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Menocchio, Los Libos Queman.
Menocchio, Los Libos Queman.
Menoccio
Los libros queman
Tragicomedia en un acto
XIII Escenas
Basada en el libro El queso y los gusanos. El
cosmos según un molinero del siglo XVI de Carlo
Ginzburg
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Personajes
JUGLAR Joven de 20-30 años vestido a la usanza del siglo XVI. Lleva un laúd y
más o menos canta sus parlamentos, sin llegar a ser canción. A juicio del
director, deja de medio cantar y se dirige directamente al público.
MENOCCHIO Hombre de unos cincuenta años. Viste informalmente con pantalones de
mezclilla y, como elemento en su vestimenta del siglo XVI, lleva un
gorro blanco de molinero.
LIBRERO Diez años mayor que Menocchio. Usa lentes con cordón. Lleva una lupa
al cuello. Tiene un leve acento español. Fuma pipa.
MADRE Mujer un tanto obesa, poco más joven que Menocchio . Usa una cofia
para recogerse el pelo a manera del siglo XVI.
ZIANNUTO Hijo de Menocchio. Mocetón de unos 25 años. Porta un chaleco de la
época.
VICARIO Ayudante del Inquisidor. Tiene entre 20 y 25 años. Viste un hábito
negro.
DOMÉNICO Testigo. Tiene entre cuarenta y cuarenta y cinco años. Usa zapatos y
medias de la época. El pantalón de mezclilla va dentro de las medias.
GIOVANNI Testigo. Igual que Doménico
INQUISIDOR Hombre alto de cuarenta años. Usa el hábito de la orden de Los
Dominicos.
TABERNERO De treinta años de edad. Usa un mandil en el que lleva inscrita una marca
de cerveza.
PARROQUIANOS
POLICÍAS
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ESCENA I
(Al fondo del escenario se ve una pequeña mesa exhibiendo libros. Hay un cartel con
además lleva una lupa que cuelga de su cuello. MENOCCHIO hojea algunos libros
señala.) lleva por nombre Doménico Scandella; pero sus cuates le llaman
habrán notado por mis atuendos, estamos en Venecia en pleno siglo XVI.
La verdad es que las librerías no abundan y los lectores son tan pocos
que, quienes escriben, hacen y venden los libros, se las ven negras para
sobrevivir. Además, casi todos los libros están en latín, idioma que el
ESCENA II
apócrifos…
Hojea el libro y luego comienza a murmurar para sí, pero de tal manera
LIBRERO: No leas en voz alta, Menocchio… por aquí pasa mucha gente y me
puedes comprometer…
MENOCCHIO : No tengas miedo. Si este libro está tan bueno como parece, lo voy a
y puede ser de interés para alguno de los que saben medio leer, porque,
MENOCCHIO : Afortunadamente no todos los curitas son iguales. Desde que en la aldea
apuntar muy bien los tres libros que más han influido en tu vida, porque
LIBRERO: ¡Desde luego que no! ¡Benditos libros! Me dan para comer.
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MENOCCHIO : ¿Te has fijado que quienes leen más son los curas? Y claro, los nobles,
que son los que tienen para comprar los libros. Pero he leído, y tan
importante es leer, que a los señores que mandan no les conviene que las
tuvieran que creer lo que los curas o los príncipes dicen. Yo me he dado
LIBRERO: Pues a mí, por mi oficio, me cae cada cosa que, bueno, si supieras… a
quedarse callado.
MENOCCHIO : ¿Quedarse callado? ¿Entonces para qué aprende uno cosas si se las va a
tragar uno solo? ¡Nuncamente, mi querido amigo! Si con lo que uno lee
corregirlo.
MENOCCHIO : ¡Bah! Problemas los tiene uno con la boca cerrada o abierta. Algunos
necesitan que haya alguien que les ayude y diga: lo que aquí este fulano
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LIBRERO: Bueno, Menocchio, ya ha sido mucho bla bla bla y se va hacer tarde para
que te vayas a tu casa. Es peligroso andar por esos caminos a altas horas
MENOCCHIO : Está bien, amigo. Pronto me daré una vuelta. Si te cae algo interesante y
(MENOCCHIO hace mutis. Después de unos instantes, LIBRERO quita el cartel que
anuncia su librería; recoge sus libros y los pone en una caja. La mesa queda en su
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ESCENA III
lugar, hacer cuentas, debió jugar en favor de Menocchio. Desde luego los
que habían ido a una escuela pública elemental, donde aprendían incluso
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ESCENA IV
de cobre. Hay una botella de vino sin etiqueta al centro de la mesa, además de una
cacerola de donde se sirven. También pude advertirse una lámpara de aceite. Al fondo
del escenario destaca un huacal que, a manera de librero, contiene unos diez libros.)
ZIANNUTO : Mis hermanos saben dónde les aprieta el zapato. No van a hacer nada
malo.
MADRE : (A MENOCCHIO .) Es el mismo guisado de ayer. Sobró algo, pues tus hijos
MENOCCIO: Poquito. Desde cuándo que le traía ganas a este libro. Y aquí en el
pobres. Yo no voy a salir con la jalada de los esnobs que dicen que quien
leemos somos pocos y hay que compartirlos. Ojalá este (toma el libro),
una vez que yo lo lea, llegue a manos de todos los que saben leer en el
pueblo.
ESCENA V
JUGLAR se sirve comida y vino. Los mira con curiosidad. Tanto MENOCCHIO como
MADRE y ZIANNUTO , simulan que conversan, pero no se escucha sino la voz de JUGLAR ,
quien por esta vez no canta, aunque lleva su guitarra, misma que deja a un lado de la
silla.)
JUGLAR: (Al público.) Es muy cierto lo que dice Menocchio, según mi humilde
ejemplares del huacal. Las primeras palabras las dice aún con un
por él. Brinda con el público.) A ver, aquí está La Biblia —infaltable en
Cecho... en fin, todos por el estilo. La mayoría de los que están aquí son
hogares pobres donde haya lectores, sean precisamente los libreros. ¿No
les parece? (Se sirve más vino.) Y como no me gusta ser descortés, voy a
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hermosos versos:
saben les digo que no sea que no vuelvan a saber de mí. Los dejo con la
familia de Menocchio.
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ESCENA VI
libro sobre la mesa, comienza a hojearlo y lee en voz alta, pausadamente, sin
titubeos.)
MENOCCHIO: Es cierto que el alma tiene tantos nombres en el cuerpo como virtudes
nos priva de los gozos del mundo, la muerte espiritual de todos los
MENOCCHIO: Pues ya ni sé de cuál libro lo aprendí. Pero no crean que todo lo que digo
lo saco de los libros. Uno los lee y se forma sus propios pensamientos,
telepromter en slow?
ZIANNUTO: Ya, papá. No leo rápido como tú; pero sí, sí puedo leer de corrido. Lo
MENOCCHIO: ¿Y quién entiende todas las palabras? En estos tiempos se inventan cada
día nuevos objetos y hay que llamarlos por su nombre. Y como son
MADRE: Ay, mi amor. Sales con cada idea… Yo también, ahi la llevo. Entre
MENOCCHIO: Mientras sea con el que está fijo a la pared, no hay bronca, pero sí es con
MADRE: ¿Y quién te has creído que soy, Doménico Scandella, alias Menocchio?
(ZIANNUTO ríe.)
MENOCCHIO: (Riendo.) Bueno, pues, sólo estaba bromeando. Pero si llegara a suceder,
(Todos ríen. MADRE, jugando, avienta a MENOCCHIO una servilleta u otro objeto que
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ESCENA VII
(Interior de una taberna. Hay cuatro o cinco mesas dispuestas de forma caprichosa
alboroto, el ambiente propio de una taberna. JUGLAR canta “La marcha de las letras”
TABERNERO sirve vino, cerveza y otras bebidas. No importa que haya botellas de Coca
Cola, Squirt, Tehuacán o alguna de Bacardí, Absolut, Johnny Walker, o cualquier otra
bebida actual. Al centro puede leerse un anuncio con caracteres grandes que reza
disfrazado con alguna chamarra, antifaz, pero sin quitarse el hábito. Es ostensible que
quiere esconderse, pero para el público es evidente. Cambia de mesa para escuchar la
MENOCCHIO: Es pecado blasfemar de Dios, pero no de los santos. Cada uno hace su
DOMÉNICO: Yo que tú, amigo mío, me guardaba de emitir ciertas opiniones, como
MENOCCHIO: ¡Vamos! Que si se ofenden es porque seguro pasean por los establos de
GIOVANNI: Es verdad que ya hay más libertad para leer y opinar sobre ciertos
MENOCCHIO: Sólo leo cosas de Dios. Libros en los que Dios está presente. Pero hay
que saber distinguir lo que los libros dicen, a lo que quieren los demás
MENOCCHIO: Solo hay que meterse a una iglesia o escuchar a los recaudadores de
impuestos…
DOMÉNICO: Yo no te entiendo muy bien. ¿A poco los libros de Dios dicen algo contra
el mismo Dios?
MENOCCHIO: ¡Claro qué no! Pero no dicen lo que dicen los curas. Estos dicen
cubre?
(GIOVANI y DOMÉNICO se miran incrédulos. Los dos beben hasta el fondo el resto de
sus cervezas. Ambos llaman a TABERNERO con una seña. Éste se acerca la mesa con
una charola.)
TABERNERO: ¿Igual?
DOMÉNICO: Sí. Pero menos cargadas, que aquí a nuestro amigo Menocchio ya se está
TABERNERO: ¿Y cómo las voy a hacer menos cargadas? ¿No ven que ya vienen
embotelladas?
cabeza negativamente.)
he dicho que por lo que pienso y creo, todo era un caos, es decir, tierra,
aire, agua y fuego juntos; y aquel volumen poco a poco formó una masa,
fueron los ángeles; y la santísima majestad quiso que aquello fuese Dios
a cantar.)
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ESCENA VIII
miran entre sí. Al centro, VICARIO con POLICÍAS como guardaespaldas. A una orden de
VICARIO, POLICÍAS atacan a los dos hombres quienes terminan en el suelo. VICARIO se
acerca a ellos y les dice algo inaudible para el público. Saca un fajo de billetes y lo
DOMÉNICO y GIOVANNI. Se miran y dan foco al fajo de billetes. También hacen mutis
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ESCENA IX
(Casa de MENOCCHIO por la mañana. MADRE lava algunos trastos en una palangana
armados comandados por VICARIO. Pueden llevar algún rifle, pistolas, lanzas,
fondo, y tratan de someterlo cuando brinda ayuda a MADRE. POLICÍAS destruyen todo y
libra y sale corriendo para esconderse entre el público. POLICÍAS salen tranquilamente
de la casa de MENOCCHIO . Alguno de ellos puede regresar a robar algo más. MADRE
los medios para que difundan que eres un peligro para la Santa Madre
Iglesia antes que nos des en la santa madre (Reacciona.) ¡Pero qué
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ESCENA X
VICARIO cubierta con un paño negro. Hay una campañilla y un martillo con su tabla,
además de algunos papeles. Una silla a dos o tres metros es la del acusado
muestran efectos de alguna golpiza previa. Como fondo se escuchan efectos de ciudad:
cláxones, una ambulancia que pasa, voces, etc. Abajo a la izquierda, casi en el
proscenio, se encuentra la mayor cantidad de sillas posible. MADRE ocupa una, otra
ZIANNUTO y una más JUGLAR . Los mismos policías que asaltaron la casa de
MENOCCHIO hacen guardia en los cuatro puntos del escenario. De vez en cuando
ven con burla. Paulatinamente los efectos de sonido bajan de intensidad hasta llegar
al silencio. Todos están en sus sitios, menos INQUISIDOR , quien entra y se dirige al
lado de VICARIO.)
VICARIO: ¡All rise! (Espera un momento y al ver que nadie se mueve, toca la
mientras JUGLAR , quien lleva un libro con forros negros, desde el proscenio invita al
público a ocupar las sillas dispuestas abajo a la izquierda, reservadas para el jurado.
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personas del mismo grupo de teatro saldrán a ver la obra desde esos lugares.)
vez que hayan sido diligentemente discutidas las actuaciones del proceso
perversión herética; tanto por la evidencia del hecho, como, por ejemplo,
contra los que no puede argüir el acusado con legítima excepción. Este
bienes.
(JUGLAR da foco a la mesa del INQUISIDOR , cierra el libro y se sienta entre quienes
(VICARIO hace una seña a GIOVANNI , quien se soba partes del cuerpo, las heridas y de
no era nada, y que fue batido como una espuma del agua del mar, y se
coaguló como el agua de un queso, del cual luego nació gran cantidad de
INQUISIDOR
Y VICARIO: (Al alimón.) ¡Ave María purísima!
MENOCCHIO: (Con fastidio.) Ya le dije que no soy hereje. Yo he dicho que, por lo que
pienso y creo, todo era un caos y que aquel volumen poco a poco formó
VICARIO: (Dando unos golpes con el martillo que tiene en la mesa.) ¡Orden en la
sala, orden!
dices que Dios es eterno en el caos, y luego que fue hecho del caos.
Aclara eso…
estaba vivo, mas después se conocía, y esto es lo que entiendo por estar
mismo y cuál fue la causa que después se conociera? Aclara también qué
después vivo.
MENOCCHIO: Creo que Dios se produjo como las cosas de este mundo, las cuales
Pacheco endemoniado? ¿Cómo era?, para que nos explique este enredo.
(VICARIO hace una seña a DOMÉNICO, quien se para frente a MENOCCHIO , tapándole la
visión a INQUISIDOR .)
INQUISIDOR: (A DOMÉNICO.) ¡Vamos, patán, que no me dejas ver la espantosa jeta del
acusado!
DOMÉNICO: Yo te oí decir que el propio Papa, los cardenales y los obispos aplastan a
que todo, todo es de la Iglesia y los curas que oprimen a los pobres, los
cuáles, si tienen dos campos alquilados, uno es de tal obispo y otro de tal
INQUISIDOR: (Limándose las uñas.) ¿Con quiénes has hablado de lo que aquí has
confesado, Menocchio?
(VICARIO hace una seña a los POLICÍAS de atrás y éstos se acercan a MENOCCHIO , lo
poca resistencia. Lo dejan en unos calzoncillos de manta que llegan hasta sus
rodillas.)
que establece asegurarnos que esté sano todo aquel a quien llevemos a la
enfermedad oculta?
ahora no lo recuerdo…
VICARIO: (Hace una seña a POLICÍA que está arriba a la derecha.) Como ya
(POLICÍA entra con una soga con un nudo de horca. Se la muestra a MENOCCHIO.)
MENOCCHIO: ¡Oh Jesús, Oh Jesús, oh, pobre de mí, oh, pobre de mí!
INQUISIDOR: Una de las mayores blasfemias que se puede proferir hoy, mañana y
MENOCCHIO: Lo que yo he dicho es que Cristo fue un hombre como los demás, hijo de
San José y de la Virgen María, que se llamaba virgen por haber estado en
contiene.)
MENOCCHIO : Son distintas igual que en nosotros: con la voluntad es necesario que
haya poder de hacer una cosa, por ejemplo, si el carpintero quiere hacer
necesita el poder.
INQUISIDOR: Aquellos ángeles que para ti son ministros de Dios en la fábrica del
MENOCCHIO: De la más perfecta sustancia del mundo fueron producidos por la natura,
INQUISIDOR: (Su enojo y furia va en ascenso.) Y aquél que tú llamas Dios, ¿está hecho
MENOCCHIO: No está producido por otros, pero recibe el movimiento del moverse en el
(VICARIO se desmaya)
MENOCCHIO: Él mismo.
INQUISIDOR : ¿Quién te leyó eso, o en que libros lo leíste y con quién has hablado?
quienes conozco no saben leer. Además todos los libros que tengo son
sobre la fe.
moderación.
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ESCENA XI
nombres. No cabe duda que tiene algo que esconder y cuando afirma que
jueces, que sus ideas habían nacido del aislamiento, por el solo contacto
extraídos de los libros nos remiten a una tradición oral muy antigua;
indican el uso de una serie de temas elaborados por los grupos heréticos
lleno de papeles. Puede haber una foto del ex cardenal Juan Sandoval
Íñiguez.)
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ESCENA XII
cámara ocultos.
INQUISIDOR: Vamos a ensayar el interrogatorio, este que viene aquí en el capítulo III
INQUISIDOR: Pequeño detalle. Ten este. (Le da el libro.) Al cabo yo lo llevo como
Nación se lo demandare?
VICARIO: Tendría dos opciones: una, atacarme de la risa. Otra, decirle que no
cincuenta latigazos?
VICARIO: (Malévolo, frotándose las manos) Sí, sí, muy buena idea.
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VICARIO: (Indignado.) A lo primero, le diría que está escrito en este libro por
tuve con el hijo de la mucama, que tiene tres años, fue con su
ESCENA XIII
(Mismo escenario del juicio. Entra VICARIO. Toma su sitio. Poco después lo hace el
VICARIO: Como ya sé que haiga sido como haiga sido, todos son unos ignorantes,
(INQUISIDOR se sienta)
hechos jirones, con sangre, el pelo y la barba crecidos. Hay que dar la impresión que
han pasado algunos meses sobre él y se advierten las huellas que la tortura y el
cautiverio han dejado. Lo arrojan como fardo frente a la mesa de INQUISIDOR . MADRE
y ZIANNUTO lo tratan de socorrer pero son repelidos con severidad por POLICÍAS .
Regresan a su lugar.)
INQUISIDOR: (Toma otro papel.) Esta es una carta del cardenal de Santa Severina. (A
Vicario.) Léela.
Oficio.
poco de güeva…
MENOCCHIO: (A INQUISIDOR y VICARIO.) Mas líbranos del mal y no nos dejes caer en la
MENOCCIO.)
(Todos congelados, menos POLICÍAS, quienes comienzan a levantar una pira al centro
del escenario. Los atados de leña están en una de las piernas o algún lugar que se
preste según el foro. Es notorio cómo POLICÍAS sacan del costal los libros de
abajo, que libraba la jerarquía católica de aquellos años por imponer las
a Menocchio. (Si hay respuesta del jurado y del público o solo de aquél,
TELÓN