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Por: Benjamin Suarez Rosas

Época Colonial Y Las Reformas Borbónicas


¿Cómo fue la Época colonial de México?

La época colonial de México es el período histórico de la nación mexicana que inicia en el siglo XVI,
con el fin de las cruentas guerras de colonización que produjo la llegada de Hernán Cortés y los
conquistadores españoles al territorio del entonces Imperio Mexica (Azteca), y culmina con la
Guerra de Independencia y proclamación de la primera República Mexicana.

Durante el período colonial, México formó parte del Virreinato de la Nueva España, dirigido por un
Virrey nombrado por las autoridades españolas, y que junto a los de la Nueva Granada, el Alto
Perú y el Río de la Plata, conformaba el régimen territorial y político de la América colonizada por
el Reino de España.

Como todos los países con historia colonial en la América hispana, México fue remodelado
política, religiosa, cultural, económica y socialmente conforme a los valores de los invasores
europeos, renegando o segregando las tradiciones y las instituciones de los habitantes originarios
del continente que sobrevivieron a la masacre de la conquista.

Características de la época colonial de México:

Los españoles contaban con tecnología avanzada como la pólvora y los caballos.

La llegada de Hernán Cortés y los conquistadores españoles que, luego de las expediciones de
Colón, venían a enriquecerse y a extender las influencias del trono español, desencadenaron un
rápido cese diplomático con el Imperio Mexica dirigido por Moctezuma, cuya capital de
Tenochtitlán fue tomada en 1521, poniendo fin a una guerra cruenta y desigual que duró dos años
y costó millones de vidas indígenas.

A pesar de la resistencia mexica que no se rindió hasta el último instante posible, los españoles
contaban con superioridad tecnológica (pólvora, perros, caballos, armadura) y táctica, así como
con la alianza de diversos pueblos indígenas tributarios del Imperio Mexica, que vieron en los
recién llegados la oportunidad de saldar sus cuentas con sus opresores locales.

El virreinato llegó a abarcar todo el territorio de lo que es actualmente México.

El Virreinato de la Nueva España se fundó catorce años después de la caída de Tenochtitlán y fue
edificado sobre las ruinas mismas de la civilización azteca. Fue regida a lo largo de su historia por
62 Virreyes, siendo el primero Antonio de Mendoza y Pacheco, quien asumió el cargo en 1535. El
período previo había sido gobernado por el propio Cortés, autoproclamado Capitán General de la
Nueva España.

Si bien el Imperio Mexica se consideraba ya derrotado, la expansión del Virreinato continuó


durante muchos años, haciéndole la guerra a los pueblos del norte, así como a sus antiguos
aliados.

Su territorio total fue enorme, abarcando lo que es actualmente México, junto con los actuales
estados norteamericanos de California, Nevada, Colorado, Utah, Nuevo México, Arizona, Texas,
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Oregón, Washington, Florida y partes de otros estados norteños, así como parte al sur de la actual
Canadá, la totalidad de Centroamérica, las islas de Cuba, República Dominicana, Puerto Rico,
Trinidad y Tobago, Guadalupe, y también las Filipinas, las Carolinas y las Marianas. Era el mayor y
principal asentamiento colonial español de la época.

Organización político-territorial

El Virreinato de la Nueva España era tan extenso que requería una división política en dos
unidades: reinos y capitanías generales.

Reinos. Nueva España (diferente al Virreinato como tal), Nueva Galicia, Guatemala, Nueva Vizcaya,
Nuevo Reino de León, Nuevo México, Nueva Extremadura y Nuevo Santander.

Capitanías generales. Filipinas, Cuba, Puerto Rico y Santo Domingo.

Estas divisiones territoriales y administrativas eran regidas por un Presidente Gobernador o un


Capitán General, respectivamente, que se reportaban al Virrey y éste a su vez directamente a las
autoridades coloniales en la España peninsular.

La sociedad colonial

La sociedad de la colonia distinguía entre sus ciudadanos en base a un criterio, ante todo, racial.

La población indígena, de por sí diezmada tras la conquista y el esparcimiento de nuevas


enfermedades para las cuales los locales carecían de defensas (tuberculosis y viruela), integró un
peldaño muy bajo en la nueva pirámide social, aunque no tan bajo como el de los negros esclavos,
importados desde África para hacer de mano de obra en los vastos nuevos territorios de la
Corona.

Por encima de todo estaban los blancos, provenientes de Europa, y posteriormente los blancos
nacidos en suelo americano.

Mestizaje y castas

Los mestizos eran descendientes de la unión entre un blanco y una india.

La ausencia de mujeres blancas durante los primeros tiempos de la colonia justificó que los
colonos europeos tomaran una o varias amantes indígenas y tuvieran descendencia ilegítima con
ellas. Así surgieron un conjunto de “castas”, para distinguir a los ciudadanos según su origen:

Blancos peninsulares. Blancos nacidos en Europa, que eran dueños de las tierras y ocupaban la
más alta jerarquía política. Sólo ellos podían ser nombrados para cargos públicos.

Blancos criollos. Blancos nacidos en América. Eran también de la clase pudiente, pero no contaban
con los beneficios de los peninsulares y tenían moderado acceso al poder político.

Mestizos. Descendientes de la unión de blanco con india. De las clases no blancas, eran los que
mejor posicionados estaban.

Indígenas. Los habitantes de los pueblos precolombinos o sus descendientes, que no eran esclavos
como los negros, pero sí limitados a labores de servicio.

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Negros. Esclavos africanos que ocupaban el peldaño inferior de la pirámide.

Economía

La economía colonial en México era de tipo extractivista, como en todo el continente de la época.
Sobre todo los yacimientos minerales recién descubiertos en el Norte mexicano, que a su vez
impulsaron el crecimiento de obras y la expansión agrícola.

Sin embargo, casi todo lo obtenido era despachado a Europa a través de los puertos de Veracruz y
Acapulco, parte de una red comercial que llevaba los productos filipinos a América y luego a la
península.

Evangelización

A las poblaciones indígenas se les impuso la religión católica.

Parte del sistema de opresión y control que la colonia impuso a las poblaciones indígenas,
consistió en despojarlos de su idioma y sus tradiciones, tenidas por paganas y heréticas.

Así, se les impuso la religión católica y con ella las normativas sociales y éticas de la sociedad
española, con las cuales pensaron ganar almas para la Iglesia Católica, dado que los indios, a
diferencia de los negros, eran considerados seres humanos, aunque deficientes, necesitados de
tutelaje.

Se instauró la Iglesia Católica en la Nueva España, edificando muchos de sus templos y sus
espacios literalmente sobre las ruinas de los que habían pertenecido a las culturas indígenas. Con
ella, además, llegó la Santa Inquisición.

Cultura

En este virreinato ocurrió el sincretismo, a lo largo de 300 años de historia, de las culturas
indígenas (zapoteca, mixteca, tolteca, maya, náhuatl, etc.) con la española, dando origen a una
sociedad culturalmente fértil, que contribuyó a la cultura española con escritores como Sor Juana
Inés de la Cruz o Juan Ruiz de Alarcón, o Manuel Tolsá en el ámbito de la arquitectura. Esto a pesar
del control eclesiástico sobre la educación, que imposibilitaba cualquier nexo directo con el
imaginario precolombino.

Expansión urbana

Durante la colonia se asentaron numerosas de las principales ciudades del continente y del actual
país mexicano, lo cual se llevó a cabo en muchos casos conforme a un criterio de “tabula rasa”,
que planificaba las ciudades desde cero. No fue el caso de Ciudad de México, obviamente, alzada
sobre la antigua Tenochtitlán

Las reformas borbónicas

Los monarcas, influidos por el despotismo ilustrado, tratarían de modernizar el imperio, poner
orden y elevar la productividad. Para ello cambiaron su política a través del establecimiento de las
llamadas reformas borbónicas, que buscaban restarle poder a los grupos y corporaciones e

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impulsar las actividades económicas, así como el desarrollo científico. Para lograrlo había que
implementar una nueva administración y por ende nuevos funcionarios. Para poner en marcha
dichos cambios enviaron al visitador José de Gálvez, acompañado de contingentes militares que
disuadieran toda posible resistencia.

Iniciaron restándole poder al virrey, realizaron una nueva organización geopolítica, un sistema de
división territorial llamado Intendencias, que serían gobernadas por un intendente que se
encargaría de aplicar la justicia, recoger los impuestos, emprender las obras públicas necesarias y
controlar al resto de las autoridades que quedarían bajo su mando. En la Real Audiencia también
hubo cambios. La Iglesia fue otra de las corporaciones afectadas con las reformas. El clero regular
fue el más atacado al prohibírsele la fundación de nuevos conventos, la formación de novicios y la
restricción de sus actividades a los conventos.

La Compañía de Jesús era la que causaba más problemas debido a su adhesión al Papa , su
influencia en la educación superior y por la riqueza que tenía en la Nueva España . Fueron
expulsados en 1767 recurriendo a los militares que escoltaron a los jesuitas hasta Veracruz, a fin
de evitar protestas y dar celeridad al proceso. Como la Iglesia era una de las instituciones
económicamente más poderosas en el mundo, en 1804 el rey emitió la «real cédula sobre
enajenación de bienes raíces y cobro de capitales de capellanías y obras pías para la consolidación
de vales reales», con el fin de tomar como préstamo los recursos que se obtuvieran de la venta de
los bienes de la Iglesia y su capital líquido. Si bien algunos grupos fueron afectados, otros se
beneficiaron.

Junto con lo anterior, se crearon nuevos monopolios como el del tabaco, que proporcionó
enormes ganancias y crearon nuevos impuestos que incluía a los pequeños comercios. La
aplicación de estas reformas provocó malestar en todos los sectores sociales que se sintieron
afectados, pero Carlos III, impulsor de las reformas, no dio marcha atrás puesto que pretendía la
modernización de la sociedad. Fue un hombre que debido a la educación ilustrada recibida,
sustentada en la razón y no en la fe, pretendía la desaparición del poder de las corporaciones y
otorgar igualdad ante la ley a los habitantes de su imperio. Tuvo problemas con el Papa, a quien
no le reconocía potestad sobre su imperio, él era la máxima autoridad y cualquiera que
pretendiera emitir documentos en sus dominios debía pedir autorización así fuera el máximo
representante de la Iglesia católica.

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