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Abstract

Culturas juveniles, hip hop, resistencias simbólicas, entre la incerteza y


los sueños contrahegemónicos.

Ecuador es la muestra de mayor incertidumbre e inestabilidad política, económica y


social de los últimos tiempos en Latinoamérica, nueve presidentes en los últimos nueve
años. Un poder fragmentado, sea de derecha, de centroizquierda o de algo que quiere
llamarse izquierda, busca los mecanismos para autosostenerse y autolegitimarse frente
al imaginario de desinstitucionalización que se ha producido por diversas
manifestaciones sociales emergentes que desdicen de la certidumbre del poder y de sus
centralidades, desde el movimiento de los forajidos, el “Que se vayan todos”, se han
contagiado algunos sectores, principalmente de jóvenes, que acompañados de discursos
neoanarquistas proponen el desconocimiento de la racionalidad institucional y que,
ingenua o concientemente, se piensan y repiensan el país con la intención de sobrevivir,
construyendo procesos de autorepresentación, convocatorias horizontales y desde
prácticas materiales y discursivas ponen en crisis la lógica de certeza de las promesas
liberales.
Si estas críticas fueran realizadas por intelectuales y académicos universitarios, tal vez
no causaría mayor impacto en la sociedad. Pero ahora son las manifestaciones juveniles
las que desdicen el mundo que habrían propuesto los adultos y en el que les habría
tocado vivir. Específicamente el movimiento hiphop, que vive un momento de
formación como sujeto emrgente, cuya maduración evidencia la toma de conciencia
frente a la hostilidad de la realidad en la que se halla inmerso. En términos académicos,
el concepto de “parresía”, más allá de la visión socrática, se actualiza en las diversas
prácticas juveniles, es decir, el hecho de decir la verdad a pesar de poner en riesgo la
propia vida, en la versión de la cultura juvenil se trataría de arriesgar la vida simbólica,
de ahí su lucha por autorepresentarse y autorelatarse.
La versión de la cultura juvenil del hiphop muestra ciertas particularidades, por ejemplo,
frente al Tratado de Libre Comercio (TLC) o al acuerdo de la Base de Manta, se ha
organizado un gran evento frente a la embajada estadounidense, con motivo del “día
mundial del hiphop contra el imperio” que recuerda el inicio de la invasión
norteamericana a Irak (globalización contrahegemónica). De la misma manera, los
hiphoperos, que en buena parte son pobres y excluidos de la educación se autoconvocan
para realizar actividades de autoeducación y contextualizar los problemas para
enfrentarlos críticamente, es interesante que los jóvenes desconfíen de sus maestros que
en su mayoría no manejan adecuadamente los temas e inviten a personas que sí,
evidenciando la incertidumbre de la verdad propuesta por la institución educativa que,
en compañía de los medios los han criminalizado.
La incertidumbre puede ser problematizada desde la posibilidad de seducción que
permitiría en el imaginario social al interior de la sociedades de riesgo, específicamente
en el de los jóvenes, permitiendo entender la incerteza como posibilidad de vida desde
la contingencia, esto deconstruye la linealidad de la vida, los fines últimos y las
subjetividades fundantes, poniendo en el centro a la creatividad como práctica libertaria
en las nuevas formas de contar los mundos de la vida frente al mundo social de las
certezas.

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