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2.

Aguas Cristalinas

Lili tenía miedo. Maldecida antes de nacer siendo prometida al Dios


más cruel de la historia; Axel, un vampiro que creo miles de
criaturas demoníacas, un engendro despiadado que la odiaba y de
eso no tenía duda. De cierta manera estaban conectados y ella
sentía el odio que emanaba el ser sombrío.
La oscuridad lo rodeaba y aunque sus ojos no lo contemplaban
todavía ella se imaginaba su decadente aspecto. La apariencia
decrepita, las manos arrugadas y el cabello escaso. Así se lo
imaginaba Lili porque la soberbia que emanaba era tan fuerte que
asustaba a la pequeña diosa. Ella también lo detestaba.
El Dios se comía a sus víctimas y se decía que su trono estaba
forjado con cráneos, a Lili no le gustaba la sangre, no le gustaba la
muerte, ella andaba descalza en prados verdes y dejaba que las
criaturas la rodearan envueltos en el encanto de su bella. Era una
diosa la cual tenía una belleza que nunca tendrían los humanos y
que heredarían los descendientes de su sangre.
Cansada de llorar bajo de su caballo cuando la noche cayo, su
guerrero protector hizo lo mismo bajando el escudo de oro que le
dio el Dios sol para que la cuidara. Había paz, pero prevenir no está
de más teniendo en cuenta que cualquier demonio podría quedar
hipnotizado con la belleza de Lili, es que era tan hermosa con ese
cabello rojo el cual le cubría la espalda, se mostraba más alta y su
cuerpo ya no era el de una niña.
Daven, el Dios de los lobos miro a los hombres que lo seguían
indicando que se alejaran. Él era el protector de Lili, el universo lo
eligió para la tarea hasta que se encontrara con Axel, cuando el
Dios oscuro la tomara, ella ya seria del inframundo y no de la
tierra, y a Daven eso le dolía.
Le dolía que un ser tan bello como su amada tuviera que
enfrentarse a un vampiro como Axel. Un adefesio que la odiaba por
quitarle la mitad de su poder ya que al casarse serian uno solo para
siempre.
Lili abrió la capa que la cubría tirándola al suelo y soltó su vestido
mientras caminaba al lago de aguas tibias, los hombros quedaron
desnudos y el lobo no bajo los ojos cuando ella se quitó todo
mostrando la desnudes de su espalda.
La había cuidado siempre, y cuando ella se reunía con las
hermanas de su madre se desnudaba también, con la gran
diferencia de que para ese tiempo era una niña y ahora ya no lo era.
Ahora. Ahora tenía los pechos, glúteos y caderas de una hembra.
Entro al agua hundiéndose en aguas cristalinas mientras él la
observaba.
Su instinto lobuno le jugó una mala pasada y tuvo que apretar la
mandíbula preso del deseo animal que lo abarcaba. Se había
prendado de ella y cuando un lobo se prendaba amaba toda la vida,
la única forma de quitar ese apego era arrancándole el corazón o de
lo contrario siempre la tendría en el pecho.
Había muchas formas de prendarse, se podía ser un fiel sirviente,
un hermano protector o una pareja para toda la vida. Daven la veía
como su alma gemela también y odiaba a los Dioses por crearla
para Axel y no para él.
Axel y él nacieron el mismo día, el vampiro siendo hijo del Dios de
los infiernos y él hijo de un Dios celestial con una diosa infernal. Su
madre es la hermana del Dios de los infiernos y su padre era un
Dios celestial el cual murió en las manos del padre de Axel.
Daven y Axel eran primos, compartían sangre demoníaca con la
gran diferencia de que Axel era solo oscuridad y Daven tenía un
puesto reservado en el cielo. Puesto que le hubiese encantado
compartir con Lili.
La diosa se hundió y volvió a salir con los cabellos pegados a los
senos, el lobo la adoraba de tal manera que las rodillas se le
hincaron cuando vio que se acercaba, enterró la espada en el suelo
cayendo en el hechizo que emanaba la diosa, tenía que sostenerse
con algo o sus piernas lo harían caer de bruces en aquel césped que
brillaba con la luz nocturna.
—Mi diosa —susurro cuando vio su figura frente a él.
No quería levantar la cara porque poseería aquella mujer desnuda.
—Seca mi cuerpo —le ordeno ella.
—Como ordene su majestad —ella era un ser superior.
Había Dioses mayores y menores, pero Lili era un caso especial. El
universo le hablo al Dios sol (Su padre) Le dijo que él crearía a la
diosa suprema la cual daría el equilibrio que se rompió con la
guerra entre luz y oscuridad y así fue como el Dios sol procreo con
los seres más bellos de la tierra (Las ninfas)
Naciera donde naciera era demanda del universo y universo es
sabio con sus decisiones y creaciones. Daven busco rápidamente
un manto para secarla, arrodillándose otra vez, empezando desde
los tobillos y subiendo lentamente por las piernas esbeltas que la
adornaban.
Su miembro creció bajo su armadura, la punta le goteo y la sangre
lo puso tan duro que se levantó rápidamente cubriéndola cuando
su instinto animal le exigió que la tomara y lamiera el cuerpo
desnudo que tocaba. Trato de alejarse y ella lo llamo por su
nombre.
—Daven —dijo aprisionando el manto contra su pecho.
—¿Que necesita mi Diosa? —el lobo volteo.
Lili se sintió pequeña ante la altura de aquel hombre, la armadura
de oro la enceguecía, pero no tanto como su belleza. Tenía una
melena castaña la cual estaba trenzada y le caía en la mitad de la
espalda. Irradiaba luz, tenía un porte viril e imponente, era un
salvaje porque por muy dios que fuera se convertía en un animal y
ese animal se robó su corazón.
Las lágrimas le tomaron el rostro al sopesar que ya no le vería más,
a él, su protector que la cuido desde niña.
—¿Que pasa mi Diosa? —se acercó a ella recogiendo sus lágrimas—
¿la he lastimado? ¿La he ofendido? Si es así, perdóneme.
Para él era imperdonable ser el culpable de sus lágrimas. Ella
sacudió la cabeza rompiendo a llorar, se sentía desgraciada, odiaba
a Axel y al universo por no prometerla a Daven como ella quería.
—No quiero que ese monstruo me lleve —sollozo— No quiero que
me muerda, ni que beba mi sangre.
Daven sabía lo cruel que era Axel, todos conocían los colmillos
afilados que tenía y el hambre demoníaca que lo invade cada que
encuentra una presa. El en vez de corceles alados tiene criaturas
escupe fuego las cuales quemaban el mundo de una forma cruel y
aterradora.
—Eres mi protector —siguió Lili— Es tu deber alejarme de esa
bestia.
—Mi niña —dijo el lobo sin querer— Si por mi fuera...
Acuno su bello rostro tratando de apagar el vació que formo su
pecho. Ella se aferró a su mano dando un paso al frente y él se
perdió en los manantiales que tenía como ojos... Lili quería besarlo,
quería probar su boca antes de condenarse al inframundo, así que
lo hizo. Se empino alcanzando los labios del lobo que dio un paso
atrás.
—Mi diosa, no —trato de alejarla.
Ella bajo la cara apenada, no era una loba, por eso la rechazaba.
Porque no era una salvaje como lo demandaba su sangre. Se alejó
corriendo en el bosque.
—¡Lili! —la llamo él corriendo tras ella
Ella corrió descalza con el manto encima mientras las lágrimas
caían por su rostro, quería a ese hombre con su vida. Desde que
tuvo uso de razón se sintió atraída por el lobo, por su forma de
cuidarla, por ese cuerpo que se bañaba desnudo en cascadas
cristalina.
Siguió corriendo y de un momento a otro saltaron sobre ella
aterrizando y cayendo en cuclillas, era Daven con su armadura,
arrodillado frente a ella.
—No era mi intención ofenderla mi Diosa —se disculpó— Perdone a
este lobo bruto el cual no sabe cómo tratar a una dama.
—¿Que tengo? —inquirió Lili— Durante años he estado detrás de ti
y no me dices nada —reclamo— Tus ojos lobunos me han visto
cuando te observo.
El no alzo la cara, se mantuvo en la misma posición recordando las
veces que tomo a otras lobas sabiendo que lo miraba, pero no Lili
no sabía que se apareaba con esas lobas pensando en ella.
—Alza la cara, lobo —exigió la diosa.
—Si mis ojos la miran no poder ocultar lo que siento mi diosa.
—¿Que sientes?
El lobo guardo silencio.
—¡Dime que sientes, Daven, es una orden de la realeza!
El lobo se levantó mirándola a los ojos, tuvo miedo de que el destino
se la quitara para siempre, al menos siendo su protector la tendría
cerca, pero siendo de Axel…
—Mi diosa...
—¿Que?
Le dio la espalda.
—¿Que lobo?
Si la besaba estaba perdido, los seres supremos tenían labios
hipnóticos. Lili lo vio dudar así que poso la mano sobre su hombro
haciéndolo voltear, sus ojos se volvieron a encontrar y ella le
acaricio el rostro con sumo cuidado.
—Yo siempre te he amado, Daven y te amare siempre.
—La profecía...
—No me importa la profecía —tomo sus manos— Me importas tú
amor mío.
El lobo no se resistió a esa confesión, tomo su rostro y la beso con
fiereza sacando todo lo que tenía atascado adentro, el manto cayo y
él se sacó la espada del cinturón mientras ella pasaba las manos
por la armadura de oro.
—Déjame verte, amor mío —le ordeno y el desarmo el oro que
cargaba. Ella fue quien tomo la iniciativa pasando las manos por el
cuerpo de aquel hombre, tenía marcas. Marcas de las peleas con
otros de su raza, porque ser el líder de la manada tenía un costo y
era pelear por él.
Metió la lengua en su boca dejando caer la tela que la cubría, el
lobo la acostó, toco sus pechos y lamió su cuello bajando por el
valle de sus senos. Esa mujer no podía ser más hermosa, no era
una de las lobas que le arañaban la espalda, ella tenía otro tipo de
encanto, un fuego dentro de ella el cual le quemaba los labios.
Lili tenía un cuerpo tan glorioso y el probarla lo enloqueció sacando
el instinto animal. Se bajó los pantalones mostrando una verga,
gorda y rígida. Lili tuvo miedo y se arrastró con los codos en el
césped, la punta roja estaba hinchada por la excitación y ella nunca
la había visto tan cerca.
—Mi Diosa, puedo irme si así lo quiere ahora —dijo el lobo agitado y
ella sacudió la cabeza— Una vez la tome no podre soltarla.
Era lo que ella quería. No quería a Axel, quería a Daven y se lo
demostró dejándose caer en el césped. El paso la lengua por su piel
sintiéndose grande ante ella, la lengua de lobo resurgió y se
empecino en lamerle el sexo. Era mitad, hombre mitad animal y
algunas características salían a flote dependiendo la ocasión.
Abrió los pliegues saboreando su intimidad, mientras se quejaba y
gemía arrancando el césped que tenía alrededor. Si el lobo estaba
prendido antes, ahora lo estaba más. Subió a su boca y tomo su
verga guiándola a su entrada, ella tomo sus hombros y...
Algo recayó en uno de los árboles, Lili no supo que era, pero la
criatura estremeció las ramas.
El graznido del animal perforo el oído de Lili que se enrosco en el
césped, el chillido era demasiado intenso y supo que era grave
cuando de un momento a otro vio a Daven convertido en lobo.
El animal negro cayo en la tierra con las alas abiertas y el lobo se le
fue encima peleando mientras ella temblaba pegada a una piedra,
Daven pudo con la criatura que quedó tendida en el piso y ella
corrió por la manta tapándose antes de subir al lomo de su amado.
Daven corrió con Lili sobre su espalda por todo el bosque y ella no
supo a donde la llevaba, así que solo se aferró al pelaje del animal
mientras corría y corría. Kilómetros donde el animal no descanso y
donde la luna le dio paso al sol.
Estaba cansada, pero se mantuvo sobre la espalda de su hombre
hasta que llegaron a un valle lleno de casas de piedra, el lobo paro
jadeando y ella bajo dejando que las mujeres de las casas salieran a
cubrirla.
—Es la diosa Lili —decían todos.
Daven cayó en el suelo agotado recuperando la humanidad poco a
poco.
—Mi Diosa, deja que las mujeres te pongan a salvo —pidió el lobo.
—¿Dónde estamos?
—Es mi manada —aclaro el protector— Necesito un par de minutos
para recuperarme.
—Claro que si —ella le acaricio el rostro— Solo prométeme que me
quedare contigo, que no me iré al inframundo.
—Te lo prometo mi diosa.
La entraron a un castillo de piedra donde la bañaron y alimentaron,
todos se inclinaban ante ella cada que pasaba en algún sitio. Daven
fue fiel con su palabra y en menos de una hora ya estaba en pie y
bien alimentado.
Tomo las manos de Lili besándole el dorso y la llevo con él a su
alcoba, era un lugar hermoso, había figuras pintadas en la pared y
alfombras tipo oso tendidas en el piso.
La desnudo otra vez y ella se dejó, dejo que le soltara el cabello
trenzado y que soltara las telas que cargaba. La acostó en la cama y
ella abrió las piernas recibiendo al hombre que amo desde niña. Se
besaron y él le volvió a lamer el sexo tratando de mojarla y dilatarla
más, ella nunca había visto que hiciera eso con las lobas con la que
se acostaba. No sabía si era normal, pero le gustaba sentir la
lengua larga sobre su sexo.
Daven abrió los pliegues, tanteo que estuviera lista y se acomodó
sobre su Diosa, beso su cuello y ahueco la mano en sus nalgas
centrado la cabeza de su miembro, pero ella brinco asustada
cuando el dolor quito el éxtasis que sentía, intento de nuevo y ella
volvió a poner distancia con un leve quejido.
—Duele, lobo.
—Un intento más —insistió él, pero ella se ante la grandeza que la
lastimaba.
—Mi diosa, lo siento.
Lili no quería sentirse como una tonta que solo lo calentaba, así que
lo acostó en la cama montándolo, pero el dolor tampoco la dejo.
—Mi niña —le acaricio la cabellera— Déjalo, así ya tendremos
tiempo.
La dejo en la cama.
—Quédate aquí y descansa, iré hablar con el Dios sol y le informare
de tu decisión.
—Mi padre no te escuchara.
—Lo hará, él es sabio.
Se bajó y se vistió rápido. Daven era el favorito de los dioses
celestiales, les dolería la decisión, pero tarde o temprano la
aceptarían, al fin y al cabo, Axel odiaba a Lili. Partió convertido en
el animal mientras ella lo observaba desde el balcón.
Faltaban horas para la entrega, el lobo tenía tiempo de acomodar
todo antes de que se llegara el momento. Lili se sintió a salvo, ese
era su lugar, confiaba en que Daven la mantendría a salvo. La
angustia se convirtió en regocijo y se vio en esos pasillos cuidando a
su amado.
Dejo que la bañaran otra vez y comió un banquete a modo de cena,
se sentía feliz de que aun nadie diera mala noticias y Daven envió
un mensaje avisando que había llegado a la ciudadela. A Lili le
gustaba el lugar, el entorno y la gente amable que hacia todo para
satisfacerla.
La noche llego, le colocaron un camisón blanco y se acostó
tranquila dándole el privilegio a su cuerpo de descansar. Por
primera vez mucho tiempo no lloro hasta quedarse dormida.
Cerro los ojos y cayo rendida en las sabanas peludas, soñó y se vio
en corriendo en prados verdes e imagino a su amado haciéndole el
amor como siempre quiso. El corazón le latía rápido con ella aquella
imagen y de un momento a otro sintió el tibio aliento que le
acariciaba la cara mientras le alzaban el camisón, la piel se le
encendió y el sexo se le empapo con el toque subía hasta llegar a su
cuello. La hundieron en la cama y acto seguido la besaron de una
forma tan brutal que le maltrataron los labios. El olor azufre la
asfixio, los molares le dolieron y los colmillos le salieron mientras
su cuerpo se arqueaba excitado. Una excitación que le broto los
pezones, mojo su sexo y le desestabilizo el modo de respirar.
—Lili —abrió los ojos de golpe al oír aquella voz tan sombría. No la
reconocía, nunca la había oído.
Un desconocido estaba sobre ella con ambas rodillas al lado de sus
caderas. Vestía de negro y las prendas resaltaban con la blancura
de su piel. Ella lo supo cuando sus ojos se encontraron… Él era...
Palideció con el rostro iluminado por la luz de la luna y el monstruo
sonrió mostrando los colmillos afilados, sonrisa que se convirtió en
carcajada y envolvió la habitación en llamas. Era él, el monstruo. La
bestia, el engendro, era Axel.

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