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Fraternidad Misionera de María

Instituto Superior de Estudios Misioneros Pablo VI


Departamento Ciencias de la Religión
Universidad Francisco Marroquín
Curso: Homilética
Nombre: Osman Donely Solares Ramírez

La Homilía en la Evangelii Gaudium

Un aspecto importante que nos enseña el Papa Francisco es el de renovar la confianza en la


predicación mayormente en el mundo moderno que pareciera estar hastiado de tanta
palabrería es lo que el Papa Pablo VI expresa en la encíclica Evangelii Nuntiandi en donde
expone lo siguiente:

“El Tedio que provocan hoy tantos discursos vacíos, y la actualidad de muchas otras
formas de comunicación, no deben sin embargo disminuir el valor permanente de la
Palabra ni hacer perder la confianza en ella. La palabra permanece siempre actual sobre
todo cuando va acompañada del poder de Dios. Por esto conserva también su actualidad
el axioma de San Pablo: «la fe viene de la audición», es decir, es la Palabra oída la que
invita a creer” (EN 42).

La predicación despierta la inquietud de ser discípulo del Señor, los que escucharon la
predicación de Pedro en el día de pentecostés se conmovieron de tal manera que
preguntaron a los otros apóstoles ahí presentes “¿Qué debemos hacer, hermanos?” (Hc 2,
37). El éxito de su predicación no radica en su elocuencia sino la verdad que contiene su
mensaje, fruto de una larga experiencia de encuentro con el Señor.

Renovar nuestra confianza en la predicación implica una constante experiencia de


encuentro con aquel que es la palabra, la fuente que renueva la acción pastoral que la
iglesia realiza en el mundo. Implica también “la preparación de la predicación lo cual es
una tarea tan importante que conviene dedicarle un tiempo prolongado de estudio,
oración, reflexión y creatividad pastoral” (EG 145), para que suscite la fe en aquellos que
la escuchen.

Es bueno subrayar que el predicador no se anuncia a sí mismo, sino a Jesucristo que nos dio
a conocer la voluntad del Padre, de él dice el apóstol “hemos recibido este ministerio por
pura misericordia, por eso no nos acobardamos; antes bien renunciamos a callar por
vergüenza… El mismo Dios que mandó a la luz brillar en las tinieblas, es el que hizo
brillar su luz en nuestros corazones para que en nosotros se irradie la gloria de Dios,
como brilla en el rostro de Cristo.” (2 Cor 4, 1,2.6).

“Renovemos nuestra confianza en la predicación, que se funda en la convicción de que es


Dios quien quiere llegar a los demás a través del predicador y de que él despliega su poder
a través de la palabra humana… Con la palabra, nuestro Señor se ganó el corazón de la
gente. Venían a escucharlo de todas partes (Cf. Mc 1,45). Se quedaban maravillados
bebiendo sus enseñanzas (Cf. Mc 6,2).” (EG 136).

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