piensa sin cesar en lo que le pertenece, que ha sido hilado
del conjunto; y mientras en lo uno cumple con su deber, en lo otro está convencido de que es bueno. Porque el destino asignado a cada uno está involucrado en el con- junto y al mismo tiempo lo involucra. Tiene también pre- sente que todos los seres racionales están emparentados y que preocuparse de todos los hombres está de acuerdo con la naturaleza humana; pero no debe tenerse en cuenta la opinión de todos, sino sólo la de aquellos que viven con- forme a la naturaleza. Y respecto a los que no viven así, prosigue recordando hasta el fm cómo son en casa y fuera de ella, por la noche y durante el día, y qué clase de gente frecuentan. En consecuencia, no toma en consideración el elogio de tales hombres que ni consigo mismo están satis- fechos.
5. Ni actúes contra tu voluntad, ni de manera insociable,
ni sin reflexión, ni arrastrado en sentidos opuestos. Con la afectación del léxico no trates de decorar tu pensamiento. Ni seas extremadamente locuaz, ni polifacético. Más aún, sea el dios que en ti reside protector y guía de un hombre vene- rable, ciudadano, romano y jefe que a sí mismo se ha asig- nado su puesto, cual sería un hombre que aguarda la llama- da para dejar la vida, bien desprovisto de ataduras, sin tener necesidad de juramento ni tampoco de persona alguna en calidad de testigo. Habite en ti la serenidad, la ausencia de necesidad de ayuda extema y de la tranquilidad que procu- ran otros. Conviene, por consiguiente, mantenerse recto, no enderezado.
6. Si en el transcurso de la vida humana encuentras un
bien superior a la justicia, a la verdad, a la moderación, a la valentía y, en suma, a tu inteligencia que se basta a sí