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Colección dirigida por

Introducción a la literatura
Gonzalo Pontón Gijón
comparada

Al cuidado de Armando Gnisci

Franca Sinopoli
Francesco Stella
Anna Trocchi
Emilia Pantini
Domenico Nucera
Marina Guglielmi
Nora Moll
Francesca Neri
Elena Gajeri

Traducción y adaptación bibliográfica


de Luigi Giuliani
Ill

TEMAS Y MITOS LITERARIOS

LA TEMATOLOGÍA: DEFINICIÓN, HISTORIA Y FUNCIONES

El estudio de los temas y de los mitos literarios, que en la historia de la


critica del siglo xx ha recibido repetidas acusaciones de obsolescencia
y condenas teóricas, es, sin embargo, un sector estratégico del est11dio
literario, como lo demuestra -según veremos más adelante- su ac-
tual y desbordante forn1na crítica, q11e concierne a una amplia por-
ción de la actual investigación literaria.
Los vaivenes que han caracterizado su historia afectan también a la
colocación y las metamorfosis críticas de la tematología dentro de la li-
teratura comparada, en una relación a menudo controvertida y pro-
blemática, aunque fundamentalmente fértil. El término tematología,
que acabamos de utilizar, se introdu.jo para designar el sector de la in-
vestigación que se ocupa del estudio comparado de los temas y de los
mitos literarios. Aunque no existe todavía un acuerdo terminológico
general y, sobre todo en el á'rea anglosajona, el uso de thernatics se su-
perpone a menudo al de thematolog;y, el término «tematología)) parece
preferible, al haberse utilizado tradicionalmente para indicar en con-
creto una línea de la investigación comparatista, mientras que la ex-
presión «estudio temático» o «crítica temática» indica generalmente una
n1etodología del estudio literario ap1icable también al análisis de un
solo texto.
La constitución de una línea de investigación temática de tipo his-
tórico-genético, es decir, basado en la reconstrucción docu1nental de
la transmisión de los 1nateriales ten1áticos a través de la tradición
europea, se consolidó a finales del siglo xrx en dos disciplinas: los es-
tudios sobre folklore y la literatura comparada. Dichas disciplinas com-
parten fines científicos y bases metodológicas: el estudio de las fuentes

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INTRODUCCIÓN A I.A LTTERATURA._ COivlPARt\.DA T.ElYIAS Y J\tfITOS LITERARIOS

y de la conservación, m11tación y migración de los te1nas a través de la dad inicial y de su primer significado; se tn.antenía aquí implícitarnen-
historia cult11ral, referido, por lo que respecta a los estudios sobre fol- te la noción de un arte que en su momento «emanó))' en su pureza
klore, a la tradición de la literatura popular y oral y, por lo que se re- absoluta, de un alma popular colectiva>i. 2
fiere a la literatura comparada, a la trans1nisión de los ten1as y mitos En el cruce entre Stoffgeschichte y literatura comparada, a partir de
en las literaturas modernas. finales del siglo XIX, tuvo igualmente u.n gran relieve el florecimiento
Esta rama de los estudios se ha denominado tradicionalmente de Ja investigación tematológica alrededor de dos ilustres publicacio-
Stoffp;eschichte, o sea, historia de los «materiales», de los sujetos litera- nes ale1nanas, la revista comparatista Zeitschrift für vergleichende Litera-
rios identificados como elementos constitutivos del «contenido>) de las turgeschichte (1886-1910, dirigida por Max Koch) y la colección de los
obras literarias. Studien zur gleichenden Literaturgeschichle ( 1901-1 gog), entre cuyos inte-
En un ensayo publicado en i970 con el título de 'l'he J\lame and Na- reses principales figuraban los estudios sobre folklore y la investiga-
ture f!f Comparative Literature, René Wellek identificó el origen de la ción de los motivos tradicionales recurrentes en la literatura popular.
que más tarde se definiría como Stoffgeschichte en la actividad investi- Se debe a este origen mayoritariamente alemán el hecho de que
gadora de los hermanos Grimm. Éstos, con sus estudios comparados los estudios tematológicos se identificaran al principio con el término
sobre la migración de los cuentos, las leyendas y las sagas, inaugura- Stoffgeschichte. El plantea1niento positivista que los caracterizó durante
ron en los primeros decenios del siglo xrx una fértil veta de investiga- mucho tiempo fue combatido por un tropel de adversarios que in-
ción sobre la transmisión de los inotivos a través de la literatura po- cluía a gran número de los mayores comparatistas y teóricos de la lite-
pular de tradición oral o anónima. Según Wellek, los dos escritores ratura, que desconfiaban de una acun1ulación y catalogación de da-
alemanes contribuyeron con sus investigaciones a la configuración de tos, fuentes temáticas y «tnaterias primas)> que en la mayoría de los casos
un concepto «romántico>) de historia 1iteraria, ligado a la idea de una no estaba inspirada ni corroborada por ninguna intención interpreta-
especie de fecunda y gloriosa «reserva de temas» 1 constituida por la li- tiva. La investigación pedante de la relaciones causales en la transmi-
teratura folklórica, de la que derivaría toda la literatura moderna. El sión histórica de estos elementos volvía vulnerable a la tematología
armazón teórico de la Stofj'geschichte sería una herencia de las inves- (en su configuración originaria como Stoff...!l;eschichte) ante las acusacio-
tigaciones sobre literatura popular comparada de Gaston Paris. La nes de erudición y de falta de una dimensión estético-crítica. Es el caso
escuela de este célebre filólogo y n1edievalista francés representó de del severo juicio de Benedetto Croce, quien afirmó que las recons-
forma ejemplar, a finales del siglo XIX, esa línea fundamental de la lite- trucciones genealógico-documentales de la transmisión temática, al
ratura comparada que se ocupaba de reconstruir la génesis y la circu- interesarse sólo por la identificación de fragmentos y pasajes del <<ma-
lación del material temático en las literaturas europeas a partir de la terial variado>) extrínseco que contribuye a la construcción de la obra
tradición popular, en la perspectiva, descrita por Fernand Baldensper- literaria, <'no permiten penetrar en el corazón de la creación artísti-
ger, «de reconducir a elementos simples y tradicionales los distintos ca))' porque constitutivamente carecen del «estudio del momento cre-
temas sobre los que viven las literaturas, sin una renovación innata de ativo, que es lo que realmente importa para la historia literaria y artís-
su materia esencial, sin otras variaciones que las de las nuevas combi- tica)).3 Por otra parte, precisamente el rechazo a este aspecto de la
naciones, y con una especie de adulteración continua de su simplici- investigación comparatista llevó a Croce a una sustancial infravalora~

i . R. V\Tellek, «The Name and Nature ofComparative Literature», en R. V\>Tellek, Dis- 2. R. V\Tellek, «Nome e natura della letteratura con1parata», p. 105.
rriminations: F'urther Concepts of Criticism, Yale University Press, New Haven, 1970; trad. 3. B. Croce, «La lett.eratura comparat.a», en /,a Crüica, I, i, 1903; cJ también B. Cro-
italiana «Non1e e natura della letteratura cornparata» en A. Gnisci y F. Sinopoli, Lettera- ce, «Storia di te1ni e storia letteraria», en Problemi di eslelica e contriln.lli alla .1'/oria dell'este-
tura comparata. Storia e testi, Sovera, Rorna, HJ95, p. 68. lica italiana, Laterza, Bari, 1910, pp. 80-93.
INTRODUCCIÓN A LA LITERATUR..i\ COIVIPARADA TEMAS Y MITOS LITERARIOS

cíón de las potencialidades críticas de la literatura comparada como gran utilidad para la historia de la literatura)>.7 También según Van
disciplina autónoma. Tieghe1n, los estudios tematológicos corrían adernás el riesgo de inte-
Para Paul Hazard, desde un punto de vista con1paratista los resul- resarse sólo por la «materia)> de la elaboración hteraria, descuidando
tados críticos de la Stojfgeschichle só1o podían llegar a destacar «pareci- su valor estético especifico y orgánico.
dos curiosos» y <<diferencias graciosas».4 En un articulo publicado en En 1951, Marius-Frar1<;ois G11yard, en su breve manual La littérature
1921 en la Revue de littérature comparée, Fernand Baldensperger, uno de comparée, destacó que, aunque el estudio de los temas se habla pro-
los maestros del comparatismo francés de los primeros decenios del puesto favorecer la evolución y el crecimiento de la investigación com-
siglo xx, acusó a la investigación ten1atológica (con especial referen- paratista, 1a ten1atología se encontraba en definitiva en una posición
cia a la practicada por Gaston París y su escuela) de prestar escasa marginal dentro de la disciplina, a causa de su planteamiento erudi-
atención a los «derechos de la individualidad expresiva~>, favorecien- to y de una praxis crítica que en la mayoría de los casos se encan1i-
do, por el contrario, 11n estudio que se encaminaba a los temas lite- naba a una especie de árido censo cronológico de las ocurrencias li-
rarios, a «formas simples» 5 y generales en el á:tnbito de esa especie de terarias de temas, motivos y n1ltos.
depósito arquetípico de imágenes constituido en la edad pren1oderna Así se llegó, en el ámbito de la literatura, al célebre y lapidario inter-
por la literatura popular: «este JOlklore o esta Stojj'geschichte, alrededor dicto de René Wellek, incluido en su universalmente conocida Theory
de la cual giró todo un sector de la investigación com paratista, es una o/Literaturede i942 (escrita en colaboración con Austin Warren): «l,a
clase de estudios que parece ter1er curiosidad más por la tnateria que Stoffgeschichte es la menos literaria de las historias>~. 8 Evidentemente el
por el arte, y para la cual las supervivencias secretas son más intere- catálogo temático de ascendencia positivista resultaba ajeno a la con-
santes que la iniciativa del artífice».º cepción crítica del estudio literario elaborada por el ih1stre teórico y
Diez años más tarde, en e] primer manua1 sistemático dedicado a comparatista, en c11anto distraía la atención de1 crítico del horizonte
la literatura comparada, Paul Van Tieghen1 introdujo el n11evo y exito- específico de la «literariedach) para orientarla hacia direcciones extra
so término thérnatolog;i,e (tematología) para indicar la rama de los estu- o infra1iterarias. Además, al aislar los «contenidos)>, es decir, los «ma-
dios comparatistas que se ocupa de la investigación de los temas y de teriales» de la elaboración 1iteraria (y, además, al hacerlo de la forma
1os mitos literarios. Sin embargo, también manifestó muchas dudas a men11do abusiva de un mero «factualismo», o sea de una extrínseca
sobre s11 valor crítico y limitó su alcance a una tarea de catalogación y y documentaria catalogación de datos sobre las fises de la transmi-
recopilación para «fichar>) temas literarios. La actitud de Van Tieghem sión temática), manifestaba una sustancial indiferencia por el carácter
fue fundamenta1mente escéptica hacia e1va1ory1a lltiHdad científica «holístico» y no fragmentable de la obra literaria en cuanto creación
de las investigaciones ternatológicas conten1poráneas: «Se cuentan por individual.
centenares las tesis de doctorado y los artículos en que un motivo o un En definitiva, hasta los ai1os sesenta se difundió, con distintas mo-
terna se estudian metódicamente a través de dos o más textos, o tam- dulaciones, una itnportante resistencia crítica a la investigación tema-
bién a través de la totalidad de las forn1as literarias que éstos han to- tológica, cuyas motivaciones fundamentales han sido reconstruidas
mado, que distraen el espíritu y satisfacen la curiosidad, pero sin una recientemente por Werncr Sollors de la siguiente manera: <,La argu-
mentación [de los adversarios de los estudios de los temas literarios]
4. P. Hazard, «Les récents travaux en littérature comparée», en &vue unÍ'IJl'T.1·itaire,
XXHI (19LJ), p. 220.
5. F. Baldensperger, «La littérature comparée: Le mot et la chose», en R.ernle de lit- 7. P. Van Tieghetn, La littérature comparée, Colin, París, 1931, pp. 87-88.
té:rature comparée, l ( i 92 L), pp. t 3-28; trad. italiana «l,etteratura compara ta. Il nome e Ja 8. R. Wellek y A. V\Tarren, Theory o{ Literature, Harcourt Brace, Nueva York, 1949;
cosa>), en A. Gnisci y F. Sinopoli, /,etteratura comparata, pp. 93-102. trad. española Teoría literaria, Biblioteca Rotnánica Hispánica, Tratados y Monografías, 2,
6. F. Baldensperger, «Letteratura comparata. Il non1c e la cosa>;, p. 98. Gredas, Madrid. ig66 4 , p. 313.

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INTROUUCClÓN A LA LITERATURA CO:tl-iPARADA TEMAS Y MITOS LITERARIOS

se puede res1unir en estos términos. La crítica temática pierde de vista documentario-genealógica, sino también -en distintos niveles- his-
necesariarnente lo gue hace que la literatura sea estimulante; repre- tórico-crítica y hermenéutica. Además, las distintas orientaciones de la
senta un malentendido positivista de lo que constituye a los textos li- crítica temática volvieron a cosechar éxitos en medida consistente
terarios como tales, de su especificidad y unidad; no puede penetrar también en ámbitos no específicamente comparatistas (la nouvelle cri-
nunca en la obra literaria porque el punto de partida, el tenia, es una tique de Jean-Pierre Richard, Georges Poulet, Jean-Paul Weber y Jean
abstracción; funciona como aproximación política e ignora el aspecto Starobinski, y la «psicocrítica» de Charles Mauron).
formal ele la literatura».9 En síntesis, el estudio temático terminaba por Por lo que se refiere al primer aspecto, o sea el renacimiento de las
afectar, según VVellek, a cuestiones de pertinencia extraliteraria, es de- investigaciones tematológicas de naturaleza comparatista, recordernos
cir, a los rnateriales y las dinámicas extrínsecas de naturaleza ideológi- que el estudioso belga Raymond Trousson publicó en i964 en la Révue
ca, social o psicológica. Por consiguiente, la especificidad estética de de Littérature comparée un «Plaidoyer pour la Stoffgeschichte», una defen-
la obra literaria quedaba al n1argen de la investigación tematológica, sa y peroración en favor de este sector de la disciplina cuyo valor en
limitando fuertemente el valor crítico de ésta. aquella época todavía se ignoraba o minusvaloraba. Trousson, como
Sin embargo, este clima general de rechazo teórico no debe hacer- pionero de la recuperación y la rehabilitación crítica de la tematolo-
nos olvidar el valor ejemplar, también desde el punto de vista compara- gía con su trabajo capital sobre el mito de Prometeo, contribuyó tam-
tista, de las investigaciones de algunos grandes críticos que transitaron bién en el ámbito teórico y metodológico a la revisión de esta línea de
felizn1ente, aunq"4e de forma tangencial, el territorio de la indagación estudios, al sostener que la tematología cada vez iba tomando más con-
temática a partir de perspectivas críticas heterogéneas: Mario Praz con ciencia «de sus posibilidades y de la luz que éstas pueden arrojar tanto
La carne, la 'marte e il diavolo nella letteratura romantica, de i 930; Eric sobre la historia literaria como sobre la historia del gusto y las ideas». 10
Auerbach con J\!Iimesis, de i 946; Ernst Robert Curtius con Europiiische De hecho, Trousson ha sido uno de los grandes reorganizadores
Literatur und lateinisches iVittelalter, de i948; Gaston Bachelard con los de la Stoffgeschichte, y ha tenido como objetivo fundamental el sustraer-
trabajos que escribió a partir de los años cuarenta, de matriz originaria- la de un planteamiento meramente genealógico-documentario para
n1ente psicoanalítica, sobre la fenomenología del imaginario literario, devolverla a una aproximación histórico-crítica más compleja que b11s-
entre los que recordaremos La psychanalyse dufeu, de ig37, L'eau et les case, en definitiva, reflexionar «sobre las modalidades y las causas» de
réves, de 194 2, I:air et les songes, de i943, [,aterre et les ré-ueries du repos, de la «Continua palingénesis» 11 que afecta a los temas literarios en sus
1948, La poétique de l'espace, de 1gs7, La poétique de la réverie, de 1960. historias de retornos y metamorfosis. Así se superaba la tendencia
consolidada a acumular los datos extrínsecos de las ocurrencias temá-
ticas sin ninguna clave de lectura ni hipótesis interpretativas.
LA E\l()LUCIÓN DEL ES'TUDIO COMPARADO DE LOS 'rEIVIAS «Cualquiera que sea el rnétodo de estudio utilizado, la odisea de un
Y LOS MITOS LITERARIOS tema asume su propio significado solamente en el contexto de la histo-
ria en el sentido más amplio del término -historia política, social, li-
Fue a partir de los años sesenta, con las aportaciones fundamentales teraria, estética-)),1 2 ha afirmado e] estudioso belga al destacar el pun-
-ta1nbién desde el punto de vista metodológico- de Rayrnond Trous-
son y de Harry Levin (entre otros), cuando empezó a afirmarse una 10 . R. Trousson, «Préface a la seconde édition», en R. Trousson, Le thfme de Promé-
nueva tetnatología comparatista, en una versión ya no sólo erudita y thée dans la littérature européenne, Droz, Ginebra, 1976", s. p.
11. R. Trousson, «Plaidoycr pour la Stuffgeschichte», en Reoue de lillérature comparée,

XXXVIII, 1, t:nero-marzo de 1964, p. 104.


1 2. \V. Sollors (ed.), The Return of Thematic Critiásm, Harvard University Press,
9. \V. Sollors, «La criüca teniatica oggi», en L 'asirio d'oro, V, 9, n1ayo de 1994, p. 156. Cambridge (Mass.), igg3, p. 292.

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INTRODUCCIÓN A LA LIT.ERA.TURA COl'vlPARADA TEl\iAS Y l'vIITOS LITERARIOS

to clave de su planteamiento teórico, es decir, el principio según el Edipo y de Medea, en los que los person~jes centrales están estrecha-
cual las dinámicas históricas (en el sentido amplio indicado por el mis- mente vinculados a las situaciones y a los esql1emas n1ítico-narrativos
mo Trousson en el pasaje citado) orientan las preferencias y las modu- que Jos definen: «no hay Antígona sin Creonte, sin Emón, sin la lucha
laciones temáticas dentro de la permanencia de determinados rasgos fratricida entre Eteocles y Polinice [ ... ]: Antígona se define en rela-
de identidad que definen los que e] estudioso llama «tenias del héroe» ción a un conjunto inmutable en el plano de las circl1nstancias1>. 1 4
y «tenias de situación». Más adelante volveremos sobre esta distinción. Dentro de las complejas controversias ter1ninológicas que han afec-
Por ahora nos interesa aclarar que, según Trousson, la finalidad de un tado a la ten1atología y sobre las que volveremos más adelante, vamos
estudio tematológico es la de interpretar las variaciones y las metamor- a señalar aquí el uso que Trousson hace del término «tema» en lugar
fosis de un tema literario a través de1 tien1po, a la luz de sus relaciones del de <<mito)>, sobre la base de un presupuesto teórico según el c11al, el
con las orientaciones contextuales históricas, ideológicas e intelectua- 1nito, al pasar del dominio antropológico e histórico-religioso a] de las
les, y evidenciar así «la adaptación de los ele1nentos constitutivos del escrituras literarias, habría de ser definido rnás propiamente como
tema a las transformaciones de las ideas y las costumbres>> y «el carácter te1na. De hecho, afirma Trousson, los <<Initos Hterarios, que a veces de-
dinámico y evoh1tivo, que es 1a esencia misma del ten1a». 1 3 Desde un rivan de remotos mitos religiosos, han engendrado, llna vez que ha-
punto de vista 1netodológico, el análisis interpretativo no pl1ede pres- yan entrado en la tradición literaria y cultural, a los temas [ ... ] que
cindir de una reconstrucción rigurosa de las ocurrencias significativas son el o~jeto de nuestro estudio>). 1 3 Esta distinción, sin embargo, no ha
del tema o del mito a través de la historia literaria: Trousson se opone tenido una gran fortuna crítica y, por nuestra parte, nos atendremos al
a ln troducir cortes cronológicos que circunscriban una época de ter~ uso más difundido para evitar ulteriores an1bigüedades terminológi-
minada, porque contradirían la pohvalencia constitutiva de1 tema o cas. Por lo demás, en este caso el problema corre el riesgo de ser pura-
mito al destacar sólo los aspectos parciales a través de los cuales éste se mente norninalista: en esencia el «tema)> de Trousson no es otra cosa
manifiesta dentro de una perspectiva te:n'tporal 1imitada. que el «mito» literario del que hablaren1os con detalle más adelante.
Por lo que se refiere a la distinción, a la ql1e ya hemos aludido, entre En cambio, nos parece útil señalar la distinción establecida por el
los «tenias del héroe» y los «temas de situación», los primeros serían, estudioso belga entre la critica «temática>), entendida como la indaga-
según Trousson, los relacionados con una figura nlÍtica que se vuelve ción del tema característico de una obra, y la «tematología)>, que se
autónoma respecto a la '<situación», o al contexto narrativo que la ha identifica con el estudio comparado de las transformaciones histó-
engendrado, superándolo y llegando a ser la encarnación típica de ricas de un tema través de 1núltiples textos. Esta distinción es la que
una idea, a causa del alcance simbólico representado por el héroe. Es adopta también Pierre Brunel, que en el capítulo '<Thérnatique et thé-
éste el caso de Orfeo o de la figura de Prometeo q ne, en el proceso de matologie)> del manual Qu 'est-ce que la littérature comparée? de 1983, de-
abstracción típico de los «temas del héroe», se van convirtiendo cada signó como «temática>> a una específica metodología crítica y con10
vez en la imagen de la libertad, del genio, del progreso, de la rebelión <<tematología» al campo de estudios comparatista del que nos estamos
o del conocimiento, connotada históricamente. ocupando y que, al contrario que 1a anterior, puede servirse de múlti-
Los «temas de situación>> versarían, en cambio, sobre sucesos n1íti- ples aproximaciones metodológicas.
cos en que la figura principal no tiene llna existencia independiente Como ya se ha dicho, la crítica «temática» fue encarnada en su
del escenario narrativo general y de la estructura de relaciones per- nuevo auge, sobre todo entre los años cincuenta y sesenta, por ilgu-
manentes configurada por éL Es el caso de los mitos de Antígona, de nas de las tendencias fundar:nentales de la llamada nouvelle critique gi-

i3. R: Trousson, Un probli!me de littérature cornjm,rée: les études des thi!mes. Essai de métho- 14. R. Trousson, Un probl?:me de littérature comparée, p. 36.
dologú, Minard, París, 1 965, pp. 29 y 67. i5. Id., p. 35·
INTRODUCCIÓN A LA LITERATURA COTVIPARADA TEI\1AS Y J.VllTOS LTTERA.RIOS

nebrina y francesa, que identificó en el te1na tanto la función clave del pou]et, quien en sus estudios interpreta las inodulaciones su.bjetivas
proceso interpretativo de una obra literaria (una auténtica puerta de de aquellos temas literarios como el tien1po y el espacio, que config11-
acceso hermenéutico) como el elemento crucial alrededor del cual se ran ta1nbién categorías profundas y centrales del pensarniento y de las
despliegan las profundas dinámicas de significación del imaginario de instancias metafísicas; 17 a Jean-Pierrc Richard, cuya pra.,'(is crítica apun-
un autor. En esta perspectiva, el complejo agregado semántico de un ta a la identificación de los núcleos temáücos y genéticos (objetos, in1á-
tema estratégico y recurrente se concebía como ese elemento textual genes, sentirnientos), vinculados a estr11cturas profundas de la sensibi-
que permitía reconstruir e identificar las modalidades peculiares del lidad de un autor sobre las que es posible reconstruir e interpretar el
proceso creativo o la fundación y articulación de la poética de un autor compl~jo entrarnado semántico de una obra literaria; 18 y, finalmente,
(en una perspectiva, insistin1os en ello, generalmente no comparatis- ajean Starobinski, con sus finísimas reconstrucciones críticas de una
ta). l,as diferencias fundamentales entre las distintas aproximaciones historia del i1naginario )eída e interpretada a través de la indagación
críticas afectaban esencialmente al problema de la naturaleza, cons- literaria de temas, ideas e imágenes simbólicas, con10 en el caso ejen1-
ciente o inconsciente, de los procesos de tematización de los que deri~ plar, analizado en su obra de 1983 F'ortrait de L'artiste en saltúnbanque, de
vahan la imágenes-clave de una obra o de todo el corpus poético de un la figura del clown como sÍinbolo del artista moderno. 1 9
autor. 'fales diferencias, pues, hicieron oscilar el eje fundamental de Al nlisrno tie1npo en esta vertiente de la investigación tc1nática y en
esta crítica ternática entre una dirección principaln1ente fenomenoló- el cruce con la controvertida aparición de una crítica literaria de plan-
gica, atenta a las dinámicas profundas que vjnculan la experiencia del teamiento psicoanalítico, nacía también la «psicocrítica» de Charles
inundo a la emergencia del acto creativo en la conciencia individual, y Mauron, que indagaba el inconsciente del escritor sobre la base de
otra dirección más bien psicocrítica. «rnetáforas obsesivas>), recurrentes y n1ayoritaria1nentc invoh1ntarias,
Nacida como reacción al predonünio de la aproximación histórica ocultas bajo la superficie consciente del texto literario, para remon-
a las obras literarias, esta crítica tuvo entre sus «núrnenes t11telares)) al tarse después, mediante s11 agregación interpretativa, a un «mito per-
gran precursor y fenomenólogo de la imaginación poética Gaston Ba- sonal)>, expresión sintética de la personalidad inconsciente del autor y
chelard, que ya a partir de los años cuarenta construyó una fascinan- reconducible a elementos biográficos contrastados. 20
te categorización temática de la experiencia expresiva, a través de las \!olviendo a la tematología de planteatnie:nto con1paratista, insisti-
«temáticas elementales» de los c11atro elementos cosmológicos prhna- mos en que también en este sector el interés crítico surge de nuevo
rios (fuego, aire, agua y tierra) injertadas en las fuentes de la imagina- con vigor y riqueza de resultados en un arco ternporal comprendido
ción creativa. principalmente entre mediados de los años sesenta y ]os setenta: es el
Entre los exponentes fundamentales de la nouvelle critique recorde- período del gran florecirniento de la época, sobre todo francesa, de la
mos aJean-Pau1 Weber, teórico del «monotetnatismo))' para quien el llan1ada «n1itocritica», que hallaría su n1ayor teórico en el comparatista
acto creativo en su totalidad puede ser interpretado como la reiterada
modulación de un tema único, de llna imagen pToliferante y obsesiva
l /. Véase G. Poulet, Á'tudes sur fe tnnps hui1uU:n, l'lon, París, 1950; Étudt.\ Y/Ir le lemps
originada por la huella de lln recuerdo de la infancia custodiada en la
humain 11. La distana Ínlérin.1.rl', Pion, París, 1952; Lr:.1· rnétamorplwses du cerclr, 1961; y
men1oria de un escritor y por sus modulaciones simbólicas, presentes Trois essais de m;ithologie rornanlú¡ue, Corti, París, i966.
y encriptadas inconscientemente en la obra literaria bajo la forma de 18. Véase J.-P. Richard, Poésie et profondeur; Senil, París, ig55; L 'univers imagiu(/ire de
lln o~jeto, de una imagen, de una escena, de 11n fantasrna; i(i a Georges lvlallarrné, Seuil, París, 1961; y f>roust et le monde srnsible, Scuil, París, 1 974.
19. J. Starobinski, Porlrrút de l'artiste en saltimbanque, Flarnn1arion, París, 198_s¡; véase
también del misn10 autor L 'oeil vivant, flannnarion, París, l 96 1; y Largesse, Flanunarion,
16. l-JJ.-P. V\leber, Geni:se de l'oeuvre poétir¡ue, Gallimard, París, 1960; y .5tendhal- Le.1 Pa.1is, igg4.
1·trudures thématiques de l'o!!uvre et du destin, Société d'édition d'enseignement supérieur, Pa- 20. Véase Ch. Vlauron, Des métajJhores obsédantes au nt)'llw jJersonnel, J. Coni, París,
rís, 1969. 1963.

1 39
INTRODUCCIÓN A LA LITERATUR/t C01VH'ARADA TEMAS Y l\!IITOS I.TTERll._RlOS

Pierre Brunel. Éste dedicaría muchos trabajos a la aclaración y organi- forma; la selección y disposición de los temas se convierte en una par-
zación n1etodológica de las investigaciones sobre mitos literarios, con- te orgánica del proceso artístico)). 21 Además, Levin identificó en el
virtiendo este cainpo en uno de los más destacados dentro de la inves- principio-clave de la polisemia de los temas literarios la fuente de las
tigación tematológica comparatista. En aquellos años contribuyeron a g"randes potencialidades críticas del estudio temático, en sus conti-
ello también los trabajos de Y Giraud sobre Dafne ( 1969), del mismo nuas y fértiles conexiones con la historia de las ideas y del imaginario.
Br11nel sobre Electra ( 1 g71) y, más tarde, sobre el mito de las meta- A esta reconsideración del valor crítico del estudio tematológico
morfosis ( i974), de J. Tulard sobre Napoleón (197 l), de A. Dabezies correspondió también por parte de los teóricos del comparatismo una
sobre Fausto ( 1972), de C. Astier sobre Edipo ( 1974), de S. Fraisse so- neta «rehabilitación)> de nuestro campo de est11cHos, que resultaba evi-
bre Antígona ( 1974), de J. Rousset sobre Don Juan ( 1978). Recorde- dente por e1 lugar muy destacado que la tematología iba ocupando
mos, además, que en 1970 la editorial francesa Colin lanzó la colec- progresivamente en los principales manuales de literatura general y
ción J.\!Iythes, bajo la dirección del nlismo Brunei y de Philippe Sellier, comparada entre los años sesenta y noventa. 22
y que en el mismo año apareció una nueva edición del fundan1ental Pero la historia de la reafirmación crítica de la tematología y de los
Diccionario universal de los te1nas literarios ( Sto_ffe der Weltliteratur) de la estudios temáticos en general no ha sido en absoluto lineal. De he-
estudiosa alemana Elizabeth Frenzel, instrumento de trabajo aún hoy cho, mientras las investigaciones comparatistas proliferaban con éxito
indispensable por su completa bibliografía y su utilidad científica. A es- en el ámbito de la «mitocrítica)>, la gran oleada teórica de molde es-
tas obras, que marcan la afirmación y el éxito de la «mitocrítica» li- tructuralista que se afirmó sobre todo en los años setenta volvió a
teraria, hay que añadir al menos las de Trousson sobre el tema de orientar vigorosamente el interés crítico hacia el principio-clave de la
Prometeo ( i964) y de Ch. Dédéyan sobre el tema de Fausto en la li- especificidad literaria (la «literariedad)>), que postulaba la autonomía
teratura europea (1954-1967), y volveremos a destacar el problema de los fenómenos literarios y de su 1nodahdad de formalización, con-
terminológico al que ya hemos aludido, relacionado con el uso del centrando fundamentalmente el interés crítico en el análisis de las
término «tema>> en lugar de «mito» literario por parte de estos dos es- formas de estructuración textual, excluyendo o limitando fuertemente
tudiosos, la intrusión de lecturas históricas, contextuales, psicológicas, etc.
Queda por añadir que la mitocrítica ha contin11ado dando frutos Desde esta perspectiva, el estudio temático, que afectaba directa-
interesantes también después del período del que nos estamos ocu- mente al plano de los contenidos literarios, fue sustancialmente mar-
pando: recordemos, entre otras, las obras deJ.-L. Backes sobre el mito ginado por distintos órdenes de motivos: e11 primer lugar, por la difi-
de Elena (1984), la de A. Siganos sobre el Minotauro (1993) y el fun-
damental Dictionnaire des mythes littéraires dirigido por Brunel y publi- 21. H. Levin, «Thenlatics and Criticism», en H. Levin, Groundsforcompa1ison, Har-
cado en Francia en ig88. vard University Prcss, Can)bridge (Mass.), 1972, p. 94·
22. Recordemos sólo algunos de los que le han dedicado una atención crítica par-
También a partir de los años sesenta, el crítico estadounidense
ticular: S. Jeune, f,ittérature générale et littérature comparée. Hssai d'orienlalion, Jvlinard. París,
Harry Levin intervino en varias ocasiones para insistir, contra el inter- ig68; J.]. Brandt-Cortius, fntroduction to the ComjJaralive Study of Lileratnre, Random,
dicto de Wellek y de la tendencia formalista general del Ne11J Criticism Nueva York, ig68, en que se afinna que «la tematología proporciona una de las pers-
norteamericano, en la in1portancia y el valor histó~ico-crítico de la in- pectivas fundamentales para observar la historia literaria»; S. S. Prawer, Cmnparative
Literary Studies: an Introdudion, Duckworth, Londres, 1973, que planteó un intento
vestigación temática, sobre todo en el ámbito comparatista. El estudio- riguroso de clasificación de los temas lit.erados; P. Brunel e Y. Chewe\, Précis de lillérature
so intentó demostrar que los elementos temáticos no representaban la cornfmrée, PUF, París, i983; P. Brunel, Cl. Pichois y A.-l'vl. Rousseau. Qu 'est-ce la littéralure com-
intrusión de «materiales» extrínsecos en el texto literario, sino que en- parée, Colín, París, 1983; C. Guillén. Entr1< lo uno y lo diverso. Introducción a la literahtra
comfH1rada, Crítica, Ba1celona, 1985; Y Chevrel, La lillérature cornparée, PUF, París,1989;
traban de pleno derecho y de forma interactiva entre las instancias fun- S. Bassnett, ComfHirative !Jterature. A Critica! Introduclion, Blackvvell, Oxford, i993;
damentales del proceso creativo: «el contenido se metamorfosea en la D.-H. Pageaux, La liuéralnre générale et comparée, Colin, París, 1994.
INTRODUCClÓN A LA LlTERATUlz.t\. COMPARADA T.El\!IAS Y l\1ITOS LIT.ERARIOS

cultad de conciliar el interés temático, con todas sus dinán1icas de nomía del texto que se interesa principalmente por 1as dinámicas in-
«extralimitación>1 de lo literario, con el análisis formal centrado en las ternas que rigen la formalización literaria? ¿Cómo evaluar y analizar
modalidades específicas q11e dirigen la construcción del objeto litera- la naturaleza misma de1 tema, que por .su constitución está ligada a va-
rio, En efecto, si, como subrayó Levin, 23 ya en los años veinte el for- rios aspectos de la experiencia extraliteraria? ¿Cómo abordar la pluri-
malista ruso Boris Tomasevsklj había incluido la temática en la <'poéti- dirnensionalidad antropológica, psíquica, ideológica e histórica que
ca>>, entendida como "el estudio de los modos en que se construyen está en la base del origen y de las transmutaciones de los temas y de
las obras de arte>>, ~ 4 y si, siguiendo las indicaciones teóricas del mismo los mitos literarios, sin q11ebrar las barreras entre texto y extratexto?
Tomasevsk~j, Tzvetan Todorov~'i había identificado en el aná1isis temá- Otro motivo de desconfianza teórica hacia el estudio temático era
tico uno de los tres tipos fundamentales de análisis crítico del texto li- el rechazo de la subjetividad gue preside arbitrarian1ente la identifica-
terario (junto con el "retórico» y el '<narrativo»), el intento de abatir ción, selección e interpretación de los temas por parte del crítico. En
la resistente dicoto1nía entre «materiales» y forn1as literarias seguía cambio, el principio subjetivo se había delineado con10 el elen1ento
enfrentándose a fuertes perplejidades críticas. De hecho, después de central de la nouvelle critique de orientación temática, que a n1enudo
haber introd11cido el análisis temático entre los niveles fundamentales había rechazado por ilusorio el criterio de 11na distancia crítica abso-
de la investigación textual, Todorov no puede evitar evocar la duda de luta y «objetivadora», y había vinculado la actividad de lectura y de in-
que éste en algunos casos pueda amenazar la '<especificidad literaria».~ 6 terpretación de un texto a un sustancial proceso de identifJcación y
Desde una tfpica perspectiva de tipo formalista-estructuralista, el estu- ósmosis entre acto creativo y acto exegético.
dioso ve este riesgo potencial en el caso de los numerosos '<intentos de Gradualmente, sin etnbargo, fue cada vez 1nás evidente, a lo largo
descrjpción sustancial, y no forn1al, de las unidades tc1náticas. Pero de los años ochenta, que el estudio crítico no podía desconocer los as-
aquí el análisis literario se topa con una de s11s n1ayores dificultades: pectos temáticos presentes en el tejido de las obras literarias, y pro-
¿cótno se puede hablar de temas o ideas e11 literatura sin n1enosca- gresivamente se abrieron carnino tanto 11na valoración más compleja
bar la especificidad de esta última, sin hacer de Ja literatura un siste- del entramado de relaciones entre los contenidos y las estruct11ras tex-
ma de traducción?» 2 7 Citando los ejemplos de sistemas críticos terná- tuales, corno la conciencia del valor cultural fundamental de los mitos
ticos de derivación psicoanaHtica, como la teoría de los arquetipos de y los temas literarios: '<En surna, los motivos y los temas son el lengua-
Jung o la de Bachelard de la imagir1ación <-rnaterial» basada en los je [ ... ] de nuestro contacto cognitivo con el mundo del hombre. Es
c11atro elen1entos cosmológicos, Todorov identifica el proble1na fun- gracias a ellos también como la 1iteratura sigue siendo una de las re-
dan1ental que alünentaría ]a perplejidad de toda la corriente estructu- presentaciones más exha11stlvas de nuestra existencÜv>.:! 8
ralista y semiológica hacia el análisis temático de los textos literarios: El "fin de un anatema», según la feliz fórmula acuñada por (:laude
¿córno conciliar la 1nultiforn1e fluidez del ente <'tetna», abierto a una Bremond y Thomas Pavel, fue decretado, entre otros, por la organiza-
extraordinaria pluralidad de aproximaciones interpretativas ta1nbién ción de una serie de seminarios sobre el estudio ternático ce1ebrados
de naturaleza extraliteraria, con el principio estructura1ista de la auto- en París con el título Pour une thématique 1, JI, Jll, respectivamente en
i984, ig86 y 1988, y la siguiente la p11blicación de las ponencias más
>:p,. H. Levin, «Thematics and Criticisrn", p. 9:).
significativas en los números monográficos de las revistas Poélique,
24. B. Tomascvskij, Teorq·a titeratury Poelika (1~¡28); trad. espallola, Teoría de la lite- Communications y ,5/rumenti critici. El gran esfuerzo de aclaración 1neto-
ratura, Akal, Madrid, 198>!, p. 25. dológica que se dio en aquellos coloq1üos fue tanto más significativo
2~)· En O. Ducrot y T. Todorov, Dictionnaire enc)'clOfHidique des 'ir:Íences du langagl',
Senil, París, 1972, p. ~)76.
26. O. Ducrot y T. Todorov, Dictionnairn en9 clopérlir¡ue, p. 284.
1

27. (). Ducrot y T. Todorov, Dictio11naire enc)'r:lof1édique, p. 28,1. 28. C. Segre; ((Tema/ 1nocivo», en I'.'nciclopedia, Einaudi, Turín, 1981, vol. XIV, p. 21.

1 43
INTRODUCCIÓN A LA LITERATURA COIVIPARADA TEMAS Y MlTOS LITERARIOS

cuanto involucró a muchos estudiosos procedentes del área estructu- madamente co1npleja, que pude abordarse desde perspectivas múl-
ralista (recordemos, entre otros, a Bremond, Segre, Zholkovsky, Pa- tiples y complementarias», define el nlito de manera general en 1os si-
vel), volviendo a poner en el centro del interés crítico e1 probletna de guientes términos: «el mito cuenta una historia sagrada; relata un
la «atención referencial»,29 o sea de la observación, concentrada alre- acontecimiento que tuvo lugar en el tiempo primordial, el tiempo fa-
dedor del nudo cru.cial del terna, de las relaciones entre el texto y buloso de los orígenes. [ ... ] Es, pues, siempre la narración de 11na
los referentes de la rea1idad extraliteraria. "creación»: se narra cón10 a1go fue producido, cómo empezó a ser».3º
Como veremos al final de nuestro disc11rso, partiendo de estos pre- Y más adelante continúa: «Los mitos cuentan no sólo e1 origen del
supuestos, en los últimos años el estudio temático ha vuelto a consti- mundo, de los animales, de la plantas y del hombre, sino también de
tuir uno de 1os aspectos cruciales de la investigación literaria, cruzán- todos aquellos sucesos primordiales por 1os que el hombre ha llegado
dose con sus perspectivas más innovadoras y radicales. a ser lo que es hoy, es decir mortal, sexuado, organizado en socie~
dad»,3 1 Sa1ta a la vista la vinculación que estas definiciones establecen
entre mito y relato, en una conexión cardinal según la cual en defini-
LOS Mrros LITERARIOS tiva «e1 mito es narración))_3 2
Para E1iade, como para el etnólogo Claude Lévi-Strauss, la desacra-
Volviendo a los objetos de la investigación tematológica, ya es hora que lización del mito en el paso de los mitos etno-reHgiosos (anónimos y
nos adentremos en la controvertida selva de los problen1as terminoló- colectivos) a los literarios produce 11na importante degradación y de-
gicos (a menudo vincu1ados también a cuestiones teórico-rnetodológi- generación del relato mítico y de su rigurosa organización estructural:
cas) que se concentran alrededor de este campo de estudios, y de los para estos estudiosos, la relación entre ]as dos tipologías expresivas se
que derivan numerosas e ineludibles ambig1iedades que afectan las de- plantearía, pues, en términos de oposición. Como ha observado Bru-
finiciones y funciones de muchas palabras-clave: mito, tema, 1notivo, etc. nel, en est.c'l. óptica la historia literaria de un mito sería la historia de la
A nuestro parecer, las soluciones terminológicas que se adopten, al "devah1ación de un modelo». 33
no poderse guiar por un criterio «esencia1ista>> (que, por otra parte, es En este punto, la perspectiva de algunos críticos 1iterarios es pro-
móvil: por lo que respecta a la categoría del «Inito», por ejemplo, ef fundamente distinta: para Pierre Brunel, la literatura y las artes de-
punto de vista del crítico o del teórico literario no coincide de forn1a sen1peñan un papel fundamental en la conservación de los mitos,
unívoca con el del antropólogo o de1 historiador de las religiones), dado q11e es a través del código literario como éstos pueden sobrevivir,
deberá conformarse con los usos críticos más difundidos y, creemos, dentro de un proceso dinámico de superposición de significados, de
más pertinentes. modificaciones, de eclipses, de adaptaciones y de «palingénesis>> que
La definición del mito en sentido etno-religioso puede remontarse los reactivan en las condiciones de una época determinada. Como di-
útilmente a la etimología griega del término mythos, que indica lapa- ríaJean Rousset a propósito de la figura de Don Juan, el prestigio del
labra, el relato en su acepción «tabulosa»: a diferellcia del logos, que es mito literario se consigue a costa de «transformaciones y vuelcos>>,
el discurso racional, el mythos a1ude al conocimiento y la expresión de porque «no hay vida sin metamorfosis, siempre a condición [ ... ] de
una realidad que excede los lünites de la experiencia y la razón.
El historiador de las religiones Mircea Eliade, consciente de la difi-
cultad de aplicar definiciones absolutas a una «realidad cultural extre- 30. M. Eliade, AsfJects du m)1tfw, Gallirnard, París, igfig, p. 16.
3i. M. Eliade, Aspects du mythe, p. 23.
32. P. Brunel, Dictionnaire des m)1the.1· lilléraires, Le Rocher, Montecarlo, 1988, p. vt.
29. CL Bremond, J. Landy y Th. Pavel (eds.), Themalics. New Approaches, Statc Uni- 33. P. Brunel, «L'étude des mythes en littérature comparée», en VV. AA. Sensus
versity ofNew York Press, Albany, i995, p. 185. c01nmunis. F'estschrift Jür Henry R.emak, Gunter Narr Verlag, Tubinga, i986, p. 120.

1 44 1 45
INTRODUCCIÓN A LA LITERATURA CO.tvlPAlZA.DA TEl\JAS Y l\ilTOS LJTF.RARlOS

que estas metan1orfosis se produzcan dentro de los límites del siste- tural>).3 8 Además, el nüto etno-religioso relata una historia concebida
ma que está en su base.:» '14 (Volveren1os n1ás tarde sobre 1a cuestión de y recibida como v:rídic~-~ y se caracteriza, ~-o.mo ha detnostrado l~évi­
la definición de un sistema de «invariantes» necesarias para determi- Srrauss, por s11 art1culac1on en fuertes oposJ.c1ones estructurales. El es-
nar un «escenario» mítico-literario permanente.) Trousson delinearía tudioso estr11ct11ralista Algirdas Julien Greünas, al buscar los rasgos
la relación entre mito y literatura en e] sentido de una fértil recodifi- peculiares que caracterizan el relato mítico respecto a otros tipos de
cación de los materiales «desacralizados» y pre-configurados, en una narración, identifica en la «redundancia)> su requisito fundamental:
especie de relevo entre códigos cognitivos y expresivos diferentes. Se- ésta actuaría tanto en la tendencia a la reiteración de ciertas fórmu-
gún el crítico belga, el inito, que es, «de n1anera rnuy general, [ ... ] las y secuencias, co1no en el poder del rnito mismo de generar otras
una representación simbólica de una situación hun1ana ejernplar)),.'15- narraciones al retomar algunos de s11s elementos constitutivos e in-
dejaría de existir como categoría significativa ahí donde empieza la li- variables.
teratura. Es decir: cuando desaparece el sustrato religioso que lo ha Dadas estas características, nos parece útil también evocar la sinté-
producido, «el mito simbólico se convierte en[ ... ] un tema del que se tica definición elaborada por Pierre Brunel en el capítulo «Thémati-
apodera la literat11ra. Es sólo a partir de este estadio, obvia1nente, que et thématologie» del ya citado tnanual Qu 'est-ce que la littérature
cuando el mito nos interesa)>.3 6 Ta1nbién el crítico Franco Ferrucci su- cornparée: «1lamare1nos mito un conjunto narrativo consagrado por 1a
braya que la literatura ha desernpeñado un papel fundamental en la tradición gue, por lo 1nenos en s11 origen, ha rnanifest;¡ido lá irrupción
transmisión del patrimonio de la memoria nlÍtica, que de otro 1nodo de lo sacro, o de lo sobrenatural, en e1 mundo»-. Ade1nás, Brunel su-
estaría destinada al declive y el olvido, afirrnando además que el 1nisn10 braya que el mito es ta1nbién «Una rnasa de significados vlrt11ales, una
concepto de mito «originario)> resulta ser ilusorio, desde el mo1nento fuente de variantes y de prolongaciones narrativas» ..'1 9
en que es sólo a través de la selección y la codificación de la tradición En su prefacio al Dictionnaire des mythes littéraires, el con1paratista
literaria escrita como el mito llega a nuestro conocimiento.3i francés propone evidenciar, más allá de toda querelle nominalista, tres
''olviendo a la definición en sentido etno-religioso, el 1nito se con- funciones esenciales para la definición del mito: la narrativa, por la
figura (seg1in las características identificadas y organizadas por PhiHppe cual se configura un «escenario mítico» en que un sistema dinárnico
Sellier en un ensayo fundan1ental de 1984, «Qu 'est-ce q11'un mythe de símbolos y arquetipos se \'llelve relato a partir de un esquema; la
littéralre?») como i1n relato fundador, anónimo y co1ecüvo, despojado función explicativa, por la cual el rnito es i1n relato autoritario y etio~
de los aspectos individuales, que desempeña una función socio-reli- lógico, y se constituye, por lo tanto, como una referencia cultural más
giosa, proponiendo modelos de conducta moral y social. «I,os mitos o menos permanente; y finalmente s11 función de «revelación)>, que lo
no tienen autor: cualquiera que fuera su origen real, desde el instante injerta en. la dimensión de lo sacro desde el mon1ento en que, como
mismo en que son percibidos como nlitos, sólo existen encarnados en sostiene Eliade, «toda mitología es una ontofanÍa». 40 «I,os mitos des-
una tradición. Cuando se narra un rnito, ciertos oyentes individuales criben las diversas, y a veces dramáticas, irrupciones de lo sagrado (o de
reciben un inensaje que, hablando con propiedad, no procede de lo sobrenatural) en el m11ndo. Es esta irrupción de lo sagrado lo q11e
ningún lugar: es por eso por lo que se le atribuye un origen sobrena- funda realmente el mundo».1 1

34. J. Rousset, Le mylhe de Don juan, A. Colin, 1978; trad. italiana fl mito di Don Gio-
vanni, Pratiche Editrice, Panna, t 980, p. 134. 38. C. Lévi-Strauss, ].!' cru et le cuil, Pion, París, 1964; tra<l. italiana ll crudo e il cofto,
3.15· R. Trousson, Le thfnu1 de Prométhée, p. 11. 11 Saggiatorc, :Vlilán, 1966, p. 3h·
36. R. Trousson, l.e thiime d1: Prométhée, p. u. 39. P. Bntnel, Cl. Pichois y A.-tvf. Rousseau, ()_u 'r-:s/-ce que la littératurc cmnjJarée?, p. 125.
37. F. Ferrucci, «Il rnito», en Letf(;ratura italiana. f,e questioni, Einaudi, Turín, 1986, 40. l\;l. Eliade, fVl)'llu:s, rives et mystires, Gallin1ard, París,1~)57, p. 9.
vol. V;pp. 514-516. 41. IVI. Eliadc, AsfJeds du myll1e, p. 17.

1 47
lNTRODUCCIÚN A LA LITERATURA COMPARADA Tl!:MAS Y I\IUTOS 1.TTF.RARIOS

Las funciones idcntifi_cadas por Brunel reaparecen, agr11padas de excesivan1ente rígida. Lo den1uestra, por ejetnplo, la inclusión de la fi-
forma sintética, en las siguientes observaciones de Franco Ferrucci: gura de Ulises en el citado Dictionnaire des mythes littéraires dirigido por
en el mito <<la tendencia principal es la de representar narrativamente Pierre Brunel, un estudioso al que ciertarnente no se le pueden in1pu-
el mundo ' en el mo1nento en que se intenta explicarlo. Sin estos dos tar aproximaciones teóricas y metodológicas de tipo tematológico y,
aspectos no hay rnito: el mito es el intento de aclarar el m11ndo me- más específicamente, «mitocrítico». Según el co1nparatista francés, la
diante un relato, de manera que la explicación, absorbida en e] suce- presencia del 1nito dentro de un texto, de hecho, también puede ser
so descrito, ya no discutible y se vuelve 11n objeto de fe, hasta que la fe sólo implícita o latente; en este caso, la «evocación» del inito original
resista». 4 :.! puede tomar formas «Subterráneas1> o alusivas, manteniendo, sin em-
¿Qué es, pues, un mito literario, y en qué difiere de un mito etno- bargo, un «poder de irradiación» 11 fuerte y central por el que el ele-
religioso? Llegados a este punto podemos proponer dos definiciones: mento mítico no decae ni pierde fuerza.
es, por una parte, un mito preexistente recuperado por la literatura, en Volviendo a Sellier, su clasificación propone las siguientes catego-
un proceso que implica, por ejemplo, por lo que se refiere a los mitos rías de mitos literarios (lünitadas, es oportuno destacarlo, al horizon-
antiguos, e] paso desde un «pre-texto>> o «ante-texto>> de la tradición te cultural occidental), útiles para delinear las fronteras de nuestro
oral a la codificación literaria; por otra parte, puede consistir también o~jeto de análisis: en primer lugar, hallamos los n1itos literarios q11e
en un mito nacido directamente de la literatura, o inaugurado por surgieron de la reelaboración narrativa de relatos de origen mítico
una obra literaria determinada o por un corpus de textos: es éste el constitutivos de la tradición cult11ral occidental, y que se consolidaron
caso de Tristán e Isolda, de Donjuan o de Fausto. En este íiltüno caso principalmente a través de las dos fuentes privilegiadas de la literatu-
asistimos más específicamente al injerto de la elaboración del mito li- ra griega-con sus ramificaciones latinas- (es el caso de los mitos de
terario en una fabulación legendaria surgida alrededor de un perso- Prometeo, Orfeo, A.ntígona, Edipo, Electra, Medea, Narciso, Sísifo, el
naje real, al q11e la tradición pop1ilar asignó gradualmente caracteres Minotauro, etc.) y de las sagradas Escrituras (con los mitos del Edén,
ficticios, hasta llegar, con Marlowe y luego con (;oethe, a la plena 1na- de Caín, de las ciudades malditas, del Apocalipsis, etc)
duración del mito faustiano, ya transfOrmado en criatura literaria. En segundo lugar, están los mitos literario de nacimiento «recien-
l,os problemas clasificatorios y ter1ninológicos reaparecen tan1bién te>1, generados por obras literarias: Tristán e Isolda, Fausto, Hamlet,
en relación con la categoría de los 1nitos literarios. Según Philippe Don Juan.
Sellier, quien en el ensayo citado ha proporcionado una útil y sistemá- Por lo tanto, si la categoría de mito literario no es aplicable exclu-
tica catalogación de los mitos por conjuntos homogéneos, «se ha di- sivamente a la supervivencia literaria del mito etno-religioso, sino q11e
fundido la costumbre de hablar del Mito de Ulises, bajo el impulso de es extensivo a un horizonte de sentido más amplio, se puede estar de
prestigiosas evocaciones de la (Jdisea como la del Ulises de Joyce. Este acuerdo con el crítico André Dabezies, quien ensancha la definición
uso constituye un problema: de hecho, no es suficiente que una de- de mito hasta incluir toda «ilustración simbólica y fascinante de una si-
terminada obra sea reto,mada por numerosas otras·para que se pueda tuación humana ~jen1plar para una deterrninada colectividad».45 Y pues-
hablar de «mito literario»; es necesario que esta nueva evocación se to que, como ya hemos observado, la literatura no es sólo la deposita-
deba a la existencia de un escenario concentrado, de 11na organiza- ria, sino también la fundadora de mitos, o sea de representaciones
ción excepcionahnente firme».'13 Esta posición nos parece, en verdad, caracterizadas por su valencia sin1bólica, con un esquema recurrente y

42. F. Ferrucci, «Il tnilo», p. _r514. 44. P. Brunei, !Vlythocritique. Théoáe el parcours, PUF, París, 1992, p. 82.
43. Ph. Sellicr, «Qu'est-ce qu'un mythe littéraire?», en Littérature, 55, octubre de 45. A. Dabczies, Visa.ges deF'aust au xx' sii!de. Liltérature, idéologie et rnythes, PVF, París,
ig84,p.117. 1 967, p. :)º7·

1 49
INTRODUCCIÓN A LA LlT.ERATUR.i\ COI\IPARADA TF.l\iAS Y IVHTOS LlT.ER..4..RlOS

un valor eje1nplar de 13-scinación i1naginativa para una determinada 1978, dedicado al mito de Don Juan, identifica en la figura del «Muer-
colectividad, será oportuno adscribir a la categoría de los 1nitos lite~ to)> (es decir, el Comendador, e] Convidado de piedra, etc.) el agente
rarios también, según la clasificación de SeHier, los «mitos político~ de la vinculación con lo sacro dentro del escenario narrativo, y halla en
heroicos» 16 surgidos alrededor de las figuras históricas ele J\J~jandro, ella el elemento imprescindible y constitutivo de 1a definición de mito
(:ésar, Napoleón, Juana de Arco o, por sacar un f'jernplo de un mito aplicada a la figura y la historia de Don Juan, De n1anera análoga, es
literario de carácter político nacido en área extraeuropea, la figura de fundamental para 1a identificación del estatuto mftico del relato taustia-
Patr1ce Lumumba. En el caso de estos particulares procesos de «niitifi~ no la presencia y recurrencia del elemento trascendente y sobrenatural.
cación», ha sucedido que a la historia real se ha superp11esto una histo~ I.as características constitutivas del n1ito literario están representa-
ria de segundo grado, organizada según los parámetros rnencionados das, pues, por el valor de eje1nplaridad del que el misn10 mito es por-
de un relato estructurado alrededor del «escenario concentrado1>"i7 tí~ tador por su <<poder duradero sobre la conciencia colectiva, que se
pico de la configuración mítica. acompaña a una aptitud para nacer y renacer transformándose conti-
A la categoría de los mitos se pueden adscribir también los 1nitos nuamente)>/)1 combinando la permanencia de una identidad reconoci-
parabíblicos como Lilith, el.Judío Errante o el Golem, que tienen sus ble, o sea un núcleo de significado y de articulación del relato transmi-
orígenes en indicaciones mínirnas y alusivas contenidas en las Sagra- sible a través del tiempo y el espacio (se p11ede hablar, en este caso, de
das Escrituras pero que gozaron después de una gran fortuna cultural un <<sintagn1a mínimo del rnito>)) ,5:.: con un gran potencial de flexibili-
gracias a la expansión narrativa del relato 1nítico a través de distintos dad y una «reserva de virtualidad y, por lo tanto, de inetamorfosis)>.'"> 3
textos literarios; y también, con10 propone Pierre Brunel, pueden in- El carácter polisémico y polivalente del rnito, en sus continuas in-
cluirse entre los 1nitos literarios algunas «Ünágenes-clave» corno la del tersecciones con la historia cultural que lo «reescribe» y le otorga 11na
ProgTeso, la Raza, la Jv[áquina, «capaces de ejercer una fascinación co- nueva funcionalidad, es un p11nto crucial que todos los estudiosos
lectiva co1nparable a la de los mitos priinitivos>):J 8 Por lo tanto, se tra- señalan. Recordemos, a este propósito, el concepto de «campo figural>)
ta de mitos capaces de activar el proceso de la mitificación dentro de introducido por Piero Boitani en su ensayo sobre el mito literario de
un determinado imaginario cultural y literario y llegar a convertirse Ulises: el campo figural movilizado por el typo.s odiseico dibuja un «in-
en nütos de una época. tertexto mitológico-literario-histórico)> 51 gue en la movilidad de sus
Cabe precisar aquí cuáles son los elementos y las funciones consti- formas y de las conexiones entre los elementos en j11ego (mito, litera-
tutivas que identifican el rnito literario: respecto al mito etno-religioso, tura, historia) pone de relieve las continuas metan1orfosis y encarna-
el literario pierde las características de anonin1ato y el carácter «funda- ciones del arq11etipo mftico en cuestión en el ilnaginario occidental,
cional» y «Verídico», conservando, por otra parte (de acuerdo con la revelando su excepcional vitalidad histórica.
brillante síntesis de Sellier) la <<saturación siinbólica>),19 la estructu- De lo 1nencior1ado arriba, deriva el principio fundamental de la
ración rigurosa dada por la presencia de un <<escenario)> recurrente polisemia y 1novihdad del nlito literario que, en su viaje a través de las
(un esquema mínimo y fijo), la <<ilu1ninación 1netaffsica)>·jº y la presen- épocas, las culturas, los autores (la instancia emisora de la comunica-
cia de lo sacro. Por ejemplo, Jean Rousset, en su ensayo capital de ción literaria) y los lectores (la correspondienle instancia receptora),
pude ser «refuncionaHzado)> y recibir significados diferentes.

Ph. Sellier, «Qu'est-ce qu'un 1nythe li1téraire?», p. 117.


Id., p. 117. 5 l. J. Rousset, Il milo di Don Giovanni. p. 6.
P. Brnnel. Dir:lfonnaire des mytlu:s tittéraires, p. xn. 52. A. Sigano, /.e minotaure el son m)1the, PlJF, París. 1~)93, p. '27.
!bid., p. l 18. 53. J Rousset, ll milo di Don Giovaniú, p. 8.
!bid .• p. 118. 51· P. Boitani, L'ornbra di Ulisse. Figure di un mito, il l\tiulino, Bolonia, 1992, p. 20.
INTRODUCCIÓN A LA LITERATURA CO.Nll'ARA.DA TEMAS Y MITOS LIT.ERARIOS

Cotno ha observado la estudiosa inglesa Susan Bassnett en el capí- tras que estos presupuestos teóricos inducen a la identificación de un
tulo «Arquetipos femeninos y ten1atología: el caso de Ginebra» de su «material si1nbó1ico con~taJ1te con valor universal, arquetípico», omi-
Introducción crítica a la literatura comparada, una vertiente crítica funda- tiendo toda «referencia al contexto cultural, [ ... ] toda investigación
mental del estudio tematológico es la que se hace cargo del problema de tipo socio1ógicci o histórico)),5 7 el principio del arraigo c11ltural, en
de la recepción literaria. De hecho, Bassnett ha demostrado, analizan- cambio, requiere 1a contextualización de los mitos literarios y la valo-
do las metamorfosis históricas del tratatniento literario de la figura de ración de sus específicas manifestaciones c1llturales, dado que los mi-
Ginebra, que los parámetros de las expectativas del lector, ligados ob- tos «hablan la lengua del imaginario en que están arraigados)). 58
viamente a las coordenadas histórico-culturales de una época deter- Nos parece fundamental apelar a una correcta valoración de las
minada, condicionan la orientación ideológica del texto literario en conjugaciones y caracterizaciones culturales de los mitos y los temas li-
relación a la reutilización de un material te1nático tradicional, reve- terarios. De hecho, a n11estro parecer, el hecho de que el mito pro-
lándonos las dinámicas internas a la historia cultural y las razones de duzca, a partir de constantes comunes arquetípicas y psíquicas, una
la permanencia, la transformación o el eclipse de un tnito o un tema variedad de «relatos)) culturalmente diferenciados, se relaciona con la
literario en contextos diferentes. Este análisis resulta particularmen- naturaleza «narrativa» -y, por lo tanto, comunicativa- del nlito mis-
te interesante en relación con un rnito literario femenino como el mo. Pierre Brunel sintetiza con claridad los tér1ninos de la cuestión
de Ginebra, porque puede revelar, detrás de las imágenes textuales de cuando afirma que «Una rigurosa posición culturalista [ .. ] debe pro-
la figura femenina que recurren diacrónicimente en la literatura hibirse el hablar de un mito de la metamorfosis (en general) o de un
europea, cuáles son los mecanismos ideológicos que orientan, en la mito del laberinto. De forma análoga, no se buscará el mito de Don
realidad extraliteraria, las codificaciones y transformaciones de la con- Juan fuera de la E11ropa cristiana (y de sus propagaciones) [ ... ] No se
dición femenina, de la relación matrhnonial, del adulterio, etc., den- evitará, en cambio, el hablar de los mitos de la metamorfosis, o de los
tro de los distintos contextos histórico-culturales. mitos de1 laberinto, al tener cada uno de ellos un arraigo cultural y al
Como ha precisado Daniel-Henri Pageaux, «no hay mito sin destina- poder manifestar todos ellos 11n arquetipo común, Este arquetipo co-
tario, garante y actor de la t:;_jemplaridad».55 El problema del destinata- xnún no será el rnito de Narciso, sino la transformación del hombre
rio enlaza ta1nbién con una reciente adquisición crítica del est11dio en otra especie dentro de otro reino natural. No será el laberinto de
comparatistas de los mitos literarios, destacada en particular por el mis- (~reta, sino [ ... ] 11n espacio-trampa».rJ9
mo Pagea11x y por Brunel: la necesidad de la adopción de un punto de Estas cuestiones resultan ser cada vez n1ás centrales también en re-
vista rigurosamente culturalista en contra de las concepciones super- lación con el estudio de los temas literarios. Se observa cómo éstas
culturalista del mito, según las cuales, en una perspectiva junguiana, los afloran, por ejemplo, en la introducción de un reciente ensayo de Mas-
motivos mitológicos corresponderían a «elementos estructurales colccti- simo Fusillo sobre el tenia del doble, en el c11al el autor, tras subrayar
-oos (y no personales) del alma humana en general». Admitiendo la exis- la existencia de «Constantes transculturales, es decir de temas que tie-
tencia de «un estrato básico psíquico-colectivo)) 56 qüe J11ng identifica nen resonancia en cult11ras y contextos diferentes porque beben de
con la noción de <<inconsciente colectivo))' ]os mitos estarían definidos realidades psíquicas y antropológicas», precisa a continuación q11e
por una esencia universal y una sustancia primordial y común. Mien-

57 . .J.-P. Vernant, «Milo», en Encicluf1edú1del1'lovecento, lstitulo della Enciclopedia


5t:i· D.-H. Pageux, La littérahrre ¡.;énérale el comparée, p. l 05. Italiana, Ro1na, 1979, vol. V, p. 36i.
56. C. G. Jung y K. Kerény, Einführung in das Wesen der IV!y·thologfo, Rascher \ 7erlag, 58. D.-H. Pageaux, La littérature générale et comparée, p. 108.
Zurich, 1941; trad. italiana Prolegvmeni allo s11dio scientifico della mitologi,a, Boringhíeri, 59. P. Brunel, «Thématologie et Iittérature co1nparée» en Exemplaria. Revista inter-
Turín, 1964, p. 114. nacional de Literatura Comparada, l ( 1997), p. 5. Las cursivas son nuestras.

1 53
lNTRODUCCIÓN A LA LITERATURA COIVlPARADA TElVIAS Y MITOS LITEIZARTOS

{<transcultural no significa[ ... ] universal (y, por lo tanto, depurado de terario, es decir de su paso por géneros literarios diferentes, de sus
todo elemento social, coino sostenía la tradición idealista), en cuanto modulaciones y transformaciones en la movediza historia de 1as for-
se trata sietnpre de i.1n número determinado de culturas». 60 mas literarias.
La crítica de los Jlamados «universales» temáticos está muy pre- Para el estudio comparatista de los mitos literarios se abren, p11es,
sente en Pageaux, quien subraya que todo espacio cultural específico inúJtiples perspectivas metodológicas, que van desde el análisis de las es-
actúa como «diferenciador>; de lo tenias, también de los «universales tructuras del texto (el esquema mítico) y desde la definición de las
más ... universales1> 1 como por ejemplo la 1nuerte, que «experimentan unidades sintagmáticas del n-iito en cuanto récit-narración (de acuerdo
a través de los siglos y las culturas ·unas variaciones más interesantes con la hipótesis de trabajo de A.J. Greimas, relacionada con los traba-
para el estudio que cualquiera de sus pretendidas sustancias eternas».6 1 jos de V. Propp y de C. Lévi-Strauss), a los problemas de la intertex-
Volviendo a los mitos literarios, es útil recordar que la relación en- tualidad y del paso de una versión a otra del mito literario, al análisis
tre mito y texto literario puede articularse en formas diferentes: en la de la relación entre mito e historia cultural (fundamental en la pers-
relación entre relato y escenario o esquema mítico, el primero puede pectiva de su resonancia colectiva), a la cuestión crítica de la relación
configurarse como integralmente mítico, o puede contener en su in- entre el mito y las modulaciones , personales o históricas, del imagi-
terior mitos bajo la forma de cuentos engastados, o también la presen- nario de un escritor, de una época y de una cultura.
cia del mito dentro del texto puede revelarse como subterránea y en- Como observó, entre otros, el crítico francés Claude De Greve, los
criptada, no explícita. te1nas y los mitos no son meros «Inateriales» extrínsecos de la inven-
Desde el punto de vista de la aproximación metodológica al estu- ción literaria, sino «partes integrantes de textos literarios, estructurados
dio comparatista de los tnitos literarios, nos parecen fundamentales y construidos según cócUgos específicos», y además están constitutiva-
las indicaciones que proceden del trabajo ya clásico de Jean Rousset mente vinc11lados, por su rnisrna naturaleza, a la realidad extratextual
El mito de Don.Juan. El elemento básico del análisis está constituido por y a contextos variables según las épocas y las realidades lingüísticas y
la identificación de las unidades invariantes que definen, en sus rela- culturales. 6 :l
ciones estructurales, el escenario, o sea el modelo mítico permanen~ Su compleja naturaleza los configura como llaves de acceso a una
te, que eS lo que asegura la transmisión de la identidad del mito y su red muy tupida y articulada de relaciones: con la historia literaria, la
resistencia a través de la sucesión histórica de sus diferentes versiones. historia de las ideas, de la mentalidad y de 1a sensibilidad, con las for-
La relación entre los textos y el «modelo» mítico identificado per1nite mas y las instancias de las poéticas de una época, con las for1nas histó-
destacar por un lado la continuidad de los elernentos invariantes, o ricas del imaginario cultural, con el trabajo individual de escritura y
sea de las constantes que determinan la experiencia del esquema mí- con los manantiales de la imaginación creativa. Es por esto por lo que
tico y de sus dinámicas fundamentales, y por otro, la aparición de las el estudio de los mitos -y, como veremos, ta1nbién de los temas lite-
variantes, que afectan a cuestiones de poética y de imaginario indivi- rarios- se coloca en una posición crucial, en el cruce de caminos de
dual, de horizontes contextuales y de arraigo de uil determinado sis- distintas ciencias hu1nanas.
tema cultural y literario. En esta perspectiva, resulta fundamental la
definición del problema de las «metamorfosis laterales» fü! del mito li-

Go. NI. Fusillo, L'altro e lo stesso. Teoria e storia del doppio. La Nuova Italia, Florencia,
'998, p. 1·
61. D.-H. Pageaux, La littérature générale et comparée, p. 79. 63. Cl. De (;rCve. Eléménts de littérature comparée. Thbnes et Jn)'thes, Hachette, París,
62. ] . Rousset, Il mito di Don Giovanni. p. 13. 199:). p. fi.

1 54
INTRODUCCIÓN A LA LITERATURA COIVIPARADA TEMAS Y MlTOS LITERARIOS

tista, desde el mornento en que, como observa Trousson, «uno se in-


LOS TEMAS LITERARIOS terroga [ ... J sobre el lugar que hay que asignar a las individualidades
expresivas, sobre el modo de conciliar e] estudio interno [de cada
Pasemos de 1os mitos a los temas literarios y recordemos que Pierre obra] y la diacronía». 67 Con el propósito de intentar proponer aquí
Brunel define preliminarmente el tema, en sentido amplio y figurado, una clasificación más articulada y ejemplificadora de los ternas 1itera-
como un «depósito», remontándose a la raíz del verbo griego títhemi, rios, será útil combinar una serie de indicaciones procedentes de la
que significa «poner, colocar, depositar». Sin embargo, añade el estu- elaboración teórica de distintos estudiosos, más que atenernos a una
dioso, este depósito semántico «está vivo y bien regado. Interrogarse única f11ente, a menudo incompleta o estructurada de manera poco
sobre las fuentes de esta vida significa ir en búsqueda de las modalida- persuasiva.
des del estudio teniático•). 61 Volveremos, p11es, al esquema clasificatorio, construido sobre la
Parece útil arrancar de la definición más a1nplia de los temas lite- base de un criterio de generalidad creciente, avanzado por Philippe
rarios: la que los identifica como aquellos «temas de preocupación o Chardin en el capítulo dedicado a la «Thématique co1nparatiste» del
de interés general para el hombre» 6 5 q11e se <<depositan)> en el hori- Précis de littérature cornparée ( (;otnpendio de literatura comparada), editado
zonte histórico-1iterario transmitiéndose en perspectivas de larga, me- por P. Br11ne1 e Y Chevre1 en i983, integrándolo y completándolo, por
dia o corta duración. lo que se refiere a las rúbricas temáticas, con las clasificaciones de S. S.
I"os temas literarios, pues, ta] y como sostienen numerosos críticos, Prawer (1973), Guillén (1985), Pageaux (1994) y De Greve (1995).
son entes móviles, flexibles, metamórficos, dada su conexión con los El horizonte del estudio temato1ógico, pues, se construye de la si-
contenidos de la experiencia de la realidad extraliteraria y dado su guiente manera: va desde los tipos mitológicos, legendarios e históri-
rasgo tipológico fundamental, que no es otro que su recurrencia a lo cos (individualizados en el origen, y a menudo coincidentes con los
largo de la historia literaria y cultural. «El estudio de la temática nos temas de interés de la mencionada «tnitocrítica)>) a los tipos socia1es,
pone [ ... ] en contacto con el material errático de la experiencia que profesionales y morales (el caballero, el viajero, el criminal, el dandy),
los hombres han elaborado en el tiempo>), 66 y la riqueza de sus pers- a los motivos recurrentes de la literatura y del folklore (el anillo mági-
pectivas de investigación se asienta precisamente en la identificación co, la tierra baldía) a los topoi y lugares comunes (la invocación a las
del ten1a como un medium de comunicación crucial entre la realidad y Musas o el locus amoenu5), a episodios o escenas recurrentes q11e cier-
los textos 1iterarios y corno un elemento de enlace entre textos di- tos géneros requieren por convención (la bajada a los infiernos en la
ferentes. épica, por ejernplo), a espacios y escenarios literarios característicos,
Nos parece útil indicar algunas grandes categorías en q11e pueden como el jardín, la gran ciudad moderna, la isla, etc., a la representa-
agr11parse los temas literarios: se puede partir desde el nivel inás ge- ción literaria de elementos nat11rales (el mar, los tnontes, la floresta)
neral de los llamados «universales te1náticos», para el cual preferimos o de situaciones humanas recurrentes (el triángulo amoroso), para
hablar, como ya hemos precisado, de «longues durées» de fuerte arrai~ llegar a los temas de época o históricos, interesantes desde el punto
go cult11ral, para pasar al de las temáticas e imageries de época, hasta el de vista comparatista por su cruce con la historia del gusto y de las
nivel, controvertido y a menudo cifrado, de las temáticas personales, mentalidades, como por e::jemplo el a(h1lterio, el theatrum 'lnundi o la
que prese11ta problemas sustanciales desde el punto de vista compara- locura. En un orden de generalidad creciente, llegamos a los proble-
mas fundamentales de la conducta humana (el poder del destino, el

64. P. Brunei, Cl. Pichois y A..-M. Rousseau, Qu 'est-ce que la ütlératurr r:mnj)aréP?, p. J 22.
65. P. Brunel, Cl. Pichois y A.-M. Rousseau, Qu'est-ce que la lillérature cmnparée?, p. 125.
66. C. Seg,e, ,Tema/motivo», p. 17. 67. R. Trousson, «Préface :i la seconde édiüon», en Le thfme de Promhhée, s. p.
INTRODUCCIÓN A LA LITERATUR,A. COl'vfPARADA TET\IIAS Y l\1ITOS I.TTERARIOS

an1or), y a las ideas, los sentinüentos, ]os conceptos (la voluntad, la li- objetos u operaciones>i.7º La distinción entre los dos conceptos estriba
bertad, la razón, la circularidad), En esta última categoría temática en definitiva en su diferente grado de abstracción y de generalización:
vale la pena aludir a la puntualización crítica expresada por (~laude «entre tema y 1notivo [ ... ] existe una relación de complejo a simple,
Bremond en un ensayo intitulado «Concept et theme>1: 68 el estudioso de articulado a unitario; o también de idea a núcleo, de organismo a
prefiere diferenciar el concepto de tema, al considerar como carac- célula», 71 por lo cual los temas se config11ran en definitiva como agru-
terística crucial de este último su tendencia a encarnarse en una serie paciones o combinaciones de motivos. Como ejemplo, podemos ha-
riquísima y tendencialmente inagotable de modulaciones concretas, blar del espejo como motivo recurrente dentro de configuraciones
que continuamente vuelven a poner el juego los entes abstractos y temáticas diferentes: es el núcleo concreto y estructurador alrededor
conceptuales que deberían contenerlas y circunscribirlas. En definiti- del cual - junto, obviamente, con otros n1otivos- pueden articularse
va, según Bremond, los temas, en su inmanencia, no se pueden redu- el tema del amor, de la belleza, del doble, de la ilusión, etc.
cir a los conceptos generales con q11e se intenta definirlos. Cuando, como observó Todorov, 72 la copresencia de distintos mo-
Hemos llegado así a la rúbrica de lo l1amados «universales temáti- tivos forma una configuración estable, recurrente a menudo en la lite-
cos», como los cuatro elementos en que se basa la crítica fenomenoló- ratura en formas profundamente estereotipadas, tal complejo temáti-
gica de Gaston Bachelard, o también como las experiencias humanas co se designará como topos, y podrá ser característico, por ejemplo, de
del nacimiento, la muerte, la infancia, el amor, el sueño, la guerra, un amplio arco temporal de la literatura occidental (como sucede con
Una vez n1ás, resulta fundamental sobre este ú1timo punto la «reduc- los topoi retóricos seleccionados y analizados en la obra capital de E.
ción» culturalista del concepto de tema universal por parte de D.-H. R. Curtius, Europiiische Literatur und lateinisches J\!Iittelalter), o de una
Pageaux, y su aviso de que las variaciones históricas y las modulacio- corriente literaria específica.
nes culturales de un tema son más interesantes que cualquier preten- Por su parte, Cesare Segre define los topoi literarios co1no aquellos
dida sustancia permanente y general de las nlismas. lugares de la n1emoria colectiva donde «Se depositan a lo largo del
En cambio, por lo que afecta a la articulación y la estructuración tiempo, en forma estereotipada, esquemas de acciOnes, situaciones,
interna de un tema Hterario, para evitar, entre otros, el riesgo difundi- invenciones características de la fantasÍa»,73 y subraya que, en la for-
do de confusiones o incertidumbres terminológicas, es necesario refe- mación de repertorios ele motivos, temas y topoi dentro de un sistema
rirse al concepto de «motivo». cultural y literario, es en general la '<recursividad>1,71 arraigada en el
Ya desde las primeras reflexiones y for1nulaciones del for1nalista patrimonio de la memoria colectiva, el elemento decisivo y fundador,
ruso Boris Tomasevskij, los motivos se configuran como las unidades juntamente -añadimos- con el principio constitutivo de la ocurren-
elementales y subordinadas, o sea como las partículas más pequeñas, cia de '<constantes» te1náticas, que en más de una ocasión ha eviden-
del material temático, de cuya asociación se generan los «nexos temá- ciado y delineado Francesco Orlando. Naturalmente, también una tra-
ticos» de la obra. 6H El tema representa, pues, la unidad mayor capaz dición muy estereotipada como la que gobierna la transmisión de los
de agrupar y organizar en su interior múltiples motivos, o sea múlti- fofJoi tiene unos márgenes de transformación y renovación, que, sin em-
ples elementos temáticos mínimos y concretos, núcleos micro-temá- bargo, actúan dentro de una configuración tendencialmente estable,
ticos con funciones estructuradoras y naturaleza heterogénea -"a
veces acciones mínimas, a veces tipos de relaciones, a veces también
70. C. Segre, J.Votizie dalla crisi, Einaudi, Turín. i993, p. 218.
71. C. Segre, J.Votizie dalla crisi, p. 21 5.
72. O. Ducrol y T. Todorov, Dictionnaire en9:dopédique, p. 284.
68. Cl. Bre1nond, «Concept er_ theme», en Poétir¡ue, 61 (1985). 73. C. Segre, ,Votizie dalla nisi, p. 21 fi.
69. B. Tomasevskij, Teoria de la lileralura, p. 185. 74. Id., p. 218.

1 59
INTRODUCCIÓN A LA LITERATURA COI\ll'AR.ADli TEMAS Y MITOS "LITERARIOS

asegurada por un conjunto de <<relaciones funcionales» 75 entre los E1 principio de la recursividad, que en el caso de los topoi se conju-
elementos constitutivos del topos, que garantizan la resistencia del m0- ga con la reproducción muy estereotipada del modelo, afecta y califi-
delo a través de la historia de sus reutilizaciones. ca taxnblén a 1os otros «materiales erráticos» 77 de la literatura de los
Ernst Robert Curtius, en el fundamental estudio de i948 al que ya que hemos hablado, o sea los temas y los motivos, y representa la señal
nos hemos referido, explica esta tendencia, mecánica en 1nayor o me- evidente del arraigo de éstos en la memoria colectiva. El estudio de los
nor medida a la fijeza y a la perrnanencia a lo largo de la historia de la temas, por 1a naturaleza de su mis1no o~jeto, no se ocupa sólo de estu-
selección y la codificación de los topoi dentro de la tradición retórica diar las presencias temáticas en una serie de textos literarios, sino que
tardo-latina, cuando se constituye un patrimonio libresco de loci r:orn- ternlina también inevitablemente por afectar la relación entre textos y
m,unes originados por fuentes poéticas y retóricas paganas o cristianas, extra textos.
que asumen gradualmente una fuerte connotación estereotípica y, En suma, la ternatología se coloca en un cruce estratégico de diná-
por lo tanto, también un gran potencial de adaptabilidad y versati- inicas literarias y relaciones con el imaginario, con la historia de las
lidad, deslizándose progresivamente desde e1 ámbito de las estrategias ideas, de las ideologías, de la mentalidad, de la sensibilidad. Como ob-
retóricas hacia usos textuales más heterogéneos. Se trataba, en la serva Cesare Segre, «los temas son concreciones antropológicas, e in-
acepción originaria, de elementos del discurso -metáforas, imáge- cluso gnoseológicas». 78 Ade1nás, cada tema, según firma Pageaux, tiene
nes, motivos- codificados sobre la base de su adaptabilidad a distin- una doble dimensión: la relacionada con un texto específico y, conse-
tas situaciones retóricas y «repertorios>> en los loci de la memoria, con- cuentemente, con la poética y la conciencia creativa individual (la te-
cebida ésta como un espacio articulado alrededor de «lugares» en que mática de 11n autor, vinculada a una peculiar configuración del imagi-
se disponen las ideas, Estas para el uso retórico. «En la enseñanza de narlo) y aquella al mismo tiempo «transtextual y trans-subjetiva»,79
la retórica, antiguamente la tópica constituía e1 depósito de reservas. abierta inevitablemente a las dinámicas histórico-culturales e histó-
Se en con traban allí ideas de carácter general, del tipo que puede ser rico-literarias. Es evidente que, en una lectura tematológica de tipo
utilizado en todo discurso y escrito».7fi comparado, el elemento crítico fundamental no puede estar consti-
Curtius demostró, además, que el patrimonio tradicional de los ta.- tuido por la temática corno principio fundador de la poética de un
poi se consolidó, en el tránsito del mu.ndo clásico y de las auctoritates texto, sino por las múltiples intersecciones que la permanencia y la
normativas (paganas y cristianas) a las nacientes literaturas europeas a transformación de un tema trazan con los procesos históricos y cultu-
través del filtro codificador y estereotipador de la c1lltura medieval, en rales, y con las dinámicas específicas de la historia literaria. En este
un proceso de canonización y cristalización retórica que llegó a ser el sentido, la identificación y la interpretación crítica de una determina-
rasgo peculiar de 1a fisonomía de los topoi. Entre éstos Curtius incluye, da temática dentro de cierta clase de textos puede arr~jar luz sobre un
por ejemplo, la invocación a la naturaleza, las imágenes del jJuer senex, aspecto de la historia de las ideas, es decir, actuar como «detector ideo-
del mundo al revés, del paisaje ideal o locus amoenus, de la Diosa Natu- lógico»; 80 o, también, la co1nparación temática de un gr11po de textos
raleza, las metáforas de1 mundo como libro o de 1a vida como teatro puede mostrar cómo un determinado imaginario se modula en el
(el theatrum mundi). tiempo, a través de ciertas formas literarias y dentro de espacios cultu-

75. C. Scgrc, «Tema/motivo», p. 7. 77. C. Segre, Nolizie dalla crisi, p. 1 28.


76. E. R. Curtius, Europiiische LiteroJur und laleinisches Mittelalter, Franckc, Berna, 78. C. Segre, «Tema/motivo», cit. p. 16.
1948; trad. cspaiíola Literatura europea y edad media latina, Fondo de Cultura Económica, 79. D. H. Pageaux, La littératnre ghtf:ra.Ze et comparée, p. 79.
México, 1955, p. 93· So. Id., p. So.
INTRODUCCTÓN A LA LlT.l:!:R.i\TURA COl\1PARADA TEMAS Y MITOS LTTERARIOS

rales definidos, estableciendo conexiones con la historia de las menta- con el texto. Según la propuesta metodológica de Claude (:azalé
lidades y de la sensibilidad. Berard, avanzada en su intervención en el coloquio Pour 'Une thémati-
J\.demás, la naturaleza intertextual de un terna literario, dada su que JII, ]a investigación temático/ estructural debía prever, además de
transmisión y circulación a través del sistema literario en conjuntos de la fase de indagación intra-textual, también una aproximación de na-
duración n1ás o menos larga, permite introd11cir el análisis ternatoló- turaleza ínter-textual 1nediante la constitución de «series temáticas))'
gico en el estudio de 1as dinámicas de la historia literaria, A este pro- de conjuntos de «textos reunidos a partir de un tema o un motivo)) 8 3
pósito, nos parece útil referirnos al principio de «hipertextualidad,) y analizados de manera contrastiva, l,a tercera fase de indagación in-
codificado y analizado por Gérard Genette en su estudio de i982, Pa- troducía finalmente 11n análisis de tipo extratextual que situaba las
limpsestes. 81 En efecto, ]a continua relectura literaria de un patrimonio constantes temáticas o arquetípicas anteriormente identificadas den-
tradicional de temas y mitos recurrentes, su historia de doble regis- tro del sistema semiótico contemporáneo a las misrnas, poniendo de
tro de variaciones y resistencias, de metamorfosis y recursividad, puede manifiesto el modo en que 11na cultura codifica y representa, simbóli-
colocarse en m11chos casos en el vasto y laberíntico dominio de las camente y narrativamente, el material de la experiencia, «según tra-
prácticas literarias hipertextuales: es decir, dentro de aquella rica ca- yectorias típicas de una sociedad y de su ideología>). 8 4 Es evidente que
tegoría de textos que mantienen relaciones de derivación (mediante el estudio tetnático no pueda evitar referirse a la realidad extratextual:
operaciones de transformación o de ünitación) de textos anteriores el ~<depósito» sen1ántico de los ternas literarios se construye sobre una
(los «hipotextos», en la ter1ninología de Genette). 1,as dinámiCílS hl- matriz antropológica y psíquica para evolucionar dentro de una histo-
pertextuales constituyen una clave de lectura provechosa para el aná- ria n1etamórfica, que continuamente se cruza con la de las ideas, la
lisis de la transmisión diacrónica del repertorio literario de tipo míti- del irnaginario cultural, la de las ideologías y la de la sociedad.
co-temático. Verificar y reconstruir las 1nodalidades transtextuales de Los tenias literarios, pues, en cuanto elementos de un imaginario
derivación, injerto, transformación y reactivación de un tema o un difundido y continuamente enriquecido, manifiestai1 una polisemia
mito en su paso errático por las obras y las hteraturas, se configura, de constitutiva que los vuelves movedizos, multifor1ne y sujetos a m1ilti-
hecho, co1no una de las perspectivas de investigación fl1ndamentales ples posibles lecturas interpretativas: «lo in1portante es destacar y pre-
del estudio te1nato1óg·ico. cisar los múltiples significados del tema, aislar sus elementos constitu-
También dentro de las jnvestigaciones de orientación estructura- tivos, definir las direcciones que toman, y finalmente poner de relieve
lista, las que arrancaban del presupuesto teórico de que el contenido su polivalencia». 8 5
temático no podía estudiarse independientemente de la inevitable es- Como ha observado Claude Bremond, es dificil circunscribir «Un
tructuración y forrnalización que regula su codificación literaria, la <(per se)> del tema, destacado sobre el fondo de algún cielo de las ideas
identificación en el nivel intra-textual (es decir, dentro de un solo tex- literarias>). 86 Considerado el multifor1ne dinamismo que lo caracteriza
to) de unidades se1nánticas estructuradas, que, según el crítico L, Dole- desde el p11n to de visto «estético (en cuanto da 111gar a una serie de va-
ze1, se definen por su relación con otros tenias similares u op11estos, 82 riaciones irr1previsibles), psicológico (por cón10 se delinea en la con-
resultaba ser una operación crítica parcial que tendía a ensancharse ciencia del autor [o] en la del lector[ ... ], sociológico (en cuanto haz
en las dimensiones intertextual y extratextual, reconociendo la natu-
raleza a la vez inn1anente y trascendente del tenia literario en relación
83. Cl. Cazalé Berard, «Propositions pour une approche rle la thén1atiquc dans
l'intratextnalité et l'extratextualité», en Strumenti critici, IV n. s., 60 ( 1989), p. 3 I 2.
81. G. Genette, PalimjJsestes. La littérature au second degré, Senil, París, i98~; trad. es- 84. CL Cazalé J3erard, «Propositions», p. 3 r 7.
pañola, Palimpsestos, Taurus, IVladrid, 1989. 85. R. Trousson, «Préh1ce a la secondc édition>), en Le thime de Prornéthée, s. p.
82. L. Dolezel, «Le triangle du doublc», en Poélir¡ne, 61 (11a85), p. 46,q. 86. CL Bremond, «Conccpt et thC1ne», pp. 422-423.
INTRODUCCIÓN A LA LITKRATUR.1-\. COJ\1PARA DA TEJ.VIAS Y MITOS LITERARIOS

de ideas recibidas y compartidas diferentemente por grupos sociocul- tados con «una economía simbólica que se enlaza indisolublemente a
turales[ ... ]), e histórico (en cuanto fenómeno en evolución, capaz de las relaciones de poder vigentes)>, 8 9 para los que el análisis temático
adquirir determinadas características, de ton1ar otras, de remodelar puede proporcionar algunas útiles claves de investigación.
sus articulaciones internas, de desplazar sus confines internos), el teina Nos parece evidente, pues, que hoy una reconsideración de las re-
excede y cuestiona contin11amente los conceptos forjados para con- laciones entre tematología y comparatismo debe pasar necesariamen-
tenerlo». 87 te por la aclaració11 de las relaciones disciplinarias que se dan entre las
Si el ser un p11nto de encuentro entre el texto y la realidad extra- nuevas perspectivas críticas mencionadas arriba y la literatura co1npa-
textual, o sea el mundo, está en la naturaleza constitutiva del tema li- rada. La aportación crítica y el estín1ulo teórico que procede de los
terario -como esperen1os haber aclarado aquí-, entonces se hace modelos metodológicos y 1os campos de investigación de reciente ex-
evidente la razón de la extraordinaria proliferación en los últin1os ploración no puede d~jar de introd11cir, entre otras cosas, ciertos pun-
años de los est11dios temáticos, sobre todo en las «nuevas» corrientes tos de vista inéditos (por ejen1plo, el femenino, el intercultural, el Sllb-
críticas de origen angloamericano de los women studies, black studies, alterno, etc.) en las orientaciones culturales que se hallan en la base
ethnic studies, cultural studies y del new historici.srn. Todas ellas tienen en de los procesos de selección, transmisión y metamorfosis de aquellos
cotnún el rechazo del principio de la autonomía del texto literario y cruciales «depósitos>) semánticos representados por los mitos y los te-
se interesan, claro está, con presupuestos críticos diferentes, por los mas literarios.
horizontes contextuales e ideológicos qu.e orientan modalidades y c:omo letna de las tendencias surgidas en estos últimos años podría-
contenidos de la producción literaria. En este sentido, la dif11ndida mos tomar e] títu1o de un volumen colectivo editado por VVerner So-
adopción del punto de vista tetnát.ico resulta vinculada a su interés llors y publicado en los Estados Urlidos en i993, cuyo interés estriba
constitutivo por las «relaciones q11e tanto los textos como los códigos principalmente en que hace converger perspectivas de análisis hete-
mantienen con los referentes de la realidad extraliteraria>>. 88 Lo que rogéneas alrededor del nudo crítico de la temática/tematología, con
tienen en común estas corrientes críticas es su sustancial orientación fecundos estírnulos para la crítica literaria y la vida intelectual en ge-
política, que disuelve polémicamente el principio de la neutralidad neral: The Return of Thematic Criticism.
ideológica y el desinterés general por los referentes extratextuales ca-
racterístico de la línea crítica formalista-estr11cturalista.
La atención por el contenido temático de los textos literarios, pues,
vuelve a colocarse en una posición central en la agenda crítica femi-
nista, post-colonial o neo-historicista, en que se reafirma el principio
crucial de la historicidad y socialidad del acto productivo y receptivo,
y se analizan las conexiones y las interacciones entre el discurso litera-
rio y las otras formas de disc11rso características de una sociedad o de
una cultura, partiendo del presupuesto de q11e la relación entre textos
y contextos genera sistemas de representación inevitablemente conec-

87. Cl. Bre1nond, «Concept et r.heme», p. 416.


88. F. Orlando, «Costanti r.en1atiche, varianti estetiche e precedenti storici», prefa-
cio de la última edición de rvI. Praz, La carne, la morte e il diavolo nella letteratnra nnnantica, 89. D. Izzo (cd.), Teoria della letteratnra. Prosj)el/ive dagli Stali Uráti, La Nuova Italia
Sansoni, Florencia, i 996, p. VIL Scientifica, Ro1na, I 996, p. 103.
TNTRODUCCTÓN A T~A LTTERATURA COTvfPARADA TEMAS Y MITOS LITERARIOS

dros tot Zenobia, l 989; P. Brunel ( dir.), Dirtionnaire des mJ1thes littéraires, Le Ro-
ORIENTACIONES BIBLIOG-RÁ:FICAS e her, Montecarlo,1988; J.-Ch. Seigneuret (ed.), Diclionary of Lilerar)' T'hnnes
and iVlo,tives, Green\ovood Press, Nueva York, 1988; TvI. Bocian, Lexicon der hiblischen
Es necesario aclarar que en todas las siguientes secciones de orientación bi- Personen. 1Vlit ihreni Fortleben in judentum, Chrislentunt, lslarn, Dichtung, JV!usik und
bliográfica se han seleccionado textos de perspectiva comparatista, dejando Kunst, 1989; E. Frenzcl, Stoffe der Weltliteratur. Ein Lexicon dú:tu.ng~geschichllicher
a un lado el riquíslrr10 panorama de las obras dedicadas a aspectos temáticos 0 J,iingssrhnille, Króner, Stuttgart, 1 992 ( 1 ;i_ ed.: i 962), repertorio bibliográfico
míticos en cada literatura nacional. de las recurrencias literarias de figuras y personajes míticos; E. Frenzel, i\!Iotive
derWeltliteratur: Ein Lexikon dichtungsgeschichtlicher J,iingsschnitte, I\.róner, Stuu-
gart, 1992, repertorio bibliográfico de las rccurrencias de temas, motivos y ti-
pos humanos; Dictionnaire des personnages littéraires el drarnatiques de tous les ternps
En esta sección incluimos algunos instrumentos de trabajo que serán útiles et de taus les pays: poésie, theatre, roman, musique, R. Laffont, París, 1994 ( l ª- cd.
para una primera orientación de la investigación ten1atológica: se trata de 1988); L. Stapper, P. Altena y M. Uyen, Van Abélard tor Zoroaster, 1994; R. Cesa-
repertorios bibliográficos generales y de diccionarios dedicados a los temas y rani, IVI. Domenichelli y P. Fasano, Dizionario dei lrrni della letteratura, litet, Tu-
los mitos. Distinguimos entre los que tienen un planteanliento histórico-reli- rín, 2000; [E. Meletinski, El mito, Akal Teoria Literaria, Madrid, 2001].
gioso y antropológico (que conciernen también a Ja compleja cuestión de los
síinbolos) y los que se centran n1ás cspecífican1ente en los materiales literarios
JI
y artísticos.
Por lo que se refiere a la primera categoría, recordare1nos, entre otros: Textos teóricos o que presentan en parte aspectos y cuestiones de interés teó-
R. Graves, The Greek i\!lyths, Brazi11er, Nueva York, 1955 [/,os rnilos griegos, Alian- rico y metodológico.
za, IVladrid, 198,1), '..! vols.J; R. (;raves y H.. Patai, Hehrew 1W)1ths. The Book of Ge- J. B. Vickcry (ed.), 1Vlyth and Lileralure: Conlernporary l'heor)' and I),rat:lire,
nesis, Doubleday, Carden City (~'Y), 1964; A. Chevalier y J. C~heerbrandt Lincoln, University of Nebraska Press, ig66; E. Frenzel, Stoff, Niotiv- und
(dirs.), Dictionruúre des S)11núoles, l.affont, Patís, 1969, 4 vol s. [!Jiccionario de sím- S) 1nbolforschung, Metzlerche, Stuttgart, 1978 ( 1 ~ ed. i 963); J. Bessiere (dir.),
1

bolos, 1-Ierder, Madrid, 1999]; P. (;.rin1al, !Jú:lionnaire de la rn:ythologie grecque et 11J;ithe, S)'mbole, Ro,man, Actes du colloque d'Amiens, PUF, Pa1ís, ig8o;J. P. Strel-
rouiaine, PL1F, París, 1979 [Diccionario de 1nitolof!/a griega y ro1nana, Paidós, Bar- ka (ed.), Literary Criticism and Mylh, The Pennsylvania Statc Univcrsity Press,
celona, 1981]; Y Bonnefoy ( dir.), Dictionnaire des niythologies et des relip;ions des University Park-Londres, i 980; M. Beller, « Thernatologfr,, en I\!L Schmeling
sociétés lrruiitionnelles et du 1nonde anlique, Flan1marion, París, 1981, 2 vols. [Dic- (ed.), Vergleichende Lileralurwissenschaft. T'heori.e und Praxis, Athenaion, VViesba-
cionario de 'fnitolo[!,ia, Destino, Barcelona, 1996]; (;-. Scchi Mcstica, Dizionario den, i981; JV!ythes, Images, Représentations, Actas del XIV Congreso de la FSLGC
universale di rnilologú1, Rusconi, Milán, 1994. (1977), "frames-Didier Erudition, París-Limoges, 1981; T. Ziolkowski, Varieties
Por lo que se refiere a los reperto1ios bibliogTáficos generales y a los diccio- of Literary Them,atics, Princeton University Press, Princeton, i983; (;. Pozzi,
narios de personajes, temas y mitos literarios y artísticos, sctl.alamos: Dizionari.o «Temi, topoi, sterotipi», en Letteratura italiana. Le forme del tesla, I, 'J'eoria e poe-
letterario Bmnpia,ni delle ofJere e dei personagp;i di tutti i tempi e di tutte le letterature, sía, Einaudi, Turín, 1984, pp. 391-436; Mythes et littératures, textes réunis par
Bo1npiani, !\iilán, 194 7-1950, g vols. (véase en particular el volu1nen VIII: Per- P. Brunel, Presses de l'Université de Paris-Sorbonne, París, i994; L. (:oupe,
sonaggi); Cl. Aziza, Cl. ()livicri y R. Sctrick, Dictionnaire des t)'pes el carar:li!res lit- l\!Iyth, i977; sobre la relación entre mitocrítica e hnagología, y sobre cómo la
téraires, Nathan, París, HJ77; Cl. Aziza, CL Olivieri y R. Sctrick, Dictionnairf des imagen del extranjero puede a veces configurase bajo la forma de mito del
symboles et des lhi!rnes littéraires, Nathan, París, i 978; J. Hall, Dictionar)1 o.f Subíects Otro, véase J.-M. Moura, «Imagologie littéraire et mythocritique: rencontres
and S):'mhols in Art, l 97~f; [trad. española, J)ú:cionario de thnas y súnbolos artísti- et divergences de deux recherches cornparatistes)> en !Vlythes et littéraJure, al
cos, (~ustavo Gili, Barcelona, '..!Ooo; J. E. Cirlot, l)iccirnunio de sírnúolos, Labor, cuidado de P. Brunel (citado); y P. Fasano, «ll ritorno della critica ten1atica»,
Barcelona, 1969]; (:1. /\ziza, CL Olivieri, R. Sctrick, Dictionnaire des fig;ures et des en(;, Mancini y F. Neri (eds.), Colloquiu'm. 1Vuove tendenze di un'antica discipli-
personnages, (;arnier, París, 1981; S. Elkhaden1, The York Companion to The1nes na: la sloria co,mparata delle cullurr< letterarie, Meltemi, Roma, 2000. [En español
and JVlotives of111'orld Literature, York Prcss, Frcdcricton, 1981; H. S. Daemmrich se puede consultar C. Naupert, La tema,tología, compartista entre teoría y práctica,
y I. Daernnnich, 'J'hem,en und )\!Jotive in der Literatu'I: Ein Handhudt, Francke Ver- Arco Libros, Madrid, 2001].
lag, Tubinga, 1987 (publicado paralela1nente en inglés: Thenies & JY!oti.fs in
\i!estern Literatu.re. A Handhook, Francke Verlag, Tubinga, i987); E. M. IVloor-
mann y VV. Uitterhoeve, VanAchilleus tot Zeus, Sun, NUmcgen, i987, VanAlexan-
lNTRODUCClÓN A LA LITERATURA COTVfPARADA TEI\iAS Y MITOS LITERARIOS

xx'' siecle, Corti, París, 1989; Ph. Chardin, L'Amour dans la luúne ou lajalousú:
111 dans la littérature m.oderne, Droz, Genevc, l 990; Cl. Brcmond, l'..'n derd et au deld
d'un ronte: le devenir des thifmes, i991, sobre la historia literaria de algunos te-
Números monográficos de revistas literarias dedicados a aspectos metodológi- n1as de las Mil y una noches, y en concreto sus orígenes, nligraciones, recurren-
cos y críticos del estudio temático. cias y transforn1aciones en distintas tradiciones culturales; l\IL Lavagetto, La ci-
The1nátique et thém,atologie, Revue de langu,es vivantes, n. 43.5, (1977); Du the- catrice di JVlonlaigne. Sulla lmgia in letteratura, Einaudi, Turín, 1992; F. Orlando,
'me en littérature, Poéliqne, n. 64 ( 1985); Variations sur le therne, Comm,unicalions, Gli O{{getti desueti nella letteratura: rovine, religue, raritii, robaccia, luof{hi inabitati e
n. 47 (1988); Literary Thones, 1Vew Comparison, n. 6, 1988; Stnunenli critici, n. 60, teso'fi. . ~ascosti, Einaudl, Turín, 1993;J.~M. Racaud (ed.), L1nsulari'té: thém,atique
IV n. s., ig8g. et représentatioru, L'Harmattan, París, i994; P. Jourde y P. Tortnesc, Visages du
double. [In thirne hlléraire, Nathan, París, i996; S.M. Moraldo, Wandlungen des
IV Doppelgiingp:rs: Shakesperae-E. T. A. llojfmann -Pirandello. Van der Zwillingskornü-
die (The Co,medy o.f Errors) zur ldentitiitsgefdhrdung (Prinzessin Brambilla, ll jú i\iat-
Esta sección está dedicada a una selección de monografías sobre mitos y te- tia Pascal), Peter lang, Frankfurt, igg6; G. Ponnau, La folie dans la littérature
mas literarios que, por ]a abundancia de los materiales disponibles, hay que Jantastique, PUF, París, l g97; P. Amalfitano ( ed.), Le configurazioni dello :,pazio
considerar co1no puramente indicativa de algunos posibles itinerarios de la nel ro-manzo del '900, Bulzoni, Roma, 1998.
investigación metodológica. [Como pequer'"la muestra de los estudios tcmatológicos en el án1bito espa-
ñol, consúltese el libro citado de A. Naupert, cuya segunda parte está dedicada
!\!fitos literarios a «La novela de adulterio en la segunda mitad del siglo XIX», y también las
Actas del XII Simposio de la Sociedad Española de L~teratura General y Co:i:n-
E. Carassus, Le J.Viythe du dandy, Colin, París, i971; las siguientes monografías parada, editadas por M. Á. l'vlarquez, A. Ramírez de Verger y P. Zam brano,
de R. Couffignal están dedicadas a figuras y mitos bíblicos: L'epreuve d'Abra- con el título ¡.;¿retrato literario, tempestades)' naufragios, escritura)' reelahoración,
harn, Publications de l'Université de Toulouse-Le Mirail, Toulouse, i976; Huelva, Universidad de Huelva, iggg].
La lutte avec l'ange, Publications de l'Université de Tou)ouse-Le Mirail, Tou-
louse, i977; !_e dram,e de l'/<,'den, Pubhcations de l'Université de Toulouse-Le ANNA TROCCHI
Mirail, Toulouse, 198o;J.-M. Gliksohn, Iphigénie de la r:«ece antique a l'Europe
des Luniifres, PUF, París, 1980; G. Steiner, Antigones, Oxford, Universily Press,
()xford, i 984; M. Schmeling, Der lab)1rintische [)iskurs. Von IVI; thos Z'l.l'm erzdhle-
1

rischen Nlodell, Athenaum, Frankfurt, 1987; M.-}'. Rouart, Le Mythe du Juif


erran! dans les littératures européennes du XJX' siecle, Corti, París, ig88; Ch. Segal,
Orpheus. The JViyth of the Poet, The Johns Hopkins, University Press, Baltimore,
1989; G.Macchia, Vita, a,vventure e rnorte di J)on Gio1Janni, Einaudi, Turín, 1978;
nueva ed. ampliada Ad el phi, I\/lilán, 1991; A. Guidotti, Specchiati sembianti: il
terna dei genwlli nella letteratura, Franco Angeli, Milán, 1 g92; sobre algunos aspec-
tos y modahdades de la trama creativa entre mito y literatura en las literaturas
africanas, véase VV. Soyinka, M; th, Lilerature and the African World, Cambridge
1

University Press, Cambiidge, 1976.

1'entas literarios
J. Pierrot, l.e I?.ive de Milton aux su,rréalistes, Bordas, París, 1972; T. Tanner, Adul-
ter;' in the Not.Jel, Thejohn Hopkins L1niversity Press, Baltin1ore, 1979; L. Fe-
der, 1\lfadness in Literature, Princeton University Press, Princeton, i 980;
J. Rousset, Leurs yeux se rencontrerent. La srene de pre1niere vue da,ns le ronian, Cor-
ti, Patís, 1981; E. Ravoux-Ralloux, Jm,ages de l'adolescence da ns quelques récits du

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