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Capítulo I

La puerta Amarilla
Convertir problemas en proyectos

en Kindergarten
Profesores

Nicole Chasse y John Walker

Niños

Amelia, Ava, Betel, Durjoy,

Hakim, Sajan, Tamar, y William

Este ejemplo de aprendizaje describe cómo dos


profesores usan el conflicto entre alumnos de un salón de kindergarten para promover la
investigación colaborativa, el desarrollo social
y artístico, y el razonamiento matemático.

A los niños del salón de kínder de Nicole


Chasse en el Colegio Edward Devotion* les
gustaba armar cosas en el área de bloques.
Armaban y desarmaban rampas sólidas para
que los camiones de juguete bajen a velocidad
y armaban casas para sus animales de madera.
El único problema era que a todos les gustaba
usar la puerta amarilla. Uno de los niños
llamado Durjoy explicó: “La puerta amarilla
era mejor que las ventanas rojas porque era
lo suficientemente alta como para que el
caballo negro pasara por ahí. Pero solo
teníamos una sola puerta y a todos les cuesta
compartir”. Como consecuencia la puerta
amarilla generaba muchas discusiones.

*El Colegio Edward Devotion es la escuela de pre-escolar K-8 más grande en Brookline,
Massachusetts. El colegio Devoltion tiene más de siete mil estudiantes, con una gran población
de estudiantes de inglés y alumnos que requiere asistencia social y apoyo emocional.

Un poco cansada de que los niños discutan por la puerta, una mañana Nicole le preguntó a
Hakin, Durjoy y Sajan: “¿Creen que el área de bloques sería más divertida sin la puerta? Porque
parece que la puerta está causando muchos problemas y no se están divirtiendo”.
Tristes con la idea de perder la puerta, los niños se sintieron motivados de encontrar otra forma
de resolver el problema.

“¡Compren más puertas!” un niño gritó. Nicole explicó que esta idea requeriría de dinero que
no tenían y los motivó a que siguieran pensando.

“¡Hagan más puertas!”

Nicole estaba intrigada con esta idea. Se imaginó muchas oportunidades de aprendizaje y retos
para los niños: “¿Cómo podríamos hacer puertas tan buenas como la puerta amarilla para que
las usen?” Hakim, Durjoy, y Sajan sugirieron pedirle ayuda a John Walker, el profesor asistente,
porque era un carpintero experto y la puerta amarilla estaba hecha de madera. Más tarde ese
día, los tres niños le comentaron la idea a John y al resto de la clase. La idea fue aceptada con
entusiasmo y el proyecto de la puerta había iniciado.

Fase de Planificación

Todos los otros proyectos de madera que hicimos habían sido planeados por John Walker,
pero este proyecto lo iniciamos desde los planos. (Amelia)

El afán de hacer la puerta exactamente como la aclamada puerta amarilla daba muchas
oportunidades de enseñanza para los niños y cubría varios aspectos de la currícula para kínder,
incluyendo arte, arte en inglés, y matemáticas. Ya que los niños habían hecho algunos dibujos
basados en la observación, John sugirió que los alumnos interesados hagan algunos trazos o
“planos” para las nuevas puertas basándose en la cuidadosa observación de la puerta amarilla,
los cuales él podría usar para hacer los “kits” de la puerta. Los niños luego ayudarían con los
acabados: pulido, elección del color y pintado.

Ocho niños fueron voluntarios para hacer los planos. Algunos alumnos hicieron dibujos libres,
mientras que otros como Tamar eligieron ser más precisos midiendo la puerta original con una
regla y así encontrar las dimensiones exactas. La idea de Tamar inspiró a otros a usar la regla,
así que John les explicó el concepto de largo y ancho. Descubrieron que la puerta medía
exactamente 5.5 x 4 pulgadas.
“Búsqueda de puertas”: recolección de datos sobre puertas

Mientras esperaban que John construya los kits de las puertas, Nicole aprovecho el gran interés
que tenían los niños en las puertas y preguntó si alguien quería explorar el colegio para ver qué
otros tipos de puertas podrían encontrar. A los niños les encantó la idea. No solo se aprovechaba
la fascinación por las puertas sino también, como luego dijo Ava, pudieron “ir a lugares que los
de kínder (generalmente) no van”. Nicole les sugirió a los niños que contaran y hagan un
registro de los diferentes tipos de puertas que veía, pero no dio instrucciones específicas sobre
cómo hacer el registro.

Cada niño tomó un sujetapapeles,


una hoja, y un lápiz para anotar la
información. Nicole y John
tomaron turnos para acompañar
a pequeños grupos, tomando
fotos o videos para documentar
las distintas puertas y las
observaciones que hacían los
niños en el camino.

Las anotaciones de los niños eran


un reflejo de las diferentes
características que encontraron
en las puertas, y de los distintos
métodos que cada uno inventó
para recolectar los datos.
Algunos niños registraron el orden en el que encontraban ciertas puertas, otros registraron el
número de puertas con ciertas características, e incluso algunos anotaron observaciones. Sajan
registró las puertas que encontró escribiendo los pares de características contrastantes: “Rojo
y no rojo, dos (puertas) y una (puerta), cosas (en la puerta) y sin cosas (en la puerta)”.
En un grupo, Amelia (quien subtituló esta parte del proyecto como “la búsqueda de puertas”)
organizó su registro como gráficas para darle espacio a todas las puertas que encontró. Cuando
los niños compartieron la información que recolectaron con todo el grupo, los demás pensaron
que el método de Almelia era muy interesante. Al día siguiente, otro grupo siguió su ejemplo y
crearon cuadrículas en sus hojas.

Organizar y Compartir Información

Cuando Nicole y John vieron la información de los niños, se dieron cuenta que los niños
naturalmente identificaron los diferentes atributos de las puertas. Ya que contar, describir y
comparar características medibles y clasificar objetos son parte importante de la currícula de
matemática en Kínder, se dirigieron a la Sra. Boss, la especialista en matemáticas en el colegio,
para pedirle ayuda sobre cómo continuar desarrollando estas habilidades. Al día siguiente,
Nicole, John, y la señora Boss peresentaron en clase una nueva propuesta: “¿Pueden elegir una
característica y recolectar nueva informacón de acuerdo a esa única característica?”

La Sra. Boss le dio a los alumnos una hoja de papel en blanco, demostró cómo dibujar un gráfico,
y repasó la pregunta que había propuesto; habló sobre el significado de “característica” usando
ejemplos de la información que los niños habían recolectado (tamaño, color, material,
características únicas, etc). Antes de comenzar la búsqueda, cada niño eligió una característica
para recolectar la información. Tamar, Sajan, Ava, y Amelia decidieron registrar colores; Ethan
W. eligió tamaño.

Después de que los niños recolectaran los datos sobre color y tamaño, Nicole los llevó al pasillo
del cuarto grado para ver los gráficos de esos alumnos sobre “información sobre la caída de las
hojas”. Ella señaló cómo podían ver claramente qué árboles perdían menos o más hojas en
ciertas semanas. Los niños de kínder notaron que los de cuarto grado usaron etiquetas y
organizaron sus gráficos según los tipos de árboles, las semanas de observación, y el número de
hojas caídas. Nicole propuso un nuevo reto: “¿Podríamos tomar la información que
recolectamos de nuestros gráficos sobre las puertas y hacer un gráfico que otros en la escuela
puedan leer?”

El grupo aceptó el reto. Nicole trabajó con un pequeño grupo en el pasillo mientras que John
ayudó cuidando el resto de la clase. Nicole le dijo al primer grupo de cinco que eligieran entre
trabajar solos o en parejas y qué tipo de papel usarían: un papel grande a rayas o un papel blanco
para dibujar. Sajan y Tamar decidieron juntar sus datos en un solo gráfico. Betel, quien no quizo
participar de la búsqueda de puertas, trabajó con Ava en pasar sus datos a un gráfico usando el
papel rayado. Durjoy decidió trabajar por su cuenta. Aquí nosotros seguimos a Ava y Betel
mientras trabajaban.

Ava, quien parecía entender el concepto de graficar y para qué sirviría, le explicó a Betel, “Hay
líneas que van así (indicando líneas horizontales a lo largo de la página) y líneas hacia abajo
con cosas en el medio. Si tuvieramos solo una hoja de papel en blanco no estaría tan
organizado”. Luego Ava compartió su estrategia: “Estoy escribiendo según esto (indicando los
datos recolectados que ella organizó por color), morado, verde, negro, y melón” (señalando el
inicio de la hoja más grande donde había escrito los colores). Nicole le preguntó a Ava qué
pensaba hacer con los plumones. Ava respondió, mirando también a Betel para asegurarse que
ella entendiera claramente el plan, “Vamos a poner cuántas puertas hay aquí (señalando la
hoja de datos) por aquí (señalando el gráfico)”. Satisfecha de que el par tenía un plan para
hacer la gráfica, Nicole fue a ayudar a Sajan y Tamar, quienes aún estaban confundidos.

En el pasillo se escuchaban las animosas conversaciones dentro de los mismos grupos y con
otros grupos. Sajan y Tamar crearon un juego para contar y pretendían contar hasta cien. Durjoy
corría apresurado, “¿Así es… grande… g…g-r-a-n-d-e?” Sajan confirmó y Durjoy regresó
corriendo para decirle la respuesta a Amelia. Mientras tanto, Ava y Betel estaban negociando
seriamente sobre las funciones de cada una.

Después de llenar la columna en el gráfico que representaba el número de puertas moradas,


Ava le dijo a Betel, quien estaba sosteniendo un plumón verde, “Pinta tres espacios. ¿Está
bien?”

Betel no estuvo de acuerdo. “No,


yo quiero pintar por aquí”. Betel
no había entendido el objetivo
de los colores. Parecía basar su
decisión de pintar según otro
criterio. Ava usó una táctica
distinta, “Es decir, pinta en tres
espacios en esta fila verde.
¿Okay?
Betel ahora parecía convencida
de esto y empezó a pintar los
espacios que indicó Ava.

Ava, tal vez al reconocer que


Betel cedió, elogió a su amiga,
“Vaya, pintas mejor que yo,
Betel”. Después de pintar
cuidadosamente un cuadrado
verde, Betel se detuvo y le puso
la tapa al plumón verde,
indicando que cumplió con su
tarea. Ava con tono alentador
dijo: “Entonces ahora puedes
hacer dos más, ¿bien?”.

Betel respondió con tono de pregunta, “Esta es una puerta (señalando la puerta verde que
acababa de pintar) y ahora tenemos que hacer tres más”. Sin ver, Betel tomó un nuevo plumón
y empezó a pintar la casilla debajo de la verde. Ava rápidamente intentó otro enfoque, “¡Tengo
una idea, Betel!” Agarrando la hoja informativa y mostrándosela a Betel, Ava dijo, “No cuentes
los morados porque ya hicimos los morados. Sigue este verde. Solo tienes que hacer dos más
in esta fila verde”. Todavía sin entender el concepto, Betel dijo de buena manera, “Pero, ¿puedo
hacer el rojo?” Ava, después de buscar con la mirada a Nicole, quien había regresado al salón,
parecía que se había rendido en tratar de ayudar a su amiga a entender los conceptos del trabajo
y recurrió a un método más directo. “No. Tienes que hacer dos cuadrados más con verde”.
Betel aceptó esto sin más cuestionamientos y siguió las indicaciones de Ava. Ava se sorprendió.
Luego de que fuera el turno de
Ava de pintar dos cuadrados
negros por las dos puertas que
registró en su búsqueda, Betel
dijo que haría las azules. Ava
explicó, “Bueno, no puedes
hacer los de azul porque no
tengo azul en mi gráfico”.

Betel abrió grande los ojos al finalmente entender el concepto de lo que estaban haciendo, “¡Ah!
¿Porque no había puertas azules?” Hubo una gran emoción una vez que ambas estaban “en
sintonía”. Juntas miraron de nuevo la tabla, y Ava iba nombrando los colores y la cantidad
correspondiente de puertas. Betel exclamó: “¡Ahora ya entiendo!”

Cuando solo quedaba una columna en la tabla indicando una puerta melón, ambas niñas
quisieron alcanzar el plumón naranja, el color que se asemejaba más entre los otros colores de
la canasta. Sin decir una palabra, ambas tomaron un plumón naranja y pintaron la última casilla
juntas, riéndose y susurrando mientras pintaban.

Luego Nicole y John revisaron los gráficos completos junto con el video documental de los
grupos trabajando juntos para ver qué tan bien se entendió el concepto de recolectar y transferir
los datos a un gráfico y cuáles otras indicaciones deberían darse.

Acabado de las Puertas

John utilizó el diseño de los niños para hacer seis kits con puertas y marcos, los cuales
luego fueron pulidos y pintados por pequeños grupos de alumnos. Aunque el proceso
de elección de color para el kit variaba según los grupos, siempre fue democrático. Los
alumnos que trabajaron en parejas tenían un acuerdo, uno elegía el color para la puerta
y el otro el color para el marco, mientras que en otros grupos se hizo por votación, o
jugando papel, piedra o tijeras.

Legado del proyecto

Unos años después de hacer el proyecto, Nicole les pidió a varios alumnos que
reflexionen sobre su experiencia. Los alumnos reconocieron que hubo algo especial
sobre el proyecto de la puerta que resaltó entre otras experiencias en el colegio. A Betel
le gustó el proyecto porque le permitió ir más despacio y concentrarse en aprender una
sola tarea. “No nos apresuramos. Nos tomamos nuestro tiempo… generalmente
tenemos que hacer muchas otras cosas, pero en esa oportunidad, simplemente
hicimos esto (nuevo) de las puertas”.
Muchos otros alumnos dijeron que recolectar información por toda la escuela fue su
parte preferida del proyecto, para Durjoy su parte preferida fue “cuando todos dejaron
de pelear por la puerta original”. Nicole estuvo de acuerdo con que el tono de la clase,
el cual antes del proyecto de la puerta había sido solo conflicto y discusiones, se hizo
más armonioso y colaborativo en general.

Los beneficios del proyecto fueron multifacéticos. El proyecto logró la meta inmediata
que tenían los alumnos de tener más puertas en el área de bloques y di un rango de
oportunidades de aprendizaje en el camino que se relacionaban directamente con los
estándares de la currícula de kínder. En cuanto a artes, los alumnos trabajaron en
representar sus ideas en dos y tres dimensiones, aprendieron a mezclar colores, y
trabajaron con distintos materiales. Desarrollaron sus habilidades verbales y escritas
mientras trabajaron juntos en pequeños grupos y presentaron sus ideas e información
en las reuniones de la clase. Los niños querían que quede exacto y esto hizo que
aprendiera de medición y dimensiones, lo cual abrió una puerta (inesperada) para que
Nicole trabajara en los estándares matemáticos mientras describían y comparaban las
características, se ordenaban y enumeraban los objetos en categorías, y se identificaban
y describían las formas.

Pero el impacto fue incluso mayor. Cuando estos alumnos se graduaron de kínder,
dejaron las puertas que hicieron para que las futuras clases las usen, convirtiendo los
conflictos e intereses propios en un regalo generoso para otros.

Ahora mi hermana está jugando con las puertas. (Amelia)

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