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LIBRO III 65

lo que se separa es, evidentemente, un simple instante.


Luego ni el pasado ni el futuro se podría perder, porque
lo que no se tiene, ¿cómo nos lo podría arrebatar al-
guien? Ten siempre presente, por tanto, esas dos cosas:
una, que todo, desde siempre, se presenta de forma igual
y describe los mismos círculos, y nada importa que se
contemple lo mismo durante cien años, doscientos o un
tiempo indefinido; la otra, que el que ha vivido más
tiempo y el que morirá más prematuramente, sufren idén-
tica pérdida. Porque sólo se nos puede privar del pre-
sente, puesto que éste sólo posees, y lo que uno no po-
see, no lo puede perder.

15. «Que todo es o p i n i ó n » E v i d e n t e es lo que se dice


referido al cínico Mónimo^^. Evidente también, la utilidad
de lo que se dice, si se acepta lo sustancial del dicho, en la
medida en que es oportuno.
16. El alma del hombre se afrenta, sobre todo, cuan-
do, en lo que de ella depende, se convierte en pústula y
en algo parecido a una excrecencia del mundo. Porque
enojarse con algún suceso de los que se presentan es
una separación de la naturaleza, en cuya parcela se al-
bergan las naturalezas de cada uno de los restantes se-
res. En segundo lugar, se afrenta también, cuando siente
aversión a cualquier persona o se comporta hostilmente
con intención de dañarla, como es el caso de las natu-
ralezas de los que montan en cólera. En tercer lugar, se
afrenta, cuando sucumbe al placer o al pesar. En cuarto
lugar, cuando es hipócrita y hace o dice algo con fic-

MI:NANDRO, f r a g m e n t o 2 4 9 KOCK.
^^ M ó n i m o , f i l ó s o f o cínico, discípulo de D i ó g e n e s y Grates.

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