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El exceso de masa corporal supone unos 4 millones de muertes anuales, mientras que solo la
obesidad cuesta el 2.8% del Producto Bruto Interno (PBI) mundial, según la comisión
especializada de The Lancet, que alerta sobre la malnutrición en todas sus formas y sus
consecuencias.
Unos 2,000 millones de adultos sufren sobrepeso u obesidad , una cifra que aumenta a un
ritmo sin precedentes y ya evidencia una crisis de salud pública de dimensiones globales, según
la Federación Mundial de Obesidad.
"La obesidad afecta a millones de personas, incluso más que los que carecen de alimentos.
Puede que sea el principal problema de salud pública, pero recibe muy poca atención y
fondos", asegura Tim Lobstein, director de Políticas de dicha organización, que agrupa a más de
medio centenar de asociaciones dedicadas al estudio y tratamiento de ese problema.
Las últimas estimaciones de la ONU hablan de 672 millones de adultos obesos en el 2016, un
13% de la población mundial que, como otras personas con sobrepeso, tiene una acumulación
anormal de grasa.
El exceso de masa corporal supone unos 4 millones de muertes anuales, mientras que solo la
obesidad cuesta el 2.8% del Producto Bruto Interno (PBI) mundial, según la comisión
especializada de The Lancet, que alerta de que la malnutrición en todas sus formas es la mayor
causa de enfermedades y muertes prematuras en el mundo.
Tanto el sobrepeso como la obesidad son considerados factores de riesgo para numerosas
enfermedades crónicas, como las cardiovasculares, la diabetes o el cáncer.
Lobstein destacó que el incremento es mayor en lugares como las pequeñas islas del Pacífico y
el Caribe, o algunos países del Golfo, "posiblemente porque están importando muchos
alimentos y con las reglas de la Organización Mundial del Comercio resulta muy difícil impedir la
entrada de comida basura".
Detalló que en las últimas dos décadas el peso medio de las personas en países como Reino
Unido o Estados Unidos ha crecido 10 kilogramos, una "inversión" desde el punto de vista
empresarial, puesto que
Frente a los prejuicios de quienes ven a los obesos como gente "irresponsable, vaga o
maleducada”, Lobstein afirma que cada vez hay más organizaciones de pacientes y familiares
que están empezando a hablar de un problema claramente social.
"Lo importante es no centrarse en los individuos, sino en las políticas y en los ambientes en los
que hacemos nuestras elecciones", afirma el experto, que urge a encarecer y restringir la
promoción de los productos no saludables, abaratando aquellos que sí lo son.
Y manda un mensaje a la industria: "Tiene que empezar a hacer los cambios que la sociedad
necesita, dejar de pelear cada medida de salud pública o resistirse mientras sigue promoviendo
productos de alto contenido en sal, grasas o azúcares".
La profesora de la Universidad de Nueva York Marion Nestle denunció que los gigantes de la
alimentación, guiados por el rendimiento económico, han imitado el manual de la industria del
tabaco "dudando de la ciencia, apelando a la responsabilidad personal, llamando a la
autorregulación del sector, financiando estudios amigables con ellos y presionando en público".
Para contrarrestar, Nestle se hizo eco de los llamamientos para acabar con las subvenciones y la
externalización de los costes que benefician a las grandes empresas, y para reforzar la rendición
de cuentas y la libertad de información en favor de sistemas más sostenibles.