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Rio Cauca

La Violencia Urbana en
Colombia:
Síntesis de un Estudio
Exploratorio en una Ciudad
Colombiana

Alvaro Camacho Guizado


Alvaro Guzmán Barney

Profesores de la Facultad de Ciencias Sociales y Económicas. Inves-


tigadores del Cidse.

ri
BOLETÍN SOCIOECONÓMICO № 20 ABRIL DE 1990

El fenómeno de la violencia no es particular cias opuestas y por lo tanto se hace preciso


de la sociedad colombiana, y al repetirse en resaltar la necesidad de delimitar lo que podría
todas las naciones con mayor o menor inten- considerarse "delito violento"; adicionalmente
sidad, parece ser un rasgo propio de la socie- hemos incluido también en el análisis a aquella
dad humana, aunque es claro también que su violencia que jurídicamente no se considera
dinámica está estrechamente asociada con la delictiva. En síntesis, hemos tratado de deli-
historia particular de cada una o, en nuestro mitar el campo de la violencia en la sociedad
país muy particularmente, de las historias y reconstruir a partir de allí las distintas
regionales. El caso colombiano se destaca relaciones sociales involucradas.
tanto por el carácter endémico y persistente de
su violencia como porque ésta asume Esta diferencia entre violencia y delito es
características mucho más acentuadas en pertinente cuando se trata de examinar los dos
determinadas regiones y coyunturas. Así, se fenómenos en las ciudades: en efecto, el delito
conoce como "la Violencia" un período y el sentimiento de inseguridad tienen un
relativamente especificable de la historia campo privilegiado en lo urbano: al hacer una
nacional: con algunas continuidades, pero ante identificación rápida y superficial entre delito
todo con ciertas características diferen- y violencia se tiende a ubicar la raíz de la
ciadoras y sin tener necesariamente la misma segunda en los sectores delincuenciales; pero
magnitud, la sociedad colombiana parece estar sobre la base de la diferenciación de los dos
atravesando por una nueva coyuntura de fenómenos, la violencia debe ser vista como
violencia concentrada en lo que va corrido de un elemento de estructuración del orden social
la década de los ochentas. que por lo tanto involucra actores,
motivaciones, recursos y organizaciones e in-
Colombia ha pasado por un proceso de stituciones que pueden o no estar amparados
cambio social y modernización bastante agudo por la legalidad. Es decir, sus significaciones
entre 1950 y 1980. Valga el simple ejemplo de sociales rebasan ese ámbito para colocarse en
las modificaciones en la distribución rural y diferentes dimensiones de la sociedad.
urbana de la población para comprender los
cambios profundos por los que paso y está Hemos tratado igualmente de mostrar que
pasando el país. Nos ha interesado, en este el grado de urbanización no se correlaciona
contexto, indagar por la naturaleza social de la necesariamente con mayores grados de violen-
violencia urbana contemporánea sirviéndonos cia y que las expresiones que podemos en-
esencialmente del ejemplo de la ciudad de contrar en la ciudad bien pueden excederla y
Cali. explicarse por fuera de su entorno. Las
estadísticas para Colombia indican que las
Al hacerlo hemos confrontado las dificul-
tasas de violencia urbana son mayores que las
tades para hacer análisis con base en
rurales, y que ambas son crecientes durante la
estadísticas de delitos, puesto que la violencia
década del ochenta y que las tasas rurales
y el delito tienen comportamientos de tenden-
crecen de manera más acelerada. Pero las
Nota: Este texto es una versión de un capítulo del cifras también muestran que las grandes
trabajo "Indagaciones sobre la naturaleza social de la ciudades no tienen necesariamente las tasas
violencia urbana en Colombia", realizado en el CIDSE de
la Universidad del Valle y financiado parcialmente por mayores de violencia. Ciudades como
Colciencias. Aprovechamos la ocasión para agradecer a Popayán y Villavicencio tienen tasas
Jesús Alberto Valencia, Edgar Vásquez y Estanislao
Zuleta por sus comentarios a una lectura del informe
aproximadamente cinco veces mayores que
completo, así como la invaluable colaboración de Alberto Bogotá y Barranquilla, considerando los
Carvajal Panes so, Carmen Idalia Campo y Carmen Ren-
jifo, algo más que auxiliares de investigación.
promedios para el período 1974-1986. Cada

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LA VIOLENCIA URBANA EN COLOMBIA

ciudad es entonces un medio específico de necesarias para ser una rica fuente de
desarrollo de la violencia. Más aún, los investigación.
ejemplos de Popayán y Villavicencio
Al considerar en las dos ciudades la
indicarían que la violencia de estas ciudades
situación a partir de las lesiones y los
no puede desligarse de las dinámicas de con-
homicidios, se destaca que la tasa de lesiones
flicto regional. A lo urbano y a la urbanización
por 10.000 habitantes disminuye de 52 en
no se le puede asignar sino muy mediata e
1980 a 43 en 1986. Por el contrario, los
indirectamente el papel de parteras de la
homicidios presentan un aumento descomunal
violencia.
pasando de una tasa de 3 en 1980 a casi 8 en
1986, es decir multiplicándose 2 veces y media
Por qué entonces hablar de violencia ur-
en siete años. Gráficamente se podría decir
bana, más allá de la consideración puramente
que el conflicto violento implícito en las
demográfica? Porque sin duda el medio ur-
relaciones sociales en las dos ciudades
bano es privilegiado para observar la produjo menos lesionados pero aniquiló más
diferenciación de las relaciones sociales y en adversarios. El rasgo específico es entonces
particular para estudiar las violencias: nuestro que la violencia se lleva a su consecuencia
esfuerzo ha sido no solamente de introducir el extrema de muerte.
tema sino de plantear, además, que en la
violencia contemporánea es de fundamental Comparativamente Cali tiene una tasa más
importancia buscar conexiones entre sus alta (43 x 10.000) de lesiones que Medellín
diferentes tipos para poder entender la (38) entre 1980 y 1986, pero al considerar los
dinámica global del fenómeno en el país. Al homicidios, la de Medellín es 2 veces superior
hacer estas conexiones subrayamos el peso de a la de Cali para el mismo período. En la
las violencias no negociables sobre otras como capital de Antioquia se concentra entonces el
la política y plateamos que la comprensión de rasgo de la violencia de la década asociado con
la violencia se logra más cabalmente si se la la muerte.
mira a partir de relaciones sociales, y no
Al mismo tiempo, la forma de llevar a cabo
reduciéndola al ámbito político, en contraste
el hecho de violencia ha cambiado notable-
con una tendencia bastante arraigada entre los
mente. Esto es ante todo válido en el caso de
investigadores del tema.
los homicidios. Si en 1980, 54% del total en
ambas ciudades se realizó con armas de fuego,
De otro lado, una aproximación a la violen- este porcentaje fue de 83% seis años más tarde.
cia a partir de la contabilización de la Comparativamente el aumento fue más
criminalidad es un buen comienzo para drástico en el caso de Cali pues allí se paso de
dilucidar las formas específicas de traducción un 50% del total de homicidios con armas de
1
de la pugnacidad en las relaciones sociales. fuego a 85%. En nuestras ciudades se acude
Si bien la explicación de la violencia colom- entonces crecientemente a las armas
biana obviamente no se puede agotar allí, sí se mortíferas para resolver los más diversos con-
trata de un buen punto de partida, al menos flictos, y las consecuencias de su uso no dejan
para tener una imagen real de su magnitud, dudas sobre lo que se pretende con el opositor.
evitando así fantasear en abstracto, sin una
base real. Finalmente, la ciudad es un medio
privilegiado para hacer este ejercicio y en Al analizar las lesiones, los cambios en la
nuestro país Medellín y Cali, por razones forma en que se llevan a cabo no son en
fáciles de comprender, reúnen las condiciones principio tan notables. Aumentan en ambas

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ciudades aquéllas con armas de fuego pasando Medellín tiene una mayor proporción de
de 5% del total en 1980 a 10%; disminuye el mujeres lesionadas (40%) que Cali (36%)
uso de armas blancas de 34% a 33% y también durante todo el período. En conclusión, el
las lesiones con medios contundentes se género parece intervenir significativamente
reducen de 61% a 57%. En este caso sus cam- según se trate de lesiones u homicidios. Esto
bios se dan como consecuencia del armamen- se precisa al relacionar sexo y medio utilizado
tismo de la sociedad, pero se conserva un en el hecho de violencia. En efecto, del total
porcentaje muy importante de lesiones que se de mujeres lesionadas en ambas ciudades
pueden ubicar en escenarios más tradicional- durante todo el período, 77% lo son a través de
mente asociados con armas de menor medios contundentes. La asociación de estas
capacidad de eliminación. variables muestra la importancia cuantitativa
de escenarios donde se oprime violentamente
Veamos algunas características de las a uno de los géneros. A la vez, revela una
víctimas: en ambas ciudades el porcentaje de mayor pugnacidad en el terreno de las
lesiones y homicidios en el grupo de edad de relaciones personales, independientemente
15 a 44 años aumenta; para el conjunto del del orden social que se trate de defender o
período, 86% de las lesiones y 86% de los derrocar.
homicidios se concentraron en este grupo de
edad. La violencia de la década tiende en con- Respecto de los homicidios, la distribución
secuencia a recaer de manera creciente sobre se encuentra más equilibrada aunque los
personas jóvenes y, si se nos permite decirlo hombres tienen un porcentaje mayor (69%)
asi, en una primera fase de adultez. Este frío que las mujeres (55%) de muertes con armas
dato debe llevar a toda suerte de con- de fuego. Pero hay que destacar cómo 21% de
sideraciones acerca de la pérdida social y los homicidios de mujeres se llevan a cabo con
económica que significa el aniquilamiento de otros medios. De nuevo se corrobora que hay
parte de la juventud urbana, así se pueda escenarios específicos que tienen a las mujeres
cínicamente considerar que tal hecho pierde como víctimas. Cali, por otra parte concentra
significado al considerar que hay altas tasas de en mayor medida que Medellín los porcentajes
desempleo precisamente entre la población de de lesiones con medios contundentes, mientras
estos grupos de edad. Comparativamente las que en esta ciudad la proporción de mujeres
lesiones tienen en este grupo de edad un mayor víctimas de homicidio con armas de fuego es
porcentaje en Cali, y en Medellín el de los superior. Cali por su parte tiene un porcentaje
homicidios es mayor. mucho mayor de mujeres muertas por "otros"
medios (28%) que Medellín (14%).
Respecto del sexo de la víctimas, hay que
En síntesis, estamos frente a ciudades
destacar la estrecha relación entre homicidios
donde sus habitantes acuden crecientemente a
y sexo masculino. Durante el período ex-
las armas para resolver los conflictos, y asis-
aminado y para ambas ciudades, 93% del total
timos por lo tanto a un aumento dramático de
de homicidios tuvo a hombres como víctimas.
los homicidios que tienen ciertas par-
Comparativamente también, este porcentaje
ticularidades iniciales: la violencia recae
es más acentuado en Medellín (94%) que en
crecientemente en jóvenes y en hombres.
Cali (91%). La situación cambia al considerar
las lesiones: el porcentaje de mujeres En especial las armas de fuego no son
lesionadas es creciente durante los seis años. económicamente de fácil acceso, requieren al-
Si en 1980 36% de las lesiones recayeron en guna técnica para su manejo y mantenimiento,
mujeres, este porcentaje fué de 41% en 1986. suponen muchas veces organizaciones que

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LA VIOLENCIA URBANA EN COLOMBIA

sostienen a los victimarios y tienen consecuen- tiene variaciones muy importantes de un año a
cias conocidas sobre las víctimas: su muerte. otro, con una cifra baja en 1983 (5%) que
Ello nos tiene que inducir a pensar que no se asciende y casi se triplica para 1985 (14%) y
trata simplemente de violencia ejercida por vuelve a bajar durante 1986. La social
pobres como consecuencia de su miseria: más también cambia notablemente de año en año y
allá de esta explicación fácil debe buscarse la aumenta en la medida en que disminuye la
naturaleza y medios de, por ejemplo, las or- política. De aquí se desprende una conclusión
ganizaciones que sirven de soporte para la importante sobre la estabilidad en el tiempo de
actividad violenta generalizada. ciertos campos de violencia y la especificidad
de otros para ciertos años. Así, se podría decir
De los datos presentados se desprende la que en el año 1985 en Cali proliferó la violen-
pertinencia de diferenciar las violencias. Pero cia del campo político y en 1986 la del campo
también se puede inferir que para el período social.
examinado se destacan aquéllas que
podríamos denominar "instrumentales":
Finalmente al identificar escenarios de
violencias donde hay intereses identificables,
violencia dentro de los distintos campos
racionalizaciones sobre el uso de la fuerza,
aparecen como los más sobresalientes los
división del trabajo para su ejecución, víctimas
atracos, las riñas, los ajustes de cuentas, los
y victimarios precisos que no necesariamente
enfrentamientos militares, las limpiezas, el
agotan a los actores en conflicto.
familiar y el de sexualidad. También con los
Para detallar la naturaleza múltiple de la escenarios se identificó su direccionalidad y la
violencia urbana caleña, hemos procedido a importancia de cada uno de ellos en el tiempo.
examinar los hechos acaecidos entre 1980 y Se destaca cómo ciertos escenarios son al
1986 y reportados por la prensa local. mismo tiempo cuantitativamente muy impor-
tantes y relativamente rígidos en el tiempo: los
En primer lugar, se realizó una clasificación atracos y las riñas, que suman 55% del total.
según su campo principal de estructuración. Esto no sucede con tres escenarios que son
Como resultado, 35% de ellos resultaron en el altamente cambiantes y predominan en ciertos
campo de conflicto económico, 9% en el años: los enfrentamientos militares, los ajustes
político y 55% en el estrictamente social. El de cuentas y las limpiezas, que suman 32% de
porcentaje restante corresponde a formas com- los hechos. Estos tres escenarios predominan
binadas. Al determinar la direccionalidad de y signan la violencia de Cali de los ochentas y
los hechos encontramos que, para cada campo, particularmente entre 1984 y 1986.
ésta puede tener como punto de partida el polo
dominante o dominado de la relación social
donde se presenta. Vemos cómo la violencia Estas características, además de la
económica se ejerce prioritariamente desde el propensión al homicidio, el recurso al arma de
polo dominado (86%), la política esta fuego, el carácter joven y masculino de las
prácticamente equilibrada (47%) y la del víctimas, son compatibles con la idea de que
campo social se concentra fundamentalmente los enfrentamientos militares, las limpiezas y
en el polo dominante (98%). Al detallar los los ajustes de cuentas son los escenarios
hechos de cada campo en el período 1983- propios de la década. Vale entonces la pena
1986 encontramos que para cada año la profundizar en algunos de sus rasgos y pregun-
económica tiene un porcentaje muy similar, tarse si hay conexiones entre ellos y de ellos
alrededor de un promedio de 33%. La política con la dinámica global de la ciudad.

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La organización de los victimarios en personas que actúan por cuenta propia, los
Además de los enfrentamientos entre llamados justicieros, como en quienes obran a
aparatos militares que por definición incluyen nombre de organizaciones, algunas de ellas
actores altamente organizados y apoyados por identificadas en los mismos hechos de violen-
infraestructuras muy definidas, los escenarios cia: "Seguiremos ejecutando a subversivos y
de limpieza y ajuste de cuentas presentan in- hampa criolla de Yumbo", es un letrero que se
dicadores a partir de los cuales se infiere la repite al lado de los muertos por limpieza de
existencia de organizaciones sostenedoras. La los años 1985 y 1986 en este municipio.
presencia de armas de fuego técnicamente La selectividad de las víctimas
complejas, de motos y automóviles, de dos o
más victimarios, de mensajes que aclaran los Estas formas de violencia que estamos ex-
motivos del homicidio y de manera aminando no recaen sobre cualquier persona.
sobresaliente el recurso al personaje siniestro En el caso de la violencia propiamente política
del sicario, denotan que no nos encontramos las víctimas son soldados, guerrilleros,
frente a violencias espontáneas de individuos policías o civiles cuya identidad política es
anómicos o pobres sin rumbo. Por el contrario, clara. En los ajustes de cuentas, se trata de
es una violencia que ostenta recursos y personas con antecedentes penales, grandes
muestra planificación y organización para su propietarios, personalidades del mundo judi-
desarrollo: sobresale la instrumentalidad de cial, comerciantes, miembros de los cuerpos
esta violencia. Ahora bien, cuáles son estas de seguridad, entre otros. Pero es en el es-
organizaciones? En el caso los enfrentamien- cenario de limpieza donde la selectividad es
tos militares están claras: son el ejército y la más insospechada. De 52 casos examinados
policía de un lado y el M-19, prioritariamente, entre 1985 y 1986, varios de ellos con más de
del otro. cinco muertos cada uno, 20 estuvieron
dirigidos contra personas pertenecientes a los
bajos fondos de la ciudad, especialmente en
En los ajustes de cuentas, es mucho mas algunos barrios de la ciudad. Allí murieron
difícil llegar a precisiones. Indudablemente ladrones, basuqueros y personas identificadas
están presentes aquéllas que se mueven al- como vagos por la prensa. Once de los casos
rededor del tráfico de drogas ilícitas y que fueron dirigidos contra homosexuales a los
generalmente acuden a su propia justicia con que se llegó a buscar en direcciones precisas.
la pena de muerte. El carácter del homicidio En una ocasión se usaron gases lacrimógenos
y la identidad de la víctima muchas veces para sacarlos de la vivienda donde se en-
dejan en claro el sentido de ajusticiamiento. contraban y después matarlos. Ocho de los
Pero además los ajustes de cuentas pueden casos se dirigieron contra recogedores de
responder a conflictos propios de la vida papel y personas que sencillamente eran
privada que no se resuelven por la pobres. Hubo dentro de esta modalidad un
intervención de la Justicia del Estado; en este caso dramático de asesinato colectivo de per-
caso el conflicto no involucra en principio sonas que se encontraban durmiendo en los
organizaciones, pero para llevar a cabo el vecindarios de los ferrocarriles. Siete de los
ajuste de cuentas se acude a personas o en- casos estaban dirigidos claramente contra de-
tidades especializadas en el oficio de la mentes que usualmente se encontraban en
muerte, es decir, no se dispone de una ciertas esquinas de la ciudad.
organización de violencia, pero se la contrata.
Por su parte, las limpiezas muestran también Hubo también casos de limpiezas contra
características que pueden hacer pensar tanto amnistiados del M-19 y, de manera muy sig-

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LA VIOLENCIA URBANA EN COLOMBIA

nificativa, en las operaciones que se hacían información disponible y del conocimiento


desde motos o carros y que incluían un recor- normal de quien conozca a Cali, o para el
rido por distintos sitios de la ciudad, en varias efecto, cualquiera de nuestras ciudades.
oportunidades cayeron ciudadanos que se en-
Hemos presentado la distinción entre delin-
contraban en los andenes de las vías por donde
cuencia y violencia porque confundir los
transitaban dichos vehículos. La más lógica
términos lleva a equívocos de consecuencias
inferencia, que por lo demás fue compartida
serias no sólo en las explicaciones de las
por funcionarios investigadores y algunos
situaciones, sino -lo que es más grave- a
periodistas, era que se trataba de liquidar
políticas de orden represivo canalizados con-
posibles testigos, borrar toda huella. En otras
tra la población más desprotegida. Es muy
palabras, las limpiezas iban dirigidas contra
probable que haya una estrecha relación entre
los sectores considerados descompuestos o
delincuencia y pobreza, pero sólo si ignoramos
nocivos para un determinado orden moral que
los delitos típicos del cuello blanco y cuyos
buscaba reiterar su dominio: esa violencia se
efectos tienen mucho más peso cualitativo que
llevó a cabo como lección extrema de control
los pequeños robos cotidianos. Aunque la
social. Sus víctimas fueron los portadores de
gente en general tienda a percibir que su
una identidad estigmatizada, o quienes se le
problema de seguridad se relaciona directa-
parecieran. O ciudadanos comunes y corrien-
mente con la proliferación de pobres en la
tes que deberían saber a qué atenerse frente al
ciudad, lo cierto es que un peculado o una
pronosticado "derrumbre moral".
malversación de fondos en el sector público o
En resumen, hemos querido mostrar cómo en las organizaciones financieras privadas, por
en ciertas formas de violencia urbana que ejemplo, afecta a muchas más personas. En el
parecen jugar un papel importante en la coyun- país hay abundantes experiencias recientes,
tura de los años 1984-1986 en la ciudad, hay que han tenido como delincuentes a eminentes
rasgos que denotan una importante instrumen- ciudadanos cuya integridad moral era indis-
talidad, esto quiere decir que en estos procesos cutida hasta el momento en que se des-
no solamente hay actores e intereses que cubrieron sus fechorías. De otro lado, a pesar
entran claramente en juego sino que, además, de su escasez, las estadísticas sobre delincuen-
cia de la Policía Nacional muestran cómo la
se ha racionalizado el uso y recurso a la violen-
inmensa mayoría de los capturados tienen
cia de tal manera que se sabe en qué cir-
oficios propios de pobres, cuando no son
cunstancias se la utiliza, con qué objetivos y
desempleados. Es claro que entre delincuencia
los procedimientos más adecuados para poner-
y pobreza la relación es estrecha -y lógica, por
la en práctica.
lo demás-. Pero no se puede proyectar a la
Violencia Económica y Lucha de violencia.
Clases
El análisis de la economía urbana caleña Cali, creemos haberlo mostrado, y así es
muestra una sociedad en la que la violencia reconocido en Colombia, es una ciudad
económica tiene una innegable y significativa plagada de desigualdades sociales. Sin embar-
presencia. Pero como parece quedar claro, la go, tanto ella como su área geográfica in-
explicación de la misma por la vía de la teoría mediata muestran indicadores que hacen
sociológica que liga esa violencia con la concluir que la situación en términos com-
pobreza y asigna a los pobres el papel parativos no es tan mala: la ciudad y la región
dinámico en su gestión y concreción en crecen, los sectores obreros industriales tienen
hechos, no se dibuja nítidamente a partir de la niveles salariales por encima de los promedios

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nacionales, así la gran industria provea Hay en Cali, pues, violencia económica de
relativamente poco empleo; los salarios pobres y ricos, individual y colectiva,
rurales son comparativamente altos, la política ocasional y organizada. En tales condiciones
fiscal y de gasto público local tiene un fuerte no es posible sustentar la teoría corriente que
componente redistributi vo, y su clase dirigente se ha criticado aquí por su simplismo y
se ocupa con alguna eficacia en tareas de orden unilateralidad. Aunque nada hayamos dicho
filantrópico que buscan mejorar las calidades de algunas de sus bases, la confusión de ac-
de vida de los ciudadanos más pobres. tores sociales con sujetos empíricos, hemos
planteado la crítica en su mismo terreno, a fin
El examen de las cifras disponibles así de colocar la información cuantitativa al ser-
como de la información de prensa presenta una vicio del debate sociológico en el terreno más
ciudad ciertamente cruzada por la violencia evidente posible.
económica, pero mucho más alarmante es que
haya más violencia adscribible a la intoleran- Pero si este es el panorama global de la
cia social. Ello remite a una sociología del violencia económica caleña, queda un área
conflicto que tiene que profundizar en las que hasta ahora no se ha explorado
bases sociales de esa actitud que, como se sistemáticamente en estas páginas: la violen-
deduce de las fuentes empíricas, no es sólo el cia posible en confrontaciones de orden
producto de la crueldad en las relaciones per- económico entre clases sociales, entre el capi-
sonales, familiares o las iras y desmesuras tal y el trabajo, empleadores estatales y
ocasionales. Es, como lo hemos insistido, empleados del sector público, es decir,
también una violencia colectiva, organizada y capitalistas y proletarios, dominadores y
que tiene entre sus metas la conservación del dominados. En el período estudiado la prensa
orden y la imagen que la ciudad se ha ganado reportó solamente cuatro episodios de violen-
por su pasado reciente. cia en actos de masas, equivalentes a menos
del 1% del total. Esto refleja un clima real-
Tal afirmación recibe algún apoyo mente pacífico en la confrontación, que se
empírico -precario por el momento, es bueno lleva a cabo generalmente por medios alta-
reiterarlo- de los datos presentados, que mente institucionalizados, en los que las
muestran como al lado de la violencia contra violaciones del orden y las invitaciones al
la propiedad hay una violencia desde la enfrentamiento violento son controladas por
propiedad. Ya hemos resaltado el fenómeno las partes en contienda. El máximo episodio
que refleja cómo la justicia, la protección y la puede consistir en una quema de buses de
violencia privadas se arraigan en la ciudad con transporte público, en el cual generalmente no
su secuela de muertos arrojados en vías hay víctimas humanas.
públicas o lugares apartados, al tiempo con las
muertes ejemplarizantes de personas con an- Una notable excepción en el período fue el
tecedentes judiciales, en cuyos cadáveres episodio ocurrido en 1983, cuando un
aparecen mensajes de advertencia a quienes transeúnte murió y dos quedaron heridos en un
osen seguir el ejemplo de los muertos. La confuso hecho policial de persecución a ven-
violencia desde la propiedad, igual que la in- dedores callejeros. En ese hecho violento in-
seguridad, se localizan en el temor a los pobres tervinieron tanto la ira popular desbocada,
y aunque recibe menos atención pública, sin como la confusión de medios y fines, como la
duda es socialmente más grave en cuanto habilidad manipuladora de algunos políticos y
rebasa con amplitud el orden y la legalidad en la mesura de la autoridad local. Si bien ese
que supuestamente se basan. hecho mostró la naturaleza precaria del orden

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público urbano, también hizo ver que la El que ésta se colectivice y organice es algo
violencia de masas no ha tenido mayores ex- que depende no de la estructura social per se,
presiones en la ciudad, dado el alto grado de sino del conjunto de acciones que de lado y
control social, político y militar existente. Esta lado: propietarios y no propietarios, ricos y
afirmación, sin embargo, no implica que se pobres, dominantes y dominados, se gesten y
excluya la posibilidad de acciones de esta expresen. De nuevo: puede estar en la agenda.
naturaleza: por el contrario, puede que haya Lo presentado aquí, sin embargo, ha tenido
nuevos episodios de violencia económica de como meta describir un fenómeno real; el
masas, porque el descontento está ahí y las pronóstico de su desarrollo escapa a nuestra
medidas de su control no son necesariamente intención y posibilidades.
suficientes en el largo plazo.
La violencia política y la coyun-
En efecto, uno de los candidatos en la re-
ciente elección popular de alcaldes en la
tura histórica.
ciudad lanzó una crítica constante contra las De la descripción de la violencia política se
autoridades locales por su corrupción e in- colige claramente que si bien el número de
eficiencia. A pesar de que pocos meses antes hechos en este campo de conflicto social fue
ese candidato había sido víctima de un aten- relativamente reducido frente a los presen-
tado que casi le cuesta la vida, permanente- tados en los demás en el orden social caleño,
mente insistió en que su acción de denuncia ello no quiere decir que su importancia cuan-
tema como motivación el impedir que por la titativa pueda ser menor que su significación
acumulación de tensiones y descontento social sociológica e histórica. Parecería quedar claro,
se desbordara la ira popular, con los en efecto, que la violencia política local está
catastróficos efectos previsibles. Pronosticaba en la raíz de una parte considerable de la
que de no actuar rápida y eficazmente, los explicación de la criminalidad que convirtió a
pobladores más pobres invadirían los barrios Cali en una de las ciudades más violentas del
residenciales de las clases media y alta, en una país en los mediados de la década.
orgía interminable e incontrolable. Puede ser
que esta retórica apocalíptica tenga más de La coyuntura particular del proyecto de
demagogia que de verdad: pero no hay bases urbanización de la guerrilla, los mecanismos
reales para pensar que el descontento popular de defensa desarrollados y su desborde en
no se exprese en algún momento. La violencia acciones que superaron la confrontación ar-
de la lucha económica de clases, dirigida con- mada y se desplazaron hacia las limpiezas, y
tra la propiedad o el capital puede estar en el los excesos en el celo con que algunos sectores
futuro pero no tiene en la actualidad el peso de la ciudadanía acometieron para sí la tarea
que le asignan quienes claman por medidas de de liquidar indeseables sociales, indudable-
control policiaco y militar. mente está en la base de la caracterización de
la Cali de los ochentas. Si bien la violencia de
Hay, desde luego, expresiones de desigual- limpiezas de orden social fue el rasgo típico de
dad en los actos de violencia económica es- la coyuntura, no es menos cierto que la
tudiados aunque no enfrenten directamente a confrontación política entre las fuerzas ar-
desposeídos y propietarios. Y si esta madas y la guerrilla se constituyeron en una
modalidad es de alguna manera lucha de clave esencial para darle dinámica a los
clases, entonces en Cali hay lucha económica procesos de limpieza. De nuevo, la magnitud
de clases con expresiones violentas. cuantitativa de la violencia política no es más

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que un pálido reflejo de su significación las prácticas militares de represión han de ser
global. respuesta a lo que se define esencialmente
como un problema de subversión, con toda la
Vale la pena insistir un poco en esta
estrechez que este término implica en el len-
aparente reducción de lo político a las luchas
guaje político colombiano. Y si este tipo de
por el poder o el control de aparatos del Estado.
gestiones son no sólo cortas sino con-
No se pretende con ella minimizar el efecto de
traproducentes, queda por pensar que el
este upo de confrontación, ni de plantear que
problema global de la violencia en la sociedad
lo político ocupa un reducido espacio de
colombiana requiere una política general con-
interés para la ciudadanía. £1 tipo de apoyo que
tra las bases sociales de la misma. No es éste
recibió el M-19 en algún momento de su vida
el lugar para tal formulación, pero este aserto
legal muestra que hubo realmente un creciente
parece ser ampliamente aceptado por quienes
interés por parte de sectores de la población
han tratado de profundizar en el estudio del
caleña por hacer suyos algunos de los proyec-
fenómeno saliéndose de la estrecha óptica par-
tos políticos de ese grupo, como fueron la
tidista o militarista.
ampliación de la participación ciudadana en
las decisiones colectivas y la necesidad de También es preciso hacer notar cómo
apertura del sistema político para viabilizar tal nuestra tesis relativa al desborde de la violen-
participación. cia local implica que lo político, entendido
más ampliamente como un proceso de
Al mismo tiempo, es útil tal restricción
confrontación no sólo por el control de los
operacional para hacer más claro aún uno de
aparatos del Estado sino acerca de la vigencia,
los puntos que tanto en esta ocasión como en
reforma o transformación de los arreglos in-
otras hemos tratado de resaltar: la violencia
stitucionales que rigen la vida colectiva de los
política, con toda su importancia, es sólo una ciudadanos, ocupó un lugar importante en el
de las formas de violencia que signan a la proceso de la década. En efecto, el hecho de
sociedad colombiana. Las demás, aquéllas que que hubiera una coincidencia temporal entre
se expresan en los campos de conflicto las tensiones producidas por la presencia guer-
económico y social tienen no sólo mayor rillera, las polarizaciones generadas por la
significación cuantitativa, sino que a su vez le política global de apertura del presidente
dan un sentido político al conjunto. En efecto, Betancur y las limpiezas, remite a considerar
la violencia política es relativamente "negoci- que estamos frente a un conjunto de
able", como lo sostuvo el informe al Gobierno fenómenos altamente relacionados, y que la
Nacional (Comisión, 1987), y en gran medida fnextricabilidad de su naturaleza no puede
su nivel depende de las posibilidades de tal resolverse con el simple recurso de asignarle
negociación, en la que intervienen tanto los una prioridad causal a cualquiera de ellos.
grados de control que las partes tengan sobre
su respectivas fuerzas como la voluntad
La experiencia de las limpiezas no puede
política para encausar las contradicciones por
examinarse simplemente como un "coletazo"
vías no violentas.
de las confrontaciones entre aparatos militares
Pero pensar que las otras formas son igual- de 1985. En primer lugar, ya ellas se habían
mente negociables no pasa de ser una ilusión. manifestado anteriormente, aunque con
Ilusión que a su vez alimentan las dirigencias muchísima menor intensidad. En segundo, las
de los partidos políticos tradicionales, para múltiples denuncias sobre las muertes de
quienes los acuerdos y las argucias de capillas simpatizantes de la izquierda que se presen-
son claves de solución. O de quienes creen que taron inclusive con anterioridad a la llegada

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LA VIOLENCIA URBANA EN COLOMBIA

del M-19 y luego de su salida de la ciudad, constantemente protegida. Sin embargo, una
atestiguan que muchas veces entre los indese- sociedad así protegida es una sociedad
ables eliminados había personas que eran así vigilada. Si bien la constante presencia policial
consideradas por sus ideas políticas o sus ges- puede brindar a la población la sensación de
tiones de cambio social por vías no plena- seguridad por la que venía clamando, también
mente aceptadas por la institucionalidad y las es posible que esta constante vigilancia cree
ideologías dominantes en su momento en la para los propios ciudadanos una imagen de sí
ciudad. mismos según la cual necesitan protección
constante, lo que indicaría la imposibilidad de
Todo lo anterior parece justificar nuestras vivir en comunidad sin temor ante la falta de
dos opciones, vale decir, tratar de colocar a la ella.
violencia propiamente política en sus justas
dimensiones, pero al mismo tiempo mostrar Cuando en el citado informe al Gobierno se
las tremendas implicaciones de tal forma de decía que no puede sentirse fuerte una
confrontar conflictos sociales que en otras sociedad que se representa a sí misma
sociedades se resuelven de manera incruenta. mediante el recurso a las armas, estábamos
pensando en la necesidad de acelerar y profun-
Pero además del sentido político que tiene
dizar procesos de democratización que tengan
el conjunto de las violencias que hemos ex-
como meta, entre otras, la ausencia total de
aminado, vale la pena señalar algunas de las
armas, independientemente de las manos que
características que ha asumido el proyecto de
las manejen. No se trata, desde luego, de que
respuesta que se ha dado a la situación, y que
en Cali no haya cedido el upo de violencia que
muestra el significado político de la misma. Lo
hemos tratado en este trabajo, y menos que en
primero que se destaca es el cambio sustancial
alguna medida esta reducción se deba a la
que ha experimentado la policía local. Al
presencia de la policía en las calles de la
despido de un número importante de agentes
ciudad. Este es desde luego el precio que se
le sucedió un visible esfuerzo de
tiene que pagar para que en la ciudadanía se
reorganización profunda del organismo. Fue
reduzcan los niveles de inseguridad.
así como se inició un proceso de
sistematización mediante el cual la policía se
encuentra en posesión de un volumen apreci- Al mismo tiempo que este refuerzo policial,
able de información sobre la ciudadanía. Es de otra respuesta ha sido profundizar las prácticas
pensar que tal transformación puede conver- filantrópicas. En alguna entrevista concedida
tirse en un poderoso auxiliar de la a una periodista extranjera, una distinguida
investigación policial e incrementará la dama de la sociedad caleña hacía el punto
eficiencia de la institución. Pero también es meridianamente claro: en su parecer se volvía
preocupante que eventualmente tal completamente necesario desplegar tal
información sea utilizada para escudriñar práctica en los barrios más pobres de la ciudad,
vidas privadas e interferir en ellas. O que en en coordinación con el Ejército, a fin de con-
manos inescrupulosas se convierta en in- frontar a la subversión por varios medios, uno
strumento de coacción y/o represión. de los cuales sería, precisamente, el cortar las
posibilidades de que la población civil, por
Otro cambio importante ha sido la fuerte desafección frente al descuido y abandono por
descentralización de la vigilancia callejera: parte del Estado y de quienes sienten que
con una técnica consistente en desplazar tienen la responsabilidad de contribuir al man-
parejas de agentes permanentemente por toda tenimiento del orden social global, se inclinara
la ciudad, se da la impresión de una ciudad del lado de la oposición armada.

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BOLETÍN SOaOECONOMICO № 20 ABRIL DE 1990

Finalmente, justo es anotarlo, un obser­ personas. Son los casos, por ejemplo, de la
vador de la escena urbana caleña tiene que violencia familiar, la que se expresa contra el
reconocer que se realiza un notable esfuerzo género o en las riflas. Por otro, formas de
para construir mecanismos de participación violencia donde entran en juego actores colec-
popular, a la vez que se hace notoria la tivos y campos de conflicto que dependen de
aceleración que las más recientes ad- pugnas por intereses asociados con el orden de
ministraciones locales han dado al proceso de lo público, así sea no estatal. Un ejemplo claro
mejoramiento de las condiciones de vida de la se tiene con los escenarios de limpieza, que
población más pobre de la ciudad, a pesar de pueden ser activados tanto por ciudadanos
que la inveterada práctica del clientelismo siga privados como por agentes del Estado, pero
vigente. que en todo caso tienen enormes im-
plicaciones para la conservación del orden
Queda mucho por hacer, sin embargo, y no público.
por lo hecho puede haber satisfacción. Baste
saber que muchas de las condiciones objetivas Ciertamente, hay escenarios que en casos
que estuvieron asociadas con la acogida que el concretos son de difícil ubicación en una u otra
M-19 tuvo en algunas zonas de la ciudad categoría: esto sucede con los ajustes de cuen-
pueden estar vigentes hoy día, y si bien no es tas que al exhibir características públicas tien-
de esperar una repetición de los procesos aquí den a identificarse con las limpiezas o que al
descritos, tampoco es totalmente descartable asumir rasgos puramente privados pueden
un nuevo deterioro de la situación que recree aparecer como simples riñas ocasionales.
en la ciudad los efectos mostrados.
Al examinar los escenarios de este campo
Y quede una lección final: el proceso en el tiempo encontramos que las formas
descrito tiene una fuerte similitud con el vivido privadas como las riñas, la familiar o la de
en otras áreas del país: el desborde de una género tienen un peso cuantitativo muy im-
violencia que se articula con la protección de portante sobre el total. Se caracterizan porque
un orden, pero que asume una dinámica im- no tienen variaciones significativas entre 1985
parable, inclusive para quienes en algún y 1986. Sucede lo contrario con violencias
momento la consideraron como un mecanismo más públicas como los ajustes de cuentas y las
de excepción para hacer frente a una amenaza limpiezas que de un año a otro se multiplican
de subversión. por dos en el primer caso y por cuatro en el
segundo. Se infiere que las violencias de lo
La violencia social y la ética de privado expresan entonces condiciones que
la intolerancia por su rigidez sólo se modifican en el mediano
o largo plazo, mientras que otras como las de
La diferenciación de escenarios en el limpieza claramente parecen depender para su
campo de conflicto social es sensiblemente
expansión o contracción de condiciones más
más compleja que en los demás y por lo mismo
claramente coyunturales. Igualmente, aunque
se hace más necesaria. Cada uno de ellos
en menor medida, los ajustes de cuentas.
parece ser irreducible a explicaciones válidas
para los demás: en principio, se puede pensar Al examinar más detenidamente los ajustes
en dos categorías diferenciadoras: por un lado, de cuentas, las limpiezas, las violencias
formas de violencia que podemos considerar familiar y de sexualidad, aparece el carácter
como prioritariamente privadas o interper- espontáneo de las más privadas: la familiar y
sonales y que se basan en contradicciones de de sexualidad. Por el contrario, en las otras dos
roles, intereses e identidades de la vida de las se destaca su carácter instrumental, selectivo

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LA VIOLENCIA URBANA EN COLOMBIA

y organizado. Esto se concluye al observar la en el que se acude a la aniquilación del


identidad de las víctimas, el estado en que opositor, buscando que la colectividad entien-
quedaron, el uso de armas de fuego, da la lección sobre el lugar que le corresponde
automóviles y motos, la participación de a cada cual. Las limpiezas son una lección
sicarios y/o más de un victimario, y la extrema de dominio allí donde no hay una
identificación del victimario como miembro sociedad ni una cultura democráticas. Por
de algún grupo más o menos organizado. Es supuesto se trata también de una sociedad
esta segunda clase de violencia la que se desar- donde no hay un Estado fuerte que pueda
rolla predominantemente en la ciudad entre canalizar de manera no violenta una deter-
1985 y 1986, y el escenario de limpieza es el minada concepción de criminalidad y más
que la representa más adecuadamente. amplia de conductas innovativas. Se crean así
circunstancias para que intereses de dominio
Al hacer esta afirmación vale la pena particular dispongan en su favor de aparatos
especificar dos salvedades. En primer lugar, del Estado, fundamentalmente de sus cuerpos
no es la magnitud absoluta de esta violencia la de seguridad, para que intervengan según su
que nos determina su importancia para el concepción del orden social. O bien que dichos
período. Es la significación que asume en cuerpos de seguridad actúen a nombre propio
relación con el conjunto de la violencia en la pero de manera ilegal, lo que solo es posible si
ciudad y las bases sociales que la sustentan, encuentran aprobación a su conducta en los
aspecto que profundizaremos más adelante. mismos actores privados dominantes. O bien
En segundo lugar, esta relevancia de la violen- que estos mismos sectores consoliden inde-
cia pública y organizada no puede hacer ol- pendientemente de las fuerzas de seguridad
vidar al investigador acerca del grueso de las sus propias organizaciones de limpieza. Todas
violencias, privadas gran parte de ellas, que estas variaciones se pueden encontrar en los
permean nuestra cotidianidad y sobre las que casos de violencia social examinados, sin ex-
se fija menos la atención que sobre las cluir la posibilidad de que alguna persona
primeras. Su mismo carácter privado hace que asuma como suya la tarea de restablecer los
sólo trasciendan los casos más graves, algunos cañones de la conducta social. Asi apareció y
de los cuales se llevan a la prensa con énfasis actuó más de un "justiciero" en la ciudad.
sensacionalista. Su medición estadística se en-
cuentra así ampliamente subestimada, aunque Los hechos de violencia de limpieza buscan
su importancia radica en que nos involucra a generalmente que el público conozca abierta-
todos en los espacios de la vida diaria ya sea mente la acción violenta. El que esto suceda
como víctimas o como victimarios. asi nos lleva a afirmar su carácter y el objetivo
final de recrear un orden de dominación más
La violencia de limpiezas se ensaña contra
allá del económico o político.
las identidades más diversas: quienes tienen
ideas políticas que retan al establecimiento, Los énfasis corrientes en la estrecha
quienes esgrimen conductas sexuales no acep- caracterización como fundamentalmente
tadas, quienes manifiesta de manera más política de nuestra violencia tienden a subes-
aguda ante la sociedad local su pobreza o timar las manifestaciones de la misma en los
locura y muy especialmente quienes llevan o ámbitos de las relaciones privadas o públicas
parecen llevar el rótulo de delincuentes. La no estatales, y, por el contrario, un número
intolerancia frente a conductas que se pequeño pero creciente de trabajos busca
desaprueban puede tomar las formas más resaltarlas, con énfasis particular en el terreno
variadas y las limpiezas son un caso extremo familiar, pero sin que se logre una convincente

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BOLETÍN SOCIOECONÓMICO № 20 ABRIL DE 1990

relación con el panorama global de la sociedad Esta vena de trabajo, pues, puede expan­
colombiana. Los 109 casos de ajustes de cuen- dirse con investigaciones más detalladas que
tas, los 154 de riñas reseñados en la prensa recurran a métodos y datos más cualitativos.
local durante el período 1980-1986 y las 1871 Hemos tratado de abrir un camino para es-
denuncias presentadas en Inspecciones de tudiar lo que podría considerarse como una
Policía en la ciudad en el primer semestre de clave para entender cómo se ejercen los
1988 son ilustrativos, a pesar de su fuerte poderes generalizadamente en una ciudad,
subestimación, de la violencia que campea en como se trata de crear una imagen de or-
los ámbitos de las relaciones inter-personales ganicidad social. En definitiva, cómo una
y que de alguna manera se constituye en una clase dominante trata de convertirse en clase
especie de telón de fondo a partir del cual se dirigente, y cómo correlativamente busca que
comprende la facilidad con que otras formas las subalternas se conviertan en obedientes. En
de violencia se desarrollan en la ciudad. el fondo de este tipo de indagación hay una
vena inagotable para interpretar procesos de
Una de las formas que asume esa violencia vida y muerte como los que aquí hemos tratado
que aquí hemos llamado inter-personal es de mostrar.
tema de reflexión de criminalistas,
criminólogos, agentes del orden y trabajadores La información, muestral, parcial y en una
sociales, y aunque los datos aportados son en dirección claramente cuantitativa y com-
general muy valiosos, los esquemas inter- plementada con estudios de casos, da un paso
pretativos son bastante desiguales. Y cuando en esa dirección, así sea por una vía particular.
los teóricos de la política y las ciencias sociales De nuevo, es pertinente preguntarse, qué hay
la mencionan, lo hacen generalmente en una ciudad qué puede concitar unas violen-
relegándola a un plano marginal, bajo el im- cias como las aquí mostradas? Tienen otras
propio título de violencia de la "delincuencia ciudades colombianas esos mismos rasgos?.
común". Nosotros, en cambio, hemos tratado No parece, por la información disponible, que
de mostrar cómo esas formas pueden diferen- Medellín o Bogotá puedan ser equiparadas con
ciarse sin que la clave interpretativa se escinda Cali en este respecto. Parecería que esas
en campos del saber y que los métodos que ciudades son más fragmentadas, más cruzadas
privilegian una violencia para el análisis y por conflictos socio-económicos y socio-cul-
reducen las otras a una dimensión turales; es decir, con menos capacidad de sus
criminológica impongan una visión sesgada clases dominantes para crear el espacio de la
de la realidad. hegemonía y la organicidad que se asocia tanto
con muestras de inocultable civismo como de
La idea de hegemonía y la forma como ésta violencia de limpiezas. Parecen ser más sig-
debe ser en principio eficaz no sólo para man- nadas por competencias en sus fracciones
tener un orden con alguna pretensión de dominantes, con nuevos sectores que retan el
legitimidad, sino para penetrar en las vidas poder económico y social tradicional, y que
privadas creando representaciones y sim- ejercen su influjo a lo largo de la escala de
bolizaciones congruentes con los cánones estratificación social, y con unos sectores
promulgados por la clase dominante, ofrece populares que a ojos vistas son más desafectos
perpectivas para la investigación creativa del del orden que se trata de mantener, pero que
tema. El examen de los límites y contradic- carecen de posibilidades para presentar alguna
ciones de esa hegemonía abre vías para inter- forma de reto organizado al mismo. Su violen-
pretar expresiones violentas y estar en una cia tiende a ser más fragmentada, desor-
perspectiva de síntesis y globalización. ganizada y ligada con dimensiones privadas o

54
LA VIOLENCIA URBANA EN COLOMBIA

públicas no estatales de la vida social. Es decir, para resolver problemas barriales o com-
pueden proliferar las violencias de atracos, unitarios: el proceso de autonomización no
riñas, ajustes privados de cuentas, pero sólo violenta de sectores populares se impide y sólo
ocasionalmente se observa la tremenda pueden subistir aquellas organizaciones de
proliferación de limpiezas. corte tradicional, ligadas a los partidos in-
stitucionales, a figuras políticas o emanadas de
El comportamiento de las cifras muestra
aparatos del Estado. O las que se entroncan
que nuestro punto de vista expresado hace
con la acción filantrópica local.
algún tiempo acerca de la dimensión coyun-
tural de la violencia caleña (Camacho y Y este cierre de lo público y comunitario
Guzmán, 1986) tiende a confirmarse. Esto implicaría también el que se privilegien las
quiere decir que si bien la hegemonía está relaciones de índole estrictamente privada,
actuando, la otra cara de la moneda también es como mecanismo de seguridad y refugio. Pero
relevante: justamente las violencias sacan a la los datos sobre las violencias en estos terrenos
luz su fragilidad y muestran que algunas de las muestran que éste no es solución, y que en esos
condiciones propicias para la violencia no se ámbitos también se constituyen espacios
han erradicado: están sujetas a nuevas violentos.
situaciones o coyunturas que las precipiten.
Las gestiones de erradicación de la violen-
De otra parte, es claro que procesos de cia, por lo mismo, deben superar los ámbitos
violencia como los señalados han de tener de lo público y también operar en estos ter-
efectos deletéreos para la convivencia renos. Una pedagogía de la democracia no
ciudadana. Al generalizarse el temor, se rom- puede consistir solamente en el aprendizaje de
pen vínculos sociales y se lanza a los in- manejar civilizadamente las relaciones so-
dividuos a "vivir privadamente lo público", es ciales e instituciones que tratan directamente
decir a atomizarse, a fragmentar sus relaciones con el Estado: los nichos de democracia
sociales, a desconfiar del otro, ocultar sus in- también están en los interiores de las casas, en
tereses reales. En otras palabras, a "cuidarse". las relaciones conyugales y familiares, en las
Pero también a endurecer la conciencia de la calles.
no solidaridad: dado que hay multiplicidad de
fuentes de violencia, y que entre ellas la que
NOTA
administra justicia o arregla cuentas es tan
evidente, la muerte de alguien puede ex-
plicarse con el recurso de pensar y decir que 1. En esta versión hemos redondeado las cifras
"en algo estaba metido". de los porcentajes al suprimir los
decimales; Cfr. "Indagaciones sobre la
Esta insolidaridad se traduce también en naturaleza social de la violencia...", op. cit.
dificultades de organización de comunidades

BIBLIOGRAFIA

COMISIÓN DE ESTUDIOS SOBRE LA coyuntura Colombiana actual", en Alvaro


VIOLENCIA, Colombia: Violencia y Camacho, (Compilador), Colombia,
Democracia, Bogotá, Universidad Sociología y Sociedad, Cali-Bogotá;
Nacional, 1987 CIDSE-FESCOL, 1986
ALVARO CAMACHO Y ALVARO
GUZMÁN, "Políticas y Violencia en la

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