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Las 7 lecciones de liderazgo de Steve Jobs

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15 de febrero de 2021

Las personas que están lo suficientemente locas como para pensar que
pueden cambiar el mundo son las que lo cambian.

Febrero 15, 2021 9 min de lectura

Las opiniones expresadas por los colaboradores de Entrepreneur son


personales.

Hay algunos libros que mantengo cerca de mi cabecera. No suelen ser grandes clásicos o
tratados gordos, sino libros que permiten volver a ellos una y otra vez para buscar inspiración
o para reordenar mis ideas. Son libros que he leído y releído muchas veces. Entre mis
librillos de cabecera están El Principito, Cartas del Diablo a su Sobrino, Fueras de Serie, El
Hombre más rico de Babilonia, La Vaca Púrpura, El Botón de Like, El Hombre en Busca de
Sentido, Las Aventuras de Sherlock Holmes, El Estilo Virgin y, más recientemente, un
pequeño compendio de 14 lecciones de liderazgo de Steve Jobs, de su biógrafo, Walter
Isaacson.

La biografía completa bien vale la pena; pero en este pequeño libro, Isaacson hace una labor
encomiable de síntesis, abordando las principales lecciones de un hombre que, a pesar de sus
muchas fallas, logró transformar el mundo en que vivimos, la manera en que nos conectamos
y el contenido que consumimos.

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Para saber más: ¿Qué leo, negocios o placer? Los 4 cuadrantes para elegir
tu siguiente gran libro

Como su nombre lo dice, el libro presenta 14 lecciones. Son lecciones sobre los negocios, la
creatividad, el emprendimiento y la vida. En honor de la simplicidad y el espacio propio en
un artículo como éste, te comparto mis siete favoritas. ¡Quizás sean suficientes para
despertar tu curiosidad y buscar la otra mitad en su fuente original!

1. Simplifica
“La sencillez es la máxima sofisticación” afirmaba Apple en su primer folleto publicitario.
Eliminar todos los componentes innecesarios permite a un producto o sistema mostrar su
verdadera alma. Jobs aprendió a admirar la sencillez cuando trabajaba en el turno de noche
en Atari tras dejar los estudios en la universidad. Es difícil de creer, pero los juegos de
Atari no traían manual de instrucciones. Las únicas instrucciones del juego arcade de
Star Trek eran: 1. Introduce una moneda. 2. Evita los klingons. Esto marcó el estilo de Jobs,
quien desde entonces se mantuvo obsesionado con la simplicidad, la limpieza, la usabilidad y
la intuición.

Esto requiere, en nuestro caso, una pasión verdadera por eliminar partes innecesarias en los
productos y en los procesos en aras de la economía y la sencillez. Simplicidad no es lo mismo
que pereza o descuido. Se requiere ser un gran jardinero para saber qué ramas podar.

2. Responsabilízate de todo el proceso


Las empresas -y el mundo entero- están llenas de personas cuya frase favorita es “ese no es
mi trabajo”. Son personas que han sido educadas para presionar un botón, apretar una
tuerca, cerrar una puerta. Asumen su parte en el proceso, pero evitan el proceso completo.
No les importa el producto final, ni la experiencia, ni la identidad del todo, sino solo hacer su
parte, cumplir su trabajo y tener cubiertas las espaldas si algo sale mal. “No fue mi culpa”,
dirán. “Ese no es mi trabajo”.

Los líderes se responsabilizan de todo el proceso. Siempre dan más de lo que se les pide, no
porque desean aplausos, o quieren lucirse, sino porque, sencillamente, el proceso completo
les duele en el estómago, en los huesos, en el alma. Jobs revisaba cada parte del producto,
cada tornillo y cada conexión. Revisaba el diseño, la producción, la programación. En
especial revisaba cada momento en la experiencia del usuario: la compra, el pago, el
unboxing, la instalación y el uso.

Los líderes no gobiernan desde estados de resultados o briefings. Los líderes se mueven, se
asoman, abren las puertas, saludan a las personas, revisan los diseños, abren los archivos,
preguntan e invierten tiempo en sumergirse en el proceso completo. Es verdad que los
líderes saben cuándo delegar, pero sobre todo, saben cuándo no hacerlo.

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3. Distorsiona la realidad
El “campo de distorsión de la realidad” es una de las características más famosas de Steve
Jobs, y fue llamado así por Steve Wozniak debido al impacto que tenía la confianza de Jobs
en las demás personas. Cuando alguien -ya fuera un ingeniero de Atari, el mismo Wozniak o
un ejecutivo de Macintosh- le decía a Jobs que algo “no era posible”, Steve los miraba con
intensidad. “Tú puedes hacerlo. Sé que puedes. Pero tienes que creerlo”. La mayoría de las
veces, éstas personas lograban lo que antes habían llamado “imposible”.

¿Y en tus propios proyectos? Hazte el hábito de no aceptar un “no” por respuesta, o un


“imposible” por toda explicación. Como líder, tienes que creer que tú puedes dar más, que
otros pueden dar más y que, mientras tu competencia espera sentada a que sucedan
las cosas “posibles”, tú estás dando un paso más allá.

Pero claro, antes tienes que creerlo.

Cuando
a alguien
Jobs que -ya era
algo “no fuera un ingeniero
posible”, de Atari,
Steve los miraba elcon
mismo Wozniak
intensidad o un ejecutivo
/ Imagen: de Macintosh- le decía
Depositphotos.com

4. Combina las humanidades y las ciencias


Steve Jobs era un genio, de eso no hay duda. Pero su genio no consistía en ser un gran
científico -había otros mejores, como Wozniak o Gates- y tampoco en ser un gran artista -
también los había mejores-. Su genio consistía en funcionar como catalizador, como punto de

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unión entre ambos mundos: en crear algo nuevo en este punto dulce en donde la ciencia y el
arte se mezclaban.

Jobs era apasionado del diseño y la estética casi tanto como de la funcionalidad y la
velocidad. Sus programas y aparatos no solo tenían que funcionar bien: tenían que ser
hermosos. En los negocios, en muchas ocasiones estas dos nociones se encuentran en
constante tensión y pelea: los diseñadores y los ingenieros; los de ventas y los de
administración.

Un buen líder debe tener conocimiento e intuición en ambas partes de la


ecuación, y llevar a todos a trabajar con miras a un mismo producto o servicio.

5. Trabaja solo con los mejores


“Mi trabajo consiste en ser sincero”, decía Steve Jobs. Si bien el creador de Apple era famoso
por su mal genio y su temperamento que podía parecer grosero, algo hay de verdad en su
sistema. Muchas veces -y aún más, quizás, en nuestra cultura latinoamericana- podemos ser
demasiado amables con las personas que hacen mal las cosas o que, sencillamente, no
trabajan. Si tu empresa desea estar en la punta de la ola, entonces, como líder, debes poder
encontrar y trabajar con los mejores: personas con el conocimiento, la habilidad y la
disposición de hacer las cosas bien.

Para saber más: ¿Quieres leer pero no puedes? Empieza con el reto de los 5
minutos

No te digo que te conviertas en un jefe tiránico, grosero o maleducado. Pero hay un límite de
cosas que puedes “dejar pasar” antes de que arrastren a la empresa tras de sí. Exígete
primero a ti, comunica tu visión exige a los demás. Grosería es no hacerlo.

6. Concéntrate
Cuando Jobs regresó a la junta de Apple en 1997, la empresa se encontraba desarrollando
docenas de distintos prototipos y productos. No era una empresa sólida invirtiendo en
investigación y desarrollo: era una empresa quebrada y sin foco.

Jobs caminó hacia una gran pizarra, descalzo, tomó un plumón y dibujó una tabla con dos
filas y dos columnas, y después escribió: “Consumidor, Profesional, Escritorio, Portátil”.
Después dijo a su equipo: dejen todo lo que están haciendo y concéntrense en solo cuatro
productos, uno para cada cuadrante.

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Imagen: Francisco García Pimentel

Ese mismo día abandonaron más de 18 proyectos y se concentraron en cuatro productos.


Estos cuatro productos salvaron a Apple de la quiebra y reinventaron el siglo XX. A veces no
es falta de talento o capacidad lo que falla: es la dispersión. “Decidir lo que no hay que hacer
es tan importante como decidir lo que hay que hacer -dijo el mismo Jobs-, y esto sirve tanto
para empresas como para productos”

7. Sigue hambriento
“Cambiar al mundo” es una frase tan trillada como absurda. Mientras la cultura y el mercado
parecen forzarte a hacer las cosas igual, a seguir los mismos caminos, a comportarte y a
encajar. Pero como el famoso anuncio de “1984” de Apple decía: “Piensa diferente. Este es un
homenaje a los locos, a los inadaptados, a los rebeldes, a los alborotadores, a las fichas
redondas en los huecos cuadrados. Aunque algunos los vean como locos, nosotros vemos su
genio, porque las personas lo bastante locas como para pensar que pueden cambiar el
mundo… son las que lo cambian”.

Así que no importa si, al final, lo alcanzas: lo importante es que tengas un sueño
grande, absurdo, tan gigantesco que parezca imposible. Son estos sueños los que
harán que te levantes cada mañana emocionado, hambriento y con ganas de más. Son estos
sueños los que te empujarán a buscar la perfección, a buscar a los mejores y a ser mejor tú
mismo.

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Así, pues, mantente hambriento y ve por todo. ¿Para qué soñar sueños pequeños?

Para saber más: Anatomía del correo electrónico ideal

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Revista Entrepreneur Mayo 2021

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