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I. PENSAR ESTRATÉGICAMENTE
Por Francisco J. Garrido M.
Aun cuando parece de elemental, diremos que esta solución pensada debe contener en
potencia un sentido de acción (más aun en la empresa), pues el resultado debe propender a que
la organización pueda moverse inteligentemente para alcanzar una situación favorable (a través
de la práctica de la maniobra). En tal sentido podemos considerar al pensar estratégico como un
insumo o input para la estrategia (y a la vez de naturaleza vincular en el sentido hegeliano, dada
su condición de lazo dialéctico entre el sentido y la acción).
En competencia
Un elemento central para la comprensión del pensamiento estratégico y a nuestro juicio
descrito sucintamente en la bibliografía del management3 (el sentido de lo obvio a veces juega en
contra) se refiere a su objeto de conocimiento, cual se centra fundamentalmente en torno a la
Pensamiento Estratégico / Garrido & Mintzberg / Spain / European Union
Editorial Deusto / Planeta de Agostini / Barcelona, España
competencia: el detonante común del pensar estratégico se vincula centralmente con la necesidad
de triunfar al competir.
Supongamos que si nuestro foco fuera la estrategia desde un punto de vista militar,
trataríamos al hecho de competir por quien gana la guerra como el objeto de estudio; lo que
llevado al ámbito de la política nos refiere a quienes compiten por conquistar el poder, para a partir
de ello implementar sus propios modelos de beneficio social. En el caso de las organizaciones, el
foco del pensar estratégico está puesto en competir para solucionar necesidades en la sociedad y
que ello mejore nuestra posición en el mercado. A partir de esta posición elemental cabe destacar
(cuadro inferior) que “el output propio y connatural del pensar estratégico (resultado), es el eje (o
los ejes) de la estrategia misma” (Garrido, 20054).
Sabemos que la estrategia es resultado de procesos que agregan de manera no lineal las
experiencias, capacidades analíticas, creativas y operacionales potenciales del que fuera llamado
en sus orígenes el strategos, el mismo que en nuestros días denominaremos el manager en las
empresas (quien debe tener altura en la toma de decisiones para cumplir a cabalidad tal función).
Entre las variadas publicaciones que tratan los temas estratégicos probablemente sea Von
Clausewitz quien haya inspirado un mayor número de seguidores y aplicaciones a través de su
tratado “De la Guerra” (él mismo se permitió opinar sobre quienes fueran los grandes generales de
la historia, particularmente sobre Napoleón5). Transitan en las estanterías una serie de
aplicaciones descontextualizadas de Clausewitz para el mundo de la empresa (management y al
marketing principalmente ), entre los más citados están los principios de la dislocación del poder
del adversario:
V. LA ILUSORIA ESTRATEGIA
Por Henry Minzberg
Pensaba concluir este capítulo aconsejando al estudiante que siempre debería tomar en
serio su trabajo… pero nunca tomarse tan en serio a sí mismo. Lo escribo ahora, en lugar de
expresar mis aprehensiones respecto de lo que diré de aquí en adelante. Creo que es útil tener el
registro de comentarios de cómo cada profesional exitoso desarrolló su carrera, pero existe el
peligro de que a la persona se le tome demasiado en serio y que él mismo también lo haga. El
hecho de haber logrado estudiar alguna carrera, nunca ha hecho intrínsecamente interesante a
una persona; de hecho, considero terriblemente aburridos a algunos de mis exitosos colegas.
Al mismo tiempo, trato de evitar hablar de mi vida privada; eso es asunto mío. El tema es
mi vida laboral. Sin embargo, dado que las dos están obviamente interrelacionadas, me gustaría
hacer un único comentario acerca de aquélla. Cuando escribí en la solapa del libro Mintzberg on
Management: Inside Our Strange World of Organizations (1989), que “está escrito para aquellos
de nosotros que pasamos nuestra vida pública lidiando con las organizaciones y escapando de
éstas en nuestra vida privada”, lo dije en serio. Esto ha sido la marca que ha caracterizado mi
comportamiento.
Las organizaciones me intrigan; todo mi trabajo se ha centrado en comprenderlas. Pero
cuando me dedico a ellas, trato de alejarme lo mejor que pueda. Por ejemplo, me encanta andar
en bicicleta en las callejas europeas, pero nunca he querido tomar un tour organizado. Claro que
necesito una línea aérea que me lleve hasta allá, pero una vez que me bajo del avión,
generalmente acompañado de uno o dos amigos, de inmediato montamos nuestras bicicletas y
Pensamiento Estratégico / Garrido & Mintzberg / Spain / European Union
Editorial Deusto / Planeta de Agostini / Barcelona, España
partimos. Odio que las organizaciones me organicen. Por lo tanto mi fascinación por ellas
funciona mejor a distancia, aunque comprometido eso sí como un observador o un asesor
temporal para comprender su comportamiento. No hablo de espacio físico, pues me encanta
estar en medio.
Para contar la historia de mi carrera, debiera comenzar explicando como me siento en
esta vocación de negocios-academia, y respecto de negocios en sí mismos, o en el estudio de
las organizaciones en general. Así es que debiera dividir mi carrera en tres fases. Sin embargo,
para lograrlo, tendría que presentar algunos datos claves; rastros de mis patrones de conducta a
través del tiempo. Puedo explicar esto en los términos alusivos al título de este capítulo.
Me pasé el último semestre del año 1990 en London Business School. Un miembro del
strategy gorup me llamó a Montreal durante el verano para organizar un seminario de la Facultad
al cual debía darle un título. Cuando aún no lo hacía, él me dejó un mensaje que decía que el
seminario iba a llamarse “La Ilusoria Estrategia”. Perfecto, pensé, hablaré de eso. Fue una
sugerencia inspiradora (de Charles Hampden-Turner).
La formación en estrategia ha sido mi objeto de estudio más incesante (como verán): fue el
tema de mi primer artículo, del mayor número de mis artículos y el objeto más recurrente de mis
artículos. La mayor parte de este trabajo gira en torno a las definiciones de las estrategias
realizadas (como patrones de acción), dirigidas y emergentes (realizado a pesar de las
intenciones) además de las deliberadas (como intenciones realizadas; 1972, 1979, 1985,1987).
Aún así, mis propias estrategias realizadas han tendido -si cabe mencionarlo- a ser más bien
discutidas. Al menos hasta hace poco. En la conferencia en Londres, me gustaría haber revisado
mi trabajo para ese entonces, el cual contenía una colección muy diversa de escritos y proyectos.
Debido a que los patrones entre ellos podían no haber sido claros, pensé que sería divertido usar
la charla para investigarlos e inferir mis propias estrategias. De aquí la oportunidad del título
sugerido ahí, y mi uso de él aquí.