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Bruce Lipton.

Biología de las creencias


La biologia de las creencias: cómo la percepción controla
la biología.
Bruce Lipton, PhD Profesor Adunto, Life Chiropractic College West, San Lorenzo,
California, Los Angeles, EEUU.

Los recientes avances de la biología celular están anunciando un importante


giro evolutivo. Por casi 15 años hemos mantenido la ilusión de que nuestra
salud y destino estaban programados en nuestros genes, concepto referido
como determinismo genético. Aunque la conciencia de la humanidad esta
corrientemente impregnada con la creencia de que el carácter de la vida está
predeterminado genéticamente, un enfoque nuevo y radical se está
desarrollando en las fronteras de la ciencia.

Los biólogos celulares ahora reconocen que el ambiente (universo externo y


fisiología interna), y sobre todo, nuestra percepción del ambiente, controlan
directamente la actividad de nuestros genes. La conferencia revisará
ampliamente los mecanismos moleculares mediante los cuales el conocimiento
ambiental interfiere en la regulación genética y guía la evolución del
organismo. La física cuántica detrás de estos mecanismos, provee la
comprensión acerca de los canales de comunicación que unen la dualidad
mente-cuerpo. El conocimiento acerca de cómo las signos vibratorios y la
resonancia tienen impacto en la comunicación molecular, constituye la clave
que revela el mecanismo mediante el cual nuestros pensamientos, actitudes y
creencias crean las condiciones de nuestro cuerpo y el mundo externo. Este
conocimiento puede ser empleado para redefinir activamente nuestro bienestar
físico y emocional.

Antecedentes.

El conocimiento de las bases filosóficas fundamentales de la medicina


convencional (alopática) es relevante ya que aclara por qué y cómo se originó
el dogma del determinismo genético. Francis Bacon definió la misión la Ciencia
Moderna poco después de la aparición de la Revolución Científica (1543). De
acuerdo a esto, el propósito de la ciencia era controlar la naturaleza. Para
cumplir con esta meta, los científicos tenían primero que adquirir el
conocimiento de lo que "controla" la estructura y función (comportamiento) de
un organismo.

Los conceptos basados en los principios de la física Newtoniana definieron la


aproximación experimental a esta búsqueda. Estos principios estipulan que el
Universo es un "mecanismo físico" compuesto por partes (materia) no dándole
importancia a la "energía" invisible. Según este punto de vista, todo lo que
importa es "materia". En consecuencia, la ciencia moderna esta absorta en el
MATERIALISMO.
La forma de entender cómo trabaja un delicado mecanismo sincronizado, es
desarmándolo y analizando todas las "partes" que lo componen. Esta
aproximación es denominada REDUCCIONISMO. A través de un análisis de las
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partes y de cómo ellas interactúan, se pueden identificar las partes
defectuosas en un organismo que funciona mal, las cuales pueden ser
reparadas o reemplazadas con "partes" fabricadas (drogas, ingeniería genética,
prótesis, etc). El conocimiento de los mecanismos del cuerpo permitiría a los
científicos el DETERMINAR como trabaja un organismo y como "controlar" el
organismo alterando sus "partes".

En la primera mitad del siglo que acaba de terminar, los biólogos estuvieron
preocupados en seccionar los organismos y estudiar sus células.
Posteriormente, las células fueron también fragmentadas y sus "partes"
moleculares catalogadas y caracterizadas. Las células están compuestas por
cuatro tipos de macromoléculas: Proteínas, polisacáridos (azúcares), ácidos
nucleicos (sustancia genética), lípidos (grasas).

El término PROTEÍNA significa "elemento primario"(proteios, Gr.) ya que las


proteínas son los componentes primarios de todas las plantas y células
animales. Un ser humano está compuesto de 100.000 proteínas diferentes. Las
proteínas son "cadenas" lineales cuyas uniones están compuestas por
moléculas de aminoácidos. Cada uno de los 20 diferentes aminoácidos tiene
una forma única, por lo tanto cuando están unidos en una cadena, la proteína
resultante se pliega en una elaborada "estructura lineal" tridimensional.

El patrón de plegamiento de la proteína estará determinado por la secuencia


de las uniones de sus aminoácidos. El balance de las cargas electromagnéticas
de sus aminoácidos sirve para controlar la forma final de la estructura. La
forma única de una estructura proteica es denominada "conformación".

De la misma manera que una llave y su cerradura, la estructura de la proteína


se complementa con la forma de las moléculas ambientales (lo que incluye
otras proteínas). Cuando estas proteínas interactúan con las moléculas
ambientales complementarias, se ensamblan en estructuras complejas (de la
misma manera que los mecanismos se engranan para hacer un reloj).

Cuando la proteína se acopia químicamente con otras moléculas, cambia la


distribución de las cargas electromagnéticas en la proteína. Los cambios en la
"carga" cambian la forma de la proteína. Por lo tanto, cuando se acopla con
químicos, la proteína modificará su forma, de una conformación a otra.

Una proteína genera "movimiento" cuando cambia su forma. El movimiento de


la proteína puede aprovecharse para realizar un "trabajo". Un grupo de
proteínas interactuantes que trabajan juntas para llevar a cabo una función
especifica son denominadas "vías". Las actividades de vías específicas de las
proteínas proveen lo necesario para la digestión, excreción, respiración,
reproducción y otras funciones fisiológicas usadas por los organismos
vivientes.

Las proteínas suministran lo necesario para las funciones y estructuras del


organismo, pero acciones proteicas al azar no pueden proporcionar lo
necesario para la vida. Es así que los científicos necesitan identificar el
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mecanismo que "integra" las funciones de la proteína que permite los
comportamientos complejos. Esta investigación estuvo unida al hecho de que
las proteínas son lábiles (opuesto a estables). Como las partes de un coche, las
proteínas se "gastan" cuando son usadas. Si una proteína individual en una vía
se gasta y no es reemplazada, entonces la acción de esa vía se detendrá.
Para retomar la función, la proteína debe ser reemplazada. En consecuencia,
se pensó que las funciones del comportamiento eran controladas "regulando"
la presencia o ausencia de proteínas que integran las vías. La fuente de
reemplazo de las partes proteicas esta relacionada a factores de "memoria"
que proveen la herencia... la transmisión de un "carácter".

La búsqueda de factores hereditarios que controlaban la síntesis de proteínas


condujo al ácido desoxiribonucléico (ADN). En 1953, Watson y Crick revelaron
el misterio del "código genético", el cual demostró cómo el ADN servía como
"heliograma" molecular que definía la secuencia de aminoácidos comprendidos
en una proteína. El heliograma del ADN para cada proteína es referido como un
GEN. Dado que las proteínas definen el carácter de un organismo y las
estructuras de las proteínas son codificadas por el ADN, los biólogos
establecieron el dogma conocido como la Primacía del ADN.

En este contexto, Primacía significa "primer nivel de control". Se concluyó que


el ADN "controla" la estructura y comportamiento de los organismos vivientes.
Dado que el ADN "determina" el carácter de un organismo, entonces es
apropiado reconocer el concepto de Determinismo Genético, y la idea de que la
estructura y comportamiento de un organismo está definida por sus genes.

La filosofia materialista-reduccionista-determin¡sta de la ciencia condujo al


Proyecto del Genoma Humano, el programa multibillionario para mapear todos
los genes. Una vez que éste se cumpla, se asume que nosotros podemos usar
ese conocimiento para reparar o reemplazar genes "defectuosos", y en el
proceso, realizar la misión de la Ciencia de controlar la expresión de un
organismo. Desde 1953, los biólogos han asumido que el ADN "controla" la
vida. En los animales multicelulares, el órgano que "controla" la vida es
conocido como el cerebro. Ya que se presume que los genes controlan la vida
celular y que los genes están contenidos en el núcleo de la célula, se esperaría
que el núcleo fuera el "cerebro" de la célula.

Disipando el Mito de los genes.

Si en cualquier organismo se remueve el cerebro, la consecuencia necesaria e


inmediata de esa acción es la muerte del organismo. La remoción del núcleo de
la célula, referido como enucleación, sería equivalente a remover el cerebro de
la célula. Si bien la enucleación resultaría en la muerte inmediata de la célula,
las células enucleadas pueden continuar sobreviviendo y exhibiendo un control
"regulado" de sus procesos biológicos De hecho, las células pueden vivir por
dos o mas meses sin un núcleo. ¡Evidentemente, la asunción de que los genes
"controlan" el comportamiento celular es incorrecta!
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Tal como lo ha descrito Nijhout, los genes no son "autoemergentes", lo que
significa que los genes no pueden activarse o desactivarse. Si los genes no
pueden controlar su propia expresión, ¿como pueden ellos controlar el
comportamiento de la célula? Nijhout, enfatiza que los genes son regulados
por “señales ambientales". En consecuencia, es el ambiente el que controla Ia
expresión genética. ¡En vez de apoyar la Primacía del ADN, tendríamos que
reconocer la Primacía del ambiente!

Las células "leen" su ambiente, analizan la información y luego seleccionan el


programa de comportamiento adecuado para mantener su supervivencia. El
hecho de que los datos sean integrados, procesados y usados para dar una
respuesta conductual calculada enfatiza la existencia de un equivalente al
"cerebro" en la célula. ¿Dónde esta el cerebro de la celula? La respuesta se
encuentra en las bacterias, los organismos más primitivos de la Tierra.

Los procesos y funciones de esta forma de vida unicelular, están altamente


integrados, en consecuencia deben tener un equivalente de cerebro.
Citológicamente, estos organismos no contienen ninguna organela (diminutivo
de órgano), tales como núcleo, mitocondrias, cuerpos de Golgi y otros. La
única estructura organizada de estas formas vivientes primitivas es su
"membrana celular", también conocida como su "plasmalema". Alguna vez se
pensó que la única función de la membrana celular era mantener el citoplasma
unido y de hecho, suministrar lo necesario para los sistemas digestivo,
respiratorio y tegumentario (piel) de la bacteria, hoy sin embargo, también se
sabe que sirve como el cerebro de la célula.

La membrana celular está compuesta primariamente de fosfolípidos y


proteínas. Los fosfólipidos, que se parecen a una chupeta con dos palitos,
están ordenados en una doble capa cristalina. La membrana se parece a un
sandwich de pan con mantequilla, donde los lípidos con forma de "palitos",
forman la cubierta central de mantequilla. La doble cubierta de fosfolípidos
forma una barrera similar a la piel y separa el ambiente externo del citoplasma
interno. Insertadas en la membrana están las proteínas especiales,
denominadas proteínas Integrales de la Membrana (PIM). Las PIM parecen
aceitunas en el sandwich de pan y mantequilla. Hay dos clases de PIM:
RECEPTORES Y EFECTORES. Los receptores son los órganos "sensoriales" de la
célula, los equivalentes a los sentidos del cuerpo. Cuando un receptor reconoce
y se vincula a una señal, este responde cambiando su conformación. La
biología convencional estipula que los receptores sólo responden a la "materia"
(moléculas), una creencia consistente con el punto de vista Newtoniano del
Universo, como una "maquina de materia".

La investigación contemporánea de la célula, ha transcendido la física


Newtoniana y está ahora firmemente basada en un universo creado de energía
tal como lo define la física cuántica. Esta nueva física enfatiza la energía sobre
el materialismo, sustituye al reduccionismo por el holismo, y reconoce la
incertidumbre en lugar del determinismo. En consecuencia, ahora reconocemos
que los receptores responden a señales de energía, así como a señales
moleculares.
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La medicina convencional ha ignorado consistentemente las investigaciones
publicadas en sus principales revistas científicas, investigaciones que revelan
claramente la influencia que tienen los campos electromagnéticos en la
fisiología celular. Se ha demostrado que los campos electromagnéticos
pulsantes regulan virtualmente cada función de la celula, incluyendo la síntesis
del ADN, la síntesis de ARN. La síntesis de proteínas, la división celular, la
diferenciación celular, la morfogénesis y la regulación neuroendocrina. Estos
conocimientos son relevantes porque ellos reconocen que el conocimiento
biológico puede ser controlado por fuerzas de energía "invisibles" las cuales
incluyen los pensamientos.

El receptor de proteínas, cuando es activado por su señal complementaria


cambia su conformación, de manera que es capaz de acoplarse a una proteína
efectora especifica. Las proteínas efectoras se encargan de los
comportamientos celulares, Las proteínas efectoras pueden ser enzimas,
elementos del citoesqueleto (equivalentes celulares de músculo y hueso) o
transportadores (proteínas que transportan electrones, protones, iones y otras
moléculas especificas a través de la membrana). Generalmente las proteínas
efectoras son inactivas en su conformación en reposo. Sin embargo, cuando el
receptor se une a la proteína efectora, hace que el efector cambie su propia
conformación de una forma inactiva a una forma activa. Así es como una señal
ambiental activa el comportamiento dela célula.

La actividad de las PIM efectoras generalmente regula los comportamientos de


las vías de las proteínas citoplasmáticas, como las asociadas con la digestión,
excreción y el movimiento celular. Si las proteínas funcionales especificas no
están ya presentes en la célula, la PIM efectora activada envía una señal al
núcleo y desencadena los programas de genes requeridos. Las PIM receptoras
"ven" o están "enteradas" de su ambiente y las PIM efectoras crean respuestas
que traducen las señales ambientales en un comportamiento biológico
apropiado. El complejo de PIM controla el comportamiento y a través de su
efecto sobre las proteínas reguladoras, estas PIM también controlan la
expresión de los genes. El complejo PIM provee a la célula del "conocimiento
del ambiente mediante sensaciones físicas", lo que según la definición del
diccionario representa la percepción. Cada complejo proteico receptor-efector
constituye una "unidad de percepción". Una definición bioquímica de la
membrana celular dice lo siguiente: la membrana es un cristal líquido
(organización de fosfolípidos), semiconductor (las únicas cosas que puede
cruzar la barrera de la membrana son aquellas traídas por las PIM), con
puertas (receptor PIM) y canales (efector PIM). Esta definición es la misma que
es usada para definir un chip de una computadora. Estudios recientes han
verificado que la membrana celular es de hecho el HOMOLOGO orgánico de un
chip de silicio.

Tomado en este contexto, la célula es un microprocesador que se autopotencia.


Podemos decir, en una forma muy simple, que la célula es un computador
orgánico. La operación de la célula puede ser fácilmente entendida
comparando su homología con la de la computadora: el CPU (mecanismo de
procesamiento de la información) es la membrana celular, el teclado (entrada
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de datos) son los receptores de la membrana, el disco duro (memoria) es el
núcleo, la pantalla (salida de datos) el estado físico de la célula. El complejo
PIM afectar-receptor, las unidades de percepción, son equivalentes a los BITS
de la computadora. Cuando nuevas "señales", por lo tanto no reconocidas,
entran del ambiente, la célula crea nuevas unidades de percepción para
responder a ellas. Las nuevas unidades de percepción requieren "nuevos"
genes para las PIM. La habilidad de la célula para hacer nuevos receptores PIM
y responder a la nueva señal con una respuesta apropiada orientada a la
supervivencia (comportamiento) , es la base de la evolución.

Las células "aprenden" creando nuevos receptores y los integran con proteínas
efectoras especificas. La memoria celular esta representada por los "nuevos"
genes que codifican para esas proteínas. Este proceso capacita a los
organismos para sobrevivir incluso en ambientes cambiantes.

El mecanismo de aprendizaje/evolución es empleado por el sistema inmune.


Para las células inmunes (linfocitos-T), los ANTIGENOS invasivos (ej., virus,
bacterias, toxinas, etc.) representan "nuevas" señales ambientales. Los
linfocitos-T crean proteínas, los anticuerpos, los cuales complementan y unen
los antígenos. Los anticuerpos son "receptores" ya que reconocen la señal del
antígeno. La estructura de un anticuerpo está codificada en los genes (ADN).
Haciendo nuevos anticuerpos, la célula "crea" nuevos genes.

La toma de conciencia del ambiente por parte de la célula está reflejada en su


población de receptores. En los organismos unicelulares (bacterias,
protozoarios y algas), los receptores de la célula responden a las señales
ambientales relacionadas con la supervivencia. Estas señales incluyen
elementos del ambiente físico (gravedad, temperatura, sales minerales. etc),
alimentos (nutrientes, otros organismos) y agentes que amenazan la vida
(toxinas, parásitos, depredadores, etc).

En los organismos pluricelulares, las células desarrollan receptores adicionales


requeridos para la identidad de la "comunidad" y para la integración. Los
receptores de integración responden a las señales de la información
(hormonas, factores de crecimiento), usados para coordinar las funciones en
las comunidades celulares. Un grupo especial de receptores confiere identidad
de forma que los miembros de la comunidad celular pueden responder
colectivamente a un comando "central". Los receptores de identidad son
referidos como "autoreceptores", o receptores de histocompatibilidad. Los
autoreceptores son usados por el sistema inmune para distinguir el "auto" de
los organismos invasores. Los órganos o tejidos no pueden ser intercambiados
a menos de que ellos lleven los mismos autoreceptores que el recipiente.

Cuando una unidad de percepción reconoce una señal ambiental, esta activará
una función celular. Aunque hay miles de funciones conductuales expresadas
por una célula, todos los comportamientos pueden ser clasificados como
respuestas de crecimiento o de protección. Las células se mueven hacia
señales de crecimiento y lejos de estímulos que atentan contra la vida
(respuesta de protección).
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Como una célula no puede moverse hacia delante y hacia atrás al mismo
tiempo, no puede estar en crecimiento y en protección al mismo tiempo. A
nivel celular, el crecimiento y la protección son comportamientos mutuamente
exclusivos. Esto es verdad para las células humanas. Si nuestros tejidos y
órganos perciben una necesidad de protección, ellos comprometerán su
comportamiento de crecimiento. La protección crónica conduce a un desorden
del tejido y de su función.

¿Qué pasa si una célula experimenta un ambiente estresante pero no tiene un


programa genético (comportamiento) para enfrentar el estrés? Actualmente se
acepta que las células pueden "reescribir' programas genéticos en un esfuerzo
para superar la condición estresante. Estos cambios en el ADN son las
mutaciones. Hasta hace poco, se pensó que las mutaciones eran al azar,
significando que el resultado de la célula no podía ser dirigido. Actualmente se
acepta que los estímulos ambientales pueden inducir mutaciones "adaptativas"
que capacitan a una célula a alterar específicamente sus genes. Es más, tales
mutaciones pueden ser mediadas por la percepción que tiene un organismo de
su ambiente. Por ejemplo, si un organismo "percibe" un estrés que realmente
no existe, la percepción errónea puede cambiar los genes para acomodar la
"creencia".

En conclusión: La estructura de nuestro cuerpo está definida por nuestras


proteínas. Las proteínas representan complementos físicos del ambiente. En
consecuencia. nuestros cuerpos son complementos físicos de nuestro
ambiente. Las unidades de PIM de percepción en la membrana celular
permiten el conocimiento del ambiente. La recepción de las señales
ambientales cambian las conformaciones proteicas. El "movimiento" generado
por los cambios en la forma de las proteínas es aprovechado por la célula para
realizar el trabajo. La vida es el resultado de los movimientos de las proteínas
los cuales son traducidos como "comportamientos". Las células responden a la
percepción activando sus programas de comportamientos de crecimiento o de
protección. Si las proteínas de comportamiento necesarias no están presentes
en e! citoplasma, las unidades PIM pueden activar la expresión de genes
apropiados en el núcleo de la célula.

La percepción se ubica entre el ambiente y la expresión de la célula. Si


nuestras percepciones son precisas, el comportamiento resultante será de
mejoría de la vida. Si operamos desde las percepciones erróneas, nuestro
comportamiento será inapropiado y perjudicará nuestra vitalidad
comprometiendo nuestra salud.

(Fuente: Diprored — Internet)

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