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reconocer cual era el propósito inicial que llevo a este descubrimiento, que fue el conseguir
que España lograra conquistar el comercio de las especias de la India, cuando se produce el
consuetudinario medieval, que procedía del romano y el canónico anteriores, y que fue el que
se usó también en la Reconquista: si en ésta se ponía en el tapete una restauración del poder
cristiano y del reino visigodo, aquella venía a ser una continuación por cuanto a dicho reino
Castilla y las esporádicas argumentaciones acerca del derecho hereditario castellano sobre el
Pero Gonzalo Fernández de Oviedo aseguro que Colón había descubierto el país de las
Hespérides, llamadas de esa forma por Hespero, duodécimo monarca de la vieja España que
ya había alcanzado aquellas tierras; pero González de Oviedo nunca pudo aportar las pruebas
que al respecto le pedía el Consejo de Indias, así que tendió a imponerse otro argumento
menos problemático: el res nulius o bienes sin dueño, por el que un territorio deshabitado
pertenecía a quien lo descubría y poblaba, esto fue usado por Portugal para quedarse con las
Azores. Lo que no coincidía con este concepto o con este argumento es que las Indias sí
estaban habitadas, por lo que se introdujo una variante: era lícito apropiarse de países
que si dichos príncipes eran muy poderosos era mejor optar por la diplomacia. No obstante,
los escrúpulos morales y legales seguían latentes, de ahí que Portugal solicitara al Papa una
bula que legitimaba la conquista de la costa atlántica africana, autorizaba a esclavizar a sus
habitantes y prohibía la injerencia de otros países so pena de excomunión. Ésta, que ante tal
panorama dirigió su expansión hacia el oeste a través del Atlántico, requirió del pontífice
exactamente lo mismo, obteniendo las famosas cinco bulas alejandrinas por Alejandro VI.
En esa época era usasdo por marinos y descubridores una costumbre la cual era que
solían dejar constancia de su paso dejando estelas grabadas, erigiendo cruces de madera o
mediante inscripciones en los troncos de los árboles, clavando la espada en tierra, tomando un
Colón, por ejemplo, levantó acta de la que hizo el almirante en 1492 al desplegar el pendón
real y dos lábaros. Ahora bien, todo esto que podía servir de manera simbólica no convenció
en absoluto a los teólogos hispanos y, muy especialmente, a los escolásticos. El alma de esa
tendencia, Santo Tomás de Aquino, quien había dicho que la formación de los estados surgía
de la razón natural, de ahí la legitimidad del poder estatal de los paganos; asimismo, el
derecho de propiedad sería válido para todos al fundamentarse en el derecho natural, como
conclusión a esto se determinó que a los indios no se les podía arrebatar ni su tierra ni su
papales, las cuales estaban basadas en la idea de la autoridad de la Santa Sede sobre la
societas christiana (el mundo cristiano) y a ese concepto de dominus orbis recurrían los
juristas; pero muchos de los teólogos españoles volvían a Santo Tomás: puesto que Cristo no
había querido ser un príncipe terrenal, el Papa carecía de autoridad sobre los paganos, que
según el derecho natural (el “iusnaturalismo católico”) eran iguales al resto de los hombres,
Francisco de Vitoria fue uno de los primero en discutir la idea de que el descubrimiento daba
derecho de propiedad y después le siguieron Bartolomé de Las Casas y otros, ante los que
Después de esto surge nuevo otra duda que resolver, al realizar el proceso de evangelización
que se dio para dar paso al poder eclesiástico era una forma de ¿legitimaba la conquista por
las armas?, lo que llevo a que los conquistadores lo creyeran, por supuesto, y lo defendían no
que integraba los reinos en una comunidad internacional según el derecho de gentes era un
emperador, no quedaba otra que tratarlos como rebeldes. Frente a esto volvieron a reaccionar
los escolásticos; Vitoria negó que el emperador fuera señor de todo el orbe y Carranza expuso
que nunca se había dado algo así porque el mundo era demasiado diferente.
Cada vez que se resolvía una cuestión con relación a los territorios surgía otra nueva
como ¿tenían legitimidad sobre sus territorios los príncipes indios? Según lo que decían las
crónicas, el Sapa Inca y el Huey Tlatoani azteca no habían heredado sus imperios, sino que
los habían logrado a base de conquistas, luego era legítimo deponerlos, muy diferente era que
discusión incluso entre los escolásticos. El problema estaba en que debía ser una sumisión
libre y los conquistadores la habían forzado tomándolos como rehenes, esto no solo lo realizo
Cortés y Pizarro, pues esto fue una práctica común durante el periodo de la conquista y la
colonización.
Por otra parte, se debatía también si era acorde a derecho instaurar un sistema de
según la cual los pueblos bárbaros e incultos debían servir a los dotados de razón, con este
argumento nació la imagen más despectiva hacia las civilizaciones americanas por parte de
positivo que estas poseían en las culturas americanas, por eso también se dudó de su
humanidad.
El jurista Gregorio López, miembro del Consejo de Indias, mantenía a mediados del
siglo XVI que los pecados de los indios contra Dios y la naturaleza eran en sí un título
jurídico para la conquista, (Enfrente a estas situación e ideas estaban los misioneros y
teólogos como Antonio de Montesinos, Bernardo de Minayo quien viajó a Roma para
denunciar ante el Papa la situación o Juan Garcés que refutó estos los argumentos por escrito,
el propósito y Su esfuerzo se vio recompensado por Pablo III, que en la bula de 1537
proclamó que los indios eran hombres verdaderos y podían disponer libremente de sí mismos
y de sus propiedades. Pero esto no fue acogido por todos el puesto que prestigiosos colonos
negaban esta bula papal basándose en el derecho a hacerles la guerra bajo el concepto de la
superioridad cultural, algo que fue subrayado por otro prestigioso colono planteando además
si sujetar a los indios a un ordenamiento social ajeno no resultaría dañino para ellos. En suma,
reciprocidad de todos los pueblos; los españoles, pues, tenían derecho a ir al Nuevo Mundo,
establecerse y comerciar, pero sin forzar a nada a los indios, salvo que presentaran resistencia.
resumido en la tesis de los siete justos títulos de Victoria, era el derecho a viajar y a
establecerse sin dañar a los aborígenes, derecho sobre ellos si hacían la guerra, derecho a
derecho a salvar a la gente de una muerte injusta (en relación a sacrificios y canibalismo) y
Todo este debate, que empezó al poco de volver Colón y se prolongó a lo largo de dos
siglos, fue lo suficientemente importante y tuvo tal repercusión pública que Carlos V lo
la documentación crítica relativa al mismo, pero estos esfuerzos fueron inútiles porque los
teólogos españoles insistieron y lograron ser recibidos por el emperador para decirle que la
labor en el Nuevo Mundo eran “invasiones violentas de crueles tiranos, condenadas no sólo
por la ley de Dios, si no por todas las leyes humanas” y pidiéndole que paralizara la conquista
y devolviera los territorios a los indios. Se cuenta que Carlos tuvo la intención de hacerle
caso, pero no hay constancia documental y probablemente se trató de una leyenda, aunque la
influencia de esa controversia quedó reflejada en una legislación que trataba de ser
humanitaria.
Con esto podemos concluir que los procesos de legitimación de las tierras por parte de
para apoderarse de tierras, que la violencia fue justificada bajo el ampara de la religión, que
otros consideraban a los indios como inferiores por lo tanto no tenían derechos sobre lo que
durante mucho tiempo fue de ellos por derecho natural, que existieron también personas
interesadas en que se les respetara los derechos de estos porque si los consideraban como
iguales, sin importar sus orígenes; que a pesar del tiempo que a pasado en nuestro país y otros
intención de apoderarse de sus tierras por parte de grandes terratenientes por medio de la