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República Bolivariana de Venezuela

Ministerio del Poder Popular Para la Educación Superior


Universidad Bicentenaria de Aragua
Facultad de Salud y Desarrollo Humano
Escuela de Psicología.

Informe
(Factores explicativos de la personalidad y la enfermedad)

Facilitador: Alumno:
Víctor Contreras Eleannys Castillo
Materia: C.I: 28.024.196
Psicología de la personalidad II Psicología
Sección 1.

San Joaquín de Turmero, Octubre 2021.


Introducción

Existen hoy en día un enorme volumen de investigación que avala la influencia de


los factores psicológicos en los procesos de enfermedad. Tradicionalmente, la
personalidad ha representado las características estructurales y dinámicas de los
individuos que se reflejan en su respuesta más o menos especificas en diferentes
situaciones. Estas propiedades permanentes han dado origen a numerosos
enfoques en relación con rasgos y tipos de personalidad y desarrollos teóricos y
empíricos que las relacionan con variables más o menos implicadas en procesos
de ausencia de bienestar, (Burnout y patrón conductual tipo A Nowack, 1986;
Nagy y Davis, 1985 o rasgos de personalidad y Burnout Cebriá y cols., 2001).

Dentro del concepto de personalidad podemos conseguir que están involucrados


ciertos fatores como lo son: las facultades humanas cognitivas y tendenciales, los
estímulos medioambientales, el comportamiento del individuo y los hábitos, tanto
el hábito enactivo que condiciona su manera de ser como los hábitos operativos
que condicionan su manera de obrar.
Factores explicativos de la personalidad y la enfermedad

Los factores que intervienen en la personalidad son los siguientes: Factores


innatos o hereditarios (sistemas, humores, glándulas, etc.). La personalidad es
aquello que resulta de su acción en el organismo al condicionar el modo de ser del
individuo y desencadenar un determinado estilo de comportamiento que es distinto
en unos individuos respecto a los otros.

Mecanismo directo e indirecto

Mecanismo directo: Para explicar las relaciones entre personalidad y enfermedad,


se ha apelado dos tipos de mecanismo: directo e indirecto. Entre el primero, el
grado de amenaza, reto o desafío como secundaria; nivel de recursos percibidos,
las estrategias de afrontamiento que el individuo pone en marcha para hacer
frente al estrés (directas, emocionales, adaptativas o des adaptativas) también
afectan la selección de situaciones donde la persona actuara desde esta
perspectiva los procesos psicosomáticos.

Mecanismo indirecto: Este modelo sugiere que la personalidad afecta a las


practicas o conductas de salud que son las que se relacionan directamente con la
salud. O dicho en otras palabras, las relaciones entre la personalidad y la
enfermedad es indirecta o medida por estas conductas, determinando rasgos o
características personales se asocian con el estilo de vida mas nocivos, mientras
otros lo hacen con prácticas más saludables.

Modelo de los 5 factores de la personalidad (Big five) y los patrones de


conducta derivados de la combinación de rasgos:
El modelo de los Cinco Grandes propone la existencia de cinco factores básicos
de personalidad que supuestamente tendrían validez universal. Parte de la
hipótesis léxica, que defiende que, en los diferentes lenguajes naturales, han
quedado codificadas aquellas características de personalidad más importantes y
socialmente útiles (cuanto más importante es la característica, más probable es
que haya una o varias palabras para referirse a ella).

 Extraversión-Introversión: Describe en qué medida las personas son


abiertas o tímidas, habladoras o calladas, aventureros o cautos, desean ser el
centro de atención o pasar desapercibidas. Eysenck intentó explicar las
diferencias en este rasgo a través del concepto de arousal. Se denomina con
este término al ritmo de los procesos cerebrales, que implica también al nivel
general de atención frente a estímulos del medio. A nivel neurológico está
regulado por el SARA (sistema de activación reticular ascendente). Según esta
teoría, las personas que tienen en condiciones de reposo un nivel
de arousal crónicamente alto, se comportan de forma introvertida,
mientras que si es crónicamente bajo, tienden a comportarse siguiendo el
patrón extrovertido.
 Neuroticismo-Estabilidad: Describe el grado en que una persona se
preocupa, siente ansiedad o miedo con facilidad; tiene tendencia a
experimentar emociones negativas como la culpa, la ira, el desprecio o el
resentimiento, aunque no tenga problemas graves.
 Amabilidad-Antagonismo: Describe en qué medida las personas son
afables o irritables, cooperativas o difíciles, confiadas o desconfiadas,
amistosas o envidiosas y hostiles.
 Responsabilidad-Impulsividad: Describe la disposición a ser formal,
perseverante, tenaz, disciplinada, o bien resultar irresponsable, inconstante,
impulsiva.

Apertura a la Experiencia-Resistencia a Nuevas Experiencias: Describe en qué


medida las personas son curiosas, imaginativas, creativas o conformistas,
carentes de imaginación, predecibles y se sienten incómodas ante la novedad.
Estos cinco factores han surgido como dimensiones centrales y distintivas de la
personalidad en la mayoría de los países estudiados y suelen permanecer
estables a lo largo de la vida, sobre todo una vez cumplidos los 30 años.

Utilidad Clínica de los modelos dimensionales

Para Livesley existen pocas dudas acerca de que adoptar un modelo


dimensional podría resolver varios de los problemas mencionados del DSM-IV.
Pero, según él mismo, persisten las objeciones a este modelo, ya que los clínicos
consideran que, tanto para establecer un diagnóstico como para tomar decisiones
sobre el tratamiento, un sistema de categorías resulta más fácil de usar.
Livesley se centra en los dos modelos que, a su juicio, han recibido mayor
atención: “la estructural bidimensional del circunflejo interpersonal” y la de “los
cinco factores”. La primera es deudora de la orientación interpersonal de
H. Steck Sullivan y fue desarrollado por Leary y colaboradores (1951, 1957).
Livesley añade que, en la versión de Kiesler (1982), el círculo es dividido en
dieciséis segmentos y cada segmento en tres niveles. El círculo interno designa el
rango de conducta interpersonal usando dieciséis formas como dominante,
exhibicionista, confiado y sumiso. El siguiente círculo representa el grado medio o
normal y, por tanto, dominante se convierte en controlador o exhibicionista en
espontáneo.
En cuanto a los otros modelos –los denominados “factoriales”-, Livesley comienza
por presentarnos el de Eysenck (1987), el cual es un modelo jerárquico en el
que una amplia gama de rasgos de personalidad se organiza en torno a tres
factores principales:

 Extroversión (E): sociable, vital, activo, asertivo, que busca sensaciones


intensas, despreocupado, dominante, susceptible y atrevido.
 Neuroticismo (N): ansioso, deprimido, con sentimientos de culpa, baja
autoestima, tenso, irracional, tímido, de humor cambiante e hipersensible.
 Psicoticismo (P): agresivo, frío, egocéntrico, impersonal, impulsivo,
antisocial, que carece de empatía, alborotador y terco.

La teoría de Eysenck propone una base genética para estas dimensiones e


incluso un fundamento biológico para cada una de ellas. En cualquier caso, la idea
según la cual todos los trastornos de personalidad se sitúan en el espacio
delimitado por las altas puntuaciones en E, N y P no se corresponde con los
conceptos clínicos actuales y Livesley apostilla que trastornos clave
como esquiziode o paranoide no se encuentran en este espacio.

Las crisis de identidad y las disociaciones

El estudio de trastornos severos de la personalidad ha apuntado cada vez más


a la importancia de diferenciar la identidad normal de las perturbaciones de
identidad típicas de los trastornos severos de personalidad. De hecho, la
suposición de que es precisamente el síndrome de difusión de la identidad lo que
caracteriza todos los trastornos severos de personalidad o la organización
bordelinde de la personalidad ha convertido la evaluación clínica de la identidad y
los trastornos de la misma en los más importantes desde el punto de vista
diagnóstico y a la hora de diseñar las estrategias del tratamiento.
La evidencia empírica indica que la disposición temperamental al afecto
negativo, el descontrol afectivo y la impulsividad generalizada caracterizan a los
individuos propensos a desarrollar un trastorno de
personalidad borderline (deVegvar, Siever y Trestman, 1994;Gurvits, Koeningsber
g y SIever, 2000; Steinberg, Trestman y Siever, 1994; Stone, 1993b; van Reekum,
Links y Fedorov, 1994; Yehuda y col., 1994). Pero es la presencia de trastornos
severos de la identidad, cuando se añade a estas características
temperamentales, la que está directamente relacionada con la consolidación de
este trastorno de identidad (O. Kernberg, 1984, 1992).

Contribuciones de Erikson

Dado que el tema de la identidad y la patología o el fallo de la misma apenas


fue tratado por Freud (quien se refirió, sin embargo, a la tendencia del yo [Ich]
hacia la integración de sus dispares disposiciones y objetivos instintivos [Bohleber,
2000]), fue sólo a partir de las contribuciones pioneras de Erikson (1950, 1956)
que el concepto de identidad se convirtió en una contribución fundamental a la
teoría psicoanalítica y a la exploración de la patología del carácter. La
preocupación cultural y sociológica por las vicisitudes de la identidad individual en
un mundo que cambia a toda velocidad puede haber contribuido a la popularidad
del concepto a partir de las formulaciones teóricas y clínicas de Erikson. Más
recientemente, el interés por el desarrollo del self ha reemplazado el foco en el
concepto de la identidad en la literatura psicoanalítica general, aunque el estudio
de la identidad normal y anormal es central en la investigación sobre la
psicopatología de los trastornos severos de personalidad.
Conclusión

Desde el enfoque especifico, la personalidad es un factor que predispone


ciertas patologías. En el general se argumenta que los factores
de personalidad median o protegen el efecto de un factor predisponente de
la enfermedad, por lo que actúan como facilitadores o inhibidores de estos
factores causales.

En la actualidad puede afirmarse que los procesos de la personalidad están


relacionados con las condiciones de salud-enfermedad a través de diferentes
mecanismos (comportamentales, psicofisiológicos, biológicos, etc.). Estas
explicaciones aún resultan parciales y no permiten formular un modelo integrado
sobre la relación entre el sistema autorregulado de procesos de la personalidad
(cognitivos, emocionales y conductuales) y aquellos que constituyen la salud,
entendida desde su dimensión subjetiva y desde su enfoque funcional. Por tal
razón, se requiere el desarrollo de modelos complejos de investigación capaces
de estudiar tales mecanismos de manera simultánea y longitudinal.
Atendiendo a los resultados de investigación, previamente revisados, el estudio de
las competencias emocionales positivas y negativas sería una vía prometedora
para el establecimiento de las relaciones entre algunos procesos y dimensiones de
la personalidad y las condiciones de salud-enfermedad.
Referencias bibliográficas

 Barreto, M. P., Capafons, A. e Ibáñez, E. (1987). ¿Depresión y cáncer o


adaptación y cáncer? Boletín de Psicología, 14, 125-146.
 Bersh, D. (1986). El fenómeno de la salud. Bogotá: ICFES, Ascofame.
 Capitanio, J. P. (2008). Personality and Disease. Brain, Behavior, and
Inmunity, 22, 647-650.
 Cohen, S., Hamrick, N., Rodríguez, M., Feldman, P., Rabin, B. y Manuck, S.
(2000). The Stability of Intercorrelations among Cardiovascular, Immune,
Endocrine, and Psychological Reactivity. Annals of Behavioral Medicine,
22(3), 171-179.
 Contrada, R. J. y Coups, E. J. (2003). Personality and Self-Regulation in
Health and Disease: Toward an Integrative Perspective. En L. D. Cameron y
H. Leventhal (Eds.), The Self-Regulation Of Health and Illness Behavior (pp.
66-94). Londres: Routledge.

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