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Transcurridas unas semanas, el 40% de los chavales del primer grupo habían
dejado el hábito, mientras que en el otro nadie lo había superado, lo cual
parecía confirmar que el mensaje había surtido efecto en el inconsciente de los
niños. El problema de esta y otras pruebas similares residía en que nunca se
comprobó si los voluntarios estaban dormidos o no mientras eran
bombardeados con consignas. Para descartar este factor, en 1956 se llevó a
cabo otro experimento en la Universidad de Illinois (EE. UU.) en el que se
monitorizaban las ondas cerebrales de los participantes con un
electroencefalograma y solo se daban las órdenes cuando los integrantes del
estudio descansaban. Se reprodujeron listas de palabras, pero ninguno fue
capaz de recordar ni una cuando despertó. Y es que mientras dormimos
el cerebro ya está ocupado procesando lo que hemos aprendido durante el día
como para añadir nueva información
Tras analizar los datos arrojados durante las tres fases que se analizaron – luna
llena, media y creciente–, Chaput concluyó que, en general, el satélite no
influía en ninguna de las variables que se habían estudiado. La única
correlación que halló fue que la duración del sueño se reducía una media de
cinco minutos durante el periodo de luna nueva, lo que supone una alteración
de solo el 1 % del descanso nocturno. Según el investigador, esa mínima
variación entra dentro del margen de error estadístico.
La mejor hora para practicarla es entre las dos y las tres de la tarde, el
momento del día en que solemos sufrir un bajón en la productividad. Tu salud
lo notará. El investigador Dimitrios Trichopoulos, de la Universidad de
Harvard, estudió durante seis años la vida de 20.000 personas de entre veinte y
ochenta años para concluir que quienes dormían treinta minutos tras la
comida al menos tres veces a la semana corrían un riesgo un 37 % menor
de muerte por enfermedad cardiaca.
Los institutos y universidades que han retrasado la hora de inicio de las clases
para ajustarse al reloj biológico de los adolescentes, como un centro de
Minnesota y otro de Kentucky, han visto mejoradas significativamente las
notas en diversas asignaturas. Dormir lo suficiente resulta tan fundamental
para un alumno que, según la psicóloga Amy Wolfson, quienes obtienen una
calificación de notable o sobresaliente se acuestan unos cuarenta minutos
antes y duermen unos veinticinco minutos más en comparación con los
alumnos que obtienen un rendimiento menor.