algo más que
emplear la reflexión sobre lo Absoluto para especificar la voca­
ción (Bestimmung, literalmente: «determ inación») del hombre.
Es el criticismo, pues, quien no debe pretender otra cosa que
precisar esa vocación. Corno sienta Schelling, sólo puede dis­
tinguirse del sistema opuesto en la aproximación a la meta
última, meta que no debe tomar ni por realizada ni por reali­
zable. La conclusión es, por tanto, que dogmatismo y criti­
cismo no se diferencian ni por su problema, ni por su solu­
ESTUDIO PRELIMINAR 35

ción, ni p o r su meta, sino por el espíritu de la máxima que


conduce, a quienes los asumen, a esa meta.
El balance oficial se halla en la Décima carta. El dogma­
tismo es de entrada, esto es, teóricamente, irrefutable (su refu­
tación teórica no es enteramente satisfactoria). Se refuta más
bien prácticamente, en la medida en que realizamos en noso­
tros mismos el sistema opuesto. Pero esa «refutación» permite
aún la posición dogmática en aquél que puede realizarla prác­
ticamente, es decir, en aquél para quien es soportable el pen­
samiento de trabajar en la propia anulación, aunque ello sig­
nifique -c o m o piensa Schelling que tiene que significar
necesariamente— su ocaso moral, o sea, su ocaso como ser
moral (p. 207 ). Es más, al comienzo de esa carta final, Sche­
lling concede que la posibilidad de saber de un poder objetivo
que amenaza nuestra libertad, pero luchar contra él movilizán­
dola, aunque sea para perecer irremediablemente, «ha desapa­
recido hace tiempo a la luz de la razón» (p. 199)

III. R e c e p c ió n

III. L
¿Q ué efecto tuvo esta conclusión no exenta de paradoja? Tal
vez sea cierto que el impacto de las Cartas se vio atenuado por la
impresión causada antes por Vom ¡ch. Así fue, como dije, en el
caso de Flatt, que ya no se molestó en leerlas. No obstante, se
beneficiaron de la atención que mereció la revista de Nietham-
mer. En el marco de reseñas en diversos medios sobre los pri­
meros números hemos conservado así tres comentarios (en fin,
a la vista de que en algunos casos el recensor de la primera 32

32 Para una interpretación más convencional de ese comienzo, véase J.-F. Courtine,
«Tragédie et sublimité», pp^ 89 s.. 96 s.
EDGAR MARAGUAT

entrega parece ser diverso al de la segunda, esta cuenta puede


hacerse de distintas maneras). Dos fueron elogiosos, uno no.
La prim era recensión aparecida fue seguramente la de la
Oberdeutsche allgemeine Literaturzeitung, en los números del 15 de
febrero y del 22 de junio de 1796 , donde Schelling, sin ser
reconocido, era alabado como un pensador concienzudo y
libre de prejuicios. En el comentario a las primeras cuatro car­
tas fue celebrada en especial la polémica contra las pruebas de
la existencia de Dios. En el comentario a las segundas —firmado
con las iniciales A. V. (que yo sepa, por identificar)- se observa
que «el mal conocido Spinoza encuentra en el autor un hon­
rado [wackeren] defensor». Fue el prim er anuncio público de
que la mezcla de admiración y repudio de Spinoza que contie­
nen las Briefe iba a dar mucho que hablar.
Ese mismo año fueron discutidas también en dos números
de los Annalen der Philosophie editados por L. H .Jakob en Halle.
Ignoramos asimismo en este caso si el recensor de la primera
entrega fue también el de la segunda. Ambos comentarios fue­
ron de hecho críticos, pero con acentos diferentes (el editor
era, al fin y al cabo, el autor de una Prueba de la inmortalidad del alma
y un estudio sobre el argumento m oral). En el prim ero se
reprocha el tono adornado y el lenguaje escolástico (!), y se
admite que hasta el momento, a pesar de la atenta lectura del
recensor, no se ha podido hallar en las Cartas más que un juego
vacío con conceptos. En el segundo, sin embargo, el autor es
presentado como una mente aguda, de pensamientos merece­
dores de reflexión. El reproche al contenido es, de todos
modos, semejante: que cometa, al parecer, el error del dogma­
tismo, a saber: presuponer o asegurar existencias a partir de
conceptos, sin la garantía de intuiciones empíricas. La premisa
del artículo es que las protestas kantianas contra las presuntas
intuiciones intelectuales afectan a la doctrina sobre el yo que
alimentan las Cartas. Se remite expresamente a la n °ta de la
ESTUDIO PRELIMINAR 37

Octava carta en que se arguye que no podemos librarnos del yo


en virtud de su libertad absoluta. Este «argum ento» es com ­
parado con el tradicional paralogismo que conduce de la sim­
plicidad del alma a su indestructibilidad.
De otro signo fue la recensión de la Allgemeine Literatur-fyitung,
que apareció mucho después, el 22 de marzo de 1797. La escri­
bió F. Schlegel y con ella dio a conocer públicamente, por vez
primera, la autoría de Schelling. Las alabanzas fueron en este
caso sonoras: el escrito era ensalzado como una de las aparicio­
nes más dignas de atención, tanto por su forma como por su
contenido, de la literatura filosófica reciente, y el autor era
anunciado como uno de los mayores escritores del futuro. Del
contenido destacó el final de la Quinta carta sobre la libertad e
infinitud del saber (ese paso donde se aprecia la huella de H ol-
derlin) y el ataque de la Octava contra la noción de una bien­
aventuranza en retribución por méritos morales. Schlegel
acusó además el carácter paradójico del conjunto, pero lo
estimó como una virtud. Aprovechó también la ocasión para
estimular a Schelling a promover su individualidad en la elabo­
ración de su filosofía. El influjo de Jacobi (que parecía no cele­
brarse), así como la independecia respecto a él eran reconoci­
dos. Sobre la afinidad con Fichte, por su parte, no se decía
nada, pero por primera vez alguien percibía una evolución
—además constante— de las posiciones schellingianas: «cada
nuevo escrito del Sr. Schelling sobre su propia filosofía ha
superado hasta ahora con creces, en contenido y expresión, al
an terior».

111.2.
La recepción expresa de Hegel, sin embargo, se ha extraviado.
Conservamos tan sólo la carta de Schelling, del 20 de junio de
1796, en que le agradece su juicio y se alegra de que hayan
«pasado la prueba». Se colige al menos, pues, que el balance fue
EDGAR MARAGUAT

favorable. Era de suponer, desde luego, a la vista de la corres­


pondencia de 1795, que la campaña contra la ortodoxia tubin-
guesa sería aplaudida por Hegel. ^mbos estaban de acuerdo en
que la teología suaba estaba teniendo un efecto «retardatriz»,
incluso corruptor, en la extensión de los logros del kantismo.
En los escritos posteriores de Hegel en Berna se hallan ecos
también de la crítica a la afirmación de la impotencia de la
razón y a la representación empírica de la bienaventuranza3334^
Interesante es la especulación sobre el efecto que tuvo en
Hegel la interpretación schellingiana de los postulados de la
razón práctica. Según K . Düsing hay que atribuir a Hegel un
conocimiento mayor de los textos y temas de la filosofía kan­
tiana, pero también una apropiación primera más bien acri-
tica34^Desde esa premisa habría que leer el pasaje de la corres­
pondencia en que Hegel inquiere por el compromiso de
Schelling con un Dios personal. En general podemos dar por
sentado que Hegel no recibió el concepto kantiano de un Dios
moral como si de una metáfora, ficción o acomodación se tra­
tara, y que las protestas encendidas de Schelling en la primera
carta contra su sentido lo conmoverían.
Si damos crédito, en fin, como hace Düsing, a la conclu­
sión mayoritaria sobre la autoría del Hamad'o (no poco equívo­
camente) «Das alteste Systemprogramm des deutschen Idealis-
mus>>, que atribuye a Hegel no solo el manuscrito, sino
también el contenido, tenemos en ese fragmento -q u e sin
exactitud se fecha a principios de 1 7 9 7 - un registro revelador
sobre lo que vendría a ser un efecto de las Philosophische Briefe
sobre el pensamiento hegeliano o, al menos, un eco de ellas en
él. Entonces Hegel ya no asume un Dios creador, que regiría el

33 C fr. TheologischeJ^ndschriften. pp- 235. I56y 64. por un lado, y 362. 238 s .. 222 s. y
237 ss., por otro.
34 C fr. K. Düsing. «Die Rezeption der Kantischen Postulatenlehre in den frühen phi-
losophischen Entwürfen Schellings und Hegels>>, p. 68, y Teoi^ogischejugendschnftn, p. 9 -
ESTUDIO PRELIMINAR 39

mundo según los criterios morales kantianos: la emergencia


del mundo para la autoconciencia se declara de hecho «la
única creación de la nada verdadera y pensable>>. Y e n sintonía
con Schelling se apunta que los espíritus libres no deben bus­
car ni a Dios ni la inmortalidad fuera de sí mismos35^
Por motivos diversos son de primera importancia las reac­
ciones de Holderlin a la evolución schellingiana. Ya dije que
durante la composición de las Galios Schelling y Holderlin se
encontraron dos veces. Holderlin viajó a Tubinga a finales de
julio de 1795 Oa entrevista o entrevistas hay que datarlas a partir
del día 2 2 , pues Schelling no se hallaba en la ciudad antes de
esa fecha36) y Schelling acudió a su encuentro a mediados de
diciembre en Nürtingen, por donde su viejo compañero pasó
camino de Frankfurt (Nürtingen se encuentra cerca de Stutt-
gart, donde Schelling ejercía de Hofneister —profesor o instruc­
tor privado—en casa del Prof. Strohlin) 3738^ Hay que suponer,
pues, que para cuando volvieron a verse después de dos años,
Schelling no sólo había concebido el proyecto de las Briefe, sino
seguramente redactado la primera entrega (recuerdo que el 21
de julio había anunciado a Hegel la pronta publicación). En
diciembre, a su vez, es razonable pensar que la conclusión esta­
ría muy avanzada (en un mes la enviaría al editor) .
Las impresiones de Holderlin de esas conversaciones que­
daron registradas en dos cartas a Niethammer del 22 de
diciembre de 1795 y el 2 4 de febrero de 1796, respectivamente.
En la primera se lee: «Schelling ha renegado un tanto, como
sabrás, de sus primeras convicciones>>38^Puesto que Nietham-
mer no había conocido a Schelling en Tubinga hemos de

35 C fr. <<Das alteste Systemprogramm des deutschen Idealismus», pp. II s.


36 De hecho Schelling escribe a Hegel el 21 diciendo que sabia que habia vuelto, aunque
«por aqui no se lo ha visto aún» (F. W.J. Schelling. BriejivtchstÍ¡786- ¡ 799 ' p. 29).
37 La datación de G. L. Plitt de la primera visita (<<poco después de Semana Santa»;
cfr. AusScheWingsi.eb.n. vol. I, p . 71) ha resultado ser errónea.
38 F. Holderlin, Sdmfíiche Werke. vol. 6, I, p. 191.
40 EDGAR MARAGUAT

entender que el cambio en las convicciones, que se da por


reconocible, afectaba a las expresadas en sus publicaciones. En la
segunda carta, a su vez, se Iee: «N o hablamos siempre estando
de acuerdo el uno con el otro, pero coincidimos en que las
nuevas ideas pueden ser expuestas del modo mas diáfano en
forma epistolar. Ha recorrido con sus nuevas convicciones,
como sabrás, un mejor camino, antes de haber llegado a la meta
del peor>> 39^
Por supuesto, que Holderlin tuviera esa impresión de una
evolución no significa que Schelling la tuviera también, pero
es más que razonable dar importancia a esta fuente indirecta,
porque unas conversaciones son seguramente un medio más
eficaz que unos escritos breves para poner en evidencia co n ­
vicciones. El comentario de Holderlin hay que interpretarlo,
por lo demás, a la vista del párrafo previo de la segunda carta.
En él Holderlin anuncia a Niethammer el deseo de escribir
unas Nuevas cartas para la educación estética del hombre en que buscará
el principio (Prim;.ip) que explica las divisiones y hará desapare­
cer el antagonismo entre Sujeto y Objeto (u H om bre y
Mundo) de modo teórico: por medio de una intuición inte­
lectual (intellektual), vale decir: sin ayuda de la razón práctica,
pero con sentido estético. •
La interpretación de las valoraciones, aun así, permanece
abierta. La fuente del desacuerdo parece ser, en primera instan­
cia, el papel diverso que ambos conceden al uso práctico de la
razón. Pero en realidad, como hemos visto repetidamente,
Schelling no pensaba que la razón práctica pudiera decidir
sobre la verdad (teórica) del criticism o o el dogmatismo, es
decir, sobre la naturaleza o carácter del principio a la base de
Sujeto y Objeto. jEse era, precisamente, el malentendido de
los falsos amigos de la filosofía kantiana!

39 Ibid.. p. 203.
ESTUDIO PRELIMINAR 41

Frank y Henrich parecen de acuerdo en que Holderlin


podía tener por insuficiente el distingo schellingiano entre lo
Absoluto y el yo. Al fin y al cabo, aunque Schelling habia aban­
donado en las Garfas el discurso sobre un yo absoluto, seguia
dando por bueno que en el terreno de lo lncondicionado
impera la ley de la identidad. Los dos comentaristas disienten,
sin embargo, sobre la divisoria entre las viejas convicciones
repudiadas y las nuevas. Henrich ha defendido que separa el
escrito Sobre la posibilidad de unaforma de filosofí a, de 1 7 9 4 , de los
posteriores, y que lo decisivo es el distanciamiento de una filo­
sofía de proposiciones fundamentales4^ Frank ha replicado, de
acuerdo con una lectura más corriente, que lo determinante es
la nueva doctrina sobre un principio que ya no es un yo+l.
E n mi opinión ambos señalan desplazamientos importan­
tes en el pensamiento schellingiano de ese año, y solo resultan
poco convincentes cuando pretenden acentuar su propio des­
acuerdo. Su discusión ha iluminado mucho esa evolución,
pero sin poder ofrecer, claro está, una interpretación inexpug­
nable del dictamen de Holderlin. Mi propuesta es leer la frase
sobre el viejo camino y el nuevo en un sentido no irónico
(cuesta creer que, de ser una ironía, Holderlin pensara que
Niethammer no iba a tener necesidad de una aclaración). No
creo, como se ha sugerido ocasionalmente, que el nuevo
« m e jo r» camino sea el fichteano, el de una cierta primacía de
la razón práctica, pero tampoco simplemente el de una filoso­
fía que ya no parte de una proposición fundamental. A mi
parecer, la viveza de la conversación no podría ocultar a H ol-
derlin que Schelling, com o él mismo diría a la vuelta de los
años, estaba en las Garfas apreciando las limitaciones del punto
de vista idealista.401

40 D. Henrich. Drr Grund im Bewufetsem. p. 129. C fr.. empero. su Grundlegungaus dem /ch.
p. 1461.
41 M. Frank. >UnendUcheAnnaherurg<t pp. 731- 734 .
42 EDGAR MARAGUAT

Estas reflexiones nos conducen a considerar las reacciones


de Fichte. Seguramente leyó las Carlas en primavera o verano de
1796, pero hay que esperar a los nuevos ensayos de exposición
del punto de vista de la Doctrina de la ciencia en 1797 (y 1798) para
encontrar un comentario. En la correspondencia de 1801 entre
Fichte y Schelling que registra -p o r no decir « o ca sio n a » - su
desencuentro definitivo, Fichte se refiere a su «suave» contra­
dicción de las Cartas filosóficas en los escritos a que aludo. De
hecho Schelling fue nombrado en las nuevas «In tro d u ccio ­
nes», más bien, en términos elogiosos (como alguien que no es
uno de los intérpretes corrientes de Kant). El pasaje de la con­
tradicción, que de entrada afecta a Jacobi, pero luego se
extiende hasta Schelling, aunque sin mención de su persona, es
el siguiente: «H e aquí la piedra angular del realismo kantiano.
Algo presente como cosa en sí, esto es, independiente de mí, el
[mí] empírico, tengo que pensarlo desde el punto de vista de la
vida, desde el cual soy únicamente lo empírico; y no sé nada de
mi actividad en este pensar, precisamente porque dicha actividad no
es libre. Sólo desde el punto de vista filosófico puedo inferir esta
actividad en mi pensar. De ahí quizá que el más preclaro pensa­
dor de nuestra época, a cuyo escrito me refiero más arriba
Uacobi; E. M .]. no admitiera el idealismo trascendental, [por
lo demás] tan correctamente comprendido, más aún, creyera
aniquüarlo con la mera exposición del mismo, debido a que no
vio claramente esta diferencia entre los dos puntos de vista y
supuso que el modo de pensar idealista era exigido de [el punto
de vista de] la vida, cosa esta última que ciertamente sólo cabe
exponer para aniquilar. Corno también precisamente de ahí, a
mi entender, que otros que profesan este idealismo [Schelling;
E. M .] admitan un sistema realista ademas del idealista, al cual
no encontrarán nunca una puerta de entrada»4^

42 J. G. Fichte, «Zweite Einleitung in d ie Wissenschaftslehre für Leser, die schon ein


philosophisches System haben», p. 236.
ESTUDIO PRELIMINAR 43

Uno de los temas destacados de las dos nuevas introduccio­


nes a la Doctrina de la ciencia fue, de hecho, la disputa entre criti­
cismo y dogmatismo. En la «Prim era introducción» Fichte
parece asumir la posición de las Philosophische Briefe cuando
admite, en su sección 5, que no hay contradicción directa entre
los sistemas: que entre ellos se decide, más bien, por inclinación
e interés en un acto de arbitrio +3^La sección termina incluso
con una variación célebre de la fórmula de la Sexta carta (cfr. p.
131): «Q u é tipo de filosofía se elige depende del tipo de hombre
que se es»++- Sin embargo, con el avance de la exposición en las
secciones siguientes el dictamen se va matizando hasta hacerse
irreconocible la coincidencia con Schelling. La conclusión llega
a ser que: « E l dogmatismo no es [...] filosofía alguna en abso­
luto, sino solo una afirmación y aseveración impotentes»+\
La «Segunda introducción» vuelve sobre esta estimación y
procura además librar a Kant de toda neutralidad respecto al
dogmatismo. Fichte emprende en la sección 6 la defensa de la
objeción por inconsecuencia dejacobi y con ello contesta a la
vez a Schelling (cfr. p. 119, esp. nota). Es en esa sección donde
está contenida la «suave contradicción» al pie. De acuerdo
con R. Lauth, la «Segunda introducción» expone dos razones
principales para rechazar el dogmatismo, una práctica y una
teórica+6^La razón práctica es la conciencia inmediata de la ley
m oral. La razón teórica es que el dogmatismo no es capaz de
explicar lo que debe, a saber: cómo surgen las representacio­
nes, es decir, la inteligencia. Desde luego, de la primera razón,
com o razón con tra el dogmatismo, no hay rastro en la obra
temprana de Schelling. No ocurre lo mismo, sin embargo, con
la segunda. En realidad el siguiente escrito filosófico de Sche-

43 C fr. «Versuch einer neuen Darstellung der Wissenschaftslehre», p. 194­


44 /bid., p. 195.
45 /bid., p. 198.
46 C fr. R. Lauth, Dit fntstehungvon Schellings Identitatsphilosophé, pp. 46 ss.
44 EDGAR MARAGUAT

lling, las Ideen zu einerNaturphilosophie, que Fichte había leído antes


de publicar la segunda parte de la «Segunda introducción»
-jy de hecho merece en ella un elogio!-, contuvo un rechazo del
dogmatismo en esos mismos térm inos: por no ser capaz de
explicar cómo ocurre queyo tengo representaciones. Hay que
concluir, pues, que Schelling valoraba de modo diferente,
incluso diferente, el significado de ese argumento.

111.3 .
La historia subsiguiente, con todo, confirma que el objeto de la
animosidad fichteana era de tal envergadura -d e tantas implica­
ciones- que las discusiones al respecto terminarían por truncar
la relación entre ambos. En la correspondencia aludida de 1801
se halla el primerjuicio retrospectivo de Schelling sobre las Car­
tas. Las caracteriza entonces como un documento del senti­
miento de que la verdad reside por encima del idealismo +7. El
segundo es en lo esencial coincidente. Se encuentra en la pre­
sentación de la reedición de sus escritos tempranos reunidos en
1 8 0 9 . Schelling se gloría entonces de que los defensores de la
prueba moral de la existencia de Dios, contra la que se habrían
compuesto las Cartas, no hayan refutado aún sus argumentos. Y
a continuación las destaca, en particular la doctrina de la
Novena carta sobre la desaparición de los principios antagóni­
cos en lo Absoluto, como «gérmenes distintos de visiones pos­
teriores y más positivas» +8. En esa presentación quedan así de
paso diferenciadas del escrito Sobre elyo, en que el idealismo apa­
recería en una versión que luego habría de perderse para siem­
pre. Con tal autoevaluación diría que se confirma la interpreta­
ción de las impresiones de Holderlin en el sentido expuesto
arriba y a la vez se justifican las suspicacias de Fichte.

47 C fr. la carta a Fichte del 3 de octubre de 1801. en F. W. J. Schelling. Briefr und Doku-
mente, vol. 2. p. 352­
48 F. W .J. Schelling. «Vorrede», p. 354 -
ESTUDIO PRELIMINAR 45

Muchos aftos después -jm ás de trein ta!- eljuicio varía leve­


mente, de un modo que arroja una nueva luz sobre las Briefe. En
la edición de H. E. G. Paulus de la Flosofiade la Revelación se traen a
la memoria las Garlas para celebrar haber apreciado tan tempra­
namente la emergencia, frente al criticismo, de un dogmatismo
más poderoso, como prefiguración de lo que vendría a ser la
«filosofía positiva» +9^Así que se admite que el punto de vista
más elevado que el crítico era el de un dogmatismo renovado.
En la versión de la edición de K. F. A. Schelling el paso explica
que ese nuevo dogmatismo surgió de las ruinas del viejo dogma­
tismo (habría que decir quizá « dogmaticismo >>), el derrotado
por el asalto crítico 5°^ Así pues, las Cartas habrían tenido para
Schelling un valor profético con respecto a su última filosofía (y,
por así decir, un efecto contrario al que pretendían). En este
punto, sin embargo, sí parece que estaba sobreinterpretándose.
Más obvio resulta que el nuevo «dogm atism o» hasta cierto
punto prefigurado en las Cartas fue el de la llamada filosofía de la
identidad (el de la «Darstellung meines Systems der Philoso-
phie>>, de 1801, y el inédito en vida WüTZbuwgerQistem, de 1804).

111.4 .
La historia ulterior de la recepción de las Cartas, que comienza
con la aparición de los tratados sobre historia de la filosofía
reciente a la muerte de Hegel, es la historia del progresivo
reconocimiento de la originalidad de Schelling y su distancia
temprana con respecto a Fichte. Corno es obvio, excede con
mucho los límites de este estudio5'. Me conformo aquí, pues,
con algunas indicaciones esquemáticas desde esa óptica.49501

49 Cfr. H. E. G. Paulus (ed.). Dieendlichojfenbargowordene Phiiosophiederüjfenbarung. p. 137.


50 Cfr. F. W. J. Schelling, EinleitungindiePhilosophie derMythologie. p. 374^
51 Por otra parte no conozco ningún otro estudio, al que quepa remitir, quecuente tal
historia. Pero véase, desde una perspectiva mas general. el de Annemarie Pieper,
«Schellings Wirkung imÜberblick», en Hans Michael Baumgartner (ed.), Schelling,
Freiburg/München, Karl Alber, 1975. PP- *39-*50.
4-6 EDGAR MARAGUAT

En la escuela hegeliana se registra la tendencia a atribuir a


Hegel -e n el escrito sobre la «Differenz des Fichte' schen und
Schelling'schen Systems der Philosophie>>- el mérito de haber
alumbrado la distancia entre Schelling y la Doctrina de la ciencia. La
tesis es de C. L. Michelet (1838), pero también habla K. Rosen-
kranz (1843) de un progreso inconsciente en las Cartas respecto a
obras anteriores52. J . E. Erdmann (1853. aprox.), por su parte,
es seguramente el hegeliano más sensible a la novedad de la obra,
y da por bueno eljuicio retrospectivo de Schelling en 1809 sobre
los gérmenes, en la Novena carta, de visiones «más positivas».
Aun así es curioso comprobar como pude contribuir a que se
consolidara la impresión superficial de fichteanismo con sen­
tencias como ésta: las Garlas serían «lo mejor que escribió Sche­
lling mientras se hallaba en el punto de vista de la Doctrina de Ia
ciencia>> 5354^Peor servicio para el aprecio de las peculiaridades de
las obras tempranas de Schelling prestó aún K. Fischer con su
monumental serie de monografías sobre el idealismo alemán
(1872). La obra le complació como al que más, como parte de
lo más profundo y penetrante de cuanto fue escrito sobre
Kant, pero en su discusión sentenció que «aquí [sc. en las tres
primeras publicaciones de 1794 y 1795] encontramos a Sche­
lling en completa y libre coincidencia con Fichte» 54

52 C fr. C. L. Michelet. Geschichte derletl;ten fysteme der Philosophie in Deutschland von Kant bisHegdl,
vol. 2. p. 213 y K. Rosenkranz. Schelling. pp. 24-28. C fr. también K. Rosenkranz.
GeschichtederKant’schenPhilosophie, Leipzig, Leopold Voss, 1840, reeditada por S. Dietzsch
en Berlín. Akademie Verlag. 1987. p. 4 0 3 : «Ese mismo año escribió aún para eljour-
nal de Niethammer las magníficas Cortas sobre dogmahsmoy criticismo, en las que hizo valer
frente a la incoherencia pagada de sí misma y la pusilanimidad rica en hipótesis del
kantismo vulgar la solidez concéntrica, la ingenua seguridad en sí mismo y la falta de
miramientos [Kummerlos(gkeitJ del spínozismo».
53 J. E. Erdmann, Versuch einer wissenschoftlichen Darsteüungder Geschichte der neuem Philosophie, vol.
6, p. 234^
54 K. Fischer, Schelling. Ltben und W,rke, p. 293- C fr. asimismo Friedrich Harms, Die Phi-
losophieseit Kant, Berlín, Theobald Grieben, 1876. p. 349 =«Los primeros escritos de
Schelling contienen sólo una reproducción de la Doctrina de la ciencia de Fichte».
Una opinión mas matizada, esos mismos años, se puede ver en Eduard Zeller, Geschichte
derdeutschen Phdosophieseit ítibntt. 2a edición, München, R. Oldenbourg. 1875 (la edi­
ción: 1872), p p - 523-526.
ESTUDIO PRELIMINAR 47

Ha sido seguramente la Fichte-Forschung la que más tarde, en


el siglo XX, ha peraltado la desavenencia entre ambos —e indi­
rectamente la autosuficiencia de Schelling- y corregido así los
desenfoques de la escuela hegeliana. X . Tilliette registra cierta
continuidad entre los estudios de X. Léon (1912) sobre la dis­
cusión subliminal con Schelling en el «Versuch einer neuen
Darstellung>>, vía M. Gueroult, F. Medicus, A. Massolo y L.
Pareyson, y los trabajos de R. Lauth de los años sesenta y
setenta. Con Lauth, no obstante, asistimos en mi opinión a un
desenfoque complementario al hegeliano de la primera hora.
Su tesis es que la coincidencia respecto al dogmatismo entre
Schelling y Fichte es solo verbal, y que las Gartasfilosóficas «signi­
fican el tránsito inequívoco de Schelling a un idealismo dog­
m ático» 5\ Es indudable que su estudio del desencuentro está
muy condicionado por sus propias preferencias teóricas.
Tilliette mismo , en su imponente obra sobre el devenir de
Schelling, habla por el contrario de una falsa apariencia de ide­
alismo dogmático555657^En su opinión, más bien, las Cartas, con su
acentuación de la individualidad y la finitud del yo, de la irre-
basabilidad de la conciencia y la reflexión, son más fichteanas
que Vom Ich. Tilliette defiende, por lo demás, que el debate
entre dogmatismo y criticismo no debería tomarse por un
debate interior del autor. Sería más bien un efecto retórico, y
un reflejo de magnanimidad para con el adversario 5^
Después de los trabajos de Tilliette, las investigaciones más
documentadas han sido con mucha diferencia las promovidas

55 R. l..auth. Die EntstehungvonScheiiings Identitátsphiiosophie. p. 23.


56 X. Tilliette. Schelling Unephiiosophieen devenir. p. 103.
57 C fr. ibid.. p. 95 - En mi opinión. sin embargo. es mas confundente negar ese debate
interior que afinnarlo. M. Boenke estima también que no es ni la retorica ni la mag­
nanimidad. sino una verdadera ponderación de las posibilidades teóricas del dogma­
tismo. lo que anima las Carlas (cfr. Transformation desReaiitátsbtgriffi. pp. 234 s.. n. 225;
ahora bien. creo que Boenke malentiende las afirmaciones de Tilliette al respecto).J.-
F. Courtine. por su parte. esd e la opinión de que las Carlas se decantan definitiva y
netamente -desde la Quinta— por el criticismo («Tragédie et sublimité». pp. 86 s.).
EDGAR MARAGUAT

p o r D . H e n r ic h y M . F r a n k , ya c ita d a s . C u r io s a m e n t e a m b a s
o b e d e c e n e n p r im e r té r m in o a u n in te r é s p o r o tr o s p r o t a g o ­

n is ta s d e l p e r i o d o : D ie z , H o ld e r li n o H e g e l e n e l c a s o d e H e n ­

r ic h , y R e in h o ld y e l r o m a n tic is m o te m p r a n o e n el caso d e
F r a n k 58^ L a Schelling-Forschung p r o p ia m e n t e h a b la n d o , p o r su

p a r t e , v i e n e i n t e r e s á n d o s e m á s b i e n , p a r t i c u l a r m e n t e d e s d e la

a p a r i c i ó n d e la p i o n e r a m o n o g r a f í a d e W . S c h u lz (Die Vollendung
des Deutschen Idealismus in der Spátphilosophie Schellings, 1 9 5 5 ) , p o r la
f ilo s o f ía ta r d ía d e S c h e llin g , q u e s in d u d a m e r e c e u n lu g a r d e s ­

t a c a d o e n la h i s t o r i a d e la f i lo s o f í a p o s t h e g e lia n a . S i n c o m u lg a r

c o n l a s o b r e i n t e r p r e t a c i ó n d e la c o n t i n u i d a d d e l p e n s a m i e n t o

s c h e llin g ia n o , p ie n s o q u e e so s e s tu d io s h a r ía n b ie n e n v o lv e r a

t o m a r e n s e r i o l a r e l e v a n c i a b i o g r á f i c a y f i l o s ó f i c a d e la s p r i m e ­

r a s p r e o c u p a c i o n e s , y r e s c a t a r c o n c r e t a m e n t e la s Cartas de un

a c e r c a m i e n t o c o n i n t e r e s e s s ó l o e s t é t i c o s o é t i c o s 59^ A m i p a r e ­

c e r m e r e c e n s e r a p r e c ia d a s a n te s q u e n a d a p o r su s r e fle x io n e s

m e ta filo s ó fic a s (o f ilo s ó f ic o - f ilo s ó f ic a s ) .

P i e n s o a d e m á s q u e e l j u i c i o d e la N o v e n a c a r t a d e q u e t o d o s

lo s d e b a t e s d e l p a s a d o s o n f o r m a s d e l d e b a t e e n t r e c r i t i c i s m o y

d o g m a t i s m o p u e d e e x t r a p o l a r s e f i a b l e m e n t e a la f i l o s o f í a c o n ­

t e m p o r á n e a . D e s d e lu e g o s o n su s h e r e d e r o s c ie r t o s d e b a te s

e n t r e e l p o s t e s t r u c t u r a l i s m o y la h e r m e n é u t i c a , e n e l á m b i t o

c o n t in e n t a l, a s í c o m o lo s d e b a te s e n t r e n a tu r a lis ta s y n e o c a r t e -

s ia n o s e n e l á m b ito a n g lo - a m e r ic a n o . I n c lu s o p ie n s o q u e el
d i a g n ó s t i c o d e la s Philosophische Briefe - l o s d iv e r s o s p r in c ip io s s o n

a n t ic ip a c io n e s d e d e c is io n e s p r á c tic a s — e n c u e n t r a u n a a p lic a ­

c ió n in m e d ia ta e n e so s n u e v o s c o n te x to s .

58 Lo cual no obsta para que Frank haya publicado una introducción general importante
a la obra de Schelling. Desconcertante es. empero. que en su edición de escritos selec -
tos las Briefe no merezcan un lugar (¡como tampoco. por lo demás. el Freiheit55chnjl\).
59 B. Sandkaulen-Bock estambien deesta opinión; cfr. Unbtdngten. p. 58. n. 91.
ESTUDIO PRELIMINAR 49

BIBLIOGRAFÍA

1. E d ic io n e s de las « P h il o s o p h is c h e B r ie f e ü b e r D o g m a ­

t ism o s UND K R I T I C I S M U S >

[SCHELLING, Friedrich Wilhelm Joseph,] «Philosophische


Briefe über Dogmatismus und Kriticismus>>, en Philosophi-
schesjournal einer Gesellschaf Teutscher Gelehrten, vol. 2. núm. 3,
1 7 9 5 ’ pp. 177- 2 0 3 (cartas 1 -4 ) y vol. 3. núm. 3. 1795 (de
facto: 1796), pp- 1 7 3 -2 3 9 (cartas 5 -I 0 ).
—, «Philosophische Briefe über Dogmatismus und K riti-
cismus>>, en Philosophische Schriften, Landshut, Philipp Krüll,
18 0 9 , pp. 1 1 5-2 0 0 .
—, «Philosophische Briefe über Dogmatismus und K riti-
cismus>>, en Fr. W. J Schellings sammt/iche ^rfce, vol. I, Upsala,
Palmblad und C o., 1820, pp. 137-225.
—, «Philosophische Briefe über Dogmatismus und K riti-
cismus>>, en Sammtliche W!rke, vol. I I , edición de Karl Friedrich
August Schelling, Stuttgart/Augsburgo, J . G. Cotta'scher
Verlag, 1856, pp. 2 8 1 -3 4 1
—, «Philosophische Briefe über Dogmatismus und K riti-
zismus>>, en Schellings ^rfce, vol. I, edición de Manfred
Schroter, Múnich, C. H. Beck’sche Verlagsbuchhandlung,
1927, PP- 2 0 7 -2 6 5 .
—, «Philosophische Briefe über Dogmatismus und K riti-
cismus>>, en Historisch-kritische Ausgabe, vol. I, 3, edición de la
fl^erischeAfcademie der Wissenschafen, Stuttgart-Bad Cannstatt,
Frommann-Holzboog, 1982, pp. 4 7 -H 2 .

2. R e c e n s i o n e s ( d e LA é p o c a )

Oberdeutsche allgrmeine Literaturzyitung, núm. 2 0 , 15 de febrero de 1796,


cols. 315-317 y núm. 75, 22 de junio de 1796, col. 1 2 0 0 .
50 EDGAR MARAGUAT

Annalen der Philosophie und des philosophischen Geistes von einer Gesellschaft
gelehrter Manner, edición de Ludwig Heinrich Jakob, año 2 .
núm. I, 1796, col. 170 y núm. 2 , cois. 3 9 2 s.
[SCHLEGEL, Friedrich,] Allgemeine Literatur-fyitung, núm. 9I, 22
de marzo de I797, cois. 7 2 4 -7 2 6 .

3^ Tr a d u c c io n e s

SCHELLING, Friedrich WilhelmJoseph, Philosophical Letters on Dog-


matism and Criticism, en The Unconditional in Human Knowleclge. Four
Early Ess19s ( 1 7 9 4 - 1796 ), traducción y com entario de Fritz
Marti, Lewisburg/Londres, Bucknell University Press/Asso-
ciated University Presses, I9 8 0 , pp. I5 6 -I9 6 .
—, Cartas sobre criticismoy dogmatismo, introducción y traducción de
José Luis Villacañas y Manuel Ramos Valera, Valencia,
Gules, 1984.
—, Lettresphilosophiques surledogmatisme etlecriticisme, en Premiers ecrits
( 1794 - 1795), traducción y notas deJean-Fran$ois Courtine,
París, Presses Universitaires de France, 1987, pp. I 4 7 - 2 I 3 .
—, Garfas sobre dogmatismoy criticismo, estudio preliminar y traduc­
ción de Virginia Careaga, Madrid, Tecnos, I9 9 3 -
—, Letterefilosofichesu dommatismo e criticismo, e Nueva dedwjone del diritto
naturale, traducción de Giuseppe Semerari, Rom a/Bari,
Laterza, I9 9 5 -

4 O t r o s e sc r it o s d e F. W. J. S
c h elu n g c it a d o s

PLITI Gustav Leopold, Aus Schellings Leben in Briefen, 3 vols., Leip­


zig, S. Hirzel, I 8 6 9 - I 8 7 0 .
SCHELLING, Friedrich W ilhelm Joseph, Briefe undDokumente, 3
vols., edición de Horst Fuhrmann, Bonn, H. Bouvier und
C o ., I9 6 2 - I 9 7 5 -
—, Briejwechsel 1 7 8 6 - 1799 ’ en Historisch-kritischeAusgabe, vol. 111, I,
ESTUDIO PRELIMINAR 51

edición de l a BgyerischeAkademiederWissenschafen, Stuttgart-Bad


Cannstatt, Frommann-Holzboog. 2 0 0 1 .
SCHELLING, Friedrich WilhelmJoseph, Antiquissimi de prima molo-
rum humanorum originephilosophematis Genes. II. explicandi tentamen cri-
ticum etphilosophicum [1792]. en Historisch-kritische Ausgabe, vol. I,
I, edición de Ia Bgyerische Akademie der Wissenschaften, Stuttgart-
Bad Cannstatt, Frommann-Holzboog, 1976, pp- 5 9 ^ 4 7 .
—, Ueber die Moglichkeit einer Form der Philosophie überhaupt, Tubinga,
Jakob Friedrich Heerbrandt, 1795 [defado: 1794], en Histo-
risch-kritischeAusgabe, vol. I, I, edición de la B19erischeAkademie
der Wissenschaften, Stuttgart-Bad Cannstatt, Frommann-Holz­
boog, 1976. pp. 2 6 3 - 3 0 0 .
—, Vom Ich als Princip der Philosophie oder über das Unbedingte im menschlichen
Wisen, Tubinga,Jakob Friedrich Heerbrandt, 1795. en Histo­
risch-kritische Ausgabe, vol. I, 2, edición de la BgyerischeAkademie
der Wissenschaften, Stuttgart-Bad Cannstatt, Frommann-Holz­
boog, 1980, pp. 67-175.
—, «A ntikritik», Allgemeine Literatur-fyituisg, Intelligeru:.blatt, núm.
165, 10 de diciembre de 1796, cols. 1 4 0 5 -1 4 0 8 [redactado
el 2 6 de octubre de 1796]. en Historisch-kritischeAusgabe, vol. I,
3, edición de la Bgyerische Akademie der Wissenschaften, Stuttgart-
Bad Cannstatt, Frommann-Holzboog, 1982, pp. 191- 195­
—, <<Allgemeine Uebersicht der neuesten philosophischen
Literatur>> [l7 9 7 _I7 9 8 ], en Historisch-kritische Ausgabe, vol. I,
4 , edición de la Bgyerische Akademie der Wssenschaften, Stuttgart-
Bad Cannstatt, Frommann-Holzboog, 1988, pp. 5 7 ^ 9 0 .
—, Ideen zu einer Philosophie derNatur, Leipzig, Breitkopf und H ar-
tel, 1797. en Historisch-kritische Ausgabe, vol. I. 4 , edición de la
Bgyerische Akademie der Wissenschaften, Stuttgart-Bad Cannstatt,
Frommann-Holzboog, 1 9 9 4 .
—, «Darstellung meines Systems der Philosophie», /¡¿itschriftfor
spekulative Pfyisik, vol. 2. núm. 2, Jena/Leipzig, Christian
Ernst Gabler, 1801, en &itschriftfürspekulative Pfyisik, vol. 2.
52 EDGAR MARAGUAT

edición de Manfred D urner, Hamburgo, Felix Meiner,


2 0 0 1 . pp. 3 2 7 - 4 3 6 .
SCHELLING, Friedrich Wilhelm Joseph, P h il o s o p h i e u n d R e lig ió n
[1 8 0 4 ], en S a m m t li c h e W e r k e , vol. 1/ 6 , edición de Karl Frie­
drich August Schelling, Stuttgart/Augsburg, J. G. C otta'-
scher Verlag, 1860, pp. 11-70.
—, «V orred e», P h ilo s o p h is c h e S c h r if t e n , Landshut, Philipp Krüll,
1809, pp. V -X I, en Luigi Pareyson (ed.), S c h e llin g ia n a R a r io r a ,

Turín, Bottega d'Erasmo, 1977, PP- 3 5 3 - 3 5 6 .


PAULUS, Heinrich Eberhard Gottlob (ed .), D i e e n d l i c h o ffe n b a r

g e w o r d e n e p o s i t iv e P h ilo s o p h i e d e r O ff e n b a r u n g . [ . . . ] W o r t lic h e r T e x t [ . . . ]

d e r v. S c h e llin g s c h e n E n t d e c k u n g e n .. ] im B e r l in e r W in te r k u r s 1 8 4 1 / 4 2 ,

Darmstadt, Cari Wilhelm Leske, 1843, en F. W. J . Schel­


ling, P h i l o s o p h i e d e r O f f e n b a r u n g 1 8 4 1 / 4 2 , edición de Manfred
Frank, Frankfurt am Main, Suhrkamp, 1977.
SCHELLING, Friedrich Wilhelmjoseph, E i n le it u n g in d ie P h ilo s o p h i e
[aprox. 1 8 4 2 -1 8 4 5 ], en S a m m t li c h e W e r k e , vol.
d e r A íy t h o lo g i e

ll /l, edición de Karl Friedrich August Schelling, Stutt-


gart/Augsburgo,J. G. Cotta’scher Verlag, 1856.

5 . OTRAS FUENTES

B a GGESEN, Jens, D a s L a f y i r i n t h o d e r R e is e d u r c h D e u t s c h la n d in d ie S c h w e iz
1 7 8 9 , edición y traducción de Gisela Perlet, Múnich, C. H.

Beck, 1985 (original danés: L a ty ir in te n e lle r R e is e g je n n e m [ y d s k la n d


t il S c h w e iz ) .

BAYLE, Peter [Pierre], H is t o r is c h e s u n d C r it is c h e s W o r t e r b u c h . N a c h d e r

4 a parte, Leipzig,
n e u e s te n A u f la g e v o n 1 7 4 0 in s D e u t s c h e ü b e r s e k t ,

Bernhard Christoph Breitkopf, 1 7 4 4 .


CONDILLAC, Etienne de, E ssa i s u r l ’o r ig in e d e s c o n n a is s a n c e s h u m a in e s ,
en O e u v r e s d e M . L 'A b b e d e C o n d i l l a c , vol. I , 3a edición, París,
Libraires Associés, 1803.
CONZ, Carl Philipp, Abhandlu'fJ8fn f o r d ie G e sc h ich te u n d d a s E ig en th ü m lich e
ESTUDIO PRELIMINAR 53

der sftteren Stoischen Philosophie, nebst einem Versuche über Christliche, Kanti-
sehe undStoischeMoral, Tubinga,Jakob Friedrich Herbrand, 1794.
DESCARTES, René, Principia philosophiae, en Oeuvres, vol. 8 , edición
de Charles Adam y Paul Tannery, París, Léopold Cerf, 1905.
DlEZ, Immanuel Cari, Briefoechsel undKantische Schriften: Wissensbe-
gründung in der Glaubenskrise. Tübingen-Jena (1790-1792), edición
de Dieter Henrich, Stuttgart, Klett-Cotta, 1997.
DlÓGENES lAERCIO, Vida, opinionesy sentencias de losfilósofos mcis ilustres,
trad. dejosé Ortiz y Sanz, Madrid, Luis Navarro Editor, 1887.
[FICHTE, Jo h an n G ottlob,] Versuch einer Critik aller Offenbarung,
Konigsberg, Harrungsche Buchhandlung, 1 7 9 2 . en ]. G.
Fichte-Gesamtausgabe der BqyerischenAkademie der Wissenschaften, vol.
I. I, edición de Reinhard Lauth y Hansjacob, Stuttgart-Bad
Cannstatt, Friedrich From m ann Verlag (G ünther H olz-
boog), 1964, pp. 16-162.
[—,] -ZPrückforderung der Denkfreiheit von den Fürsten Europens, die sie bisher
unterdrückten. Eine Rede, Danzig, Ferdinand Troschel, 1793. en
J. G. Fichte-Gesamtausgabe der Bqyerischen Akademie der Wissenschaften,
vol. I, I, edición de Reinhard Lauth y Hansjacob, Stuttgart-
Bad Cannstatt, Friedrich Frommann Verlag (Günther Holz-
boog). 1964, pp. 167-192.
—, «[R ezen sion:] O hne Druckort: Aenesidemus, oder über
die Fundamente der von dem H rn. Prof. Reinhold in Jena
gelieferten Elementar-Philosophie. Nebst einer Vertheidi-
gung des Skepticismus gegen die Anmassungen der Ver-
nunftkritik>> [1794], en ]. G. Fichte-Gesamtausgabe der Bqyerischen
Akademie derWissenschaften, vol. I. 2, edición de Reinhard Lauth
y H ansjacob, Stuttgart-Bad Cannstatt, Frommann (Holz-
boog), 1965, pp. 4 1 -6 7 .
—, Ueber den Begriff der Wissenschaftslehre oder der sogenannten Philosophie,
Weimar, Verlag des Industrie-Com ptoirs, 1 7 9 4 . en ]. G.
Fichte-Gesamtausgabe der Bqyerischen Akademie der Wissenschaften, vol.
I, 2 . edición de Reinhard Lauth y H ansjacob, Stuttgart-
54 EDGAR MARAGUAT

Bad Cannstatt, Frommann (Holzboog), 1965, PP^ 107- 172.


FlCHTE, Johann Gottlob, Grundlage dergesammten Wissenschaftslehre,
Leipzig, Christian Ernst Gabler, I7 9 4 [~I7 9 5 Í, en]. G. Fichte-
Gesamtausgabe der BC9erischen Akademie der Wissenschaften, vol. I, 2 ,
edición de Reinhard Lauth y Hans Jacob, Stuttgart-Bad
Cannstatt, Frommann (Holzboog), 1965, PP^ 2 4 9 - 4 5 1.
—, Einige Vorlesungen über die Bestimmungdes Gelehrten, Jena/Leipzig,
Christian Ernst Gabler, 1 7 9 4 , e n ]. G. Fichte-Gesamtausgabe
der BC9erischen Akademie der Wissenschaften, vol. I, 3, edición de
Reinhard Lauth y Hans Jaco b , Stuttgart-Bad Cannstatt,
Frommann (Holzboog), 1966, pp. 2 3 -6 8 .
—, «Versuch einer neuen Darstellung der Wissenschaftslehre>>
[1797], en ]. G. Fichte-Gesamtausgabe der B^erischen Akademie der
Wissenschaften, vol. I, 4 , edición de Reinhard Lauth y Hans
Gliwitzky, Stuttgart-Bad Cannstatt, From m ann (H olz­
boog), 1970, pp. 1 8 3 -2 0 8 .
—, «Zweite Einleitung in die Wissenschaftslehre für Leser, die
schon ein philosophisches System haben>> [l7 9 7 ]> en ]. G.
Fichte-Gesamtausgabe derBqyerischen Akademie der Wissenschaften, vol. I,
4 , edición de Reinhard Lauth y Hans Gliwitzky, Stuttgart-
Bad Cannstatt, Frommann (Holzboog), 1970, pp. 2 0 9 -2 6 9 .
FLATT, Johann Friedrich, Fn^mentarische B ^ tr^ zur Bestimmungund
Deduktion des Begriffi und Grundsakesder Caussalitat, undzur Grundlegung
der natürlichen Theologie, in Beziehung auf die Kontisehe Philosophie,
Leipzig, Siegfried Lebrecht Crusius, 1788.
—, Briefe über den moralischen Erkenntnisgrund der Religión überhaupt, und
besonders in Beziehung auf die Kontisehe Philosophie, Tubinga, Jo h .
Georg Gottaischen Buchhandlung, 1789.
—, B ^ tr ^ zur christlichen Dogmatik und Moral und zur Geschichte derselben,
Tubinga,Jakob Friedrich Heerbrandt, 1792.
HEGEL, Georg Wilhelm Friedrich, Theologischejngendschriften, edi­
ción de Herman Nohl, Tubinga, 1907 (reimpresión en
Frankfurt am Main, Minerva, 1966).
ESTUDIO PRELIMINAR 55

HEGEL, Georg Wilhelm Friedrich, «D as alteste Systempro-


gramm des deutschen Idealismus>>, en Christoph Jam m e y
Helmut Schneider (eds.), fv!ythologie der Vemunft. Hegels „altestes
$ystemprogramm des deutschen Idealismus", Frankfurt am Main,
Suhrkamp, 1984, pp- 7 - 17.
—, «Differenz des Fichte’schen und Schelling’schen Systems der
Philosophie in Beziehung auf Reinhold’s Beytrage zur leich-
tern Ubersicht des Zustands der Philosophie zu Anfang des
neunzehntenJahrhunderts>>,Jena, Akademische Buchhand-
lung bey Seidler, 1801, en Gesammelte Werke, vol. 4, edición de
Hartmut Buchner y Otto Poggeler por encargo de la Deutsche
Forschu^ngsgemeinschaft, Hamburgo, Feli.x Meiner, 1968, pp. 1-92.
HERDER, Johann Gottfried, Gott. Einige Gesprache, Gotha, Karl
Wilhelm Ettinger, 1787, en Samtliche Werke, vol. 16, edición
de Bernhard Suphan, Berlín, Weidmannische Buchhand-
lung, 1887, pp. 4 0 1 -5 8 0 .
HESÍODO, Teogonia, en Teogonia, Tmbajosjdías, Escudo, Certamen, intro­
ducción, traducción y notas de Adelaida y María .ángeles
Martín Sánchez, Madrid, Alianza Editorial, 1986, pp. 2 7 -6 6 .
HlPPEL, ^Theodor G. von, Lebenslaufe nachAufiteigender Linie nebst Bpla-
genA, B, C, 2a parte, Berlín, Christian Friedrich Voft, 1779.
HOFFMEISTER, Johannes (ed .), Briefe von und an Hegel, vol. I,
Hamburgo, Felix Meiner, 1952.
HoLDERLIN, Friedrich, Rimtliche Werke, 8 vols., edición de Friedrich
Beissner, Stuttgart, W. Kohlhammer Verlag, 1946-1985.
—, «ZuJacobis Briefen über die Lehre des Spinoza>>, en Samt-
liche Werke, vol 4 , I, 1961, pp. 2 0 7 -2 1 0 .
—, «H erm okrates an Cephalus», en Samtliche Werke, vol. 4 , I,
1961, p . 213.
—, «U rtheil und Seyn>>, en Samtliche Werke, vol. 4 . I, 1961, pp.
216 s.
HOMERO, ¡liada, traducción, prólogo y notas de Emilio Crespo
Güemes, Madrid, Gredos, 1991.
56 EDGAR MARAGUAT

HOMERO, Odisea, versión y prólogo de Carlos García Gual.


Madrid, Alianza Editorial, 2 0 0 4 .
—, «A n Apollon>>, en Homerische f!ymnen, edición de Anton Wei-
her, Múnich/Zúrich, Artemis Verlag, 1986, pp. 3 2 -6 2 .
JACOBI, Friedrich Heinrich, Ueber die Lehre des Spino;;,a in Briefen an
den Herrn Moses Mendelssohn, Breslau, Gottl. Lowe, 1785 (edi­
ción ampliada en 1789), en Ueber die Lehre des Spino;;,a in Briefen
an den Herrn Moses Mendelssohn, edición de Marion Lauschke a
partir de la de Klaus Harnmacher e Irmgard-M aria Piske,
Hamburgo, Felix M einer, 2 0 0 0 (cito por la paginación
de 1789).
—, David Hume über den Glauben, oder Idealismus und Realismus. Ein
Gesprach, Breslau, Gottl. Loewe, 1787.
—, «Zufallige Ergieftungen eines einsamen Denkers in B rie­
fen an vertraute Freunde>>, en Werke, vol. I, edición de
Friedrich Roth y Friedrich Koppen, Darmstadt, Wissen-
schaftliche Buchgesellschaft, 1968 (reimpresión reprográ-
fica de la edición de 1812), pp. 2 5 4 - 3 0 5 .
JAKOB, Ludwig Heinrich, Ueber den moralischen Beweisfordas Dastyn
Gottes, Liebau, Johann Daniel Friedrich, I7 9 1.
— (ed .), David Hume über die menschliche Natur aus dem Englischen nebst
kritischen Versuchen ;;,ur Beurtheilung dieses Werks, vol. I, Halle,
Hemmerde y Schwetschke, 1 7 9 0 .
^ ^ W , Immanuel. Kritik der reinen Vernunft, edición deJens T im -
mermann, Hamburgo, Felix Meiner, I9 9 8 .
—, Prolegomena ;;,u einerjeden künftigen Metapfyisik, die als Wissenschaft wird
auftreten konnen [1783]. en Kants Werke, Akademie Textausgabe,
vol. 4, Berlín, Walter de Gruyter & C o., 1968, pp. 2 5 5 -3 8 3
(reimpresión fotomecánica de la edición de la Koniglich Preu-
fischen Akademie der Wissenschaften, Berlín, 1903).
—, <<Beantwortung der Frage: Was ist Aufklarung?» [1784]. en
Kants Werke, Akademie Textausgabe, vol. 8, Berlín, Walter de
Gruyter & C o ., 1968, pp. 3 3 - 4 2 (reimpresión fotomecá­
ESTUDIO PRELIMINAR 57

nica de la edición de la Koniglich Preuflischen Akademie der Wíssen-


schaften, Berlín, 1912-1923).
—, <<Was heiftt: Sich im Denken orientiren?» [1786], en Kants
Werke, Akademie Textausgabe, vol. 8 , Berlin, Walter de
Gruyter & C o., 1968, pp. I3 I-I47 (reimpresión fotomecá­
nica de la edición de la Koniglich Preuflischen Akademie der Wissen­
schaften, Berlín, 1912-1923).
—, Kritik derpraktischen Vernunft [ i 7 8 8 ]. en Kants Werke, Akademie
Textausgabe, vol. 5. Berlín, Walter de Gruyter & C o., 1968,
pp. 1-163 (reimpr. fotomecánica de la edición de la Koniglich
Preuflischen Akademie der Wissenschaften, Berlín, 19 0 8 -I 913).
—, Kritik der Urteilskraft [1790], en Kants Werke, Akademie Textaus­
gabe, vol. 5, Berlín, Walter de Gruyter & Co .. 1968, pp.
1 6 5 -4 8 5 (reimpr. fotomecánica de la edición de la Koniglich
Preuflischen Akademie der Wissenschaften, Berlín, I 9 0 8 -1 9 1 3 ).
—, «U b er eine Entdeckung, nach der alle neue Kritik der rei­
nen Vernunft durch eine altere entbehrlich gemacht werden
soll>> [1790]. en Kants Werke, Akademie Textausgabe, vol. 8 ,
Berlín, Walter de Gruyter & C o., 1968, pp. 185-252 (reim ­
presión fotomecánica de la edición de la Koniglich Preuflischen
Akademie der Wissenschaften, Berlín, 1912-1923).
—, Die Religión innerhalb der G re^n der bloflen Vernunft [l7 9 3 ], en Kants
Werke, Akademie Textausgabe, vol. 6, Berlín, Walter de
Gruyter & C o ., 1968, pp. 1 -2 0 2 (reimpresión fotomecá­
nica de la edición de la Koniglich Preuflischen Akademie der Wissen­
schaften, Berlín, 1907-1914).
—, «Das Ende aller Dinge>> [I7 9 4 1 . en Kants Werke, Akademie
Textausgabe, vol. 8, Berlín, Walter de Gruyter & C o., 1968,
pp. 3 2 5 -3 4 0 (reimpresión fotomecánica de la edición de la
Koniglich Preuflischen Akademie der Wissenschaften, Berlín, 1912­
1923).
—, «Erklarung in Beziehung auf Fichtes Wissenschaftslehre>> [7
de agosto de 1799] ’ en Kant'sgesammelte Schriften, edición de la
58 EDGAR MARAGUAT

Koniglich Preuflischen Akademie der Wissenschaften, vol. I 2,


Berlin/Leipzig, 1922, pp^ 3 7 0 s.
LESSING, ^otthold Ephraim, Die Erziehungdes Menschengeschlechts, en
Werke, vol. 8, edición de Helmut Gobel, Munich, Cari Han-
ser, 1979, pp^ 4 8 9 - 510 .
LUTHER, Martin, Die gantte Heilige Schrijft Deudsch (Wittenberg,
Haus Lufft, 1545), edición de Hans Volz y Heinz Blanke,
vol. 2, Darmstadt, Wissenschaftliche Buchgesellschaft, 1972.
MENDELSSOHN, Moses, Morgenstunden oder Vorlesungen überdas Dasryn
Gottes, Ia parte, edición revisada, Berlín, Christian Friedrich
Voft und Sohn, 1786.
NlET^HAMMER, Friedrich Immanuel, «Vorbericht über Zweck
und Einrichtung diesesJournals>>, Philosophischesjournal einer
Gesellschaft Teutscher Gelehrten, vol. I, núm. I, 1795, pp. [i-XIl].
—, «V on den Ansprüchen des gemeinen Verstandes an die
Philosophie>>, Philosophisches Journal einer Gesellschaft Teutscher
Gelehrten, vol. I, núm. I, 1795- PP- I - 4 5 ^
[PAULUS, Heinrich Eberhard Gottlob,] «[Rezension:] (Gemein-
nützige Philosophie) Philosophischesjournal einer Gesell-
schaft teutscher Gelehrten. Herausgeg. von Fr. Imman.
Niethammer>>, Neues theologischesJoumal, VI, 6, Núremberg, J .
C. Monath y J. F. Kuftler, 1795, PP- 561- 5 7 3 .
PLATNER, Ernst, Philosophische Aphorismen nebst einigen Anleitungen zur
philosophischen Geschichte, 2a edición revisada, Ia parte, Leipzig,
Schwickertscher Verlag, 1793.
PLATÓN, Diálogos., 9 vols., Madrid, Gredos, 1981-1988.
RAPP, Gottlob Christian, «U eber moralische Triebfedern,
besonders die der christlichen Religion>>, Allgomeines Repertorium
für empirische Pychologie und verwandte Wissenschaften, edición de I. D.
Mauchart, vol. I, 1792. pp. 130- 156yvol. 2 , 1792, pp. 133-218.
REINHOLD, Karl Leonhard, Versuch einer neuen Theorie des menschlichen
Vorstellungsvermogens, Praga/jena, C. W idtmann/1. M. Mauke,
1789, pp. I -6 8 .
ESTUDIO PRELIMINAR 59

R einhold , Karl Leonhard, «U eber die bisherigen Schicksale


der kantischen Philosophie>>, en Versuch einerneuen Theorie des
menschlichen Vorstelluagevermogens, pp. 1- 6 8 .
—, Briefe über die Kantische Philosophie, 2 vols., Leipzig, G eo rg jo a-
chim Goschen, 1 7 9 0 - 1792.
—, Brytrage zur Berichtiguagbisheriger Mifverstándnisse der Philosophen, vol.
2 , Jena, I. M. Mauke, 1794.
SCHÁFFER, Wilhelm Friedrich, ¡nconsequenzen undauffallende Wider-
sprüche in der Kantischen Philosophie, besonders in der Critik derreinen Ver-
nunft, Dessau, Karl Ludwig Müller und Kompagnie, 1792.
SCHILLER, Friedrich, <<Uber die asthetische Erziehung des
Menschen in einer Reihe von B riefen », en Sámtliche Werke,
vol. 5 : Erzáhluagen/Theoretische Schriften, edición de Gerhard
Fricke y Herbert G. Gopfert, Múnich, Carl Hanser Verlag,
1993 . PP- 5 7 0 - 6 6 9 .
[SCHULZE, Gottlob Ernst,] Aenesidemus oder über die Fundamente der
von dem Herrn Prof. Reinhold inJenagelieferten Elementar-Philosophie.
Nebst einer Vertheidiguag des Skepticismusgegen dieAnmafungen der Ver-
nunftkritik, 1792 (sin indicación de lugar ni editorial).
SEIDUTZ, Carl Siegmund, Briefe über Gott und Unsterblichkeit nebst einem
DialagüberRaum undZJit, Breslau, Meyersche Buc^^mdlung, 1793.
SENECA, L. Annaeus, De tranquilitate animi, en Philosophische Schriften,
vol. 2 . edición de Manfred Rosenbach, Darmstadt, Wissen-
schaftliche Buchgesellschaft, 1983, pp. 101- 173.
—, Ad Lucilium Epistolae Morales, edición de L. D. Reynolds,
Oxford, Glarendon Press (O U P), 1965.
SHAKESPEARE, William, Hamlet, edición de Manuel Angel Cone­
jero y Tomás Dionís-Bayer, Madrid, Cátedra, 1992.
SÓFOCLES, Antgona, en Tragedias completas, edición de José Vara
Donado, Madrid, Cátedra, 2 0 0 0 , pp. 139^ 9 4 .
—, Edipo Rry, en Tragedias completas, edición de José Vara Donado,
Madrid, Cátedra, 2 0 0 0 , pp. 1 9 5 -2 6 4 .
SPINOZA, Baruch, Ethica. Ordine Geometrico demonstrata, en Spinoz.a
6o EDGAR MARAGUAT

Opera, edición de Cari Gebhardt, Heidelberg, Cari Winters


Universitatsbuchhandlung, I9 2 5 >PP^ 4 ^ 3 0 8 .
S táUDLIN, Cari Friedrich, Geschichte undGeist des Skepticismus vorzüg-
lich in Rücksicht aufMoral und Religión, Leipzig, Siegfried Lebrecht
Crusius, 1 7 9 4
STERNE, Lawrence, TheLifeandOpinionsofTristramShancjy, Gentleman,
vol. I, edición de Melvin y Joan New, Gainesville, University
Presses of Florida, 1978.
STORR, Gottlob Christian, Bemerkungen über Kant'sphilosophische Reli-
gions/ehre. Ausdem Lateinischen. Nebst einigen Bemerkungen des Uebersek,ers
über den aus Principien derpraktischen Vernunft hergeleiteten Ueberzeugungs-
grund von der Moglichkeit und Wirklichkeit einer Offenbarung, in Beziehung
aufFichte’s Versuch einer Critik aller Offenbarung, trad. de Fr. Gottlieb
Süskind, Tubinga, J . G. Gottaisehe Buchhandlung, I7 9 4 -
—, Doctrinae Christianae Pars Theoretica e Sacris Literis Repetita [l7 9 3 ] ,
Stuttgart, Jo h . Bened. Metzler, 1807.
—, Lehrbuch der Christlichen Dogmatik ins Deutsche überset;j, mit Erlauterun-
gen aus andern, vornehmlich des Verfassers eigenen, Schriften und mitl;psat-
zen aus der theologischen Literatur versehen, edición y traducción de
Carl Christian Flatt, Ia parte, 2a edición revisada y ampliada,
Stuttgart, Johann Benedict Metzler, 1813.
SüSKIND, F. G., Bemerkungen über den aus Principien der praktischen Ver-
nunft hergeleiteten Ueberzeugu^^wnd von derMoglichkeit und Wirklichkeit
einer Offenbarung, in Beziehung aufFichtes Versuch einer Critik aller Offen-
barung, en G. C. Storr, Bemerkungen über Kant’sphilosophische Reli-
gions/ehre, pp. 1 2 3 -2 4 0 .
VlRGIUO MARÓN, Plubio, Eneida, traducción deAurelio Espinosa,
en Obrascompletas, vol. I, Madrid, Cátedra, 2 0 0 3 , pp. 3 3 2 - 1 0 0 9 .

6 . C O M E N T A R IO S E IN T E R P R E T A C IO N E S

BAUMGARTNER, Hans Michael. «Das Unbedingte im Wissen:


Ich—Identitat—Freiheit>>, en H. M. Baumgartner (ed .),
ESTUDIO PRELIMINAR 61

S c h e llin g . Freiburg/München, Karl Alber, 1975’ pp^ 4 5 - 5 7 .

BOENKE, Michaela, T r a n s fo r m a t io n d e s R e a l i t á t s b e g r i f . U n te r s u c h u n g e n
z u r f r ü h e n P h il o s o p h i e S c h e lli n g s im A u s g a n g v o n K a n t , Stuttgart- Bad

Cannstatt, Frommann-Holzboog. 1990.


COURTINE, Jean-Fran^ois, «Tragédie et sublimité. L'interpré-
tation spéculative de 1’ < E d ip e R o i au seuil de l'idéalisme alle-
mand>>, en E r ta s e d e la R a is o n . E s s a is s u r S c h e lli n g , Paris, Editions
Galilée, 1990.
DlOSDADO, Concepción, M a s a l l á d e Ia t e o r ía . L o s p r im e r a s e s c r ito s d e
S c h e lli n g (J794_1799), Sevilla, Kronos, 1997.

DüSING, Klaus, «D ie Rezeption der Kantischen Postulaten-


lehre in den frühen philosophischen Entwürfen Schellings
und Hegels>>, H e g e l- S t u d ie n , Beiheft 9 : D a s á lt e s t e Q i s t e m p r o -

g r a m m . S t u d ie n z u r F r ü h g e s c h ic h t e d e s d e u ts c h e n ¡d e a lis m u s , Bonn, Bou-


vier Verlag Herbert Grundmann, 1973>PP- 5 3 - 9 0 .
DUQUE, Félix, H is t o r ia d e la f i l o s o f a m o d e m a . L a e ra d e c n l i c a , Madrid,
Akal, 1998.
ERDMANN, Johann Eduard, Versuch e in e r w is s e n s c h a flic h e n D a r s te llu n g
vol. 6 : D i e E n t w ic k lu n g d e r d e u t -
d e r G e s c h ic h t e d e r n e u e m P h il o s o p h i e ,

s c h e n S p e k u la t i o n s e it K a n t I ¡ , reimpresión facsímil de la edición


de Leipzig ( 1 8 3 4 ^ 8 5 3 ) , Stuttgart-Bad Cannstatt, From -
mann-Holzbog, 1977.
FALGUERAS, Ignacio (ed.), L o s c o m ie n z o s f i lo s ó fic o s d e S c h e llin g . Málaga,
Servicio de Publicaciones de la Universidad de Málaga, 1988.
FlSCHER, Kuno, S c h e llin g s L e b e n , W e rk e u n d L e h r e , 3 a edición, Hei-
delberg. Carl Winter's Universitatsbuchhandlung. 1902 (ia
edición: 1872).
FRANK, Manfred, E i n e E i n f o h r u n g in S c h e llin g s P h il o s o p h i e , Frankfurt
am Main, Suhrkamp, 1985 (segunda edición revisada:
1995).
— , , , U n e n d lic h e A n n á h e r u n g " . D i e A n f á n g s d e r p h i lo s o p h i s c h e n F r ü h r o m a n tik ,

Frankfurt am Main, Suhrkamp. 1998.


FRANK, Manfred y GERHARD Kurz (eds.), M a t e r ia li e n z u S c h e llin g s
62 EDGAR MARAGUAT

philosophischen Anfangen, Frankfurt am Main, Suhrkamp, 1975.


GÓRlAND, Ingtraud, Die Entwicklung der Frühphilosophie Schellings in der
Auseinandersetzung mit Fichte, Frankfurt am Main, Vittorio Klos-
termann, 1973.
GuGUEIMIN^ETil, Enrico, L’altm assoluto. Oxurita et^trosparenzadell’individuo
nelgiovane Schelling (I7 9 2 - 1799). Milán, Guerini eAssociati, 1996.
HENRICH, Dieter, Konstellationen. Probleme und Debatten am Ursprungder
idealistischen Philosophie (I 7 8 9 - 1795), Stuttgart, Klett-Cotta, 1991.
—, Der Grund im Bewuftsein. UntersuchungenzuHolderlins Denken ( 1794 ­
1795 ), Stuttgart, Klett-Cotta, 1992.
—, Grundlegung aus dem Ich. Untersuchungen zur Vorgeschichte des Idealismus,
Tübingen-Jena ( 1 7 9 0 - 1794 ), 2 vols., Frankfurt am Main,
Suhrkamp, 2 0 0 4 .
IBER, Christian, Subjektivitat, Vernunift undihre Kritik. Prager Vorlesungen
überden Deutschen Idealismus, Frankfurt a. M., Suhrkamp. 1999 -
JACOBS, Wilhelm G., }Jvischen Revolution und Orthodoxie? Schelling und
seine Freunde im Stift und an der Universitat Tübi^n. Texte und Untersuchun­
gen, Stuttgart-Bad Cannstatt, Frommann-Holzboog, 1989.
JANTZEN, Jo rg (e d .), Die Realitat des Wissens und das wirkliche Dasein.
Erkenntnisbegründung und Philosophie des Tragischen beimfrühen Schelling,
Stuttgart-Bad Cannstatt, Frommann-Holzboog, 1998.
KUHLMANN, Hartmut, Schellingsfrüher Idealismus. Ein kritischer Versuch,
Stuttgart/Weimar, J . B. Metzler, 1993 -
LAUTH, Reinhardt, Die Entstehung von Schellings Identitatsphilosophie in
derAuseinandersetzungmit Fichtes Wissenschaftslehre ( l 795-1801), Fri-
burgo/Múnich, Karl Alber, 1975.
LE'^ITE, Arturo, «Los orígenes de la filosofía de Schelling (l7 9 4 ~
1799) » , Er. Revista de Filosofía, núm. 12/13. 1991, pp. 7 5 ^ 0 5 .
MARKET, Oswaldo y Jacinto RIVERA DE ROSALES (eds.), El inicio
del Idealismo alemán, Madrid, Editorial Complutense, 1996.
MARQUET, Jean-Fran^ois, Liberte etexistence. Etude sur laformation de
la philosophie de Schelling, París, Gallimard, 1973.
MEIER, Fritz, Die Idee der Transzendentalphilosophie beimjungen Schelling,
ESTUDIO PRELIMINAR 63

Winterthur, P. G. Keller, 1961.


METZGER, Wilhelm, D i e E p o c h e n d e r S c h e llin g s c h e n P h ilo s o p h ie v o n 1 7 9 5

Heidelberg, Cari Win-


b is 1 8 0 2 . E i n p r o b le m g e s c h ic h t lic h e r V e rsu ch ,

ter's Universitatsbuchhandlung, 1911.


MlCHELET, Cari Ludwig, G e s c h ic h t e d e r l e k t e n p í s t e m e d e r P h ilo s o p h ie in
vol. 2, reimpresión de la edición
D e u t s c h la n d v o n K a n t b is H e g e / ,

de Berlín (1 8 38), Hildesheim, Georg Olms Verlagsbuch-


handlung, 1967.
PlEPER, Anne-M arie, «„Ethik a l a Spinoza”. Historisch-syste-
matische Uberlegungen zu einem Vorhaben des jungen
Schelling», ) j i t s c h r i f t f o r p h i lo s o p h i s c h e F o r s c h u n g , vol. 31, núm. 4,
1977. PP^ 5 4 5 - 5 6 4 .
ROSENKRANZ, Karl, S c h e lli n g . V o r le s u n g e n ,g e h a lt e n im S o m m e r 1 8 4 2 an
d e r U n iv e r s ita t z u K o n ig s b e r g , reimpresión de la edición de Dan-

zig (1843), Aalen, Scientia Verlag, 1969.


SANDKAULEN-BOCK, Birgit, A u s g o n g v o m U n b e d in g te n . Ü b e rd e n A n fa n g in

d e r P h ilo s o p h ie Schellin gs, Gotinga, Vandenhoeck & Ruprecht, 199° .


SZONDI, Peter, P o e tik u n d G e s c h i c h t s p h i lo s o p h ie I l , Frankfurt am

Main, Suhrkamp, 1974.


TIW EITE, Xavier, S c h e llin g . U n e p h i lo s o p h i e e n d e v e n i r , 2 vols., París,
Librairie PhilosophiqueJ. Vrin, 197° .
—, «Schelling als Verfasser des Systemprogramms?>>, H e g e l-S tu -

d ie n , Beiheft 9 ; D a s a lt e s t e Q is te m p r o g r a m m . S t u d i e n z u r F r ü h g e s c h ic h t e

Bonn, Bauvier Verlag Herbert Grund-


d e s d e u t s c h e n I d e a lis m u s ,

mann, 1973, pp. 3 5 -5 2 .


—, «L'Absolu et la philosophie de Schelling», en L 'A b s o l u e t la
p h i l o s o p h i e . E s s a is s u r S c h e lli n g , Paris, Presses U niversitaires de

France, 1987, pp- 13-25.


—, « L o s comienzos de Schelling: lo Absoluto y la intuición
intelectual » , en Ignacio Falgueras (ed.), L o s c o m ie n z o s f i lo s ó f i c o s
d e S c h e llin g , Málaga, Servicio de Publicaciones de la Universi­

dad de Málaga, 1988, pp. 145-158.


— , S c h e llin g . B io g r a p h ie , Paris, Calmann-Levy, 1999.
EDGAR MARAGUAT

V ar EIA, Rosa M., «Schelling (l7 9 4 - I7 9 7 ) ; el principio como


problem a», Agora. Papeles defilosofía, vol. 2 0 . núm. 2. 2 0 0 1 ,
pp. 215- 2 2 9 .
V e c CHIOTTI, Icilio, Schellinggiovane ( j 794 —J799) , U rbino, Edi-
zioni QuattroVenti, 1993^
VlLLACANAS, José Luis, Lafilosofí'a del idealismo alemán, vol. I: Del
sistema de la libertad en Fichte al primado de la teoloogiaa en Schelling.
Madrid, Sintesis, 2 0 0 1 .
ZELTNER, Herm ann, Schellings Philosophische Idee und das Identitats-
gstem, Heidelberg, Carl Winters Universitatsbuchhandlung.
1931.
NOTA SOBRE LA EDICION

La presente edición bilingüe ha sido preparada a partir de la


edición critica de 1982 al cuidado de la Prof. Annemarie Pie-
per por encargo de la Schelling-Kommission de la Academia Bávara
de las Ciencias. Esa edición critica está elaborada a partir de la
edición original en los volúmenes 2 y 3 (núm . 3 en ambos
casos) del Philosophischesjournal de 1795 y 179®. editado en jen a
por F. I. Niethammer. No obstante, como es norma en publi­
caciones de esta índole, la edición critica cuenta con un apa­
rato completo de variantes textuales en el que se atiende a las
otras dos ediciones de la obra en vida de Schelling y a la hasta
ahora edición canónica de las Samtliche Werke al cuidado del hijo
del autor, K. F. A. Schelling. A ese aparato la Prof. Pieper
sumó más de un centenar de notas que ponen en relación las
Garlas con la literatura filosófica y teológica del momento y son
una guia indispensable para el estudio de la obra.
El aparato de esta edición está basado en el de la edición
critica, pero ha sido ampliado con nuevas referencias a los
66 EDGAR MARAGUAT

autores principales de los que se nutre el pensamiento sche-


llingiano (en todo caso, se han comprobado todas las referen­
cias incorporadas aquí). Sin privar al lector de habla hispana de
las remisiones a obras menores que ofrece la edición critica, el
editor español ha preferido multiplicar más bien las referencias
a esos otros autores mayores y. sobre todo, a otros textos de
Schelling que pueden iluminar los argumentos de las Briefe.
Sobre todo por ese aparato, confía en que esta edición prestará
un servicio a la investigación que no pudieron prestar las ver­
siones españolas publicadas en el pasado. En las notas se indi­
can también las variantes textuales de las ediciones segunda y
tercera, cuando no son meramente correcciones ortográficas.
La traducción, como comprobará el lector, es deliberada­
mente literal, aunque el editor confía en no haber violentado
la lengua española más de lo necesario. Ha concebido su tarea
como la de una mediación entre el lector y el texto original ale­
mán: ninguna versión debe obstaculizar que quien tenga inte­
rés por el pensamiento acabe por volverse a su acuñación pri­
mera. En la tarea de trasladar, debe decir, ha tenido en cuenta
el trabajo de los traductores que le han precedido, a quienes
hace referencia en la Bibliografía y aprovecha para expresar su
reconocimiento. Por lo demás, ha procurado respetar la orga­
nización sintáctica y el ritmo del original, asumiendo en lo
posible su puntuación. Los cambios de tipo responden, como
es lógico, a cambios en el original. En las Notas del Editor
encontrará el lector aclaraciones sobre la traducción de térmi­
nos que presentan problemas especiales.
CARTAS FILOSOFICAS
SOBRE DOGMATISMO' Y CRITICISMO

EDICION BILINGÜE
149] Vorerinnerung

Mehrere Phánomene haben den Verf. dieser Briefe überzeugt.


daft die Gránzen, welche die Kritik der reinen Vernunft zwi-
schen Dogmatismus und Kriticismus gezogen hat, für viele
Freunde dieser Philosophie noch nicht scharf genug bestimmt
seien. Trügt er sich nicht, so ist man im Begriff, aus den T ro-
pháen des Kriticismus ein neues System des Dogmatismus zu
erbauen, an dessen Stelle wohl jed er aufrichtige Denker das
alte Gebáude zurückwünschen mochte. Solchen Verwirrungen,
die für die wahre Philosophie gewohnlich weit schádlicher
sind, als das allerverdeblichste, aber dabei consequente, philo-
sophische System, in Zeiten vorzubeugen, ist zwar kein ange-
nehmes, aber gewift ein nicht unverdienstliches Gescháft. —
[50] iDer Verf. wáhlte die Briefform, weil er glaubte, seine Ideen in
dieser deutlicher, als in einer andern Form darstellen zu kon-
nen: und um Deutlichkeit muftte er hier mehr als irgendwo
besorgt sein. Sollte der Vortrag entwohnten Ohren hier und
da zu stark scheinen, so erklárt der Verf., daft nur die lebhafte-
ste Ueberzeugung von der Verderblichkeit des bestrittenen
Systems ihm diese Stárke gegeben hat.
Advertencia preliminar U9i

Varios fenómenos han convencido al autor de estas cartas de que


las fronteras que la Critica de la razón pura ha trazado entre
dogmatismo y criticismo no están todavía determinadas, para
muchos partidarios de esta [última] f:Uosofia, con la precisión sufi­
ciente2. Si no se equivoca, se está a punto de construir a partir
de los trofeos del criticismo un nuevo sistema de dogmatismo3,
en lugar del cual seguramente todo pensador sincero desearia
recuperar el viejo edificio^ Prevenir a tiempo tales enredos, que
para la verdadera f:Uosofía acostumbran a ser bastante más dañi­
nos que el sistema filosófico más pernicioso de todos (perni­
cioso, pero a la vez consecuente)5, no es en verdad una ocupa­
ción grata, pero si una que sin duda no carece de beneficio. —
lEl autor escogió la forma epistolar porque creyó poder exponer [501
sus ideas en ella más claramente que de otra forma; y por la cla­
ridad tenia que estar aqui más preocupado que en ninguna
parte 6- Por si la presentación fuera a resultar de vez en cuando
demasiado enérgica para oídos desacostumbrados, explica el
autor que sólo la más viva convicción del carácter pernicioso del
sistema impugnado le ha dado esa energia.
ERSTER BRIEF

Ich verstehe Sie, theurer Freund! Es dünkt Ihnen grofier,


gegen eine absolute Macht zu kampfen und kampfend unter-
zugehen, als sich zum Voraus gegen alie Gefahr durch einen
moralischen Gott zu sichern. Allerdings ist dieser Kampf
gegen das Unermefiliche nicht nur das Erhabenste, was der
Mensch zu denken vermag, sondern meinen Sinne nach selbst
das princip aller Erhabenheit. Aber ich mochte wissen, wie Sie
die Macht selbst, mit der sich der Mensch dem Absoluten ent-
gegenstellt, und das Gefühl, das diesen Kam pf begleitet, im
Dogmatismus erklarbar fanden? Der consequente Dogma-
tismus geht nicht aufKampf, sondern aufUnterwerfung, nicht
auf gewaltsamen, sondern auf freiwilligen Untergang, auf stille
Hingabe meiner selbst ans absolute Object: jeder Gedanke an
Widerstand und kampfende Selbstmacht hat sich aus einem
bessern Systeme in den Dogmatismus herübergefunden. Aber
dafür hat jene Unterwerfung eine reinfáhetische Seite. Die stille
Hingabe ans Unermefiliche, die Ruhe im Arme der Welt ist es,
was die Kunst auf dem andern Extreme jenem Kampfe ent-
PRIMERA CARTA

jLe com prendo, querido amigo! Le parece más elevado


luchar contra un poder absoluto y, luchando, perecer, que
asegurarse de antemano contra todo peligro por medio de un
Dios moral. En efecto, esta lucha contra lo inconmensurable
no es solo lo mas sublime 7 que el hombre puede pensar, sino
incluso, a mi juicio, el principio mismo de toda sublimidad.
Pero querría saber como cree usted explicable en el dogma­
tismo el poder mismo con que el hombre se enfrenta a lo
Absoluto y el sentim iento que acompaña a esta lucha 8 El
dogm atism o consecuente no conduce a la lucha, sino a la
sumisión, no [conduce] al ocaso violento, sino al voluntario,
a la callada entrega de mí mismo al objeto absoluto: todo
pensam iento de resistencia y autarquía 9 en lucha ha sido
im portado al dogmatismo desde un sistema m ejor. Pero
como contrapartida tiene aquella sumisión un lado puramente
estético ‘0 La callada entrega a lo inconmensurable, la calma en
los brazos del mundo, es lo que el arte contrapone en el otro
extrem o a aquella lucha; la estoica calma de espíritu, una
72 F.W.J. SC HELLING

gegengestellt: stoische Geistesruhe, eine Ruhe, die den Kampf


erwartet, oder ihn schon geendigt hat, steht in der Mitte.
Ist das Schauspiel des Kampfs dazu bestimmt, den Men-
schen im hochsten Moment seiner Selbstmacht darzustellen, so
findet ihn umgekehrt die stille Anschauung jen er Ruhe im
hochsten Momente des Lebens. Er giebt sich der jugendlichen
Welt hin, um nur überhaupt seinen Durst nach Leben und
Dasein zu stillen. Dasein, Dasein! ruft es in ihm ; er will lieber
in die Arme der Welt, als in die Arme des Todes stürzen.
[511 iBetrachten wir also die Idee eines moralischen Gottes von
dieser Seite, (der asthetischen), so ist unser U rtheil bald
gefallt. Wir haben mit seiner Annahme zugleich das eigentliche
Princip der reinen Aesthetik verloren.
Denn der Gedanke, mich der Welt entgegenzustellen, hat
nichts grofles mehr für mich, wenn ich ein hoheres Wesen zwi-
schen sie und mich stelle, wenn ein Hüter der Welt nothig ist,
um sie in ihren Schranken zu halten.
Je entfernter die Welt von mir ist, je mehr ich zwischen sie
und mich stelle, desto beschrankter wird meine Anschauung der-
selben, desto unmoglicher jene Hingabe an die Welt, jene
wechselseitige Annaherung, jenes beiderseitige Erliegen im
Kampfe, (das eigentliche Princip der Schonheit). Wahre
Kunst, oder vielmehr das 0e!ov in der Kunst, ist ein inneres
Princip, das den Stoff von innen heraus sich anbildet, und
jedem rohen Mechanismus, jeder regellosen Anhaufung des
Stoffes von aufienher allgewaltig entgegenwirkt. Dieses innre
Princip verlieren wir zugleich mit der intellectualen Anschau­
ung der Welt, die durch augenblickliche Vereinigung der bei-
den widerstreitenden Principien in uns entsteht, und sobald
verloren ist, als es in uns weder zum Kampfe noch zur Vereini-
gung kommen kann.
So weit sind wir einig, mein Freund. Jene Idee eines morali-
schen Gottes hat schlechterdings keine asthetische Seite: aber ich
PRIMERA CARTA 73

calma que espera la lucha o ya la ha concluido, se halla en el


m edio".
Si el espectáculo de la lucha está destinado a representar al
hombre en el momento supremo de su autarquía, la intuición
callada de aquella calma, por el contrario, da con él en el
momento supremo de la vida El se entrega al joven mundo
sólo para aplacar en absoluto su sed de vida y existencia '3-
¡ Existencia, existencia!, es el clamor dentro de él; prefiere caer
en brazos del mundo que en brazos de la muerte.
iSi consideramos, por tanto, la idea de un Dios moral por [511

este lado (el estético), nuestra sentencia queda pronto dictada.


Hemos perdido con su asunción el principio propio de la esté­
tica pura +
Pues el pensamiento de oponerm e al mundo ya no tiene
nada de elevado 15 para mí si coloco a un ser superior entre mí y
él, si hace falta un guardián del mundo para mantenerlo den­
tro de sus límites.
Cuanto más alejado de mí está el mundo, cuantas más cosas
coloco entre mí y él, tanto más impedida resulta mi intuición del
mismo, tanto más imposible aquella entrega mundo, aquella
mutua aproximación, aquel sucumbir de ambas partes en la
lucha (el verdadero principio de la belleza). El verdadero arte,
o, mejor, lo 8EXov'6 en el arte, es un principio interno, que con­
forma para sí la materia desde dentro y reacciona con toda vio­
lencia contra todo crudo mecanismo, contra toda acumulación
sin regla de materia venida de fuera ^ Este principio interno lo
perdemos con la intuición in te le ctu a ld e l mundo, que surge
en nosotros por medio de la unificación momentánea de
ambos principios en pugna, y está ya perdido tan pronto como
no cabe llegar en nosotros ni a la lucha ni a la unificación.
Hasta aquí estamos de acuerdo, amigo mío. Aquella 19 idea
de un Dios moral carece absolutamente de lado estético: pero voy
más allá, no tiene siquiera lado filosófico, no sólo no contiene
74 F.W.J. SCHELLING

gehe noch weiter, sie hat nicht einmal eine philosophische


Seite, sie enthalt nicht nur nichts Erhabenes, sondern sie ent-
halt überhaupt nichts, sie ist so leer, als jede andre anthropo-
morphistiche Vorstellung - (denn im Princip sind alle einander
gleich). Sie nimmt mit der einen Hand, was sie mit der andern
gegeben hat, und mochte gern auf der Einen Seite geben, was
sie auf der andern entreifien m ochte: sie will der Schwache
und der Starke, der moralischen Verzagtheit und der m orali-
schen Selbstmacht zugleich huldigen.
Sie will einen Gott. Dadurch gewinnt sie nichts gegen den
Dogmatismus. Sie kann die Welt nicht durch ihn Einschran-
ken, ohne ihm selbst zu geben, was sie der Welt nim m t; statt
dafi ich die Welt fürchtete, mufi ich nun Gott fürchten.
[521 iDas unterscheidende des Kriticismus liegt also nicht in der
Idee eines Gottes, sondern in der Idee eines unter moralischen Gesetzyn
gedachten Gottes. Wie gelange ich zu dieser Idee eines moralischen
Gottes? ist natürlicher Weise die erste Frage, die ich thun
kann.
Die Antwort der meisten ist, beim Lichte betrachtet, keine
andre, als diese: weil die theoretische Vernunft zu schwach ist,
einen Gott zu begreifen, und die Idee eines Gottes nur durch
moralische Foderungen realisierbar ist'; so mufi ich Gott auch
unter moralischen Gesetzen denken. Ich bedarf also der Idee
eines moralischen Gottes, um meine Moralitat zu retten, und weil
ich nur um meine Moralitat zu retten, einen Gott annehme,
defiwegen mufi dieser Gott ein moralischer sein.
So verdanke ich also nicht die Idee von Gott, sondern nur
die Idee von einem moralischen Gott jenem praktischen Ueber-
zeugungsgrunde. Woher habt ihr denn alsojene Idee von Gott,
die ihr doch vorher haben müsset, ehe ihr die Idee eines mora­
lischen Gottes haben konnet? Ihr sagt, die theoretische Vernunft
sei nicht im Stande einen Gott zu begreifen. Gut dann - nennt
es wie ihr wollt: Annahme, Erkenntniji, Glaube; der Idee von Gott
PRIMERA CARTA 75

nada sublime, sino que no contiene nada en absoluto, está por


tanto tan vacia como cualquier otra representación antropo-
morfica (pues en el principio son todas iguales) ao. Quita con una
mano lo que ha dado con la otra, y querría dar por un lado lo
que por el otro querria arrebatar: pretende rendir homenaje a
Ia vez a Ia debilidad y a Ia fuerza, a Ia cobardia moral y a Ia
autarquia moral.
Quiere un Dios3'. Con ello no gana nada respecto al dogma­
tismo. No puede limitar el mundo por medio de él sin darle a
él lo que le quita al m undo; en vez de tem er al mundo debo
temer ahora a Dios.
ILo distintivo del criticismo no reside, por tanto, en la idea [521

de un Dios, sino en la idea de un Dios pensado bajo lryes mora/es33.


Corno llego a esta idea de un Dios moral es, naturalmente, la
primera pregunta que puedo hacer.
La respuesta de la mayoría no es, bien m irado, otra que
ésta: puesto que la razón teórica es demasiado debil para conce­
bir un Dios23 y la idea de un Dios sólo es realizable por medio
de exigencias morales24, debo pensar a Dios, asimismo, bajo
leyes morales. Preciso por tanto de la idea d e u n Dios moral para
salvar mi moralidad, y puesto que sólo para salvar mi m orali­
dad asumo un Dios, éste debe ser por ello un Dios mora/35
De modo que a aquel fundamento práctico de convicción6
no le debo, por tanto, la idea de Dios, sino sólo la idea de un
Dios moral. ¿Así que de dónde habéis sacado la idea de Dios,
que sí debéis tener antes de poder ten er la idea de un Dios
moral? Decís que la razón teórica no está en condiciones de
concebir un Dios. Bien, entonces llamadlo como queráis: asun­
ción, conocimiento, creencia; pero de la idea de Dios no os podéis
librar. Ahora bien, ¿cóm o habéis llegado, pues, a esta idea por
medio precisamente de exigencias prácticas? ¡Claro que el fun­
damento no residirá en las palabras mágicas necesidadpractica, fe
practica! Pues no es que aquella asunción no fue posible en la
76 F.W.J. SCHELLING

konnet ihr doch nicht los werden. Wie seid ihr denn nun
gerade durch praktische Foderungen auf diese Idee gekom-
m en? Der Grund wird doch wohl nicht in den Zauberworten:
pmktischesBedürfnifl, praktischer Glaube, liegen? Dennjene Annahme
war in der theoretischen Philosophie nicht defiwegen unmog-
lich, weil ich kein Bedürfnifi jen er Annahme hatte, sondern
weil ich für die absolute Causalitat nirgends Raum ^ufite.
„Aber praktisches Bedürfnifi ist nothigender, dringender,
als das theoretische." — Das thut hier nichts zur Sache. Denn
ein Bedürfnifi, so dringend es auch sei, kann doch das
Unmogliche nicht moglich machen: ich raume euch das Drin-
gende des Bedürfnisses für jetzt ein, ich will nur wissen, wie ihr
es befriedigen wollt, oder welche unsichtbare Macht euch denn
auf einmal so begünstigt hat, dafi ihr gerade eine neue Welt
entdecket, in der ihr für die absolute Causalitat Raum habt?
[531 IDoch, ich auch darüber nicht fragen. Es sei so! .Aber die
theoretische Vernunft wird, ob sie gleich jene Welt nicht finden
konnte, doch nun, da sie einmal entdeckt ist, auch das Recht
haben, sich in Besitz davon zu setzen. Die theoretische Vernunft
soll für sich selbst zum absoluten Object nicht hindurchdrin-
gen; nun aber, da ihr es einmal entdeckt habt, wie wollt ihr sie
abhalten, an der neuen Entdeckung auch Theil zu nehmen?
Also müfite nun wohl die theoretische Vernunft eine ganz andre
Vernunft, sie müfite durch Hülfe der praktischen erweitert wer-
den, um neben ihrem alten Gebiete noch ein neues zuzulassen.
Allein, wenn es einmal moglich ist, das Gebiet der Vernunft
zu erweitern, warum soll ich so lange warten? Behauptet ihr
doch selbst, dafi auch die theoretische Vernunft das Bedürfnifi
habe, eine absolute Causalitat anzunehmen. Wenn aber Ein ­
mal eure Bedürfnisse neue Welten erschaffen konnen, warum
sollen es theoretische Bedürfnisse nicht auch konnen? — .,Weil
die theoretische Vernunft zu eng, zu beschrankt dafür ist."
Gut, das wollten wir eben! Einmal müfit ihr doch, früher oder
PRIMERA CARTA 77

filosofía teórica porque yo no tenía ninguna necesidad de ella,


sino porque no encontraba cabida en ninguna parte para la
causalidad absoluta27^
«P ero la necesidad práctica es más imperiosa, más apre­
miante, que la te ó ric a » 28--- Esto carece aquí de relevancia.
Pues una necesidad, por muy apremiante que sea, no puede,
em pero, hacer posible lo imposible: os concedo por ahora lo
apremiante de la necesidad; quiero saber sólo cómo la queréis
satisfacer, o qué poder invisible os ha favorecido tanto de pronto
que descubrís en ese m om ento un nuevo mundo en que hay
cabida para la causalidad absoluta.
INo obstante, tampoco quiero preguntar al respecto. ¡Así sea! [53]

La razón teórica, empero, aunque no pudo encontrar de inme­


diato ese mundo, ahora, una vez descubierto, sí tendrá derecho,
también, a tomar posesión de é^9- La razón teórica no debe por
sí misma abrirse paso hasta el objeto absoluto; pero ahora que
por una vez lo habéis descubierto, ¿cómo queréis impedir que
también ella tome parte en el nuevo descubrimiento? Por tanto,
la razón teórica debería devenir entonces, sí, una razón comple­
tamente distinta, debería ser ampliada con ayuda de la práctica,
para tolerarjunto a su viejo ámbito aún uno nuevo.
Sólo que si es posible en alg\in momento ampliar el ámbito
de la razón, ¿p o r qué debo esperar tanto? Vosotros mismos
afirmáis —¿no es cie rto ? - que también la razón teórica tiene la
necesidad de asumir una causalidad absoluta30- Mas si por una
vez vuestras necesidades pueden crear nuevos mundos, ¿p o r
qué no pueden hacerlo también las necesidades teóricas?3‘ •••
« Porque la razón teórica es para ello demasiado estrecha,
demasiado limitada>>32- Bueno, ¡esjusto lo que queríamos! En
alglin momento, antes o después, tenéis —¿no es c ie rto ? - que
hacer entrar en acción a la razón teórica. Pues lo que entendéis
vosotros por una mera asunción practica33 confieso sinceramente
que no lo entiendo. Este término no puede sino significar un
78 F.W.J. SCHEUING

spater, auch die theoretische Vernunft mit ins Spiel kommen


lassen. Denn was ihr euch bei einer bloft praktischen Annahme den-
ket, bekenne ich aufrichtig, nicht einzusehen. Dies Wort kann
wohl nur so viel heiften, als ein Fürwahrhalten, das zwar, wie
jedes andre, der Form nach theoretisch, der Materie, dem Fundament
nach aber praktisch ist. Allein darüber klagt ihr ja eben, daft die
theoretische Vernunft zu eng, zu beschrankt sei, für eine abso-
lute Causalitat. Woher erhalt sie denn nun, wenn die prakti-
sche Vernunft einmal zujener Annahme den Grund hergiebt,
die neue Form des Fürwahrhaltens, die für die absolute Causa­
litat weit genug ist.
Gebt m ir tausend Offenbarungen einer absoluten Causa-
litat aufter m ir, und tausend Foderungen einer verstarkten
praktischen Vernunft, ich werde nie an sie glauben konnen, so
lange meine theoretische Vernunft dieselbe bleibt! Um ein
absolutes Object auch nur glauben zu konnen, müftte ich mich
selbst zuvor als glaubendes Subject aufgehoben haben!*
[541 IDoch, ich will euch euren Deus ex m achina nicht storen!
Ihr sollt die Idee von Gott voraussetzen. Wie kommt ihr denn
nun auf die Idee eines moralischen Gottes?
Das Moralgesetz soll eure Existenz gegen die Uebermacht
Gottes sichern? Sehet wohl zu, daft ihr die Uebermacht nicht
zulasset, ehe ihr wegen des Willens gewift seid, derjenem Gesetze
angemessen ist.
Mit welchem Gesetze wollt ihr jenen Willen erreichen? Mit
dem Moralgesetze selbst? Das fragen wir ja eben, wie ihr euch

Wer mir ^sagt. daft diese Einwendungen den Kritizismus nicht treffen, der sagt mir
nichts, was ich nicht selbst gedacht habe. Sie gelten nicht dem Kriticismus, son-
dern gewissenAuslegern desselben, die - ich will nicht sagen, aus dem Geistejener
Philosophie, sondern - auch nur aus demvon Kant gebrauchten ..Postulat"
(dessen Bedeutung ihnen wenigstens aus der Mathematik bekannt sein sollte!)
hatten lernen konnen, daft die Idee von Gott im Kriticismus überhaupt nicht als
Object eines Fürwwhrha/tens, sondern bloft als Object des Handeins aufgestellt werde.
PRIMERA CARTTA 79

tener por verdadero, que es en verdad, como cualquier otro,


teórico según la forma, aunque según la materia, según el fondamento,
sea práctico2*^ Solo que por eso justamente es por lo que os
lamentáis: por que la razón teórica sería demasiado estrecha,
demasiado limitada, para una causalidad absoluta. Ahora bien,
¿de dónde recibe, pues, una vez que la razón práctica propor­
ciona el fundamento de aquella asunción, esa nueva forma del
tener por verdadero que es suficientemente amplia para la cau­
salidad absoluta?
i Ofrecedme mil revelaciones de una causalidad absoluta
fuera de mí, y mil exigencias de una razón práctica fortalecida,
que, mientras mi razón teórica siga siendo la misma, yo no
podré nunca creer en ella! ^ ¡Aun para poder tan sólo creer en
un objeto absoluto debería haberme cancelado antes a mí
mismo como sujeto que cree!*
I¡ Pero no quiero hostigar a vuestro Deus ex m achina! [541

Debéis presuponer la idea de Dios. ¿C óm o llegáis entonces,


pues, a la idea de un Dios moral?
¿L a ley moral debe asegurar vuestra existencia38 frente al
poder hegemónico de Dios? Tened mucho cuidado de no
admitir el poder hegemónico antes de estar ciertos con res­
pecto a la voluntad de que es adecuada a esa ley.
¿C o n qué ley queréis dar alcance a esa voluntad? ¿C on la
ley moral misma?39 Eso esjusto lo que preguntamos: ¿cómo os
podéis convencer de que la voluntad de aquel ser se adecúa a
esta ley?40 ••• Lo más sencillo sería decir que aquel ser es él

Quien me diga que estas objeciones no afectan al criticismo, no me dirá nada


que yo mismo no haya pensado. No valen Ipara el criticismo, sino para ciertos
exegetas suyos, que deberían haber aprendido -no digo a partir del espíritude esa
filosofía, sino- ya solo de Iapalabra usada por Kant: «postulado» (¡cuyo signifi­
cado deberia serles familiar al menos por Ia Matemática!)3b, que Ia idea de Dios
en el criticismo no se establece en absoluto como objeto de un tenerporverdadero,
sino meramente como objeto del actuar37.
8o F.W.J. SCHELUNG

überzeugen konnet, daft der Wille jenes Wesens diesem Gesetze


angemessen sei? —Am kürzesten ware es, zu sagen, jenes Wesen
sei selbst Urheber des Moralgesetzes. Allein dies ist dem Geiste
und Buchstaben eurer Philosophie zuwider. - O der soll das
Moralgesetz unabhangig von allem Willen vorhanden sein? So
sind wir im Gebiete des Fatalismus; denn ein Gesetz, das aus
keinem unabhangig von ihm vorhandenen Dasein erklarbar
ist, das über die hochste Macht, wie über die kleinste gebietet,
hat keine Sanction, als die der Nothwendigkeit. — Oder soll das
Moralgesetz aus meinem Willen erklarbar sein? Soll ich dem
Hochsten ein Gesetz vorschreiben? Ein Gesetz? Schranken
dem Absoluten? Ich, ein endliches Wesen?
... Nein, ddas sollst du nicht! Du sollst nur bei deiner Specu-
lation vom Moralgesetz atusgehen, sollst dein ganzes System so ein-
richten, daft Moralgesetz zuerst und Gott zuletzt vorkommt.
Bist du dann einmal bis zu Gott vorgedrungen, so ist das
Moralgesetz schon bereit, seiner Causalitat die Schranken zu
setzen, mit denen deine Freiheit bestehen kann. Kommt ein
andrer, dem die Ordnung nicht gefallt, wohl und gut, er ist
selbst daran schuldig, wenn er an seiner Existenz ve^weifelt . ...
Ich verstehe dich. Aber laft uns den Fall setzen, daft Einmal
1551 ein Klüge-lrer über dich kame, der dir. sagte: was Einmal gilt,
gilt rückwarts so gut, als vorwarts. Glaube also im m erhin an
eine absolute Causalitat aufter dir, aber erlaube mir auch, rück­
warts zu schlieften, daft es für eine absolute Causalitat kein
Moralgesetz gebe, daft die Gottheit nicht die Schuld deiner
Vernunftschwache tragen, und, weil Du nur durch das Moral­
gesetz zu ihr kommen konntest, deftwegen selbst auch nur mit
diesem Mafte gemessen, nur unter diesen Schranken gedacht
werden konne. Kurz, so lange der Gang deiner Philosophie
progressiv ist, raume ich dir alles gerne ein: aber, lieber Freund,
wundre dich nicht, wenn ich den Weg, den ich mit dir durch-
gemacht habe, wieder zurückgehe, und rückwarts alles zerstore, was
PRIMERA CARTA 81

mismo creador de la ley m oral41. Solo que esto es contrario al


espíritu y la letra de vuestra filosofía... ¿O debe existir la ley
moral con independencia de toda voluntad? Asi nos hallamos
en el terreno del fatalismo; pues una ley que no es explicable a
partir de un ser que existe independientemente de ella, que
impera tanto sobre el poder supremo como sobre el más
pequeño, carece de otra sanción que la necesidad... ¿O debe
ser explicable la ley moral a partir de mi voluntad? ¿Debo
prescribirle al Altísimo una ley? ¿U na ley? ¿Límites al Abso­
luto? ¿Yo, un ser finito?
... jNo, no debes! Sólo debes partir en tu especulación de la
ley moral, debes organizar el conjunto de tu sistema de modo
que la ley moral aparezca prim ero y Dios al final. Entonces,
una vez has avanzado hasta Dios, la ley moral está lista para
poner a su causalidad los límites con los que tu libertad pueda
existir. Viene otro al que el orden no le gusta [. . .], muy bien,
él mismo tiene la culpa, si pone en duda su existencia. ...
Te com prendo. Pero pongamos por caso que en un42
momento dado te asaltara alguien más l listo que dijera43: lo que [551
vale una vez, vale tanto retrospectiva como prospectivamente.
Así que cree, de todos modos, en una causalidad absoluta fuera
de ti, pero también permíteme a mí concluir retrospectiva­
mente que para una causalidad absoluta no hay ley moral
alguna44, que la divinidad no puede cargar con la culpa de la
debilidad de tu razón, y que sólo precisamente porque tú úni­
camente por medio de la ley moral pudiste llegar a ella, puede
ser medida ella con esa medida, pensada dentro de esos límites.
Brevemente: mientras el curso de tu filosofía es progresivo, te
concedo con gusto todo eso; pero, querido amigo, no te asom­
bre que desande de nuevo el camino que he recorrido contigo y
destruya hacia atrás todo lo que tú acabas de levantar trabajosa­
mente. Sólo puedes buscar refugio en una huida hacia adelante
perm anente: cuídate de detenerte en alguna parte, pues allí
82 F.W.J. SCHELLING

du so eben mühsam aufgebaut hast. Du kannst dein Heil nur


in einer immerwahrenden Flucht suchen: hüte dich, irgendwo
stille zu stehen, denn wo du stille stehst, ergreife ich dich, und
nothige dich, umzukehren mit m ir — aber vor jedem , unsrer
Schritte würde Zerstorung hergehen, vor uns Paradies, hinter
uns Wüste und Einode.
Ja wohl, mein Freund, mogen Sie der Lobpreisungen, mit
denen man die neue Philosophie bestürmt, und der bestandi-
gen Berufungen auf sie, sobald es Schwachung der Vernunft
gilt, müde sein! Kann es für den Philosophen ein beschamen-
deres Schauspiel geben, als wegen seines misverstandnen oder
misbrauchten —zu hergebrachten Formeln und Predigerlita-
naien herabgestimmten — Systems an den Pranger des Lobs
gestellt zu werden? Wenn Kant sonst nichts sagen wollte, als:
Liebe Menschen, eure (theoretische) Vernunft ist zu schwach,
als dafi sie einen Gott begreifen konnte, dagegen sollt ihr
moralisch-gute Menschen sein, und um der Moralitat willen
ein Wesen annehmen, das den Tugendhaften belohnt, den
Lasterhaften bestraft —was ware da noch unerwartetes, unge-
meines, unerhortes, das des allgemeinen Tumults, und des
Gebets werth ware: lieber Gott, bewahre uns nur vor unsem Freunden, denn
mit den ^Gegnem wollen wir schonfertig werden. ■
PRIMERA CARTA 83

donde te detengas te prendo y te obligo a volver conmigo ...


mas cada uno de nuestros pasos vendría acompañado de des­
trucción; ante nosotros el paraíso, a nuestras espaldas desierto
y desolación.
jSi, amigo mio, ojalá se canse45 usted de las loas con que Ia
nueva filosofía es importunada y de las constantes apelaciones a
ella, en cuanto se da por buena la debilitación 46 de la razón!
¿Puede haber para el filósofo un espectáculo más humillante
que el de que su sistema, malentendido y violentado, rebajado
a fórmulas al uso y letanías de predicador, sea puesto en la
picota de la alabanza? Si Kant no hubiera querido decir más
que: Queridos hombres, vuestra razón (teórica) es demasiado
débil para poder concebir un Dios; sin embargo, debéis ser
hombres moralmente buenos, y por m or de la moralidad asu­
mir un ser que premia a los virtuosos y castiga a los viciosos...
¿qué habría ahí de inesperado, extraordinario, inaudito, que
fuera digno del tumulto general y la plegaria: querido Dios, proté­
genos simplemente de nuestros amges, que con nuestros enemgesya nos las arre­
glaremos nosotros?^
[56) ZWEITER BRIEF

Der Kriticismus, mein Freund, hat nur schwache Waffen gegen


den Dogmatismus, wenn er sein ganzes System nur auf die
Beschaffenheit unsers Erkenntnifivermogens, nicht auf unser
ursprüngliches Wesen selbst gründet. Ich will mich nicht auf
den machtigen Reiz berufen, der dem Dogmatismus insofern
wenigstens eigenthümlich ist, als er nicht von Abstractionen
oder von todten Grundsatzen, sondern(in seiner Vollendung
wenigstens) von einem Dasein ausgeht, das aller unsrer Worte
und todten Grundsatzen spottet. Ich will nur fragen, ob der
Kriticismus seinen Zweck, —die Menschheit frei zu machen —
wirklich erreicht hatte, wenn sein ganzes System einzig und
allein auf unser Erkenntnifivermógen, als etwas von unserm
ursprünglichen Wesen verschiedenes gegründet ware?
Denn, wenn es nicht mein ursprüngliches Wesen selbst
fodert, keine absolute Objectivitat zuzulassen, wenn nur die
Schwache der Vernunft m ir den Uebergang in eine absolut
objektive Welt verwehrt, so magst du immerhin dein System
der schwachen Vernunft erbauen, nur glaube nicht, dafi du
SEG U N D A CARTA »1

El criticism o, amigo mío, solo tiene armas débiles contra el


dogmatismo si funda su entero sistema simplemente en la
constitución de nuestra facultad de conocer, [y] no en nuestra
esencia originaria misma48- No quiero apelar al poderoso
atractivo que es propio del dogmatismo por cuanto al menos
no parte de abstracciones o de muertas proposiciones funda­
mentales, sino (al menos en su consumación) de un ser que se
mofa de todas nuestras palabras y proposiciones fundamentales
muertas49- Sólo quiero preguntar si el criticismo hubiera
alcanzado efectivamente su meta —liberar a la humanidad50- de
haber fundado su entero sistema única y exclusivamente en
nuestra facultad de conocer, como algo distinto de nuestra
esencia originaria.
Pues si no es mi esencia originaria la que exige no tolerar
objetividad absoluta alguna, si sólo la debilidad de la razón 5'
me impide el tránsito a un mundo absolutamente objetivo,
puedes de todos modos construir tu sistema de la débil
razón, mas no creas que con ello has dado leyes al mundo
86 F.W.J. SCHELLING

dadurch der objectiven Welt selbst Gesetze gegeben habest. Ein


Hauch des Dogmatismus würde dein Kartengebaude zerstoren.
Wenn nicht die absolute Causalitat selbst, sondern nur die Idee
derselben in der praktischen Philosophie erst realisiert wird,
glaubst du, dafi diese Causalitat, mit ihrer Wirkung auf dich,
zuwarte, bis du erst mühsam genug ihre Idee praktisch reali­
siert hast? Willst du frei handeln, so mufit du handeln, ehe ein
Gott ist: denn, dafi du an ihn glaubst, erst, wann du gehandelt
hast, tragt nichts aus: ehe du handelst und ehe du glaubst, hat
seine Causalitat die deinige zernichtet.
Aber wirklich, man müfite die schwache Vernunft schonen.
Schwache Vernunft aber ist nicht die, die keinen Gott erkennt,
sondern die einen erkennen will. Weil ihr glaubtet, ohne einen
[571 objectiven Gott und eine absolut I objective Welt nicht handeln
zu konnen, mufite man euch, um euch dies Spielwerk eurer
Vernunft desto leichter entreifien zu konnen, mit der B eru-
fung auf eure Vernunftschwache hinhalten: man mufite euch
mit dem Versprechen trosten, ihr werdet es spaterhin zurück-
bekommen, in der Hoffnung, bis dahin habet ihr selbst han­
deln gelernt, und seiet endlich zu M annern geworden. Aber
wann wird diese Hoffnung erfüllt werden?
Weil der erste gegen den Dogmatismus unternom m ene
Versuch nur von einer Kritik des Erkenntniflvermogens ausgehen
konnte, glaubtet ihr die Schuld eurer mislungenen Hoffnung
keck der Vernunft aufbürden zu konnen. Damit war euch vor-
trefflich gedient. Ihr hattet nun, was ihr langst wünschtet, die
Schwache der Vernunft durch eine ins Grofie gehende Probe
anschaulich gemacht. Für euch war nicht der Dogmatismus,
sondern hochstens nur die dogmatische Philosophie gestürzt.
Denn weiter konnte ja der Kriticismus nicht kommen, als euch
die Unbeweisbarkeif eures Systems zu beweisen. Natürlich also
mufitet ihr die Schuld jenes Resultat nicht im Dogmatismus
selbst, sondern in eurem Erkenntnifivermogen, und da ihr
SEGUNDA CARTA

objetivo mismo. Un soplo de dogmatismo destruiría tu castillo


de naipes.
Si no es la absoluta causalidad misma, sino solo la idea de ella
la que solo es realizable en la filosofía práctica, ¿crees tú que
esta causalidad, con su influencia sobre ti, espera a que hayas
realizado su idea de m odo práctico co n no poco trab ajo? Si
quieres actuar libremente, debes actuar antes de que un Dios
sea 52; pues que tú solo creas en él una ve.z has actuado no dirime
nada: antes de que actúes y antes de que creas su causalidad ha
aniquilado la tuya.
Pero, hablo en serio, se tendría53 que tener consideración
con la débil razón. Débil razón no es aquella que no conoce
Dios alguno, sino la que quiere conocerlo54 Porque creisteis no
poder actuar sin un Dios objetivo y un mundo absolutamente
I objetivo, os tuvieron que entretener, para poder arrebataros 1S71
tanto más fácilmente este juguete de vuestra razón, con la ape­
lación a la debilidad de vuestra razón: os tuvieron que consolar
con la promesa de que lo recuperaríais más tarde, con la espe­
ranza de que para entonces habríais aprendido a actuar por
vosotros mismos y os habríais hecho por fin unos hom bres55.
¿Pero cuándo se hará realidad esta esperanza?
Porque el prim er asalto contra el dogmatismo sólo pudo
partir de una crítica de la facultad de conocer, creisteis poder cargar
temerariamente a la razón con la culpa de vuestra malograda
esperanza. Con ello quedabais magníficamente servidos. Corno
deseabais desde hace tiempo, habíais entonces hecho intuitiva
por medio de una prueba de gran alcance la debilidad de la
razón. Para vosotros había caído no el dogmatismo, sino sólo,
como m ucho, la filosofía dogmática. Pues el criticismo no
podía más, desde luego, que demostraros la indemostrabilidad de
vuestro sistema. Por supuesto, la culpa de ese resultado no
debíais buscarla, pues, en el dogmatismo mismo, sino en vues­
tra facultad de conocer, y puesto que vosotros considerabais
88 F.W.J. SCHELLING

einmal den Dogmatismus als das erwünschteste System


betrachtetet, in einem Mangel, einer Schwache desselben suchen.
Der Dogmatismus selbst, glaubtet ihr, der tiefer, als nur im
Erkenntnifivermógen, seinen Grund hatte, würde unsrer
Beweise spotten. Je starker wir euch bewiesen, dafi dieses
System durch das Erkenntnifivermógen nicht realisirbar sei,
desto starker ward euer Glaube daran. Was ihr in der Gegen-
wart nicht fandet, versetztet ihr in die Zukunft. Betrachtet ihr
doch von jeher das Erkenntnifivermógen als ein umgeworfnes
Gewand, das eine hóhere Hand willkürlich uns ausziehen
kónnte, wenn es veraltet ist, oder als eine Grófie, der man will-
kürlich eine Elle nehmen oder zusetzen kónne.
Mangel, Schwache, sind das nicht zufallige Einschrankungen,
die eine Erweiterung in's Unendliche fort zulassen, und hattet
ihr nicht mit der Ueberzeugung von der Schwache der Ver-
[581 nunft — (es ist ein herrlicher An-lblick, nun endlich Philoso-
phen und Schwarmer, Glaubige und Unglaubige sich an
Einem Punkte begrüfien zu sehen) —zugleich die Hoffnung,
irgend einmal hóherer Krafte theilhaftig zu werden, hattet ihr
nicht sogar mit dem Glauben an jene Eingeschranktheit die
Pflicht übernommen, alle Mittel zu ihrer Aufhebung anzuwen-
den? Gewifi, ihr seid uns für die Widerlegungen eures Systems
grofien Dank schuldig. Nun habt ihr nicht mehr nóthig, euch
auf spitzfindige, schwer zu fassende Beweise einzulassen: Wir
haben euch einen kürzern Weg eróffnet. Was ihr nicht bewei-
sen kónnt, dem drückt ihr den Stempel der praktischen Ver-
nunft auf, mit der gewissen Versicherung, dafi eure Münze
überall, wo Menschenvernunft noch herrsche, gangbar sein
werde. Es ist gut, dafi die stolze Vernunft gedemüthigt ist. Einst
war sie sich selbst genug, nun erkennt sie ihre Schwache, und
wartet geduldig auf den Druck einer hóhern Hand, der euch,
Begünstigte, weiter bringt, als tausend, unter Anstrengungen
aller Art durchwachte Nachte den armen Philosophen.
SEGUNDA CARTA 89

antes el dogmatismo com o el sistema más deseable, [debíais


buscarla] en una carencia, en una debilidad de la misma. El dog­
matismo mismo, creiais, que no tendria su fundamento sim­
plemente en la facultad de conocer, sino mas hondo, se burla­
ría de nuestras pruebas. Cuanto mejor os demostramos que
este sistema no es realizable por medio de la facultad de cono­
cer, tanto mas firme fue vuestra fe en él. Lo que no encontras­
teis en el presente lo desplazasteis al futuro. Consideráis a la
facultad de conocer, en efecto, desde siempre, como un ropaje
echado sobre los hombros que una mano superior podría qui­
tarnos discrecionalmente si se ha quedado viejo, o como una
magnitud a la que discrecionalmente podría quitársele o aña­
dírsele una vara 5b-
Carencia, debilidad, ¿no son ésas limitaciones contingentes,
que toleran una ampliación al infinito, y no tuvisteis vosotros
con la convicción de la debilidad de la razón (es un
panol rama soberbio, ver por fin a filósofos y exaltados, cre­ [581

yentes e incrédulos, saludarse en un punto), a un tiempo, la


esperanza de haceros partícipes en algún momento de fuerzas
mayores, no habíais incluso, con la fe en aquella limitación,
asumido el deber de aplicar todos los medios para su cance­
lación? Giertarnente nos debéis estar muy agradecidos por la
refutación de vuestro sistema57^ Ahora ya no os hace falta
embarcaros en pruebas sutiles, difíciles de com prender. Os
hemos abierto un camino más corto. Sobre lo que no podéis
dem ostrar estampáis el sello de la razón práctica, con la
garantía cierta de que vuestra moneda será válida donde
quiera que gobierne la razón hum ana5\ Está bien que la
orgullosa razón sea humillada5®^ Antaño se bastaba a sí misma,
ahora reconoce su debilidad, y espera paciente el impulso de
una mano superior, que a vosotros, favorecidos, os lleva más
lejos que al pobre filósofo mil noches pasadas en vela bajo
esfuerzos de todo tipo bo.
9 0 F.W.J. SCHELLING

Es ist Zeit, mein Freund, daft man die Tauschung zerstore,


daft man es recht deutlich und bestimmt sage, dem Kriticismus
sei es nicht bloft darum zu thun, die Schwache der Vernunft zu
deduciren, und gegen den Dogmatismus nur soviel zu beweisen,
daft er nicht beweisbar sei. Sie wissen selbst am besten, wie weit
jene Misdeutungen des Kriticismus schon jetzt uns geführt
haben. Ich lobe mir den alten, ehrlichen Wolfianer; wer an
seine Demonstrationen nicht glaubte, galt für einen unphilo-
sophischen Kopf. Das warwenig! Wer an die Demonstrationen
unsrer neusten Philosophen nicht glaubt, auf dem haftet das
Anathem moralischer Verworfenheit.
Es ist Zeit, daft die Scheidung vorgehe, daft wir keinen
heimlichen Feind mehr in unsrer Mitte nahren, der, indem er
hier die Waffen niederlegt, dort neue ergreift, um uns —nicht
im offnen Felde der Vernunft sondern —in den Schlupfwin-
keln des Aberglaubens niederzumachen.
Es ist Zeit, der bessern Menschheit die Freiheit der Geister zu
verkünden, und nicht langer zu dulden, daft sie den Verlust
ihrer Fesseln beweine.
SEGUNDA CARTA 91

Es hora, amigo mío, de que se deshaga la confusión, de que


se diga bien clara y determinadamente que al criticismo no le
preocupa solo deducir la debilidad de la razón y demostrar con
relación al dogmatismo, simplemente, que no es demostrable.
Usted mismo sabe perfectamente cuán lejos nos han llevado ya
esas malinterpretaciones del criticismo. Yo prefiero al viejo,
sincero wolfiano; quien no creía en sus demostraciones era
tomado por una cabeza no filosófica. jEso era poco! De quien
no cree en las demostraciones de nuestros novísimos filósofos
cuelga el anatema de la depravación moral61.
Es hora de que se produzca la división, de que no alimente­
mos ya a ningún enemigo secreto entre nosotros62 que depone
aquí las armas para tomar allí otras, con el fin de acabar con
nosotros - n o en el campo abierto de la razón, sin o -en la gua­
rida de la superstición.
Es hora de anunciar a la mejor humanidad63 la libertad de los
espíritus, y no tolerar por más tiempo que llore la pérdida de
sus cadenas.
[5?) DRITTER BRIEF

Das wollt' ich nicht, Mein Freund. Ich wollte nicht der Kritik
der reinen Vernunft selbst die Schuld jen er Misdeutungen
aufbürden. Die Veranlassung dazu gab sie allerdings; denn sie
muflte sie geben. Aber die Schuld selbst lag an der immer noch
fortdauernden Herrschaft des Dogmatismus, der noch aus sei-
nen Ruinen heraus die Herzen der Menschen gefangen hielt.
Die Veranlassung dazu gab die Kritik der reinen Vernunft, weil
sie blofi Kritik des Erkenntnifivermogens war, und als solche weiter
nicht, als bis zur negativen Widerlegung des Dogmatismus
kommen konnte. Der erste K am pf gegen den Dogmatismus
konnte nur von einem Punkte ausgehen, der ihm und dem
bessern System gemein war. Beide sind einander im ersten
Princip entgegen, aber sie müssen irgend einmal an einem
gemeinschaftlichen Punkte zusammentreffen. Denn es konnte
überhaupt keine verschiedne Systeme geben, gabe es nicht
zugleich ein gemeinschaftliches Gebiet für sie alle.
Dies ist nothwendige Folge vom Begriff der Philosophie.
Philosophie soll nicht ein Kunststück sein, das nur den Witz
T ER C E R A CARTA (svj

No pretendía eso, amigo mío. No pretendía cargar a la propia


Critica de la razón pura con la culpa de esas malinterpretacio-
nes. La ocasión para ello la dio ella, eso si64; pues tenia que darla.
Pero la culpa misma residió en la hegemonia aún duradera del
dogmatismo, que desde sus ruinas mantenía todavía presos los
corazones de los hombres.
La ocasión para ello la dio la Crítica de la razón pura, porque
era65 m eramente crítica de la facultad de conocer, y como tal no
podía ir más allá de la refutación negativa del dogmatismo 66- La
prim era lucha contra el dogmatismo pudo partir sólo de un
punto que era com ún a él y al sistema m ejor. Ambos están
enfrentados en el prim er principio, pero tienen que encon­
trarse en algún momento en un punto com ún. Pues no podría
haber en absoluto ningún sistema distinto si no hubiera a la vez
un terreno a todos ellos común.
Esto es consecuencia necesaria del concepto de la filosofía.
La filosofía no debe ser un artificio que sólo permita admirar
el ingenio de su creador. Debe exponer la marcha del espíritu
94 F.W.J. SCHELLINO

seines Urhebers bewundern lafit. Sie soll den Gang des


menschlichen Geistes selbst, nicht nur den Gang eines Indivi-
duums darstellen. Dieser Gang aber mufi durch Gebiete hin-
durchgehen, die allen Parteien gemein sind.
Hatten wir blofi mit dem Absoluten zu thun, so ware nie-
mals ein Streit verschiedner Systeme entstanden. Nur dadurch,
dafi wir aus dem Absoluten heraustreten, entsteht der W ider-
streit gegen dasselbe, und nur durch diesen ursprünglichen Wider-
streit im menschlichen Geiste selbst der Streit der Philoso-
phen. Gelange es irgend einmal — nicht den Philosophen
sondern —dem Menschen, dieses Gebiet verlassen zu konnen,
in das er durch das Heraustreten aus dem Absoluten gerathen
ist, so würde alle Philosophie und jenes Gebiet selbst aufhoren.
Denn es entsteht nur durch jenen Widerstreit, und hat nur so
lange Realitat, als dieser fortdauert.
[601 IWem es also zuerst darum zu thun ist, den Streit der Philo­
sophen zu schlichten, der mufi gerade von dem Punkt ausgehen,
von dem der Streit der Philosophie selbst, oder, was eben so viel
ist, der ursprüngliche Widerstreit im menschlichen Geiste, aus-
gieng. Dieser Punkt aber ist kein anderer, als das Heraustreten aus
dem Absoluten; denn über das Absolute würden wir alle einig sein,
wenn wir seine Sphare niemals verliefien; und traten wir nie
aus derselben, so hatten wir kein andres Gebiet zum Streiten.
Die Kritik der reinen Vernuft begann auch wirklich ihren
Kampf nur von jenem Punkte aus. Wie kommen wir überhaupt dmu,
ynthetisch zu urtheilen? fragt Kant gleich im Anfang seines Werks,
und diese Frage liegt seiner Ganzen Philosophie zu Grunde,
als ein Problem, das den eigentlichen gemeinschaftlichen
Punkt aller Philosophie trifft. Denn anders ausgedrückt lautet
die Frage so: Wie komme ich überhaupt dmu, aus demAbsoluten heraus, und
auf ein EntgegengesetJ:;tes zugehen ?
Qinthesis namlich entsteht überhaupt nur durch den Wider­
streit der Vielheit gegen die ursprüngliche Einheit. Denn ohne
TERCERA CARTA 95

humano mismo, no solo la marcha de un individuo67^ Esta


marcha, empero, tiene que atravesar terrenos que son comunes
a todos los partidos.
Si solo tuviéramos que ver con lo .Absoluto, no hubiera sur­
gido nunca una disputa entre sistemas diversos. Solo porque
salimos de lo Absoluto, surge un antagonismo con respecto a
él, y solo por medio de este antagonismo o r ig in a r io en el espíritu
humano mismo [surge] la disputa de los filósofos. Si lograra
alguna vez - n o si lograran los filosofos, sin o - el hombre poder
abandonar este terreno, al que ha ido a parar al salir de lo
.Absoluto, entonces toda filosofía y ese terreno mismo dejarían
de e x is tir á Pues surge [el terreno] solo por medio de aquel
antagonismo, y solo tiene realidad mientras éste perdura.
iQuien, por tanto, se preocupa en primer lugar por dirimir Itol

la disputa de los f i ló s o f o s tiene que partir precisamente del punto


del que partio la disputa de la f i l o s o f í a 69 misma, o, lo que es lo
mismo, [del que partio] el antagonismo o r ig in a r io en el e s p ír itu 70
humano. Este punto, empero, no es otro que la s a lid a d e lo A b s o ­
lu t o ; pues sobre lo .Absoluto estaríamos todos de acuerdo si no

hubiéramos abandonado nunca su esfera; y si no saliéramos de


ella, no tendríamos otro terreno en el que disputar.
La C rítica de la razon pura empezo asimismo de modo
efectivo su lucha solo a partir de ese punto. J C o r n o lle g a r n o s e n
a b s o lu to a jw : g a r s i n t é t i c a m e n t e ? , pregunta Kant nada más empezar su

obra 7'; una pregunta que está a la base de toda su filosofía,


com o un problema que afecta al verdadero punto común a to d a
filosofía. Pues, expresada de otra manera, la pregunta reza así:
J C ó m o lle g o e n a b s o lu t o a s a lir d e l o A b s o l u t o y d ir ig ir m e a un o p u e s t o ?

O sea, que la s ín t e s is surge en absoluto solo por medio del

antagonismo de la multiplicidad con la unidad originaria. Pues


sin antagonismo en general no es necesaria síntesis alguna,
donde no hay multiplicidad, h ^ sin más unidad; y si no fuera
la unidad, sino la multiplicidad, lo originario, aquella acción
96 F.W.J. SCHELLING

Widerstreit überhaupt ist keine Synthesis nothwendig, wo keine


Vielheit ist, ist Einheit schlechthin: und wenn nicht Einheit,
sondern Vielheit das Ursprüngliche ware, so würde jene
ursprüngliche Handlung nicht Synthesis, sondern Zfrstreuung
sein. Obschon wir aber Synthesis schlechterdings nur durch
eine ursprüngliche Einheit im Gegensatze gegen Vielheit begreifen
konnen, so konnte doch die Kritik der reinen Vernunft nicht
zu jen er absoluten Einheit aufsteigen, weil sie, um den Streit
der Philosophen zu schlichten, gerade nur vom demjenigen Fac-
tum ausgehen konnte, von welchem der Streit der Philosophie
selbst ausgeht. Ebendefiwegen aber konnte sie auch jene
ursprüngliche Synthesis nur als ein Factum im Erkenntnifivennogen
voraussetzen. Dabei hatte sie einen grofien Vortheil erlangt,
der den Nachtheil auf der andern Seite bei weitem überwog.
[611 iSie hatte mit dem Dogmatismus nicht über das Factum
selbst, sondern nur über die Folgerungen aus demselben, zu
kampfen. Bei Ihnen, Mein Freund, darf ich diese Behauptung
nicht rechtfertigen. Denn Sie konnten von jeher nicht begrei­
fen, wie man dem Dogmatismus die Behauptung aufbürden
konne, dafi es überhaupt keine synthetische Urtheile gebe. Sie
wissen schon lange, dafi beide Systeme nicht über die Frage: ob
es überhaupt synthetische Urtheile gebe? sondern über eine
weit hohere uneinig waren: wo das Princip jener Einheit, die
im synthetischen Urtheile ausgedrückt ist, liege?
Der Nachtheil auf der andern Seite war die beinahe nothwen-
dige Veranlassung jenes Misverstandnisses, dafi die ganze
Schuld des für den Dogmatismus ungünstigen Resultats blofi
am Erkenntnifivennogen liege. Denn so lange man das Erkenntnifi-
vermogen, als etwas, zwar dem Subject eigenthümliches aber
dabei nicht nothwendiges betrachtete, war jenes Misverstand-
nifi unvermeidlich. Diesem Irrthum aber, dafi das Erkennt-
nifivermogen vom Wesen des Subjects selbst unabhangig sei,
konnte eine Kritik des blofien Erkenntnifivermogens nicht
TERCERA CARTA 97

originaria no sería síntesis, sino disipación 7a- Si bien nosotros


solo podemos concebir la síntesis en absoluto por medio de
una unidad originaria opuesta a la multiplicidad73, la Crítica
de la razón pura no pudo, sin embargo, elevarse a esa unidad
absoluta, porque para dirim ir la disputa de los filósofos sólo
pudo partir precisamente del factum del que parte la disputa de
la filosofía m isma7^ Precisamente por eso, sin embargo, sólo
pudo asimismo presuponer esa síntesis originaria como unfac­
tum en la facultad de conocer. Con ello había logrado una gran ven­
taja, que prevaleció con mucho sobre la desventaja [implicada]
por el otro lado.
iTenía que luchar con el dogmatismo no por el factum [611

mismo, sino sólo por las consecuencias del mismo. Ante usted,
amigo m ío75, no hace falta que justifique esta afirm ación76
Pues usted nunca pudo comprender cómo se puede endosar al
dogmatismo la afirmación de que no hay juicios sintéticos en
absoluto 77^ Sabe desde hace tiempo que ambos sistemas no
están en desacuerdo con respecto a la cuestión de si hay en
absoluto juicios sintéticos, sino con respecto a una mucho más
elevada: dónde residiría el principio de aquella unidad que se
expresa en los juicios sintéticos.
La desventaja correspondiente consistió en dar ocasión, casi
necesariamente, al malentendido de que toda la culpa del
resultado desfavorable para el dogmatismo resida únicamente
en la facultad de conocer. Pues mientras se consideró la facultad de
conocer como algo ciertamente propio del sujeto, pero a la vez
no necesario, fue inevitable ese malentendido. A este erro r,
empero, de que la facultad de conocer sea independiente de la
esencia del propio sujeto, no pudo hacerle frente completa­
mente una crítica sólo de la facultad de conocer, porque ésta
[crítica] puede tratar del sujeto sólo en la medida en que es éste
mismo objeto de la facultad de conocer, y por tanto distinto
enteramente de aquélla [esencia] 78^
98 F.W.J. SCHELLING

ganz begegnen, weil diese das Subject nur insofern dieses selbst
Object des Erkenntnifivermógens, also von jenem durchaus ver-
schieden ist, betrachten kann.
Noch unvermeidlicher wurde dieses Mifiverstandnifi
dadurch, dafi die K ritik der reinen Vernunft, so wie jedes
andre blofi theoretische System, nicht weiter, als bis zur ganz-
lichen Unentschiedenheit, d.h. nur so weit kommen konnte,
die theoretische Unbeweisbarkeit des Dogmatismus zu beweisen.
Hatte nun überdies ein durch lange Tradition geheiligter Wahn
den Dogmatismus als das praktisch wünschenswürdigste System
[621 dargestellt, I so war nichts natürlicher, als dafi sich der Dogma­
tismus durch Berufung auf die Schwache der Vernuft zu retten
suchte. Jen er Wahn aber konnte doch wohl, so lange man sich
im Gebiete der theoretischen Vernuft befand, nicht bekampft
werden. Und wer ihn ins Gebiet der praktischen hinüber-
nahm, konnte der wohl die Stimme der Freiheit hóren?
TERCERA CARTA 99

Más inevitable aún resultó este malentendido a consecuen­


cia de que la Crítica de la razón pura, como cualquier otro sis­
tema meramente teórico, no podía ir más allá de la completa
indecisión, esto es, solo podía llegar a demostrar la indemostrabi­
lidad teórica del dogmatismo. Pero como además una manía
consagrada por una larga tradición había expuesto el dogma­
tismo como el sistema más deseable en la práctica, I nada fue (621
más natural que que el dogmatismo intentara salvarse apelando
a la debilidad de la razón. Aquella manía, empero, no podía
ser combatida a buen seguro mientras uno se encontrara en el
terreno de la razón teórica. Y quien la trasladó al terreno de la
práctica, ¿podía oír bien la voz de la libertad?
VIERTER BRIEF

Ja, Mein Freund, ich bin fest überzeugt, selbst das vollendete
System des Kriticismus kann den Dogmatismus theoretisch nicht
widerlegen. Allerdings wird er in der theoretischen Philoso-
phie gestürzt, aber nur um mit desto grófierer Macht wieder
aufzustehen.
Die Theorie der synthetischen Urtheile muft ihn besiegen.
Der Kriticismus, der mit ihm von dem gemeinschaftlichen
Punkte der ursprünglichen Synthesis ausgeht, kann dieses Fac-
tum nu r aus dem Erkenntnifivermogen selbst erklaren. Er beweist
mit siegender Evidenz, dafi das Subject, so wie es in die Sphare
des Objects tritt (objectiv urtheilt), aus sich selbst heraustritt und
genóthigt ist, eine Synthesis vorzunehmen. Hat der Dogma­
tismus einmal dies eingeraumt, so m u£ er auch einraumen,
dafi keine absolut-objective Erkenntnifi móglich sei, d.h. dafi
das Object überhaupt nur unter der Bedingungdes Subjects, unter
der Bedingung, dafi dieses aus seiner Sphare hinaustrete und
eine Synthesis vornehme, erkennbar sei. Er mu£ einraumen,
dafi in keiner Synthesis das Object als absolut vorkommen
CUARTA CARTA

Si, amigo mío, estoy plenamente convencido de que incluso el


sistema consumado del criticismo no puede refutar teóricamente
el dogmatismo79^Se lo echa por tierra, en efecto, en Ia filoso-
fia teórica, pero solo para que resurja con un poder tanto
80
mayor .
La teoría de los juicios sintéticos tiene que vencerlo. El cri­
ticismo, que parte con él del punto común de la síntesis origi­
naria, sólo puede explicar este Jactum a partir de la facultad de
conocer misma. Demuestra con triunfante evidencia que el
sujeto, tan pronto com o entra en la esfera del objeto (jw,ga objeti­
vamente8'), sale de sí mismo y se ve urgido a emprender una sín­
tesis. Si el dogmatismo ha concedido esto por una vez, tiene
que conceder también que no es posible ningún conocimiento
absolutamente objetivo 82, es decir, que el objeto es cognoscible
en absoluto sólo bajo la condicion del sujeto, bajo la condición de
que éste salga de su esfera y emprenda una síntesis. Tiene que
conceder que en ninguna síntesis podría el objeto presentarse
como absoluto, porque com o absoluto no tolera absoluta-
102 F.W.J. SCHELLING

kónne, weil es als absolut schlechterdings keine Synthesis, d.h.


kein Bedingtsein durch ein Entgegengesetztes, zuliefie. E r mufi
einraum en, dafi ich zum Object nicht anders, als nur durch
mich selbst gelange, und dafi ich mich nicht auf meine eigne
Achseln stellen kann, um über mich selbst hinauszuschauen.
1631 iSoweit ist der Dogmatismus theoretisch widerlegt. Allein
mit jener Handlung der Synthesis ist das Erkenntnifivermógen
bei weitem noch nicht erschópft. Synthesis überhaupt namlich
ist nur unter zwei Bedingungen denkbar:
Erstens, dafi ihr eine absolute Einheit vorangehe, die erst in der
Synthesis selbst, d.h. wenn ein widerstrebendes, eine Vielheit
gegeben ist, zur empirischen Einheit wird. Zu jener absoluten Ein­
heit kann zwar eine blofie Kritik des Erkenntnifivermógens
nicht emporsteigen, denn das letzte, wovon sie anfangt. ist
selbst schon jene Synthesis: desto gewisser aber mufi das voll-
endete System von dort ausgehen.
Z)veitens ist keine Synthesis anders, als unter der Vorausset-
zung, dafi sie sich selbst wieder in einer absoluten Thesis endige,
denkbar: DerZjveckaller Qinthesis ist Thesis. Diese zweite Bedingung
aller Synthesis fallt allerdings in die Linie, die eine Kritik des
Erkenntnifivermógens durchlaufen mufi, weil hier von einer
Thesis die Rede ist, von der die Synthesis nicht ausgehen, son-
dern in die sie sich endigen soll.
Nun kann eine Kritik des Erkenntnifivermógens die
Behauptung. dafi jede Synthesis zuletzt auf absolute Einheit
gehe, nicht, wie es in der vollendeten Wissenschaft geschehen
mufi, aus der ursprünglichen absoluten Einheit, die aller Syn­
thesis vorangeht, deduciren, denn zu dieser hat sie sich nicht erho-
ben. Dafür ergreift sie ein anderes Mittel. Weil sie namlich vor-
ausset.{t, dafi die blofi formalen Handlungen des Subjects keinem
Zweifel unterworfen seien, so sucht sie jenen Gang aller Syn-
thesis, in sofern sie material ist, durch den Gang aller Synthe-
sis, in sofern sie blofi formal ist, zu beweisen. Sie setzt namlich
CUARTA CARTA 103

mente ninguna síntesis, es decir, ningún estar condicionado


por algo contrapuesto. Tiene que conceder que no llego al
objeto si no es, tan solo, por medio de mí mismo, que no me
puedo poner sobre mis propios hombros para mirar por
encima de mi mismo 83^
IHasta aqui el dogmatismo está teóricamente refutado. Solo 1631
que con aquella acción de la síntesis la facultad de conocer está
lejos de agotarse. Porque en general la síntesis sólo es pensable
bajo dos condiciones:
Primero, que le preceda una unidad absoluta, unidad que sólo en
la síntesis misma, es decir, cuando está dado algo que se opone,
una multiplicidad, se convierte en unidad empírica. Hasta aque­
lla unidad absoluta no puede ascender ciertamente una mera
crítica de la facultad de conocer, pues lo último, con lo que ella
comienza, es ya aquella síntesis misma: pero con tanta más
seguridad tiene que partir de allí el sistema consumado.
Segundo, ninguna síntesis es pensable si no es bajo la presu­
posición de que acabe a su vez en una tesis absoluta: Elfin de toda
sintesis es una tesis8^ Esta segunda condición de toda síntesis cae,
en efecto, en la línea que una crítica de la facultad de conocer
tiene que recorrer, porque aquí no se habla de una tesis de la
que la síntesis deba partir, sino [de una tesis] en la que debe
acabar.
Ahora bien, una crítica de la facultad de conocer no puede
deducir la afirmación de que toda síntesis está referida85 al fin
a una unidad absoluta -c o m o debe suceder en la ciencia con­
sumada—de la unidad absoluta originaria que precede a toda sín­
tesis, pues no se ha elevado hasta esta 80 En cambio, echa mano
de otro medio. Puesto que ella presupone, concretamente, que
las acciones meramente formales del sujeto no están sujetas a
ninguna duda, procura demostrar aquel curso de toda síntesis,
en la medida en que es material, por medio del curso de toda
síntesis en la medida en que es meramenteforma/. A saber, pre-
10 4 F.W.J. SCHELLING

als Factum voraus, dafi die logische Synthesis nur unter der
Bedingung einer unbedingten Thesis gedenkbar sei, dafi das
Subject genothigt ist, von bedingten Urtheilen zu unbedingten
(durch Prosyllogismen) aufzusteigen. Anstatt den formalen
und materialen Gang aller Synthesis aus einem beiden gemein-
schaftlich zu Grunde liegenden Princip zu deduciren, macht
sie den Fortgang der einen durch den der andern begreiflich.
Sie muft also einraumen, dafi die theoretische Vernunft
nothwendig auf Unbedingtes gehe, und dafi eine absolute The-
[64] sis, als Ende aller Philo-lsophie, nothwendig durch dasselbe
Streben gefodert werde, durch welches eine Synthesis hervor-
gebracht wurde: sie mu£ eben dadurch wieder zernichten, was
sie so eben aufgebaut hat. Solange sie namlich auf dem Gebiete
der Synthesis bleibt, ist sie Meister über den Dogmatismus:
sobald sie dieses Gebiet verlafit (und sie mu£ es eben so noth­
wendig verlassen, als es nothwendig war, dasselbe zu betreten),
beginnt aufs neue der Kampf.
Soll namlich — (ich muft Sie um noch langere Geduld bit-
ten) —soll die Synthesis in einer Thesis sich endigen, so mu£
die Bedingung, unter welcher allein Synthesis wirklich ist, aufge-
hoben werden. Bedingung der Synthesis aber ist Widerstreit
überhaupt, und zwar bestimmt der Widerstreit zwischen Sub-
ject und Object.
Soll der Widerstreit zwischen Subject und Object aufhoren,
so m u£ das Subject nicht mehr nothig haben, aus sich selbst
heraus zu treten, beide müssen absolut-identisch werden, d.h.
das Subject m u£ entweder im Object, oder das Object mu£
sich im Subject verlieren. Würde eine von beiden Foderungen
erfüllt, so würde eben dadurch entweder das Object oder das
Subject absolut werden, d.h. die Synthesis hatte sich in einer
Thesis geendiget. Würde namlich das Subject identisch mit
dem Object, so würde nun erst das Object nicht mehr unter
der Bedingung des Subjects, d.h. es würde als Ding an sich, als
CUARTA CARTA 105

supone como factum que la síntesis lógica solo es pensable bajo la


condición de una tesis incondicionada, que el sujeto se ve
urgido a ascender de juicios condicionados a incondicionados (por
medio de prosilogismos87). En vez de deducir el curso formal y
material de toda sintesis a partir de un principio común a Ia
base de ambas, hace concebible el avance de una por medio del
[avance] de la otra.
Tiene, por tanto, que conceder que la razón teórica está
referida necesariamte a algo incondicionado 88, y que una
tesis absoluta, com o fin de toda filolsofía, es exigida necesa­ [641
riamente por el mismo esfuerzo por el que fue producida una
síntesis89: tiene que volver a destruir, precisamente por ello,
lo que acaba de erigir. Porque m ientras perm anece en el
terreno de la síntesis reina sobre el dogmatismo, [pero] en
cuanto abandona este terreno (y tiene que abandonarlo con
la misma necesidad con que era necesario hollarlo) empieza
de nuevo la lucha.
Porque si debe -(d e b o pedirle todavía más paciencia)-, si
debe la síntesis acabar en una tesis, entonces la condición sólo
bajo la cual la síntesis es efectiva tiene que ser cancelada. Gon-
dición de la síntesis es en general el antagonismo, y por cierto, sin
duda, el antagonismo entre sujeto y objeto.
Si debe cesar el antagonismo entre sujeto y objeto, el sujeto
no debe ya necesitar salir de sí mismo, ambos deben hacerse
absolutamente idénticos, es decir, o el sujeto tiene que p er­
derse en el objeto, o el objeto tiene que perderse en el sujeto.
Si se cumpliera alguna de las dos exigencias, precisamente por
ello, o bien el objeto devendría absoluto o bien el sujeto [deven­
dría absoluto]. es decir, la síntesis habría acabado en un tesis. O
sea, que si el sujeto deviniera idéntico al objeto, entonces el
objeto por primera vez no estaría sentado90 bajo la condición
del sujeto, es decir, estaría sentado como cosa en si9', como abso­
luto; el sujeto, sin embargo, sería, en tanto que lo cognoscente,
io 6 F.W.J. SCHELLINO

absolut gesetzt, das Subject aber als das Erkennende schlechthin


aufgehoben. * Würde umgekehrt das Object identisch mit dem
Subject, so würde dieses eben dadurch zum Subject an sich, zum
absoluten Subject, das Object aber als das Erkennbare, d.h. als
Gegenstand überhaupt. schlechthin aufgehoben.
[651 lEins von beiden mufi geschehen. Entweder kein Subject,
und ein absolutes Object, oder kein Object und ein absolutes
Subject. Wie soll nun dieser Streit gechlichtet werden?
Vor allen Dingen, Mein Freund, erinnern wir uns, dafi wir
hier noch auf dem Gebiete der theoretischen Vernunft sind.
Allein, indem w irjene Frage aufwerfen, haben wir schon die­
ses Gebiet übersprungen. Denn die theoretische Philosophie
geht schlechterdings blofi auf die beiden Bedingungen des
Erkennens, Subject und Object: nun wir aber Eine von diesen
Bedingungen wegschaffen wollen, verlassen wir eben damit
jenes Gebiet, und müssen den Streit hier unentschieden lassen:
wir müssen, wenn wir ihn schlichten wollen, ein neues Gebiet
suchen, wo wir vielleicht glücklicher sein werden.
Die theoretische Vernunft geht nothwendig auf ein Unbeding-
tes: sie hat die Idee des Unbedingten erzeugt, sie fodert also, da
sie das Unbedingte selbst, als theoretische Vernunft, nicht realisi-
ren kann, die Handlung. wodurch es realisirt werden soll.
Hier geht die Philosophie in das Gebiet der Foderungen, d.h.
in das Gebiet der praktischen Philosophie über, und hier allein,
hier erst mufi das Princip. das wir am Anfang der Philosophie

Ich rede vom voHendeten Dogmatismus. Denn dafi in den Systemen, die mitten
inne liegen, ein absolutes Object zugleich nebst einem erkennenden Subject
gesetzt wird - ist nirgends, als nur gerade in diesen Systemen begreiflich. - Wer
sich árgert, dafi die obige Darstellungdes Gangs der Kritik der reinen Vernunft
nicht wortlich aus dieser selbst copirt ist, für den sind diese Briefe nicht
geschrieben. —Wer sie unverstandlich findet, weil er nicht die Geduld hat. sie
mit Aufmerksamkeit zu lesen. demist nichts anders zu rathen. als dafi er über­
haupt nichts lese, als was er vorher schongt/emt hat.
CUARTA CARTA 107

cancelado sin más*. Si, a la inversa, deviniera el objeto idéntico


al sujeto, entonces éste devendría, precisamente por ello, sujeto
en sí, sujeto absoluto; el objeto, sin embargo, sería, en tanto
que lo cognoscible, esto es, en tanto que objeto 93 en general, cance­
lado sin más.
lUna de las dos cosas tiene que suceder. O ningún sujeto y [651
un objeto absoluto, o ningún objeto y un sujeto absoluto.
¿C óm o debe ser dirimida esta disputa?
Ante todo, amigo mío, recordemos que estamos aquí toda­
vía en el terreno de la razón teórica. Sólo que planteando esa
pregunta hemos ya superado ese terreno. Pues la filosofía teó­
rica está referida de forma absoluta únicamente a las dos con­
diciones del conocer, sujeto y objeto: sin embargo, al querer
ahora eliminar una de estas condiciones, abandonamos, preci­
samente por ello, aquel terreno y tenemos que dejar aquí la
disputa sin decidir: tenemos, si queremos dirimirla, que bus­
car un nuevo terreno, donde seremos quizá más afortunados.
La razón teórica está necesariamente referida a un incondicio­
nado: ha generado la idea de lo incondicionado, por tanto,
puesto que ella no puede, como razón teórica, realizar lo incon­
dicionado mismo, la acción por la que debe ser realizado.
Aquí transita la filosofía al terreno de las exigencias, es decir,
al terreno de la filosofía practica, y sólo aquí, aquí por primera
vez, el principio que habíamos establecido al comienzo de la
filosofía, y que para la filosofía teórica, cuando debía consti-

Hablo del dogmatismo consumado. Pues que en los sistemas que se hallan en
medio sea sentado un objeto absoluto a la vez que yjunto a un sujeto cognos-
cente no es comprensible en ninguna parte. sino precisamente en esos siste­
mas. ..92 Para quien se enoja porque la exposición arriba [presentada) del curso
de la Critica de la razón pura no esta copiada literalmente de ella no están escri­
tas estas cartas. A quien las encuentra ininteligibles porque no tiene la pacien­
cia de leerlas con atención no se le puede aconsejar sino que no lea absoluta­
mente nada que no haya aprendido antes.
io 8 F.W.J. SCHELLING

aufgestellt haben, und das für die theoretische Philosophie,


wenn sie ein abgesondertes Gebiet ausmachen sollte, entbehr-
lich war, den Sieg entscheiden.
So weit hat uns auch die Kritik der reinen Vernunft
gebracht. Sie hat erwiesen, dafi jen er Streit in der theoreti-
schen Philosophie nicht entschieden werden konne, sie hat den
Dogmatismus nicht widerlegt, sondern seine Frage vor dem
Richterstuhl der theoretischen Vernunft überhaupt abgewie-
sen: und dies hat sie allerdings nicht nur mit dem vollendeten
System des Kriticismus, sondern selbst mit dem consequenten
Dogmatismus gemein. Der Dogmatismus selbst mu£, um seine
Foderung zu realisiren, an einen andern Richterstuhl, als den
der theoretischen Vernunft, appelliren: er muft ein anderes
Gebiet suchen, um darüber Recht sprechen zu lassen.
Sie reden von einer einschmeichelnden Seite des Dogma-
[661 tismus. Durch I eine consequente dogmatistische Moral glaube
ich am besten darauf antworten zu konnen, um so mehr, da
uns der bisherige Gang unsrer Untersuchungen auf den letzten
Versuch des Dogmatismus, den Streit im Gebiete der prakti-
schen Vernunft zu seinem Vortheil zu entscheiden, begierig
machen mu£.
CUARTA CARTA 10 9

tuir un terreno aparte, era prescindible, tiene que decidir la


• . Q4
victoria .
Tan lejos nos ha conducido la Critica de la razón pura. Ha
demostrado que aquella disputa no podría ser decidida en la
filosofía teórica; no ha refutado el dogmatismo, sino que ha
recusado en general la pregunta ante el tribunal de la razón
teórica; y esto lo tiene en com ún, por cierto, no sólo con el
sistema consumado del criticismo, sino incluso con el dogma­
tismo consecuente. El dogmatismo mismo tiene, para realizar
su exigencia, que apelar a otro tribunal que el de la razón teó­
rica: tiene que buscar otro terreno para obtener un veredicto
al respecto.
Usted habla de un lado halagüeño del dogmatismo. Por medio
de I una moral dogmática95 consecuente creo poder contestar a [66]
eso del mejor modo, tanto más por cuanto el curso que han
seguido hasta ahora nuestras investigaciones tiene que despertar
curiosidad por el último intento del dogmatismo por decidir
en su favor, en el terreno de la razón práctica, la disputa.
FÜNFTER BRIEF

Sie sind mir zuvor gekommen, ^heurer Freund, Sie wollen das
Einschmeichelnde des Dogmatismus selbst nur in einem
popularisirten System des Dogmatismus, dergleichen das Leib-
nitzische ist, gefunden haben. Dagegen machen Sie gegen
[67] meine Behauptung, dafi der Dogmatismus I selbst zu prakti-
schen Postulaten seine Zuflucht nehme, Einwendungen, die
ich unmoglich übergehen kann. Nur hat sich die .^ntwort auf

Nach dem Inhalt der ersten Iieferungdieser Briefe zu urtheilen. schien mir der
Herr Verf. sein Augenmerk aufzweierlei Classen unachter Schüler der kritischen
Philosophie gerichtet zu haben: i) auf diejenige, die mit den Principien dieser
Philosophie, (besonders in der Religionswissenschaft, aber auch sonst) d^^aticistisch
verfahren und durch die Kritik nichts weiter gewonnen haben. als irgend einen
Satz, den sie eben so willkürlich alsjeden andern vorher zumGrundstein ihres
Aftersystems machen; 2) auf diejenige, die, gewohnt bei demWort Kritik immer
zuerst andas Schreckensgericht zu denken. demsie ihre Geisteskinder auf Gnade
und Ungnade überlassen müssen, sich unter der kritischenPhilosophie so etwas. sie
wissen selbst nicht recht was, vorstellen, das von allemwasje eine andre Philoso­
phie behauptet hat. nichts wissen will, dafür aber das Suject selbst ,.censirt, und auf
diese Weise alles auf einmal ins Reine und aufs Gewisse bringt. was zuvor noch
dunkel und ungewifi war, das endlich nur dadurchvon allenandern Phüosophie-
96*
QUINTA CARTA

Se me ha adelantado, querido amigo: usted mismo pretende


haber encontrado lo halagüeño del dogmatismo solo en un sis­
tema popularizado de dogmatismo, como es el leibniziano102^
Sin embargo, plantea usted objeciones contra mi afirmación
de que el propio I dogmatismo busca refugio en postulados (671
prácticos que no puedo pasar por alto. Sólo que la respuesta a
su último escrito se ha retrasado tanto que casi temo podría

Al juzgar por el contenido de la primera entrega de estas cartas, me pareció que


el autor habia dirigido su atención a dos clases de falsos discípulos de Ia filosofía
critica: i) a aquellos que con los principios de esa filosofía (es^cia/menfe en Ia
ciencia de Ia religión, pero si no es en ella también) proceden dfogmaUcistamente. y
no han ganado por la cnlica mas que alguna proposición que convierten en pie­
dra basal de sus sistemas de superstición tan arbitrariamente como hicieron
antes con cualquier otra: 2) a aquellos que, acostumbrados a pensar siempre por
la palabra cnlica. para empezar. en el tribunal del espanto a cuya merced tienen
que entregar sus hijos espirituales. se representan bajo lafi/oKfiíamhca algo tal -no
saben ellos mismos bien qué- que no quiere saber nada de lo que otra filosofía
ha afirmado nunca. pero. sin embargo. rtctnsiona97 al sujeto mismo, y de este
modo pone en claro yfuera de duda de unavez todo lo que antes era aún oscuro
e incierto. [una filosofía] que, en fin, solo se destaca de todas las demás filoso-
112 F.W.J. SCHELLING

Ihr letztes Schreiben so sehr verspatet, dafi ich beinahe fürchte,


sie kónnte in Bezug auf Ihre damalige Einwendungen alies
Interesse für Sie verloren haben. Doch kann ich vielleicht
durch W iederholung wenigstens einiges Interesse bei Ihnen
wieder erwecken.
Sie sagen: die Ausleger des Kriticismus behaupten, grófi-
tentheils wenigstens, der Dogmatismus sei auf im m er, und
hinlanglich dadurch widerlegt, dafi in der K ritik der reinen
[681 Vernunft alle theoretische Beweise für das Da-lsein einer
objectiv-intelligibeln Welt in Anspruch genommen werden.
Denn das Auszeichnende des Dogmatismus liege eben darin,
dafi er durch theoretische Vernunft das zu finden meine, was
doch nach einer kritischen Untersuchung des Erkenntnifiver-

en sich auszeichnet, daft esja nichts dogm^atisch behauptet (und darunter verstehen
sie nicht bloft wir dogmOi^^^i nennen, sondernjede kattgorischt oder ca s r -
[67) to^risehe Behaup-ltung überhaupt, weil man diese auch dogmatische Behauptu^^n
zu nennen pflegt!) sondern durchaus kri^^ (recenairend?) verfahrt. Die letztern
habe ich mir langst bei demWort Kriticismus, mit dem sie selbst ihre Philosophie
bezeichnen, gedacht: sowie ich auch mit demWort SkSlrtpticismus nicht Systemdes
achten Prüfungsgeistes sondern (weil einmal die Wortform^cismusdurch die Ana-
logie von D^mtfcismusund, noch auffallender, von ^ Sophisticismus-welcheAusdruck
bloft nachAnalogie des Lauts gleichsamun^^^frlich geformt da ^Soph^istismus
schon denganzenBegriffausdrückt —zur Bezeichnungun&httr Uh^steme bestimmt
ist) den d^roati^cistischenSktpticismus bezeichnen mochte, der selbst nur eine Zweigdes
Dogmaticismus ist, indemer die Unmoglichkeit, die objectiveWahrheit zu erkennen,
dogmaticistisch behauptet. Daft man das der kritichen Philosophie auf der andern
Seite entgege^^setzte unachte Systemnicht durch D^rna^rnussonderndurch Dog-
mati^musbezeichnensollte, hat Herr Prof. Paulus (N. Theol.Jo^m. 1795. VI. Bd.
6. St.) gegen mich selbst mit Recht erinnert. Ich glaubte also in der Aufschrift
dieser Briefe auch denAusdruckD^ m atismusin D^roaticismus ve^ rwandelnzumüssen.
Da aber der HerrVerf. selbst in dieser zweiten Lieferung ^^^^^us und D< ogmati-
^cismusbestimmt unterscheidet, und sich zugleich zeigt. er D^roatismus und Krifi-
cismus als die beiden achten Systeme der Philosophie einander entgegensetzt: so
halte ich mich für verbunden, es hier zu sagen, daft ich jene Aenderung der
Ueberschrift ohne sein Vorwissen vorgenommen habe, und also alles Miftver-
standnift, das etwafür die Leser daraus entstanden sein konnte, auf meine Rech-
nung zuschreiben ist. (Anm. des Herausg. [Niethammer])
QUINTA CARTA 113

haber perdido todo interés para usted con respecto a sus obje­
ciones de entonces. Pero quizá pueda, repitiendo, despertar de
nuevo en usted al menos algún interés.
Dice usted: los intérpretes del criticism o afirman, al
menos en su mayor parte, que el dogmatismo está refutado
para siempre y suficientemente porque en la C rítica de la
razón pura son puestas en cuestión todas las pruebas teóricas
en favor de la exisltencia de un mundo objetivamente-inteli- [68]
gible '°3^ Pues lo característico del dogmatismo reside precisa­
mente en que cree encontrar por medio de la razón teórica lo
que, sin embargo, tras una investigación crítica de la facultad
de conocer, solo es posible [encontrar] por medio de la razón
práctica. El dogmatismo no podría nunca, por ello, avenirse a

fias porque nada afirma, en efecto, d^^áticamente (y por tal cosa entienden no
sólo lo que nosotros llamamos dogmaticista, sino en general toda afirmalción cate- [67]
g6rica o asertónca, ¡porque éstas suelen ser denominadas asimismo afirmaciones
d^^dticasí), sino que procede por completo de modo mico (¿recensionando?).
A estos últimos me los he representado desde hace mucho con la palabra criti­
cismo, con la que ellos mismos caracterizan su filosofía; asi como yo con la pala­
bra escepticismo tampoco querria caracterizar el sistema del auténtico espiritu de
examen, sino el escepticismod^^ático (puesto que la forma vocal cismo-por analo­
gía con dogmaticismo y, aún más llamativamente, con Sophisticismus98 (expresión que
se forma, digamos, no arbitrariamente tan sólo por analogía sonora, ya que
Sophistismus expresa ya el concepto completo)-esta destinada a la caracterización
de sistemas doctrinales falsos), [escepticismo] que es él mismo tan sólo una rama
del d^^aticismo, por cuanto afirma dogmaticistamente la imposibilidad de conocer la
verdad objetiva. Que se deba caracterizar el sistema falso en el lado opuesto al de
la filosofia critica no como dogmatismo, sino como dogmaticismo lo ha recordado
contra mi mismo el Prof. Paulus (N. Theol.Journ. 1795. vol. VI. Núm. 6").
Crei también por tanto tener que transformar en el epigrafe de estas cartas la
expresión d^^atismo en dogmaticismo. Pero puesto que en esta segunda entrega el
propio autor diferencia d^^atismo de d^^aticismo de modo preciso’°°, y se pone
de manifiesto a la vez que él contrapone dogmatismoj criticismo reciprocamente
como los dos auténticos sistemas de filosofía, me considero obligado a decir aqui
que yo practiqué ese cambio del titulo sin su previo conocimiento, y que por
tanto todo malentendido que pudiera haber surgido para el lector, tal vez, de
ahi. hayque cargarlo a mi cuenta. [N. del E. ,OI]
114 F.W.J. SCHELLING

mógens nur durch praktische móglich ist. Der Dogmatismus


konne sich daher nie zum Gebrauch praktischer Postúlate
bequemen, weil er eben damit aufhórte, Dogmatismus zu sein,
und nothwendig Kriticismus würde. Man konne also auch den
kritischen Philosophen vom dogmatischen gerade durch den
ausschliefienden Gebrauch praktischer Postulate unterschei-
den, weil dieser die speculative Vernunft herabzuwürdigen
glaubte, wenn er zu moralischen Glaubensgründen seine
Zuflucht nehmen müfite, u.s.w.
Sie haben vollkommen Recht, mein Freund, wenn Sie histo-
risch behaupten, dafi der grófite Theil kritischer Philosophen
den Uebergang vom Dogmatismus zum Kriticismus so leicht
findet; dafi er, um diesen Uebergang recht leicht und bequem
zu machen, die Methode praktischer Postulate als eine dem
Kriticismus ausschlieflend angehórige Methode betrachtet, und
dieses System schon durch den blofien Namen praktischer
Postulate von jedem andern hinlanglich unterschieden zu
haben glaubt, wobei man noch obendrein den Vortheil hat, dafi
man nicht nóthig findet, in den eigenthümlichen Geist praktischer
Postulate im System des Kriticismus tiefer einzudringen, weil
man die Methode an sich schon für unterscheidend genug halt.
Als ob nicht Methode gerade dasjenige ware, was selbst wider-
sprechenden Systemen gemein sein kann, und zweien einander
durchaus entgegengesetzten Systemen gemein sein mufite. —
Doch erlauben Sie mir, dafi ich etwas weiter zurückgehe.
Nichts scheint m ir auffallender zu beweisen, wie wenig der
grófiere Theil bisjetzt den Geist der Kritik der reinen Vernunft
gefafit hat, als jener beinahe allgemeine Glaube, dafi die Kritik
der reinen Vernunft nur Einem Systeme angehóre, da doch
gerade das Eigenthümliche einer Vernunftkritik das sein mufi,
kein System ausschliessend zu begünstigen, sondern vielmehr
den Kanon für sie alle entweder wirklich aufzustellen, oder
wenigstens vorzubereiten. Zu einem Kanon aller Systeme aber
QUINTA CARTA 115

hacer uso de postulados prácticos, porque precisamente asi


dejaría de ser dogmatismo, y devendría necesariamente criti­
cism o. Por tanto, se podria asimismo distinguir al filosofo
critico del dogmático justo por medio del uso exclusivo de
postulados prácticos, porque éste [último] creeria deshonrar a
la razón especulativa si tuviera que buscar refugio en razones
morales para creer, etc. 104
Tiene toda la razón, amigo mio, cuando afirma históricamente
que la mayor parte de los filósofos criticos encuentra tan fácü el
tránsito del dogmatismo al criticismo; que ellos, para llevar a
cabo este tránsito bien fácil y cómodamente, tratan al método
de los postulados prácticos com o un método perteneciente
exclusivamente al criticismo, y creen haber distinguido ya este sis­
tema suficientemente de cualquier otro por medio del m ero
nom bre de los postulados prácticos, con lo cual se tiene aún
encima la ventaja de que uno no se ve urgido a penetrar más
hondamente en el espíritu específico de los postulados prácticos en
el sistema del criticismo, porque ya se toma el método en si por
suficientemente distintivo. Corno si el método no fuera preci­
samente aquello que pudiera ser común incluso a sistemas que
se contradicen, y como si no tuviera que ser común a sistemas
opuestos absolutamente el uno al otro ... Pero permitame que
retroceda algo más.
Nada me parece demostrar de modo más llamativo cuán
poco la mayoria ha captado hasta ahora el espíritu de la Critica de
la razón pura que aquella creencia casi generalizada de que la
Critica de la razón pura sólo pertenece a un sistema, siendo que
precisamente lo especifico de una critica de la razón debe ser el
no favorecer exclusivamente ningún sistema, sino, más bien, o
establecer efectivamente el canon para todos ellos o al menos
prepararlo'05^ Ahora bien, a un canon de todos los sistemas,
empero, pertenece también, claro está, como parte necesaria,
la metodologia general; mas nada más triste puede ocurrirle
ii 6 F.W.J. SCHEWNG

gehort nun freilich als nothwendiger Theil auch die allgemeine


Methodologie: aber trauriger kann einem solchen Werk wohl
[691 nichts wiederfahren, als wenn man die I Methodologie, die es
für alie Systeme aufstellt, selbst für das System nimmt.
Es scheint anmafeend zu sein, nachdem man so lange über
den Zweck jenes grofeen Werks hin und her gestritten hat, noch
seine eigne Meinung darüber haben zu wollen. Aber vielleicht
lafet sich gerade jene Frage, die Gegnern und Freunden der
Kritik so viel zu schaffen machte, nur desto sichrer beantwor-
ten, je mehr man indefe von der Starke des ersten Eindrucks
zurückgekommen ist. Ist es doch kein so seltner Fall im mensch-
lichen Leben, dafe man die Aussicht auf einen künftigen Besitz
für den Besitz selbst nimmt!
Darf ich also Ihnen meine eigne Ueberzeugung ohne Anma-
feung mittheilen, so ist es die, dafe die Kritik der reinen V er-
nunft nicht bestimmt ist, irgend ein fystem —am allerwenigsten
aber das Mittelding von Dogmatismus und Kriticismus, ddas ich
in meinen vorigen Briefen zu charakterisiren versucht habe, —
ausschliefeend zu begründen. Vielmehr ist sie, so weit ich sie
verstehe, gerade dazu bestimmt, die Moglichkeit zwei einander
gerade entgegengesetzter Systeme aus dem Wesen der Vernunft
abzuleiten, und ein System des Kriticismus, (in seiner Vollen-
dunggedacht), so gut, als ein diesem System geradezu entgegen-
gesetztes System des Dogmatismus zu begründen.
Wenn die Kritik der reinen Vernunft gegen den Dogma­
tismus sprach, so sprach sie gegen den Dogmaticismus, d.h.
gegen ein solches System des Dogmatismus, das blindlings, und
ohne vorhergegangene Untersuchung des Erkenntnifevermogens
errichtet wird. Die Kritik der reinen Vernunft hat den Dogma­
ticismus gelehrt, wie er Dogmatismus, d.h. ein festbegründetes
System des objectiven Realismus werden konne. Vielleicht
urtheilen Sie zum Voraus schon, dafe diese Behauptung ganz
dem Geiste der Kritik zuwider sei, und Ihr Urtheil würde den
QUINTA CARTA 117

seguramente a una obra semejante que el que se tome la I meto­ [691


dología misma que establece para todo sistema por el sistema
• 106
mismo .
Parece arrogante, habiéndose discutido y vuelto a discutir
durante tanto tiempo sobre el fin de esa gran obra, querer aún
tener una opinión propia al respecto. Pero quizás precisa­
mente aquella pregunta, que a los detractores y partidarios de
la Crítica tanto ocupó, se pueda contestar solo con tanta mayor
seguridad cuanto más se haya uno distanciado, entre tanto, de
la intensidad de la prim era impresión. jNo es, en efecto, un
caso tan extraño en la vida humana el de que se tome la pers­
pectiva de una posesión futura por la posesión misma!
Si se me permite, pues, comunicarle mi propia convicción
sin arrogancia, [le diré que] es la de que la Crítica de la razón
pura no está destinada a fundar exclusivamente un sistema cual­
quiera —menos que nada, empero, el cruce107 de dogmatismo y
criticismo que en mis cartas anteriores he intentado caracteri­
zar. Más bien está destinada precisamente - e n la medida en
que la entiendo—a derivar de la esencia de la razón la posibili­
dad de dos sistemas abiertamente opuestos el uno al otro, y a
fundar un sistema de criticismo (pensado en su consumación)
tanto como un sistema, opuesto directamente a ese sistema, de
dogmatismo.
Cuando la Crítica de la razón pura habló contra el dogma­
tismo, lo hizo contra el dogmaticismo, esto es, contra un sis­
tema tal de dogmatismo que es erigido a ciegas y sin investiga­
ción previa de la facultad de conocer‘o8 La Crítica de la razón
pura ha enseñado al dogmaticismo cóm o puede llegar a ser
dogmatismo, esto es, un sistema bien fundado de realismo
objetivo. Quizájuzga usted ya de antemano que esa afirmación
es por completo contraria al espíritu de la Crítica, con un ju i­
cio que resultaría para la mayoría tanto más natural, I ya que, [701
como poco, [la afirmación] parece ser contraria a la letra de la
ii 8 F.W.J. SCHELLINO

[70] Meisten um so natürlicher scheinen, I da sie wenigstens dem


Buchstaben derselben entgegen zu sein scheint. Erlauben Sie mir
daher, dafi ich Sie auch zum Voraus nur an Einen Theil der Kritik
erinnere, der gerade bis jetzt, aller Streitigkeiten darüber unge-
achtet, am allerwenigsten aufgehellt ist: ich meine den Theil, der
von den Dingenansich handelt. Glaubt man, dafi die Kritik der rei­
nen Vernunft nur den Kriticismus begründen soll, so ist sie
gerade in diesem Punkte von dem Vorwurf der Inconsequenz, so
viel ich einsehe, schlechterdings nicht zu retten. Setzt man aber
voraus, dafi die Kritik der reinen Vernunft keinem Systeme aus-
schliefiend angehore, so wird man bald den Grund entdeckt
haben, warum sie die beiden Systeme des Idealismus und Rea-
lismus neben einander stehen liefi. Sie gilt namlich beiden, weil
sie dem System des Kriticismus so gut als dem des Dogmatismus
gilt, Kriticismus und Dogmatismus aber nichts anders sind, als
Idealismus und Realismus im System gedacht.* Wer mit Auf-
merksamkeit gelesen hat, was die Kritik über praktische Postulate
sagt, der hat gewifi sich selbst gestehen müssen, dafi sie für den
[7ii Dogmatismus ein Feld offen behalte, auf dem er sein Gebaube
sicher und dauer-lhaft aufführen konne? Wie viele vermeinte
Gegner des Kriticismus haben dies behauptet, haben eben des-
wegen, weil sie, so gut wie die Freunde desselben, am Aeufiern

• ImVorbeigehen gesagt glaube ich, man dürfte jene Namen nun bald abgehen
und an ihre Stelle bestimmtere treten lassen. Warum sollen wir nicht beide
Systeme sogleich durch ihren Namen - den Dogmatismus als des objectiven
Realismus. (oder des subjectiven Idealismus). den Kriticismus als ^ rstem des subjecti-
ven Rea/ismus (oder des objectiven Idealismus) bezeichnen? (Offenbar lafit die
Kritik der reinen Vernunft objectiven und subjectiven Realismus neben einan­
der bestehen. indem sie von Erscheinungen spricht. denen Dinge an sich zu
Grunde liegen.) —Es scheint ein sehr geringes Verdienst zu sein, die Termino-
logie zu verbessern. unerachtet für Viele oder sogar die Meisten an Worten
mehr hangt. als selbst an Begriffen. Ware nicht nach Erscheinung der Kritik
der Ausdruck: kritische Philosophie. Kriticismus; in Umlauf gekommen. so
ware man wohl früher von der Meinung zurückgekommen. daft die Kritik der
reinen Vernunft nur Ein System(das des sogenannten Kriticismus) begründe.
QUINTA CARTA 119

misma. Permítame por ello que le traiga a la memoria también


de antemano solo una parte de la Crítica, que hasta ahora precisa­
mente, a pesar de todas las disputas al respecto, está dilucidada
menos que ninguna otra; me refiero a la parte que trata de las
cosas en sf ’°9- Si se cree que la Crítica de la razón pura solo debe
fundar el criticismo, entonces, por lo que yo veo, no se puede
librar en absoluto, precisamente en este punto, de la crítica
por inconsecuencia nt\ Pero si se da por hecho que la Crítica de
la razón pura no pertenece exclusivamente a ningún sistema,
entonces se encontrará pronto la razon de por qué permite a
los dos sistemas del idealismo y el realismo existir el uno junto
al otro '"• Vale para ambos, por cierto, porque vale tanto para el
sistema del criticismo com o para el del dogmatismo, y criti­
cismo y dogmatismo no son otra cosa que idealismo y realismo
pensados en sistema *. Quien ha leído con atención lo que dice
la Crítica sobre postulados prácticos ha tenido que admitir
para sí, sin duda, que mantiene abierto un espacio para el dog­
matismo sobre el que podría levantar su edificio segura y
duralderam ente"5- Los muchos pretendidos detractores del 1711
criticismo que han afirmado esto, han afirmado —precisamente
porque se quedaron en lo externo del método de la misma
manera que los partidarios del mismo— que el criticismo se

Dicho sea de paso. creo que se podrían abandonar pronto aquellos nombres yen
su lugar dar entrada a otros mas determinados. ¿Por qué no debemos caracteri­
zar a ambos sistemas. de inmediato, por sus nombres: el dogmatismo como sis-
lemadel realismoobjetivo (o del idealismo subjetivo), el criticismo como sistemadel rea­
lismosubjetivo (o del idealismo objetivo)? (Manifiestamente la Crítica de la razón
pura deja existir al realismo objetivo y subjetivo el uno junto al otro. al hablar
de apariencias112a cuya base están cosas en sí"3). Parece un mérito muy pequeño
mejorar la terminología, a pesar de que para muchos. o incluso para la mayoría,
más depende de las palabras que hasta de los conceptos. Si no se hubiera puesto
en circulación tras la aparición de la Crítica la expresión «filosofía crítica», [o]
«criticismo», se hubiera abandonado antes seguramente la opinión de que la
Critica de la razón pura sólo funda unsistema (el del así llamado criticismo) "4.
120 F.W.J. SCHELLING

der Methode stehen blieben, behauptet, der Kriticismus unter-


scheide sich vom Dogmatismus einzig und allein durch eine ver-
schiedne Methode. Und was haben die sogenannten Anhanger
der kritischen Philosophie darauf geantwortet? Doch —auch sie
waren grofientheils bescheiden genug, anzuerkennen, dafi das
Unterscheidende ihres Kriticismus blofi in der Methode
bestehe, sie nur glauben, ^was der steife Dogmatiker zu wisn
vermeine: und der Hauptvortheil der neuen Methode —(um
mehr ist es ja nicht zu thun, als um solche Vortheile!) —einzig und
allein in dem starkern Einflufi bestehe, den die Lehren des Dog­
matismus durch sie auf die Moral bekommen.
Immerhin also mag unserm Zeitalter der Ruhm bleiben, dafi
es die neue Methode zum Behuf des Dogmatismus trefflich
angewandt habe: einem kommenden Zeitalter mag das Ver-
dienst aufbehalten werden, das entgegengesetzte System in sei-
ner ganzen Reinheit vollendet zu haben. Immerhin mogen wir
fortfahren, an einem Systeme des Dogmatismus zu arbeiten,
nur dafi uns keiner sein dogmatisches System für ein System des
Kriticismus verkaufe, defiwegen, weil er aus der Kritik der rei­
nen Vernunft den Kanon dazu entlehnt hat.
Die Kritik, die jene Methode der praktischen Postulate für
zwei ganz entgegengesetzte Systeme aufstellté, konnte unmoglich
über die blofie Methode hinausgehen, konnte, da sie für alle
Systeme hinreichend sein sollte, unmoglich den eigentlichen Geist
derselben im eiTl)J!lnen Systeme bestimmen. Sie mufite, um jene
Methode in ihrer Allgemeinheit zu erhalten, sie zugleich in
jener Unbestimmtheit erhalten, die keines von beiden Systemen
ausschlofi. Ja, dem Geist des Zeitalters gemafi, mufite sie von
Kant selbst eher auf das neu begründete System des Dogma­
tismus, als auf das von ihm zuerst begründete System des Kriti-
cismus angewandt werden.
Die Kritik der reinen Vernunft (erlauben Sie, dafi ich in
meinen Schlüssen noch weiter gehe) — ist ebendefiwegen das
QUINTA CARTA 121

diferencia del dogmatismo única y exclusivamente por un dis­


tinto m étodo. ¿ Y que han contestado a eso los así llamados
seguidores de la fUosofia critica? Si, también ellos fueron en su
mayoria suficientemente modestos como para reconocer que lo
distintivo de su criticismo consistia meramente en el método,
que ellos creen tan solo aquello que el rigido dogmático”6 ima­
gina saber: y que la ventaja principal del nuevo método —¡no
im portan, en efecto, más que tales ventajas!— consiste única y
exclusivamente en el más poderoso influjo que alcanzan por su
medio las doctrinas del dogmatismo sobre la m oral"7^
Asi pues, puede quedarle a nuestra época, de todos modos,
la fama de haber aplicado con acierto el nuevo método en
beneficio del dogmatismo; [y] a una época venidera le puede
ser reservado el mérito de haber llevado a cumplimiento el sis­
tema opuesto en toda su pureza. Podemos, de todos modos,
continuar trabajando en un sistema de dogmatismo, pero que
no nos venda nadie su sistema dogmático com o si de un sis­
tema de criticism o se tratara en virtud de que haya tomado
prestado de la Critica de la razón pura el canon para él”\
No era posible que la Critica, que estableció aquel método
de los postulados prácticos para dos sistemas enteram ente
opuestos, fuera más allá del mero método; no era posible —ya
que debia ser suficiente para todos los sistemas—que definiera
el especifico espiritu del mismo en el sistema particular. Tenia,
para conservar aquel método en su generalidad, que conser­
varlo a la vez en aquella indeterminación que no excluia nin­
guno de los dos sistemas. Si, conforme al espiritu de la época
tenia que ser aplicado por Kant mismo más bien al refundado
sistema del dogmatismo que al sistema del criticismo fundado
por primera vez por él.
La Critica de la razón pura (permita que prosiga con mis
inferencias) es la única obra de su especie, precisamente I p o r­ [721
que vale para todos los sistemas o —puesto que todos los demás
124 F.W.J. SCHELUNG

durchaus entgegengesetzte Systeme giebt, so kann die Methode


praktischer Postúlate unmoglich dem Einen ausschliefiend
angehoren: denn die Kritik der r. V. hat zuerst aus der Idee von
System überhaupt bewiesen, dafi kein System — mog’ es auch
Namen haben, welchen es wolle —in seiner Vollendung Gegen-
[73] stand des Wíssens, sondern I nur Gegenstand einer praktisch-
nothwendigen, aber —unendlichen Handlung sei. Was die Kritik d.
r. V. aus dem Wesen der Vernunft ableitet, das hatte schon vor-
her jede Philosoph, der durch die regulative Idee von System
geleitet ^ r d e , vielleicht ohne sich den Grund davon deutlich
zu denken, von selbst bei Errichtung seines Systems angewandt.
Vielleicht erinnern Sie sich unsrer Frage: warum Spinoza
seine Philosophie in einem System derEthik vorgetragen habe?
Umsonst hat er es gewifi nicht gethan. Von ihm kann man
eigentlich sagen: „er lebte in seinem System." Aber gewifi dacht’
er sich auch mehr darunter, als nur ein theoretisches Luftge-
baude, in dem ein Geist wie der seinige wohl schwerlich die
Ruhe und den ,,Himmel im Verstande" gefunden hatte, in dem er so
sichtbar lebte und webte.
Ein ¡ystem des Wissens ist nothwendig entweder Kunststück,
Gedanken-Spiel, (Sie wissen, dafi dem ernsten Geiste jenes
Mannes nichts mehr zuwider war;) —oderes mufi Realitat erhal-
ten, nicht durch ein theoretisches, sondern durch ein praktisches,
nicht durch ein erkennendes, sondern durch ein productives, reali-
sirendes Vermogen, nicht durch Wíssen, sondern durch Handeln.
,,Aber eben ^ m, wird man sagen, sei Unterscheidende des
Dogmatismus, dafi er mit blofiem Gedankenspiel sich beschaf-
tige." Ich weifi wohl, dafi dies allgemeine Sprache gerade derje-
nigen ist, die bisjetzt fortgefahren haben, aufKantische Rech-
nung zu dogmatisiren. Allein ein blofies Gedankenspiel gibt
niemals ein System. — „Eben das wollten wir, es soll kein System
des Dogmatismus geben: das einzige mogliche System ist das des
Kriticismus." Was mich betrifft, ich glaube es giebt ein System
QUINTA CARTA 125

no es posible que el método de los postulados prácticos perte­


nezca a uno exclusivamente: pues la Crítica de la r. p. ha
demostrado por prim era vez a partir de la idea de sistema en
general que ningún sistema -tenga los nombres que tenga- es
en su consumación objeto del saber, sino I solo objeto de una 1731
acción prácticamente necesaria, pero... infinita. Lo que la C rí­
tica d. l. r. p. deriva de la esencia de la razón ya lo había apli­
cado antes por sí mismo, en la erección de su sistema, todo
filósofo que fue guiado por la idea regulativa de sistema, [aun­
que] quizá sin representarse el fundamento de ello claramente.
Quizá se acuerde usted de nuestra pregunta: ¿por qué ha
presentado Spinoza su filosofía en un-sistema de etica?'24 Gier-
tarnente no lo ha hecho sin motivo. De él se puede decir con
propiedad: «vivía en su sistem a». Pero sin duda él entendía
por ello algo más que un m ero edificio de aire teórico, en el
que un espíritu com o el suyo bien difícilmente hubiera encon­
trado la calma y el « cielo en el entendimiento> '*5 en que tan visible­
mente vivía y se movía 126.
Necesariamente un sistema del saber o es artificio, juego
mental (usted sabe que nada era más contrario al espíritu grave
de aquel hom bre) ... o tiene que lograr realidad '21, [y] no por
m edio de una facultad teórica, sino de una práctica, no por
medio de una facultad cognoscitiva, sino de una productiva, rea-
/i&twa. no por medio del saber, sino del actuar'**•
«Pero eso precisamente, se dirá, es lo distintivo del dogma­
tismo, que se ocupa con meros juegos mentales». Sé bien que
éste es el lenguaje general precisamente de aquellos que han con­
tinuado hasta ahora dogmatizando a cuenta de Kant. Sólo que
un merojuego mental no reporta nunca un sistema... «Justo eso
es lo que queríamos, no debe haber ningún sistema de dogma­
tismo: el único sistema posible es el del criticismo » . Por lo que a
mí respecta creo que hay un sistema de dogmatismo tanto como
hay un sistema de criticismo. Incluso creo haber encontrado en
122 F.W.J. SCHELLING

[72] einzige Werk in ihrer Art, l weil sie für alie Systeme —oder, da
alie übrige Systeme nur mehr oder minder getreu Nachbildun-
gen der beiden Hauptsysteme sind - für beide Systeme gilt,
wahrend jeder über blofie Kritik hinausgehende Versuch nur
Einem von beiden Systemen angehoren kann.
Die Kritik der reinen Vernunft, als solche, mufi ebendefi-
wegen unumstofilich und unwiderlegbar sein, wahrend jedes
System, wenn es diesen Namen verdient, durch ein nothwendig
entgegengesetztes widerlegbar sein mufi. Die Kritik der r. V.
wird, so lange es Philosophie gibt, als die Einzige da stehen,
wahrend jedes Qistem sich gegenüber ein anders dulden wird, das
ihm geradezu entgegengesetzt ist. Die K r. der r. V. ist unbe-
stechlich durch Individualitat, und ebendefiwegen für alle
Systeme gültig, wahrend jedes Qistem den Stempel der Individu-
alitat an der Stirne tragt, weil keines anders als praktisch, (d.h.
subjectiv), vollendet werden kann. Je mehr sich eine Philoso­
phie dem System annahert, desto mehr Antheil hat die Freiheit
und Individualitat daran, desto weniger .¿Anspruch auf Allgemein-
gültigkeit kann sie machen.
Die Kritik der reinen Vernunft allein ist oder enthalt die
eigentliche Wissenschaftslehre, weil sie für alle Wissenschaft gültig
ist. Immerhin mag die Wissenschaft zu einem absoluten Princip
aufsteigen; und wenn sie zum Qistem werden soll, muf sie dies
sogar. Aber die Wissenschaftslehre kann unmoglich Ein absolutes
Princip aufstellen, um dadurch zum Qistem (im engern Sinne des
Worts) zu werden, weil sie - nicht ein absolutes Princip, nicht
ein bestimmtes, vollendetes System, sondern - den Kanon für
alle Principien und Systeme enthalten soll. Doch es ist Zeit, von
unsrer Ausschweifung zurückzukehren.
Ist die Kritik der reinen Vernunft Kanon aller moglichen
Systeme, so mufite sie auch aus der Idee von System überhaupt,
nicht aus der Idee eines bestimmten Systems die Nothwendigkeit
praktischer Postulate ableiten. Wenn es daher zwei einander
QUINTA CARTA 123

sistemas son solo reproducciones más 0 menos fieles de los dos


sistemas principales—para los dos sistemas, mientras que todo
intento que va más allá de la mera critica solo puede pertenecer
a uno de los dos sistemas.
La Critica de la razón pura, como tal, tiene que ser, precisa­
mente por eso, irrebatible e irrefutable, mientras que todo
sistema, si merece este nom bre, tiene que ser refutable por
o tro necesariamente opuesto. La C ritica de la r. p. '‘9, mientras
haya filosofía lao, existirá com o la única, mientras que todo sis­
tema tolerará frente a si otro que le sea directamente opuesto.
La Cr. de la r. p. no es susceptible de corrupción por la indi­
vidualidad, y, precisamente por ello, es válida para todo sis­
tema, mientras que todo sistema lleva el sello de la individuali­
dad en la frente, porque ninguno puede ser llevado a
cum plim iento sino prácticamente (esto es, subjetivamente).
Cuanto más se aproxim a una filosofía al sistema, más parte
tiene ahí la libertad y la individualidad, menos puede reclamar vali­
dez genera1121.
La Crítica de la razón pura sola es o contiene la auténtica
doctrina de la ciencia, porque es válida para toda ciencia ,22^ Por
supuesto, la ciencia puede ascender a un principio absoluto; y si
debe llegar a sistema, tiene incluso que hacerlo123^ Pero no es
posible que la doctrina de la ciencia establezca un principio absoluto,
para por este medio llegar a sistema (en un sentido más estricto
de la palabra), porque debe contener - n o un principio abso­
luto, no un sistema determinado, consumado, sino—el canon
de todos los principios y sistemas. Mas es hora de volver de
nuestra digresión.
Si es la Crítica de la razón pura canon de todos los sistemas
posibles, entonces tuvo, asimismo, que derivar la necesidad de
postulados prácticos a partir de la idea de sistema engeneral, [y]
no a partir de la idea de un sistema determinado. Si hay, por ello,
dos sistemas absolutamente opuestos el uno al otro, entonces
F.W.J. SCHELLING

des Dogmatismus so gut, als es ein System des Kriticismus giebt.


Sogar glaube ich, im Kriticismus selbst die Auflósung des Rath-
sels gefunden zu haben, warum diese beiden Systeme nothwen-
dig neben einander bestehen müssen, warum es, so lange noch
endliche Wesen existiren, auch zwei sich geradezu entgegen-
gesetzte Systeme geben m u i warum endlich kein Mensch sich
[741 von irgend I einem System anders, als nur pmktisch d.h. dadurch,
dafi er eins von beiden insich selbst realisirt, überzeugen kónne.
Ich glaube daher auch erklaren zu kónnen, warum einem
Geiste, der sich selbst frei gemacht hat, und der seine Philoso-
phie nur sich selbst verdankt, nichts unertraglicher sein m u i
als der Despotism enger Kópfe, die kein anders System neben
dem ihrigen dulden konnen. Nichts emport den philosophi-
schen K opf mehr, als wenn er hórt, dafi von nun an alle Philo-
sophie in den Fesseln eines einzelnen Systems gefangen liegen
soll. Nie hatte er sich selbst grófier gefühlt, als da er eine
Unendlichkeit des Wissens vor sich erblickte. Die ganze Erha-
benheit seiner Wissenschaft bestand eben darinn, dafi sie nie
vollendet sein würde. In dem Augenblicke, da er selbst sein
System vollendet zu haben glaubte, würde er sich selbst uner-
traglich werden. E r hórte in dem Augenblick auf, Schópfer zu
sein, und sanke zum Instrument seines Systems herab . * -W ie
viel unertraglicher noch müfite ihm der Gedanke sein, wenn
ein Andrer ihm so etwas aufdringen wollte?
Die hóchste Würde der Philosophie besteht gerade darinn,
dafi sie alles von der menschlichen Freiheit erwartet. Nichts kann
daher verderblicher für sie sein, als der Versuch, sie in die

So lange wir im Realisiren unsers Systems begriffen sind, findet nur proktische
Gewiftheit desselben statt. Unser Streben, es zu vollenden, realisirt unser Wis-
sen von ihm. Hatten wir in irgend einem einzelnen Zeitpunkte unsre ganze
Aufgabe gelost, so würde das System Gegenstand des Wissens, und hórte eben
damit auf. Gegenstand der Freiheit zu sein.
QUINTA CARTA 127

el criticismo mismo la solución al enigma de por qué tienen que


estos dos sistemas el uno junto al otro de modo nece^fío, de
por qué, mientras existan seres finitos, tiene que haber también
dos sistemas directamente opuestos: de por qué, en fin, ningún
hombre puede convencerse de un sistema I cualquiera si no es [741
sólo de modoprcictico, es decir, realizando uno de los dos en si mismo.
C reo por ello poder explicar también por qué a un espí­
ritu que se ha hecho libre a sí mismo, y que debe su filosofía
solo a sí mismo, nada le puede ser más insoportable que el
despotismo de mentes estrechas que no pueden tolerar n in -
glin o tro sistema junto al suyo. Nada subleva más a la mente
filosófica que oír que a partir de ahora toda filosofía debe
yacer presa de las cadenas de un único sistema. Nunca se
había [esa mente] estimado en tanto com o cuando contem ­
pló una infinitud del saber ante sí129^Toda la sublimidad de
su ciencia consistía precisamente en que nunca sería consu­
mada. En el m om ento en que creyera haber consumado su
sistema, vendría ella misma a ser insoportable para sí misma.
Dejaría de ser en ese m om ento creadora, y se rebajaría a ins­
trum ento de su sistema '3°* ... ¿ Cuánto más insoportable aún
tendría que ser para ella este pensamiento si otro quisiera
im ponerle algo así?
La suprema dignidad de la filosofía consiste precisamente
en que ella lo espera todo de la libertad humana. Nada puede ser
para ella más perjudicial, pues, que el intento de sujetarla por
la fuerza a los límites de un sistema de general validez teórica 132^
Quien se propone esto puede ser una mente aguda, pero el

Mientras nos hallamos en el proceso de realización de nuestro sistema tiene


lugar solo una certeza prictica respecto a <!1. Nuestro esfuerzo131por consumarlo
realiza nuestro saber de el. Si hubiéramos concluido con nuestra entera tarea en
un instante singular cualquiera, el sistema hubiera devenido objeto del saber. y
justo por eso habría dejado de ser objeto de Ia lilwrtad.
128 F.W.J. SCHELLING

Schranken eines theoretisch-allgemeingültigen Systems zu


zwangen. Wer so etwas unternimmt, mag ein scharfsinniger
K opf sein, aber der achte kritische Geist ruht nicht auf ihm.
Denn dieser geht eben darauf, die eitle Demonstrirsucht nieder
zu schlagen, um die Freiheit der Wissenschaft zu retten.
Wie unendlich mehr Verdienst um wahre Philosophie hat
daher der Skeptiker, der jedem allgemeingültigen System zum
Voraus den Krieg ankündigt. Wie unendlich mehr als der Dog-
maticist, der von nun an alle Geister auf das Symbol einer theo-
[75] retischen Wissenschaft schworen lafit. So I lange jen er in seinen
Granzen bleibt, d.h. so lange er nicht selbst Eingriffe ins Gebiet
menschlicher Freiheit wagt, so lange er an unendliche Wahrheit,
aber auch nur an unendlichen Genuf derselben, an progressive
selbst errungne selbsterworbne Wahrheit glaubt, wer würde da
nicht in ihm den achten Philosophen* verehren?

Philosophie. ein treffliches Wort! Mag man demVerf. eine Stimme einráumen. so
stimmt er für Beibehaltung des alten Worts. Denn so viel er einsieht. wird unser
ganzes Wissen immer Philosophie bleiben. d.h. immer nur fortschreitendes
Wissen. dessen hohere oder niedrere Grade. wir nur unsrer Líete zur Weisheit.
d.h. unsrer Freiheit verdanken. — allerwenigsten wünschte er dies Wort
durch eine Philosophie verdrungen, die es zuerst unternommen hat. die Frei­
heit im Philosophiren gegen die Anmafiungen des Dogmaticismus zu retten.
durch eine Philosophie. die selbsterrungne Freiheit des Geistes voraussetzt.
und defiwegen fürjeden Sklavendes Systems —ewig unverstándlich sein wird.
QUINTA CARTA 129

autentico espíritu del criticismo no mora en él'33- Pues éste con­


duce precisamente a vencer el vano afán por dem ostrar para
salvaguardar la libertad de la ciencia 13^
Cuánto más mérito —infinitamente m ás- con respecto a la
verdadera filosofía tiene, por ello, el escéptico, que declara la
guerra de antemano a todo sistema con validez general ^
Cuánto más —infinitamente m ás- que el dogmaticista, que a
partir de ahora hace jurar a todos los espíritus el símbolo ‘36 de
una ciencia teórica. Mientras I aquél permanece dentro de sus [751
límites, es decir, mientras él mismo no se aventura a injeren­
cias en el terreno de la libertad humana, mientras cree en la
infinita verdad, pero también solo en el infinitogo;:.o> de la misma,
en la verdad ganada, adquirida por sí mismo paulatinamente,
¿quién no honraría ahí, en él, al auténtico filósofo*?

¡Filosofía, una palabra acertada! Si se le concede voz yvoto al autor, opta por la
conservación de Iavieja palabra'". Pues hasta donde entiende, nuestro entero
saber seguirá siendo siemprefilosofa, esto es. siempre sólo saber en progreso,
cuyo mayor o menor grado tenemos que agradecer sólo a nuestro amor por la
sabiduría138, esto es, a nuestra libertad... Menos que nada desearía [el autor]
desbancar esta palabra por medio de una filosofía que se ha propuesto por pri­
mera vez salvaguardar la libertad en el filosofar contra las pretensiones del dog-
maticismo'", por medio de una filosofía que presupone la libertad del espíritu
por sí mismo ganada, ypor ello sera, para todo esclavo del sistema, eternamente
incomprensible.
SECHSTER BRIEF

Mein Grund für die Behauptung, dafi die beiden sich durch-
aus entgegengesetzten Systeme, Dogmatismus und K riti-
cismus, gleich moglich sind, und dafi beide so lange neben
einander bestehen werden, als nicht alie endliche Wesen auf
derselben Stufe von Freiheit stehen, ist kurz gesagt dieser: dafi
beide Systeme dasselbe Problem haben, dieses Problem aber
schlechterdings nicht theoretisch, sondern nur praktisch, d.h.
durch Freiheit gelost werden kann. Nu1;1 sind nur zwei Losun-
gen desselben moglich: die eine führt zum Kriticismus, die
andre zum Dogmatismus.
Welche von beiden wir wahlen, dies hangt von der Freiheit
des Geistes ab, die wir uns selbst erworben haben. W ir müssen
das sein, wofür wir uns theoretisch ausgeben wollen, dafi wir es
[761 aber seien, davon kann uns nichts, I als unser Streben, es zu wer­
den, überzeugen. Dieses Streben realisirt unser Wissen vor
uns selbst: und dieses wird eben dadurch reines Product unsrer
Freiheit. W ir müssen uns selbst da hinauf gearbeitet haben,
von wo wir ausgehen wollen: „hinaufvernünfteln" kann sich der
Mensch nicht, noch durch Andre dahin vernünfteln lassen.
SEXT A CARTA

La razón de mi afirmación de que los dos sistemas contrapues­


tos absolutamente, dogmatismo y critieismo, son igualmente
posibles, y de que ambos persistirán el uno junto al otro mien­
tras no estén todos los seres finitos al mismo nivel de libertad,
es, dicho brevemente, ésta: que ambos sistemas tienen el mismo
problema, pero este problema no se puede resolver teórica­
mente en absoluto, sino sólo prácticamente, esto es, por medio de
libertad 1+°- A hora bien, sólo son posibles dos soluciones del
mismo: una conduce al criticismo, la otra al dogmatismo.
Cuál de las dos elegimos, eso depende de la libertad de espí­
ritu que hemos adquirido por nosotros mismos 1*'• Tenemos
que ser aquello de lo que queremos dárnoslas teóricamente,
pero de que lo seamos no nos puede I convencer sino nuestro 1761
esfuerzo por llegar a serlo. Este esfuerzo realiza nuestro saber
ante nosotros mismos; y éste resulta, justo por eso, puro pro­
ducto de nuestra libertad. Tenemos que alzarnos a nosotros
mismos, con trabajo, hasta el lugar de donde queremos partir:
<<a/zarseporraciocinios>> 142 no puede el hombre, y tampoco dejarse
llevar por otros hasta allí raciocinando.
132 F.W.J. SCHELLING

Ich behaupte, dafi Dogmatismus und Kritizismus beide


dasselbe Problem haben.
Was dieses Problem sei, ist schon in einem meiner vorigen
Briefe gesagt. Es betrifft namlich nicht das Sein eines Absolu-
ten überhaupt, weil über das Absolute selbst als solches kein
Streit moglich ist. Denn im Gebiete des Absoluten selbst gel-
ten keine andre als blofi analytische Satze, hier wird kein
andres Gesetz, als das der Identitat befolgt, hier haben wir mit
keinem Beweisen, sondern nur mit Analysen, nicht mit
mittelbarer Erkenntnifi, sondern nur mit unmittelbarem
Wissen zu thun —kurz hier ist alles begreiflich.
Kein Satz kann seiner Natur nach grundloser sein, als der,
der ein Absolutes im menschlichen Wissen behauptet. Denn
eben, weil er ein Absolutes behauptet, kann von ihm selbst
weiter kein Grund angegeben werden. Sobald wir ins Gebiet
der Beweise treten, treten wir auch ins Gebiet des Bedingten *,

• Unbegreiflich beinahe scheint es, dafc man bei der Kritik der Beweise für
das Dasein Gottes so lange die einfache, begreifliche Wahrheit übersehen
konnte. da&vom Dasein Gottes nur ein ontologischer Beweis moglich ist.
Denn, wenn ein Gott ist, so kann er nur sein, weil er ist. Seine Existenz und
sein Wesen müssen identisch sein. Ebendefcwegen aber, weil man den Beweis
für das Sein Gottes nur aus diesem Sein führen kann, ist dieser Beweis des
Dogmatismus im eigentlichen Sinn kein Beweis, und der Satz: Es ist ein
Gott; der unbewiesenste. unbeweisbarste, grund/osesfe Satz, so grundlos. als
[77] der oberste Grundsatz des I Kriticismus: Ich bin! —Aber noch unertrag-
licher wird dem denkenden Kopf das Gerede von Beweisen des Daseins Got­
tes. Als ob man ein Sein, das nur durch sich selbst, nur durch seine absolute
Einheit begreiflich sein kann, wie einen vie/seitigen —historischen —Satz von
allen moglichen Seiten her —wahrschein/ich machen konnte. —Wie mu&te es
wohl Manchem zu Muthe sein, wenn er ungefahr Ankündigungen wie fol-
gende. las: Versucheines neuenBeweisesfür’sDasein Gottes! Als ob man über Gott
Versuche anstellen und alle Augenblicke etwas neues entdecken konnte! Der
Grund solcher im hochsten —denkbaren Grade unphilosophischer Versu­
che lag, wie der Grund alles unphilosophischen Verfahrens. in der Unfa-
higkeit, (vom blofi-empirischen) zu abstrahiren: nur gerade in diesem
SEXTA CARTA 133

M irm o que dogmatismo y criticismo tienen ambos el mismo


problema.
Cuál es este problema está dicho ya en una de mis cartas
anteriores. A saber: no afecta al ser de un Absoluto en gene­
ral, porque sobre lo Absoluto mismo como tal no es posible
disputa alguna. Pues en el terreno de lo Absoluto mismo no
tienen valor sino proposiciones meramente analíticas, no es
seguida ahi ninguna otra ley que la de la identidad, no nos las
habernos ahí con ningtin demostrar, sino solo con análisis, no
con conocim iento mediato, sino solo con saber inm ediato...
brevemente: ahí todo es comprensible '+3-
Ninguna proposición, según su naturaleza, puede ser más
carente de fundamento que la que afirma un Absoluto en el saber
hum ano. Pues precisamente porque afirma un Absoluto, no
puede ser indicado ningún fundamento ulterior de ella
misma ‘++^ Tan pronto como entramos en el terreno de las
pruebas, entramos asimismo en el terreno de lo condicionado*,

Parece casi incomprensible que se pudiera en la critica de las pruebas de la exis­


tencia'45de Dios pasar por alto tanto tiempo la comprensible verdad de que de
la existencia de Dios solo cabe una prueba ontológica146. Pues si un Dios es, solo
puede ser porqueel es. Su existencia ysu esencia tienen que ser idénticas. Pero pre­
cisamente porque la prueba del ser de Dios sólo puede hacerse apartirde este ser.
no es esta prueba del dogmatismo, en sentido propio. prueba alguna'", y la
proposición: «Un Dios es>!>, es la proposición menos demostrada, mas inde­
mostrable. mciscarentedefondamentode todas: ¡tan sin fundamento como la propo­
sición fundamental suprema del l criticismo: «Yo soy»!'48 [77]
Pero mas insoportable para la mente pensante resultan las habladurías sobre
pruebas de la existencia de Dios. Corno si un ser que puede ser concebible
sólo por medio de sí mismo, sólo por medio de su absoluta unidad. pudiera
hacerse verosímil, al modo de una proposición polifacética, histórica, desde
todos sus aspectos posibles'”... ¡Cómo iba a sentirse muy bien quien leyera
anuncios parecidos al siguiente: Ens<!JOdeunanuevapruebade/aexistenciadeDios!
¡Como si con Dios se pudieran hacer ensayos y en todo momento se pudiera
descubrir algo nuevo sobre él! El fundamento de tales ensayos. afilosóficos
en el mayor grado pensable, como el fundamento de todo proceder afilosó-
134 F.W.J. SCHELLING

und umgekehrt, so wie wir ins Gebiet der Bedingten treten,


[771 I treten wir auch ins Gebiet der philosophischen Probleme.
Wie unrecht würde man Spinoza thun, wenn m an glaubte,
ihm sei es in der Philosophie einzig und allein um die analy-
tischen Satze zu thun gewesen, die er als Fundament seines
Systems aufstellt. Man fühlt es recht gut. wie wenig er selbst
damit gethan zu haben glaubte: ihn drückte ein anders Rath-
[781 sel, das I Rathsel der Welt, die Frage: Wie das Absolute aus

Falle. in der Unfahigkeit zur reinsten. hochsten Abstraction. Man dachte


sich Gottes Sein nicht als das absolute Sein. sondern als ein Dasein, das nicht
durch sichselbst, sondern nur in sofern absolut ist, als man über ihm kein
hoheres weifc. Dies ist der empirische Begriff. den jeder der Abstraction
unfahige Mensch von Gott sich bildet. Um so mehr blieb man bei diesem
Begriff stehen, als man sichforchtete. mit der reinen Idee des absoluten Seins
auf einen Spinozischen Gott zu gerathen. Was mochte auch mancher Philo-
soph. der, um den Graueln des Spinozismus zu entgehen, mit einem empi-
risch-existirenden Gott zufrieden war, gedacht haben, daft Spinoza als erstes
Prinzip aller Philosophie einen Satz aufstellte, den er selbst nur als Resultat
der mühsamsten Beweise am Ende seines Systems aufstellen konnte! Aber er
wollte auch die Wírklichkeit eines Gottes beweisen, (was nur synthetisch
geschehen kann,) da Spinoza ein absolutes Sein. nicht bewies sondern,
schlechthin behauptete. Auffallend genug ist es. daft die Sprache I schon so
genau zwischen dem Wirklichen (dem. das in der Empfindung vorhanden ist.
was auf mich wirkt, und worauf ich zurückwirke) dem Daseienden. (das über-
haupt da. d.h. in Raum und Zeit ist) und dem Seienden, (das schlechthin von
aller Zeitbedingung unabhangig- durch sich selbst, ist) unterschieden hat.
Wie konnte man aber bei der volligen Vermischung dieser Begriffe Cartes s
und Spinoza’s Sinn auch nurvon ferne ahnen? Wahrend jene vom absolu-
ten Sein sprachen, schoben wir unsre crasse Begriffe von Wirklichkeit. und
wenns hoch kam, den reinen. aber doch nur in der Erscheinungswelt gülti-
gen. aüfter ihr aber schlechterdings leeren Begriff von Dasein unter. —Wah-
rend unser empiristisches Zeitalter jene Idee ganz verloren zu haben schien,
lebte sie doch noch in Spinoza's und Cartes’s Systemen; und in Plato's
unsterblichen Werken als die heiligste Idee des Alterthums. ( t ódv), fort;
aber unmoglich ware es nicht, da& unser Zeitalter, wenn es sich je wieder zu
jener Idee erheben sollte. in seinem stolzen Wahne glaubte. dafc vorher nie
etwas dergleichen in eines Menschen Sinn gekommen sei.
SEXTA CARTA 135

y a la inversa, en cuanto entramos en el terreno de lo condicio­


nado '58, I entramos asimismo en el terreno de los problemas [771
filosóficos. Qué injusticia se le haría a Spinoza si se creyera que
a él le importaban en la filosofía, única y exclusivamente, las
proposiciones analíticas que estableció como fundamento de su
sistema. Se nota pero que muy bien cuán poco creyó él mismo
haber hecho con eso: le oprim ía o tro enigm a, el l enigma [781

fico, residió en la incapacidad de abstraer (de lo meramente empírico); en


este caso preciso en la incapacidad para la mas pura. para la suprema abstrac­
ción. El ser de Dios era imaginado no como el ser absoluto, sino como una
existencia que no es absoluta por sí misma, sino sólo en la medida en que no se
conoce nada mas alto que ella. Este es el concepto empírico que se forma de
Dios todo hombre incapaz de abstracción. Tanto mas se detuvo uno en este
concepto cuanto que con la idea pura del ser absoluto se temía ir a parar a
un Dios spinozista'". ¡Qué pudo haber pensado el filósofo que para escapar
del horror del spinozismo se contentó con un Dios empíricamente exis­
tente. sino que Spinoza estableció como primer principio de toda filosofía una
proposición que él personalmente sólo podía establecer al final de su sistema
como resultado de las mas arduas pruebas! Pero tal filósofo quería ademas
demostrar la realidadefectiva de un Dios (lo cual sólo puede ocurrir sintética­
mente), ya que Spinoza -no demostró, sino que- afirmó sin mas un ser
absoluto1'3. Harto llamativo es que la lengua I haya distinguido ya con tanta
precisión entre lo efectivamentereal Oo presente en la sensación, que actúa
sobre mí y sobre lo cual yo reacciono). lo existente (que esta ahí engeneral, esto
es, en el espacio y el tiempo) y lo que es (que es independiente sin mas de
toda condición temporal. [que es) por sí mismo)"'. ¿Cómo se pudo
barruntar. empero, con la completa confusión de estos conceptos, el pensa­
miento de Descartes y Spinoza. siquiera de lejos? Al hablar éstos del ser
absoluto, supusimos nuestros crasos conceptos'" de la realidad efectiva, y a
lo sumo el puro concepto de existencia -puro pero de hecho sólo valido en el
mundo fenoménico, vacío absolutamente fuera de el. —Mientras nuestra
empirista'" época parecía haber perdido del todo aquella idea, continuaba
viviendo aun, no obstante. en los sistemas de Spinoza y Descartes'6*; y como la
idea mas sagrada de la Antigüedad ( tó o v) en las inmortales obras de Platón'";
mas imposible no seria que nuestra época, si fuera a elevarse alguna vez de nuevo
a aquella idea, creyera en su orgullosa demencia que nunca antes algo parecido
ha llegado a la mente de un hombre.
F.W.J. SCHELLINO

sich selbst herausgehen und eine Welt sich entgegensetzen


konne?*
Eben dieses Rathsel drückt den kritischen Philosophen.
Seine Hauptfrage ist nicht die: wie analytische, sondern, wie
[7?1 synthetische Satze moglich I seien. Ihm ist nichts begreiflicher,
als eine Phüosophie, die alies aus unserm Wesen selbst erklart,
nichts unbegreiflicher, als eine Philosophie, die über uns selbst
hinausgeht. Ihm ist das Absolute in uns begreiflicher, als alles
andre, aber unbegreiflich, wie wir aus dem Absoluten heraus
gehen, um uns etwas schlechthin entgegen zu setzen — das
Begreiflichste, wie wir alles blofi nach dem Gesetz der Identitat
bestimmen, das Rathselhafteste, wie wir irgend etwas noch über
dieses Gesetz hinaus bestimmen konnen.
Diese Unbegreiflichkeit ist, so viel ich einsehe, für den
Kriticismus so gut wie für den Dogmatismus theoretisch
unaufloslich.
Zwar kann der Kriticismus die Nothwendigkeit syntheti-
scher Satze für das Gebiet der Erfahrung beweisen. Allein was ist
damit in Rücksicht au fjen e Frage gewonnen? Ich frage aufs
neue, warum giebt es überhaupt ein Gebiet der Erfahrung?
Jede Antwort, die ich darauf gebe, setzt das Dasein einer
Erfahrungswelt selbst schon voraus.- Um also diese Frage
beantworten zu konnen, müfiten wir vorerst das Gebiet der
Erfahrung verlassen haben: hatten wir aber einmal jenes
Gebiet verlassen, so würde die Frage selbst wegfallen. Also
kann auch diese Frage nicht anders, als nur so aufgelost wer-
den, wie Alexander den Gordischen K noten aufloste, d.h.
dadurch, dafi wir die Frage selbst aufheben. Sie ist also

Diese Frage ist mit Absicht so ausgedrückt. Der Verf. weift es, daft Spinoza nur
eine immonente Causalitat des absoluten Objects behauptet. Ab.or es wird sich im
Verfolg zeigen, daft er diesbloft deswegen behauptete. weil es ihm unbegreiflich
war, wie das Absolute aus sich selbst herausgehen konne; d.h. weil er ebenjene
Frage zwar aufwerfen, aber nicht losen konnte.
SEXTA CARTA 137

del m undo'59, la pregunta: ¿C óm o puede salir el Absoluto de


s í y contraponerse un mundo!11 6o*
Precisamente este enigma oprime al füósofo crítico. Su
principal pregunta no es cómo son posibles las proposiciones
analiticas, sino las I sintéticas. Para él nada es más comprensi­ [791

ble que una filosofía que explica todo a partir de nuestra p ro ­


pia esencia, nada más incomprensible que una filosofía que va
más allá de nosotros mismos. Para él lo Absoluto en nosotros
es más comprensible que todo lo demás, pero incomprensible
[en cambio] cómo salimos de lo Absoluto para contraponernos
completamente algo; lo más comprensible, cómo determina­
mos todo únicamente según la ley de la identidad, lo más enig­
m ático, cómo podemos aún determ inar más allá de esta ley
cosa alguna .
Este ser incomprensible es, hasta donde yo veo, tan irresolu­
ble de modo teórico para el criticismo como para el dogmatismo.
Giertarnente el criticismo puede demostrar la necesidad de
proposiciones sintéticas en el terreno de la e.rperiencia. Pero, ¿qué se
gana con ello con respecto a aquella cuestión? Pregunto de
nuevo: ¿por qué hay en absoluto un terreno de la experiencia?
Cualquier respuesta que dé a esto presupone ya, precisamente,
la existencia de un mundo de la experiencia. Por tanto, para
poder responder a esta pregunta tendríamos que haber abando­
nado de antemano el terreno de la experiencia; pero si hubiéra­
mos abandonado ese terreno por una vez, la pregunta misma
quedaría excluida. Por tanto, tampoco esta cuestión puede ser
resuelta si no es como Alejandro resolvió el nudo gordiano, es
decir, cancelando nosotros la pregunta misma'63- Es, por tanto,

• Esta pregunta esta expresada asi a propósito. El autor sabe que Spinoza solo
afirma una causalidad inmanente del objeto absoluto'". Pero en lo que sigue se
mostrara que afirmó esto meramente porque le era inconcebible cómo lo Abso­
luto podria salir de si mismo: es decir. porque él pudo, ciertamente. plantear
esa misma cuestión, pero no pudo resolverla.
F.W.J. SCHELLING

schlechthin unbeantwortlich, weü sie nur dann beantwortlich


ist, wenn sie gar nicht mehr aufgeworfen werden kann.
Aber nun springt es auch von selbst in die Augen, dafi eine
solche Auflosung dieser Frage nicht mehr theoretisch sein
kann, sondern nothwendig praktisch wird. Denn um sie beant-
worten zu konnen, m u£ ich selbst das Gebiet der Erfahrung
verlassen, d.h. ich mufi die Schranken der Erfahrungswelt für
mich aufheben, ich m u£ aufhoren, endliches Wesen zu sein.
Also wird aus jen er theoretischen Frage nothwendig ein prakti-
sches Postulat, und das Problem aller Philosophie führt uns
nothwendig auf eine Foderung, die nur aufierhalb aller
Erfahrung erfüllbar ist. Eben damit aber führt es mich auch
nothwendig über alle Schranken des Wissens hinaus, in eine
Region, wo ich nicht schon festes Landfinde, sondern es selbst
erst heroorbriagen m ui, um darauf fest zu stehen.
Zwar konnte die theoretische Vernunft versuchen, das
[bo] Gebiet des W is-lsens zu verlassen und auf Gerathewohl auf
Entdeckung eines andern a^ ^ ^ eh en : Allein damit ware nichts
gewonnen, als dafi sie sich in eiteln Dichtungen verlore, durch
die sie in keinen realen Besitz kame. Sollte sie gegen solche
Abentheuer gesichert sein, so müfite sie vorher, da wo ihr Wís-
sen aufhort, selbst ein neues Gebiet schaffen, d.h. sie müfite aus
einer blofi erkennenden Vernunft eine schfyferische —aus einer
theoretischen eine praktische Vernunft werden.
Diese Nothwendigkeit aber, praktisch zu werden, gilt der
Vernunft überhaupt, nicht einer bestimmten, in den Fesseln
eines einzelnen Systems gefangnen Vernunft.
Dogmatismus und Kriticismus, mogen sie auch beide von
noch so verschiednen Principien ausgehen, müssen doch
beide in Einem Punkte, an Einem und demselben Problem
zusammentreffen. Nun erst ist für beide der Zeitpunkt ihrer
eigentlichen Trennung gekommen: nun erst bemerken sie,
dafi das Princip, das sie bisher voraussetzten, nichts mehr, als
SEXTA CARTA 139

incontestable sin más, porque solo es contestable cuando ya no


puede seguir siendo planteada en absoluto l64-.
Pero entonces salta asimismo a la vista que una resolución
semejante de esta cuestión no puede seguir siendo teórica, sino
que deviene necesariamente práctica. Pues para poder contes­
tarla tengo que abandonar yo mismo el terreno de la experien­
cia, es decir, tengo que cancelar para mí los límites del mundo
de la experiencia, tengo que dejar de ser [un] ser finito.
Asi que de aquella pregunta teórica resulta necesariamente un
postulado práctico, y el problem a de toda filosofía nos conduce
necesariam ente a una exigencia que sólo fuera de toda expe­
riencia puede ser satisfecha. Con ello precisamente, empero,
me conduce también de modo necesario más allá de los lími­
tes todos del saber, a una región donde no encuentro ya tierra
firme, sino que tengo prim ero que producirla para tenerm e en
pie sobre ella 165
Giertarnente la razón teórica podría intentar abandonar el
terreno del salber y partir a la buena de Dios en busca de otro: [BOl
Sólo que con ello no se habría ganado más que que se extra­
viara en vanas fabulaciones, por medio de las cuales no llega­
ría a posesión real alguna. Si debiera asegurarse contra tales
aventuras, tendría antes que generar por sí misma, ahí donde su
saber cesa, un nuevo terreno, esto es, tendría que convertirse
de razón m eramente cognoscitiva en razón creadora, de razón
teórica en razón práctica.
Esta necesidadl66, no obstante, de devenir práctica, vale para
la razón en general, no [sólo] para una razón determinada,
atrapada en las cadenas de un sistema concreto.
Dogmatismo y criticismo, aun partiendo ambos de princi­
pios tan diversos, tienen que encontrarse, sin embargo, en un
punto, en uno y el mismo problema. Sólo ahora ha llegado para
ambos el momento de su separación, propiamente hablando:
sólo ahora notan que el principio que presupusieron hasta
140 F.W.J. SCHEUINO

eine Prolepsis war, über die jetzt erst das U rtheil gesprochen
werden soll. Nun erst zeigt es sich, dafi alie die Satze, die sie
bisher aufstellten, schlechthin, d .h . ohne Grund, behauptete
Satze waren: jetzt, da sie in ein neues Gebiet, in’s Gebiet der
realisirenden Vernunft treten, soll es offenbar werden, ob sie im
Stande sind, jenen Satzen Realitat zu geben: nun erst soll es
sich entscheiden, ob sie jene Grundsatze im Gedrange des
Streits durch die Selbstmacht ihrer Freiheit so gut, wie im
Gebiete des allgemeinen Friedens durch absolute, verdienst-
lose Macht zu behaupten im Stande seien? In’s Gebiet des
Absoluten konnte der Kriticismus weder dem Dogmatismus,
noch dieser jenem folgen, weil da nichts als ein absolutes
Behaupten für beide moglich war —ein Behaupten, von dem das
entgegengesetzte System keine Notiz nahm, das für ein wider-
sprechendes System nichts entschied. Nun erst, da beide auf
einander treffen, kann keines das andre mehr ignoriren, und
leu da es I vorher um ungestorten, ohne Widerstand eroberten
Besitz zu thun war, gilt es jetzt einen durch Siegerworbnen Besitz.
Vergebens würde man glauben, dafi der Sieg schon durch
die Principien allein, die man seinem Systeme zu Grunde
legte, entschieden sei, und dafi es nur darauf ankomme, wel-
ches Princip man anfangs aufgestellt habe, um das eine oder
das andre System zu retten. Nicht um ein solches Kunststück
ist es zu thun, da man am Ende nur das wieder findet, was
man anfangs — schlau genug — zum Finden zubereitet hatte.
Nicht die theoretischen Behauptungen, die wir schlechthin auf-
stellen, sollen unsre Freiheit nothigen so oder anders zu ent-
scheiden: (dies ware blinder Dogmaticismus) —vielmehr gel-
ten, sobald es zum Streit kommt, jene Principien, so wie sie
im Anfang aufgestellt waren, an undfür sich selbst nichts m ehr:
jetzt erst soll praktisch, und durch unsre Freiheit entschieden
werden, ob sie gelten oder nicht. Umgekehrt vielmehr nimmt
durch einen unvermeidlichen Cirkel unsre theoretische Spe-
SEXTA CARTA 141

ahora no era más que una prolepsis'67, sobre la que solo ahora
puede dictarse sentencia. Solo ahora se muestra que todas las
proposiciones que establecieron hasta ahora sin mcis, esto es, sin
fundamento, eran proposiciones afirmadas: ahora que entran
en un terreno nuevo, en el terreno de la razón realk,adora, debe
hacerse manifiesto si están en situación de dotar de realidad a
aquellas proposiciones: sólo ahora debe decidirse si están en
situación de afirmar aquellas proposiciones fundamentales en
el fragor de la disputa por medio de la autarquía de su libertad,
de la misma manera que en el terreno de la paz universal por
medio de un poder absoluto, inmerecido168^En el terreno de
lo Absoluto no pudo ni el criticismo seguir al dogmatismo, ni
éste a aquél, porque ahí no era posible para ninguno otra cosa
que un afirmar absoluto - u n afirmar del que el sistema opuesto
no tomó nota, que no decidió nada para un sistema que lo con­
tradice. Sólo ahora que ambos se encuentran, dejan ambos de
poder ignorarse, y donde I antes se trataba de una posesión no [811
estorbada, conquistada sin resistencia, vale ahora una posesión
adquirida por victoria.
En vano creería alguien que la victoria está ya decidida por el
solo medio de los principios que se pusieron a la base del sistema
propio, y que lo único que importa es qué principio se ha esta­
blecido al comienzo para salv^^ardar un sistema u otro'6®- No se
trata del artificio de reencontrar a la postre sólo lo que al
comienzo -h a rto astutamente- se había dispuesto para ser
encontrado. ^as afirmaciones teóricas, que establecemos sin mcis,
no deben obligar a nuestra libertad a decidir en un sentido u
otro (esto sería dogmaticismo'70 ciego); más bien aquellos prin­
cipios dejan de valer eny por sí mismos, del modo en que fueron
establecidos al comienzo, en cuanto se llega a la disputa: sólo
ahora debe ser decidido prácticamente y por medio de nuestra
libertad si valen o no. Más bien, al revés, nuestra especulación
teórica admite de antemano, por un círculo inevitable, aquello
142 F.W.J. SCHELLING

culation das zum Voraus auf, was unsre Freiheit nachher, im


Gedrange des Streits behaupten wird. Wollen wir ein System
also Principien aufstellen, so konnen wir dies nicht anders,
denn nu r durch eine Anticipation der praktischen Entscheidung
thun: wir würden jene Principien nicht aufstellen, wenn nicht
vorher schon unsre Freiheit darüber entschieden hatte; sie
sind am Anfang unsers Wissens nichts anders, als proleptische
Behauptungen, oder wie Jacobi sich irgendwo —verkehrt und
ungeschickt genug, wie er selbst sagt, - aber doch nicht ganz
unphilosophisch ausdrückt: ursprüngliche unübernindliche Vorurtheile.
Kein Philosoph also wird sich einbilden, durch blofie Auf-
stellung der hochsten Principien alies gethan zu haben. Denn
jene Principien selbst haben als Grundlage seines Systems nur
subjectiven Werth, d.h. sie gelten ihm nur in sofern, als er seine
praktische Entscheidung anticipirt hat.
SEXTA CARTA 143

que más tarde nuestra libertad afirmará, en el fragor de la dis­


puta. Si queremos establecer un sistema, y por ende principios,
hemos de hacerlo necesariamente por medio de una anticipación de
la decisión práctica: no estableceríamos aquellos principios si
nuestra libertad no hubiera decidido antes al respecto; no son, al
comienzo de nuestro saber, otra cosa que afirmaciones prolépti-
cas o, segúnjacobi se expresa en otro lugar, harto torcida e infe­
lizmente, como él mismo dice, pero en verdad no del todo afilo­
sóficamente: prejuicios orig i narios insuperables l7‘.
Ningún filósofo, por tanto, se imaginará haberlo hecho
todo por el mero establecimiento de los principios supremos.
Pues esos principios mismos, en tanto que basamento de su
sistema, tienen sólo valor subjetivo, es decir, valen para el sólo
en la medida en que él ha anticipado su decisión práctica.
[82) SIEBENTER BRIEF

Ich rücke dem Ziele naher. Die Moral des Dogmatismus wird
uns begreiflicher, sobald wir das Problem wissen, das sie, eben
so wie jede andre Moral, zu losen hat.
Das Hauptgeschaft aller Philosophie besteht in Losung des
Problems vom Dasein der Welt: an dieser Losung haben alle
Philosophen gearbeitet, mogen sie auch das Problem selbst
noch so verschieden ausgedrückt haben. Wer den Geist einer
Philosophie beschworen will, mufi ihn hier beschworen.
Als LessingJacobi fragte: was er für den Geist des Spino-
zismus halte, erwiederte dieser: das ist wohl kein andrer, als das
uralte a n ih ilo n ih il fit, welches Spinoza nach abgezognern
Begriffen, als die philosophirenden Kabbalisten und andre vor
ihm in Betrachtung zog. Nach diesen abgezogenern Begriffen
fand er, dafi durch ein jedes Entstehen im Unendlichen, mit
was für Bildern und für Worten man ihm auch aufzuhelfen
suche, ein Etwas aus dem Nichts gesetzt werde. „Er verwarf alsojeden
Uebergang des Unendlichen zum Endlichen", überhaupt alle causas
tran sito rias und setzte an die Stelle des emanirenden ein
S É P T IM A CARTA [82]

Me aproximo a la meta. La moral del dogmatismo nos será más


comprensible una vez sepamos cuál es el problema que ella, al
igual que toda otra moral, tiene que solucionar.
La ocupación principal de toda filosofía consiste en la solu­
ción del problema de la existencia del mundo: en esta solución
han trabajado todos los filósofos, aunque hayan expresado el
mismo problema de maneras tan distintas'72- Quien quiere
jurar el espíritu de una filosofía tiene que jurarlo aquí.
Al preguntar Lessing aJacobi cuál pensaba que era el espí­
ritu de Spinoza, éste replicó: no es sin duda otro que el anti­
quísimo a nihilo n ih il fit, que Spinoza trajo a consideración
al igual que antes que él los cabalistas filosóficos y otros, aun­
que según conceptos más abstractos. Gonforme a estos concep­
tos más abstractos le pareció que con cualquier surgir en lo
infinito —intente auxiliarlo uno con las imágenes y palabras
que se a - se sienta un alga a partir de la nada. « Criticó, par tanta, tada
transita de la infinita a la finita», en general todas las causas tran si­
torias, y sentó en lugar de un principio emanador uno inma-
F.W.J. SCHELLING

immanentes Princip. eine innwohnende, ewig in sich unveran-


derliche Ursache der Welt, welche mit alien ihren Folgen
zusammengenommen nur Eins und dasselbe ware. Ich glaube
nicht, dafi der Geist des Spinozismus besser gefesselt werden
konnte. Aber ich glaube, dafi eben jen er Uebergang vom
Unendlichen zum Endlichen das Problem aller Philosophie,
nicht nur eines einzelnen Systems ist; ja, sogar dafi Spinoza’s
Losung die einzig mogliche Losung ist, aber dafi die Deutung,
die sie durch sein System erhalten mufite, nur diesem angehoren
kann, und dafi ein andres System, auch eine andre Deutung
für sie aufbewahrt.
,,Dies bedarf selbst einer Deutung," hor’ ich Sie sagen. Ich
will sie geben, so gut ich kann.
[B3l iKein System kann jenen Uebergang vom Unendlichen zum
Endlichen realisiren; — denn blofies Gedankenspiel ist zwar
überall moglich, nur dafi damit überall sehr wenig gedient ist;
— kein System kann jene Kluft ausfüllen, die zwischen beiden
befestigt ist. Dies setze ich als Resultat — nicht der kritischen
Philosophie, sondern —der Kritik der reinen Vernunft voraus,
die dem Dogmatismus so gut wie dem Kriticismus gilt, und für
beide gleich evident sein mufi.
Die Vernunft wollte jenen Uebergang-vom Unendlichen
zum Endlichen realisiren, um Einheit in ihre Erkenntnifi zu
bringen. Sie wollte das Mittelglied zwischen dem Unendlichen
und Endlichen finden, um sie beide zu derselben Einheit des
Wissens verbinden zu konnen. Da sie jenes Mittelglied unmog-
lich finden kann, so giebt sie defiwegen ihr hochstes Interesse —
Einheit der Erkenntnisse —nicht auf, sonder will nun schlecht-
hin, dafi sie jenes Mittelglieds nim m er bedürfe. Ihr Streben
jenen Uebergang zu realisiren, wird daher zur absoluten Fode-
rung: Es soll keinen Uebergang vom Unendlichen zum Endlichen
geben. —Diese Foderung, wie verschieden von der entgegenge-
setzten: es soll einen solchen Uebergang geben! Diese namlich
SÉPTIMA CARTA 147

nente, una causa del mundo inherente a él y en sí eternamente


inmutable, que junto con todas sus consecuencias constituiría
una y la misma cosa l73- No creo que el espíritu de Spinoza
hubiera podido fijarse de mejor manera. Pero creo que aquel
tránsito de lo infinito a lo finito es precisamente el problema
de toda filosofía, no solo el de un sistema concreto; sí, incluso
que la solución de Spinoza es la única solución posible, pero
que su interpretación, la que tuvo que recibir por su sistema,
sólo puede pertenecerle a este, y que otro sistema reserva para sí
otra interpretación.
«E sto mismo necesita de una interp retación », le oigo
decir. Quiero darla lo mejor que pueda.
iNingtin sistema puede realizar ese tránsito de lo infinito a lo [831
finito 174; pues un mero juego mental es ciertamente siempre
posible, pero con ello se consigue siempre muy poco; ningún
sistema puede llenar ese hiato que está afianzado entre ambos^^
Esto lo presupongo como resultado - n o de la filosofía crítica,
sin o - de la Crítica de la razón pura, que vale para el dogma­
tismo tanto como para el criticism o, y tiene que ser igual de
evidente para ambos.
La razón querría realizar ese tránsito de lo infinito a lo
finito para dar unidad a su conocimiento. Querría encontrar
el término medio entre lo infinito y lo finito para poder vin­
cular ambos a la misma unidad del saber‘76^ No porque sea
imposible que encuentre ese término medio abandona su inte­
rés supremo (unidad de los conocim ientos), sino que quiere
entonces, simplemente, no tener nunca más necesidad de ese
térm ino medio Su esfuerzo por realizar aquel tránsito se
convierte, por ello, en una exigencia absoluta: No debe haber
ningt'm tránsito de lo infinito a lo finito. Esta exigencia, jcuán
distinta es de la opuesta: debe haber tal tránsito! Esta es, a saber,
trascendente, quiere imperar ahí donde no alcanza su poder:
en el terreno de lo infinito '78 Es la exigencia del ciego dogma-
F.W.J. SCHEWNG

ist transscendent, sie da gebieten, wo ihre Macht nicht hin-


reicht —im Gebiete des Unendlichen. Sie ist die Foderung des
blinden Dogmaticismus. Jene Foderung dagegen ist immanent; sie
will, ich solle keinen Uebergang zulassen. Dogmatismus und
Kriticismus vereinigen sich hier in demselben Postulate.
Die Philosophie kann zwar vom Unendlichen nicht zum
Endlichen, aber umgekehrt vom Endlichen zum Unendlichen
übergehen. Das Streben, keinen Uebergang vom Unendlichen
zum Endlichen zuzulassen, wird eben dadurch zum verbinden-
den Mittelglied beider, auch für die menschliche Erkenntnifi.
Damit es keinen Uebergang vom Unendlichen zum Endlichen
gebe, soll dem Endlichen selbst die Tendenz zum Unendlichen
beiwohnen, e^wige Streben, im Unendlichen sich zu verlieren.
Nun erst geht uns über Spinoza’s Ethik Licht auf. Nich blofi
[84] theoreti-lsche Nothigung, nicht blofie Folge des ex n ^ ú lo n ^ ú l
fit, war es, was ihn auf jene Losung des Problems fürhte: es
gebe keinen Uebergang vom Unendlichen zum Endlichen, keine
transitive, sondern nur eine innwohnende Ursache der Welt.
Diese Losung verdankte er demselben praktischen Ausspruche,
der in der ganzen Philosophie gehort wird, n u r dafi ihn Spi-
noza seinem System gemafi deutete.
Er war von einer unendlichen Substanz, einem absoluten
Object, ausgegangen. ,,Es soll kein Uebergang vom U nend­
lichen zum Endlichen statt finden;" — siehe da die Foderung
aller Philosophie. Spinoza deutete sie seinem Princip gemafi:
das Endliche sollte vom Unendlichen nur durch seine Schran-
ken verschieden, alles Existirende sollte nur Modification des-
selben Unendlichen sein: also sollte auch kein Uebergang, kein
W iderstreit, sondern nur die Foderung statt finden, dafi das
Endliche strebe, identisch zu werden mit dem Unendlichen,
und in der Unendlichkeit des absoluten Objects unterzugehen.
Fragen Sie nicht, mein Freund, wie Spinoza den W ider-
spruch einer solchen Foderung ertragen konnte? Zwar fühlte er
SÉPTIMA (CARTA 149

ticismo'79^Aquella exigencia, p o r el contrario, es inmanente; quiere


que yo no tolere ningún tránsito. Dogmatismo y criticismo se
unifican aquí en el mismo postulado.
La filosofía no puede ciertam ente transitar de lo infinito a
lo finito, pero sí a la inversa, de lo finito a lo infinito. El
esfuerzo por no tolerar ningún tránsito de lo infinito a lo
finito se convierte precisamente por ello en el térm ino medio
que conecta ambos, también para el conocim iento humano.
Para que no haya ningún tránsito de lo infinito a lo finito, la
tendencia a lo infinito, el esfuerzo eterno por perderse en lo
infinito, debe inmorar en lo finito180^
Solo ahora se hace la luz para nosotros sobre la Etica de Spi-
noza. No fue meramente la obligación teóri\ca, no fue m era­ (841
mente la consecuencia del ex ^ ^ ú lo ^nihil fit, lo que le condujo
a esa solución del problema: no habría ningln tránsito de lo infi­
nito a lo finito, ninguna causa transitiva del m undo, sino sólo
una inmanente a él'8‘. Esta solución se la tenía que agradecer a
la misma máxima práctica que se oye en toda la filosofía, sólo
que Spinoza la interpretó de acuerdo con su sistema.
El había partido de una sustancia infinita, de un objeto
absoluto’8^ «N o debe tener lugar un tránsito de lo infinito a
lo fin ito » : véase ahí la exigencia de toda filosofía. Spinoza la
interpretó de acuerdo con su principio: lo finito debería dis­
tinguirse de lo infinito sólo por sus límites, todo lo existente
debería ser sólo m odificación de un mismo in fin ito 183: por
tanto no debería tener lugar tampoco tránsito alguno, ningún
antagonismo, sino sólo la exigencia de que lo finito se esfoerce por
devenir idéntico a lo infinito y sucumbir en la infinitud del
objeto absoluto ’84
¿N o pregunta, amigo mío, cómo pudo Spinoza soportar la
contradicción de una exigencia semejante? Giertarnente sintió
bien que el mandamiento «jAnúlate a ti m ism o!» no podía ser
cumplido mientras para él sujeto en general’85 valiera tanto
i 50 F.W.J. SCHELLING

wohl, dafi das Gebot. Vernichte dich selbst! unerfüllbar ware,


solange ihm Subject überhaupt so viel galt, als es im System der
Freiheit gilt. Aber das eben wollte er ja. Sein Ich sollte nicht sein
Eigenthum sein, es sollte der unendlichen Realitat angehoren.
Das Subject, alssolches, kann sich nicht selbst vernichten, weil
es, um sich vernichten zu konnen, seine eigne Vernichtung
überleben müfite. Aber Spinoza kannte kein Subject als solches.
E r hatte jenen Begriff von Subject selbst vorher bei sich aufge-
hoben, ehe erjenes Postulat aufstellte.
Wenn das Subject eine unabhangige, ihm, insofern es Subject
ist, eigne Causalitat hat, so enthalt die Foderung: Verliere dich
selbst im Absoluten! einen Widerspruch. Aber eben jene unab­
hangige Causalitat des Ichs, durch welche es Ich ist, hatte Spinoza
aufgehoben. Indem er foderte, das Subject solle im Absoluten
[8S] sich verlieren, hatte er zugleich die Identitat I der subjectiven
Causalitat mit der absoluten gefodert, hatte praktish entschieden,
dafi die endliche Welt nichts als Modification des Unendlichen,
die endliche Causalitat nur Modification der unendlichen sei.
Nicht also durch eigne Causalitat des Subject, sondern durch
eine fremde Causalitat in ihm — sollte jene Foderung erfüllt
werden. Anders ausgedrückt war jene Foderung keine andre als
diese: Vernichte dich selbst durch die absólute Causalitat, oder:
verhalte dich schlechthin leidend gegen die absolute Causalitat!
Die endliche Causalitat sollte von der unendlichen nicht
dem Princip, sondern nur den Schranken nach, verschieden
sein. Dieselbe Causalitat, die im Unendlichen herrschte, sollte
in jedem endlichen Wesen herrschen. So wie sie im Absolute
auf absolute Negation aller Endlichkeit gieng, sollte sie im End­
lichen auf empirische — in der Zeit, progressiv-hervorzubrin-
gende — Negation derselben gehen. Hatte — (so mufite er wei-
ter schliefien) —hatte diese jemals ihre ganze Aufgabe gelost, so
ware sie identisch mit jener, denn sie hatte die Schranken ver-
nichtet, durch die sie allein von ihr verschieden war.
SÉPTIMA CARTA 151

como en el sistema de la libertad. Pero precisamente eso era lo


que él quería. Su yo no debía ser su propiedad, debía pertene­
cer a la infinita realidad.
El sujeto, como tal, no puede anularse a si mismo, porque
para poder anularse tendria que sobrevivir a su propia anula­
ción. Pero Spinoza no conocía ningún sujeto como tal. Había
cancelado para sí ese concepto mismo de sujeto antes de esta­
blecer aquel postulado.
Si el sujeto tiene una causalidad independiente, a él propia
(en la medida en que es sujeto), entonces la exigencia « jPiérdete
en lo A bsoluto!» contiene una contradicción. Pero precisa­
mente esa causalidad independiente delyo, por la que esyo, la
había cancelado Spinoza l86^Al exigir que el sujeto se perdiera
en lo Absoluto, había exigido a la vez la identidad I de la causa­ [851
lidad subjetiva y la absoluta, había decidido prácticamente que
el mundo finito no era sino modificación de lo infinito, la
causalidad finita sólo modificación de la infinita187^
Por tanto, no p o r medio de una causalidad propia del
sujeto, sino de una causalidad ajena en él, debería ser cumplida
aquella exigencia l8\ Dicho de otro modo, aquella exigencia no
era otra que ésta: Anúlate a ti mismo por medio de la causali­
dad absoluta, o: jcompórtate del todo pasivamente respecto a la
causalidad absoluta!
La causalidad finita debería ser distinta de la infinita no
según el principio, sino sólo según los límites l89^ La misma
causalidad que imperaba en lo infinito debería im perar en
todo ser finito ^ Así com o en lo Absoluto conducía a la nega­
ción absoluta de toda finitud, debería conducir en lo finito a
una negación empírica de la misma —a producir progresivamente,
en el tiempo. Si hubiera -a sí tenía que continuar infiriendo—,
si hubiera cumplido ésta en algún momento su entera tarea,
sería idéntica a aquélla, pues habría anulado los límites sólo por
los cuales se distinguía de ella.
152 F.W.J. SCHELLING

Lassen Sie uns hier stille stehen, Freund, und die Ruhe
bewundern, mit der Spinoza der Vollendung seines Systems
entgegen gieng. Mag er doch jene Ruhe nur in der Liebe des
Unendlichen gefunden haben! Wer wollte es seinem hellen
Geiste verargen, dafe er den schrecklichen Gedanken, vor dem
sein System stille stand, sich durch ein solches Bild ertraglich
machte. '
SÉPTIMA CARTA
I 53

Permita que nos detengamos aquí, am igo, y admiremos la


calma con la que Spinoza afronto la consum ación de su sis­
tema. jCabe en verdad que sólo haya encontrado esa calma en
el amor p or lo infinito! '9' ¿Q uién querría censurar a su lúcido
espíritu que se hiciera soportable el terrible pensamiento 192
ante el que su sistema se detuvo por m edio de una imagen
semejante?
ACHTER BRIEF

Ich glaube, indem ich vom Moralprincip des Dogmatismus


spreche, im Mittelpunkt aller moglichen Schwarmerei zu ste-
hen. Die heiligsten Gedanken des Alterthums, und die Ausge-
burten des menschlichen Wahnwitzes treffen hier zusammen.
.,Rückkehr in die Gottheit, die Urquelle aller Existenz, Vereini-
gung mit dem Absoluten, Vernichtung seiner Selbst," - ist die
nicht das Princip aller schwarmerischen Philosophie, das nur
von verschiednen verschieden —nach ihrer Geist- und Sinnes-
[861 art — ausgelegt, gedeutet, in I Bilder gehüllt worden ist. Das
Princip für die Geschichte aller Schwarmerei ist hier zu finden .
,,Ich begreife, sagen Sie, wie Spinoza den Widerspruch sei-
nes Moralprincips sich verbergen konnte. Aber, dies zugege-
ben, wie konnte der heitre Geist eines Spinoza — (über sein
ganzes Leben und alle seine Schriften verbreitet sich jenes
sanfte Licht der Heiterkeit) — ein solches zerstorendes, ver-
nichtendes Princip ertragen?" —Ich kann Ihnen nichts anders
antworten, als, lesen Sie seine Schriften in dieser Hinsicht, und
Sie werden die Antwort auf Ihre Frage selbst finden.
OCTAVA CARTA

Creo que al hablar del principio moral del dogmatismo me


hallo en el centro de toda posible exaltación ‘9\ Los más sagra­
dos pensamientos de la Antigüedad y los engendras de la
humana locura se dan cita aquí. «R eto rn o a la divinidad, la
fuente primigenia de toda existencia; unificación con lo Abso­
luto; anulación de uno mismo » : ¿n o es el principio de toda
filosofía exaltada, que simplemente fue interpretada —envuelta
en I imágenes— de modo distinto por gente distinta (según la (861
especie de su espíritu y de su sentir)? El principio de la histo­
ria de toda exaltación se encuentra aquí‘9^
«Com prendo, dice usted, cómo pudo Spinoza ocultarse la
contradicción de su principio moral. Pero, admitido esto,
¿cómo pudo el sereno espíritu de un Spinoza -p o r toda su obra
y todos sus escritos se extiende esa suave luz de la serenidad ‘95-
soportar un principio semejante, destructivo, aniquilador?».
No le puedo respander si no es así: lea sus escritos en este sen­
tido, y encontrará por sí mismo la respuesta a su pregunta.
Una equivocación natural..., inevitable, les hizo soportable
aquel principio a el y a todos los nobles espíritus que en el cre-
F.W.J. SCHELLING

Eine natürliche — unvermeidliche Tauschung hatte ihm,


und alien den edleren Geistern, die daran glaubten, jenes
Princip ertraglich gemacht. Ihm ist intellectuale Anschauung
des Absoluten das hochste, die letzte Stufe der Erkenntnifi, zu
der ein endliches Wesen sich erheben kann, das eigentliche
Leben des Geistes*. Woher anders konnte er die Idee derselben
geschopft haben, ais aus seiner Selbstanschauung; man darf
nur ihn selbst lesen, um sich ganz davon zu überzeugen **.
[871 lUns alien namlich wohnt ein geheimes, wunderbares Ver-
mogen bei, uns aus dem Wechsel der Zeit in unser Innerstes,
von allem, was von aufienher hinzukam, entkleidetes Selbst
zurückzuziehen, und da unter der Form der Unwandelbarkeit
das Ewige in uns anzuschauen. Diese Anschauung ist die inner-
ste, eigenste Erfahrung, von welcher allein alles abhangt, was wir
von einer übersinnlichen Welt wissen und glauben. Diese
Anschauung zuerst überzeugt uns, dafi irgend etwas im eigent-
lichen Sinne ist, wahrend alles übrige nur erscheint, worauf wir
jenes Wort übertragen. Sie unterscheidet sich vonjeder sinnlichen
Anschauung dadurch, dafi sie nur durch Freiheit hervorgebracht

Alie adaquaten d.h. unmittelbaren Erkenntnisse sind nach Spinoza Anschau-


ungen góttlicher Attribute, und der Hauptsatz, auf dem seine Ethik (in so fern
sie dies ist) beruht, ist der Satz: mens humana habet adaequatam cognitio-
nem aeternae et infinitae essentiae Dei. Eth. L. II. Prop. 47- Aus dieser
Anschauung Gottes laftt er die intellectuelle Liebe Gottes entstehen, welche er
ais Annaherung zumZustande der hóchsten Seeligkeit beschreibt. Mentis erga
Deum amor intellectualis, sagt er L. V. Prop. 36, pars est infiniti amoris,
quo Deus se ipsum amat. - Summus mentis conatus summaque virtus est,
res intelligere tertio genere, quod procedit ab adaequata idea divinorum
attributorum. ib. Prop. 25. —Es hoc cognitionis genere summa, quae dari
potest, mentis acquiescentia oritur, ib. Prop. 27. —Clare intelligimus, qua
in re nostra salus, seu beatitudo seu libertas consistit, nempe in aeterno
erga Deum amore, ib. Prop. 36. Schol. I
Z. B. L. V. Prop. ^^X. Mens nostra, quatenus se sub Aeternitatis specie
cognoscit, eatenus Dei cognitionem necessario habet, scitque, se in Deo esse
et per Deum concipi.
OCTAVA CARTA i 57

yeron. Para él la intuición intelectual '®6 de lo Absoluto es lo


más alto, el último escalón del conocimiento al que un ser
finito puede elevarse, Ia autentica vida del espíritu*. 6A partir
de que habria podido generar Ia idea de Ia misma, si no fuera a
partir de su autointuicion?; basta Ieerlo a el mismo para co n ­
vencerse completamente de ello **.
IEn todos nosotros205 habita, a saber, una facultad secreta, [871
maravillosa, para retirarnos del cambio del tiempo a nuestro
sí mismo mas intimo, desnudo de todo lo que sobreviene de
fuera, e intuir ahi, bajo Ia forma de Ia inmutabilidad, lo
eterno en nosotros206^ Esta intuicion es Ia experiencia mas
intima y propia, de Ia que depende exclusivamente todo lo
que sabemos y creemos de un mundo suprasensible. Esta
intuicion nos convence por vez primera de que algo es en sen­
tido propio, mientras que todo lo demás -[to d o aquello] a lo
que nosotros transferimos aquella palabra- tan solo aparece. Se
diferencia de toda intuicion sensible en que es producida solo
por medio de Ia libertad y es extraña y desconocida para aquel
cuya libertad, sojuzgada por el penetrante poder de los obje-

Todos los conocimientos adecuados. o sea, inmediatos. son. según Spinoza.


intuiciones de atributos divinos, y la proposición principal sobre la que des­
cansa su Etica (en Ia medida en que es eso) es la proposición: mens humana
habet adaequatam cognitionem aeternae et infinitae essentiae Dei. Eth. L.
II. Prop. 4-7 ". Apartir de esta intuición de Dios hace el surgir el amor intelec­
tual de Dios. que describe como aproximación al estado de la suma beatitud.
Mentis erga Deum amor intellectualis, dice en L. V. Prop. 36, pars est infi-
niti amoris, quo Deus se ipsum amat'"". - Summus mentis conatus summa-
que vi^rtus est, res intelligare tertio genere, quod procedit ab adaequata idea
divinorum attributorum. ib. Prop. 115*' —Ex hocao° cognitionis genere
summa, quae dari potest, mentis acquiescentia oritur, ib* Prop. 117.'°' —
Clare intelligimus, qua in re nostra salus, seu beatitudo seu libertas consis-
tit, nempe in aeterno erga Deum amore, ib. Prop. 36* Schol. 1'°'
Por ejemplo L. V. Prop* ^XX. Mens nostra, quatenus se™i sub Aeternitatis
specie cognoscit, eatenus Dei cognitionem necessario habet, scitque, se in
Deo esse et per Deum concipi. to*
F.W.J. SCHELLING

und jedem Andern fremd und unbekannt ist, dessen Freiheit


von der eindringenden Macht der Objecte überwaltigt, kaum
zur Hervorbringung des Bewufitseins hinreicht. Doch giebt es
auch für diejenigen, die diese Freiheit der Selbstanschauung
nicht besitzen, wenigstens Annaherungen zu ihr, mittelbare
Erfahrungen, durch welche sie ihr Dasein ahnen lafit. Es giebt
einen gewissen Tiefsinn, dessen man sich selbst nicht bewufit
ist, den man vergebens sich selbst zu entwickeln strebt. Jacobi
hat ihn beschriben. Auch wird eine vollendete Aesthetik, (das
Wort im alten Sinne genommen), empirische Handlungen aufstel-
len, die nur als Nachahmungen jen er intellectualen Handlung
erklarbar sind; und schlechterdings nicht begreiflich waren,
hatten wir nicht —um in Plato's Sprache mich auszudrücken —
irgend einmal in der intellectualen Welt ihr Vorbild angeschaut.
„Von Erfahrungen" von unmittelbaren Erfahrungen, mufi alies
unser Wissen ausgehen; dies ist eine Wahrheit, die schon viele
Philosophen gesagt haben, denen zur vollen Wahrheit nichts, als
die Aufklarung über die Art jen er Anschauung fehlte. Von
Erfahrung allerdings, — aber, da jede auf Objecte gehende
Erfahrung vermittelt ist durch eine andere immer eine noch
hohere voraussetzt, —von einer unmittelbaren im engsten Sinn des
Worts, d.h. selbsthervorgebrachtem und von jeder objectiven
[881 Causalitat un- labhangigen Erfahrung —mufi unser Wissen ausge­
hen. Dieses Princip —Anschauung und Erfahrung —allein kann
dem todten, unbeseelten Systeme Leben einhauchen; selbst die
abgezogensten Begriffe, mit denen unsre Erkenntnifi spielt,
hangen an einer Erfahrung, die auf Leben und Dasein geht.
Diese intellectuale Anschauung tritt da ein, wo wir für uns
selbst aufhoren Object zu sein, wo, in sich selbst zurückgezogen,
das anschauende Selbst mit dem angeschauten identisch ist. In
diesem Moment der Anschauung schwindet für uns Zeit und
Dauer dahin: nicht wir sind in der Zeit, sondern die Zeit —
oder vielmehr nicht sie, sondern die reine absolute Ewigkeit ist
OCTAVA CARTA I 59

tos, apenas alcanza para la producción de la conciencia207^


Pero también para aquellos que no poseen esta libertad de la
autointuición hay al m enos aproxim aciones2°8 a ella, expe­
riencias mediatas p o r medio de las cuales ella deja barruntar
su existencia. Hay cierto sentido profundo, del que uno
mismo no es consciente, [y] que uno se esfuerza en vano por
desarrollar por sí mismo 2°9^Jacobi lo ha descrito 2‘°^ Una esté­
tica acabada (tomada la palabra en el sentido antiguo 2") p re­
sentará asimismo acciones empíricas que sólo son explicables
como imitaciones de aquella acción intelectual; y no serían com ­
prensibles en absoluto si -p o r expresarme en el habla de Pla­
tón — no hubiéramos intuido en el m undo intelectual. en
alglin momento, su m odelo2^
«D e experiencias>>, de experiencias inmediatas, tiene que par­
tir todo nuestro sabe^13; ésta es una verdad que ya han dicho
muchos filósofos, a los cuales, para la plena verdad, sólo les
faltó el esclarecimiento sobre la especie de esa intuición. De la
experiencia, en efecto, tiene que partir nuestro saber: pero
—puesto que toda experiencia referida a objetos está mediada
por otra, [esto es,] presupone siempre una aún más alta2‘+- de
una experiencia inmediata en el sentido más estricto de la pala­
bra, es decir, de una experiencia autoproducida, inldepen- 1881
diente de toda causalidad objetiva 2'5^ Sólo este principio
—intuición y experiencia— puede insuflar vida en el sistema
muerto , inanimado ; incluso los conceptos más abstractos con
los quejuega nuestro conocimiento penden de esa experiencia
referida a la vida y la existencia2‘6^
Esta intuición intelectual se presenta allí donde2‘7 dejamos
de ser, para nosotros mismos, objeto, allí donde el sí mismo
intuyente, retraído a sí mismo, es idéntico al intuido2‘8^En este
momento de la intuición se desvanecen para nosotros tiempo y
duración: no estamos nosotros en el tiem po, sino que el tiempo
- o , más bien, no él, sino la pura eternidad absoluta—está en
i6 o F.W.J. SCHEWNO

in uns. Nicht wir sind in der Anschauung der objectiven Welt,


sondern sie ist in unsrer Anschauung verloren.
Diese Anschauung seiner Selbst hatte Spinoza objectivisirt.
Indem er das lntellectuale in sich anschaute, ^war dasAbsolute
ihn kein Objed mehr. Dies war Eifahmng, die zweierlei Auslegungen
zuliefi: Entweder er war mit dem Absoluten, oder das Absolute
war mit ihm identisch geworden. Im letztern Fall war die intel-
lectuale Anschauung Anschauung seiner selbst — im erstern,
Anschauung eines absoluten Objects. Spinoza zog das letztere
vor. E r glaubte, dafi er selbst mit dem absoluten Object iden­
tisch sei, er glaubte sich selbst in seiner Unendlichkeit verloren.
E r tauschte sich, indem er dies glaubte. Nicht er war in der
Anschauung des absoluten Objects, sondern umgekehrt, für
ihn war alles, was objectiv heifit, in der Anschauung seiner
selbst verschwunden. A ber jen er Gedanke — im absoluten
Object untergegangen zu sein — war ihm eben defiwegen
ertraglich, weü erfalsch und durch Tauschung entstanden war,
um so ertraglicher, da diese Tauschung unzerstorbar ist, weü
man, um sie zu zerstoren, sich selbst zerstoren müfite.
189] ISchwerlich hatte je ein Schwarmer sich an dem Gedanken,
in dem Abgrund der Gottheit verschlungen zu sein, vergnügen
konnen, hatte er nicht immer an die Stelle der Gottheit wieder
sein eignes Ich gesetzt. Schwerlich hatte je ein Mystiker sich als
vernichtet denken konnen, hatte er nicht als Substrat der Ver-
nichtung immer wieder sein eignes Selbst gedacht. Diese Noth-
wendigkeit, überall noch sich selbst zu denken, die allen Schwar-
m ern zu Hülfe kam, kam auch Spinoza zu hülfe. Indem er sich
selbst als im absoluten Objet unte^^ngen anschaute, schaute er
doch noch sich selbst an, er konnte sich selbst nicht als vernichtet
denken, ohne sich zugleich noch als existirend zu denken.*

Daft wir unsers eignen Ichs nie los werden konnen, davon liegt der einzige
Grund in der absoluten Freiheit unsers Wesens, kraft welcher <dasIch in uns kein
OCTAVA ^CARTA 161

nosotros. No nos hemos perdido nosotros en la intuición del


mundo objetivo, sino él en nuestra intuición.
Esta intuición de sí mismo la había objetivado Spinoza219^Al
intuir lo intelectual dentro de sí, ya no era para él lo Absoluto
objeto alguno. Esto fue [una] experiencia, que admitía interpretacio­
nes de dos tipos: o él se había hecho idéntico a lo Absoluto, o lo
Absoluto a él. En el último caso la intuición intelectual era intui­
ción de sí mismo; en el primero, intuición de ^ objeto absoluto.
Spinoza prefirió esto último. Creyó que él mismo era idéntico al
objeto absoluto, creyó haberse perdido en su infinitud220-
Se equivocó 221, al creer esto. No había desaparecido él en la
intuición del objeto absoluto, sino al revés, para él había des­
aparecido todo lo que es denominado objetivo en la intuición
de sí mismo. Pero ese pensamiento -[e l de] haber sucumbido
en el objeto absoluto—le era soportable precisamente porque
era falso 222 y había surgido por equivocación, [y] tanto más
soportable por cuanto esta equivocación es indestructible, ya
que para destruirla se tendría uno que destruir a sí mismo223^
iDifícilmente hubiera podido nunca un exaltado conten­ [89]
tarse con el pensamiento de ser engullido en el abismo de la
divinidad, si n o hubiera siempre puesto de nuevo en el lugar
de la divinidad su propio yo. Difícilmente hubiera podido
nunca un místico pensarse como anulado, si no hubiera pen­
sado su propio sí mismo, una y otra vez, como substrato de la
anulación224^ Esta necesidad de pensarse en todas partes además
a sí mismo 225, que vino en auxilio de todos los exaltados, vino
también en auxilio de Spinoza. Al intuirse a sí mismo como
habiendo sucumbido en el objeto absoluto, se intuyó aún, no
obstante, asimismo, no pudo pensarse a sí mismo com o anulado
sin pensarse a la vez aun com o enstente .

La única razón de que no podamos libramos nunca de nuestro propio yo reside


en la absoluta libertad de nuestra esencia, en virtud de la cual elyo en nosotros
F.W.J. SCHELLING

[901 IHier, mein Freund, stehen wir am Princip aller Schwarme-


rei. Sie entsteht, wenn sie zum System wird, durch nichts anders,
als durch die objectivisirte intellectuale Anschauung, dadurch,
dafe man die Anschauung seiner Selbst für die Anschauung eines
Objects aufeer sich, die Anschauung der innern intellectualen
Welt die j^^^tauung einer übersinnlichen Welt aufeer sich halt.
Diese Tauschung hat sich in allen Schwarmereien der alten
Philosophie geoffenbart. Alle Philosophen — selbst die des

Ding. keine Sache sein kann. die einer objectiven Bestimmung fahig ist. Daher
kommt es, da&unser Ich niemals in einer Reihe von Vorstellungen als Mittel-
glied begriffen sein kann, sondern jedesmal vorjede Reihe wiederum als erstes
Glied tritt, das die ganze Reihe von Vorstellungen festhalt: da&das handelnde
Ich, obgleich injedem einzelnen Falle bestimmt, doch zugleich nicht bestimmt ist,
weil es namlich jeder objectiven Bestimmung entflieht. und nur durch sich selbst
bestimmt sein kann, also zugleich das bestimmte und das bestimmende ist.
Diese Nothwendigkeit, sein Ichvonjeder objectiven Bestimmung zuretten, und
daher überall noch sich selbst zu denken, lafit sich durch zwei widersprechende,
obgleich sehr gemeine Erfahrungen belegen. Mit dem Gedanken an Tod und
Nichtsein verbinden wir nicht selten angenehme Empfindungen, aus keinem
andern Grunde, als weil wir einen Genufi jenes Nichtseins, d.h. die Fortdauer
unsers Selbsts sogar beim Nichtsein noch voraussetzen. Umgekehrt verbinden
wir unangenehme Empfindungen mit demGedanken an Nichtsein. —,,To be or
not to be," Diese Frage ware für meine Empfindung volliggleichgültig, wenn ich
[90] mir nur ein volliges Nichtsein denken konnte. Denn I meine Empfindung
konnte nicht fürchten, mit dem Nichtseinje in Collision zu kommen, wenn ich
nur nicht immer besorgte. da& mein Ich, also auch meine Empfindung mich
selbst überleben konnte. Stemes trefficher Ausruf: ,,Ich mü&te ein Thor sein,
dich zu fürchten, Tod! denn so lange ich bin, bist du nicht, undwenn du bist, bin ich
nicht!" ware daher vollkommen richtig. wenn ich nur hoffen konnte. irgend ein-
mal nicht zu sein. Aber ich sorge. auch dann noch zu sein, wenn ich nicht mehr
bin. De&wegen der Gedanke an Nichtsein nicht sowohl etwas schreckendes, als
reinigendes hat, weil ich um mein Nichtdasein zu denken, zugleich mich selbst
als existirend denken mu&. also in die Nothwendigkeit versetzt bin, einen W.der-
spruch zu denken. Fürchte ich also wirklich das Nichtsein, so fürchte ich nicht
sowohl dieses, als mein Dasein auch nach dem Nichtsein: —ich will gerne nicht
dasein. nur will ich mein Nichtsein nicht fühlen. Ich will nur nicht ein Dasein.
das kein Dasein ist, oder wie es ein witziger Commentator jenes Sterne’schen
Auspruchs (^^^sen) ausdrückt, ich fürchte nur den Mangel anAeufierungdes Daseins,
was in der That eben so viel ist, als ein Dasein neben dem Nichtsein.
OCTAVA CARTA

iNos hallamos aquí, amigo mío, en el principio de toda [901


exaltación. No surge, cuando deviene sistema, por otra cosa
que la intuición intelectual objetivada, porque se toma la
intuición de sí mismo por la intuición de un objeto fuera de
sí 234, la intuición del mundo intelectual interior por la intui­
ción de un mundo suprasensible fuera de uno.
Esta ilusión se ha manifestado en todas las exaltaciones de la
filosofía antigua. Todos los filósofos —incluso los de la más

n° puede ser cosa alguna, no puede ser nada susceptible de una determinación
objetiva”’. De ahi que nuestro yojamas pueda ser comprehendido en una serie
de representaciones como miembro. sino que siempre se presente en cambio
ante cada serie como primer eslabón que sostiene Ia entera serie de representa­
ciones: que el yo que actúa, aunque en cada caso particular este determinado, a Ia
vez. empero, noeste determinado, a causa de que escapa a toda determinación
objetiva, y sólo puede ser determinado porsímismo, [a causa] de que es. por tanto,
lo determinante ylo determinado”*.
Esta necesidad de salvaguardar su yo de toda determinación objetiva y. por ello,
pensarse ademas a simismo en todas partes se deja documentar por medio de dos
experiencias contradictorias. aunque muy comunes. Al pensamiento de la
muerte y el no ser asociamos no rara vez sensaciones agradables. por no otra
razón que la de que presuponemos aún el disfrute de ese no ser, es decir. la per­
manencia de nuestro si mismo incluso en el no ser. A la inversa, asociamos
[también] sensaciones desagradables al pensamiento del no ser. « To be or not
to be>>”’. esta pregunta seria completamente indiferente para mi sensibilidad si
es que pudiera imaginarme un completo no ser*30 Pues I mi sensibilidad no [901
podria temer entrar nunca en conflicto con el no ser, si no fuera porque siem­
pre me cuidé’" de que mi yo. por ende también mi sensibilidad, pudiera sobre­
vivirme. La acertada exclamación de Sterne: «¡Tendría que ser un necio para
temerte, muerte, pues mientrasyo s<ry. túno eres. y cuando túeres,yo no soy! » *”
seria, pues, si pudiera siquiera esperar no ser alguna vez. completamente
correcta. Pero me cuido de ser aun cuando ya no soy. Por eso el pensamiento
del no ser no tiene tanto algo terrible como algo purificador. porque para pen­
sar mi no existir tengo que pensarme a la vez como existente, por tanto me veo
en la necesidad de pensar una contradicción. Si temiera, pues. realmente. el no ser.
no temeria tanto éste cuanto mi e.ristencia también tras el no ser: quiero de grado
no existir, sólo que no quiero sentir mi no ser. que no quiero es un existir
que no es existir alguno. o. como un ocurrente comentarista de esa sentencia
sterniana (Bíagsen) expresa, temo sólo lafalta de e.xpresión de Ia existencia. lo que de
hecho viene a serjustamente una existencia junto al no ser*3i.
F.W.J. SCHEUING

altesten Alterthums —scheinen wenigstens gefühlt zu haben,


dafi es einen absoluten Zustand geben müsse, in dem wir, nur
uns selbst gegenwartig, allgenügsam, keiner objectiven Welt
bedürftig und eben defiwegen frei von den Schranken dersel-
ben ein hoheres Leben leben. Diesen Zustand des intellectua-
len Seins hatten sie alle aufier sich versetzt. Sie fühlten, dafi ihr
191] besseres Selbst unaufhorlich Ijenem Zustande entgegenstrebe,
ohne ihn doch je vollig erreichen zu konnen. Sie dachten ihn
daher als das letzte Ziel, nach dem das Befire in ihnen verlange.
Aber, weil sie einmaljenen Zustand aufier sich versetzt hatten,
konnten sie auch das Streben nach ihm nicht aus sich selbst, sie
mufiten es objectiv, historisch erklaren. Daher die Fiction der
alten Philosophie, dafi die Seele vor ihremjetzigen Zustand in
jenem seeligen Zustand gelebt habe, aus dem sie erst nachher
zur Strafe für vergangene Verbrechen verstofien* und in den
Kerker der objectiven Welt eingeschlossen worden sei.
Wahrscheinlich, mein Freund, begreifen Sie nun auch, wie
Spinoza vonjenem absoluten Zustande nicht nur so froh, son-
dern selbst mit Begeisterung sprechen konnte. Dachte er doch
nicht sich selbst in jenem Zustande verloren, sondern nur seine
Personlichkeit bis zu ihm erweitert! Oder kann wohl etwas hohe­
res gedacht werden, als der Satz, mit dem er seine ganze Ethik
beschliefien konnte: Seeligkeit ist nicht Lohn der Tugend, sondern die
Tugendselbst! In jenem intellectualen Zustande, den er aus seiner

Auch dies ist ein Versuch, den UebergangvomAbsoluten zum Bedingten, vom
Unbeschrttnkten zum Beschrttnkten móglich zu machen, ein Versuch, der
wahrscheinlich frühen Ursprungs ist, und in sofera Achtung verdient, als er
wenigstens das gefohlteBedürfnift einer Erklttrungvoraussetzte. Aber, wie die
ttitesten phiiosophischen Versuche alle, ist auchdieaer mit der bloft historischen
ErklSrung zufrieden. Denn eben war die Frage: Wie wir aus dem Zustande
absoluter Vollkommenheit in den Zustand der Unvollkommenheit (morali-
scher Verbrechen) gekommen sei? Aber doch enthttlt der Versuch insofern
Wahrheit, ais er jenen Uebergang moralisch erklárt: Das erste Verbrechen war
auch der erste Schritt aus dem Zustande der Seeligkeit.
OCTAVA CARTA

remmota Antigüedad—parecen haber al m enos sentido que tiene


que haber un estado absoluto en que, presentes a nosotros
mismos, sumamente contentos, no necesitados de ningún
mundo objetivo y, precisamente por ello, libres de los límites
del mismo, vivimos una vida superior. Este estado del ser inte­
lectual lo habían trasladado todos fuera de sí. Sintieron que su
m ejor sí mismo aspiraba incesantemente I a ese estado, pero 191]
poder nunca alcanzarlo plenamente. L o pensaron por ello
eomo la meta última que lo m ejor en ellos deseaba. Pero
puesto que habían trasladado [antes] ese estado fuera de sí, no
pudieron explicar tampoco la aspiración a él a partir de si mismos;
la tuvieron que explicar de modo objetivo, histórico. De ahí la fic­
ción de la filosofía antigua de que el alma habría vivido antes de
su estado actual en ese estado de beatitud del que solo más tarde
habría sido expulsada en castigo por crímenes pasados* y habría
sido encerrada en la cárcel del mundo objetivo2^
Probablemente, amigo mío, com prenda ahora también
cóm o pudo Spinoza hablar de aquel estado absoluto no solo con
tanta alegría, sino incluso con entusiasmo. En efecto, no se
pensaba a sí mismo perdido en ese estado, j [pensaba] más bien su
personalidad ampliada hasta él! 237 O puede acaso pensarse algo
alto que la proposición con que pudo cerrar toda su Ética:
¡La beatitud no es premio de la virtud, sino la virtud misma! 23* En ese estado
intelectual, que él expuso a partir de su autointuición, debería

• T a m b i é n e s é s t e u n i n t e n t o d e h a c e r p o s i b l e el t r á n s i t o d e l o A b s o l u t o a lo
c o n d i c i o n a d o , d e l o i l im i t a d o a l o l i m i t a d o , u n i n t e n t o q u e es p r o b a b l e ­
m e n te d e o r i g e n te m p r a n o , y m e r e c e c o n s i d e r a c i ó n p o r q u e a l m e n o s p r e s u ­
p u s o la n e c e s id a d »ntida d e u n a e x p li c a c ió n . P e r o c o r n o to d o s lo s i n t e n t o s d e
la m á s a n t i g u a f i l o s o f i a t a m b i é n é s t e s e c o n t e n t a c o n la e x p li c a c ió n m e r a ­
m e n t e h i s t ó r i c a . P u e s ésa e r a , p r e c i s a m e n t e , la c u e s t i ó n : ¿ C ó m o h e r n o s l l e ­
g a d o d e l e s t a d o d e p e r f e c c i ó n a b s o lu t a a l e s t a d o d e la i m p e r f e c c i ó n ( [ a l
e s ta d o ] d e l o s c r ím e n e s m o r a l e s ) ? P e r o s í, e l i n t e n t o c o n t i e n e v e r d a d , p u e s
e x p lic a e s e t r á n s i t o moralmente: E l p r i m e r c r i m e n fu e t a m b i é n e l p r i m e r p a s o
fu e r a d e l e s t a d o d e b e a t it u d 9” .
i 66 F.W.J. SCHELLING

Selbstanschauung heraus darstellte, sollte jeder Widerstreit in


uns verschwinden, jeder Kampf. selbst der edelste, der der
Moralitat, aufhoren, und jen er Widerspruch gelost werden,
den die Sinnlichkeit und Vernunft zwischen Moralitat und
Glückseeligkeit unvermeidlich stiften.
Moralitat kann nicht selbst das Hochste, kann nur Annaherung
sein zum absoluten Zustande, nur Streben nach absoluter Frei-
[921 heit, die von kei-lnem Gesetze mehr abweicht, aber auch kein
Gesetz mehr kennt, als das unveranderliche ewige Gesetz ihres
eignen Wesens. Glückseeligkeit —wenn sie als moralisch moglich
gedacht werden soll —kann nur als Annaherung zu einer Seeligkeit
gedacht werden, die von der Moralitat nicht mehr verschieden ist,
und eben defwegen nicht mehr Belohnung der Tugend sein kann.
Solange wir noch an eine belohnende Glückseeligkeit glauben,
setzen wir auch voraus, dafi Glückseeligkeit und Moralitat, Sinn­
lichkeit und Vernunft widerstreitende Principien seien. Dies sol-
len wir aber nicht. Jener Widerstreit soll schlechthin aufhoren.
Glückseeligkeit ist ein Zustand der Passivitat, je glückseeli-
ger wir sind, desto passiver verhalten wir uns gegen die objec-
tive Welt. Je freier wir werden, je m ehr wir uns der Vernunft-
mafiigkeit annahern, desto weniger bedürfen wir der
Glückseeligkeit, d.h. einer Seeligkeit, die wir nicht uns selbst,
sondern dem Glück verdanken. Je reiner unsre Begriffe von
Glückseeligkeit werden, je mehr wir allmahlich alles, was
aufiere Gegenstande und Sinnengenufi dazu beitragen, davon
absondern, desto mehr nahert sich Glückseeligkeit der Mora-
litat, desto mehr hort sie auf, Glückseeligkeit zu sein.
Die ganze Idee von belohnender Glückseeligkeit —was ist sie
diesem nach anders, als moralische Tauschung —ein Assignat,
mit dem man dir, empirischer Mensch! deine sinnliche Genüsse
für jetzt abkauft, das aber nur dann zahlbar sein soll, wenn du
selbst der Zahlung nicht mehr bedürftig bist. Denke dir immer-
hin unter jener Glückseeligkeit ein Ganzes von Genüssen, die
OCTAVA CARTA

desaparecer todo antagonismo en nosotros, debería cesar toda


lucha —incluso la más noble, la de la moralidad—y ser resuelta
esa contradicción que fundan inevitablemente la sensibilidad y
la razon entre moralidad y bienaventuranza.
La morolidod239 misma no puede ser lo supremo, solo puede
ser aproximacion al estado absoluto, solo [puede ser] aspira-
cion a la libertad absoluta, que ya no se aparta de ninlguna ley, [92]
pero que tampoco conoce ya ley alguna mas que la ley eterna,
inmutable, de su propia esencia2+<\ La bienoventurow2+1 -cuando
debe ser pensada como moralmente posible— solo puede ser
pensada como aproximación a una beatitud que ya no se distingue
de la moralidad, y precisamente por eso no puede ser ya retribución
de la virtud 2+2^Mientras creemos aún en una bienaventuranza
en retribucion2+3 presuponemos que bienaventuranza y m ora­
lidad, sensibilidad y razon, son principios en conflicto. Pero
no debemos hacerlo. Ese antagonismo debe simplemente cesar.
La bienaventuranza es un estado de pasividad: cuanto más
bienaventurados2++ somos, más pasivamente nos comportamos
con respecto al mundo objetivo. Cuanto más libres llegamos a
ser, cuanto más nos aproximamos a la racionalidad, menos
necesitamos de la bienaventuranza, esto es, de una beatitud que
no debemos a nosotros mismos, sino a la fortuna [o ventura].
Cuanto más puros llegan a ser nuestros conceptos de bienaven­
turanza, cuanto más abstraemos paulatinamente de todo lo que
aportan al respecto objetos exteriores y disfrute sensible, tanto
más se acerca la bienaventuranza a la moralidad, tanto más deja
de ser bienaventuraw 2+5.
La idea integra de bienaventuranza en retribucion, ¿qué es,
según esto, sino una ilusion moral. una asignacion con la que
alguien te compra por ahora, ¡hombre empírico!, tus disfrutes
sensibles, pero que solo será abonable cuando tú mismo ya no
necesites del pago?2+b Imagina de todos modos bajo esa bien­
aventuranza un todo de disfrutes análogos a los ahora sacrifica-
168 F.W.J. SCHELLING

den jetzt aufgeopferten Genüssen analog sind. Wage nur erst,


dich jekt zu überwinden, wage den ersten Kinderschritt zur
Tugend: der zweite wird dir schon leichter werden. Fahrst du
fort, fortzuschreiten, so wirst du mit Erstaunen bemerken, dafi
jene Glückseeligkeit, die du als Lohn deiner Aufopferung erwar-
tetest, selbst für dich keinen Werth mehr hat. Man hat mit
Absicht Glückseeligkeit - das Spielzeug deiner empirisch-affi-
cirten Vernunft - in einen Zeitpunkt verlegt, wo du Mann genug
sein mu£t, um dich selbst seiner zu schamen. Zu schamen, sage
ich, denn wenn du nie so weit kommst, dich über jenes sinnli-
[931 che Ideal von Glückseeligkeit erhaben I zu fühlen, so ware es dir
besser, wenn die Vernunft niemals zu dir gesprochen hatte.
Es ist Foderung der Vernunft, keiner belohnenden Glücksee­
ligkeit m ehr zu bedürfen, so gewifi es Foderung ist, immer
vernuftmafiiger, selbstandiger, freier zu werden. Denn wenn
Glückseligkeit uns noch belohnen kann, so ist sie, wenn man
den Begriffvon Belohnung nicht allem Sprachgebrauch zuwi-
der deuten will, eine Glückseeligkeit, die nicht schon durch
die Vernunft selbst herbeigeführt ist — (wie sollten auch Ver­
nunft und Glückseeligkeit je zusammentreffen?) —eine Glück­
seeligkeit, die eben defiwegen in den Augen eines vernünfti-
gen Wesens selbst keinen Werth mehr hat: Sollten wir, sagt ein
alter Schriftsteller, die unsterblichen G otter defiwegen für
unglückseelig halten, weil sie keine Capitalien, keine Garten,
keine Landgüter, keine Sklaven besitzen? Sollten wir sie nicht
vielmehr eben defiwegen als die Alleinseeligen preisen, weil
sie die einzigen sind, die durch die Erhabenheit ihrer Natur
schon aller jen er Güter beraubt sind? — Das Hochste, wozu
sich unsre Ideen erheben konnen, ist offenbar ein Wesen, das
schlechthin selbstgenügsam nur seines eignen Seins geniefit,
ein Wesen, in welchem alle Passivitat aufhort, das gegen nichts,
selbst gegen Geset;:,e nicht, sich leidend verhalt, das absolutfrei
nur seinem Sein gemafi handelt und dessen einiges Gesetz sein
OCTAVA CARTA 169

dos. Atrévete ahora, solo por una vez, a superarte a ti mismo,


atrévete al prim er paso infantil hacia la virtud: el segundo te
será ya más fácil. Si continúas progresando, observarás con
asombro que aquella bienaventuranza que esperabas como pre­
mio por tu sacrificio ya no tiene valor siquiera para ti. Se ha
aplazado a proposito la bienaventuranza -e l juguete de tu razón
afectada empíricamente*47- a un momento en que tienes que
ser suficientemente hombre como para avergonzarte de ella por
ti mismo*4\ Para avergonzarte digo, pues si no llegaras nunca
tan lejos, a sentirte elevado por encima de aquel ideal sensible de
bienaventuranza, I más te valdría que la razón no te hubiese [93]
hablado jamás*49^
Es una exigencia de la razón no necesitar ya de ninguna
bienaventuranza en retribución, tan cierto como es una exigencia
hacerse cada vez más racional, más autosuficiente, más libre.
Pues si la bienaventuranza puede todavía retribuimos, entonces es
una bienaventuranza -s i no se quiere interpretar el concepto
de retribución contra todo uso lingüístico—que no está ya ori­
ginada por la razón misma (además, ¿cómo habrían de coinci-
dirjamás razón y bienaventuranza?); una bienaventuranza que
precisamente por eso ya no tiene ningún valor a los ojos de un
ser racional. ¿Deberíamos -d ice un escritor antiguo—conside­
rar desventurados a los dioses inmortales porque no poseen
ninglin capital, ningún jardín*50, ninguna hacienda, ningún
esclavo?*51 ¿No deberíamos más bien honrarlos como los úni­
cos dichosos precisamente porque son los únicos que por la
sublimidad de su naturaleza están privados ya de todos esos
bienes?*5* Lo más alto a lo que nuestras ideas pueden elevarse
es, manifiestamente, un ser que simplemente goza con sumo
contento sólo de su propio ser, un ser en el que cesa toda pasi­
vidad, que no se com porta pasivamente respecto a nada, ni
siquiera respecto a leyes, que actúa de modo absolutamente
libre sólo según su ser y cuya propia ley es su propia esencia*53^
170 F.W.J. SCHELLING

eignes Wesen ist. Cartes und Spinoza — Eure Namen kann


man bis jetzt beinahe allein nennen, wenn man von dieser
Idee spricht! Nur wenige verstanden euch, noch wenigere ¡voli­
ten euch verstehen.
Das hochste Wesen, sagt Cartes, kann nicht nach Vernunft-
gründen handeln, denn, setzt Spinoza hinzu, in diesem Falle
würde seine Handlungsweise nicht absolut, sondern bedingt sein
durch seine Erkenntnifi der Vernunftgesetze. —Alles, was nicht
aus unserm reinen Sein, aus unserm absoluten Wesen erklar-
bar ist, ist durch Passivitat bestimmt. So wie wir über uns selbst
hinaustreten, versetzen wir uns in leidenden Zustand. Ver-
nunft aber ist nicht aus unserm absoluten Sein, sondern nur
durch Einschrankung des Absoluten in uns begreiflich. — Noch
weniger ist im Absoluten ein Moralgesetz denkbar. Denn das
Moralgesetz, alssolches, kündigt sich durch ein Sollen an, d.h. es
(941 setzt die Moglichkeit, von ihm abzuweichen, I den Begriff des
Guten neben dem des Bosen voraus. Dieser aber kann so wenig
als jener im Absoluten gedacht werden.
Selbst die griechische Sinnlichkeit hatte gefühlt, dafi die see-
ligen Gotter (pÓKape^ 9E o í) von jeder Fessel des Gesetzes ent-
bunden sein müfiten, um die Seeligen zu sein: wahrend die
arm en Sterblichen (aegri m o rtales) unter dem Zwang der
Gesetze seufzten. Aber unendlich ehrte die griechische Mytho-
logie selbst die Menschheit durch die Klagen über die Schran-
ken menschlicher Willkür. Sie erhielt eben dadurch für den
Menschen moralische Freiheit, wahrend sie den Gottern nichts
als ptysische überliefi. Denn eben jene Sinnlichkeit, die zur See-
ligkeit absolute Freiheit foderte, konnte unter dieser nun
nichts mehr, als blinde Willkür sich denken.
Wo absolute Freiheit ist, ist absolute Seeligkeit, und umgekehrt. Aber
mit absoluter Freiheit ist auch kein Selbstbewufitsein mehr denk­
bar. Eine Thatigkeit, für die es kein Object, keinen Widerstand
mehr giebt, kehrt niemals in sich selbst zurück. Nur durch
OCTAVA CARTA 171

Descartes y Spinoza: ¡hasta ahora prácticamente solo vuestros


nombres pueden mencionarse cuando se habla de esta idea! 25+
Solo unos pocos os entendieron, aún menos gente quiso
entenderos.
El ser supremo, dice Descartes, no puede actuar conforme
a fundamentos racionales^, pues, añade Spinoza, en ese caso
su modo de actuar no seria absoluto, sino que estaría condicio­
nado por su conocim iento de las leyes de la razón 256^Todo lo
que no es explicable a partir de nuestro puro ser, de nuestra
esencia absoluta, está determinado por pasividad. En cuanto
salimos de nosotros mismos nos desplazamos a un estado
paciente. La razón, em pero, no es comprensible a partir de
nuestro ser absoluto, sino sólo por limitación de lo absoluto en
nosotros. Aún menos es pensable en lo Absoluto una ley
m oral257^Pues la ley moral, como tal, se anuncia por medio de
un deber, es decir, presupone la posibilidad de desviarse de
ella,l el concepto del bien junto al del mal. Este, empero, [941
puede ser pensado en lo Absoluto tan poco como aquél.
Incluso la sensiblidad griega había sentido que los dichosos
dioses (páKapEÍ 9E o í)258 tenían que estar desligados de la cadena
de toda ley para ser los dichosos; mientras los pobres mortales
(aegri m ortales) 259 suspiraban bajo la coerción de las leyes260-
Pero la misma mitología griega honró infinitamente a la huma­
nidad por medio de las quejas por los limites del humano albe­
drío. para los hombres, precisamente por ello, la libertad
moral, mientras que no dejó a los dioses más que la [libertad]
física. Pues precisamente aquella sensibilidad que exigía libertad
absoluta para la beatitud, no podía entonces representarse por
ella más que ciego albedrío26'•
D onde262 hC!J libertad absoluta h'!Y beatitud absoluta, y viceversa.
Pero con la libertad absoluta tampoco puede pensarse ya auto-
conciencia alguna2^ Una actividad para la que no hay ya objeto
alguno, resistencia alguna, no retorna jamás a sí misma. Sólo
172 F.W.J. SCHELLING

Rückkehr zu sich selbst entsteht Bewufetsein. Nur beschrankte Rea-


litát ist Wirklichkeit für uns.
Wo aller Widerstand aufhort, ist unendliche Ausdehnung.
Aber die Intensión unsers Bewufitseins steht im ungekehrten
Verháltnifi mit der Extensión unsers Seins. Der hochste
Moment des Seins ist für uns Uebergang zum Nichtsein,
Moment der Vernichtung. H ier, im Momente des absoluten
Seins, vereinigt sich die hochste Passivitát mit der unbe-
schránktesten Activitát. Unbeschránkte Thátigkeit ist —absolute
Ruhe, vollendeter Epikuráismus.
W ir erwachen aus der intellectualen Anschauung, wie aus
dem Zustande des Todes. W ir erwachen durch Reflexión, d.h.
durch abgenothigte Rückkehr zu uns selbst. Aber ohne Wider­
stand ist keine Rückkehr, ohne Object keine Reflexion denkbar.
Lebendig heifit die Thátigkeit, die blofi auf Objecte gerichtet
ist, todt eine Thátigkeit, die sich in sich selbst verliert. Der
Mensch aber soll weder lebloses noch blofi lebendiges Wesen
sein. Seine Thátigkeit geht nothwendig auf Objecte, aber sie
geht eben so nothwendig in sich selbst zurück. Durch jenes
unterscheidet er sich vom leblosen, durch dieses vom blofi
lebendigen (thierischen Wesen). —
Anschauung überhaupt wird als die unmittelbarste Erfahrung
1951 erklárt; I der Sache nach ganz richtig. Aber je unmittelbarer die
Erfahrung, desto náher dem Verschwinden. Auch die sinnliche
Anschauung, so lange sie blofi dieses ist, gránzt an das Nichts.
Würde ich sie als Anschauung fortsetzen, würde ich aufhoren,
Ich zu sein, ich mufi mich m it Macht ergreifen, um mich selbst
aus ihrer Tiefe zu retten. Aber so lange die Anschauung auf
Objecte geht, d.h. so lange sie sinnlich ist, ist keine Gefahr vor-
handen, sich selbst zu verlieren. Das Ich, indem es einen
Widerstand findet, istgnothigt, sich ihm entgegen zu setzen, d.h.
in sich selbst zurück zu kehren. Aber, wo sinnliche Anschauung
aufhort, wo alles Objective verschwindet, findet nichts als
OCTAVA CARTA 173

p or medio del retorno a sí mismo surge la conciencia. Solo la


^realidad limitada es para nosostros realidad efectiva 2fi3^
Donde cesa toda resistencia hay extensión infinita. Pero la
intensidad de nuestra conciencia está en relación inversa a la
aten sió n de nuestro ser. El momento supremo del ser es para
nosotros el tránsito al no ser, momento de la anulación. .Aquí, en
el momento del ser absoluto, se unifica la suma pasividad con
Ia actividad más ilimitada. La actividad ilimitada es... calma
absoluta, epicureismo consumado.
Despertamos de la intuición intelectual como del estado de
Ia m uerte. Despertamos por medio de la reflexión, esto es, por
medio del impuesto retorno a nosotros mismos. Pero sin resis­
tencia no es pensable retorno alguno, sin objeto no es pensable
ninguna reflexión. Viva es denominada la actividad que está
referida meramente a objetos, muerta, una actividad que se
pierde en sí misma. El hombre, em pero, no debe ser ni ser
carente de vida ni meramente ser vivo. Su actividad está refe­
rida necesariamente a objetos, pero retorna con la misma
necesidad a sí misma. Por aquello se distingue del (ser) carente
de vida, por esto del mero (ser) vivo (animal)26^
La intuición en general se interpreta como la experiencia más
inm ediata266: I lo cual es del todo correcto, objetivamente 1?51
hablando. Pero cuanto más inmediata es la experiencia, más
próxima a la desaparición. También la intuición sensible, m ien­
tras no es más que eso, limita con la nada. Si la continuara como
intuición, yo dejaría de seryo; tengo que asirme fuertemente
para salvarme a mí mismo 267 de su profundidad. Pero mientras
la intuición está referida a objetos, es decir, mientras es sensi­
ble, no hay peligro de que me pierda a mí mismo. El yo, al
encontrar una resistencia, se ve obligado a contraponerse a ella,
esto es, a volver en sí. Pero donde cesa la intuición sensible,
[en cambio,] donde desaparece todo lo objetivo, no tiene lugar
más que extensión infinita, sin retorno a sí mismo. Si conti-
174 F.W.J. SCHELUNG

unendliche Ausdehnung statt, ohne Rückkehr in sich selbst.


Würde ich die intellectuale Anschauung fortsetzen, so würde ich
aufhoren zu leben. Ich gienge ,,aus der Zeit in die Ewigkeit." —
— Ein franzosicher Philosoph sagt: Wir hatten seit dem
Sündenfall aufgehort, die Dinge an sich anzuschauen. Soll dieser
Auspruch einigen vernünftigen Sinn haben, so mufite er Sün­
denfall im Platonischen Sinn, als das Heraustreten aus dem
absoluten Zustande denken. Aber in diesem Fall hatte er eher
umgekehrt sagen sollen, seitdem wir aufhorten, die Dinge an
sich anzuschauen, sind wir gefallne Wesen. Denn, wenn das
Wort: Dingansich, einen Sinn haben soll, so kann es nur so viel
heifien: als ein Etwas, das kein Object mehr für uns ist, das
unsrer Thatigkeit keinen Widerstand mehr leistet. Nun ist es
wirklich die Anschauung der objectiven Welt, die uns aus der
intellectualen Selbstbeschauung, aus dem Zustand der Seelig-
keit herausreifit. ¡nsofem also konnte Condillac sagen: so wie die
Welt aufhorte, Ding an sich für uns zu sein, so wie die ideali-
sche Realitat objectiv, und die intellectuale Welt Object fü r uns
wurde, seien wir aus jenem Zustand der Seeligkeit gefallen. —
Wunderbar ziehen sich diese Ideen durch alle Schwarme-
reien der verschiedensten Volker und Zeitalter hindurch. Der
vollendete Dogmatismus, indem er die intellectuale Anschau-
(961 ung für objectiv nimmt, unterscheidet I sich von allen T rau-
m ereien der Kabbalisten, der Brachm anen, der Sinesischen
Philosophen, so wie der neuern Mystiker, durch nichts als die
aufiere Form , im Princip sind sie alle einig. Nur unterschei­
det sich ein Theil der Sinesichen Weisen sehr vortheilhaft von
den übrigen durch seine Aufrichtigkeit, da er das hochste
Gut, die absolute Seeligkeit —im Nichts bestehen lafit.* Denn,
wenn Nichts das heifit, was schlechterdings kein Object ist, so
mufi das Nichts gewifi da eintreten, wo ein Nicht-Object doch

S . Kants A b h . vam Ende aller Dinge.


OCTAVA CARTA 175

nuara yo la intuición intelectual, dejaria de vivir*6^ Iria «del


tiempo a la eternidad» *69^
(U n filosofo francés dice que desde el pecado original
habriamos dejado de intuir las cosas en si'*7°- Para que esta sen­
tencia tenga algún sentido razonable, tuvo que haber pensado
el pecado original en el sentido platónico, como la salida del
estado absoluto. Pero en este caso habria debido decir más
bien que desde que dejamos de intuir las cosas en si somos
seres caidos. Pues si el término cosa en sí ha de tener un sentido,
sólo puede significar algo asi como: un algo, que ya no es objeto
alguno para nosotros, que ya no ejerce ninguna resistencia
con tra nuestra actividad. A hora bien, efectivamente es la
intuición del mundo objetivo la que nos arranca de la auto-
contem plación intelectual, del estado de la beatitud. En esa
medida, pues, Condillac podia decir: Asi como el mundo dejó
de ser para nosotros cosa en si, asi como la realidad ideal se
hizo objetiva y el mundo intelectual objeto para nosotros, caimos
de aquel estado de beatitud).
De modo admirable se extienden estas ideas por todas las
exaltaciones de los más diversos pueblos y épocas. El dogma­
tismo consumado, al tomar la intuición intelectual por objetiva,
no se distingue I más que por la forma externa de todas las enso­ [961
ñaciones de los cabalistas, de los brahmanes, de los filósofos chi­
nos, asi como de los misticos recientes*7‘; en el principio están
todos de acuerdo. Sólo una parte de los sabios chinos se distin­
gue del resto muy en su beneficio por su sinceridad, ya que hace
consistir el bien supremo, la beatitud absoluta... en la nada*.
Pues si se llama «nada>> a lo que no es absolutamente ningún
objeto, entonces la nada tiene que presentarse, sin duda, donde
un no-objeto aún debe ser intuido, empero, de forma objetiva,
es decir, donde todo pensar y todo entendimiento acaban.

V. el trat. [ado] de Kant delfínde todas lascosas27*.


176 F.W.J. SCHELLING

noch obj ectiv angeschaut werden soll, d. h. wo alies Denken


und aller Verstand ausgeht.
Vielleicht erinnerte ich Sie an Lessings Bekenntnifi, dafi er
mit der Idee eines unendlichen Wesens eine Vorstellung von
unendlicher Langeweile verbinde, bei der ihm angst und weh
werde - oder auch an j enen (blasphemischen) A usruf: Ich
mochte um alles in der Welt willen, nicht seelig werden!
Wer nicht so denkt, für den sehe ich in der Philosophie
keine Hülfe.
OCTAVA CARTA 177

Quizá le traje a la memoria la confesión de Lessing de que


él a Ia idea de un ser infinito asociaba una representación de
aburrimiento infinito, que le producía angustia y d o lo r273^ 0
también aquella exclamación (blasfema): ¡Por encima de todas
las cosas desearía no ser dichoso!
Para quien no piensa así no veo en la filosofía remedio
alguno 274-.
NEUNTER BRIEF

Ihre Frage kommt nicht unerwartet. Sie ist sogar in meinem


vorigen Briefe schon enthalten. Der Kriticismus ist von Vor-
wurf der Schwarmerei so wenig zu retten, als der Dogmatismus,
—wenn er mit diesem über die Bestimmung des Menschen hin-
ausgeht, und das letzte Ziel als erreichbar vorzustellen versucht.
—Doch erlauben Sie, dafi ich etwas weiter zurückgehe.
Wenn eine Thatigkeit, die nicht •mehr durch Objecte
beschrankt, und vollig absolut ist, von keinem Bewufitsein
mehr begleitet wird; wenn unbeschrankte Thatigkeit identisch
ist mit absoluter Ruhe; wenn der hochste Moment des Seins
1971 zunachst ans Nichtsein granzt: so geht der Kriticismus I so gut
wie der Dogmatismus auf Vernichtung seiner selbst. Wenn die-
ser fodert, ich soll im absoluten Object untergehen, so mufi
jen er umgekehrt fodern, alles, was Object heifit, soll in der
intellectualen Anschauung meiner selbst verschwinden. In bei-
den Fallen ist für mich Alles Object, eben damit aber auch das
Bewufitsein m einer selbst als eines Subjects verloren. Meine
Realitat verschwindet in der unendlichen.
N O V EN A CARTA

Su pregunta no llega de improviso. Está contenida ya, incluso,


en mi carta anterior. El criticismo puede librarse del reproche
por exaltación tan poco como el dogmatismo... si va, con éste,
mas allá de la determinación 276 del hombre, e intenta presentar la
meta última como alcanzable277^ Pero perm ita que retroceda
algo más.
Si una actividad que no está ya limitada por objetos y es
completamente absoluta ya no está acompañada por conciencia
alguna; si la actividad ilimitada es idéntica a la calma absoluta;
si el m om ento supremo del ser limita por de pronto con la
nada: entonces el criticismo conduce, I de igual modo que el 197]
dogmatismo, a la anulación de uno mismo. Si éste exige que
sucumba en el objeto absoluto, tiene aquél, a la inversa, que
exigir que todo lo que se dice objeto desaparezca en la intui­
ción intelectual de mi mismo. En ambos casos todo es para mi
objeto, y con ello precisamente, pues, se pierde además la con­
ciencia de mi mismo como sujeto. Mi realidad desaparece en la
infinita.
i 8o F.W.J. SCHELLING

Diese Schlüsse scheinen unvermeidlich, sobald man voraus-


setzt, beide Systeme gehen auf Aufhebung jenes Widerspruchs
zwischen Subject und Object - auf absolute Identitat. Ich kann
das Subject nicht aufheben, ohne zugleich das Object, als sol-
ches, eben damit aber auch alies Selbstbewufitsein; und ich
kann das Object nicht aufheben, ohne zugleich das Subject, als
solches, d.h. alie Personlichkeit desselben aufzuheben. Jene
Voraussetzung aber ist schlechterdings unvermeidlich.
Denn alle Philosophie fodert als Ziel aller Synthesis abso­
lute Thesis.* Absolute Thesis aber ist nur durch absolute Iden-
[981 titat denkbar. Beide Systeme I gehen daher nothwendig auf
absolute Identitat, nur dafi der Kriticismus auf absolute Iden-
titat des Subjects unmittelbar, und nur mittelbar auf Uebereinstim-
mung des Objects mit dem Subject, der Dogmatismus hinge-
gen unmittelbar auf die Identitat eines absoluten Objects, und
mittelbar nur auf Uebereinstimmung des Subjects mit dem
absoluten Object geht. Jen er sucht, seinem Princip getreu,

ImVorbeigehen eine Frage: Unter welche Classe von Satzen gehort das Moral-
gebot? Ist es problematischer oder assertorischer. analytischer oder syntheti-
scher Satz? —Seiner blofien Formnach ist es kein blofi problematischer Satz.
denn es fodert kategorisch. Eben so wenig ist es assertorischer Satz. denn es set.d
nichts: esfodert nur. Seiner Form nach also steht es zwischen beiden. Es ist ein
problematischer Satz. der nothwendigzumassertorischen werden soll. —Seinem
Inhalfe nach ist es eben so. weder analytischer noch synthetischer Satz schlecht-
hin. Aber es ist ein synthetischer Satz. der zum analytischen werden soll. Er ist
^^he^ch. denn er fodert blofi absolute Identitat, absolute Thesis: er ist aber
zugleich fhefisch, (anaJytisch), denn er geht nothwendigauf absolute (nicht blofi !)'n-
fhefische) Einheit.
Noch etwas! Das Moralgebot stellt mir ein Absolutes zur Realisirung auf. Nun ist
aber das Absolute an sich kein Gegenstand des Realisirens,l als nur unter der
Bedingung eines En^tgtgrngesetJ:ten: denn ohne dieses ist es schlechthin, weil es ist,
und es bedarf keines Realisirens. Wenn es also realisirt werden soll, so ist dies
nur duch Negationdes Entgegengesetzten moglich. Insofern ist das Moralgebot
zugleich affirmativer und negativer Satz, denn es fodert, ich solle das Absolute
l'falisiren(affirmiren) dadurch dafi ich ein Entgegengesetztes aufbebe (negire).
NOVENA CARTA 181

Estas conclusiones parecen inevitables en cuanto se presu­


pone que ambos sistemas conducen a la cancelación de aquella
contradicción entre sujeto y objeto... [o sea,] a la identidad abso­
luta. No puedo cancelar el sujeto sin cancelar a la vez el objeto
como tal, y con ello precisamente, pues, también toda autocon-
ciencia; y no puedo cancelar el objeto sin cancelar a la vez el
sujeto como tal, es decir, toda personalidad del mismo. Aquella
presuposición, empero, es absolutamente inevitable.
Pues toda filosofía exige como meta de toda sintesis una tesis
absoluta*. Una tesis absoluta, empero, sólo es pensable por
medio de una identidad absoluta. Ambos sistemas I conducen [981
de modo necesario, por ello, a una identidad absoluta, sólo
que el criticism o inmediatamente a una identidad absoluta del
sujeto, y sólo mediatamente a la coincidencia del objeto con el
sujeto, mientras que el dogmatismo inmediatamente a la identidad
de un objeto absoluto, y sólo mediatamente a la coincidencia del
sujeto con el objeto absoluto. Aquél busca, fiel a su principio,

• De pasada una cuestión: (,A que clase de proposiciones pertenece el manda­


miento moral? ¿Es una proposición problemática o asertórica, analítica o sin­
tética?’78Según su meraforma no es ninguna proposición meramente problemá­
tica, pues exige categriricamente. En la misma medida no es una proposición
asertórica, pues no sienta nada’": sólo ^erigr. Según su forma, por tanto, está entre
ambas. Es una proposición problemática que necesariamente debe hacerst aser­
tórica’80. Según su contenidoes también asi: ni proposición analítica ni sintética
sin más. Pero es una proposición sintética que necesariamente debe hacerseana­
lítica. Es sintética, pues meramente identidad absoluta, tesis absoluta; pero es
a lavez te'tica (ana/ilira), pues está referida necesariamente a una unidadabsoluta (no
meramente sinte'tica).
¡Aún algo más! El mandamiento moral me propone un Absoluto que realizar.
Ahora bien, lo Absoluto no es en sí objeto alguno del realizar.I si no es bajo la
condición de un opuesto: pues sin éste es el. sin más, porque es, y no necesita de
ningún realizar. Que sea, por tanto, realizado, es posible sólo por negucióndel
opuesto. En esta medida el mandamiento moral es a un tiempo proposición
afirmativa y negativa, pues exige que yo realice (afirme^') lo Absoluto por la can­
celación (negación) de un opuesto.
182 F.W.J. SCHELLING

Glückseeligkeit mit Moralitat, dieser Moralitat mit Glücksee-


ligkeit synthetisch zu verbinden. Indem ich, sagt der Dogma-
tist, nach Glückseeligkeit, nach Uebereinstimmung meines
Subjects mit der objectiven Welt, strebe, strebe ich mittelbar auch
nach Identitat meines Wesens, ich handle moralisch. Um ge-
kehrt, sagt der kritische Philosoph, indem ich moralisch
handle, strebe ich unmittelbar nach absoluter Identitat meines
Wesens, und eben dadurch mittelbar auch nach Identitat des
Objectiven und Subjectiven in m ir —nach Seeligkeit. In beiden
Systemen aber sind doch Moralitat und Glückseeligkeit zwei
verschiedne Principien, die ich nur ynthetisch (als Grund und
Folge)* vereinigen kann, so lange ich noch in der Annaherung
zum letzten Ziele, zur absoluten Thesis, begriffen bin. Hatte ich
diese jemals erreicht, so würden die beiden Linien, die der
unendliche Progressus durchlauft, Moralitat und Glückseelig­
keit, in einem Punkte zusammentreffen; beide horten auf,
Moralitat und Glückseeligkeit, d.h. zwei verschiedne Princi-
[991 pien, zu sein. Sie waren vereinigt in Einem I Princip, das eben
defiwegen hoher sein mufi als sie beide, im Princip des absoluten
Seins, oder der absoluten Seeligkeit.
Gehen aber beide Systeme auf ein absolutes Princip als das
Vollendende im menschlichen Wissen, so mufi dies auch der
Vereinigungspunkt fü r beide Systeme sein. Denn, wenn im
Absoluten aller Widerstreit aufhort, so mufi auch der W ider-
streit verschiedner Systeme, oder vielmehr alle Systeme müssen
als widersprechende Systeme in ihm aufhoren. Ist der Dogma-
tismus dasjenige System, das das Absolute zum Object macht,
so hort dieser nothwendig da auf, wo das Absolute aufhort

Das heifit nicht, als Verdienst und lklohnung. Denn Belohnungist nicht Folge des Ver-
diensles selbst, sondern der Gerechtigkeit. die beide in Harmonie bringt. Glücksee­
ligkeit und Moralitat aber sollen in beiden Systemen unmittelbar als Grund
und Folge von einander gedacht werden.
NOVENA CARTA

asociar sintéticamente la bienaventuranza a la moralidad, éste


la moralidad a la bienaventuranza. Al esforzarme, dice el dog­
mático, p or la bienaventuranza, por la coincidencia de mi
sujeto con el mundo objetivo, me esfuerzo también mediatamente
por la identidad de mi esencia, actúo m oralmente. Al revés,
dice el filósofo critico, al actuar moralmente me esfuerzo inme­
diatamente por la identidad absoluta de mi esencia, y, justo por
ello, mediatamente también por la identidad de lo objetivo y lo
subjetivo en m i... [me esfuerzo] por la beatitud*82^En ambos sis­
temas, empero, son en efecto moralidad y bienaventuranza dos
principios distintos, que yo, mientras me hallo aún en el pro­
ceso de aproximación a la meta última, a la tesis absoluta, sólo
puedo unificar sintéticamente2®3 (como fundamento y conse­
cuencia*). Si hubiera alcanzado ésa [meta última] en algún
m omento, coincidirían las dos lineas que recorre el progreso
infinito, moralidad y bienaventuranza, en un punto; ambas
dejarían de ser moralidad y bienaventuranza, esto es, dos prin­
cipios distintos. Estarían unificadas en un I principio, que pre­ [99]
cisamente por eso tendría que ser mas alto que ambas: en el
principio del ser absoluto, o de la absoluta beatitud.
Si están referidos ambos sistemas a un principio absoluto
como lo consumador en el saber humano, entonces éste tiene
que ser también el punto de unificación de ambos sistemas.
Pues si en lo Absoluto cesa todo antagonismo, entonces tiene
que cesar también el antagonismo entre los distintos sistemas,
o, m ejor dicho, todos los sistemas tienen que cesar en él en
tanto que sistemas que se contradicen. Si el dogmatismo es el
sistema que hace de lo Absoluto un objeto, entonces cesa

Esto no significa como mérito y retribucióna8\ Pues la retribución no es consecuencia


del mérito mismo, sino de lajustiria que armoniza ambas cosas. Bienaventuranza y
moralidad. empero, han de ser pensadas en ambos sistemas, inmediatamente.
como fundamento yconsecuencia Ia una de Ia otra.
F.W.J. SCHELLING

Objed zu sein, d.h. wo wir selbst mit ihm identisch sind. Ist der
Kriticismus dasjenige System das Identitat des absoluten
Objects mit dem Subject fodert, so hort er nothwendig da auf,
wo das Subject aufhort, Subjed, d.h. das dem Object Entgegen-
gesetzte zu sein. Dieses Resultat abstracter Untersuchungen
über den Vereinigungspunkt der beiden widersprechenden
Grundsysteme bestatigt sich auch, wenn man zu den einzelnen
Systemen herabsteigt, in welchen sich der ursprüngliche
W iderspruch, der beiden Principien, des Dogmatimus und
Kriticismus, von jeher geoffenbart hat.
Wer über Stoicismus und Epikuraismus —die beiden wider-
sprechendsten moralischen Systeme — nachgedacht hat, fand
leicht, dafi beide in demselben letzten Ziele zusammentreffen.
D er Stoiker, der sich von der Macht der Objecte unabhátngig zu
machen strebte, strebte so gut nach Seeligkeit, als der Epikuraer,
der sich in die Arm e der Welt stürzte. Je n e r machte sich von
sinnlichen Bedürfnissen unabhangig dadurch, daft er keines,
dieser dadurch, dafi er sie alle befriedigte.
Je n e r suchte das letzte Ziel — absolute Seeligkeit — metaply-
sisch, durch Abstrahiren von aller Sinnlichkeit, dieser plysisch,
durch vollige Befriedigung der Sinnlichkeit zu erreichen. Aber der
Epikuraer wurde Metaphysiker, dadurch daft seine Aufgabe,
durch successive Befriedigung einzelner Bedürfnisse seelig zu
werden, unendlich war. Der Stoiker wurde Physiker, weil seine
Abstraction von aller Sinnlichkeit nur allmahlich, in der Z/it,
geschehen konnte. Jen er wollte das letzte Ziel durch Progres-
[1001 sus, dieser durch I Regressus erreichen. Aber beide strebten
doch demselben letzten Ziele entgegen, dem Ziel absoluter
Seeligkeit und Allgenügsamkeit.
Wer über Idealismus und Realismus, die beiden widerspre-
chendsten theoretischen Systeme, nachgedacht hat, fand von
selbst, dafi beide nur in der Annaherung zum Absoluten statt
finden konnten, dafi sie aber beide im Absoluten vereinigt,
NOVENA CARTTA

necesariamente ahí donde lo Absoluto deja de ser objeto, esto


es, donde nosotros mismos somos idénticos a él. Si el criti­
cismo es el sistema que exige la identidad del objeto absoluto y
el sujeto, entonces cesa necesariamente ahi donde el sujeto
deja de ser sujeto, esto es, lo contrapuesto al objeto. Este resul­
tado de investigaciones abstractas sobre el punto de unifica­
ción de los dos sistemas fundamentales en contradicción se
confirma también cuando se desciende a los sistemas particu­
lares en que la contradicción originaria -d e los dos p rin ci­
pios, del dogmatismo y el criticism o— desde siempre se ha
manifestado.
Quien reflexionó sobre el estoicismo y el epicureismo —los
dos sistemas morales más en contradicción—descubrió fácil­
mente que ambos coinciden en la misma meta última285^ El
estoico, que se esforzaba por hacerse independiente del poder de
los objetos, se esforzaba por la beatitud tanto como el epicúreo,
que se arrojaba en los brazos del m undo*86^ Aquél se hizo
independiente de las necesidades sensibles no satisfaciendo nin­
guna, éste, satisfaciendo todas*81^
Aquél trataba de alcanzar la meta última —beatitud absoluta—
metafisicamente, por abstracción de toda sensibilidad, éste, fisica-
mente, por la plena satisfacción de la sensibilidad. Pero el epicúreo
se hizo metafísico, porque su tarea, llegar a ser dichoso por la
sucesiva satisfacción de necesidades particulares, era infinita. El
estoico [por su parte] se hizo físico, porque su abstracción de
toda sensibilidad solo podía o cu rrir paulatinamente, en el
tiempo. Aquél quería alcanzar la meta última por progreso, éste
por I regreso. Pero ambos se afanaban, empero, por la misma I100]
meta última, la meta de la beatitud absoluta y el sumo contento.
Quien reflexionó sobre el idealismo y el realismo, los dos
sistemas teóricos más en contradicción288, descubrió por sí
mismo que ambos solo podían tener lugar en la aproximación
a lo Absoluto, que ambos, sin embargo, tienen que [estar]
i8 6 F.W.J. SCHELLING

d.h. als widersprechende Systeme aufhoren müssen. Man sagte


gewohnlich: Gott schaue die Dinge an sich an. Wollte man etwas ver-
nünftiges damit sagen, so müEte dies so viel heiEen als, in Gott
sei der vollendetste Realismus. Aber der Realismus, in seiner
Vollendung gedacht, wird nothwendig und eben defwegen, weil er
vollendeter Realismus ist, zum Idealismus. Denn vollendeter Rea­
lismus findet nur da statt, wo die Objecte aufhoren, Objecte,
d.h. das dem Subject Entgegengesetzte (Erscheinungen) zu sein,
kurz, wo die Vorstellung mit den vorgestellten Objecten, also
Subject und Object absolut —identisch sind. Der Realismus in
der Gottheit also, kraft dessen sie die Dinge an sich anschaut, ist
nichts anders als der vollendetste Idealismus, kraft dessen sie
nichts, als sich selbst und ihre eigne Realitat anschaut.
Man unterscheidet Idealismus und Realismus in objectiven,
und subjectiven. Objectiver Realismus ist subjectiver Idealismus,
und objectiver Idealismus subjectiver Realismus. Diese U nter-
scheidung muE wegfallen, sobald der Widerstreit zwischen Sub­
ject und Object wegfallt, sobald ich nicht mehr das, was ich ins
Objed real, in mich selbst nur ideal, und was ich in mich real, ins Objed
nur ideal setze, kurz, sobald Object und Subject identisch sind.*
[1011 IWer über Freiheit und Nothwendigkeit nachgedacht hat,
fand von selbst, daE diese Principen im ^bsoluten vereinigt sein
müssen — Freiheit, weil das Absolute aus unbedingter Selbst-
macht, Nothwendigkeit, weil es eben deEwegen nur den Gesetzen
seines Seins, der innern Nothwendigkeit seines Wesens gemaE,

ObjectiverRealismus (subjectiver Idealismus) praktischgedacht ist, G/ücksee/igkeit; subjec-


fivrRea/ísmus. (objectiver Idealismus). gleichfalls praktischgedacht. ist Moralitát. So
lange noch das System des objectiven Realismus (der Dinge an sich) gilt. kann
Glückseeligkeit mit Moralitat nur ^inthetischvereinigt sein: sind einmal Idea-
lismus und Realismus keine widersprechenden Principien mehr, so ist es auch
Mo-lralitat und Glückseeligkeit nicht mehr. Horen die Objecte auf. für mich
Objecte zu sein, so kann sich auch mein Streben auf nichts mehr. als aufmich
selbst. (auf die absolute Identitat meines Wesens), beziehen.
NOVENA CARTA

unificados en lo Absoluto, es decir, tienen que cesar [a la pos­


tre] como sistemas en contradicción. Se acostumbraba a decir:
Dios int19e las cosas en sia89- Si quería decirse algo razonable con
esto, estonces tenia que significar que en Dios se da el realismo
más consumado. Pero el realismo, pensado en su consuma­
ción, deviene, de modo necesario y precisamente porque es rea­
lismo consumado, idealismo. Pues el realismo consumado sólo
tiene lugar donde los objetos dejan de ser objetos, esto es, lo
contrapuesto al sujeto (apariencias); brevemente: donde la
representación es absolutamente idéntica a los objetos repre­
sentados, y por ende el sujeto [es absolutamente idéntico] al
objeto. El realismo en la divinidad, en virtud del cual ella
intuye las cosas en si, no es, por tanto, otra cosa que el idea­
lismo más consumado, en virtud del cual no intuye nada que
no sea ella misma y su propia realidad 29° •
Se distinguen idealismo y realismo en objetivo y subjetivo.
Realismo objetivo es idealismo subjetivo, e idealismo objetivo,
realismo subjetivo. Esta distinción tiene que desaparecer tan
pronto como desaparece el antagonismo entre sujeto y objeto,
tan pronto com o dejo de sentar en mí mismo sólo idealmente lo
que siento en el objeto realmente, y en el objeto sólo idealmente lo
que en mí realmente; brevemente: tan pronto como objeto y
sujeto son idénticos*.
iQuien reflexionó sobre la libertad y la necesidad descubrió [101]
por si mismo que estos principios tienen que estar unificados en

El realismo objetivo (idealismo subjetivo) pensado prácticamente es bienaventuranza; el


realismo subjetivo (idealismo objetivo) pensado asimismo prácticamente es moralidad.
Mientras vige aún el sistema del realismo objetivo (de las cosas en si). la bien­
aventuranza puede ser unificada solo sintéticamente con Ia moralidad: una vez que
idealismo y realismo dejan de ser principios en contradicción. entonces ya no lo
son molralidad y bienaventuranza. Si los objetos dejan de ser objetos para mi.
entonces mi esfuerzo tampoco puede referirse ya mas que a mimismo (a la abso­
luta identidad de mi esencia).
i8 8 F.W.J. SCHELLINO

handelt. In ihm ist kein Wille m ehr, der von einem Gesetze
abweichen konnte, aber auch kein Gesetz mehr, das es sich
nicht selbst erst durch seine Handlungen gabe, kein Gesetz, das
unabhangig von seinen Handlungen Realitat hatte. Absolute
Freiheit, und absolute Nothwendigkeit sind identisch.*
Es bestatigt sich also durchgangig. dafi, sobald man bis zum
Absoluten aufsteigt, alle widerstreitenden Principien vereinigt,
alle widersprechenden Systeme identisch werden. — Nur desto
dringender wird dadurch Ihre Frage: Was denn der K riti-
cismus vor dem Dogmatismus voraus habe, wenn beide doch in
demselben letzten Ziele —dem Endzweck alles Philosophirens
—zusammentreffen?
Aber, Lieber Freund, liegt nicht eben schon injenem Resul-
tate die Antwort auf Ihre Frage? Folgt nicht ganz natürlich eben
[1021 aus jenem Resultat I ein andres, dafi der Kriticismus, um sich
vom Dogmatismus zu unterscheiden, mit ihm nicht bis zur
Erreichung des letzten Ziels fortschreiten müsse. Dogmatismus
und Kriticismus konnen sich nur in der Annaherung zum letz­
ten Ziele als widersprechende Systeme behaupten. Eben defi-
wegen mufi der Kriticismus das letzte Ziel nur als Gegenstand
einer unendlichen Aufgabe betrachten; er wird selbst nothwendig zum
Dogmatismus, sobald er das lekte fiel als realisirt (in einem Object) oder als
realisirbar (in irgend einem einzelnen Zeitpunkte) aufttellt.
Stellt er Absolute, als realisirt (als existirend) vor, so wird es
eben dadurch objectiv; es wird Object des Wíssens, und hort eben
damit auf, Object der Freiheit zu sein. Für das endliche Subject

Für Manchen, der Spinoza's Lehre auch aus dem Grunde verwerflich findet,
weil er voraussetzt, Spinoza habe Gott als ein Wesen ohne Freiheit gedacht, ist
es nicht überflüssig zu bemerken, dafi gerade er auch absolute Nothwendigkeit
und absolute Freiheit als identisch dachte. Eth. L. I. def. 7- Ea res libera dici-
tur, quae ex sola suae naturae necessitate existit, et a se sola ad a^ndum
determinatur. - Ib. Prop. ^VII. Deus ex solis suae naturae legibus - agit,
unde sequitur, solum Deum esse causam liberam.
NOYENA CARTA

lo Absoluto: libertad, porque lo Absoluto actúa por incondicio­


nada autarquía; necesidad, precisamente porque actúa conforme
a las leyes de su ser, conform e a la interna necesidad de su
esencia291- No hay en él ya voluntad alguna que pudiera des­
viarse de una ley, pero tampoco ley alguna que no se diera antes
él mismo por medio de sus acciones, ley alguna que tuviera
realidad con independencia de sus acciones292- Libertad abso­
luta y necesidad absoluta son idénticas*.
Se confirm a completamente, por tanto, que tan pronto
como se asciende hasta lo Absoluto todos los principios en
conflicto se unifican, todos los sistemas en contradicción
devienen idénticos. Sólo que tanto más apremiante se hace por
ello su pregunta: ¿E n qué aventaja, pues, el criticismo al dog­
matismo, si ambos coinciden en efecto en la misma meta
última (el fin último de todo filosofar)?
Pero, querido amigo, ¿no se encuentra ya precisamente en
ese resultado la respuesta a su pregunta? ¿N o se sigue a partir
precisamente de ese resultado, con toda naturalidad,l [este] [1021
otro: que el criticismo, para distinguirse del dogmatismo, no
debería progresar con él hasta alcanlJlr la meta última? Dogma­
tismo y criticismo sólo pueden afirmarse como sistemas que se
contradicen en la aproximación a la meta última. Precisamente
por ello el criticismo tiene que tratar la meta última sólo como
objeto de una tarea infinita; él mismo se convierte en dogmatismo tan
pronto comopresenta la meta última como reali;Jlda (en un objeto) o como
reali;Jble (en algún momento particular) 2 ^

Para alguno que encuentre la doctrina de Spinoza condenable también en razón


de que Spinoza habría pensado a Dios como un ser sin libertad’... no es super-
fluo observar quejusto él pensó también la necesidad absoluta yla libertad abso­
luta como idénticas. Eth. L. I. def. 7- Ea’.. res libera dicitur, quae ex sola suae
naturae necessitate e:Ustit, et a se sola ad agendum determinatur’". —Ib.
Prop. XVII. Deus ex39bsolis suae naturae legibus —agit, unde sequitur,
sol^m De^messecausam liberam"'.
19 0 F.W.J. SCHELLING

bleibt nichts übrig, als sich selbst als Subject zu vernichten, um


durch Selbstvernichtung mit jenem Object identisch zu werden.
Die Philosophie ist allen Schrecken der Schwármerei preisgegeben.
Stellt er das letzte Ziel als realisirbar vor, so ist ihm zwar das
Absolute nicht Object des Wisens, aber indem er es als realisirbar
setzt, láfit er wenigstens dem Vermogen, das der Wirklichkeit
immer zuvoreilt —das zwischen erkennendem und realisiren-
dem Vermogen mitten inne steht, das da eintritt, wo das Erken-
nen aufhort, und das Realisiren noch nicht begonnen hat — dem
Vermogen der Einbildungskraft* freien Spielraum, die nun das
Absolute, um es als realisirbar darzustellen, unvermeidlich als
[103J schon reali-lsirt vorstellt, und damit, in dieselbe Schwármerei
verfállt, die den anscheinenden Mysticismus hervorbringt.
Der Kriticismus unterscheidet sich daher vom Dogma-
tismus nicht durch das Z]el, das sie beide, als das hochste, auf-
stellen, sondern durch die Annaherung zu ihm, durch die Realisi-
rung desselben, durch den Geist seiner praktischen Postulate.
U nd nur defiwegen fragt ja die Philosophie nach dem letzten
Z]ele unsrer Bestimmung, damit sie, demselben gemáfi, die weit
dringendere Frage über unsre Bestimmung beantworten konne .

Die Einbildungskraft ist, als verbindendes Mittelglied der theoretischen und


praktischen Vermogen. analog der theoretischen Vernunft. insofern diese von
Erkenntnifi des Objectsabha^ngigist, analog der praktischen. insofern diese ihr Object
selbst hervorbringt. Die Einbildungskraft bringtactiv ein Object dadurch hervor, dafi
sie sich in vollige Abhangigkeit von diesemObject —in vollige Passivitat —versetzt.
Was dem Geschopfe der Einbildungskraft an Objectivitat fehlt. das ersetzt sie
selbst durch die Passivitat, in die sie sich freiwillig-durch einen Act der Spon-
taneitat —gegen die Idee jenes Objects setzt. Man k&nnte daher Einbildungs­
kraft als das Vermogen erklaren, sich durch vollige Selbstthatigkeit in vollige
Passivitat zu versetzen.
Man darf hoffen, dafi die Zeit. die Mutter jeder Entwickelung, auch jene
Keime. welche Kant in seinem unsterblichen Werke, zu grofien I Aufschlüssen
über dieses wunderbare Vermogen, niederlegte. pflegen und selbst bis zur Voll-
endung der ganzen Wissenschaft entwickeln werde.
NOVENA CARTA 191

Si presenta lo Absoluto como reatado (com o existente), se


hace [lo Absoluto] justo por ello objetivo; deviene objeto del
saber, y con ello precisamente deja de ser objeto de la libertad. Al
sujeto finito no le resta sino anularse a si mismo como sujeto,
para hacerse idéntico a ese objeto por anulación de si. La filo­
sofía está a merced de todos los horrores de la exaltación.
Si presenta la meta última como rea/i{able, entonces en ver­
dad no es para él lo Absoluto objeto del saber, pero al sentarlo
como realizable le deja al menos espacio libre a la facultad que
se anticipa siempre a la realidad efectiva (que se halla a medio
camino entre la facultad cognoscitiva y la realizadora, que se
presenta donde el conocer cesa y el rea/i{ar aún no ha comenzado),
[esto es:] a la facultad de la imaginación*, que entonces, de
modo inevitable, presenta lo Absoluto, para exponerlo como
realizable, como ya realilzado, y con ello cae en la misma exal­ [1O
3]
tación que produce el misticismo aparente303^
El criticismo, por ello, se distingue del dogmatismo no por
la meta que ambos establecen como la más alta, sino por la apro­
ximación a ella, por la reacción de la misma, por el espíritu de sus
postulados prácticos. Y, si, la filosofía sólo pregunta por la meta

La imaginación es, como término medio que vincula la facultad teórica y la


práctica, análoga a la razón teórica en la medida en que ésta depende del conoci­
miento del objeto3", análoga a la practica en la medida en que ésta produce por si
misma su objeto100^La imaginación produce activamente un objeto al ponerse en
completa dependencia de ese objeto, en completa pasividad. Lo que les falta de
objetividad a las criaturas de la imaginación lo reemplaza ella misma por la
pasividad en que ella se pone voluntariamente -por un acto de la espontanei­
dad—respecto a la idea de ese objeto. Se podría definir la imaginación, por
ello, como la facultad de ponerse con completa autoactividad en completa
pasividad.
Se puede tener la esperanza de que el tiempo. madre de todo desarrollo, culti­
vara aquellos gérmenes que Kant consignó en suobra inmortal para gran Iescla­
recimiento de esta maravillosa facultad’0', ylos desarrollará incluso hasta la con­
sumación de la entera ciencia1”7.
192 F.W.J. SCHELLING

Nur der immanente Gebrauch, den wir vom Princip des Absolu-
ten in der praktischen Philosophie für die Erkenntnifi unsrer
Bestimmung machen, berechtigt uns, bis zum Absoluten fortzuge-
hen. Selbst der Dogmatismus unterscheidet sich vom blinden
Dogmaticismus in der Frage vom letzten Ziel durch seine prak-
tische Absicht dadurch, dafi er das Absolute nur als constitutives
Princip für unsre Bestimmung, jener als constitutives Princip
für unser Wisen gebraucht.
Wie unterscheiden sich nun beide Systeme durch den Geist
ihrer praktischen Postulate? Dies, ^Th. Freund, ist die Frage,
von der ich ausgieng und zu welcher ich nun zurückkehre. Der
Dogmatismus (dies ist Resultat unsrer ganzen Untersuchung),
kann so wenig, als der Kriticismus das Absolute, als Object,
durch theoretisches Wissen erreichen, weil ein absolutes Object
kein Subject neben sich duldet, theoretische Philosophie aber
eben auf jenen Widerstreit zwischen Subject und Object
gegründet ist. Für beide Systeme bleibt also nichts übrig als,
das Absolute, da es nicht Gegenstand des Wíssens sein konnte,
zum Gegenstand des Handeins zu machen, oder die Handlung zu
fodern, durch welche das Absolute realisirt wird.* In dieser
nothwendigen Handlung vereinigen sich beide Systeme.

[104] Ist es demVerf. anders gelungen, die Ausleger des Kriticismwzu ver- Istehen, so
denken sich - die meisten wenigstens - unter dem praktischen Postulat der Exi-
stenz Gottes nicht die Foderung, die Idee von Gott praktischzu rea/tsiren, sondern
nur die Foderung, zum Behuf des moralischen Fortschritts, (also in praktischer
Absicht) das Dasein Gottes theo^rth, —(denn Glauben, Fürhwahrhaltenu.s.w. ist doch
offenbar ein Act des theoretischen Vermogens) —anzunehmen, und also objectiv
vorat^^^&n. So ware also Gott nicht unmittelbarcr. sondern nur mitte/barer Gegen­
stand unsers Realisirens, und zugleichwieder, (was siedochnicht zuwollenschei-
nen), Gegenstand der theoretischen Vernunft. Dagegenbehaupten doch diesel-
ben Philosophen vollige Ana/^e der beidenpraktischen Postulate, des Postulats der
Existenz Gottes und des der Unsterblichkeit. Unsterblichkeit aber mu& doch
offenbar unmittelbarerGegenstand unsers Realisirens sein. Wir realisiren Unsterb­
lichkeit durch die Unendlichkeit unsers moralischen Progressus. Also müsen sie
NOVENA CARTA 193

últim a de nuestra determ inación para poder contestar, de


acuerdo con la meta, la pregunta mucho más urgente por
nuestra determinación. Sólo el uso inmanente que hacemos del
principio de lo Absoluto en la filosofía práctica para el conoci­
miento de nuestra determinación justifica que avancemos hasta lo
.Absoluto. El propio dogmatismo se distingue del ciego dogma-
ticismo en la pregunta por la meta última en virtud de la inten­
ción práctica, porque usa lo Absoluto sólo como principio
constitutivo de nuestra determinación, aquél [(el ciego dogmati-
cismo)] como principio constitutivo de nuestro saber3°*^
¿Cóm o se distinguen entonces ambos sistemas por el espíritu
de sus postulados prácticos? Esta, querido amigo, es la pre­
gunta de la que partí y a la que retorno ahora. El dogmatismo
(éste es el resultado de nuestra entera investigación) puede
alcanzar lo .Absoluto -c o m o objeto—por medio del saber teó­
rico tan poco como el criticismo, porque un objeto absoluto
no tolera ningún sujeto junto a sí; la filosofía teórica está,
empero, fundada precisamente sobre ese antagonismo entre
sujeto y objeto. A ambos sistemas no les queda más que hacer
de lo Absoluto -y a que no pudo ser objeto del saber- objeto del
actuar, o exigir la acción por la que lo Absoluto es realizado*. En
esta acción necesaria se unifican ambos sistemas.

Si el autor ha logrado entender a los interpretes del criticismo.l se imaginan por el [1041
postulado practico de la existencia de Dios-al menos la mayoría- no la exigencia
de naíil;tlr de modo practico Ia idea de Dios, sino solo Ia exigencia, con el fin del
progreso moral (por tanto, con intenciónpractica), de asumir teóricamente, ypor tanto
pn^uponerobjetivamente, la existencia de Dios (pues creer, tomarporvtrdaden, etc. son en
efecto, de modo manifiesto, actos de la facultad teórica)'0'. Asi, Dios no sería
objeto inmediato, sino sólo mediato de nuestro realizar, y a lavez de nuevo Ooque en
efecto parecen no querer) objeto de la razón teórica. Por otro lado, los mismos
filósofos afirman, empero, la plena analogía de los dos postulados prácticos, del
postulado de la existencia de Dios yel de la inmortalidad'"". La inmortalidad, no
obstante, tiene que ser manifiestamente, (,no es cierto?, objeto inmediato de nues­
tro realizar. Realizamos la inmortalidad por medio de la infinitud de nuestro
194 F.W.J. SCHELLING

[104] iDer Dogmatismus kann sich also auch nicht vom K riti-
cismus durch diese Handlung überhaupt, sondern nur durch den
Geist derselben, und zwar nur insofern unterscheiden, ais er die
Realisirung des Absoiuten, ais eines Objects, fodert. Nun kann ich aber
keine objective Causalitat realisiren, ohne eine subjective dagegen
aufzuheben. Ich kann in das Object keine Activitat setzen, ohne
in mich selbst Passivitat zu setzen. Was ich dem Object m it-
theile, raube ich eben dadurch mir selbst und umgekehrt. Dies
sind lauter Satze, die sich in der Philosophie aufs strengste
erweisen lassen, und die Jed er sogar durch die gemeinsten
(moralischen) Erfahrungen belegen kann.
Setze ich also das Absolute als Object des Wissens voraus, so
existirt es unabhangig von meiner Causalitat, d.h. ich existire
abhangig von der seinigen. Meine Causalitat ist durch die sei-
nige vernichtet. Wo soll ich hinfliehen vor seiner Macht? Soll
ich absolute Activitat eines Objects realisiren, so ist dies nicht
anders, als dadurch moglich, dafi ich absolute Passivitat in mich
selbst setze: alle Schrecknisse der Schwarmerei überfallen mich.
Meine Bestimmung im Dogmatismus ist, jede freie Causalitat in
mir zu vernichten, nicht selbst zu handeln, sondern die abso-

wohl einraumen. daft auch die Idee der Gottheit unmittelbarer Gegenstand unsers
[105] Realisirens ist. daft wir die Idee der Gottheit Iselbst. (nicht nur unsern (theoreti-
schen) Glauben daran) nur durch die Unendlichkeit unsers moralischen Fort-
schritts realisiren konnen. —Sonst müftten wir auch unsers Glaubens an Gott frü-
her gewift sein. als unsers Glaubens an Unsterblichkeit: —es klingt lacherlich, aber
es ist wahre und offenbare Folge! Denn der Glaube an Unsterblichkeit entsteht
nur durch unsern unendlichen Fortschritt. (empirisch). Der Glaube selbst ist so
unendlich als unser Fortschritt. Unser Glaube an Gott aber müftte a priori, dog-
matisch entstehen. also auch immer derselbe sein, wenn er nicht selbst Gegenstand
unseres Fortschritts ware. also durch unsern Fortschritt selbst ins Unendliche fort
immer mehr realisin würde. —Bei den meisten meiner Leser habe ich gewift um
Verzeihungzu bitten. daft ich so oft auf den namlichen Gegenstand zurückkehre.
Aber —andern Lesern muft man von allen Seiten her beizukommen suchen.
Gelingt es auf der einen nicht. so gelingt es doch vielleicht auf der andern.
NOVENA CARTA 195

IE1 dogmatismo no puede tampoco distinguirse del criti­ (1041

cismo, p or tanto, por esta acción engeneral, sino solo por el


espíritu de la misma, y por cierto sólo en la medida en que exige la
realización de lo Absoluto como la de un objeto. Ahora bien, no puedo,
empero, realizar ninguna causalidad objetiva sin cancelar a cam­
bio una subjetiva. No puedo sentar en el objeto actividad alguna
sin sentar en mi mismo pasividad. Lo que transmito al objeto
es lo que, por ello, sustraigo de mi mismo, y a la inversa. Estas
son proposiciones claras que se dejan demostrar en la filosofía
del modo más estricto 3°9, y que cualquiera puede acreditar por
medio, incluso, de las más comunes experiencias (morales).
Si presupongo, por tanto, lo Absoluto como objeto del
saber, entonces existe con independencia de mi causalidad, es
decir, existo yo dependiendo de la suya. Mi causalidad es anu­
lada por la suya. ¿A dónde voy a huir de su poder? Que rea­
lice la actividad absoluta de un objeto, sólo es posible sen­
tando pasividad absoluta en mi mismo: todos los horrores de la
exaltación me asaltan.
Mi determinación en el dogmatismo es anular toda causalidad
libre en mi, no actuar por mi mismo, sino dejar actuar a la

progreso moral10'. Por tanto, bien tienen que conceder que también laidea de la
divinidad es objeto inmediato de nuestro realizar. que la idea de la divinidad Imismo [105]
(no nuestra creencia -teórica- en ella) podemos realizarla solo por la infinitud
de nuestro progreso moral. De lo contrario tendríamos que estar ciertos también
de nuestra creencia en Dios antes que de nuestra creencia en la inmortalidad...
jsuena ridiculo. pero es una consecuencia estricta y manifiesta! Pues la creencia
en la inmortalidad surge sólo por medio de nuestro progreso infinito (empírica­
mente). La creencia misma es. pues. infinita. como nuestro progreso. Nuestra cre­
encia en Dios. empero. tendría que surgir a priori. de mododogmático. por tanto ser
siempre la misma. si no fuera ella misma objeto de nuestro progresoyno fuera por
tanto realizada cada vez mas por nuestro progreso mismo al infinito. Ala mayoría
de mis lectores les tengo, sin duda. que pedir perdón por volver tan a menudo
sobre el mismo asunto. Pero a otros lectores hay que intentar vencerlos por todos
los flancos. Si no se logra por uno, se logra quiza por otro.
196 F.W.J. SCHELLING

lute Causalitat in mir handeln zu lassen, die Schranken meiner


Freiheit immer mehr zu verengen, um die der objectiven Welt
immer mehr zu erweitern - kurz, die unbeschrankteste Passi-
11051 vitat. Lost nun der Dogmatismus den theoretischen W i-lder-
streit zwischen Subject und Object durch die Foderung, dafe das
Subject aufhore, für das absolute Object Subjed, d.h. ein ihm
Entgegengesetztes zu sein, so mufe umgekehrt der Kriticismus
den Widerstreit der theoretischen Philosophie durch die prak-
tische Foderung losen, dafe das Absolute aufhore, für mich Objed
zu sein. Diese Foderung nun kann ich nur durch ein unendli-
ches Streben, das Absolute in mir selbst zu realisiren, —durch unbe-
schrankte A divitat- erfüllen. Nun hebt jede subjective Causalitat
eine objective dagegen auf. Indem ich mich selbst durch Auto-
nomie bestimme, bestimme ich die Objecte durch H eterono-
mie. Indem ich in mich Activitat setze, setze ich ins Object Pas-
sivitat. Je mehr subjediv, desto weni^robjediv!
Setze ich also ins Subjed alles, so negire ich eben dadurch vom
Objed alles. Absolute Causalitat in mir hebtform ich alie objective
Causalitat auf. Indem ich die Schranken meiner Welt erweitre,
verenge ich die der objectiven. Hatte je meine Welt keine
[1061 Schranken m ehr, so ware alle objective I Causalitat durch die
meinige vernichtet. Ich ware absolut. Aber der Kriticismus
würde in Schwarmerei verfallen, wenn er dies letzte Ziel auch
nur als erreichbar (nicht als erreicht) vorstelite. E r gebraucht also
die Idee desselben nur praktisch, für die Bestimmung des m orali-
schen Wesens. Bleibt er hier stehen, so ist er sicher, ewig vom
Dogmatismus verschieden zu sein.
Meine Bestimmung im Kriticismus namlich ist — Streben nach
unveranderlicher Selbstheit, unbedingter Freiheit, uneingeschrankter Thatigkeit.
Sei! ist die hochste Foderung des Kriticismus.
Will man den Gegensatz gegen die Foderung des Dogma­
tismus, bemerklicher machen, so ist es diese: Strebe, nicht dich der
Gottheit, sondern die Gottheit dir ins Unendliche a^ n ahem .
NOYENA CARTA 197

causalidad absoluta en mí, estrechar cada vez más los límites de


mi libertad para ampliar cada vez más los del mundo obje­
tivo ... brevemente: la mas ilimitada pasividad. Si el dogma­
tismo resuelve entonces el antalgonismo teórico entre sujeto y [1051
objeto por medio de la exigencia de que el sujeto deje de ser,
para el objeto absoluto, sujeto, esto es, un opuesto a él, entonces
el criticismo, a la inversa, tiene que resolver el conflicto de la
füosofía teórica por medio de la exigencia práctica de que lo
.Absoluto deje de ser para mí objeto. Ahora bien, esta exigencia la
puedo cumplir sólo por medio de un esfuerzo infinito por
realizar en mí mismo lo Absoluto (por medio de una actividad ilimi­
tada). Sólo que toda causalidad subjetiva cancela de rechazo una
objetiva. Al determinarme a mí mismo con autonomía, deter­
mino los objetos con heteronomía. Al sentar en mí actividad,
siento en el objeto pasividad. ¡Cuanto mcis subjetivo, menos objetivo!
Si siento, por tanto, todo en el sujeto, niego, precisamente por
ello, todo del objeto. La absoluta causalidad en mí cancela para mi
toda causalidad objetiva309- Al ampliar los límites de mi mundo,
estrecho los del [mundo] objetivo. Si mi mundo ya no tuviera,
en algún m om ento310, límite alguno, toda causalidad objetiva
I estaría anulada por la m ía3‘\ Yo sería absoluto. Pero el criti­ [1061
cismo caería en la exaltación si presentara esta meta última
siquiera como alca^ble (no [ya] como alcaw da). Hace uso, por
tanto, de la idea de la misma sólo de modo práctico 3‘a, para la deter­
minación del ser moral. Si se queda aquí, está seguro de ser dis­
tinto del dogmatismo por siempre.
Mi determinación en el criticismo es, pues: aspiración a una mismi-
dad inmutable, a una libertad incondicionada, a una actividad ilimitada.
jSé! es la exigencia suprema del criticismo3‘3-
Si se quiere hacer más notoria la oposición respecto a la exi­
gencia del dogmatismo, es [la del criticism o] ésta: Aspira, no a
aproximarte a la divinidad infinitamente, sino a aproximar la divinidad a ti infi­
nitamente 3‘4-
ZEHNTER BRIEF

Sie haben recht, noch Eines bleibt übrig —zu wissen, dafi es eine
objective Macht giebt, die unsrer Freiheit Vernichtung droht,
und mit dieser festen und gewissen Ueberzeugung im Herzen —
^gegen sie zu kámpfen, seiner ganzen Freiheit aufzubieten, und so
unterzugehen. Sie haben doppelt Recht, mein Freund, weil
diese Moglichkeit, auch dann noch, wenn sie vor dem Lichte
der Vernunft lángst versch^nden ist, doch für die Kunst —für
das Hochste in der Kunst —aufbewahrt werden muS.
Man hat oft gefragt, wie die griegische Vernunft die Wider-
sprüche ihrer Tragodie ertragen konnte. Ein Sterblicher —vom
Verhángnifi zum Verbrecher bestimmt, selbst gegen das Verháng-
nifi kámpfend, und doch fürchterlich bestraft für das Verbre-
chen, das ein Werk des Schicksals war! Der Grund dieses Wider-
spruchs, das, was ihn ertráglich machte, lag tiefer, als man ihn
suchte, lag im Streit menschlicher Freiheit mit der Macht der
objectiven Welt, in welchem der Sterbliche, wenn jene Macht
eine Uebermacht — (ein Fatum) — ist, nothwendig unterliegen,
und doch, weil er nicht ohne Kampf unterlag, für sein Unterlie-
D É C IM A C A R T A

Tiene usted razón, aún resta una cosa: saber que hay un poder
objetivo que amenaza nuestra libertad con la an u lación , y
con esta firme y segura convicción en el corazón luchar contra
él, movilizar toda la libertad propia y así p e re ce r3'5- T iene
razón doblemente, amigo mío, porque esta posibilidad, aun
cuando ha desaparecido hace tiempo a la luz de la razó n 3'6,
tiene que ser conservada, en efecto, para el arte, para lo supremo
en el arte.
Se ha preguntado a menudo cómo pudo soportar la razón
griega las contradicciones de su tragedia. jUn mortal, determi­
nado por la fatalidad a ser un criminal, luchando él mismo con­
tra la fatalidad, y no obstante castigado terriblemente por el cri­
men que fuera obra del destino! 3'7 El Jundamento de esta
contradicción, eso que la hizo soportable, yacía mas hondo de
lo que se lo buscó, yacía en la disputa de la libertad humana
con el poder del mundo objetivo, en la que el mortal, de ser el
poder un poder hegem ónico (un fatum), tenía que sucumbir
necesariamente, y, no obstante, porque no sucumbió sin lucha, ser
2 0 0 F.W.J. SCHELLING

[107] gen selbst bestraft werden mufite. l Dafi der Verbrecher, der doch
nur der Uebermacht des Schicksals unterlag, doch noch bestraft
wurde, war Anerkennung menschlicher Freiheit, Ehre die der
Freiheit gebührte. Die griechische Tragodie ehrte menschliche
Freiheit dadurch, dafi sie ihren Helden gegen die Uebermacht
des Schicksals kampfen liefi: um nicht über die Schranken der
Kunst zu springen, mufite sie ihn unterliegen, aber, um auch
diese, durch die Kunst abgedrungne, Demüthigung mensch­
licher Freiheit wieder gut zu machen, mufite sie ihn —auch für
das durch's Schicksal begangne Verbrechen — biifien lassen. So
lange er nochfrei ist, halt er sich gegen die Macht des Verhang-
nisses aufrecht. So wie er unterliegt, hort er auch auf, frei zu
sein. Unterliegend klagt er noch das Schicksal wegen Verlustes
seiner Freiheit an. Freiheit und Untergang konnte auch die
griechische Tragodie nicht zusammenreimen. Nur ein Wesen,
das der Freiheit beraubt war, konnte dem Schicksal unterliegen.
—Es war eingrofler Gedanke, willig auch die Strafe für ein unver-
meidliches Verbrechen zu tragen, um so durch den Verlust seiner
Freiheit selbst eben diese Freiheit zu beweisen, und noch mit
einer Erklarung des freien Willens unterzugehen.
Wie überall, so ist auch hier die griechische Kunst Regel.
Kein Volk ist dem Charakter der Menschheit auch hierinn
treuer geblieben, als die Griechen.
So lange der Mensch im Gebiete der Natur weilt, ist er im
eigentlichsten Sinne des Worts, wie er über sich selbst Herr sein
kann, Herr der Natur. E r weist die objective Welt in ihre
bestimmte Schranken, über die sie nicht treten darf. Indem er
das Object sich vorstellt, indem er ihm Form und Bestand giebt,
beherrscht er es. E r hat nichts von ihm zu fürchten, denn er
selbst hat ihm Schranken gesetzt. .Aber so wie er diese Schranken
aufhebt, so wie das Object nicht mehr vorstellbar ist, d.h. so wi.! er
selbst über die Granze der Vorstellung ausgeschweift ist, sieht er
sich selbst verloren. Die Schrecken der objectiven Welt überfal-
DÉCIMA CARTA 201

castigado p o r su sucumbir mismo.l Que el criminal, que en [1071


efecto3'8 solo sucumbió al poder hegemónico del destino, fuera
aún3'9, no obstante, castigado, fue reconocimiento de la libertad
humana, honra que le era debida a la libertad. La tragedia griega
honró la libertad humana dejando luchar a sus héroes contra el
poder hegemonico del destino: para no ir más allá de los limi­
tes del arte tenia que dejarlo [al héroe] sucumbir, pero para val-
ver a hacer también buena esta humillación, arrancada a la
fuerza por el arte, tenia además que dejarlo pagar por el crimen
cometido a causa del destino. Mientras es aún libre, se mantiene
en pie a si mismo contra el poder de la fatalidad. Tan pronto
como sucumbe, deja además de ser libre. Sucumbiendo acusa
aún al destino de la pérdida de su libertad. Tampoco la trage­
dia griega pudo armonizar libertad y ocaso. Sólo un ser al que
se habia privado de libertad pudo sucumbir al destino. Fue un
gran pensamiento el de cargar voluntariamente con la pena por
un crim en inevitable para asi, por la pérdida de la libertad
misma, demostrar precisamente esa libertad, y perecer todavía
con una declaración de voluntad libre.
Corno siempre, el arte griego es también aqui regla. Tam ­
poco en este punto ha permanecido pueblo alguno más fiel que
los griegos al carácter de la humanidad.
Mientras el hombre permanece en el ámbito de la natura­
leza es señor de la naturaleza en el sentido más propio de la
palabra, igual que puede ser señor de si mismo. Señala al
mundo objetivo sus limites determinados, que no puede exce­
der. Al representarse el objeto, al darle forma y consistencia, lo
dom ina. No tiene nada que temer por su parte, pues él
mismo le ha impuesto limites. Pero en cuanto cancela estos
limites, en cuanto el objeto ya no es representable, es decir, en
cuanto él mismo ha excedido las fronteras de la representa­
ción, se ve a si mismo perdido. Los horrores del mundo obje­
tivo lo asaltan. Ha cancelado sus limites, ¿cóm o ha de sojuz-
2 0 2 F.W.J. SCHELLINO

len ihn. E r hat ihre Schranken aufgehoben, wie soll er sie über-
[1081 wáltigen. E r kann dem schrankenlosen Object I keine Form
mehr geben, unbestimmt schwebt es ihm vor, wo soll er es fes-
seln, wo ergreifen, wo seiner Uebermacht Gránzen setzen?
So lange die griechische Kunst in den Schranken der Natur
bleibt, welches Volk ist da natürlicher, aber auch sobald sie jene
Schranken verláfit, welches schrecklicher!* Die unsichtbare
Macht ist zu erhaben, als dafi sie durch Schmeichelei bestochen,
ihre Helden zu edel, als dafi sie durch Feigheit gerettet werden
kónnten. Hier bleibt nichts übrig, als —Kampf und Untergang.
Aber ein solcher Kampf ist auch nur zum Behuf der tragi-
schen Kunst denkbar: zum System des Handelns kónnte er
schon defiwegen nicht werden, weil ein solches System ein
Titanengeschlecht voraussetzte, ohne diese Voraussetzung aber,
ohne Zweifel zum grófiten Verderben der Menschheit aus-
schlüge. Wenn einmal unser Geschlecht bestimmt wáre, durch
die Schrecken einer unsichtbaren Welt gepeinigt zu werden;
wár' es dann nicht leichter, feig gegen die Uebermacht jener
Welt, vor dem leisesten Gedanken an Freiheit zu zittern, als
kámpfend unterzugehen? In der T hat aber würden uns dann
die Gráuel der gegenwártigen Welt mehr, als die Schrecknisse
der künftigen quálen. Derselbe Mensch, der in der übersinn-
lichen Welt seine Existenz erbettelt hat, wird in dieser Welt zum
Plagegeist der Menschheit, der gegen sich selbst und Andre

D ie g r ie c h is c h e n G o t t e r s t a n d e n n o c h i n n e r h a l b d e r N a tu r . Ih r e M a c h t w ar
n ic h t unsichtbar, n ic h t u n e r r e ic h b a r f ü r m e n s c h lic h e F r e ih e it. O f t tr u g m e n s c h -
lic h e K lu g h e it ü b e r d ie p h y sisch e M a c h t d e r G o t t e r d e n S ie g d a v o n . S e lb s t d ie
T a p fe r k e it i h r e r H e ld e n ja g t e o f t d e n O l y m p i e r n S c h r e c k e n e i n . A b e r das
e ig e n tlic h e UebematüWiche d e r G r ie c h e n b e g i n n t m it d e m Fatum, m it d e r u n s ic h t­
b a r e n M a c h t, d ie k e in e N a tu r m a c h t m e h r e r r e i c h t , u n d ü b e r d ie s e lb s t d ie
u n s t e r b lic h e n G o t t e r n ic h ts v e r m o g e n . - J e s c h r e c k lic h e r s ie s in d im G e b ie te
d es U e b e r n a tü r l ic h e n , d e s to n a tü r lic h e r s in d s ie s e lb s t. J e s ü f ie r e i n V o lk v on
d e r ü b e r s in n lic h e n W elt tr a u m t, d esto v e r a c h tlic h e r , u n n a tü r lic h e r ist es selb st.
DÉCIMA CARTA 203

garlo [ahora]? Ya no puede ponerle al objeto carente de lími­


tes I limite alguno; se lo representa indeterm inadam ente, (108]
¿p or donde aherrojarlo, por donde prenderlo, donde poner
fronteras a su poder hegemonico?
Mientras el arte griego permanece dentro de los límites de
la naturaleza, ¿qué pueblo es más natural?, pero asimismo, tan
pronto com o abandona esos límites, ¿cuál más terrible?* El
poder invisible es demasiado elevado como para poder3*4 ser
sobornado por la adulación, sus héroes demasiado nobles
com o para poder ser salvados por la cobardía. No queda aquí
más que lucha y ocaso.
Pero una lucha semejante es solo pensable, asimismo, con
vistas al arte trágico: no podría convertirse en sistema del
actuar, ya solo porque un sistema tal presupondría un género
de titanes, y sin esta presuposición redundaría sin duda, sin
embargo. en el mayor perjucio de la humanidad. Si nuestro
género estuviera determinado por una vez a ser atormentado
por los horrores de un mundo invisible, ¿n o sería entonces
más fácil perecer cobardemente ante el poder hegemonico de
ese m undo, tem blar ante el más mínimo pensamiento de la
libertad? De hecho, sin embargo, nos atormentarían enton­
ces más los espantos del mundo presente que los horrores del
mundo futuro. El mismo hombre que ha mendigado su exis­
tencia en el mundo suprasensible se haría en este mundo

L o s d io s e s g r ie g o s e sta b a n a ú n d e n t r o d e la n a tu r a le z a . S u p o d e r n o e r a invisible,
n o e r a in a lc a n z a b le p a ra la lib e r ta d h u m a n a . A m e n u d o la a stu cia h u m a n a salia
v ic to r io s a f r e n t e al p o d e r f í s i c o 3' 0 d e lo s d i o s e s '" . l n c l u s o la v a le n tía d e sus
h é r o e s asu s ta b a a m e n u d o a lo s o lím p ic o s . P e r o lo p r o p ia m e n te sobrenatural d e
lo s g r ie g o s c o m ie n z a c o n e l fatum, c o n e l p o d e r in v isib le al q u e n o d a a lc a n c e ya
n in g ú n p o d e r n a tu r a l y s o b r e e l q u e n a d a p u e d e n lo s d io se s i n m o r t a l e s 3" .
C u a n t o m ás t e r r i b l e s s o n e n e l t e r r e n o d e lo s o b r e n a t u r a l . m á s n a tu r a le s s o n
e llo s m is m o s . C u a n t o m ás d u lc e m e n t e s u e n a u n p u e b lo c o n el m u n d o s u p r a ­
s e n s ib le , m ás d e s p re c ia b le , m ás a n tin a tu r a l es él m is m o .
2 0 4 F.W.J. SCHELLING

wüthet. Für die Demüthigungen jener Welt soll ihn die H err-
schaft in dieser schadlos halten. Indem er aus den Seeligkeiten
[1091 jener Welt erwacht, kehrt er in diese zurück, um sie zur Hólle I
zu machen. Glücklich genug, wenn er sich in den Armen jener
Welt einwiegt, um in dieser zum moralischen Kind zu werden.
Es ist das hóchste Interesse der Philosophie, die Vernunft
durch jene unveranderliche Alternative, die der Dogmatismus
seinen Bekennern eróffnet, aus ihrem Schlummer aufzuwec-
ken. Denn wenn sie durch dieses Mittel nicht mehr geweckt
werden kann, so ist man alsdann wenigstens sicher, das aufierste
gethan zu haben. Der Versuch ist um so leichter, da jene Alter-
native, sobald man sich über die letzten Gründe seines Wissens
Rechenschaft zu geben sucht, die einfachste, begreiflichste —
ursprünglichste Antithese aller philosophierenden Vernunft ist.
„Die Vernunft mufi entweder auf eine objective intelligible
Welt, oder auf subjective Persónlichkeit; auf ein absolutes
Object, oder auf ein absolutes Subject —aufFreiheit des Willens
—Verzicht th u n .” Ist diese Antithese einmal bestimmt aufge-
stellt, so fodert das Interesse der Vernunft auch, mit der grófi-
ten Sorgfalt zu wachen, dafi nicht die Sophistereien der morali­
schen Tragheit über sie einen neuen Schleier ziehen, der die
Menschheit betrügen kónne. Es ist Pflicht; die ganze Tauschung
aufzudecken, und zu zeigen, jeder Versuch, sie der Vernunft
ertraglich zu machen, nur durch neue Tauschungen gelingen
kann, welche die Vernunft in einer beharrlichen Unwissenheit
erhalten, und ihr den letzten Abgrund verbergen, in den sich
der Dogmatismus, sobald er auf die letzte grofie Frage, (Sein
oder Nichtsein?) vordringt, unvermeidlich stürzen mufi.
Der Dogmatismus — dies ist das Resultat unsrer gemein-
schaftlichen Untersuchung —ist theoretisch unwiderlegbar, weil er
selbst das theoretische Gebiet verlafit, um sein System praktisch
zu vollenden. Er ist also praktisch widerl^tor, dadurch, dafi man
ein, ihm schlechthin entgegengesetztes System in sich realisirt.
D É C IM A C A R TA 205

azote de la hum anidad, [a z o te ] que se enfurece contra sí


mismo y contra otros. Por las hum illaciones de aquel mundo
ha de resarcirlo quien d o m in a en éste. Al despertarse de las
bienaventuranzas de aquel m u n d o , vuelve a éste para conver­
tirlo en un infierno. l H arto d ichoso quien se adormece en los [1091
b razos de aquel m u n d o p ara hacerse en éste, m oralm ente
hablando, un niño325^
Es el interés supremo de la filosofía despertar a la razón, por
medio de aquella inmutable alternativa que el dogmatismo abre
a sus confesores, del d orm itar326^Pues si no pueden ser ya des­
pertados por este m edio, al m enos está uno seguro, entonces,
de haber hecho lo mliximo. El intento es tanto más fácil porque
aquella alternativa, tan p ro n to com o uno busca dar cuenta de
los fundamentos últimos de su saber, es la antitesis más simple,
más comprensible, más originaria de toda razón que fUosofa.
« L a razón tiene que renunciar o a un mundo objetivo inteligi­
ble o a la personalidad subjetiva; a un objeto absoluto o a un
sujeto absoluto (a la libertad de la voluntad)». Una vez está
establecida de modo determinado esta antítesis, el interés de la
razón exige, asimismo, vigilar con la mayor cura que las sofiste-
rias de la inercia moral no corran sobre ella un nuevo velo que
pudiera confundir a la humanidad. Es un deber descubrir la
ilusión toda, y mostrar que cualquier intento de hacerla sopor­
table para la razón solo puede tener éxito por medio de nuevas
ilusiones, que mantienen a la razón en una ignorancia tenaz y
le ocultan el último abismo en el que tiene que precipitarse
irremediablemente el dogmatismo tan pronto como avanza
hasta la Utima gran pregunta (¿ser o no se r?).
El dogmatismo -éste es el resultado de nuestra investigación
conjunta—es teóricamente irrefutable, porque él mismo abandona
el terreno teórico para consumar su sistema prácticamente. Es,
por tanto, refutable prácticamente, realizando uno ensíun sis­
tema opuesto completamente al dogmatismo. Pero es irrefuta-
206 F.W.J. SCHELLING

Aber er ist unwiderlegbar für den, der ihn selbst praktisch zu


realisiren vermag, dem der Gedanke ertraglich ist, an seiner
eignen Vernichtung zu arbeiten, jede freie Causalitat in sich
aufzuheben, und die Modification eines Objects zu sein, in
dessen Unendlichkeit er früher oder spater seinen (m orali-
schen) Untergang findet.
Was ist demnach wichtiger für unser Zeitalter, als daft man
diese Resultate des Dogmatismus nicht mehr bemantle, nicht
[1101 mehr unter einschmei-lchelnden Worten, unter Tauschungen
der faulen Vernunft verhülle, sondern so bestimmt, so offen-
bar, so unverhüllt, wie moglich aufstelle. H ierinn allein liegt
die letzte Hoffnung zur Rettung der Menschheit, die, nachdem
sie lange alle Fesseln des Aberglaubens getragen hat , endlich
einmal das, was sie in der objectiven Welt suchte, in sich selbst fin-
den dürfte, um damit von ihrer granzenlosen Ausschweifung
in eine fremde Welt —zu ihrer eignen, von der Selbstlosigkeit —
zur Selbstheit, von der Schwarmerei der Vernunft —zur Frei-
heit des Willens zurückzukehren.
Einzelne Tauschungen waren von selbst gefallen. Das Zeit­
alter schien nur darauf zu warten, daft auch der letzte Grund
aller jen er Tauschungen verschwinde. Einzelne Irrthüm er
hatte es zerstort, nur sollte auch noch der letzte Punkt fallen,
an dem sie alle befestigt waren. Man schien auf die Enthüllung
zu warten, als Andre dazwischen traten, die in dem Augen-
blick, da die menschliche Freiheit ihr letztes Werk vollenden
sollte, neue Tauschungen ersannen, um den kühnen E n t-
schluft vor der Ausführung noch welken zu machen. Die Waf-
fen entsanken der Hand, und die kühne Vernunft, welche die
Tauschungen der objectiven Welt selbst vernichtet hatte, win-
selte kindisch über ihre Schwache.
Ihr, die ihr selbst an die Vernunft glaubt, warum klagt ihr die
Vernunft darüber an, daft sie nicht zu ihrer eignen Zerstorung
arbeiten kann, daft sie eine Idee nicht realisiren kann, deren
DÉCIMA CARTA 207

b le p a r a e l q u e es cap az d e re a liz a r e l d o g m a tis m o p rá d ica m en te,


p a r a a q u é l al q u e es s o p o r ta b le e l p e n s a m ie n t o d e t r a b a ja r e n
su p r o p ia a n u la c i ó n , d e c a n c e la r e n s í to d a c a u s a lid a d l i b r e y
s e r la m o d ific a c ió n d e u n o b je t o , [u n o b je t o ] e n cu y a in fin itu d
e l e n c u e n tr a , a n te s o d e sp ú e s, su o c a s o ( m o r a l) .
Q u e e s m á s i m p o r t a n t e p a ra n u e s tr a é p o c a q u e q u e ya n o
se e n c u b r a este r e s u lta d o d e l d o g m a t is m o , q u e ya n o se v ele
c o n lis o n lje r a s p a la b ra s , b a jo ilu s io n e s d e la p e re z o s a r a z ó n 327, [1101
s in o q u e se p r e s e n t e ta n p r e c i s a , m a n i f i e s t a y a b ie r t a m e n t e
c o m o sea p o s ib le . S ó l o a q u í re s id e la ú ltim a e s p e ra n z a d e s a l­
v a c ió n d e la h u m a n id a d , q u e , d e s p u é s d e h a b e r p o r ta d o la rg o
t i e m p o to d a s la s c a d e n a s de la s u p e r s t i c i ó n , p o r f i n p u e d e
e n c o n t r a r en s ím is m a , p o r u n a v ez, lo q u e b u s c ó e n e l m u n d o
o b je t i v o , p a r a c o n e llo r e t o r n a r d e su d e s e n f r e n o s in lím it e s
e n u n m u n d o e x t r a ñ o a l su y o p r o p i o , d e la c a r e n c i a d e sí
m is m o a la m is m id a d , d e la e x a lta c ió n d e la r a z ó n a la lib e r ta d
d e la v o lu n ta d 32^
A lg u n a s i lu s i o n e s h a b ía n c a íd o p o r sí m is m a s . L a é p o c a
p a r e c ía e s p e r a r ta n s ó lo a q u e d e s a p a r e c ie r a t a m b ié n e l ú ltim o
f u n d a m e n to d e to d a s esas ilu s io n e s . A lg u n o s e r r o r e s lo s h a b ía
d e s tr u id o , y sólo q u e d a b a p o r c a e r ta m b ié n el ú ltim o p u n to al
q u e to d o s e s ta b a n f i ja d o s . P a r e c ía e s p e r a r s e la r e v e la c ió n ,
c u a n d o otros se i n t e r p u s i e r o n , y, e n e l m o m e n t o e n q u e la
lib e r ta d h u m a n a d e b ía c o n s u m a r su ú ltim a o b r a , id e a r o n n u e ­
vas ilu s io n e s p a ra h a c e r m a r c h ita r la o sa d a r e s o lu c ió n a n te s de
su e je c u c i ó n . L a s a rm a s c a y e ro n d e las m a n o s , y la o sa d a ra z ó n ,
q u e h a b ía a n u la d o la s ilu s io n e s d e l m u n d o o b je tiv o , g im ió d e
m o d o in f a n t il p o r su d e b ilid a d .
V o s o t r o s , q u e c r e é is e n la r a z ó n , ¿ p o r q u é a c u sá is a la
r a z ó n d e q u e n o p u e d a t r a b a ja r e n su p r o p ia d e s t r u c c ió n , d e
n o p o d e r r e a liz a r u n a id e a c u y a r e a lid a d e fe c tiv a d e s t r u i r ía
to d o lo q u e v o s o tr o s m is m o s h a b é is le v a n ta d o h a r t o tr a b a jo s a ­
m e n t e ? Q u e lo h a g a n lo s d e m á s , lo s q u e d e sd e s ie m p r e e stá n
208 F.W.J. SCHELLING

Wirklichkeit alies zerstoren würde, was ihr selbst mühsam genug


aufgebaut habt. Dafi es die Andern thun, die mit der Vernunft
selbst von jeher entzweit sind, und deren Interesse es ist, über
sie Klagen zu führen, wundert mich nicht. Aber dafi ihr es thut,
die ihr selbst die Vernunft als ein gottliches Vermogen in uns
preist! -W ie wollet ihr denn eure Vernunft gegen die hochste Ver­
nunft behaupten, die für die eingeschrankte, endliche Vernunft
offenbar nur die absoluteste Passivitat übrig liefie. Oder, wenn
ihr die Idee eines objectiven Gottes voraussetzt, wie konnt ihr
von Gesetzen sprechen, die die Vernunft aussich selbst hervorbringt,
da doch Autonomie allein einem absolut —freien Wesen zukom-
men kann. Vergeblich m eint ihr euch dadurch zu retten, dafi
ihr jene Idee nu r praktisch voraussetzt. Eben, weil ihr sie nurprak-
tisch voraussetzt, droht sie I eurer moralischen Existenz nur desto
gewisser den Untergang. Ihr klagt die Vernunft an, dafi sie von
Dingen an sich, von Objecten einer übersinnlichen Welt nichts
wisse. Habt ihr nie —nie auch nur dunkel —geahnet, dafi nicht
die Schwache eurer Vernunft, sondern die absolute Freiheit in
euch die intellectuale Welt für jede objective Macht unzuganglich
macht, dafi nicht die Eingeschranktheit eures Wissens, sondern
eure uneingeschrankte Freiheit, die Objecte des Erkennes in die
Schranken blofier Erscheinungen gewiesen hat?
Verzeihung, mein Freund, dafi ich in einem Briefe an Sie
zu Fremden spreche, die Ihrem Geiste —so fremde sind. Lassen
Sie uns lieber zu der Aussicht zurückkehren, die Sie selbst am
Ende Ihres Briefs vor uns eroffnet haben.
Wir wollen froh sein, wenn wir überzeugt sein konnen, bis
zum letzten grofien Problem, zu dem alle Philosophie vordrin-
gen kann, vorgerückt zu sein. Unser Geist fühlt sich freier,
indem er aus dem Zustande der Speculation zum Genufi und
zur Erforschung der Natur zurückkehrt, ohne dafi er befürch-
ten mufi, durch eine immer wiederkehrende Unruhe seines
unbefriedigten Geistes aufs neue in jenen unnatürlichen
DÉCIMA CARTA 2 0 9

enemistados co n la razón misma y cuyo interés es inculparla,


no me asombra3*9- jPero que lo hagáis vosotros, que ensalzáis
la razón como una facultad divina en nosotros! ¿C óm o que­
réis, pues, afirmar vuestra razón contra la razón suprema 33°, que
manifiestamente sólo deja a la razón limitada, finita, la más
absoluta pasividad? O, si presuponéis la idea de un Dios obje­
tivo, siendo que la autonom ía sólo puede corresponder en
verdad a un ser absolutamente libre, ¿cóm o podéis hablar de Iryes
que la razón produce por sí misma?33' En vano pensáis libraros
presuponiendo esa idea sólo prácticamente 33\ Precisamente p o r­
que la presuponéis sólo practicamente333, amenaza vuestra I exis­ 1111]
tencia moral con el ocaso tanto más ciertamente. Acusáis a la
razón334 de que no sepa nada de cosas en sí, de objetos de un
mundo suprasensible335^ ¿N o habéis barruntado nunca,
siquiera oscuramente, que no es la debilidad de vuestra razón,
sino la absoluta libertad en vosotros, la que hace inaccesible el
mundo intelectual a todo poder objetivo, que no es la lim ita­
ción de vuestro saber, sino vuestra ilimitada libertad, la que ha
señalado a los objetos del conocer los límites de las meras apa­
riencias?
Perdone, amigo mío, que en una carta dirigida a usted336
hable a extraños, que son a su espíritu tan ajenos. Volvamos
mejor a la perspectiva que usted mismo abrió ante nosotros al
final de su última carta.
Nos damos por contentos si podemos convencernos de
haber avanzado hasta el último gran problema hacia el que
puede avanzar toda filosofía. Nuestro espíritu se siente más
libre al retornar del estado de la especulación al disfrute e
investigación de la naturaleza sin que tenga que temer ser
devuelto de nuevo a ese estado antinatural por medio de una
intranquilidad siempre recurrente de su insatisfecho espí-
ritu337^Las ideas338 a las que se ha elevado nuestra especulación
dejan de ser objetos de una ocupación ociosa, que cansa a
2 1 0 F.W.J. SCHELLING

Zustand zurückgeführt zu werden. Die Ideen, zu denen sich


unsre Speculation erhoben hat, horen auf, Gegenstande einer
müssigen Beschaftigung zu sein, die unsern Geist nur gar zu
bald ermüdet, sie werden zum Gesetz unsers Lebens, und
befreien uns, indem sie so selbst in Leben und Dasein überge-
gangen —zu Gegenstanden der Erfahrung werden, auf immer von
dem mühsamen Geschafte, uns ihrer Realitat auf dem Wege
der Speculation, a p rio ri, zu versichern.
Nicht klagen wollen wir, sondern froh sein, dafi wir endlich
am Scheideweg stehen, wo die Trennung unvermeidlich ist:
froh, dafi wir das Geheimnifi unsers Geistes erforscht haben,
kraft dessen der Gerechte von selbst.frei wird, wahrend der Unge-
rechte von selbst vor der Gerechtigkeit zittert, die er in sich nicht
1112] fand, und die er eben defiwegen in eine andre Welt, in die I
Hande eines strafenden Richters übergeben mufite. Nimmer
wird künftighin der Weise zu Mysterien seine Zuflucht neh-
men, um seine Grundsatze vor profanen Augen zu verbergen.
Es ist Verbrechen an der Menschheit, Grundsatze zu verber­
gen, die allgemein mittheilbar sind. .Aber die Natur selbst hat
dieser Mittheilbarkeit Granzen gesetzt: sie hat —für die Würdi-
gen eine Philosophie aufbewahrt, die durch sich selbst zur esoterischen
wird, weil sie nicht gelemt, nicht nachgebetet, nicht nachgeheu-
chelt, nicht auch von geheimen Feinden und Ausspahern
nachgesprochen werden kann — ein Symbol für den Bund
freier Geister, an dem sie sich alle erkennen, das sie nicht zu
verbergen brauchen, und das doch, nur ihnen verstandlich,
für die Andern ein ewiges Rathsel sein wird.
DÉCIMA CARTA 2 II

nuestro espíritu demasiado pronto; se hacen ley de nuestra


vida, y nos liberan para siempre - a l pasar asi incluso a la vida y
la existencia, al devenir objetos de la experiencia- de la trabajosa
ocupación de cerciorarnos de nuestra realidad por la via de la
especulación, a p rio ri.
No queremos quejarnos; nos damos por contentos por
estar por fin en la encrucijada donde la separación es inevita­
ble: contentos de haber indagado el misterio de nuestro espí­
ritu en virtud del cual el justo deviene libre339 de Sf90. mientras el
injusto tiembla de Sf90 ante la justicia que no encontró en si, y
que él, precisamente por ello, tuvo que confiar a otro mundo,
dejar en I manos de un juez vindicativo 3+°- Nunca más en el 11121
futuro se refugiará el sabio en misterios para ocultar sus p ro ­
posiciones fundamentales3+1 a ojos profanos. Es un crimen
contra la humanidad ocultar proposiciones fundamentales que
son universalmente comunicables. Pero la naturaleza misma ha
puesto limites a esta comunicabilidad3+2: ha reservado, para los
dignos, una filosofía que se hace esotericaporsfmisma 3+3, porque no
puede ser aprendida, no puede ser recitada mecánicamente, no
puede ser fingida, que tampoco puede ser repetida por secretos
enemigos y espias, [ha reservado] un simbolo3++ para la alianza
de espiritus libres3+5, [un simbolo] que confiesan todos, que no
necesitan ocultar, y que, en verdad inteligible sólo para ellos,
será para los demás un enigma eterno.
NOTAS
Las referencias completas de las obras citadas en las notas se encuentran en la B i b l i o g r a f í a . Para
abreviar las referencias a las diversas ediciones del original he recurrido a los siguientes acrónimos:

E D para Ia primera edición de 1795 - 1796 ;


Z D para Ia edición de 1 8 0 9 ;
D D p ara Ia edición de 1 8 2 0 ;
H ^ A para Ia edición histórico-crítica de Ia Academia B avarade las Ciencias.

1 E l o r i g i n a l d e la s p r i m e r a s c u a t r o c a r ta s r e z a a q u í y e n l o s u c e s iv o

« d o g m a t i c i s m o » . S o b r e la e n m i e n d a t e r m i n o l ó g i c a e n la s d e m á s

c a r t a s y e d i c i o n e s v é a s e infra, p p . I I I s s . , n o t a , y s o b r e e l d i s t i n g o

e n tr e « d o g m a tis m o » y « d o g m a tic is m o » , p . 117.

2 L o s a m ig o s d e l k a n tis m o q u e n o v e r ía n c o n n itid e z esa s f r o n t e r a s

s e r ía n a lg u n o s d e su s p r o f e s o r e s e n T u b in g a y su s s e g u id o r e s : G .

C . S t o r r , J . F . F la tt, F . G . S ü s k in d , G . C . R a p p y d e m á s . E s ta s c a r ­

ta s se e s c r ib e n d e e n tr a d a c o n t r a e llo s . K a n t d is t in g u e e n e l p r o ­

l o g o a l a s e g u n d a e d i c i ó n d e l a Critik d e r reinen Vernunfi e n t r e e l d o g ­

m a t i s m o (D ^ ^ atism ), e s t o e s , e l a v a n c e p o r e l m e r o c o n o c i m i e n t o a

p a r tir d e c o n c e p to s se g ú n p r in c ip io s , s in in d a g a r p r e v ia m e n te e l

m o d o d e y e l d e r e c h o a su d is p o s ic ió n , y e l p r o c e d e r d o g m á tic o

(dogmatisches Verfahren), a s a b e r , e l p r o c e d e r d e m o s t r a t i v o e s t r i c t o a

p a r t i r d e p r i n c i p i o s a p r io r i y s e g u r o s ( B ^ ^ w ) . C f r . « U e b e r e i n e

E n td e c k u n g , n a c h d e r a lle n e u e K r itik d e r r e in e n V e r n u n ft d u rc h

e in e a lte re e n tb e h r lic h g e m a c h t w e rd e n s o l l » , p. 2 2 6 .
2 I 6 CARTAS FILOSÓFICAS SOBRE DOGMATISMO Y CRITICISMO

3 C f r . K . L . R e i n h o l d , Briefe überdie KantischePhilosophie, v o l . I, p. 1 0 4 :

« L a Crítica d e la r11ón e s p r e g o n a d a p o r dogmáticos c o m o e l e n s a y o d e

u n e s c é p t i c o q u e s o c a v a Ia c e r t e z a d e t o d o s a b e r ; p o r escépticos c o m o

Ia o r g u l l o s a i n s o l e n c i a d e l e v a n t a r s o b r e l a s r u i n a s d e l o s s i s t e m a s

a n te r io r e s u n n u e v o d o g m a tis m o g e n e r a l h e g e m ó n ic o [. . . ] >>, a s i

c o m o e l lu g a r p a r a le lo d e « U e b e r d ie b i s h e r i g e n S c h ic k s a le d e r

k a n t i s c h e n P h i l o s o p h i e » , p . 3 2 y s u r e c e n s i ó n d e l a Critik d er reinen

Vernunft e n Allgemeine Literatur/;!itung, n ú m s . 5 4 ~ 5 5 ’ 1 8 d e f e b r e r o d e

1 7 9 1 , c o l. 4 3 4 (p u e d e v e rse u n a r e a c c ió n d e re serv a a esa r e c e n s ió n

e n la c a r t a d e I . C . D ie z a F . I . N i e t h a m m e r d e l 9 d e m a r z o d e

1 7 9 1 , e n I . C . D i e z , Briefoiechsel und Kantische Schrften, p p . 5 2 s . ) .

4 C f r . la c a r t a a H e g e l d e l 2 I d e j u l i o d e 1 7 95 . e n F . W . J . S c h e llin g ,

B riefaechse/ 1 7 8 6 - 1 7 9 9 . p . 2 7 : « U n p o c o m a s y a l g u n o h a b r í a d e s e ­

a d o , a b u e n s e g u r o , la v u e lta d e lo s t i e m p o s d e la m a s c r a s a o s c u r i ­

d a d , p u e s e l c ir c u lo q u e é s ta d e s c r ib ió e r a a m p lio e n c o m p a r a c ió n

con la s b a r r e r a s q u e h a b r i a le v a n t a d o a n u e s t r o a lr e d e d o r esa

s e m iilu s tr a c ió n » .

5 S e r e f i e r e a l d o g m a t i s m o : c f r . infra, p . 1 0 7 , n o t a . E l e l o g i o d e l d o g ­

m a t is m o - - e n la v e r s i ó n d e S p i n o z a - p o r su c o n s e c u e n c i a , p r o m o ­

v id o p r i m e r o p o r Ja c o b i, es c o r r ie n te e n la é p o c a : c fr. F. H .

J a c o b i , Ueber die Lehre des Spinoza, p . 1 0 4 , K . L . R e i n h o l d , B r y t r ^ z u r

Berichtigung bisherigfrM iftverstándnissederPhilosophen, v o l . 2 , p . 4 3 4 y J . G .

F i c h t e , Grundlage dergesammten Wissenschaftslehre, p . 2 6 4 ( a s i c o m o F . W .

J . S c h e l l i n g , Vom ¡ch, p p . 6 9 s . y IIO s . ) . P a ra K a n t, q u e a s o c ia b a a l

d o g m a tis m o , c o m o a c a b a m o s d e v e r , la d ig n id a d d e u n p r o c e d e r

p r o b a to r io y s is te m á tic o , e l p r o to tip o d e d o g m á tic o , s in e m b a r g o .

s e g u í a s i e n d o C h . W o l f f (Critik d er reinen Vemunft, B 8 8 4 ) . W o l f f h a b i a

s id o , p o r c i e r t o , q u i e n f a v o r e c ie r a m e d i o s ig lo a n t e s la o p i n i ó n d e

q u e la m e t a f is ic a d e S p i n o z a e s ta b a b a s a d a e n fa la c ia s y u s o s i l e g í t i ­

m o s d e lo s c o n c e p to s .

6 L a c l a r i d a d (Deutlichkeit; l i t e r a l m e n t e « d i s t i n c i ó n » ) e r a u n i m p e r a t i v o

d e l e d i t o r d e l a r e v i s t a e n l a q u e a p a r e c i e r o n la s c a r t a s : c f r . F . I. N i e ­

th a m m e r , « V o r b e r i c h t ü b e r Z w e c k u n d E in r ic h t u n g d ie s e s J o u r -
N O TAS 2 17

n a l s » , p p . [IX s . ] . Q u e l a f o r m a e p i s t o l a r f o m e n t a b a l a c l a r i d a d e r a

u n a c o n v ic c ió n q u e S c h e llin g h a b ia c o m p a r tid o c o n F . H o ld e r lin :

c f r . la c a r ta d e H o l d e r l i n a F . I . N ie t h a m m e r d e l 2 4 d e f e b r e r o d e

1 7 9 6 , e n Samtliche Werke, v o l . 6 , I , p . 2 0 3 . L o s p r e d e c e s o r e s i l u s t r e s

q u e h a b ía n o p ta d o p o r e s te g e n e r o e r a n m u c h o s : F . H . J a c o b i , J .

G . H e r d e r , F . S c h ille r , K . L . R e in h o ld , S . M a i m o n ,J . F . F la tt, e tc .

7 « E r h a b e n s t e » . E n e ste c o n te x to d e r e s o n a n c ia s k a n tia n a s tr a d u z c o

s e g 1 Jn l a c o n v e n c i ó n , a u n q u e l i t e r a l m e n t e s i g n i f i q u e : « l o m as

e le v a d o » .

8 L a m a y ú s c u la d e « .A b s o l u t o » la i n t r o d u z c o y o b a jo e l s u p u e s t o d e

q u e S c h e llin g a p r o v e c h a r ía e s t e r e c u r s o e x p re s iv o s i d is p u s ie r a d e e l.

9 « S e l b s t m a c h t » : liberum arbitrium, potestas independens ( J . y W . G r i m m ,

Deutsches Worterbuch, v o l . 1 0 , M ü n c h e n , D e u t s c h e r T a s c h e n b u c h V e r -

la g , 1 9 8 4 [ r e im p r e s ió n d e la e d ic ió n d e L e ip z ig , 1954 s s .]. c o l.

4 8 5 ). L ite r a lm e n te : p o d e r o d o m in io so b re s i. T r a d u z c o p o r

« a u t a r q u ía » , n o e n e l s e n tid o d e « e s ta d o d e a u to s u fic ie n c ia » ,

s in o e n e l s e n tid o a c tiv o d e « a u t o g o b i e r n o » (c fr . M . M o lin e r ,

D iccionario d e uso d el español, v o l . I : A - H , M a d r i d , G r e d o s , 1 9 9 9 , p .

3 0 1 y . p a r a o t r o c r i t e r i o , J . C o r o m i n a s y J . A . P a s c u a l , D iccionario

crítico etim ológico castellano e hispánico, v o l . 1 : A - C A , M a d r i d , G r e d o s ,

1 9 8 0 , p . 4 1 4 ).

10 L a e x p r e s ió n « e f e c t o p u r a m e n t e e s t é t i c o » s e h a lla e n F . S c h ille r ,

« Ü b e r d i e a s t h e t i s c h e E r z i e h u n g d e s M e n s c h e n » , ccartaa 2 2 , p . 6 3 8 .

11 C. P . C o n z , p r o f e s o r d e S c h e llin g e n T u b in g a , a u to r d e u n a

m o n o g r a fía s o b re e l e s to ic is m o y e l c r is tia n is m o k a n tia n o , p u b lic ó

en 1795 u n a v e r s i ó n a l a l e m á n d e De tranquilitate animi, d e S é n e c a .

12 L a r e p r e s e n ta c ió n d e u n a s u p r e m a q u ie tu d q u e a la vez e s s u p re m a

a c tiv id a d (v id a ) se h a lla e n S c h il l e r : « Ü b e r d ie a s th e tis c h e E r z i e -

h u n g d e s M e n s c h e n » , c a r t a 1 5 , p . 6 1 9 . C f r . infra, p . 173 , asi c o m o

Philosophie und Religion, p . 3 2 . J a c o b i s u g i e r e q u e p u e d e r e t r o t r a e r s e a


L e i b n i z e n U eberdie Lehre des Spinow , p . 3 8 2 .

13 L o s e s f u e r z o s d e a l g u n o s t r a d u c t o r e s p o r d i f e r e n c i a r e n t r e Dasein y

Existem: s o n c o m p r e n s i b l e s , p e r o n o h a n c o n v e n c i d o a l e d i t o r . L o s
2 18 CARTAS FILOSÓFICAS SOBRE DOGMATISMO Y CRITICISMO

re c u r s o s tip o g r á fic o s , p o r lo d e m á s , s o n m u y a r tific io s o s . E l le c to r

e n c o n tr a r á a q u í, p a ra a m b a s, « e x is te n c ia » , con e l s e n tid o d e

« e x i s t e n c i a e m p í r i c a » ( c f r . Vom ¡ch, p . 88 y e s p . infra, p . 1 3 5 , n o t a ) .

S o b r e e l « jo v e n m u n d o » , c f r . la c a r t a d e H o l d e r l i n a su h e r m a n o

del 2 d e j u n i o d e 1 7 9 6 (Sam tliche Werke, v o l . 6, I, p . 210), d o n d e se

h a b la de la « e w ig ju g e n d lic h e n N a tu r» , y el p oem a «A n d ie

N a tu r » , e n v ia d o a S c h ille r e l 4 d e s e p tie m b r e d e 1795 (ib id ., v o l . I ,

I , p p . 1 9 1 - 1 9 3 ) , c o n s u r e f e r e n c i a a l < < ju g e n d l i c h e W e l t » ( d e b o e s t a s

r e fe r e n c ia s a J . - F . C o u r t in e , « T r a g é d ie e t s u b lim ité :» , p . 8 8 ) .

14 E n Z D d e s a p a r e c e e s te a d je tiv o ( « p u r a :» ) .

15 E l é n fa s is e s p riv a tiv o d e E D .

16 L o « d iv in o » .

17 C f r . F . S c h ille r , « Ü b e r d ie a s th e tis c h e E r z ie h u n g d e s M e n s c h e n » ,

c a rta 2 2 . p p . 6 3 9 s .

18 L a r e h a b ilit a c ió n d e e s te t é r m i n o p a r a r e f e r ir s e a la c o n c i e n c i a d e s í

( t r a s e l d e n u e s t o k a n t i a n o ; c f r . C ritikder reinen Vemunfi, A 1 9 / B 33 y B

6 8 ) c o m ie n z a c o n K . L . R e i n h o l d , a u n q u e e n la s e m á n tic a s c h e -

llin g ia n a r e s u e n a n S p in o z a , H e r d e r , S c h il l e r y, s o b r e t o d o , J a c o b i ,

y c a b e s u p o n e r i n c l u s o u n e m p l e o c o r r i e n t e e n la é p o c a p a r a m e n ­

t a r v i v e n c i a s e x c e p c i o n a l e s ( c f r . X . T i l l i e t t e , S c h e l l i n g . Unephilosophie

en devenir, p . 9 7 , n o t a s 2 9 s . ) . S o b r e l a f u n c i ó n y s i g n i f i c a d o p a r a

S c h e l l i n g , v é a s e l a O c t a v a c a r t a y t a m b i é n - Vom Ich, p . 1 0 6 . E n e s t e

p a so d ir ía s e q u e e l s e n tid o , c u a lific a d o p o r « d e l m u n d o :» , es e l d e

la o b je t iv a c ió n d e la a u t é n t ic a i n t u i c i ó n in t e le c t u a l d e s í m is m o .

19 E n D D d ic e « t o d a » e n lu g a r d e « a q u e l l a » .

20 C o n t r a la s id e a s c o r r i e n t e s o a n t r o p o m ó r f i c a s d e D i o s , c f r . l a c a r t a

a H eg el del 4 d e fe b re ro d e 1795. C f r . t a m b i é n I. K a n t , Critik der

Urtheilskmft, B 4 3 6 s .
2 I C f r . J . F . F l a t t , Briefe über den moralischen Erkenntnisgrund der Religion ü b e r-

haupt, und besonders in B etiehung a u fd ie Kantische P hilosophie, p . 7 2 : « q u e


s e g ú n l a a f i r m a c i ó n k a n t i a n a e l h o m b r e r e c t o [Rechtschaffene] b i e n

p u e d e d e c i r : quiero que un D ios s e a » . L a a f i r m a c i ó n s e h a l l a d e h e c h o

e n I . K a n t , Critik derpraktischen Vemunft, p . 143: « 'A s í q u e é s t a e s u n a


N O TAS 219

necesidad desde una perspediva absolutamente necesaria y j u s t i f i c a s u p r e s u p o ­

s ic ió n n o m e r a m e n t e c o m o h ip ó te s is p e r m it id a , s in o c o m o p o s t u ­

la d o c o n m ir a s p r a c t ic a s ; y a d m it id o q u e la p u r a le y m o r a l o b lig a

s i n r e m i s i ó n a c u a lq u ie r a c o m o m a n d a m ie n t o ( n o c o m o r e g la d e

p r u d e n c i a ) , e l h o n r a d o b i e n p u e d e d e c i r : quiero q u e u n D i o s s e a ,

q u e m i e x is te n c ia e n e s te m u n d o ta m b ié n se a u n a e x is te n c ia e n u n

m u n d o i n t e l i g i b l e p u r o f u e r a d e l n e x o d e la n a t u r a l e z a , [ y ,] e n f i n ,

a s im is m o q u e m i d u r a c ió n n o te n g a f i n » .

22 V é a s e L . H . J a k o b , U eberden moralischen B ew eisfü rd a s Dasryn Gottes, p .

1 8 1 ; J . G . F i c h t e , Versuch einer Critik aller Offenbarung, p . 1 9 ; y F . G . S ü s -

k i n d , Bemerkungen über den aus Principien derpraktischen Vernunft hergeleiteten

Ueberzeugu^ngsgrund von d e r M oglichkeit und W irklichkeit einer O ffenbarung. p .


1 2 6 : « E s ta ca u sa s u p re m a la d e b e m o s p e n s a r c o m o u n a in te lig e n ­

c ia , c o m o u n s e r , q u e es c r e a d o r d e l m u n d o y re g e n te d e l m u n d o

s e g ú n le y e s m o r a le s » . L a d o c tr in a k a n tia n a s o b r e e l p o s tu la d o d e

u n d i v i n o y m o r a l l e g i s l a d o r p u e d e e s t u d i a r s e e n I . K a n t , Critik der

Urtheilskraft, § § 8 6 s s . , d o n d e g o z a d e u n a m p l i o d e s a r r o l l o . S o b r e la

in t e r p r e t a c i ó n s c h e llin g ia n a d e lo s p o s tu la d o s d e la r a z ó n p r a c t ic a ,

c f r . infra, n o t a 3 7 - y . e n g e n e r a l , e s t a c a r t a y l a s i g u i e n t e .

23 C f r . infra, p . 8 7 ( y n o t a 4 8 ) . A l a d e b i l i d a d d e l a r a z ó n s e c o n s a g r a

la S e g u n d a c a r ta .

24 « r e a lis ie r b a r » d e r iv a d e « r e a lis ie r e n » , que tie n e en a le m á n ,

c o m o e n in g lé s , d o s s e n tid o s p r in c ip a le s : e l e s p a ñ o l d e « r e a li z a r »

y e l m á s h a b it u a l d e l in g lé s a c t u a l: « d a r s e c u e n t a » ( o c u r r e a lg o

p a r e c id o c o n e l u s o c u lto d e l e s p a ñ o l « v e r i f i c a r » ) . E s ta a m b ig ü e ­

d a d r e s u lta in s p ir a d o r a p a r a e l a u to r , p e r o g e n e r a d ific u lta d e s d e

c o m p r e n s ió n . C fr. Vom Ich, p . 1 3 4 ^ E n Vom Ich s e e q u i p a r a d e


e n t r a d a a u n g e n é r i c o hervorbringen, e s t o e s , « p r o d u c i r » .

25 C f r . L . H . J a k o b , U eberden moralischen Bew eisfirdasD asryn Gottes, p p . 57 s.

26 La e x p r e s ió n « fu n d a m e n to p r á c tic o d e c o n v ic c ió n [praktischen
U eberzeugu^^rand] » p r o c e d e d e F . G . S ü s k i n d , Bemerkungen überden aus
Principien d er praktischen Vernunft hergeleiteten U eb erzeu g u ^ ^ w n d von der
Moglichkeit und Wirklichkeit einer Offenbarung.
2 2 O CARTAS FILOSÓFICAS SOBRE DOGMATISMO Y CRITICISMO

27 S o b r e la n e c e s id a d d e la a s u n c i ó n e n e l á m b i t o t e ó r i c o , c f r . I .

K a n t, « W a s h e ifit: S ic h im D e n k e n o r i e n t i r e n ? » , p p . 137 y 141 .


28 C f r . F . G . S ü s k i n d , Bemerkungen überden aus Principien derpraktischen Ver-

nunft hergeleiteten U eberzeu gu ^ ^ w n d von d e r M oglichkeit und Wirklichkeit einer

Offenbarung, e s p . p . 2 3 3 : « [ . . . ] . q u e e l i n t e r é s d e I a r a z ó n p r a c t i c a ,
q u e n o s e x i g e d e c i d i r e n f a v o r d e l a e x i s t e n c i a d e D i o s , s e r i a mas

aprem iante e imperioso q u e e l q u e n o s e x i g e d e c i d i r s o b r e l a c a u s a y e l

f in d e lo s m i la g r o s » .

29 C f r . G . E . S c h u l z e , Aenesidemus od er überdie Fundamente der von dem Herrn

P rof Reinhold in Jen a gelieferten Elementar-Philosophie. Nebst einer Vertheidigung des

Skepticism us^^n die Anmaftungen der Vemmflkritik, p . 4 3 1 : E . P l a t n e r , Philo-

sophischeAphorismen nebstein!gfnAnleitungen w rphlosophixhen Geschiichte, p . 5 7 6 .

30 J . F . F l a t t , Fr^w entarische B rytr^ z.u rB estim m u n gu n dD edu ktion desBegriffs

und Grundsakts der Caussalitat, undzur Grundlegungder natürlichen Theologie, in

B eoeh u n g au fd ie Kontisehe Philosophie, e s p . p p . 1 7 6 - 1 9 0 .

31 U n a o p i n i ó n s e m e j a n t e s e h a l l a e n W . F . S c h a f f e r , Inconsequert<tn und

auffallende Widersprüche in d er Kontisehen Philosophie, besonders in der Critik der

reinen Vernunft, p . 2 5 1 .
32 C f r . G . C . S t o r r , Bemerkungen über K ant’sphilosophische Religionslehre, p p .

7 9 y 1 0 8 ( d o n d e s e h a b l a d e l i m i t e s [S ch ran k en ] d e l a r a z ó n t e ó r i c a y

s e r e m i t e a Critik derpraktischen Vernunft, p . I 39 y Critik der Urtheilskraft,

p p . 4 6 9 s . ) y Doctrinae Christianae Pars Theoretica e Sacris Literis Repetita, p p .

XI s. ( d o n d e s e h a b la d e la « h u m a n a e i m b e c i l l i t a t i » ) .

33 C f r . F . G . S ü s k i n d , Bemerkungen überden aus Principien derpraktischen Ver-

nunft hergeleiteten U eberzeu gu ^ ^ w n d von d er M oglichkeit und Wirklichkeit einer

O ffenbarang, p p . 2 3 4 s.

34 C f r . I . K a n t , Critik derpraktischen Vernunfi, p . 1 2 2 : « [ . . . ] u n postulado d e

la r a z ó n p u r a p r á c t i c a ( p o r l o c u a l y o e n t i e n d o u n a p r o p o s i c i ó n

te ó r ic a , p e r o c o m o ta l n o d e m o s t r a b le , e n la m e d id a e n q u e p e n d e

i n s e p a r a b l e m e n t e d e u n a l e y practica q u e v a l e i n c o n d i c i o n a l m e n t e

a p r io r i) » .

35 E s ta a r g u m e n t a c ió n h a y q u e r e t r o t r a e r l a s e g u r a m e n t e a I . C . D ie z ;

c f r . D . H e n r i c h , Grundlage aus dem Ich, p p . 1 4 6 y 7 8 2 s.


N O TAS 221

36 S c h e llin g se s u m o e n g e n e r a l a l c o r o d e in te r p r e te s q u e , c o n u n f in

u o t r o , i n s i s t i e r o n e n a p l i c a r e l d i s t i n g o p a u l i n o e n t r e Ia l e t r a y e l

e s p í r i t u a Ia o b r a d e K a n t ( c o m o K a n t , p o r c i e r t o , h i c i e r a c o n P l a ­

t ó n ; c f r . C ritikd errein en Vem unfl, A 3 1 4 / B 37o ) . E n Vom ¡ch l l e g ó a

h a b l a r d e s u o b r a c o m o d e u n « s i s t e m a d e a c o m o d a c i ó n » ( H erab-

lassu^^istem , A ccom odatio^ istem ); c f r . Vom ¡c h , p p . 7 8 y 1 3 8 e innfra, n o t a

IIO. A q u í , s in e m b a r g o , i r o n i z a c o n t r a lo s a c é r r i m o s d e la l e t r a

p o r n o h a b e r h e c h o a p r e c io d e lo s t é r m in o s e s c o g id o s p o r e l p r o ­

p io K a n t. L a r e iv in d ic a c ió n d e l g e n u in o e s p ír itu k a n tia n o p o r

p a r te d e S c h e llin g se a p lic a ra p r e c is a m e n te , p o r e n c im a d e to d o , a

la c o r r e c t a i n t e r p r e t a c i ó n d e lo s p o s t u la d o s d e la r a z ó n (v é a s e a l

r e s p e c t o e l p r ó l o g o a Vom ¡ch, passim ).

37 S c h e llin g h a c e g ir a r s u i n t e r p r e t a c i ó n d e la f ilo s o f ía k a n tia n a e n

t o r n o a e ste p u n t o . P e r o K a n t m is m o n o p r o s c r ib e e n te r a m e n te e l

« t e n e r p o r v e r d a d e r o » r e s p e c to a l D io s m o r a l, a u n q u e in s is ta u n a

y o tr a vez e n q u e e n su c a so se tra ta d e u n te n e r p o r v e rd a d e r o c o n

in t e n c ió n p u r a p r a c tic a o , lo q u e es lo m is m o , d e fe m o r a l ( c f r .

C ritikder Urtheilskraft, A 4 7 0 / B 4 5 9 y A 4 6 6 / B 4 5 3 ) .
38 C f r . supra, n o t a 1 3 .

39 C f r . G . C . R a p p , < < U e b e r m o r a lis c h e T r i e b f e d e r n , b e s o n d e r s d ie

d e r c h r is tlic h e n R e l i g i o n » , v o l. I, pp. 1 4 7 -1 4 9 ­

40 C fr. J . G . F i c h t e , Versuch einer C ritik aller O ffenbarung, p p . 22 s .; I.

K a n t , Die Religion innerhalb der Grenzyn der blofíen Vemunfl, p p . 6 , 1 0 3 s .

41 C f r . G . C . R a p p . « U e b e r m o r a lis c h e T r i e b f e d e r n , b e s o n d e r s d ie

d e r c h r i s t l i c h e n R e l i g i o n » , v o l. 2 , p . 1 3 6 : « A h o r a , la v o lu n t a d

d e l l e g i s l a d o r e s i d é n t i c a a la le y d e n u e s t r a r a z ó n » y s s . A s í c o m o

F . G . S ü s k i n d , Bemerkungen ü b erd en aus Principien derpraktischen Vemunfl

hergeleiteten U eberzeugu^ ^ m nd von derM oglichkeitund Wirklichkeit einer O ffen -

barung, p . 1 2 7 .
42 E s te é n fa s is - c o m o e l d e la lín e a s ig u ie n te ( p o r c ie r t o , s e ñ a la d o s

a m b o s c o n u n a m a y ú s c u la e n e l o r i g i n a l ) - d e s a p a r e c e e n Z D .

43 H K A r e m i t e , p a r a e l g i r o , a Lucas, I I , 22.
44 C f r . F . W . J . S c h e l l i n g , Vom Jch, p p . 125 - 1 3 0 .
2 2 2 CARTAS FILOSÓFICAS SOBRE DOGMATISMO Y CRITICISMO

45 E s te é n fa s is d e s a p a r e c e e n Z D .

46 E n Z D s e l e e « d e n u e s t o [S c h m o h u n g ]» e n l u g a r d e « d e b i l i t a c i ó n

[S ch w o ch u n g ]» .

47 L a « p le g a r ia » fu e p r o n u n c ia d a o r ig in a r ia m e n te , a l p a r e c e r , p o r el

r e y A n t i g o n o : <<Ab i n i m i c i s p o s s u m m i h i i p s i c a u e r e , a b a m ic is

u e r o n o n » . K a n t b r i n d a la f r a s e - e n u n a fo r m u la lig e r a m e n te

d ife r e n te : « G o tt b ew ah re u n s n u r v o r u n se re n F reu n d en ; vor

u n s e r e n F e in d e n w o lle n w ir u n s w o h l s e lb s t in A c h t n e h m e n » - a

L e ib n iz y a lg u n o s « f i l ó s o f o s a n t i g u o s » e n su e s c r it o « U e b e r d ie

E n td e c k u n g n a c h d e r a lle n e u e C r it ik d e r r e in e n V e r n u n f t d u r c h

e in e a lte r e e n tb e h r lic h g e m a c h t w e rd e n s o l l » , p . 247. Ir ó n ic a ­

m e n t e , m a s ta r d e se s e r v iría d e e lla p a r a d is ta n c ia r s e d e F ic h t e ( c f r .

« E r k la r u n g in B e z ie h u n g a u f F ic h te s W is s e n s c h a fts le h r e » , p . 371 ,
d o n d e , p o r c i e r t o , s e t o m a p o r u n a d a g io i t a l i a n o ) .

48 S e p o d r ía to m a r p o r u n a c r ític a a K a n t ( c f r . J . G . F ic h te , « Z w e ite

E i n l e i t u n g i n d ie W is s e n s c h a f ts le h r e f ü r L e s e r , d ie s c h o n e in p h i -

lo s o p h is c h e s S y s te m h a b e n » , p . 257 y s o b r e to d o « [ R e z e n s io n :]

O h n e D r u c k o r t: A e n e s id e m u s , o d e r ü b e r d ie F u n d a m e n te d e r

v o n d e m H r n . P r o f. R e in h o ld i n J e n a g e lie fe r te n E le m e n t a r - P h i-

lo s o p h ie » , p . 6 1 ), p e r o p r o n t o e n e sta c a r ta se d ir á q u e e l p r im e r

a ta q u e c o n t r a e l d o g m a tis m o n o p o d ía p r o v e n ir s in o d e u n a c r ític a

d e e s a f a c u l t a d . A l o s m é r i t o s y l i m i t a c i o n e s d e l a Crítica de la ra.tón

pura s e c o n s a g r a r á l a T e r c e r a c a r t a .

49 P u e d e a p re c ia r s e a q u í e l p r o n t o p o s ic io n a m ie n to e n e l d e b a te

s o b r e la f o r m a d e u n s is t e m a f i l o s ó f i c o c o n t r a u n a f i l o s o f í a « d e

p r o p o s ic io n e s fu n d a m e n ta le s » (v ie r to « G ru n d sa tz » , lite r a l­

m e n t e , p o r « p r o p o s i c i ó n f u n d a m e n t a l » p a r a e n f a t iz a r la n a t u r a ­

le z a lin g ü ís t i c a o la f o r m u l a b i l i d a d lin g ü ís t i c a d e lo s « p r i n c i p i o s »

e n q u e s e p i e n s a e n t a l e s c a s o s ) . C f r . l a c i t a d e J a c o b i , U eberdie Lehre

des Spino:(a, p . 1 2 e n Vom ¡ch, p p . 77 y 111 y l a Antikritik, p . 1 9 3 , d e


S c h e l l i n g . S u e l e v e r s e u n c a m b i o e n t r e U eber die Moglichkeit ein er Form

der Philosophie überhaupt y Vom ¡ch e n e s t e p u n t o , p r o p i c i a d o e n p a r t e


p o r la s c r ít ic a s d e J . F . A b e l y J . B . E r h a r d , u n c a m b io q u e lo a le jó
N O TAS 2 2 3

d e la s p o s i c i o n e s d e K . L . R e i n h o l d ( c f r . l a j u s t i f i c a c i ó n d e e s ta

t e s i s e n D . H e n r i c h , D e r Grundim Bewufítsein, p . 1 2 9 ) .

50 C f r . I . K a n t , « B e a n t w o r t u n g d e r F r a g e : W a s is t A u f k l á r u n g ? » , p .

3 6 . C f r . infra, p . 9 1 y e l p r ó l o g o a Vom Ich, e s p . p p . 7 7 - 8 0 .

L a e x p r e s i ó n « d e b i l i d a d d e la razó n > > p r o c e d e d e l e s c e p t ic is m o ;


51
c f r . E . P l a t n e r , P hilosophischeA phorism en, I a p a r t e , p p . 3 6 9 s . ; L . H .

J a k o b , D avid H um e über d ie menschliche N atur aus dem Englischen nebst kritischen

Versuche zur Beurtheilung dieses Werks, v o l . I , p p . 8 3 4 s . ; y C . F . S t á u d l i n ,


Geschichte und Geist des Skepticismus in Rücksicht a u f M oral und Religión, v o l . 1,

p p . 1 6 , 8 3 y 1 2 8 . L o s t r e s s e ñ a la n q u e s ie m p r e h a h a b id o e s c r it o r e s

q u e h a n c r e íd o v e r e n e l e s c e p tic is m o , e r r ó n e a m e n t e , e l s is te m a

q u e a r m o n iz a m e jo r c o n la r e li g ió n c r is t ia n a ( J a k o b r e m it e a G .

B e r k e le y y a P . D . H u e t ) . S t o r r h a b la e n e s te s e n tid o d e « h u m a n a

i m b e c i l i t a s » ; c f r . la t r a d u c c i ó n d e la d o g m á t i c a d e S t o r r a c a r g o d e

F la tt, en cu yo p ró lo g o a p a r e c e la e x p r e s ió n « d e b ilid a d d e la

r a z ó n » : Lehrbuch d er Christlichen Dogmatik insDeutsche überset<t. mit Erláute-

rungen aus an d em , vornehmlich des Verfassers e,genen, Schriflen und mit fa á tz y n aus

der theologischen Literatur versehen, p . X III.

52 A p a r tir d e Z D « u n D i o s » e s s u s titu id o p o r « u n D io s o b je t i v o » ,

y a p a r t ir d e D D lo s d o s é n fa s is d e s a p a re c e n .

53 E n Z D s e l e e « t e n í a » e n lu g a r d e « t e n d r í a » .

54 C f r . Vom Ich, p . 1 3 9 .

55 L a r e p r e s e n t a c ió n d e l o s h o m b r e s a n te D io s c o m o n iñ o s o h ijo s

su y o s p e q u e ñ o s e s , p o r s u p u e s to , u n lu g a r c o m ú n te o ló g ic o ; c f r .

G . C . R a p p . < < U eb er m o r a lis c h e T r ie b fe d e r n , b e s o n d e r s d ie d e r

c h r is tlic h e n R e lig io n > > , v o l. 2 , p . 147: « N u e s tr a r e la c ió n c o n

D io s , q u e n o s d a a c o n o c e r n u e s tr a r a z ó n , e s la r e la c ió n d e n iñ o s

d e s o b e d ie n t e s c o n u n p a d r e ju s t o p ero e s tr ic to [ ...] S e g ú n la s

e n s e ñ a n z a s d e l E v a n g e lio s o m o s h ijo s d e s o b e d ie n te s d e u n p a d r e

in fin ita m e n te b e n é v o lo » .

56 C f r . M ateo, 6, 2 7 . C fr. J . G . F ic h te , « Z w e ite E in le it u n g in d ie

W is s e n s c h a fts le h r e f ü r L e s e r , d ie s c h o n e i n p h ilo s o p h is c h e s S y s te m

h aben>> . p. 257•
224 CARTAS FILOSÓFICAS SOBRE DOMATISMO Y CRITICISMO

57 E n Z D s e le e « d e u n s is te m a » , y n o « d e v u e stro s is te m a » .

58 C f r . Ia c a rta a H e g e l d e l 6 d e e n e r o d e 1 7 9 5 , e n B riejw echse/1 7 8 6 -

1799 . p. 15: « A h o r a to d o s l o s d o g m a s p o s i[ b l] e s h a n s id o c e r t i f i ­

c a d o s (gestempe/t] c o m o p o s t u l a d o s d e I a r a z ó n p r a c t i c a » .

59 S o b r e l a h u m i l l a c i ó n d e l a r a z ó n p o r l a c r i t i c a , c f r . I . K a n t , Critik

der reinen Vemunft, A 7 9 5 / B 8 2 3 .


60 E n Z D d e s a p a r e c e « d e t o d o t i p o » . C f r . J . G . F i c h t e , ZPrüclrforde-

rung der D enkfteiheit von den Fürsten Europens, die sie bisher unterdrückten. Eine

Rede, p . 1 8 0 .

61 C f r . la c a r ta a H e g e l d e l 2 1 d e ju l i o d e 1795 e n B rie.fw echse/1 7 8 6 -

1799’ p. 27, asi c o m o H K A , p . 1 0 .

62 R e c u e r d a la i m a g e n b í b l i c a d e la s e p a r a c i ó n d e l t r i g o y la c iz a ñ a

( c f r . M ateo, 1 3 , 2 4 - 3 0 ) . C f r . t a m b i é n l a s m e t á f o r a s a g r í c o l a s d e l a

c a rta a H e g e l d e l 6 de en ero de 1795 (Briefw echse/ 1 7 8 6 - 1799 ’ p . 1 5 ).

63 L a e x p r e s ió n « m e j o r h u m a n i d a d » s e h a lla e n F . S c h il l e r , « U e b e r

d ie a s th e tis c h e E r z ie h u n g d e s M e n s c h e n » , c a r ta 7 , p . 5 8 8 .

64 C f r . d e n u e v o J . G . F ic h te , « [ R e z e n s io n :] O h n e D r u c k o r t: A e n e -

s id e m u s , o d e r ü b e r d ie F u n d a m e n t e d e r v o n dem H r n . P ro f.

R e in h o ld i n J e n a g e lie fe r te n E le m e n t a r - P h ilo s o p h ie » , p . 6 1 .

65 A nque «era» es su b ray ad o e n E D , asu m o q u e es u n e r r o r d e

i m p r e n t a ( l a p r o l o n g a c i ó n d e l s u b r a y a d o d e « fa c u lta d d e c o n o c e r » ) .

E n Z D fu e c o r r e g id o . .

66 C f r . I . K a n t , C ritikderreinen Vemunft, B y 823.

67 C f r . J . G . F i c h t e , Grund/age dergrsammten Wisenschafts/ehre, p . 3 6 5 .

68 C f r . F . W . J . S c h e l l i n g , Id een & einerN aturphi/osophie, p . 72.


69 E n D D d e s a p a re c e e l é n fa s is .

70 E n Z D d e s a p a r e c e e l é n fa s is .

71 I . K a n t , Critik der reinen Vemunft, B 1 9 .

72 E n l u g a r d e « y s i n o [ . . . ] disipación », s e l e e e n Z D : « s i f u e r a l a m u l ­

t ip lic id a d lo o r i g i n a r i o , u n a v e z m á s n o h a b r ía s ín te s is a l g u n a » .

73 C f r . I . K a n t , Critik der reinen Vemunft, B 1 3 1 - 1 4 2 .

74 S o b r e l a n o c i ó n d e « F a k t u m d e r V e r n u n f t » v é a s e I . K a n t , Critikder

praktischen Vemunft, p p . 5 , 31 , 4 6 s . , 1 0 4 . S o b r e l a n o c i ó n d e « h e c h o
N O TAS 2 2 5

d e l a c o n c i e n c i a [Ih a fe a c h e d e s B e w u ^ ts e in s ]» d e J . G . F i c h t e , c f r . Grun-

dlage dergesammten WJSenschaftslehre, p p . 2 5 5 - 2 5 8 . S o b r e e l n o h a b e r s e

K a n t e le v a d o s is t e m á t i c a m e n t e a Ia u n i d a d a b s o l u t a , v é a s e lo q u e

d i c e S c h e l l i n g e n Vom Ich, p p . 1 6 2 s .

75 E n Z D y a e n m in ú s c u la ( c o m o e n l o s u c e s iv o ).

76 Z D c a m b ia « B e h a u p t u n g » p o r « A e f ie r u n g » , lo c u a l, e n f in , n o

a lt e r a r í a la t r a d u c c ió n .

77 L a o c u r r e n c i a p a r e c e p r o c e d e r d e E . P l a t n e r , Philosophische A phoris-

m en, p p . 3 3 8 - 3 4 0 , e n e l c o n t e x t o d e u n a d i s c u s i ó n d e l a d i v i s i ó n

e n tr e ju i c i o s a n a lític o s y s in té tic o s .

78 C f r . I . K a n t , Critikderreinen Vemunft, B 4 2 9 . K a n t h a b r í a t r a t a d o d e l

yo com o o b je t o y a la v ez y o e n lo s « P a r a lo g is m o s d e la r a z ó n

p u r a » ( c f r . Vom Ich, p . 2 0 5 ) .

79 N o d e b e r ía p e r d e r s e d e v is ta , c r e o , e l r e s p a ld o d e J a c o b i d e e s ta

p o s i c i ó n ; c f r . U eberdie L ehredesS pin oJ;J, p p . 27, 29 y 53^


8 0 C f r . supra, « A d v e r t e n c i a p r e l i m i n a r » .

81 L a n o c ió n es k a n tia n a , p o r s u p u e sto .

82 E s ta n o c i ó n , s in e m b a r g o , lle v a e l i d e a li s m o t r a s c e n d e n t a l a su s

lím ite s . E n p r in c ip io K a n t re d u c e e l á m b ito d e lo o b je t iv o a l

á m b i t o d e l o i n t e l i g i b l e p a r a e l e n t e n d i m i e n t o . Y a a p a r e c e e n la

S e g u n d a c a rta , p á r r a fo 2 .

83 L a i m a g e n s e h a l l a e n F . J a c o b i , U eberdie Lehre desSpinoJ;J, p . 8 6 . E n

Z D s e s u s titu y e « A c h s e ln > > ( « h o m b r o s » , p e r o t a m b i é n « a x i l a s » )

p o r « S c h u lte rn » ( « h o m b r o s » ).

84 H ^ A r e m i t e e n e s t e p u n t o a J . G . F i c h t e , Grundlagedergesammten W is-

senschaftslehre, p p . 2 7 5 s . , 2 7 8 . P e r o a h í n o s e h a b l a d e q u e l a s í n t e s i s
t e r m i n e o d e s e m b o q u e e n u n a te s is ; m á s b i e n la te s is a b s o lu t a e s e l

p r i m e r p r i n c i p i o d e l a Doctrina d e la ciencia.

85 E s t e u s o d e « g e h e n a u f> > , h a b i t u a l e n e l p r i m e r S c h e l l i n g , e n q u e

se a te n ú a e l d in a m is m o q u e d e n o ta d e su y o e l v e r b o , es t í p ic a ­

m e n t e f i l o s ó f i c o ; c f r . J . y W . G r i m m , Deutsches W orterbuch, op. cit.,

v o l. 5 , c o l. 2453- P e r o a v e ce s se e m p le a r á e n u n s e n tid o m e n o s

d e b i l i t a d o ( c f r . supra, p . 7 1 , i nnfra, p p . 1 2 9 y 1 7 9 s s . ) .
2 2 6 CARTAS FILOSÓFICAS SOBRE DOGMATISMO Y CRITICISMO

86 Q u e K a n t (c o m o D e s c a r t e s ) , e n s u p r i m e r a Crítica, n o s e e l e v ó

h a s t a u n a u n i d a d a b s o l u t a e s u n a t e s i s c o n o c i d a d e Vom ¡ch ( c f r .

supra, n o t a 7 4 y Vom ¡c h , p p . 1 0 6 , 133 y 1 6 2 s . ) . E l p r o g r a m a p o s t ­


k a n tia n o m is m o , p o r c ie r t o , d e d e s v e la r la s p r e m is a s d e l id e a lis m o

t r a n s c e n d e n t a l ( c f r . la c a r ta a H e g e l d e l 6 d e e n e r o d e 1 7 9 5 e n

B riefo;echse/1 7 8 6 - 1 7 9 9 , p . 1 6 ) o b e d e c e a e s t a p r e s u n t a l i m i t a c i ó n .
87 C f r . I . K a n t , Critikder reinen Vemunft, A 3 2 3 / B 379 s. y A 3 3 ^ B 3 8 7 s.

88 E s u n a p o s i c i ó n k a n t i a n a ; c f r . Critik derreinen V m u n ft, B X X y Critik der

Urtheilskmft, § 7 6 .

89 L a c o n e x i ó n 'e s f u e r z o p o r u n i d a d ' - ' u n i d a d a b s o l u t a ' e s u n p u n t o

d e s t a c a d o d e Vom ¡ch ( c f r . p p . 1 8 0 s . ) .

9 0 T r a d u z c o p o r l o g e n e r a l « s e t z e n » (y ^ f o ^ a s ) p o r « s e n t a r » , p o r su

v a lo r e s p a ñ o l « e s t a b l e c e r u n a id e a o p r i n c i p i o » , y n o p o r « p o n e r » ,

q u e ^carece d e t a l v a l o r . V^ease l a v e n t a ja d e e s t a o p c i ó n e n p . 1 8 1 , n o t a .

91 S o b r e la s « c o s a s e n s í » , c f r . la s c o n c l u s i o n e s d e l a « E s t é t i c a T r a s ­

c e n d e n t a l » d e l a Critik d e r reinen Vernunft, a s í c o m o ibid., B X X . S o b r e

su d e s tin o p o s tk a n tia n o , c fr . e l a p é n d ic e « U e b e r d e n T r a n s c e n -

d e n t a l e n I d e a l i s m u s > > d e F . H . J a c o b i , David H um e ( p p . 2 0 9 - 2 3 0 ) ;

J . G . F ic h t e , < < [R e z e n s io n :] O h n e D r u c k o r t : A e n e s id e m u s , o d e r

ü b e r d ie F u n d a m e n te d e r v o n d e m H r n . P r o f . R e in h o ld in J e n a

g e l i e f e r t e n E l e m e n t a r - P h i l o s o p h i e » , p p . 5 6 s . ; e infra, p . 1 1 9 , a s í

c o m o F . W . J . S c h e l l i n g , Vom ¡ch, p p . 1 1 2 sll. y 1 3 8 s.

92 Y a d ijim o s q u e S c h e llin g s o lo c o n s id e r a c o h e r e n te s d o s s is te m a s : e l

d o g m a t i s m o y e l c r i t i c i s m o . S o b r e s i s t e m a s i n t e r m e d i o s , c f r . Vom

¡ch, p p . 9 5 s s .

93 S c h e llin g e s c r ib e a q u í « G e g e n s t a n d » , la p a la b r a a le m a n a c o r r i e n t e

p a ra « o b je t o » : « l o q u e e sta e n f r e n t e » , y n o « O b je c t » . L a m e n ta ­

b le m e n te no te n e m o s dos s in ó n im o s c a s te lla n o s que puedan

h a c e rs e c o r r e s p o n d e r s is te m á tic a m e n te c o n la s d o s o p c io n e s a le m a ­

n a s (p e r o e n e ste te x to n o p la n te a r á m a y o re s p r o b le m a s ).

94 S o b r e l a t a r e a d e « e s t a b l e c e r [au ftfeí/ en ] » o « s e n t a r [s e tz e n ]» u n

p r i n c i p i o a l f u n d a r u n a f i l o s o f í a , y su s r e s o n a n c ia s ja c o b i a n a s y

f i c h t e a n a s , v é a s e infra, p p . 141 ss .
N OTAS 227

95 E n E D s e le e « d o g m a t i c i s t i s c h e * , a l p a r e c e r p o r la c o h e r e n t e i n j e ­

r e n c ia d e l e d ito r ; e n ZD, « d o g m a tis tis c h e *; e n D D , p o r fin ,

« d o g m a tis c h e * .

96 L a Q u i n t a c a r t a e s Ia p r i m e r a d e Ia s e g u n d a s e r i e , a p a r e c i d a e n

a b r il d e 1 7 9 6 .

97 V ie r to lite r a lm e n te . E l le c to r d e b e r á p e n s a r e n e l s ig n ific a d o d e l

v o c a b lo la tin o : « e x a m in a m i n u c i o s a m e n t e * , si b ie n e n c a s te lla n o

n o tie n e ta l v a lo r .

98 N o tr a d u z c o e l t é r m i n o ( « s is te m a s o f í s t i c o * ), c o m o ta m p o c o e l d e

la l ín e a s ig u ie n t e , p a r a q u e s e a p r e c i e la « a n a l o g í a * .

99 « [ R e z e n s io n :] (G e m e in n ü tz ig e P h ilo s o p h ie ) P h ilo s o p h is c h e s

J o u r n a l e in e r G e s e lls c h a ft te u ts c h e r G e le h r te n . H e ra u s g e g . v o n F r .

I m m a n . N i e t h a m m e r » , p p . 5 6 6 s . , n o t a ; c f r . F . I. N i e t h a m m e r ,

« V o n d e n ^ n s p r ü c h e n d e s g e m e in e n V e r s ta n d e s a n d ie P h ilo s o ­

p h i e :* , d o n d e N i e t h a m m e r d is t in g u e la f i l o s o f í a c r í t i c a d e l d o g ­

m a tis m o y e l e s c e p tic is m o .

100 C f r . in fra , p . 1 1 7 .

101 E l e d it o r fu e F . I . N ie t h a m m e r ( 1 7 6 6 - 1 8 4 8 ) , te ó lo g o y filo s o f o ,

t a m b i é n e x a l u m n o d e l S tift t u b i n g u é s y a m i g o p e r s o n a l d e I . C .

D ie z y F . H o l d e r l i n , y p o r e n t o n c e s P r o f e s o r e x t r a o r d in a r io d e

F ilo s o fía e n je n a . L a n o ta fu e o m itid a e n Z D .

102 E n Vom Ich S c h e l l i n g c a r a c t e r i z a a L e i b n i z c o m o r e a l i s t a t r a s c e n ­

d e n t e e id e a lis ta e m p í r i c o (c o m o , p o r c ie r t o , a D e s c a rte s ), es

d e c i r , a lg u ie n q u e c o n s id e r a lo q u e n o e s y o c o m o in d e p e n d ie n t e

e n g e n e r a l d e l y o y n ie g a la e x is t e n c ia d e lo s o b je t o s e x t e r n o s c o m o

c u e r p o s (p p . 1 4 0 - 1 4 2 ) ; p e r o a p e n a s d o s a ñ o s d e s p u é s a p r e c ia y a e l

la d o m ás p ro m e te d o r de su p e n s a m ie n to en Ideen, d o n d e s e

e x h o r t a a la r e h a b i l i t a c i ó n d e la f i l o s o f í a l e i b n iz i a n a : « N a d a m á s

l e jo s d e la id e a d e L e ib n iz q u e la q u im e r a e s p e c u la tiv a d e u n

m u n d o d e c o s a s e n sí m is m a s q u e s in s e r c o n o c id a s n i in tu id a s p o r

e s p ír itu a lg u n o s in e m b a r g o in flu y e n s o b r e n o s o tr o s y p r o d u c e n

to d a s n u e s tr a s r e p r e s e n t a c io n e s :* (p . 7 7 ) . E s ta a p r o p ia c ió n y c e le ­

b r a c i ó n c u l m i n a l i t e r a r i a m e n t e e n e l fystem d e 1 8 0 0 . S o b r e s u d o g ­
228 CARTAS FILOSÓFICAS SOBRE DOGMATISMO Y CRITICISMO

m a tis m o p o p u la r iz a d o , c f r . J . G . H e r d e r , GoH, p . 5 0 5 , d o n d e

L e ib n iz es c o n s id e r a d o (p o r b o c a d e P h ilo la u s ), e n c o m p a r a c ió n

c o n S p in o z a , u n e c lé c tic o .

103 E n Z D se le e , c o n m a s s e n tid o , « o b je t iv o i n t e l i g i b l e » . V é a s e , p o r

e je m p l o , la « O b s e r v a c i ó n f i n a l s o b r e t o d a la a n t i n o m i a d e la r a z ó n

p u r a » , e n I. K a n t , Critik derreinen Vemunfi, A 5 6 5 - 5 6 7 / B 593* 595-


104 C f r . J . F . F l a t t , Briefe überden moralischen Erkenntnisgrund der Religión, p . 1 3 .

105 E s d i r e c t a m e n t e u n a c o n t r a d i c c i ó n d e l a s r e f l e x i o n e s s o b r e l a Critik

d e K . L . R e i n h o l d . C f r . Versuch einerneuen Theorie des menschlichen Vorste-

llungsvermogens, p p . 12 s . ( e n p . 1 3 s e d e f i e n d e q u e l a f i l o s o f í a k a n ­

t i a n a o s e a c e p t a i n t e g r a o s e i m p u g n a p o r e n t e r o ) , a s i c o m o Briefe

überdie Kontische Philosophie, v o l . 2 . p . 21 ( d o n d e s e i n f i e r e l a a f i r m a ­

c i ó n d e un s i s t e m a a p a r t i r d e l a a s u n c i ó n d e c o n c e p t o s f u n d a m e n ­

t a l e s d e t e r m i n a d o s ) . S o b r e e l c a n o n d e l a r a z ó n p u r a , c f r . I. K a n t ,

Critik der reinen Vemunfi, A 7 9 5 * 8 3 í / B 8 2 3 - 8 6 0 , y s e ñ a l a d a m e n t e l a

c o m p r e s i ó n d e l a Crítica c o m o c a n o n e n A 1 2 / B 2 6 .

106 Q u e d a a s i p r e s e n t a d a l a t e s i s d e q u e l a Crítica de la ^ & n p u r a n o c o n ­

t i e n e u n s is te m a , s i n o q u e s ir v e e l c a n o n d e t o d o s e l l o s ( t e s is q u e s e

d e s a r r o l l a r á a c o n t i n u a c i ó n ) . C f r . I . K a n t , Critikderreinen Vemunfi, B

XXII s . y 2 8 , p e r o ta m b ié n I . K a n t , « E r k l a r u n g in B e z ie h u n g a u f

F ic h t e s W is s e n s c h a fts le h r e > > , p . 371 V é a s e , e n u n s e n tid o a p a r e n ­

t e m e n t e d iv e r s o , la c a r t a a H e g e l d e l 4 d e f e b r e r o d e 17 95 - e n B riej-

wechsel 1 7 8 6 - 1 7 9 9 . p . 2 2 .
107 T r a d u c i r í a « M i t t e l d i n g » p o r « h í b r i d o » s i n o f u e r a p o r e l le v e

a n a c r o n is m o q u e re p re s e n ta .

108 C f r . I . K a n t , Critik der reinen Vemunfi, B

109 H ^ A r e m i t e a Critik derreinen Vemunfi, B ^ W - ^ X X y 5 9 - 6 3 . C f r . supra,

n o ta 9 1 .

110 E s , f a m o s a m e n t e , l a c r i t i c a d e F . H . J a c o b i : D avid H um e, p . 223


(q u e a e lla s e a lu d e v ie n e c o n f ir m a d o p o r l a n o ta a l p ie q u e S e h e -

llin g e s c r ib e e n s e g u id a ). S o n n u m e r o s o s lo s lu g a re s d o n d e S e h e -

l l in g la t o m a p o r le g ítim a , a u n q u e la i n t e r p r e t a - a l ig u a l q u e

F i c h t e - c o m o d e a p lic a c ió n a la f i l o s o f í a k a n tia n a o a la le t r a k a n -
N O TAS 2 2 9

tia n a , p e r o n o a K a n t m is m o (e s d e c ir , no a s u « e s p í r i t u » ) : c fr .

Vom Ich, p . 7 2 ; « A l l g e m e i n e U e b e r s i c h t d e r n e u e s t e n p h i l o s o p h i s -

c h e n L i t e r a t u r > > , p . 8 2 ; e Ideen ein erN atu rphilosophie, p . 7 4 , n o t a .


C f r . t a m b i é n W . F . S c h a f f e r , Inconsequen.zyn und auffaUende Widersprüche

in der Kontisehen Philosophie, besonders in der Critik der reinen Vemunft, p p . 1 3 2 ­

1 3 4 , d o n d e se d e s ta c a c o m o la p r i n c i p a l c o n t r a d i c c i ó n la q u e

h a b r ía e n t r e la a f i r m a c i ó n d e q u e la s a p a r i e n c i a s s o n s u b je tiv a s y la

d e q u e tie n e n u n fu n d a m e n to fu e ra d e n o s o tro s .

111 En lu g a r e s c o m o é s te s e b a s a r a la o b s e r v a c ió n c r ític a d e J . G .

F ic h t e , « Z w e it e E in le it u n g i n d ie W is s e n s c h a fts le h r e f u r L e s e r , d ie

s c h o n e in p h ilo s o p h is c h e s S y s te m h a b e n » , p . 2 3 6 , n o ta .

112 « E r s c h e in u n g e n > > d e b e to m a r s e e n e l s e n tid o n o d e s p e c tiv o k a n ­

t ia n o d e « a s p e c t o s o f r e c id o s a la in t u i c i ó n e m p í r i c a » .

113 C f r . J . G . F ic h t e , « Z w e ite E in le it u n g in d i e W is s e n s c h a fts le h r e fu r

L e s e r , d ie s c h o n e in p h ilo s o p h is c h e s S y s te m h a b e n » , p . 2 3 6 . n o ta ,

a s í c o m o I. K a n t , Critik der reinen Vemunft, A 2 5 1 s . , B s . y B 3 0 6 s.

114 E s t a n o t a a p a r e c e m a s a r r i b a e n s u c e s iv a s e d i c i o n e s , c o n m a s s e n t i d o .

115 V é a s e I . K a n t , Critik der reinen Vemunft, A 6 3 3 s . / B 6 6 1 s .

116 E n Z D s e o m it e e l c a lific a tiv o « r í g i d o » .

11 7 V é a s e la te s is k a n t ia n a s o b r e e l f o r t a l e c i m i e n t o d e la d is p o s ic ió n

m o r a l p o r m e d i o d e l a f e e n Critik der reinen Vemunft, A 8 1 2 s ./ B 8 4 0 s.

( u n p a s o f a v o r ito d e la « o r t o d o x i a » tu b in g u e s a ) . D . H e n r i c h h a

m o s t r a d o q u e K a n t a b a n d o n ó p r o n t o , e n e l c a m i n o h a c i a l a Grund-

legungderM etap/gsikderSitten, l a c o n c e p c i ó n e x p r e s a d a e n e s e p a s o ( c f r . ,

e n t r e o t r o s l u g a r e s , s u Grundlegungaus dem Ich, p p . 8 2 5 s. y 1 4 7 6 ) .

118 E n Z D s e le e « n o r m a » e n lu g a r d e « c a n o n » .

119 E n Z D ya n o se r e c u r r e e n e s te p á r r a fo a e sta s a b re v ia tu ra s .

120 U n a p r e s e n t a c ió n d e la c a d u c id a d d e la f ilo s o f í a m is m a se h a lla , u n

a n o d e s p u é s , e n l a « I n t r o d u c c i ó n » a Ideen <;u ein erN atu rphilosophie

(c fr . p. 7 2 ).

121 F u e K . L . R e i n h o l d q u i e n e le v ó n o t o r i a m e n t e e s ta p r e t e n s i ó n d e

v a l i d e z g e n e r a l o u n i v e r s a l p a r a s u f i l o s o f í a e l e m e n t a l o t e o r í a d e la

f a c u l t a d d e r e p r e s e n t a c i ó n ( c f r . , p o r e j e m p l o , Versuch einerneuen T he-


2 3 0 CARTAS FILOSÓFICAS SOBRE DOGMATISMO Y CRITICISMO

orie des menschlichen Vontelluingsveinnogens. p p . 71 s s . ) . C f r . , a l r e s p e c t o , F .


W . J . S c h e l l i n g , ¡d ee n e in er N a tu r p h ilo so p h ie , p . 6 9 .

122 E s d if íc il n o v e r e n e ste a s e r to , a l m e n o s , u n a e n m ie n d a d e la t e r ­

m in o lo g ía d e F ic h te . D ir ia q u e c a b e in c lu s o a p r e c ia r a h i e l r e p r o ­

c h e a F ic h t e d e u n a fa lta d e c la r id a d s o b r e su e m p r e s a s is te m á tic a .

123 E s u n a te s is fic h t e a n a : c f r . « U e b e r d e n B e g r i f f d e r W is s e n s c h a fts -

l e h r e » , p p . 1 1 9 s . y Grundlage dergesammten Wssenschafts/ehre, p . 2 7 6 .

124 B a r u c h S p i n o z a , Ethica. Ordine Geom étrico dem onstrata, e n Spinoz:.a O pera

(e d ic ió n d e C a r l G e b h a r d t, H e id e lb e r g , C a r l W in te r s U n iv e r s i-

ta ts b u c h h a n d lu n g , 1 9 2 5 , p p . 4 1 _ 3 0 8 ) .

125 F . H . J a c o b i , U eberdie Lehre desSpino2;Jl, p . 39­


126 L a e x p r e s i ó n « v i v i r y m o v e r s e [ e n u n . . . ] » e s b í b l i c a : H echos d e los

apóstoles, 1 7 , 2 8 . S c h e l l i n g s e l a a p l i c a a s í m i s m o e n l a c a r t a a H e g e l

del 5 de en ero de 1795. C f r . u n a o p i n ió n s e m e ja n t e d e F ic h t e e n

« Z w e ite E in le itu n g in d ie W is s e n s c h a fts le h r e f ü r L e s e r , d ie s c h o n

e in p h ilo s o p h is c h e s S y s te m h a b e n » , p . 2 6 4 .

127 C f r . G . E . S c h u l z e , Aenesidemus, p p . 223 s.

128 C f r . I . K a n t , Critikderpraktischen Vemunft, p . 3= «Pues cu an d o, com o

r a z ó n p r á c t i c a , e s e f e c t i v a m e n t e p r á c t i c a , d e m u e s t r a s u r e a l i d a d y la

d e su s c o n c e p to s p o r m e d io d el a c t o » .

129 A p a r t i r d e a q u í e n la C a r t a s e d e ja n o t a r e l i n f l u j o d e la s c o n v e r ­

s a c io n e s c o n H o l d e r l i n d u r a n te la p r e p a r a c ió n d e e s ta s e g u n d a

e n tr e g a ; c f r . F . H o ld e r lin , « H e r m o k r a t e s a n C e p h a lu s » y F . I.

N ie t h a m m e r , « V o r b e r i c h t ü b e r Z w e c k u n d E i n r i c h t u n g d ie s e s

J o u r n a l s » , p . [iv ] .

130 E n Z D se le e « d e su c r e a c i ó n » e n lu g a r d e « d e su s is t e m a » .

131 « S t r e b e n » p o d r ía tr a d u c ir s e ta m b ié n p o r « a s p ir a c ió n , te n d e n c ia ,

a fá n o a m b ic ió n » , p e ro « e sfu e rz o » d e n o ta o p o r tu n a m e n te el

c a r á c t e r a c tiv o d e la r e f e r e n c i a , e l t r a b a jo u o b r a d e la l i b e r t a d .

S o b r e e l t é r m i n o , c f r . J . G . F i c h t e , Grundlage dergesam m ten Wissens­

chaftslehre, p . 4 0 4 .
132 H ^ A r e m i t e a K . L . R e i n h o l d , B riefeü ber die Kontisehe Philosophie, v o l .

2, p p . 3 5 2 , 3 6 2 . d o n d e se e x p r e s a u n a o p i n ió n s e m e ja n t e .
N O TAS
231

133 L o in d ic a d o e n la n o ta a n t e r io r n o o b s ta p a ra q u e e n g e n e r a l el

r e c h a z o s c h e llin g ia n o d e u n a f ilo s o f í a c o n v a lid e z g e n e r a l n o c o n ­

t e n g a u n r e p r o c h e c o n t r a l a Elem entarphilosophie d e R e i n h o l d . C f r .

supra, n o t a 1 2 1 .

134 E l « v a n o a fá n p o r d e m o s t r a r » h a b ía s id o d ia g n o s tic a d o p o r J a c o b i

e n e l s i s t e m a d e S p i n o z a , e i m p u g n a d o : c f r . F . H J a c o b i , U eberdie

Lehre des Spinoz:J, p p . 4 1 - 4 3 .

135 J . G . F ic h te h a b ía e x p r e s a d o u n a o p i n ió n s e m e ja n t e e n « [ R e z e n -

s i o n :] O h n e D r u c k o r t: A e n e s id e m u s , o d e r ü b e r d ie F u n d a m e n te

d e r v o n d e m H r n . P r o f. R e in h o ld in J e n a g e lie fe r te n E le m e n ta r -

P h ilo s o p h ie » , p . 41 (d o n d e se d a v o z a l d e s e o d e c o n s u m a r el

e s c e p tic is m o ), y a n te s d e el K a n t, seg ú n se d e sp re n d e d e esa

p á g in a .

136 « S y m b o l » , e n e l s e n tid o d e « c r e d o » .

137 E x p re s a u n a d iv e r g e n c ia d e c r it e r io r e s p e c to a F ic h te , q u e n o e s,

c r e o , m e r a m e n t e t e r m i n o l ó g i c a ; c f r . Ueber den B egriff der Wissenschafts-

lehre od er dersogenannten Philosophie, p p . 1 1 7 s .

138 C f r . P l a t ó n , Simposio, 2 0 4 a - b .

139 E n Z D s e le e « d o g m a t i s m o » .

140 E n s e n t i d o c o n t r a r i o , c f r . J . F . F l a t t , Briefe überden moralischen Erkennt-

nisgrundder Religion, p . 1 0 I .

141 C f r . J . G . F i c h t e , U eberden B egriffder WISenschafts/ehre, p . 1 1 9 . A s í c o m o

su m ás c o n o c id a fo r m u la c ió n p o s t e r io r d e e ste p e n s a m ie n to ,

v a r ia n d o la fo r m u la d e S c h e llin g , e n « V e r s u c h e i n e r n e u e n D a r s -

te llu n g d e r W is s e n s c h a f ts le h r e » , p . 1 9 5 .

142 « H i n a u f v e r n ü n f t e l n » , d e riv a d o d e « v e r n ü n f t e l n » : e x p o n e r c o n

a p a r i e n c i a d e v e r d a d c o m o c o r r e c t o , p o r a p l i c a c i ó n d e la s r e g la s

d e l p e n s a r , a lg o q u e , b i e n m ir a d o , es in c o r r e c to (c fr. J . y W .

G r i m m , Deutsches W orterbuch, op. cit., v o l . 2 5 . c o l s . 9 3 6 - 9 3 8 ) . K a n t

d e n o m in a a l o s conceptus raciocinantes « v e r n ü n f t e l n d e B e g r iffe » :

c o n c e p t o s s in v a lid e z o b je t i v a , d e r iv a d o s d e u n i n f e r i r a p a r e n t e ,

q u e c a r e c e n d e r e s p a ld o ( o im p u g n a c ió n ) d e la e x p e r ie n c ia p o s ib le

( c f r . Critik der reinen Vemunft, A 3 1 1 / B 3 6 8 , a s i c o m o A 4 2 1 / B 449. A


2 3 2 CARTAS FILOSÓFICAS SOBRE DOGMATISMO Y CRITICISMO

795/B 8 2 3 . A 339/ B 397 y o tr o s ) . C fr . ta m b ié n e l u so e n F . H .

J a c o b i , U eberdie Lehre desS pin ow , p p . 2 3 9 y 435­


143 M e p a rece im p o r ta n te e v ita r « c o n c e b ib le » , p o rq u e el sab er

in m e d ia to (e n g r a d o e m in e n te ) n o e s, se g ú n S c h e llin g , u n s a b e r

c o n c e p tu a l.

144 Se va a r e c o r d a r u n a r g u m e n t o c a p i t a l d e Vom ¡ch ( c f r . p p . 8 5 s . ) .

145 R e p á re se e n lo s té r m in o s q u e s e u sa rá e n ca d a c a so , e n e l o r ig in a l,

d e e s te n o ta .

146 L a t e s i s e s d e K a n t : v é a s e Critik derrein en Vemunfl, A 6 3 0 / B 6 5 8 y s u

m a t i z a c i ó n e n ib id ., A 5 9 2 s s ./ B 6 2 0 s s .

147 T e s i s k a n t i a n a t a m b i é n ; c f r . Critik d er reinen Vemunft, A 6 3 6 / B 6 6 4 y

« W a s h e i f i t : S i c h i m D e n k e n o r i e n t i r e n ? » , p p . 1 3 9 - 1 4 1. S o b r e la

i l u s i ó n d e u n a p r u e b a t a l . c f r . a d e m á s F . W . J . S c h e l l i n g , Vom ¡ch,

p p . 91 s ., n o ta .

148 A s í l o v i o t a m b i é n J . G . F i c h t e , Grundlage dergesammten Wisenschaftslehre,

p. 255; c f r . l a f o r m u l a c i ó n d e l a p r o p o s i c i ó n e n p . 2 5 8 . S o b r e la

e q u iv a le n c ia f o r m a l d e la s p r o p o s i c i o n e s s o b r e D i o s y s o b r e e l Y o ,

c f r . « [ R e z e n s io n v o n :] A e n e s id e m u s , o d e r ü b e r d ie F u n d a m e n te

d e r v o n d e m H r n . P r o f. R e in h o ld in J e n a g e lie fe r te n E le m e n ta r -

P h ilo s o p h ie . N e b st e in e r V e r th e id ig u n g d e s S k e p tic is m u s g e g e n

d i e A n m a s s u n g e n d e r V e r n u n f t k r i t i k « , p p . 6 5 s.

149 C f r . J . F . F l a t t , B f! J t r ^ zurchristlichen Dogmatik und M oral, p p . 5 6 s . , a s i

c o m o B riefe über den moralischen Erkenntnisgrund derR eligion überhaupt, p p .

1 0 1 -1 1 0 .

150 A l u d e a M . M e n d e l s s o h n , Morgenstunden oder Vorlesungrn über das D asgn

Gottes; c f r . p p . 2 8 4 s s .
151 V é a se lo q u e e s c r ib e S c h e llin g a H e g e l s o b r e e l c o n c e p to o r d in a r io

d e D i o s e n BriejWechsel 1 7 8 6 - 1 7 9 9 , p p . 2 2 s.

152 C f r . B . S p i n o z a , Ethica, P a r s I, D e fin itio I.


153 H a y u n p a s o p a r a l e l o e n Vom ¡ch, p p . 137 s.

154 E n Z D s e o m ite « c r a s o s » .

155 E n Z D « e m p íric a » .

156 C f r . R . D e s c a r t e s , Principiaphilosophiae, p p . 25 s . y 3 0 s . y B . S p in o z a ,
N O TAS 2 3 3

Ethica, P a r s I, P r o p . X I , D e m o s t r a d o , A l i t e r ( i ) , A l i t e r ( 2 ) y S c h o -
liu m .

157 C f r . Fedro, 247 c ; República, 5 1 8 c ; Sofista, 2 4 6 b .

158 T r a d u z c o « d e s B e d i n g t e n » , s e g ú n la c o r r e c c i ó n d e D D .

159 L a e x p r e s ió n « e l e n ig m a d e l m u n d o » s e e n c u e n tr a e n C . F . S t a u d -

l i n , Geschichte und GeistdesSkepticism us, p . g o , a s i c o m o e n E . P l a t n e r ,

P hilosophischeA phorism en, I a p a r t e , p p . 7 , 8 , 3 5 4 , 3 6 5 , p e r o s i n u n

s e n tid o m ín im a m e n te té c n ic o o te ó r ic o .

160 C f r . l a f o r m u l a c i ó n d e e s t a p r e g u n t a e n Vom ¡ch, p p . 9 8 s . , O b s e r ­

v a c ió n .

161 C f r . Ethica, P a r s I, P r o p . X V III.

162 H ^ A p a r e c e s u g e r ir q u e a q u í s e e s ta e x p r e s a n d o u n a d iv e r g e n c ia

c o n F i c h t e ; c f r . Grundlage d er ^ x m m te n Wrsenschaftslehre, p . 2 6 5 .

163 C f r . J . G . F i c h t e , Grundlage dergesammten Wwenschaftslehre, p p . 3 0 0 s . :

« L a a u t é n t i c a y s u p r e m a t a r e a , q u e c o n t i e n e t o d a s l a s d e m á s , e s la

d e [c o m p r e n d e r ] c ó m o p u ed e e l y o in f lu ir in m e d ia ta m e n te s o b re

e l n o yo, o e l n o y o s o b r e e l y o, s ie n d o a sí q u e a m b o s d e b e n c o n ­

tr a p o n e r s e c o m p le ta m e n te e l u n o a l o t r o . S e in t e r c a la e n tr e e llo s

a lg u n a X , s o b r e la q u e a m b o s a c tú a n , [y ] p o r m e d i o d e la c u a l

a c tú a n a la v e z m e d ia t a m e n t e e l u n o s o b r e e l o t r o . P r o n t o se d e s ­

c u b r e , e m p e r o , q u e e n e s ta X d e b e h a b e r a s u v e z , s í, a l g ú n p u n t o

e n q u e y o y no y o s e t o p a n in m e d ia ta m e n te . P a ra e v ita r e s to se

in t e r c a la e n la b i e n d e fin id a f r o n t e r a , e n su lu g a r , u n n u e v o t é r ­

m i n o m e d i o = Y . P e r o p r o n t o s e r e v e la q u e e n é s t e , a s í c o m o e n X ,

d e b e h a b e r u n p u n to e n q u e a m b o s o p u e s to s se to c a n in m e d ia ta ­

m e n te . .. Y a sí c o n tin u a r ía in f in ita m e n te , si p o r m e d io d e u n a c to

a b s o l u t o d e a u t o r id a d d e la r a z ó n - q u e n o r e a liz a e l f i l ó s o f o , q u e

é l , m á s b i e n , s ó l o s e ñ a l a - , p o r m e d i o d e l « n o debe h a b e r e n a b s o ­

l u t o n o y o a l g u n o » ( p u e s t o q u e e l n o y o n o s e d e ja c o n c i l i a r c o n e l

y o d e n in g ú n m o d o ) , e l n u d o c ie r ta m e n te n o fu e r a d e s h e c h o ,

p e r o s í p a r tid o p o r la m i t a d » .

164 E n Z D s e l e e , e n l u g a r d e « n u r d a n n b e a n t w o r t l i c h i s t , w e n n sie> > ,

<<nu r so b e a n tw o r tlic h is t, d a fi s i e » : « s ó l o es c o n te s ta b le s i » .
2 3 4 CARTAS FILOSÓFICAS SOBRE DOGMATISMO Y CRITICISMO

165 L a i m a g e n e v o c a la d e K a n t e n Critikderreinen \ernnunfi, A 235 s ./ B 2 9 4 s.

166 E n Z D « L a n e c e s id a d » , e n lu g a r d e « E s ta n e c e s id a d » .

167 L i t e r a l m e n t e : « a n t i c i p a c i ó n » ( e n la f i l o s o f í a a n tig u a , p o r e je m p l o

e n la e p i c ú r e a , c u a l q u i e r r e p r e s e n t a c i ó n e n a u s e n c i a d e l a p e r c e p ­

c ió n c o r r e s p o n d ie n te , e v e n tu a lm e n te a n tic ip á n d o la ) .

168 E n Z D se o m ite « p o r m e d io d e u n p o d e r a b s o lu to , in m e r e c i d o » .

169 C f r . la c a r t a a H e g e l d e l 4 d e f e b r e r o d e 1 7 9 5 , B riefw ech se/1 7 8 6 -


1799. p . 2 2 .
170 E n Z D se c o rrig e p o r « d o g m a tis m o » .

171 E n Z D s e l e e « prejuicios originarios, insuperables » . E l p a s a j e a l u d i d o s e

h a lla e n F. H . Ja c o b i, « Z u fa llig e E r g ie fiu n g e n e in e s e in s a m e n

D e n k e rs in B r ie f e n a n v e rtr a u te F r e u n d e » , p . 274: « T o d a s la s

o p i n i o n e s f u e r o n c o n c e b i d a s e n e l s e n o d e la v e r d a d ; t o d a s la s v e r ­

d a d e s e n e l s e n o d e la o p i n i ó n . A n t e s d e l o s c o n c e p t o s e s t á n la s

p e r c e p c i o n e s ; a n t e s d e la s p r u e b a s , l o s j u i c i o s . L o s t e o r e m a s p r i n ­

c ip a le s v a lie r o n la r g o t i e m p o a n te s d e q u e la f ilo s o f ía lo s d e le tr e a r a

y la s r a z o n e s p o r la s q u e d e b ía n v a le r f u e r a n p e r c i b i d a s . L a s p r o ­

p o s i c i o n e s f u n d a m e n t a l e s s u p r e m a s , e n q u e s e b a s a n to d a s la s

p r u e b a s s o n , desnudadas, m e r o s a c t o s d e a u t o r i d a d , a l o s q u e n o s ­

o t r o s —¿ a c i e g a s ? , com o a l sentimiento d e nuestra ex iste n cia - d a m o s c r é d i t o .

P o d r ía d e n o m in á r s e la s , h a r to e x tr a ñ a y t o r c id a m e n t e , p e r o , s in

e m b a r g o , n o d e l t o d o a f i l o s ó f i c a m e n t e , prejuicios originarios, universales,

insuperables: c o m o t a l e s s e r í a n la l u z p u r a d e l a v e r d a d o , m e j o r

d i c h o , s e r ía n le y p a r a la v e r d a d » .

172 E l p r o b le m a d e to d a filo s o fía n o d e b e c o n fu n d ir s e c o n a q u é l q u e ,

a ju ic io de K a n t, m o tiv a su e s c á n d a lo y e l d e l e n t e n d i m i e n t o

h u m a n o ( c f r . I . K a n t , C ritikderreinen Vemunft, B ^ X X IX , n o t a ) . S c h e -

l l i n g p i e n s a e n e l p r o b l e m a m e t a f i s ic o d e la e x is t e n c ia d e l o f i n i t o

y n o e n e l p r o b l e m a p u r a m e n t e e p is t e m o ló g ic o d e la « r e a l i d a d

o b je t i v a » d e l a i n t u i c i ó n e x t e r n a .

173 H a s ta a q u í e l p á r r a f o es p r á c t ic a m e n t e u n a c ita d e F . H . J a c o b i ,

U eber d ie L ehre d es Spin oza, p p . 55 s . S c h e l l i n g v i e r t e <fensoph i n m a ­


n e n te » c o m o « p r in c ip io in m a n e n te » .
N O TAS 2 3 5

174 A lg o a n á lo g o e s tá c o n t e n id o e n F . H . J a c o b i , U eber die L ehre des

Spino<.a, p . 4 5 .
175 C f r . I . K a n t , Critik der Urtheilskraft. B X IX , d o n d e s e n i e g a l a p o s i b i l i ­

d a d t e ó r ic a d e u n tr á n s it o d e lo s e n s ib le (e l á m b it o d e l c o n c e p t o d e

la n a t u r a l e z a ) a l o s u p r a s e n s i b l e ( e l á m b i t o d e l c o n c e p t o d e la

lib e r ta d ), p e ro se a fir m a e l d eber d e q u e l o haya e n el s e n tid o

i n v e r s o : d e p e n s a r la n a t u r a l e z a d e m o d o q u e a r m o n i c e c o n la

p o s i b i l id a d d e u n i n f l u jo d e la l i b e r t a d .

176 C f r . I . K a n t , Critik der Urtheilskraft, B X X s s .

177 En ZD se f o r m u la d e f o r m a lig e r a m e n t e d iv e rs a : « n o t e n e r ya

n e c e s i d a d d e e s e t e r m i n o m e d io > > . E s a n o n e c e s i d a d la h a b ía d e s t a ­

c a d o F ic h te e n « [ R e z e n s i o n :] O h n e D r u c k o r t: A e n e s id e m u s , o d e r

ü b e r d ie F u n d a m e n te d e r v o n d e m H r n . P r o f . R e in h o ld in J e n a

g e lie fe r te n E le m e n t a r - P h ilo s o p h ie » , p . 55- V é a s e ta m b ié n e l lu g a r

d e l a Grundlagedergesammten Wisenschaftslehre c i t a d o e n l a n o t a 1 6 3 .

178 E n Z D se o m ite « e n e l te r r e n o d e lo i n f i n i t o » .

179 E n Z D se c o r r ig e p o r « d o g m a t is m o » . R e c u e r d o q u e « c ie g o d o g ­

m a t i s m o >> e q u i v a l e a « d o g m a t i c i s m o » .

180 C f r . J . G . F i c h t e , Grundlage dergesammten Wssenschaftslehre, p . 4 0 4 .

181 C f r . B . S p i n o z a , Ethica, P a r s I, P r o p . X V III.

182 C f r . B . S p i n o z a , Ethica, P a r s I, D e f . V I y P r o p . V III, S c h o l . I.

183 C f r . B . S p i n o z a , Ethica, P a r s I, P r o p . X V , S c h o l i u m .

184 C f r . B . S p i n o z a , Ethica, P a r s I, P r o p . V III.

185 E n Z D s e l e e « e l sujeto e n g e n e r a l » .

186 C f r . B . S p i n o z a , Ethica, P a r s I , P r o p . X V II y P a r s I I, P r o p . X L V III.

187 C f r . B . S p i n o z a , Ethica, P a r s I, P r o p . ^ W , C o r o l l .

188 F . H . J a c o b i , U eberdie Lehre desSpino<.a, p p . 6 3 , 2 9 . 4 0 s .

189 C f r . , p o r e j e m p l o , B . S p i n o z a , Ethica, P a r s I, P r o p . V III, S c h o l . I.

A s i c o m o Vom Ich, p . 1 6 9 , d o n d e s e h a b i a a s u m i d o .

190 E n u n a d e la s v a r i a n t e s d e Z D s e c o n v i e r t e a l p l u r a l .

191 C f r . B . S p i n o z a , Ethica, P a r s V , P r o p .

192 E n Z D se o m ite « t e r r i b l e » .

193 « S c h w a r m e r e i » . D e to d a s la s p o s i b l e s a c e p c i o n e s ( f a n a t i s m o , s e c ­
2 36 CARTAS FILOSÓFICAS SOBRE DOGMATISMO Y CRITICISMO

t a r i s m o , e n t u s i a s m o , s e n t i m e n t a l i s m o , e t c . ) m e p a r e c e e s ta la q u e

m e jo r a b a r c a la e x t e n s ió n i n t e n d i d a .

194 C f r . I. K a n t , « W a s h e i f i t : S i c h i m D e n k e n o r i e n t i r e n ? > > , p . 1 4 3 ,

esp . n o ta .

195 E s t e e l o g i o s e e n c u e n t r a e n J . G . H e r d e r , G o tt, p . 1 7 1 .

196 V é a s e supra, n o t a 1 8 .

197 « E l a lm a h u m a n a t ie n e u n c o n o c i m ie n t o a d e c u a d o d e la e t e r n a e

i n f i n i t a e s e n c ia d e D i o s » . L a s r e f e r e n c i a s d e e s ta n o t a y la s ig u ie n t e

so n co rre cta s.

198 « E l a m o r in t e l e c t u a l d e l a lm a h a c ia D io s e s u n a p a r t e d e l a m o r

i n f i n i t o c o n q u e D io s m is m o se a m a » .

199 « E l s u p r e m o e s fu e r z o d e l a lm a , y s u v ir t u d s u p r e m a , c o n s is te e n

c o n o c e r la s c o s a s s e g ú n e l t e r c e r g e n e r o d e l c o n o c im ie n t o [...,

q u e ] p r o g r e s a a p a r t ir d e la id e a a d e c u a d a d e c i e r t o s a t r i b u t o s d e

D i o s » ( t o m a t a m b i é n d e la « D e m o s t r a c i ó n » ) .

2 0 0 F a lta « t e r t i o » .

201 « N a c e d e e ste [te r c e r ] g é n e r o d e c o n o c im ie n t o e l m a y o r c o n te n to

p o s ib le d e l a lm a » .

202 « C o m p r e n d e m o s c la r a m e n t e e n q u é c o n s is t e n u e s t r a s a lv a c ió n o

fe lic id a d , o s e a , n u e s tr a lib e r t a d ; a s a b e r : e n u n c o n s ta n te y e t e r n o

a m o r a D i o s » . S o b r e lo s p e ld a ñ o s o tip o s d e c o n o c i m i e n t o , c f r .

Ethica, P a r s II, P r o p . XL, S c h o l. II y F . W . J . S c h e llin g , « D a r s te llu n g


m e in e s S y s te m s d e r P h i l o s o p h i e » , p . 3 0 6 . A unque S c h e llin g

r e m i t e a l prim er e s c o l i o , e n e s a p r o p o s i c i ó n d e l a Ethica n o h a y o t r o .

203 F a lta : « e t c o r p u s » .

204 « N u e s t r a a lm a , e n c u a n t o q u e s e c o n o c e a s i m is m a [y c o n o c e s u

c u e r p o ] d e s d e la p e^ rsp ectiv a d e la e t e r n i d a d , e n ^ m e d id a p o s e e n e c e ­

s a r ia m e n te e l c o n o c im ie n t o d e D io s , y s a b e q u e e lla e s e n D io s y se

c o n c ib e p o r D io s » . C fr . F . W . J . Philoosopihieund Religión, p . 24 ­
205 E n D D se le e , s in e m b a r g o , « S o l o e n n o s o t r o s » .

20 6 C f r . F . S c h ille r , « Ü b e r d ie a s th e tis c h e E r z ie h u n g d e s M e n s c h e n in

e in e r R e ih e v o n B r i e f e n » , c a rta I I , p p . 6 0 1 - 6 0 6 ; a si c o m o F . H .

J a c o b i , U eberdie Lehre des Spino& , p p . 5 1 y 45-


N OTAS 2 3 7

207 S c h e l l i n g n o c o n s i d e r a e s t a r v i o l a n d o a q u í l a s p r o h i b i c i o n e s d e la

« D i a l é c t i c a t r a s c e n d e n t a l » k a n t i a n a , p o r la s r a z o n e s q u e s e h a lla n

e n V om lch, p p . 1 3 2 - 137 ­
208 E n Z D s e le e « a p r o x im a c i ó n » .

209 E n Z D se o m ite « p o r s í m is m o » .

210 F . H . J a c o b i , U eberdie Lehre desS pin ow , p p . 1 5 - 1 7 .

211 C o r n o « d o c t r i n a d e la s s e n s a c i o n e s » , y n o c o m o « f i l o s o f í a d e l

a rte » .

212 C f r . Fedro, 2 4 6 a - 2 5 0 c .

213 C f r . I . K a n t , Critik d er reinen Vernunft, B I , y l a m a t i z a c i ó n d e J . G .

F ic h t e , « Z w e it e E in le it u n g in d ie W is s e n s c h a fts le h r e f ü r L e s e r , d ie

s c h o n e in p h ilo s o p h is c h e s S y s te m h a b e n » , p . 2 4 1 y F . W . J . S c h e -

llin g , « A llg e m e in e U e b e r s ic h t d e r n e u e s te n p h ilo s o p h is c h e n L it e -

ra tu r> > , p . 73­


214 E n Z D se o m ite e l ú ltim o p e r io d o : « p r e s u p o n e s ie m p r e u n a a ú n

m a s a l t a » . G ie r t a r n e n t e la r e f e r e n c i a a la m a y o r « a l t u r a » e s m u y

e q u ív o c a .

215 C f r . F . W . J . S c h e l l i n g , V om lch., p p . 9 1 - 9 3 y 2 1 6 .

216 C f r . F . H . J a c o b i , U eberdie Lehre des Spinow , p . 4 2 : « S e g ú n m i j u i c i o

e s e l m é r i t o s u p r e m o d e l in v e s t ig a d o r d e s v e la r la e x is t e n c ia , m a n i­

f e s t a r l a . . . [Y a q u e ] la e x p l i c a c i ó n e s p a r a é l m e d i o , c a m i n o a la

m e ta , f i n p r ó x im o . . . , n u n c a ú lt im o . S u f i n ú l t im o e s l o q u e n o se

d e j a e x p l i c a r : l o i r r e s o l u b l e , i n m e d i a t o , s i m p l e » . U n p a s a je c i t a d o

e n Vom ¡ch ( p p . 77 y 111) y a p r e c ia d o p o r H o l d e r l i n ( c f r . « Z u J a c o -

b is B r ie f e n ü b e r d ie L e h r e d e s S p in o z a » , p . 2 1 0 ) . L a a lu s ió n es

d e l to d o n o to ria .

217 E n Z D s e c a m b i a « a l l í d o n d e [da [ ...] w o ]» p o r « c u a n d o [dann [ . . . ]

w o ]» .

218 C f r . J . G . F ic h te , « [ R e z e n s io n :] O h n e D r u c k o r t: A e n e s id e m u s ,

o d e r ü b e r d ie F u n d a m e n te d e r v o n d e m H r n . P r o f. R e in h o ld in

J e n a g e lie fe r te n E le m e n t a r - P h ilo s o p h ie » , p . 6 5 . Y ta m b ié n F . W .

J . S c h e l l i n g , Vom Ich., p . 1 0 6 : « E l y o n o p u e d e d a r s e p o r m e d i o d e

a l g o q u e e s m e r o concepto. P u e s l o s c o n c e p t o s s o l o s o n p o s i b l e s e n l a
CARTAS FILOSÓFICAS SOBRE DOOMATISMO Y CRITICISMO

e s f e r a d e lo c o n d i c i o n a d o , s o lo s o n p o s ib le s d e o b je t o s . S i e l y o

f u e r a u n c o n c e p t o , d e b e r ía d a rs e a lg o s u p e r io r e n q u e e l h u b ie r a

r e c ib id o s u u n id a d , y a lg o i n f e r i o r e n q u e h u b ie r a r e c ib id o su

m u ltip lic id a d ; b r e v e m e n te : e l y o s e r ia c o n d i c i o n a d o d e p a r te a

p a rte . P o r c o n s ig u ie n te , e l y o s o lo p u e d e e sta r d e te r m in a d o e n u n a

in t u ic ió n . M a s e l y o es y o ú n ic a m e n te p o r q u e n o p u e d e lle g a r a s e r

ja m a s o b je t o , y p o r c o n s i g u i e n t e n o p u e d e e s t a r d e t e r m i n a d o e n

i n t u i c i ó n s e n s ib le a lg u n a , s in o s ó lo e n u n a i n t u i c i ó n ta l q u e n o

in tu y e o b je t o a lg u n o , q u e n o e s e n a b s o lu to s e n s ib le , es d e c ir , e n

u n a in t u ic ió n in t e le c tu a l . . . D o n d e h a y o b je t o , h a y in t u ic ió n s e n ­

s i b l e , y v i c e v e r s a . P o r t a n t o , d o n d e n o h a y ninglin o b j e t o , e s t o e s , e n

e l y o a b s o lu to , n o h a y i n t u ic ió n s e n s ib le a lg u n a , a s í q u e , o n in g u n a

e n a b s o l u t o , o i n t u i c i ó n intelectual. E ly o esta, p o r tanto, determinado p a r a si

mismo com o m eroyo en intuición intelectual».

219 C f r . Vom ¡ch, p . I I O .

220 E n Z D s e v a r ía le v e m e n te ( s i n c o n s e c u e n c ia s s e m á n t ic a s ) e s ta fr a s e ,

q u e q u e d a : « S e c r e y ó i d é n t ic o e l m is m o a l o b je t o a b s o lu t o y p e r ­

d id o e n su i n f in it u d » .

221 E n Z D d e s a p a r e c e e l é n f a s is . A q u í « e q u i v o c a r s e » v a le « c o n f u n ­

d ir s e , e n g a ñ a r s e » .

222 E n Z D se e lim in a « e r a f l s a y » .

223 E n Z D s e e lim in a la ú ltim a a c la r a c ió n : « y a q u e . . . » . E l p r o p io

K a n t h a b la d e u n a te n d e n c ia n a tu r a l d e la r a z ó n h u m a n a a h a c e r u n

u s o o b je t i v o d e la s id e a s , « q u e e s in e v i t a b l e y a p e n a s n e u t r a l i z a b le

p o r m e d i o d e l a c r í t i c a m á s s e v e r a » (C ritikderreinen Vemunft, A 6 4 2 / B

6 7 0 ; c fr. A 3 3 9 / B 3 97), s i b i e n e n o t r o lu g a r in s is te e n q u e la r a z ó n

n o p u e d e c o n t e n e r e lla m is m a i l u s i o n e s ( A 6 6 9 / B 6 9 7 ) . E s ta o s c i ­

l a c i ó n m o v ió a F ic h t e a u n a c r ít i c a v e la d a e n « Z w e it e E i n l e i t u n g in

d ie W is s e n s c h a f ts le h r e f ü r L e s e r , d ie s c h o n e in p h ilo s o p h is c h e s

S y s te m h a b e n » , p p . 2 6 4 s. ( c f r . F . W . J . S c h e llin g , « A llg e m e in e

U e b e r s ic h t d e r n e u e s te n p h ilo s o p h is c h e n L ite ra tu ra » , p . 8 2 ) .

224 E n D D , c u r io s a m e n t e , la c o n d i c i ó n s e a fir m a : « s i h u b i e r a . . . » (e s

m a n if ie s ta m e n te u n a e r r a t a ) .
N O TAS 2 3 9

225 E n Z D d e s a p a re c e e l é n fa s is .

226 E l ú ltim o « a ú n » se o m ite e n Z D .

227 E s u n a i n s i s t e n c i a d e Vom ¡ch ( c f r . p p . 9 0 s . y 1 0 3 s s . ) , s i b i e n r e f e ­

r id a a l y o a b s o lu t o , q u e a llí se d is tin g u e r o t u n d a m e n t e d e l s u je t o .

228 H K A r e m i t e a u n i n t e r e s a n t e l u g a r d e C ritikder reinen Vemunfl, B 4 0 6

s ., d o n d e se h a b la d e l y o d e t e r m in a n t e y e l y o d e t e r m in a b le . P a ra

e n t e n d e r p o r q u é S c h e llin g n o p ie n s a esta r a q u í - c o m o e n g e n e r a l

e n e s ta c a r ta — c o m e t i e n d o u n p a r a lo g is m o e s o b l i g a d o a t e n d e r a la

d i s t i n c i ó n e n t r e la u n i d a d d e la a p e r c e p c i ó n ( e l « y o l ó g i c o » ) y la

f o r m a a b s o lu t a d e u n i d a d ( e l « y o a b s o l u t o » ) e n la i m p o r t a n t e

« O b s e r v a c i ó n 2 » d e l § 1 5 d e V om lch, p p . 1 3 2 - 1 3 7 .

229 W . S h a k e s p e a r e , H am let, a c t o 3 , e s c e n a I , v e r s o 5 6 .

2 3 0 C osa que H erd er - e n G o tt, p p . 1 9 1 s . - c o n s i d e r a i m p o s i b l e ; c f r . ,

s i n e m b a r g o , J a c o b i , U eberdieLehredesSpino<JI, p . 3 2 9 .

231 Z D : « s i n o c u id a r a » .

232 L . S t e r n e , The Life and Opinions ofTristram Shancjy, Gentleman, p . 4 2 5 . E l

p e n s a m ie n t o s e r e t r o t r a e a la « C a r t a a M e n e c e o » d e E p ic u r o ( c f r .

D i ó g e n e s L a e r c i o , Vida, op in ion esj sentendas de los filósofos m<is i h ^ ^ , p p .

2 8 6 s . ) , a u n q u e a q u í la f u e n t e in m e d ia t a d e S c h e l l in g e s s e g u r a -

m e n t e j. B a g g e se n , c o m o a c o n tin u a c ió n se v e ra . L a a n o ta c ió n c r í­

t i c a d e S t e r n e r e m i t e a S é n e c a , Ad Lucilium Epistolae M ora/es, X C IX , 2 9

s .: « n u llu m m a li s e n s u m ad e u m q u i p e r it, p e r u e n ir e : n a m si

p e r u e n it , n o n p e r it . n u lla , in q u a m , re s e u m la e d it q u i n u llu s e s t:

u iu it , si la e d it u r » ( « l a s e n s a c ió n d e l m a l n o p u e d e a fe c ta r a lo s

tr a s p a s a d o s , p o r q u e si le s a fe c ta r a , y a n o lo s e r ía n . N a d a , r e p i t o ,

p u e d e g o lp e a r a l q u e y a n o e s, p u e s si le g o lp e a , e sta v iv o » ) .

233 C f r . J . B a g g e s e n , Das Lal!Yrinth od er Reise durch Deutschland in die SchweL{

1789, 4 a p a rte , p p . 1 1 8 -1 2 1 , esp . 1 2 0 .


234 C f r . I . K a n t , Critik der reinen Vemmft, B 4 2 1 s . : « T o d o e l l o d e ja v e r q u e Ia

p s ic o lo g ía r a c io n a l d e b e s u o r ig e n a u n s im p le m a le n te n d id o . S e to m a

e n e l l a la u n i d a d d e la c o n c i e n c i a , q u e e s t a a la b a s e d e la s c a t e g o r í a s ,

p o r in t u i c i ó n d e l s u je t o c o m o o b je t o y s e le a p lic a la c a te g o r ía d e s u s ­

t a n c i a . A h o r a b i e n . t a l u n i d a d e s s ó l o u n i d a d e n e l pensamiento [. . . ] » .
CARTAS FILOSÓFICAS SOBRE DOGMATISMO Y CRITICISMO

235 C f r . F . W . J . S c h e l l i n g , Antiquissimi de prim a molorum humanorum origine

philosophematis Genes. iii. explicandi tentamen criticum etphilosophicum

236 C f r . P l a t ó n , Fedro, 24-6 d - 2 5 0 c ; República, 514- a - 5 1 8 b ; Cniti/o, 4 - 0 0

c ; Fedón, 6 2 b ; G orgios, 4 - 9 3 a . H ^ A r e m i t e t a m b i é n a I . K a n t , Die

Religion innerhalb der Grtn<:!n derblofíen Vemunft, p p . 73 s .

237 E n Z D s e o m i t e e l ú ltim o é n fa s is .

238 B . S p i n o z a , Ethica, P a r s V, P r o p . X L II.

239 E n D D se o m ite e l é n fa s is .

24-0 C f r . Vom ¡ch, p p . 1 2 5 - 1 2 7 .

2 4 -1 T ra d u z co « G lü c k s e e lig k e it» p o r « b ie n a v e n tu r a n z a » , c o n s e r ­

v a n d o la c o n n o t a c i ó n r e lig io s a , y « S e e lig k e it » y « s e e li g » por

« d i c h a » y « d i c h o s o » re s p e c tiv a m e n te . T e n g a e l le c t o r p r e s e n te

q u e « G lü c k » s ig n ific a , p o r su p a r te , « b u e n a s u e r te , fo r tu n a ,

v e n tu ra » .

2 4 -2 C f r . G . E . L e s s i n g , DieErtiehungdesM enschengeschlechts, § 8 5 , p . 5 0 8 .

24-3 C f r . G . C . S to rr,,B em erku n g en über K an t’s philosophische Religionslehre, p p .

3 2 s . , 4 - 2 ; a s í c o m o F . G . S ü s k i n d , Bemerkungen überden aus Principien der

praktischen Vemunft hergeleiteten Ueberzl!ugu^^™nd von der Moglichkeit und W irk -

lichkeit einer Offenbarung, p p . 1 7 8 s . , n . 6 2 .

2 4 -4 - « g l ü c k s e e l i g e r » . E n Z D s e t r a n s f o r m a e n « g / ü c k s e e l i g e r » , p a r a

e n fa tiz a r el c o m p o n e n te d e c o n tin g e n c ia o fo r tu n a .

24-5 C f r . B . S p i n o z a , Ethica, P a r s V, P r o p . X L II, D e m .

2 4 -6 C f r . I . K a n t , Die Religion innerhalb der Gren<:J!n der blofíen Vemunft, p . 1 6 1 .

2 4 -7 E n Z D s e o m ite e s ta a c la r a c ió n .

2 4 -8 C f r . G . E . L e s s i n g , Die Ertiehungdes M ensche^pchlechts, § 8 3 , p . 5 0 8 .

24-9 E n Z D s e l e e < < w are d i r b e s s e r , d a f i . . . » , l o c u a l n o a f e c t a a l a t r a ­

d u c c ió n .

250 E n Z D se o m ite « n in g ú n ja r d í n » .

251 E l e s c r i t o r e s S é n e c a ; c f r . De tranquilitate anim i, p . 39­


252 C f r . S é n e c a , AdLucilium EpistolaeM ora/es, ^ ^ X V , 14- y ^ ^ ^ , 25.

253 C f r . J . G . H e r d e r , G o tt, p p . 1 0 4 y 1 1 6 s .

254 C f r . B . S p i n o z a , Ethica, P a r s I, P r o p . X V II, S c h o l i u m .

255 R . D e s c a r t e s , Principiaphilosophiae, P a r s I, X X III, p p . 1 3 s .


NOTAS 241

256 B . S p i n o z a , Ethica, P a r s I , P r o p . ^ ^ M , A p p e n d i x .

257 C f r . V om lch, p p . I 2 5 - I 30. T a m b i é n F . H . J a c o b i , Ueber die Lehre des

SpinoJ;J, p p . 2 5 s .

258 L a e x p r e s i ó n e s h o m é r i c a : I/iada, I , 5 9 9 ; 5. 8 1 9 ; O disea, 6, 4 2 ss.

259 C f r . V i r g i l i o , E neida, L i b r o II, 2 6 8 : « m o r t a l i b u s a e g r i s [ m í s e r o s

m o r ta le s ] » .

260 C f r . H o m e r o , ¡liada, 2 4 , 525 s . ; 2 I , 4 6 4 ; < *A n A p o l l o n » , 1 8 9 s s .;

F . S c h ille r , « Ü b e r d ie a s t h e t is c h e E r z i e h u n g d e s M e n s c h e n in

e in e r R e ih e v o n B r ie f e n » , c a rta 15, p . 6 1 8 .

261 E n Z D s e o m it e e l c a lific a tiv o « c i e g o » .

262 E n Z D ta m b ié n es su b ra y a d o .

263 C f r . J . G . F i c h t e , Gmndlagedergesam m ten W¡^&:haftslehre, p p . 4 0 9 s . A s í

c o m o Vom Ich ., p p . 1 0 4 s .

264 C f r . J . G . F i c h t e , Grundlagedergesammten W i^& haftslehre, p . 393^


265 C f r . J . G . F i c h t e , Grundlage dergesammten W isrshaftslehre, p p . 379, 4 I ° s.

266 C f r . I . K a n t , C ritikder reinen Vemunfi, B 33^


267 E n Z D d e s a p a re c e e s te é n fa s is .

268 C f r . J . G . F i c h t e , Grundlage dergesammten W tISchaftslehre, p p . 4 0 3 s.

269 Z D c o n v ie r t e la fr a s e e n u n a e x c la m a c ió n . L a fr a s e e s m e n c io n a d a

p o r K a n t e n « D a s E n d e a lle r D in g e » , p . 327.
270 S e r e f i e r e a E t i e n n e d e C o n d i l l a c . P a r a l o q u e s i g u e , c f r . s u Essai sur

I'originedesconnaissances hum aines, s e c c . I , c a p . I , § § 6 - 8 , p p . 3 - 7 .

271 E n Z D s e le e « n u e v o s » .

272 C fr . I. K a n t, « D a s E n d e a lle r D in g e » , p p . 335 s.

273 L o n a r r a j a c o b i e n U eb erd ie Lehre des S p in o J;J, p . 5 2 .

274 E s ta fr a s e d e s a p a r e c ió d e Z D .

275 R e c u e r d o q u e e sta c a r ta e s la q u e a ñ o s d e s p u é s e l p r o p io S c h e llin g

v e r ía c o m o c o n t e n i e n d o g é r m e n e s d e v is io n e s m a s p o s itiv a s ( c f r . F .

W . J . S c h e llin g , « V o r r e d e » , p . 3 5 4 ) .

276 « B estim m u n g», e n e l s e n t i d o d e « d e s t i n a c i ó n , d i s p o s i c i ó n , r e s o l u ­


c ió n , d e c is ió n » .

277 E s t o n o d e b e t o m a r s e c o m o u n r e p r o c h e c o n t r a F i c h t e ; c f r . infra,

p^ 1 9 7 y n o t a 2 9 8 .
242 CARTAS FILOSÓFICAS SOBRE DOGMATISMO Y CRITICISMO

278 C f r . l a s r e f l e x i o n e s d e I. K a n t , Die Religión innerhalb d erG ren zy n d erb lo-

fien Vemunfi, p . 6 , y l a d e f i n i c i ó n d e p r o p o s i c i ó n a n a l í t i c a d e Vom Ich,

p . 1 4 8 : « T o d a s la s p r o p o s i c i o n e s s e n ta d a s i n c o n d i c i o n a l m e n t e ,

t o d a s a q u e l l a s c u y o s e n t a r e s t a c o n d i c i o n a d o m e r a m e n t e p o r la

i d e n t i d a d d e l y o . p u e d e n l l a m a r s e an alítica s» .

279 E n Z D se le e s in m a s « n o s i e n t a : » .

280 E n Z D se o m ite « n e c e s a r ia m e n te » .

281 Z D e n fa tiz a e s ta p a la b r a .

282 C f r . I . K a n t , Critik derpraktischen Vemunfi, p p . 1 1 0 s .

283 C f r . I . K a n t , Critik derpraktischen Vemunfi', p p . 1 1 2 s .

284 C f r . G . C . R a p p . « U e b e r m o r a lis c h e T r i e b f e d e r n » , v o l. 2 . p .

1 6 4 , q u e n ie g a , s í, q u e la b ie n a v e n t u r a n z a s e a u n p a g o m e r e c id o ,

p e r o la t o m a p o r u n r e g a lo b o n d a d o s o .

285 U n a r e f l e x i ó n q u e s e g u r o t e n í a e n m e n t e e s l a d e I . K a n t , Critik der

praktischen Vemunfi, p p . 111 s . , 1 1 5 s . , 1 2 6 s . O t r a l a d e K . L . R e i n -

h o l d , Briefe überdie Kantische Philosophie, v o l . 2. c a rta I I , p p . 3 8 1 - 4 1 7 .

286 C f r . K . L . R e i n h o l d , Briefe überdie Kantische Philosophie, v o l . 2 . p . 393^


287 C f r . C . P . C o n z , A bhandlungenfürdie Geschichte und das Eigenthümliche der

spateren Stoischen Philosophie, p p . 2 2 s .


288 L a o b r a d e j a c o b i David Hume e s u n a d e l a s r e f l e x i o n e s d e r e f e r e n c i a

e n l a é p o c a . P e r o v é a s e s o b r e t o d o J . G . F i c h t e , Grundlage dergesam m -

ten W issenschafislehre, p p . 3 1 0 s . , 3 2 4 s . , 3 2 6 , 33 5 s . C f r . F . W . J .

S c h e l l i n g , Vom Ich, p p . 139- 1 44.


289 C f r . I . K a n t , Critik der reinen Vemunfi, B 7 2 . H ^ A r e m i t e a T . G . v o n

H i p p e l , Lebenslaufe nach aufsteigender Linie nebst Beilagen A, B, C , 2 a p a r t e ,

p. 2 3 1, d o n d e se le e : « S ó l o D io s p u e d e i n t u i r lo s o b je t o s c o n e l

e n t e n d i m i e n t o , p u e s s o n p o r é l y e s t á n e n é l . E l t i e n e t o d o in origi-

nali, n o s o t r o s i n c l u s o a n o s o t r o s m i s m o s a s í a s í [n u r s o ] » .
290 C f r . J . F . F l a t t , Fragmentarische B ! j t r ^ , p . 6 7 , n o t a .

291 E n D D se le e , c u r io s a m e n te , « d e su s a b e r » , c o m o e s o b v io a c o n ­

s e c u e n c ia d e u n a e r r a ta ( « W is s e n s » e n lu g a r d e « W e s e n s » ) .

292 C f r . F . H . J a c o b i , Ueber die Lehre des Spinow , p p . 1 4 0 s .

293 C f r . P . B a y l e , Historisches undcritisches Worterbuch, 4 a p a r t e , p p . 27 3 y 2 7 1-


N O TAS
2 4 3

294 E n Z D s e le e « E x » .

295 « S e lla m a l i b r e a a q u e lla c o s a q u e e x is te e n v i r t u d d e la s o la n e c e ­

s id a d d e su n a tu r a le z a y e s d e te r m in a d a p o r s i s o la a o b r a r » .

296 E n Z D s e Ie e « e t » .

297 « D i o s o b r a e n v ir t u d d e la s s o la s le y e s d e s u n a t u r a le z a , [ . . . ] d e

d o n d e s e s i g u e [. . . ] q u e s o l o D i o s e s c a u s a l i b r e » (E thica, P a r s I,

P r o p . X V II y C o r . I I ) .

298 C f r . J . G . F i c h t e , Einige Vorlesungen ü b erd ie Bestim m ungdes Gelehrten, p .

3 2 : « S o m e t e r a s i to d o lo c a r e n te d e r a z ó n , d o m in a r lo lib r e m e n te

y s e g ú n la s p r o p ia s le y e s , e s e l U ltim o f i n f i n a l d e l h o m b r e ; f i n f i n a l

q u e e s c o m p le ta m e n te in a lc a n z a b le y h a d e p e r m a n e c e r p o r s ie m ­

p r e in a lc a n z a b le si e l h o m b r e n o d e b e d e ja r d e s e r h o m b r e y n o

d e b e c o n v e r t ir s e e n D io s . R e s id e e n e l c o n c e p t o d e h o m b r e q u e su

ú lt im a m e ta h a d e se in a lc a n z a b le y e l c a m in o a la m is m a i n f i n i t o .

P o r c o n s i g u i e n t e n o e s l a v o c a c i ó n [B estim m un g] d e l h o m b r e a l c a n ­

z a r e s ta m e ta . P e r o p u e d e y d e b e a c e r c a r s e c o n s t a n t e m e n t e a e sta

m e t a : y p o r t a n t o s u v e r d a d e r a v o c a c i ó n [B estim m un g] c o m o h o m b r e

- e s t o es, c o m o s e r r a c i o n a l p e r o f i n i t o , s e n s ib le p e r o l i b r e — e s la

aproximación al infinito a esta M ETA».

299 C f r . I. K a n t , Critik derreinen Vemunfi, B 1 3 7 .

3 0 0 C f r . I . K a n t , Critikderpraktischen Vemunft, p . 1 5 .

301 C f r . I . K a n t , Critikderreinen Vemunft, B 1 5 1 s .

302 C fr. F . W . J . S c h e llin g , « A llg e m e in e U e b e r s ic h t d e r n e u e s te n

p h ilo s o p h is c h e n L it e r a t u r » , p p . 75- 78.


303 C f r . F . S c h ille r , « Ü b e r d ie a s th e tis c h e E r z ie h u n g d e s M e n s c h e n in

e i n e r R e i h e v o n B r i e f e n » , c a r t a 2 4 , p . 6 4 8 : « C o n l a s a l a s d e la

im a g in a c ió n , e l h o m b r e a b a n d o n a e l lim ita d o h o r iz o n te d e l p r e ­

s e n t e , e n e l q u e se e n c i e r r a la p u r a a n im a lid a d , p a r a a s p i r a r a u n

f u t u r o s i n l i m i t a c i o n e s ; p e r o m ie n t r a s q u e e l i n f i n i t o va n a c ie n d o

a n t e s u v e r t i g i n o s a imaginación, s u c o r a z ó n n o h a d e j a d o a ú n d e v i v i r

e n lo p a r tic u la r , n i d e s e r v ir al in s ta n te . In m e r s o e n su a n im a li­

d a d , le s o r p r e n d e e l i m p u l s o h a c i a l o a b s o l u t o , p e r o c o m o e n e s e

s ó r d id o e s ta d o to d a s s u s a s p ir a c io n e s se d ir ig e n t a n s ó lo a lo m a te ­
2 4 4 CARTAS FILOSÓFICAS SOBRE DOGMATISMO Y CRITICISMO

r ia l y a lo t e m p o r a l, y se l im it a n ú n ic a m e n t e a su s e r in d iv id u a l, e n

l u g a r d e h a c e r a b s t r a c c i ó n d e e l [. . . ] » .

304 C f r . I. K a n t , C ritikder Urtheilskraft, § 88, B 437 s.

305 C f r . J . F . F l a t t , Fragmentarische BI!Jtrogo, p p . 1 8 8 s .

3 0 6 C f r . J . F . F l a t t , Briefe über den moralischen Erkenntnisgrund der Religión, p . 9 ;

a s i c o m o C . S . S e i d l i t z , Briefe ü berG ottu n d Unsterblichkeit.

307 C f r . I. K a n t , Critik derpraktischen Vemunfi, p . 122.


3 0 8 H K A r e m i t e i n d e t e r m i n a d a m e n t e a l a Grundlage der gesammten Wissens-

chafts/ehre d e F i c h t e .

309 E n Z D s e a ñ a d e <fcomo objetiva » .

310 E n Z D se o m it e « e n a lg ú n m o m e n t o » .

311 E n Z D s e le e , e n lu g a r d e « p o r la m í a » , « p a r a m i c o m o t a l » .

312 C f r . J . G . F i c h t e , Grundlage dergesammten Wissenschafts/ehre, p . 3 1 1 .

313 C f r . F . W . J . S c h e l l i n g , Vom Ich, p . 1 2 6 .

314 E s te ú ltim o p á r r a fo d e sa p a re ce d e Z D .

315 E s te é n fa s is d e s a p a re c e e n Z D . E s in te r e s a n te q u e S c h e llin g e s c r ib a

« s e in e r g a n z e n F r e ih e it» y n o , c o m o e l le c to r d e e n tra d a e s p e ra ,

« u n s e r e r g a n z e n F r e i h e i t » ; p a r e c e e n fa tiz a r s e a s í q u e e l e je r c i c io

d e la lib e r t a d e s e n t o d o c a s o in d iv id u a l, e in c lu s o s u g e r ir s e q u e es

u n p r i v i l e g i o d e algunas n a t u r a l e z a s i n d i v i d u a l e s .

316 E n Z D d esap arece « h a c e tie m p o » .

317 S c h e l l i n g e s t á p e n s a n d o , a t o d a s l u c e s , e n e l Edipo ri!Y d e S ó f o c l e s .

318 E n Z D d esap arece « e n e fe c to » .

319 E n Z D d esap arece « a ú n » .

320 E n e l s e n tid o lite r a l d e « n a t u r a l » .

321 C f r . , p o r e j e m p l o , H e s í o d o , Teogonia, p p . 5 6 6 s s . y H o m e r o , ¡liada, 2 ,

p. 169.

322 H K A r e m it e a la A n tíg o n a d e S ó fo c le s , a u n q u e e n esa tr a g e d ia n o

s e d ig a q u e t a m b i é n lo s d io s e s a d m i r a n e l c o r a je d e la h ija d e

E d ip o .

323 C f r . , p o r e j e m p l o , H o m e r o , Odisea, 3 , 2 3 6 s s . e ¡liada, 1 8 , 9 6 y 1 1 7 ss

324 E n la p r i m e r a v a r ia n t e d e Z D e s ta fr a s e p a s a a i n d ic a t iv o .

325 E n D D se o m ite e l é n fa s is .
N O TA S
2 4 -5

326 E v o c a la i m a g e n k a n t i a n a d e l d e s p e r t a r , p o r la l e c t u r a d e H u m e ,

d e l « [ l i g e r o ] s u e ñ o d o g m á t i c o » , e n Prol^pmena.tU einerjeden künftigtn

Metapl]ysik, d iea ls Wissenschaft wirdauftreten konnen, p . 2 6 0 .

327 C f r . I . K a n t , Critikderreinen Vemunft, B 7 1 7 , 8 0 1 : « ignava r a tio » .

328 E n e s te ú l t im o p e r i o d o r e s u e n a a ú n la a d m o n i c i ó n k a n t i a n a - ja c o -

b i a n a : q u e la r a z ó n n o se e x t r a l i m it e ( K a n t ) o n o se o b s t i n e e n

e je r c i t a r s e ( J a c o b i ) .

329 S c h e llin g se r e fe r ir ía a d e te r m in a d o s re p re s e n ta n te s d e l e s c e p ti­

c i s m o . C f r . C . F . S t a u d l i n , Geschichte und Geist des Skepticismus, v o l . I,


pp. 1 2 9 s . ( d o n d e a p a r e c e la e x p r e s ió n « e s c e p tic is m o co n su ­

m a d o » ) ; a s í c o m o I . K a n t , « Ü b e r e i n e E n td e c k u n g , n a c h d e r a lle

n e u e K r it ik d e r r e in e n V e r n u n f t d u r c h e in e a lte re e n t b e h r lic h

g e m a ch t w e rd e n s o ll» , p . 2 2 6 .

330 C f r . J . F . F l a t t , B riefeü berden moralischen ErkenntnisgrundderReligion, p . 6 ;

a s í c o m o G . C . S t o r r , Bemerkungen ü berK an t’s philosophische Religionslehre,

p p . 121 s.

331 C f r . G . C . S t o r r , Bemerkungen über Kant'sphilosophische Religionslehre, p p .

4 0 s.

332 F . G . S ü s k i n d , Bemerkungen ü berden aus Principien derpraktischen Vernunft

hergeleiteten U eberzeugu^ ^ w nd von derM oglichkeit und Wirklichkeit einer O ffen -

barung, p . 2 3 2 .

333 E l a d v e rb io « s ó l o » d e s a p a re c e e n D D .

334 Z D i n t r o d u c e la c o r r e c c i ó n d e « I h r » p o r « I h n » , q u e a s u m o e s

u n a e rra ta .

335 G . C . S t o r r , Bemerkungen ü b erK an t’s philosophische Religions/ehre, p . 2 2 .

336 Z D e n fa t iz a « u s t e d » .

337 C l a r a c o n f e s i ó n , e n s i n t o n í a c o n F i c h t e , d e l t r i u n f o s o b r e la i l u ­

s i ó n d e l a r a z ó n ( c f r . supra, n o t a 233). E l t r á n s i t o s e parece a l q u e

s e r á s a n c io n a d o p o r H e g e l e n e l lla m a d o « D a s a lte s te S y s te m p r o -

g r a m m d e s D e u t s c h e n I d e a lis m u s » ( p e r o v é a se la c o n t r a d i c c i ó n d e

. esa a s im ila c ió n e n K . D ü s in g , « D ie R e z e p tio n d e r K a n tis c h e n

P o s tu la te n le h r e in d e n f r ü h e n p h ilo s o p h is c h e n E n tw ü r fe n S c h e -

l l i n g s u n d H e g e l s » , p . 8 5 ) . A l c o m i e n z o d e l a i n t r o d u c c i ó n a Ideen
246 CARTAS FILOSÓFICAS SOBRE DOGMATISMO Y CRITICISMO

.tu einer N atu rphilosophie ( p p . 72 s .) e x p re sa rá S c h e llin g u n a ñ o m ás

ta r d e s u c o n c e p c i ó n d e la e s p e c u la c ió n com o m ero m e d i o y la

v o c a c ió n a u to d e s tr u c tiv a d e la f ilo s o f ía .

338 D e n u e v o e l té r m in o k a n tia n o .

339 L a p r im e r a v a r ia n te d e Z D o m it e e s te é n fa s is .

340 H K A r e m i t e a M ateo, 2 5 . 31 s s . C f r . K . L . R e i n h o l d , B riefe ü berdie

Kontische Philosophie, v o l . 2 , p . 3 8 0 .

341 N o se m e o c u lta q u e la t r a d u c c i ó n n o m a ls o n a n t e s e r ia « p r i n c i ­

p i o » , p e r o y a in d iq u é a r r ib a e l s e n tid o e s p e c if ic o q u e t e n ia « G r u n d -

satz>> e n l a é p o c a , q u e q u i s i e r a m a n t e n e r a l a v i s t a d e l l e c t o r .

342 L a a p a r e n te a m b ig ü e d a d « e l i t i s t a » es típ ic a d e F ic h t e y S c h e llin g ,

y e stá b ie n a r r a ig a d a e n su p o s ic ió n f ilo s ó fic a s o b r e e l p r im a d o d e

la r a z ó n p r á c t i c a .

343 C f r . la c a r t a d e H e g e l d e l 16 d e a b r i l d e 1795 e n Briefwechsel 1 7 8 6 -

¡799­
344 C f r . supra, n o t a 1 3 6 .

345 C fr . la c a rta d e H e g e l d e e n e r o d e 1795 e n Briefwechsel 1 7 8 6 -1 7 9 9 • p .

2 0 : « Q u e v en g a e l R e in o d e D [io s l, [ . .. ] R a z [ó n ] y L ib e r t[a d ]

s ig a n s ie n d o n u e s t r a c o n s ig n a , y n u e s t r o p u n t o d e u n i ó n l[ a ] I g le ­

s ia i n v i s i b le » ( « ig le s ia in v is ib le » es u n té r m in o k a n tia n o p a ra

r e f e r ir s e a la r e p ú b l i c a é t ic a b a jo la s d iv in a s le y e s m o r a le s , e n t a n t o

q u e n o c a b e t e n e r e x p e r i e n c i a d e e l l a : Die Religión innerhalb d er Grenzen

der blofien Vemunft, p . 1 0 1 ; p e r o l o h a b í a e m p l e a d o a n t e s L e s s i n g p a r a

r e f e r i r s e a la c o m u n i d a d f r a n c m a s o n a ) . L a d e n o m i n a c i ó n « B u n d

d e r G e is t e r » (A lia n z a d e lo s E s p ír itu s ) o « B u n d f r e ie r M a n n e r »

(A lia n z a d e lo s H o m b r e s L ib r e s ) d ev en d rá c o r r ie n te e n tr e lo s

m i e m b r o s d e l l la m a d o « c í r c u l o d e H o m b u r g > > : I. v o n S i n c l a i r , J .

Z w i l l i n g , H o l d e r l i n y H e g e l ( c f r . J . H o f f m e i s t e r [ e d . ] , Briefe von und

an Hegel, v o l . I , p . 3 9 5 ) .
ÍNDICE

E s t u d io p r e l im in a r 9

Edgar Maraguat

C a r t a s f i l o s ó f i c a s

S O B R E D O G M A T IS M O Y C R IT IC IS M O 67

Advertencia preliminar 69

P R IM E R A C A R TA 7I
SEG U N D A CA RTA 85

T E R C E R A CA RTA 93
CU A RTA CA RTA IO I

Q U IN T A C A R T A III

S E X T A CA RTA I3 I

S E P T IM A C A R TA I45

OCTAVA CA RTA I 55

N O V EN A CA RTA I 79

D É C IM A C A R T A I9 9

N o t a s 2 I3
FRIEDRICH WILHELM JOSEPH SCHELLING (1775-1854), el más pre­
coz de los postkantianos, fue compañero de estudios de Hegel
y Hólderlin, rival temprano de Reinhold y admirador inicial del
Fichte teórico. Compartió con todos ellos la vocación de edificar
sobre la filosofía crítica un sistema derivado de principios, bien
del yo o la conciencia, bien de una unidad o una identidad aún
superior. Con veintitrés años y convertido en una figura litera­
ria, aceptó una cátedra en Jena desde la cual quiso conducir al
Idealismo por una senda especulativa y «positiva», de un modo
que le granjeó más pronto o más tarde la enemistad de sus viejos
colegas. Su meteórica y prolongada carrera dio lugar a una per­
manente reinvención de sí mismo que lo condujo al fin a Berlín,
a combatir el influjo hegeliano.

Las Cartas filosóficas sobre dogmatismo y criticismo (1795-1796),


por las que Friedrich Schlegel dijo que Schelling sería uno de los
mayores autores del futuro, fueron compuestas el año en que con­
cluyó sus estudios de filosofía y teología en Tubinga y contienen
un ajuste de cuentas con la recepción de Kant y el dogmatismo
heterodoxo de Spinoza. Sitúan con razonable precisión a Schelling
en el panorama filosófico de la formidable década que lleva de la
Crítica del juicio al Sistema del Idealismo Trascendental y merecen
un lugar noble entre las obras filosóficas sobre la filosofía misma.

Edgar M A R A G U A T (Barcelona, 1973) es profesor del Departa­


mento de Filosofía de la Universitat de Valéncia, donde imparte
clases de Historia de la Filosofía del siglo xix y Hermenéutica Fi­
losófica. Se doctoró en esa universidad con un estudio sobre la
filosofía hegeliana del Espíritu Objetivo. Desde entonces ha pu­
blicado investigaciones sobre Kant, Schelling, Hegel y Nietzsche
y ha sido el responsable de una edición crítica de G. W. F. Hegel,
Über die englische Reformbill (Madrid, 2005).

También podría gustarte