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LA CULTURA EN EL PERÙ

La cultura del Perú, es la cultura creada a partir de costumbres, prácticas,


códigos, normas, formas de vida y tradiciones existentes en la
sociedad peruana. Es lo que le da una identidad nacional al Perú.

ORIGENES.

La cultura peruana es una gran mezcla de componentes de distintas etnias que


habitaron y habitan lo que actualmente es el territorio del Perú, las más
importantes son el bloque aborigen y criollo o español, seguido por los
bloques afroperuano y asiático y en menor medida el italoperuano, todo esto es
potenciado por las tres principales regiones naturales, es decir la costa,
la selva y la sierra. Es por eso que la cultura peruana se la considera una
cultura mestiza y eso queda ampliamente demostrado en su gastronomía que
es reconocida por su variedad de platos, bebidas y postres, en
las danzas como la marinera, el festejo, el tondero, el huayno, el huaylas,
el wititi, la diablada, los huayruros entre otro.

CULTURA PRE HISPANICA

La civilización andina, que se desarrolló en el actual territorio peruano, se fue


forjando desde hacía quince mil años, con la llegada de los primeros hombres a
esta parte del mundo. Estos se hallaban en la etapa del paleolítico superior y
fue exclusivamente a su esfuerzo, sin influencia foránea, que pudieron escalar
paulatinamente hacia la alta cultura. Los restos culturales de los primeros
cazadores-recolectores han sido hallados en Guitarrero
Piquimachay, Chivateros (taller lítico), Toquepala (pinturas
rupestres), Paiján (puntas líticas). Los primeros vestigios de cultivos agrícolas
se hallan en Nanchoc (calabaza y zapallo loche) y Guitarrero I (frijoles y
pallares), de hace 6 000 a. C. Otras plantas que se empiezan a cultivar son el
camote, el achiote, la quinua. La papa y el maíz son cultivos más tardíos. Los
restos de la primera aldea de pescadores se hallaron en Santo Domingo de
Paracas; de los primeros camélidos domesticados, en Telarmachay; y de los
primeros cuyes domesticados, en Piquimachay.
La civilización o alta cultura propiamente dicha surge hacia el 3 200 a. C. con la
aparición de la civilización caral en el Norte Chico peruano y cuyo centro fue la
ciudad sagrada de Caral y su ciudad pesquera, El Áspero. Caral fue
contemporánea de otras grandes civilizaciones como las
de China, Egipto, India y Mesopotamia. Se trata, pues, de uno de los pocos
centros irradiadores de civilización en el mundo por su antigüedad (al menos
5000 años); así como el único en el hemisferio austral. Caral floreció durante
más de mil años; entre sus ruinas se han hallado el primer quipu, instrumentos
musicales, estatuillas de arcilla, entre otros restos culturales. Contemporánea a
ella fueron otros centros como Bandurria, Kotosh (templo de las manos
cruzadas), Sechín Bajo, Cerro Sechín, La Galgada, Las Haldas y El Paraíso.2
Caral desapareció hacia 1800 a. C. pero su legado cultural se mantuvo,
continuando así el proceso de la civilización andina. Surgieron otros centros
culturales en el actual Perú, como Cupisnique, Pacopampa, Kuntur
Wasi, Garagay y Chavín de Huántar. Hacia el 900 a. C. la cultura
chavín prevaleció sobre las demás, hasta que hacia 200 a. C. decayó su
influencia y se incentivó el desarrollo de Estados más amplios en la base de
nuevas culturas locales como Mochica, Lima, Nazca, Wari y Tiahuanaco. Los
Wari formaron el primer imperio panandino del que se tiene certeza, con centro
en la ciudad de Wari, cerca de la actual Ayacucho.
Con la decadencia de Wari y Tiahuanaco hacia fines del siglo IX se reactivó la
producción cultural regionalista,
como Chimú, Lambayeque, Cajamarca, Chachapoyas, Chincha, Chanca, Huan
ca, Chancay y los quechuas o incas del Cuzco. Estos últimos, tras pasar
sucesivamente por las etapas de señorío local y confederación quechua, en
el siglo XV formaron el Imperio inca, que se anexó todos los pueblos andinos
entre los ríos Maule y Ancasmayo, alcanzando un área cercana a los
3.000.000 km², hoy ubicada en los territorios
de Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia y Chile.
La civilización incaica fue la cúspide de la cultura andina, la síntesis de todas
las culturas preincas. Lo que los incas hicieron fue asimilar y desarrollar todas
las influencias culturales del territorio que dominaron. Su mérito principal fue
crear un Estado imperial cuyo fin era la unificación del mundo andino, pero
cuya consolidación definitiva se vio truncada por la invasión española. Sin
embargo, la cultura andina ha seguido su propio curso y ha llegado hasta la
actualidad; prueba de ello están las comunidades indígenas, las modalidades
alimenticias, los idiomas (quechua, aymara), etc.
ARQUITECTURA
En el Perú preincaico, los primeros ejemplos de arquitectura monumental son
las pirámides de terrazas superpuestas, construidas básicamente de adobe. Su
función era religiosa (templo) y administrativa (palacios). Son típicas de las
culturas costeras, comenzando por Caral, donde destaca la Pirámide Mayor.
Forman complejos con otros edificios, siendo denominados Templos en U, por
la forma de su disposición: una pirámide principal, con dos construcciones
laterales en forma de brazos.4 Otras construcciones piramidales destacadas
son los de la cultura moche, como las llamadas Huacas del Sol y de la Luna.
En Lima destacan las huacas de Pucllana, Maranga, y Mateo Salado. Las
pirámides o huacas de las culturas costeras del Perú eran tan imponentes
como las de Mesoamérica, pero el hecho de estar construidas en adobe ha
imposibilitado su conservación plena; actualmente más parecen elevaciones
naturales del terreno, aunque se han restaurado algunas de ellas.
Otros ejemplares de la arquitectura preinca son los templos de Chavín de
Huántar, hechos en piedra tallada; las construcciones de Cahuachi de los
nazcas; los edificios de adobe de Chan Chan, considerada la ciudad de barro
más grande del mundo; los templos de Tiahuanaco (Akapana, Kalasasaya,
Pumapunku); la ciudad de Wari, con edificaciones de piedra de varios pisos. En
la costa los materiales utilizados preferentemente fueron los adobes y tapiales;
en la sierra, la piedra.
La arquitectura incaica tiene tres grandes características: solidez, sencillez y
simetría. Destaca por el uso refinado de la piedra, así como por sus técnicas
avanzadas de aprovechamiento del espacio territorial. Hasta hoy causa
asombro el tamaño de las piedras en algunos edificios, como en la llamada
“fortaleza” de Sacsahuamán. En esta y otras construcciones se admira también
el ensamblado de piedras de diferente forma y tamaño sin usar argamasa y
que encajan tan perfectamente que entre sus junturas no pasa ni una hoja de
papel. Ejemplo clásico de esta técnica es la llamada Piedra de los doce
ángulos.5 Otros edificios, como el Coricancha y los palacios incas del Cuzco,
están construidos con piedras labradas de forma rectangular o cuadrada,
alineadas de manera simétrica. Pero indudablemente es Machu Picchu,
construido en un cerro cuya cima fue aplanada, el icono de esta arquitectura;
es considerado una de la siete maravillas del mundo moderno.
Los españoles trajeron nuevas técnicas arquitectónicas, como el uso de la
bóveda, el arco, la columna y el empleo de materiales fuertes como el ladrillo,
necesario en los lugares en donde no había piedra. La arquitectura virreinal se
adaptó al medio de cada región y desarrolló los estilos imperantes en Europa.
Estos fueron el barroco, con sus variantes del churrigueresco, el plateresco y el
rococó, que se caracterizan por su recargada ornamentación; y el neoclásico,
que se caracteriza por la vuelta a las líneas rectas y a la sencillez. Los
ejemplos de estos estilos se ven en la arquitectura religiosa, es decir los
templos, iglesias y conventos, así como en los característicos balcones de la
ciudad de Lima.6
La arquitectura republicana, al igual que la colonial, siguió las corrientes
europeas. El primer gran edificio construido fue el de la Penitenciaría de Lima.
En lo largo del siglo XIX persiste la influencia del neoclasicismo (Hospital
Nacional Dos de Mayo, Iglesia Matriz del Callao, Escuela Militar de Chorrillos).
En el gobierno de José Balta se edificó el Palacio de la Exposición, de estilo
neorrenacentista. También se introdujo la arquitectura metálica importada de
Francia (catedral de Tacna, el puente Balta). En el siglo XX, se desarrollaron
varios estilos arquitectónicos, como el estilo académico de influencia francesa
(palacio del Congreso de la República del Perú, la Cripta de los Héroes, etc.);
el estilo neocolonial (fachada del Palacio Arzobispal); el estilo neoperuano, que
es una fusión de elementos coloniales e indígenas (fachadas de la Escuela de
Bellas Artes y la del Museo de Arqueología); el estilo indigenista (Museo de la
Cultura Peruana).7
PIEDRA DE LOS DOCE ANGULOS – CUZCO

CATERDAL DE CUZO

ESCULTURA
En la época prehispánica se hicieron esculturas menores, como ídolos y
estatuillas de piedra y de madera; así como esculturas de carácter
monumental, pero estas hechas mayormente por las culturas chavín (el Lanzón
monolítico) y tiahuanaco (monolitos). También se labraba en la roca madre o
en grandes piedras haciendo diseños que aparentan maquetas (piedra
de Sayhuite). En lo que respecta a los incas, estos tuvieron una arte escultórico
muy sobrio y esquemático; se sabe que hicieron estatuas que representaban a
sus reyes, y una del dios Viracocha, en piedra. Por lo general la escultura era
un complemento de la arquitectura.
La escultura colonial siguió las corrientes europeas, y al igual que la pintura,
tuvo la finalidad práctica de decorar los ambientes religiosos. Proveyó así de
mobiliario religioso a los templos y conventos, a través de sus Retablos o
Altares, Sillerías de Coro, Púlpitos, Cajonerías y Techos o Artesonados, así
como de escultura exenta, en grupos sagrados, imágenes de santos,
simbolismos y esculturas funerarias de personajes religiosos o donantes
célebres de la época. Ejemplo de todo ello se puede ver todavía en las iglesias
de Lima, Cuzco, Arequipa, Trujillo, Cajamarca, Ayacucho y tantos otros lugares
del Perú. Se recuerdan los nombres de algunos de los escultores, como Pedro
de Noguera y Baltazar Gavilán, este último autor de la célebre escultura de La
Muerte, hecha en madera.8
En la época republicana, los talleres escultóricos siguieron produciendo obras
de tema religioso. La escultura académica se importaba de Europa, como en el
caso de las estatuas de la Alameda de los Descalzos, de estilo neoclásico. En
la primera mitad del siglo XX surgen artistas nacionales, como David Lozano,
Luis Agurto y Artemio Ocaña, que hicieron estatuas de héroes y próceres para
orlar las plazas y avenidas públicas. Aunque todavía en esta época se
siguieron importando monumentos, como la estatua ecuestre de José de San
Martín, elevada en la plaza de su nombre (1921). Al fundarse la Escuela de
Bellas Artes (1918), el español Manuel Piqueras Cotolí dio un impulso a la
escultura nacional, al propiciar la fusión hispano-indígena. La escultura
moderna la inició Joaquín Roca Rey, hacia 1948. Años después se manifiesta
la modernidad figurativa con Víctor Delfín y Cristina Gálvez.

PINTURA
En la época prehispánica, la pintura se expresó en los murales que decoraban
los templos, tanto sobre las paredes enlucidas como en los altorrelieves; así
como en el decorado de las piezas de cerámica, destacando en este arte las
culturas nazca y moche. Se sabe también que los incas pintaron escenas
históricas en tablas y telas, que se guardaban en el edificio de Puquincancha,
en el Cuzco, pero de los que no se conserva ningún ejemplar.
En la época colonial brilló la pintura religiosa, destinada a satisfacer la gran
demanda de cuadros que hacían las iglesias, conventos y grandes residencias
coloniales. Por otra parte, la nobleza colonial también mandaba hacer otra
clase de obras, muy especialmente retratos. Las primeras obras la realizaron
religiosos venidos de España; luego llegaron los artistas italianos Bernardo
Bitti, Mateo Pérez de Alesio y Angelino Medoro (siglo XVI-XVII). Posteriormente
destacan Fray Francisco de Bejarano, Cristóbal Daza, Cristóbal Lozano y José
del Pozo. Pronto, los indios y mestizos aprendieron el arte pictórico y formaron
escuelas propias, como la famosa escuela cusqueña, que se desarrolló a lo
largo de los siglos XVII y XVIII, y que es un neto ejemplo del mestizaje en las
bellas artes virreinales. Los pintores de dicha escuela han permanecido por lo
general en el anonimato, pero se mencionan algunos nombres, como el
de Diego Quispe Tito.10
La pintura de los inicios de la República siguió bajo los moldes coloniales.
Luego surgieron varias corrientes: La pintura costumbrista, cuyo máximo
representante es Pancho Fierro; la pintura académica, influenciada por las
escuelas de Europa, y cuyos exponentes son Ignacio Merino, Francisco
Laso, Luis Montero, Francisco Masías, Daniel Hernández Morillo, Teófilo
Castillo, Carlos Baca-Flor; la pintura indigenista, que resalta el nacionalismo y
el regionalismo provinciano, siendo su iniciador José Sabogal y que contó con
varios representantes, como Julia Codesido, Jorge Vinatea Reinoso, Mario
Urteaga Alvarado, Enrique Camino Brent. Tras el indigenismo surge un grupo
de “independientes”, influenciado por el vanguardismo, cuyos principales
representantes son Macedonio de la Torre, Ricardo Grau, Carlos Quizpez Asín.
Luego vienen Juan Manuel Ugarte Eléspuru, Sérvulo Gutiérrez, Fernando de
Szyszlo, etc. En el arte mural destaca Teodoro Núñez Ureta

Relieve polícromo del Dios Degollador, deidad principal moche, en la Huaca de la Luna.

MUSICA
El Perú tiene grandes representantes en la música académica. En el siglo XIX y comienzos
del siglo XX destacan los compositores José María Valle Riestra, autor de la
ópera Ollanta; Daniel Alomía Robles, autor de El cóndor pasa…; Ernesto López
Mindreau; Luis Duncker Lavalle, que compuso valses y piezas de salón; entre otros.
Predomina en esta época la composición de óperas.12
En el siglo XX aparece una segunda generación que sabe emplear los elementos
folclóricos haciendo con ellos una transformación de las armonías y melodías (estilización
del folklore). Músicos representativos de esta tendencia son Theodoro Valcárcel, Alfonso
de Silva, Roberto Carpio, Carlos Sánchez Málaga y Rodolfo Holzmann. Una tercera
generación está representada por Enrique Iturriaga, Celso Garrido Lecca, Olga Pozzi
Escot, Enrique Pinilla, Francisco Pulgar Vidal, Edgar Valcárcel y Luis Meza; la mayor parte
de ellos prefieren escribir obras orquestadas.13
Merecen también citarse a los compositores Manuel Bañón, autor de la marcha militar El
ataque de Uchumayo; José Bernardo Alcedo, autor de la música del Himno Nacional del
Perú; Claudio Rebagliati, autor de Rapsodia peruana; y Carlos Valderrama Herrera, autor
de la célebre marcha militar Los peruanos pasan.14
Los tenores peruanos de relieve mundial son Alejandro Granda Relayza, Luis Alva
Talledo, Ernesto Palacio, Francesco Petrozzi y Juan Diego Flórez.

MUSICA ANDINA. - La música andina o vernacular proviene de tiempos


inmemoriales y aunque ha recibido el influjo hispánico, se ha perpetuado en
huainos, mulizas, etc. Suele interpretarse especialmente en las fiestas de
concurrencia masiva y como acompañamiento de las danzas.
Nos limitaremos a hacer una ligera relación de los más altos exponentes de la
música folclórica peruana: Por Áncash sobresalen Ernesto Sánchez, el Jilguero
del Huascarán; María Alvarado, la Pastorita Huaracina; y Angélica Harada,
la Princesita de Yungay; en tanto que en la región central resaltan los
intérpretes Víctor Alberto Gil, el Picaflor de los Andes; Juan Bolívar, El Zorzal
Jaujino; y Amanda Portales, la Novia del Perú.
Como ejecutores sobresalen Jaime Guardia en el charango, Raúl García
Zárate, en la guitarra, Florencio Coronado Gutiérrez y Tony Medina en el arpa;
Alejandro Vivanco en la quena y la flauta; y Máximo Damián, en el violín.

MUSICA CRIOLLA – AFROPERUANA.- La música criolla y afroperuana. Se


utilizan guitarras, castañuelas, cajón peruano y muchos otros instrumentos
modernos. El vals, la polca, la marinera y otros expresan los sentimientos del
pueblo. Con ellos se amenizan las “jaranas” y las fiestas populares.
Destacan en este género Felipe Pinglo, Manuel Acosta Ojeda, Chabuca
Granda, Augusto Polo Campos, Jesús Vásquez, Arturo "Zambo" Cavero, Óscar
Avilés y tantos otros intérpretes y compositores

CHABUCA GRANDA
 

CERAMICAS

La cerámica del Perú prehispánico fue muy elaborada. Tiene decoraciones


pictóricas de alta calidad artística, y muchas son de forma escultórica. Estos
ejemplares se hallan en profusión en las tumbas prehispánicas, debido a la
costumbre de enterrar al muerto con vasijas llenas de alimentos y bebidas. Las
muestras de cerámica más antiguas detectadas en suelo peruano serían las
de Kotosh, fase Wayrajirca, fechada hacia 1.850 a.C.,15 aunque si hablamos de
la civilización andina en general, la más antigua cerámica es la de la cultura
Valdivia, que se desarrolló en el actual Ecuador, hacia 4.000 a.C. En los sitios
de la civilización caral (3.000-1800 a.C.) no se ha hallado cerámica, pero si
piezas escultóricas de barro crudo, que representan figuras humanas.16
El arte de la cerámica empezó a mostrar notables progresos a partir de
la cultura Cupisnique. La cerámica chavín tiene excelentes ejemplares de
forma globular y con asa estribo, decoradas con motivos plasmados con
incisiones y resaltados en alto relieve plano, generalmente monócroma (de un
solo color: negro, gris o rojo).15
La etapa del apogeo de la cerámica corresponde a las culturas Moche y Nazca,
que se desarrollaron en la primera mitad del primer milenio de nuestra era,
aunque ambas tuvieron como antecedentes a otras culturas (Salinar y
Gallinazo; y Paracas, respectivamente).15
La cerámica moche es considerada como la mejor del Antiguo Perú y entre las
mejores del mundo, gracias al fino y elaborado trabajo que evidencian sus
ejemplares. En ellas representaron, tanto de manera escultórica como pictórica,
a divinidades, hombres, animales y escenas significativas referidas a temas
ceremoniales y mitos que reflejaban su concepción del mundo, destacándose
la asombrosa expresividad, perfección y realismo con que los dotaban. De este
arte sobresalen los huacos retratos y los huacos eróticos.
La cerámica nazca es otra de las mejores del Perú, por su variedad y su alta
calidad. Destaca sobre todo por sus diseños pictóricos, con una profusión de
colores excepcionalmente brillantes. Se pintaban plantas, animales y sobre
todo la figura de un ser sobrenatural, con rasgos de felino y ave.15
Posteriormente surge la cerámica tiahuanaco-wari, influida al parecer por la
moche y la nazca; a la primera le debería la predilección por la forma
escultórica, y a la segunda por el uso de una variedad de colores brillantes.
Una característica peculiar es la representación de una divinidad que parece
ser la misma que aparece en la Portada del Sol de Tiahuanaco.15
Destacan luego la cerámica chancay, que se caracteriza por ser bicroma (sobre
un engobe blanco se pincelaba con tinte negro). Es de destacar también las
estatuas llamadas cuchimilcos.15
En cuanto a la cerámica incaica, es más sobria en expresiones figurativas y
poco dada a reproducir formas escultóricas. Sus diseños son geométricos y se
usa mayormente como colores el blanco, el negro y el rojo.15 Ejemplares típicos
de la cerámica inca son el aríbalo o puyñun (cántaro), el pucu (plato de asa) y
el quero (vaso).17 El más conocido es el aríbalo, nombre que le dieron los
españoles por su lejano parecido con las ánforas griegas.

Cerámica cupisnique
 

Cerámica chavín.
 

Huaco retrato moche.
 

Cerámica escultórica moche (jaguar).


 

Cerámica escultórica nazca.


 

Vasija nazca.
 
Cerámica wari.
 

Vasija de la cultura chancay


 

Aríbalo incaico

ORFEBRERIA

La más remota evidencia del trabajo de metales finos en el Antiguo Perú y en la


América en general se remonta al 1.500 a.C. Se encuentra en
Waywaka, Apurímac, donde se hallaron láminas de oro martilladas asociadas
con herramientas utilizadas para tal efecto. Pero solo posteriormente la
metalurgia en su forma compleja alcanzó una hábil manufactura,
siendo Chongoyape y Kuntur Wasi, hacia 1000-200 a.C., los centros más
antiguos que testimonian este florecimiento.18
Un desarrollo más extraordinario de este arte pertenece a las culturas moche,
lambayeque o sicán, nazca y chimú, de la costa peruana.
Los moche fueron los mejores metalurgistas de su época. Utilizaron el oro, la
plata, el cobre y sus aleaciones, que fundían en hornos de diversos tipos (como
la huayra). La aleación más característica fue la tumbaga (mezcla de oro y
cobre). Doraron el cobre mucho antes que en Europa y conocieron una
variedad de técnicas, como el laminado, martillado, alambrado, soldadura, etc.
Una cantidad asombrosa de joyería se halló en la tumba del Señor de Sipán.
Los lambayeque adoptaron las técnicas de los moches y para algunos
expertos, sus creaciones tienen un mejor acabado. Piezas representativas del
arte lambayeque y de la orfebrería peruana en general son el tumi
lambayeque y la máscara funeraria lambayeque, hechas en oro con
incrustaciones de piedras preciosas, y con diseños que representan al
dios Naylamp.
Los chimúes heredaron las técnicas de las anteriores culturas y produjeron
artefactos de extraordinaria calidad, de baja concentración de oro y algunos
elaborados con bronce arsenical.18
Los incas adoptaron las técnicas metalúrgicas de los pueblos s que dominaron
y trasladaron a orfebres chimués al Cuzco para que realizaran su labor al
servicio del estado imperial. En esa época se difundió el uso del bronce
cuproestañífero (aleación de cobre y estaño).18
Es de resaltar que la cultura del Antiguo Perú fue la única de América que
produjo el bronce, entre otras aleaciones. Desconocieron sin embargo, el
hierro, salvo el de origen meteórico, que fue usado en herramientas pesadas
que se tallaban y bruñían.

Ornamento de oro hallado en Chongoyape


 

Joya labrada en oro, de estilo chavín.


 
Orejera moche de oro con incrustaciones de piedras preciosas.
 

Tumi lambayeque o tumi de Illimo.


 

Vasos de oro del periodo Sicán medio (Lambayeque).


 

Máscara funeraria lambayeque hallada en Batán Grande.


 
Estatuillas incas de oro y plata, elaboradas a base de láminas repujadas y
soldadas.

TEXTILERIA
La textilería fue una de las técnicas mejor desarrolladas en el Antiguo Perú. Los
mismos conquistadores españoles atestiguaron que los incas fueron los
mejores vestidos de toda la América prehispánica, por la variedad y la calidad
de sus prendas de vestir.19 La materia prima para los tejidos fue la fibra de
algodón y de otras plantas, así como la lana de los camélidos; a veces se usó
también pelos humanos y de murciélago. Como instrumento utilizaron el telar
manual. La costumbre de enterrar a los muertos con sus mejores vestimentas y
el clima seco de la costa peruana han posibilitado la conservación de muestras
espléndidas de esta técnica y arte a la vez.
Los antiguos peruanos conocieron prácticamente todas las técnicas textiles,
desde el torzal, el paño sencillo y los bordados, hasta brocados y tapicería en
telar. Asimismo, decoraron sus telas de las más diversas maneras. Incluso
utilizaron otras técnicas peculiares, que actualmente son imposibles de
reproducir.20
Los primeros indicios de textilería en el Antiguo Perú se remontan a unos 5.000
años. Entre los primeros ejemplares bien conservados de este arte depurado
están las telas pintadas de Carhua, en la costa sur, que muestran motivos de
estilo chavín, por lo que han sido fechados en el primer milenio antes de
Cristo.20
Pero sin duda los ejemplares más esplendorosos son los de la cultura topará,
antes llamada Paracas Necrópolis, que usó preferentemente la técnica del
bordado. Los famosos mantos paracas, con los que envolvían a sus momias,
han ganado con justicia la admiración universal. Algunas de estas telas
contienen trescientos hilos por pulgada cuadrada. Sobre ellas se bordaron con
gran colorido temas naturalistas (peces, felinos, aves, serpientes, frutos y
flores), así como figuras míticas y simbólicas, todas con un gusto
extraordinario. La variedad, vivacidad e intensidad de los colores de los mantos
aún se mantienen en su vigor, pese al tiempo transcurrido.
La textilería preinca continuó con su extraordinario apogeo técnico y artístico,
como se evidencian en otras culturas costeñas como Moche y Nazca. De los
moche, al no haberse conservado ejemplares, se deduce su desarrollo textil al
contemplar el arte pictórico de sus ceramios. Los nazca, herederos de los
topará o paracas, abandonaron el bordado y desarrollaron una tapicería fina.20
Bajo la época Tiahuanaco-Wari alcanzó su esplendor la tapicería y floreció
también el arte plumario como complemento del tejido; su decoración es
altamente simbólica y de trazos sofisticados, sobre todo cuando representa al
dios de los báculos, el mismo que aparece en la Portada del Sol.20
Otra cultura que destaca en este arte es la cultura chancay, con sus finas telas
de tapicería y telas pintadas; son de destacar las gasas decoradas. También
destaca la cultura chachapoyas, de la que se puede mencionar como ejemplo
una tela monumental de algodón decorada íntegramente con diseños de
aves.20
Los incas heredaron y desarrollaron las técnicas preincas. Destacan sus tejidos
de lana de vicuña, llamados cumbis, decorados con motivos geométricos
pequeños, llamados tocapus. Actualmente se continúa tejiendo en el Perú
utilizándose las técnicas ancestrales, especialmente en la región sur andina.

Manto Paracas.
 

Detalle de una pieza textil Paracas.


 
Fragmento de un tejido chancay.
 

Fardo funerario wari.


 

Túnica inca decorada con tocapus.

DANZAS Y BAILES

Puno es el departamento que sobresale por su variedad de danzas, tales como


la Diablada puneña, la Llamerada, la Pandilla Puneña, los Arayachis,
los negritos, en tanto que en la región central sobresalen el Huaylarsh,
la Chonguinada, la Huaconada, la Tunantada, los Avelinos, la Majtada. En la
sierra sur destaca la Danza de tijeras (Ayacucho, Huancavelica y Apurímac); y
el Wititi (Arequipa).
La Danza de Tijeras, la Huaconada y el Wititi han sido declarados Patrimonio
cultural inmaterial de la Humanidad por la Unesco.21
Hay bailes de ascendencia negroide. El festejo, la zamacueca, el alcatraz, etc.,
tienen todo el sabor africano de la gente morena del Perú, como se conocen a
los afroperuanos.
Estas canciones y danzas no aparecen solo en las fiestas; algunas son propias
del trabajo; así, los cantos de zafra, en los cañaverales norteños, cantos de
cosecha en la sierra, cantos de pesca en la costa, etc. También son
característicos los trajes y las formas de vestir y los objetos de adorno.

Pareja bailando una marinera.


 

Niños bailando ""tondero"".


 

Diablada puneña.
 

Huaylarsh
 
La Tunantada.
 

La Huaconada de Mito.
 

Danza de las tijeras.


 

Wititi.
 

El Huayno.
 

La Morenada.
 

La Chonguinada

ARTESANÌA

El Perú alberga una de las más extensas variedades de artesanías del mundo
que a través del tiempo se han ido enriqueciendo sin perder su originalidad. Se
hacen trabajos en arcilla, en madera, en tejidos, en piedra, en oro, en plata, en
frutos secos, etc. La calidad del artesano peruano está muy reconocida
internacionalmente.22
Los más importantes centros productores de artesanías son:23

 La localidad de Písac y el barrio de San Blas, en el Cuzco (sombreros de


paja, textiles de alpaca, cerámica, joyas, etc.). Ver: Artesanía cuzqueña.

 Chulucanas (Piura), célebre por su cerámica modelada a mano,


siguiendolas técnicas ancestrales (cerámica de Chulucanas).

 Catacaos (Piura), donde se vende joyas de oro y plata, tallados en


madera y artículos de paja y cuero.
 Quinua (Ayacucho), cuyos artesanos elaboran las célebres iglesias,
esculturas modeladas en barro que suelen adornar los techos de las
casas.
 San Francisco de Yarinacocha (Ucayali), con artesanías elaboradas por
los nativos amazónicos (tejidos con figuras geométricas, pulseras y
aretes hechos con semilla, pinturas y objetos en madera).
También debemos mencionar a Puno como productor tradicional de los Toritos
de Pucará; a Ayacucho por sus célebres esculturas hechas de piedra de
Huamanga y sus retablos ayacuchanos; y el valle de Mantaro (Junín) como
principal productor de los mates burilados.

toritos de Pucará.
 

Cerámica de Catacaos.
 

Textilería peruana.
 

 
Iglesia de Quinua, Ayacucho.
 

Retablo Ayacuchano.
 

Estatuillas en piedra de Huamanga.


 

Mates burilados.
 

Arte textil de Taquile.


 

Huaco retrato Moche

CIENCIA Y TECNOLOGÌA.

EPOCA PRE HISPANA

Los pueblos del Antiguo Perú desarrollaron diversas ramas de las ciencias


como la astronomía, las matemáticas y la medicina, y tuvieron grandiosas
realizaciones técnicas en la agricultura, la hidráulica y la arquitectura. Sobre las
ciencias en el Antiguo Perú, debemos señalar que se trataban de
conocimientos empíricos, que se consolidaron a través de milenios de
experiencia, y que tuvieron un carácter eminentemente práctico. Por ejemplo,
en astronomía tuvieron observatorios solares (Intihuatana) y dividieron el año
en 12 meses, cada uno representado con una festividad; en matemáticas se
conocieron las operaciones aritméticas básicas; en medicina se usaron una
diversidad de plantas medicinales y se hicieron trepanaciones craneanas. Es
de resaltar un ingenioso registro numérico a base de cuerdas y nudos
llamado quipus, una herencia cultural milenaria, pues en Caral se descubrieron
ejemplares de 5.000 años de antigüedad.24 Algunos autores sostienen que con
esa misma técnica se conservaban datos históricos.
Hablando de las civilizaciones americanas en general, se suele decir como
tópico que los mayas eran científicamente más superiores, pues tenían
conocimientos astronómicos más avanzados y conocían el cero. Pero en
cuanto a las tecnologías como la agrícola y la hidráulica, los antiguos peruanos
fueron mucho más desarrollados; los mayas no pasaron de quemar bosques
para ampliar sus terrenos de cultivo; en cambio, los antiguos peruanos
conocieron una serie de tecnologías para ganar terrenos de cultivo, como
los andenes o terrazas, los waru waru o camellones, los huachaques u hoyas,
las cochas o pozas secas, etc., así como el uso de abonos o fertilizantes
(guano de islas, estiércol de llama y cuy). 25 Contaron también con laboratorios
para mejorar las especies, como el que se encuentra en Moray, donde al
parecer se llevaron a cabo experimentos de cultivos a diferentes alturas. 26
También los antiguos peruanos poseyeron la única ganadería de la América
precolombina, la de los camélidos sudamericanos, y conocieron técnicas para
la conservación de alimentos como los tubérculos (chuño, papaseca) y la
carne charqui).27 La ingeniería hidráulica de los preincas, que adoptaron los
incas, era también muy avanzada; hasta hoy están en uso muchos canales de
regadío y acueductos prehispánicos
Acueducto Cumbemayo.

Andenes valle sagrado


EPOCA COLONIAL

El arribo de los españoles al Perú implicó la llegada de la cultura occidental o


europea, en cuyo ambiente habría de realizarse la revolución científica que
principia en el siglo XVII.29 Como signo de esa época, en el siglo XVIII llegan a
la América española las llamadas Expediciones Científicas, cuyo propósito era
hacer estudios de la realidad física y biológica de las tierras americanas, pero a
la vez muchos de sus integrantes realizaron valiosas observaciones de la
sociedad, las costumbres y otros interesantes aspectos de la vida colonial.30
En las postrimerías de la Colonia, la investigación científica se limita a
identificar los productos naturales que debían ser explotados.31 Una de las
primeras eminencias científicas peruanas de esa época fue el sabio Hipólito
Unanue, fundador de la Escuela de Medicina de San Fernando (actual Facultad
de Medicina de la Universidad de San Marcos) y autor de una obra que versa
sobre las observaciones del clima de Lima y su influencia en los seres vivos,
entre otros escritos científicos.

EPOCA REPUBLICANA
Durante el siglo XIX, marcado con el nacimiento de la República, el avance en
las diferentes disciplinas de las ciencias peruanas fue notable pero desigual. En
ese contexto hay que mencionar la renovación de la enseñanza de la medicina
bajo el impulso del doctor Cayetano Heredia. En 1866 se creó la Facultad de
Ciencias en la Universidad Mayor de San Marcos; y en 1876 se fundó
la Escuela Nacional de Ingenieros (actual Universidad Nacional de Ingeniería ),
ambas instituciones muy importantes en el desarrollo de la ciencia en el Perú.
Surgieron también instituciones científicas, pero este desarrollo se vio truncado
por la Guerra del Pacífico.31
Durante la Reconstrucción Nacional, la promoción que hizo de la ciencia
el positivismo fue una de los factores culturales más importantes en la
recuperación del Perú. Se consideraba que el desarrollo científico era
primordial para el progreso. El año 1885 fue importante por el inicio de la
investigación de la enfermedad de la verruga peruana, obra de Daniel Alcides
Carrión, mártir de la medicina peruana. En 1888 se fundaron la Sociedad
Geográfica de Lima y la Academia Nacional de Medicina. A comienzos del siglo
XX la investigación en el Perú empezó a recuperarse gracias al crecimiento de
la economía impulsada por la República Aristocrática. Se desarrollaron nuevas
profesiones como la ingeniería agrícola gracias a la llegada de una misión
belga que organizó la Escuela de Agricultura, hoy Universidad Nacional Agraria
La Molina.31
En 1938 se fundó la Academia Nacional de Ciencias Exactas, Físicas y
Naturales del Perú, destinada a promocionar la investigación científica y a la
difusión del conocimiento científico.31
A fines de los años 1950, el Perú contaba con un grupo de investigadores que
auguraban un gran desarrollo de la ciencia. Algunas disciplinas se renovaron
por la llegada de extranjeros o de peruanos que habían estudiado en el
exterior. En los años 1960, surgieron en Lima nuevas universidades como
la Universidad Peruana Cayetano Heredia, y otras en provincias, como la de
Arequipa y Trujillo, que ofrecieron oportunidades de estudio y
profesionalización para médicos y científicos.31
En 1968 se creó un Consejo Nacional de Investigación, antecedente del
actual Consejo Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación
Tecnológica (CONCYTEC), organismo encargado de desenvolver el conjunto
de políticas, planes y programas la investigación, desarrollo e innovación
(I+D+i) en el Perú.33.
Hasta esa época, el Perú tenía, en el contexto latinoamericano, indicadores
competitivos en Investigación y Desarrollo, especialmente, aunque no
exclusivamente, en los campos de la agricultura, la medicina, la biología y la
geofísica.34
No obstante, este desarrollo se vio truncado por la masificación de las
universidades, que atentó con la calidad de la enseñanza; por las políticas
erradas del gobierno militar de los años 1970, que desalentaron el trabajo
científico; y por la violencia terrorista de los años 1980.

LITERATURA.
Literatura prehispánica – colonial.- La literatura peruana tiene su primer vestigio
en la obra dramática anónima Ollantay cuyos orígenes se pierden en los
tiempos del incanato. En los tiempos del virreinato, la actividad literaria se
convierte en una extensión de la literatura española y de la europea en general,
al seguir sus pautas expresadas en corrientes literarias. Pero hubo escritores
nacidos en el Perú que destacaron de manera singular creando obras
maestras. Destaca en primer lugar, el Inca Garcilaso de la Vega (1539-1617),
el primer mestizo cultural y racial del Perú, autor de los Comentarios Reales de
los Incas, que para muchos críticos se trata del cantar de gesta de la
nacionalidad peruana, que se forja precisamente con la fusión de dos
herencias, la nativa y la española. Otros literatos nacidos en suelo peruano
fueron Juan Espinoza Medrano, "El Lunarejo" (¿1630?-1688), autor
del Apologético en favor de D. Luis de Góngora; y Pedro Peralta y
Barnuevo (1664-1743), autor del poema épico Lima Fundada.38 En plena época
de la emancipación surge la figura del poeta Mariano Melgar, precursor del
Romanticismo y que muere fusilado por abrazar la causa patriota.

Juan Espinoza Medrano


 
Pedro Peralta y Barnuevo
 

Mariano Melgar

LITERATURA REPUBLICANA.
A partir de la época republicana son varios los exponentes de la literatura
peruana como los dramaturgos costumbristas Felipe Pardo y Aliaga y Manuel
Ascencio Segura, pero el mayor literato del siglo XIX fue Ricardo Palma con
sus célebres Tradiciones Peruanas. En poesía, además de Palma,
destacan Carlos Augusto Salaverry y Luis Benjamín Cisneros, todos ellos
representantes del Romanticismo.39 También se debe mencionar a las
escritoras Clorinda Matto de Turner y Mercedes Cabello de Carbonera,
representantes del Realismo.40
A fines del siglo XIX, con el auge del Modernismo a nivel continental, empiezan
a destacar en poesía José Santos Chocano, el «cantor de América», y Manuel
González Prada, este último también un notable ensayista y pensador.41
Una importante rama del modernismo peruano fue la llamada Generación del
900, conocida también como la generación “arielista”, cuyos miembros
manejaban una prosa elegante y se orientaban hacia temas de importancia
nacional. Fueron sus principales representantes: José de la Riva Agüero y
Osma, Francisco García Calderón Rey, Ventura García Calderón, Víctor
Andrés Belaunde y José Gálvez Barrenechea.
La poesía peruana del siglo XX empieza con José María Eguren (simbolista),
autor de La canción de las figuras. Poco después llega el vanguardismo cuyos
representantes son Carlos Oquendo de Amat, autor de 5 metros de
poemas; Martín Adán, autor de La casa de cartón; y César Vallejo, autor
de Los heraldos negros, Trilce y Poemas humanos. De todos ellos es Vallejo
quien alcanza una resonancia universal, con su poesía humanista, expresada
de una manera muy original, que muestra su profundo arraigo al ámbito familiar
y su solidaridad con los oprimidos y desamparados. Se le considera una de las
figuras capitales de la poesía hispanoamericana del siglo XX, al lado de Pablo
Neruda. Posteriormente destacaron César Moro, Emilio Adolfo
Westphalen, Javier Heraud, César Calvo, Alejandro Romualdo, Juan Gonzalo
Rose, Carlos Germán Belli, Blanca Varela y muchos más.
La narrativa moderna se inaugura con el postmodernismo representado
por Abraham Valdelomar, autor de El caballero Carmelo; y Ventura García
Calderón, autor de La venganza del cóndor.
Luego viene la corriente indigenista, cuyos máximos representantes son:

 Enrique López Albújar, autor de Cuentos andinos y Nuevos cuentos


andinos, aunque es más conocido por su novela
esclavista Matalaché.
 Ciro Alegría, autor de Los perros hambrientos, La serpiente de
oro y El mundo es ancho y ajeno.
 José María Arguedas, autor de Yawar Fiesta, Los ríos
profundos y Todas las sangres.
También se debe mencionar a Mario Florián (poesía); y Eleodoro Vargas
Vicuña, autor de las narraciones de Taita Cristo y Ñahuín (neoindigenismo).
Mención aparte merece Manuel Scorza, autor de Redoble por Rancas.
La narrativa realista y citadina tiene entre sus máximos representantes a Julio
Ramón Ribeyro, autor de cuentos reunidos en La palabra del mudo; Alfredo
Bryce Echenique, autor de Un mundo para Julius; y Mario Vargas Llosa,
miembro conspicuo del Boom Latinoamericano y ganador en el 2010
del Premio Nobel de Literatura. Las obras maestras de Vargas Llosa son las
novelas La ciudad y los perros (1963), La casa verde (1966), Los
cachorros (1967), Conversación en La Catedral (1969), La guerra del fin del
mundo (1981) y La fiesta del chivo (2000); aunque ha seguido publicando
novelas hasta la actualidad, no ha vuelto a producir obras de la misma calidad.
La literatura amazónica cuenta entre sus más destacados representantes
a Arturo D. Hernández, autor de la novela de aventuras Sangama; y Francisco
Izquierdo Ríos, autor de cuentos.
Entre los narradores contemporáneos están también: Oswaldo Reynoso, autor
de Los inocentes; Carlos Eduardo Zavaleta, autor de cuentos de notable
factura; Edgardo Rivera Martínez, autor de País de Jauja; y Miguel Gutiérrez,
autor de La violencia del tiempo. Narradores actualmente en producción
son Alonso Cueto, Fernando Ampuero, Santiago Roncagliolo y Renato
Cisneros.
En el campo de la ensayística es obligatorio mencionar a José Carlos
Mariátegui, autor de los 7 ensayos de interpretación de la realidad peruana;
a Víctor Andrés Belaúnde, autor de La realidad nacional; y a José de la Riva
Agüero y Osma; autor de La historia en el Perú.
TURISMO.

El turismo en el Perú se constituye en la tercera industria más grande de la nación, detrás


de la pesca y la minería. Principalmente está dirigida hacia los monumentos arqueológicos,
pues cuenta con más de cien mil sitios de interés,42 el ecoturismo en la Amazonía peruana,
el turismo cultural en las ciudades coloniales, turismo gastronómico, turismo de aventura y
turismo de playa.
Principales destinos turísticos

Machu Picchu
 
Sacsayhuamán
 

Líneas de Nazca
 

Kuelap
 

Centro Histórico de Lima


 

Huanchaco
 
Chan Chan
 

Tumbal del Señor de Sipán


 

Iquitos
 

Cañón del Colca


 

Arequipa
RELIGION
El Perú es un país religioso. El historiador Raúl Porras Barrenechea dijo que el
peruano era probablemente el hombre más religioso del mundo. Y es que en el
territorio del Perú, como en otras partes del mundo, la religión ha jugado un
papel vital en el desarrollo social y cultural de las sociedades desde sus
orígenes en los Andes (12.000 a. C.), pasando por los procesos de gestación
de su civilización (3.000 a. C.), la formación política y cultural de las sociedades
andinas prehispánicas, y finalmente, la transformación religiosa a raíz de la
caída del Imperio Inca y la toma del poder por los españoles, quienes
impusieron el catolicismo.
Las religiones originales andinas concedían un alto valor a la ayuda mutua, la
solidaridad, la asistencia a los más necesitados y el pleno respeto a la
naturaleza.
El cristianismo en su rama católica llegó al Perú acompañando a
los conquistadores españoles, a partir de 1532. Los religiosos españoles se
dedicaron desde el primer momento a la tarea de la conversión de los
indígenas. Aunque se enfocaron en extirpar las “idolatrías”, como denominaban
a las religiones andinas, este encuentro produjo un sincretismo religioso,
presente en todo el país en diversas maneras y magnitudes.
Durante la época colonial reinó un espíritu de exaltada religiosidad. En la plaza
principal de cada una de las ciudades que fundaron los españoles se construyó
un templo principal (catedral) y se destinó grandes extensiones de terreno para
la construcción de otros templos, conventos y monasterios. La fe y la devoción
más grandes reinaban en todas las clases sociales. Las fiestas religiosas eran
numerosas y se celebraban pomposamente con misas, sermones, procesiones,
desfiles alegóricos e incluso festejos populares, tales como corridas de toros,
fuegos artificiales. Dos santos nacieron en tierra peruana: Martín de
Porres y Rosa de Lima. Otras manifestaciones de esta religiosidad son las
famosas procesiones del Señor de los Milagros (Lima) y del Señor de los
Temblores (Cuzco). Durante la etapa republicana se mantuvo esa arraigada
religiosidad católica, sin afectarle la llegada de las ideas positivistas, laicistas y
anticlericales de fines del siglo XIX y comienzos del XX.
Actualmente, un poco más del 80% de la población peruana se reconoce
católica. El catolicismo ha ido mermando a favor de las iglesias protestantes o
evangélicas de distintas denominaciones, que se han abierto paso sobre todo
en los sectores populares. También ha habido un avance lento pero
consistente de la irreligión especialmente entre los jóvenes de las zonas
urbanas. Están también presentes, por la inmigración, religiones como el
judaísmo y el budismo, y más recientemente el hinduismo y el islamismo. De
todos modos, siguen predominando los credos cristianos.
Convento de Santo Domingo en el Cuzco, que se elevó sobre el antiguo templo inca del Coricancha,
simbolizando así el sincretismo religioso.

Procesión del Señor de los Milagros, en Lima


GASTRONOMIA.

La cocina peruana es considerada una de las más variadas del mundo. Tiene
el récord Guiness a la mayor variedad y diversidad de platos típicos en el
mundo (491). Asimismo, el periódico francés Le Monde lo ha considerado como
una de las grandes cocinas del planeta, que compite al lado de la francesa y la
china.43
La gran variedad de la gastronomía peruana se debe principalmente a las
siguientes circunstancias:

 A las diversas herencias culinarias: la precolombina (culturas de la


costa, sierra y selva), española y africana, a las que, a partir del siglo
XIX se suman la sino-cantonesa, japonesa, italiana y francesa.

 La tendencia a la fusión o mezcla de todas esas herencias, que ha


conformado una gastronomía de «cuatro continentes en un solo
país», ofreciendo una importante variedad de platos típicos peruanos
en constante evolución. Ni la cocina nativa o indígena ha escapado
de la tendencia a la fusión o «modernización», como algunos lo
llaman.

 El Perú es un lugar privilegiado para producir alimentos de calidad en


todo su territorio y durante todo el año, pues posee 84 de los 114
microclimas que existen en el mundo y 11 ecorregiones naturales.44
 El Perú es reconocido como uno de los centros originarios de
alimentos del mundo, es decir, el sitio donde se domesticaron
diversas plantas y animales, contribuyendo de manera significativa a
la alimentación mundial. De las 4400 plantas nativas con que cuenta,
185 están domesticadas: 85 son amazónicas, 81 andinas y 8
costeñas. Y cada planta tiene a su vez innumerables variedades:
más de 3000 variedades de papas, 35 de maíz, 15 de tomates, 1500
de camotes, 5 de ajíes, 1408 plantas medicinales, 1600
ornamentales y 623 frutas. Esta gran variedad genética convierte al
Perú en la despensa de la alimentación del mundo. Basta recordar
que la papa salvó de la hambruna a Europa. El botánico
alemán Augusto Weberbauer identificó hasta 52 alimentos como
propios del Perú, entre ellos la papa, el tomate, el frejol, el maíz, el
maní, la piña, la chirimoya, la ciruela, la papaya, la lúcuma, el pepino
y el ají.44
La gastronomía peruana es un producto bandera del Perú. Es uno, sino el
principal, de los motivos de orgullo de los peruanos, y cualquier crítica
despectiva hacia ella es tomada como una ofensa grave. En la última década
del siglo XX, e inicios del siglo XXI, la cocina peruana empezó a popularizarse
fuera de sus fronteras.
Debido a la rica variedad y a la armonía de su sabor y los alimentos
empleados, la gastronomía peruana es constantemente premiada
internacionalmente y sus chefs suelen obtener a menudo medallas
internacionales que los distinguen. Un elemento destacable es su constante
apertura a las innovaciones y el continuo desarrollo de nuevos platos,
incorporando a la gastronomía la búsqueda continua de la experimentación y la
vanguardia. Así como cada región conserva su riqueza culinaria, en la alta
gastronomía destaca la mezcla de colores y de productos alimenticios, 45 Una
muestra de ello es la llamada cocina novoandina, un nuevo estilo culinario
surgido en el Perú por el interés de los gastrónomos locales de retomar
costumbres alimenticias del pasado prehispánico para recrearlas, rescatando y
revalorizando así muchos de los ingredientes autóctonos.

Ceviche de pescado
 

Lomo saltado
 

Pisco sour
 

Cau cau
 
Anticucho
 

Cuy chactado
 

Carapulcra
 

Pollo a la brasa
 

Seco de cabrito
 
Arroz con pollo con papa a la huancaína
 

Mazamorra morada
 

Chicha morada

Bibliografía
 Cabieses, Fernando (1980). Historia de la ciencia y tecnología en el Perú (1.ª
edición). Lima: Editorial Juan Mejía Baca.
 Cortez, César; Exebio, Bertha; Gonzales, Nilda; Salas, Iris (1985). Origen y
evolución de la cultura peruana (1.ª edición). Lima: Ediciones Futuro.
 Del Busto, José Antonio (2011). Perú incaico (2.ª edición). Lima: Empresa
Editora El Comercio S.A. ISBN 978-612-306-034-3.
 Espinoza, Waldemar (1997). Los incas. Economía, sociedad y Estado en la era
del Tahuantinsuyo (3.ª edición). Lima: Amaru editores S.A.
 Pons Muzzo, Gustavo (1966). Historia del Perú: La cultura peruana 5. Lima:
Editorial Universo S.A.
 Shady, Ruth; Cáceda, Daniel; Crispín, Aldemar; Machacuay, Marco; Novoa,
Pedro; Quispe, Edna (2009). Caral. La civilización más antigua de las
Américas: 15 años develando su historia (1.ª edición). Lima: Zona
Arqueológica Caral-Supe / Ministerio de Cultura del Perú
CULTURAS PRE INCAS

1.- La cultura Mochica-Chimú.

1.1.- Cronología y medio natural de la cultura Mochica-Chimú.

La cultura de Mochica-Chimú se desarrolló en la zona costera de Perú y tiene


una cronología aproximada entre el 400 d.C. y el 1438 d.C., es decir, que se
sitúa en el denominado por los investigadores como período clásico
precolombino. En principio, las dos culturas estaban separadas hasta que en
torno al s XI d. C. el Imperio Chimú anexionó a la cultura Mochica.

La cultura Mochica-Chimú se desarrolló en la zona costera de Perú, colindando


prácticamente con las actuales fronteras de Ecuador. Por ello, la zona se
caracteriza por una cierta aridez en su medio natural, provocado por la
influencia de la corriente de Humdbolt, con una pluviometría relativamente
escasa e irregular, con unas temperaturas bajas y con unos medios
ecogeográficos dominados por las plantas de forraje, los camélidos, la pesca y
el marisqueo.

1.2.- Las características económicas de Mochica-Chimú.

La economía tiene su relación intrínseca con el medio natural en la cual se


desarrolló, aunque hay que destacar las obras de ingenierías que se realizaron
y que lograron superar las adversidades del medio naturales. Siendo así,
también se ha de destacar la relación de esta cultura de la zona de la costa con
las zonas interandina de valles.

La principal actividad económica, al igual que todas las culturas de la zona


andina, fue la explotación de la agropecuaria pero con la originalidad de las
obras hidráulicas y el uso del guano como fertilizante. Este tipo de agricultura
da como resultado la explotación de productos como la papa, el frejol, el maíz,
el ají o la calabaza, todos ellos de un alto valor alimenticio. De entre las
especies animales se pueden destacar la taruca, el cuy y el luicho. Las otras
actividades económica a destacar por parte de la cultura Mochica-Chimú con la
pesca y el marisqueo.

1.3.- La organización social en la cultura de Mochica Chimú.

La sociedad de la cultura de Mochica-Chimú estaría dividida en torno a la


explotación económica de una organización dentro de un Estado propio. Por un
lado, existiría una elite social compuesta esencialmente por de carácter político,
militar y sacro, la cual dominada prácticamente al resto de la población. En
torno a este grupo aparecen las “burocracias” que administraban los recursos
económicos, servían como elementos militares y gestionaban los recintos
sagrados.

La división social se completaba con el resto de personas que se dedicaban a


todo tipo de labores productivas. De especial importancia fue el grupo de
comerciantes y artesanos que se dedicaban a las producciones y a la
comercialización de cerámica, tejidos y el metal. Generalmente, estos grupos
habitaban las áreas urbanas de la cultura Mochica-Chimú, caso de las
ciudades de Chan Chan, Motupe o Casma.

El resto de la estratificación social estaba compuesto por agricultores,


ganaderos y pescadores que se dedicaban a la producción de alimentos.

1.4.- Las características culturales en el ámbito de Mochica-Chimú.

La zona Mochica-Chimú se caracteriza por tener unos patrones culturales muy


ricos y originales, tanto en sus expresiones arquitectónicas, cerámicas, textiles
o metalúrgicas.

Su urbanismo se encuentra muy desarrollado con ciudades que servían como


núcleos para ejercer el control político y social, como referencia de las
actividades administrativas y también como lugares de celebraciones religiosas
o centros sacros. Las construcciones arquitectónicas solían realizarse con todo
tipos de materiales, destacando sobre ellos la utilización del adobe y la piedra
como basamento y como alzado y la totora para la techumbre. Por otro lado,
los palacios y las casas de los personajes que tenían el poder político y social
estaban decoradas con relieves y pinturas, generalmente con motivos naturales
y zoomorfos.

Incluso algunos investigadores subdividen varios tipos de construcciones en


una ciudad mochica-chimú. Por un lado y en el centro de la misma se situaban
los centros religiosos y ceremoniales, sede del poder político, social y sacro.
Solían ser centros de grandes dimensiones, incluso algunos de ellos con forma
piramidal, y ricamente adornados.

Por otro lado estaban las casas de los gobernantes o nobleza política, religiosa
y militar a modo de palacios arquitectónicos. Este grupo de palacios se
situaban en las cercanías de los centros políticos, en una zona “noble” del
núcleo urbano. Alrededor del mismo se situaban un tercer grupo de
construcciones se relacionan con los hogares de la “burocracia” administrativas
o grupos sociales predominantes de segundo rango, caso de comerciantes o
grandes artesanos. Por último, las casas de los campesinos, ganaderos,
pequeños artesanos y pescadores, es decir, el último escalón social, se
situaban a las afueras de las ciudades, probablemente colindando con áreas de
depósitos materiales.

Las producciones cerámicas de la cultura Mochica-Chimú se caracterizaron por


su originalidad y por su perfeccionamiento técnico. Existen dos grupos
principales de cerámicas divididas según su uso, por un lado las de uso común
y por otro las de uso votivo. Entre las cerámicas de uso común se pueden
encontrar dos subtipos, las denominadas pirwas que son producciones
destinadas al almacenaje de alimentos sólidos y líquidos y las sañu, que es lo
que podríamos entender como cerámica de mesa o de hábitat. Generalmente
este tipo de cerámica no destacaba por su ornamentación ni por la calidad de
sus producciones debido sobre todo a que su uso se iba a limitar a las labores
del hábitat, aunque suelen ser característica la utilización del asa con estribo y
el cuerpo globular.

Respecto al grupo de cerámicas votivas reciben el nombre de huacos. Este tipo


de producción cerámica destaca por su tratamiento refinado y además por ser
consideradas como elementos muy consustanciales para comprender los
elementos culturales y sociales de la cultura Mochica-Chimú. Respecto a los
huacos, se pueden destacar una serie de características, como pueden ser el
uso de colores bícromos (normalmente el ocre y el negro) aunque no hay que
limitar la utilización exclusiva de estas tonalidades; las formas generalmente
son esféricas, con un cuerpo globular del cual sobresalen una asa con estribo
con gollete o pico y suelen estar pintadas o bien en un relieve con algún motivo
según las ideas con las que fueron concebidas. Las escenas principales que
suelen ser de escenas de la vida cotidiana, caso de escenas de caza, pesca,
tratamiento de enfermedades, retratos de algún personaje notables de la
comunidad y con escenas eróticas.

La metalúrgica se desarrolló incipientemente en la cultura Mochica-Chimú con


producciones que combinan metales como el oro y la plata con otros materiales
como el lapislázuli. De entre todas las producciones destacan los collares, los
pendientes, las máscaras, los vasos o pectorales, aunque casi todos de ellos
se han descubierto en tumbas excavadas lo que se han relacionado
principalmente con un uso votivo. Los tejidos también fueron unos de los
elementos más destacados de la cultura Mochica-Chimú, realizados
principalmente de lana y de algodón y con motivos variados.

2.- La cultura preincaica de Nazca.

2.1.- Cronología y medio natural de Nazca.

La cultura Nazca se desarrolló de forma paralela a la cultura de Mochica-Chimú


y tiene una cronología aproximada entre el s. V d.C. hasta el s. XV d.C.

La cultura Nazca tiene su origen y su expansión en la zona costera de Perú,


concretamente en el valle de Nazca, de Pisco, de Chincha y de Acari. El medio
natural se caracteriza por una aridez completa, con una pluviometría escasa e
irregular, con unas temperaturas bajas, sin apenas corrientes de aire y con
unos medios ecogeográficos muy degradados.

2.2.- La economía y sociedad en la cultura de Nazca.

Al igual que la cultura Mochica-Chimú, a economía guarda una relación


intrínseca con el medio natural. La principal actividad económica fue la
explotación de la agropecuaria pero con la originalidad de las obras hidráulicas
para compensar la falta de agua en la zona y el uso del guano como
fertilizante. Pero sin duda las actividades económicas que propiciaban más
recursos a la población de la cultura de Nazca son la pesca y el marisqueo,
pues las comunidades aprovechaban las aguas de las corriente de Humboldt
para capturas los bancos de peces que recorrían la costa sur peruana.
La sociedad de la cultura de Nazca estaría dividida en torno al concepto de la
explotación económica Por un lado, existiría una elite social compuesta
esencialmente por de carácter político, militar y sacro, la cual dominada
prácticamente al resto de la población. La división social se completaba con el
resto de personas que se dedicaban a todo tipo de labores productivas, caso
de comerciantes y artesanos, agricultores, ganaderos y pescadores que se
dedicaban a la producción de alimentos.

2.3.- Las características culturales en el ámbito de Nazca.

Las construcciones arquitectónicas solían realizarse con adobe y piedra como


basamento y como alzado y la totora para la techumbre. Aunque se conservan
restos que no son numerosos se puede atisbar que los centros urbanos
tendrían una función religiosa y ceremonial, a la vez que conservaban el poder
político. Entre estos centros se pueden destacar Tambo Viejo o Cahuachi.

La cerámica de la cultura Nazca se caracteriza por el empleo de técnicas muy


avanzadas y por el uso de la pintura en las mismas. Existen dos grupos
principales de cerámicas divididas según su uso, por un lado las de uso común
y por otro las de uso votivo. Las formas generalmente son esféricas, con un
cuerpo globular del cual sobresalen un asa con estribo con gollete o pico y
suelen estar pintadas o bien en un relieve con algún motivo según las ideas
con las que fueron concebidas.

Quizás, el elemento cultural más destacado de esta cultura sean las cabezas
trofeos con la boca cosida y pintadas alrededor de los ojos como símbolo de
poder frente a los enemigos.

3.- La cultura de Paracas.

3.1.- Cronología y medio natural de la cultura de Paracas.

La cultura de Mochica-Chimú se desarrolló en la zona costara de Perú y tiene


una cronología aproximada entre los siglos V-VI a.C. y el V d.C.

La cultura Nazca tiene su origen y su expansión en la zona costera de Perú,


concretamente en la zona cercana a los ríos Ica y Pisco. El medio natural se
caracteriza por una aridez completa, con una cierta altitud en torno a los 900
mts s.n.m., con una pluviometría escasa e irregular, con unas temperaturas
bajas y con unos medios ecogeográficos muy degradados.

3.2.- Economía y explotación en el territorio de Paracas.

La economía tiene su relación intrínseca con el medio natural en la cual se


desarrolló, aunque hay que destacar las obras de ingenierías que se realizaron
y que lograron superar las adversidades del medio naturales. Siendo así,
también se ha de destacar la relación de esta cultura de la zona de la costa con
las zonas interandina de valles. La principal actividad económica fue la
explotación de la agricultura pero con la originalidad de las obras hidráulicas y
el uso del guano como fertilizante. Este tipo de agricultura da como resultado la
explotación de productos como la papa, el frejol, el maíz, el ají o la calabaza,
todos ellos de un alto valor alimenticio, aparte de la ganadería, la pesca y el
marisqueo.

3.3.- Sociedad y organización en Paracas.

Probablemente la cultura de Paracas estaría dividida en torno a la explotación


económica. Por un lado, existiría una elite social compuesta esencialmente por
de carácter político, militar y sacro y en torno a este grupo aparecen las
“burocracias” de las cuales ya se han dado referencia. La división social se
completaba con el resto de personas que se dedicaban a todo tipo de labores
productivas desde agricultores, ganaderos y pescadores que se dedicaban a la
producción de alimentos.

3.4.- Elementos culturales de la civilización de Paracas.

Desde su descubrimiento por parte de Julio C. Tello se han dividido dos fases,
la denominada como “Cavernas” que se relaciona con una forma de
enterramiento a través de cámaras funerarias excavadas en la tierra en forma
de pozos rituales y la “Necrópolis”, periodo en el cual se empieza a enterrar en
cámaras funerarias rectangulares.

Las construcciones urbanísticas siguen el mismo patrón que las anteriores


culturas mencionadas pues solían realizarse con todo tipos de materiales,
destacando sobre ellos la utilización del adobe.

Las cerámicas de la cultura de Paracas destacan por sus características


técnicas, sobre todo ene le caso de las votivas, con tratamiento refinado y por
añadir la coloración en el momento previo a su cocción, lo que de otorga una
intensidad mayor. Además, suelen ser monócromas con colores que derivan
del rojo, negro, marrón o blanco o bien polícromas, en una etapa posterior. Las
formas generalmente son esféricas, con un cuerpo globular del cual sobresale
un asa con estribo con gollete o pico alargado y fino.

Igualmente destacables son las manifestaciones artísticas en forma de textiles,


caso de mantos. Se utilizan todo tipos de productos para realizarlos, como el
algodón o la lana, y los motivos para decorarlos son muy diferentes, desde
líneas geométricas hasta imágenes naturalistas.

4.- Bibliografía

MILLONES, L. (1987): “Historia y poder en los Andes centrales”. Ed. Alianza.


Madrid.

MURILLO, Mª Dº. (2003): “Introducción a la Historia de américa: Altas culturas y bases de la


colonización”. Universidad de Cádiz. Cádiz.

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