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Ahora bien, dado que en las legislaciones se encuentras distintas denominaciones para esta
como lo son la culpa probada, culpa presunta o inclusive en ocasiones se tienden a señalar
grados de esta, lo relevante es resaltar, que, en todos los casos en un elemento fundamental
para determinar la responsabilidad civil, sin perjuicio de aquella tendencia a establecer
responsabilidad sin culpa o hacia la objetivación de esta como lo veremos más adelante.
Pese a lo anterior como los tratadistas como los Mazeaud, esta necesidad de determinar la
noción de culpa va a en gran medida a depender del carácter o naturaleza de la obligación
transgredida
En este sentido se tiene que si daño proviene de una obligación de medios ya sea en el área
contractual o extracontractual para condenar será preciso determinar por parte del operador
jurídico una negligencia o imprudencia en el cumplimiento de la obligación, por tanto, se
hace necesario precisar tanto el concepto de imprudencia y negligencia como el concepto
de culpa con lo cual se pueda establecer la responsabilidad civil.
Un ejemplo de una obligación de medios propuesta por el jurista Ospina Fernández: La del
abogado que se encarga de un pleito que fracasa para su cliente, pese al escrupuloso
manejo del litigio por aquel. Para que a este se le pueda imputar culpa debe probarse que
no observo esa prudencia y diligencia necesaria.
Así mismo, en casos en que el perjuicio irrogado fue ocasione en razón de la inejecución de
una obligación de resultado en cualquier de las dos áreas posibles de la responsabilidad
civil, se descarta analizar la conducta del autor sino el resultado debido a que este era
perfectamente previsible y por tanto la ley presume que su inejecución se debe al deudor
quien estaba obligado a generar el resultado. En todo caso es ese ultimo quien debe
descartar tal presunción demostrando según el régimen de culpa una causa que lo exonere
de esta.
La noción de culpa enmarca diversos aspectos de los cuales se sostienes muchos puntos de
vistas hacia la conceptualización de esta. En este caso Marty y Raynaud analizan las
tendencias más influyentes en la doctrina con relación a la culpa y su noción que esta
conlleva, los cuales se pueden dividir en dos grupos, como lo señalamos a continuación:
Frente al segundo grupo, se encuentra formado por doctrinantes que no consideran en nada
los aspectos morales, es decir esta posición descarta la concepción moral y en cambio
señala el hecho perjudicial como un hecho social, precisando entonces que de lo que se
trata es de comprobar una desviación de la conducta del autor del prejuicio.
Al respecto Flour y Aubert dicen “la idea más realista es entonces caracterizar la culpa
como un error o falla de conducta”, que de forma congruente con Mazeaud y Tunc,
definen comparar dos actitudes: aquella que tuvo el autor del perjuicio y aquella acción
voluntaria que no incluye tal perjuicio.
Esta última tesis de “la culpa del error de la conducta” es la que lleva la bandera en la
doctrina de responsabilidad civil en la actualidad.
“In concreto”
En un principio los doctrinantes comenzaron a entender la culpa bajo una concepción
subjetiva, donde sin duda era importante tener en cuenta y valorar las características
intrínsecas del sujeto activo en la acusación del daño y los motivos que lo llevaron a actuar,
como lo explica Larroucau, citando a Tapia, se imputaba una responsabilidad por culpa:
“In abstracto”
Con el fin de favorecer más a las víctimas, pues se estaban viendo perjudicadas por el
proceso de industrialización y para evitar la consolidación de la llamada responsabilidad
objetiva, una corriente doctrinal consideró adecuado implementar un nuevo método de
valoración de la culpa en el cual:
(Larroucau, 2007, p. 117-118). Este método se denominó el método in abstracto. Esta larga
corriente doctrinal, buscó crear una concepción objetiva de la culpa, dejando atrás los
modelos concretos que se venían creando, construyendo un único modelo abstracto.
No se debe tener en cuenta para nada las calidades o los defectos de la persona responsable.
Se considera como culposo el hecho o la abstención que se diferencia de la conducta
normal (Le Tourneau, 2004, p. 125).
Este modelo abstracto supone un modelo de conducta uniforme para todas las personas,
conocido como se mencionó anteriormente, como “el buen padre de familia”. La
apreciación que se hace sobre este modelo es externa y objetiva, ya que no implica en
ningún momento un examen introspectivo del autor del daño sino más bien una
comparación entre dos conductas, la del autor y una ideal. (Larroucau, 2007, p. 117). Cabe
aclarar, como lo explica Arturo Alessandri, que: “se debe comparar la conducta del agente
con la que habría observado un hombre prudente, de idéntica profesión u oficio, colocado
en el mismo lugar, tiempo y demás circunstancias externas de aquel”.
(Larroucau, 2007, p. 118). Lo cual significa que este análisis en abstracto debe ser
relativizado. Por ende, no debe juzgarse de la misma manera al ingeniero mecánico que es
llamado de urgencia para solucionar una falla mecánica de un helicóptero en el Chocó que
al ingeniero mecánico que repara un helicóptero en su taller especializado en Bogotá. 24 Lo
anterior refleja que para algunos doctrinantes si deben tenerse en cuenta algunas
circunstancias específicas, pero éstas deben ser las denominadas externas, es decir, todas
aquellas que no son personales del demandado, dejando por fuera todo tipo de aspecto
sicológico, cognitivo o cultural del autor. Tanta acogida tuvo esta concepción objetiva, que
en el año 1986, en Francia se promulgó una ley que introdujo el artículo 489-2 al Código
Civil que establece que: “Quien ha causado un daño a otro, mientras se encontraba bajo el
efecto de un trastorno mental, no está menos obligado a su reparación”.
Esta forma de examinar las cosas consiste –como se ha visto- en tomar un modelo ideal y
externo de comparación: el del hombre prudente y diligente, para preguntarse si él hubiera
actuado en forma diferente a como actuó el autor del perjuicio. Hecha esta operación, el
juez encontrara una de estas dos respuestas: la actuación del modelo habría sido igual a la
del demandado en responsabilidad civil; o habría sido diferente.
Como observa Pérez Vives, el juez tiene gran amplitud de criterio para verificar el paralelo;
por eso se ha dicho que, en el modelo tomado, el hombre prudente y diligente, como el
buen padre de familia, es en realidad el propio juez –un buen juez-, quien se interrogará si
él, al haber estado en las mismas circunstancias de hecho, habría actuado en forma diferente
al demandado y habría por lo tanto evitado el perjuicio.
Se comparte la opinión del Dr. Tamayo, al considerar que el juez debería igualmente
evaluar algunas circunstancias internas del agente en relación a su superioridad o
inferioridad física, sin dejar por fuera las circunstancias culturales de éste (Tamayo, 2007,
p. 208).
Creemos que en el artículo 63 del código civil se encontraría la autorización del legislador
para tomar como tipo de referencia al “buen padre de familia”.
Este último elemento género como consecuencias que el área de la responsabilidad civil no
tenga sea estrictamente imprescindible en sus aspectos, ni teórico ni práctico, la distinción
entre dolo y culpa, distinción que es trascendental en el derecho penal.
Continuando con lo anteriormente planteado es preciso señalar las nociones propuestas por
la doctrina como fuentes generadoras de la obligación de responder civilmente. En virtud
de lo anterior se tiene que la doctrina entiendo por delito civil todo acto perjudicial e
intencional el cual en muchas ocasiones se constituye a su vez como una conducta punible
por el derecho penal, a la vez. Contrario a lo anterior para la doctrina civil el cuasidelito es
un acto perjudicial pero no intencional.
Al respecto el jurista Planiol, sostuvo que las dos nociones, delito y la de cuasidelito, “están
hoy fundidas en la noción general de culpa y designan igualmente la inejecución por parte
del deudor de la obligación contractual, se emplea el término de culpa delictual, por
oposición al término culpa contractual."
En este punto se sostiene la tesis de François Chabas para quien la definición de culpa de
Planiol es en esencia la “violación de una obligación preexistente", tiene la ventaja de
convenir no solo a los contratos sino también a los delitos y cuasidelitos y aun a todas las
formas de obligaciones. “Se está entonces en culpa cuando no se ejecuta el contrato o no se
cumple el deber impuesto por la ley".
Ahora bien, cabe mencionar que en la doctrina del Common low frente a la culpa como
pilar de la responsabilidad se expresa en ocasiones la culpa sin culpabilidad (negligence
without fault) como elemento que basta para configurar la culpa la cual en todo caso es
imprescindible, en principio, para fundar una decisión que condena a su reconocimiento
para quien tenga el derecho a ella. Así mismo, la doctrina contemporánea prescinde en
ocasiones la culpa como elemento para introducir determinar, por ejemplo: la
responsabilidad civil objetiva el cual va enmarcado en un hecho generador sin que sea
necesario que medie culpa para su reconocimiento; Por lo anterior se afirma que existe una
tendencia a la objetivación de la responsabilidad civil los sistemas jurídicos.
Nótese que al respecto el legislador tomando como marco de referencia la doctrina que
versa entorno a la responsabilidad civil no prevé distinción en los dos presupuestos, ni para
aumentar o disminuir la responsabilidad que puedo generarse. Esto último, no modifica ni
valor económico que pueda estimarse para la indemnización y muchos menos influye
sobre el operador jurídico a la hora de valorar la conducta desplegada por el accionado.
Cabe señalar que existen otras legislaciones y jurisprudencia que prescinden frente a la
responsabilidad de la determinación de si el acto ilícito se cometió con culpa o dolo y
obligan a su autor a resarcirlo, de acuerdo con la tesis de la corte señalada de forma
precedente:
Al respecto de Italia expresa Barassi dice que el hecho ilícito a que se refiere la ley es una
acción antijurídica que da derecho al perjudicado para reclamar la reparación.'
Así mismo el derecho alemán prescinde en esta materia del término culpa y habla del
hecho ilícito, el que tiene como fuente de obligaciones
Los criterios que se deben tener en cuenta y que son de necesario examen para el jurista y
abogado al momento de interpretar la noción de culpa en un caso en concreto deben ser los
siguientes:
1. El fin exclusivo de la responsabilidad civil es la de indemnizar, la de reparar el perjuicio
que se ha ocasionado a alguien. Y que esta obligación o deber jurídico de indemnizar
existe, ya sea que el daño se haya causado con intención o sin ella. (Con dolo o con
culpa).
Finalmente es preciso para referirse a la culpa utilizar las nociones de también hablar
simplemente de culpa civil, de culpa social e inclusive de “culpa sin culpabilidad”. Ahora
bien, únicamente y excepcionalísima, únicamente en el campo de la responsabilidad
contractual se va a encontrar una solución peculiar bajo los presupuestos de que el perjuicio
se causó con dolo: En este sentido se modifica el principio según el cual solamente el
perjuicio directo es reparable, y se prevé la indemnización de todos los perjuicios, inclusive
de los indirecto.
La culpa grave, leve y levísima (graduación de culpas) tuvo distinción y origen en el derecho
romano, al igual que el principio de equiparar (culpa lata dolo aequiparatur) la culpa al dolo y
acogida en el código civil colombiano en su artículo 63 y 1604, definido de la siguiente
manera:
Culpa grave, negligencia grave, culpa lata, es la que consiste en no manejar los negocios ajenos con
aquel cuidado que aun las personas negligentes o de poca prudencia suelen emplear en sus negocios
propios. Esta culpa en materias civiles equivale al dolo.
Culpa leve, descuido leve, descuido ligero, es la falta de aquella diligencia y cuidado que los
hombres emplean ordinariamente en sus negocios propios. Culpa o descuido, sin otra calificación,
significa culpa o descuido leve. Esta especie de culpa se opone a la diligencia o cuidado ordinario o
mediano
El que debe administrar un negocio como un buen padre de familia, es responsable de esta especie
de culpa
Culpa o descuido levísimo es la falta de aquella esmerada diligencia que un hombre juicioso emplea
en la administración de sus negocios importantes. Esta especie de culpa se opone a la suma
diligencia o cuidado.
Cabe resaltar que la doctrina francesa sobre el particular a generado una posición enarbola
por algunos autores que rechaza la similitud entre la culpa grave y el dolo. De la tal forma
que se contemplen las similitudes de la culpa grave al dolo, allí no hay norma que se ocupe
de mostrar la concordancia o diferencias existentes en las mismas.
No obstante, lo anterior, tanto en Colombia en Francia tal como lo expone Pérez vives “la
culpa levísima basta para comprometer la responsabilidad extracontractual”. Seguidamente
para complementar las categorías doctrinas que versan sobre la culpa es importante referirse
también la denominada culpa inexcusable es un concepto introdujo a partir del derecho
moderno y se refiere a una culpa voluntaria cometida por alguien sin la intención de
perjudicar a su víctima. En este sentido esta noción se utiliza en el transporte aéreo y genero
una responsabilidad objetiva, es decir se responde por el resultado, no obstante, la cuanto
para la reparación es limitada.
Cómo señala Cartou se trata de una responsabilidad de pleno derecho y limitada sin embargo
el agente ocasione un daño de manera dolosa perderá el amparo del protocolo de Varsovia
que consagra la figura de la culpa inexcusable.
Finalmente, desde el punto vista material tenemos el caso del avión donde iba el equipo
Chapecoence de Brasil a jugar la Final de la Copa Libertadores, la culpa se quedó sin
gasolina en razón a que el conductor del avión no tanqueo suficiente el avión y esa
inconciencia loca con pleno conocimiento resulto en la caída del avión con sus tripulantes y
en una culpa inexcusable para el conductor:
Sobre el particular se afirma que una conducta negativa o una abstención basta también para
generar o estructurar la culpa tal como una conducta positiva.
Para dilucidar la cuestión, la doctrina analiza tres criterios, a saber:
Se puede explicar median el caso de una persona que porta un arma de manera legal, pero
este se abstiene de verificar que su arma tenga el seguro y esta se dispara accidentalmente
y causa daños a la salud de otra persona, aquí ocurre una culpa por abstención de una
acción.
Se puede también explicar median el ejemplo del caso un arrendatario que niega a hacer
mantenimiento a el ascensor de su edificio, donde brinda el servicio de alquiler de
habitaciones, y uno de sus inquilinos sufre un accidente dicho ascensor por falta de
mantenimiento. Una clara culpa por falta de una obligación legal de actuar en el
mantenimiento del ascensor.
El delito no necesariamente es incurrir en algún delito a través de una acción sino, también,
ante la falta de esta en frente de hechos en donde su acción hubiera podido impedir que un
resultado negativo se produzca. Incurre en este delito el funcionario público (el médico
puede serlo) que, requerido por un particular a prestar algún auxilio a que está obligado
por razón de su cargo, para evitar un delito u otro mal, se abstuviese de prestarlo sin
causa justificada. [ CITATION Ges20 \l 3082 ]
Es esta última forma de abstención ha generado una fuerte controversia en razón a la tesis
que sostiene: Sobre el particular se ha dicho en contra de esta que el postulado de la libertad
individual y el derecho a la neutralidad que tiene la persona, impide que se configure la
culpa de quien se abstuvo de llevar a cabo un acto al cual no estaba obligado.
Otra posición que se cataloga a su vez como más avanzada considera que la culpa puede
configurarse tanto por la acción como por la abstención, sin detrimento de la libertad de las
personas. “Toda culpa de abstención compromete la responsabilidad”.
En favor de esta última tesis es preciso que tener en cuenta, además, que la generalidad que
informa los textos reguladores de la responsabilidad civil extracontractual (arts. 2341 y
2356 del C. C.), no hace distinción sobre la culpa positiva y la negativa.
En este punto ya se puede afirmar que no es fácil sustentar la posibilidad de la culpa por
abstención en las circunstancias en que la hipótesis de la abstención pura, en ausencia de
obligación legal o contractual que imponga determinado comporta miento. A una tesis de
esa índole solamente podría habría servirle de fundamento filosófico y axiológico un
principio superior que no sería otro sino el de la solidaridad social, que en una comunidad
civilizada ha de ser un imperativo para sus miembros.
Un número importante de naciones han sancionado lo que se llama generalmente omisión
de socorro, que se configura cuando se omite ayudar a una persona que se encuentra en
peligro o emergencia (Francia, Italia, Portugal, Noruega, Bélgica ...).
Conforme con lo anterior los hermanos Mazeaud expresan que después de la legislación
relacionada con este tipo de culpa por omisión, la jurisprudencia francesa no duda en decir
que la culpa por abstención obliga a reparación
Pero en base a esto Melchor Tirado precisa: “Existen casos en los que la aplicación de la
ley no es tan fácil, como en las hipótesis de accidente de circulación en la que varias
personas están lesionadas con diferentes grados de complicación, y los lugareños asisten
rápidamente a las víctimas; se puede pensar que su intervención no es necesaria, hasta el
punto de desentenderse del caso y alejarse del lugar, ¿habría cometido usted el delito? En
principio no, siempre que asegure que la ayuda que presto sea en cierto modo suficiente,
“porque de comprobarse” posteriormente que este presupuesto de hecho no se dio, Usted si
habrá cometido el delito y debe ser investigado penalmente y castigado de ser el caso.
En síntesis, se puede decir que la obtención pura y simple es obtenerse de una acción que
un hombre prudente y diligente conformó a valores y principios axiológicos tenía que
comportarse en un hecho o situación de una persona que se encuentre en desamparo o
peligro manifiesto y que aquello no supusiera un sin riesgo a su vez para para sí mismo ni
para terceras personas.