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Los Nueve Reinos o Mundos del Yggdrasil[editar]

Para los nórdicos, el mundo de los humanos era solo una rama más del gran Yggdrasil, el
fresno del mundo. Nueve mundos posee Yggdrasil, y por ellos pasó Odín antes de obtener el
secreto de las runas.
El árbol se divide en tres partes: Niflheim (raíz), Midgard (tronco) y Asgard (copa). Se puede
notar en esto la representación del ciclo de nacimiento, vida y muerte que ya se siente en las
nornas.
Las raíces son tres. La primera se dirige hacia la Fuente de Hvergelmir. La segunda a la
fuente de Mímir. La última a la Casa de las Nornas, el Destino. Los mundos son los siguientes
por orden ascendente:

 Muspelheim, el mundo primordial de fuego, allí se encuentra el Ginnungagap.


 Asgard, el reino de los dioses (Æsir).
 Alfheim, el hogar de los elfos de la luz (también conocido como Ljusalfheim).
 Vanaheim, el hogar de los vanir (la tribu de los dioses de la naturaleza y de la fertilidad).
 Midgard, el hogar de los humanos (también conocido como Mannaheim). Los dioses
cruzaban el puente Bifröst para llegar a Midgard.
 Jötunheim, el hogar de los gigantes.
 Niflheim, el hogar de las tinieblas y el terror.
 Svartalfaheim, el hogar de los elfos oscuros y de los enanos.
 Helheim, el hogar de los muertos.
Nidhogg o Nidhug, que reside en una de las tres ramas del Yggdrasil (nórdico
antiguo: Níðhöggr; que se puede traducir como «el que golpea lleno de odio»), en la mitología
nórdica (según Völuspá), es un dragón que vive en el Niflheim donde crece una de las raíces
del árbol Yggdrasil, la cual roe sin cesar hasta que venga el Ragnarök y todo se destruya.
Luego de la regeneración, Nidhogg atormentará las almas humanas que hayan quedado en el
Niflheim, alimentándose de los cuerpos de los difuntos y la sangre que deposita en sus
cráneos.12
Mientras este vive en las raíces de Yggdrasil, Ratatösk corre de arriba abajo llevando los
cotilleos entre el águila sin nombre y el halcón Veðrfölnir, ambos en la cima de Yggdrasil,
hacia Nidhogg, esperando causar trifulcas entre ello
Se cuenta que Jörmundgander se alimentaba de lo que encontraba en el mar de Midgard pero
llegó un punto en que la serpiente del mundo no se sacio y por la desesperación se comió a sí
misma, ocasionando que saciara su hambre destruyéndose pero creciendo más, así siguió
hasta el Ragnarök y creando así el símbolo de la serpiente comiendo su cola, el ciclo infinito
de destrucción y creación de los nueve mundos (inspiración del uroboros).
El uróboro (también ouroboro o uroboro) (del griego οὐροβóρος [ὄφις], '[serpiente] que se
come la cola', a su vez de οὐρά, 'cola', y βόρος, 'que come') es un símbolo que muestra a un
animal serpentiforme que engulle su propia cola y que forma un círculo con su cuerpo. El
uróboro simboliza el ciclo eterno de las cosas, también el esfuerzo eterno, la lucha eterna o
bien el esfuerzo inútil, ya que el ciclo vuelve a comenzar a pesar de las acciones para
impedirlo.
El uróboro es un concepto empleado en diversas culturas a lo largo de los últimos tres mil
años al menos. Engloba varios conceptos similares y otros que no están relacionados y han
sido asimilados recientemente por el cine y la televisión. Generalmente
un dragón representado con su cola en la boca, devorándose a sí mismo. Representa la
naturaleza cíclica de las cosas, el eterno retorno y otros conceptos percibidos como ciclos que
comienzan de nuevo en cuanto concluyen (véase el mito de Sísifo). En un sentido más
general simboliza el tiempo y la continuidad de la vida. Se usa como representación del
renacer de las cosas que nunca desaparecen, que solo cambian eternamente.

 En un principio su uso más antiguo estaba en la emblemática serpiente del Antiguo


Egipto y la Antigua Grecia. Los uróboros se remontan a los jeroglíficos hallados en la
cámara del sarcófago de la pirámide de Unis, en el 2300 a. C. El símbolo tradicional
consiste en un dragón o una serpiente que se muerde la cola y crea un círculo sin fin.
 Igualmente se puede encontrar un mito similar en la mitología nórdica. En esta mitología,
la serpiente Jörmundgander llegó a crecer tanto que pudo rodear el mundo y apresarse su
propia cola con los dientes. Este mito fue divulgado más ampliamente por la literatura de
entre guerras del siglo XX. El deseo por la consecución del saber oculto, llegar a encarar
las fuerzas elementales de la naturaleza, temibles y monstruosas, pero que finalmente
conducen hacia la debilidad y la culpa.
 El uróboro representa la personificación de fenómenos naturales como el sol, las olas del
mar, etc., que suben hasta cierta altura y caen luego bruscamente, para volver a empezar.
Esto se relaciona con el mito solar de Sísifo y Helio, el dios del sol que sale cada mañana
y después se hunde bajo el horizonte. Sísifo fue obligado a empujar una piedra enorme
cuesta arriba por una ladera empinada, pero antes de que alcanzase la cima de la colina,
la piedra rodaba de nuevo hacia abajo, y Sísifo tenía que volver a empezar desde el
principio
En la mitología griega, Equidna (en griego antiguo, Ἔχιδνα - Ekhidna: «víbora»;
en latín, Echidna) era una monstruosa ninfa que pertenecía a la estirpe de las Fórcides, o
monstruos serpentinos femeninos. Llamada a veces Drakaina Delphyne (Δρακαινα Δελφυνη,
«vientre de dragona»), es descrita por Hesíodo en su Teogonía como un monstruo femenino,
madre con Tifón de todos los monstruos importantes de los mitos griegos. Tenía el torso de
una bella mujer de temibles ojos oscuros pero cuerpo de serpiente.2 Cuando atacaron el
monte Olimpo ella y su compañero Tifón, Zeus los derrotó, pero les permitió seguir viviendo,
así como a sus hijos, como desafío para los héroes futuros. Equidna moró desde entonces en
una cueva del país de los Árimos,3 un remoto lugar desértico situado en Asia Central,
probablemente Siria. Posteriormente el gigante Argos la mataría mientras ella dormía en una
cueva de Sicilia. Aunque según Hesíodo Equidna era inmortal y poseía eterna juventud. Suele
ser el equivalente a Lilit de las leyendas hebreas y se le relaciona con Campe (monstruo
ctónico y ninfa del Tártaro, siendo sus escamosas piernas como serpientes) e igualmente
identificarse con Astarté de la mitología babilónica.
Equidna le alumbró a Tifón una monstruosa prole, con naturaleza feral de perro, serpiente,
león, águila o cabra. No en vano Escila está considerada como la madre de los monstruos.
Prácticamente toda su prole fue aniquilada a manos de los héroes: Heracles mató a cuatro de
ellos y al menos capturó a Cerbero, pero Edipo venció a la Esfinge, Belerofonte a la
Quimera, Teseo a la cerda de Cromión y Jasón (con ayuda de Medea) al dragón de la
Cólquide. Escila, junto con Caribdis, aparece tanto vinculada con Jasón y Odiseo en sus
periplos. La siguiente es la prole de Equidna y Tifón citada en la fuentes mitográficas:

 Ortro, perro que custodiaba los ganados de Gerión en Eritía10


 Cerbero, perro tricéfalo de broncíneo ladrido que custodia el Hades11
 La Hidra de Lerna, a la que alimentó Hera para ser ruina de Heracles12
 Esfinge, ruina para los cadmeos y llamada Fix13
 Quimera de Licia, con forma de león, serpiente y cabra, que exhala fuego; o criada por
Amisodaro14
 El León de Nemea, que Hera colocó en los montes, o fue criado por Selene15
 El Águila del Cáucaso, que devoraba el hígado de Prometeo16
 La serpiente del jardín de las Hespérides, Ladón, de diversas voces17
 La Cerda de Cromión, llamada Fea18
 La horrenda Gorgona (Gorgo), identificada con la cabra Ega (Aix)19
 El Dragón que vigilaba en la Cólquide el vellocino de oro20
 Escila, que tenía la parte superior de mujer y la inferior con cabezas de perros 21
 Un gigante innominado tan sólo conocido por el matronímico de Equídnada, que fue
vencido por Ares
El basilisco1 (del latín basiliscus, y este del griego βασιλίσκος basilískos: «pequeño rey») era
un ser fabuloso creado por la mitología griega que se describía como una serpiente gigante
cargada de veneno letal y que podía matar con la simple mirada, que consideraban el rey de
las serpientes. Posteriormente se lo ha representado de diversas maneras siempre con
características reptilianas.
En el siglo VIII, el basilisco era considerado una serpiente dotada de una cresta con forma de
corona o mitra en su cabeza, siendo el animal en sí de tamaño variado. Supuestamente, el
basilisco nacía de un huevo de gallina empollado por un sapo, lo opuesto al cocatriz, que
según se decía nacía de un huevo de sapo o serpiente empollado por una gallina. Más tarde,
sin embargo, los rasgos de ambas criaturas comenzaron a ser indistinguibles.
Según Plinio el Viejo en su Naturalis Historia, el basilisco era oriundo de Cirene, y no medía
más de 20 dedos de longitud. Poseía una marca blanca en la cabeza que se asemeja a
una diadema. Además del poder de matar con la mirada, su influencia era tan nociva que su
aliento marchitaba la flora del entorno y resquebrajaba las piedras. Los únicos métodos
seguros de matarlo era con el canto del gallo, el cual aterrorizaba al basilisco, o con
una comadreja, la cual era el único animal capaz de vencerle con su olor, si bien al coste de
morir también ella misma.
Isidoro de Sevilla definió al basilisco como el rey de las serpientes, debido a su mirada letal y a
su aliento venenoso. Beda el Venerable fue el primero en asentar la leyenda del nacimiento
del basilisco de un huevo de gallo empollado por un sapo en un nido hecho de estiércol.2
Alexander Neckam fue el primero en especular que esta criatura no mataba con la mirada,
sino por la "corrupción del aire" que su aliento generaba, una teoría también desarrollada
por Pietro d'Abano
Teófilo Presbítero da una larga receta en su libro para crear un basilisco a fin de usarlo para
convertir cobre en "oro español" (de auro hyspanico).
Según recoge Pierre de Beauvais en su Bestiario de 1206, nace a partir de un huevo deforme,
puesto por un gallo al llegar este a la edad de 7 años, incubado por un sapo durante 9 años;
por lo tanto al nacer guarda todas las características de sus progenitores, cabeza de gallo,
cola de serpiente y cuerpo de sapo. Otra manera de nacer (probablemente la más aceptada)
es que nace de un huevo puesto por un gallo e incubado por una serpiente y se dice que nace
con cuerpo de gallo, lengua de serpiente y cresta.
El basilisco vive en el desierto que él mismo crea al romper piedras y quemar el pasto. Esto
sucede ya que el Basilisco exhala fuego, seca las plantas y envenena las aguas. Sin embargo
su característica más distintiva sería su capacidad de matar con su mirada. De este modo se
dice que quien mirara a los ojos de un basilisco, moriría y si lo ve por un reflejo quedara
petrificado; pero si el Basilisco se veía reflejado en un espejo, se mataba a sí mismo. Algunas
leyendas dicen que, así, Alejandro Magno mató a uno. Se decía también que un basilisco
moría cuando oía el canto de un gallo, que para él era mortal, o se topaba con su principal
enemigo, la comadreja. También se dice que un caballero fue en busca de basiliscos porque
había una plaga en su país así que se puso una armadura de espejos. Con ello mató a todos
los basiliscos y lo nombraron el caballero de los espejos. 3
Más tarde, en la Edad Media, pasa a ser un gallo con cuatro patas, plumas amarillas, grandes
alas espinosas y cola de serpiente, que podía terminar en garfio, cabeza de serpiente o en
otra cabeza de gallo. Hay versiones de esta criatura mitológica con ocho patas y escamas en
vez de plumas
En la mitología griega, la Hidra de Lerna (en griego antiguo Λερναία Ὕδρα) era un antiguo y
despiadado monstruo acuático ctónico con forma de serpiente policéfala (cuyo número de
cabezas va desde tres, cinco, siete o nueve hasta cien, e incluso diez mil según la fuente) y
aliento venenoso a la que Hércules mató en el segundo de sus doce trabajos.1 La Hidra
poseía la virtud de regenerar dos cabezas por cada una que perdía o le era amputada, y su
guarida era el lago de Lerna en el golfo de la Argólida (cerca de Nauplia), si bien los
arqueólogos han confirmado que este lugar sagrado es anterior incluso a la ciudad micénica
de Argos, pues Lerna fue el lugar del mito de las Danaides. Bajo sus aguas había una entrada
al Inframundo que la Hidra guardaba.2
La Hidra era hija de Tifón y Equidna y en algunas tradiciones fue madre de Quimera.3 Fue
criada por Hera bajo un plátano cerca de la fuente Amimone en Lerna. Se decía que era
hermana del león de Nemea y que por ello buscaba venganza por la muerte de este a manos
de Heracles. Por esto se decía que había sido elegida como trabajo para Heracles, de forma
que este muriese.[cita requerida]
La Hidra tenía muchos paralelos en las Religiones del Medio Oriente antiguo. En particular, la
mitología sumeria, babilónica y de asiria celebraban las acciones de la guerra y del dios
cazador Ninurta, a quien el Angrim atribuyó matar a once monstruos en una expedición a las
montañas, incluyendo una serpiente de siete cabezas (posiblemente idéntica a Mushmahhu) y
Bashmu, cuya constelación (a pesar de tener una sola cabeza) fue asociada más tarde por
los griegos con la Hidra. La constelación también se asocia a veces en
contextos babilónicos con el dragón de Marduk, el Mushhushshu.
Tras llegar a la ciénaga cercana al lago Lerna, Heracles y su sobrino Yolao comenzaron a
pescar lobinas en el charco los carrizos, se cubrieron sus bocas y narices con una tela para
protegerse del aliento venenoso de la Hidra. Heracles disparó flechas en llamas al refugio del
monstruo (la fuente de Amimone) para obligarlo a salir. Entonces se enfrentó a ella con su
espada y empezó a cortarle las nueve cabezas que tenía. Pero cada vez que se le cortaba
una, otra renacía en el mismo lugar más fuerte que la anterior. Su sobrino le ayudó quemando
el cuello de la cabeza cortada para que no renaciera otra. Al final, la Hidra murió sin cabezas y
Heracles mojó las puntas de sus flechas con la sangre de la Hidra para que así fueran
mortíferas para quienes hiriese (entre ellos Neso).
Los detalles del enfrentamiento son explicados por Apolodoro:4 advirtiendo que no podría
derrotar a la Hidra de esta forma, Heracles pidió ayuda a su sobrino. Este tuvo la idea
(posiblemente inspirada por Atenea) de usar unas telas ardiendo para quemar el muñón del
cuello después de cada decapitación, cauterizando la herida y evitando así que las dos
nuevas cabezas brotasen. Heracles cortó todas las cabezas y Yolao quemó los cuellos
abiertos, matando así a la Hidra. Heracles tomó entonces su única cabeza inmortal y la
enterró bajo una gran roca en el camino sagrado entre Lerna y Eleunte,5 mojando sus flechas
en la sangre venenosa de la Hidra y completando así su segundo trabajo.
En una versión alterna, Hera enviaba un cangrejo para que mordiese los pies de Heracles y le
estorbase, esperando provocar así su muerte. No obstante, Heracles aplastó al crustáceo y
siguió luchando contra la Hidra. Por eso, la reina del Olimpo puso al cangrejo en los cielos
estrellados como la constelación de Cancer.
Cuando Euristeo, el rey que asignaba los trabajos a Heracles, supo que había sido su sobrino
quien le había dado la antorcha, declaró que no había completado el trabajo solo y por tanto
no contaba para el total de diez labores que se le habían asignado. Este elemento mítico es
un ambiguo intento de resolver el conflicto entre los antiguos diez trabajos y los doce más
recientes.
Los doce trabajos de Heracles (en griego Οἱ δώδεκα ἄθλοι) (también, Hércules) son una
serie de doce arcaicos episodios que fueron relacionados mediante una narración continua
posterior. Las luchas del héroe contra animales y seres fantásticos de gran influencia oriental,
le sitúan antes del nacimiento de la literatura griega. «Es una cuestión abierta si los antiguos
griegos tuvieron alguna oportunidad de ver un león vivo, pero la migración de la imagen del
león y de las escenas de lucha con este están bien documentadas arqueológicamente»
(Burkert 1985, p. 209), relacionando la historia de la serpiente con siete cabezas de la
mitología de Ugarit mencionada en el Antiguo Testamento, en el libro de Isaías 27:1 y en
el Nuevo Testamento, en el libro de Apocalipsis 13:1 (también denominado Revelación). El
establecimiento de un ciclo fijo de doce trabajos era atribuido por los griegos a un poema
épico (hoy perdido) escrito por Pisandro de Cámiros, quizás sobre el 600 a. C. (Burkert).
Tal como se conservan, los trabajos de Heracles no se narran en ningún lugar único, sino que
deben ser recompuestos a partir de muchas fuentes. Ruck y Staples (pp. 169-170) aseguran
que no hay una forma única de interpretar los trabajos, pero que seis estaban situados en
el Peloponeso, culminando con la rededicación de Olimpia y los otros seis, parte de la misma
secuencia, llevaron al héroe mucho más lejos. En cada caso, el patrón era el mismo: Heracles
era enviado a matar o conquistar, o a buscar para el representante de Hera, Euristeo, un
animal o planta mágicos. «Todos los lugares seleccionados eran baluartes de la diosa Hera y
entradas al otro mundo» (Burkert, p. 169).
Una continuación de esta tradición de los trabajos fue la contribución helenística realizada con
los protagonistas de los signos astrológicos del Zodiaco.
Zeus, tras dejar embarazada a Alcmena, madre de Heracles, proclamó que el próximo hijo
nacido en la casa de Perseo se convertiría en rey. Al oír esto Hera, la esposa de Zeus,
provocó que Euristeo naciera dos meses antes, pues pertenecía a la casa de Perseo, al igual
que Heracles, a quien hizo nacer con tres meses de retraso. Cuando Zeus advirtió lo que
había sucedido, montó en cólera, pero, no obstante, su imprudente proclama siguió en pie.
En un ataque de locura provocado por Hera, Heracles mató a su mujer, a sus hijos y a dos de
sus sobrinos con sus propias manos. Cuando recuperó la cordura y advirtió lo que había
hecho se aisló del mundo y se fue a vivir solo a las tierras salvajes. Fue hallado por su
hermanastro Ificles y lo convenció de que visitase el oráculo de Delfos. En penitencia por esta
execrable acción, la sibila délfica le dijo que tenía que llevar a cabo una serie de trabajos que
debería imponerle Euristeo (el hombre que había usurpado su legítimo derecho a la corona y a
quien más odiaba).
El orden tradicional de los trabajos es:

 1. Matar al león de Nemea.


 2. Matar a la hidra de Lerna.
 3. Capturar vivo al jabalí de Erimanto
 4. Capturar a la cierva de Cerinea.
 5. Expulsar a las aves del Estínfalo.
 6. Domar al toro de Creta.
 7. Limpiar los establos de Augías.
 8. Robar las yeguas de Diomedes.
 9. Robar el cinturón de Hipólita.
 10. Robar el ganado de Gerión.
 11. Robar las manzanas doradas del jardín de las Hespérides.
 12. Raptar al perro de Hades Cerbero
Tras concluir sus doce trabajos, Heracles se dirigió a Ecalia. Allí reinaba Éurito, quien le había
enseñado a usar el arco y las flechas en su juventud. Éurito estaba convencido de que nadie
le superaría ni a él ni a sus hijos y propuso entregar a su hija Yole en matrimonio a quien lo
venciera en una competición de tiro con arco. Heracles llegó dispuesto a aceptar el desafío
imponiéndose fácilmente sobre Éurito y sus hijos. Sin embargo, el rey se negó a otorgar la
mano de su hija, pues Éurito sabía lo que hizo a su antigua esposa e hijos y desconfiaba de él.
Heracles sufrió un ataque de ira, blandió su espada e impuso una gran batalla contra el rey.
Dos de sus hijos pelearon con su padre, pero el más pequeño, Ífito peleó junto a Heracles, ya
que él sabía que su causa era justa. Sin embargo en el fragor del combate, Heracles no
distinguió entre enemigos y amigos, e Ífito fue lanzado violentamente por Herácles desde la
torre en la que luchaban, muriendo.
Tras asesinar involuntariamente al inocente Ífito, nuevamente regresó arrepentido al Oráculo
de Delfos para purificarse. El dictamen decidió que debería de servir a la reina Ónfale de Lidia,
durante 3 años. La reina Ónfale, cuando estaba a solas con Heracles, lo humillaba, haciéndole
vestirse con un largo manto de mujer y le hacía hilar el lino a los pies de su cama.
Al recobrar su libertad y tras muchas aventuras, llegó a Calidón, en Etolia, donde le dijo
a Deyanira que su hermano Meleagro la echaba de menos. Deyanira era tan hermosa que
Heracles se enamoró de ella y la desposó. Durante un viaje, la pareja tuvo que cruzar el
río Eveno. El centauro Neso se ofreció transportar a Deyanira sobre su grupa mientras
Heracles atravesaba la corriente a nado. Neso se había enamorado de Deyanira, y cuando se
halló en tierra firme, galopó velozmente para raptarla. Al ver a su esposa en peligro, Heracles
disparó una flecha contra Neso que impactó en el corazón. Mientras el centauro agonizaba le
dijo a Deyanira que tomara un poco de su sangre: Cuando sientas que empiezas a perder el
cariño de Heracles, úsala sin dudarlo y recuperarás su amor al instante.

Heracles regresó a Ecalia y raptó a Yole. Para celebrar la victoria, sacrificó doce bueyes en
honor a Zeus. Heracles encargó a Deyanira una túnica, pues la que llevaba estaba muy
estropeada. Deyanira, muerta de celos, vertió la sangre de Neso sobre su túnica, resultando
ser un veneno mortal de devastadores efectos. Heracles se cubrió con la túnica y su piel se
quemaba; se tiró al río, pero fue peor. Heracles murió sin remedio y al saberlo Deyanira, tomó
un puñal y se lo hundió en el pecho. La muerte del héroe fue una gran pérdida para los
humanos y acabó siendo inhumado con la piel del león de Nemea, su maza, su arco y sus
flechas con el veneno de la hidra de Lerna. Zeus al saberlo, lo inmortalizó, catasterizándolo y
convirtiéndolo en la constelación de Hércules, la veraniega agrupación de estrellitas
La única épica helenística conservada, las Argonáuticas de Apolonio de Rodas (poeta épico,
investigador y director de la Biblioteca de Alejandría) narra el mito del viaje de Jasón y los
Argonautas para recuperar el vellocino de oro de la mítica tierra de Cólquida. En
las Argonáuticas Jasón es empujado a su búsqueda por el rey Pelias, quien recibe una
profecía sobre un hombre con una sandalia que sería su némesis. Jasón pierde una sandalia
en un río, llegando a la corte de Pelias e iniciando así la épica. Casi todos los miembros de la
siguiente generación de héroes, además de Heracles, fueron con Jasón en el Argo para
buscar el vellocino de oro. Esta generación también incluía a Teseo, que fue a Creta a matar
al Minotauro, a la heroína Atalanta y a Meleagro, que una vez tuvo un ciclo épico propio que
rivalizaba con la Ilíada y la Odisea. Píndaro, Apolonio y Apolodoro se esforzaron en dar listas
completas de los Argonautas. 49
Aunque Apolonio escribió su poema en el siglo III a. C., la composición de la historia de los
Argonautas es anterior a la Odisea, que muestra familiaridad con las hazañas de Jasón (las
andanzas de Odiseo pueden haber estado parcialmente basadas en ellas). 5051 En épocas
antiguas la expedición se consideraba un hecho histórico, un incidente en la apertura del mar
Negro al comercio y la colonización griegas.50 También fue extremadamente popular,
constituyendo un ciclo al que se adjuntaron muchas leyendas locales. En particular, la historia
de Medea cautivó la imaginación de los poetas trágicos.51

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