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INTRODUCCIÓN

Durante la dictadura del Gral. Alfredo Stroessner (1954-1989) el terrorismo de Estado

desatado contra los eventuales opositores al régimen, dejó una gran cantidad de víctimas, que

afectadas por los tratos crueles y torturas padecidas durante el cautiverio, quedaron con graves

dificultades en su vida personal, familiar y laboral, por distintas minusvalías físicas y traumas

psicológicos.

El sector que peores padecimientos sufrió fue el de los militantes de organizaciones

populares, que desprotegidos por su condición social, no sólo sufrieron la parte más dura de la

represión, sino que quedaron sin trabajo y sin posibilidad de conseguirlo, con sus bienes e

inmuebles incautados por personeros de la dictadura. En estas condiciones, quedaron sin recursos

económicos para afrontar los gastos que pudiera demandar el tratamiento médico y psicológico

que requieren muchas víctimas. Asimismo, en Paraguay no existe un centro asistencial

dependiente del Estado, para la atención y rehabilitación de estas personas. Sólo la solidaridad de

algunos médicos que también fueron víctimas de la dictadura, cubre en parte la necesidad de

tratamiento de los afectados. Con la promesa de una cooperación externa de una institución

privada de Europa, se tiene la esperanza de contar en el futuro con un centro de rehabilitación

para los torturados. Por otra parte, el descubrimiento de los archivos secretos de la policía de

Stroessner en 1992, arrojó cuantiosas pruebas sobre los mecanismos de la represión política, el

espionaje exasperante de los pyrague y las seccionales, las detenciones arbitrarias, las torturas y

desapariciones, todo dentro de un marco de política estatal dirigida a mantener en cautiverio a la

sociedad, donde no se tomaba una decisión sin que esté en conocimiento de los principales

dirigentes del aparato estatal, incluido el mismísimo dictador Stroessner.

1. Prisión, torturas y exilio


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Stroessner puso en marcha un amplio aparato represivo para controlar a la disidencia

política. Para empezar, limitó la libertad de prensa. A lo largo de la dictadura fue estrechando el

cerco sobre los medios de comunicación hasta que cerró el principal diario, ABC Color, en 1984,

y el semanario de la oposición, El Pueblo, en 1987. Los dos principales canales privados de

televisión pertenecían a parientes o políticos cercanos a Stroessner. El Partido Colorado también

se extendió como aparato represivo: sus organizaciones territoriales contaban con redes de fieles

—llamados pyragues, ‘espías’ en guaraní— que se dedicaban a observar a sus vecinos y

denunciarlos a las autoridades ante cualquier indicio de actividad opositora. Con estos

mecanismos, la censura y la autocensura se acrecentaron.

A quienes se opusieron a la dictadura los esperaron detenciones arbitrarias, torturas,

desapariciones forzadas y el exilio. La Comisión de Verdad y Justicia calcula que hubo un total

de 20.090 víctimas directas de violaciones de derechos humanos y 107.987 víctimas indirectas.

Entre las primeras, la mayoría fueron víctimas de detenciones arbitrarias, de las cuales el 94,5%

sufrieron torturas durante su detención.; también se cuentan exiliados, desapariciones forzadas y

ejecuciones extrajudiciales. El número total de personas que vieron violados sus derechos, según

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la comisión, es de 128.077 en un país con 6,8 millones de habitantes, es decir, una de cada 53

personas. Los sectores más perseguidos fueron los movimientos campesinos, que sufrieron el

24% de las violaciones de derechos; el Partido Liberal —19,29%— y el propio Partido Colorado

—14,21%—. El Partido Comunista sufrió el 10% de las agresiones; teniendo en cuenta que era el

más pequeño, fue el que se vio proporcionalmente más afectado.

Para hacer posible esta violación continuada de los derechos humanos, el Ejecutivo tuvo

al país bajo permanente estado de excepción, una medida que suprimió las garantías recogidas en

el habeas corpus y limitó la capacidad de control de la rama legislativa del poder. Bajo este

estado, se aprobaron leyes que contemplaban el “delito ideológico” y que ampararon la

arbitrariedad del poder ejecutivo. Este también controlaba el poder judicial, ya que sus miembros

eran designados por el Gobierno. El aparato represivo, con el Ejecutivo en la cúspide, coordinó

tanto a los cuerpos de policía como de militares, que fueron el brazo ejecutor de la represión. Es

especialmente espeluznante corroborar que las detenciones, desapariciones y torturas las llevaron

a cabo las estructuras oficiales del Estado y no grupos militares o policiales clandestinos, como sí

sucedió en otros regímenes dictatoriales de la región. Tampoco hubo centros de detención y

tortura clandestinas: los delitos se perpetraron “de manera visible y publicitada” en dependencias

policiales, militares y gubernamentales, según la Comisión de Verdad.

2. Desapariciones Forzadas

Los 35 años de la dictadura de Stroessner fueron años en los que por más de que

existieron "avances" en el país también fueron años donde la represión era algo cotidiano, donde

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no existían los derechos humanos y cualquier persona con una forma de pensar diferente era

víctima de torturas inhumanas.

Las principales violaciones de derechos humanos durante la dictadura stronista

consistieron en detenciones arbitrarias y privaciones ilegales de la libertad, torturas, exilio

forzado y otros tratos crueles, inhumanos y degradantes.

Los Derechos Humanos Fueron prácticamente inexistentes, derechos primarios como el

derecho a la vida y a la seguridad, el derecho a la integridad personal, a no ser torturado ni

sometido a penas o tratos crueles, inhumanos o degradantes, el derecho a no ser arbitrariamente

arrestado o detenido, también violó el derecho a la dignidad de las personas, a la justicia, a la

defensa, garantía del proceso judicial y a la presunción de inocencia, el derecho a la libertad de

conciencia, pensamiento y de religión, a la libertad de opinión y expresión, a la libre reunión,

asociación y participación política, el derecho a la libertad de circulación y de domicilio, el

derecho a la intimidad o privacidad, el derecho de propiedad privada.

3. Los D.D.H.H. durante la dictadura de Stroessner

El 85,9% de las víctimas fueron hombres y el 14,1% fueron mujeres. Aproximadamente

por cada diez personas, 9 eran hombres y una mujer. El 89,2% eran mayores de edad al momento

de ocurrir los hechos y el 10,8%, menores de edad. Aproximadamente por cada diez personas, 9

eran adultos y una era niño, niña o adolescente. La tortura tenía como objetivos castigar a los que

contrariaban al gobierno, a los que podían tener información de valor, cualquier persona capaz de

cuestionar al gobierno y también sembrar un miedo latiente para que menos personas se

levantaran contra el gobierno.

4. La violencia por parte de los militares era algo cotidiano

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Las desapariciones se daban para aniquilar la identidad social, borrarlo de la memoria

colectiva, del recuerdo de sus allegados sin permitirles el duelo. Paraguay tuvo la dictadura más

larga y silenciosa de Latino América, el General Alfredo Stroessner estuvo en el poder por al

menos 35 años y murió en el año 2006 sin ser procesado por sus abusos.

5. Ejecuciones Extrajudiciales

Consiste en la muerte de personas consideradas irrecuperables por el propio régimen por

su condición de liderazgo o de ascendencia sobre grupos contestatarios al gobierno, en ocasiones

simuladas en supuestos enfrentamientos o con la excusa de que los mataron cuando intentaron

huir. Las ejecuciones extrajudiciales junto a la desaparición forzada, puedan considerarse entre

las más serias violaciones de los derechos humanos. Una prueba palpable y perversa del nivel de

planificación de la tortura lo constituye la presencia de médicos durante dichas prácticas para

controlar el nivel de impacto de la tortura, señalar la necesidad de descanso en las sesiones u

orientar a los torturadores sobre el nivel de sufrimiento que podía ser aplicado o no contra las

víctimas, en función de los objetivos de los torturadores. De esta manera hubo médicos que

trabajaron para el régimen stronista como parte de los equipos de tortura. La evitación del riesgo

de muerte cuando esto era requerido por la investigación o el objetivo de los torturadores era el

objetivo de la intervención de estas personas, 423 personas que fueron víctimas de violación

contra el derecho a la vida. De estas, 336 sufrieron desaparición forzada; 59, ejecuciones

extrajudiciales y 28 casos considerados sin convicción para su tipificación.

6. Stroessner decidía quien vivía y quien moría

Los prisioneros eran conducidos a campamentos militares improvisados o a campos de

concentración, a la vista y percepción de los pobladores de la comunidad, donde fueron

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sometidos a torturas y mutilaciones, en presencia de las tropas de soldados del ejército, y de otros

compañeros que muchas veces eran alzados aún con vida o ya muertos, en aviones, para ser

arrojados sobre la selva del Alto Paraná o en el río del mismo nombre, en acciones que se

califican como “vuelos de la muerte”.

7. Impunidad y continuidad de la tortura

La Comisión de Verdad y Justicia (CVyJ) que investigó los crímenes del régimen

autoritario de Alfredo Stroessner concluyó su informe final registrando a:

– 20.090 víctimas directas de violaciones de derechos humanos.

-19.862 personas detenidas arbitrariamente.

-18.772 personas torturadas.

-336 personas desaparecidas

-3.470 personas exiliadas

Posterior a la publicación de estas cifras en 2008, continuó con el trabajo de investigación

y registro la Dirección de Verdad, Justicia y Reparación. Uno de los pocos casos que tuvo

resultados jurídicos a nivel local fue el de Mario Schaerer Prono, torturado y asesinado en el

Departamento de Investigaciones de la policía estronista en 1976.

Entre 1992 y 1999 su familia logró condenas contra los perpetradores Pastor Coronel,

Camilo Almada Morel y Juan Martínez. Y en 2009 logró procesar a Sabino Montanaro, ex

ministro del Interior del régimen autoritario, cuando volvió desde Honduras durante sus últimos

años de vida.

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CONCLUSIÓN

Un problema grave en Paraguay es el relativo a situaciones de impunidad, que comprende, entre

otros, la falta de investigación y castigo a los responsables por asesinatos, torturas, corrupción y

otros graves delitos que siguen ocurriendo en el país en la presente era democrática, y a la falta de

indemnización a las víctimas o a sus familiares en los casos de violaciones a los derechos

humanos; comprende asimismo la falta de investigación y sanción por las violaciones a los

derechos humanos cometidas por agentes del Estado durante la dictadura stronista (1954-1989), y

la falta de indemnización a las víctimas de dichas violaciones o a sus familiares sobrevivientes.

Inestabilidad política, pobreza, predominancia de la población rural y un régimen muy

parecido al de los señores feudales.

Era el panorama cuando Alfredo Stroessner llegó a la Presidencia de la República. En el

Régimen Stronista, en el cual no se daba participación alguna de la ciudadanía, el pueblo no tenía

ni voz ni voto.

Durante 35 años, nos han llamado y hemos llamado REPUBLICA cuando el significado

de esta fuerte, libre e igual palabra no se cumplía sino que sobre ésta estaba la palabra

DICTADURA, que implica caprichos y antojos de una sola persona, la cual limitaba la libertad

de un país que decía ser libre igual y democrático.

En lo político, la época se caracterizó por la falta de libertad y el respeto a los derechos

humanos. Se ha visto pasar decenas de miles de paraguayos rumbo al exilio por razones políticas.

Las desapariciones se daban para aniquilar la identidad social, borrarlo de la memoria

colectiva, del recuerdo de sus allegados sin permitirles el duelo.


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Paraguay tuvo la dictadura más larga y silenciosa de Latino América, el General Alfredo

Stroessner estuvo en el poder por al menos 35 años y murió en el año 2006 sin ser procesado por

sus abusos.

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BIBLIOGRAFÍA

 Stroessner en Paraguay: la dictadura más larga de América del Sur

https://elordenmundial.com/stroessner-paraguay-dictadura/

 Herken, Juan Carlos (2011). Estado y Economía en Paraguay 1870-2010 (p. 238).

 Meliá, Bartomeu (2011). El reto del futuro (pp. 327, 337, 338).

 Molinier, Lila (2019). Nuestra América XXI (pp. 15-16). CLACSO.

 García Lupo, R. Paraguay de Stroessner, ediciones B, Grupo Z, Argentina, 1989.

 VV.AA. El precio de la paz, ediciones CEPAG, Asunción, 1991.

 VV.AA. Autoritarismo, Transición y Constitución en el Paraguay. Hacia una sociología

del poder, Base Ecta, Asunción, 1993.

 Sanmartí, M. Historias no contadas, Tiempo Editora, Asunción, 1998.

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