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Poder 

Judicial de la Nación

SENTENCIA DEFINITIVA NRO. 92486 CAUSA NRO. 15693/2010


AUTOS: “TORRES, WALTER OSCAR C/ BANCO SANTA CRUZ SOCIEDAD
ANONIMA Y OTRO S/ DESPIDO”
JUZGADO NRO. 36
SALA I

En la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, a los 9 días del mes de MAYO


de 2.018, reunida la Sala Primera de la Cámara Nacional de Apelaciones del
Trabajo, para dictar sentencia en la causa del epígrafe, y de acuerdo al
correspondiente sorteo, se procede a votar en el siguiente orden:

La Doctora Gloria M. Pasten de Ishihara dijo:


I. La sentencia de fs. 429/435 ha sido recurrida por la parte
actora a tenor del memorial de agravios que luce a fs. 436/444. Esta
presentación mereció la oportuna réplica que luce a fs. 452/455.
II. Memoro que en los presentes, la Sra. Jueza A Quo decidió el
rechazo de la demanda interpuesta por el accionante contra el Banco de Santa
Cruz SA.
El actor accionó persiguiendo el cobro de los créditos salariales
e indemnizatorios que consideraba adeudados como consecuencia de la
ruptura de la relación de empleo decidida por la empresa, la cual consideró
injustificada. Además incluyó el pedido de reparación integral de la dolencia
psicológica que denunció padecer originada en la modalidad y ambiente de
trabajo al que se hallaba sometido, ello con fundamento en las disposiciones del
Código Civil (arts. 1113 CC- actualmente arts. 1757 y 1758 del Código Civil y
Comercial de la Nación).
Para decidir, la anterior Magistrada valoró las constancias
probatorias de autos (en particular el resultado de la prueba confesional, la
prueba informativa y la testimonial) y estableció que resultó legítima la medida
rescisoria adoptada por la parte demandada y fundada en la “pérdida de
confianza” imputada al accionante conforme los extremos que invocó y
transcribió en la CD de fecha 3/10/2009 –aspectos que logró acreditar en la
causa-. Por ello, el reclamo por el cobro de los rubros derivados del despido fue
desestimado.
Igual suerte siguió la pretensión del resarcimiento en concepto
de reparación integral por las consecuencias psicológicas que el Sr. Torres
adujo padecer y atribuyó a la relación de empleo. Si bien la pericia médica de
autos estableció la existencia de la dolencia argumentada al demandar, toda
vez que no se produjo prueba que permitiese demostrar la existencia de nexo
causal entre el daño y las condiciones de trabajo alegadas en la demanda; el
reclamo deducido en tal sentido fue rechazado.

Fecha de firma: 09/05/2018


Firmado por: MARIA VERONICA MORENO CALABRESE, SECRETARIA DE CAMARA
Firmado por: GRACIELA GONZALEZ, JUEZA DE CAMARA
Firmado por: GLORIA M PASTEN DE ISHIHARA, JUEZA DE CAMARA
Firmado por: MARIA CECILIA HOCKL, JUEZA DE CAMARA

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Las costas procesales resultaron impuestas a cargo de la parte


actora (art 68 CPCCN) con excepción de las derivadas de la citación como
tercero de CONSOLIDAR ART SA –interviniente en el pleito a instancias de la
parte demandada con motivo del reclamo por reparación integral- las que fueron
distribuidas en el orden causado.
III. La parte actora apela el pronunciamiento dictado en anterior
instancia. Se queja frente al resultado de la sentencia, adverso a su pretensión
inaugural. Insiste respecto a la falta de justificación de la decisión rupturista y la
desproporción de la medida dispuesta. Extracta las declaraciones testimoniales
que considera que favorecen su pretensión, en el sentido de demostrar la falta
de sanciones de la persona trabajadora y que se trató, en su caso, de un único
incumplimiento. Apunta la falta de apego de la sentencia a las disposiciones
emanadas de los arts. 10 y 242 LCT. Critica el rechazo de la multa pretendida
con fundamento en el art 80 LCT y manifiesta que no obran en su poder las
piezas que la norma contempla. Asimismo, se agravia ante la falta de condena
respecto a la liquidación final que enuncia la anterior juzgadora a fs. 434
considerando VIII e insiste en que, más allá de lo informado al respecto en la
pericial contable, el actor jamás percibió dicho concepto ni tampoco firmó los
correspondientes recibos, con lo cual no se ha demostrado con elementos
fehacientes la cancelación de suma alguna a su favor; motivo por el cual reitera
en este sentido su pretensión inaugural. Por otra parte, se queja ante el rechazo
de su reclamo por el pedido de reparación integral de la dolencia que indicó
padecer y peticiona la revisión de la declaración del testigo Kertsz (médico
psiquiatra del accionante). Finalmente, recurre la imposición de las costas a su
cargo.
IV. Examinados los términos del memorial recursivo, las
constancias del expediente y lo resuelto por la Sra. Magistrada que me precedió
adelanto que -de compartirse la solución que propicio- la sentencia dictada y
que examina la procedencia de los conceptos derivados del distracto decidido
por la parte empleadora deberá ser modificada conforme la valoración que
seguidamente expondré.
Sin perjuicio de lo expuesto anteriormente y en relación al pedido
de reparación integral que solicita el apelante, considero que corresponde
desestimar la queja y confirmar la decisión de anterior grado.
Sobre la primera de las cuestiones, entiendo que más allá de
establecer la proporcionalidad o no de la decisión rupturista de la parte
empleadora o a la valoración de las pruebas producidas a los fines de
considerar si la causal imputada resultó acreditada en los presentes; el hecho
objetivo de la ausencia del ejercicio del derecho de defensa de la persona
trabajadora sobre los acontecimientos que se le imputaron llevan a juzgar,
desde la óptica de mi análisis, que el despido resultó una decisión intempestiva
y apresurada por parte de la empresa y, en dichas circunstancias, la parte
actora se hallaba legitimada a requerir el pago de los conceptos indemnizatorios
por los que accionó.

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Más allá de lo explicado por la parte demandada respecto al


procedimiento de auditoria interna llevado adelante frente a la comunicación de
la “faltante de caja” o “falla de caja” declarada por el actor y lo actuado en
consecuencia (cfr. piezas agregadas por la parte accionada a fs. 40/48, fs.50/53
y fs. 58), lo cierto es que en situaciones como las suscitadas en el presente y
que dan lugar a investigaciones internas resulta crítico y primordial, luego del
procedimiento formal de averiguación de los sucesos que se pretenden
investigar, que el dependiente a quien se le imputa la eventual participación en
situaciones que generaron la sospecha, pueda efectuar su descargo y formular,
en su caso, las aclaraciones que estime corresponder; ello en pos del respeto
del derecho de defensa como garantía consagrada constitucionalmente.
Sobre el procedimiento en sí, tal como ha sido reseñado en el
antecedente “Revello, Martin c/ Deheza SA y otro s/ Despido” Expte Nro.
32518/2009, SD 87959 del 14/8/2012 del registro de esta Sala, memoro que:
“… se ha señalado que las auditorias de control interno constituyen un proceso
integrador donde el ente auditado suministra al profesional auditor, toda la
documentación de trabajo para que realice su tarea además de los métodos y
procedimientos que realizan otras personas involucradas ya sea porque
ejecutan controles, los planifican, los interpretan y hacen uso de su aplicación.
Por otra parte, cuando esos controles deben ser realizados en un ente donde
funciona un sistema computarizado, el auditor, para validar sus afirmaciones,
debe, además de sus observaciones y confección de sus propios papeles de
trabajo, analizar cómo funciona ese sistema y llevar a cabo distintas
operaciones, entre otras, el examen de documentación, la observación de las
actividades, entrevistas a los operadores del sistema y la verificación del sector
de procesamiento de datos, todo ello, encaminado a obtener un conocimiento
real del sistema para constatar, por ejemplo, la precisión e integralidad de los
registros contables, la oportuna preparación de información financiera o
prevenir y detectar el fraude o el error. (Montani, Gustavo -2009- “Auditoría” –
Errepar: Buenos Aires; Casal, Armando -2006- “Documentación de la auditoria
financiera (papeles de Trabajo)”, Enfoques 2006 (setiembre), 19; Martorell,
Ernesto E,- 2011 – “Nuevos paradigmas en materia de responsabilidad de los
auditores” – La Ley 2011-D,760 – Enfoques 2011 (noviembre),105).” Además
“…La tarea descripta debe ser realizada de conformidad a las normas que
regulan el desarrollo de las auditorias y de aquéllas que establecen la actuación
del contador público como auditor externo y en lo atinente, de acuerdo a los
lineamientos de la Resolución Técnica n° 7 aprobada por la Federación
Argentina de Consejos Profesionales de Ciencias Económicas (FACPCE), entre
otras normas específicas y generales de aplicación a la materia”.
En el particular, el informe al que hizo referencia la parte demandada
consiste en el memorando que se agregó a fs. 45/48, documentos que carecen
de firma.
Más allá de ello, sobre la investigación en particular, se advierte que
en los presentes (examinada la prueba documental aportada y lo declarado por

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los testigos) no se ha escuchado la versión del actor en el procedimiento


llevado a cabo a fin de investigar su conducta. Y agrego que nada indica que
existiera por parte de la compañía la voluntad de cumplir con dicha garantía,
toda vez que el dependiente se encontraba de baja médica, conforme lo
referido en la demanda y los certificados agregados a fs. 38/39 por la accionada
de fechas 23 y 29 de setiembre de 2009 donde se le indicó reposo por 7 días y
por 30 días –respectivamente-, mientras que el distracto acaeció en fecha
3/10/2009.
Puede corroborarse en los términos del texto rescisorio remitido al
accionante (v. sobre reservado 5139, cd OCA del 03/10/2009) que fue en dicha
oportunidad donde se anotició al demandante el resultado de la pesquisa y, al
respecto, los argumentos allí explicitados –a mi modo de ver- no cumplen con
los recaudos que contempla el art. 243 LCT. Nótese que sobre los
“incumplimientos e irregularidades detectados” a que se refiere la pieza postal
incluye situaciones carentes de detalle (ver en especial ptos b), c), d) de la
pieza telegráfica) con lo cual la exigencia de indicar claramente las causas que
motivan la ruptura de la relación laboral tendiente a posibilitar el ejercicio del
derecho de defensa en juicio de la parte afectada por el despido, no se advierte
cumplido.
Destaco además, que conforme surge de la declaración brindada
por el Dr. Kertsz Adrián Jorge (v. fs. 269/270), el Sr. Torres se hallaba en
tratamiento médico en manos de dicho profesional por presentar un cuadro
psiquiátrico (cuya existencia fue corroborada mediante la pericia practicada a fs.
352/355), de posible implicancia con los hechos que se derivaron a
investigación.
Por todo lo expuesto, considero que frente al escenario fáctico
anteriormente reseñado y dadas las particularidades de la relación de trabajo
habida entre las partes (vínculo que se inició el día 15/10/2004, sin que se
argumentaran y –menos aun- demostrara la existencia de antecedentes
disciplinarios o de alguna otra índole respecto del actor), la decisión de despedir
manifestada por la parte empleadora sin haber propiciado escuchar al
trabajador, resultó apresurada.
Lo concluido conduce a sugerir se modifique el decisorio de anterior
instancia y se recepten los rubros indemnizatorios previstos por los arts.
231,232 y 245 LCT.
Además, con respecto a lo indicado por la parte actora en su queja y
la crítica que esgrime al indicar –entre otras cuestiones- la falta de percepción
de la liquidación final; considero que le asiste razón a la parte apelante y he de
propiciar se revoque el rechazo dispuesto en anterior instancia.
Advierto la falta de prueba idónea que indique que efectivamente las
sumas liquidadas por la parte demandada a favor del actor y provenientes de la
extinción hayan sido canceladas. Más allá de lo indicado por la perito contadora
en su informe (producido a través del procedimiento previsto por la Ley 22.172 y
agregado a fs. 285) y la falta de queja que indicó la Sra. Magistrada de grado, lo

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cierto es que no luce producido informe por parte de la entidad bancaria, del
efectivo ingreso de los fondos a la cuenta sueldo del accionante. Al respecto,
cabe señalar que el medio idóneo para acreditar el pago es el recibo o
constancia bancaria (conf.arts. 125, 141 y concs. LCT) y la prueba pericial
contable resulta insuficiente a los fines pretendidos. Por ello, corresponde incluir
dentro de la suma final de condena, los conceptos de pago obligatorio al cese
que fueron reclamados al demandar.
En cambio, corresponde desestimar el tramo de la queja que intenta
conmover lo concluido en orden a la sanción que prevé el art. 80 LCT. En este
aspecto, y a diferencia de lo anteriormente resuelto, los datos que la perito
contadora proporcionó respecto de las piezas en cuestión conducen a entender
que la obligación de la entrega de las constancias previstas en la norma se
encuentra cumplida, sin que se habilite el progreso de la multa que insiste la
parte actora. Observo tal como lo hizo la Sra. Magistrada que me precedió, que
en la pericia contable agregada a partir de fs. 285 (exhorto) –v. en particular
respuesta que luce a fs. 37 vta. del mismo- la contadora afirma que los
documentos fueron recibidos por el accionante, sin que tal afirmación fuera
objeto de controversia dentro de los términos de la impugnación formulada a fs.
291 por el demandante; por ello considero que los extremos que en el memorial
introduce resultan extemporáneos y corresponde sean desestimados. En su
mérito, propongo se confirme la decisión adoptada en el punto en anterior
grado.
Sobre los cuestionamientos en torno a lo resuelto en la acción
entablada con fundamento en el derecho común al pretender la reparación
integral de la enfermedad accidente que se denunció en autos; la réplica
planteada por la parte actora no reviste entidad recursiva que conmueva la
solución adoptada por la anterior judicante. Más allá de esfuerzo dialéctico
desplegado por el recurrente en el tramo pertinente del memorial, advierto que
el eje de la crítica se aleja de los fundamentos que consideró la anterior
juzgadora al decidir en el fallo. Observo en la sentencia que no ha sido la
existencia de la enfermedad denunciada el punto crítico que determinó el
rechazo de la pretensión de inicio, sino la falta de demostración del nexo causal
existente entre el daño invocado y el ambiente y/o tareas y/o condiciones
laborales que permitan vincular a la patología con estos factores.
En dicho sentido se ha explayado la Sra. Jueza de Primera
Instancia (v. fs. 434 vta. in fine) aspecto sobre el que coincido, y –reitero- la
parte apelante nada refiere sobre dichas fundamentaciones; motivo por el cual
propicio el rechazo de la queja y sugiero se confirme la decisión de origen.
Resta establecer, finalmente, la cuantía de las sumas derivadas a
condena conforme los razonamientos que expresé en la primera parte de este
considerando y originadas en la ruptura de la relación de empleo. Por ello,
respecto de la fecha de ingreso, deberá estarse a los datos que surgen de la
pericia contable, toda vez que la parte actora no produjo prueba que avale el
ingreso en una fecha distinta a la obrante en las constancias registrales de la

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empresa; corresponde considerar a la misma en el día 15/10/2004 – v. fs. 37


del exhorto agregado a fs. 285.
En cuanto al egreso, sin controversia en el punto el mismo
acaeció el día 3/10/2009.
Respecto al salario, la mejor remuneración corroborada por la
perito contadora actuante a fs. 306/308 resulta ser la del mes de setiembre de
2009, de $ 5.804,59 (v. fs. 306, cuestión exenta de crítica) cantidad
que deberá considerarse a los fines del cálculo de los créditos a favor del Sr.
Torres
Además, deberá derivarse a condena la multa que dispone el art.
2 de la ley 25.323 toda vez que al no haber sido abonadas las indemnizaciones
derivadas del despido en tiempo y forma (arts.232, 233 y 245 de la LCT) el
accionante debió iniciar la presente causa judicial tendiente a obtener la
satisfacción de su crédito.
Sentado ello, se procede a practicar la pertinente liquidación
considerando los parámetros de cálculo antes indicados:

1) Indemn por antigüedad ( 5 periodos)……………………$ 29.022,95


2) Preaviso ……………………………………………………$ 5.804,59
3) Días octubre 2009…………………………………………$ 580,45
4) Integ. Mes del despido……………………………………$ 5.224,14
5) VAc. Proporc. 2009 (18.58 días)………………………...$ 4.313,97
6) SAc. Proporcional 2009…………………………………..$ 1.934,86
7) Art. 2 ley 25.323………………………………………..…$ 20.025,84
-----------------
TOTAL……………………………………………………….$ 66.906,80.-

La suma antes determinada deberá ser incrementada con los


intereses previstos en las Actas CNAT 2601 y 2630, desde que cada suma
resultó adeudada y hasta el 30 de noviembre de 2017. Luego y a partir del
1/12/2017, sin perjuicio de dejar a salvo mi opinión, resultará aplicable lo
dispuesto en el Acuerdo que por mayoría dio origen al Acta CNAT 2658 de
fecha 8/11/2017 donde se dispuso el cómputo del interés que resulte de la Tasa
activa efectiva anual vencida, cartera general diversa del Banco Nación y hasta
su efectivo pago.
Consecuentemente, la sentencia en el sentido anteriormente
examinado deberá ser modificada.
V. A influjo de lo normado por el art. 279 CPCCN, corresponde
emitir un nuevo pronunciamiento en materia de costas y honorarios motivo por
el cual sugiero dejar sin efecto lo resuelto en el punto en anterior etapa.
En consecuencia, propongo que las costas de ambas instancias
sean impuestas a la demandada vencida en lo principal (art. 68 CPCCN); a

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excepción de las irrogadas por la intervención del tercero CONSOLIDAR ART


SA que deberán ser asumidas en el orden causado.
En atención al mérito e importancia de los trabajos cumplidos en
anterior grado, lo normado en el art. 38 L.O. y normas arancelarias de
aplicación, sugiero regular los emolumentos de la representación y patrocinio
letrado de la parte actora, de la demandada, del tercero citado, del perito
médico y de la perito contadora (por su presentación de fs. 306/309), en el
16%, 12%, 9%, 7% y 4% respectivamente, a calcular sobre el monto de
condena incluyéndose los intereses (arts. 1, 3, 6, 7, 8, 19, 37 y 38 Ley 21.839,
art. 3º inc. b) y g) del Dto.16638/57 y 38 LO).
VI. Por las labores ante esta Instancia, propongo determinar los
honorarios a favor de la representación letrada de la parte actora y los de la
parte demandada, en el 27% y 25% respectivamente, de lo que les corresponda
percibir por su actuación en la etapa anterior (art. 14 ley 21.839).
VII. En definitiva, de compartirse mi propuesta, correspondería: 1)
Modificar la sentencia de anterior instancia y hacer lugar –en lo que respecta a
la acción correspondiente al cobro de los conceptos derivados del distracto- a la
demanda interpuesta por TORRES WALTER OSCAR contra BANCO DE
SANTA CRUZ S.A. y condenar a esta última a pagar al actor dentro del plazo
de cinco días de notificada la liquidación prevista en el art.132 de la L.O, la
suma de $ 66.906,80.- (Pesos sesenta y seis mil novecientos seis con ochenta
centavos) más los intereses determinados en esta sentencia, desde que cada
suma resultó debida y hasta su efectivo pago; 2) Confirmar la sentencia en
cuanto rechaza la acción con fundamento en las normas del Código Civil y que
persiguió el cobro de la reparación integral pretendida; 3) Dejar sin efecto la
distribución de las costas y los honorarios determinados en anterior instancia; 4)
Declarar las costas de ambas etapas a cargo de la parte demandada -vencida
en lo principal-; con excepción de las derivadas por la intervención del tercero
citado CONSOLIDAR ART SA que deberán ser asumidas en el orden causado
(art. 68 CPCCN); 5) fijar los honorarios por los trabajos en ambas instancias en
la forma establecida en los considerandos V) párrafo tercero y VI) de esta
sentencia.

La Dra. María Cecilia Hockl dijo:


I. Disiento parcialmente con las consideraciones y conclusiones
de mi distinguida colega Gloria M. Pasten de Ishihara por los motivos que
expondré a continuación.
En primer término, observo que la queja deducida no cumple en
lo absoluto con los recaudos exigidos por el art.116 de la ley 18.345. El
recurrente se limita a discrepar con lo decidido en grado vertiendo alegaciones
que, además de genéricas, imprecisas y exiguas, son, fundamentalmente,
extemporáneas. Como bien señala la demandada en su réplica de fs. 452/455,
el escrito obrante a fs. 436/444 – cuanto menos, desde fs. 436 a fs. 441 – se
presenta como un alegato, donde la parte reseña los antecedentes del caso y

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sintetiza la prueba obrante en la causa, haciendo mención a la absolución de


posiciones, testimoniales, pericias médica y contable, e intentando un análisis
favorable a su – también extemporánea – pretensión.
De esta manera y de una lectura preliminar, el escrito referido se
opone al principio de preclusión (art. 53, ley 18.345 y art. 155 CPCCN). En
este sentido, destaco que “[e]l plazo es el período establecido para el
cumplimiento de determinado acto procesal y su importancia es insoslayable
dentro de la ley ritual toda vez que el no ejercicio de un derecho o el
incumplimiento de una carga procesal en el término fijado puede traer serias
consecuencias jurídicas para el litigante que ha incurrido en negligencia. Lo que
caracteriza al procedimiento laboral es la improrrogabilidad y perentoriedad de
los plazos procesales (...) y, a su vez, vencido el término para efectuar
determinado acto procesal, se liquida en forma automática dicha etapa y
caduca toda posibilidad de parte de ejercitar tardíamente el acto omitido” (Pose,
Carlos, “Ley 18.345 de Organización y Procedimiento Laboral”, 3era. Edición,
David Grinberg Libros Jurídicos, Buenos Aires, 2007, pág. 124).
Advierto igualmente, que de seguir las proposiciones del
memorial bajo análisis, se vulneraría el principio de congruencia, puesto que
el actor introduce en esta instancia cuestiones que no fueron planteadas al
demandar (art. 277 CPCCN). La accionada, por su parte, bien señala en su
réplica que “[e]l actor en su inicio nada mencionó acerca de los hechos del
despido. Por cierto, los obvió: nada dijo de todo cuanto ahora pretende
introducir en esta etapa del proceso; guardó en su demanda absoluto silencio
en cuanto al hecho del despido en sí” (v. fs. 454).
Memoro que “[e]l art. 277 CPCCN indica como límite del poder
de la alzada el thema decidendum propuesto por las partes en los escritos de
constitución del proceso y la oportuna alegación de hechos nuevos, si
correspondiere” (Colombo, C. y Kiper, C., “Código Procesal Civil y Comercial de
la Nación: anotado y comentado”, Tomo III, 2da. Edición, La Ley, Buenos Aires,
2006, págs.189-190).
“Queda así vedado a la cámara tratar argumentos no propuestos
en los escritos introductivos de la demanda, contestación o reconvención, en su
caso, precisamente como destaca Chiovenda, porque ‘a la demanda nueva
propuesta en apelación le faltaría el primer grado de jurisdicción’ ” (Fenochietto,
C., “Código Procesal Civil y Comercial de la Nación: comentado, anotado y
concordado con los códigos provinciales”, Tomo 2, 2da. Edición, Edit. Astrea,
Ciudad de Buenos Aires, 2001, pág. 118). Así, “la doble instancia exige en lo
fundamental que dos sentencias examinen la relación como ha quedado
constituida (demanda – contestación)” (Colombo, C. y Kiper, C., “Código
Procesal Civil y Comercial de la Nación: anotado y comentado”, Tomo III, 2da.
Edición, La Ley, Buenos Aires, 2006, pág. 193).
Dicho ello, memoro que el reclamante relató en el inicio que
ingresó a trabajar en el Banco de Santa Cruz S.A. el 15/07/2003 con una
jornada de lunes a viernes de 9: 45 a 17:15 horas, categoría laboral de segundo

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Jefe de División de 3ero, puesto de cajero, percibiendo una remuneración


mensual de $4.528,49. Refirió que laboraba horas extraordinarias “cuando era
necesario”, que capacitaba a los empleados nuevos y que reemplazaba al
tesorero en su período de vacaciones y en una oportunidad en que éste tuvo
una licencia por el término de 45 días. Del mismo modo, indicó que no le
otorgaron vacaciones en los dos últimos años de la relación laboral por lo que
todo ello, “le produjo estrés psicológico que se transformó en burn out”.
Describió que por dicho motivo, a comienzo del mes de septiembre, su médico
le aconsejó que debía tomar licencia, que le ordenó medicación y licencia
psiquiátrica por 37 días. Relató que, a pesar de ello, la demandada le exigió que
continuara cumpliendo con sus labores hasta tanto consiguiera un reemplazo y
que, sorpresivamente, a la semana siguiente, el 3/10/2009 le notificaron su
despido en base a un faltante de caja y supuestas irregularidades en el
desempeño de sus funciones. Refirió que la misiva fue rechazada dado que las
manifestaciones allí vertidas eran “falsas y calumniosas a fin de pretender
justificar un despido con causa que nunca existió”, máxime cuando fue enviada
con fecha posterior a la presentación del certificado médico y que su licencia
fue ordenada hasta el 29 de octubre de 2009, del mismo modo que hubo
reclamado su correcta registración laboral y el pago de horas extraordinarias.
Destaco que el reclamante hizo una escueta y muy limitada mención al
intercambio telegráfico, sin aludir integralmente a los hechos del despido que,
como se verá luego, fueron detalladamente imputados por la demandada en la
carta de desvinculación. Finalmente, el actor adujo que la patología que padeció
- tanto a la fecha de los hechos como a la de la presentación de la acción – fue
generada por el exceso de trabajo, presión y exigencias. Relató la
sintomatología que dijo soportar y fundó su reclamo en los arts. 1109 y 1113 del
Código Civil, además de lo solicitado en concepto de indemnización por despido
incausado (v. fs. 3 y ss.).
Por su parte, la empresa en su responde negó lo alegado en la
demanda y, en cambio, relató que el 22/09/2009 el propio actor declaró tener en
su caja un faltante de dinero. Que, de conformidad con los procedimientos
internos, el tesorero lo notificó de forma inmediata a la Gerencia de Auditoría
para la realización de las averiguaciones correspondientes. Detalló que fue
realizado un arqueo de las dos cajas de la sucursal y refirió respecto de dos
movimientos en la cuenta de un cliente, el Sr. Navarro, realizados en la caja que
atendía el actor: una extracción de $500 realizada por éste en caja y un
depósito por $5.200. Describió que de los videos de seguridad, se advierte que
el Sr. Navarro, luego de realizar la extracción, se retiró de la caja a las 14:13
horas y se dirigió hacia el sector de Atención al Cliente, donde solicitó un listado
de movimientos de su cuenta, que le fue extendido por otra empleada. A las
14:19 horas el actor se retiró de su caja, siguiendo el recorrido del cliente
Navarro y que luego regresó a su puesto de trabajo, mas no atendió a ningún
otro cliente, por lo que no correspondía la emisión de otro ticket de caja. Sin
embargo, a las 14:37 horas se vio claramente que de la máquina expendedora

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de los comprobantes de caja y sin la presencia de cliente alguno, salieron dos


tickets. Que el responsable operativo de la sucursal, Sr. Miranda, y el tesorero,
Sr. Propato, revisaron el lugar y encontraron un ticket en el cesto de papeles del
actor que correspondía a un depósito por $5.200 en la cuenta del Sr. Navarro a
las 14:37 horas. Refirió que en función de lo acontecido, le notificaron al
accionante que al día siguiente no abriría la caja. Describió que el 23/09/2009,
el reclamante no se presentó a trabajar, que se comunicó con el Sr. Propato
informando que estaba en el médico porque no se sentía bien y que le habían
recomendado licencia por estrés por siete días. Detalló el listado de
irregularidades detectadas luego por la Auditoría Interna (v. fs. 70) y resaltó que
el actor no volvió a presentarse en su lugar de trabajo luego de marcharse el
22/09/2009, puesto que el 29/09/2009 presentó un nuevo certificado que
extendió su licencia por treinta días. Argumentó profusamente sobre los arts. 62
y 63 LCT y sobre la especial relación de confianza del personal bancario (v. fs.
65 y ss.).
Memoro que el señor Juez a-quo consideró acreditado el
incumplimiento y que éste exhibía suficiente gravedad para impedir la
prosecución del vínculo – en los términos de la pérdida de confianza – por lo
que estimó justificado el despido dispuesto por la empleadora.
De esta manera, se advierte con notoria claridad que, en su
queja, el recurrente desdibuja por completo el planteo inicial. Lo alegado en su
memorial de agravios no guarda vinculación alguna con lo reclamado en la
demanda, introduciendo cuestiones que no fueron tan siquiera vislumbradas en
el escrito inaugural. Reconoce en esta instancia que fue el mismo quien
denunció un “depósito erróneo – tal como lo manifiesta la demandada en el
escrito de contestación de demandada” (v. fs. 442). Más aún, vierte alegaciones
sobre la proporcionalidad entre la falta cometida y el despido dispuesto,
argumentando sobre su antigüedad y la falta de sanciones previas - cuestiones
que, reitero no fueron tan siquiera esbozadas en el inicio. De esta manera,
intenta centrar la argumentación de su queja en la desproporción del despido y
el principio de continuidad laboral.
Debo añadir, igualmente, que nada dice el recurrente en sus
agravios – como así tampoco manifestó al demandar ni en el intercambio
telegráfico (v. sobre reservado nº 5139) - en relación a la oportunidad de
realizar un descargo y/o a que no se haya escuchado su versión en el
procedimiento de investigación. En este sentido, “[l]a cámara tiene circunscripta
su competencia a la demanda de impugnación presentada por el apelante, so
pena de violar los derechos de defensa en juicio y de propiedad” (Fenochietto,
C., “Código Procesal Civil y Comercial de la Nación: comentado, anotado y
concordado con los códigos provinciales”, Tomo 2, 2da. Edición, Edit. Astrea,
Ciudad de Buenos Aires, 2001, pág. 118).
Añado que, a mi juicio, la misiva rescisoria cumple con los
términos del art. 243 LCT. Digo así, en tanto la exigencia legal de que la
comunicación escrita de las causas del despido contenga la “expresión

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suficientemente clara de los motivos en que se funda la ruptura del contrato”,


más la invariabilidad de tal causa invocada, tienen su razón de ser en la
necesidad de garantizar el derecho de defensa del trabajador, de manera tal
que al demandar sepa cuál es el incumplimiento que se le endilgó para
despedirlo y así poder organizar su defensa judicial y ofrecer las pruebas
respectivas (C.S.J.N., 16-2-93 en autos “Riobo, Alberto c/ La Prensa SA”; 9-8-
01 in re “Vera, Daniel A. c/ Droguería Saporiti SA”, entre otros).
Si el despedido no supiera cual es el hecho u omisión que se le
han imputado para cesantearlo y recién la conociera con precisión al ser
contestada la demanda, quedaría en inferioridad de condiciones procesales y
resultaría vulnerado su derecho a la defensa judicial. Lo mismo acontecería si
en la contestación de la demanda se pudiesen invocar otros hechos no
comunicados oportunamente, variando la causa oportunamente notificada.
La ley procura evitar que se produzcan dudas sobre el motivo
invocado y toda discusión ulterior acerca de cuáles fueron los hechos
motivantes del despido, razón por la que no deben admitirse comunicaciones
ambiguas, genéricas o vagamente formuladas, así como tampoco aquellas
destinadas a que luego la parte que las formuló pueda referirlas según su
propia conveniencia a otros hechos (v. Vázquez Vialard, A., “Ley de Contrato de
Trabajo Comentada y Concordada”, t. III, Rubinzal-Culzoni Editores, Santa Fe,
2005, pág. 385).
Hago estas aclaraciones para resaltar que la necesidad de la
precisión y claridad en la comunicación de las causas del despido no constituye
un requisito ad solemnitatem sino que es meramente instrumental para obtener
el objetivo buscado por la ley: garantizar que el accionante pueda presentar su
demanda para discutir las imputaciones con pleno conocimiento de lo que se le
ha endilgado para el distracto.
De esta manera, estimo que lo esencial es verificar si el actor
inició la presente acción sin saber con exactitud de qué se trataba la acusación
o si, por el contrario, no podía tener dudas sobre las razones de su despido,
como considero sucedió en el presente.
De la lectura de las misivas acompañadas por el accionante se
advierte que la demandada le notificó de la investigación realizada a raíz de los
hechos sucedidos en su presencia que, añado, fueron denunciados por él
mismo. Detalló la operación irregular, su importe, el cliente involucrado, el
comprobante encontrado en su cesto de papeles, las imágenes obtenidas por
las cámaras de seguridad, entre otras cuestiones allí descriptas. Más aún, el
reclamante rechazó la misiva y negó categóricamente los hechos que le fueran
imputados, entre otros conceptos que asimismo reclamó. Sin embargo, luego,
en su escrito inaugural, omitió referir todo ello y únicamente hizo mención –
reitero, muy escuetamente – “a un faltante de caja y supuestas irregularidades
en el desempeño de mis funciones” (v. fs. 4), centrando su tesis en que se trató
de un despido incausado decidido en el momento en que se encontraba de
licencia por enfermedad, debido a un cuadro de estrés por sobrecarga de

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trabajo y por sus diversos y previos reclamos con relación al pago de horas
extraordinarias.
Como bien señala el Dr. Miguel Ángel Pirolo, “[l]a demanda es un
acto de suma importancia en el proceso porque fija los límites de la acción” (cfr.
Pirolo, Miguel Ángel, “Manual de Derecho Procesal del Trabajo”, Edit. Astrea,
C.A.B.A., 2011, pág. 183). En consonancia con ello, el art. 277 CPCCN es
categórico en cuanto a que “la apelación no es un nuevo juicio” (Colombo, C. y
Kiper, C., “Código Procesal Civil y Comercial de la Nación: anotado y
comentado”, Tomo III, 2da. Edición, La Ley, Buenos Aires, 2006, págs. 193 y
pág. 191, respectivamente), por lo que de conformidad con todo lo expuesto,
estimo que resulta inatendible este segmento de la queja.
II. Con relación al agravio relativo al rechazo de la multa del art.
80 LCT, comparto la decisión adoptada por mi distinguida colega Dra. Pasten
de Ishihara en su voto.
III. Del mismo modo, y respecto del agravio por el pago de la
liquidación final y del salario correspondiente al mes de octubre de 2009,
coincido con la Dra. Pasten de Ishihara en cuanto a que los pagos deben
acreditarse mediante constancias bancarias o recibos de ley, no siendo
suficiente el informe contable. Por ello, conforme la remuneración de $5.804,59
ponderada por la Dra. Pasten de Ishihara y la liquidación practicada en su voto,
propicio modificar este aspecto de la sentencia de grado y condenar a la
demandada Banco de Santa Cruz S.A. al pago de los siguientes rubros:
3) Días octubre 2009: $580,45
5) Vacaciones proporcionales 2009: $4.313,97
6) SAC proporcional 2009: $1.531,76 (95 días)
Todo ello arroja un total de $6.426,18, que devengará intereses
desde la fecha del distracto hasta su efectivo pago, conforme la tasa prevista en
las Actas Nº 2601, 2630 CNAT y, a partir del 1º de diciembre de 2017, Nº 2658
CNAT.
IV. Finalmente, adhiero asimismo al voto de mi distinguida colega
en cuanto confirma el rechazo del reclamo por la reparación integral de la
enfermedad profesional denunciada por el accionante.
V. Sin perjuicio de la modificación que se propone (art. 279
CPCCN), sugiero confirmar la imposición de costas de grado (art. 68 CPCCN).
Asimismo, en materia arancelaria, de conformidad con el mérito y eficacia de
los trabajos cumplidos, el valor económico del juicio, el resultado obtenido, las
facultades conferidas al Tribunal, art. 38 de la LO, arts. 6º, 7º, 8º y 19 de la ley
21.839 y normas arancelarias de aplicación, estimo que los honorarios
regulados lucen adecuados, por lo que sugiero confirmarlos.
VI. Propicio imponer las costas de Alzada en el orden causado,
atento al resultado obtenido, a la recepción parcial de la queja del recurrente y a
la réplica de fs. 452/455 (art. 68 2º párrafo del C.P.C.C.N.). Asimismo, sugiero
regular los honorarios de la representación letrada del actor y demandada
Banco de Santa Cruz S.A. en el 25% y 27%, respectivamente, de lo que en

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definitiva les corresponda percibir por su actuación en la anterior instancia (art.


38 de la L.O., art. 14 de la ley 21.839 y normas arancelarias de aplicación).
VII. En síntesis, de prosperar mi voto correspondería: 1)
Confirmar en lo principal la sentencia recurrida; 2) Condenar a la demandada
Banco de Santa Cruz S.A. al pago de $6.426,18, que devengará intereses
desde la fecha del distracto hasta su efectivo pago, conforme la tasa prevista en
las Actas Nº 2601, 2630 CNAT y, a partir del 1º de diciembre de 2017, Nº 2658
CNAT; 3) Confirmar la imposición de costas y regulación de honorarios de la
anterior instancia; 4) Costas de Alzada por su orden y regular los honorarios de
la representación letrada del actor y demandada Banco de Santa Cruz S.A. en
el 25% y 27%, respectivamente, de lo que en definitiva les corresponda percibir
por su labor en la instancia anterior.

La Dra. Graciela González dijo:


Con referencia a la disidencia planteada en los votos de mis distinguidas
colegas adhiero al análisis de los presupuestos fácticos y a los fundamentos
esbozados por la Dra. Cecilia Hockl.
A mérito de lo que resulta del precedente acuerdo, SE RESUELVE: 1)
Confirmar en lo principal la sentencia recurrida; 2) Condenar a la demandada
Banco de Santa Cruz S.A. al pago de $6.426,18, que devengará intereses
desde la fecha del distracto hasta su efectivo pago, conforme la tasa prevista en
las Actas Nº 2601, 2630 CNAT y, a partir del 1º de diciembre de 2017, Nº 2658
CNAT; 3) Confirmar la imposición de costas y regulación de honorarios de la
anterior instancia; 4) Costas de Alzada por su orden y regular los honorarios de
la representación letrada del actor y demandada Banco de Santa Cruz S.A. en
el 25% y 27%, respectivamente, de lo que en definitiva les corresponda percibir
por su labor en la instancia anterior.
Regístrese, notifíquese, oportunamente comuníquese (art.4º,
Acordada CSJN Nº 15/13) y devuélvase.

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