Está en la página 1de 23

Carlos Pereda

(Nota de Guillermo Hurtado. Selección del autor)


Gonzalo Celorio
(Nota de Ignacio Padilla. Selección del autor)
Cristina Rivera Garza
(Nota de Ignacio M. S á n c h e z Prado.
Selección de la autora)
Margo Glantz
(Nota de Ignacio A/1. Sánchez Prado.
Selección de la autora)
Beatriz Espejo

M A T E R I A L DE LECTURA

En s a y o Co n t e m p o r á n e o en M é x ic o

i;
's;; ■ : f|

ISBN:: 'I7 fi-t.n 7 -0 5 -7 D 7 H 7


lillii
| ^ ’ sÍ
IIII i I l il il í 11 ■ ti III11II ’ >4 ’ r ‘

te ? # ' 786070 270727 D I R E C C I O N DE L I T E R A T U R A


C O O R D IN A C IÓ N DE D IF U S IÓ N C U L T U R A L / U N A M
M a u r ic io B e u c h o t

Los PROCESOS DE LA INTERPRETACIÓN

Nota introductoria de
Guillermo H urtado

U n iv e r s id a d N a c io n a l A u t ó n o m a de M éxico

Coordinación de D ifusión Cultur al


D irección de L iteratura

MÉXICO, 2015
N ota in t r o d u c t o r ia

El filósofo mexicano Mauricio Beuchot es autor de


una obra que ocupa un sitio de indiscutible impor­
tancia en la historia del pensamiento en lengua es­
pañola.
Autor prolífico, de prosa clara y pulida — en la
que, a veces, se adivina su familiaridad con la lengua
latina^— , Beuchot se ha ocupado de todos los temas
de la filosofía.
En los inicios de su carrera académica, Beuchot
realizó valiosos estudios sobre la filosofía medieval y
novohispana, dando a conocer a sus contemporáneos
la riqueza de ese legado que nos es propio pero igno­
Diseño de colección, nueva época: Mónica Zacarías Najjar rado. Su libro La filos ofía del lenguaje en la Edad
Fotografía: cortesía del autor Media se convirtió en un clásico instantáneo y sus
Primera edición: agosto de 2015
traducciones al español de textos escolásticos siguen
siendo ejemplares.
En 1997 publicó una de las obras centrales de la
DR ® 2015, Universidad Nacional Autónoma de México
filosofía iberoamericana contemporánea: Tratado de
Ciudad Universitaria, Delegación Coyoacán hermenéutica analógica. Este libro es la piedra angu­
C.P. 04510 México, Distrito Federal lar sobre la cual Beuchot ha desarrollado un sistema
Coordinación de Difusión Cultural
filosófico propio del mismo nombre, y fue también el
Dirección de Literatura
detonador de una escuela filosófica homónima que se
cultiva en diversos países del mundo.
ISBN: 978-607-02-7072-7 ¿Pero en qué consiste esta filosofía? Entre los ex­
tremos del univocismo y del equivocismo, Beuchot
Esta edición y sus características son propiedad de'la Universidad Nacional defiende la analogía como el principio de la herme­
Autónoma de México. Todos los derechos reservados. Prohibida la repro­ néutica, es decir, de la ciencia o arte de la interpre­
ducción total o parcial por cualquier medio sin la autorización escrita del
tación. Esta idea, en apariencia sencilla, fue recogida
titular de los derechos patrimoniales.
por cientos de filósofos para utilizarla en numerosas
Impreso y hecho en México aplicaciones en los campos de la antropología, la psi­
en el Instituto de Investigaciones Filológicas. Sus
cología, la pedagogía, el derecho, la historia, la teoría
alumnos y discípulos se cuentan por centenares. Beu­
literaria y la teología.
chot es, sin duda, uno de los grandes maestros con
La hermenéutica analógica se opone al relati­
los que ahora cuenta la nación.
vismo, el escepticismo y el nihilismo de nuestros
tiempos. Frente a Nietzsche, que sostiene que no hay
hechos sino sólo interpretaciones, Beuchot afirma
G uillermo H urtado
que sí hay hechos y que, aunque puede haber varias
interpretaciones válidas de ellos, no todas lo son por
igual: unas lo son más que otras. O dicho de otro
modo, no se censuran las diferentes lecturas de los
hechos, pero se las contiene, se las ordena y se las
jerarquiza sin imponer una sola como la verdadera.
Aunque la noción de analogía que rescata Beu­
chot es de origen medieval y, a fin de cuentas, aris­
totélica, la manera en la que él la recupera le ha
inyectado vigor y actualidad. En la cultura mexicana
tenemos dos antecedentes de pensadores que dedica­
ron páginas brillantes al tema de la analogía: Vascon­
celos y Paz. La hermenéutica analógica, como ha sido
señalado por varios autores, es una filosofía con pro-
ftindas raíces en la cultura iberoamericana.
Pero el asunto va más allá de la interpretación
de textos literarios. El rescate que ha hecho Beuchot de
la analogía como una actitud ante los problemas a los
que nos enfrentamos en cualquier campo tiene reper­
cusiones en la manera en la que vivimos. La filosofía
de Beuchot es una filosofía de la conciliación, de la
mesura, del acuerdo. Una filosofía que nos previene
de los extremismos y nos indica el camino hacia el
diálogo constructivo y tolerante. Una filosofía para
construir la paz dentro de la pluralidad.
Beuchot es un generoso erudito que ha trabajado
infatigablemente por la cultura mexicana. Toda su
carrera académica la ha hecho en la UNAM, primero
en el Instituto de Investigaciones Filosóficas y luego
L o s PROCESOS DE LA INTERPRETACIÓN

I . I n tro d u cció n

En las humanidades nos damos al trabajo de interpre­


tar textos. La rama del árbol de la filosofía que nos
enseña los procesos generados en esa ardua labor es
la hermenéutica, la cual está muy presente en el pen­
samiento de hoy, a tal punto que se habla de la edad
de la interpretación, o de la hermenéutica, para de­
signar el momento actual. Pero hay que tener cuidado
con el tipo de herramienta que empleamos y exami­
nar con detenimiento lo que conviene a nuestros afa­
nes en este tipo de saberes.
Así pues, deseo hacer una exposición introduc­
toria de lo que es o aspira a ser una hermenéutica
analógica.^ Para tal efecto, primero hablaré de la her­
menéutica en general, con el fin de dar una idea so­
mera pero suficiente de ella, para después detallar
lo que a esa noción añadiría el concepto de analogía.
Habrá que exponer, por lo tanto, también muy bre­
vemente ese concepto, del que toma su nombre la
hermenéutica analógica, a fin de que sea compren­
dido con claridad.
La hermenéutica analógica surge como una ten­
tativa de respuesta, como un intento de solución, o
quizá como una puerta hacia aires más respirables, en
este momento en que la pugna entre la univocidad y
la equivocidad ha fatigado demasiado los espíritus. Por
combatir el univocismo, que toma cuerpo en posturas

^ Para una presentación más detallada, cfr. Mauricio Beuchot, Tra­


tado de hermenéutica analógica. Hacia un nuevo modelo de inter­
pretación, UNAM, México, 5® ed., 2015, p. 31 y ss.
racionalistas, cientificistas y positivistas, se ha dado
llega a adquirir, de un mensaje muy distinto que se
un lugar desmedido al equivocismo, que encarna en
produce según los múltiples lectores que lo interpre­
los relativismos, subjetivismos y escepticismos, tan
tan.^ Aquí se origina un conflicto de intencionalida­
frecuentes en nuestro momento. Hace falta una
des y, si damos la preferencia al autor, estamos
postura intermedia, un tertium quid, una salida di­
propiciando una hermenéutica objetivista, que cree
ferente. Y eso es lo que trata de construir la herme­
que se puede rescatar la intención de éste de manera
néutica analógica. Pero, de acuerdo con lo dicho,
pura y exacta. No obstante, en vista de que esto casi
comencemos por exponer la idea general en la que
nunca es alcanzable, si damos la preferencia al lector,
se contiene.
estamos promoviendo una hermenéutica subjetivista,
la cual llega a serlo a veces de manera excesiva; por
eso, me parece que se requiere buscar una solución
II. Qué e s l a h e r m e n é u t ic a
intermedia que no peque de simplismo a partir de una
idea de término medio trivial e inútil, sino que sepa
Esta rama de la filosofía es la disciplina que se ocupa
recoger ese ideal de los griegos de un término medio
de la interpretación de textos. Interpretar es com­
virtuoso, a la vez complejo y rico, difícil y fecundo,
prender en un sentido dinámico, según el cual se va
ya que es la virtud o arete, sobre todo la de prudencia
profundizando cada vez más en el significado. Los
o phrónesis\ lo que nos guía en el fondo en la vida.
textos pueden ser escritos, hablados y actuados. El tex­
Para interpretar un texto, se busca el contexto en
to supone un autor, que es quien lo ha producido, y
el que fue producido, pues interpretar es poner un
un receptor o intérprete, que no siempre es el desti­ texto en su contexto, lo cual requiere un trabajo
natario que el autor tenía en mente. Así, en el texto
arduo. Además de saber el idioma en el que el texto
confluyen dos intencionalidades, a veces opuestas: la
está escrito, es necesario investigar al autor, su
del autor y la del le c to r. ^ La intencionalidad del autor
época, su cultura, sus ideas, y demás elementos que
es aquello que éste quiso expresar en su texto, y la
nos puedan hablar de sus intenciones textuales. Tam­
del lector es lo que él interpreta en el texto. Como se bién hay que ponderar la relación que el texto tiene
ve, las dos intencionalidades no siempre coinciden;
con nosotros, seamos o no los destinatarios que el
el lector en ocasiones no interpreta en el texto lo
autor imaginaba y, aun en el caso de no ser esos
que el autor quiso que se interpretara. Algunos au­
tores, como Umberto Eco, hablan de una intenciona­
lidad del texto, de una suerte de vida propia que éste ^ Umberto Eco, Los lím ites de la interpretación, Lumen, Barcelona,
1992, p. 29 y ss.
La idea de la phrónesis como el modelo de la hermenéutica,
^ Entiéndase que hablo aquí del lector por antonomasia y, como
como el esquema o estructura del acto interpretativo, es una tesis
es usual, para abarcar no sólo al que lee un texto escrito, sino
principal de Hans-Georg Gadamer, uno de los más grandes her-
también al oyente que escucha un texto hablado o al que observa
meneutas de nuestra época. Cfr. Jean Grondin, Introducción a Ga­
una acción significativa.
damer, Herder, Barcelona, 2003, pp. 164-170.
destinatarios, captar qué nos dice a iiosotros el texto. prudencial que nos haría encontrar las más adecuadas
Esto es, ubicarnos en contexto frente al texto, anali­ y fructíferas para la investigación subsiguiente.^
zar nuestra recepción del mismo. Gadamer decía que He dicho que interpretar textos es lo que hace­
toda interpretación es, al mismo tiempo, una autoin- mos primordialmente en las ciencias humanas, sobre
terpretación. Al interpretar un texto, nos colocamos todo en la filosofía. Por eso la hermenéutica va siendo
frente a él (y frente a su autor). cada vez más aceptada como un instrumento cognos­
Al interpretar un texto, al ubicarnos frente a él, citivo importante para este saber. De hecho, la her­
al sentirnos interpelados por él, planteamos una o menéutica se ha colocado como la disciplina más
varias preguntas: ¿qué dice el texto?, ¿qué quiso importante en la filosofía actual, llamada tardomo-
decir su autor?, ¿qué me dice a mí ahora?, y otras se­ derna o posmoderna. La posmodernidad es típica­
mejantes. Nos situamos frente al texto con la admi­ mente hermenéutica, a veces con riesgo de exagerar
ración que, según Aristóteles, nos hace investigar y, su presencia y sus límites. Pero se ha abusado de una
según Peirce, nos mueve a hacer una abducción o a hermenéutica equívoca; por ello, sin caer en una her­
lanzar una o varias hipótesis interpretativas, casi menéutica unívoca contraria, es conveniente alcanzar
siempre más de una. Luego, nos damos a la tarea de una hermenéutica analógica.
eliminar las hipótesis improcedentes para quedarnos
con las mejores o la mejor, y en ello las ponemos a
prueba, es decir, las contrastamos con la información
que logramos recabar acerca del texto, para ver si lo­ 5 El mismo Gadamer compara la falsación de teorías de Popper
gramos rescatar la intencionalidad del autor, lo que con la phrónesis o filosofía práctica de Aristóteles. Apunta: "Tam­
éste quiso expresar. Al elegir una hipótesis como bién cabe señalar que la teoría del trial and error desarrollada
por Popper no se limita en absoluto a la lógica de la investigación
principal, al tratar de apoyarla argumentativamente
y que, a pesar de toda la reducción y estilización de este es­
(así sea con una argumentación sólo retórica o tópica, quema, presenta un concepto de racionalidad lógica que se ex­
y no, por supuesto, apodíctica), hacemos una deli­ tiende mucho más allá del campo de la investigación científica y
beración y la establecemos como tesis, como juicio describe la estructura básica de toda racionalidad, también la de
interpretativo o como respuesta a la pregunta inter­ la «razón práctica». Naturalmente, no hay que entender la racio­
nalidad de la razón práctica sólo como la racionalidad de los me­
pretativa del comienzo. Según se ve, allí se da la es­
dios con respecto a los fines dados. Precisamente la formulación
tructura de la prudencia o phrónesis, como quería de nuestros fines, la formación de las finalidades comunes de
Gadamer, pues preguntar acerca del texto, deliberar nuestra existencia social, están sometidas a la racionalidad prác­
para proponer hipótesis y elegir las más viables, es el tica, que se confirma en la apropiación crítica de las normas que
procedimiento de esta virtud. Y no sólo Gadamer sos­ nos guían en nuestro comportamiento social. De esta manera,
tenía eso; también Popper, el gran filósofo de la cien­ también la posibilidad de disposición del mundo de los medios
que elabora la ciencia tiene que adecuarse a la racionalidad prác­
cia, llegó a decir que en el trabajo científico se elegía
tica." Hans-Georg Gadamer, "¿Filosofía o teoría de la ciencia?",
entre dos teorías rivales no tanto por argumentación en La razón en la época de la ciencia. Alfa, Barcelona, 1981, pp.
lógica sino por phrónesis, aplicando esa deliberación 107-108.
Los genios de la analogía fueron los pitagóricos,
III. U n a hermenéutica analógica
filósofos presocráticos y grandes matemáticos, quie­
nes introdujeron la idea en la filosofía. A partir de la
Para hablar de la hermenéutica analógica, una vez
proporción, definida como a:b::c:d, encontraron la ar­
que hemos tratado de la hermenéutica en general,
monía en la música e investigaron las propiedades de
consideremos ahora la analogía, que es la noción que
las cosas en la física y la astronomía. También la usa­
le sirve como vertebración. Tenemos como ventaja
ron al descubrir los números irracionales y para expli­
que el concepto de analogía posee una ya larga tra­
car la inconmensurabilidad de la diagonal, lo cual
dición, desde los griegos hasta la actualidad. Pero ha
manifiesta que la analogía o proporción ajnida a supe­
heredado en diferentes épocas varias distorsiones,
rar la irracionalidad y acercar elementos que parecen
por lo que conviene tener cuidado, precaverse bien
inconciliables entre sí. Los pitagóricos transmitieron
ante ellas. La analogía no es la simple semejanza,
la idea a Platón, quien tuvo muchos amigos partidarios
sino que en ella predomina la diferencia: es compleja.
de esta corriente, como Timeo de Locres, Lisis y Teeteto,
Requiere que sepamos más en qué difieren las cosas
entre otros. Platón recogió la aplicación moral de la
que en qué se parecen. La idea simplista de analogía
analogía o proporción en forma de virtud {arete) en
como mera semejanza es la que, con toda razón,
la prudencia, la templanza, la fortaleza y la justicia,
causó suspicacia en autores acuciosos, como Foucault,
según se advierte en la República. Pareja utilización
quien denunciaba su uso en el hermetismo renacen­
moral de la analogía o proporción, en el ámbito de
tista, para el que todo se asemejaba a todo, indiscri­
las virtudes, se observa en Aristóteles, en su Ética a
minadamente.® Pero no, la analogía es algo mucho
Nicómaco. Sin embargo, Aristóteles abordó la idea de
más serio.
analogía de una manera más teórica, especulando
La analogía es, en la filosofía del lenguaje de todos
acerca de sus propiedades semióticas y epistemológi­
los tiempos, un modo de significación intermedio entre
cas. Estudió la analogía en su filosofía del lenguaje
el unívoco y el equívoco.^ El significado unívoco pre­
entre la sinonimia y la homonimia, esto es, entre la
tende ser idéntico, claro y distinto; el equívoco es to­
univocidad y la equivocidad. También añadió, a la ana­
talmente diferente e inconmensurable, sujeto a
logía como proporción, la analogía que después se lla­
oscuridad y relativismo. En cambio, el significado ana­
mará de atribución, es decir, la atribución jerárquica
lógico es en parte idéntico y en parte diferente, pre­
de un predicado, que posee un analogado principal y
dominando la diferencia, porque la semejanza misma
analogados secundarios, según cierta gradación desde
así se nos muestra en la experiencia humana. "Ana­
lo más propio hasta lo más impropio. Por ejemplo, el
logía" significa en griego "proporción".
predicado "sano" se puede aplicar al organismo, al ali­
mento, al medicamento, al clima, e incluso a la orina,
® Michel Foucault, Las palabras y las cosas. Siglo XXI, México, en cuanto signo de salud para los médicos.
1978, pp. 26-52. La teoría de la analogía atravesó la Edad Media,
^ Umberto Eco, S em iótica y filo s o fía del lenguaje, Lumen, Barce­
presente primordialmente en Santo Tomás de Aquino.
lona, 1990, p. 193 y ss.
Al llegar al Renacimiento, encontró sistematización derno en que fue rechazada, preterida o incomprendida
en Tommaso de Vio, el cardenal Cayetano, quien le (tal vez por enigmática y molesta), muchos pensadores
asignó una clasificación muy aceptada. Cayetano di­ están tratando ahora de recuperarla. Alguien que su­
vidió la analogía en los dos tipos que ya conocemos: brayó el valor de la analogía hace poco fue Octavio
la analogía de atribución y la analogía de proporcio­ Paz.® Más recientemente, Enrique Dussel, en México,
nalidad. A esta última la clasificó en otras dos: la de Juan Carlos Scannone, en Argentina, y Germán Mar-
proporcionalidad propia y la de proporcionalidad im­ quínez Argote, en Colombia, la han rehabilitado. De
propia o metafórica. La propia usa términos en sen­ hecho, existe todo un movimiento en torno a la her­
tido no figurativo o tropológico, por ejemplo: "El menéutica analógica en América Latina, y ya co­
instinto es al animal lo que la razón al hombre" o mienza a desplazarse a otros países.
"Las alas son a las aves lo que las aletas a los peces". En consecuencia, la hermenéutica analógica trata
La impropia es una clase muy importante de metá­ de superar la distensión que se da en el presente
fora, la metáfora analógica, presente en, por ejemplo: entre las hermenéuticas unívocas y equívocas. La her­
"El prado ríe", expresión que comprendemos a partir menéutica, a lo largo de toda su historia, ha sido ja ­
de la proporción siguiente: "Las flores son al prado lonada entre el univocismo y el equivocismo, de
lo que la risa al hombre", en el sentido de dar alegría. modo que puede hablarse de una hermenéutica uni-
Como se ve, la analogía es muy amplia y puede vocista, que restringe las posibilidades de la inter­
oscilar entre lo metafórico y lo metonímico, entre la pretación, y de una hermenéutica equivocista, que
analogía de proporcionalidad impropia o metafórica abre en demasía dichas posibilidades, hasta el punto
y la analogía de proporcionalidad propia y la de atri­ de no poder discernirse entre una buena interpreta­
bución, más metonímicas. Abarca la metáfora y la me­ ción y otra incorrecta. En esta época que llamamos
tonimia, las cuales, según el semiótico Román de tardomodernidad o posmodernidad, ha habido una
Jakobson, son los dos polos del discurso humano, los mayor tendencia hacia la hermenéutica equívoca. Y,
dos extremos de nuestra racionalidad.® La analogía como la analogía se halla semánticamente entre la
abarca y abraza a la metáfora y la metonimia, hace univocidad y la equivocidad, ha existido la necesidad
intersección entre ellas; por lo tanto, puede modu­ de implementar una hermenéutica analógica, cuyas
larlas e interpretar, cuando sea conveniente, de una características consideraremos ahora. Unas son es­
manera metafórica, de una manera metonímica, o de tructurales y otras funcionales, pero obviamente
una manera mixta. Contiene riqueza. están conectadas entre sí y guardan una estrecha de­
La analogía casi se perdió en la modernidad, pero pendencia las unas con las otras.
se refugió en los barrocos, luego en Giambattista Vico
y después en los románticos. Pasado ese tiempo mo-

® Román Jakobson, "Lingüística y poética", en Ensayos de lin ­ ® Cfr. su excelente libro Los hijos del lim o, Seix Barral, Barcelona,
güística general, Origen/Planeta, México, 1986, p. 381 y ss. 1990.
Estructura de la hermenéutica analógica hermenéutica, pues excluye la polisemia o el múltiple
significado, y también más allá de la hermenéutica
La hermenéutica analógica tiene, como es natural, la equívoca de muchos románticos y posmodernos, la
característica de ser mediación entre una hermenéu­ cual se hunde irreductiblemente en la polisemia. En
tica unívoca y otra equívoca.^® No posee la exactitud una hermenéutica analógica, en cambio, se tiene la
o rigidez de la primera, pero tampoco incurre en las posibilidad de retomar en cierta medida la univocidad
extralimitaciones que cabrían en la segunda; trata de o identidad y en cierta medida la equivocidad o dife­
situarse como participando de ambas, aunque sin rencia, aunque en ella predominará esta última. Así,
quedarse en un término medio equidistante, sino que nos hará evitar los extremos del impasse entre uni­
se inclina más a la diferencia. En efecto, la analogía se versalismo y relativismo. Conservará la diferencia sin
encuentra entre la identidad y la diferencia, pero en perder del todo la identidad, a través de la semejanza.
ella predomina la última sobre la primera. Así, una 2) La hermenéutica analógica tendrá los distintos
hermenéutica analógica estará más inclinada a la modos de la analogía que se señalan en la tradición
equivocidad que a la univocidad (mas no por eso se pitagórica, aristotélica y tom ista, es decir, abarcará la
derrumba en aquélla), como conciencia de su carácter desigualdad, la atribución, la proporcionalidad propia
humano y falible. Este predominio de la diferencia en y la proporcionalidad impropia o metafórica. Esto úl­
la analogía tiene varias consecuencias estructurales timo nos indica que contiene la metaforicidad. Pero
en la hermenéutica analógica, reflejadas en su misma la metáfora es sólo una de las formas de la analogía;
vertebración interna, y que trataré de enumerar a ésta incluye también la metonimia, con lo cual aporta
continuación. un espectro más ampUo que la hermenéutica meta­
fórica, por ejemplo, la planteada en ciertos momentos
1) Si incorporamos la analogía a la hermenéutica, por Paul Ricoeur.“ En efecto, hay una parte metafó­
tendremos una herm enéutica más amplia que la p u ­ rica en la analogía, que es la proporción impropia,
ramente univocista y más estricta que la puram ente aunque también hay analogías innegablemente me-
equivocista. Nos ayudará a evitar y superar la inter­ tonímicas, como las de desigualdad, de atribución y
pretación unívoca (moderna y positivista) y la in­ de proporcionalidad propia. Si, como sostiene Jakob-
terpretación equívoca (romántica y posmoderna). son, la metonimia es el origen de la ciencia y la me­
Una hermenéutica analógica va más allá que una her­ táfora el de la poesía, en la analogía tenemos el
menéutica unívoca, como la de muchos modernos y espacio suficiente para interpretar lo científico y lo
positivistas, la cual ni siquiera puede considerarse poético, respetando su especificidad, y hasta para
encontrar algunos puntos en los que se toquen o
entrecrucen, de manera que, en cierta medida y sin

“ Mauricio Beuchot, Perfiles esenciales de la hermenéutica, UNAM, Paul Ricoeur, La metáfora viva, Ediciones Europa, Madrid, 1983,
México, 4^ ed., 2005, p. 21 y ss. p. 423 y ss.
confusión, lo científico pueda interpretarse poética­ tica. La hermenéutica analógica implica ün límite,
mente y lo poético científicamente. dado por el predominio de la diferencia, pero también
Además, la oscilación entre la analogía de atribu­ por la presencia irrenunciable de la identidad, que
ción y la de proporcionalidad nos dará la posibilidad obliga a cierta objetividad y no sólo a la mera subje­
de contar con una aplicación jerarquizada como en la tividad.
primera, pues la atribución implica un orden gradual 4) La hermenéutica analógica nos perm ite guar­
de aproximación al texto o a la verdad textual. La se­ dar un equilibrio entre la interpretación literal y la
gunda, que es más lineal o igualitaria, nos permitirá alegórica.^^ Una hermenéutica unívoca buscaría el
una serie de interpretaciones más próximas entre sí, solo sentido literal, desechando el alegórico; por su
y sólo diversas por la manera en que se complemen­ parte, una hermenéutica equívoca buscaría el solo
tan. Pero en ninguno de los dos casos se perderá la sentido alegórico, renunciando ya a todo sentido li­
capacidad de juzgar y evaluar cuáles se acercan más teral. En cambio, una hermenéutica analógica destaca
a la verdad del texto en cuestión, ya sea por la jerar­ el sentido alegórico que pueden tener algunos textos,
quía de aproximación a la verdad textual, ya sea por pero sin perder el sentido literal. Crea un equilibrio
el carácter más rico y completo que tengan. proporcional entre la búsqueda de la intencionalidad
3) La hermenéutica analógica consigue abrir el del autor (lo que quiso decir) y la intencionalidad del
ám bito de las interpretaciones, pero sin que se vayan lector (lo que de hecho éste interpreta), hasta el
al in fin ito. No se considera válida tan sólo una inter­ punto dé permitir una lectura simbólico-alegórica, in­
pretación, como en el positivismo, que es una her­ clinada hacia la proporcionalidad metafórica, sin per­
menéutica univocista, pero tampoco se califican casi der por ello la capacidad de reducirla lo más posible
todas como válidas, al modo de algunos posmodernos, a la atribución de literalidad, porque la tensión hacia
que ya transitan por una hermenéutica equivocista. esta última impide la caída en el mero subjetivismo
En una hermenéutica analógica se pueden comparar interpretativo.
proporcionalmente las interpretaciones, e incluso 5) La hermenéutica analógica nos perm ite oscilar,
— como acabamos de decir— , al emplear la analogía como en un gradiente, entre la interpretación m etoní-
de atribución, es posible asumir una jerarquía, en la mica y la metafórica. Abarca esos dos polos y se
que una interpretación sea considerada el analogado mueve entre uno y otro. Algunos textos sólo permi­
principal y las otras los analogados secundarios, esto tirán una interpretación metonímica; otros, una me­
es, una gradación de interpretaciones en las que unas tafórica. No obstante, habrá aquéllos que oscilen
se acercan más a la verdad textual y otras se alejan entre una y otra, y la hermenéutica analógica nos
de ella hasta resultar erróneas. De esta manera, la in­
terpretación deja de estar simplemente abierta hasta Cfr. la interesante polémica entre Umberto Eco, que defiende
el infinito y, dada nuestra finitud, se acota el margen el sentido literal, y Richard Rorty, que defiende el solo sentido
interpretativo, en especial por el uso del diálogo y la alegórico, en Umberto Eco, Interpretación y sobreinterpretación,
argumentación dentro de la comunidad hermenéu­ Cambridge University Press, Cambridge, 1995, p. 96 y ss.
permitirá ajustar el gradiente entre ambas, según lo todo, se puede adoptar una postura intermedia o ana­
requiera la proporción de metonimia o la de metá­ lógica, en la que, sin pretender una relación referen-
fora que se encuentre en los textos. Esto nos ayu­ cial biunívoca entre las palabras y las cosas, se evite
dará a aplicar, según se necesite, la metonimicidad caer en el rechazo de toda referencia y se acepte una
y la metaforicidad cuando vengan al caso, para no referencialidad más dinámica, incluso movediza,
forzar los textos que sólo admitan una o la otra, y pero suficiente. No pretender que la referencia sea
para generar una lectura más rica en los que admitan inequívoca, pero tampoco negarle toda adecuación
las dos. Resultará, de este modo, una interpretación a lo real,
amplia pero seria. 7) La hermenéutica analógica nos ayudará a tener
6) La hermenéutica analógica, asimismo, nos ayu­ una interpretación a la vez sintagmática y paradigmá­
dará a captar el sentido sin renunciar a la referencia. tica — en el sentido estructuralista— , aunque será
En otras palabras, contribuirá a privilegiar el primero preponderante la segunda. Mueve a no separar las dos
sin relegar la segunda. Es muy notorio que la herme­ como irreconciliables, sino a intentar ver el punto en
néutica actual prefiere el sentido, el cual viene por el que se entrecruzan, de modo que se avance en pro­
la coherencia o por la convención, y deja de lado la fundidad no sólo con el movimiento de oposición de lo
referencia, que viene por la correspondencia y la ve­ sintagmático y horizontal, sino también con el de
rificación, a la que casi desprecia o teme. En la línea asociación de lo paradigmático y vertical, que cala
del sentido, hay una tendencia a la equivocidad, hondo, pues vincula y distingue lo que se repite, en­
pues éste resulta de cada mente o sistema; en cam­ contrando la novedad en la repetición, como la conti­
bio, en la línea de la referencia, hay una tendencia nua innovación del eterno retorno de lo mismo pero
a la univocidad, pues ésta pertenece a la pretensión diferente, esto es, de lo análogo. Por ejemplo, los mon­
cientificista. De hecho, los univocismos, como el del jes medievales leían los salmos en sentido paradigmá­
positivismo lógico, han sido referencialistas. Su in­ tico, asociativo, pues los relacionaban con toda la
genua pretensión de conocer unívocamente la referen­ Sagrada Escritura, y reiterativo, ya que los cantaban
cia los ha hecho desembocar en grandes relativismos, un buen número de veces. Sin embargo, cada vez que
por el desplome de esa rigidez extrema. Los críticos los salmos se repetían eran diferentes, enseñaban
de esta tendencia, como Davidson y Rorty, más en la algo nuevo. Lo mismo se veía distinto cada vez.
línea pragmatista de la analítica (y el pragmatismo 8) La hermenéutica analógica tiene como instru­
se ha caracterizado por ser anti-positivista), han re­ mento principal la distinción, y p o r ello requiere del
saltado los equívocos referenciales, esto es, la equi­ diálogo. Es eminentemente dialógica. El diálogo es
vocidad que en ocasiones padece la referencia, lo que el que obliga a distinguir, y la distinción hace en­
los ha movido a negar la referencia m i s m a . C o n contrar con sutileza el medio entre dos extremos que
se presentan como los cuernos de un dilema, pues la
Donald Davidson, In q u in e s in to Truth and In te rp re ta tio n , distinción — como lo señalaba Peirce— tiene la es­
Clarendon Press, Oxford, 1984, p. 227 y ss. tructura de un silogismo dilemático o razonamiento
alternativo.^'^ Si tomamos una de las opciones, caemos trata de la reflexión compartida en el diálogo, y del
en contradicción; si adoptamos la otra, también. En­ diálogo sustentado en la reflexión: una reflexión dia­
tonces, hay que buscar un tercer término, un término logada y un diálogo reflexivo.
medio, que nos ayude a introducir otra u otras alter­ 10) Además, una hermenéutica analógica nos
nativas, que sean nuevas posibilidades para salir de ayudará a superar la dicotom ía entre descripción y va­
la contradicción, que generalmente se da en los ex­ loración, ejercicio tan importante para la ética y la
tremos. política. La división tajante entre hecho y valor con­
De hecho, la hermenéutica presupone una antro­ duce a la llamada/aZacfa naturalista, que señala como
pología filosófica o una filosofía del hombre en la que inválido el paso del ser al deber ser y desautoriza el
el ser humano se caracteriza por su humildad ante el movimiento de los enunciados descriptivos a los va-
conocimiento. Sabe que puede no saber, que puede lorativos, lo que impide una fundamentación de lo
equivocarse, que puede engañarse o ser engañado. moral y lo político en el estudio de la naturaleza hu­
Sabe que puede no tener razón. Eso impele a sospe­ mana. La hermenéutica analógica, en cambio, nos
char y a distinguir. El ejercicio de la sospecha, en hace ver que no hay tal falacia, sino que, como lo en­
efecto, está muy asociado al de la distinción, pues seña la retórica (y la pragmática), todo enunciado
ella es el procedimiento por el que se busca salir del descriptivo tiene una fuerza ilocucionaria valorativa
error posible. Distinguir es lo más hermenéutico y la — como lo mostró Searle— y, por ello, no se infiere
distinción es un acto sumamente analógico, ya que de éste más de lo que ya expresa, sino que sólo se ex­
trasciende la identidad pura (univocidad) y la dife­ plícita el contenido que ya posee en sí mismo. Tam­
rencia pura (equivocidad), para colocarse en la ana­ bién se requiere para la filosofía del derecho, pues
logía, la cual se reconoce como no pura, aunque sabe ésta demanda el estudio del hombre para saber qué
también que no es completamente impura. Es la me­ se le debe prescribir y qué derechos humanos tiene.
diación en la que predomina la diferencia. 11) Finalmente, una hermenéutica analógica
9) Igualmente, una hermenéutica analógica nos ayuda a superar la dicotomía de Wittgenstein entre el
hará com binar y equilibrar proporcionalm ente lo m o- decir y el mostrar. Wittgenstein separaba en demasía,
nológico y lo dialógico. Es cierto que se necesita el sin punto de conciliación ni solución de continuidad,
diálogo, y no lo hemos de negar; no obstante, en este el decir y el mostrar. El decir era lo científico y el
tiempo en que tanto se resalta el diálogo, se tiende mostrar lo inefable: lo que no se podía decir sólo se
a olvidar, como bien lo señala Javier Muguerza, que podía mostrar. Según él, las cosas más importantes
las principales decisiones (morales, sociales, políti­ de la vida, como lo ético, lo estético y lo místico, no
cas), las tomamos en momentos de reflexión, de mo­ se pueden decir y sólo se pueden mostrar. Sin em­
nólogo, o de diálogo sólo con nosotros mismos. Se bargo, la analogía fue usada por muchos místicos para
decir de alguna manera lo que estaba destinado a
Charles S. Peirce, "La crítica de los argumentos", en Escritos ló­ mostrarse solamente. Frente a la teología positiva, en
gicos, Alianza, Madrid, 1988, pp. 201-203. la que se pretendía decir mucho acerca del misterio.
se estableció la teología negativa (en la línea judía, tegracionista que promovió el gran filósofo español,
como en Filón y Maimónides, y en la línea cristiana ya desaparecido, José Ferrater Mora.^^
oriental, como en 3uan Damasceno y Gregorio Pala-
más). No obstante, también se buscó una línea inter­ Funciones de la hermenéutica analógica
media, como en Pseudo Dionisio, cuando no fue
considerado sólo como teólogo negativo, sino en la Las funciones de la hermenéutica analógica resultan
búsqueda de la vía de la eminencia. Algo parecido su­ de la estructuración que hemos señalado en ella. Al
cedió en Santo Tomás, Eckhart y San Juan de la Cruz. oscilar entre la univocidad y la equivocidad, puede
La analogía fue decir el mostrar y mostrar el decir; ejercer funciones de integración, salvaguardando la
tratar de decir lo que sólo se podía mostrar. Pero se diferencia, pero sin perder completamente toda re­
sabía que eso era posible sólo hasta cierto punto, en ducción a la identidad, aunque, como ya se ha dicho,
muy pequeña medida, como balbuciendo, con un en ella predomina la distinción. Tratemos de señalar
gran predominio de imágenes y metáforas, más que algunas de esas características.
en el discurso directo y literal. Sin embargo, se con­
siguió al menos decir algo sobre el misterio sin que­ 1) De acuerdo con lo expuesto, una función pri­
darse irremediablemente callado. mordial de la hermenéutica analógica es evitar los in­
convenientes de una que sea univoca y de otra
Se observa que la estructura de la hermenéutica equívoca. El primer tipo de hermenéutica es dema­
analógica es la de la disciplina de la interpretación o siado restrictivo, incluso reduccionista; el segundo es
la hermenéutica misma que, además, trata de verte­ excesivamente abierto, incluso emergentista hasta el
brar el concepto de analogía como característica de infinito. La hermenéutica analógica superará el re-
su acción interpretativa. Se trata de una interpreta­ duccionismo de la sola interpretación válida, pero
ción analógica, la cual pretende lograr una mayor su­ también el emergentismo desbocado de las innúmeras
tileza que la que admite la univocidad, que corre el interpretaciones válidas y complementarias. Se ten­
peligro de pecar de sobre-simplificación, pero, a la drá un conjunto amplio de interpretaciones válidas,
vez, más rigor que el que admite la equivocidad, la pero definido y con posibilidad de jerarquía, es decir,
cual corre el riesgo de la sobre-interpretación, es un conjunto ordenado en el que se perciban los gra­
decir, de abrir demasiado el espectro de las interpre­ dos de aproximación a la verdad textual, de modo
taciones. Su principal instrumento es la distinción, que las que se alejen de ella lleguen a incurrir en la
más que el afirmar y el negar, pues trata de buscar la
mediación entre las posturas contrarias y contradic­
torias para intentar la integración de lo que de válido Javier Echeverría, "El integracionismo de José Ferrater Mora:
una filosofía abierta al porvenir", en Salvador Giner y Esperanza
pueda encontrarse en ellas. Y esto es más complejo
Guisán (eds.), José Ferrater Mora. El hombre y su obra, Universi­
que sólo aceptar o rechazar en bloque. En este punto se dad de Santiago de Compostela, Santiago de Compostela, 1994,
puede notar cierta semejanza con el pensamiento in- p. 107 y ss.
falsedad. Eso permite el juego de la subjetividad y la analogía nació (desde los pitagóricos) para conmen­
objetividad: se reconoce el predominio de la subjetivi­ surar de alguna manera lo inconmensurable, nos da
dad, sin abandonar por ello la capacidad de objetividad la posibilidad de hacer conmensurables las culturas,
que debe tener la interpretación. Es lo que la analogía de modo que sea posible criticarlas al mismo tiempo
de atribución, en la cual hay un analogado principal que aprender de ellas, todo ello mediante el diálogo.
y varios analogados secundarios, permite hacer. Se Esto se relaciona con la hermenéutica diatópica
podrá entonces establecer una interpretación princi­ de Raimon Panikkar y Boaventura de Souza Santos,
pal, en el sentido de más rica, más fecunda, más la cual trata de resaltar las particularidades sin perder
apropiada o adecuada — sin pretender, por supuesto, lo universal.^® En la hermenéutica analógica esto se
que agote toda la verdad textual— , que tenga una percibe gracias al predominio de la diferencia que, no
adecuación o correspondencia con el texto que las obstante, nunca anula por completo la porción de
demás nunca tendrán. Las otras interpretaciones po­ identidad — al menos como semejanza— , lo que per­
drán convivir con ella, pero como complementarias a mite universalizar. De otra manera se perdería la po­
la misma, en las que se perciban otros aspectos y ex­ sibilidad de defender los derechos humanos, los
ploren otras aristas. Con ello, la interpretación se en­ cuales requieren al menos algo de universalidad en la
riquece, pero no se abre desmesuradamente. La cual apoyarse.
hermenéutica analógica permite así varias interpre­ 3) Se podría decir incluso que una hermenéutica
taciones, pero con límites y con medida, es decir, con analógica integra sin confundir y reduce dicotomías
proporción, con analogía. sin que se mezclen en extremo. Tal es la virtud de la
2) Con ello se podrá fre n a r el relativismo de la in ­ analogía. La hermenéutica analógica podría entonces
terpretación indefinida, así como el de la inconm en­ compararse con algunas filosofías del límite, como la
surabilidad com pleta, factores que se aproximan al de Eugenio Trías, y con algunas filosofías de la me­
equivocismo. De hecho, se superará el impasse que diación, como la de Andrés Ortiz-Osés, es decir, aque­
ahora se percibe en la hermenéutica, por su disten­ llas que postulan que en el límite los extremos se
sión hacia los dos extremos del universalismo y el re­ tocan, que el límite es para pisar los dos lados del
lativismo. Eso ayudará a abrir los márgenes de la mismo, así como para ser transgredido, pero no por
interpretación, pero sin que pierdan su carácter de la violencia, sino por la astucia, por la delicada
fronteras o límites. Se ampliará la diferencia sin per­ trampa que permita superarlo, traspasarlo sin violen­
der la posibilidad de cierta identidad (por la seme­ tarlo. Como hacía Kermes.
jan za). Se abrirá la diversidad sin renunciar a la
universalidad. Se universalizará a posteriori, y a par­ Raimon Panikkar, La experiencia filosófica de la India, Trotta,
tir del diálogo, sin establecer una meta-filosofía im­ Madrid, 1997, p. 46; Boaventura de Souza Santos, La caída del
Angelus novus: ensayos para una nueva teoría social y una nueva
positiva y opresora, sino una dia-filosofía, que surja
práctica política . Instituto Latinoamericano para una Sociedad y
desde abajo y vaya integrando características univer- un Derecho Alternativos/Universidad Nacional de Colombia, Bo­
salizables de las distintas culturas. Debido a que la gotá, 2003, p. 38.
Tratar de reducir dicotomías, pero de una manera 5) La hermenéutica analógica permitirá interpre­
coherente, ha sido una posición peculiar del pragma­ tar correctamente el símbolo, evitando los extremos
tismo. Lo plantea Peirce (pero también James y de quienes desean explicarlo unívocamente y encon­
Dewey), quien trata de no separar tanto lo teórico de trar los mismos ejemplos en las diferentes culturas,
lo práctico, lo analítico de lo sintético y, hasta diría con lo cual lo reducen a una interpretación positivista
yo, lo universal de lo particular. Peirce propone como o a una traducción cientifícista, y el de los que lo in­
ideal la terceridad, es decir, el pensamiento en el que terpretan equívocamente, a partir de la idea de que
entre dos extremos se encuentra un tercero, siempre de hecho no se puede interpretar y sólo puede vivirse,
mediador. Se trata de la difícil labor de la interme­ esto es, evitando los extremos de la filos ojia positiva
diación, de cierta síntesis dialéctica, equilibrio, me­ y la filosofía negativa. La primera, como la teología
sura, proporción, es decir, analogía. El pensamiento positiva, pretende decirlo todo, y la segunda, como
analógico está llamado a buscar la síntesis, la media­ la teología negativa, prefiere no decir nada; pero
ción entre opuestos (como lo vio Nicolás de Cusa). entre una y otra se establece una postura analogista,
4) Cuando apuntamos que en la analogía predo­ que trata de decir sin decir, esto es, de decir lo más
mina la diferencia sobre la semejanza, queremos decir posible sin pretender decirlo todo, pues eso equival­
que en una hermenéutica analógica se puede privile­ dría a no decir nada. Una hermenéutica analógica del
giar lo diferente sin perder la semejanza. Es posible símbolo respetaría lo inefable del mismo, reconocería
manejar lo movedizo sin hundirnos en el pantano, su carácter irreductible o inagotable, pero se atrevería
jugar con distintas interpretaciones, a veces osadas, a decir algo de él, a interpretarlo de manera sólo apro-
sin perder el carácter de frónesis o prudencia que nos ximativa, proporcional (ya que "proporción" es lo que
permita regresar a la orilla e hincar el ancla, de modo la misma palabra "analogía" significa).
que no nos lleve la corriente ni el remolino. Una her­ Aquí sí he encontrado un punto de discrepancia
menéutica analógica sería una verdadera filosofía no con Panikkar. En un congreso, llevado a cabo en la
prepotente ni impositiva, que no edifica meta-relatos, Universidad Pontificia de México, en 1994, él me seña­
sino dia-relatos, los cuales son muy distintos. laba que el símbolo no se interpreta, se vive. Lo ar­
Este carácter de dia-relato, de dia-filosofía, que gumentaba apuntando que sólo el que ha nacido en
ya se mencionó, está muy cerca — según vimos— de determinada cultura, por ejemplo la india, puede en­
la hermenéutica diatópica de Panikkar, que privilegia tender los símbolos de la misma. En cambio, yo creo
lo particular sin perder lo universal. No obstante, en que un símbolo de otra cultura se puede interpretar,
lugar de buscar universales culturales, busca invarian­ claro que con pérdida. Empero, es posible intentar
tes humanos. Ambas son un esfuerzo por salvaguar­ aprender qué significa y acercarse a su comprensión,
dar la diferencia, la diversidad, pero siempre en el al menos por analogía. Esa discrepancia es más noto­
marco de la universalidad, de algo que asegure y ga­ ria en un libro posterior de Panikkar, en el que hay
rantice la capacidad de universalización que se re­ un capítulo titulado "Es un discurso polisémico que
quiere, incluso para el diálogo. no puede ser ni siquiera analógico", aludiendo al dis­
curso religioso, el cual no puede tener alguna reli­ cipio, un replanteamiento de la ontología o metafí­
gión o alguna deidad como analogado principal. Allí sica, como el que propone Jean Grondin, y después
se percibe el alejamiento de Panikkar respecto de la afectará a todas las demás ramas de la filosofía y aun
analogía. a las ramas de la ciencia. Además, de esta manera
6) La hermenéutica analógica hará posible con­ podrá colaborar en la recuperación del realismo muy
ju n ta r, en el lím ite, herm enéutica y antología, len­ recientemente planteada por fílósofos como Maurizio
guaje y ser, sentido y referencia, y con ello lograr lo Ferraris, Markus Gabriel, Quentin Meillassoux, entre
que quería Heidegger en Ser y tiempo, esto es, inter­ otros.
pretar el ser, traer el significado hacia el significante, En efecto, se sentía ya un agotamiento ante el
la suposición hacia la significación, el objeto hacia el relativismo posmoderno, ante ese anti-realismo que
concepto, el ente hacia el lenguaje. Lingüistizar la sofocaba ya a la filosofía. Debido a ello, ahora han
ontología, pero también ontologizar el lenguaje; bus­ surgido varias voces que claman por una vuelta del
car una ontología disminuida en sus pretensiones de realismo. Aquél que Ferraris llama "nuevo realismo",
presencia fuerte, pero también una hermenéutica li­ Gabriel "realismo ingenuo" y Meillassoux "realismo
mitada en sus presunciones de ausencia de represen­ especulativo". Todas ellas, búsquedas para recobrar
tación, sin fuerza representativa, porque lo uno es esa postura epistemológica y ontológica, de la mano
tan fratricida como lo otro. con lo que ya se presenta como el "giro ontológico"
7) De acuerdo con ello, la hermenéutica analógica (después del "giro lingüístico"), en el que se busca
puede abrir a una cierta ontología, una ontología ana­ recuperar la ontología o metafísica. Tal es el caso de
lógica, acorde con una hermenéutica analógica.^^ Esa Jean Grondin. Y en eso colabora la hermenéutica ana­
nueva ontología auténticamente analógica será en lógica. Ferraris ha reconocido que desde hace años yo
verdad débil, la verdadera metafísica débil del pen - he hablado de un realismo analógico, y Grondin me
siero debole que propugna Vattimo. Al hacernos ver considera su aliado para restablecer una metafísica
que el símbolo tiene una cara hermenéutica y otra para la hermenéutica. Tales coincidencias son signos
ontológica, nos ayudará a recobrar la simbolicidad de los tiempos.
para el hombre, lo cual repercutirá en la ontología, 8) Así como es capaz de superar la falacia natu­
en la antropología, en la psicología y en la sociología, ralista y hacer que construyamos válidamente una
así como en la ética y la política. Propiciará, en prin- ética desde nuestro conocimiento del ser humano, de
su naturaleza, esto es, desde una ontología de la per­
sona, la hermenéutica analógica también puede ayu­
” Raimon Panikkar, Ico n o s del m isterio. Península, Barcelona, darnos a construir una filos ofía política que supere
1998, p. 30.
los desencuentros entre el liberalismo y el com unita-
Cfr. Rodrigo Diez Gargari, "Hacia una ontología analógica,
acorde con una hermenéutica analógica", en Vertebración, año
rismo, en una síntesis más rica que privilegie a este
14, núm. 52, Universidad Popular Autónoma del Estado de Pue­ último, es decir, que propicie las diferencias de las
bla, 2001, p. 80 y ss. comunidades, pero sin perder los logros innegables
del liberalismo, como los derechos humanos, esto es, La analogía es el punto central del barroco mexi­
que evite la exclusión. Con ello se podrá acceder a cano y latinoamericano, en el que se da con más
una mejor respuesta al problema del multicultura- fuerza ese fenómeno tan nuestro del mestizaje.
lismo, tan presente en nuestros países latinoameri­ Cuando ya las razas no estaban tan ocupadas en des­
canos, a partir de un pluralismo cultural analógico, truirse, por la fuerza del eros y de la vida se fusiona­
dentro de un marco democrático. ron, y engendraron ese análogo que es el mestizo,
9) La hermenéutica analógica perm ite hacer una sobre todo en el mestizaje cultural, de productos ar­
filosofía propiamente latinoamericana, pero inserta en tísticos nuevos y distintos, que ya no son propia­
la filosofía universal, mundial.^® Ya que la analogía es mente españoles ni propiamente indígenas, sino algo
la percepción de lo particular en lo universal, pero sin nuevo. En el mismo simbolismo del barroco se ve la
caer en el relativismo ni en el absolutismo, nos da los presencia de la analogía, en ese juego de metáfora y
elementos para hacer filosofía latinoamericana sin metonimia, las cuales se mueven en la época con gran
salir del seno de lo universal. De hecho, la hermenéu­ dinamismo. La poesía tan lograda de Sandoval y Za­
tica analógica tiene componentes que le otorgan un pata es un ejemplo de ello, aunque el paradigma es
estatuto altamente latinoamericano. La analogicidad Sor Juana, quien supo integrar lo conceptista y lo
fue conocida ya por los pensadores indígenas, y usada culterano en su magno poema Prim ero sueño. Tam­
en el encuentro entre la cultura española y la origi­ bién se percibe ese mestizaje cultural en Sigüenza y
naria. Gran parte del trabajo no-destructivo, positivo Góngora, quien, en su Teatro de virtudes políticas,
y conveniente fue por obra de la analogía. Ella per­ cuando se solía poner como ejemplo de tales virtudes
mitió a Bartolomé de las Casas captar el humanismo a gobernantes griegos y romanos, él prefirió nombrar a
indígena y no sólo el europeo. Si humanistas eurocen- los jerarcas indígenas.
tristas como Ginés de Sepúlveda — quien era conside­ En el siglo xviii, la analogía también fue empleada
rado el moderno y avanzado— , condenaban a los por el jesuíta Francisco Xavier Clavijero. En la defensa
indios en nombre de los ideales renacentistas y los acu­ de los indios desarrollada en su Historia antigua de
saban de crímenes de lesa humanidad (por prácticas México, la empleó para entender y dar a entender la
como los sacrificios humanos o la antropofagia). Las cultura azteca a los europeos, principalmente a los
Casas supo ver, por analogía con el humanismo de ilustrados como Buffon, Raynal y De Pauw, ante quie­
griegos y romanos (quienes también hacían sacrificios nes defendió la dignidad de los indígenas americanos.
humanos, por ejemplo), el propio de los indígenas, y Curiosamente, estos pensadores eran los estimados
trató de comprenderlo. Con ello tuvo una actitud emi­ como avanzados, sin embargo, se manifestaban en
nentemente hermenéutica y analógica. contra de los indígenas; los acusaban de inmadurez
culpable. No eran capaces de reconocerles la dignidad
Cfr. Victórico Muñoz, Herm enéutica analógica y filosofía lati­ humana que proclamaban para los ciudadanos de Eu­
noamericana, tesis de maestría en Filosofía, UNAM, México, 2005, ropa. En cambio, este jesuíta criollo, ilustrado en al­
p. 32 y ss. guna medida pero anclado en la escolástica, supo
reconocer, como ecléctico que era, la alta dignidad Según se ve, una hermenéutica analógica responde
de los indios, con los cuales él mismo había convivido a una larga tradición del uso de la analogía en la filo­
y a quienes ahora defendía en los discursos con los sofía, la cual también abarca el cultivo de esta disciplina
que adornaba su historia. en América Latina. De manera especial, ésta ayudará a
De igual manera encontramos la analogía en Oc­ superar los pensamientos que se clausuran en sistemas
tavio Paz, gran poeta mexicano, premio Nobel de li­ cerrados y en totalidades excluyentes, como un recurso
teratura y reconocido intelectual. Él hacía de la del pensamiento que ha servido para comprender la al-
analogía el núcleo de lo poético y, siguiendo a teridad, sin las pretensiones de completa conversión a
Román Jakobson, apuntaba que la metáfora y la me­ una otredad absoluta, pues eso es meramente ilusorio.
tonimia eran formas de la analogía, por lo que la No obstante, dentro de ciertos límites, se abre a la com­
analogía era el núcleo del pensamiento humano. Asi­ prensión del otro, pero brindándole la critica que surge
mismo, otros pensadores latinoamericanos han hecho de la propia ubicación en el mapa de la cultura.
uso del concepto de analogía en su síntesis sistemá­
tica, como Enrique Dussel y Juan Carlos Scannone,
ambos originarios de Argentina, ya naturalizado me­ IV. El acto de in t e r pr e t a c ió n a n a l ó g ic o
xicano el primero. Ellos la usan en relación con la
dialéctica, en forma de análéctica, y gracias a su in­ Recogiendo lo que hemos dicho y tratando de ejem­
teligente empleo, me enseñaron a usarla en la her­ plificar un poco, veamos cómo puede llevarse a cabo
menéutica, en forma, de hermenéutica analógica. el acto de interpretación que se da en una hermenéu­
También fue empleada por otro filósofo mexicano tica analógica. En primer lugar, recordemos que la
que trabajó en Venezuela, Adolfo García Díaz, quien analogía es proporción, por lo que el acto interpreta­
estudió la analogía en Santo Tomás, publicó artículos tivo analógico buscará en un texto la proporción que
sobre el tema, y le dio un alto valor en la lógica y la toca al autor, al lector y al mismo texto en cuanto al
epistemología. Igualmente fue cultivada por otro significado. Así, hay un significado del autor y un
eminente filósofo, originario de Florencia y radicado significado del lector que, sintetizados, configuran el
en Venezuela — pero que trabajó muchos años en significado del texto. En una interpretación analó­
México— , Alejandro Rossi, quien, en su discurso de gica, que trata de evitar la univocidad del sentido li­
ingreso a El Colegio Nacional, apuntó que el primer teral, la cual es inalcanzable, esto es, comprender qué
curso que dictó en la UNAM fue sobre la analogía en dijo verdaderamente el autor, y dado que en la ana­
Santo Tomás. La actitud analogista quedó para siem­ logía predomina la diferencia sobre la identidad, se
pre en su obra tanto filosófica como literaria, por la dará preponderancia al significado del lector, sin que
influencia de sus estudios sobre Wittgenstein y por esto redunde en desprecio del significado del ha­
su estrecha amistad con Octavio Paz, el gran poeta blante o autor. No se trata de dejar de lado el signifi­
analogista. cado o intencionalidad del autor, sino de reconocer y
tomar conciencia de que éste es imposible de alcanzar
virtud que se atribuía a los buenos intérpretes. Hacer
y que siempre va a predominar nuestra subjetividad.
distinciones relevantes e interesantes, es decir, fructí­
Sin embargo, también se debe advertir que no por eso
feras, ayuda a encontrar nuevas interpretaciones, a lan­
hemos de resbalar hacia el equivocismo del mero sen­
zar buenas hipótesis hermenéuticas, que a5naden no sólo
tido alegórico, según el cual prácticamente nada se
a saUr de las situaciones difíciles, de las interpretaciones
puede recuperar de la intencionalidad del autor y
rivales insuficientes o igualmente cuestionables, sino a
todo se reduce a una producción de sentido que, a la
encontrar interpretaciones más adecuadas al texto y más
postre, nos hunde en el mar del relativismo y hasta
ricas y fecundas para nosotros.
de la incomprensión.
Y es que, en efecto, para llevar al límite el símil,
Para lograr esa proporción, esa proporcionalidad
podemos comparar la situación hermenéutica o el
entre las intencionalidades del autor y del lector, la in­
acontecimiento interpretativo con un caso dilemá­
terpretación analógica tiene como instrumento la dis­
tico, incluso paradójico, en el que nos encontramos,
tinción. Distinguir los significados de un texto lleva a
en un extremo, con dos interpretaciones rivales,
evitar el equívoco, así como a rechazar la pretensión
cada una de las cuales nos lleva a una contradicción
unívoca de la claridad total. Consiste en darse cuenta
o a una consecuencia indeseable, como ocurre preci­
de que la posibilidad del múltiple significado, de la
samente en el dilema, en el que cada una de las op­
polisemia o multivocidad, puede encontrarse donde­
ciones lleva al absurdo. El dilema era llamado
quiera, pero también de que siempre acecha la equi-
— según algunos, por San Jerónimo— silogismo cor-
vocidad, y que se tiene que acudir a la analogía para
nuto ya que sus dos extremos a daban la impresión
espantarla. De hecho, la multivocidad es doble: equí­
de ser los cuernos de un toro que embestía, ante el
voca o análoga. La primera es irreductible, la segunda,
que, por evitar un cuerno, se caía mortalmente en el
manejable. Por eso la analogía ahuyenta al fantasma
otro.^° Pero se hablaba jocosamente de romper los
de la equivocidad total, del que ya no hay salida.
cuernos del dilema, y esto se hacía introduciendo la
El genial lógico y pragmatista Charles Sanders Peirce
distinción, como haciendo acrobacias con el toro, para
apuntaba que la distinción supera el dilema, el argu­
burlarlo. La sutileza, la distinción, es algo eminente­
mento dilemático, esa situación en la que nos encon­
mente analógico; era usada por los lógicos antiguos
tramos sin saUda. En el ámbito de la hermenéutica, nos
para evitar los dos cuernos de la univocidad y de la
hallamos frente a dos interpretaciones igualmente in­
equivocidad. El propio Peirce, excelente lógico, ha­
sostenibles, o igualmente sostenibles, pero que no con­
blaba de la analogía como capacidad de distinción,
ducen a la comprensión. Según Peirce, el dilema se
como posibilidad de encontrar matices, diferencias,
produce por una enumeración insuficiente, por no con­
tar con todas las posibilidades o hipótesis, lo que se
logra distinguiendo. Si se nos presentan sólo dos inter­ Cfr. Mauricio Beuchot, Introducción a la lógica, UNAM, México,
pretaciones problemáticas, hay que saber encontrar y 2004, pp. 97-98.
postular una tercera, o introducir una cuarta. Para ello Charles S. Peirce, "La crítica de los argumentos", eri op. c i t ,
p. 202.
se requiere sutileza, la cual, significativamente, era la
diversos sentidos que hicieran escapar de la simplifi­ otros mismos desde el otro, es decir, escuchar e in­
cación univocista y del enredo equivocista. corporar las enseñanzas que nos proporciona dentro
También hay que decir que la hermenéutica ana­ del diálogo enriquecedor que se entabla.
lógica es una experiencia. Jugando con la distinción La hermenéutica analógica privilegia la diferencia,
kantiana entre lo empírico y lo trascendental, Johan- pues esta última predomina en la analogía por encima
nes Lotz intituló uno de sus libros sobre el tema La de la identidad. Retomando una expresión de Lévinas,
experiencia trascendental, dando a entender que sólo su manera de defender la diferencia será combatiendo
acercando lo trascendental a lo empírico — a pesar de la indiferencia que suele darse entre los seres huma­
que Kant los separaba demasiado— se podía acceder nos. Con ello se habrá protegido la diferencia de una
a la propuesta epistemológica que allí se desarrollaba. manera crítica y con ciertos límites, dentro del marco
A mí me gustaría también jugar con los términos y de la convivencia social pacífica y justa.
hablar de una experiencia hermenéutico-analógica, Confío en que este instrumento interpretativo
dado que la hermenéutica y la analogía no están tan sirva para renovar la filosofía en la actualidad, lo cual
alejadas de lo empírico ni tampoco de lo trascenden­ es una tarea necesaria. Ya hace tiempo que la disci­
tal. Se ha de llegar a la conformación de una virtud plina está entrampada en la lucha entre absolutismos
hermenéutico-analógica, es decir, una virtus interpre­ a ultranza y relativismos excesivos. Es tiempo de que
tativa que asimile y haga propia la experiencia de la salga de ese impasse y se mueva hacia terrenos más
analogía, que ponga en práctica lo que hace que una promisorios, por caminos que conduzcan a alguna
interpretación sea analógica, lo que nos permite ha­ parte. Estamos en un tiempo indigente y por eso es
blar de una hermenéutica basada en la analogía. necesario buscar el alimento que haga avanzar a la fi­
losofía más allá de donde se había quedado estancada.
V. C onclusión Creo que desde América Latina podemos hacer nuestra
aportación. No se trata de desconectarnos de la filoso­
El pensamiento analógico, en forma de hermenéutica fía universal, sino de usar lo que ésta nos brinda para
analógica, puede servir para romper los extremos de construir un pensamiento propio, latinoamericano.
la cerrazón que impiden comprender, así sea mínima­ Esto es algo que están haciendo, de manera excelente,
mente, al otro, y el de la apertura sin fin, que no es filósofos nuestros como Guillermo Hurtado y Ambrosio
real sino imaginaria (si no es que fingida), y nos co­ Velasco, así como Mario Magallón y su grupo.^^ Buscar
loca en el punto medio frágil y movedizo del que una voz propia, una manera de conocer, o episteme,
trata de comprender, pero sabiendo que su compren­ que responda a nuestras interrogantes e inquietudes.
sión no será absoluta, que tendrá pérdida, pero que,
con todo, resultará suficiente, pues es la única que
se puede alcanzar desde nuestra limitada compren­ Cfr. Mario Magallón Anaya y Juan de Dios Escalante Rodríguez
sión. Será un conocimiento que nos permita criticar (coords.), América Latina y su episteme analógica, UNAM, México,
al otro desde nosotros y, también, criticarnos a nos­ 2014.
I nd ic e

Nota introductoria
G uillerm o H urtad o 3

Los p ro c e so s de la in te r p r e ta c ió n 7
Mauricio Beuchot, Material de Lectura, serie El En­
sayo Contemporáneo en México, núm. 8, editado
por la Dirección de Literatura de la Coordinación
de Difusión Cultural de la UWAM, se terminó de
imprimir el 18 de septiembre de 2015. La com­
posición tipográfica, formación e impresión se
hicieron en los talleres de Impresos Trece, S. de
R. L. de C.V., Mar Mediterráneo 30, colortía Tacuba
C.P. 14410, Delegación Miguel Hidalgo, México,
D.F. Se tiraron 1000 ejemplares en papel Cultural
de 75 gramos. La composición se hizo en tipos
Officina Serif Book de 8, 11 y 15 puntos. La edi­
ción estuvo al cuidado de Víctor Cabrera, JuUeta
Gamboa y del autor.

También podría gustarte