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PENSAMIENTO BOLIVARIANO

Tema 1:
Primera Visión de España:
También conocido como Las Regiones de España, es un conjunto de
catorce grandes paneles pintados al óleo sobre lienzo, por el pintor español
Joaquín Sorolla. Encargo realizado por la Hispanic Society de Nueva York al
pintor, por el cual éste se comprometía a realizar una serie de lienzos de gran
tamaño sobre las diversas regiones de España y Portugal, con destino a decorar
la biblioteca del edificio sede de la fundación.

El 26 de noviembre de 1911; Sorolla y Archer Milton Huntington, firmaron un


documento por el que el pintor se comprometía a realizar una serie de pinturas al
óleo sobre lienzo, con temas representativos de las regiones de la península
ibérica. Las pinturas decorarían la futura biblioteca de la institución. Sorolla se
comprometía a sí mismo, a entregar los bocetos preparatorios y a no exhibir las
obras en ningún otro sitio antes que en Nueva York. Aunque la Hispanic Society ,
le dio el nombre de Regiones de España, Sorolla prefirió cambiarlo por el de
Visión de España, ya que el conjunto supone, una visión global de cómo el artista
veía su país, alejada de los estereotipos románticos e incluso de la realidad
territorial. De hecho, las regiones de Murcia, Asturias, Canarias y Baleares no
fueron elegidas para formar parte del conjunto. Por otro lado, aunque ciudades
andaluzas, están contempladas hasta en cinco paneles, sólo se menciona
directamente a la región de Andalucía en una de ellas. Granada, que en aquel
momento era una región, tampoco queda representada. Lo mismo que en el de
Castilla, donde en realidad, se contempla a la Región de León, junto con las
regiones típicamente castellanas, Castilla la Vieja y Castilla la Nueva.

En un principio, se especuló con la posibilidad de realizar un único mural de


70 metros de longitud, pero prevaleció el formato de paneles individuales, de
diferentes tamaños.
Para inspirarse y aferrarse más a la realidad, Sorolla decidió recorrer el país
y pintar cada escena in situ, en la región representada. De los 14 paneles sólo uno
refleja una escena interior, siendo los demás exteriores. El pintor pasó gran parte
del año 1.912, realizando bocetos de diferentes trajes típicos españoles, y
documentándose para lo que se iba a convertir en el encargo más importante de
su carrera. El invierno y la primavera de ese año lo pasó en Castilla (Madrid y
otras ciudades del interior). Durante el verano alternó estancias en San Sebastián
y Navarra. En otoño regresó a Madrid, con frecuentes viajes a diversas localidades
de la meseta. Para crear el panel correspondiente a Valencia, Sorolla se inspiró en
las alquerías y los grandes naranjales de Alcira. Para realizar la obra, planificó
trasladarse diariamente a esta ciudad, de enero a marzo de 1916, según
correspondencia con su esposa Clotilde. Finalmente la pintó en Valencia. Al
concluir el encargo, Sorolla estaba agotado.

Los lugares o sitios escogidos y pintados eran:

Castilla. La fiesta del pan (1913). Sevilla. Los nazarenos (1914);

Aragón. La jota (1914). Navarra. El concejo del Roncal


(1914).

Guipúzcoa. Los bolos (1914). Andalucía. El encierro (1914).

Sevilla. El baile (1915). Sevilla. Los toreros (1915).

Galicia. La romería (1915). Cataluña. El pescado (1915).

Valencia. Las grupas (1916). Extremadura. El mercado (1917).

Elche. El palmeral (1918-1919). Ayamonte. La pesca del atún (1919).

El 19 de abril en Caracas:

La revolución del 19 de abril de 1810, marcó el inicio de la lucha por la


independencia del dominio español en Venezuela.

Desde los primeros días de 1810, los habitantes de la provincia de Venezuela se


encontraban en una situación de angustia e incertidumbre como consecuencia de
la falta de noticias peninsulares.
A finales del mes de febrero, desembarcaron en el puerto de La Guaira los
tripulantes de la goleta Rosa, quienes se trasladaron a la capital para ofrecer sus
mercancías e informar sobre los últimos acontecimientos: el avance de las tropas
francesas en Linares y Almadén, y el manifiesto del gobierno español a los
habitantes de Sevilla, noticias muy poco alentadoras.

Desde ese momento, empezó en Caracas un rumor de que España estaba


perdida y no dejaron de esparcirse y propagarse estos rumores en todo el mes de
marzo, porque no llegaba ningún buque ni noticias de España.
Entre el 12 y 14 de abril llegó a Puerto Cabello el bergantín Palomo, que partió del
puerto peninsular español de Cádiz el 3 de marzo, y traía noticias de la toma de
Sevilla, del inminente ataque a Cádiz, último bastión de la resistencia española, de
la disolución de la Junta Suprema Central y de la conformación del Consejo de
Regencia como autoridad soberana; Esta información llegó a Caracas el 17 de
abril.

El proceso de instalación de la Junta Suprema Conservadora de los Derechos de


Fernando VII, establecida el 19 de abril de 1810, se inició con la llegada a Caracas
de dos emisarios de la recién constituida Regencia, quienes habían sido enviados
con el fin de solicitar el reconocimiento de estas provincias; Este hecho vino a
desatar la presión de algunos jóvenes criollos caraqueños que llevaron al alcalde
del ayuntamiento capitalino Martín Tovar Ponte y al regidor Nicolás Anzola a
presionar a su vez al vicepresidente del cabildo, José de las Llamozas, para que
convocara una sesión extraordinaria para las primeras horas del 19 de abril de
1810.

Con esta situación, los dos temas más sensibles y complejos del debate que se
había producido en los territorios americanos, era el de la soberanía y el de la
representación política, se convierten en el centro de la discordia que servirá de
fundamento, a la final decisión emancipadora de mediados de 1811.
La opinión generalizada era la soberanía, es cuestionar y rechazar la legitimidad
del Consejo de Regencia como depositaria de la soberanía, y en relación con el
tema de la representación, será la desigualdad que se presenta en las Cortes
Generales y Extraordinarias.

En la ciudad de Caracas, miembros de las familias principales preocupados por la


situación en España, se reunieron en diversas casas durante todo el día 18, otros
recorrían la ciudad para alertar a sus partidarios. Al día siguiente, el 19 de abril de
1810, algunos integrantes del cabildo, entre ellos el alcalde Martín Tovar Ponte, el
alférez real Feliciano Palacios Blanco, el síndico procurador Lino de Clemente y
los regidores Valentín de Ribas, Nicolás Anzola, Isidoro Antonio López Méndez y
Dionisio Palacios, estaban de acuerdo en plantear la necesidad de formar una
junta inmediatamente. Otros, como el alcalde José de las Llamozas y el regidor
José Hilario Mora, no se oponían abiertamente, pero mostraban cierta
inconformidad. El marqués del Toro, Francisco Rodríguez del Toro, coronel de
milicias y su hermano Fernando, inspector general, apoyaron desde Valencia el
movimiento, al igual que buena parte de la oficialidad de los cuerpos regulares y
de las milicias.
El 19 de abril de 1810, a tempranas horas de la mañana, los miembros del

Cabildo Municipal de Caracas se reunieron en la sede del mismo. Hacia las 8, los
regidores Valentín de Ribas y Rafael González invitaron al gobernador y capitán
general Vicente Emparan a reunirse con el ayuntamiento, la cual acepto el
funcionario español, y a la cual fue acompañado por su asesor José Vicente de
Anca. Allí se encontraron con la celebración de un cabildo extraordinario que
Emparan no había convocado, y era él, el único que legalmente podía hacerlo.

Entre tanto, se había ido congregando mucha gente en los alrededores de la plaza
mayor; al lado de Salías se encontraban José Félix Ribas, Juan Germán Roscio,
Francisco Javier Yánez, Tomás y Mariano Montilla, entre otros.

El acta redactada en Caracas el 19 de abril de 1810, manifiesta un lenguaje que


como mencionamos anteriormente, atendió a dos argumentos fundamentales: el
de la orfandad y acefalia del reino y en consecuencia, al desconocimiento de la
Regencia, y por la otra, y como resultado de esa acefalia, la restitución de la
soberanía para sí.

Ante los últimos acontecimientos y la presión ejercida por los caraqueños y


algunos importantes e influyentes oficiales, el capitán general Emparan expresó
“que no quería ningún mando” y de esa manera, el poder político de la provincia
quedaba en manos del gobierno local. La instalación de la Junta Suprema de
Venezuela el 19 de abril de 1810, implicó una serie de medidas de seguridad y
conservación que condujeron a la reestructuración del poder.

Esta medida se repitió en la constitución de la junta superior de las provincias de


la capitanía general que se sumaron a la causa de Caracas. Al día siguiente,
Martín Tovar Ponte y José de las Llamozas, en nombre de la Junta Suprema
recién instaurada, redactaron una Proclama a los habitantes de las provincias de
Venezuela.

Ante este escenario, los caraqueños decidieron constituir una soberanía


provisional, y consciente de la necesidad de legitimidad “os convidamos a la unión
y fraternidad con que nos llaman unos mismos deberes e intereses”

Junta de Gobierno.
Tras los sucesos del 19 de abril de 1810, en los que el Capitán General
designado por José I de España fue obligado a renunciar por la presión pública
caraqueña, constituyéndose esa misma tarde el Cabildo de Caracas como la Junta
Suprema conservadora de los derechos de Fernando VII.

Tras haber asegurado el apoyo militar, con la designación de comandantes


favorables a la Junta, designa el 25 de abril la Junta Suprema de Gobierno que la
integran con derecho de palabra y voto: José de las Llamozas; Martín Tovar
Ponte; Feliciano Palacios y Blanco; Nicolás de Castro; Juan Pablo Ayala; José
Cortés de Madariaga; José Hilario Mora; Isidoro Antonio López Méndez; Francisco
José Ribas; Rafael González; Valentín de Ribas; José Félix Sosa; Juan Germán
Roscio; Juan de Ascanio; Pablo Nicolás González; Francisco Javier de Ustáriz;
Silvestre Tovar Liendo; Nicolás Anzola; José Félix Ribas; Fernando Key Muñoz;
Lino de Clemente; José María Blanco y Dionisio Palacios. Como secretarios de la
Junta son nombrados José Tomás Santana y Casiano Bezares.

Constituido el gobierno, la Junta, procuró la adhesión de las provincias al


movimiento. La Junta consigue pronunciamientos favorables en Cumaná y
Barcelona el 27 de abril, Margarita el 4 de mayo, Barinas el 5 de mayo, Mérida el
16 de septiembre y Trujillo el 9 de octubre. Guayana se pronuncia el 11 de mayo a
favor de la Junta, pero al tener conocimiento el 3 de junio de la instalación en
España del Consejo de Regencia, reconoce a este como el legítimo y se aleja de
la revolución caraqueña.

Por el contrario, la provincia de Maracaibo se mantiene fiel desde el principio de la


revolución al Consejo de Regencia, distanciada de Caracas por sus fuertes
relaciones con el Virreinato de Nueva Granada. Dentro de la provincia de
Venezuela inclusive, el cabildo de la ciudad de Coro se pronuncia abiertamente,
en contra de la Junta identificándola, como una mera transmutación del cabildo de
Caracas y argumentando, que dicho cabildo no podía imponerse sobre los otros,
llegando a arrestar a la comisión enviada por el mismo para el conocimiento de los
sucesos, conformada por Vicente Tejera, Diego Jugo y Andrés Moreno, enviados
luego en calidad de "alevosos" y "traidores" a disposición del gobernador de
Maracaibo, Fernando Miyares; en la actitud de Coro influiría su vieja enemistad
con Caracas desde que perdió el estatus de capital de la Provincia de Venezuela a
finales del siglo XVI. Una de las primeras medidas de la Junta tras conseguir el
respaldo de las seis provincias fue enviar misiones diplomáticas al extranjero para
solicitar apoyo a la revolución y el reconocimiento de la Junta Suprema de
Caracas como la legítima regidora de Venezuela en ausencia del Rey.

Los derechos de Fernando VII.


Oficialmente la Junta Suprema Conservadora de los Derechos de Fernando
VII, fue la institución que gobernó la Capitanía General de Venezuela, tras la
renuncia forzada del Capitán General Vicente Emparan, el 19 de abril de 1810
hasta el 2 de marzo de 1811, cuando se instala el primer congreso constituyente.
La Junta Suprema de Caracas quedó integrada por 23 miembros que ejercían la
presidencia por turno. Esta Junta Suprema gobernó provisionalmente desde el 20
de abril de 1810 hasta el 2 de marzo de 1811, cuando se instaló el primer
Congreso Nacional de Venezuela. Tras los sucesos del 19 de abril de 1810, en los
que el Capitán General designado por José I de España fue obligado a renunciar
por la presión pública caraqueña, constituyéndose esa misma tarde el Cabildo de
Caracas como la Junta Suprema conservadora de los derechos de Fernando VII.

Bolivar Jefe de la misión a Londres


Cuando el nuevo sistema de gobierno fue entablado en el año 1810,
empezó crear nuevas expectativas en todos los sentidos. A tal punto que llegaron
a oídos del Almirante Alexander Cochrane que en aquel entonces era
Comandante de las Fuerzas Navales Británicas del Caribe, que procedió a
despachar noticias del sucedido en Londres y poner a disposición de la junta de
Caracas la corbeta Welligton para que llevara hasta Londres una delegación, si así
lo querían.

Simón Bolívar, fue nombrado por la junta de gobierno como jefe de la delegación,
otorgándole el grado de Teniente Coronel, aunque muchos de los miembros de la
Junta consideraban a Bolívar un libertino, puesto que después de enviudar llevaba
una vida despreocupada y sin mayores responsabilidades; pero el hecho de que
éste se hiciera cargo de los gastos de la misión facilita su designación y para darle
mayor volumen a la embajada. Como también solicitando a Andres Bello como
acompañante, lo cual fue permitido anexándole a Luis López Méndez como
acompañante adicional en esta misión diplomática con instrucciones de solicitar
apoyo británico a la Junta que intercediera por el acto del 19 de abril de 1810 en
nombre del rey Fernando VII de España aprovechando la circunstancia de que
España y Gran Bretaña eran ahora naciones aliadas que habían dejado de lado
sus históricas diferencias ante el peligro común que representaba Napoleón.

La misión diplomática llegó a Londres en un momento político delicado ya que


entonces Gran Bretaña estaba dando una costosa ayuda militar a España y la
negativa venezolana de aceptar la autoridad del Consejo de Regencia español
resultaba inconveniente en esos momentos para los Britanicos. Sin embargo,
Arthur Wellesley; militar, político y estadista británico de origen irlandés
Procedente de familia noble muy famoso en esa época, este consideró
conveniente recibir a la delegación en su casa particular, la Apsley House, por
temor a que sus miembros recurrieran a Napoleón en busca de apoyo y así
aprovechar la ocasión para averiguar las pretensiones venezolanas.

La postura británica fue muy clara desde el principio dando a entender a la


delegación que en esos momentos el apoyo político a Venezuela era imposible y
en un intento de presionar a España para que les dejase comerciar libremente con
sus colonias, los británicos trataron de desviar las negociaciones hacia acuerdos
comerciales más acordes con sus intereses. A pesar de que no se cumplieron
todos los objetivos de la delegación, se lograron algunos compromisos
importantes gracias a la presencia de Francisco de Miranda en Londres, con quien
Bolívar empezó a mantener contactos que fomentaron una participación discreta
de este mediante sus contactos personales en las negociaciones.

Así Bolívar logró la secreta connivencia inglesa (convenios y tratados), la apertura


del comercio, y la posibilidad de que Inglaterra ejerciera presiones sobre España
para favorecer los intereses venezolanos.

Regreso de Francisco de Miranda

Después de unos meses, Bolívar realizo un convenio con los ingleses para
la permanencia de un representante en Londres. Bolívar embarcó en la corbeta
Sapphire y llegó a La Guaira el 5 de diciembre de 1810. Con su llegada se dirigió a
la Junta Suprema del gobierno venezolano para gestionar como promover el
regreso de Miranda. Algo que para algunos miembros de la junta no estaban de
acuerdo. Que, como resultado de estas gestiones, llegó a Venezuela en el
bergantín inglés Avon el 10 de diciembre de 1810 ante una fría recepción oficial
por parte de la Junta Suprema, la cual nombraron a Mirando en su llegada como
Teniente General; Aunque el acuerdo original de Bolivar con la Junta Suprema era
para entregarle el Titulo de Comandante General. Por este nombramiento fue que
Miranda acepto regresar a Venezuela, creando una rencilla entre Miranda y la
Junta Suprema, aunque Bolívar para aquel entonces su posicionamiento era
Neutral.

Simón Bolívar trajo de vuelta a Miranda para tener un apoyo fuerte en la política
mientras la Junta Suprema era para que este acabara con todas las rebeliones en
diferentes puntos del territorio venezolano, y organizaciones como la Sociedad
Patriótica, que era una especie de asociación independentista que funcionaba
como foro de debate político que divulgaba sus conclusiones en una publicación
propia titulada El Patriota de Venezuela.

Bolívar impugna los derechos de Fernando VII

En una de las reuniones con el Congreso Nacional que sustituyo en el


poder a la Junta Suprema de Caracas, estos ya establecido en 1811. Donde Juan
Antonio Rodríguez Domínguez, presidente del Congreso, manifestó que ya era “el
momento de tratar sobre la Independencia absoluta” donde varios de sus
miembros se pronunciaron decididamente por ella. Exceptuando el presbítero
Juan Vicente Maya, diputado por La Grita, manifestó su oposición. haciendo
resaltar las dudas ya mencionadas. Desde las barras, las voces más extremistas
de la Sociedad Patriótica, entre ellas Bolívar, Vicente Salías y Coto Paúl,
abuchean la alocución del presbítero Maya. Miranda y Roscio protestan contra
Maya; el presbítero Ramón Ignacio Méndez, también opuesto a la Independencia,
exige el respeto de la libertad parlamentaria. Estalla una trifulca en el recinto, que
tarda en ser controlada por la presidencia.

Seguidamente Francisco Javier Yanes trató de minimizar los obstáculos opuestos


por Maya con una larga y enfática disuasión. Pero Juan Germán Roscio expresó
su inquietud sobre el asunto de Coro, Maracaibo y Guayana: ¿cómo decidir sin
ellos? Entonces Yanes replicó que la necesidad de la declaratoria se imponía a
toda consideración de parcialidad. Miranda vino a reforzarlo. A pesar de todo, la
sesión terminó sin decisión alguna.

Esa misma noche, en los espacios de la Sociedad Patriótica, Simón Bolívar


pronunciaría su primer discurso conocido: “Se discute en el Congreso Nacional lo
que debiera estar decidido. ¿Y qué dicen? Que debemos comenzar por una
confederación, como si todos no estuviéramos confederados contra la tiranía
extranjera. Que debemos atender a los resultados de la política de España. ¿Qué
nos importa que España venda a Bonaparte sus esclavos o que los conserve, si
estamos decididos a ser libres? Esas dudas son tristes efectos de las antiguas
cadenas. ¡Que los grandes proyectos deben prepararse con calma! Trescientos
años de calma, ¿no bastan? La Junta Patriótica respeta, como debe, al Congreso
de la nación, pero el Congreso debe oír a la Junta Patriótica, centro de luces y de
todos los intereses revolucionarios. Pongamos sin temor la piedra fundamental de
la libertad suramericana: vacilar es perdernos.”

Se decidió, por petición del mismo Bolívar, dirigir al Congreso un documento


expresando estos sentimientos.

Referencias Bibliograficas.

 La Junta Suprema de Caracas de 1810: nación, autonomía e


independencia. Revista Historia Y MEMORIA, vol. 2, -, 2011, pp. 69-91
Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia.

 http://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/manifiesto-de-la-junta-de-
caracas-a-los-cabildos-de-america-18-de-mayo-de-1810--0/html/

 De Pantorba, Bernardino: La vida y obra de Joaquín Sorolla. Madrid 1977.

 Enciclopedia ilustrada de Sorolla. Varios autores. Madrid 2009.

 Zarraga, Miguel de: El grandioso monumento que acaba de erigirse a


España en Nueva York artículo publicado en la revista Blanco y Negro.
Madrid 4 de abril de 1926.

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