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C
¿ ómo se utiliza?
Una sonda nasogástrica
C. Busquet Masa, P. Duocastella Bastardasa, C. Morros Tornéa y X. Busquet Duranb
aEnfermeras PADES. Manresa. bMédico PADES. Manresa. Barcelona. España.
El sondaje nasogástrico es una técnica de fácil uso en
atención domiciliaria. Es este artículo se exponen, de manera
práctica, la metodología y materiales necesarios, así como las
medidas higiénicas a implantar durante su aplicación.
Metodología y material
El objetivo del sondaje nasogástrico es permitir la
alimentación y la administración de medicamentos en el
enfermo con problemas de deglución.
Se deben utilizar sondas del calibre, la flexibilidad y la
resistencia adecuados para garantizar la máxima comodidad
del paciente y evitar complicaciones.
El uso de fórmulas comerciales de nutrición enteral tiene
la ventaja de que se pueden administrar a través de sondas
de pequeño calibre (6-12 Fr), fabricadas con un material
flexible y resistente a los jugos gástricos, como es el
poliuretano o la silicona, lo que permite que puedan
permanecer colocadas durante más tiempo. Por el contrario,
la utilización de la alimentación casera comporta la
utilización de sondas de mayor calibre y, por tanto, el uso de
sondas de PVC (polivinilo), las cuales precisan ser
cambiadas más a menudo.
Existen sondas con fiador para facilitar su inserción (más
finas) y sin fiador (más recias y consistentes), sondas
lastradas, diseñadas para facilitar el paso transpilórico y
disminuir el riesgo de broncoaspiración (lastre inerte de
tungsteno) y no lastradas. En el extremo superior suelen
tener una conexión en “Y” para facilitar el lavado y la
administración de fármacos1.
Siempre que sea posible, hay que explicar al paciente lo
que se le hará y por qué, haciendo especial énfasis en
aquellos puntos en que su colaboración es importante.
1. Colocar al paciente en posición sentado o semisentado.
2. Medir la longitud de la sonda que precisamos insertar,
calculando la distancia de la nariz al lóbulo de la oreja y de
la oreja al apéndice xifoides del esternón, añaniendo unos
30 cm más (fig. 1). Hay que tener en cuenta las marcas que
llevan la mayoría de las sondas, para tenerlas de referencia.
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3. Lubricar la sonda los primeros 20-30 cm con un
lubricante hidrosoluble e introducir la sonda en el orificio
nasal, empujando hacia delante con suavidad. Es importante
tener en cuenta que el trayecto a recorrer tan sólo transcurre
en paralelo a la nariz y la cara un centímetro
aproximadamente, para luego girar hacia abajo casi
perpendicularmente a la entrada del orificio nasal. Seguir
introduciendo la sonda (sin forzar en los obstáculos de la
fosa nasal), hasta la faringe (cuando se han introducido unos
15 cm).
En pacientes inconscientes, el paso por la fosa nasal debe
ejecutarse con mucho cuidado debido a que, aun en el caso
en que se produzcan lesiones, el paciente puede no
demostrar dolor.
En este punto, y cuando el paciente colabora, se le puede
dar de beber un poco de agua para estimular la deglución,
aprovechando este momento para empujar la sonda hacia el
esófago e ir introduciéndola de manera suave y firme hasta
el estómago.
Cuando el enfermo no colabora (demencia, inconsciencia,
etc.), el paso hacia el estómago puede ser más costoso. En
los pacientes que presentan alguna deglución, aunque sea
aislada, hay que esperar con la sonda en la faringe hasta que
inicien la deglución espontánea y entonces empujar
rápidamente la sonda hacia el esófago. En los pacientes que
no presentan ninguna deglución es preciso flexionarles la
cabeza hacia delante con el fin de dificultar el paso de la
sonda a la laringe, y seguidamente empujarla suavemente al
mismo tiempo que escuchamos la parte distal de la sonda,
con la finalidad de reconocer ruidos respiratorios en caso de
que se introduzca en la tráquea.
Precauciones
La introducción en la tráquea en pacientes conscientes pro-
voca tos intensa. Es necesario retirar la sonda inmediata-
mente hasta la faringe y repetir la maniobra, tranquilizando
al paciente.
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Busquet Mas C, et al. Sonda nasogástrica

La inspección de la boca
permite comprobar que la
sonda no se haya quedado
enroscada en la cavidad
bucal o faríngea; si es así, es
preciso retirar la sonda hasta
que quede totalmente
desenroscada para repetir la
maniobra de introducción.
Para comprobar que la
sonda está bien colocada en
Figura 1. Medición de la sonda. el estómago se aspirará
contenido gástrico.
Figura 2. Comprobación de la colocación de la sonda.
En caso de no conseguirlo,
se intentará retirarla o introducirla ligeramente, y se aspirará
de nuevo. Si no es posible, se comprobará mediante la
inyección de 20-30 ml de aire por la sonda, auscultando Antes de dar el alimento, se aspirará el contenido
simultáneamente con el fonendo en el epigastrio (fig. 2). gástrico; si el volumen es superior a 150 ml, es necesario
volver a introducirlo y esperar la siguiente toma repitiendo
la misma operación.
Medidas higiénicas La entrada del alimento debe ser lenta (entre 15 y 20 min,
según la cantidad), independientemente de si es administrado
Diariamente, se cambiará la posición de la sonda, haciéndo- en bolo (jeringa), por declive o en bomba de infusión.
la girar, retirándola o introduciéndola un centímetro, con el Después de cada comida, o cuando se han administrado
fin de evitar decúbitos; se renovará el esparadrapo que sujeta medicamentos, se administrará siempre agua para limpiar la
la sonda en la nariz, variando la zona de inserción, y se lim- sonda.
piarán los orificios nasales con agua caliente. Posteriormen-
te, se aplicará un lubricante hidrosoluble.
Se llevará a cabo la higiene de la boca, dientes, lengua,
etc., manteniendo los labios hidratados. Bibliografía
Se colocará al enfermo semisentado (a 30°) en el 1. Cos Blanco AI, Gómez Candela C. Recomendaciones para la práctica de
momento de dar el alimento y se mantendrá la posición nutrición artificial domiciliaria y ambulatoria. En: Grupo NADYA, So-
ciedad Española de Nutrición Parenteral y Enteral. Manual de Nutrición
hasta una hora después. enteral en atención primaria. Zaragoza: Ebrolibro, 1996; p. 189-98.

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