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LUCLEYDI GONZALEZ MARTE

Analizar los siguientes artículos:


4 del PIDCP de la ONU, del año 1966.
27 de la CADH de 1969 (Pacto de San José).
Del 262 al 266 de la Constitución Dominicana. (Título XIII-De los Estados de
Excepción).

Articulo 4 del PIDCP de la ONU

Artículo 4 En situaciones excepcionales que pongan en peligro la vida de la

nación y cuya existencia haya sido proclamada oficialmente, los Estados Partes

en el presente Pacto podrán adoptar disposiciones que, en la medida

estrictamente limitada a las exigencias de la situación, suspendan las

obligaciones contraídas en virtud de este Pacto, siempre que tales disposiciones

no sean incompatibles con las demás obligaciones que les impone el derecho

internacional y no entrañen discriminación alguna fundada únicamente en

motivos de raza, color, sexo, idioma, religión u origen social.

La disposición precedente no autoriza suspensión alguna de los artículos 6, 7, 8

(párrafos 1 y 2), 11, 15, 16 y 18. 3. Todo Estado Parte en el presente Pacto que

haga uso del derecho de suspensión deberá informar inmediatamente a los

demás Estados Partes en el presente Pacto, por conducto del secretario general

de las Naciones Unidas, de las disposiciones cuya aplicación haya suspendido

y de los motivos que hayan suscitado la suspensión. Se hará una nueva

comunicación por el mismo conducto en la fecha en que se haya dado por

terminada tal suspensión.


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Artículo 27. Suspensión de Garantías

1. En caso de guerra, de peligro público o de otra emergencia que amenace la

independencia o seguridad del Estado parte, éste podrá adoptar disposiciones

que, en la medida y por el tiempo estrictamente limitados a las exigencias de la

situación, suspendan las obligaciones contraídas en virtud de esta Convención,

siempre que tales disposiciones no sean incompatibles con las demás

obligaciones que les impone el derecho internacional y no entrañen

discriminación alguna fundada en motivos de raza, color, sexo, idioma, religión

u origen social.

2. La disposición precedente no autoriza la suspensión de los derechos

determinados en los siguientes artículos: 3 (Derecho al Reconocimiento de la

Personalidad Jurídica); 4 (Derecho a la Vida); 5 (Derecho a la Integridad

Personal); 6 (Prohibición de la Esclavitud y Servidumbre); 9 (Principio de

Legalidad y de Retroactividad); 12 (Libertad de Conciencia y de Religión); 17

(Protección a la Familia); 18 (Derecho al Nombre); 19 (Derechos del Niño); 20

(Derecho a la Nacionalidad), y 23 (Derechos Políticos), ni de las garantías

judiciales indispensables para la protección de tales derechos.

3. Todo Estado parte que haga uso del derecho de suspensión deberá informar

inmediatamente a los demás Estados Partes en la presente Convención, por

conducto del secretario general de la Organización de los Estados Americanos,

de las disposiciones cuya aplicación haya suspendido, de los motivos que hayan

suscitado la suspensión y de la fecha en que haya dado por terminada tal

suspensión.
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Artículo 262.- Definición. Se consideran estados de excepción aquellas

situaciones extraordinarias que afecten gravemente la seguridad de la Nación,

de las instituciones y de las personas frente a las cuales resultan insuficientes

las facultades ordinarias. El presidente de la República, con la autorización del

Congreso Nacional, podrá declarar los estados de excepción en sus tres

modalidades: Estado de Defensa, Estado de Conmoción Interior y Estado de

Emergencia.

Artículo 263.- Estado de Defensa. En caso de que la soberanía nacional o la

integridad territorial se vean en peligro grave e inminente por agresiones

armadas externas, el Poder Ejecutivo, sin perjuicio de las facultades inherentes

a su cargo, podrá solicitar al Congreso Nacional la declaratoria del Estado de

Defensa. En este estado no podrán suspenderse: 1) El derecho a la vida, según

las disposiciones del artículo 37; 2) El derecho a la integridad personal, según

las disposiciones del artículo 42; 3) La libertad de conciencia y de cultos, según

las disposiciones del artículo 45; 4) La protección a la familia, según las

disposiciones del artículo 55; 5) El derecho al nombre, según las disposiciones

del artículo 55, numeral 7; 6) Los derechos del niño, según las disposiciones del

artículo 56; 7) El derecho a la nacionalidad, según las disposiciones del artículo

18; 8) Los derechos de ciudadanía, según las disposiciones del artículo 22; 9) La

prohibición de esclavitud y servidumbre, según las disposiciones del artículo 41;

10) El principio de legalidad y de irretroactividad, según se establece en el

artículo 40, numerales 13) y 15); 11) El derecho al reconocimiento de la

personalidad jurídica, según las disposiciones de los artículos 43 y 55, numeral

7); 12) Las garantías judiciales, procesales e institucionales indispensables para


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la protección de estos derechos, según las disposiciones de los artículos 69, 71

y 72.

Artículo 264.- Estado de Conmoción Interior. El Estado de Conmoción Interior

podrá declararse en todo o parte del territorio nacional, en caso de grave

perturbación del orden público que atente de manera inminente contra la

estabilidad institucional, la seguridad del Estado o la convivencia ciudadana, y

que no pueda ser conjurada mediante el uso de las atribuciones ordinarias de

las autoridades.

Artículo 265.- Estado de Emergencia. El Estado de Emergencia podrá

declararse cuando ocurran hechos distintos a los previstos en los artículos 263

y 264 que perturben o amenacen perturbar en forma grave e inminente el orden

económico, social, medioambiental del país, o que constituyan calamidad

pública.

Artículo 266.- Disposiciones regulatorias. Los estados de excepción se

someterán a las siguientes disposiciones: 1) El presidente deberá obtener la

autorización del Congreso para declarar el estado de excepción correspondiente.

Si no estuviese reunido el Congreso, el Presidente podrá declararlo, lo que

conllevará convocatoria inmediata del mismo para que éste decida al respecto;

2) Mientras permanezca el estado de excepción, el Congreso se reunirá con la

plenitud de sus atribuciones y el Presidente de la República le informará de forma

continua sobre las disposiciones que haya tomado y la evolución de los

acontecimientos; 3) Todas las autoridades de carácter electivo mantienen sus

atribuciones durante la vigencia de los estados de excepción; 4) Los estados de

excepción no eximen del cumplimiento de la ley y de sus responsabilidades a las

autoridades y demás servidores del Estado; 5) La declaratoria de los estados de


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excepción y los actos adoptados durante los mismos estarán sometidos al control

constitucional; 6) En los Estados de Conmoción Interior y de Emergencia, sólo

podrán suspenderse los siguientes derechos reconocidos por esta Constitución:

a) Reducción a prisión, según las disposiciones del artículo 40, numeral 1); b)

Privación de libertad sin causa o sin las formalidades legales, según lo dispone

el artículo 40, numeral 6); c) Plazos de sometimiento a la autoridad judicial o para

la puesta en libertad, establecidos en el artículo 40, numeral 5); d) El traslado

desde establecimientos carcelarios u otros lugares, dispuesto en el artículo 40,

numeral 12); e) La presentación de detenidos, establecida en el artículo 40,

numeral 11); f) Lo relativo al hábeas corpus, regulado en el artículo 71; g) La

inviolabilidad del domicilio y de recintos privados, dispuesta en el artículo 44,

numeral 1); h) La libertad de tránsito, dispuesta en el artículo 46; i) La libertad de

expresión, en los términos dispuestos por el artículo 49; j) Las libertades de

asociación y de reunión, establecidas en los artículos 47 y 48; k) La inviolabilidad

de la correspondencia, establecida en el artículo 44, numeral 3). 7) Tan pronto

como hayan cesado las causas que dieron lugar al estado de excepción, el Poder

Ejecutivo declarará su levantamiento. El Congreso Nacional, habiendo cesado

las causas que dieron lugar al estado de excepción, dispondrá su levantamiento

si el Poder Ejecutivo se negare a ello.

En un estado de derecho rige, como parte de su esencia y naturaleza el principio

de juridicidad in genere. Es decir, que las autoridades sólo pueden realizar lo que

el sistema jurídico les permita. Esta noción, a su vez, se divide en dos principios

in especie, el de constitucionalidad y el de legalidad, “cuya diferente calificación

se establece atendiendo a la naturaleza y jerarquía del conjunto preceptivo que

consigna la obligatoriedad normativa”. En consecuencia, en un estado de


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normalidad las autoridades deben respetar de manera estricta la Constitución y

las leyes secundarias.

No obstante, un estado democrático de derecho, puede afrontar diversos

peligros, ya sean internos o externos; en este caso, para ponerlo a salvo, pueden

suspenderse las garantías de manera temporal y transitoria mientras las

condiciones de anormalidad subsistan. A esta situación se le denomina estado

de excepción, el que, a pesar de su urgencia, debe respetar el sistema

constitucional, así como los derechos humanos esenciales.

Mediante Opinión Consultiva OC-8/87, del 30 de enero de 1987, la Comisión

Interamericana de Derechos Humanos preguntó a la Corte Interamericana de

Derechos Humanos la situación del habeas corpus bajo la suspensión de

garantías conforme a lo previsto en los artículos 27.2, 25.1 y 7.6 de la

Convención Americana sobre Derechos Humanos.

Sobre el particular, la Corte Interamericana señaló que si bien en situaciones de

emergencia uno de los derechos cuyo ejercicio pueden suspender los Estados

es el de la protección judicial que se ejerce mediante el habeas corpus, esto no

debe hacerse, pues bajo estas circunstancias es cuando adquiere su mayor

importancia.

Sólo mediante el habeas corpus el juez podrá comprobar si la orden de arresto

se apoya en un criterio de razonabilidad, “tal como la jurisprudencia de tribunales

nacionales de ciertos países que se han encontrado en estado de sitio han

llegado a exigirlo”. De otra manera, la Corte Interamericana consideró que sin

fundamentar una detención o prolongando ésta de manera indefinida durante


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situaciones de emergencia, sería como atribuirle al Poder Ejecutivo funciones

específicas del Poder Judicial.

Adicionalmente, este mismo órgano jurisdiccional señaló que la finalidad

inmediata de poner a disposición de los jueces la persona del detenido, permite

asegurar que se encuentre vivo, sin padecer torturas o apremios físicos o

psicológicos, conforme al derecho a la integridad personal reconocido por el

artículo 5 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, mismo que

bajo ninguna circunstancia puede suspenderse.

La Corte Interamericana reconoció, en esta consulta, que, si bien la suspensión

de garantías puede ser, en algunas hipótesis, el único medio para atender a

situaciones de emergencia pública y preservar los valores superiores de la

sociedad democrática, no se puede hacer abstracción de los abusos a los que

puede dar lugar. Por esta razón, adicionalmente a que ciertos derechos deben

prevalecer bajo cualquier circunstancia, también deben subsistir las garantías

judiciales indispensables para su protección.

En ese sentido:

Las garantías deben ser no sólo indispensables sino judiciales. Esta

expresión no puede referirse sino a medios judiciales idóneos para la

protección de tales derechos, lo cual implica la intervención de un órgano

judicial independiente e imparcial, apto para determinar la legalidad de las

actuaciones que se cumplan dentro del estado de excepción.

Con esta opinión, la Corte Interamericana también está dando una importante

intervención en el estado de excepción al Poder Judicial por medio del habeas

corpus, mismo que ayuda a cumplir con el objeto de verificación judicial de la


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legalidad de la privación de libertad al exigir la presentación del detenido ante el

juez o tribunal competente bajo cuya disposición queda la persona afectada. De

esta forma, existe un medio para controlar el respeto a la vida e integridad de la

persona, para impedir su desaparición o la indeterminación de su lugar de

detención, así como para protegerla contra la tortura u otros tratos o penas

crueles, inhumanas o degradantes.

Otro antecedente importante es la Opinión Consultiva OC-9/87 del 6 de octubre

de 1987, solicitada por el Gobierno de la República Oriental del Uruguay,

respecto a las garantías judiciales en estados de emergencia. Esta solicitud

hecha a la Corte Interamericana de Derechos Huma- nos fue muy importante,

pues se pedía de- terminar de manera específica cuáles eran las garantías

judiciales indispensables para la protección de los derechos humanos.

En desahogo de la consulta, la Corte Interamericana de Derechos Humanos

indicó que los principios del debido proceso legal no pueden suspenderse con

motivo de las situaciones de excepción en cuanto constituyen condiciones

necesarias para que los instrumentos procesales, regulados por la Convención

Americana, puedan considerarse como garantías judiciales. En el mismo sentido

señaló que esto es aún más evidente respecto del habeas corpus y del amparo.

En consecuencia, la Corte concluyó que las garantías judiciales indispensables

para la protección de los derechos humanos no susceptibles de suspensión son

todas aquellas indispensables para la efectividad de los derechos humanos,

tales como el habeas corpus, el amparo o cualquier otro recurso efectivo ante

los jueces o tribunales competentes, y los procedimientos judiciales inherentes

a la forma democrática representativa de gobierno.


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Estas dos consultas hechas a la Corte Interamericana de Derechos Humanos

son fundamentales para comprender la importancia de la no suspensión de las

garantías judiciales, indispensables para la protección de los derechos humanos.

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