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Esta semana el Ins tuto Nacional de Salud reportó que, en lo corrido del año, seis familias han enterrado
a sus pequeños por hambre. Tres de ellos ni siquiera habían cumplido su primer año de vida y los otros
tres estaban entre los 12 y los 15 años. Sucedió en Córdoba y en Magdalena, como recordatorio de que el
año pasado en la región Caribe se presentó el 45% de los 240 casos registrados en el país. Sucedió en La
Guajira, departamento que el año pasado dio sepultura a 43 de sus chiquitos porque no se alimentaban
como debían. El úl mo cálculo de la ONU es que en el mundo un 26% de los niños sufren de desnutrición
crónica.
Existen tres pos de desnutrición: desnutrición crónica o severa, desnutrición aguda o moderada y riesgo
nutricional. Sin u lizar eufemismos hablamos de “hambre crónica”, “hambre aguda” y “hambre oculta”. Y
usted, ¿sabe qué pasa en el cuerpo de un pequeño al que la pobreza no le permite alimentarse como
necesita, al punto de llegar a desnutrición crónica y morir por ello? Fernando Sarmiento Quintero,
coordinador de la Unidad Gastroenterológica y Nutrición de la Fundación Hospital de La Misericordia, nos
explicó.
“La desnutrición severa es la que presenta menor número de casos, pero es la más grave porque los niños
mueren y porque deja ver que el hambre es una condición social. En el hospital la vemos principalmente
como producto del desplazamiento, de la gente que se viene de las zonas rurales a engrosar los cinturones
de miseria de las ciudades”. La introducción del doctor Sarmiento va en línea con una realidad que ya han
denunciado organismos como el Programa Mundial de Alimentos: el des erro por la violencia afecta la
seguridad alimentaria de las víc mas, pues su principal sustento eran su erra y los animales. Los
alimentos dejaron de estar al alcance de la mano”.
En la mayoría de casos no se trata de niños que llevan un empo prolongado sin probar bocado: se trata
de menores que llevan meses —y hasta años— alimentándose de la peor forma posible. “Sus familias no
enen con qué comprar nutrientes de calidad. Los alimentos con proteínas y ricos en calcio y hierro,
(carnes, huevo y leche) y los que concentran las vitaminas y minerales (frutas y verduras) son muy
costosos, por eso, si es que pueden, compran lo más barato, carbohidratos: papa, arroz, pasta, yuca,
plátano. La gente calma el hambre pero no se alimenta, y ese es el origen de los problemas”, explica
Sarmiento.
El cuerpo es una máquina potente que no se apaga sin dar la batalla, pero es una batalla perdida si no
ene nutrientes con qué darla. El hierro es indispensable para la formación de la hemoglobina, una
proteína especializada en transportar oxígeno a todos los tejidos del cuerpo. Por esa razón, los niños que
pasan hambre suelen presentar anemia y la formación de sus tejidos se ve afectada. Igual pasa con la
formación ósea, que se ve seriamente comprome da por la ausencia de calcio —por eso son niños más
pequeños—. La falta de vitamina A compromete la integridad de la piel y de las mucosas, lo que incluye
una pobre lubricación en los ojos con riesgo de lesión en la córnea: un niño que sufre de hambre puede
llegar a quedar ciego.
Cuando en su alimentación predominan los carbohidratos, explica el doctor Sarmiento, la apariencia sica
del pequeño cambia en comparación con quienes sufren de marasmo. No están “forrados en los huesos”,
al contrario, se hinchan. La causa: los líquidos que normalmente van al sistema vascular se filtran en los
tejidos. Su hígado se llena de grasa y crece también. Esta condición se llama “kwashiorkor”. “Los padres, al
ver a los niños ‘rellenitos’, piensan que están bien. Pero no lo están. Así como se pierde tejido muscular y
desaparece el tejido graso, su potencial de crecimiento e intelecto se van a ver afectados si no se detecta a
empo”, señala el médico.
Morir de hambre, como morir de sida, no es posible: lo posible es sucumbir ante alguna enfermedad que
a cualquier mortal bien alimentado no tumbaría. El hambre, como el sida, afecta el sistema inmunológico
y, por lo general, los niños mueren por infecciones pulmonares o gastrointes nales. Neumonía y diarrea.
La diferencia entre el hambre y el sida es que sólo la úl ma no ene remedio hasta ahora.
A pesar de que en los úl mos años Colombia está tomado medidas para comba r la grave problemá ca
de la desnutrición, todavía un gran porcentaje de niños colombianos sufre hambre, nuestro país se ubica
en la posición 37 (dato del año 2013) de una clasificación de 81 países en vía de desarrollo cuyos niños
enen retraso de crecimiento debido a la mala alimentación. Las más afectadas son siempre las
poblaciones más frágiles, como los niños más pequeños, los más pobres, y las regiones donde están los
indígenas, campesinos y afrocolombianos. En muchas regiones de nuestro país la riqueza es
por pocos mientras los más pobres padecen hambre y sed. Urgen soluciones integrales, no asistenciales.
Remedios estructurales, no puntuales. Opciones reales de desarrollo con las poblaciones.
C: 108
D: 18
A: abundantes dendritas
B: ramificaciones muy desarrolladas
C: dendritas con escasa ramificación
D: ramificaciones atrofiadas
10. Entre los departamentos por encima de la C: Boyacá, Vaupés, Cauca, Caldas, Atlán co
prevalencia Nacional de desnutrición están. Córdoba
D: Amazonas, Guajira, Boyacá, Santander, Chocó y
Caldas
12. Si se compara los datos de desnutrición crónica de niños de la región pacífica y Orinoquía
tenderemos
A: en 2010 la desnutrición disminuyó en ambas regiones con respecto a la presentada en 2005.
B: la desnutrición en 2005 fue mayor en 4.6% en la región Orinoquía
C: la diferencia entre los datos de 2005 de ambas regiones es de 0.1%
D: en 2005 los niños de la región pacífica estaban más desnutridos
13. Al comparar los datos de desnutrición crónica entre niños de la zona rural y la zona urbana
tendremos:
A: la desnutrición en 2010 fue menor en 5.4% en los niños de la zona urbana.
B: la desnutrición en 2005 fue mayor en 9% en los niños de la zona rural.
C: la desnutrición en 2010 fue mayor en 5.4% en los niños de la zona urbana.
D: la desnutrición en 2005 fue menor en 9% en los niños de la zona rural.
14. Para menoscabar la problemá ca de la desnutrición en el país, urgen soluciones integrales. ¿Cuál
sería una propuesta de solución integral?