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Max Weber
La ética protestante
y el «espíritu» del
La ética protestante
y el «espíritu» del capitalismo
Ciencias sociales
g a n z l9 1 2
MaxWeber
La ética protestante
y el «espíritu»
del capitalismo
El libro de bolsillo
Sociología
Alianza Editorial
T í t u l o o r i g i n a l : Die protestantische Ethik und der «Geist»
des Kapitalismus
P rim e ra ed ición : 2 0 0 1
T ercera reim presión: 2 0 0 4
Reservados todos los derechos. El contenido de esta obra está protegido por la
Ley, que establece penas de prisión y/o multas, además de las correspondientes
indemnizaciones por daños y perjuicios, para quienes reprodujeren, plagiaren,
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ria, artística o científica, o su transformación, interpretación o ejecución artística
fijada en cualquier tipo de soporte o comunicada a través de cualquier medio,
sin la preceptiva autorización.
7
8 JOAQUÍN ABELLÁN
3. El «espíritu» capitalista
7. En adelante doy com o referencia la sigla EP. Naturalmente, los núm eros
de página se refieren a los de esta edición.
8. Necessary hints to those that would be rich (1 7 3 6 ), Adrice to ayoung
tradesman (1748).
18 JOAQUÍN ABELLÁN
Catolicismo
10. Véase EP, nota 38. Es im portante señalar que donde Lutero, al traducir
el Eclesiástico, pone B eru f -q u e nosotros traducim os usualmente p o r pro
fesión-, las traducciones castellanas del Eclesiástico ponen obra, lugar, ta
rea, trabajo o deber. A m od o de ejemplo, la Biblia com entada p o r los P ro
fesores de Salam anca (M adrid, 1962) traduce el m ism o pasaje (versículos
21-2 2 , p. 1133) de la siguiente m anera: «Sé constante en tu oficio y vive en
él y envejece en tu profesión. No envidies el buen suceso del pecador; con
fía en el Señor y persevera en tu trabajo». La Nueva Biblia Española, en la
traducción dirigida por Luis Alonso Schókel, M adrid, 1975, traduce el pa
saje del Eclesiástico 11, 20 en los siguientes térm inos: «hijo m ío, cum ple
tu deber, ocúpate de él, envejece en tu tarea». M ás allá de las distintas p a
labras que se utilicen para traducir la alem ana B eru f queda la pregunta de
si remiten al concepto de una actividad con un com prom iso religioso,
com o hacen Lutero y la tradición protestante. U na Biblia alem ana actual,
Die Bibel, editada por la Deutsche Bibelgesellschaft, Stuttgart, 1982, 2.a
ed., traduce, sin em bargo, el pasaje así: «halte dich an das, was dir aufge-
tragen ist, und bleib dabei! Du w irst bis ins Alter genug daran zu tun ha-
ben» (n o aparece la palabra Beruf).
24 JOAQUÍN ABELLÁN
Luteranismo
Protestantismo ascético
Una vez que Max Weber ha expuesto que el modo de vida ra
cional en el mundo procede de la necesidad religiosa del cre
11. El pietism o, aunque no tiene totalm ente la m ism a base d o ctrinal que
el calvinism o, tam bién fom enta un m od o de vida ascético: para un a de
sus personalidades m ás descollantes, Francke, el trabajo es tam bién el
m edio ascético p o r excelencia (E P 1 6 3 -1 6 4 ). El baptism o, que no funda
m enta su m oral en la doctrina de la predestinación, sino en la im portancia
de la conciencia com o revelación individual de Dios, tam bién fom enta la
vida ascética - y la actividad ec o n ó m ica - (E P 190).
ESTUDIO PRELIMINAR 31
12. Véase EP 227, donde W eber resalta que este fom ento de la vida racio
nal p o r parte de los puritanos tiene m ayor relevancia que el m ero fom en
to de la form ación de capital.
32 JOAQUÍN ABELLAN
14. Sobre el estatus de la ciencia social que quiere p racticar Weber, véase
su artículo «Die ‘Objektivitát’ sozialwissenschaftlicher und sozialpolitis-
cher Erkenntnis» (1 9 0 4 ), en Gesammelte Aufsatze zur Wissenschaftslehre,
Tubinga, 1 9 6 8 ,3 .a ed., 1 4 6 -2 1 4 (existen varias traducciones al castellano).
36 JOAQUÍN ABELLÁN
Joaquín Abellán
Bibliografía
A) Escritos de M ax Weber
37
38 BIBLIOGRAFÍA
D) O tros
43
44 I. EL PROBLEMA
10. Esto no excluye, naturalm ente, que tam bién haya tenido consecuen
cias m uy im portantes la situación histórico-política y no está en con tra
dicción con esto, com o se explicará después, el hecho de que tuviera una
significación determ inante para el desarrollo de to d a la vida de algunas
sectas protestantes y con efectos sobre su participación en la vida econ ó
m ica el que esas sectas representaban minorías pequeñas, y p o r tanto h o
m ogéneas, com o sucedió realmente, p o r ejemplo, con los calvinistas es
trictos en todos los lugares fuera de Ginebra y de Nueva Inglaterra, inclu
so allí donde dom inaron políticam ente. [13]
50 I. EL PROBLEMA
13. Véase sobre este punto: Dupin de S t André, «L’ancienne église reformée
de Tours. Les membres de f église» (Buüetin de la sodété de Vhistoire du Pro-
testantisme, 4 s. 1 10). Aquí se podría entender de nuevo que el motivo impul
sor era la búsqueda de la emancipación respecto de los controles conventua-
1. CONFESIÓN Y ESTRUCTURA SOCIAL 53
les o eclesiásticos en general -e s ta idea les parece lógica a los críticos cató
lico s-. Pero en con tra de esta interpretación no sólo está el juicio de algu
nos contem poráneos rivales (incluyendo a Rabelais), sino que cosas com o
las reservas de conciencia, p o r ejem plo, de los prim eros sínodos naciona
les de los hugonotes sobre si un banquero podía ser Sénior de una iglesia
(p o r ej., el l .er Sínodo, C. P artic., qu. 10, en A ym ond, Sytiod. Nat., p. 10)
y las discusiones sobre la licitud del cobro de intereses, que volvió a plan
tearse continuam ente en los sínodos nacionales, a pesar de la clara posi
ción de C alvino al resp ecto, m u estran , sin duda, u n a intensa p a rtici
pación de los interesados en esta cuestión, pero m uestran al mismo tiem
po que no pudo ser determ inante el deseo de poder ejercer la «usuraria
pravitas» sin el control de la confesión. [16]
14. Wirtschaftsgeschichte des Schwarzwalds 1 ,674.
15. Relacionadas con esto, las breves observaciones de Sombart, Der
moderne Kapitalismus I, p. 380 [18].
16. Pues está totalm ente dem ostrado que el m ero hecho de cam biar de
localidad era uno de los m edios m ás im portantes para su intensificación.
La m ism a m uchacha polaca a la que n o se consigue sacar de la indolencia
tradicionalista de su pueblo con ninguna oferta de un salario m ás favora
ble, cambia aparentemente de form a radical y es capaz de un rendimiento
insospechado cuando va a trabajar al extranjero, en Sajonia. Lo m ism o
sucede con los obreros italianos em igrantes. Y que lo decisivo en este fe
nóm en o no es sólo el efecto educativo de entrar dentro de un «ambiente
cultural» superior -p o r m uy im portante que esto se a - se pone de m ani
fiesto en que se da este m ism o fenóm eno allí donde el tipo de trabajo es el
m ism o que en su lugar de origen -e n la agricultura, p o r ejem plo- y el alo
jam iento en barracones, etc., llega a producir incluso un descenso temporal
en el nivel de vida, que no se soportaría en su lugar de origen. El m ero hecho
de trabajar en un ambiente totalm ente distinto al habitual rompe el tradi
cionalismo y eso es lo «educativo». Apenas necesitamos señalar hasta qué
punto descansa en esos efectos el desarrollo económ ico am ericano. En
54 I. EL PROBLEMA
P ie n s a q u e el tiem po es d in ero : q u ie n p u d ie n d o g a n a r c o n su t r a
b a jo d ie z ch e lin e s a l d ía se v a a p a s e a r m e d io d ía , o se q u e d a e n
su h a b ita c ió n , n o d e b e c a lc u la r, si só lo se g a s ta r a seis p e n iq u e s e n
su s d iv e rsio n e s , q u e s ó lo se h a g a s ta d o e s o , s in o q u e tie n e q u e
c a lc u la r q u e se h a g a s ta d o o t r o s c in c o c h e lin e s m á s , o , m e jo r a ú n ,
q u e lo s h a d e r r o c h a d o .
P ie n s a q u e el crédito es dinero. Si a lg u ie n m e d e ja te n e r su d i
n e r o d e s p u é s d e q u e y o h u b ie ra te n id o y a q u e d e v o lv é rs e lo , m e
e s tá re g a la n d o lo s in te re se s o lo q u e y o p u e d a h a c e r c o n e se d in e
r o d u ra n te e se tie m p o . E s to p u e d e lle g a r a u n a s u m a c o n s id e r a
b le si u n h o m b r e g o z a d e b u e n c r é d ito y h a c e u s o d e él.
P ie n s a q u e el d in e ro es d e n a tu r a le z a fé rtil y c o n c a p a c id a d d e
r e p r o d u c c ió n . E l d in e r o p u e d e g e n e r a r d in e r o y el n u e v o d in e r o
p u e d e g e n e r a r m á s d in e r o y a s í s u c e s iv a m e n te . C in c o c h e lin es
in v e rtid o s s o n seis, in v e rtid o s d e n u e v o s o n sie te ch e lin e s y tre s
p e n iq u e s , e tc ..., h a s ta lle g a r a c ie n lib ra s e ste rlin a s. C u a n to m á s
d in e r o hay, ta n to m á s p r o d u c e a l in v e rtirlo , d e m o d o q u e la u tili
d a d c r e c e m á s rá p id a m e n te y c a d a v e z m á s r á p id a m e n te . Q u ie n
m a t a a u n a c e r d a d e s tr u y e t o d a s u d e s c e n d e n c ia h a s ta el n ú m e
58 I. EL PROBLEMA
18. El pasaje final es de Necessary Hirits to Those That Would Be Rich (escri
to en 1736); el resto es de Advice to a Young Tradesman (1 7 4 8 ), en Works,
ed. Sparks, vol. II, p. 87.
19. En un a traducción algo m ás libre, que aquí se ha corregido siguiendo
el original.
20. D er Amerikamüde (Frankfurt, 1 8 5 5 ), una paráfrasis poética, com o es
sabido, de las im presiones am erican as de Lenau. C om o ob ra literaria,
el libro sería hoy difícilmente apreciable, pero es realm ente insuperable
com o docum ento sobre la contraposición entre la sensibilidad alem ana y
la am ericana (hoy ya atenuadas desde hace tiem po), sobre la contraposi
ción, se podría decir, entre la vida interior -q u e , desde la m ística alem ana
de la Edad Media, ha perm anecido com o algo común a los católicos y a los
protestantes alem anes (K ürnberger era un católico liberal) - y la actividad
exterior puritano-capitalista. [34]
60 I. EL PROBLEMA
21. Som bart pone esta cita de un m em oránd um de los Fugger com o lem a
del capítulo sobre la «génesis del capitalism o» (Der moderne Kapitalis-
mus, vol. I, p. 193; cfr. tam bién ob. cit., p. 3 9 0 ).
22. Aquí reside nuestro planteam iento del problem a, que es distinto al de
Som bart. M ás adelante se destacará la gran significación práctica de esta
diferencia. H ay que decir, sin em bargo, que Som bart n o deja este aspecto
de la em presa capitalista totalm ente fuera de su consideración; lo que
o cu rre es que en su pensam iento aparece com o producido p o r el capita
lism o, m ientras que nosotros, p ara nuestros objetivos, tenem os que traer
aquí la hipótesis con traria com o instrum ento heurístico. Sólo al final de la
investigación podrem os to m ar una posición definitiva. Sobre el plantea
m iento de Som bart, cff. ob. cit., I, pp. 3 5 7 ,3 8 0 , etc. Sus razonam ientos en
lanzan en este punto con las brillantes im ágenes de la Filosofía del dinero
de Simmel (capítulo últim o) [3 8]. E n este m om en to no entram os en una
discusión detallada.
23. E n la tradu cción alem ana: «Me convencí finalmente de que la verdad,
la honradez y la sinceridad en el trato entre los hom bres son de la m áxim a
im portancia para nuestra felicidad en la vida y, desde ese m om ento, m e
2. EL «ESPÍRITU» DEL CAPITALISMO 61
25. Prov 2 2 ,2 9 . Lutero tradu ce «in seinem Gescháft» (‘en su negocio’); las
traducciones inglesas de la Biblia m ás antiguas ponen «business». Véase,
sobre este punto, m ás adelante.
2. EL «ESPÍRITU» DEL CAPITALISMO 63
27. Cfr. las observaciones de Som bart, acertadas desde todo punto de
vista, Die deutsche Volkswirtschaft im neuzehnten Jahrhundert, p. 123.
Aunque los estudios siguientes se basan, en [45] sus pinitos de vista, en
trabajos m íos m uy anteriores, no necesito insistir, en especial, en cuánto de
ben éstos [46] al hecho de que existan los grandes trabajos de Sombart, con
sus agudas formulaciones, también en los puntos en donde siguen otros ca
m inos distintos, y precisamente ahí. También quien se siente estim ulado
p o r las form ulaciones de Som bart a contradecirle de la m anera m ás radi
cal y rechaza directam ente algunas de sus tesis tiene el deber de ser cons
ciente de eso. De deleznable hay que calificar la crítica a estos trabajos por
parte de los econom istas alemanes. El prim ero y, durante m ucho tiem po,
el único que ha acom etido una discusión objetiva en profundidad con
ciertas tesis históricas de Som bart ha sido un historiador (Von Below, en la
66 I. EL PROBLEMA
33. Hay que señalar que no se está ofreciendo, en absoluto a priori, la su
posición de que la técnica de la em presa capitalista y el espíritu del «traba
jo profesional» -q u e suele prestar al capitalism o su energía expansiva-
tengan su humus originario en las mismas capas sociales. Lo m ism o ocurre
con la concien cia religiosa en relación con los grup os sociales. El calvi
nism o es históricam ente uno de los agentes indudables de la educación en
«espíritu capitalista». Pero los grandes propietarios de capital no eran
predom inantem ente seguidores del calvinism o en su observancia m ás es
tricta, sino arm inianos -e n H olanda, p o r ejemplo, y por razones que se
com entarán m ás adelante-. La pequeña burguesía ascendente [58] fue
aquí y en otras partes el representante «típico» de la ética capitalista y de
la Iglesia calvinista [59].
74 I. EL PROBLEMA
34. L a im agen que se ofrece a continuación está form ada «com o un tipo
ideal» p artiendo de las situaciones de distintas ram as en distintos lugares;
p ara el objetivo ilustrativo al que quiere servir es, naturalm ente, indife
rente que el hecho n o se haya desarrollado de m an era totalm ente exacta a
com o se describe en ninguno de los ejemplos en que se ha pensado.
2. EL «ESPÍRITU» DEL CAPITALISMO 75
35. Esto quiere decir el tipo de em presario que nosotros hacem os objeto
de nuestra consideración, no el em presario de la m edia em pírica (sobre el
concepto de «tipo ideal», véase m i artículo en esta revista [6 9 ], vol. X IX ,
fascículo 1).
2. EL «ESPÍRITU» DEL CAPITALISMO 79
36. Que este rasgo «ascético» no era algo periférico p ara el desarrollo del
capitalism o, sino algo de una significación extraordinaria, lo enseñará el
resto de la exposición. Sólo ésta p o d rá dem ostrar realmente que no se tra
ta de rasgos tom ados arbitrariamente.
80 I. EL PROBLEMA
37. El libro I, cap. 65, del Estatuto del Arte di Calimala (en este m om ento
sólo tengo la redacción italiana transcrita en Emiliani-Guiudici, Stor. dei
Com. ItaL, vol. III, p. 2 4 6 ), por ejemplo, m uestra cóm o se entendía la pro
hibición de la usura: «Procurino i consoli con quellifrati cheparrá loro, che
perdono si faccia e com e fare si possa il m eglio per Pam ore di ciascuno,
del dono, m érito o guiderdono, o w e ro interesse p er Panno presente e se-
condo che altra volta fatto fue». Es decir, una especie de indulgencia por
parte del grem io para sus m iem bros por vía oficial y por concurso. Son
tam bién m uy típicas del carácter extram oral del lucro las otras indicacio
nes posteriores y, p o r ejemplo, el precepto inmediatam ente anterior (cap.
63) de contabilizar todos los intereses y los beneficios com o «regalo». Si
m ilar a las actuales listas negras de la bolsa con tra quienes interponen la
objeción de diferencia era entonces el descrédito de quienes acudían al
tribunal eclesiástico con la exceptio usurariae pravitatis.
82 I. EL PROBLEMA
38. [83] En griego falta por com pleto un a denom inación que correspon
da al m atiz ético de la palabra alem ana. Cuando Lutero traduce en el Ecle
siástico 1 1 ,2 0 y 2 1 «perm anece en tu profesión» en un sentido que se corres
ponde al uso del lenguaje actual (véase m ás adelante), los Setenta ponen
una vez Ipyov y otra vez nóvoq [84]. Por lo dem ás, en la antigüedad se uti
li z a r á 7tpocnf¡xovxa con el sentido general de «deberes». En el lenguaje de
la Stoa, la palabra v.á.\icnxoQ tiene a veces un contenido similar, siendo
de una procedencia indiferente desde el punto de vista lingüístico (sobre lo
que m e h a llamado la atención m i colega Dieterich). En latín, lo que noso
tros traducim os por «profesión» -l a actividad especializada y perm anen
te de un hom bre, que constituye para él al m ism o tiem po su fuente de in
gresos y, consiguientem ente, la base econ ó m ica de su v id a - lo expresa la
indiferenciada palabra opus, con un m atiz, cuando m enos, em parentado
con el contenido m oral de la palabra alem ana, o la palabra officium (de
opificiunt, es decir, originariam ente sin un m atiz ético, y luego, especial
m ente en Séneca, De benef. IV, 18 = ‘profesión’) o la palabra munus -d e ri
vada de los servicios personales de los antiguos m unicipios-, o, por último,
la palabra professio, que podría venir en esta significación de los deberes
de derecho público, en concreto de las declaraciones de impuestos y que
luego se utilizó para las «profesiones liberales» en el sentido m oderno
(p or ejemplo: professio betie dicendi) y que, en este terreno concreto, ad
quiere un sentido general bastante sim ilar desde todo punto de vista a
nuestra palabra «profesión» (tam bién en el sentido m ás interno de la p a
labra, com o cuando, en C icerón, se dice de alguien «non intelligit quid
profiteatur» en el sentido de que «no conoce su propia profesión»), sólo
que ahí está pensada naturalm ente en la perspectiva del m undo de m ás
acá, sin ningún m atiz religioso. Esto es tam bién lo que ocu rre con la pala
bra ars, que en la época del Im perio Alem án se utiliza para ‘trabajo arte
sanal’. La Vulgata traduce los pasajes anteriores del Eclesiástico una vez
con opus y otra vez con locus (v. 2 1 ), lo que en este caso significaría algo
así com o ‘posición social’. [85] En las lenguas rom ánicas, sólo la palabra
española «vocación», en el sentido de ‘llamada’ interior, tiene un m atiz,
traíd o del oficio eclesiástico, que se corresp o n d e h asta cierto punto con
el sentido de la palabra alem ana, pero n u n ca se utiliza co m o «profe-
86 I. EL PROBLEMA
vocatione sua») en relación con los estamentos ordenados por Dios: p árro
cos, autoridad, estam ento de príncipes y señores y similares, y esto tam
bién expresado en alem án en el Libro de los principios d éla f e (Konkor-
dienbuch), m ientras que esta frase falta en la edición princeps alem ana.
Sólo en el art. XXVI (Kolde, p. 81) se utiliza la palabra B eru f e n un sen
tido amplio que incluya al m enos nuestro sentido actual al decir: «[...] que
la m ortificación no debe servir para m erecer con ella la gracia, sino para
m antener al cuerpo preparado para que no le im pida realizar a cad a uno
lo que le esté m andado según su profesión [Beruf] [en latín: “ju xta voca-
tionem suam” ]».
40. L a palabra Beruf, beroep (en holánd es), calling (en inglés), kald (en
dan és), kallelse (en sueco) no aparece, antes de las tradu cciones de la Bi
blia de Lutero -t a l co m o ponen de m anifiesto los d iccionarios y m e han
confirm ado am igablem ente m is colegas, señores B raune y H o o p s -, en
ninguna de las lenguas que hoy sí la contienen en su sentido profano. Las
palabras del alem án m edieval -d e la Alem ania del Sur y de la Alem ania
del N o rte - y del holandés m edieval que suenan igual que B eru f signifi
can todas ‘llam ada’ (Ruf) en su sentido alem án actual, incluyendo ta m
bién especialmente, en la Baja Ed ad M edia, el «llam am iento» (Berufung)
(=Vokation) de un candidato p ara una prebenda eclesiástica p o r p arte
de los que tenían el derecho a colocarlos, caso este que tam bién se suele
d estacar en los diccionarios de las lenguas escandinavas. En esta últim a
significación utiliza Lutero a veces la palabra. Pero, aunque esta utiliza
ción específica de la palabra haya favorecido p osteriorm ente su cam bio
de significado, no hay duda de que la creació n del concep to m o d ern o de
«profesión» (Beruf) se debe, desde el punto de vista de la lengua, a las
tradu cciones de la Biblia, y con cretam en te a las tradu cciones protestan
tes, y sólo en Tauler ( t 1361) se encu entran atisbos que se com entarán
después. [90]
Lutero trad u ce co n B eru f dos con cep tos m uy distintos. Uno es la
« x Xy¡cti.^» paulina, en el sentido de llam am iento a la salvación etern a
p o r p arte de D ios. A ese sentido co rresp o n d en los pasajes: 1 C or. 1;
E f 1, 18; 4, 1 -4 ; 2 Tes 1, 11; H eb 3, 1; 2 Pe 1, 10. E n to d o s estos casos
se tra ta del llam am iento que se p rod u ce p o r p a rte de D ios a través
88 I. EL PROBLEMA
cación religiosa del trabajo diario secular y esto fue lo que ge
neró el concepto de profesión [110]. En el concepto de «pro
fesión» se expresa, por tanto, ese dogma central de todas
las confesiones protestantes, que rechaza la diferenciación
que hacen los católicos entre praecepta y consilia dentro de
los mandamientos morales cristianos y que sólo reconoce
una significación que recuerda, al m enos, esto, esta palabra -em p aren ta
da en su raíz con exxX rjcn .a, ‘asam blea convocada’- se en cu en tra sólo
una vez en la literatura griega, hasta donde llega el m aterial lexicológico:
en un pasaje de Dionisio de H alicarnaso, donde se corresponde con la p a
labra latina classis -u n a palabra to m ad a del griego = un a p arte de la ciu
dadanía ‘convocada’, llam ad a/m ovilizad a-. Teofilacto (siglos x i -x i i ) in
terpreta 1 C or 7,20: sv o’íw (3uo x a í év oÍ ío Táyp.aTt. x a l tcoXlteú-
p a r t wv é rciaxeu aev (m i colega el Sr. D eissm ann m e llam ó la atención
sobre este pasaje). La palabra yChrpiq en este pasaje no corresponde, en
todo caso, a nuestra «profesión» actual.
Pero Lutero, que, en la advertencia de fundam ento escatológico de que
cad a uno siga en el estado en que esté, había trad u cid o x Xy)cti,<; p o r fie
r a /(p ro fe s ió n ), luego, cuan do tradu jo los A pócrifos, en el consejo que
d a el Eclesiástico, de base tradicionalista y anticrem atística, tam bién tra
dujo 7tóvoq p o r fiera/ p o r la semejanza de contenido del consejo. [99]
M ientras tanto, o probablem ente al m ism o tiem po, se establecía en la
Confesión de Augsburgo, en 1530, el do gm a protestante de la inutilidad
de la superación católica de la m oralidad ultram undana, utilizando en
ese contexto la expresión de «a cad a uno según su estado (fiera/)» (véase
nota anterior). Esto se destaca en la traducción de Lutero, así com o esa valo
ración en ascenso, de comienzos de los años treinta, de la santidad del ordena
miento en el que el individuo está colocado, valoración que era d resultado
de su fe cada vez m ás precisada en los designios espedales de Dios induso
sobre los detalles concretos de la vida, pero se destaca también su tendencia
creciente a aceptar el orden del m undo com o un orden querido (unaban-
derlich) p o r Dios. [100] Pues m ientras ahora traduce 7tóvo<; y epyov en
el Eclesiástico con fiera/ algunos años antes, en los Proverbios de Salo
m ón 22, 29 [101] había traducido la palabra hebrea rORbp, que sin duda
alguna estaba en la base de Trovos y epyov en el texto griego del Edesiás-
tico y que se deriva de la raíz = enviar, es decir, del concepto de «m i
sión», p o r Geschaft (‘negocio’, ‘oficio’) [102], de igual m an era que la p a
labra alem ana B eru f y las nórdicas kald, kallehe proceden del «oficio»
eclesiástico (los Setenta: epyov; Vulgata: opus; las biblias inglesas: business, y
de m anera sim ilar las traducciones nórdicas y todas las dem ás). Desde el
3. EL CONCEPTO DE PROFESIÓN DE LUTERO. OBJETO... 91
punto de vista del contenido sem ántico, en la palabra nnK'xi se había per
dido ya en la antigüedad com pletam ente su relación con el concepto del
que procedía, com o m e indica el C onsejero Sr. M erx, de la m ism a m ane
ra que el de nuestra «profesión» (Beruf), por ejemplo, en la palabra «esta
dística de las profesiones» (Berufsstatistik). [103]
Ya en el siglo x v i se gen eralizó el con cep to de B eru f en la literatura
no eclesiástica en su sentido actual. Los trad u cto res de la Biblia ante
riores a Lutero habían em pleado p a ra la xX-íjot.? la palabra Berufung,
por ejemplo en los incunables de Heidelberg de 1 4 6 2 -1 4 6 6 ,1 4 8 5 ; la traduc
ción de Eck de Ingolstadt, de 1537, dice: «in dem Ruf, worin er beruft ist» (en
la profesión en la que h a sido llam ado). Las restantes traducciones católi
cas siguen en su m ayoría directam ente a Lutero. En Inglaterra, la tradu c
ción de W iclef (1 3 8 2 ) [104] pone aquí «cleping» (la palabra del inglés an
tiguo, que luego fue sustituida por la palabra im portada «calling») [1 0 5];
la traducción de Tindal de 1534 utiliza la idea en sentido secular [106]: «in
the sam e State wherein he was called», y lo m ism o la de Ginebra de 1557.
La traducción oficial de Cranmer de 1539 sustituyó «State» p o r «calling»,
m ientras que la Biblia (católica) de Reim s, de 1582, así co m o las biblias de
la corte anglicana de la época de Isabel I, vuelven, curiosam ente, a «voca-
tion» apoyándose en la Vulgata. M urray y a vio acertadam ente que [107]
la traducción de la Biblia de C ran m er es la fuente del concepto puritano
de «calling» en el sentido de profesión = trade. Ya a m ediados del siglo x v i
se utiliza «calling» en ese sentido, en 1588 se hablaba ya de «unlawful ca-
llings» y en 1603 de «greater callings» en el sentido de profesiones ‘m ás
elevadas’ (véase Murray, ob. cit.). [108]
41. Sobre lo que sigue, cfr. la instructiva exposición de K. Eger, DieAns-
chauung Luthers vom B eruf ( Giessen, 1900), cuya única laguna podría ser,
com o en casi todos los escritores teológicos, que no tiene un análisis sufi
cientemente claro del concepto de «lex naturae» (véase, sobre este punto,
E. Troeltsch en la recensión de la Dogmengeschichte de Seeberg, en
Góttinger Gelehrter Anzeigen, 1902 [1 1 1 ]).
92 I. EL PROBLEMA
42. Pues cuando Santo Tomás de Aquino pone la organización estam en
tal y profesional de los hom bres com o ob ra de la providencia divina, está
expresando con ello el orden objetivo de la sociedad. Pero el hecho de que
el individuo se dedique a una «profesión» concreta y determ inada (com o
diríam os nosotros -S a n to Tomás habla de ministerium u officium - ) se
debe a «causae naturales». Quaest. Quodlibetal. V II, art. 17 c: «H aec au-
tem diversificatio hóm inum in diversis officiis contingit prim o e x divina
providentia, quae ita hom inum status distribuit, [...] secundo etiam ex
causis naturalibus, es quibus contingit, quod in diversis hom inibus sunt
diversae inclinationes ad diversa officia...». [112] Es tan manifiesta la dife
ren cia [11 3 ] con el con cep to protestante de profesión (tam b ién con el
concep to luterano posterior, p o r lo dem ás m uy próxim o p o r su acentua
ción de lo providencial) que, p o r el m om ento, puede bastar con esta cita,
pues m ás adelante volveremos a la concep ción católica. Sobre Santo To
m ás, Maurenbrecher, Th. v. Aquinos Stellung zum Wirtschaftsleben
seiner Zeit, 1898. Por lo dem ás, cuan do Lutero y Santo Tomás parecen
coincidir en algunos detalles, es, m ás bien, sin duda, la do ctrin a general
de la Escolástica m ás que Santo Tom ás en concreto quien h a influido a
Lutero. Pues parece que éste conoció, en realidad, insuficientemente a
Santo Tomás, según dem uestra Denifle (véase Denifle, Luther und Luther-
tum, 1903, p. 501, y sobre Denifle véase Kóhler, Ein Wort zu Denifles
Luther, 1904, p. 25 y s.)
43. E n el libro Von der Freiheit eines Christenmenschen [Sobre la
libertad del cristiano] se utiliza: 1) la «doble naturaleza» del hom b re
p ara el establecim iento de los deberes in tram u n d an os en el sentido de
la lex naturae (aq u í equivalente a ‘ord en n atu ral del m und o’), que se
deriva del h ech o de que el ho m b re está obligado de hecho a su cu erp o y
a la com u n id ad social (ed ición d e E rlan gen, vol. 2 7 , p. 1 8 8 ); 2 ) en esta
situ ación, si el hom b re es un cristiano creyente to m ará la decisión -e s to
es una segunda fundam entación apoyada en la p rim e ra - de corresponder
con su a m o r al p ró jim o a la d ecisión sobre la G racia to m ad a p o r Dios
p o r am o r (p. 1 9 6); 3) con esta conexión tan débil entre la «fe» y el «am or»
se entrecruza la vieja fundam entación ascética del trabajo com o un m e
dio p ara darle al hom bre «interior» su dom inio sobre el cuerpo (p. 190);
4 ) en relación co n lo anterior, y aquí se h ace valer de nuevo la idea de la
lex naturae con o tro sentido (significando, aquí, ‘m oralid ad n atu ral’),
se dice que tra b a ja r es, p o r ello, un instinto que ya Adán ten ía a n
3. EL CONCEPTO DE PROFESIÓN DE LUTERO. OBJETO... 93
tes de la caída, im puesto p o r Dios en él, que Adán cum plía «sólo para
agradar a Dios»; 5) por último, aparece la idea, apoyada en M ateo 7 ,1 8 y s.,
de que el trabajo bien hecho en la profesión es consecuencia de la nueva
vida que h a producido la fe, sin que se desarrollara a p artir de aquí la idea
calvinista de la «acreditación». El potente espíritu que anim a este escrito
explica la utilización de conceptos heterogéneos.
44. «No esperam os nuestra com ida de la benevolencia del carnicero, del
panadero o del cervecero, sino de que piensa en su propio beneficio; no nos
dirigimos a su am or al prójimo, sino a su egoísmo, y no le hablamos de
nuestras necesidades sino siempre de su beneficio» (Wealth ofNations, 1 ,2).
45. «Om nia enim per te operabitur (D eus), mulgebit per te vaccam et ser-
vilissima quaeque opera faciet, ac m axim a pariter et m inim a ipsi grata
erunt.» (Exégesis del Génesis, Op. lat. Exeg., ed. Elsperger VII, 213.) Esta idea
se encuentra, antes de Lutero, en Tauler, quien equipara, por su valor, la
«llamada» espiritual y la profana. L a m ística alem ana y Lutero tienen en
94 I. EL PROBLEMA
50. Sobre lo que sigue cfr. nuevamente, sobre todo, la exposición de Eger,
ob. c it También se puede citar el herm oso libro de Schneckenburger, to
davía hoy no anticuado (Vergleichende Darstellung des lutherischen und
reformierten Lehrbegrijfs, editado p o r Güder, Stuttgart, 1855). La Ethik
Luthers de Luthard, p. 8 4 de la prim era edición, que es la única que te
nía, no expone realmente la evolución. Cfr., adem ás, la Dogmengeschichte
de Seeberg, vol. II, p. 262 abajo. No tiene ningún valor el artículo «Beruf» de
la Realencyklopadie f ü r protestantische Theologie und Kirche, que, en
vez de dar un análisis científico del concepto y de su génesis, hace toda
suerte de observaciones triviales sobre cualquier cosa, sobre cuestiones
femeninas y similares. De la literatura sobre Lutero en la econom ía políti
ca citem os sólo los trabajos de Schm oller («Geschichte der nationalo-
konom ischen Ansichten in Deutschland wáhrend der Reformationszeit»,
Zeitschriftfür die gesamte Staatwissenschaft X V I, 1 860), la ob ra prem iada
de W iskem ann (1 8 6 1 ) y el trabajo de Frank G. W ard («Darstellung und
W ürdigung von Luthers Ansichten vom Staat und seinen wirtschaftli-
chen Aufgaben», en Conrads AbhandlungXX I, Jena, 1898). [123]
51. A uslegung des 7. Kap. des ersten K orin therbriefes [E xégesis del
cap. 7 de la prim era C arta a los C orintios], 1523, ed. de Erlangen, vol. 5 1,
pp. 1 y s. Aquí utiliza todavía Lutero la idea de la «libertad de toda profe
sión» ante Dios en el sentido de este pasaje com o: 1) hay que abandonar
cualquier reglamentación de los hombres (votos de los m onjes, prohibi
ción de los m atrim onios m ixtos, etc.); 2 ) hay que recom endar encarecida
m ente el cum plimiento de los deberes ultram undanos adquiridos para
98 I. EL PROBLEMA
62. Cfr. el serm ón de Tauler realm ente im presionante en ob. cit. y folios
1 7 ,1 8 v., 20.
3. EL CONCEPTO DE PROFESION DE LUTERO. OBJETO... 103
Ellos v o lvieron
su m ira d a h a cia el E ste del P araíso,
y co n te m p la ro n la q u e hab ía sido
h a sta e n ton ces su m o ra d a feliz,
b ajo la o n d a de la llam ean te esp ad a,
y la p u e rta cu b ie rta d e terribles
sem blantes y d e centelleantes a rm a s.
D e rra m a ro n , c o m o e r a n atu ral,
un as lá g rim a s, que p ro n to se secaron ;
el M u n d o se ex te n d ía fren te a ellos
p a ra e sco g e r su m a n s ió n d e rep oso,
m ie n tra s la P ro v id e n cia e ra su guía.
C o g id o s d e la m a n o y c o n p aso
in cie rto y ta rd o , a través del E d é n ,
em p ren d en su solitario ca m in o .
Sum ario: 1. Los fundam entos religiosos del ascetismo intram undano.-
2. Ascetismo y capitalismo [1 3 6 ].
108
1. FUNDAMENTOS RELIGIOSOS DEL ASCETISMO INTRAMUNDANO 109
65. Sobre la evolución del concepto de «puritanism o», véase por todos
Sanford en Studies and Reflections ofthe Great Rebellion, pp. 65 y s. N oso
tros siempre utilizamos aquí la expresión, cuando realmente la em plea
m os, en el sentido que tenía en el lenguaje popular del siglo x v ii: los m o
vimientos religiosos con una orientación ascética en Holanda e Inglaterra,
sin diferenciar sus dogm as y organización eclesiástica, con inclusión, por
tanto, de los «independientes», de los congregacionalistas, de los baptis-
tas, de los m ennonitas y de los cuáqueros.
110 II. LA IDEA DE PROFESIÓN EN EL PROTESTANTISMO ASCÉTICO
bibliotecas alem anas lleva consigo que, «en provincias», las fuentes y los
trabajos m ás im portantes sólo se puedan recibir en préstam o p ara p ocas
sem anas, procedentes de Berlín o de otras grandes bibliotecas. Esto o cu
rre con Voét, Baxter, Tyerm an, Wesley, todos los escritores m etodistas,
baptistas y cuáqueros y m uchos escritores de la p rim era época no recogi
dos en el Corpus Reformatorum. E n m uchos aspectos es imprescindible
visitar las bibliotecas inglesas o am ericanas para cualquier estudio deta
llado. Para la exposición que sigue tuvo que bastar en general, natural
m ente (y pudo bastar), lo que se podía conseguir en Alem ania. E n A m é
rica, la típica negación del pasado «sectista» por parte de las universida
des conduce lam entablem ente a que las bibliotecas adquieran p o co o
nada nuevo de esa literatura -u n rasgo particu lar de esa tendencia gene
ral hacia la «secularización» de la vida am erican a, que en p o co tiem po h a
b rá disuelto el «carácter popular» histórico y habrá transform ado defini
tivam ente el sentido de algunas instituciones básicas del p a ís-. H ay que ir
a los pequeños Colleges o rtod oxos de las sectas en el cam po.
67. En principio no nos interesa en absoluto el origen, los antecedentes y
la evolución de las orientaciones ascéticas, sino que tom am os sus ideas ya
totalm ente desarrolladas com o una unidad.
68. Sobre Calvino y el calvinism o en general ofrece quizá la m ejor infor
m ación, adem ás del trabajo fundam ental de Kam pschulte, la exposición
de E rich M arck (en su Coligny). Tendencioso y n o siem pre c rítico es
C am pbell, The Puritans in Holland, England and Am erica (2 vo ls.). U n
escrito totalm ente anticalvinista son los Studien over Johan Calvijn, de
Pierson. Para su desarrollo en H olanda hay que com parar, adem ás de
Motley, los clásicos holandeses, especialm ente [146] Tien jaren uit den
tachtigjarigen oorlog de Fruin, y ah o ra Calvinist o f Libertijnsch, de Na-
1. FUNDAMENTOS RELIGIOSOS DEL ASCETISMO INTRAMUNDANO 113
un juez justo por sus pecados anteriores, Dios les quita no sólo su
grada, con la que su entendimiento y sus corazones podrían haber
sido iluminados, sino que les quita también los dones que tenían y
los pone en relación con cosas cuya maldad las convierte en oca
sión de pecado, y los entrega además a sus propios instintos, a las
tentadones del mundo y al poder de Satán, con lo que sucede que
ellos mismos se endurecen induso con los mismos medios que uti
liza Dios para ablandar a otros [157].
72. «Hic est fidei sum m us gradus: credere Deum esse elem entem , qui
tam paucos salvat -ju stu m , qui sua volúntate nos dam nabiles facit», reza
el fam oso pasaje de la ob ra De servo arbitrio.
73. Am bos, Lutero y Calvino, conocían en el fondo un doble Dios: el Pa
dre del Nuevo Testamento, Padre revelado, generoso y m isericordioso
-éste dom ina los prim eros libros de la Institutio Christiana-, y, detrás, el
«Deus absconditus», un déspota que dispone a su arbitrio -véanse las ob
servaciones de Ritschl en la Geschichte des Pietismus, y Kóstlin, bajo la voz
«Gott», en Realencyklopadief. Prot. Theol. und K., 3.a e d .-. En Lutero pre
dom inaba el Dios del Nuevo Testamento, porque él fue evitando cada vez
m ás la reflexión sobre lo metafísico p o r inútil y peligroso; en Calvino era
la idea de una divinidad trascendente la que dom inaba la vida. Esta con
cepción no pudo m antenerse naturalm ente con la evolución popular del
calvinismo, pero en su lugar no entró el Padre celestial del Nuevo Testa
m ento, sino el Jehová del Antiguo Testamento.
118 II. LA IDEA DE PROFESIÓN EN EL PROTESTANTISMO ASCÉTICO
78. «Contra qui hujusmodi coetu m [es decir, una iglesia en la que existen
doctrina, sacram entos y disciplina eclesiástica] contemnunt [...] salutissuae
certi esse non possunt; et qui in illo contem tu perseverat electus non est.»
Olevian, D e substantiafoederis gratuiti Ínter Deum et electos (1 5 8 5 ), p. 222.
79. Esta relación negativa con la «cultura de los sentidos» es precisam en
te el elem ento constitutivo [164] del puritanism o, com o Dowden ha ex
puesto bellam ente en la ob ra citada.
1. FUNDAMENTOS RELIGIOSOS DEL ASCETISMO INTRAMUNDANO 121
81. Bailey, Praxis pietatis (edición alem ana, Leipzig, 1 724), p. 187. Tam
bién Ph. J. Spener tiene una posición sim ilar en su Theologische Beden-
ken (citado por la 3 .a edición, Halle, 1712): un am igo ra ra vez da un con
sejo pensando en el ho n or de D ios, sino que la m ayor parte de las veces lo
hace con intenciones m ateriales (n o necesariam ente egoístas). «He [the
«knowing m an] is blind in no m an’s cause, but best sightet in his own. He
confines him self to the circle o f his own affairs, and thrusts n o t his fingere
in needless fires [...] He sees the falseness o f it [del m undo] and therefore
learns to trust himself ever, others so far, as not to be damaged by their dis-
appointm ent», filosofa Th. Adam s (Works ofthe Puritan Divines, p. LI).
Bailey (Praxis pietatis, ob. cit., p. 176) recom ienda adem ás que, cada m a
ñana, antes de salir a la calle, uno se im agine que va a un bosque salvaje
lleno de peligros y que le pida a Dios «el abrigo de la prudencia y de la jus
ticia». Esta percepción está en todas las orientaciones ascéticas y llevó a
algunos pietistas a llevar una especie de vida erem ita dentro del m undo.
Incluso Spangenberg, en su Ideafideifrateum (del estilo de los herm anos
m oravos) [1 6 7 ], p. 38 2 , recuerda expresam ente el pasaje de Jer. 17, 5:
«perdido está el hom bre que confia en los hom bres». Para calibrar la m i
santropía característica de esta concep ción de la vida, ténganse tam bién
en cuenta las observaciones de Hoornbeek, en Theologia Practica I, p. 882,
sobre el deber del amor al enemigo: «Denique h o c m agis nos ulciscituur,
quo proximum, inultum nobis, tradimus ultori Deo [...] Quo quis plus se ul-
ciscim ur, eo m inus id pro ipso agit Deus». ¡Qué refinada elevación res
pecto al «ojo p o r ojo» del antiguo judaism o y qué clase de «am or al próji
m o» cristiano [ 168]! Sobre este punto, véase m ás adelante la n o ta 87.
82. Precisam ente esta com binación es tan im portante p ara valorar los
fundam entos psicológicos de las organizaciones sociales calvinistas. To
das ellas descansan en factores «individualistas» [172] internos; nunca
entra en ellas el individuo desde el punto de vista del sentimiento -m á s
adelante verem os las consecuen cias-. «La gloria de Dios» y la propia sal
vación están siem pre p o r encim a del «um bral de la conciencia». Esto da
todavía hoy determ inados rasgos característicos a las organizaciones so
ciales de los pueblos con un pasado puritano.
1. FUNDAMENTOS RELIGIOSOS DEL ASCETISMO INTRAMUNDANO 123
87. Lo que esta «impersonalidad» del «am or al prójimo», generada por refe
rir la vida exclusivamente a Dios, significa en la vida de la comunidad religio
sa se puede observar m uy bien en la conducta de la «China Inland Mission» y
en la «International M issionaries’ Alliance» (sobre esto, véase W arneck,
Geschichte derprotestantischen Mission, 5.a ed., pp. 9 9 ,1 1 1 ). C on costes im
presionantes se equipan im presionantes batallones de m isioneros, mil
m isioneros solam ente p ara China, p o r ejemplo, para «ofrecer», en el sen
tido literal de la palabra, el Evangelio a todos los paganos predicando de
un lugar a o tro , porque C risto lo h a m andad o y porque de ello se hace
depender su segunda venida. L a cuestión de si los que así reciben la pre
dicación son ganados para el cristianism o, participando, p o r tanto, de la
salvación, [194] es, en principio, totalm ente secundaria y un asunto de
Dios, que es quien dispone al respecto. Hudson Taylor opina (véase W ar
neck, ob. cit.) que China tiene alrededor de 5 0 m illones de familias. 1.000
m isioneros podrían «llegar a» 5 0 familias diarias (!) y el Evangelio podría
estar así «ofrecido» en 1.000 días o algo m enos de tres años. Éste es exac
tam ente el esquem a con el que el calvinism o ha llevado, p o r ejemplo, su
disciplina eclesiástica: el fin principal no es la salvación de las alm as de los
reprobados, que es un asunto exclusivo de Dios (y, en la p ráctica, un asun
to de ellos m ism os) [1 9 5 ], sino el aum ento de la gloria de Dios. El calvi
nism o no es responsable com o tal de esas actividades m isioneras moder
nas, pues éstas tienen una base en varias confesiones. (El propio Calvino
rechaza el deber de h acer m isión con los paganos, porque la expansión de
la iglesia es «unius Dei opus».) Pero esas misiones m odernas proceden
claram ente de esa idea de la ética pu ritana de que se cum ple con el «am or
al prójim o» cum pliendo los m andam ientos de Dios para su gloria. De esta
m an era se le da al prójim o lo que se le debe y lo dem ás es un asunto de
Dios. E n las relaciones con el «prójim o» la «hum anidad» m uere, p o r así
decir. Esto se pone de m anifiesto en distintas situaciones; p o r ejemplo
(p o r citar algo rudim entario de esa atm ósfera), eñ el ám bito de la charitas
reform ada, en cierto sentido justam ente fam osa: los huérfanos de A m s-
terdam , vestidos todavía ahora [196] con sus pantalones y faldas de dos
franjas verticales n egras y rojas o rojas y verdes -u n a especie de traje
de b u fó n - y conducidos en form ación a la iglesia, eran con toda seguri
dad un ejemplo edificante p ara la sensibilidad del pasado y servían a la
1. FUNDAMENTOS RELIGIOSOS DEL ASCETISMO INTRAMUNDANO 127
sólo era más importante que todos los intereses de la vida del
más acá, sino que también era más seguro en muchos senti
dos89. Una pregunta tenía que surgir rápidamente en cada
uno de los creyentes y que debía desplazar a un segundo pla
no todos los demás intereses: ¿soyyo un elegido? ¿Y cómo pue
do yo estar seguro de esta elección?90. Para Calvino mismo,
esto no era un problema. Él se sentía como un «instrumento»
y estaba seguro de su estado de gracia. Por consiguiente, para
la pregunta de cómo podía el individuo estar seguro de su
propia elección sólo tenía, en realidad, la respuesta de que te
nemos que conformarnos con el conocimiento de la decisión
de Dios y con la confianza firme en Cristo, producida por la
verdadera fe. Él rechaza tajantemente, como un intento teme-
ita ex certis illis effectis non quam vis vocationem , sed efficacem illam, et
ex h ac vocatione electionem et e x electione donum praedestinationis in
Christo tam firm am quam im m otus est Dei thronus certissim a conn exio-
ne effectorum et causarum colligimus...». Y dice que hay que ser prudente
respecto a los signos de la reprobación, porque se trata de un estado final.
(E n este punto el puritanism o pensaba de o tra m anera.) Véanse tam bién
los detallados com entarios de Schneckenburger, ob. cit., que evidente
m ente sólo cita un tipo determ inado de literatura. Este rasgo se destaca
continuam ente en la literatura puritana. Bunyan dice: «It will not be said:
did you believe? -b u t: were you D oers, o r Talkers only?». Según Baxter,
que enseña la form a m ás m oderada de la predestinación (The Saints’
Everlasting Rest, cap. X II), la fe es la sum isión a C risto de todo corazón y
con los hechos. A la objeción de que la voluntad no es libre y que Dios es el
único que se reserva la capacidad p ara la santificación, B axter responde
«D o what you are able first, and then com plain o f G od for denying you
grace if you have cause» (Works o fthe Puritan Divines, IV, p. 155). [223]
Howe no se expresa de o tra m an era en el texto citado en otro lugar (n ota
6 5 ). U n rastreo de Works o f the Puritan Divines p rop orciona pruebas a
cada paso. M uchas veces son escritos ascéticos directam ente católicos, que
tuvieron com o resultado su «conversión» al puritanism o, p o r ejemplo un
tratad o jesuita en Baxter. [224]
102. Sobre la significación de ésta p ara el contenido m aterial de la ética
social ya se h a indicado algo m ás arriba. En principio [226] a nosotros no
nos im p o rta el contenido, sino el impulso para la acción m oral.
103. Es evidente que esta idea tuvo que fom entar la introducción del es
píritu judío del Antiguo Testamento en' el puritanism o.
1. FUNDAMENTOS RELIGIOSOS DEL ASCETISMO INTRAMUNDANO 135
112. Se record ará el dicho de G oethe que tiene, en esencia, el m ism o sig
nificado: «¿C óm o se aprende a conocerse? N unca m ediante la contem pla
ción , pero sí m ediante la acción. Intenta cum plir con tu deber y sabrás en
seguida qué es lo que te corresponde. ¿Pero cuál es tu deber? El afán de
cad a día».
113. Pues en el m ism o Calvino está que la «santidad» tiene que aparecer
(Instit. IV, 1, § 2, 7, 9 ), pero la frontera entre lo santo y lo no santo sigue
siendo p ara el hom bre inescrutable: nosotros tenem os que creer que los
elegidos están presentes donde se proclam a la palabra de Dios, en una
iglesia organizada y dirigida según su ley, aunque no lo podam os saber.
114. La religiosidad calvinista es un ejemplo [230] de la relación entre las
consecuencias lógicas y psicológicas que se derivan p ara el comportamien
to religioso de determ inadas ideas religiosas. Desde un punto de vista lógi
co la consecuencia de la predestinación sería el fatalismo, pero su efecto
psicológico fue lo contrario, a consecuencia de la introducción de la idea
de la «acreditación». [231] Esto [232] lo expone bellam ente -e n el lengua
je de la é p o ca - H oom beek (Theologia practica, vol. I, p. 159): los electi son
inaccesibles al fatalismo en virtud de su elección, y se acreditan precisam en
te en ese rechazo suyo de las consecuencias fatalistas, «quos ipsa electio
sollicitos reddit et diligentes officiorum ». [233] Pero, p o r otro lado, el con
tenido intelectual de una religión tiene un a significación mucho m ayor
que la que, p o r ejemplo, está dispuesto a reconocer W illiam James (The
varieties ofreligious experience, 1902, pp. 4 4 4 y s.), com o m uestra precisa
m ente el calvinism o. Esta significación de lo racional en la m etafísica reli
giosa se m anifiesta de m an era clásica en los grandiosos efectos que tuvo
sobre la vida la estructura intelectual del concepto reform ado [234] de
Dios concretam ente. Si el Dios de los pu ritanos ha tenido tanta influencia
en la historia com o ningún otro antes o después que él, ha sido [235] por
1. FUNDAMENTOS RELIGIOSOS DEL ASCETISMO INTRAMUNDANO 137
116. P ara destacar las diferencias características hay que hablar aquí n e
cesariam ente con el lenguaje conceptual de los «tipos ideales», que, en
cierto sentido, violentan la realidad histórica, pero sin lo cual estaría ex
cluida absolutam ente una form ulación clara ante un m ero reduccionis-
m o. M ás adelante hab rá que explicar [239] hasta qué punto la contraposi
ción que se h a señalado aquí en térm inos tajantes es solam ente una con
traposición relativa. [240]
117. Cfr., p o r ejemplo, Sedgwick, Buss- und Gnadenlehre (trad . alem ana
de Róscher, 1869): el arrepentido tiene «una norm a firme» a la que atenerse
y por la que organiza toda su vida (p. 591). Inteligente, vigilante y prudente,
vive según la ley (p. 596). Esto sólo puede producirlo una transform ación del
hom bre entero, com o consecuencia de la predestinación (p. 852). [244] La
diferencia entre buenas obras «moralmente» y las «opera spiritualia» está en
que éstas son consecuencia de una vida regenerada -c o m o explica, por
ejemplo, H oom beek, ob. c it, I, cap. IX , 2 - y en que es perceptible en ellas un
progreso perm anente (ob. cit., vol. I, p. 160), que sólo puede conseguirse con
la intervención sobrenatural de la gracia de Dios (ob. cit., p. 150). La santifi
cación es la transform ación del hom bre entero por la gracia de Dios (ob. c it,
pp. 190 y s.); pensamientos estos que son com unes a todo el protestantismo,
pero que sólo m uestran sus consecuencias en las líneas ascéticas [245].
1. FUNDAMENTOS RELIGIOSOS DEL ASCETISMO INTRAMUNDANO 139
123. Por ejemplo, en los m uchos inform es sobre los interrogatorios de los
herejes puritanos reproducidos en la History ofthe Puritans de Neal y en
el English Baptists de Crosby.
124. Sanford (ob. cit.), y otros m uchos antes y después que él, ya habían
derivado del puritanism o el nacim iento del ideal de la «reserve». Cff. so
bre ese ideal las observaciones de James Bryce sobre el College am ericano
en el vol. II de sus American Commonwealth. El principio ascético del
«dom inio de sí m ism o» hizo del puritanism o uno de los padres de la dis
ciplina militar m oderna. (Véase sobre M oritz von Oranien com o creador
de las instituciones m ilitares m od ern as: Roloff, en los Preussische Jahr-
bücher, 1903, vol. III, p. 2 5 5.) Los «Ironsides» de Cromwell, con la pistola
cargada en la m ano, sin disparar, conducidos hacia el enem igo a paso li
gero, no eran superiores a los «caballeros» cuyos im petuosos ataques a ca
ballo dispersaban cada vez la propia trop a p o r una pasión com o la de los
derviches, sino, al contrario, p o r su rígido dom inio de sí m ism os, que los
hacía perm anecer siempre a las órdenes del jefe. M ás sobre esto, en Firth,
Cromwelk Army.
125. Para este punto, véase especialm ente W indelband, Über Willens-
freiheit, pp. 77 y s.
142 II. LA IDEA DE PROFESIÓN EN EL PROTESTANTISMO ASCETICO
126. Aunque no de form a tan pura. L a contem plación, unida a veces a los
sentim ientos, se entrecruza a m enudo con estos elem entos racionales.
Pero p o r eso se reglam entaba metódicamente, a su vez, la contem plación.
127. Para Richard B axter es pecado todo aquello que vaya con tra la «rea-
son», que Dios nos h a dado com o n o rm a: no sólo, por ejemplo, las pasio
nes cuyo objeto sea pecado, sino todos los afectos desm edidos o irracio
nales como tales, porque destruyen la «countenance» y nos alejan, p o r ser
procesos m eram ente naturales, de la referencia racional a Dios que deben
tener todas nuestras acciones y nuestros sentimientos, y lo ofenden. Cff.
lo que se dice sobre el carácter p ecam inoso de la ira (Christian Directory,
2 .a ed., 1 6 7 8 ,1, p. 285. A este respecto se cita a Tauler en la p. 2 8 7 ). Sobre
el carácter pecam inoso del miedo, ibídem p. 2 8 7 , colum na 2. Se expone
insistentemente, en ibídem I, p. 31 0 , 31 6 , colum na 1, y en otros lugares,
que hay divinización de las criatu ras (idolatry) cu an d o nu estro apetito
sea la «rule o r m easure o f eating». C on ocasión de estas explicaciones se
citan, junto a los Proverbios de Salom ón, que están en prim er lugar, el De
tranquillitate animi de Plutarco, y no ra ra vez tam bién los escritos ascéti
cos de la Ed ad M edia, San B ern ard o, San Buenaventura, entre otros. No
podía form ularse m ás crudam ente la op osición al dicho «quien no guste
del vino, de las m ujeres y del canto...» que extendiendo el concepto de di
vinización de las criaturas a cualquier go ce de los sentidos que no esté jus
tificado p o r m otivos de salud, en cuyo caso está perm itido, com o el de
p orte y otras «recreations» dentro de esos límites (sobre esto, véase m ás
adelante). [259]
1. FUNDAMENTOS RELIGIOSOS DEL ASCETISMO INTRAMUNDANO 143
135. Cat. Genev., 149. Bailey, Praxis pietatis, p. 125: «en la vida tenemos
que ob rar com o si nadie m ás que M oisés m an d ara sobre nosotros».
136. P ara los reform ados, la ley constituye la n o rm a ideal; p ara los lutera
nos se presenta com o un a n o rm a inalcanzable. E n el catecism o luterano
antecede al Evangelio, para suscitar la humildad necesaria; en los catecis
m os reform ados está, p o r lo general, después del Evangelio. A los lutera
n o s les reprochaban los reform ados que tenían «verdadero tem or a la san
tificación» (M óhler); los luteranos les reprochaban a los calvinistas orgu
llo y «esclavitud servil ante la ley».
137. Studies and reflections ofthe Great Rebellion, pp. 79 y s.
1. FUNDAMENTOS RELIGIOSOS DEL ASCETISMO INTRAMUNDANO 147
138. Entre estos elementos no hay que olvidar el Cantar de los Cantares
-c a s i siempre ignorado por los p u ritanos-, cuyo erotism o oriental sí influ
yó, por ejemplo, en la evolución del tipo de religiosidad de San Bernardo.
139. Sobre la necesidad de este autocontrol, véase, por ejemplo, el ser
m ón ya citado de C h arn o ck sobre 2 C or 13, 5, en Works o f the Puritan
Divines, pp. 161 y s.
140. La m ayor parte de los teólogos m orales lo aconsejaban. Así, por
ejemplo, Baxter, Christian Directory II, pp. 77 y ss., que, sin em bargo, no
oculta sus «pebgros».
148 II. LA IDEA DE PROFESIÓN EN EL PROTESTANTISMO ASCÉTICO
142. El m ism o Lutero dice al respecto: «llorar está antes que la acción y
sufrir supera a toda acción».
150 II. LA IDEA DE PROFESIÓN EN EL PROTESTANTISMO ASCÉTICO
145. Ritschl, Geschichte des Pietismus I, p. 152, bu sca esta frontera, p ara
la ép o ca anterior a Labadie (y, p o r lo dem ás, sólo sobre la base de ejem
plos holandeses), en que los pietistas: I) form aron conventículos, II) cul
tivaron la idea de la «nulidad de la existencia creada» en una form a que
«contradecía el interés de la salvación evangélica», III) buscaban la «segu
ridad de la gracia en el trato cordial con el Señor Jesús» de una form a no
reform ada. Esta últim a característica sólo es acertada, en esa prim era
época, p ara uno solo de los representantes tratados p o r él; la idea de «la
nulidad de la criatura» es, en sí m ism a, hija auténtica del espíritu calvinis
ta y sólo cuando conduce a un a huida p ráctica del m undo se sale de las
vías del protestantism o norm al. Los conventículos, p o r últim o, los había
ordenado en gran m edida el m ism o Sínodo de D ordrecht (especialmente
p ara fines de catcquesis). En tre las características de la religiosidad pie-
tista analizadas en la exposición anterior de Ritschl podrían considerarse:
1) el «precisionism o», en el sentido de sum isión total a la letra de la Biblia
en todas las manifestaciones externas de la vida, que Gisbert Voét repre
senta a veces; 2 ) el tratam iento de la justificación y de la reconciliación
con Dios n o com o un fin en sí m ism o, sino com o un m ero medio p ara la
vida santa desde el punto de vista ascético, tal com o se puede encon trar
quizá en Lodensteyn, aunque tam bién insinuada en M elanchton, por
ejemplo (n ota 143); 3) la elevada valoración de la «expiación» com o señal
de una auténtica regeneración, com o enseñó W. Teelinck por prim era vez;
4 ) abstenerse de la Eucaristía cuando participen en ella personas no rege
neradas (de lo que hablarem os en otro m om en to) y, relacionada con ello,
la form ación de conventículos con la introducción de la «profecía», es d e
cir, con interpretación de la Escritura p o r parte de no teólogos, mujeres
incluidas (A nna M aría Schurm ann), form ación que no se atenía a los lí
m ites de los cánones de Dordrecht. Todo esto son cosas que representan
desviaciones, en p arte considerables, de la d o ctrin a y de la práctica de los
reform adores, pero, respecto a las directrices no incluidas p o r Ritschl en
su exposición, especialm ente de los puritanos ingleses, sólo representan,
excepto el núm . 3, un reforzam iento de tendencias que ya existían en la
evolución de esta religiosidad. La naturalidad de la exposición de Ritschl
se resiente de que el gran erudito introduce en su exposición sus juicios de
1. FUNDAMENTOS RELIGIOSOS DEL ASCETISMO INTRAMUNDANO 155
147. Esta concepción le perm itió al pietism o, com o es sabido, ser uno de
los principales defensores de la idea de la tolerancia. [286] Esta idea [287]
nace históricam ente de cuatro fuentes fundamentales, si dejam os a un
lado la indiferencia del hum anism o ilustrado, que no tuvo en ningún sitio
grandes efectos prácticos: 1) la razón de Estado política (arquetipo: Gui
llerm o de O range); 2 ) el m ercantilism o (especialmente claro, por ejemplo,
en la ciudad de A m sterdam y en num erosas ciudades, en señores feudales
y gobernantes, que aceptaron a los sectarios com o representantes valiosos
del progreso econ ó m ico ); 3 ) el giro radical de la religiosidad calvinista. La
predestinación excluía en el fondo que el Estado pudiera fom entar con la
intolerancia la religión. El Estado n o podía, p o r esa vía, salvar ningún
alm a, y la Iglesia sólo acudía a pedir el apoyo del Estado p ara reprim ir la
herejía p o r el honor de Dios. Y cuan to m ayor énfasis se puso en que los
predicadores y todos los participantes en la Eucaristía pertenecieran a los
elegidos, m ás insoportable debió de ser la injerencia del Estado para cubrir
los puestos de predicadores y la concesión de los puestos de p árroco
com o prebendas a alum nos de las universidades, quizá no regenerados,
sólo porque tuvieran un a form ación teológica [2 8 8 ]. El pietism o refor
m ado reforzó este punto de vista quitándole valor a la rectitu d del dogm a
y con el paulatino debilitam iento del principio « E xtra ecclesiam nulla sa-
lus». Calvino había considerado que sólo era com patible con la gloria de
Dios que tam bién los réprobos se sometieran a la institución divina de la
Iglesia; en Nueva Inglaterra se intentó establecer la Iglesia com o la aristo
cracia de los santos acreditados; pero los independientes radicales recha
zaron ya cualquier injerencia de los poderes civiles y de cualquier poder
de la jerarquía en la prueba de la «acreditación», que sólo se podía h acer
dentro de cada com unidad. L a idea de que la gloria de Dios exige que
1. FUNDAMENTOS RELIGIOSOS DEL ASCETISMO INTRAMUNDANO 157
tam bién los réprobos se som etan a la disciplina de la Iglesia fue reprim i
da por la idea de que lesiona la gloria de Dios com partir la Eucaristía con
personas reprobadas p o r Dios -id e a que había estado presente desde el
principio, pero que con el tiem po se fue acentuando con m ayor intensi
d a d -. Esto debió de conducir al voluntarismo, pues condujo a las «believers’
C hurch», com unidades que sólo contaban con los regenerados. El baptis-
m o calvinista, al que pertenecía, p o r ejemplo, Praisegod Barebone, direc
to r del «Parlam ento de los santos», sacó las consecuencias de esta serie de
pensam ientos con la m ayor decisión. El ejército de Cromwell se m anifes
tó a favor de la libertad de conciencia y el parlam ento de los «santos» a fa
vo r incluso de la separación de la Iglesia y el Estado, porque sus seguido
res eran pietistas piadosos, es decir, p o r m otivos religiosos prácticos; 4 ) las
sectas baptistas [2 8 9 ] se m antu vieron firm es desde el inicio, co m o ve
rem os, en el principio de que sólo los regenerados podían ser aceptados
en la com unidad de la Iglesia, p o r lo que desacreditaron el carácter «insti
tucional» de la Iglesia y cualquier injerencia del poder secular. También
aquí es un m otivo religioso práctico el que genera la exigencia de un a to
lerancia absoluta. Roger W illiam s, que, partiendo de estos m otivos reli
giosos prácticos, fundó la prim era colonia tolerante de R hode Island, que
rechazaba cualquier residuo de la Iglesia oficial, fue bautizado de nuevo
allí y fue luego, tem poralm ente, predicador baptista, pero no parece estar
dem ostrado exactam ente de dónde había desarrollado él anteriorm ente
sus principios contrarios a la Iglesia oficial. La colonia de M aryland, fun
dada por el católico Lord Baltim ore, proclam ó la tolerancia, que la Iglesia
católica no puede aceptar com o principio, por ser una institución de sal
vación exclusiva, sino solamente p o r oportunism o, porque una colonia
católica oficialmente habría sido oprim ida. Pensilvania tuvo naturalm en
te desde el principio, por m otivos religiosos, el principio de la tolerancia y
de la separación de la Iglesia y el Estado. Las observaciones anteriores, a
las que volveremos posteriorm ente m ás en detalle, se han insertado aquí,
entre otras razones, porque el diputado G róber ha reivindicado reciente
m ente en el Reichstag para M aryland una m ayor antigüedad de la «tole
rancia» que en Rhode Island. Pero la tolerancia p or m otivos de oportuni
dad política (eventualmente, de política eclesiástica) y la tolerancia com o
principio religioso son dos cosas m uy diferentes. Esta últim a no la puede
158 II. LA IDEA DE PROFESIÓN EN EL PROTESTANTISMO ASCÉTICO
154. El propio nombre de «pietism o», surgido prim eram ente en las re
giones del luteranism o, significa y a que, p ara los contem poráneos, lo ca
racterístico de él era h acer de la «piedad» [299] un a actividad m etódica.
155. Por supuesto hay que reconocer que esta m otivación se d a preferen
tem ente en el calvinism o, pero no sólo en él. Se encuentra con m ucha fre
cuencia en los estatutos mas antiguos de las iglesias luteranas.
156. En el sentido de Heb 5 ,1 3 ,1 4 . Cfr. Spener, Theologische Bedenken 1,306.
157. Spener valora especialm ente, adem ás de a Bailey y B axter (véase
Consilia theologica III, 6 , 1, esp. 1, 4 7 , tam bién esp. 3 , 6 ), a Tom ás de
Kem pis y, sobre todo, a Tauler (del que no entiende todo: Consilia theolo
gica III, 6 , 1 dist. 1 , 1). Sobre este últim o en especial: Cons. Theol. 1 , 1 ,1 ,
núm . 7. Lutero, según él, provenía de Tauler.
158. Véase Ritschl, ob. cit. II, p. 113. Spener rechaza la «expiación» de los
pietistas posteriores (y de Lutero) com o único signo de la auténtica con
versión (Theol Bedenken III, p. 4 7 6 ). Sobre la santificación com o fruto de
la gratitud procedente de la fe en la reconciliación -form u lación específi
cam ente luterana (véase la nota 4 3 ) - , véanse los pasajes citados en Ritschl,
ob. cit., p. 115, n o ta 2. Sobre la certitudo salutis, p o r u n lado, Theol.
1. FUNDAMENTOS RELIGIOSOS DEL ASCETISMO INTRAMUNDANO 163
to del «sentido» del m undo, que no se puede llegar a conocer por la vía de la
especulación conceptual con el carácter fragm entario de la revelación divi
na -u n a idea calvinista-. El em pirismo del siglo x v n era para el ascetismo el
m edio de buscar a «Dios en la naturaleza». El em pirismo parecía llevar ha
cia Dios, la especulación filosófica a alejarse de Dios. La filosofía aristotélica
ha sido, para Spener, el daño fundamental para el cristianismo. Cualquier
otra es mejor, especialmente la platónica: Consilia TheoL III, 6, 1, d ist 2,
núm . 13. Cfr. también el siguiente y característico pasaje: «Unde pro C arte-
sio quid dicam non habeo [él no lo h a leído], semper tam en optavi et opto,
ut Deus viros excitet, qui veram philosophiam vel tándem oculis sisterent, in
qua nullius hominis attenderetur auctoritas, sed sana tantum magistri nescia
ratio», Spener, Consilia TheoL II, 5, núm . 2. Es conocida la significación que
tuvieron esas ideas del protestantismo ascético para el desarrollo de la edu
cación, especialmente de la enseñanza sobre la realidad. Unidas a su posi
ción sobre la «lides implícita» produjeron su program a pedagógico.
181. «Es ésta una clase de hom bres que pone su felicidad m ás o m enos en
cuatro cosas: 1) ser [...] insignificantes, despreciados, ultrajados [...] 2 ) des
cuidar [...] todos los sentidos que n o necesitan p ara el servicio de su Se
ñ o r [...] 3) no tener nada o desprenderse de lo que reciben [...] 4 ) trabajar
a jornal, no p o r la ganancia sino por la profesión y p o r el Señor y por su
prójim o [...] (Berliner Reden II, p. 180, Plitt I, p. 4 4 5 ). No todos pueden ni
deben ser «discípulos», sino sólo aquellos a los que llam e el Señor, pero,
según reconoce el propio Z inzen dorf (Plitt I, p. 4 4 9 ), siguen existiendo di
ficultades, porque el Serm ón de la M ontaña se dirige form alm ente a to
dos. Salta a la vista el parentesco entre este «carácter no m undano y libre
del am or» y los antiguos ideales baptistas.
1. FUNDAMENTOS RELIGIOSOS DEL ASCETISMO INTRAMUNDANO 171
198. Pero puede naturalm ente limitarlo, com o ocu rre hoy con los negros
am ericanos. Por lo dem ás, el carácter frecuentem ente patológico de las
em ociones m etodistas, a diferencia de la relativa m oderación sentimental
del pietism o, tendrá que ver quizá con una m ayor penetración ascética de
la vida en los territorios de difusión del m etodism o, junto a razones p u ra
m ente históricas y al conocim iento público de ese proceso. Pero decidir
esto sería un asunto de los neurólogos. (M uchas hipótesis sobre las conse
cuencias de la «represión de los afectos», etc., realizadas con ingenio, en la
ob ra de W . Hellpach citada anteriorm ente.)
199. Loofs (ob. cit., p. 7 5 0 ) destaca especialm ente que el m etodism o se
distingue de otros m ovim ientos ascéticos en que se d a después de la épo
ca de la Ilustración inglesa y lo pone en paralelo con el renacim iento del
pietism o entre nosotros en el prim er tercio de ese siglo (m ucho m ás débil,
p o r supuesto). Pero, en todo caso, apoyándonos en Ritschl, Lehre voti
1. FUNDAMENTOS RELIGIOSOS DEL ASCETISMO INTRAMUNDANO 179
204. Por supuesto que los baptistas siempre han rechazado la denom ina
ción de «secta». Ellos son la iglesia en el sentido de la C arta a los Efesios
(5, 2 7 ). Pero, en nuestra term inología, sí son una «secta», pero no sólo
porque carezcan de toda relación con el Estado. Su ideal era, tam bién en
tre los cuáqueros (Barclay), la relación entre la Iglesia y el Estado de la pri
m era ép o ca del cristian ism o, porq ue p a ra ellos, co m o p a ra m uchos
pietistas (Tersteegen), sólo la pureza de la Iglesia bajo la cru z no era sos
pech osa. Pero, bajo un E stad o no creyente, o in cluso bajo la cru z, los
calvinistas tem an que estar a favor, faute de mieux, de la separación entre
la Iglesia y el Estado, de m an era sim ilar a la Iglesia católica en el m ism o
caso. Tampoco son una «secta» porque la adm isión en la com unidad ecle-
sial se produzca de facto p o r un contrato de adm isión entre la com unidad
y los catecúm enos; pues esto tam bién ocurría formalmente, p o r ejemplo,
en las com unidades reform adas holandesas según el antiguo reglam ento
de la Iglesia (co m o consecuencia de la situación política prim itiva) (véase
sobre este punto: v. Hofímann, Kirchenverfassungsrecht der niederlandischen
Reformierten, Leipzig, 1 902). Son un a «secta» porque la iglesia sólo podía
organizarse sobre una base voluntarista de acuerdo con los principios que
se van a com entar en seguida [3 2 7 ], no debía adm itir en su seno a perso
nas n o regeneradas ni desviarse, p o r tanto, del m odelo del cristianism o
antiguo. Para las com unidades baptistas, el concepto de «iglesia» co m
prende lo que, en las com unidades reform adas, se daba de hecho en la
realidad. Ya se ha indicado, y nos ocup arem os de sus consecuencias to d a
vía m ás adelante, que en estas últim as tam bién im pulsaban a la creación
de «believers’ church» m otivos religiosos m uy determ inados [328].
205. La im portan cia histórica del sím bolo p ara la conservación de la co
m unidad de las iglesias, porque él creaba p ara éstas un a característica ine
quívoca e innegable, la h a explicado m uy claram ente Cornelius, ob. cit.
206. Pueden dejarse aquí sin considerar ciertas aproxim aciones a ella en
la d o ctrin a de la justificación de los m ennonitas.
1. FUNDAMENTOS RELIGIOSOS DEL ASCETISMO INTRAMUNDANO 183
220. Th. Adam s, por ejemplo, dice «in civil actions it is good to be as the
many, in religious, to be as the best» (Works ofthe Puritan Divines, p. 138).
Esto suena a m ucho m ás de lo que realm ente se dice. Esto significa que la
honradez puritana es legalidad formalista, así com o la «uprightness» u
«honestidad» reivindicada com o virtu d nacional en los pueblos que han
sido puritanos es específicamente algo distinto, algo transform ado desde
un punto de vista form alista y reflexivo, de la «honradez» (Ehrlichkeit)
alem ana. Buenas observaciones sobre esto por parte de un pedagogo, en
los Preussische Jahrbücher, vol. 112 (1 9 0 3 ), p. 226. El formalismo de la ética
pu ritana es, por su parte, la consecuencia lógica de su vinculación a la ley.
192 II. LA IDEA DE PROFESIÓN EN EL PROTESTANTISMO ASCÉTICO
221. «Since God hath gathered us to be a people», dice, por ejemplo, Barclay
en ob. cit., p. 357, y yo m ismo he oído un serm ón cuáquero [347] que ponía
todo el énfasis en la interpretación de «saints»= sancti= separad.
194 II. LA IDEA DE PROFESIÓN EN EL PROTESTANTISMO ASCÉTICO
222. V éase la herm osa caracterización en Dowden, ob. cit. Sobre la teolo
gía de Baxter, después de que se hubiera separado paulatinam ente de la
2. ASCETISMO Y CAPITALISMO 195
225. Saints’ Everlasting Rest, caps. X , XII. Cfr. [355] Matthew H enry («The
worth o f the soul», Works ofPuritan Divines, p. 31 9): «Those that are eager in
pursuit o f worldly wealth despise there soul, not only because the soul is ne-
glected and the body preferred before it, but because it is employed in these
pursuits»: Salmo 1 2 7 ,2 . (En la misma página está la observación, que habre
m os de citar después, sobre la pecam inosidad del desaprovechamiento del
tiempo por cualquier causa, y especialmente por las recreations.) Lo m ism o
en toda la literatura religiosa del puritanism o anglo-holandés. Véanse, por
ejemplo, las Filípicas contra la avaricia de Hoornbeek (ob. c i t I, X , c. 1 8 ,1 8 ).
(Este escritor tiene, por lo demás, influencias pietistas-sentimentales: véase
su alabanza de la tranquillitas animi com o grata a Dios frente a la «sollidtu-
do» de este m undo.) También Bayle opina que «un rico no se salva fácilmen
te», apoyándose en un conocido pasaje de la Biblia (ob. c it, p. 182). También
los catecismos metodistas advierten de «am ontonar tesoros en la tierra». En
el pietismo se entiende totalmente p o r sí mismo. Y en los cuáqueros no era
de otra m anera. Cfr. Barclay, ob. cit., p. 517: «[...] and therefore beware of
such temptation as to use their callings and engine to be richer».
226. Profusam ente desarrollado en el capítulo décim o de Saints’ Everlas
ting Rest: D ios castiga en esta v id a a quien quiera descansarse p e rm a
nentem ente en el «albergue», que es co m o Dios da la riqueza. El descanso
satisfecho en la riqueza conseguida es casi siempre el anuncio de la quie
bra. Si tuviéram os todo lo que podríamos tener en el m undo, ¿sería esto
todo lo que esperaríam os tener? E n la tierra no se puede conseguir la au
sencia de deseo, porque ésta n o debe existir según la voluntad de Dios.
2. ASCETISMO Y CAPITALISMO 197
227. Christ. Dir. I, pp. 37 6 -5 [358]: «It is for action that G od maintaineth us
and our activities: work is the m oral as well as the natural end o f power [...]
It is action that G od is m ost served an d honou red by [...] Thepublic wel-
fare or the good ofmany is to be valued above our own». Aquí se m uestra el
punto de partida p ara la conversión del punto de vista que parte de la vo
luntad de Dios al punto de vista totalm ente utilitarista de la teoría liberal
posterior. Sobre las fuentes religiosas del utilitarism o, véanse m ás adelan
te la n o ta 249 y tam bién la nota 85.
228. El precepto del silencio es, concretam ente desde los duniacenses -p a r
tiendo de la amenaza bíblica de castigar «toda palabra inútil»-, un instru
m ento ascético acreditado para el aucontrol. También Baxter se explaya so
bre el pecado de hablar inútilmente. Su significación caracteriológica ya la
valoró Sanford, ob. d t., pp. 90 y s. La «melancholy» y la «moroseness» de los
puritanos, tan profundamente percibida por sus contemporáneos, es asimis
m o consecuencia de la quiebra de la espontaneidad del «status naturalis», y al
servido de estos objetivos estaba la prohibidón de hablar sin pensar. Cuan
do W ashington Irving (Bracebridge Hall, cap. XXX) busca la razón en el
«calculating spirit» del capitalismo y en los efectos de la libertad política que
conduce a la autorresponsabilidad, hay que decirle que este efecto no se dio
en los pueblos románicos y que en Inglaterra la situadón era realmente ésta:
1) que el puritanismo capacitó a sus seguidores para crear instituciones li
bres y para llegar a ser una potenda mundial, y 2) que el puritanismo trans
form ó esa «calculabilidad» (com o denom ina Sombart a ese «spirit»), que en
realidad tiene un carácter constitutivo para el capitalismo, de ser un instru
m ento de la econom ía en un principio del modo de vida entero.
198 II. LA IDEA DE PROFESIÓN EN EL PROTESTANTISMO ASCÉTICO
deth you som e way o r other to labourforyour daily bread and not to Uve as
drones o f the sweat o f others only». Para esto se citan el m andato de Dios a
Adán: «Ganarás el pan...» y la indicación de San Pablo «Quien no trabaje,
que no com a».
234. Aquí hay algunos puntos en los que el pietism o se separa por su ca
rácter sentimental. Para Spener (véase Theol. Bedenken III, p. 4 4 5 ) está
claro que el trabajo profesional es un servicio a Dios, aunque él lo desta
que en sentido luterano, pero tam bién que el desasosiego de los asuntos
profesionales aleja de Dios - y tam bién esto es lu teran o-: antítesis m uy ca
racterística del puritanism o.
235. Ob. cit., p. 4 2: «It’s they that are lazy in their callings that can find no
tim e for holy duties». De aquí deriva la opinión de que son preferentemen
te las ciudades -sed e de la burguesía dedicada a la actividad productiva ra
cional- las sedes de las virtudes ascéticas. Por eso dice Baxter -e n su Auto
biografía, extracto en las Works o f the Puritan Divines, p. x x x v m - de sus te
jedores m anuales en Kidderm inster lo siguiente: «And their constant
converse and trajfic with London doth m uch to prom ote civility and piety
am ong tradesm en». Que la proxim idad de la capital refuerce las virtudes
causará extrañeza hoy día a los eclesiásticos, al m enos a los alemanes.
Pero el pietism o tam bién tiene opiniones similares. Spener, p o r ejemplo,
escribe en una ocasión a un joven herm ano: «se verá al m enos que la m ayo
ría de la gente en la ciudad son impíos, aunque se podrán encontrar algunas
buenas almas a las que transmitirles algo bueno; m ientras que en los pue
blos apenas se encuentra algo bueno en toda una parroquia» (TheoL Bed. I,
66, p. 303). El campesino está asim ismo poco cualificado para el m odo de
vida racional ascético. Su glorificación ética es m uy m oderna. No aborda
m os ahora la significación de estas afirmaciones y otras similares para la
cuestión de si el ascetismo tiene un condicionamiento de clase.
236. Tóm ense, por ejemplo, los siguientes pasajes (ob. cit., pp. 3 3 6 y s.):
«Be wholly taken up in diligent business o f your lawful callings when you
are not exercised in the m ore im m ediate Service o f God», «Labour hard in
your callings», «See that you have a calling which will find you employ-
m ent for all the tim e which Gods im m ediate Service spareth».
200 II. LA IDEA DE PROFESIÓN EN EL PROTESTANTISMO ASCÉTICO
237. H am ack ha vuelto a destacar hace poco que una valoración específica
mente ética del trabajo y de su «dignidad» no era una idea originariamente
propia del cristianismo ni siquiera una idea característica de él (Mitteilungen
des Evangelisch-Sozialen Kongresses, 14.a serie, 1905, núm . x x , p. 48).
238. También en el pietism o (Spener, ob. cit. III, pp. 4 2 9 ,4 3 0 ). L a expre
sión típicam ente pietista es que la obligación de trabajar, que nos h a sido
im puesta a causa del pecad o original, ayuda a mortificar la propia volun
tad. El trabajo profesional es, com o un servicio de am o r al prójim o, un
deber de gratitud a la gracia de Dios (¡idea luterana!) y, p o r eso, no es g ra
to a D ios si se hace de m ala gana y a disgusto (ob. cit. III, p. 2 7 2 ). El cris
tiano tiene, p o r tanto, que m anifestarse «en su trabajo tan diligente com o
un hom bre del m undo» (III, p. 2 7 8 ). Esto se encuentra, evidentemente,
por debajo de la concep ción puritana.
239. El fin del m atrim onio es «a sober procreation o f children», según
Baxter. De m anera similar, Spener, aunque con concesiones a la ram plona
idea luterana de que el fin secundario es evitar la inm oralidad, de lo con
trario irreprimible. L a concupiscencia, com o fenóm eno concom itante del
coito, es tam bién pecado en el m atrim onio, y, según la concepción de Spe
ner, p o r ejemplo, consecuencia del pecado original, que transform ó un
proceso natural y querido p o r Dios en algo ligado inevitablemente a sen
saciones pecam inosas y, consiguientem ente, en algo deshonesto. En m u
chas orientaciones pietistas, la form a suprem a del m atrim onio cristiano
es la que m antenga la virginidad; la siguiente es aquella en la que la rela
ción sexual sirva exclusivamente p ara la procreación y así sucesivamente
hasta llegar a aquellas form as en las que el m atrim onio se contrae p o r m o-
2. ASCETISMO Y CAPITALISMO 201
siem pre en el peligro de desfondar el tonel del que se nutre, precisam ente
porque le resulta inevitable h acer un a llam ada a la «ausencia de prejui
cios». No com entam os aquí, naturalm ente, có m o surgió finalmente, en
los pueblos influidos por el puritanism o, de esa interpretación racional de
las relaciones sexuales ese refinam iento y esa im pregnación ético-espiri
tual de las relaciones conyugales y la fina floración de la caballerosidad
conyugal, frente al vaho patriarcal y cam pesino, que todavía está presente
entre nosotros hasta en los círculos de la «aristocracia intelectual» con
unos residuos m uy perceptibles. H an intervenido en esto de m anera deci
siva [363] influencias baptistas; la protección de la libertad de conciencia
de la m ujer y la extensión del «sacerdocio universal» a las m ujeres fueron
aquí las prim eras brechas en el patriarcalism o.
240. (d é la pág. anterior) Vuelve en B axter continuam ente. Los funda
m entos bíblicos son, p o r lo general, o los que nos son conocidos por
Franklin (Prov 2 2 ,2 9 ) o la alabanza del trabajo en Prov 3 1 ,1 0 . Cfr. ob. d t I,
p. 382, p. 37 7 , etc.
241. Indu so Zinzendorf dice en alguna ocasión: «no se trabaja sólo para
vivir, sino que se vive p o r causa del trabajo y cuando no se tiene nada m ás
que trabajar, se sufre o se m uere» (Plitt I, p. 4 2 8 ).
242. U n sím bolo de los mormones, que no tengo delante, acaba (según
unas citas) con las palabras siguientes: «pero un negligente o perezoso no
puede ser cristiano ni salvarse. E stá destinado, aguijoneado, a ser expul
sado de la colm ena». Pero, no obstante, aquí predom inaba la disciplina
grandiosa, a m edio cam ino entre el convento y la fábrica, que ponía al in
dividuo ante el dilema: trabajo o elim inación, y que -unida, p o r supues
to, al entusiasm o religioso y sólo por él posibilitada- produjo los adm ira
bles resultados económ icos de esta secta.
243. Por eso se analizan cuidadosamente sus síntomas en ob. dt. I, p. 380.
«Sloth» e «idleness» son pecados m uy graves porque tienen un carácter de con
tinuidad. Son considerados por Baxter com o «destructores del estado de gra
cia» (ob. d t I, pp. 279-280). Son precisamente la antítesis de la vida metódica.
244. Véase no ta 4 2.
2. ASCETISMO Y CAPITALISMO 203
245. Baxter, ob. cit. I, pp. 108 y ss. Saltan a la vista especialmente los si
guientes pasajes: «Question: But will not wealth excuse u s?- Answer: It
m ay excuse you from som e sordid sort o f work, by m aking you m ore ser-
viceable to another, but you are no m ore excused from Service o f work [...]
than the poorest m an [...]». Sobre esto, ob. cit. I, p. 376: «Though they [los
ricos] have no outward want to urge them , they have as great a necessity
to obey God [...] God had strictly com m andeth it [el trabajo] to all». [365]
246. También Spener (ob. cit. III, 3 3 8 ,4 2 5 ), el cual com bate, por el m is
m o m otivo, la tendencia a jubilarse anticipadam ente com o peligrosa m o
ralmente y destaca, frente a la objeción de que no es lícito cobrar intereses
porque el disfrute de los intereses lleva a la pereza, que quien pueda vivir
de sus intereses está, sin em bargo, obligado a trabajar p or orden de Dios.
247. Pietism o incluido. En la cuestión del cambio de profesión, Spener
opera siempre con la idea de que, después de haber tom ado una profesión
determ inada, es un deber de obediencia a la providencia de Dios p erm a
necer en ella y conform arse.
204 II. LA IDEA DE PROFESION EN EL PROTESTANTISMO ASCÉTICO
249. Pero no por ello deducible de ellos históricam ente. M ás bien está
presente aquí la idea genuinamente calvinista de que el orden del «m un
do» sirve a la gloria de Dios, a su autoglorificación. El giro utilitarista de
que el orden económ ico debe servir al m antenim iento de la vida de todos
(good ofthe many, common good, etc.) es consecuencia de la idea de que
cualquier otra interpretación conduce a una divinización (aristocrática)
de las criaturas, o claram ente no a la gloria de Dios, sino a «fines cultura
les» naturales. La voluntad de Dios, sin em bargo, tal com o ésta se m ani
fiesta en la configuración racional del m undo económ ico (véase nota 85),
sólo puede ser, por cuanto aquí entran en consideración los fines del
m undo de mas acá, el bien de la «totalidad», la «utilidad» impersonal. El
utilitarism o es la consecuencia, co m o se ha dicho antes, de la configura
ción impersonal del «am or al prójim o» y de la negación de la glorificación
del m undo m ediante el exclusivismo del principio puritano «in m ajorem
Dei gloriam ». La intensidad con la que todo el protestantism o ascético
está dom inado por la idea de que cualquier glorificación de las criaturas
daña a la gloria de Dios y de que es, p o r consiguiente, reprobable se pone
claram ente de m anifiesto en las reservas y en el esfuerzo que le costó al
propio Spener conservar, com o áSiácpov, el uso de sus títulos ante las nu
m erosas solicitudes -é l que no tenía verdaderam ente una inspiración
«dem ocrática»-. Se tranquiliza finalmente con el hecho de que, tam bién
en la Biblia, el pretor Festus recibió del Apóstol el título de xp ário T O ?. El
aspecto político del asunto pertenece a otro m om ento posterior [368].
250. «The inconstant m an is a stranger in his own house», dice también
Th. Adams (Works ofthe Puritan Divines, p. 77).
206 II. LA IDEA DE PROFESIÓN EN EL PROTESTANTISMO ASCÉTICO
265. Com o ejemplo de tom ar com o guía a los patriarcas, que es también ca
racterístico de la concepción puritana de la vida, puede servir el análisis de
Thom as Adams de la disputa entre Jacob y Esaú (Works o f the Puritan
Divines, p. 235): «Hisfolly [de Esaú] m ay be argj^ d from the base estimation
o f the birthright, that he would so lightely pass from it and on so easy condi-
tions as a pottage» (el pasaje es im portante tam bién para el desarrollo de
la idea del derecho de prim ogenitura; sobre esto, m ás adelante). Pero fue
pérfido que él no quisiera dejar valer la com pra porque había una ventaja
excesiva. Esaú es precisam ente un «cunning hunter, a m an o f the fields»,
la barbarie irracional, m ientras que Jacob representa «a plain m an, dwe-
lling in tents», el «m an o f grace». [380]
266. Zur bauerlichen Glaubens- und Sittenlehre. Von einem thürigischen
Landpfarrer, 2 .a ed., G otha 1 890, p. 16. Los cam pesinos que se descri
ben aquí son un producto característico de la iglesia luterana. He ido es
cribiendo al m argen continuam ente «luterano» donde este excelente au
to r supone en general que se trata de la religiosidad «campesina».
267. Compárese, por ejemplo, la cita en Ritschl, Pietismus II, p. 158. Spener
fundamenta sus reservas contra el cam bio de profesión y el afán de lucro
también con pasajes del Eclesiástico. Theologische Bedenken, vol. III, p. 426.
268. A pesar de ello, Bailey, por ejemplo, recom ienda por supuesto su lec
tu ra y hay algunas citas aquí y allá de los Apócrifos, pero raras natural
mente. No recuerdo (casualm ente) ninguna del Eclesiástico.
212 II. LA IDEA DE PROFESIÓN EN EL PROTESTANTISMO ASCÉTICO
269. Cuando el éxito exterior es m odesto p ara los m anifiestam ente ré-
probos, el calvinista se tranquiliza, de acuerdo con la «teoría del estanca
m iento» (así, p o r ejemplo, H oorn beek ), con la certeza de que D ios les de
p ara algo p ara endurecerlos y echarles a perder con m ayor seguridad aún.
270. A bordarem os este punto m ás en detalle en otro contexto [3 8 3 ]. Aquí
sólo interesa el carácter formalista de la «honradez». [384]
2 7 1 . Según B axter, el carácter vinculante de las no rm as éticas de la Escri
tura sólo alcanza 1) en la m edida en que ellas sean un «transcript» de la
ley natural o 2 ) que lleven en sí m ism as el «express ch aracter o f universa-
lity and perpetuity» (Christian Directory III, pp. 173 y s.).
2. ASCETISMO Y CAPITALISMO 213
272. Por ejemplo, Dowden (con referencia a Bunyan) ob. cit., p. 39.
273. [387] N o puede analizarse aquí el enorm e influjo que tuvo, por
ejemplo, el segundo mandamiento («N o te harás im agen, ni ninguna se
m ejanza de cosa...», etc.) sobre el desarrollo del carácter del judaism o, so
bre su carácter racional, ajeno a la cultura de los sentidos. Pero quizá se
puede citar com o algo característico que uno de los directores de la Edu-
cational Alliance en los Estad os U nidos -u n a organ ización que se dedi
ca, con enorm es m edios y adm irable éxito, a la «am ericanización» de los
inmigrantes ju d ío s- m e indicó que el prim er objetivo de este «proceso de
aculturación», que se intenta lograr con todo tipo de enseñanza artística
y de convivencia, era la «em ancipación respecto al segundo m andam ien
to». En el puritanism o, la condena israelita de cualquier hum anización de
Dios (¡perm ítasem e la palabra!) se corresponde con la prohibición de la
divinización de las criaturas, que tiene otros efectos sin duda, pero que
está en una dirección afín. Es cierto que num erosos rasgos im portantes
de la m oralidad pu ritana son afines al judaism o talm údico. Por ejemplo,
cuando en el Talmud (en W ünsche, Babylonischer Talmud II, p. 3 4 ) se in
siste encarecidam ente que es mejor, y Dios lo prem ia m ás, hacer algo bue
no p o r deber que hacer un a buena acción a la que no se está obligado por
la ley; con otras palabras: cum plir el deber sin am or es superior desde el
punto de vista m oral a la filantropía basada en sentimientos; esto, en su
esencia, lo aceptaría la ética puritana de la m ism a m anera que Kant, esco
cés de origen y con fuertes influencias pietistas en su educación, se acerca,
en definitiva, a este principio (igual que numerosas [388] formulaciones su
yas se apoyan directamente en ideas del protestantism o ascético, lo cual no
puede ser com entado ahora). Pero en un caso se sum erge la ética talm ú
dica en el tradicionalism o oriental: «R. Tanchum ben Chanilai h a dicho:
214 II. LA IDEA DE PROFESION EN EL PROTESTANTISMO ASCÉTICO
279. No deben leerse novelas y similares por ser «pérdida de tiem po»
(Baxter, Christ. Dir. I, p. 51, colum na 2). Es conocido que después de la
época isabelina en Inglaterra se secaron la lírica y la canción popular, no
sólo el dram a. E n artes plásticas no encontró el puritanism o realmente
m ucho que oprimir. Llam a la atención la caída de una, al parecer, buena
predisposición m usical a esa absoluta nada que observam os después, y
todavía hoy, en los pueblos anglosajones. En A m érica, exceptuando las
iglesias de negros - a causa de los cantantes profesionales que las iglesias
contratan com o «attractions» (8 .0 0 0 dólares al año en la Trinity Church
de B o s to n )-, casi siempre sólo se escuchan los chillidos del «canto com u
nitario», insoportables para un oído alem án (acontecim ientos en parte
análogos tam bién en Holanda).
280. Es evidente que el «renacim iento del Antiguo Testamento» [396] de
bió de contribuir en el arte a que lo feo se convirtiera en un objeto artísti
co «posible» y que en ello participó la condena pu ritana de la «diviniza
ción de las criaturas». Pero los casos concretos parecen todavía inseguros.
En la Iglesia rom ana, m otivos totalm ente distintos (dem agógicos) produ
jeron fenóm enos externam ente em parentados, pero con un resultado ar
tístico totalm ente distinto. Quien está ante el m aravilloso cuadro Saúl y
David de R em b ran dt (en La H aya) [3 9 7 ] cree estar sintiendo d irecta
m ente la poderosa influencia de ese pensam iento puritano. El ingenioso
análisis de las influencias culturales holandesas en el Rembrandt de
218 II. LA IDEA DE PROFESIÓN EN EL PROTESTANTISMO ASCÉTICO
C ari N eum ann podría m uy bien ser la m edida de lo que, hoy, se puede sa
ber sobre hasta qué punto hay que atribuirle al protestantism o ascético
efectos positivos, fecundadores del arte.
281. Fueron causas m uy diferentes las que determ inaron la pen etración
relativamente escasa de la ética calvinista en la vida práctica, el debilita
m iento del espíritu ascético en H olanda [400] bajo el estatúder Federico
Enrique y la escasa fuerza de expansión del puritanism o holandés en ge
neral. Estas causas estaban en su constitución política (federación p arti
cularista de ciudades y provincias) y en la reducida capacidad de defensa
m ilitar (la gu erra de liberación pronto se llevó a cabo, en lo fundamental,
con dineros de A m sterdam y con ejércitos m ercenarios: los predicadores
ingleses ilustraban la confusión de lenguas de Babel aludiendo al ejército
holandés). De esta m anera se cargó a otros, en buena parte, la seriedad de
la gu erra religiosa, pero tam bién se dejó escapar así la participación en el
poder político. Por el contrario, el ejército de Cromwell se sentía un ejérci
to de ciudadanos, aunque estuviera en parte oprim ido. (M ás característi
co aún en esto es el hecho de que este ejército adoptara en su p rogram a la
elim inación del servicio militar, porque, p o r la gloria de Dios, sólo se pue
de luchar p o r un a causa reconocida en conciencia com o buena, no p ara el
estado de ánim o de los príncipes. L a organización m ilitar inglesa, «in m o
ral» según los conceptos alem anes [4 0 1 ], tiene m otivos m uy «m orales»
desde el punto de vista histórico y nu nca fue una exigencia procedente de
soldados vencidos [4 0 2 ].) A los schutterijen holandeses, representantes
del calvinism o en el período de la g ran guerra, se les ve en los cuadros de
Hals, sólo una generación después del Sínodo de Dordrecht, con gestos m uy
poco «ascéticos». [403] El concepto holandés de la «solidez» (Deftigkeit) es
una m ezcla de «honradez» racional-burguesa y conciencia estamental de
los patricios. La jerarquización por clases de los puestos en las iglesias h o
landesas m uestra el carácter aristocrático de esta Iglesia aún hoy. Sobre esto,
m ás adelante [404]. Sobre Holanda, véase, por ejemplo: Busken-Huét, Het
land van Rembrandt (editado en alem án p or Von der Ropp). [405]
2. ASCETISMO Y CAPITALISMO 219
282. D eterm inante es tam bién en este punto que p ara el puritano sólo h a
bía la disyuntiva: o voluntad divina o vanidad de las criaturas. Por eso no
podía existir p ara él nada que fuera indiferente desde el punto de vista
m oral. Calvino pensaba de otra m anera respecto a esa relación, com o ya
hem os dicho: es indiferente lo que se com a, lo que se vista y similares, si
no tiene com o conscuencia que el alm a se esclavice bajo el poder de los
apetitos. La libertad respecto al «m undo» tiene que m anifestarse en indi
ferencia -c o m o con los jesuitas-, pero esto quiere decir en Calvino que
tiene que manifestarse en un uso indiferenciado y desapasionado de los
bienes que ofrece la tierra (pp. 4 0 9 y ss. de la edición original de la Institu-
tio Christianae Relig.), una posición que está efectivamente m ás cerca del
luteranism o que del precisionismo de los epígonos.
283. Es conocido el com portam iento de los cuáqueros en ese sentido. Ya
a com ienzos del siglo x v n , la com unidad de desterrados de Ám sterdam
desencadenó una torm enta durante una década contra los trajes y som
breros de m oda de la m ujer de un p árroco. (D escrito de m anera divertida
en Congregationalism o f the last 300 years, de Dexter.) Sanford ya había
señalado (ob. cit.) que el corte de pelo «H aartour» de hom bre es, hoy día,
el corte de los ridiculizados «Roundheads» y que el ridiculizado traje de
hom bre de los puritanos es, en todo caso, idéntico al de hoy en cuanto a
su principio subyacente.
284. Sobre esto, véase de nuevo el libro de Veblen ya citado: The Theory
o f Business Enterprise.
285. Volveremos m ás de una vez a esta idea. A p artir de ella se explican
sentencias com o las siguientes: «Every penny, which is paid upon your-
220 II. LA IDEA DE PROFESIÓN EN EL PROTESTANTISMO ASCÉTICO
293. Éste es el factor religioso últim o decisivo que se resalta con especial
claridad en los cuáqueros (junto al puram ente ascético de la m ortifica
ción de la carne) - y esto hay que destacarlo siempre.
294. Baxter la rechaza (Saints’ Everlasting Rest 12) por los m ism os m oti
vos usuales en los jesuitas: hay que darle al cuerpo lo que necesita, si no se
convierte uno en su esclavo.
224 II. LA IDEA DE PROFESION EN EL PROTESTANTISMO ASCÉTICO
295. Este ideal existía ya entre los cuáqueros en la prim era época de su
desarrollo, co m o ya expuso, en algunos puntos im portan tes, W eingar-
ten en su Englische Revolutionskirchen. Tam bién las p en etran tes dis
cusiones de Barclay (ob. cit., pp. 5 1 9 y ss., 5 3 3 ) lo ponen de m anifiesto
co n la m áx im a claridad. H ay que evitar: 1) la van idad de las criaturas, es
decir, osten tación , oropel y utilización de cosas que no tengan un fin
práctico o que sólo sean valoradas p o r su rareza (es decir, p o r van idad );
2) la utilización frívola de la riqueza com o h acer gastos p ara necesida
des m enos im portantes desproporcionados en relación con las necesidades
im portan tes de la vida y de la previsión p ara el futuro: el cuáq uero es,
p o r así decir, «la ley de la utilidad m arginal» andante. Es lícito el « m o
dérate use o f the creature», se puede en concreto darle im p o rtan cia a la
calidad y solidez de los m ateriales, etc., pero siem pre que no cond uzca a
la «vanity». [415]
2. ASCETISMO Y CAPITALISMO 225
dores del espíritu puritano dentro de las filas de los farm ers y
de los pequeños burgueses ascendentes [424], incluso entre
los cuáqueros302. Fue realmente el mismo destino al que su
cumbió [425] el ascetismo monástico de la Edad Media:
cuando la economía racional desplegó completamente sus
efectos en lugares con una vida estrictamente reglada y con
un consumo coartado, la riqueza acumulada o cayó directa
mente en el «ennoblecimiento» -com o en la época anterior a
la división religiosa- o amenazó con quebrar la disciplina
monástica, teniendo que intervenir alguna de las numerosas
«Reformas». Toda la historia de las reglas religiosas es real
mente, en cierto sentido, una lucha con el problema del efec
to secularizador de la riqueza. Lo mismo vale, en gran escala,
para el ascetismo ultramundano del puritanismo. El potente
«revival» del metodismo, que precede al florecimiento de la
industria inglesa hacia finales del siglo x v iii , bien puede
compararse -cum grano salís!- con alguna de esas reformas
monásticas. [426] Aquellos potentes movimientos religiosos,
cuya significación para el desarrollo económico residía ante
todo en la educación ascética que producían, desarrollaron to
dos sus efectos económicos, [427] por regla general, tan sólo
después de que ya se hubiera superado el punto álgido del
entusiasmo puram ente religioso, después de que la tensa
búsqueda del reino de Dios hubiera comenzado a diluirse
paulatinamente en la austeridad de la virtud profesional, des
pués de que se extinguieran poco a poco sus raíces religiosas
y se dejara sitio a un utilitarismo del mundo de más acá, es
decir, cuando en el imaginario popular entró Robinson Cru-
soe, por hablar con Dowden, el hombre económico aislado,
que paralelamente desarrolla un trabajo misionero303, en lu
gar del «peregrino» de Bimyan, que va corriendo por la «feria
304. También Spener (Theologische Bedenken, ob. cit., pp. 4 2 6 y s., 429,
432 y ss.) considera que la profesión de com erciante está llena de tentacio
nes y tram pas, pero aclara en respuesta a una consulta: «m e gusta ver que
este querido am igo no tiene ningún escrúpulo en lo que concierne a la p ro
pia actividad comercial, sino que reconoce este tipo de vida tal com o es, para
que sea de m ucha utilidad al género hum ano y para se practique, por tan
to, el amor según la voluntad de Dios». Esto se fundam enta m ás en deta
lle en distintos pasajes con argum entos mercantilistas. Cuando Spener c a
lifica en algún m om ento, en térm inos totalm ente luteranos, el deseo de
hacerse rico com o la tram p a principal de la que hay que huir necesaria
mente, siguiendo los pasajes de 1 Tim oteo 6 , 8 y 9 y rem itiéndose al Ecle
siástico -v éase m ás a rrib a -, y acepta la «posición de ganar dinero para
alimentarse» (Theol. Bed. III, p. 4 3 5 arrib a), atenúa esto m ism o, por otra
parte, con referencias a los m iem bros de las sectas que viven próspera y,
no obstante, piadosam ente (n ota 2 5 4 ). También p ara él la riqueza no es
peligrosa com o resultado de un trabajo profesional intenso. Su posición es
m enos coherente que la de B axter a causa de esta inyección luterana.
230 II. LA IDEA DE PROFESIÓN EN EL PROTESTANTISMO ASCÉTICO
305. Baxter, ob. cit. II, p. 16, advierte de contratar com o «servante» a «heavy,
flegmatic, sluggish, fleshly, slothful persons» y recom ienda que se prefieran
los «godly» servants, no sólo porque «ungodly» servants serían m eros
«eyeservants», sino, sobre todo, porque «a truly godly servant will do all
your Service in obedience to God, as ifG od him selfhad bid him do it».
O tros, por el contrario, tienden a «to m ake no great matter ofconscience
o f it». Y en el obrero, al revés, la señal de la santidad no es la manifestación
externa de la religión, sino la «conscience to do their duty». Se ve que el
interés de Dios y el del em presario se entrecuzan peligrosamente: tam bién
Spener (Theol. Bed. III, p. 2 7 2 ), que de lo contrario urge a dejarse un tiem
po p ara pensar en Dios, presupone com o evidente que los obreros tienen
que darse p o r contentos con el m ínim o de tiem po libre, incluso los d o
m ingos. [430]
306. La analogía entre la «injusta» predestinación -se g ú n el criterio hu
m a n o - de irnos po co s y asim ism o la injusta distribución de los bienes,
pero querida por Dios (que era ciertamente m uy lógica), por ejemplo, en
Hoornbeek, ob. c it, vol. I, p. 153. Además, la pobreza es m uy frecuentemen
te síntoma del pecado de pereza (p or ejemplo, en Baxter, ob. cit. I, p. 380).
307. También Th. Adam s (Works o f the Pur. Div., p. 158) piensa que Dios
perm ite que tantos continúen siendo pobres probablem ente porque, se
gún su conocim iento, no serían capaces de hacerles frente a las tentacio
nes que la riqueza trae consigo; pues la riqueza expulsa frecuentem ente la
religión de los hom bres.
2. ASCETISMO Y CAPITALISMO 231
308. Tam poco h a faltado algo similar en Inglaterra; por ejemplo, ese pie
tism o que, apoyándose en el Serious cali (1728) de Law, predicaba la pobre
za, la castidad y -originariam ente- también el aislamiento del mundo.
309. La actividad de B axter en la com unidad de Kidderminster, absoluta
m ente arruinada cuando él llegó, que casi no tiene paralelo en la historia
de la pastoral por el nivel de su éxito, es al m ism o tiem po un ejemplo típi
co de cóm o el ascetism o educó a las m asas para el trabajo, en térm inos
m arxistas p ara la prod ucción «de plusvalía», y cóm o hizo realmente po
sible su utilización en las relaciones de trabajo capitalistas (trab ajo d o
m éstico, tejedurías). Visto desde el lado de Baxter, éste consideraba que la
in co rp oración de sus pupilos a la actividad capitalista servía a sus inte
reses ético-religiosos. Visto desde el lado del desarrollo del capitalism o,
estos intereses ético-religiosos ayudaron al desarrollo del «espíritu» c a
pitalista.
310. Y todavía otra cosa: se puede dudar de qué intensidad hay que atri
buirle a la «alegría» del artesano medieval por lo «realizado p o r él» com o
232 II. LA IDEA DE PROFESIÓN EN EL PROTESTANTISMO ASCÉTICO
312. Muy bien analizado en el Goethe de Bielschowsky, vol. II, cap. 18.
Windelband, por ejemplo, le ha dado expresión a una idea afín para la
evolución del «universo» científico al final de su Blütezeit der deutschen
Philosophie (2.° vol. de la Gesch. der neueren Philosophie).
3 1 3 . Saints’ Everlasting Rest, cap . X II.
234 II. LA IDEA DE PROFESIÓN EN EL PROTESTANTISMO ASCÉTICO
315. Pues este esbozo sólo h a tom ad o en cuenta, con prudencia, aquellas
relaciones en las que es realmente indudable el efecto de algunos conteni
dos religiosos sobre la vida cultural «m aterial». Hubiera sido m uy fácil
avanzar hasta una «construcción» form al, que dedujera lógicam ente todo
lo «característico» de la cultura m od ern a a p artir del racionalism o protes
tante. Pero eso queda m ejor p ara esos diletantes que creen en la «unidad»
de la «psique social» y en la posibilidad de reducirla a una única fórm ula.
H ay que hacer n o tar que el período de desarrollo capitalista anterior al
desarrollo que hem os considerado nosotros estuvo naturalm ente cond i
cionado en todas partes tam bién p o r influencias cristianas, tanto influen
cias retardatarias com o impulsoras. De qué tipo eran estas influencias
pertenece a un capítulo posterior. P o r lo dem ás, no es seguro que, con los
objetivos que tiene esta revista, se puedan com entar en el m arco de ésta
algunos de los problem as planteados antes. No soy partidario de escribir
libros gruesos, que tendrían que apoyarse en tan gran m edida en trabajos
de otros (teológicos o históricos) com o sería aquí el caso. [447]
Apéndice
Adiciones y cambios
de la segunda versión (1920)
[ 1] Publicado en la revista de Jaffé Archivfür Sozialwissens-
Nota chaft und Sozialpolitik (J. C. B. Mohr, Tubinga), vols. XX,
XXI (1904 y 1905). De la enorme bibliografía sobre el
tema destaco solamente las críticas más profundas: F.
Rachfahl, «Kalvinismus und Kapitalismus», Internatio
nale Wochenschriftfür Wissetischaft, Kunst und Technik,
1909, núm. 39-43. Sobre esta crítica, mi artículo: «Anti-
kritisches zum “Geist” des Kapitalismus», en Archiv,
vol. XXX, 1910. Contra esta réplica nuevamente Rach
fahl, ob. cit., 1910, núm. 22-25 (con el mismo título de
«Kalvinismus und Kapitalismus») y mi contestación
«Antikritisches Schlusswort», Archiv, vol. XXXI (Bren-
tano no conocía, al parecer, esta última respuesta mía
en su crítica, que se va a citar en seguida, porque no la
cita). De la polémica con Rachfahl, inevitablemente
bastante infructuosa -Rachfahl, por lo demás, es un in
telectual que aprecio, pero aquí se ha metido en un te
rreno que no domina realmente-, no he tomado nada
para esta edición, sólo he añadido algunas citas com
plementarias (muy pocas) de mi contracrítica y he pro
curado evitar cualquier malentendido para el futuro,
incluyendo algunas notas y algunas frases más. Ade-
239
240 APÉNDICE
[9] oriental
[10] a diferencia de los protestantes
[11] El hecho es, más bien, que los protestantes mostraron
una tendencia especial hacia el racionalismo económi
co (especialmente algunas confesiones protestantes que
trataremos más adelante), tanto como grupo dominan
te como grupo dominado, tanto como grupo mayorita-
rio como minoría, tendencia que no se podía observar,
ni se puede, entre los católicos ni en una ni en la otra si
tuación [lia]
[lia ] Pues los ejemplos ocasionales de Petty para Irlanda
Nota tienen un motivo muy simple: que allí el grupo protes
tante era solamente de landlords absentistas. Si ese
ejemplo quisiera afirmar algo más, sería un error, como
demuestra la posición de los irlandeses-escoceses,
como es conocido. La relación típica entre capitalismo y
protestantismo se dio en Irlanda como en otras partes.
(Sobre los «irlandeses-escoceses» en Irlanda, véase C.
A. Hanna, The Scotch-Irish, 2 vols., Nueva York, Put-
nam.)
[12] En vez de no en la : no sólo en su respectiva
[13] El hecho de que emigrantes de todas las confesiones de
la tierra (hindúes, árabes, chinos, sirios, fenicios, grie
gos, lombardos, cawerzische) se hayan traslado a otros
países siendo portadores de una formación mercantil
de países más desarrollados ha sido un fenómeno uni
versal y no tiene nada que ver con nuestro problema
(Brentano se refiere a su propia familia en el trabajo que
se citará más de una vez Die Anfange des modernen Ka-
pitalismus). Pero banqueros de origen extranjero como
portadores preferentemente de una experiencia y de
unas relaciones comerciales los ha habido en todas las
épocas en todos los países. No constituyen nada especí
fico del capitalismo moderno y fueron considerados
ADICIONES Y CAMBIOS DE LA 2.a VERSION (l920): [9]-[22] 243
[29] Al intentar dar algo así como una definición de él, apa
recen inmediatamente ciertas dificultades que residen
en la naturaleza del objeto de investigación.
ADICIONES Y CAMBIOS DE LA 2.a VERSIÓN (1920): [22a]-[38] 245
[30] genética
[31] al menos, en principio,
[32] y tiene la ventaja, además, de estar separado de cual
quier relación con lo religioso, es decir, que para nues
tro tema «no tiene una presuposición previa».
[33] supuestos
[34] La traducción algo libre de Kürnberger de los tratados
de Franklin se ha corregido aquí con el original.
[35] el ideal de un marido digno de crédito y sobre todo:
[55] (moderno)
[57] moderna
[63] moderno
[64] En vez de desarrollo del capitalismo: expansión del ca
pitalismo moderno
[65] sobre todo
[66] Con ello no debe considerarse como económicamente
N ota in d ife re n te el m o v im ie n to d e la s e x is te n c ia s d e m e ta le s
preciosos.
[67] Y asimismo no fueron, por lo general, los especuladores
temerarios y sin escrúpulos, naturalezas aventureras en
lo económico -que se encuentran en todas las épocas
de la historia económica-, ni las «grandes gentes del di
nero» sencillamente quienes dieron este giro, no apa
rente desde fuera pero decisivo para que se realizara la
vida económica con este nuevo espíritu, sino que fue
ron hombres de «principios» y concepciones estricta
mente burgueses, educados en la dura escuela de la
vida, atrevidos y ponderados a la vez, pero sobre todo
sobrios y constantes, entregados por completo a la causa.
[68] En vez de lo irracional : lo irracional, visto desde el
punto de vista de la felicidad personal,
[215] -que podía ser considerado, por así decir, como el me
dio más apropiado para reaccionar contra los miedos
religiosos-
t i l 6] La pregunta desempeña un papel central, como hemos
dicho, no sólo en este caso, sino en la historia de las reli
giones en general, por ejemplo, en la religión hindú. ¿Y
cómo podría ser de otra manera?
[217] En vez de co-causado: co-favorecido
[218] y a esto volveremos otra vez
[219] Una religiosidad de orientación mística es, en sí misma,
no sólo muy compatible con un sentido muy realista de
la realidad en el terreno de lo empírico -como es cono
cido por la historia de la filosofía-, pudiendo ser, inclu
so, su apoyo expreso como consecuencia del rechazo de
las doctrinas dialécticas, sino que la mística puede favo
recer asimismo indirectamente el modo de vida racio
nal. De todos modos, en su relación con el mundo falta,
naturalmente, una valoración positiva de la actividad
externa.
[220] En vez de La religiosidad [...] interior: La religiosidad es
pecíficamente reformada, por el contrario, estuvo des
de el principio en una posición de rechazo de la huida
del mundo quietista de Pascal y de la religiosidad lute
rana orientada totalmente hacia el interior.
[221] Ahí se ponen de manifiesto profundas diferencias en las
atribuciones determinantes [221a] de la salvación, que
sirven para clasificar la religiosidad práctica: el virtuo
so religioso puede estar seguro de su estado de gracia o
sintiéndose un recipiente del poder divino o sintiéndo
se un instrumento de él. En el primer caso, su religiosi
dad tiende hacia unos sentimientos místicos; en el últi
mo, hacia una actuación ascética. Lutero estaba más
próximo del primer tipo; el calvinismo pertenecía al se
gundo tipo.
282 APÉNDICE
[255] Hay que conceder, para los fines de esta obra, la utiliza
ción del concepto tal como se hace ahí. Sé muy bien que
se puede entender de otra manera -en un sentido más
amplio y en un sentido más restringido- y que se suele
hacer la mayor parte de las veces.
[256] En vez de absoluto: activo
[257] En Hudibras se comparaba a los puritanos con los des
Nota calzos (Canto 1 ,18,19). Un informe del legado genovés
Fieschi llama al ejército de Cromwell una asamblea de
«monjes».
[258] En relación con la continuidad interior entre el ascetis-
Nota mo monástico extramundano y el ascetismo profesional
ultramundano, que yo he afirmado con total rotundidad,
estoy sorprendido de ver que Brentano (ob. d t, p. 114 y
en otros lugares) aduzca contra mí el ascetismo del traba
jo de los monjes (!). Ahí culmina todo su «excurso» contra
mí. Pero precisamente esa continuidad es un presupuesto
básico de toda mi exposición, como cualquiera puede ver:
la Reforma llevó el ascetismo cristiano racional y la vida
metódica de los conventos a la vida profesional profana.
Cff. la exposidón siguiente, que no se ha alterado.
[259] Téngase en cuenta que las fuentes citadas aquí y en otros
lugares no son obras dogmáticas ni edificantes, sino que
han surgido de la práctica pastoral, siendo, por tanto, una
buena imagen de la dirección en la que ésta actuaba.
[260] Lamentaría, dicho sea de paso, que de esta exposición
Nota se extrajera alguna valoración sobre una u otra forma
de religiosidad. Eso está muy alejado de aquí. Sólo in
teresan los efectos de determinados rasgos, quizá rela
tivamente periféricos para una valoración puramente
religiosa, pero importantes para la conducta práctica.
[261] al comienzo, por lo demás, aun vacilante en sus conse
cuencias prácticas
288 APÉNDICE
[262] y de situaciones
[263] Tenía que ver realmente con el núcleo de su tipo de reli
giosidad que Sebastian Franck viera la significación de
la Reforma en que todos los cristianos tenían que ser
monjes durante toda su vida.
[264] a capas más amplias de personas con una orientación
religiosa
[265] en Inglaterra
[266] desarrollado desde el punto de vista ascético
[267] En vez de Y donde [...] regenerados: Cuando surgió, en
una palabra, el concepto donatista de iglesia como conse
cuencia de la idea de la acreditación, como había ocurri
do con los baptistas calvinistas. Y donde no se llegó a la
última consecuencia de la reivindicación de la iglesia
«pura» como una comunidad de los que habían acredita
do su regeneración, es decir, a la formación de sectas, la
organización de las iglesias partió de la idea de separar a
los cristianos regenerados de los no regenerados, inma
duros para el sacramento, reservando para los primeros el
gobierno de la iglesia o alguna posición especial y permi
tiendo que solamente hubiera predicadores regenerados.
[268] Intimista y totalmente
[269] , místico,
[270] En vez de elementos del Antiguo Testamento : compo
nentes de la religiosidad del Antiguo Testamento
[271] En vez de reformado: calvinista
[272] En vez de reformado: puritano
[273] En vez de del creyente: del cristiano o (la mayoría de las
veces) de la cristiana
[274] La contabilidad moral estuvo, por lo demás, natural-
Nota mente, muy extendida. Pero faltaba el acento que se le
ADICIONES Y CAMBIOS DE LA 2.a VERSION (l920): [262]-[281a] 289
[312] curiosa
[313] , y siempre han destacado los metodistas que ellos se
distinguen de la Iglesia oficial no en la doctrina, sino
en el tipo de religiosidad. La significación de los «fru
tos» de la fe la basaban casi siempre en 1 Jn 3,9, y mar
caban la conducta como una señal clara de la regene
ración.
[314] Ambas consecuencias son típicas de toda religiosidad
~de índole similar.
294 APÉNDICE
[417] religiosos
[418] En vez de propio poder: propia legalidad y su poder de
imposición
[419] Para las colonias americanas, Doyle ha destacado cla
ramente la diferencia entre el Norte puritano, donde
existía un capital necesitado de inversión como conse
cuencia del «ahorro forzoso ascético», y la situación en
el Sur.
[420] Sin embargo, Groen van Prinsterer dice: «De Nederlan-
ders verkoopen veel en verbruiken wenig», incluso an
tes de la época posterior a la Paz de Westfalia (Handb. d.
Gesch. v. h. Vaderland, 3.a ed., § 303, nota, p. 254).
[421] (Véase, sobre esto, la queja del año 1652 de que los go
bernantes son rentistas y no comerciantes, citada en
Fruin, Tien jaren uit den tachtigjarigen oorlog.)
[422] En vez de del dinero: de la posesión de dinero heredada
[423] Desde el siglo xvii se traza en la sociedad inglesa una
separación entre la «Squirearchie», representante de la
«vieja y alegre Inglaterra», y los círculos puritanos, muy
oscilantes en cuanto a su poder social [423a]. Ambos
rasgos están presentes, uno junto al otro, incluso en la
actualidad en la imagen del «carácter nacional» inglés:
el de una alegría vital ingenua y el de una reserva auto-
controlada, rígidamente regulada, y un sometimiento a
las convenciones éticas [423b]. Y en la historia más an
tigua de la colonización americana se traza igualmente
una fuerte diferencia entre los «adventurers», que esta
blecen plantaciones con la mano de obra de indented
servants y quieren vivir de manera señorial, y la menta
lidad específicamente burguesa de los puritanos [423c].
[423a] Los propietarios de tierras anglicanos se han negado
Nota frecuentemente hasta este siglo a contratar como arren
datarios a personas no conformistas. (En la actualidad,
ADICIONES Y CAMBIOS DE LA 2.a VERSION (l920): [417]-[424] 307
317
318 GLOSARIO
Erastismo. Dentro de las sectas religiosas inglesas del siglo xvii, los
erastianos defendían una posición religiosa y política caracterizada
por su secularism o: la posición de la Iglesia debe quedar decidida por
las autoridades civiles; rechazaban la pretensión de las iglesias de os
tentar un derecho divino com o un tru co astuto para quitarles el poder
y el dinero a los seglares; el oficio de sacerdote no era, p ara ellos, sino
una profesión m ás. Representantes del erastism o fueron John Selden
(1 5 8 4 -1 6 5 4 ) y T hom as Hobbes (1 5 8 8 -1 6 7 9 ). Escritos: Política eccle-
siastica, Diatriba de Theologia.
nacim iento del pietism o luterano puede fijarse en 1675 con la publica
ción de Pia Desiderio, de Spener. E l pietism o luterano tenía raíces en el
puritanism o inglés del siglo x v n , en el teólogo reform ado holandés
Gisbert V óet y en Cocceius (J. K och ), profesor de la universidad de
Leiden.
Presbiterianos. Protestantes ingleses que defendían la independen
cia espiritual de la Iglesia, op oniénd ose a la sup rem acía del rey so
bre la iglesia, que era quien n o m b rab a a los obispos. En los p rim e
ros años del Parlam ento Largo (1 6 4 0 -1 6 6 0 ), los presbiterianos in
gleses hicieron un p a cto con los presbiterianos escoceses (1 6 4 3 )
p ara la in stau ración de la un id ad religiosa sobre bases presbiteria
nas en Inglaterra, E sco cia e Irlanda. Tras la v icto ria del ejército del
Parlam ento sobre el rey C arlos I (1 6 4 4 , en M arston M o o r), la m ayo
ría presbiteriana del Parlam ento abolió el carg o de obispo, decretó
la d esap arición de los altares y com ulgatorios de las iglesias y p e r
m itió la d estru cción de cru cifijos, im ágenes y vidrieras. Crom w ell y
los independientes querían ir m ás allá que los presbiterianos en la
g u erra civil.
Prynne, W illiam (1 6 0 0 -1 6 6 9 ). E scritor puritano, form ado en el Oriel
College de O xford y recibido de abogado en 1628. Fue m iem bro del
Parlam ento Largo y defensor de la soberanía del Parlam ento. Atacó
abiertam ente a Coke y ganó la estim a del régim en de la Restauración.
De sus escritos políticos destaca Soveraigne Power o f Parliaments
(1643) y los cuatro volúm enes de Parlamentary writs (1 6 5 9 -1 6 6 4 ).
Puritanismo. Dentro de la Iglesia de Inglaterra, a finales del xvi y du
rante el xvn, pretendía purificarla de las reminiscencias papistas que h a
bían perm anecido tras las disposiciones religiosas de la reina Isabel I.
L a é t ic a p r o t e s t a n t e y e l «e s p ír i t u » d e l c a p it a l is m o
I. El problema .................................................................. 43
II. La idea de profesión en el protestantismo ascético 108
A p é n d ic e
Adiciones y cambios de la segunda versión (1920)...... 237
Glosario.................................................................................... 317
331
3463805 ***
ISBN 8 4 - 2 0 6 - 7 2 3 7 - 8
El libro de bolsillo
t ^ Ciencias sociales
; Sociología
9 ' 7 8 8 4 2 0 672373