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La década final del siglo XIX, con los gobiernos de Juan Pablo Rojas
Paúl, Raimundo Andueza Palacio, Joaquín Crespo e Ignacio Andrade,
2 presidentes civiles y 2 militares, verá surgir, además de las 3 últimas
revistas mencionadas, una cantidad considerable de periódicos
políticos y doctrinarios, en un ambiente de recobrada libertad de
prensa. Entre ellos, El Partido Democrático, El Partido Liberal, El
Tiempo, El Pregonero, El Avisador Comercial. Este último, a pesar de
su título, se lanza al debate político nacional y publica, también en
1896, un amplio comentario sobre Federico Engels con motivo de su
muerte, acaecida el año anterior. Los periódicos políticos proliferan,
sobre todo durante la campaña electoral de 1897, especialmente los
que apoyan la candidatura presidencial de José Manuel Hernández, el
popular Mocho Hernández. A lo largo de la década, 2 periódicos
satíricos, El Diablo y Lucifer, dirigidos por el caricaturista español
Salvador Presas, ensalzan o critican a personajes destacados como
Vicente Amengual, José Antonio Velutini, José Manuel Hernández,
Sebastián Casañas, Manuel Antonio Matos, Claudio Bruzual Serra.
Aparte de los temas específicamente políticos, la opinión pública, a
través de los comentarios de periódicos como El Tiempo y el Boletín
de la Agencia Pumar, se conmueve con las noticias relativas a la lucha
de los cubanos por su independencia, la muerte de José Martí, la
guerra entre España y Estados Unidos y sobre todo, el reclamo hecho
por Venezuela a Inglaterra para la devolución del territorio ocupado en
la zona del Esequibo. Por otra parte el interés del país en atraer
inversiones del extranjero se refleja en el Boletín de la Riqueza Pública
de los Estados Unidos de Venezuela, que empieza a ser publicado por
el Gobierno Nacional en julio de 1891 bajo la dirección de C.M.
Rosales, con numerosos datos estadísticos, mapas y planos. El
interés de los manufactureros y comerciantes norteamericanos en
penetrar en el mercado venezolano conduce a la publicación en
Caracas, en 1896, del Venezuelan Herald por Albert F. Jaurett,
periódico en inglés que es una buena fuente de noticias sobre
Venezuela para los inversionistas del exterior. Para ese final del siglo
XIX es de obligación histórica, en el campo del periodismo nacional,
apuntar que 2 fueron los medios impresos que se destacaron por el
objetivo de querer configurar un verdadero periodismo informativo
moderno que dejara a un lado la excesiva opinión política y doctrinaria
y se centrara en la información propiamente dicha. Nos estamos
refiriendo a El Tiempo (1893-1912; fundado por Carlos Pumar) y El
Pregonero (1892-1913; fundado por Odoardo León Ponte). Estos
periódicos, aparte de la innovación en el estilo periodístico de la
época, inauguran para finales del siglo el reemplazo del vapor por la
fuerza eléctrica para poner en movimiento sus imprentas, de ahí sus
altos tirajes especialmente en particular los 20.000 ejemplares de
edición de El Pregonero. Durante las décadas de 1880 y 1890, la
publicidad comercial (que siempre estuvo presente en mayor o menor
medida en los principales periódicos, desde la Gaceta de Caracas de
1808) se convierte cada vez más en el principal sostén económico de
la prensa. Con la llegada de los andinos al poder a raíz del triunfo de
la Revolución Restauradora de Cipriano Castro (octubre 1899), la
censura de la prensa de opinión, relativamente mesurada durante los
18 años del guzmancismo y durante los regímenes siguientes, hasta el
de Ignacio Andrade, se incrementaría hasta silenciar cualquier vocero
periodístico de oposición al Gobierno.
Siglo XX
El siglo XX se inicia en Venezuela con el gobierno del general Cipriano
Castro que, desde octubre de 1899, regía los destinos del país.
Durante este período, que se extenderá hasta 1908, cuando Castro es
derrocado por Juan Vicente Gómez, la libertad de prensa será la
eterna perseguida. El Constitucional (1900-1909), dirigido por
Gumersindo Rivas y La Restauración Liberal (1898-1903), de C. Arias
Sandoval, voceros oficiosos del Gobierno, cantan las alabanzas del
régimen. Especialmente en El Constitucional nos vamos a encontrar
con una «información dirigida» a formarle piso político a la figura de
Cipriano Castro. Será el impreso más importante del momento no sólo
por su labor propagandística, sino por el trabajo periodístico del
fundador-director Gumersindo Rivas (puertorriqueño) y por la
presencia de corresponsales de distintas partes del mundo. Se dice
que tenía una circulación diaria de 15.000 ejemplares. ¡Era realmente
la prensa del momento! Con La Sacrada, promovida por La Linterna
Mágica de Maximiliano Lores y Luis Muñoz Tébar, primer periódico en
Venezuela que introduce ilustraciones a color, toma cuerpo una
rebelión callada del pueblo que, como en La Delpiniada, puso de
manifiesto a través del humor, los defectos del régimen, así como las
ínfulas del gobernante; La Sacrada culminó en los carnavales de 1901.
Lores y Muñoz Tébar fueron enviados presos a La Rotunda y La
Linterna Mágica fue clausurada; reapareció en 1902 y circuló hasta
1903. En el interior, los diarios se esforzaron por darle dignidad al
periodismo. En 1904, Pedro Francisco Carmona funda en Carora El
Impulso, que será trasladado a Barquisimeto en 1919, a Caracas en
1929 y, de nuevo ese mismo año, a Barquisimeto donde se editará
hasta hoy; en Ciudad Bolívar, Agustín Suegart funda, en 1905, El
Luchador, primer periódico del interior que adquiere, en 1911, un
linotipo. Ambos diarios son «de intereses generales» y logran
sobrevivir sin caer en la prosa alabanciosa de los medios oficiales
castristas. A la caída de Castro los talleres de la imprenta donde se
publica El Constitucional son saqueados, y Gumersindo Rivas huye de
Venezuela hacia su isla natal, Puerto Rico.