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ENSEÑANZAS DEL PAPA

FRANCISCO
Recopilación de

Matilde Eugenia Pérez Tamayo


CONTENIDO
PRESENTACIÓN

PRIMERA PARTE

1. DIOS ES NUESTRO PADRE Y NOS AMA

2. JESÚS, SU PERSONA Y SU MISTERIO PASCUAL

3. EL ESPÍRITU SANTO, FUENTE DE VIDA

4. MARÍA, MODELO DE CREYENTE

5. LA IGLESIA, COMUNIDAD DE VIDA Y SALVACIÓN

6. EL EVANGELIO Y LA EVANGELIZACIÓN

7. LA FE

8. LA ESPERANZA

9. EL AMOR A LOS OTROS

10. EL AMOR A LOS ENEMIGOS

11. LA ORACIÓN, ALIMENTO DEL ALMA

12. EL SACRAMENTO DEL BAUTISMO

13. EL SACRAMENTO DE LA CONFESIÓN

14. EL SACRAMENTO DE LA EUCARISTÍA

15. EL SACRAMENTO DEL MATRIMONIO

16. CUARESMA, TIEMPO DE CONVERSIÓN


17. LOS MALES DE NUESTRO TIEMPO

18. LO QUE NOS ALEJA DE DIOS

19. SER CRISTIANOS HOY

SEGUNDA PARTE

1. LA VIDA HUMANA

2. DIGNIDAD DE LA PERSONA HUMANA

3. EL SUFRIMIENTO

4. LA FAMILIA

5. LOS ANCIANOS

6. LOS JÓVENES

7. LOS NIÑOS

8. LAS MUJERES

9. LOS POBRES

10. LOS INMIGRANTES Y REFUGIADOS

11. LA JUSTICIA SOCIAL

12. LA GUERRA Y LA PAZ

13. EL MUNDO Y EL CUIDADO DE LA NATURALEZA

CARTA ABIERTA AL PAPA FRANCISCO


PRESENTACIÓN
Desde que fue elegido, el 13 de Marzo de 2013, el Santo Padre
Francisco ha pronunciado cientos de Homilías, en diversas
celebraciones litúrgicas, como las Eucaristías diarias en la Casa
Santa Marta, las Eucaristías especiales en las Fiestas y
Solemnidades de la Iglesia, y las Vigilias de oración convocadas por
motivos diversos; y también en las Audiencias Generales de los
miércoles y el Angelus de los domingos, en la Plaza de San Pedro.
Y ha enviado a la Iglesia Universal y al mundo, cientos de mensajes,
por medio de discursos, cartas, documentos, locuciones grabadas
en video y en audio, y en su twitter oficial. Su palabra, sencilla y
clara, profunda y cálida, interpelante y motivadora, ha llegado a
todos los rincones de la tierra, en nuestro idoma y en todos los
idiomas, gracias a los medios de comunicación.

Personalmente he leído y sigo leyendo, la mayor parte de estos


documentos, que la página web de la Santa Sede publica con
esmero y prontitud, y he encontrado en ellos una fuente maravillosa
de hermosas enseñanzas, que nos sirven a todos para crecer
espiritualmente, no sólo como cristianos católicos, sino también,
como seres humanos.

Con la certeza de que un magisterio tan rico no puede perderse en


el tiempo, ni reducirse a una nota marginal en los noticieros de
televisión, o a un titular de algún periódico o revista, que muchas
veces llega distorsionado a un público desprevenido, que no tiene la
manera de verificarlo, me he dado a la tarea de ir recogiendo los
pensamientos que me han parecido más significativos para los
cristianos de a pie. Creo firmemente que constituyen una inigualable
fuente de inspiración para nuestra reflexión y nuestra oración,
personalmente y en grupo, y por lo tanto también, para la necesaria
profundización en nuestro encuentro personal con Jesús, que nos
ha llamado a ser discípulos misioneros del Reino del Padre, que Él
vino a instaurar en el mundo.
Este es el primer paso, de un largo proyecto que espero llevar a
cabo en los meses y años venideros, con la ayuda de Dios y de su
Espíritu, y también con la mayor diligencia posible, y que presento a
ustedes, queridos lectores, con una única motivación: poner mi
granito de arena, para que todos en la Iglesia, aprovechemos del
mejor modo posible, este tiempo privilegiado que estamos viviendo,
y que sin duda, marcará la historia de nuestra Iglesia Católica y
también del mundo.

Para evitar cualquier malentendido, quiero hacer algunas


precisiones y aclaraciones, que considero importantes:

1. Mi propósito fundamental, como lo he dicho repetidamente,


es ayudar a divulgar las enseñanzas del Papa Francisco, entre
los cristianos de a pie, porque considero que son una ayuda
clara y concreta para todos los que deseamos seguir
avanzando con paso firme en el proceso que es la vida cristiana
auténtica.

2. Todos los textos son estrictamente literales, y han sido


tomados de la versión en español de los documentos originales,
que presentan la página web de la Radio Vaticana, y la página
web de la Santa Sede.

3. Me pareció importante hacer la división por partes y por


temas, porque creo que facilita la lectura inicial, y también las
consultas y reflexiones posteriores, aunque, evidentemente,
esta división no es exacta, y como es apenas lógico, dichos
temas se entrecruzan con bastante frecuencia.

4. Incluyo además, un buen número de frases sacadas


directamente de la Exhortación EVANGELII GAUDIUM (citada
como EG), porque considero que esta puede ser una ayuda
para que un documento tan rico, que podríamos considerar
como el “programa del pontificado“ del Papa Francisco, sea
conocido al menos de manera somera, por el mayor número de
personas posible, y en particular, por aquellas que no se sienten
movidas a leer los textos papales en su versión completa, por
motivos que no es del caso exponer aquí.

5. El presente no es un trabajo exhaustivo, es decir, no


pretende reunir todas y cada una de la novedosas ideas del
Papa Francisco, sobre los distintos temas que aborda en sus
diversas intervenciones, sino solo las que la autora considera
más significativas para un creyente común, según su propia
manera de ver y de sentir.

Agradezco a Dios haber dado a su Iglesia al Papa Francisco, y oro


para que su trabajo pastoral - palabras y acciones - sea
comprendido y aprovechado por los católicos de todo el mundo,
pastores y fieles, y constituya para todos los hombres y mujeres de
buena voluntad - creyentes y no creyentes - una ocasión de
renovación y crecimiento en el orden espiritual y humano.

Matilde Eugenia Pérez Tamayo


PRIMERA PARTE
1. DIOS ES NUESTRO PADRE Y NOS
AMA
1. Dios es el único que verdaderamente salva y libera.

2. Es necesario buscar a Dios para encontrarlo, y encontrarlo


para buscarlo aún y siempre.

3. En la Biblia Dios aparece siempre como aquel que toma la


iniciativa del encuentro con el hombre. Es Él quien busca al
hombre, y generalmente le busca mientras el hombre atraviesa
la experiencia amarga y trágica de traicionar a Dios y huir de Él.

4. Dios se apresura para encontrarnos, pero nunca tiene prisa


para dejarnos. Permanece con nosotros... También Él, podemos
decir, tiene sed de nosotros, de encontrarnos. Este es el
corazón de Dios. Es hermoso sentir esto.

5. Dios es el "Deus semper maior", el Dios que nos sorprende


siempre.

6. Dios nos ama; nos ama tanto que nos ha dado a su Hijo
como nuestro hermano, como luz para nuestras tinieblas.

7. ¡Qué gran misterio la encarnación de Dios! Su razón es el


amor divino; un amor que es gracia, generosidad, deseo de
proximidad, y que no duda en darse y sacrificarse por las
criaturas a las que ama. (Mensaje de Cuaresma 2014)

8. El amor de Dios no es algo abstracto o genérico, el amor de


Dios tiene nombre y rostro: Jesucristo.
9. El amor de Dios no es indiferenciado. Dios mira con cariño a
cada uno, con nombre y apellidos.

10. Estamos llamados a caminar para entrar cada vez más


dentro del misterio del amor de Dios, que nos sobrepasa, y nos
permite vivir con serenidad y esperanza.

11. El amor fiel que Dios tiene por cada uno de nosotros, nos
ayuda a enfrentar con serenidad y fuerza, el camino de cada
día, que a veces es ágil, a veces, en cambio, es lento y
fatigoso.

12. No hay en nuestra vida, cruz pequeña o grande, que el


Señor no comparta con nosotros.

13. La gracia de Dios es siempre más abundante que la


plegaria que la ha pedido. El Señor siempre da más, ¡es tan
generoso! Le pides que se acuerde de ti y te lleva a su Reino.

14. La caridad, el amor, es compartir en todo la suerte del


amado. El amor nos hace semejantes, crea igualdad, derriba
los muros y las distancias. Y Dios hizo esto con nosotros.
(Mensaje de Cuaresma 2014)

15. Dejémonos inundar por el amor de Dios.

16. ¡No hay ningún límite a la misericordia divina ofrecida a


todos Acuérdense bien de esa frase.

17. La misericordia de Dios: una gran luz de amor, de ternura.


Dios perdona pero no con un decreto, sino con una caricia,
acariciando nuestras heridas del pecado.

18. La salvación no se compra, no se vende, se regala. Es


gratis.

19. La Cruz es la certeza del amor fiel de Dios por nosotros. Un


amor tan grande que entra en nuestro pecado y lo perdona,
entra en nuestro sufrimiento y nos da fuerza para sobrellevarlo,
entra también en la muerte para vencerla y salvarnos.

20. Dios no se cansa nunca de perdonar, somos nosotros los


que nos cansamos de acudir a su misericordia. (EG N.2)

21. Nadie podrá quitarnos la dignidad que nos otorga el amor


infinito e inquebrantable de Dios. Él nos permite levantar la
cabeza y volver a empezar, con una ternura que nunca nos
desilusiona y que siempre puede devolvernos la alegría. (EG
N.3)

22. El profeta Sofonías nos muestra a Dios como un centro


luminoso de fiesta y de alegría que quiere comunicar a su
pueblo ese gozo salvífico. Me llena de vida releer este texto:
«Tu Dios está en medio de ti, poderoso salvador. Él exulta de
gozo por ti, te renueva con su amor, y baila por ti con gritos de
júbilo» (3,17).” (EG N.4)

23. Dios no se oculta a aquellos que lo buscan con un corazón


sincero, aunque lo hagan a tientas, de manera imprecisa y
difusa. (EG N. 71)

24. La salvación que Dios nos ofrece es obra de su


misericordia. No hay acciones humanas, por más buenas que
sean, que nos hagan merecer un don tan grande. (EG N. 113)

25. Nadie es más paciente que el Padre... Invita siempre a dar


un paso más, pero no exige una respuesta plena si todavía no
hemos recorrido el camino que la hace posible. Simplemente
quiere que miremos con sinceridad la propia existencia y la
presentemos sin mentiras ante sus ojos, que estemos
dispuestos a seguir creciendo, y que le pidamos a Él lo que
todavía no podemos lograr. (EG N. 153)

26. Todo ser humano es objeto de la ternura infinita del Señor, y


Él mismo habita en su vida. (EG N. 274)
27. Dios puede actuar en cualquier circunstancia, también en
medio de aparentes fracasos. (EG N. 279)

28. Ya no se puede decir que la religión debe recluirse en el


ámbito privado y que está sólo para preparar las almas para el
cielo. Sabemos que Dios quiere la felicidad de sus hijos también
en esta tierra, (EG N. 182)

29. Sólo gracias al encuentro con el amor de Dios, que se


convierte en feliz amistad, somos rescatados de nuestra
conciencia aislada y de la autorreferencialidad. (EG N.8)

30. Nosotros no buscamos a tientas ni necesitamos esperar que


Dios nos dirija la palabra, porque realmente «Dios ha hablado,
ya no es el gran desconocido sino que se ha mostrado».
Acojamos el sublime tesoro de la Palabra revelada. (EG N. 175)

31. También los pecados, nuestros pecados están en las manos


de Dios esas manos son misericordiosas.

2. JESÚS, SU PERSONA Y SU
MISTERIO PASCUAL
1. Dios no se revela mediante el poder y la riqueza del mundo,
sino mediante la debilidad y la pobreza. (Mensaje de Cuaresma
2014)

2. Con el nacimiento de Jesús, ¡los cielos se abren! Dios nos da


en Cristo la garantía de un amor indestructible.

3. Jesús es el único que puede dar sentido pleno a nuestra


vida.

4. Jesús es el Amor hecho carne. No es solamente un maestro


de sabiduría, no es un ideal al que tendemos y del que nos
sabemos por fuerza, distantes. Es el sentido de la vida y de la
historia, que ha puesto su tienda entre nosotros.

5. Cristo es el centro de la historia de la humanidad, y también


el centro de la historia de todo hombre. A Él podemos referir las
alegrías y las esperanzas, las tristezas y las angustias que
entretejen nuestra vida.

6. Cuando Jesús es el centro, incluso los momentos más


oscuros de nuestra existencia se iluminan.

7. El Señor no decepciona jamás.

8. La cosa más importante que le puede suceder a una


persona, es encontrar a Jesús; este encuentro con Jesús que
nos ama, que nos ha salvado, que ha dado su vida por
nosotros.

9. El amor auténtico nos lo da Jesús: Él nos ofrece su Palabra


que ilumina nuestro camino; nos da el Pan de Vida, que nos
sostiene en las fatigas de cada día.

10. También los poderes demoníacos, hostiles al hombre, se


detienen impotentes ante la íntima unión de amor entre Jesús y
quien lo acoge con fe.

11. Quien sigue a Cristo, recibe la verdadera paz, aquella que


solo Él, y no el mundo, nos puede dar.

12. Cuando Jesús entra en las aguas del Jordán y se hace


bautizar por Juan el Bautista, no lo hace porque necesita
penitencia, conversión; lo hace para estar en medio de la gente
necesitada de perdón, entre nosotros pecadores, y cargar con
el peso de nuestros pecados. Este es el camino que ha elegido
para consolarnos, para salvarnos, liberarnos de nuestra miseria.

13. El corazón de Cristo es el corazón de un Dios que, por


amor, se "vació".
14. Jesús es la fuente inagotable de ese amor que vence todo
egoísmo, toda soledad, toda tristeza.

15. También los pecados, nuestros pecados están en las manos


de Dios esas manos son misericordiosas, manos "llagadas" de
amor. Jesús quiso conservar las llagas de sus manos, para
hacernos sentir su misericordia. Y esta es nuestra fuerza,
nuestra esperanza.

16. El Crucifijo no nos habla de derrota, de fracaso;


paradójicamente nos habla de una muerte que es vida, porque
nos habla de amor, porque Él es el Amor de Dios encarnado, y
el Amor no muere, más aún, vence el mal y la muerte.

17. Jesús es el Reino de Dios en persona, es el Emmanuel,


Dios-con-nosotros.

18. Jesús no ha venido a enseñar una filosofía, una ideología...


sino un haciéndola, caminándola, “camino“, una senda, para
recorrerla con Él, y la senda se aprende

19. En toda su vida, desde el nacimiento en la gruta de Belén


hasta la muerte en la cruz y la resurrección, Jesús encarnó las
Bienaventuranzas. Todas las promesas del Reino de Dios se
han cumplido en Él.

20. Solo Jesús conoce realmente el corazón del hombre, solo Él


puede liberarlo de la cerrazón y del pensamiento estéril, para
abrirlo a la vida y la esperanza.

21. Cada encuentro con Jesús nos cambia la vida, siempre un


paso más adelante, un paso más cerca de Dios. ¡Siempre es
así!

22. Ninguno es justo por sí mismo. Todos tenemos necesidad


de ser justificados. Y el único que nos justifica es Jesucristo.
23. Los milagros que hacía Jesús con tantos enfermos, eran un
signo grande del milagro que cada día hace el Señor con
nosotros, cuando tenemos la valentía de levantarnos e ir hacia
Él.

24. Jesús entra en Jerusalén para morir en la cruz... Su trono


regio es el madero de la cruz... Porque Jesús toma sobre sí el
mal, la suciedad, el pecado del mundo. También el nuestro, el
de todos nosotros. Y lo lava, lo lava con su sangre, con la
misericordia, con el amor de Dios.

25. Nos hará bien preguntarnos... ¿Quién soy yo ante mi


Señor?... ¿Quién soy yo delante de Jesús, entrando en
Jerusalén en este día de fiesta?... ¿Soy capaz de expresar mi
alegría, de alabarlo?... ¿Quién soy yo delante de Jesús que
sufre?...

26. Observando a Jesús en su pasión, vemos como en un


espejo, los sufrimintos de toda la humanidad y encontramos la
respuesta divina al misterio del mal, del dolor, de la muerte.

27. El Hijo de Dios aparece en la cruz como un hombre


derrotado: sufre, es traicionado, insultado, y finalmente muere.
Jesús permite que el mal se ensañe con Él y lo toma sobre sí
para vencerlo.

28. Pensemos en el dolor de Jesús, y digámonos a nosotros


mismos: “¡Y esto es por mí“! Aunque yo hubiera sido la única
persona en el mundo, Él lo habría hecho. ¡Lo ha hecho por
mí!... Y besemos el Crucifijo y digamos: “Gracias Jesús“.

29. La pasión y la muerte de Jesús y las frustraciones de tantas


esperanzas humanas son el camino real a través del cual Dios
obra nuestra salvación. Un camino que no corresponde a los
criterios humanos...

30. Dios se hace cercano a nosotros, en el sacrificio de la Cruz.


Se abaja entrando en la oscuridad de la muerte para darnos su
vida, que vence el mal, el egoísmo y la muerte.

31. Esta semana nos hará bien a todos nosotros, mirar el


Crucifijo, besar las llagas de Jesús... Él ha tomado sobre sí todo
el sufrimiento humano, se ha “vestido“ de ese sufrimiento.

32. Jesús no está muerto, ha resucitado, es el Viviente. No es


simplemente que haya vuelto a vivir, sino que es la Vida misma,
porque es el Hijo de Dios, que es el que vive... Jesús es el “hoy“
eterno de Dios.

33. La resurrección de Jesús no es el final feliz de una película,


sino que es la intervención de Dios Padre, allí donde está
desecha la esperanza humana.

34. Acepta que Jesús resucitado entre en tu vida, acógelo como


amigo, con confianza. ¡Él es tu vida! Si hasta ahora has estado
lejos de Él, da un pequeño paso; te acogerá con los brazos
abiertos. Si eres indiferente, acepta arriesgar; no quedarás
decepcionado. Si te parece difícil seguirlo, no tengas miedo,
confía en Él, ten la seguridad de que Él está cerca de ti, está
contigo y te dará la paz que buscas y la fuerza para vivir como
Él quiere.

35. Como Jesús ha resucitado con su propio cuerpo, pero no ha


vuelto a la vida terrena, así nosotros resucitaremos con
nuestros cuerpos que serán transfigurados en cuerpos
gloriosos. Él nos espera junto al Padre, y la fuerza del Espíritu
Santo, que lo ha resucitado a Él, resucitará también a quien
está unido a Él.

36. Nosotros creemos que la vida de quien cree en Jesús y


sigue su mandamiento, después de la muerte será
transformada en una vida nueva, plena e inmortal.

37. La alegría del Evangelio llena el corazón y la vida entera, de


los que se encuentran con Jesús. Quienes se dejan salvar por
Él son liberados del pecado, de la tristeza, del vacío interior, del
aislamiento. (EG N.1)

38. Con Jesucristo siempre nace y renace la alegría. (eg N.1)

39. Invito a cada cristiano, en cualquier lugar y situación en que


se encuentre, a renovar ahora mismo su encuentro personal
con Jesucristo o, al menos, a tomar la decisión de dejarse
encontrar por Él, de intentarlo cada día sin descanso. (EG N.3)

40. Al que arriesga, el Señor no lo defrauda, y cuando alguien


da un pequeño paso hacia Jesús, descubre que Él ya esperaba
su llegada con los brazos abiertos. (EG N.3)

41. Cristo es el Evangelio eterno, y es el mismo ayer y hoy y


para siempre, pero su riqueza y su hermosura son inagotables.
Él es siempre joven y fuente constante de novedad. (EG N.11)

42. Jesús siempre puede, con su novedad, renovar nuestra vida


y nuestra comunidad y, aunque atraviese épocas oscuras y
debilidades eclesiales, la propuesta cristiana nunca envejece.
(EG N.11)

43. El Hijo de Dios, en su encarnación, nos invitó a la revolución


de la ternura. (EG N. 87)

44. Jesucristo te ama, dio su vida para salvarte, y ahora está


vivo a tu lado cada día, para iluminarte, para fortalecerte, para
liberarte. (EG N. 164)

45. Toda la vida de Jesús, su forma de tratar a los pobres, sus


gestos, su coherencia, su generosidad cotidiana y sencilla, y
finalmente su entrega total, todo es precioso y le habla a la
propia vida. (EG N. 265)

46. Confesar que el Hijo de Dios asumió nuestra carne humana


significa que cada persona humana ha sido elevada al corazón
mismo de Dios. (EG N. 178)
3. EL ESPÍRITU SANTO,FUENTE DE
VIDA
1. El protagonista de la vida espiritual es el Espíritu Santo. Él
sostiene toda iniciativa nuestra de bien y de oración.

2. El Espíritu Santo constituye el alma, la linfa vital de la Iglesia


y de cada cristiano; es el Amor de Dios que hace de nuestro
corazón su morada y entra en comunión con nosotros. El
Espíritu Santo siempre está con nosotros... en nuestro corazón.

3. Si escuchamos al Espíritu Santo, Él nos enseña el camino de


la sabiduría, nos regala la sabiduría que es ver con los ojos de
Dios, sentir con los oídos de Dios, amar con el corazón de Dios,
juzgar las cosas con el juicio de Dios.

4. El don de entendimiento es una gracia que solo el Espíritu


Santo puede infundir, y que suscita en el cristiano la capacidad
de ir más allá del aspecto externo de la realidad, y escrutar las
profundidades del pensamiento de Dios y de su designio de
salvación.

5. El don de entendimiento está estrechamente ligado con la fe.


Cuando el Espíritu Santo habita en nuestro corazón e ilumina
nuestra mente, nos hace crecer cada día en la comprensión de
lo que el Señor ha dicho y hecho.

6. En todos los bautizados, desde el primero hasta el último,


actúa la fuerza santificadora del Espíritu que impulsa a
evangelizar. (EG N. 119)

4. MARÍA, MODELO DE CREYENTE


1. María está desde siempre, presente en el corazón, en la
devoción, y sobre todo, en el camino de fe del pueblo cristiano.
2. Nuestro itinerario de fe es igual al de María, y por eso, la
sentimos particularmente cercana a nosotros.

3. María es la Madre de la esperanza, la imagen más expresiva


de la esperanza cristiana. Toda su vida es un conjunto de
actitudes de esperanza, comenzando por el "sí" en el momento
de la anunciación.

4. María, Madre de esperanza, nos sostiene en los momentos


de oscuridad, de dificultad, de desaliento, de aparente fracaso o
de auténticas derrotas humanas.

5. María nos dice que la esperanza se alimenta de escucha,


contemplación y paciencia, para que maduren los tiempos del
Señor.

6. La única lámpara encendida en el sepulcro de Jesús, es la


esperanza de la madre, que en ese momento es la esperanza
de toda la humanidad.

7. Como María, conservemos la luz encendida en Navidad y


llevémosla a todas partes en la vida cotidiana.

8. Que María nos enseñe a acoger a Dios hecho hombre, para


que cada año, cada mes, cada día de nuestra vida, esté lleno
de su eterno Amor.

9. Madre, enséñanos a mirar con los ojos de Jesús, para que Él


sea luz en nuestro camino.

10. María, Madre nuestra, ampáranos en los momentos de


oscuridad, de dificultad y de derrota aparente.

11. Cada vez que miramos a María volvemos a creer en lo


revolucionario de la ternura y del cariño. En ella vemos que la
humildad y la ternura no son virtudes de los débiles sino de los
fuertes, que no necesitan maltratar a otros para sentirse
importantes. (EG N. 288)
12. Maria es la misionera que se acerca a nosotros para
acompañarnos por la vida, abriendo los corazones a la fe con
su cariño materno. Como una verdadera madre, ella camina
con nosotros, lucha con nosotros, y derrama incesantemente la
cercanía del amor de Dios. (EG N. 286)

5. LA IGLESIA, COMUNIDAD DE
VIDA Y SALVACIÓN
1. Nadie se salva solo. La dimensión comunitaria es esencial en
la vida cristiana.

2. La Iglesia no tiene otra razón de ser, ni otra finalidad, que dar


testimonio de Jesús. No lo olvidemos.

3. La fuerza de la Iglesia no está en ella misma y en su


capacidad de organización, sino que se oculta en las aguas
profundas de Dios.

4. Todos en la Iglesia somos discípulos. Y lo somos siempre


para toda la vida; y todos somos misioneros. Cada uno en el
sitio que el Señor le ha asignado.

5. No se puede separar a Cristo de la Iglesia. La gracia del


Bautismo nos da el gozo de seguir a Cristo en y con la Iglesia.

6. La unidad de la Iglesia está en Cristo.

7. Todos juntos, Obispos, presbíteros, personas consagradas y


fieles laicos, debemos ofrecer el testimonio de una Iglesia fiel a
Cristo, animada por el deseo de servir a los hermanos y
dispuesta a salir al encuentro, con coraje profético, de las
expectativas y exigencias espirituales de los hombres y de las
mujeres de nuestro tiempo.
8. Prefiero una Iglesia accidentada, herida y manchada por salir
a la calle, antes que una Iglesia enferma por el encierro y la
comodidad de aferrarse a las propias seguridades. (EG N.48)

9. No quiero una Iglesia preocupada por ser el centro y que


termine clausurada en una maraña de obsesiones y
procedimientos. (EG N.48)

10. La Iglesia «no puede ni debe quedarse al margen en la


lucha por la justicia». Todos los cristianos, también los Pastores,
están llamados a preocuparse por la construcción de un mundo
mejor. (EG N. 183)

11. Tengo que decir, en primer lugar y como deber de justicia,


que el aporte de la Iglesia en el mundo actual es enorme.
Nuestro dolor y nuestra vergüenza por los pecados de algunos
miembros de la Iglesia, y por los propios, no deben hacer
olvidar cuántos cristianos dan la vida por amor. (EG N. 76)

12. En el diálogo con el Estado y con la sociedad, la Iglesia no


tiene soluciones para todas las cuestiones particulares. Pero
junto con las diversas fuerzas sociales, acompaña las
propuestas que mejor respondan a la dignidad de la persona
humana y al bien común. (EG N. 241)

13. Quiero una Iglesia pobre para los pobres. Ellos tienen
mucho que enseñarnos... Es necesario que todos nos dejemos
evangelizar por ellos. La nueva evangelización es una invitación
a reconocer la fuerza salvífica de sus vidas y a ponerlos en el
centro del camino de la Iglesia. (EG N. 198)

14. En la Iglesia las funciones «no dan lugar a la superioridad


de los unos sobre los otros».(EG N. 104)

15. Me gustaría decir a aquellos que se sienten lejos de Dios y


de la Iglesia, a los que son temerosos o a los indiferentes: ¡El
Señor también te llama a ser parte de su pueblo y lo hace con
gran respeto y amor! (EG N. 113)
16. Nadie se salva solo, esto es, ni como individuo aislado ni
por sus propias fuerzas. (EG N. 113)

17. La Iglesia tiene que ser el lugar de la misericordia gratuita,


donde todo el mundo pueda sentirse acogido, amado,
perdonado y alentado a vivir según la vida buena del Evangelio.
(EG N. 113)

18. La Iglesia proclama «el evangelio de la paz» y está abierta a


la colaboración con todas las autoridades nacionales e
internacionales para cuidar este bien universal tan grande. (EG
N. 239)

19. La Iglesia no pretende detener el admirable progreso de las


ciencias. Al contrario, se alegra e incluso disfruta reconociendo
el enorme potencial que Dios ha dado a la mente humana. (EG
N. 243)

6. EL EVANGELIO Y LA
EVANGELIZACIÓN
1. El Evangelio es el mensaje más hermoso que tiene este
mundo. (eg N. 277)

2. Es necesario tener valor para ser fiel y coherentes con el


Evangelio.

3. Jesús nos enseña que la Buena Noticia no está reservada a


una parte de la humanidad. Hay que comunicarla a todos. Es un
buen anuncio destinado a cuantos lo esperan, pero también a
quienes tal vez ya no esperan, y ni siquiera tienen la fuerza de
buscar y de pedir.

4. El Evangelio se anuncia con dulzura, con fraternidad, con


amor.
5. Evangelicen con amor; lleven a todos el amor a Dios. Digan a
los que encuentren por los caminos de su misión, que Dios ama
al hombre tal como es, aún con sus limitaciones, con sus
errores, con sus pecados.

6. ¡El Señor siempre nos precede! ¡El Espíritu siempre nos


precede! ¡Dios siempre llega antes que nosotros! Incluso en los
lugares más remotos, incluso en las culturas más distintas, Dios
esparce por doquier la semilla de su Palabra.

7. Escuchar el Evangelio, leerlo, meditarlo, y convertirlo en


alimento espiritual, nos permite encontrar a Jesús vivo, hacer
experiencia de Él y de su amor.

8. El Evangelio es el verdadero antídoto contra la miseria


espiritual; en cada ambiente, el cristiano está llamado a llevar el
anuncio liberador de que existe el perdón del mal cometido; que
Dios es más grande que nuestro pecado, y nos ama
gratuitamente siempre; y que estamos hechos para la comunión
y para la vida etrna.

9. Los aliento a llevar por doquier, incluso en los ambientes más


descristianizados, en especial a las fronteras existenciales, el
Evangelio de Jesucristo.

10. La misericordia es el corazón del Evangelio. Es la buena


nueva de que Dios nos ama. De que ama siempre al pecador, y
con este amor lo atrae hacia sí y lo invita a la conversión.

11. Testigo del Evangelio es aquel que ha encontrado a


Jesucristo, que lo respetado, amado, perdonado, y en este
encuentro lo ha tocado en profundidad, lo ha colmado de una
alegría nueva, un nuevo significado para la vida. Y esto se
transmite a los demás.

ha conocido, o mejor dicho, que se ha sentido conocido por Él;


reconocido,
12. Si una persona experimenta verdaderamente el amor de
Dios que salva, no tardará mucho tiempo en salir a proclamarlo.

13. Cada cristiano es un misionero en la medida en la que


encuentre el amor de Dios en Jesucristo...

14. La palabra de Jesús es el alimento más fuerte para el alma:


¡Nos nutre el alma, nos nutre la fe!

15. ¿Tomamos un poco de tiempo cada día, para escuchar a


Jesús, para escuchar la Palabra de Jesús? En casa, ¿tenemos
el Evangelio? Y cada día escuchamos a Jesús en el Evangelio,
¿leemos un párrafo del Evangelio? ¿O tenemos miedo de esto,
o no estamos acostumbrados?

16. Esta es la actitud de quien quiere escuchar la Palabra de


Dios: primero, humildad; segundo, oración... Con la humildad y
la oración vamos adelante para escuchar la Palabra de Dios y
obedecerle.

17. La evangelización en nuestro tiempo, solo será posible por


medio del contagio de la alegría.

18. Hoy se puede leer el Evangelio con muchos instrumentos


tecnológicos. Se puede llevar la Biblia con uno mismo en un
teléfono móvil, una tableta. Lo importante es leer la Palabra de
Dios, con todos los medios, pero leer la Palabra de Dios. ¡Es
Jesús quien nos habla allí!

19. El Evangelio, donde deslumbra gloriosa la Cruz de Cristo,


invita insistentemente a la alegría... ¿Por qué no entrar también
nosotros en ese río de alegría? (EG N.5)

20. Si algo debe inquietarnos santamente y preocupar nuestra


conciencia, es que tantos hermanos nuestros vivan sin la
fuerza, la luz y el consuelo de la amistad con Jesucristo, sin una
comunidad de fe que los contenga, sin un horizonte de sentido
y de vida. (EG N.48)
21. Todos tienen el derecho de recibir el Evangelio. Los
cristianos tienen el deber de anunciarlo sin excluir a nadie, no
como quien impone una nueva obligación, sino como quien
comparte una alegría, señala un horizonte bello, ofrece un
banquete deseable. ( EG N.14)

22. Es vital que hoy la Iglesia salga a anunciar el Evangelio a


todos, en todos los lugares, en todas las ocasiones, sin
demoras, sin asco y sin miedo. (EG N. 23)

23. La alegría del Evangelio es para todo el pueblo, no puede


excluir a nadie. (EG N. 23)

24. La predicación moral cristiana... no es una mera filosofía


práctica ni un catálogo de pecados y errores. El Evangelio invita
ante todo a responder al Dios amante que nos salva,
reconociéndolo en los demás y saliendo de nosotros mismos
para buscar el bien de todos.(EG N. 39)

25. A todos debe llegar el consuelo y el estímulo del amor


salvífico de Dios, que obra misteriosamente en cada persona,
más allá de sus defectos y caídas. (EG N. 44)

26. Hoy y siempre, los pobres son los destinatarios privilegiados


del Evangelio, y la evangelización dirigida gratuitamente a ellos
es signo del Reino que Jesús vino a traer. (EG N. 48)

27. Todos somos invitados a aceptar este llamado del Señor:


salir de la propia comodidad y atrevernos a llegar a todas las
periferias que necesitan la luz del Evangelio. (EG N. 20)

28. Sueño con una opción misionera capaz de transformarlo


todo, para que las costumbres, los estilos, los horarios, el
lenguaje y toda estructura eclesial se convierta en un cauce
adecuado para la evangelización del mundo actual más que
para la autopreservación. (EG N. 27)
29. Desde el corazón del Evangelio reconocemos la íntima
conexión que existe entre evangelización y promoción humana,
que necesariamente debe expresarse y desarrollarse en toda
acción evangelizadora. (EG N. 178)

30. En cualquier forma de evangelización el primado es siempre


de Dios, que quiso llamarnos a colaborar con Él e impulsarnos
con la fuerza de su Espíritu. (EG N.12)

31. Anunciar a Cristo significa mostrar que creer en Él y seguirlo


no es sólo algo verdadero y justo, sino también bello, capaz de
colmar la vida de un nuevo resplandor y de un gozo profundo,
aun en medio de las pruebas. (EG N. 167)

32. Hay una forma de predicación que nos compete a todos


como tarea cotidiana. Se trata de llevar el Evangelio a las
personas que cada uno trata, tanto a los más cercanos como a
los desconocidos. Es la predicación informal que se puede
realizar en medio de una conversación. (EG N. 127)

33. Jesús quiere evangelizadores que anuncien la Buena


Noticia no sólo con palabras sino sobre todo con una vida que
se ha transfigurado en la presencia de Dios. (EG N. 259)

34. La inmensa multitud que no ha acogido el anuncio de


Jesucristo no puede dejarnos indiferentes. (EG N. 246)

35. Ser discípulo es tener la disposición permanente de llevar a


otros el amor de Jesús y eso se produce espontáneamente en
cualquier lugar: en la calle, en la plaza, en el trabajo, en un
camino. (EG N. 127)

36. Creámosle al Evangelio que dice que el Reino de Dios ya


está presente en el mundo, y está desarrollándose aquí y allá,
de diversas maneras. (EG N. 278)

37. La Palabra de Dios enseña que en el hermano está la


permanente prolongación de la Encarnación para cada uno de
nosotros: "Lo que hicisteis a uno de estos hermanos míos más
pequeños, /o hicisteis a mí" (Mt 25,40). (EG N. 17)

7. LA FE
1. La fe es caminar con Jesús; y es una caminata que dura toda
la vida. Al final tendrá lugar el encuentro definitivo.

2. La fe no es algo decorativo, ornamental. Tener fe significa


poner realmente a Cristo en el centro de la vida.

3. La fe contiene la memoria de la historia de Dios con nosotros,


la memoria del encuentro con Dios, que es el primero en
moverse, que crea y salva, que nos transforma; memoria de su
Palabra que inflama el corazón, de sus obras de salvación con
las que nos da vida, nos purifica, nos cura, nos alimenta.

4. La fe es una gracia, es un don. Y a nosotros nos toca


protegerla con la santa "astucia", con la oración, con el amor,
con la caridad.

5. Es importante tener amigos en quienes poder confiar. Pero


es esencial tener confianza en el Señor, que nunca falla.

6. La actitud que se pide al creyente que quiere ser tal, es la de


reconocer y acoger en la vida, la centralidad de Jesucristo, en
los pensamientos, las palabras y las obras.

7. Si llega a faltar la sed del Dios vivo, la fe corre el riesgo de


convertirse en rutina, corre el riesgo de apagarse, como un
fuego que no se reaviva. Corre el riesgo de llegar a ser "rancia",
sin sentido.

8. Las dificultades y las persecusiones, cuando se viven con


confianza y esperanza, purifican la fe y la fortalecen.
9. El ejercicio de la paciencia y de la misericordia, es un signo
de madurez en la fe.

10. Una fe auténtica implica siempre, un profundo deseo de


cambiar el mundo.

11. El camino de la fe pasa también a través de la oscuridad, la


duda, y se nutre de paciencia y de espera perseverante.

12. La fe no es una mera herencia cultural, sino un regalo, un


don que nace del encuentro personal con Jesús, y de la
aceptación libre y gozosa de la nueva vida que nos ofrece.

13. Hay que permitir que la alegría de la fe comience a


despertarse, como una secreta pero firme confianza, aun en
medio de las peores angustias. (EG N.6)

14. La fe siempre conserva un aspecto de cruz, alguna


oscuridad que no le quita la firmeza de su adhesión. (EG N. 42)

15. La fe no le tiene miedo a la razón; al contrario, la busca y


confía en ella, porque «la luz de la razón y la de la fe provienen
ambas de Dios», y no pueden contradecirse entre sí. (EG N.
242)

16. Una auténtica fe -que nunca es cómoda e individualista-


siempre implica un profundo deseo de cambiar el mundo, de
transmitir valores, de dejar algo mejor detrás de nuestro paso
por la tierra. (EG N. 183)

17. La verdadera fe en el Hijo de Dios hecho carne es


inseparable del don de sí, de la pertenencia a la comunidad, del
servicio, de la reconciliación con la carne de los otros. (EG N.
87)

18. La palabra de Jesús es el alimento más fuerte para el alma:


¡Nos nutre el alma, nos nutre la fe!
8. LA ESPERANZA
1. El cristiano está siempre lleno de esperanza; nunca puede
dejarse llevar por el desánimo.

2. La esperanza es un poco como la levadura, que ensancha el


alma; hay momentos difíciles en la vida, pero con la esperanza,
el alma sigue adelante y mira a lo que nos espera.

3. Ver a Dios, ser semejantes a Dios; esta es nuestra


esperanza.

4. Nuestra identidad como creyentes, es la de peregrinos hacia


la tierra prometida.

5. La esperanza en el Señor no decepciona.

6. Cuando en ciertos momentos de la vida no encontramos vía


de escape a nuestras dificultades; cuando nos precipitamos en
la oscuridad más densa... no debemos enmascarar nuestro
fracaso, sino abrirnos confiadamente a la esperanza en Dios,
como hizo Jesús.

7. Cristo resucitado y glorioso es la fuente profunda de nuestra


esperanza, y no nos faltará su ayuda para cumplir la misión que
nos encomienda. (EG N. 275)

8. María es la Madre de la esperanza, la imagen más expresiva


de la esperanza cristiana. Toda su vida es un conjunto de
actitudes de esperanza, comenzando por el "sí" en el momento
de la anunciación.

9. Si pensamos que las cosas no van a cambiar, recordemos


que Jesucristo ha triunfado sobre el pecado y la muerte y está
lleno de poder. (EG N. 275)
9. EL AMOR A LOS OTROS
1. La verdadera caridad es un poco atrevida; no tengamos
miedo a ensuciarnos las manos para ayudar a los más
necesitados.

2. El secreto de la vida cristiana es el amor. Solo el amor llena


los vacíos, las profundidades negativas que el mal crea en los
corazones.

3. Dios no solo es el origen del amor, sino que en Jesucristo


nos llama a imitar su misma forma de amar: “Así como yo les he
amado, ámense los unos a los otros“. En la medida en que los
cristianos viven este amor, se convierten para el mundo en
discípulos creíbles de Cristo.

4. No me canso de llamar a toda la Iglesia, a la revolución de la


ternura.

5. El amor no soporta permanecer encerrado en sí mismo.


Debido a su naturaleza es abierto, se difunde y es fecundo;
genera siempre un nuevo amor.

6. El amor a la gente es una fuerza espiritual que facilita el


encuentro pleno con Dios hasta el punto de que quien no ama
al hermano «camina en las tinieblas», «permanece en la
muerte». (EG N. 272)

7. Quien quiera vivir con dignidad y plenitud no tiene otro


camino más que reconocer al otro y buscar su bien. (EG N.9)

8. Cada vez que nos encontramos con un ser humano en el


amor, quedamos capacitados para descubrir algo nuevo de
Dios. Cada vez que se nos abren los ojos para reconocer al
otro, se nos ilumina más la fe para reconocer a Dios. (EG N.
272)
9. Pidamos al Señor que nos haga entender la ley del amor.
¡Qué bueno es tener esta ley! ¡Cuánto bien nos hace amarnos
los unos a los otros en contra de todo! Sí, ¡en contra de todo!
(EG N.101)

10. El Evangelio nos invita siempre a correr el riesgo del


encuentro con el rostro del otro, con su presencia física que
interpela, con su dolor y sus reclamos, con su alegría que
contagia en un constante cuerpo a cuerpo. (EG N. 88)

11. A los cristianos de todas las comunidades del mundo, quiero


pedirles especialmente un testimonio de comunión fraterna que
se vuelva atractivo y resplandeciente. Que todos puedan
admirar cómo se cuidáis unos a otros, cómo se dan aliento
mutuamente y cómo se acompañan... (EG N.99)

12. El modo de relacionarnos con los demás que realmente nos


sana... es una fraternidad... contemplativa, que sabe mirar la
grandeza sagrada del prójimo... descubrir a Dios en cada ser
humano.... tolerar las molestias de la convivencia aferrándose al
amor de Dios... abrir el corazón al amor divino para buscar la
felicidad de los demás como la busca su Padre bueno. (EG N.
92)

13. La propuesta es vivir en un nivel superior, pero no con


menor intensidad: La vida se acrecienta dándola y se debilita en
el aislamiento y la comodidad... (EG N.10)

14. El amor a la gente es una fuerza espiritual que facilita el


encuentro pleno con Dios hasta el punto de que quien no ama
al hermano «camina en las tinieblas», «permanece en la
muerte». (EG N. 272)

15. No se pierde ninguno de los trabajos realizados con amor,


no se pierde ninguna de las preocupaciones sinceras por los
demás, no se pierde ningún acto de amor a Dios, no se pierde
ningún cansancio generoso, no se pierde ninguna dolorosa
paciencia. Todo eso da vueltas por el mundo como una fuerza
de vida. (EG N. 279)

16. Más allá de toda apariencia, cada uno es inmensamente


sagrado y merece nuestro cariño y nuestra entrega. Por ello, si
logro ayudar a una sola persona a vivir mejor, eso ya justifica la
entrega de mi vida. (EG N. 274)

17. Necesitamos reconocer que cada persona es digna de


nuestra entrega... porque es obra de Dios, creatura suya. (EG
N. 274)

10. EL AMOR A LOS ENEMIGOS


1. No solo no se ha de devolver al otro el mal que nos ha
hecho, sino que debemos esforzarnos por hacer el bien con
largueza.

2. Jesús llega a afirmar que nuestra relación con Dios no puede


ser sincera si no queremos hacer la paz con el prójimo.

3. La fe en el Dios bueno se convierte en bondad, la fe en Cristo


Crucificado se convierte en fuerza para amar hasta el final y
hasta a los enemigos.

4. ¿Hay en mi corazón espacio para el odio, el rencor, la


venganza?... Tenemos que llegar a esta pregunta. Es bueno
que nos digamos la verdad a nosotros mismos.

5. Todos tenemos simpatías y antipatías, y quizás ahora mismo


estamos enojados con alguno... Rezar por aquel con el que
estamos irritados es un hermoso paso en el amor, y es un acto
“evangelizador". ¡Hagámoslo hoy! ¡No nos dejemos robar el
ideal del amor fraterno!” (EG N.101)
11. LA ORACIÓN, ALIMENTO DEL
ALMA
1. Nuestra oración no se puede reducir a una hora el domingo;
es importante tener una relación cotidiana con el Señor.

2. ¿Rezamos de verdad?... Sin una relación constante con


Dios, es difícil llevar una vida cristiana auténtica y coherente.

3. El misterio de la cruz, misterio de amor, solo se puede


comprender en la oración. Recen y lloren de rodillas ante la
cruz.

4. Es fácil recurrir a Dios para pedirle, todos lo hacemos.


¿Cuándo aprenderemos también a darle gracias y adorarle?

5. Para conocer al Señor, es necesario cultivar el trato con Él;


escucharlo en silencio ante el sagrario, acercarse a los
sacramentos.

6. La lucha contra el mal es ardua y prolongada; es necesario


rezar constantemente y con paciencia.

7. Pidamos a Dios la gracia de que nadie más muera de


hambre en el mundo.

8. Señor, concédenos la gracia de llorar por nuestra


indiferencia, por la crueldad que hay en el mundo y en nosotros
mismos.

9. La oración es la fuerza del cristiano y de toda persona


creyente.

10. Pidamos a María que nos ayude a tener fija la mirada en


Jesús, a seguirlo siempre aunque sea exigente.
11. Te bendecimos, Señor, Dios Altísimo, que te has despojado
de tu rango por nosotros. Tú eres inmenso y te has hecho
pequeño; eres rico, y te has hecho pobre; eres omnipotente y te
has hecho débil.

12. Ante tantas heridas que nos hacen mal y que nos podrían
endurecer el corazón, estamos llamados a "zambullirnos en el
mar de la oración", que es el mar del amor ilimitado de Dios,
para gustar su ternura.

13. ¡Qué dulce es estar frente a un crucifijo, o de rodillas


delante del Santísimo, y simplemente ser ante sus ojos!
¡Cuánto bien nos hace dejar que Él vuelva a tocar nuestra
existencia y nos lance a comunicar su vida nueva! (EG N. 264)

12. EL SACRAMENTO DEL


BAUTISMO
1. Cada niño que es bautizado es un prodigio de la fe y una
fiesta para la familia de Dios

2. Como conozco la fecha de mi nacimiento, debo conocer


también la fecha de mi Bautismo, porque es un día de fiesta.

3. El Bautismo no es una formalidad. Es un acto que toca en


profundidad nuestra existencia. Por el Bautismo, somos
inmersos en esa fuente inagotable de vida que es la muerte de
Jesús... Y gracias a su amor podemos vivir una vida nueva, no
ya en poder del mal, del pecado y de la muerte, sino en la
comunión con Dios y con los hermanos.

4. Estamos llamados a vivir, cada día, nuestro Bautismo, como


realidad actual en nuestra existencia.

5. Vivir el Bautismo hasta el fondo, significa no acostumbrarse a


las situaciones de degrado y de miseria, que encontramos
caminando por las calles de nuestras ciudades y de nuestros
países.

6. Debemos despertar la memoria de nuestro Bautismo.


Estamos llamados a vivir cada día nuestro Bautismo, como
realidad actual en nuestra existencia.

7. En virtud del Bautismo recibido, cada miembro del Pueblo de


Dios se ha convertido en discípulo misionero. (EG N. 120)

13. EL SACRAMENTO DE LA
CONFESIÓN
1. El ministerio de la reconciliación es un auténtico tesoro, que
en ocasiones corremos el peligro de olvidar, por pereza o por
vergüenza, pero sobre todo por haber perdido el sentido del
pecado, que en el fondo es la pérdida del sentido de Dios.

2. Celebrar el Sacramento de la Reconciliación, significa estar


envueltos en un abrazo afectuoso: es el abrazo de la infinita
misericordia del Padre.

3. Alguno puede decir: “Yo me confieso solamente con Dios“...


Sí, tú puedes decir a Dios: “Perdóname“, y decirle tus pecados.
Pero nuestros pecados son también contra nuestros hermanos,
contra la Iglesia, y por ello es necesario pedir perdón a la Iglesia
y a los hermanos, en la persona del sacerdote.

4. El perdón de los pecados no es fruto de nuestro esfuerzo


personal, sino un regalo, un don del Espíritu Santo que nos
purifica con la misericordia y la gracia del Padre.

5. El perdón no es fruto de nuestros esfuerzos, sino un don del


Espíritu Santo, que nos colma de la abundancia de la
misericordia y la gracia que brotan incesantemente del corazón
abierto del Cristo crucificado y resucitado.
6. Cuando voy a confesarme, es para sanarme; sanarme el
alma, sanarme el corazón por algo que hice que no está bien.

7. Cada vez que nos dirigimos al Sacramento de la


Reconciliación, cantamos un himno a la paciencia de Dios. ¡Con
cuánta paciencia el Señor nos lleva sobre su espalda!

8. La Confesión no es un tribunal de condena, sino una


experiencia de perdón y misericordia.

9. No temas acercarte al Sacramento de la Confesión, en él


encontrarás a Jesús que te perdona.

14. EL SACRAMENTO DE LA
EUCARISTÍA
1. En la Eucaristía Cristo vive siempre de nuevo el don de sí
realizado en la Cruz.

2. El Señor se distribuye para nosotros en el pan que es su


Cuerpo. Él se hace don. Nosotros experimentamos la
solidaridad de Dios con el hombre, una solidaridad que jamás
se agota, una solidaridad que no acaba de sorprendernos.

3. Jesús habla en el silencio en el Misterio de la Eucaristía, y


nos recuerda que seguirle quiere decir salir de nosotros
mismos, y hacer de nuestra vida no una posesión nuestra, sino
un don a Él y a los demás.

4. Vamos a Misa porque somos pecadores y queremos recibir el


perdón de Jesús, participar en su redención, en su perdón. Ese
“confieso“ que decimos al principio no es algo “formal“. ¡Es un
verdadero acto de penitencia! ¡Yo soy pecador y confieso! Así
da inicio la Misa.
5. Vivamos la Eucaristía con espíritu de fe y oración, de perdón,
de penitencia, de alegría en común, de preocupación por las
necesidades de tantos hermanos y hermanas, con la certeza de
que el Señor cumplirá lo que ha prometido: ¡la Vida eterna!

6. Quien celebra la Eucaristía no lo hace porque cree o quiere


aparentar más que los demás, sino porque se reconoce
siempre con la necesidad de ser aceptado y regenerado por la
misericordia de Dios, hecha carne en Jesucristo.

7. La Eucaristía, si bien constituye la plenitud de la vida


sacramental, no es un premio para los perfectos sino un
generoso remedio y un alimento para los débiles. (EG N.47)

8. La Palabra de Dios escuchada y celebrada, sobre todo en la


Eucaristía, alimenta y refuerza interiormente a los cristianos y
los vuelve capaces de un auténtico testimonio evangélico en la
vida cotidiana. (EG N. 174)

15. EL SACRAMENTO DEL


MATRIMONIO
1. Somos creados para amar, como reflejo de Dios y de su
amor. Y en la unión conyugal el hombre y la mujer realizan esta
vocación en el signo de la reciprocidad y de la comunión de
vida plena y definitiva.

2. Algunas veces he dicho que una cosa que ayuda mucho en


la vida matrimonial son tres palabras... Tres palabras que hay
que decir siempre... PERMISO, GRACIAS, PERDÓN. ¡Tres
palabras mágicas!

3. Sabemos muy bien cuántas dificultades y pruebas conoce la


vida de los esposos... Lo importante es mantener vivo el vínculo
con Dios, que es la base del vínculo matrimonial.
4. El reto de los esposos cristianos: estar juntos, aprender a
amarse para siempre, y buscar el modo de que el amor crezca.

16. CUARESMA, TIEMPO DE


CONVERSIÓN
1. La Cuaresma nos llega como un momento providencial para
cambiar ruta, para recuperar la capacidad de reaccionar ante la
realidad del mal que siempre nos desafía.

2. Acción de gracias a Dios por el misterio de su amor


crucificado; fe auténica; conversión y apertura del corazón a los
hermanos: éstos son los elementos esenciales para vivir el
tiempo de Cuaresma.

3. La Cuaresma es un tiempo propicio para convertirse al amor


del prójimo un amor que sepa hacer propia la actitud de
gratuidad y de misericordia del Señor, que se hizo pobre para
enriquecernos con su pobreza.

4. La Cuaresma es tiempo de oración; de una oración más


intensa, más asidua, más capaz de hacerse cargo de las
necesidades de los hermanos, de interceder ante Dios por
tantas situaciones de pobreza y de sufrimiento.

5. En el período de la Cuaresma, la Iglesia, en nombre de Dios,


renueva el llamamiento a la conversión... un empeño que dura
toda la vida.

6. La Cuaresma se debe vivir como tiempo de conversión, de


renovación personal y comunitaria, a través del acercamiento a
Dios y de la adhesión confiada al Evangelio.

7. La Cuaresma viene providencialmente a despertarnos, a


despabilarnos del entumecimiento, del riesgo de ir adelante por
inercia.
8. En el Tiempo Cuaresma la Iglesia nos dirige dos importantes
invitaciones: tomar conciencia más viva de la obra redentora de
Cristo, y vivir con mayor empeño el propio Bautismo.

9. La Cuaresma nos recuerda que Dios nos ama a todos y que


hay que hacer

Él.

el esfuerzo de abrirse a

10. La Cuaresma es el tiempo oportuno para mirarse dentro,


para hacer surgir nuestros deseos espirituales más verdaderos
y pedir ayuda al Señor en la oración.

11. La Cuaresma es para ajustar la vida, para organizar la vida,


cambiar la vida, para acercarnos al Señor.

12. La Cuaresma es un tiempo adecuado para despojarse, y


nos hará bien preguntarnos de qué podemos privarnos, a fin de
ayudar y enriquecer a otros con nuestra pobreza. No olvidemos
que la verdadera pobreza duele: no sería válido un despojo sin
esta dimensión penitencial. (Mensaje de Cuaresma 2014)

17. LOS MALES DE NUESTRO


TIEMPO
1. El mundo no tolera la divinidad de Cristo. No tolera el anuncio
del Evangelio. No tolera las Bienaventuranzas.

2. Pensemos, nos hará bien, en los muchos hermanos y


hermanas que hoy no pueden rezar juntos, porque están
perseguidos; no pueden tener el libro del Evangelio o una
Biblia, porque están perseguidos.
3. Hoy en día hay más mártires que en los primeros tiempos de
la Iglesia.

4. Cuando buscamos el éxito, el placer, el poseer en modo


egoísta, y los convertimos en ídolos, podemos experimentar
también momentos de embriaguez, un falso sentimiento de
satisfacción, pero al final nos hacemos esclavos, nunca
estamos satisfechos, y sentimos la necesidad de buscar cada
vez más.

5. En una época en que tantas apariencias de felicidad nos


atraen, corremos el riesgo de contentarnos con poco, de tener
la idea de una vida “en pequeño“. ¡Aspirad, en cambio, a cosas
grandes! ¡Ensanchad vuestros corazones!

6. En la lógica de este mundo, los que Jesús proclama


bienaventurados son considerados “perdedores“, débiles.

7. La mentalidad mundana abaja al hombre al nivel de las


necesidades primarias, haciéndole perder el hambre de lo que
es verdadero, bueno y bello, el hambre de Dios y de su amor.

8. El gran riesgo del mundo actual, con su múltiple y


abrumadora oferta de consumo, es una tristeza individualista
que brota del corazón cómodo y avaro, de la búsqueda
enfermiza de placeres superficiales, de la conciencia aislada.
(EG N.2)

9. Cuando la vida interior se clausura en los propios intereses,


ya no hay espacio para los demás, ya no entran los pobres, ya
no se escucha la voz de Dios, ya no se goza la dulce alegría de
su amor, ya no palpita el entusiasmo por hacer el bien. (EG N.2)

10. Hemos dado inicio a la cultura del «descarte»... Con la


exclusión queda afectada en su misma raíz la pertenencia a la
sociedad en la que se vive, pues ya no se está en ella abajo, en
la periferia, o sin poder, sino que se está fuera. Los excluidos no
son «explotados» sino desechos, «sobrantes».” (EG N. 53)
11. Se ha desarrollado una globalización de la indiferencia. Casi
sin advertirlo, nos volvemos incapaces de compadecernos ante
los clamores de los otros, ya no lloramos ante el drama de los
demás ni nos interesa cuidarlos, como si todo fuera una
responsabilidad ajena que no nos incumbe. (EG N. 54)

12. La crisis financiera que atravesamos nos hace olvidar que


en su origen hay una profunda crisis antropológica: ¡la negación
de la primacía del ser humano!. (EG N.54)

13. Uno no vive mejor si escapa de los demás, si se esconde, si


se niega a compartir, si se resiste a dar, si se encierra en la
comodidad. Eso no es más que un lento suicidio. (EG N. 272)

14. En la cultura predominante, el primer lugar está ocupado


por lo exterior, lo inmediato, lo visible, lo rápido, lo superficial, lo
provisorio. Lo real cede el lugar a la apariencia. (EG N. 62)

15. Así como el bien tiende a comunicarse, el mal consentido,


que es la injusticia, tiende a expandir su potencia dañina y a
socavar silenciosamente las bases de cualquier sistema político
y social por más sólido que parezca. (EG N. 59)

16. Los mecanismos de la economía actual promueven una


exacerbación del consumo, pero resulta que el consumismo
desenfrenado unido a la inequidad es doblemente dañino del
tejido social. (EG N. 60)

17. A veces somos duros de corazón y de mente, nos


olvidamos, nos entretenemos, nos extasiamos con las
inmensas posibilidades de consumo y de distracción que ofrece
esta sociedad. Así se produce una especie de alienación que
nos afecta a todos. (EG N. 196)

18. LO QUE NOS ALEJA DE DIOS


1. ¿Quién de entre nosotros puede presumir de que no es
pecador?... ¡Nadie!

2. Cristo no se resigna a los sepulcros que nos hemos


construido con nuestras elecciones de mal y de muerte... Nos
llama insistentemente a salir de la oscuridad de la prisión en la
que nos hemos encerrado, contentándonos con una vida falsa,
egoísta, mediocre.

3. El signo de que estamos lejos del Señor es la hipocresía. El


hipócrita no tiene necesidad del Señor, se salva por sí mismo;
así piensa... y se viste de santo.

4. El orgullo nos hace esclavos, esclavos de nosotros mismos,


esclavos de tantos ídolos, de tantas cosas.

5. Estamos llamados a abandonar los comportamientos de


pecado y fijar la mirada en lo esencial... de la vida.

6. Nos acostumbramos a los prófugos en busca de libertad y


dignidad, que no son acogidos como se debe. Nos
acostumbramos a vivir en una sociedad que pretende
menospreciar a Dios. Este acostumbrarse a comportamientos
no cristianos de comodidad ¡nos narcotiza el corazón!

7. La adoración del antiguo becerro de oro ha encontrado una


versión nueva y despiadada en el fetichismo del dinero y en la
dictadura de la economía sin un rostro y sin un objetivo
verdaderamente humano. (EG N.54)

8. Salir de sí mismo para unirse a otros hace bien. Encerrarse


en sí mismo es probar el amargo veneno de la inmanencia, y la
humanidad saldrá perdiendo con cada opción egoísta que
hagamos. ( EG N. 87)

19. SER CRISTIANOS HOY


1. Todos nosotros bautizados somos discípulos misioneros, y
estamos llamados a convertirnos en un evangelio viviente.

2. Nosotros, los discípulos de Jesús, estamos llamados a ser


personas que escuchan su voz y se toman en serio sus
palabras.

3. La primera tarea del cristiano es escuchar la Palabra de Dios,


escuchar más robusta nuestra fe, con esta palabra a Jesús,
porque Él nos habla y Él nos salva con su palabra; y Él también
hace

4. El cristiano debe ser una persona luminosa, que lleva la luz,


¡siempre da luz!... Una luz que no es suya, pero es el regalo de
Dios, es el regalo de Jesús.

5. La Cruz está siempre en el camino cristiano.

6. La gratuidad debería ser una de las características del


cristiano, que, consciente de haber recibido todo de Dios
gratuitamente, es decir sin ningún mérito, aprende a dar a los
demás gratuitamente.

7. Dejémonos guiar siempre por el Espíritu de Cristo, que se


sacrificó a sí mismo en la cruz, para que podamos ser “cauces“
por los que fluye su caridad.

8. Para hacer que a nadie le falte el pan, el agua, el vestido, la


casa, el trabajo, la salud, es necesario que todos nos
reconozcamos hijos del Padre que está en el cielo, y por lo
tanto, hermanos entre nosotros, y nos comportamentos
consecuentemente.

9. La vida de cada persona, de cada hombre y de cada mujer,


que tenga la valentía necesaria para acercarse al Señor,
encontrará la alegría de la fiesta de Dios.
10. Las bienaventuranzas de Jesús son portadoras de una
novedad revolucionaria, de un modelo de felicidad opuesto al
que habitualmente nos comunican los medios de comunicación,
la opinión dominante.

11. Cuando nos acercamos con ternura a los que necesitan


atención, llevamos la esperanza y la sonrisa de Dios en medio
de las contradicciones del mundo.

12. ¿Cómo se puede anunciar la alegría de la Pascua, sin ser


solidarios con aquellos que en esta tierra ven negada su propia
libertad?

13. La providencia de Dios pasa a través de nuestro servicio a


los demás, nuestro compartir con los demás.

14. Si cada uno de nosotros no acumula riquezas solamente


para sí, sino que las pone al servicio de los demás, en este
caso la providencia de Dios se hace visible como un gesto de
solidaridad.

15. Atreveos a ir contracorriente. Sed capaces de buscar la


verdadera felicidad. Decid “no“ a la cultura de lo provisional, de
la superficialidad y del usar y tirar, que no os considera capaces
de asumir responsabilidades y de afrontar los grandes desafíos
de la vida.

16. Ser santos no es un lujo, es necesario para la salvación del


mundo.

17. El Señor nos llama a un estilo de vida evangélico de


sobriedad, a no dejarnos llevar por la cultura del consumo.

18. Ayunar nos ayuda a entrenar el corazón a lo esencial y al


compartir. Es un signo de toma de conciencia y de
responsabilidad frente a las injusticias, a los atropellos,
especialmente con respecto a los pobres y a los pequeños, y es
signo de la confianza que ponemos en Dios y en su
providencia.

19. La limosna nos ayuda a vivir la gratuidad del don, que es


libertad de la obsesión de poseer, del miedo de perder lo que se
siente, de la tristeza de quien no quiere compartir con los
demás su propio bienestar.

20. Cuando doy limosna, ¿dejo caer la moneda sin tocar la


mano? Y si por casualidad la toco, ¿la retiro de inmediato?...
Cuando doy limosna, ¿miro a los ojos de mi hermano, de mi
hermana?... Cuando sé que una persona está enferma, ¿voy a
encontrarla?, ¿la saludo con ternura?... ¿Se acariciar a los
enfermos, los ancianos, los niños, o he perdido el sentido de la
caricia?... La carne de nuestro hermano: ¡es nuestra carne!
Seremos juzgados por el modo en el que nos comportamos con
este hermano, con esta hermana.

21. Debemos deshacernos de los ídolos, de las cosas vanas, y


construir nuestra vida sobre lo esencial.

22. No se puede pensar en un cristiano inmóvil; un cristiano que


se detiene está enfermo, sufre alguna enfermedad en su
identidad cristiana.... El cristiano es discípulo para caminar, para
avanzar.

23. Solo cuando la dificultad y el sufrimiento de nuestros


hermanos nos interpelan, podemos iniciar nuestro camino de
conversión para la Pascua.

24. La vida cristiana no es una ventaja comercial, no es un


hacer carrera: es simplemente ¡seguir a Jesús!

25. El ayuno más difícil es el ayuno de la bondad. El ayuno del


que es capaz el Buen Samaritano, que se inclina sobre el
hombre herido.
26. Cristo vino para salvarnos, para mostrarnos el camino, el
único camino para salir de las arenas movedizas del pecado, y
este camino es la misericordia.

27. Al proclamar las Bienaventuranzas, Jesús nos invita a


seguirle, a Él recorrer con , el camino del amor, el único que
lleva a la vida eterna. No es un camino fácil, pero el Señor nos
asegura su gracia y nunca nos deja solos.

28. Del corazón del hombre renovado según Dios provienen los
comportamientos buenos: hablar siempre con la verdad y evitar
toda mentira; no robar, sino más bien compartir cuanto se
posee con los demás, especialmente con quien tiene
necesidad; no ceder a la ira, al rencor y a la venganza, sino ser
mansos, magnánimos y dispuestos al perdón; no caer en la
maledicencia que arruina la buena fama de las personas, sino
mirar mayormente el lado positivo de cada uno.

29. Solo quien reconoce su propia fragilidad y sus propios


límites, puede construir relaciones fraternales y solidarias, en la
Iglesia y en la sociedad.

30. El hombre y la mujer misericordiosos tienen un corazón


grande, grande; siempre excusan a los demás y recuerdan sus
propios pecados.

31. ¡Que haya sol y luz en los corazones!

32. Ser cristiano es una relación viva con la persona de Jesús.


Es revesitirse de Él. Es asemejarse a Él.

33. El Señor llama también hoy. Pasa por los caminos de


nuestra vida cotidiana. Nos llama a ir con, a trabajar con él por
el Reino de Dios, en las “Galileas“ de nuestros tiempos. Cada
uno de uestedes piense: El Señor pasa hoy, el Señor me mira,
¡me está mirando!... ¿Qué me dice el Señor?...
34. El Señor llama a la puerta de nuestro corazón. ¿Quizá
hemos colocado un pequeño cartel que dice “NO MOLESTAR“?

35. No me imagino un cristiano que no sea capaz de sonreír.


Demos testimonio gozoso de nuestra fe.

36. La única guerra que todos debemos combatir es la de


renunciar al mal.

37. Seguir a Jesús significa ponerlo en el primer lugar,


despojándonos de tantas cosas que ahogan nuestro corazón.

38. El triunfo cristiano es siempre una cruz, pero una cruz que
al mismo tiempo es bandera de victoria, que se lleva con una
ternura combativa ante los embates del mal. ( EG N. 85)

39. Quien se ofrece y se entrega a Dios por amor, seguramente


será fecundo. (EG N. 279)

40. Basar la felicidad en los bienes materiales, es la mejor


manera de no ser feliz.

41. La santidad no consiste en hacer cosas extraordinarias, sino


en hacer las ordinarias con amor y con fe.

42. No existe un cristianismo “low-cost“. Seguir a Jesús implica


ir contracorriente, renunciar al mal y al egoísmo.

43. En la vida cristiana son esenciales: la oración, la humildad,


y el amor a todos. Este es el camino hacia la santidad.

44. Si vivimos la fe en la vida diaria, el trabajo se convierte en


una oportunidad para transmitir la alegría de ser cristianos.

45. Un cristiano afronta las dificultades, las pruebas, incluso las


derrotas, con serenidad y esperanza en el Señor.

46. La alegría no se vive del mismo modo en todas las etapas y


circunstancias de la vida, a veces muy duras. Se adapta y se
transforma, y siempre permanece al menos como un brote de
luz que nace de la certeza personal de ser infinitamente amado,
más allá de todo. (EG N.6)

47. Un pequeño paso, en medio de grandes límites humanos,


puede ser más agradable a Dios que la vida exteriormente
correcta de quien transcurre sus días sin enfrentar importantes
dificultades. (EG N. 44)

48. Ser discípulo es tener la disposición permanente de llevar a


otros el amor de Jesús y eso se produce espontáneamente en
cualquier lugar: en la calle, en la plaza, en el trabajo, en un
camino. (EG N. 127)

49. A veces sentimos la tentación de ser cristianos manteniendo


una prudente distancia de las llagas del Señor. Pero Jesús
quiere que toquemos la miseria humana, que toquemos la
carne sufriente de los demás. (EG N. 270)

50. El verdadero misionero, que nunca deja de ser discípulo,


sabe que Jesús camina con él, habla con él, respira con él,
trabaja con él. (EG N. 266)
SEGUNDA PARTE
1. LA VIDA HUMANA
1. Lo que cuenta no es la apariencia. El valor de la vida no
depende de la aprobación de los otros, o de los sucesos.
Depende de lo que llevamos dentro.

2. Una sociedad es verderamente acogedora frente a la vida,


cuando reconoce que ésta es valiosa incluso en la vejez, en la
discapacidad, en la enfermedad grave, y cuando se está
apagando...

3. Una sociedad es realmente acogedora frente a la vida,


cuando enseña que la llamada a la realización humana, no
excluye el sufrimiento, sino que la persona que está enferma y
que sufre, es un regalo para toda la comunidad, una presencia
que llama a la solidaridad y a la responsabilidad.

4. ¡No tengan miedo de la fragilidad! Ayúdense unos a otros con


amor, y sentirán la presencia consoladora de Dios.

5. En la custodia y en la promoción de la vida, en cualquier


estado y condición que se encuentre, podemos reconocer la
dignidad y el valor de cada ser humano individual, desde la
concepción hasta la muerte.

6. La sola razón es suficiente para reconocer el valor inviolable


de cualquier vida humana, pero si además la miramos desde la
fe, toda violación de la dignidad personal del ser humano, grita
venganza delante de Dios y se configura como ofensa al
Creador del hombre. (EG N. 213)
2. DIGNIDAD DE LA PERSONA
HUMANA
1. La dignidad humana es igual para todos los seres humanos;
cuando pisoteo la de otro, pisoteo también la mía.

2. El fundamento de la dignidad de la persona humana no está


en los criterios de eficiencia, de productividad, de clase social,
de pertenecer a una etnia o grupo religioso, sino en el ser
creados a imagen y semejanza de Dios, y más aún, en el ser
hijos de Dios. Cada ser humano es hijo de Dios. En él está
impresa la imagen de Cristo.

3. Todos en Jesucristo somos hijos de Dios. Y esta es nuestra


dignidad.

4. La dignidad de la persona jamás se reduce a sus facultades


o capacidades, y no viene a menos cuando la misma persona
es débil, inválida y necesitada de ayuda.

5. Nuestra naturaleza humana es frágil, y los dones de Dios se


conservan en nosotros como en "vasijas de barro".

6. La falta de salud y la discapacidad no son una buena razon


para excluír, o peor aún, para quitar de en medio a una persona

7. ¡Debemos luchar contra toda discriminación!

8. La forma más eficaz de restaurar la dignidad humana es el


Evangelio de Cristo, en el campo y en las ciudades, porque
Jesús quiere derramar la vida en abundancia por todas partes.

9. ¡No se puede parecer indiferentes al saber que hay seres


humanos comprados y vendidos como mercancías!

10. Pensemos en las adopciones de niños para la extracción de


órganos, en las mujeres engañadas y obligadas a prostituírse,
en los trabajadores explotados, sin derechos, ni voz, y así
sucesivamente. Esta es la trata de seres humanos.

11. La trata de personas es un crimen contra la humanidad.

12. Llegamos a ser plenamente humanos... cuando le


permitimos a Dios que nos lleve más allá de nosotros mismos
para alcanzar nuestro ser más verdadero. (EG N.8)

13. La dignidad de la persona humana y el bien común están


por encima de la tranquilidad de algunos que no quieren
renunciar a sus privilegios. Cuando estos valores se ven
afectados, es necesaria una voz profética. (EG N. 218)

14. Un ser humano es siempre sagrado e inviolable, en


cualquier situación y en cada etapa de su desarrollo. (EG N.
213)

15. En el trabajo libre, creativo, participativo y solidario, el ser


humano expresa y acrecienta la dignidad de su vida. El salario
justo permite el acceso adecuado a los demás bienes que están
destinados al uso común. (EG N. 192)

3. EL SUFRIMIENTO
1. En unión con Cristo, las experiencias negativas pueden llegar
a ser positivas.

2. En el plan de amor de Dios, también la noche del dolor se


abre a la luz pascual.

3. El que está bajo la cruz con María, aprende a amar como


Jesús.

4. María, la Madre del crucificado resucitado, permanece al lado


de nuestras cruces y nos acompaña en el camino hacia la
resurrección y la vida plena.
5. Cuando el Hijo de Dios fue crucificado, destruyó la soledad
del sufrimiento e iluminó su oscuridad.

6. Hemos sido redimidos por Jesús en la cruz, y cuando llega la


cruz de la enfermedad nos asemejamos a Jesús.

7. La experiencia del compartir fraterno con quien sufre nos


abre a la verdadera belleza de la vida humana que comprende
su fragilidad.

8. En Jesús, cada dolor humano, cada angustia, cada


padecimiento ha sido asumido por amor, por la pura voluntad de
estarnos cercano, de estar con nosotros.

9. Solo Cristo da sentido al escándalo del sufrimiento, del dolor


de los nocentes.

10. La persona enferma o discapacitada puede convertirse en


testigo del encuentro con Jesús, precisamente a partir de su
fragilidad, de sus límites el encuentro con Jesús que abre a la
vida y a la fe, en el encuentro con los demás, con la comunidad.

11. En el sufrimiento ninguno está nunca solo, porque Dios, en


su amor misericordioso, por el hombre y por el mundo, abraza
también las situaciones más inhumanas, en las cuales la
imagen del Creador, presente en cada persona, aparece
ofuscada o desfigurada. Así fue para Jesús en su pasión.

12. El momento en el cual todo parece perdido; el momento del


dolor en el cual tantas personas sienten la necesidad de bajar
de la cruz, es el momento más cercano a la resurrección. La
noche se hace más oscura justamente antes de que empiece la
mañana, antes de que comience la luz. En el momento más
oscuro interviene Dios y resucita.

13. La privación más grande que las personas mayores sufren,


no es el debilitamiento del cuerpo y la debilidad que puedan
tener, sino el abandono, la exclusión y la privación de amor.
14. No hay en nuestra vida, cruz pequeña o grande, que el
Señor no comparta con nosotros.

4. LA FAMILIA
1. El Creador ha bendecido desde el principio al hombre y a la
mujer, para que fueran fecundos y se multiplicaran sobre la
tierra; así, la familia representa en el mundo, como un reflejo de
Dios, Uno y Trino.

2. Hoy, la familia es despreciada, es maltratada, y lo que se nos


pide es reconocer lo bello, auténtico y bueno, que es formar una
familia, ser familia hoy; lo indispensable que es esto para la vida
del mundo, para el futuro de la humanidad.

3. ¡Cuántas familias destruidas porque el papá, la mamá, no


son capaces de encontrar el camino de la paz y prefieren la
guerra...! ¡La guerra destruye!

4. ¿Cómo ser felices en el matrimonio? Unidos en el Señor que


hace siempre nuevo el amor, y más fuerte que ninguna
dificultad.

5. Una familia evangelizada es un valioso agente de


evangelización, especialmente irradiando las maravillas que
Dios ha hecho en ella.

6. La familia es maestra de acogida y solidaridad.

7. La familia enseña a no caer en el individualismo, y a


equilibrar el yo con el nosotros.

5. LOS ANCIANOS
1. Es sabio no marginar a los ancianos en la vida social, para
mantener viva la memoria de un pueblo.
2. Ningún anciano debe estar "exiliado" de nuestra familia. Los
ancianos son un tesoro para la sociedad.

3. Los abuelos son la sabiduría de la familia, son la sabiduría de


un pueblo. Y un pueblo que no escucha a los abuelos es un
pueblo que muere.

6. LOS JÓVENES
1. Queridos jóvenes, los invito a poner sus talentos al servicio
del Evangelio, con creatividad y con una caridad sin fronteras.

2. No miréis la vida desde el balcón. Implicaos allí donde están


los desafíos que os piden ayuda para llevar adelante la vida, el
desarrollo, la lucha en favor de la dignidad de las personas, la
lucha contra la pobreza, la lucha por los valores, y tantas luchas
que encontramos cada días.

3. Queridos jóvenes, Jesús nos da vida, vida en abundancia.


Con Él siempre tendremos alegría en el corazón, y una sonrisa
en los labios.

4. Es bueno invertir en los jóvenes, con iniciativas adecuadas,


que les ayuden a encontrar trabajo y a fundar un hogar. ¡No hay
que apagar su entusiasmo!

5. La utopía de un joven entusiasta, hoy día está resbalando


hacia el desencanto. Jóvenes desencantados a los cuales hay
que darles fe y esperanza.

6. Un joven sin utopías es un viejo adelantado. ¡Envejeció ante


de tiempo!

7. Si sabéis decir "si" a Jesús, entonces vuestra vida joven se


llenará de significado y será fecunda.
8. Qué bueno es que los jóvenes sean «callejeros de la fe»,
felices de llevar a Jesucristo a cada esquina, a cada plaza, a
cada rincón de la tierra. (EG N.112)

7. LOS NIÑOS
1. Cada niño que nace es un don de alegría y esperanza.

2. Las guerras destrozan muchas vidas. Pienso especialmente


en los niños a los que les han robado su infancia.

3. Suscita horror solo pensar en los niños que no podrán ver


nunca la luz, víctimas del aborto, o en los que son utilizados
como soldados, violentados o asesinados en los conflictos
armados, o hechos objeto de mercadeo, en esa tremenda forma
de esclavitud moderna que es la trata de seres humanas, y que
es un delito contrala humanidad.

8. LAS MUJERES
1. La Iglesia reconoce el indispensable aporte de la mujer en la
sociedad, con una sensibilidad, una intuición y unas
capacidades peculiares que suelen ser más propias de las
mujeres que de los varones. (EG N. 103)

2. El genio femenino es necesario en todas las expresiones de


la vida social; por ello, se ha de garantizar la presencia de las
mujeres también en el ámbito laboral y en los diversos lugares
donde se toman las decisiones importantes, tanto en la Iglesia
como en las estructuras sociales. (EG N. 103)

3. Las reivindicaciones de los legítimos derechos de las


mujeres, a partir de la firme convicción de que varón y mujer
tienen la misma dignidad, plantean a la Iglesia profundas
preguntas que la desafían y que no se pueden eludir
superficialmente. (EG N. 104)

9. LOS POBRES
1. Pidamos al Señor ternura para ver a los pobres con
comprensión y amor, sin cálculos y sin temores.

2. En los pobres y en los últimos vemos el rostro de Cristo;


amando y ayudando a los pobres amamos y servimos a Cristo.
(Mensaje de Cuaresma 2014)

3. Es intolerable que todavía miles de personas mueran cada


día de hambre, a pesar de las grandes cantidades de alimentos
disponibles y, a menudo, simplemente desperdiciados.

4. El amor y el servicio a los pobres, es signo del Reino de Dios


que Jesús vino a traer.

5. Ante las viejas y nuevas formas de pobreza - el desempleo,


la emigración, los diversos tipos de dependencias -, tenemos el
deber de estar atentos y vigilantes, venciendo la tentación de la
indiferencia.

6. Puedo decir que los gozos más bellos y espontáneos que he


visto en mis años de vida son los de personas muy pobres que
tienen poco a qué aferrarse. (EG N.7)

7. No sirve una pobreza teórica, sino la pobreza que se aprende


tocando la carne de Cristo pobre, en los humildes, en los
pobres, en los enfermos y en los niños.

8. Cuando en nuestro corazón hay cabida para el más pequeño


de nuestros hermanos, es el mismo Dios quien encuentra
puesto. Cuando a ese hermano se le deja afuera, el que no es
bien recibido es Dios mismo.
9. Los pobres son para nosotros una ocasión concreta de
encontrar al mismo Cristo, de tocar su carne que sufre.

10. Tenemos que aprender a estar con los pobres. No nos


llenemos la boca con hermosas palabras sobre los pobres.
Acerquémonos a ellos, mirémoslos a los ojos escuchémoslos.

11. Hay que decir sin vueltas que existe un vínculo inseparable
entre nuestra fe y los pobres. Nunca los dejemos solos. (EG N.
48)

12. El corazón de Dios tiene un sitio preferencial para los


pobres, tanto que hasta Él mismo «s hizo pobre» (2 Co 8,9).
Todo el camino de nuestra redención está signado por los
pobres. (EG N. 197)

13. Estamos llamados a descubrir a Cristo en los pobres, a


prestarles nuestra voz en sus causas, pero también a ser sus
amigos, a escucharlos, a interpretarlos y a recoger la misteriosa
sabiduría que Dios quiere comunicarnos a través de ellos. (EG
N. 199)

14. Animo a los expertos financieros y a los gobernantes de los


países a considerar las palabras de un sabio de la antigüedad:
"No compartir con los pobres los propios bienes es robarles y
quitarles la vida". No son nuestros los bienes que tenemos, sino
suyos”. (EG N.57)

15. Cada cristiano y cada comunidad están llamados a ser


instrumentos de Dios para la liberación y promoción de los
pobres, de manera que puedan integrarse plenamente en la
sociedad... Hacer oídos sordos a este clamor... nos sitúa fuera
de la voluntad del Padre y de su proyecto. (EG N. 187)

16. De nuestra fe en Cristo hecho pobre, y siempre cercano a


los pobres y excluidos, brota la preocupación por el desarrollo
integral de los más abandonados de la sociedad. (EG N. 186
17. El imperativo de escuchar el clamor de los pobres se hace
carne en nosotros cuando se nos estremecen las entrañas ante
el dolor ajeno. (EG N. 193)

10. LOS INMIGRANTES Y


REFUGIADOS
1. Toda persona pertenece a la humanidad y comparte con la
entera familia de los pueblos, la esperanza de un futuro mejor.

2. A pesar de los problemas, los riesgos y las dificultades que


se deben afrontar, lo que anima a tantos emigrantes y
refugiados, es el binomio confianza y esperanza; ellos llevan en
el corazón el deseo de un futuro mejor, no sólo para ellos, sino
también para sus familias y personas queridas. (Jornada
Mundial del emigrante y del refugiado 2014)

3. No pueden dejar de impresionarnos los innumerables


refugiados que, buscando condiciones de vida con un mínimo
de dignidad, no solo no consiguen encontrar hospitalidad, sino
que a menudo mueren trágicamente, mientras se desplazan de
un lugar a otro.

11. LA JUSTICIA SOCIAL


1. La libertad de cada individuo no debe ser forzada.

2. No nos pueden dejar indiferentes los rostros de cuantos


sufren hambre, sobre todo los niños.

3. No podemos dormir tranquilos, mientras haya niños que


mueren de hambre, y ancianos sin asistencia médica.

4. La cultura del descarte produce muchos frutos amargos,


como el desperdicio de alimentos, y el aislamiento de muchos
ancianos.

5. Mientras cada uno busque acumular para sí, jamás habrá


justicia. Si en cambio, confiando en la providencia de Dios,
buscamos juntos su Reino, entonces a nadie faltará lo
necesario para vivir.

6. No se puede reducir el desarrollo al mero crecimiento


económico, obtenido con frecuencia sin tener en cuenta a las
personas más débiles e indefensas. (Mensaje de Cuaresma
2014)

7. También para superar la crisis económica, hay que estar


dispuestos a cambiar de estilo de vida, a evitar tanto derroche.

8. La trata de personas es un crimen contra la humanidad.

9. Nadie puede sentirse exceptuado de la preocupación por los


pobres y por la justicia social. (EG N. 201)

10. La necesidad de resolver las causas estructurales de la


pobreza no puede esperar.... La inequidad es raíz de los males
sociales. (EG N. 202)

11. No puede ser que no sea noticia que muere de frío un


anciano en situación de calle y que sí lo sea una caída de dos
puntos en la bolsa. Eso es exclusión. (EG N. 53)

12. No se puede tolerar más que se tire comida cuando hay


gente que pasa hambre. Eso es inequidad. (EG N. 53

13. Así como el mandamiento de «no matar» pone un límite


claro para asegurar el valor de la vida humana, hoy tenemos
que decir "no" a una economía de la exclusión y la inequidad.
Esa economía mata. (EG N. 53)

14. No podemos olvidar que la mayoría de los hombres y


mujeres de nuestro tiempo vive precariamente el día a día, con
consecuencias funestas. (EG N. 52)

15. ¡El dinero debe servir y no gobernar! El Papa ama a todos,


ricos y pobres, pero tiene la obligación, en nombre de Cristo, de
recordar que los ricos deben ayudar a los pobres, respetarlos,
promocionarlos. Os exhorto a la solidaridad desinteresada y a
una vuelta de la economía y las finanzas a una ética en favor
del ser humano. (EG N.58)

16. La posesión privada de los bienes se justifica para cuidarlos


y acrecentarlos de manera que sirvan mejor al bien común, por
lo cual la solidaridad debe vivirse como la decisión de
devolverle al pobre lo que le corresponde. (EG N. 189)

17. Respetando la independencia y la cultura de cada nación,


hay que recordar siempre que el planeta es de toda la
humanidad y para toda la humanidad, y que el solo hecho de
haber nacido en un lugar con menores recursos o menor
desarrollo no justifica que algunas personas vivan con menor
dignidad. (EG N. 190)

18. La vocación de un empresario es una noble tarea, siempre


que se deje interpelar por un sentido más amplio de la vida;
esto le permite servir verdaderamente al bien común, con su
esfuerzo por multiplicar y volver más accesibles para todos, los
bienes de este mundo. (EG N. 203)

19. Es imperioso que los gobernantes y los poderes financieros


levanten la mirada y amplíen sus perspectivas, que procuren
que haya trabajo digno, educación y cuidado de la salud para
todos los ciudadanos. (EG N. 205)

20. ¡Pido a Dios que crezca el número de políticos capaces de


entrar en un auténtico diálogo que se oriente eficazmente a
sanar las raíces profundas y no la apariencia de los males de
nuestro mundo! (EG N. 205)
21. La Iglesia «no puede ni debe quedarse al margen en la
lucha por la justicia». Todos los cristianos, también los Pastores,
están llamados a preocuparse por la construcción de un mundo
mejor. (EG N. 183)

12. LA GUERRA Y LA PAZ


1. La Iglesia proclama «el evangelio de la paz» y está abierta a
la colaboración con todas las autoridades nacionales e
internacionales para cuidar este bien universal tan grande. (EG
N. 239)

2. Se necesita un compromiso común por parte de todos, para


favorecer una cultura del encuentro, porque solo quien es capaz
de ir hacia los otros, puede dar fruto, crear vínculos de
comunión, irradiar alegría, edificar la paz.

3. La paz se ve herida, por cualquier negación de la dignidad


humana.

4. Respetemos todo ser humano; que cesen los conflictos


armados que ensangrientan la tierra, que callen las armas, y en
todas partes el odio ceda el puesto al amor, la ofensa al perdón
y al discordia a la unión.

5. Queremos que en nuestra sociedad, desgarrada por


divisiones y conflictos, estalle la paz.

6. Si tuviésemos la paciencia de citar todas las guerras que en


este momento hay en el mundo, seguramente llenaríamos
muchas páginas. Pareciera que el espíritu de la guerra se
hubiera adueñado de nosotros.

7. Las guerras, el odio, la enemistad, no se compran en el


mercado: están aquí, en el corazón.
8. Imploramos la paz y la reconciliación para los pueblos que en
estos tiempos sufren la prueba de la violencia, de la exclusión y
de la guerra.

9. El mundo solo puede mejorar si la atención primaria está


dirigida a la persona, si la promoción de la persona es integral,
en todas sus dimensiones, incluída la espiritual; si no se
abandona a nadie, comprendidos los pobres, los enfermos, los
presos, los necesitados, los forasteros; si somos capaces de
pasar de una cultura del rechazo, a una cultura del encuentro y
de la acogida. (Jornada Mundial del emigrante y el refugiado
2014)

10. La cultura del encuentro es la única capaz de construir un


mundo más justo y fraterno, un mundo mejor.

11. Invertir en educación significa invertir en esperanza.

12. Una paz que no surja como fruto del desarrollo integral de
todos, tampoco tendrá futuro y siempre será semilla de nuevos
conflictos y de variadas formas de violencia. (EG N. 219)

13. Con corazones rotos en miles de fragmentos será difícil


construir una auténtica paz social. (EG N. 229)

14. Se acusa de la violencia a los pobres y a los pueblos pobres


pero, sin igualdad de oportunidades, las diversas formas de
agresión y de guerra encontrarán un caldo de cultivo que tarde
o temprano provocará su explosión. (EG N.59)

15. La inequidad genera tarde o temprano una violencia que las


carreras armamentistas no resuelven ni resolverán jamás. (EG
N. 60)

16. Las armas y la represión violenta, más que aportar


soluciones, crean nuevos y peores conflictos. (EG N. 60)
17. La paz se construye día a día en la instauración de un orden
querido por Dios, que comporta una justicia más perfecta entre
los hombres. (EG N. 219)

18. El mundo está lacerado por las guerras y la violencia, o


herido por un difuso individualismo que divide a los seres
humano y los enfrenta unos contra otros en pos del propio
bienestar. (EG N.99)

19. Mientras en el mundo,especialmente en algunos países,


reaparecen diversas formas de guerras y enfrentamientos, los
cristianos insistimos en nuestra propuesta de reconocer al otro,
de sanar las heridas, de construir puentes, de estrechar lazos y
de ayudarnos "mutuamente a llevar las cargas" (Ga 6,2). ( EG
N. 67)

20. Escuchemos el grito de los que lloran, sufren y mueren, por


la violencia, el terrorismo o la guerra, en todo el mundo.

13. EL MUNDO Y EL CUIDADO QUE


LE DEBEMOS
1. Respetemos la creación, no seamos instrumento de
destrucción.

2. Recuerdo un dicho popular que dice: "Dios perdona siempre,


nosotros perdonamos algunas veces, la naturaleza -la
creación-, cuando viene maltratada, no perdona nunca".

3. Cuiden la creación, pero sobre todo, cuiden a las personas


que no tienen lo necesario para vivir.

4. Los seres humanos no somos meros beneficiarios, sino


custodios de las demás criaturas. Por nuestra realidad
corpórea, Dios nos ha unido tan estrechamente al mundo que
nos rodea, que la desertificación del suelo es como una
enfermedad para cada uno, y podemos lamentar la extinción de
una especie como si fuera una mutilación. (EG N. 215)

5. Amamos este magnífico planeta donde Dios nos ha puesto, y


amamos a la humanidad que lo habita, con todos sus dramas y
cansancios, con sus anhelos y esperanzas, con sus valores y
fragilidades. La tierra es nuestra casa común y todos somos
hermanos. (EG N. 183)
CARTA ABIERTA AL PAPA
FRANCISCO
Santo Padre Francisco:

Cuando el 13 de marzo de 2013, asomaste sonriente al balcón de la


Catedral de San Pedro, para saludar y bendecir a la multitud allí
reunida, un rayo de luz resplandeciente, entró en la Iglesia para
hermosearla y revitalizarla, y en el mundo, para iluminar sus
oscuridades de pecado y de muerte.

Gracias Papa Francisco, por haber escogido llamarte con un


nombre que tiene tanta resonancia en el corazón de muchos
hombres y mujeres que amamos la vida sencilla, y en el de otros
más que trabajan intensamente en favor de la justicia y de la paz.

Gracias Papa Francisco por tu mirada limpia y cálida, tu rostro


sonriente, y tus manos siempre abiertas para acoger y bendecir; nos
hablan de tu profunda armonía interior, de la fuerza de tu fe, y de tu
disposición permanente para mostrarnos el amor infinito con el que
Dios nos ama.

Gracias por tus palabras sencillas y profundas a la vez. Nos hacen


caer en cuenta de lo que es realmente importante, nos muestran el
camino que conduce a Dios, y nos motivan a seguirlo con valentía y
decisión, aunque muchas veces ello signifique, como tú mismo nos
lo dices, ir contra la corriente del mundo que nos llama con
insistencia a buscar otras cosas, a seguir otras huellas.

Gracias por tus gestos de acogida paternal a los niños y a los


jóvenes, promesa de un mañana mejor para todos.

Gracias por insistir en decirnos de tantas maneras y con tanta


coherencia, que el verdadero poder es el servicio, y que quien sirve
con humildad a los demás, como tú lo haces cada día, es verdadero
discípulo de Jesús.

Gracias por tu amor a los pobres, a los que no tienen trabajo, a las
víctimas de la injusticia, y a todos los que sufren; es para ellos
consuelo y sanación, y para nosotros ejemplo que debemos seguir
con prontitud.

Gracias por tus abrazos, tus besos y caricias, a los niños, a los
jóvenes, a los enfermos y a los ancianos; las sentimos todos en
nuestro corazón, y nos hacen pensar en la maravillosa ternura del
amor de Dios.

Gracias, Papa Francisco, por darte entero en cada cosa que haces,
en cada palabra que dices, en cada encuentro, en cada celebración;
nos pone de presente la entrega misma de Jesús cada día de su
corta vida en el mundo, a la causa del Reino de Dios que anunciaba
con tanta pasión y valentía.

Gracias por hablarnos de la cruz con tanta insistencia; nos ayuda a


mantener los pies bien puestos sobre la tierra, y a aceptar con
alegría y dignidad, las circunstancias difíciles de la vida, de las que
nadie puede escapar.

Gracias por la naturalidad con la que vives tu agenda de cada día,


tus salidas del protocolo establecido, tu espontaneidad cuando estás
con la gente; son una verdadera lección de vida para todos.
Esperamos que nuestros gobernantes y dirigentes se sientan
cuestionados por tu ejemplo y lo sigan.

Gracias por darle un nuevo rostro a la Iglesia, en este tiempo de


desconcierto, en el que el mundo, y todos nosotros con él,
necesitamos ejemplos claros y contundentes, testigos fieles de la
verdad, modelos para seguir.

Gracias por enviarnos a la calle para anunciar a todos con alegría y


dinamismo, la Buena noticia de Jesús.
Gracias por dar a mi corazón y a mi vida un nuevo impulso en la fe,
la esperanza y el amor. Estoy tratando de seguirte el paso en lo que
me corresponde. No sé si lo lograré, o en qué medida lo haré; pero
de todas maneras quiero caminar a tu lado este camino que nos
estás señalando, con los ojos puestos en Jesús.

Rezaré por ti todos los días, como nos lo pides constantemente.

Matilde Eugenia Pérez Tamayo

Medellín - Colombia

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