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ÉL ES NUESTRA PORCIÓN

La historia que contaré, Naomi Raine - Maverick City Music

Frase: “Cómo eras mi porción cuando no había suficiente”

Números 18:20 “Entonces el Señor dijo a Aarón: No tendrás heredad en su tierra, ni tendrás
posesión entre ellos; yo soy tu porción y tu herencia entre los hijos de Israel.” (LBLA)

En el antiguo testamento vemos que cuando se reparte la heredad entre las tribus de Israel a los
sacerdotes y levitas no les es asignado ningún territorio porque su porción es Jehová, esto quiere
decir Dios mismo había decidido darse como porción para ellos, como sus hijos.

La palabra "porción" según la biblia significa” una parte”, es decir, menos que el todo. Se ve de
forma práctica en una herencia, una parte de una propiedad.

El Salmista toma ese concepto, y lo aplica a sí mismo “¡El Señor es mi porción!” Jehová es la
porción de mi herencia y de mi copa; Tú sustentas mi suerte. (Salmos 16:5). Mi carne y mi corazón
desfallecen; Mas la roca de mi corazón y mi porción es Dios para siempre. (Salmos 73:26). Clamé a
ti, oh Jehová: Dije: Tú eres mi esperanza, y mi porción en la tierra de los vivientes (Salmos 142:5)

Cuando Dios es nuestra porción, Él es nuestra herencia – nuestra esperanza, en quién confiamos
para nuestro futuro. Estamos satisfechos en Él. Todos tenemos al Señor para nuestra porción.

¿Cómo somos herencia de Dios?

La seguridad de la herencia que el creyente tiene en Cristo, está garantizada por Dios mismo
quien, según el apóstol Pedro, la reserva para nosotros en los cielos, pero, al mismo tiempo el
creyente que tiene la garantía de la herencia, tiene también la certeza o seguridad del disfrute de
la herencia al ser, el creyente mismo, guardado.

1 Pedro 1:4-5 “3 Bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que según su grande
misericordia nos hizo renacer para una esperanza viva, por la resurrección de Jesucristo de los
muertos, 4 para una herencia incorruptible, incontaminada e inmarcesible, reservada en los
cielos para vosotros, 5 que sois guardados por el poder de Dios mediante la fe, para alcanzar la
salvación que está preparada para ser manifestada en el tiempo postrero.”

En Efesios 1 versículo 13-14 nos menciona que el Espíritu Santo sella al creyente como posesión de
Dios, es también, las arras de nuestra herencia.

El sustantivo arras, es una palabra que probablemente tenga origen fenicio, y expresa la idea de
un anticipo para garantizar una compra, generalmente una cantidad de dinero dado por
adelantado.

En ese sentido la idea de que cuando Dios da su Espíritu al creyente en el nuevo nacimiento, se
obliga a cumplir todas las promesas hechas y darle el total de las bendiciones que comprende la
salvación. Las arras de la herencia es la seguridad de recibir la herencia venidera conforme a sus
promesas.
El resultado final de todas estas bendiciones y promesas, como procedentes de Dios, serán
llevadas a cabo por el mismo, ya que el Espíritu dado lo es como arras.

Mientras esperamos la manifestación de ser herencia de Dios, disfrutemos y descansemos en Dios


como nuestra porción.

Hoy, podemos decir con seguridad que en Dios tendremos nuestra porción de Amor, nuestra
porción de Fe, nuestra porción de Esperanza, nuestra porción de Paz, nuestra porción de Perdón,
nuestra porción de libertad, nuestra porción de Vida Abundante, nuestra porción de Gozo, nuestra
porción de Verdad, nuestra porción de Sabiduría de Dios, nuestra porción de Poder de Dios
obrando en nosotros y nuestra arras, es ser Herederos de Cielo Nuevo y Tierra nueva reservada
para nosotros.

Es así, que debemos comprender el hecho de que Dios, y solo Dios, es suficiente para todas
nuestras necesidades.

George MacDonald dice, “Vemos a Dios como nuestro último y más débil recurso. Solo vamos a Él
cuando no tenemos a dónde más ir. Y entonces nos damos cuenta que las tormentas de la vida
nos han llevado, no sobre las rocas, sino al puerto deseado.”

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