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Serie de Sermones – La Celebración de la Disciplina Cristiana

Sermón N°1: Las disciplinas para la piedad


Por: Jorge Betancur

La superficialidad es la maldición de nuestra era. La doctrina de la satisfacción inmediata es el principal


problema espiritual que viven los cristianaos.

Richard J. Foster dice al respecto:

“Lo que hoy se necesita desesperadamente no es un número mayor de personas inteligentes, ni de


personas de talento, sino de personas de vida espiritual profunda. “

Comparto plenamente las palabras finales de Richard J. Foster: La Iglesia necesita urgentemente de
personas de vida espiritual profunda.

Pero para que como iglesia podamos entender la necesidad de una vida espiritual profunda,
primeramente debemos entender en que nos hemos convertido.

La Biblia habla de los elegidos de Dios.

Romanos 8:29 “porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos
conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos.”

El plan eterno de Dios asegura que cada cristiano, al final, llegará a ser como Cristo. Seremos
transformados a su imagen y semejanza.

Entonces de aquí surge una serie de preguntas ¿por qué hablar de disciplina? Si Dios ha predestinado
que seamos como Cristo ¿en dónde encaja la disciplina? ¿Por qué simplemente nos desplazamos hasta
la prometida semejanza a Cristo y nos olvidamos de la disciplina?

Aunque Dios nos concederá la semejanza a Cristo cuando Jesús vuelva, mientras tanto, él quiere que
crezcamos en ella. No debemos simplemente esperar la santidad; debemos buscarla.

Hebreos 12:14 “Seguid la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor.”

Las disciplinas espirituales son aquellas prácticas que se encuentran en las escrituras que promueven el
crecimiento espiritual entre los que creen en el evangelio de Jesucristo.

Son los hábitos de devoción y cristianismo experiencial que el pueblo de Dios ha practicado a través de
la historia. El propósito de practicar las disciplinas es llegar a ser como Jesús.

Es así, que hoy veremos cómo introducción a esta serie, que las disciplinas espirituales son para el
crecimiento de la piedad.

1 Timoteo 4:6-9 " 6 Si esto enseñas a los hermanos, serás buen ministro de Jesucristo, nutrido con las
palabras de la fe y de la buena doctrina que has seguido. 7 Desecha las fábulas profanas y de viejas.
Ejercítate para la piedad; 8 porque el ejercicio corporal para poco es provechoso, pero la piedad para
todo aprovecha, pues tiene promesa de esta vida presente, y de la venidera. 9 Palabra fiel es esta, y
digna de ser recibida por todos.”
La piedad es: estar centrado en Dios (la devoción a Dios) y ser como Dios (el carácter cristiano). La
práctica de la piedad es la práctica de la devoción a Dios y la práctica de un estilo de vida que agrada a
Dios y que refleja el carácter de Dios a otras personas.

Demasiados cristianos se concentran en la estructura exterior del carácter y de la conducta sin tomarse
el tiempo para poner el fundamento interior de la devoción a Dios. Esto resulta con frecuencia en una
moralidad fría o en un legalismo; o, peor aún, en autosuficiencia y orgullo espiritual.

William Law dice al respecto de la devoción:

“La devoción significa una vida entregada a Dios. Es, pues, un hombre piadoso quien vive ya no según
su propia voluntad de Dios; quien considera a Dios en todo; quien sirve a Dios en todo; quien en todas
las facetas de su vida diaria (facetas de la piedad), todo lo hace en nombre de Dios y según las leyes
que son conforme a su gloria.”

Entonces, debemos entender que es la devoción y que es el carácter cristiano con relación a la piedad.

Devoción: es la disposición de la voluntad para cumplir con prontitud lo propio de una relación.

El carácter cristiano surge de la devoción a Dios. La devoción a Dios siempre resulta en un carácter
piadoso.

La devoción a Dios es, entonces, la fuente del carácter piadoso. Y esta devoción constituye la única
motivación para la vida cristiana que a Dios le agrada.

Para decirlo de otra manera, hay prácticas específicas (disciplinas) que debemos hacer que cultivan el
ser como Jesús (carácter).

Por ejemplo, ayunar es una disciplina espiritual porque es algo que usted hace. El gozo, estrictamente
hablando, no es una disciplina espiritual porque es una cualidad del carácter cristiano. El ayuno en si no
es el objetivo; más bien, el gozo es parte del objetivo de ayunar porque el gozo es una cualidad que
refleja a Cristo. El gozo no le llega si usted si es espiritualmente pasivo; más bien, el gozo se cultiva. Y las
cosas que cultivan el gozo que refleja a Cristo son las disciplinas espirituales.

La devoción no es una actividad, es una actitud hacia Dios. Esta actitud se compone de tres elementos
esenciales: el temor reverente de Dios, el amor de Dios y el deseo de Dios.

De esta actitud hacia Dios sale el carácter y la conducta que consideramos piadosos. Tantas veces
tratamos de desarrollar un carácter y una conducta cristianos sin tomarnos el tiempo para desarrollar
una devoción centrada en Dios. Tratamos de agradar a Dios sin tomar el tiempo para caminar con él y
desarrollar una relación con él. Esto es imposible ya que para desarrollar una correcta devoción a Dios es
necesario desarrollar la disciplina espiritual.

¿Es necesario ejercitarse para la devoción?

Nosotros como cristianos podemos ser muy disciplinados y diligentes en nuestro trabajo, nuestro
estudio, nuestro hogar, o aún en nuestro ministerio, pero somos perezosos al tener que ejercitarnos en
nuestra vida espiritual.

Preferimos pedirle a Dios "Señor dame devoción a ti", y esperar que el derrame un poco de devoción en
nuestra alma de alguna forma misteriosa. Es cierto que Dios obra en formas misteriosos para hacernos
más devotos, pero no lo hace sin el cumplimiento de nuestra responsabilidad personal. Debemos
ejercitarnos para la devoción a Dios.
Pablo dijo: "Ejercítate para la piedad" (1Timoteo 4:7). Usted y yo somos responsables de nuestro propio
entrenamiento. Dependemos de Dios para recibir su poder, pero nosotros somos los responsables, no
somos pasivos durante el proceso.

Nuestro objetivo en este proceso es la piedad, no la excelencia en el ministerio, sino una devoción
centrada en Dios y un carácter piadoso. Es cierto que queremos desarrollar excelencia en el ministerio
pero para el entrenamiento para la devoción a Dios queremos concentrarnos en nuestra relación con
Dios.

¿Estás preparado para aceptar tu responsabilidad y asumir el compromiso de ejercitarte para una
devoción más profunda?

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