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SCIO. Revista de Filosofía, n.

º 9, Noviembre de 2013, 147-153, ISSN: 1887-9853

M. Heidegger (2014). Problemas fundamentales de la Fenomeno-


logía (1919-1920). Madrid: Alianza Editorial

Alfredo Estevea

El presente libro se corresponde con teriza por un abrirse hueco entre las grandes
un curso impartido por Martin Heidegger corrientes filosóficas tanto clásicas como
entre los años 1919 y 1920. Su elabora- contemporáneas. La actitud que muestra
ción ha sido posible gracias a los apuntes ante la filosofía en general y la metafísica en
tomados por uno de sus alumnos, Oskar particular es de crítica o rechazo, desafiante
Becker, así como a notas del propio autor. en ocasiones. El motivo que aduce estriba
Se trata de un libro de indudable interés en que, por su propio modo de ejercerse, no
–sobre todo para los estudiosos del filóso- habían tocado lo que según él es la cuestión
fo alemán– por dos motivos principales. El radical. Radicalidad a la que se encuentra
primero, porque en él ya se percibe cómo más cercana la fenomenología, sin duda.
el joven Heidegger, distanciándose de la Recordemos que la fenomenología nacía
fenomenología husserliana, empieza a dar de las manos de Husserl con una pretensión
forma a un pensamiento propio. Y el segun- de fundamentación profunda, motivada
do, en línea con este, porque se aprecian ya por una necesidad de devolver a los pro-
conceptos fundamentales de lo que será su blemas filosóficos un rigor que si bien, en
pensamiento maduro: mundo de la vida, teoría, se ponía de manifiesto en las ciencias
dasein, acontecer, manifestación, facticidad, positivas, no dejaba de echarse de menos
comprensión… aunque en general esbo- en el pensar especulativo. Si se criticaba a
zados todavía de manera un tanto difusa e la filosofía clásica de encontrarse alejada de
incipiente. la realidad, ocupada en pensamientos abs-
Tal y como se pone de manifiesto en las tractos que poco tenían que ver con los he-
primeras páginas, su pensamiento se carac- chos y con las cosas, el conocido lema de la

a
Universidad Católica de Valencia “San Vicente Mártir”. Facultad de Filosofía. Calle Guillem de Castro, 94.
46001. Valencia. España.
E-mail: alfredo.esteve@ucv.es
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fenomenología manifestaba claramente sus se encontraban vestigios que apuntaban a


intenciones: a las cosas mismas. Husserl – direcciones que nada tenían que ver con la
apoyado sobre todo en Brentano– se esforzó psicología descriptiva.
por salir de lo psíquico para fijar la atención Nuestro autor entendía que la feno-
nuevamente en las cosas mismas mediante menología podía dar más de sí para aten-
un giro desde la psicología asociacionista der cuestiones tales como, por ejemplo,
hacia la descriptiva. La repercusión de este “cómo lo «en sí» de la objetividad puede
giro en el siglo XX es de indudable impor- venir a representación”, enfatizando no la
tancia, sobre todo en los dos aspectos que subjetividad del psicologismo sino la ob-
Zubiri destaca en el “Prólogo a la traduc- jetividad de lo no subjetivo. De hecho
ción inglesa” de Naturaleza, Historia, Dios: –insiste Heidegger– esta es la clave desde la
primero, el de “aprehender el contenido de cual hay que estudiar todas las investigacio-
las cosas”, y segundo, el de “abrir el libre es- nes realizadas por Husserl. La cuestión era
pacio del filosofar frente a toda servidumbre cómo había que hacer para alcanzar lo obje-
psicológica o científica”. Si el primer aspec- tivo sin caer en errores del pasado.
to es de dudoso cumplimiento, pues no está La radicalidad de la fenomenología a la
tan claro que efectivamente Husserl volviera que apela Heidegger destaca no solo en re-
a las cosas mismas, el segundo –a mi modo ferencia a su objeto de estudio sino también
de ver– es inconcuso. en cuanto a sí misma. Ya en la primera pá-
A pesar de que las reflexiones de otros gina lo deja bien patente: si quiere ser fiel
autores fueran en la misma línea de supe- a sí misma, su principal problema, “el más
ración del solipsismo idealista, no se puede originario y definitivo problema fundamen-
dudar de la relevancia de la fenomenología. tal de la fenomenología es ella misma y para
Y esto es algo en lo que también coincidía sí misma”. Lo importante es la fidelidad a
nuestro autor. E incluso a su entender, era su método, a su significado, a sus preten-
preciso ir todavía más allá de lo que fue el siones… hasta el punto de que incluso “el
propio Husserl. Ni siquiera el padre de la nombre es «secundario»”.
fenomenología fue capaz de leer todas las Y si la fenomenología ha de ser fiel a
posibilidades implícitas en su propia crea- sí misma no puede detenerse en concep-
ción. Tal y como comenta Heidegger, en el tuaciones o en labores ajenas a su espíritu.
segundo volumen de las Investigaciones ló- El modo adecuado de ejercerse no es sino
gicas (1901) Husserl no pudo desprender- ejerciéndose, llevando a cabo la tarea para
se de los antiguos hábitos de pensamiento la que ha sido pensada. Pero ejerciéndose
que inevitablemente arrastraba, hábitos que no de cualquier modo, sino fenomenológi-
incluso él mismo –Husserl– denunciaba. camente. Su propia manifestación, su pro-
Consecuencia de ello fue que “no tuviera pia andadura, es el mejor modo de “hacer
plena claridad reflexiva sobre sus propios fenomenología” y de comprenderse como
descubrimientos, esto es, sobre su pleno tal. No se trata tanto de pensar cómo ha-
sentido y su total alcance”. De hecho y se- cer fenomenología, como de comenzar a
gún Heidegger, en dicha introducción ya realizarla fácticamente. Y esto es a lo que se

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dedica Heidegger durante todas las sesiones mación fenomenológica a la realidad, una
del curso: a hacer fenomenología. Indepen- aproximación radical y originaria desde la
dientemente de que se esté más o menos de que los problemas que surgen sean de dis-
acuerdo con el pensamiento heideggeriano, tinta índole a los tratados clásicamente. No
es admirable el esfuerzo que realiza durante se trata de crear una nueva escuela, o de
sus clases para transmitir este modo diferen- dar una nueva solución a los problemas de
te de entender la filosofía y de ejercerla. siempre, sino de afrontar la filosofía de un
Al método fenomenológico también lo modo diferente, radical… fenomenológico.
denomina constatación fáctica. ¿En qué con- ¿Cómo es planteado el curso? Dividido
siste exactamente? Lo fáctico es entendido en dos grandes secciones. La primera tiene
por el filósofo alemán como aquello que que ver con el análisis de la vida como ám-
simplemente acontece, que se da en una bito originario de la fenomenología, como
vida. No hay que buscar explicaciones, sino primer resultado de la constatación fáctica.
atender simplemente a lo que hay, a lo dado. Efectivamente, “la vida fáctica en su fac-
Es un mero constatar. Es menester despojar- ticidad, su riqueza de relaciones, es para
se, pues, de toda tradición, de todo prejui- nosotros lo más cercano: nosotros mismos
cio, de todo aquello que pueda influirnos de la somos”. La cuestión es cómo acercarse
alguna manera y que nos impida acercarnos a ella con todo su sentido vivo. Es preciso
de manera nueva y primeriza a lo que acon- estudiarla pero no como un objeto de co-
tece. Se trata de limpiar nuestra mente para nocimiento sino subiéndose a ella, evitando
observar lo obvio que hay y que nos circun- suprimir su vitalidad al intentar apresarla.
da, nada más. No se trata tanto de describirla como de co-
Heidegger observa que al modificar el nocerla en su efectuación, en el surgir desde
método surgen cuestiones filosóficas nuevas. su propio origen.
Y se pregunta qué es primero, si el método Este es el objetivo que se propone en
que emplear o los problemas por resolver. la segunda sección: un análisis de la feno-
Tradicionalmente se ha pensado que son los menología como ciencia del origen de la
problemas los que han motivado una cierta vida en sí, aparente paradoja: ¿cómo poder
manera de trabajar; pero él se plantea si no estudiar científicamente la vida? Estamos
es al contrario, si no es el método de trabajo, acostumbrados a pensar que cuando un
el modo de enfrentarse a la realidad, el que conocimiento no es una verdad universal
propicia que surjan unos problemas en vez y fácilmente comunicable no pasa de ser
de otros. Es diferente dejar a la realidad ser una mera “opinión personal”, “pero ése
lo que es que acercarse a ella con un plan es un juicio arbitrario”. Porque la vida no
preestablecido. Consecuentemente, el mé- tiene por qué ser algo vago o caótico, “sino
todo fenomenológico pondrá sobre la mesa que se la comprende como algo significa-
una serie de cuestiones que difícilmente se tivo que se expresa de forma concreta”. Lo
podrían tratar desde otros enfoques (idea- que habrá que hacer es «una concepción
lista, neopositivista, etc.). Porque esto es lo más nítida de los conceptos fundamenta-
que echa de menos Heidegger: una aproxi- les» desde un enfoque fáctico, existencial.

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Este y no otro es el gran paso que ha dado en ambos momentos hay un elemento co-
la filosofía contemporánea de la mano de mún: el mundo del sí-mismo. Si suprimi-
la fenomenología, según Heidegger: “que la mos cualquier contenido, ¿qué nos queda?
filosofía es conocimiento y que por ende su Su cómo, su significatividad; significatividad
nexo expresivo, sus conceptos, precisan una que depende de la situación vital actual de
acreditación intuitiva”. ese mundo del sí-mismo. Porque Heidegger
De esta manera la comprensión filosó- no está hablando de abstracciones, sino de
fico-fenomenológica alcanzará su objetivo, hechos fácticos que se dan fácticamente.
que no es otro que “una comprensión del Cuando algo se manifiesta fácticamente en
origen que toma su punto de partida de las la vida de un sí-mismo, este sí-mismo se en-
figuras concretas de la vida”. Porque en de- cuentra en ese momento en una situación
finitiva esto es la fenomenología para Hei- vital concreta, propiciada por su historia. La
degger: la “ciencia absoluta del origen de la significatividad de ese hecho experienciado
vida en y para sí”. Entre un modo de vida fácticamente está en función del momento
cotidiano que en su vitalidad no se plantea histórico vital del sí-mismo en el que se da
cuestiones filosóficas y un modo de vida tal comprensión. Ya no estamos en el ámbi-
científico que en su objetividad destruye lo to de las certezas absolutas, sino en el de las
vital, cabe uno intermedio: es el modo de convicciones vivas en forma de significativi-
vida reflexivo, que sin salir de lo fáctico nos dad para un sí-mismo histórico.
permite ir más allá de lo cotidiano sin caer Hay, por lo tanto, una toma de cono-
en lo científico. cimiento que se eleva sobre la vida fáctica
Y si nos acercamos reflexivamente a la puramente vital, pero sin llegar a la objeti-
vida fáctica, libres de prejuicios, vemos que vación científica: es el cómo de la significa-
lo que en ella se manifiesta tiene un deter- ción histórica, es la comprensión. Ello implica
minado contenido, una quididad, una cosei- un cambio de actitud, según el cual el nexo
dad; contenidos que tomados en sí mismos de significado que antes era meramente vi-
ninguno ha de tener mayor o menor rele- vido ahora es presentizado. Esto genera un
vancia que los otros. Sin embargo, hay algo problema muy grave, a saber: con esta toma
en cada uno de nosotros que hace que se de consciencia la pura vida fáctica se ve al-
den de modo distinto: los mismos conteni- terada –“reprimida” dirá Heidegger– pues la
dos se pueden dar según diversos cómo. Y vida viva ya no vive según ese nexo vital que
en estos cómo no hay estrictamente ningún la toma de consciencia tan solo destaca, ya
contenido quiditativo, sino un contenido que se ve alterada en ese mismo destacar, se
modal. Lo que acontece en la vida lo hace ve “agudizada”. ¿Qué hacer entonces?
con un determinado contenido modal, con- Heidegger realiza aquí –a mi modo de
tenido modal aprehendido desde el mundo ver– un salto poco fenomenológico. Lo que
del sí-mismo. propone es una simulación, un “fingir que
En esta experiencia, hay algo que se la experiencia fáctica no opera de ningún
manifiesta a un sí-mismo y un cómo de modo”, esto es, hacer como que la experien-
aquello que se manifiesta a ese sí-mismo; cia fáctica que supone la toma de conoci-

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miento se “disuelve” en la pura vida viva en cientes de que no se puede permanecer en


la que cobra sentido tal experiencia fáctica, él. En términos zubirianos se puede decir
de manera que ese tomar en conocimiento que lo humano comienza cuando se rompe
se torna lo más vivo posible –quizá narrati- esa compacidad primaria. El ser humano no
vo– sin afectarla. Si tomar en conocimiento permanece en ese estado primario –no pue-
supone una represión de la vitalidad de la de hacerlo– sino que precisa tomar cierto
experiencia fáctica, se trata de hacer que esa distanciamiento desde el cual hacer su vida.
represión sea lo mínima posible; ¿cómo?, Su humanidad se fundamenta estrictamente
acompañando a la vida (yendo-con ella). en esa ruptura, ruptura que le dota de liber-
¿Hasta qué punto es legítimo este salto? tad a diferencia del resto de seres vivos.
El temor de Heidegger es que dicha toma de A mi modo de ver, ese estado primario
conocimiento pueda afectar a la facticidad tiene que ver con lo que Heidegger denomi-
de lo fáctico. Nos dice que el modo de vida na pura facticidad. Si para permanecer en
reflexivo, situado a medio camino entre lo dicha facticidad no se ha de tomar en co-
fáctico y lo científico, se da en el ámbito de nocimiento tal nexo de significatividad, se
lo fáctico en tanto que es un hecho que el pierde su posibilidad de cumplimiento, de-
ser humano reflexiona. Pero no es tan senci- jando que las fases momentáneas de la pura
llo. Siguiendo el mismo razonamiento, ¿no vida fáctica se den en su mera facticidad.
se podría decir también que el modo de vida Se dan momentos con los que no podemos
científico se da en la facticidad de la vida?, operar para encontrar un nexo de significati-
¿por qué lo científico es menos fáctico que vidad; pero la relación vital entre ellos sigue
lo reflexivo? Por otro lado, si lo reflexivo existiendo porque tales fases momentáneas
pertenece al ámbito de lo fáctico, ¿cómo es se siguen dando fácticamente; lo único que
que algo perteneciente a lo fáctico puede lo- se suspende es su nexo de sentido, abando-
grar que nos sustraigamos de ello? ¿Por qué, nándolas a su facticidad. ¿Cómo salir de este
en definitiva, lo científico solidifica lo vital atolladero sin caer en la coseidad solidifica-
y existe el riesgo de que lo reflexivo lo haga dora? Aquí es donde ha caído la filosofía
también? tantas veces, debilitándose la intuición ori-
Este es un problema común en el si- ginaria para dar paso a agudizaciones temá-
glo XX, problema que encaran diversos au- ticas, conceptuaciones científicas, etc., que
tores. Por ejemplo, Bergson cuando trata de por su marcado carácter universal se han
aunar lo instintivo y lo inteligente; o Zam- pensado más importantes que la propia in-
brano cuando hace lo propio con lo poético tuición originaria. Pues bien, a esta pregun-
y lo filosófico. La cuestión es cómo mover- ta da respuesta Heidegger, sencillamente,
nos en ese ámbito pre-lógico o pre-reflexivo, siendo conscientes de este riesgo.
pura vitalidad (o facticidad), donde parece La fenomenología es una filosofía ubica-
que el ser humano alcanza su autenticidad da en esta nueva dimensión: la vital; porque
pero donde estrictamente no puede perma- “oda filosofía auténtica nace de la necesidad
necer porque… ¡tiene una vida que hacer! de plenitud de la vida, no de un pseudo-
Se aspira a ese momento originario cons- problema epistemológico o de una pregun-

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ta ética fundamental”. Por ello no se trata tuación en que comparece el mundo de la


de conocer objetos, sino de comprender vida.
nexos de significatividad, nexos expresivos, A mi juicio, en su pretensión de dar la
nexos de sentido. Se trata de buscar el ser solución al problema Heidegger se queda
de la vida, el comparecer de las manifesta- en un ámbito que no es sino el que critica:
ciones, no como algo que meramente tenga el de lo conceptual. Para el filósofo alemán
lugar sino como efectuación, como dándose el fenómeno primario es la comprensión
en el mundo del sí-mismo. Es la vida fác- del mundo desde una hermenéutica de la
tica como factum, como viviendo, en la facticidad. Ahora bien: ¿se puede alcanzar
que comparecen diversas manifestaciones la radicalidad que anhela en el ámbito de
que conllevan una significatividad para mi la reflexión, de la comprensión, aunque se
sí-mismo, y que este comprende desde su si- dinamice el esquema conceptivo? Tiene ra-
tuación actual, histórica. Si bien Husserl se zón en su crítica a la filosofía tradicional por
movía en un esquema reflexivo-descriptivo, apoyarse demasiado en una conceptuación
Heidegger lo hará desde un esquema her- que impide ese otro modo de acercarse a lo
menéutico. vital y que a menudo ha provocado cierta
La fenomenología es la encargada, pues, proyección de conceptos en la realidad, pero
de ponernos sobre aviso de errores del pasa- ¿es suficiente con ser conscientes del riesgo
do. Heidegger es consciente de que la toma –como nos dice– para poder dar una solu-
de conocimiento supone una desviación de ción satisfactoria? Es cierto que apela a otro
la pura facticidad, pero también de que el modo de hacer filosofía, pero ¿logra salir del
ser humano no puede sino realizar esa toma pozo al que nos aboca el conceptualismo?
de conocimiento para vivir su vida con sen- ¿Qué salida le queda, pues? La ontolo-
tido, para comprender. ¿Cómo hacer, pues? gía. Apoyarse en conceptos lábiles –como
No hay más remedio que utilizar concep- él califica– solo puede salvarse mediante
tos, ideas, etc.; pero en este caso y desde la la ontologización (siete años después pu-
consciencia del riesgo, lejos de la solidifica- blicará Ser y tiempo). La cuestión es si no
ción los conceptos deben apuntar a ámbi- ontologiza elementos de difícil ontologiza-
tos de significación, vivos, dinámicos, pues ción. Además, ¿acaso no se puede caer así en
tratan de hechos fácticos, no formales. Su errores similares a los del pasado?, ¿por qué
carácter histórico no es considerado como antes sí y ahora no? A mi juicio, Heidegger
un relato científico (historicismo) sino se queda en una descripción existencial de
como un acompañar a la facticidad de la lo que acontece, pero sin acabar de salir de
vida. El único modo de superar la factici- los propios esquemas que critica, apelando a
dad de lo fáctico para encontrar su origen una ontología de difícil legitimación. Quizá
pasa por entender lo fáctico mismo como su radicalidad no sea tan radical. Quizá se
expresión, como manifestación susceptible eche de menos un paso más allá, un acer-
de ser comprendida. Hasta el sí-mismo está camiento a lo vital diverso, una intimación
expresado en la situación, en la misma si- con lo real de distinta índole.

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