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LA PARÁBOLA DE TETRAGRAMATÓN

P rofesor: Mg. Christian Hyrum Siza Montoya

Tetragrám aton vivía en la cuarta dim ensión. Era bueno, poderoso, inteligente y feliz. Por eso anhelaba
com unicar su felicidad. El problem a estaba – lo sabía – en que, al hacerlo, debía producir seres distintos a él:
seres de la tercera dim ensión: inferiores, lim itados, incapaces de comprenderlo a él y prácticam ente ciegos para la
totalidad de lo real. Y había algo m ás grave aún: esos seres extraños y casi im posibles tendrían que ag u an t ar las
consecuencias de sus inevitables lim itaciones: el sufrim iento de la escasez, la tragedia del desajuste, la lu c h a p o r
la supervivencia. Pero la fuerza del am or acabó venciendo. Él estaba dispuesto a hacer todo lo posible y a
perdonar todo lo necesario. Además, pensó: de todos modos, su sustancia m ás íntim a, el dinam ismo profu n do d e
su ser, el m ism o espacio que habitan, llevarán m i m arca. De algún m odo, acabarán presintiéndome en todo cuanto
sientan, piensen y hagan. Estando atento, presionando con todos los m edios del am or, lo g raré h ac e rm e n o t ar.
Tarde o tem prano, aprenderán a pronunciar m i nombre.
Tetragrám aton dudaba. ¿Valía la pena? La felicidad que pretendía darles ¿com pensaba el dolor que no
podría evitarles? ¿Llegarían ellos a com prender y aceptar? Y así tom ó la decisión y com enzó la aventura.
Tetragrám aton, que desde su cuarta dim ensión todo lo ve y todo lo com prende, no desiste de sus
proyectos. Trata por todos los m edios de darse a conocer. Aprovecha cualquier circunstancia para hacer sentir más
claram ente su presencia. No todo resulta fácil, pero m archa. En la tercera dim ensión, m u c hos p are ce q u e n i s e
enteran. Pero otros sí. E incluso hay individuos que m uestran una sensibilidad especial. Entonces él, aprovechando
la apertura y sin forzarles la libertad, los em puja hacia delante, les hace sentir su fascinación. Ellos p o r s u p art e ,
entusiasmados por el descubrimiento, comprenden que Tetragrám aton es el nombre de aquél que estaba siem p re
ahí, llam ando a todos, y por todos de algún m odo presentido. Por eso no pueden guardar el secreto: proclaman su
experiencia y gastan la vida tratando de que todos vayan cayendo en la cuenta.
Com o siem pre, unos hacen caso, otros no; unos com prenden bien y otros a m edias o no com prenden
nada, los hay que se ríen y no faltan los que se enfurecen; en otros sitios no niegan la experiencia, p e ro o fre c en
explicaciones alternativas. En todo caso, la com prensión resulta siempre contagiosa y expansiva. Experiencia llama
a experiencia y cada avance abre nue vas posibilidades. Se crean com unidades y se form an tradiciones.
Tetragrám aton no pierde ocasión. Donde hay un descubrim iento, se alegra com o un padre observando los
prim eros pasos de su hijito, y hasta hay quien dice que se le alegra el corazón. Apoya a t odos y e s t á at e n t o a la
m enor posibilidad.
Sucedió entonces que un día apareció un punto que, por su situación, por su sensibilidad, por el juego
m isterioso de las circunstancias, ofrecía posibilidades peculiares. Igual que hace con todos e n las s u yas , c u lt iva
con cuidado las posibilidades típicas de ese punto y logra que en él se vayan descubriendo uno a uno los proyectos
m ás íntim os que tiene destinados para todos. Llega un m om ento en que, dentro de los lím ites de la tercera
dim ensión, logra lo que parecía im posible: aparece alguien que, por fin, se le abre totalm ente y com prende que su
am or es una presencia irreversible, que su promesa es m ás fuerte que todos los fallo s . Alg o t an m ag n ífic o q u e
logra, efectivam ente, contagiar: los pocos que viven al com ie nzo acaban form ando una especie
de phylum expansivo que se abre al entero ám bito de la tercera dim ensión.
Entretanto, a pesar de las apariencias, Tetragrám aton no abandona a los dem ás y sigue cultivándolo s c o n
igual cariño y con toda la fecundidad que sus circunstancias y su libertad les perm iten. Lo que en aquel
phylum podía parecer un privilegio de “escogidos” – demasiadas veces ellos, ay, así lo piensan -. No e s m ás q u e
un nuevo m odo de la estrategia de su am or a todos: cultivar intensam ente las posibilidades de cada uno es el
m ejor m odo de alcanzar m ás plena y rápidam ente a los dem ás. En el intercam bio, todos salen enriq u ecid os. Au n
así, es inevitable que no todos com prendan, y que surjan enseguida luchas y rivalidades: en la escasez de la
tercera dim ensión, todos quieren ser únicos y privilegiados: Pero los que están en el secreto saben que
Tetragrám aton sonríe comprensivo: piensa en todos, y a todos envuelve con idéntico am or.
Adem ás, guarda una sorpresa m isteriosa que sólo él puede com prender y realizar: un día acabará
rom piendo los lím ites de su espacio para reunirlos a todos en la cuarta dim ensión. Allí se les abrirán los ojos.
Entretanto, él am a, em puja… y com prende .
Autor: Andrés Torres Queiruga

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