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Universidad de San Carlos de Guatemala

Facultad de Humanidades
Departamento de Letras
L4.5.10 Literatura española siglo XX y contemporánea II 
Docente: Lic. Wilfredo García

Descripción de trabajo: Análisis de la obra Compañeras de viaje, de Soledad


Puértolas

Yolanda Ruby Xulú González


Carné: 9016676
Lectura y análisis de la obra, Compañeras de viaje, de Soledad Puértolas

1.- Introducción
3. Seleccionar dos relatos

1.- Au Pair

2.- Masako

A) Argumento de cada uno

1.- Au Pair: Joven estudiante de Madrid imparte clases a inglesa que la invita a
Londres a pasar el verano trabajando como au pair, durante el viaje, en el tren,se
encuentra con un grupo de jóvenes de su facultad, le esperan nuevas experiencias
y aventuras en un entorno completamente nuevo para ella.

2.- Masako:

B) Citar textualmente tres ejemplos de cada uno del perfil de los personajes
femeninos.

La joven estudiante:

C) Citar tres ejemplos de los recursos literarios de cada uno

A la alumna no le gustaba mucho la profesora, a la profesora tampoco le gustaba demasiado


la alumna, pero no se trataba de nada grave, no merecía darle más importancia de la que
tenía

Luego nos quedamos mirándonos, sonriéndonos, detenidos en mitad del pasillo.

y me preguntó cómo me llamaba yo. Y, nada más saberlo, lo pronunció y preguntó


p 19

Nos veíamos un día por semana en una cafetería de la calle Princesa. Tomábamos café y
desplegábamos libros y cuadernos sobre la mesa. De vez en cuando, nos reíamos.
Parecíamos dos amigas que han decidido realizar un tipo de intercambio. Si aquello era una
clase, se trataba de algo informal, casi festivo.

Se mataban varios pájaros de un tiro. Para empezar, resolvía mi verano, y, de paso, se me


presentaba la oportunidad de asumir la condición de trabajadora que toda persona que se
respetara a sí misma debía conocer.

Tenía algo, era evidente. No era una chica del montón. Del montón, eso era lo que Julie me
parecía a mí. De un mal montón. El montón de los que no nos entienden p 21
Masako

Su identidad, esa parte de su identidad que se corresponde con la sensación de libertad que
siente ahora, mientras sube hacia Montparnasse. Siempre ha sido así. Abismos de angustia
y picos de euforia. Lo curioso es que cuando, como ahora, la invade la euforia, piensa que
dejará una huella Cree más en la euforia que en la desesperación. Su esperanza es, en suma,
más fuerte que su desesperanza. La vida puede cambiar, la vida entera p 115

Alicia, desconcertada ante el desconcierto de Masako, hace un gesto ambiguo con la mano,
como para retroceder, como para negarlo todo. P117

porque la inquietud no se puede soportar, te corroe por dentro, te destroza. Sí, supongo que
por eso puse tanto empeño en el viaje a Turín. 119

Porque en Turín se estropeó todo, ir a Turín fue un completo error. »Quizá lo que yo sabía
antes del viaje a Turín, lo que presentía, era que mi historia con Sato estaba llegando a su
fin

4) Tres conclusiones

5. Comentario valorativo en diez líneas


Biografía de Soledad Puértolas

Nació el 3 de noviembre de 1947 en Zaragoza, España.

Escritora española

 Quinta mujer académica de la Real Academia de la Lengua.

 Obras: Queda la noche, Con mi madre, La vida se mueve...

 Género: Novela, cuento, ensayo...

 Padres: Jaime Puértolas

 Cónyuges: Leopoldo Pita

 Hijos: 2

 Nombre: Soledad Puértolas Villanueva

Soledad Puértolas nació el 3 de noviembre de 1947 en Zaragoza, España.

Hija de Jaime Puértolas, químico.

Estudios: Cursó estudios de Ciencias Políticas en Madrid y de Económicas en


Bilbao. Posteriormente estudió Periodismo.
Obras: Como escritora se dio a conocer con El bandido doblemente armado
(Premio Sésamo de novela,1979). Autora de las novelas Burdeos (1986), Todos
mienten (1988), Queda la noche (1989, Premio Planeta), Días del Arenal (1992)
y Si al atardecer llegara el mensajero (1995).

Publicó también dos volúmenes de cuentos: Una enfermedad moral (1983) y La


corriente del golfo (1993), un volumen de textos autobiográficos: Recuerdos de
otra persona (1996) y dos relatos para un público juvenil: La sombra de una
noche (1986) y El recorrido de los animales (1988).

La vida oculta (1993) ganó el Premio Anagrama de Ensayo, con una excelente


acogida por parte de los lectores y crítica.

En 1999, editó La rosa de plata, fábula inspirada en las leyendas artúricas que
supone un cambio de registro en su temática habitual. En 2000, apareció Adiós a
las novias que reúne veintiún cuentos, breves en su mayoría, que indagan en
situaciones sentimentales comunes.
En 2001 evocó la figura de su madre, fallecida en 1999, en su obra, Con mi
madre, libro autobiográfico en el que reconstruye las vivencias y la relación que
tuvo con ella. En 2012, publicó la novela Mi amor en vano y después los
cuentos El fin (2015) y Chicos y chicas (2016).

Sus libros fueron traducidos al francés, al portugués, al italiano, al alemán y al


inglés. Además colaboró en prensa con artículos de opinión y sobre asuntos
literarios.

Académica de la Lengua
El 28 de enero de 2010 fue nombrada académica de la Lengua tras resultar
elegida en tercera ronda de votaciones, para cubrir la vacante del científico
Antonio Colino en la Real Academia Española.

Desde el 5 de septiembre de 2018 es presidenta del Real Patronato de la


Biblioteca Nacional de España (BNE).

Sus obras más recientes son Historia de un abrigo (2005), Compañeras de viaje
(2010), Mi amor en vano (2012), El fin (2015), Chicos y chicas (2016), Lúcida
melancolía (2017) y Música de ópera (2019).

3. Seleccionar dos relatos

1.- Au Pair
A) Argumento de cada uno

B) Citar textualmente tres ejemplos de cada uno del perfil de los personajes
femeninos

C) Citar tres ejemplos de los recursos literarios de cada uno

4) Tres conclusiones

5. Comentario valorativo en diez líneas

COMPAÑERAS DE VIAJE (Soledad Puértolas)

POR EL ESPEJO DE MUJERES SONÁMBULAS(*) Ramón Acín.


Desde sus inicios literarios, Soledad Puértolas ha mostrado enorme interés narrativo
por indagar en lo “mínimo” hasta convertirlo en pilar básico de su creatividad. Gracias
a este interés por lo “mínimo” –de hecho, los personajes claves de Comañeras de viaje
siempre apaecen en los relatos como si fueran secundarios, sin importancia alguna-,
en la lectura de sus obras, se alcanza, explora y explica lo “máximo”. En Compañeras
de viaje, la última aportación literaria de la autora, sigue existiendo este peculiar
aprecio por lo insignificante, mínimo o secundario, pues se incide y se indaga en
situaciones cotidianas que, con una sorprendente normalidad, edifican universos
capaces de trascender más allá de su aparente simpleza inicial. De ahí que los quince
relatos del libro hablen y naveguen por la lógica de la vida y por los inesperados
quiebros de la misma a partir de situaciones intrascendentes y puntuales que, sin
embargo, escarban a fondo en el hastio de la existencia.
El libro avisa, desde el mismo título, de la intencionalidad más general; una
intencionalidad que se ratifica después, con mayor pormenorización, en los escuetos
titulares de los relatos y en la parquedad de los mismos, predibujando de esta manera
también el esquema técnico utilizado por la escritora. En denominaciones, simples y
mínimas, como “Pulseras”, “Espejos”, “Restos”, “Ropa usada”, “Despacio”, “Dos
hombres”… se oculta la total realidad del mundo y de la vida. Sobre tal apariencia de
simpleza, asentada en lo cotidiano y la normalidad, la lectura va caminando,
suavemente y con paso seguro, hasta desembocar en el trasfondo de esa apariencia.
Y, con ello, lo esencial, ya sea individual o colectivo, aparece narrativamente con
fuerza. Los personajes, femeninos siempre, emergen potentes desde la borrosidad que
define a la vida. Y lo hacen con una contundencia inesperada que permite tomar
conciencia acerca de la tela de araña que atrapa y envuelve la existencia de tales
personajes. Casi todas las mujeres de Compañeras de viaje se ven y se observan como
personas condenadas a la normalidad e incapaces de salir de ella. Y es, precisamente,
esa conciencia de su actuación, tocada por abismos de angustia y de suaves picos de
euforia, lo que da densidad a los quince relatos del libro.
Viajar o cambiar de lugar suele contener sus buenas dosis de revelación. Algo suele
mudar en el interior de las personas cuando su entorno deja de ser cotidiano. A pautas
asi de comunes se atiene la narradora Soledad Puértolas en este libro de relatos, pues
esa muda interna o ese caer en la cuenta cuando se contempla algo desconocido o
distinto frente a lo común del dia a día es, precisamente, lo que mejor hace fernentar a
toda la gavilla de historias que levantan el edificio del libro. Son, casi siempre, historias
centradas en desplazamientos físicos que, en su mayoría, devienen en mentales - eso
sí, trufados de una reflexión apenas mostrada- y que, gracias a ese devenir, se acaban
conformando como pautas de revelación, de medicina, de posibilidad de huida, de
comprensión de sucesos, de aviso ante el peligro, etc. para las protagonistas –un tanto
especiales- de Compañeras de viaje.
En los relatos de este libro habita un puñado de mujeres que muestran un rico haz de
estados de ánimo –por lo general, en el círculo próximo o propio al dolorido sentir,
tales como cansancio, desgana, malestar y similares-, provenientes de su inseguridad,
de su depresión o, entre otros varios aspectos, de su insatisfacción vital. En suma, son
siempre mujeres sonámbulas e incapaces de “resolver cuestiones fundamentales”
(pág. 55) mientras transitan casi inconscientemente por la vida. De ahí que, en todos
los relatos, pese a la aparición y caminar paralelo de personajes acompañantes, la
soledad se manifieste de manera permanente y que, además, incida con fuerza en
todas las protagonistas, alejándose, por tanto, del simple telón de fondo o de dibujo de
atmósferas. La soledad, como corriente subterránea en Compañeras de viaje, dibuja
un esquema común para el conjunto del libro. Como si todas las historias de éste, pese
a su disparidad, pertenecieran al mismo tronco. Es decir, estamos ante la presencia de
seres que se muestran al margen de sus maridos, amigos o vecinos pese a contar con
su presencia, además de parecer o sentirse anuladas por un estado enfermizo de
apatía o dolor, absortas en mundos sin interés (“muchas veces miro alrededor y no
veo nada” afirma, por ejemplo, la protagonista de “Despacio”, pág.97) o entregadas a
una ensoñación que las aisla. Son siempre seres que parecen buscar ansiosamente
protección o que inspiran una necesidad de protección; seres que temen a lo
desconocido y que no quieren exponerse a los posibles peligros derivados de tal
desconocimiento. E, incluso, seres que llegan a sentirse extranjeros de sí mismos
(“Hace tiempo que no sé quien es la persona que habita al otro lado del espejo”, pág.
135). De ahí, la importancia de la enfermedad o del dolorido sentir como excusa ante
sí y ante los demás, puesto que, al menos, son conscientes de que hasta el simple
hecho de pensar resulta doloroso.
Tan especial situación de soledad, de extrannjería -social y anínima- o de apartamiento
buscado y de evasión acacece en espacios actuales, fáciles de reconocer o, cuando
menos muy verosímiles. Espacios que transmiten a la lectura, adensándola, un tiempo,
unas costumbres, una atmósfera y hasta una historia identificables. Circunstancias que
conforman todo un hallazgo al actuar como adecuado fondo escénico, al tiempo que
apuntalan la sensación de un atractivo novelesco que es, muy suavemente, proclive al
misterio. Un misterio que tiende a inocular brevísimas –pero suficientes- dosis de duda
porque, precisamente, vivir es dudar. Ciudades del mundo como París, Nantes Londres
o Seúl, junto a pueblos, hoteles de carretera, coches, barcos o lugares perdidos,
adquieren protagonismo narrativo para mostrar, por ejemplo, fotogramas de vida o
fogonazos del paso de tiempo pegados a la fragilidad de unos seres que se debaten en
dolorosa incertidumbre.
Lo anterior adquiere especialmente importancia cuando la existencia manifiesta la cara
oculta, no deseada o, simplemente, imprevisible. De ahí que haya espacios y tiempos
cargados de significativo contenido histórico como en los relatos “Au Pair” y “Otoño de
1968”, donde nuestro pasado reciente, la dictadura franquista, refuerza y da sentido al
despertar de la vida, a la muda de la piel –en míticas y extrañas tierras: Londres y
París- de las protagonistas. Frente a este tipo de espacios y tiempos, llenos de cierto
protagonismo vital, otros tienden a diluirse como azucarillos para así perfilar el
protagonismo puntual de la sorpresa cuando ésta choca con la rutina y todo parece
romperse angustiosamente en mil pedazos.
Espacios, tiempos, viaje, soledad y dolorido sentir- principales quicios básicos de
Compañeras de viaje-, adquieren total sentido cuando la rutina deja de ser rutina y el
quiebro de la normalidad se hace patente, porque, aunque sea fugazmente, sólo así las
protagonistas llegan a observar que “se viven muchas vidas dentro de una vida”
(pág.137), a la postre, sustento e idea final de los quince relatos del libro y de su valor
de espejo.

 De pronto salta como delfín fuera del agua y la vemos emplearse como au pair o vencer una
depresión, como sucede en los excelentes relatos de Compañeras de viaje,  en los que las
protagonistas se encuentran a sí mismas y se descubren como la mejor compañía.

Como su título anuncia, Compañeras de viaje, este libro de relatos


-el quinto de Soledad Puértolas- reúne 15 piezas que narran la
experiencia del viaje vivida por mujeres de muy distinto tipo, edad
y condición. No son viajes aventureros ni exóticos, y no es casual
que el primero de ellos, 'Música', trate de los incidentes comunes y
corrientes -una avería, por ejemplo- que pueden sobrevenir en un
viaje en coche de Madrid a Galicia de una familia media que se va
de vacaciones. Hay también viajes de juventud, el de la joven que
se marcha a Inglaterra a trabajar de au pair un verano y descubre
el swinging London, o el de otra que decide visitar a dos amigos
universitarios "exiliados" en el París de los años setenta por su
actividad política durante la dictadura. En otros relatos, las
mujeres acompañan a sus maridos en sus viajes de negocios o a
los países adonde se trasladan por motivos profesionales,
afrontando un buen puñado de "tiempos muertos", propicios a la
soledad y la espera. Otras mujeres viajan solas y con un propósito
previo -descansar, distraerse- que se verá truncado porque otros
viajeros entran en sus vidas y luego se van dejándoles la imagen
de una mano "desnuda, mirando hacia el suelo". En ocasiones,
ellos o ellas se encuentran con una compañera inesperada: la
extrañeza. Y casi todos los viajeros regresan ligeramente
transformados, con un bagaje vital más rico del que portaban al
partir.
Compañeras de viaje.

Soledad Puértolas. Anagrama. Barcelona, 2010. 217 páginas. 18


euros
Más que la acción, en los relatos cuenta la situación. De ahí la
cuidadosa recreación -muchos viajes se narran desde la posterior
evocación o recuerdo- de ambientes, espacios, personajes o
detalles, y la fina exploración de emociones y sentimientos. Buen
ejemplo de ello lo tenemos en 'Espejos', que transcurre en la casa
de la protagonista, y que es uno de los más breves, a la par de los
más inquietantes e intensos. O el titulado 'Masako': un relato casi
estático, que en buena parte transcurre en la interioridad y la
fantasía de una mujer que se llama, precisamente, Alicia.

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